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Trabajo final

Jesús Alejandro Olguín Rangel

Profesores: Manola Sepúlveda / Sándor Bernal

Antropología Social

Materia: Neoevolucionismo y materialismo cultural

6to Semestre

Turno Matutino

Fecha: 19/06/2020
Introducción

Este trabajo es un análisis de dos textos del programa del curso


Neoevolucionismo y materialismo ecológico cultural, del sexto semestre de la
carrera de antropología social. Se trata de un análisis crítico de los textos 1) La
energía y la evolución de la cultura, de Leslie White y 2) Los desafíos de la clase
incómoda: el campesinado frente a la antropología americanista, de Guillermo de
la Peña. El modo de exposición consiste en una división por texto, el cual a su vez
se divide en dos apartados: el primero de síntesis y el segundo de análisis. El
primero consiste en un resumen de los elementos esenciales que conforman los
postulados del autor del texto o de los autores que el texto presenta. En el
siguiente apartado, el de análisis, dichos postulados serán sometidos al análisis y
a una reflexión teórica que nos permita sacar conclusiones que los refuten o
confirmen, ya sea el caso. En un apartado final, ajeno a los apartados que
atienden a los textos, se expondrán las conclusiones generales personales, las
cuales estarán basadas en algunas consideraciones respecto a mi trabajo de
tesis. Primero se abordará el texto de Leslie White, para posteriormente pasar al
de Guillermo de la Peña.

I Leslie White, La energía y la evolución de la cultura

Lo primero que hace el autor en este texto es definir la cultura. Menciona que la
cultura está constituida por objetos materiales, actos, creencias y actividades que
funcionan en contextos caracterizados por símbolos. Es un orden continuo,
suprabiológico y extrasomático de las cosas utilizadas para la lucha por la
existencia y la supervivencia (p. 349). Posteriormente, White distingue tres
subsistemas que conforman el todo que es la cultura: 1) el sistema tecnológico,
que se compone de instrumentos materiales, mecánicos, físicos y químicos, junto
a las técnicas de su uso, por medio de las cuales el ser humano se articula con la
naturaleza; este subsistema sería el elemento principal en el desarrollo de la
cultura. 2) El sistema sociológico, el cual se conforma de las relaciones
interpersonales que se expresan en modelos de comportamiento; aquí se
encuentran los sistemas sociales de parentesco, económicos, políticos, militares,
etc. 3) El sistema ideológico, que se compone de ideas, creencias, conocimientos,
expresados en lenguaje articulado u otra forma simbólica (p. 350). Para
fundamentar que el subsistema tecnológico es el subsistema primario del cual
dependen los otros subsistemas, White menciona, respecto al subsistema
sociológico, que:

El hombre como especie animal, y, en consecuencia, la cultura como un todo, depende


de los medios materiales y mecánicos de adaptación al entorno natural. El hombre debe
tener comida. Debe estar protegido de los elementos. Y debe defenderse de sus
enemigos. Debe hacer estas tres cosas para continuar viviendo, y estos objetivos solo se
consiguen por medios tecnológicos. (…) Un sistema social es una función de un sistema
tecnológico. (…) La tecnología es la variable independiente; el sistema social es la
variable dependiente. Por tanto, los sistemas sociales están determinados por los
sistemas tecnológicos. (Idem)

Por otro lado, para fundamentar que el subsistema ideológico también es


determinado por el subsistema tecnológico, menciona que:

Los sistemas ideológicos, o filosóficos, son organizaciones de creencias en las que la


experiencia humana encuentra su interpretación. Pero la experiencia y las
interpretaciones están muy condicionadas por las tecnologías. Hay un tipo de filosofía
adecuada para cada tipo de tecnología. (…) Una tecnología pastoril, agrícola,
metalúrgica, industrial o militar encontrará su expresión correspondiente en la filosofía.
Un tipo de tecnología encontrará expresión en la filosofía del totemismo, otro en la
astrología o mecánica cuántica. (Idem)

Así, entonces, White sostiene que el sistema cultural constituye tres estratos
donde la parte inferior o base es el subsistema tecnológico, la parte superior es el
subsistema ideológico que expresa las fuerzas tecnológicas y refleja el subsistema
sociológico. Concluye con esto diciendo que bien puede el subsistema sociológico
condicionar al subsistema tecnológico, y asimismo bien puede el subsistema
ideológico condicionar tanto al subsistema sociológico como al tecnológico, pero
ninguno de estos pueden determinar al subsistema tecnológico, éste es el
determinante de los demás; no es lo mismo condicionar que determinar (p.351).

Otra de las propuestas esenciales de White es el tema de la energía. Menciona


que los organismos biológicos aplican energía libre en los sistemas no vivos, para
así mantener el proceso de vida; la cultura, impulsada por la tecnología, es un
medio que sirve para dicho fin: provee al hombre de subsistencia, protección,
ofensa, defensa, regulación social, adaptación cósmica, etc. Para todo esto, en la
cultura se necesita aprovechar y controlar la energía mediante instrumentos
tecnológicos (ídem).

Hay tres factores que se distinguen en un sistema cultural: 1) la cantidad de


energía aprovechada per cápita por año, 2) la eficacia de los métodos
tecnológicos con que la energía se aprovecha y se hace funcionar y 3) la magnitud
de los bienes de necesidad humanos y los servicios producidos. El grado de
desarrollo cultural se mide, entonces, por la cantidad de bienes de necesidad
humanos y los servicios producidos per cápita, y está determinado por la cantidad
de energía aprovechada per cápita y por la eficacia de los medios tecnológicos.
Así, White propone una ley básica de la evolución cultural: la cultura se desarrolla
según aumenta la cantidad de energía aprovechada per cápita por año, o según
aumenta la eficacia de los medios instrumentales que ponen la energía en
funcionamiento (p. 352). Dichos medios instrumentales pueden ser desde el
cuerpo humano y otros elementos naturales (fuego, viento, etc.) hasta elementos
industriales desarrollados, y el desarrollo cultural depende de la calidad de estos.
Por tanto, un sistema cultural que tiene como instrumento principal el cuerpo
humano, es una sociedad simple y escasa; un sistema cultural que tiene como
instrumento, por ejemplo, la domesticación de animales, está más desarrollado
que el ya mencionado; pero una sociedad que tiene como instrumentos elementos
industriales como la máquina de vapor, es una sociedad cuyo sistema cultural está
aún más desarrollado.
Estos planteamientos son la base de las reflexiones y propuestas de Leslie
White. Su teoría se desenvuelve en torno a estos postulados, los cuales serán
sometidos al análisis y a cuestionamientos a continuación.

II Análisis de las propuestas de Leslie White

Si bien lo primero que White hace en el texto es definir la cultura, en realidad


consuma esta definición en un punto del texto en el que ya abandona la definición
intencionada –específicamente, consuma la definición cuando habla de la energía
como motor de la cultura-, pero en esta primera definición que presenta hay un
concepto que me llama mucho la atención, el de “lucha por la supervivencia”. Si
bien estoy de acuerdo con algunos de los elementos dentro de la definición de
cultura de White, no es igual con el concepto mencionado.

Respecto a dicho concepto, White menciona, específicamente, que la cultura


es un orden continuo de cosas utilizadas para la lucha por la existencia y
supervivencia. Yo considero que la cultura no se reduce a esto. El arte, por
ejemplo, es un elemento cultural que, de acuerdo a la pirámide de Abraham
Maslow, no corresponde a las necesidades primarias cuya satisfacción permite la
supervivencia del ser humano. Aunque se discute si el arte es realmente una
necesidad humana o si constituye un tipo de necesidad tal vez secundaria o
terciara –las cuales ya no se ocupan de permitir la supervivencia del ser humano-,
no se puede negar que es un elemento fundamental de la cultura, y un elemento
que no tiene que ver con la supervivencia. No se puede definir la cultura en los
términos que plantea White, puesto que no todos los elementos de la cultura se
ocupan de esto, hay elementos culturales que exceden esta función. Tal vez a
White se le hizo fácil mencionar esto dentro de su definición de cultura en tanto
que encaja con la inclinación darwinista.

Respecto a su propuesta de los subsistemas que conforman la cultura, el


tecnológico, el sociológico y el ideológico, y de que entre estos el determinante es
el tecnológico, si fuera así, ¿qué sucede cuando una sociedad constituye alguna
institución más desarrollada no en términos materiales sino intelectuales que la
equivalente en otra cultura tecnológicamente más desarrollada? Este es el caso,
por ejemplo, de algunas culturas mesoamericanas, que tal vez no tenían un
prodigioso desarrollo tecnológico en el armamento o en la navegación como otras
culturas contemporáneas, pero en instituciones como la astronomía o las
matemáticas se considera que tal vez han sido las culturas que más las
desarrollaron; y no cabe duda que dichos elementos también son manifestaciones
culturales. Esto nos lleva a cuestionar la propuesta que nos hace White, la ley de
la evolución cultural que estableció y que dice que el desarrollo cultural se
determina por la cantidad de energía aprovechada y por la eficacia de los medios
tecnológicos. Nos lleva a cuestionar esto puesto que evidentemente hay
sociedades que constituyen instituciones muy desarrolladas a la vez que tienen
elementos tecnológicos menos desarrollados que otras sociedades; una institución
intelectual prodigiosamente desarrollada parecería no corresponder a una cultura
donde los instrumentos tecnológicos no están tan desarrollados. ¿Desde dónde se
debe medir el desarrollo cultural? ¿Está bien determinarlo desde lo tecnológico y
la energía aprovechada en instrumentos materiales?

Hay otra pregunta fundamental que al parecer White no pudo concebir: si el


subsistema tecnológico determina al sociológico y al ideológico, ¿cómo se da el
desarrollo tecnológico? Si bien menciona que aquellos subsistemas pueden
condicionar –mas no determinar- a este subsistema tecnológico, no explica cómo
se da el desarrollo de éste. Tal vez lo pudo haber solucionado mediante esta
misma propuesta de que aquellos subsistemas lo pueden condicionar y, así,
revolucionarlo, pero lo cierto es que no lo explica, se limita a señalar que la
energía es el agente activo que utiliza la tecnología para desarrollar la cultura. Una
de las posibles maneras de responder dicha pregunta es basándonos en el
marxismo, o propiamente en la teoría de Marx, en la que el desarrollo de la
tecnología es efecto y no causa. En el capitalismo, por ejemplo, la acumulación de
capital tiene como fin no solo la acumulación de riqueza y poder, sino también
tomar ventaja en el mercado mediante la innovación y desarrollo tecnológico –
incluso el desarrollo de la tecnología militar con la que se “abren” mercados-. Pero
¿qué hace posible la acumulación de capital? Las relaciones sociales de
producción, al apropiarse una clase social de los medios de producción y del
trabajo de los miembros de otra clase social. De ahí que se diga que el desarrollo
de las fuerzas productivas (que incluye la tecnología de los medios de producción)
depende de las relaciones de producción. Todo esto nos permite inferir por qué
específicamente en los últimos siglos se ha dado el prodigioso desarrollo
tecnológico.

Bajo esta lógica marxista, como ya mencionamos, el desarrollo tecnológico


es efecto y no causa; y en tanto que las relaciones sociales de producción en
términos de White formarían parte del subsistema sociológico, entonces sería al
revés: el subsistema sociológico determina al subsistema tecnológico. De hecho,
en relación con esto, White olvida otra cosa fundamental cuando plantea que los
objetivos de supervivencia se consiguen por medios tecnológicos: la organización
social, pues la supervivencia también se resuelve con medios racionales, por
medio de establecer una organización para la distribución de bienes, servicios, etc.

III Guillermo de la Peña, Los desafíos de la clase incómoda

Al igual que en el texto de Leslie White, realizaremos, en este apartado, una


síntesis de los elementos esenciales que conforman los postulados de los autores
que en el texto se presentan. Posteriormente, en el apartado siguiente, pasaremos
a comentar una observación respecto a la forma de exposición de Guillermo de la
Peña, y luego pasaremos al análisis de los postulados de los distintos autores que
en el texto se presentan. Pero hago las siguientes aclaraciones: 1) en la síntesis
de este apartado se descartarán algunos autores cuyos postulados en el texto no
se profundizan y se presentan brevemente, de manera que no se pueden sacar
conclusiones sobre tan breve información; 2) asimismo, con motivos de
delimitación, dicha síntesis se circunscribirá a un aspecto específico de los
postulados de cada autor: la explicación teórica con que relacionan al
campesinado con el sistema global. Nos circunscribiremos a este aspecto
específico puesto que no delimitar la síntesis nos llevaría a tomar muchas
discusiones que nos harían excedernos demasiado de las cinco cuartillas
permitidas por texto para este trabajo, considerando este apartado de síntesis y el
apartado de análisis en conjunto –de hecho, aun así, probablemente excederemos
las 5 cuartillas.

Lo primero que salta en el texto es precisamente la discusión sobre la


dicotomía: sociedad campesina / sociedad urbana. De esto surge una cuestión:
¿es el campesinado una clase social, un segmento de la sociedad o un modo de
producción? La concepción que cada investigador tiene del campesinado, ya sea
como clase social, como segmento o como modo de producción, traza la forma en
que explica su relación con el sistema global, que es el tema que nos preocupa.
Así, es natural que, por ejemplo, si el investigador concibe al campesinado como
una clase social, entonces lo sitúe dentro del marco del capitalismo, como si fuera
parte de este único modo de producción; entonces, dicha concepción repercutirá
en las conclusiones y explicaciones teóricas que se den del campesinado. Pero
veamos cómo los autores relacionan al campesinado con la sociedad global.

Robert Redfield (p.137), en la década de los 30’s, realiza una teoría del
cambio social a través del influjo urbano, en la que define dos tipos ideales
polares: la sociedad folk (caracterizada por su “orden moral”) y la sociedad urbana
(caracterizada por su “orden tecnológico”), de las cuales la segunda ejercía una
influencia sobre la primera por medio de la difusión de innovaciones tecnológicas –
que incluyen la monetarización-, con lo cual se llevaba a dichas sociedades a la
desorganización, la secularización y la individualización. Julian Steward (p. 141),
en 1950, estudiaba los segmentos (incluyendo el campesinado) que componen la
nación de Puerto Rico; cada uno poseía su propia lógica, pero a la vez se
integraban a una lógica mayor que se comprendería desde la examinación de las
instituciones nacionales; asimismo, cada “nivel de integración sociocultural” –la
familia, la comunidad, la hacienda, la nación, etc.- tenía que estudiarse desde su
especificidad. Su visión era evolutiva; consideraba la historia en su teoría del
cambio social, que se entendía desde las transformaciones de la esfera
tecnoeconómica.

Eric Wolf (Idem) también abordaba la relación del campesinado con la


estructura estatal, considerando el factor histórico. El campesinado puede
constituirse en dos tipos: 1) la comunidad corporada: aquella en la que persiste el
patrimonio colectivo y la fuerza de sus instituciones tradicionales internas; y la
comunidad abierta: aquella en cuya estructura están ausentes las instituciones
tradicionales y dominan las instituciones estatales; las condiciones de ambas eran
resultado de su relación con la organización mayor constituida por el Estado, el
cual les asignaba a estas comunidades funciones de subordinación no solo
respecto a la ciudad, sino respecto a las instituciones productivas de todo tipo:
haciendas, plantaciones, minas e industrias, todas demandantes de alimentos y de
fuerza de trabajo. Pero para Wolf las condiciones sociales de estas comunidades y
el carácter de su modo de producción no solo eran el resultado de la influencia o
imposiciones del Estado, sino también de su propio desarrollo.

André Gunder Frank (p. 144), desde la teoría de la dependencia, que


también hace uso de la historia, menciona que una vez instalado el capitalismo en
América –según él, desde el siglo XVI-, las periferias quedaron en una posición de
subordinación y dependencia a las metrópolis desarrolladas. El campesinado
queda como una clase social dependiente de la metrópoli en términos de
excedentes monetarios y trabajo extraído, contribuyendo, así, a la acumulación de
capital.

Estos son los autores cuyos postulados, en relación a la articulación entre el


campesinado y el sistema global, De la Peña nos presenta con más presencia.
Como señalamos en el inicio de este apartado, nos enfocamos solo en este
asunto, ya que tomar más discusiones nos extendería mucho, pues el texto
aborda muchas discusiones. Pasemos, ahora, al análisis de estos postulados.
IV Análisis del texto de Guillermo de la Peña y de los postulados que
presenta

Como ya había advertido al principio del apartado pasado, antes de pasar al


análisis de los postulados de los autores presentados en el texto, externo primero
una observación respecto la forma en que De la Peña expone y aborda las
discusiones teóricas. De la Peña en cada apartado sigue una línea de exposición
consecutiva –no cronológica- en que cada objeto de discusión que toma es
consecuencia del anterior. Esa línea consecutiva se recorre por objetos de
discusión y no por los postulados generales de los autores ni por las teorías
generales; en ella se brinca espontáneamente de un objeto de discusión a otro, y
en consecuencia a veces amontona en un pequeño espacio a los autores que
pone a discutir. Esto dificulta el entendimiento de los postulados teóricos
generales de cada autor, ya que De la Peña los va presentando por rasgos, de
acuerdo al objeto de discusión que se presenta en la línea consecutiva. Entiendo
que a veces los objetivos del autor exigen cierto método expositivo, y tal vez este
método que utiliza De la Peña en ciertos casos puede ser efectivo, pero en este
texto percibí la información muy amontonada. El texto de Dolors Comas que vimos
en el programa, Economía Política y Antropología Económica, tiene como método
expositivo abordar cada teoría en su aspecto general, presentando a los autores
principales de las teorías; así, a la vez que aborda teoría por teoría, aborda autor
por autor, presentando, a su vez, los postulados generales de estos y señalando
los elementos que diferencian los postulados de cada uno de ellos, en un ejercicio
comparativo. A mi parecer, una forma de exponer como la de Dolors Comas deja
mucho más clara las características generales de cada teoría y los postulados
generales de cada autor. Cabe mencionar que De la Peña sí utiliza también esta
forma de exposición, pero de forma más relativa.

Ahora pasemos al análisis y comentarios de los postulados de los autores


presentados en el apartado anterior. La teoría de Redfield es en realidad
interesante, sin embago, se le critica por ser ahistórica. Pienso que esa carencia
de historia en la teoría de Redfield, si bien le quita solidez teórica, no le impide que
pueda acertar en las descripciones que hace de ciertos procesos dentro de las
“sociedades folk”. No necesitas conocer la historia antigua de un pueblo para darte
cuenta de que le quitan sus riquezas en la actualidad e incluso saber cómo se la
quitan. Del mismo modo, ese proceso en que se desorganiza, se seculariza y se
individualiza a una comunidad al introducir elementos como la monetarización no
parece tan descabellado. De hecho se sabe que cosas así suceden. Por otro lado,
también hay que considerar que esta propuesta en particular es de la década de
los 30’s, por tanto se comprende que tenga carencias en el rigor histórico, como
es el caso, ya que por esas fechas aún no estaban tan desarrollados estos
estudios.

En cuanto a la teoría de la dependencia, cierto es que ésta sí añade el estudio


histórico a su análisis, pero se le acusa de homogeneizar al mundo en un sistema.
De ahí que desde esta teoría se considere al campesinado como una clase que
conforma al capitalismo y que contribuye a la acumulación de capital. Si bien el
campesinado sí está inserto en un sistema global, eso no significa que sea una
extensión del capitalismo; si fuera así, no tendría particularidades propias ajenas
al capitalismo, mismas que lo ponen en conflicto con éste. Y si bien sí contribuye a
la acumulación de capital, lo hace desde su particularidad. Esto queda claro al
considerar que muchas de las particularidades del campesinado han existido
desde antes de que surgiera el capitalismo. Por eso concluyo que el campesinado
no es una clase social sino un modo de producción.

Por último, las teorías tanto de Steward como de Wolf me parecen


excelentes. Hay algunos aspectos respecto a la de Steward con los que no estoy
de acuerdo, pero en general me parece una buena propuesta. Esa síntesis entre
el evolucionismo y el particularismo histórico tiene sus méritos, ya que aborda
tanto la dimensión histórica –aunque enfocada en la tecnología- y la particularidad
cultural y segmentaria; lo mismo hace Wolf, aunque su revisión histórica no se
circunscribe a la tecnología –lo cual es sin duda un paso más allá-. Al igual que
Wolf y su teoría, Steward le da su valor propio al campesinado, aunque aquí
también tiene otra desventaja con respecto a Wolf: le da su valor bajo la
concepción de “segmento”; en cambio Wolf lo considera un modo de producción
en sí mismo. Concebir al campesinado como un segmento tiene implicaciones
similares a concebirlo como clase social: se entiende como una extensión del
capitalismo y no como un modo de producción particular. Sin duda, la teoría de
Wolf es la más completa –dentro de las que aborda el texto, claro-, y considero
que dio un paso enorme con esa consideración de que el campesinado también
impulsa sus condiciones y no todo viene como impulso de afuera –desde el
capitalismo o el sistema global-, aunque creo que esto sí no lo mencionan en este
texto.

Conclusiones generales

Las lecturas respecto al campesinado me ayudan mucho a reforzar mi trabajo de


tesis. No trabajo el campesinado en sí, sino trabajo un aspecto derivado y
concreto de éste: el discurso que emana de la ideología campesina en una zona
concreta –estoy en el PIF Análisis del discurso y semiótica de la cultura-. Por eso
estas lecturas me sirven para orientar el análisis y para la reflexión epistemológica.
En el caso del análisis que hice del texto de Leslie White, me sirvió únicamente
para dejar muy claro que no me sirven para nada sus ideas ni me simpatizan. De
hecho, sus ideas hasta me parecieron en cierta forma algo fantasiosas. Aunque
reconozco que, como todo autor, tiene su relevancia en la construcción de la
antropología. En ese sentido, cada autor es importante. Por último, menciono que
difícilmente podría aterrizar a la realidad concreta las ideas contenidas en la
lectura sobre el campesinado en relación a mi tesis, ya que la línea de
investigación de análisis del discurso y semiótica de la cultura se fundamenta por
completo en la teoría. Al menos aún no logro dominarlo para realizar una hazaña
como tal.

Referencias bibliográficas

De la Peña, Guillermo. Los desafíos de la clase incómoda: el campesinado frente


a la antropología americanista. Indagaciones en la diferencia. CIESAS, México.

White, Leslie. La energía y la evolución de la cultura. En Bohannan, Paul y Marc


Glazer, Antropología Lecturas. MacGraw-Hill. España, 1993.

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