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Este documento presenta las reflexiones de un estudiante sobre el texto de Le Breton y su frase "siento, luego existo". Inicialmente, el estudiante concluyó que era el pensamiento, no las sensaciones, lo que nos da la idea de existir. Sin embargo, luego reconsideró que las sensaciones impulsan el pensamiento, ya que no podemos pensar en algo que no hayamos experimentado a través de los sentidos. Por lo tanto, propuso la frase "siento, luego pienso y luego existo" para capturar cómo las sensaciones alimentan el pensamiento y juntos
Descripción original:
Ensayo sobre propuesta de Le Breton, siento, luego existo
Título original
Ensayo sobre propuesta de Le Breton, siento, luego existo
Este documento presenta las reflexiones de un estudiante sobre el texto de Le Breton y su frase "siento, luego existo". Inicialmente, el estudiante concluyó que era el pensamiento, no las sensaciones, lo que nos da la idea de existir. Sin embargo, luego reconsideró que las sensaciones impulsan el pensamiento, ya que no podemos pensar en algo que no hayamos experimentado a través de los sentidos. Por lo tanto, propuso la frase "siento, luego pienso y luego existo" para capturar cómo las sensaciones alimentan el pensamiento y juntos
Este documento presenta las reflexiones de un estudiante sobre el texto de Le Breton y su frase "siento, luego existo". Inicialmente, el estudiante concluyó que era el pensamiento, no las sensaciones, lo que nos da la idea de existir. Sin embargo, luego reconsideró que las sensaciones impulsan el pensamiento, ya que no podemos pensar en algo que no hayamos experimentado a través de los sentidos. Por lo tanto, propuso la frase "siento, luego pienso y luego existo" para capturar cómo las sensaciones alimentan el pensamiento y juntos
Carrera: Antropología Social 7mo Semestre, Matutino
Ensayo sobre el texto de Le Breton
Durante la clase había llegado a la conclusión, respecto a la frase de Le Breton
“siento, luego existo”, de que era el pensamiento, por medio de la consciencia, lo que nos proporcionaba la idea de existir, en el sentido de saberse vivo, de entenderse como yo. Había llegado a esta conclusión en tanto que las sensaciones por sí mismas no nos generan la consciencia de ser sino por medio del pensamiento. Así, la idea de existir no podría surgir directamente de las sensaciones. Al ser, por tanto, el pensamiento ese medio por el cual surge la idea de existir, me sonaba más acertado –sin llegar al grado de confirmarlo de cierto- la idea de “pienso, luego existo” que la de “siento, luego existo”.
No obstante, al reflexionar un poco más este asunto, llegué a la conclusión de
que, al final de cuentas, no se podría prescindir de las sensaciones, puesto que son éstas las que impulsan al pensamiento. Yo no podría pensar en una manzana sino es porque he visto manzanas, las he saboreado y olido, en sí, porque las he experimentado; igualmente con todas las demás cosas que podamos pensar. Se piensa porque se perciben cosas existentes en el mundo. Así, al no poder prescindir de las sensaciones, entonces éstas entran dentro del proceso de establecer la idea de existir. Plasmo esto en la frase: siento, luego pienso y luego existo.