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PANCHO GÓMEZ NEGRÓN EL AVENTURERO ARTISTA QORILAZO.

Por Joseph Benavides Cuba.


Pancho Gómez Negrón nació el 1 de marzo del año 1908 en la propiedad
de Hanch’iro, en el distrito de Colquemarca, en la provincia de Chumbivilcas. Fue
hijo de Eleuterio Gómez y doña Donata Negrón de la Cuba, siendo bautizado el 9
de marzo de ese año con el nombre de Pedro Francisco Gómez Negrón en la
Iglesia del Patrón Santiago, en Colquemarca.
Según el propio testimonio que daba Gómez Negrón en las diversas
entrevistas periodísticas que le hicieron los medios de prensa de la época, él no
sabía cuándo fue que comenzó su afición por la música. Según él, cuando tenía 6
años construyó con sus propias manos un instrumento musical de cuerda,
compuesto de una tabla lisa a la que le puso unas clavijas de madera y donde le
colocó unas pequeñas cuerdas al azar.
…“y encantado de mi nuevo instrumento empecé a pretender sacar tonada”.
Por ese tiempo un ahijado de su padre, un agricultor que pertenecía a uno
de los Aillus de la localidad, fue quien al ver la gran afición que tenía el joven
Francisco Gómez por la música, le trajo de regalo un pequeño charango que
compró en el pueblo Sicuani durante uno de sus viajes. Fue este pequeño
obsequio lo que lo marcó en la infancia para toda la vida y fue desde ahí que
desde pequeño comenzó su verdadera afición por la música que escuchaba
interpretar en vivo a los jóvenes y adultos de la localidad, así como también a los
viajeros y negociantes de Apurímac que venían a la villa de Colquemarca durante
sus fiestas.
“Y recuerdo perfectamente, que entonces cuando aprendí a afinar el charango,
obtuve temples que a la larga resultaron muy míos.”

Sus estudios primarios los recibió en la Escuela Elemental de Colquemarca,


bajo la dirección de la profesora Sabina Ortiz de Pacheco, donde cursó en los
grados de Transición, Primer y Segundo Año, terminando la Primaria en la Escuela
de Santo Tomás, en la capital de la provincia.
“Años después, la presencia de Pancho Gómez, "chillador" en mano, era corriente
en toda reunión familiar, con motivo de onomásticos, matrimonios, bautismos,
etc. Luego aprendió a tocar la guitarra y después el "rondín".
Estos instrumentos los tocaba simultáneamente. Su vocación musical le impulsó
a tocar los instrumentos de viento usados por los indígenas de Chumbivilcas, tales
como las flautas: "charol pincullo" (flauta de carrizo usado en el carnaval indio) el
t'eqo pincullo (flauta de madera ahuecada), el ayarachi y la quena, instrumentos
que utilizó en sus giras artísticas. Dejó la tierra y al llegar a la ciudad del Cuzco
siguió cultivando su arte musical chumbivilcano." (1)
En su juventud algunos familiares suyos influyeron en el joven
colquemarqueño, para que demostrara sus habilidades artísticas junto a otros
cultores del arte musical en la ciudad del Cusco, y de esta forma frecuentó los
círculos culturales que se venían gestando en la Capital Arqueológica de América.
Entre algunos de ellos, podemos citar a su primo, el abogado y músico Alberto
Mercedes Negrón Romero, quien para 1927 ya llevaba años residiendo en la urbe
cusqueña mientras estudiaba en la Universidad Nacional San Antonio Abad,
además de que para entonces era miembro activo del Centro Musical Cuzco.
En el mes de octubre de 1927, luego de realizarse el 24 de junio de ese año
en la ciudad de Lima el Primer Festival de Música, Canto y Bailes Nacionales de
Amancaes, el Centro Musical Cusco, fundado en 1924, o el actual Centro Qosqo
de Arte Nativo, organizó un concurso de música con la intención de incorporar a
los mejores artistas de la región, enriquecer su patrimonio musical y artístico, y
poder contar con una mejor representación cultural para el festival de Amancaes
del siguiente año.
Es allí cuando se dio la primera presentación artística del joven músico
Pancho Gómez, al lado de su primo Alberto Mercedes Negrón Romero -integrante
del Centro Musical-, quienes la noche del viernes 14 de octubre de 1927, se
presentaron en una audición musical organizada por el Centro Musical Cusco en
el teatro Excélsior junto a las mejores agrupaciones de la región, donde tocaron
el Ayarachi “Aires Chumbivilcanos”, interpretado en guitarra por Alberto Negrón
y en pífano o “pito” por Francisco Gómez, instrumento de viento prehispánico
hecho de un tipo especial de caña llamada “ipa”, que crece en el altiplano
peruano-boliviano y que se toca de manera similar a la flauta traversa.
La noche del jueves 20 de octubre el Centro Musical Cusco realizó una
segunda audición con los mejores exponentes del certamen de música regional,
en el teatro La Merced, función dedicada a la construcción de una sala de
maternidad en el Hospital General, a iniciativa de la Sociedad de Beneficencia. En
esta segunda presentación artística participaron Alberto Mercedes y Gómez
Negrón, como integrantes del “Conjunto Chumbivilcas”, quienes interpretaron en
guitarra y charango junto al quenista Rafael Flores Tupayachi el Ayarachi “Aires
Chumbivilcanos”, además de la canción “Marinera y Huayno”, donde: “Los
ejecutantes se presentaron en traje típico: sombrero haldudo, largas, gruesas
botas, las llamadas "carahuatanas", las espuelas roncadoras, el elástico lazo para
enhebrar reces, el "lihui" para derrumbar toros que zamarrean, becerros
impetuosos, el poncho enroscado al sesgo sobre el amplio tórax.” (2)
Según la estudiosa Zoila Mendoza: “Desde ese momento el artista apareció
representando la romántica imagen del Qorilazo chumbivilcano que elogió la
prensa local”. (3)
Para el siguiente año en 1928 Pancho Gómez Negrón forma parte de la
Misión Cusqueña de Arte Incaico, dirigida por el compositor Roberto Ojeda
Campana e integrada por 24 artistas cusqueños, y con 20 años de edad participa
en las giras artísticas de esta famosa embajada de arte en la ciudad de Buenos
Aires, Argentina, presentándose en el II Festival de Música, Canto y Bailes
Nacionales de Amancaes, en la ciudad de Lima, festividad que se realizó con dos
semanas de anticipación y que contó con el concurso de más de 700 artistas
nacionales. En su día central, el domingo 24 de junio, esta antigua festividad
limeña contó con la asistencia de más de 60 mil espectadores en la pampa de
Amancaes y donde los miembros de la Misión Cusqueña interpretaron temas de
la provincia de Chumbivilcas como las canciones “Suray Surita”, “Ichu Ichu” o
“Pajonal Chumbivilcano”, “Pariguana”, además de otras canciones del folklore de
la región del Cusco, como los antiguos Harauis del Drama Ollántay del siglo XVII,
siendo galardonada con el Primer Premio Presidente Leguía en la Categoría de
Delegaciones y donde Pancho Gómez recibió una medalla de plata y un diploma
de reconocimiento junto los demás integrantes de la delegación oficial del Cusco.
Fue así como “desde este momento que se inicia su peregrinaje por todos los
pueblos del Perú, a los que llevaba el mensaje cultural y folclórico del Cusco”. (4)
Hace unos años, a finales del 2014, en una entrevista que concedió en
Radio Libertad en la ciudad de Arequipa el artista chumbivilcano Braulio Boza,
radicado en Japón, señaló que la música no puede quedarse en una sola época, y
más bien continúa su proceso histórico o de innovación de nuevos ritmos, que es
una característica propia de toda creación humana.

En el caso del artista Pancho Gómez Negrón, observamos que a cada lugar
donde viajaba se reunía con los artistas de la localidad e interpretaba ritmos
propios de aquellos lugares y al mismo tiempo temas de la provincia de
Chumbivilcas, como en el caso del Conjunto Acomayo, en 1930, donde toca temas
“típicamente Acomayinos” y al mismo tiempo interpreta la canción “Lima Sipas”
o “Joven Limeña”, de su propia composición; el Conjunto Chilitupa de
Combapata; la Estudiantina Duncker de Puno, con quienes interpreta temas del
Collao y al mismo tiempo canciones genuinamente chumbivilcanas, en 1931; en
Arequipa, donde dedica un yaraví a la memoria del poeta y mártir Mariano
Lorenzo Melgar Melgarejo; con el Conservatorio de La Paz, con quienes ensaya
ritmos de Bolivia y a la vez interpretó temas propios del folklore antiguo de la
provincia de Chumbivilcas; o en sus viajes a Chile y Argentina, donde interpretó
cuecas propias del país del Sur y la canción en ritmo de tango “Criollita de Mis
Pampas Siempre Corcoveando” o “Criollita Flor de Mis Pampas” con el artista
argentino Carlos Gardel, además de otros ritmos propios de los países de Ecuador
y México y de las diversas ciudades de la Costa y los Andes peruanos, llegando
incluso a tener como sucesores de su arte musical a los charanguistas Augusto
Navarro y Manuel Cansino Aguilar.

Durante su trayectoria artística el “Maqta” chumbivilcano cultivó la


amistad de intelectuales y músicos nacionales y extranjeros, como en el caso del
estudioso Edmundo Delgado Vivanco, de Apurímac; Moisés Vivanco Allende, de
Ayacucho, esposo de la internacional “Ima Sumac”; el escritor y folklorista
Lizandro Luna, de Puno; el músico y compositor Benigno Ballón Farfán de
Arequipa; el escritor y catedrático Uriel García, quien lo comparó con el “Nuevo
Indio”; el artista boliviano Max Portugal; y sobre todo el Hamaut’a José María
Arguedas Altamirano, quien lo conoció en la década de los años 30s del siglo XX
y le recopiló varias canciones que consideró en su segundo libro “Canto Kechwa”
de 1938, donde también aparecen temas del folklore de Ayacucho y de Apurímac.
Arguedas mencionó a Gómez Negrón en sus diversos artículos periodísticos,
ensayos de folklore y en algunas de sus novelas más famosas como “Yawar
Fiesta”, donde en el capítulo II “El Despojo” consideró la canción “Mana Piniyocc”
o “Sin Nadie”, de la autoría del aventurero artista chumbivilcano. Según José
María Arguedas:

"Pancho Gómez Negrón fue un charanguista de Chumbivilcas. Un ansia


inagotable de difundir la música popular andina lo llevó por todas las ciudades de
la costa en una época en que había prejuicio en las ciudades de la costa contra la
música de la sierra. Gómez Negrón tocaba el charango como un mago, como un
enviado iluminado de regiones majestuosas y sonoras. Era el embajador, ebrio de
música, de los tiernos ayllus bravíos y graves de la gran estepa"…"Es que él sentía
con hondura el paisaje altísimo de la estepa; y el sonriente, florido y dulce de los
amados ríos quechuas, donde cantan las pequeñas y multicolores aves del
Perú"…"Y cantaba entonces sus propias composiciones: "El rapto de Juanacha",
"El hualaychu" o una mezcla de ritmos indios puros y de otros inventados por su
inspiración de mestizo errabundo…" (5)

Arguedas menciona además que al artista chumbivilcano le tocó vivir "los


primeros tiempos, los heroicos", cuando la música de los Andes no era muy
difundida en las ciudades de la Costa, así como también sobre "Su ilusión de
vincular la Sierra con la Costa, de conseguir que la música andina fuera
comprendida por el gran público de Lima", anhelo que "está siendo realizado
ahora por otros artistas que se inspiran en el mismo ideal y en un ambiente ya
conquistado", recordando la "huida del "Rapto de Juanacha", la mejor creación
del trovador chumbivilcano".
Ahora sabemos que no sólo fue compositor, cantor y músico, sino también
danzante, actor en películas de la época como “El Miedo a la Vida” de Amauta
Films de 1938, autor de comedias y dramas populares como “El Qorilazo”,
“Kusiqoyllor” del drama Ollántay, “El Suwa”, entre otros; formó parte de diversas
asociaciones culturales como el Grupo Arequepay en la ciudad de Arequipa o la
Comisión Organizadora de la festividad del Inti Raymi en la ciudad del Cusco en
1946.

Ahora también sabemos que llegó a gravar con la Disquera Víctor, en la


ciudad de Lima, algunos temas musicales de su propia composición, como la
canción “Chumbivilcanita”, en 1930; y que su participación en diversos eventos
culturales como el programa radial La Hora del Charango, creado en 1937 y
dirigido por Humberto Vidal Hunda; lo llevaban también a realizar exhibiciones
de su arte musical para los estudiantes de las Instituciones Educativas, cuando
estaba de visita en las ciudades de Cusco, Arequipa, Puno, Lima, entre otras.

Ser normal es ser como todos son, y el precio de una vida normal, es casi
siempre en la mayoría de los casos, el a veces inevitable olvido de los olvidos,
enterrado con el transcurrir constante del oleaje de las generaciones venideras.
Pero Pancho Gómez nunca llevó una vida propiamente calificada de normal. La
música no tiene fronteras, y con su arte viajó a varios lugares y países de
Latinoamérica, conoció las más diversas variedades de la realidad sudamericana,
tocó, cantó y vivió de una manera especial en que pocos lo hicieron a lo largo de
su corta, pero fructífera existencia, como mensajero de la música natal vernacular
y genuinamente Americana.
“El despertar de nuestra nacionalidad va estrechamente unido a la reivindicación
de nuestro auténtico autoctonismo y por consiguiente a las formas artísticas
vernaculares.” Francisco Gómez Negrón. 1933.
NOTAS
(1) Erasmo Saldívar Bellido. Apuntes Para la Biografía del Artista Pancho Gómez
Negrón. Huayllani, febrero de 1956. Publicado por Jaime E. Gamarra Zambrano
en la Revista Liwi Nº 01, Año 1 (Tercera Etapa), del mes de Junio de 1995. Página
17. Publicado originalmente en la Revista Liwi Nº 5, Segunda Etapa, del mes de
mayo de 1959, siendo su director el abogado chumbivilcano Arturo Villena
Aguirre.
(2) Diario El Comercio. Cusco. Viernes 21 de octubre de 1927. Página 5.
(3) Zoila Mendoza. Crear y Sentir lo Nuestro. Folklor, Identidad Regional y
Nacional en el Cusco, Siglo XX. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Primera Edición. Junio del 2006. Página 129.
(4) Abraham Valencia Espinoza. Pancho Gómez Negrón y el Folklore Cusqueño.
Revista Liwi, Órgano de Información, Difusión, Voz y Pensamiento de los
Chumbivilcanos. Año 1. N° 1. Editorial Wilkar. Junio-julio del 2000. Cusco. Página
7.
(5) José María Arguedas. Obras Completas. Segunda Serie. Tomo VI. Obra
Antropológica y Cultural. Volumen 2. Editorial Horizonte. Lima. 2012. Páginas 290
y 291.

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