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Bioética global

La Bioética Global, forma parte de las nuevas teorías que integran la denominada
revolución contemporánea del saber. Dentro de ella, comparte junto con otras teorías
preocupaciones, tensiones, modos de comprensión y propuestas de solución a problemas
acuciantes de la humanidad y su relación con la naturaleza.
la Bioética Global está sentada en la actualidad en las bases de un pensamiento ético
nuevo, mismo que busca soluciones a los problemas actuales mediante el concurso de la
sabiduría que aportan no solo las ciencias, sino también las comunidades y los
ciudadanos.
El contenido de una ética no son sólo los problemas que debe afrontar, sino sobre todo
los principios con que debe resolverlos. Por ello se debe determinar cuál modelo de
bioética es el más adecuado para solucionar estos problemas de alcance global y se le
exige ser dinámica y generativa.
Como destaca ten Have, hace falta desarrollar no tan sólo principios para una bioética
global, sino también métodos y prácticas:
1. Un principio macro: el principio de responsabilidad como cuidado del ser
vulnerable que, en los términos planteado por Jonas, permite justificar deberes no
recíprocos.
2. Principios derivacionales:
a. El principio de justicia global intrageneracional.
b. El principio de justicia intergeneracional. (generaciones futuras)
c. El principio de cuidado interespecífico o principio de cuidado de la vida en
la biósfera.
3. Principios estratégicos y prácticos que cautelan los principios derivacionales:
a. Principio de sustentabilidad.
b. Principio de precaución.
c. Principio de responsabilidad compartida pero diferenciada.
d. Principio de solidaridad internacional
(Lecaros, 2013, p. 212-213).
Este esquema debe complementarse con una teoría de la ciudadanía y una teoría del
valor como presupuestos para desarrollar métodos y prácticas que sirvan para especificar
los principios en reglas y ponderar las reglas en casos concretos de conflictos bioéticos
globales.
Es necesario utilizar un sistema axiológico pluralista que permita encontrar reglas de
mediación para los conflictos bioéticos globales, lo que significa que los principios
enunciados deben aplicarse tomando como referencia diversos valores según el contexto
(básicos o naturales, epistémicos, morales, religiosos, estéticos, sociales y culturales,
ecológicos, económicos, políticos, jurídicos, tecnológicos, etc.), tal como propone Javier
Echeverría con su pluralismo axiológico (Echeverría, 2009).
El relativismo cultural era un obstáculo serio si se quiere hablar con rigor de bioética
global.
Derechos humanos, intento de bioética global
Un primer intento por dar un marco jurídico a la investigación médica a escala planetaria
fue la bioética de Nuremberg con la Declaración de los Derechos Humanos del año
sucesivo. Si el Código de Nuremberg fue redactado con la presunción de que se trataba
de principios de alcance universal, en la Declaración es la dignidad inherente al ser
humano el origen de todos los derechos concretos que después serán proclamados en el
articulado. Por eso podemos decir, con Carlo Casini, que “los derechos humanos o son
universales o no existen”.
La elaboración de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos (2005) fue
un paso importante en la configuración de los principios básicos universales de una
bioética global en el lenguaje de los derechos humanos– como un proyecto en
construcción sobre la base de dos presupuestos: convergencia de valores compartidos a
nivel universal y reconocimientos de las diferencias culturales.
Los derechos humanos son principios ético-jurídicos, más aún, el núcleo mismo de toda
juridicidad. Por eso, si los despojamos de su valor ético objetivo y universal no tiene
ningún sentido proponerlos como fundamento de una bioética global.
Factores en contra de la bioética global
La búsqueda de una bioética global se transforma en un problema irrelevante, pues lo
único que debe garantizar el Estado, y más ampliamente la comunidad internacional, es
que las diversas comunidades puedan organizarse libremente para vivir conforme a sus
propios principios y que los individuos no sean obligados por la fuerza a adherirse a ellas.
Es lo que Engelhardt llama el “libre mercado” de las preferencias éticas.
La globalización parece ser la culminación de un proceso civilizatorio que amenaza borrar
toda forma de diversidad. No en vano se manifiestan contra esta uniformidad los
sentimientos nacionalistas de grupos o etnias. En sus movimientos puede percibirse la
defensa de las identidades propias y la resistencia a las ideologías que implica la
globalización en su forma actual, que equivale a imponer estilos y formas de vida que no
todos los grupos humanos valoran o aceptan.
La bioética global es útil nominalmente para el debate internacional, pero que no es viable
como disciplina, porque no es posible en un contexto de pluralismo moral llegar a
consensos sobre el bien humano (Engelhardt, 2006, p. 15) o porque se corre el riesgo de
un imperialismo bioético de Occidente sobre otras culturas.
Conclusión
La bioética actual se enfrenta al desafío de pensar una bioética global frente a los
desafíos éticos planetarios y no sólo en términos de su identidad epistemológica sino,
especialmente, en relación con una metodología y una práctica, lo cual no resulta fácil en
el actual momento histórico donde aún no existen las condiciones para una gobernanza
mundial para dichos desafíos.

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