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DE LA HIST 1A
HISÏQRIA
NACION
ARGENTINA
2- PERÍODO ESPAÑOL (1600-1810)
PLANETA
L a Academia Nacional
junta de Historia de la Historia
y Numismática —sucesora
Americana de la
que funda
ron en 1893 Bartolomé Mitre y otros destacados estudiosos
decidida a emprender en los años finales del siglo XX un
amplio esfuerzo de renovación historiográfica que conti
nuase los realizados en la Historia de la Nación Argentina
(14 volúmenes publicados entre 1936 y 1942) y en la Histo
ria Argentina Contemporánea (7 volúmenes, entre 1965 y
i967). dispuso en 1997 editar una obra orgánica y colectiva,
de alta divulgación: la Nueva Historia de la Nación Argentina.
Una comisión de académicos, encabezada por el presidente
de la entidad, elaboró el plan general que abarca, en diez
tomos, el proceso histórico desde los tiempos prehispánicos
hasta nuestros días.
En ellos tienen cabida relevantes especialistas, procedentes
de distintos ámbitos y corrientes historiográficas, con el
propósito de realizar una obra integral, no sólo en el sentido
temático sino también con la idea de alcanzar un conjunto
coherente que supere la simple reunión de monografías sobre
diversas áreas. En cada parte se estudian el territorio y la
población, la dinámica de las sociedades, las instituciones, la
economía, la vida cotidiana y la cultura en sus más diversas
vertientes. Un tomo final, de gran valor instrumental y
didáctico, contendrá los índices generales.
Con el prestigio que le otorga su trayectoria de institución
señera en su disciplina, la Academia ofrece al lector este
nuevo y notable aporte que se diferencia de los dos ante
riores por los enfoques y aspectos que sugiere el actual
movimiento historiográfico, circunstancia que sin embargo
no les resta vigencia como referentes en cuestiones que no
se tratan aquí desde la misma óptica.
ToMo II
PLANETA
Editorial Planeta Argentina S.A.I.C.
DIRECCION EDITORIAL: Leandro de Sagastizábal
COORDINACION: Alejandro Ulloa
EDICION DE TEXTOS: Diego Arguindeguy
DISEÑO Y MAQUETA DE INTERIORES: Osvaldo Gallese
COMPAGINACIÓN Y ARMADO: Adriana Martínez
LA ARGENTINA
EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII
INTRODUCCIÓN
Los siglos XVII y XVIII constituyen la eta siguiente. En todo caso, la historiografía ame
pa nuclear de la colonización española, una ricanista le ha dado un lugar como etapa de
vez superada la intensa época de los descubri consolidación de las provincias indianas. Aun
mientos, conquistas y primeros asentamien que fuese en tono menor, ésta parece ser tam
tos. Es entonces posible atender a la estructu bién la característica que puede destacarse en
ra de aquella sociedad nueva y observarla en nuestro ámbito.
su desenvolvimiento, a través de este largo seg La iniciación del período que aquí se con
mento histórico. Ta] es el objetivo de los vein sidera puede aproximadamente datarse con
tisiete capítulos que integran esta Segunda el cambio de siglo, pues ya ha concluido la vi
Parte de la obra. gorosa etapa fundacional de ciudades y ha
quedado consolidada la ordenación política
del territorio. Aunque la estabilidad es aún
DOS SIGLOS: RUPTURAS Y CONTINUIDADES muy relativa y el crecimiento tardará en lle
gar, hay signos de afianzamiento, como las
Los historiadores practican cortes tempo creaciones universitarias de Córdoba y Char
rales en sus estudios para centrar mejor sus en cas o la afirmación del eje comercial Potosí
foques, captar la sensibilidad de determinada Buenos Aires; pero también hay señales in
época y poder explicarla, sin dejar de recono versas, como una caída de la población abori
cer que se trata de un artificio. La utilización gen, una aparente ruralización de la vida en
de unidades seculares para medir el tiempo algunos centros urbanos y, en el mejor de los
persigue ese objetivo, a la vez carece de exacti casos, un muy lento crecimiento de la pobla
tud, si se la aplica con un criterio absoluto. ción hispano-criolla.
El siglo XVII se presenta con cierta opaci Sólo a mediados del siglo XVIII se observa
dad. En buena parte por la escasa información un importante crecimiento de la sociedad to
disponible, que ha sido en algunas áreas supe da, con un vuelco significativo hacia el Litoral,
rada por meticulosas indagaciones históricas. que se plasma en la integración política y te
Pero también por tratarse de un período de rritorial con el Virreinato del Río de la Plata.
sucesos menos espectaculares que la centuria Esa expansión general estaba aún en marcha,
anterior y menos transformadores que el siglo no sin algún decaimiento coyuntura], cuando
LA ARGENTINA EN LOS SIGLOS XVII Y XVlll
Con los nombres de Río de la Plata, Tucumán fine con el vocablo provincia y en menor me
y Cuyo se designaban las jurisdicciones políti dida con el de reino. Este último fue raramen
cas y eclesiásticas que integraban el actual te te usado en el Río de la Plata. A su vez, colonia
rritorio. El primero de ellos fue adquiriendo tiene algún interesante empleo político en el
un sentido más abarcador hasta culminar con siglo XVIII. Sin embargo, importantes secto
la creación del Virreinato del Río de la Plata en res de la actual historiografía americanista uti
1776, que comprendía las actuales repúblicas lizan el vocablo y sus derivados de modo más
de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. extendido para designar globalmente al perío
Después de 1810, la primera denominación do de la dominación española. Distintos crite
aceptada es la de “Provincias Unidas del Río de rios, poco explicitados y no siempre conver
la Plata”, la cual pese a ir cayendo en desuso, gentes, han llevado a cultivadores de distintas
fue reconocida oficialmente como tal en la áreas —como la economía, la sociedad, el arte,
Constitución Nacional reformada en 1860 la cultura, la política o el derecho- a usar di
(art. 35). No es pues extraño que “Río de la cho vo'cablo. Muchas veces colonial sirve para
Plata” y voces derivadas sean usadas por los adjetivar la justicia, la sociedad o la economía,
historiadores tanto en sentido amplio, com o también a la pampa o a los Andes y colonia
prensivo de todo el territorio, como en sentido para localizar algún punto del territorio. Estas
restringido, para denominar a la gobernación modalidades se podrán observar en los distin
respectiva. Pese a cierto anacronismo, la deno tos capítulos.
minación de “Nación Argentina” puede ser
considerada, a falta de otra más conveniente,
como apropiada para englobar a las diversas SOCIEDAD, PRODUCCIÓN Y COMERCIO
épocas que son objeto de estudio en esta obra.
Una trayectoria también digna de aten Nos hemos propuesto como objetivo pri
ción tiene el nombre “Buenos Aires”, que em mario alcanzar una visión integral del pasado
pezó designando al puerto de la ciudad de la argentino. La lectura de los capítulos de esta
Trinidad, para luego extenderse a la propia Parte aproxima a esta meta, ya que convergen
ciudad. Adquirió mayor resonancia como ca autores de distintas áreas de conocimiento
pital de la gobernación y luego del Virreinato. que procuran no sólo dar cuenta de la materia
Llegó, en fin, a usarse como denominación al especializada, sino que dejan traslucir el hilo
ternativa del conjunto territorial y en la última conductor que permite realizar las conexiones
época hasta se observa, en ocasiones, el em y ensambles necesarios para obtener aquella
pleo de la expresión “Virreinato de Buenos Ai pretendida visión.
res”. Este avance terminológico refleja el creci Después de la intensa empresa de conquis
miento material generalizado de esta parte del ta y primeros asentamientos del siglo XVI, se
territorio, que tuvo importantes consecuen entra en un período de lenta consolidación
cias en la siguiente centuria. que no excluye ciertos retrocesos en el po
Los usos terminológicos se manifiestan blamiento español. La ocupación del territo
también en la voz colonia. Está comprobado rio se articula a través de una vía de comuni
que la constitución política de las Indias se de cación troncal, el camino real que une Lima
LA ARGENTINA EN LOS SIGLOS XVII y xvm
con Buenos Aires, pasando por Potosí. Una Es en general difícil determinar el número
red de caminos secundarios y sendas comple de gente que habitaba en los ámbitos urbano y
menta aquella vía principal. Las ciudades se rural, percibir sus movimientos y verificar la
mantienen en un tono de pobreza en edifica trabazón de los distintos componentes socia
ción y pobladores. Algunas en el Tucumán les. Sólo los padrones de la segunda mitad del
fueron parcialmente abandonadas porque los XVIII ofrecen una información más precisa.
vecinos, para subsistir, optaron por dedicarse Sobre la base de una paciente labor de los es
a las tareas rurales, como en La Rioja y Cata tudiosos de la historia de la población se está
marca. Otras se afirman como ciudades clave hoy en condiciones de ofrecer los números re
en la ruta comercial, tales como Córdoba, Sal lativos de ésta, distinguir sus tres componen
ta y Tucumán. En el Litoral, resalta el creci tes principales —blancos, indios y negros- y es
miento de Buenos Aires. tablecer la manera en que se produce su inser
La ciudad, como núcleo de la coloniza ción en la sociedad hispano-criolla. Particular
ción, se consolida pausadamente a través de atención merece la situación social del mesti
estos siglos. Estaban ya resueltos la traza y los zo, el papel de la mujer y la participación de
espacios de plazas y calles. Las construcciones los portugueses en Córdoba y Buenos Aires.
de los edificios públicos demandaron tiempo Resulta, en cambio, difícil señalar el nú
y esfuerzo, y su precariedad obligó muchas ve mero de indígenas que habitaban el territorio
ces a reconstruirlos. Así, la edificación defini al momento del asentamiento español. De los
tiva de los cabildos se produjo a fines del siglo 300.000 estimados hace unas décadas, se ha
XVIII o comienzos del XIX. El de Buenos Ai ido avanzando hasta triplicar esa cifra y mos
res ya tuvo características destacadas en la pri trar su rápida disminución en el siglo XVII. El
mera mitad del Setecientos. Mucho más im asentamiento se hizo sobre áreas aborígenes
portante era la arquitectura religiosa, sobre to de disímiles características y la respuesta de los
do la emprendida por los jesuitas. Se destaca la naturales fue distinta. Esto se refleja, por
calidad de los templos cordobeses. En cambio, ejemplo, en el régimen de las encomiendas,
la arquitectura doméstica era modesta y sólo a que se establecieron en el Interior, pero no en
fines del XVIII, Buenos Aires, Córdoba y Salta Buenos Aires y en el Litoral, donde los aborí
mostraban algunas casas de altos. genes eran escasos y belicosos.
Más allá del núcleo central de la ciudad, Por último, es dato importante que a fines
que se desplegaba en torno de la plaza mayor, de la época hispana el antiguo Tucumán alber
la iglesia y el cabildo, se extendía otra zona gaba la mitad de la población (51,3 por cien
formada por conventos y monasterios que to), mientras el Litoral, pese a encontrarse en
configuraban los barrios y un suburbio que franco crecimiento, sólo alcanzaba el 35 por
vinculaba la ciudad con la zona rural, en tra ciento. Cabe también consignar, con propósi
ma abierta. La arquitectura rural tiene intere to comparativo, que el total de la población en
santes expresiones en las capillas, y también en el actual territorio argentino era para entonces
las fincas, estas últimas más valiosas en el nor sólo la mitad de la que tenía el Alto Perú.
te. Lugar destacado alcanza la desarrollada por Con el apoyo de la demografía se penetra
los jesuitas en las misiones. en el estudio de la sociedad, que ofrece una
INTRODUCCIÓN
creciente complejidad, sobre todo si se la con su propio capítulo en el libro. Ha sido estudia
cibe articulada a través de relaciones de pode da en parte por la historia de la población, en
res —económico, político, religioso, cultural parte por la historia social, y también hay
dentro del marco general de la Monarquía. Se aportes de la historia jurídica. Aun así hay
destaca la pluríetnicidad como elemento pro grandes vacíos en su conocimiento que resul
pio de la sociedad americana. En el estrato su ta necesario colmar, dada la importancia de la
perior estaban los. hijosdalgo que considera institución en sí misma y también como eje de
ban indigno el trabajo manual y necesitaban la estructura y dinámica sociales, exterioriza
para subsistir de quienes desempeñaran las do a través del régimen sucesorio practicado.
actividades productivas y los servicios. Espa Más allá de la intimidad de los afectos, la fami
ñoles pobres, mestizos, indios, negros y mula lia aparece asociada al mundo de los negocios,
tos cumplían ese papel social. Estas ideas, em de la política y del prestigio social, que permi
pero, se presentan a veces con mayor flexibili te observar una suerte de endogamia entre las
dad sobre todo al avanzar el siglo XVIII. familias de mayor nivel y otra también como
Es precisamente para este momento cuan resultado de las relaciones de vecindad.
do pueden señalarse unos rasgos de la socie El matrimonio se fue imponiendo lenta
dad, que reconocen cierta generalidad: extin mente entre los indios asimilados a la socie
ción de las encomiendas; valorización de la dad hispano-criolla. Hubo, sin embargo, una
tierra; crecimiento del papel de los comer actitud más laxa respecto de indios, mestizos y
ciantes y de los artesanos; disminución de la castas, a quienes se les toleraban las relaciones
mano de obra indígena y reemplazo por es irregulares que no fuesen escandalosas.
clavos y libertos; permanente ingreso de espa El cuadro de la sociedad adquiere nueva
ñoles peninsulares; vigoroso surgimiento de animación cuando se penetra en la actividad
una nueva burocracia y aparición más limita cotidiana y se observa cómo vivían esos pue
da de nuevos profesionales. Es cuestión aún blos. Una paciente y cuidada labor de recons
no profundamente estudiada la relación trucción histórica, basada en una infinidad de
mantenida entre criollos y peninsulares a lo pequeñas huellas, permite saber cómo vivía el
largo de estos siglos. Parece asentado que los hombre urbano, dentro de sus casas y en las
momentos más conflictívos se dan a partir del calles, y también cuál era la vida diaria en las
ministerio de Iosé de Gálvez, bajo el reinado áreas rurales. Cómo se regulaba el tiempo; có
de Carlos III. mo eran las calles; cuál era la disposición de
El autor del respectivo capítulo concluye las tiendas y talleres y demás actividades del
que el Virreinato ofrece “la imagen de un pue mundillo mercantil; cómo andaban y vestían
blo regionalmente diverso”, con una organiza los hombres y mujeres, según los estratos so
ción en varios niveles que no eran impermea ciales; cuáles eran sus devociones y recreacio
bles y que permitían cierta movilidad entre es nes; cómo se utilizaban los espacios que pro
tratos próximos en una o dos generaciones. porcionaban las plazas y alamedas.
La familia se presenta como institución Las celebraciones religiosas y regias, unas
nuclear de la sociedad. El matrimonio, regula con periodicidad conocida, otras inciertas,
do por el derecho Canónico, era su base. Tiene eran sin duda las exteriorizaciones colectivas
LA ARGENTINA EN LOS SIGLOS xvu v XVIII
más destacadas, en donde se mostraban en un Las faenas rurales atraían a un variopinto con
vasto escenario desde los más encumbrados a junto humano, cuyas imágenes desfilan en el
los más modestos actores sociales. Allí se po respectivo capítulo: peones, esclavos, gauchos,
nían de relieve jerarquías y poderes corporati mujeres. No deja de atenderse a la vida, el tra
vos sin excluir el conflicto que asomaba ape bajo, la comida y los esparcimientos en ese es
nas se considerasen vulneradas sus preemi pacio rural estratificado.
nencias en esas ceremonias públicas. Conver La producción de bienes era dependiente
gían, junto a la vana ostentación, el fervor co del eje comercial Potosí-Buenos Aires. Las
lectivo y la creación artística y literaria. economías comarcales del Tucumán y del Río
La labor de indagación en preciosas fuen de la Plata producían vacunos, mulas, varie
tes históricas nos permite también entrar en dad de alimentos, tejidos y artesanías que se
las casas coloniales, observar sus paredes y te enviaban hacia los centros urbanos y mineros
chos, echar una mirada sobre el mobiliario y del Alto Perú, a cambio de los metales precio
hasta conocer los animalitos que compartían sos, con los cuales se participaba en el comer
la vida de sus moradores. También podemos cio atlántico. Esto permitía al Litoral exportar
visualizar el estrado, centro de conversaciones, complementariamente cueros y otros produc
noticias y recuerdos. tos menores. Ese tráfico naval aseguraba, en
Asistiremos a los entretenimientos y devo retorno, la llegada de esclavos y mercaderías
ciones y acaso participemos de las enfermeda europeas.
des que aquejaban a sus moradores. Podre Este esquema, en cierto modo primitivo,
mos, asimismo, conocer la variedad de las co tenía su complejidad y se fue construyendo a
midas y la amplia y exquisita repostería. Algu contrapelo de los criterios peninsulares y de
- nos otros datos nos introducirán en el atuen las normas legales imperantes. No obstante,
do, que se modificaba al ritmo de la moda, y esta ilegalidad en su ejecución fue tolerada co
que servía para distinguir a los ricos de la gen mo solución conveniente para atender las ne
te común. cesidades de estas regiones periféricas de la
El mundo rural ofrecía también su varie Monarquía. Su desarrollo se asentó sobre re
dad, según fuesen la explotación, la región y des de relaciones personales y familiares, con
las épocas. Tampoco aquí cabe la uniformi la participación de autoridades locales y el
dad. Sólo pueden darse ejemplos, dentro de acuerdo a veces, la tolerancia otras veces, de la
una infinidad de matices. Por el carácter de las propia Corona.
explotaciones, se destacan las estancias de los A su vez, el régimen monetario estaba ca
jesuitas. Algunas del Tucumán llegaron a ser racterizado por su fragmentación. Circulaban
verdaderos complejos artesanales, agrícolo monedas metálicas buenas y malas, junto a la
ganaderos y frutícolas. denominada moneda de la tierra, pero los cir
En el siglo XVIII, la vida de los estancieros cuitos donde se utilizaban eran diferentes, ya
ofrece variantes. Mientras la de los bonaeren fuesen regiones, grupos sociales o tipo de
ses era modesta y a veces próxima a la miseria, transacción. Las monedas metálicas -espe
en cambio, los propietarios de haciendas en cialmente las buenas- eran las únicas acepta
l4 Salta gozaban de desahogo, con alto consumo. bles en el comercio internacional. Los comer
INTRODUCCIÓN
de un poder legislativo absoluto y exclusivo, suscitarse tensiones y conflictos entre los re
para abrir paso al estudio de una constelación presentantes de ambas instituciones a propó
de poderes, donde la Corona ocupa un lugar sito de los intentos de unos y otros de inmis
eminente, pero no único. Así, las ciudades, las cuirse en campo ajeno.
corporaciones y la misma burocracia se desta La religiosidad es atributo de la sociedad
can como instancias jurisdiccionales y norma hispana, que se transplanta en las nuevas so
tivas de distinta naturaleza. ciedades creadas en el Nuevo Mundo. Se in
Lo dicho no significa minimizar Ia impor tenta incluso crear formas más puras de esa
tancia que tiene por entonces la formación de religiosidad. Esta aspiración se encuentra en la
un moderno aparato estatal, que se percibe en empresa de evangelización y, sobre todo, en al
la burocracia administrativa, en los tribunales gunos de sus intentos. El modelo más destaca
y jueces, en el sistema impositivo y en la orga do -producto de experiencias anteriores— fue
nización militar, según se puede constatar en el de las misiones jesuíticas de guaraníes, que
el extenso tratamiento que de estos temas se alcanzaron a constituir una organización sóli
hace en los respectivos capítulos. Son todos da y probada, sustentada en una economía au
ellos elementos que conducirán lentamente a tosuficiente, dentro de un régimen que com
la configuración del Estado contemporáneo. binaba la propiedad privada y la comunidad
En este universo se inserta la política interna de bienes y tierras. En estas misiones se esta
cional. Su influjo en el área rioplatense se ob bleció la primera imprenta rioplatense en el
serva especialmente en los conflictos con Por año 1700, que, utilizando artesanos indígenas,
tugal e Inglaterra, que exigen el diseño de una publicó diversas obras, entre ellas la de Juan
estrategia diplomática y de una política de de Eusebio Nieremberg, De la diferencia entre lo
fensa. Esta última ocasionó altos costos. Las temporal y lo eterno, en 1704, que luce no sólo
erogaciones militares rioplatenses fueron por su magnífica tipografía sino por la calidad
cuantiosas y representan generalmente la mi de sus grabados.
tad de todos los gastos reales. La acción de las órdenes religiosas y del
La Iglesia, firmemente arraigada en los rei clero secular se extendió más allá de la aten
nos peninsulares, se une a la Monarquía en el ción del culto, al campo de la educación públi
transplante de la cultura hispana al Nuevo ca y de la cultura en general, y al socorro de
Mundo y especialmente en la empresa de enfermos, pobres y otros necesitados.
evangelización. Es, sin duda, poder espiritual,
pero poseía una sólida organización burocrá
tica compuesta por distintos órganos y niveles IDEAS, CREENCIAS Y VIDA INTELECTUAL
de autoridad. El entramado institucional entre
la Corona y la Iglesia tiene su principal expre ¿Cuáles eran las “ideas encarnadas” en el
sión en la figura del Real Patronato —delega hombre rioplatense? Algunos temas clave per
ción expresa del Romano Pontífice- que se de miten aproximarse a la mentalidad colectiva
senvuelve en el Nuevo Mundo con particulari de aquella sociedad, y observar las modifica
dades características. En el ejercicio de las fun ciones que se producen en ese sentimiento en
16 ciones de gobierno y de justicia no dejan de tre dos épocas bien caracterizadas: el Barroco
INTRODUCCIÓN
A lo largo del medio siglo anterior a 1810, También se expresa confianza en la educa
nuevas ideas penetran lentamente en el senti ción para elevar la condición humana y se pro
miento colectivo y se proyectan sobre la etapa clama la necesidad de que los libros puedan es
siguiente. En diversos órdenes se manifiesta tar al alcance de un mayor número de lectores.
una inclinación a favor de la libertad. De ma Paralelamente, se presta mayor atención a la la
nera concreta aparece en la libertad de comer bor científica, que tiene por entonces modestas
cio y, de modo incipiente, en un liberalismo expresiones en las tareas cartográficas y en la
político que reacciona frente a las doctrinas indagación de la naturaleza. No son ajenos a
que habían divinizado a los reyes. Se registran esta nueva sensibilidad, el mayor protagonismo
avances en favor del individualismo y del igua asignado a la mujer y el interés por mostrar las
litarismo. Parece ahondarse el sentimiento de bondades de la agricultura. Este manojo de
patria, y se rechaza la postergación que sufren ideas de distinta índole constituyó el germen de
los criollos. un cambio que no tardó en producirse.
I. TERRITORIO Y POBLACIÓN.
ESTRUCTURA Y DINÁMICA
DE LAS SOCIEDADES
1. DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL
DE LA CONQUISTA. RED DE URBANIZACIÓN
Y VÍAS DE COMUNICACIÓN
a los oasis de las ciudades con los poblados de cinos, y ninguna alcanzaba a reunir cuarenta
indios que las circundaban, sus encomiendas, casas. La fundación de estos poblados en los
las parcelas cultivadas y las tierras de pastoreo. mejores valles de la comarca y la falta de ele
Las ciudades no eran sino pequeñas aldeas he mento humano para tan vasta extensión de
chas de casitas humildes. Fuera de ellas y su ju tierra, impusieron la concentración de los po
risdicción, lo único español eran algunas sen bladores en esos sitios antes de pensar en ga
das y las cintas de sus caminos reales. nar más tierra a los indios. Bajo el peso deci
Entre “estantes" y “habitantes” la pobla sivo de las circunstancias, la empresa pobla
ción de la provincia era sólo de 700 españoles dora en la región cuyana hizo un alto de un si
y algo más de 24.000 indios encomendados. glo y medio.
La distribución de los vecinos encomenderos Estos datos precisos que descubren la esca
era la siguiente: en Santiago del Estero, cabeza sa población española en estas ciudades cen
de la provincia y sede de las autoridades, 100 trales y pequeños poblados, que frecuente
encomenderos; en Córdoba, 60; en La Rioja, mente decrecían por las guerras, pestes y mi
62; en San Miguel de Tucumán, 32; en Talave serias; acosados por la falta de medios de de
ra o Esteco, 33; en Salta, 30; en San Salvador de fensa, por el abandono de los criollos y mesti
Iujuy, 8, y en Madrid de las Juntas, 10. Córdo zos que salían fuera, y por la irreductibilidad
ba, que era el mayor pueblo de todo el Tucu de los indios, que si hoy sometidos, huían ma
mán, no tenía cien casas de españoles. ñana o se diezmaban entre si, o los destruían
Por su parte, sólo cuatro ciudades formaban las pestes y los excesivos trabajos, dan una ca
la gobemación de Buenos Aires: Buenos Aires, bal idea de cuán mísera sería esa vida.
Santa Fe, Corrientes y Concepción del Bermejo, Por eso el siglo XVII se desarrolló entre las
todas ellas con pocos pobladores y una estruc luchas por defender lo conquistado, por fre
tura urbana escasamente desarrollada. cuentes retrocesos y por agónicos avances so
En 1608 Santa Fe tenía 500 vecinos en to bre nuevas tierras.
da su jurisdicción, en 1609 Concepción reunía
70 vecinos, con 75 encomenderos, Corrientes, GOBERNACIÓN DEL TUCUMAN
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REFERENCIAS
o Ciudad ó Reducción lesuítica
Z Ciudad desaparecida Ü Reducción Franciscana
o Pueblo-ViIla-Paraje = Camino
Ó Pueblos de indios m-n Límite internacional actual
Ó Fortín ---- -- Límite interprovincial actual
TERRITORIO Y POBLACIÓN
fimdó para’ servir de baluarte contra las depre lbatín a La Toma -su sitio actual-, debido so
daciones de los indios belicosos. Cuando se es bre todo a las inundaciones y por haber que
taban acabando los indios de Talavera y empe dado a trasmano del único camino que ya se
zó a transitarse un camino directo de Santiago a transitaba para ir de Santiago al Perú.
Madrid de las Juntas, aquella ciudad quedó En la región de Catamarca, donde ya no
arrinconada y decayó tanto que el gobernador existía ninguna ciudad desde la destrucción de
Alonso de Ribera decidió trasladarla. Con ese Londres en el siglo XVI, se hizo necesaria la
objeto, en 1609, reunió a los habitantes de am organización de un centro urbano para utili
bos pueblos y con ellos fundó una nueva ciudad zar a sus diaguitas mansos y vigilar a los cal
que llamó Nuestra Señora de Talavera de Ma chaquíes guerreros. Por ello, el gobernador
drid, pero que se conoció comúnmente con el fundó en 1607 la ciudad de San Juan Bautista
nombre de Esteco. de la Rivera en el valle de Londres. Sin embar
Fue una fundación estéril. Los 110 vecinos go, esta ciudad estaba también destinada a de
que se registraron en 1610 habían disminuido, saparecer. Despoblada primero cuando su ase
veinte años después, a menos de la mitad. Ni dio por los indios, fue reedificada en 1633 por
su situación a orillas del camino real pudo sal don Ierónirno Luis de Cabrera en Pomán, en
varla. Hacia 1671 no llegaban a 20 sus vecinos otro punto de ese valle. Pero esta nueva funda
y moradores, los que estaban muy pobres y ción fue teórica, porque casi nadie vivió en
faltos de servicio por haberse acabado los in ella: todos los vecinos marcharon a poblar el
dios. A raíz de las incursiones de los aboríge valle de Catamarca. Lo cual era lógico porque,
nes del Chaco, el gobernador Mercado esta casi extinguidos los indios de sus encomien
bleció un fuerte llamado Real Presidio de das, la vida en Pomán se tornó imposible: el
Nuestra Señora de Esteco con guarnición per suelo era árido, malas sus aguas y toda la juris
manente. Y así, al último, casi no era más que dicción era un rincón apartado y despoblado.
el presidio, hasta que el 13 de septiembre de En cambio, Catamarca era un valle fértil y
1692 un poderoso temblor destruyó totalmen no estaba tan lejos del camino real. Surgió
te la ciudad y el presidio. entonces la necesidad de trasladar oficial
En un intento por ocupar el territorio cha mente la ciudad a este valle. Después de va
queño, en 1626 un vecino de Jujuy, Martín de rias dilaciones, autorizado por el rey, el go
Ledesma Valderrama, quien obtuvo previa bernador Mendoza Mate de Luna —entre 1683
mente el título de gobernador de la provincia y 1684- realizó el acto formal del traslado y
del Chaco, fundó en la confluencia del Zenta y llamó a la nueva ciudad San Fernando del Va
el Bermejo, la ciudad de Santiago de Guadal lle de Catamarca.
cázar. Igual que la otra ciudad chaqueña El 20 de diciembre de 1681 se fundó el
—Concepción del Bermejo- ésta tampoco lo pueblo de Nuestra Señora de Belén, en juris
gró subsistir y fue prontamente abandonada dicción de San Iuan Bautista de la Rivera de
hacia 1632. Londres, y se distribuyeron terrenos para sus
En este marco de inestabilidad debe ano primeros treinta pobladores.
tarse también el forzoso traslado, en 1685, de A fines del siglo XVII, Córdoba era la ciu
24 la ciudad de San Miguel de Tucumán, desde dad más próspera de la gobernación, por su
DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA CONQUISTA...
ubicación alejada de las invasiones indígenas tubre de 1614, que confió a los jesuitas. Las re
calchaquíes y del Chaco y por sus grandes y ducciones creadas por entonces en el territo
fértiles llanuras. Porque dicha ciudad signifi rio argentino estaban formadas por “pueblos”
caba la riqueza material y la seguridad, fueron de indios, en los que no había más españoles
a establecerse allí quienes deseaban prosperar que el doctrinero.
y vivir tranquilos. Desde la conquista hasta el último tercio
En el transcurso de la centuria alcanzó la del siglo XIX el río Salado fue la frontera. Allí se
colonización española del Río Tercero el apo levantaron los fuertes o fortines, la creación
geo de su progreso. Se multiplicaron los esta más precaria del esfuerzo humano. Se erigían
blecimientos agropecuarios a todo lo largo del con la premura que dicta el miedo y el peligro,
río, desde El Salto, y más al oeste aún, hasta la improvisadamente. Luego, a su sombra, bajo su
Cruz Alta, en cuyas inmediaciones terminaba protección, se refugiaban la esperanza, la ha
la jurisdicción de la provincia de Córdoba, y la cienda y la vida de las poblaciones inermes. Las
del primitivo curato del Río Tercero, erigido fronteras fueron durante tres siglos la obsesión
después de 1587. de los gobiernos. Allí iban a parar buena parte
Numerosas estancias con millares de cabe de los impuestos, y allí se dirigían los contin
zas de ganado se escalonaban, sin solución de gentes de reclutas y tropas, de enganchados y
continuidad desde uno al otro confin. El tráfi confinados, de los que amaban el peligro y acu
co era cuantioso y se mantenía en constante dían voluntariamente al servicio de los fortines
actividad. Ello trajo aparejado que la comarca o de los que eran convocados en levas incesan
contara con relativamente abundante pobla tes para el socorro de las poblaciones amenaza
ción, pero sin formar centros urbanos. Apenas das por el peligro de la invasión de los indios.
si algunas viviendas se agrupaban alrededor A esta época corresponde la instalación del
de las numerosas ermitas o capillas edificadas Real Presidio de Nuestra Señora de Esteco y los
en su mayoría por los dueños de las estancias. fortines San Bernardo (1665), Pongo (1676) y
Así nació la histórica capilla del Paso de Fe el fuerte de Cobos, en Salta; mientras que pro
rreira (luego Villa María), obra del dueño del tegían la frontera santafesina los fortines La
establecimiento, don Francisco Ferreira Abad. Pelada y Saladillo.
En su avance hacia los territorios de domi Numerosos fueron los pueblos indios de la
nio indígena los españoles fueron establecien región tucumana —como puede verse en la
do doctrinas o reducciones en pueblos de in cartografía-, aunque con población escasa e
dios e instalando fortines para defender lo inestable.
conquistado.
Se crearon la doctrina de Matará, en juris GOBERNACION DEL R10 DE LA PLATA
traslado de las misiones, y en el Chaco, con la La reducción de Santa Cruz de los Quilmes
destrucción de la ciudad de Concepción del fue fundada en 1666 con el arribo de cerca de
Bermejo. 200 familias, o sea más de 1.000 indios quilmes
Esta ciudad, con sus encomiendas de Gua del valle Calchaquí, y subsistió como tal hasta
cará y Matará, había permitido acortar camino 1802, para luego convertirse en pueblo.
y vincular las ciudades de Asunción y Tucu A poco de iniciarse el siglo XVII comenzó
mán. En 1632, frente a los reiterados ataques de en ambas bandas del Pago de la Matanza un
los indios guaycurúes y a un aislamiento cada proceso de concentración de la propiedad que
vez mayor, los pobladores abandonaron el lu dio origen a grandes estancias rurales: en las
gar y se refugiaron en Corrientes. Junto a ellos chacras de Flores, en la zona de Ezeiza, en el
marcharon los indios encomendados, quienes actual partido de Lanús. Las tierras repartidas
probablemente se instalaron en las cercanías de llegaban hasta las cercanías de Llavallol y
la ciudad y dieron origen a la reducción de Monte Grande, y hasta las inmediaciones de la
Santa Ana de los Guácaras. También la ciudad _ Laguna del Ojo (hoy San Vicente).
de Santa Fe sufrió los ataques indígenas, por lo Desde mediados del siglo XVII algunos
cual entre 1652 y 1662 debió ser trasladada de pobladores fueron afincándose en la costa del
Cayastá al sitio que hoy ocupa. Paraná y a todo lo largo del Arroyo del Medio,
En el área rioplatense, salvo contadas ex en estancias y en viviendas rurales. En 1630 se
cepciones, no existieron pueblos de indios. Las levantó una pequeña capilla en Luján, rodea
reducciones generalmente desaparecían a po da por estancias, y en 1680 se formó un pue
co de fundadas o se mantenían breve tiempo. blo, punto de descanso para las caravanas de
Esto ocurrió con la reducción de San Iosé del carretas. En el sitio de Las Conchas se constru
cacique Bagual, instalada sobre el río Areco, y yó provisoriamente un fuerte, y en 1676 un
con la reducción del cacique Tubichaminí, a pueblo, que desde esa época fue puerto de de
orillas del actual arroyo Espinillo. tención de embarcaciones y viajeros.
Más permanencia tuvieron la doctrina de Así, la conquista de la tierra en jurisdic
Baradero y la reducción de Quilmes. La pri ción de Buenos Aires fue lenta, imperceptible,
mera reducción indígena fue fundada en 1580 durante todo el siglo XVII. La riqueza ganade
por Iuan de Garay a una legua del Baradero ra era la única fuente de recursos, y habiéndo
actual y puesta a cargo de los padres francisca se convertido la misma en ganados cimarro
nos. En 1616 el padre Bolaños reorganizó la nes, era inútil poblar estancias, internarse en
reducción y la dotó de una pequeña capilla, y los desiertos, exponerse a suscitar las hostili
desde entonces Baradero se convirtió en el lu dades de los indios con establecimientos per
gar de descanso intermedio en la navegación manentes. Se iba a la pampa a recoger gana
del Paraná, y en 1628 fue erigida en curato. En dos, a hacer corambre, pero sin apartarse mu
1651 fue creada en la margen derecha del río cho de Buenos Aires. Recién al filo de la centu
Uruguay la reducción de Santo Domingo So ria el movimiento poblador y estanciero co
riano, que se separó de la de Baradero. Una menzó a afirmarse.
epidemia de fiebre amarilla motivó su poste De Santa Fe dependían las reducciones de
26 rior traslado a la otra banda del río. San Lorenzo de Mocoretaes, San Miguel de
DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA CONQUISTA...
los Calchines y San Bartolomé de los Cha LA LENTA OCUPACION DE NUEvAs TIERRAS
naes, las que hacia 1621 reunían un total de DURANTE LA PRIMERA MITAD
733 indios. En Corrientes, los indios se con DEL SIGLO XVIII
gregaron en los pueblos de Santa Lucía de los
Astos, Santiago Sánchez, Candelaria de Oho GOBERNACION DEL TUCUMAN
ma e Itatí.
Por su parte, las misiones fundadas por los Una nota característica de la región tucu
jesuitas entre los guaraníes entre los años 1610 mana -y también de Cuyo- en esta época fue
y 1640 se localizaron en regiones muy distantes el acentuado ruralismo de la población. Los
entre sí: en el Guayrá, en el Itatín y en el Uru vecinos preferían vivir en el campo, por lo
guay. Pertenecieron al actual territorio argenti cual las ciudades presentaban un aspecto de
no los pueblos del Uruguay occidental: Corpus abandono y descuido. Esta situación -más
Christi, San Francisco Iavier, Concepción y Ya pronunciada en Catamarca y La Rioja— se de
peyú. La fundación del pueblo de Los Santos bía a que el campo les permitía al menos sub
Reyes de Yapeyú en 1626, en un área entonces sistir, ya que por su incomunicación no po
marginal respecto del hábitat de los guaraníes, dían vivir del comercio.
respondió a un verdadero acierto político. Esta ocupación de los espacios vacíos en
Las malocas o bandeiras paulistas realiza los cinturones de las ciudades dejó a los pobla
das en la primera mitad del siglo XVII pro dores fuera del alcance de los servicios educa
vocaron la destrucción de las reducciones tivos y, sobre todo, espirituales. Vivieron en ese
del Guayrá, Itatín y Uruguay oriental y su ambiente, que para muchos fue de aislamien
reubicación entre el Tebicuary y el Paraná y to, pues las rancherías, postas y fuertes ha.llá
entre el Paraná y el Uruguay. En dicha región banse alejados unos de otros varias leguas,
existió entre 1641 y 1685, un total de veinti donde la vida era triste y mísera, desenvolvién
dós pueblos. A partir de 1685 las misiones se dose entre recogidas de ganado para corambre,
expandieron, y se fundaron ocho nuevos en guerra contra los indios y los matreros,
pueblos. cuando no mezclados con ellos; con casi nin
Los “treinta pueblos”, como se los llamó, gún aliciente de mejoramiento y escasos, si no
constituían centros urbanos consolidados, nulos en conocimientos y moralidad, e igno
con una población de considerable magnitud rantes en todo. Muchos vecinos no sentían
para su tiempo y ambiente. Ocho de estos gran arraigo a la tierra que ocupaban, pues no
pueblos han quedado en territorio de Para era de su propiedad; eran peones de estancias
guay, siete en Brasil y quince en Argentina: que vivían lejos de ellas. Las costumbres eran
Corpus, San Ignacio Miní, Loreto, Santa Ana, viciosas, las relaciones de familia poco estre
Candelaria, Mártires, San Iavier, Apóstoles, chas, y un abandono y despreocupación gene
Santa María la Mayor, Concepción, San Car ral eran ley común en todas las campañas.
los, San Iosé, Santo Tomé, La Cruz y Yapeyú. Sin embargo, estas personas conservaban
Hacia mediados del siglo siguiente alcanzaron sus sentimientos religiosos. La palabra elevada
un alto grado de desarrollo y estabilidad den y sincera de algunos simples y buenos curas,
tro del ámbito colonial rioplatense. llegados de tarde en tarde, los alentaba en sus 27
TERRITORIO Y POBLACIÓN
desgracias personales y atemperaba la rigurosi los pobladores a raíz de los conflictos con los
dad de sus vidas. El influjo de estos religiosos indios, pero el obispo estimaba que el número
era inmenso en los pobladores. quienes por sus de habitantes en el campo y en las montañas
propios medios levantaban oratorios y capillas cordobesas superaba los seis mil.
sobre terrenos cedidos por sus propietarios. La jurisdicción de Santiago del Estero reu
Cuando los vecinos de algún paraje agrupa nía seis curatos: Tuama, con dos capillas; So
dos en torno de la capilla del lugar alcanzaban concho, con una; Salavina, con dos; Sumam
un número considerable, las autoridades civiles pa, con tres; Río Salado, con dos, y Sañogasta,
(gobernador o cabildo) y eclesiásticas (obispo), de la que dependía una capilla.
actuando de común acuerdo, determinaban la Cinco parroquias cubrían la campaña en
creación de un curato o parroquia rural, y con la jurisdicción de La Rioja: Los Sauces, con dos
tribuían con ello a afianzar y promover el po capillas; Famatina, con cuatro; Guandacol y
blamiento y la concentración urbana. Vinchina, con cuatro; Los Llanos, con una; y
Las parroquias o curatos fueron las prime Belén (en la actual provincia de Catamarca),
ras jurisdicciones establecidas en tierras ar ‘con tres capillas.
gentinas, precediendo en la mayoría de los ca La jurisdicción de San Miguel de Tucumán
sos a los distritos civiles, conocidos como par poseía tres parroquias rurales: Choromoros,
tidos o pagos, asignados a un comisionado o con una capilla; Marapa, con tres, y Chiquili
juez de paz, y cuya jurisdicción coincidió, ge gasta, con dos capillas.
neralmente, con la de la parroquia. Catamarca, Salta y Iujuy tenían dos cura
Los periódicos informes de los obispos de tos en sus respectivas jurisdicciones. Los de
cada diócesis, en los que describen el estado Catamarca eran de la Sierra de Ancasti, con
general de las parroquias de su jurisdicción, seis capillas, y de la Sierra de Concepción, con
constituyen, por ello, fuentes de inapreciable cinco. Las parroquias de Salta eran Chicoana y
valor para conocer la urbanización existente. Guachipas, con cuatro y dos capillas, respecti
Exactamente hacia mediados del siglo vamente; y las de Iujuy, Humahuaca y Cochi
XVIII dependían de la jurisdicción de Córdo noca, con cinco capillas cada una.
ba ocho parroquias rurales, algunas de antigua
data. Ellas eran, la del Río Segundo, con tres GOBERNACIÓN DEL R10 DE IA PIATA
nas o San Nicolás de los Arroyos (1749), Arre nó alcalde de hermandad para el pago de los
cifes y Pergamino. Arroyos, pero no pudo asignarle sitio fijo por
Hasta 1778, Pergamino fue la última po que aún no existía pueblo alguno. Sin embar
blación cristiana sobre la pradera aborigen, y el go, cuando en 1730 se creó el curato de los
fuerte allí establecido protegió todo el nordes Arroyos —Parroquia de San Nicolás de Bari-,
te bonaerense y la villa del Rosario de Santa Fe. se le asignó por sede la capilla ya existente. Di
Por el sur, las estancias bonaerenses alcan cha creación dio origen a la agrupación de
zaron el paraje de. la Magdalena, y sobre la edificios y a la actual ciudad de Rosario.
costa atlántica y más al sur aún fueron estable La villa del Rosario fue fundada en 1725 y
cidas las reducciones de Nuestra Señora del se convirtió en punto donde se detenían las
Pilar (1746), en las cercanías de la actual Mar embarcaciones de Buenos Aires o para ella. El
del Plata, y Nuestra Señora de los Desampara censo de 1744 determinó para todo el pago de
dos (1750), próxima a la localidad actual de los Arroyos un total de 248 habitantes, sin es
Miramar. tablecer cuántos de ellos vivían próximos a la
Respondiendo a este poblamiento, en 1730 capilla.
se crearon los seis primeros vicecuratos en la La ocupación del suelo entrerriano se rea
campaña de Buenos Aires: Luján, que ya tenía lizó con lentitud por las dificultades que ofre
capilla y sacerdote con congrua desde 1630 y cía la naturaleza y por la porfiada resistencia
era pueblo desde 1680; Areco y Arrecifes, que de los aborígenes. Las primeras estancias de la
comprendía la iglesia de Santiago de Barade margen izquierda del Paraná —promovidas
ro; Las Hermanas y Arroyos; La Costa y San desde Santa Fe- se localizaron en la zona de La
Isidro; La Matanza y Santa María Magdalena. Bajada (actual Paraná), y desde este lugar
A este último quedó incorporado el antiguo avanzaron hacia el norte hasta el río Feliciano
curato de Quilmes. La creación de estas vice y hacia el sur hasta Punta Gorda (actual Dia
parroquias estaba muy sabiamente distribui mante). Para principios del siglo XVIII, la po
da, pues abarcaban regiones con un número blación había cobrado cierta importancia. En
proporcional de habitantes. 1730 fue creada la parroquia de La Bajada del
En la expansión santafesina hacia el sur, Paraná, y en los alrededores de su capilla se fue
fue construida en 1720 la capilla de Coronda, nucleando un pequeño caserío, que en 1745
bajo la advocación de la Virgen de la Concep reunía a 130 personas mayores de edad.
ción. A su alrededor se congregó la población En Corrientes, la expansión ganadera po
flotante, el pueblo se creó al año siguiente. sibilitó la ocupación de las tierras ubicadas en
Al sur de Carcarañá, o sea en el pago de la otra banda del río. Así surgieron los pagos
los Arroyos, erraban a fines del siglo XVII d_e Santiago Sánchez (hoy Empedrado) y el de
por decenas de miles los ganados sin dueño San Lorenzo (1707), San Ambrosio (1708),
conocido. Muchas Islas (171 l), Saladas (1705), Zapallos
En 1721 se dispuso que el Arroyo del Me y Caacatí (1713). Si bien no llegaron a consti
dio fuera el límite entre Buenos Aires y Santa tuirse pueblos, la población concentrada en
Fe, y desde entonces hubo dos pagos de los esos pagos adquirió volumen y las tierras co
Arroyos. En 1725 el cabildo santafesino desig menzaron a producir. Como resultado de este 29
TERRITORIO Y POBLACIÓN
gió dos parroquias rurales en Empedrado y EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
Saladas. En San Iosé de las Saladas ya existía
capilla, en tanto que la de Empedrado funcio El período comprendido entre 1750 y el
nó en la capilla de Candelaria de Ohoma. fin de la etapa colonial se caracterizó en todo
En territorio bonaerense una primera lí el territorio argentino por una “fiebre pobla
nea de fortines quedó establecida en 1744 e dora”, resultado de la acción de gobernadores,
iba desde Magdalena hasta San Nicolás pasan militares y frailes que con empeño buscaron
do por Merlo, Luján y San Antonio de Areco. formar nuevos pueblos como sinónimo de
En 1745 se sumó la Guardia del Zanjón. Todos progreso y quizá de ascenso en el escalafón
tuvieron guarnición permanente, aunque po administrativo.
cos años después quedaron en total abandono. La orden de congregar a los pobladores en
La frontera con los indios del Chaco estaba núcleos urbanos fue impartida en reiteradas
protegida por entonces con los fortines Culu "reales cédulas desde principios de siglo. La
lú, La Pelada, Saladillo, San Iosé de la Esquina, medida fue sugerida por los pastores de la
Fraile Muerto y El Tío. Iglesia, que veían en la concentración de per
En la evangelización de los aborígenes sonas la única forma de acometer una labor
chaqueños cumplieron un papel de significa catequística eficaz entre los indios y el modo
tiva importancia los padres de la Compañía de vigilar la conducta de los españoles en lo
de Iesús. Tras los primeros pactos con los ca referente al cumplimiento de las leyes de enco
ciques indios, se fueron instalando misiones a miendas y de los deberes religiosos.
orillas del río Paraná, desde Santa Fe hacia el Dos factores contribuyeron en gran medi
norte: San Javier (1743), San Jerónimo del da al avance del poblamiento. Uno, económico:
Rey (1748), Purísima Concepción (1749), San el reemplazo de las vaquerías por las estancias
Fernando del Río Negro (1750), San Carlos de cría organizada; otro, político: la creación
del Timbó (1763) y San Pedro de Espín del Virreinato del Río de la Plata y las intenden
(1765). Frente a esta línea vertical, se desarro cias, que favorecieron la instrumentación de
lló otra oblicua sobre el río Salado: San Iosé una política clara, decidida y coordinada res
de Petacas (1735), San Iuan Bautista de Bal pecto del aborigen, en todas las jurisdicciones.
buena (1751), San Esteban de Miraflores
(1752), San Ignacio de Ledesma (1756), TUCUMAN Y CUYO
En este período el poblamiento avanzó ha Carlota (en homenaje al rey Carlos IV), al
cia el sur de Córdoba y de Cuyo; se densificó el abrigo del fuerte del Sauce, también con ran
área central y se establecieron misiones y for go de villa; y dependiente de ésta, se fundó La
tines entre los indios del Chaco y de la pampa. Luisiana (en memoria de la reina), junto al
Antes de la llegada del marqués de Sobre fortín San Carlos. Los otros pueblos del sur
Monte a la intendencia de Córdoba, el sur de cordobés fueron San Bernardo y Santa Catali
la región estaba defendido —en una extensión na, en el mismo sitio de los fortines, y el de Re
de más de setenta leguas— con tres fuertes ducción, ya mencionado.
principales: el de las Tunas, inmediato a la Más al norte, sobre el río Segundo, los po
frontera de Buenos Aires; el del Sauce, al cen bladores se agruparon en el paraje Los Ran
tro, y el de Santa Catalina, a la derecha, con só chos, en la Villa del Rosario, y sobre el río Pri
lo doce o catorce vecinos en cada uno, a los mero nació Santa Rosa de Lima, erigida en pa
que se tenía impagos desde hacía años. rroquia por el obispo Moscoso, en 1799.
En esa línea, fue fundada, el 16 de marzo La línea defensiva implantada por Sobre
de 1751, la reducción de San Francisco de Asís Monte se extendió por el sur de Cuyo. En San
de los Pampas de Río Cuarto, también llama Luis se reconstruyeron los fuertes de San Iosé
da del Espinillo, a cargo de los franciscanos, del Bebedero y San Lorenzo del Chañar (1799),
quienes estuvieron hasta 1783. Doce años des en cada uno se emplazó una guarnición de cin
pués, el capitán Francisco Domingo Zarco cuenta hombres. Su objetivo principal fue pro
echó los cimientos del pueblo y fortín que lla teger la ruta a Chile. Tranquilizada la zona, se
mó Jesús María, pero predominó el nombre establecieron estancias e invernadas en el Tala,
del paraje Reducción, que es el que hoy tiene Chalanta, Lince y Paso del Río Quinto.
la villa. Al norte de San Luis fueron descubiertas
De acuerdo con el plan que aplicó el virrey las minas de San Antonio de las Invernadas.
Vértiz en Buenos Aires, Sobre Monte ordenó Afluyeron entonces mineros y especuladores
la instalación de nuevos fortines entre los exis de Córdoba, Chile y hasta de Potosí; se inició
tentes y la formación de pueblos al abrigo de un período de actividad comercial que trajo
los mismos. Los pobladores respondieron importantes beneficios al territorio puntano.
atraídos por las fértiles tierras y por hallarse la La explotación minera se extendió también a
zona sobre la ruta a Perú y a Chile. Los nuevos los lavaderos de Cerrillos Grandes y Cañada
fortines edificados fueron Loreto, San Rafael, Honda. Entonces Sobre Monte tomó varias
San Carlos y San Fernando (actual Zampa providencias para determinar el arreglo de la
cho), destinados a la protección de los pobla población que empezaba a nuclearse. Nombró
dores y del camino real. un juez comisionado, estableció un destaca
Entre los pueblos, destácase Concepción mento de milicias encargado de la policía y fi
del Río Cuarto, fundado en 1786, y erigido en ' nalmente dispuso la apertura de caminos. En
villa principal y cabeza del partido en 1787. El 1792 se realizó la traza de una población con
primer censo del pueblo de Río Cuarto, levan el nombre de La Carolina (en homenaje al
tado en 1794, arrojó 78 familias, con un total rey), se repartieron solares entre los mineros y
de 436 habitantes. En 1789 fue establecida La se pusieron los cimientos de la iglesia. 31
TERRITORIO Y POBLACION
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TUCUMAN Y CUYO A MEDIADOS DEL SIGLO xvm .
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REFERENCIAS
O Ciudad ó Reducción Iesuítjca
B’ Ciudad desaparecida Ó Reducción Franciscana
o Pueblo-Villa-Paraje — Camino
Ó Pueblos de indios Límite intemacional actual
0 Fortín ---- -- Límite interprovincial actual
32
DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA CONQUISTA...
El 6 de octubre de 1796, Sobre Monte au Distribuyó tierras, repartió ganados y facilitó
torizó la fundación de la Villa de Melo, en el útiles de labranza y pudo ver en poco tiempo
lugar de Piedra Blanca, falda occidental de la su obra en completo florecimiento, con una
sierra de Córdoba. La traza del pueblo se rea promisoria villa y el valle salpicado de innu
lizó sobre terrenos cedidos por los vecinos del merables chacras y estancias.
lugar. El nombre -impuesto en homenaje al La expansión hacia el sur alcanzó su pun
virrey Melo de Portugal- fue trastrocado en to extremo cuando en 1805 se dispuso la cons
Merlo por una corrupción del vocablo, y es el trucción de un fortín en la región del río Dia
que hoy tiene el pueblo. mante, que se llamó San Rafael (en homenaje
Incentivado por la acción pobladora que al virrey) y fue defendido por cien hombres.
se iniciaba y conducido por el celo pastoral, el Antes de haber dado fin a su construcción, la
obispo de Santiago de Chile, Iuan González tierra se dividió en solares para dar nacimien
Melgarejo, en su carácter de miembro de la to aI pueblo de San Rafael.
Junta de Poblaciones -organizada en Chile Un dato relevante del crecimiento pobla
con el objeto de promover núcleos urbanos cional y de la densificación urbana en el cen
erigió hacia mediados del siglo XVIII en ca tro de la gobernación de Córdoba y en todo el
rácter de permanentes las doctrinas de Valle ámbito de la de Salta lo constituye el notable
Fértil, San Iosé de Iáchal, Lagunas de Guana aumento del número de parroquias ocurrido
cache y Corocorto (actual La Paz). La medida, entre 1750 y 1801.
aunque concretada a lo eclesiástico, puso en Las ocho parroquias que poblaban el dis
movimiento el segundo tiempo poblador en trito de Córdoba en tiempos del obispo Ar
Cuyo. gandoña se habían elevado a trece. Por el sur,
La villa de San Iosé de Iáchal fue fundada las parroquias se escalonaban con los ríos de
por el maestre de campo Iuan de Echegaray, el Córdoba: curato de Río Cuarto, con sede en
25 de junio de 1751, y la villa de San Agustín Concepción; Río Tercero abajo (hoy Villa
de Villa Fértil fue instalada el 4 de abril de Nueva); Río Tercero arriba (hoy Villa Ascasu
1788 por Pablo de Quiroga, en carácter de co bi); Río Segundo o Los Ranchos, erigida en
misionado del gobernador intendente Sobre Villa del Rosario por el marqués de Sobre
Monte, quien aprobó la fundación el 10 de di Monte, el 27 de diciembre de 1795; Santa Ro
ciembre del mismo año. sa del Río Primero, desmembrada de la del Río
En 1770 un ataque de indios obligó a po Segundo y erigida en parroquia por el obispo
ner en Mendoza un fortín a la entrada del Va Moscoso el 29 de agosto de 1799. Al sur de Al
lle de Uco, denominado Real de San Carlos, ta Gracia existía el curato de Calamuchita, con
guardado por cincuenta hombres. Más tarde, sede parroquial en la iglesia de Nuestra Seño
Sobre Monte hizo formar una villa al abrigo ra del Rosario de Soconcho y de la cual figura
del mismo y mandó repoblar el fértil valle. Tal ban como capillas o viceparroquias, las de San
empresa se llevó a cabo con vecinos de las ciu Agustín, San Ignacio, Santa Rosa y la Cruz.
dades de Mendoza y San Iuan, y con habitan En Traslasierra, estaban los curatos de
tes que, hallándose dispersos por los valles y Pocho con los villorrios de Salsacate, La Ta
quebradas, vivían en permanente inseguridad. blada, Palmas, Sancala (hoy San Carlos) y 33
TERRITORIO Y POBLACION
Guasapampa, y de San Javier (hoy Villa Dolo cificar a los indios del Chaco promovió la fun
res) con los pueblos de San Iuan de los Talas dación de reducciones a orillas del río Berme
(hoy La Paz), Luyaba, Nono y Panaholma. En jo. De este modo, los franciscanos instalaron
los alrededores de la ciudad capital, el curato de las reducciones de Nuestra Señora de los Do
Los Anejos, con sede en Nuestra Señora de la lores y Santiago de La Cangayé (1780) y San
Candelaria de la Lagunilla (desde 1823, Alta Bernardo el Vértiz (1781), las que después de
Gracia); y en las sierras, la parroquia de Puni subsistir en penosas circunstancias, tfueron
lla, en la actual ciudad de Cosquín, que por el abandonadas en 1793.
oeste alcanzaba hasta la Candelaria, hasta que En La Rioja las parroquias rurales tuvieron
en 1809 se disgregó y tuvo su propia parroquia bajo su jurisdicción numerosas capillas ubica
con sede en Soto. das en los pueblos de Olta y Atiles, al sur; Sau
AJ norte existían las parroquias de Tulum ces, Aimogasta y Machigasta, al norte; y Fama
ba, Ischilín y Río Seco. Tulumba recibió el tí tina, Vichigasta, Sañogasta, Malligasta, Pituil,
tulo de villa por real cédula de 1803. De la pa Guandacol, Vinchina y Valle Hermoso, al oeste.
rroquia de Ischilín dependían la iglesia de Catamarca aumentó en dos el número de
Santa Catalina, con la estancia jesuítica homó sus parroquias: la de Belén, que pasó a su ju
nima y las capillas de Copacabana y Quilino. risdicción, y Santa María, instituida en 1783
Río Seco fue erigido formalmente en Villa por el obispo San Alberto. Santa María tuvo
Real de María por haber rescatado sus pobla como viceparroquia la capilla de San Iosé,
dores en 1751 la imagen de Nuestra Señora del inaugurada el año 1787 en el paraje San Iuan
Rosario, sustraída por los mocovíes tres años de Ingarama.
antes, llamada desde entonces “la Cautiva” o En Salta, la población de Rosario de la
“la Cautivita”. Frontera, nacida junto al fuerte de Zamudio,
En Santiago del Estero los seis curatos fue sede parroquial desde 1783. En los valles
mencionados en 1750 se mantenían con algu Calchaquíes existió el curato de San Pedro No
na pequeña variante. En septiembre de 1793 lasco de los Molinos de Calchaquí, o simple
Moscoso erigió el curato de Nuestra Señora de mente curato de Calchaquí (hoy Molinos).
Loreto del Río Dulce, que fue el origen de la Más al norte, se fundó en 1801 el curato de San
estación Loreto o Villa San Martín. Iosé de Cachi, desmembrándolo de Molinos, y
En Tucumán el curato de Marapa fue des a él pertenecieron las capillas de Santa Bárba
membrado en 1780 por el obispo San Alberto; ra, La Poma y San Antonio de los Cobres.
dio origen al de Nuestra Señora del Rosario de Al sur de la ciudad capital de la goberna
Monteros, que tuvo como viceparroquia a Si ción, funcionaron los curatos de San Pablo de
moca, Famaillá y Lules. Los pueblos de Grane Chicoana, con el anejo santuario del señor de
ros y de Marapa fueron viceparroquias del cu Sumalao, y el de Rosario de Cerrillos, llamado
rato del Beneficio del Río Chico. A1 nordeste actualmente Rosario de Lerma. Hacia el oeste,
se erigió el curato de Nuestra Señora de Rosa el paraje Río del Valle o de Anta fue erigido en
rio de Burruyacú. parroquia con sede en Piquete de Anta. Por el
El celo evangelizador alcanzó al propio go norte, pertenecían a la jurisdicción de Salta los
34 bernador Matorras, quien con el objeto de pa curatos de Perico y Del Carmen, actualmente
DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA CONQUISTA...
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TUCUMAN Y CUYO A FINES DEL SIGLO XVIII
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TERRITORIO Y POBLACIÓN
Entrevista del gobernador Matorras con el cacique Paykin. detalle. Oleo de Tomás Cabrera, Museo Histórico Nacional,
Buenos Aires.
en la provincia de Iujuy. Erigida la parroquia San Francisco de Yavi con los anejos de Acoite y
el año 1773 en San Iuan de Perico, por de Cerrillos. Los fieles de Yavi y su zona de influen
rrumbe de la capilla se trasladó la gente a Pe cia pasaban de 800 a.l iniciarse el siglo XIX.
rico de San Antonio o Perico Chico. Por el oeste, a la parroquia de Cochinoca
Un importante hito en el avance sobre tie pertenecían las capillas de Casabindo y de
rras chaqueñas constituyó el establecimiento Nuestra Señora de Nieva, edificada por el in
en 1794 de la ciudad de San Ramón de la Nue dio Pablo Molina, en el paraje del Moreno. La
va Orán a orillas del río Bermejo, última fun expansión hacia el este motivó la creación en
dación española en territorio argentino hecha 1733 del curato de Nuestra Señora de los Do
a la antigua usanza hispánica, que fue aproba lores del Río Negro, con jurisdicción en todo
da después por real cédula del 4 de diciembre el Chaco jujeño, excepto la reducción de San
de 1796, que le fijó como jurisdicción todo el Ignacio de indios tobas.
oeste del Chaco Gualamba.
De Iujuy al norte se escalonaban las parro R10 DE LA PLATA
Corrientes se expandió hacia el norte y en 1770, desde La Ensenada se avanzó hasta No
tró en conflicto con Paraguay, cuyo avance lle goyá; se originaron poblados en Gualeguay,
gó hasta las riberas del Paraná, con la funda Gualeguaychú y Arroyo de la China (hoy Con
ción de los pueblos de Pilar, Humaitá y Herra cepción del Uruguay). En Gualeguaychú exis
dura. El cabildo correntino ordenó en 1778 la tía capilla desde 1764 y fue consagrada parro
edificación del fuerte de Curupaití y en res quia en 1780; en Gualeguay la capilla fue edi
puesta, las autoridades paraguayas fundaron ficada en 1775 y el curato se creó en 1781; la
presidios y agruparon pobladores en Tacuaras capilla de Arroyo de la China se construyó en
o Yacaré (1782) y Laureles (1790). 1779 y el pueblo fue fundado en 1783.
I-Iacia el sur, la plena ocupación del terri La concentración de pobladores en estos lu
torio correspondiente al Iberá, encerrado en gares fue ordenada por decreto del virrey Vértiz
tre los ríos Santa Lucía y Corrientes, se produ el 2 de noviembre de 1781. Los objetivos de la
jo entre 1760 y 1773. Los centros principales medida eran, entre otros, regularizar a normas
desde donde se afianzó esta corriente pobla civiles la vida que llevaban los pobladores y or
dora fueron Saladas, Caacatí (1764), San Ro ganizar convenientemente las milicias y demás
que (1773), Yaguareté Corá (hoy Concepción) medidas de defensa en esos territorios contra
y Mburucuyá, algo más tarde. Más al sur, en la una posible invasión lusitana. Se ocupó de esta
década de 1790 surgieron Goya y Esquina co difícil tarea el comisionado Tomás de Rocamora.
mo embarcaderos de cueros en creciente au Santa Fe continuaba constreñida a la estre
mento de importancia en el Litoral. La capilla cha franja que controlaba al oeste del Paraná,
de Esquina fue construida en 1797. y sólo pudo afirmar su poblamiento en el sur.
Entre 1770 y 1777 se produjo la ocupación Hacia el norte, los franciscanos retomaron las
del Paiubre en la otra banda del río Corrientes. estropeadas reducciones de San Javier, San Pe
En 1799 se levantó la capilla de Curuzú Cuatiá y dro y San Ierónimo del Rey, y fundaron al nor
el virrey autorizó la fundación de un pueblo con te del Bermejo, Remolinos (1770), sobre el Pil
el nombre de Avilés y Nuestra Señora del Pilar comayo, Naranjay (1782) y Melodía (1787) y
de Curuzú Cuatiá, y se repartieron tierras a en territorio santafesino, Iesús Nazareno de
sesenta y cuatro pobladores. Esta medida fue to Espín (1795). La frontera con los indios cha
mada en el marco del pleito jurisdiccional entre queños estaba, a fines del siglo XVIII, defendi
Corrientes y el pueblo de guaraníes de Yapeyú, da por una línea de fuertes cómodos y costo
cuyas estancias y capillas, que bordean el Uru sos, desde San Ierónimo al norte hasta el Arro
guay, se habían expandido hasta San Antonio yo Pavón al sur. La línea defensiva comprendía
del Salto Chico (Concordia actual) y probable los fuertes de Cululú, Sunchales, Soledad, Me
mente hasta Iesús del Yeruá. El conflicto fue re lo y Monigotes, en Santa Fe; Quebracho He
suelto en 1810 por el vocal Belgrano, quien creó rrado y El Tío, en Córdoba; y Avipones, El
el pueblo de Nuestra Señora del Pilar de Curu Bracho y Salavina, en Santiago del Estero.
zú Cuatiá y le señaló una extensa jurisdicción, La frontera de Buenos Aires en una ex
que alcanzaba por el este las costas del Miriñay. traordinaria expansión alcanzó las riberas del
En Entre Ríos se ocuparon nuevas tierras río Salado. Incluso un grupo de hacendados
desde La Bajada hacia el interior. A partir de apoyados por el cabildo pretendieron llevar 37
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sus dominios más al sur hasta las sierras de las ron que los fuertes debían establecerse en la
Salinas, pero predominó el criterio sostenido proximidad de los caminos.
por los comerciantes, quienes con el objeto de Hasta mediados del siglo XVIII el pro
38 proteger la ruta a Cuyo y al Alto Perú, opina blema indígena no había sido encarado con
DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA CONQUISTA...
criterio que respondiera a un plan orgánico de y constituían una carga permanente, mientras
conquista y colonización, ni siquiera de defen que los pueblos, después de un período en que
sa de las poblaciones esparcidas en la campaña. debían subsistir con arbitrio del ramo de gue
Fue a partir de 1779, durante el gobierno de rra, podían cumplir el mismo objetivo que
Vértiz y a través del plan del teniente coronel aquéllos, sin que fuera necesario mantener en
Betbezé, cuando se tendió una segura y perma ellos compañías pagas.
nente línea de fortines desde Santa Fe hasta el Por ello, al abrigo de cada reducto, el virrey
sur de Buenos Aires, que continuaba por el sur Vértiz promovió la formación de un centro
de Córdoba y Cuyo. poblado, que iniciaron los blandengues con
En 1773 fue levantada la Guardia de Luján sus familias, a los que siguieron los campesinos
(hoy Mercedes) y diez años más tarde consti que vivían lejos de las defensas y los vagabun
tuía un núcleo de población con numerosas dos que infestaban los campos. Tras ellos si
chacras a su alrededor. En 1786 tuvo parroquia guieron familias de colonos recién llegados de
separada de la de Luján. En 1770 se construye España (asturianos y castellanos, principal
ron los fuertes de San Miguel del Monte y San mente) que no pudieron ir a los establecimien
Antonio de Salto; al año siguiente los de Nues tos de la costa patagónica y que el gobierno hi
tra Señora del Pilar de los Ranchos y de Iuncal zo distribuir en los distintos puestos.
(Matanzas). En 1775 el fortín de San Lorenzo Nacieron así florecientes núcleos de pobla
de Navarro, y dos años más tarde el virrey Ce ción, tomaron mayor incremento las labores
vallos mandó construir los fuertes de San agrícola y ganadera y las tierras fueron pobla
Francisco de Rojas y Nuestra Señora del Rosa das rápidamente. En 1796 el ilustre geógrafo
rio de Melincué. Este último, junto con los español Azara afirmaba que cada fuerte tenía
fuertes India Muerta y Pavón, protegió la fron una multitud de casas que lo rodeaban por de
tera santafesina, y aunque los tres dependían trás y los costados, habitadas por 800 o 1.000
de la comandancia de fronteras de Buenos Ai almas, que vivían tranquilamente. Al comen
res, estaban guarnecidos por vecinos de Santa zar el siglo XIX la Guardia de Luján (Merce
Fe y pagados por su erario. En 1781 el fortín des) tenía 2.000 habitantes; Chascomús, 1.000;
India Muerta fue deshecho y con sus materia Ranchos, 800; Monte y Salto, 750 cada uno;
les se construyó más al sur el fortín Nuestra Se Rojas, 740 y otros 400 vivían en Melincué.
ñora de las Mercedes (actual Colón). Sin embargo, a estos pueblos no se les dio
A estos sucediéronles el Fuerte San Iuan la organización civil ni administrativa que
Bautista de Chascomús (1799), el fortín San Pe prescribían las leyes, pues continuaron bajo la
dro de Lobos (1799) y el fortín San Claudio de jurisdicción del cabildo de Buenos Aires o del
Areco (actual Carmen de Areco). Con la línea de Luján. Entre las razones por las que no se
de fuertes y fortines del Salado, desde Chasco establecieron cabildos, pueden mencionarse el
mús hasta Melincué, se ganaron más de predominio del carácter militar de las guar
3.000.000 de hectáreas de estancias productivas. dias, la condición de pobladores forzosos de
El monarca español reiteró la necesidad de algunos de sus vecinos, la instalación interi
fundar pueblos en los lugares donde se habían naria de los que estaban destinados a los esta
instalado fortines, porque éstos eran costosos blecimientos de la Patagonia, las reiteradas 39
TERRITORIO Y POBLACION
tentativas de adelantamiento de las poblacio vos en 1767. Los españoles ocuparon Puerto
nes y, fundamentalmente, el celo con que el Luis, al que denominaron Soledad.
cabildo de Buenos Aires cuidaba que no se re
taceara su jurisdicción.
Hasta 1810 la línea de fortines no fue mo VIAs DE COMUNICACIÓN
nidor de sus ideales caballerescos y de su pri do, los climas cálidos y los cambios de tempe
vilegiada condición social, pero con el tiempo ratura, precisa poco alimento, suele tener po
su empleo como cabalgadura se difundió pau cos accidentes y padece pocas enfermedades,
latinamente a todos los niveles étnicos y socia se adapta fácilmente a los cambios de altitud,
les. A fines del período colonial, la discrimina sirve como bestia de carga, de tiro y de mon
ción en el uso del caballo sólo existía en el tura, no requiere descansos frecuentes como
marco teórico de las leyes españolas. Este ani el caballo, y no interrumpe su período de uti
mal, a.l amparo de concesiones virreinales, o lidad por gestación dada su esterilidad. Es, en
bien, sencillamente, a espaldas de la legisla suma, un animal duro, noble, resistente y
ción oficial, ya había pasado a ser un elemen adaptable.
to indispensable en la vida diaria del gaucho y A pesar de las continuas prohibiciones por
del indio. parte de la Corona encaminadas a evitar la
No obstante, correspondióle al ganado proliferación de su cría, y a pesar también de
mular el hegemónico protagonismo en el trá que la costumbre hizo relegar su empleo a
fico terrestre y en el sistema de comunicacio unos estratos étnicos económicamente más
nes durante todo el período colonial. El gana humildes, la mula se fue convirtiendo en uno
do mular combina la longevidad, la sagaci de LOS objetos más imprescindibles y caros. El
dad, la paciencia y la temeridad del asno con es) ‘añol, el mestizo, el indio, el minero, el agri
la mayor alzada y velocidad del caballo. La cultor, el traficante, el arriero, todos los niveles
mula resiste mejor el trabajo duro y prolonga sc ¡ciales necesitaban los servicios de la acémila 43
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TERRITORIO Y POBLACION
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l Carreta con la picana adornada con plumas de avestruz. Dibujo acuarelado de Florian Paucke.
para sus actividades domésticas o para sus mismo siglo XVI, se generalizó en las centu
operaciones de intercambio. rias siguientes. La carreta se convirtió por
Desde Buenos Aires hasta los Andes, todos ello en el carruaje-símbolo de la zona, punto
los caminos eran frecuentados y transitados obligado de referencia de viajeros, etnólogos
por las recuas de acémilas cargadas con pesa y folcloristas, y vehículo que más frecuente
dos fardos. La mula determinó en gran medi mente ha sido representado por pintores y
da la cohesión territorial argentina y la inte artistas.
gración de sus mercados interiores. Los dos centros de construcción de exce
Con los españoles pasaron a América tam lentes carretas se localizaron en San Miguel de
bién los primeros bueyes, y con ellos, las pri Tucumán y en Mendoza. Las construidas en
meras carretas para el transporte terrestre. Fue esta última ciudad eran algo más anchas que
éste uno de los vehículos que más se difundie las de Tucumán, pues transitaban por las
ron por todo el territorio indiano, pero en pampas, mientras que las otras iban a Iujuy
ningún otro ámbito de la América española se por angostos caminos, bordeados de espesos
extendió tanto su uso —casi exclusivo- para el montes.
tráfico terrestre, como entre la capital, Buenos Su característica figura de enormes ruedas
Aires, y las provincias del Litoral y del Interior de madera sin herrajes y el considerable espa
que hoy componen la República Argentina. La cio interior de su caja protegida por cueros no
geografía llana de gran parte del país favoreció se alteraron sustancialmente a lo largo del
la difusión de la carreta. tiempo, permanecieron como un modelo casi
El uso sistemático de la carreta en el Río invariable desde el siglo XVI hasta el XIX. Así
44 de la Plata, que está documentado desde el lo atestiguan dos completas descripciones de
DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DE LA CONQUISTA...
este vehículo y de la forma de viajar en él, que El mal estado generalizado de los cami
fueron realizadas por Alonso Carrió de la Van nos durante los siglos XVI al XVIII no per
dera en su Lazarillo de ciegos caminantes mitieron la difusión de las diligencias. Las
(1775) y por el viajero francés Alcides D'Or primeras líneas —muy escasas en número- se
bigny en su Viaje a la América Meridional rea inauguraron cuando terminaba el período
lizado en 1826 a 1833. colonial.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA m“
dios de notable calidad. Una excelente síntesis LA VANDERA. El libro no fue impreso en Gijón
del origen de los pueblos del sur bonaerense y en 1773, tal como aparece en su primitiva por
del sur de Córdoba y de Cuyo, en la obra de tadilla, sino en la capital limeña entre fines de
ROBERTO H. MARFANY, Frontera con los indios 1774 y principios de 1776. Más datos sobre es_
en el sud y fundación de pueblos, en ACADEMIA te aspecto pueden leerse en la novedosa obra
NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia de la Na de RAMON MARIA SERRERA, Tráfico terrestre y
ción Argentina, vol. IV, Buenos Aires, 1940. red vial en las Indias Españolas, Barcelona,
Entre las fuentes para el estudio de las vías 1992. En este libro pueden hallarse también
de comunicación, se destaca por ser muy com interesantes descripciones de los medios de
pleta, detallista y atractiva la conocida obra transporte.
Lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Ai Los caminos de la región litoral, en ERNES
res hasta Lima, que circulaba bajo el nombre TO I. A. MAEDER, op. cit., y las rutas secundarias
de CoNcoLoRcoRvo, se atribuía a don Calixto de Tucumán y Cuyo, en PEDRO SANTOS MARTI
Bustamante Carlos Inca, y que actualmente se NEZ, Historia económica de Mendoza durante el
sabe es de autoría de don ALONSO CARRIÓ DE Virreinato 1776-1810, Madrid, 1961.
46
2. LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
Alberto de Paula
Ramón Gutiérrez
La ciudad argentina ingresa al siglo XVII Desde el centro hasta el norte del país, la
con su traza y espacios vitales como plaza y ca modalidad de formación de las haciendas y es
lles definidos; pero el proceso de consolidación tancias constituyó una compleja realidad pro
era lento y dificultoso. Al tardarse muchos ductiva que abarcaba casi todos los elementos
años en concretar los principales edificios pú imprescindibles para la vida cotidiana y, por
blicos, iglesia y cabildo, se usaban sedes provi ende, relegaban las necesidades de servicio ur
sorias, precarias, que pronto necesitaban ser bano a aquellas que congregaban habitual
reconstruidas. Obras de largo aliento como la mente a los pobladores: las funciones religio
catedral de Córdoba requirieron para comple sas y las ferias o mercados locales y regionales.
tarse alrededor de cien años; la de Buenos Ai En Buenos Aires, donde a mediados del
res estuvo, tras su derrumbe en el siglo XVIII, XVII había unas cuatrocientas casas, según el
como fachada sin templo y en otra etapa, co viajero Acarette du Biscay, la vivienda urbana
mo templo sin fachada... Las viviendas de los respondía a los requerimientos productivos
pobladores sufrían igual precariedad. Además básicos, con un amplio patio y “grandes huer
solían verse demasiados huecos o baldíos, y los tas llenas de limones, naranjos e higueras,
cabildos debieron exigir muchas veces el cerca manzanos, peros y otros árboles frutales, con
do de predios para dar imagen urbana al case legumbres en abundancia como coles, cebo
río, y recordar con frecuencia durante el siglo llas, lechugas, ajos, arvejas y habas, sus melones
XVII la norma de desposeer de sus inmuebles especialmente son excelentes, pues la tierra es
a quienes los mantuvieran vacantes. muy fértil y buena”, de lo cual deducía que,
Esas ciudades se sustentaron durante el si aunque el vino era caro, los vecinos porteños
glo XVII como centros de servicio para pobla vivían cómodos, con abundancia de alimentos
ciones dispersas o rurales, que obtenían en sus como carnes de vaca, ternero, carnero y vena
estancias o sus encomiendas los recursos pro do, liebres, gallinas y patos, entre otros, y había
ductivos esenciales. Testimonios del siglo un equilibrio entre el abastecimiento urbano y
XVIII refieren que ciudades como La Rioja te rural, con diversas modalidades residenciales.
nían pocos vecinos con residencia urbana per El abasto cotidiano de carne a la futura capital
manente, en tanto otros pobladores se radica virreinal llamaba la atención de los viajeros
ban con preferencia en fincas campestres. por su abundancia al ser llevada “en cuartos a 47
Tl-ÏRRITORIO Y POBLACIÓN
carretadas a la plaza” donde se vendía, y al atar Los conventos, más o menos equidistantes
decer se daba muchas veces carne de balde, co de la plaza, servían a los “barrios” de la ciudad,
mo en los mataderos, porque todos los días se porque en ellos se localizaban los primeros
faenaban más reses que las necesarias al consu centros educativos y de atención de salud, con
mo “sólo por el interés del cuero”. las boticas, y sus feligreses acudían al conven
No todas las ciudades lograron esta conso to para resolver problemas espirituales y tam
lidación, pues se sabe de los traslados de Tucu bién de apoyo material mediante préstamos,
mán y Santa Fe en busca de asentamientos garantizados por censos o hipotecas sobre in
mejores que los de Ibatín y Cayastá, de las des muebles urbanos o rurales.
trucciones de Concepción del Bermejo por los Se formaba así una estructura interna de
indios, y Esteco asolada por los tigres e insec la ciudad, con su núcleo central definido por
tos venenosos además de los sismos. la plaza mayor y edificios relevantes (iglesia y
Los factores naturales eran problemas ha cabildo). A veces el segundo cinturón perirne
bituales en los asentamientos del siglo XVII. tral de conventos y monasterios configuraba
Las inundaciones padecidas por Santiago del ' barrios, y una periferia o suburbio articulaba
Estero, Salta o la propia Córdoba y los desbor la ciudad y el medio rural, en una zona de ca
des de arroyos que obligaron a construir dre rácter ambiguo pues, aunque continuaba la
najes, Cañadas, tagaretes y acequias, marcaron traza que cuadriculaba el territorio y las quin
el signo de las actividades colectivas de la po tas de labor definían su apropiación urbana,
blación y la preocupación de sus cabildos. En por otra parte, la imagen de ocupación en tra
el siglo XVIII, ciudades como Corrientes y ma abierta y poco consolidada la integraba al
Santa Fe estaban alerta ante incursiones beli campo sin discontinuidad. Esos límites desdi
cosas de los indígenas, y al final del siglo re bujados llamaban la atención de los visitan
querían estrategias de consolidación, median tes, acostumbrados a ver ciudades amuralla
te poblamientos de frontera. das o fortificadas, con divisiones precisas en
El abastecimiento de agua extraída de ríos tre ciudad y medio rural, y mostraban esta
o arroyos próximos se hacía con carros o por ambivalente relación vital entre ciudad y
aljibes y cistemas que recogían agua de lluvia, campo.
hasta la instalación de pilas de agua durante el A medida que en el siglo XVIII se ocupa
siglo XVIII en algunas ciudades. El barro y la ban los solares y se generaba un poblamiento
suciedad predomínaban en ciudades sin servi más pleno de la ciudad, por el crecimiento
cios de salubridad adecuados y donde era fre poblacional y la consolidación de la economía
cuente volcar las aguas servidas a la calle. urbana y artesanal, se generaba una imagen
Otros servicios como alumbrado o pavimen más “urbana”; aunque hasta el último tercio
tación de calles recién comenzarán en la capi de ese siglo, sólo Buenos Aires, Córdoba o Sal
tal del nuevo Virreinato a fines de ese siglo, y ta podían mostrar un puñado de casas de al
aún entonces se anotaba que las calles porte tos que superaran la tradicional vivienda de
ñas eran intransitables en tiempos de lluvia planta baja.
por las huellas que dejaban en el barro los
48 grandes carretones.
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
Dibujo de la fuente de la Calle Ancha de Santo Domingo de Córdoba. Archivo General de Indias, Sevilla.
Buenos Aires, causar pleitos con los vecinos era considerado como una defensa adicional
que debían ceder espacios para esas activida de la ciudad frente a eventuales ataques de
des. En ciertos casos, esos “paseos" se forma corsarios, ya que ello impediría una acción bé
ron aprovechando cañadas o acequias que lica sostenida, máxime, como apuntaba un
atravesaban las ciudades, recuperando un va viajero francés, si a los porteños se les ocurría
lor paisajístico destacado. echar el ganado a la costa impidiendo llegar a
Los atrios de conventos y monasterios tierra firme.
eran también pequeñas plazas barriales. En al Las fortificaciones, ideadas desde fines del
gunos casos, como en Córdoba, eran un recor siglo XVI como base de la defensa territorial,
te en la manzana adyacente, en otros, los más, mostraban la misma precariedad que el proce
estaban en la propia manzana del convento. so constructivo de la ciudad. Los distorsiona
Las instituciones educativas y sanitarias inte dos planos de Buenos Aires hechos a comien
gradas a algunos conventos o colegios culmi zos del XVIII por el ingeniero militar José Ber
narán en casos excepcionales en otras estruc múdez muestran la privilegiada imagen que
turas como beateríos, noviciados, seminarios, ‘este profesional atribuía al fuerte dentro de la
universidades, ermitas y capillas de órdenes ciudad. En la práctica, el Fuerte de Buenos Ai
terceras que contribuían a sacralizar la vida res servía también de residencia del goberna
urbana en el siglo XVIII. dor y su capacidad defensiva resultaba insufi
La escasa extensión de las áreas urbanas ciente frente a ataques externos, como se evi
permitía recorrerlas a pie sin dificultad y mu denció enla primera invasión inglesa (1806) y,
las y caballos las circulaban habitualmente. en realidad, como estaba previsto casi desde
Los carruajes de transporte eran escasos, pues un siglo y medio antes.
en el último tercio del siglo XVIII se veían só Las ciudades del norte contaron con even
lo en Buenos Aires y un viajero decía que no tuales fortificaciones estables o pasajeras para
pasaban de dieciséis los coches que había en la consolidar la frontera interna con el indígena.
ciudad. En Corrientes, los propios accidentes topográ
Las zonas portuarias eran puntos de gran ficos permitían el control directo; en Santa Fe,
dinamismo y aunque la economía de algunas hubo que construir destacamentos avanzados;
ciudades, como Buenos Aires, estaba estrecha y en la frontera chaco-tucumánica, casas fuer
mente vinculada a su uso, las restricciones de tes, como la de Cobos en Salta, muestran la
orden político para favorecer a la capital del modalidad de estas construcciones defensivas
Perú y los condicionantes del emplazamiento a escala territorial. Desde la constitución del
en un estuario de agua poco profunda que en Virreinato del Río de la Plata en 1776, el tema
torpecía el acceso de buques de calado mayor, defensivo a escala regional será potenciado
limitaron su utilización intensiva en una pri muy especialmente.
mera fase. La articulación entre la ciudad y el territo
El hecho de que los barcos debieran, con rio se hacía por caminos reales y senderos se
frecuencia, anclar en balizas exteriores y los cundarios. Todos reconocerán hitos de aproxi
pasajeros y carga desembarcasen en carretones mación y la imagen del suburbio de la ciudad
50 y llegaran empapados a la costa de la ciudad se perfilaba por la localización de actividades
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
contaminantes, como las Carnicerías, matade logías americanas sin que éstas respondan ca
ros y curtiembres o, posteriormente, por la lo balmente a alguna en particular. También las
calización de áreas de hornos de ladrillo y te viviendas de Canarias difieren de las solucio
ias, hospitales y cementerios. nes estructuradas en América, aunque poten
cian rasgos indicadores del proceso de integra
ción cultural y configuran una incorporación
LA ARQUITECTURA ‘DOMÉSTICA de aportes peninsulares regionales.
Quizás el hecho más relevante sea la dis
Las características arquitectónicas de la vi tinta disponibilidad de tierra urbana, ya que
vienda colonial difieren de los tipos tradicio el lote fundacional (como se ha señalado al
nales de las diversas regiones ibéricas. Baste tratar de la fundación de la ciudad en el siglo
analizar la barraca valenciana, la masia catala XVI) permite una propuesta extensiva y
na, el caserío vasco o las viviendas tradiciona prescinde de la edificación en altura, tradi
les extremeñas, andaluzas y castellanas, para cional en la ciudad española por su estrechez
comprender que se pueden identificar elemen de parcelas. Esto posibilitó desarrollar un
tos o fragmentos de ellas, asumidos en las tipo tipo de vivienda vinculado a la tradicional
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Plano de la ciudad de Buenos Aires con su "castillo” (1708). por el sargento mayor de la plaza. ingeniero militar José
Bermúdez. Archivo General de lndias. 51
TERRITORIO v POBLACIÓN
casa de patio mediterránea, que recuerda las islámico, el “chiflón” o conexión entre los pa
ínsulas romanas con su secuencia de patios. tios se ubicaba en un lateral de éstos sin co
Además, esta tipología adquiere signos es rresponderse al eje del zaguán de entrada. Así
pecíficos en diversas regiones, como las ga se aseguraba la autonomía espacial del segun
lerías frontales en Corrientes, y testimonia la do patio que no podía ser visto desde el pri
variedad de gran parte de la producción mero y viceversa. Recién en el siglo XIX con el
habitacional. uso de la puerta cancel y el sentido más exhi
La casa de tres patios con un área princi bicionista hacia el exterior, las aberturas se co
pal articulada, a través del comedor paralelo a locaron en eje continuo para ordenar la suce
la fachada, a un segundo patio de servicio y de sión de estos espacios.
éste a un tercero para huerto o caballerizas, Las habitaciones, comunicadas muchas
configura el punto culminante de la tipología veces por dentro, además de la puerta que da
que para Buenos Aires describe Concolorcor ba a la galería o al patio, también mantenían
vo (1773) cuando dice: “Hay pocas casas altas, este desplazamiento de ubicación. La lenta
pero unas y otras bastante desahogadas y mu sucesión de espacios reales y simbólicos ex
chas bien edificadas, con buenos muebles que presaba la graduación de ámbitos de carácter
hacen traer de la rica madera del Ianeiro por público o privado, y si bien la casa permane
la Colonia del Sacramento. Algunas tienen cía abierta durante el día, los zaguanes, gale
grandes y coposas parras en sus patios y tras rías, patios y el chiflón marcaban escalas de
patios, que aseguran los habitantes, así euro intimidad conocidas y respetadas por propios
peos como criollos, que producen muchas y y extraños.
buenas uvas”. Según que los usos de las habitaciones
El patio principal solía tener al frente el es frontales de la casa fuesen públicos o privados,
critorio y sala o eventualmente el comercio, al se ubicaba la zona residencial en el primer pa
bergaba las habitaciones principales y se cons tio o en el segundo. Si estaba en el primero, la
tituía en el espacio de vida y sociabilidad de la casa solía tener pocas aberturas al exterior y se
familia. Su equipamiento incluía el aljibe o la iluminaba y ventilaba por el patio. Se definía
cisterna para recoger el agua de lluvia, los tina así una imagen externa de muros macizos y
jeros para filtrar el agua, las bancas de madera encalados con pequeñas aberturas, y resultaba
y una nutrida vegetación de parrales, enreda un predominio de llenos sobre vacíos, propio
deras y otras plantas que creaban el microcli de la arquitectura popular de raíz hispánica.
ma de luz tamizada que le daba especial en En este caso, el segundo patio se destinaba al
canto al espacio del patio y sus eventuales ga servicio con las cocinas, almacenes, despensas
lerías circundantes. Estas galerías, espacios de y habitaciones para la servidumbre; allí se so
transición entre las habitaciones y el patio, lían ubicar los sanitarios o “comunes" para la
eran el sitio adecuado para la tertulia y las la atención de la casa. El último patio contenía el
bores domésticas. huerto, horno de pan, corral de aves domésti
Manteniendo rasgos de la tipología origi cas e inclusive caballeriza y cobertizo de los
nal, y atendiendo a las preceptivas de la inti carruajes y, en algunos casos, tenía entrada au
52 midad, heredada por los españoles del mundo tónoma desde la calle lateral.
LAS CIUDADES Y El. MEDIO RURAL
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Plano y alzada de la casa de Pedro Millán. Archivo General de la Nación, Buenos Aires.
En Salta, las casas de dos pisos permitieron doba muestran un grado de refinamiento que
desarrollar la vivienda en la planta alta, y faci no aparece en otros ejemplos del país. El pei
litaron la privacidad de las habitaciones y la netón que tenía la casa de los Allende y el
distribución de locales comerciales a la calle. frontis de la casa de Basavilbaso, conocida co
Se han demolido ejemplos valiosos, pero aún mo “Aduana vieja” en Buenos Aires, mostra
pueden apreciarse la calidad de esta arquitec ban la importancia de estas viviendas y la di
tura residencial en obras como las casas de fusión de modelos de tratadistas, como el je
Uriburu y Arias Rengel en la ciudad. suita Pozzo.
Las casas de dos plantas se difunden recién En el siglo XVIII, la casa urbana fue co
en el siglo XVIII, en Buenos Aires y escasa locada claramente sobre la línea municipal,
mente en Córdoba (Casa del Virrey). La mo mientras los procesos sucesorios que causa
dernización técnica que significó la “casa de ban la división de la propiedad incidían en la
azotea” a fines de ese siglo se difundió por el demarcación de un nuevo loteo de poco
Litoral, sin originar la construcción de casas frente y mucho fondo, que modificó el plan
de altos en Corrientes hasta el siglo XIX, y en fundacional de cuatro solares por manzana.
Santa Fe sólo se contabiliza algún ejemplo ais Esta manera de desarrollar la vivienda, man
lado, como la casa de Aldao. teniendo su estructura en lotes estrechos,
El trabajo ornamental y las soluciones téc daría origen a la casa de “medio patio” o “ca
nicas alcanzadas en obras como la Casa del Vi sa chorizo” que alcanzaría amplia difusión
rrey o la demolida Casa de los Allende en Cór en el siglo XIX. 53
TERRITORIO Y I’()BLA(ÏI(R‘)N
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Dibujo de las fachadas principal y lateral izquierda de la iglesia catedral de Santiago del Estero, por Melchor Suárez de la
Concha (l678). Archivo General de lndias, Sevilla.
galería lateral de postes de madera. También seños. Los templos jesuíticos nos remiten a la
los obispos del Paraguay solían afirmar hasta diagramación habitual de nave central y dos
fines del XVIII que los templos de las misiones laterales con capillas sucesivas. En general, sal
eran muy superiores a su propia catedral y, al vo las catedrales o los templos conventuales
ser expulsados los jesuitas, trasladaron su sede muy importantes como Santo Domingo de
a la iglesia de la Compañía en Asunción. Buenos Aires, eran templos de una sola nave, y
Esto sucedió en la mayoría de las ciudades cuando tienen tres, la solución es con crucero
ya que las obras de los jesuitas solían tener y cúpula.
mayor calidad que las de las otras órdenes, por El más antiguo de estos templos conven
ello los mercedarios ocuparon el templo de la tuales es el de San Francisco en Santa Fe, de
Compañía en Santa Fe, los franciscanos en Tu nave única y anchos muros de tapia, que so
cumán y en Mendoza, en Salta se lo adaptó co portan una interesantísima cubierta de made
mo catedral, y en Corrientes el colegio de los ra labrada, con falsa bóveda, y nudillos con ca
jesuitas sirvió de casas de cabildo y correo. necillos finamente labrados. El claustro de es
Las iglesias realizadas en la Argentina no te convento, al igual que el franciscano de Co
56 presentan singularidades tipológicas en sus di rrientes, está realizado con postes de madera
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
que forman amplias galerías junto a patios y sensibles diferencias entre sí y ratifican la re
huertos. lación de itinerancia que se encuentra en mu
En contraste con esa arquitectura liviana, chos artesanos que migraban a medida que se
algunos templos de Córdoba, como el de San les encomendaban trabajos de mayor enver
Roque, muestran la fuerza expresiva de los gadura. El paso de Ioaquín Marín por Luján,
muros de ladrillo y piedra bola o canto roda Buenos Aires, Salta y su trayecto hacia Bolivia
do, que también aparece en la fachada de la donde diseña la iglesia de San Iuan de Pocoa
Compañía de Iesús en la misma ciudad. La ca ta habla de este fenómeno de circulación de
lidad de los templos cordobeses, aun en obras los profesionales.
tardías como San Francisco, marca un punto De la misma manera se puede resaltar la
culminante de la arquitectura hispánica en circulación de las obras de arte, sobre todo
nuestro país. pinturas e imágenes de talleres artesanales de
La catedral de Córdoba reúne el talento Cuzco y Potosí, o mobiliario y platería luso
del jesuita Blanqui y el franciscano Muñoz, en brasileños, transferidos a casas y templos del
un excepcional conjunto con su cúpula domi norte, centro y litoral argentino. Esta movili
nante en el paisaje urbano de la ciudad; a su dad de los productos culturales adquiere irn
vera el ingeniero voluntario López erigirá el portancia a la hora de perfilar los nuevos gus
edificio del cabildo en un sobrio neoclasicis tos y demandas, sobre todo cuando la región
mo que marca el contraste de dos momentos del Río de la Plata ocupa un papel protagónico
de la arquitectura cordobesa. al instalarse la sede virreinal en Buenos Aires.
Pero los maestros de obras no fueron los
únicos autores de arquitectura, aunque ellos
LOS PROFESIONALES DE LA ARQUITECTURA hayan hecho la mayor producción. Se debe
contabilizar otra serie de profesionales y de
Los autores de esta producción arquitectó “inteligentes en arquitectura” que se arroga
nica eran principalmente maestros de obras, ban conocimientos matemáticos y técnicos
capacitados en su oficio de construir por un que les permitían abordar construcciones a
aprendizaje hecho en el núcleo familiar o en el veces de notable importancia. También los es
sistema gremial. Pero como los gremios recién cultores y retablistas eran llamados “profeso
funcionaron en nuestro territorio tardíamente res de arquitectura” por su dominio del dibu
y sólo en las grandes ciudades, predominó la jo, del cual solían carecer los maestros de
formación empírica desarrollada en la propia obras. En Córdoba, Hermenegildo de Eguivar,
tarea constructiva. Esta mano de obra, aun sin “maestro de escultura de madera cuya habili
ser calificada, reunía conocimientos adecuados dad dibujó la estampa con pluma de escribir”
de las posibilidades de los materiales, entendía nos legó el dibujo de la fachada de la Catedral
la economía de las obras y era creativa para re en 1758.
solver problemas derivados de programas ar A medida que avanza el siglo XVIII y se
quitectónicos no demasiado complejos. imponen las ideas de la Ilustración, la arqui
La arquitectura rural y la urbana en ciu tectura deja de ser un oficio vinculado al
dades intermedias y pequeñas no muestran mundo de la construcción, para inclinarse 57
TERRITORIO Y POBLACION
cadoras de límites formadas de acuerdo con el Uno de los ejemplos más interesantes de la
Tratado de San Ildefonso en 1777. Muchos de arquitectura hispánica en nuestro país, la igle
esos ingenieros colaboraron en la realización sia de la Compañía de Jesús de Córdoba, fue
de nuevas obras o reparación de las antiguas realizada en el siglo XVII por el hermano Le
en las ciudades fronterizas del interior de la maire, un jesuita belga que recurre a un texto
Argentina, tal el caso de Iulio Ramón de César, de Philibert Delorme para construir una bó
Félix de Azara y Iosé_ María Cabrer. veda de madera con el sistema de cuadernas
Entre los ingenieros militares, Domingo de un barco. Esta solución, hecha con notable
Petrarca intervino en la fundación de Monte calidad artesanal y a un costo menor que si
video; Iean-Barthélémi Havelle, Bernardo Le hubiese sido realizada en piedra o ladrillo, fue
cocq, José Pérez Brito y Iosé del Pozo y Mar repetida en templos jesuíticos de Santa Fe y de
quy actuaron en la región bonaerense y pata Paraguay, donde la madera está fácilmente
gónica; Joaquín Mosquera y Iosé Custodio de disponible, e incluso en Salta.
Sá y Faría colaboraron en la modernización En el Litoral, sobre todo en Corrientes, se
urbana de Buenos Aires a fines del XVIII y en construyó en madera con un sistema que se
diversas obras públicas pendientes; Joaquín expande desde Paraguay a Santa Cruz de la
del Pino llegó al rango de virrey del Río de la Sierra y el oriente boliviano. Se trata de obras
Plata. Los ingenieros navales y algunos mari con estructura de madera autoportante, cuyos
nos como Miguel Rubin de Celis, Antonio Al muros son simples cerramientos. Resulta una
varez de Sotomayor y Eustaquio Gianinni se economía pues los muros pueden ser de tierra.
destacaron en las diversas obras públicas y el La estructura de madera permite hacer la obra
último de ellos ‘fue autor del trazado del pue en dos etapas: primero elevar el conjunto es
blo bonaerense de San Fernando, además de tructural y el techado y luego cerrarlo, traba
gobernador del Paraguay. jando a cubierto.
Esta manera de construir genera a la vez
un criterio modular, donde el largo de las pie
ARQUITECTURA REGIONAL zas de madera define las longitudes de los es
pacios. De esta manera los módulos que se de
La arquitectura hispánica argentina se ca nominan “lances” definen las características
racterizó, en una visión comparativa con re de la casa o templo que tendrá tal número de
giones adyacentes como las de Bolivia o el Pe “lances” con independencia de los metros rea
rú, por la limitada influencia del mundo in les que tenga. De la misma forma se determi
dígena que solamente se alcanza a manifestar na la posibilidad de crecimiento por “lances”,
con claridad en la región del noroeste. A la lo que muestra adicionalmente la flexibilidad
vez, por una creativa apertura a propuestas del sistema constructivo.
de arquitectura tanto regionales como a Como en Paraguay, en varios pueblos de
transferencias externas. El sistema de “ensa Corrientes los templos se ubicaron al centro
yo-error-corrección” parece haberse aplicado de la plaza y tuvieron las galerías perimetrales
con eficacia en esta arquitectura esencial exteriores, contribuyendo a la sacralización
mente empírica. del espacio público. La solución de galerías de 59
Tl-ÍRRllOlllO Y POBLACIÓN
nico para funciones precisas, dentro de los va están fuera del poblado, muestran la versatili
riados usos del espacio. dad de este urbanismo alternativo que testi
En la plaza se celebraban juegos, cantos moniaba un sistema social, religioso y cultural
corales, danzas, procesiones y otras ceremo de alta calidad.
nias rituales, así como catequesis y comidas La arquitectura de las misiones jesuíticas
colectivas, o aprestos para salir al trabajo coti reconoce tres etapas que coinciden con los ci
diano. La participación popular se organiza clos de la experiencia reduccional. La primera
con la planificación del tiempo, y la plaza se se identifica cronológicamente con los mis
viste y decora en ciertas ocasiones: catequesis, mos procesos constructivos de la región: tem
regocijos, comidas y recepción de autoridades, plos provisorios de muros de tierra y cubierta
que se celebran allí con escenografías efímeras de paja que van paulatinamente siendo reem
de arcos triunfales, altares portátiles, capillas plazados por estructuras de madera. En la se
posas, castillos de fuegos artificiales y otros gunda fase se usan estructuras autoportantes
mecanismos de persuasión y deslumbramien de madera, cubiertas de tejas, y muros de sim
to que eran parte de la modalidad de comuni ple cerramiento pero hechos en piedra con un
cación del barroco. mortero de baja cohesión (San Ignacio Mini).
A diferencia de la ciudad indiana, los pue La tercera fase corresponde al descubrimiento
blos guaraníes sólo podían crecer en tres direc de yacimientos de cal que posibilita avanzar
ciones, pues el núcleo colegio-templo-cemen en muros y bóvedas de piedra y ladrillo, utili
terio era un límite preciso tras el cual estaba la zando cubiertas de madera (San Miguel), o
huerta y, por ese rumbo, no se podía prolongar bóvedas y cúpula (Trinidad).
el trazado. Este límite es físico pero también vi Al tiempo que se avanzaba en las posibili
sual y funcional; califica las principales edifica dades técnicas, por influjo del hermano Iuan
ciones y valora la imagen central de la misión, Bautista Prímoli se adoptaban partidos arqui
y a la vez marca la delimitación del área públi tectónicos más europeístas, en contradicción
ca con la semipública y finalmente la privada con la tesitura cultural de potenciamiento de
(residencia, huerta de los padres). las condiciones locales que presidía el marco
Una de las características más particulares general de la propuesta jesuítica de las misio
de la traza misionera respecto de la ciudad es nes. Esta circunstancia trajo cambios de opi
pañola radica en la inexistencia de manzanas nión sobre los recursos que debían invertirse en
con solares de propiedad individual. La mi las obras y los modos adecuados para hacerlas.
sión jesuítica tiene su propio módulo de
amanzanamiento conformado por la casa co
lectiva inicialmente y por la secuencia de casas OTROS POBLADOS DE ORIGEN FUNCIONAL
familiares luego. Eficiencia y pragmatismo
son, pues, elementos centrales en las decisio El modo de relación entre encomenderos y
nes de diseño de las misiones jesuíticas. Otros misioneros es una clave ineludible para ana
elementos como las posadas o tambos para lizar la formación de pueblos de indios, espe
albergar a los visitantes, o el cotiguazú para cialmente en el Litoral. La Compañía de Iesús,
62 alojar a las viudas y a mujeres cuyos maridos tras una breve y conflictiva experiencia en
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
Paraguay, optó por ejercer su labor evangeliza so Tello en 1754, definirán la modalidad habi
dora en el hábitat propio de los indígenas, le tual, donde el nuevo propietario construye la
jos de las ciudades indianas, sus estancias y sus capilla de la Concepción en su finca de Chepes
encomenderos, quejosos porque los jesuitas y da origen a un incipiente núcleo urbano.
les restaban mano de obra, pese a las normas Otra forma de concentración de la tierra y
de Hernandarias y las ordenanzas de Alfaro. paulatina estructuración de poblados eran los
La conducción d_e reducciones comarcales mayorazgos, que mantenían la propiedad de la
fue asumida por franciscanos, que atendieron tierra en los hijos mayores. Sobre esta base, Pe
alrededor de doce en jurisdicciones de Buenos dro Nicolás de Brizuela formó en el siglo XVII
Aires, Santa Fe, Corrientes y Concepción del el núcleo de Sañogasta en La Rioja.
Bermejo. Entre las actuales localidades bonae Aun en el análisis de poblados formados
renses, Santiago de Baradero remonta su his sobre la misma base de origen se ve que no hay
toria hasta comienzos del siglo XVII como co patrones de asentamiento común. Hay casos
munidad guaraní, e igual origen reconocen las en que la finca está próxima al oratorio, en
localidades correntinas de Santa Lucía e Itatí. otros está separada; en algunos, el caserío está
Las otras tuvieron suertes dispares: falta de articulado, en otros, disperso. El poblado de
clero, difícil relación con encomenderos e in encomienda responde a las propias coyuntu
dios, epidemias que diezmaron a éstos y dis ras de estructuración y no a un criterio homo
persión de sobrevivientes. Los pueblos fran géneo de organización del espacio. Entre este
ciscanos del Litoral parecen haber seguido la tipo de núcleos urbanos suele prevalecer la
tipología que puede verse entre los que han traza más bien orgánica, como respondiendo
subsistido en Paraguay: traza cuadricular, pla a modalidades de agrupamiento no planifica
za central, iglesia al centro de la plaza; pero no das y que solamente cuando adquieren cierta
se sabe lo bastante como para generalizar esa entidad serán sujetas a normativas de control
apreciación, por ejemplo, en las antiguas re edilicio y urbano.
ducciones bonaerenses y santafesinas. Algunos de estos pueblos se vinculan con
En el centro y noroeste del país, el carác la extinción de las encomiendas y la organiza
ter errático de los antiguos núcleos de enco ción de las haciendas, cuyos elementos de
mienda causó despoblamientos y formacio equipamiento y la concentración poblacional
nes de nuevos poblados. En el siglo XVII mu favorecen la institucionalización del grupo ur
chos repartos habían vacado por incumpli bano. Un ejemplo interesante en este sentido
miento de los encomenderos en los requisitos podría ser el de la hacienda de San Pedro No
de vivir en la zona y construir la capilla que le lasco de los Molinos en Salta, cuya capilla se
exigían sus títulos; esto llevará a nuevos otor convierte en iglesia parroquial y cuyas tierras
gamientos de los núcleos desestimados, en un próximas a la finca patronal son distribuidas
contexto convulsionado por los levantamien entre el personal de la hacienda y otros pobla
tos de los calchaquíes. dores cercanos. El caso del marquesado de To
Las encomiendas tendieron a decrecer pe jo en Yavi (Iujuy) puede marcar un ejemplo de
ro los nuevos poblamientos por mercedes de similar entidad y alberga uno de los templos
tierras, como el realizado por Antonio Reyno más antiguos de la región. 63
Tl-IRRl'l'()Rl() Y POBLACIÓN
del hábitat. En las haciendas salteñas la dispo frontera, que se mantuvo en otros ejemplos
nibilidad de maderas duras de los valles cáli salteños como los del Bordo, la Obra, el inge
dos permitió realizar estructuras indepen nio San Isidro y Buena Vista en Castañares. Un
dientes, aunque siempre se recurría al sistema ejemplo peculiar de esta tipología es la finca
de muros portantes de gran espesor, para opo “La Población” en el centro urbano de Campo
ner una fuerte masa rígida a los potenciales Santo, de dos plantas con arquerías. La dispo
movimientos sísmicos. sición abierta, con amplias galerías de madera,
En la Puna y los valles jujeños donde sólo puede encontrarse en áreas como La Ramada
hay madera de cardón, la arquitectura es un (Nuestra Señora de la Candelaria), El Prado,
continuo de tierra de piso a techo, con maci La Lagunilla, Molino de Dávalos en La Merced
zos muros de adobe trabados, eventuales, con y la finca del Alto del Molino, en las afueras de
trafuertes y techo de “torta” de barro soporta Salta. La finca de Isasmendi en Molinos tenía
do por cañas y maderos de geometría despare una especie de altillo sobre la puerta de acce
ja. Lo mismo ocurría en las bodegas riojanas so, ubicado frente al balcón-capilla abierto de
donde la grácil liviandad de los pies derechos la iglesia de San Pedro Nolasco.
de sus galerías de madera contrasta con los re En el centro del país, los establecimientos
torcidos maderos de algarrobo de la cubierta y más importantes fueron montados en el siglo
los espesos muros de adobe. XVII por los jesuitas, en la provincia de Cór
Iunto a la casa patronal, las “fincas” del doba, para generar rentas a fin de mantener
norte suelen presentar un oratorio importan sus colegios, noviciados, seminario y universi
te, casa de los puesteros y una ranchería o ca dad. Los núcleos de Caroya, Iesús María, San
sa de los peones. A ello se agregaban otros ele ta Catalina, Alta Gracia y Candelaria son
mentos funcionales, molinos, tahonas, caba ejemplos notables de arquitectura rural, con
llerizas, depósitos de aperos y almacenes de cebida en sus templos con una visión urbana y
productos o galpones de labor para la cera, europea: enormes iglesias para la reducida po
manteca, grasa o jabón. Además, claro está, de blación de un religioso con pocos obreros y
zonas de producción textil si las hubiese. En esclavos, que muestran la convicción del papel
general la distribución de esas áreas no tendía simbólico de sacralización territorial, implíci
a la segregación social, pues muchas veces el ta en esta visión religiosa. No se trata de las pe
“patio de labor” era compartido por los pro queñas capillas rurales existentes en diversos
pietarios y empleados de la finca, y las mujeres parajes de la provincia de Córdoba, algunas
de la familia del propietario actuaban cotidia sin vestigio de poblamiento próximo como
namente en la fabricación de productos ali Olaen, San Iosé y Candonga, sino de iglesias
menticios caseros o en faenas de bordados, en que superan en monumentalidad a las de mu
cajes o tejidos. chas ciudades de la región, con excepción de la
Las fincas con patio o sin patio fueron res propia Córdoba.
puestas tipológicas a necesidades diversas. Iunto a las estancias, este complejo econó
Núcleos antiguos como el llamado Fuerte de mico montado por los jesuitas abarcaba otros
Cobos o La Viña de Siancas muestran el senti elementos como la llamada “posta” de Sinsa
do compacto y casi defensivo de fincas de cate y La Calera, que sin duda posibilitaron la 65
TERRITORIO Y POBLACION
realización de estas obras. La principal activi punto donde comenzó a desarrollarse la in
dad económica de las estancias fue la cría y en dustria azucarera que configuró la base del de
gorde de mulas para el abasto del altiplano bo sarrollo económico de la provincia.
liviano y peruano donde se participaba activa Hacia el sur son escasos los ejemplos de
mente en las ferias de Pucara y Vilque. estancias coloniales que perduran. En la Es
Esos conjuntos están diagramados con tanzuela de Echagüe en Santa Fe, el plan de la
una lógica de distribución análoga a sus cole finca es compacto, circundado por una galería
gios urbanos, aunque la amplitud de su im sustentada en pies derechos de madera. En la
plantación es propia del medio rural. Un irn comarca bonaerense, la finca Santa Coloma
portante templo y a su lado una estructura presenta una galería similar de pilares de ma
claustral en torno de un patio, desde donde se dera con extenso desarrollo frontal realizada
manejaba la actividad fabril y administrativa en los primeros años del siglo XIX, mientras
de la estancia y se localizaban almacenes, laga que la quinta Pueyrredón, en San Isidro, pre
res, trapiches, oficinas y talleres artesanales. senta también galería aunque en mamposte
Alguna estancia, como Jesús María, tenía, ría y realizada posteriormente a la construc
al ser adquirida por los jesuitas, una gran ción del núcleo central que data del siglo
plantación de viñedos, pero en el siglo XVIII XVIII. Con un esquema más compacto y mi
contaba con 2.200 cabezas de vacunos, dos rador se puede recordar la Chacra de los Ta
molinos, un batán, dos telares de cordellate y piales y la Estancia del Pino, ambas del siglo
la viña que había duplicado sus cepas, además XVIII aunque con importantes transforma
de la extensa producción de frutales y legum ciones posteriores.
bres. En las obras de las estancias de Córdoba Dentro de esta arquitectura rural se debe
trabajaron sus mejores arquitectos, desde integrar ejemplos que conforman una parte
Blanqui y Prímoli, que estuvieron vinculados importante del patrimonio arquitectónico de
sucesivamente a Iesús María y Alta Gracia, los argentinos, las capillas rurales que, jalo
hasta Antonio Harls, que construyó Santa Ca nando los caminos y atendiendo a una feligre
talina. La calidad de estas obras las califica co sía dispersa en el campo, fueron dando en mu
mo ejemplos emblemáticos de la arquitectura chos casos forma a pequeños poblados.
hispano-criolla y, junto con las misiones jesuí Algunas, sobre todo en las provincias del
ticas, demuestra el valor del patrimonio arqui Noroeste, tienen origen en antiguos poblados
tectónico argentino materializado fuera de las de indios o en encomiendas repartidas en el
grandes ciudades. siglo XVI, que han evolucionado hacia asenta
Ejemplos similares serían el templo de San mientos urbanos estables. Tal el caso de la ma
Iosé de Lules en Tucumán, aunque al parecer yoría de los templos de la quebrada de Huma
fue completado por los dominicos tras la ex huaca en la provincia de Jujuy. Desde el límite
pulsión de los jesuitas. En Tucumán, la casa con Bolivia, donde, en las tierras de la familia
del obispo Colombres, realizada a comienzos Campero, cuya finca principal estaba en Yavi
del XIX con una doble planta con galería de hacia el sur, se desarrollaba un conjunto irn
arcos frontales que daban a un extenso huerto portante de caseríos en torno de estas capillas.
66 de naranjos e higueras. Su presencia señala el Tafna, Antiguyoc, Cobres, Casabindo, "Cochi
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
noca, Rinconada, Coranzulí, Susques, mues en Catamarca (Fiambalá, l-Iualfin, Capilla del
tran en la zona del altiplano de la Puna jujeña Rosario), La Rioja (Los Sarmientos, San Blas
la marca de los asentamientos indígenas o pe de los Sauces, Nonogasta) y la región cordobe
queños poblados mineros. sa, con obras más elaboradas técnica y formal
Poblados como Susques manifiestan la mente, como la capilla de Candonga, según se
persistencia de tipologías del medio altope ha comentado.
ruano, estando el templo rodeado de una bar En la región cuyana predominaba la cons
da perimetral y capillas posas en los ángulos trucción de tierra; las “bóvedas de Uspallata”
del atrio. En el caso de Casabindo, las capillas (rehechas con el método original) tienen las
posas se encuentran en la propia plaza y mar mismas soluciones cupuliformes usadas en el
can la tendencia hacia la sacralización del es templo de Lagunas de Guanacache, valiosa
pacio externo. Estas capillas están decoradas obra de arquitectura hispánica mendocina. La
en la mayoría de los casos con retablos de ado articulación con el paisaje natural y el sentido
be encalados y pinturas murales. Los ejemplos mimético califican a esta arquitectura popular
de estas pinturas que se encuentran en Sus en su compromiso con el sitio donde se erige.
ques, Coranzulí, Santo Domingo de Oro y Ca
sabindo, se prolongan hacia el sur en ejemplos
como Hualfin en Catamarca o San Isidro de la LA CULTURA URBANA Y ARQUITECTÓNICA
Sierra de Minas en La Rioja. En Yavi, los reta EN EL Río DE LA PLATA AL CREARSE
poblados, que eran cabeceras y centros de ser líticas del sur del continente en favor de Bue
vicios entre grandes extensiones rurales. nos Aires que, a su papel político de cabecera
En el Nordeste, en la actual provincia de virreinal, sumaba su jerarquización comercial;
Misiones y áreas de Paraguay, Corrientes, y la por eso la ciudad creció y tuvo transformacio
Banda Oriental del Uruguay (ahora corres nes rápidas en su panorama edilicio.
pondiente a Brasil), estaban los treinta pue La cultura urbana lograda por la hispani
blos guaraníes cuyo orden en la sistematiza zación de América estaba consolidada al fina
ción barroca de sus trazados, y la jerarquía ar lizar el siglo XVIII. Las trece ciudades ejercían
quitectónica alcanzada por sus edificios mo su liderazgo histórico en la organización del
numentales y particulares, hacían de ellos un territorio, en tanto las políticas de la Corona y
conjunto de alto valor, no apreciado debida la lógica de los acontecimientos daban tam
mente en la época posjesuítica tratada aquí. bién a los pequeños poblados formados en sus
En esas vísperas del Virreinato, comenzaba comarcas papeles de análoga naturaleza con
a extinguirse el predominio de los recursos, menor alcance.
tradiciones y características ambientales de
cada región, en el aspecto de ciudades y pobla
dos: la simbiosis entre herencias estéticas his LA PLANIFICACIÓN DEL TERRITORIO
CUADRO l
FORMACION DE PUEBLOS EN LA COMARCA BONAERENSE
En reducciones 2
PUEBLOS BONAERENSES FORMADOS PREVIAMENTE AL VIRREINATO
za de agrimensores, no pocas veces improvi comarca bonaerense, como la real cédula del
sados; pero algunos puertos como Las Con 10 de julio de 1753 y posteriores. Un proyecto
chas (hoy Tigre) y San Pedro tenían tramas de del gobernador Vértiz para poblar y fortificar
calles bastante irregulares, que se cuadrícula la sierra del Volcán (1774), y otro del cabildo
rían en el siglo XIX. mismo para fundar tres pueblos entre el Vol
Los cabildos de Buenos Aires y de Santa Fe cán y las Salinas Grandes, quedaron sin ejecu
fueron mezquinos con los pequeños poblados, ción al agravarse el conflicto brasileño.
al desconocerles la entidad jurídica prevista Al margen de los planes y proyectos oficia
por las leyes y cumplir sólo en pequeña parte les para formar pueblos al norte del Salado,
70 las directivas regias para formar pueblos en la durante el siglo XVIII nacieron otros centros
LAs CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
Debian erigirse dos fuertes con pueblos en la margen norte, sobre la meseta, se erigió
autosuficientes, uno en la boca del río Negro, la fortaleza cuya construcción dirigió el inge
y otro en bahía San Julián o más al sur y más niero militar José Pérez Brito. Subsistió cien
cerca del estrecho de Magallanes, con bases de años, aún existen su torre y algunos muros in
pesca y extracción de sal para los saladeros bo teriores, y su solar lo comparten ahora la igle
naerenses, pudiendo servir también de escala sia parroquial, la escuela provincial, el colegio
o apoyo para otros más alejados. Ambos de salesiano y el palacio municipal de la ciudad
bían emplazarse en sitios con aire puro y salu bonaerense de Carmen de Patagones.
dable, altos pero no mucho, por las molestias Un asentamiento provisorio se situó en
de los vientos, con manantiales o pozos de Puerto Deseado (abril de 1780); el 5 de di
agua potable, disponibilidad de leña y suelo ciembre se fundó en puerto San Julián la Nue
fértil para sementeras y frutales; y por su ubi va Colonia de Floridablanca, y en su periferia
cación debían favorecer la defensa del puerto. varios grupos de tehuelches súbditos del caci
Los pobladores, cuya selección, con la que Julián Gordo, reunieron sus toldos y ayu
puesta en práctica del plan, se encomendaba al daron a los fundadores. Hubo problemas con
intendente de Galicia, Jorge Astraudi, serían el agua, el clima y la salubridad, pero comen
familias de León, Galicia y Asturias, pobres pe zaba a prosperar cuando fue desmantelada el
ro laboriosas, instruidas en la agricultura o en 18 de enero de 1784, por gestión de Vértiz an
“oficios útiles”; se preferirían los casados sobre te la Corona, basado en que requería subsidio
los solteros, aunque algunos podrían serlo si constante.
su habilidad lo justificaba. Los contingentes migratorios totalizaron
Tras varios cambios, se designó comisario algo menos de dos mil personas; procedían ca
superintendente en puerto San Julián a Anto si todos de Castilla la Vieja, León, Asturias, y
nio de Viedma, y, con igual cargo en Bahía sin Galicia (en ese orden). Llegaron al Río de la
Fondo (río Negro) a su hermano Francisco de Plata en once embarques entre 1778 y 1784;
Viedma, experto en técnicas agrícolas, que en pero sólo 225 (11,6%) fueron al litoral patagó
sus posesiones de Iaén había participado en el nico. Regresaron a Montevideo algunas desti
Plan de las Nuevas Poblaciones de Andalucía. nadas a Patagones y casi todas las que habían
El 7 de enero de 1779 se fundó el primer asen poblado la Nueva Colonia de Floridablanca.
tamiento en puerto San Iosé, península Val Los retornos a España fueron mínimos.
dés, con un fuerte que subsistió hasta el 7 de Hubo pocas deserciones y casi todos cumplie
agosto de 1810, cuando el gobierno de Buenos ron su contrato, aunque en destinos diversos.
Aires decidió desmantelarlo pero a la vez, ese Algunos en las nuevas poblaciones del Salado
mismo día, quedó destruido por un ataque de bonaerense: Chascomús (26 personas), Ran
indios. chos (91), San Miguel del Monte (22), Guar
Para identificar la boca del río Negro hubo dia de Luján (32), Salto (20) y Rojas (32).
exploraciones especificas, y el 22 de abril de Otros pasaron a “castellanizar” la Colonia del
1779 emplazó Francisco de Viedma en la ban Sacramento, de donde se habían retirado mu
da sur un fuerte provisional que destruyó chos portugueses; la mayoría se distribuyó en
72 pronto la creciente. El 19 de junio de ese año, tre las nuevas poblaciones de la Banda Orien
LAs CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
tal: San José (211), Minas (168), Santa Lucía 1779, cerró por un tiempo el debate sobre am
(148), Canelones (45), Pando (27), Rocha pliar o no la zona de estancias, y fue base de un
(23), Solís (23), y también Maldonado (191), plan territorial y urbano a la vez, pues se dis
San Carlos (185) y la ciudad de Montevideo puso emplazar fuertes en Chascomús, Monte,
(254), con lo cual se compensaron en algo las el confín de Luján (hoy Mercedes) donde se
bajísimas densidades demográficas, caracte estableció la comandancia de la línea, y las na
rísticas del país oriental durante largo tiempo. cientes del río de los Arrecifes (hoy Salto); for
Carmen de Patagones es el único centro tines en Ranchos, Lobos, Navarro, confín de
subsistente del plan patagónico y su ámbito fí Areco (hoy Carmen de Areco), una guardia en
sico manifiesta su singular historia: el casco Rojas, y fortines en Mercedes (hoy Colón) y
fundacional tiene origen planificado pero es Melincué.
irregular, porque al llegar sus pobladores en Félix de Azara, en un reconocimiento he
1779, adaptaron como viviendas las cuevas ex cho en 1796, juzgó excesivo el costo y el dise
cavadas en el talud de la barranca, donde se ño de estos reductos, abaluartados según las
protegían de los vientos y los fríos. Entre 1800 tipologías de Vauban, y rodeados de foso y es
y 1802, se hizo la población de Nueva Murcia tacada, para enfrentarse con “indios de a caba
con casas de mampostería, a unos trescientos llo, armados de bolas y lanza” contra quienes
metros al este del fuerte, sobre la meseta. Pero bastarían cuadrilongos de simple estacada,
el sitio era desprotegido y muchos pobladores equipados con armas de fuego.
volvieron a sus cuevas que ampliaron con ha Para consolidar los centros urbanos que se
bitaciones de ladrillo, en tanto las calles se debían formar sobre esa línea, se publicó un
configuraron según las líneas de igual nivel y bando el 3 de octubre de 1780, ordenando que
las de menor pendiente. la población rural dispersa se reuniese a dis
Fue así como en el confín rioplatense más tancia de un tiro de cañón de los fuertes, con
remoto, a casi mil kilómetros al sur de Buenos pena de vida para los renuentes; y el 11 de
Aires, surgió una pequeña ciudad planificada marzo de 1781 se circuló una orden general a
y espontánea a la vez (según la escala de análi los sargentos mayores para continuar esa ac
sis que se aplique) cuya traza geomórfica es ción, que habría de complementarse con el
común en Europa y muy rara entre nosotros, aporte de algunas familias llegadas desde Es
y que sobrevivió subsidiada por la Corona, pe paña, para el plan de poblamiento patagónico.
ro sostenida con el sacrificio de sus vecinos. La misma línea se prolongaba en la co
marca cordobesa al norte o al sur del río
Cuarto, según los tramos, pero cercana a éste.
LA LINEA VÉRTIZ-BETBEZÉ-SOBRE MONTE El gobernador Iuan Victorino Martínez de Ti
Y su EFECTO URBANIZADOR neo (1749 a 1754) promovió la erección a pa
rroquia de una capilla rural, en cuyo alrede
La línea de fuertes y fortines al norte del dor había un pequeño caserío que fue origen
Salado bonaerense, proyectada por el teniente de la actual ciudad de Río Cuarto, y constru
coronel Francisco Betbezé de Ducós, y apro yó un fuerte allí y otro en la Punta del Sauce
bada por el virrey Vértiz el 1° de junio de (hoy La Carlota) para guarnecer la región. 73
Tl-ÏRRITORIO Y l’()Bl.A(Íl(')N
Otra fundación de 1751 fue la reducción fran el caserío y contribuir así a consolidarlo, por
ciscana del Espinillo, o San Francisco del Río que ese sitio se reconocía como uno de los me
Cuarto, actual Villa Reducción, departamento jores para población formal, “por la propor
Juárez Celman. ción en que se halla el agua, leña y pastos”.
El virrey Cevallos dejó en proyecto dos re Diez años después solicitará a la metrópoli las
ductos nuevos en Asunción de las Tunas y declaratorias de villas en favor de La Carlota y
Punta del Sauce, construidos hacia 1779 por el Concepción del Río Cuarto, concretadas por
gobernador Andrés de Mestre, pero insufi reales cédulas del 12 de abril de 1797.
cientes para proteger esas extensas llanuras si Los trazados de estos pueblos del Salado y
tuadas a unos 200 kilómetros al sur de la capi el río Cuarto respondían a una tipología muy
tal cordobesa, y cuyas estancias se despobla específica. Se había previsto aplicar las leyes
ban de manera incesante. sobre “población de las ciudades, villas y pue
El marqués Rafael de Sobre Monte, que blos” de la Recopilación de Indias, y pueden re
asumió el 7 de noviembre de 1784 la goberna conocerse algunos rasgos del diseño previsto
ción intendencia de Córdoba, estructuró una allí; pero el detalle tipológico más general es
línea estable de fuertes, fortines, villas y aldeas, emplazar el fuerte en el eje de simetría de la
y afianzó la población permanente, urbana y traza, hacia afuera de su perímetro, pero fren
rural, al sur de las antiguas comarcas de Cór te a la plaza mayor; de modo que el núcleo or
doba, San Luis y Mendoza, dio mejor protec denador forma la secuencia iglesia-plaza-fuer
ción al camino de Buenos Aires a Santiago de te, el caserío se ordena en tres lados de la pla
Chile, y consolidó el control fiscal sobre el trá za y el fuerte sobresale de la cuadrícula, por el
fico de mercaderías, cuyo producido compen cuarto lado, como clave del conjunto.
só en gran parte el costo de esas obras. La composición descripta se reconoce en
El tramo cordobés de la línea de Sobre los planos de La Carlota y Luisiana, existentes
Monte tenía, hacia 1786, este desarrollo: guar en el Archivo General de Indias; también se
dias de Loreto en el Zapallar, Asunción de las distingue en el de Río Cuarto pero, en este ca
Tunas, San Rafael de Loboy, Punta del Sauce so, con la variante de no haber secuencia entre
(después La Carlota), San Carlos en el paso de la plaza y el fuerte, por tratarse del plano de
las Terneras (después La Luisiana), reducción ensanche diagramado según directivas del
franciscana, Santa Catalina (avanzada hacia el marqués de Sobre Monte, ante el crecimiento
sur), San Bernardo, Concepción del Río Cuar demográfico de la nueva villa.
to (hoy Río Cuarto), San Fernando en Sampa La falta de planimetría original impide co
cho (avanzada casi S0 kilómetros al sudoeste nocer los diseños urbanos primigenios de
de Río Cuarto). Chascomús, Ranchos, Monte, Mercedes, Salto,
A la iniciativa del marqués de Sobre Mon Rojas y otros pueblos de la frontera interior
te deben su fundación varios pueblos del sur bonaerense; pero el análisis de piezas carto
cordobés: La Carlota, La Luisiana, Santa Cata gráficas del segundo y tercer cuarto del siglo
lina, San Bernardo y San Fernando; y entusias XIX permite inferir que también en éstos exis
mó a los vecinos dispersos en cercanías de tió esa combinación de elementos de la teoría
74 Concepción del Río Cuarto para radicarse en urbanística indiana y el desfasaje de la plaza
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
mayor hacia uno de los lados de la traza, para río Quinto; otro fortín se emplazó en el Morro
formar la secuencia antedicha. Al menos pare en 1735, después el de San Iosé del Bebedero al
ce que así estuvieron diagramados en su inicio sur de la laguna de ese nombre (45 kilómetros
los cascos fundacionales de Chascomús y al sudoeste de San Luis) y en 1779 el de San
Mercedes, y también el de Tandil, aun cuando Lorenzo del Chañar sobre el mismo río Quin
éste data del año 1823 y está, por lo tanto, fue to (25 kilómetros al sudeste de Las Pulgas).
ra de nuestra época de estudio. La comarca de Mendoza no tuvo conflic
En estas poblaciones de frontera, el edifi tos graves con las comunidades indígenas de
cio emblemático era la guardia o fuerte. Según sus territorios más australes hasta 1769, cuan
Gillespie, el fortín de Areco (Carmen de Are do hubo malones sobre el valle del Diamante,
co) era de adobe “con planta en estrella; el de ante lo cual se decidió emplazar el fortín San
Salto era más grande con dos de sus frentes Carlos, en la confluencia de los arroyos Yaucha
construidos con tierra endurecida sacada del y Aguanda, a unos cien kilómetros al sur de la
río y los otros protegidos por un foso y paliza ciudad. En diciembre de 1770, hubo en la zo
das”, los cuarteles estaban ruinosos pero las na nuevos malones que se reiteraron, a pesar
casas blanqueadas, dispuestas en cuadras, con de la resistencia opuesta por las milicias. En
jardincitos por delante, y en lados opuestos de 1780 se celebró un parlamento con los pe
la plaza estaban la iglesia y el fuerte. Más chi huenches y se acordó la paz, pero otros grupos
co que Salto era el pueblo de Rojas, pero “con continuaron la violencia.
casas en mejor condición” y huertas más lin El marqués de Sobre Monte visitó el sur
das, y el fortín Melincué, que carecía de pobla mendocino en 1786 y lo halló destruido y des
do, estaba casi por completo en ruinas. poblado; celebró con los pehuenches un nuevo
La atención de la línea del Salado decayó parlamento y se acordó una alianza para enfren
tras la primera invasión inglesa, y su defensa se tar a las tribus huiliches que eran el enemigo co
descuidó al disolverse el Cuerpo de Blanden mún; reorganizó las milicias, les compensó
gues, y destinarse las guarniciones y equipo de sueldos atrasados, reconoció a los estancieros
la frontera a las campañas por la Revolución de los daños sufridos; les distribuyó tierras y gana
Mayo. Por eso el coronel Pedro Andrés García, do, y fundó una población junto al fortín San
al visitar en 1810 la Guardia de Luján, tuvo una Carlos (la actual cabecera del departamento
mala impresión por el estado del fuerte, la ca mendocino de Nueve de Julio). El diálogo con
pilla y las viviendas de los vecinos. los ranqueles permitió incluirlos en el acuerdo
La frontera de San Luis estaba, al asumir el de paz, y se reinició una etapa de prosperidad.
marqués de Sobre Monte, menos protegida
que la del sur cordobés. El conflicto con las tri
bus ranqueles era latente con algunos enfren LAS NUEVAS POBLACIONES DE ENTRE Ríos
Nogoyá y la Bajada Grande (hoy Paraná). El virrey, designó a Rocamora para ejercerlo y,
cabildo bonaerense asumió atribuciones sobre entre otras funciones, lo facultó para organi
las vaquerías entrerrianas (real cédula de zar la fundación de cinco villas: Paraná, Nogo
1672), sobre las cuales también incursionaban yá, Concepción del Uruguay, San Antonio de
accíoneros de Santa Fe y hasta de Corrientes; Gualeguay, y Gualeguaychú, así como para
mientras grandes extensiones de tierra perma nombrar agrimensores y delinear las trazas
necían ociosas. En la Bajada se construyó en urbanas respectivas.
1715 la capilla de la Inmaculada Concepción, El proyecto de traza para estas villas se ba
hacia 1720 se inició el asentamiento espontá só en interpretaciones muy peculiares del ur
neo, y en 1731 se erigió la parroquia con sede banismo indiano, y entre sus características
en ese vecindario. explicaba que su orientación sería a medio
La estructura territorial amorfa, sin una rumbo y “la plaza deberá ubicarse de suerte
red funcional de centros urbanos, y el aumen que sus cuatro ángulos se fijen en los cuatro
to de una población rural espontánea, consti puntos cardinales; que tenga en ella solares la
tuían un caso atípico en el espacio hispanoa iglesia, la casa del concejo con cárcel, y tiendas
mericano. Tras erigirse el Virreinato, lograrse destinadas a propios, y que de la misma sal
el relativo equilibrio pacífico en la frontera gan, con la correspondiente anchura, las cua
con Brasil, por el tratado de San Ildefonso tro calles principales y las ocho angulares...”.
(1777), concretarse en la llanura bonaerense la Se configuraba así un cuadrilátero central
línea Betbezé y fundarse las nuevas poblacio de cuatro manzanas con la plaza de 120 varas
nes en la Banda Oriental (con recursos huma por lado, rodeada por ocho pabellones alarga
nos de la costa patagónica), el virrey Vértiz en dos de nueve varas y media de ancho para ser
caró la situación entrerriana y encomendó su vir de recovas o centro comercial, y un paseo
diagnóstico al mayor Tomás de Rocamora, ni exterior perimetral de veintisiete varas y me
caragüense, que habría sido colaborador de dia de ancho; con la iglesia y la escuela situa
Pablo de Olavide en el plan de Nuevas Pobla das en las dos cuadras del ladosudoeste, y el
ciones de Andalucía. cabildo y demás edificios públicos en el costa
Rocamora envió al virrey, entre agosto de do opuesto. Los ejes del trazado serían dos
1782 y enero de 1783, sus análisis de la situa avenidas de catorce varas, y el proyecto en su
ción territorial, urbana y demográfica de En conjunto constaba de ocho manzanas por la
tre Ríos, y un proyecto de fundación de pue do, con cuadras de ochenta varas (69,28 me
blos. En sus cinco distritos registró estas can tros) de largo, a diferencia de las 140 (l21,24
tidades de habitantes: 170 en la Bajada, 400 en metros) que miden en la ciudad de Buenos Ai
Nogoyá, 220 en Gualeguay, 200 en Arroyo de res, y calles en general de diez varas.
la China (hoy Concepción del Uruguay), y 43 La primera de las villas entrerrianas es
en Gualeguaychú, a los que habría que sumar Gualeguay, fundada el 19 de marzo de 1783;
cantidades no calculadas de población rural luego Concepción del Uruguay, el 25 de junio,
muy dispersa. y Gualeguaychú, el 18 de octubre; en el mismo
Vértiz creó el cargo de comandante gene año, el virrey Vértiz aprueba por decreto las
76 ral de Entre Ríos bajo dependencia directa del tres fundaciones, así como la distribución de
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
mataguayos y vejoses le pidieron formar la re Caraparí y Pizarro, para afianzar ante chiri
ducción que denominó Nuestra Señora de las guanos y chaneses la seguridad de la nueva
Angustias del Valle de Zenta y, previo acuerdo villa, cuya población civil la constituyó por
del virrey Vértiz y un parlamento con 400 in presencia, en un antemural del dominio acti
dios, se fundó en septiembre de 1779 a cargo vo del Estado.
de los franciscanos de Tarija, y se delinearon
calles rectas y plaza, el fuerte de San Andrés y
la capilla. También se erigieron en el Chaco las LAS FUNDACIONES DE SOBRE MONTE
reducciones de Nuestra Señora de los Dolores
y Santiago de la Cangayé (mocovíes) y San Si junto al río de la Plata no hubo avance
Bernardo de Vértíz (tobas). _ planificado de la frontera, fue otra la situa
El frente chaco-santafesino fue afectado, ción en el extremo andino de la línea. Se ha
a fines del siglo XVIII, por luchas entre mo reseñado ya la labor del marqués de Sobre
covíes y abipones, que llevaron a fortificar Monte en el frente sur de Córdoba, San Luis
Malabrigo (1783) y Sunchales o Virreina ‘ y Mendoza, fundando poblaciones y empla
(1790), cuidar la línea de fuertes de Cayastá, zando guardias, la última de las cuales era
Almagro, Esquina o Feliú, y Soledad, y las San Carlos al sur mendocino, donde se tuvo
guarniciones de los pueblos de San Geróni con las comunidades indígenas una relación
mo del Rey (hoy Reconquista), San Iavier y fluida y cordial, que posibilitó al comandan
San Pedro, y formar tres líneas de defensa en te Miguel Teles Meneses celebrar, en 1805, un
tre 1793 y 1796: una de San Gerónimo al acuerdo con caciques pehuenches para “el
puesto cordobés de los Porongos, para conec adelantamiento de la frontera de Mendoza,
tarla con Río Seco y la línea chaco-santiague con admisión de la fe, y de la formación de
ña; otra interior, en la ruta de Pergamino a un pueblo y fuerte”, según el entonces virrey
Córdoba, y la tercera, junto al Paraná, entre Rafael de Sobre Monte comunicó al rey el 25
Santa Fe y San Gerónimo. de junio de 1805.
La villa de San Ramón de la Nueva Orán, La fundación comenzó con el parlamento
sobre el valle del Zenta, fue fundada el 4 de del 1° de abril de 1805, el día 2 quedó acorda
agosto de 1794 por el gobernador intendente da su celebración, el 4 se reconoció la zona y
de Salta, ingeniero militar Ramón García de se eligió el punto más alto de la loma para el
León y Pizarro, quien la diseñó con cinco fuerte y el pueblecillo, se situó al oeste las tie
cuadras por lado, desfasando la plaza mayor rras de pan llevar y las tomas o acequias del
hacia la base de la traza, con su iglesia enfren río “para regar todos los terrenos de los nue
te, tres conventos casi equidistantes, una ave vos pobladores". En honor al virrey Sobre
nida perimetral de circunvalación, y en uno Monte, el cacique Caripán pidió ser bautizado
de sus ángulos el hospital y, algo más afuera, con su mismo nombre de pila, y el fuerte y la
el cementerio. Esta fundación fue un avance reducción recibieron la denominación de San
en la población estable del territorio chaque Rafael.
ño; dejó obsoletos a varios fortines en su re Sobre Monte preveía que aunque la funda
78 taguardia, y sólo se emplazaron los fuertes de ción de San Rafael se iniciaba “en calidad de
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
reducción”, convenía poblarla, “al modo que lo LAS MEIORAS EDILICIAS EN LAS PRINCIPALES
está la de San Carlos”. Setenta años después, el CIUDADES
Manual de las Repúblicas del Plata (edición
1876) indicaba que la localidad estaba rodea La nueva estructura territorial —política,
da “de chacras bien cultivadas” y los pehuen administrativa y económica- del sur de Amé
ches y aucas llegaban a ella para “vender qui rica y el desarrollo alcanzado por las regiones
llangos, conservando relaciones amistosas con argentinas se reflejaron en varias de ellas con
los cristianos”. la formación de buen número de poblaciones
La villa de San Fernando de la Buena Vis pequeñas y medianas, y repercutieron en la
ta, en las lomas de Punta Gorda, al norte de capital del nuevo Virreinato que creció, se en
Buenos Aires, fue fundada el 3 de febrero de sanchó, transformó su escenografía urbana
1806 por Sobre Monte, quien el día anterior con edificios públicos más monumentales, y
puso la piedra fundamental del templo de mejoró su calidad de vida.
Nuestra Señora de Aránzazu, frente a la plaza. La población de la ciudad de Buenos Aires
Con traza cuadricular y ordenada, su objeto era de poco más de diez mil habitantes en 1744,
era reubicar a los vecinos del puerto de Las casi el doble en 1778, y pasó a más de cuarenta
Conchas (hoy Tigre), cuya edificación había y dos mil en 1810: esto significa que se cuadru
destruido un violento temporal e inundación plicó a lo largo de sesenta y seis años. Su área
el 5 y 6 de junio del año anterior. También se urbana se densificó en el casco central y se en
mandó abrir el canal San Fernando para tras sanchó a expensas del ejido fundacional con los
ladar la faena portuaria a mejor sitio, y se barrios del Alto de San Pedro (San Telmo) al
prohibió en general hacer poblaciones en los sur, el Retiro al norte, y los hoy llamados Con
bañados. greso y Almagro, hacia el oeste. En el centro his
Las decisiones del virrey Sobre Monte de tórico, la edificación privada alcanzó mayores
fundar San Fernando y prohibir la urbaniza índices de ocupación y alturas, y acentuó allí la
ción de los bañados eran de un claro sentido necesidad de mejoras como el arreglo y nivela
ecológico y tendían a mejorar la calidad del ción de calles para el buen drenaje de la zona y
hábitat. La fundación de San Fernando resul la pavimentación de las calzadas con más trán
tó próspera, pero los intereses que se sintieron sito o de mayor representatividad institucional.
perjudicados por la restricción insistieron en Iuan Francisco de Aguirre, marino y cien
regresar al pueblo del Tigre pese a las adversi tífico, opinaba que en un territorio llano como
dades naturales. el de Buenos Aires, convenía canalizar el dre
Otras fundaciones de la misma época, co naje por conductos subterráneos tal cual se
mo Lobos y San José de Flores, formadas por hacía entonces en España, con la ventaja técni
iniciativas privadas, se caracterizan también por ca de no causar modificaciones bruscas de la
trazados cuadriculares, con la plaza principal en nivelación parcelaria. Pero en vista del costo
ubicación nuclear y la iglesia frente a ella, como de la obra, se optó por reformar las pendien
referencia arquitectónica de monumentalidad. tes de las calles, aunque no debe descartarse la
hipótesis de que en el casco céntrico se haya
excavado, antes o entonces, la red de túneles 79
TERRYFORIO Y POBLACIÓN
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que tanto da que hablar a falta de explicacio puertas de calle, y el zaguán de acceso al patio
nes categóricas y a la cual, en referencias de central, alrededor del cual se disponía la vi
época, parece aludirse como trabajos hechos vienda del propietario. Los cuartos a la calle se
por particulares sin permisos previos. alquilaban por tres o cuatro pesos cada uno, y
El mismo autor relacionaba el crecimiento en algunos casos se los diagramaba como de
de la población con el aumento en la ciudad partamentos de dos habitaciones, con un pa
de la cantidad de “casas de cuartos”, caracteri tio pequeño y dependencias.
zadas por ubicar al frente una o más habita A] par que la ciudad se compactaba en el
80 ciones independientes, con sus respectivas centro fundacional y se ensanchaba en la peri
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
feria, se concretaban obras de uso general pa “que corridas en los frentes, establezcan la se
ra la creciente población, como el paseo de la rie de los pisos...” y también de “puertas y ven
costa o Alameda, que incluyó el arreglo de las tanas a las calles con aquel aspecto de igualdad
barrancas laterales al fuerte, para hacer en que, por punto general, debe seguirse en todos
ellas bajadas transitables hacia el río, la demo los edificios nuevos...”.
lición de casas que obstruían las visuales blo Al crearse el cargo de intendente de Policía
queando el fuego de la artillería, el terraplena (esto es: de la “polis”, o sea de urbanismo) fue
do del segmento norte de la costa (actual ave designado Mosquera, el 27 de marzo de 1785
nida Leandro N. Alem) y su forestación para y, como bien ha recordado el padre Guillermo
formar el paseo. Furlong 8.1., su labor silenciosa y prudente le
El gobernador intendente Francisco de ganó generalizadas simpatías de la población,
Paula Sanz, cuya gestión coincidió con el vi que eliminó los viejos cercos de tunas, unifor
rreinato de Vértiz, tuvo al ingeniero militar mó las veredas, cooperó en nivelar las calles y
Ioaquín Mosquera como hombre de consulta costeó las placas de nomenclatura, entre otras
y entre ambos produjeron las once ordenanzas iniciativas.
del 18 de febrero de 1784 para el buen uso de Las obras públicas y monumentales supe
los espacios urbanos y vías públicas. El 23 de raron en jerarquía y cantidad lo conocido has
noviembre de ese año se aprobó un régimen ta entonces. Se construyó en el Fuerte el pala
de obras particulares, que exigía presentar los cio de los Virreyes (1796), con el novedoso te
proyectos para su previa aprobación e impo cho de azotea y un balcón cerrado al estilo li
nía pautas, como las de respetar el ancho de meño. Se terminó el interior de la actual cate
calle de once varas y alturas máximas de cinco dral (1754-1791), aunque la fachada barroca
varas para la planta baja, otras cinco para el proyectada por el arquitecto Iosé Custodio de
piso alto, más lo correspondiente a cornisas, y Sa y Faría en 1778, e iniciada en 1806, quedó
construir veredas con postes en sus bordes inconclusa y fue reemplazada por la columna
“para que las gentes transiten con comodidad, ta que ahora existe (1822-27).
y que las puertas y ventanas guarden su orden, El primer salón teatral se inauguró en
sin que salgan de la pared más de media cuar 1778; era una construcción de mampostería y
ta” (casi once centímetros). techo de paja, de seis o siete metros de ancho,
Resultado colateral de esas disposiciones con media platea para espectadores de pie, seis
es el importante cuerpo documental y plani filas de bancos y tres de butacas, éstas frente al
métrico, conservado en el Archivo General de escenario; a los costados había cuatro palcos
la Nación, que revela no sólo el procedimien laterales y las cazuelas para hombres y para
to administrativo, sino también características mujeres. Por estar en medio de la antigua ran
de la arquitectura doméstica burguesa en Bue chería del Colegio de San Ignacio se lo llamó
nos Aires y el tránsito del barroco popular al Teatro de la Ranchería, y subsistió hasta agos
neoclasicismo incipiente. Al dictaminar acerca to de 1792, cuando quedó destruido por un
de la obra de los Altos de Escalada frente a la incendio accidental.
plaza de armas (Yrigoyen y Balcarce), el inge Para las corridas de toros se usaba la plaza
niero Mosquera anota el requisito de cornisas mayor de Buenos Aires; algunas fueron me 8]
TERRITORIO Y POBLACION
morables, como la celebrada en 1760 durante Córdoba la renovación urbana que la distin
la jura por la coronación del rey Carlos III. guió desde las últimas décadas del siglo XVIII.
Entre 1790 y 1791, el maestro mayor de car La hábil transformación como centro comer
pintería Raymundo Mariño construyó la pri cial de un soportal poco usado en la plaza ma
mera plaza de toros, en la plaza Monserrat yor generalizó su renombre profesional y se le
(hoy Moreno) donde funcionó hasta habili confió la obra de la catedral, incluidos el reta
tarse en Retiro la segunda, notable edificio de blo nuevo y la reforma de las bóvedas para dar
planta octogonal y estilo mudéjar, proyectado luz natural a las naves laterales; la capilla y
por el maestro alarife Francisco Cañete y hospital de San Roque; la remodelación y me
construido bajo la dirección de Martín Boneo, jora de la cárcel; los campanarios del templo
cuya primera corrida se hizo el 25 de enero de de San Francisco que son neoclásicos, y la por
1801 y la última, el lO del mismo mes de 1819. tada nueva del colegio de Monserrat, “que es
La casa del cabildo de Buenos Aires se con de bella arquitectura jónica”.
cluyó en 1765, y veinte años después se agregó El ingeniero López intervino en fuertes,
el segundo patio para dependencias carcela fortines, poblados y villas en el sur de las co
rias. La construcción de cabildos continuaba marcas cordobesa, puntana y mendocina; en
en ciudades del Interior como Luján (iniciado normas para regularizar dimensiones, formas
en 1772, concretado entre 1788 y 1797), Santa y calidades de materiales de construcción; y en
Fe (1787-1813), San Miguel de Tucumán 1784 los estudios para situar el cementerio
(1793-1806), Salta (iniciado en 1676 y, a par fuera del área urbana de Córdoba y suminis
tir de 1780, ampliado por Antonio de Figueroa trar agua a esa capital por una acequia y fuen
y Ramón García de León y Pizarro); además tes utilitarias que, a la vez, eran objetos de or
de proyectos en San Luis, La Rioja y otras ciu nato público.
dades. En general, el balcón concejil y la torre Mendoza sufrió el 22 de enero de 1782 un
para campanario son los rasgos tradicionales sismo que dañó la edificación, pero la ciudad
que los caracterizan. renació pronto. En una descripción de 1802 se
El cabildo de Córdoba debió, en 1775, de decía que “consta de buenos edificios e iglesias
moler su ruinosa sede e iniciar otra, que no que en el día se van cada vez mejorando, con
avanzó por falta de recursos. En 1784, asumió ocasión de residir en ella cuatro buenos arqui
Sobre Monte la gobernación y encargó al inge tectos, a saber: los dos hermanos catalanes
niero voluntario Iuan Manuel López un pro don Jaime y don Ramón Roquer, y los dos ro
yecto nuevo y la dirección de la obra, conclui manos don Santiago y don Cayetano Ayroldi,
da hacia 1813. El arquitecto Mario I. Buschiaz bajo cuya dirección se han construido y se
zo destacó lo atípíco de este cabildo sin torre, continúan formando de nuevo otros edificios
revestido de mármol (detalle muy raro para y templos al estilo moderno, de la más bella
esa época) e influido por el neoclasicismo cre arquitectura, con preciosas portadas, cornisas
ciente, en cuya fachada se distribuyen las pi y antepechos, que presenta al público un deli
lastras con ritmo armónico. cioso aspecto”.
Al marqués de Sobre Monte y al ingeniero La historia urbana de Salta tiene un jalón
82 Iuan Manuel López ha debido la ciudad de memorable en el Auto de buen gobierno, dado
LAS (IIUDADES Y El. MEDIO RURAL
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Palcos de la plaza de toros porteña de Monserrat, fines del siglo XVlll. Archivo General de la Nación. Buenos Aires.
el 9 de diciembre de 1806 por el gobernador bras que hacen las arquerías de los soportales
intendente Rafael de la Luz, que estatuye pau y balcones concejiles y, como en Córdoba, la
tas para la vida laboral, lealtad comercial y omisión de la característica torre-campanario.
otros temas de interés social y público. Hay La gran recova de Buenos Aires entre las
normas edilicias como la orden de cercar hue plazas mayor y de armas (demolida en 1883
cos o baldíos en la ciudad, con las opciones de para unificarlas) debía hacerse al fundarse la
que sus propietarios edificasen en ellos o los ciudad (cláusula 116 de las Reales Ordenanzas
vendiesen a quienes pudiesen hacerlo; tam de 1573) pero se pospuso por los cabildos has
bién debían construir aceras de lajas, cuidar la ta el Virreinato del ingeniero militar Joaquín
correcta nivelación de las calles, mantener fa del Pino, que encargó sus planos al maestro
roles en las fachadas y velar por la pulcritud alarife Agustín Conde, modificó los alzados,
general de la urbe, entre otros asuntos como para igualar su arquería con la del cabildo, y se
drenaje urbano, paso de vehículos y caballos constituyó en autor real de su diseño con los
por las vías públicas y velocidades tolerables. maestros Iuan Bautista Segismundo y Iuan
La modernidad “posbarroca” o neoclásica Antonio Zelaya, proyectistas del gran arco
triunfante en Córdoba, Mendoza y otras ciu central y constructores de toda la obra entre
dades se imponía también a orillas del Plata: 1302 y 1804.
desde 1799 Montevideo y Buenos Aires tenían La actual esquina nordeste de Rivadavia y
al español Tomás Toribio (1756-1810) como Reconquista se destinó en 1803 para el teatro
arquitecto adscripto al Real Cuerpo de Inge Gran Coliseum, cuyos planos iniciales hicie
nieros, graduado en la Real Academia de Be ron Tomás Toribio y Francisco Cañete, y el
llas Artes de San Fernando y discípulo de Juan proyecto final lo preparó en Madrid el afama
de Villanueva. La obra civil más representativa do arquitecto Antonio López de Aguado; pero
de Toribio será el cabildo de Montevideo al ser derrocado el marqués de Sobre Monte,
( 1804- 1810) cuya fachada plana, discretamen la obra quedó paralizada por medio siglo. Los
te ornamentada según pautas académicas, lo alarifes Zelaya y Segismundo construyeron,
diferencia de sus similares en algo notorio: la entretanto, el Coliseo Provisional, doscientos
ausencia del efectista juego de claros y som metros más al norte; allí había una platea con 83
TPÏRRYIURK) Y POBLACIÓN
bancos de madera, dos órdenes de palcos, ca Cerca de la sede consular, en el bajo de la
zuela y paraiso; se inauguró el 16 de julio de Merced, se emprendió en 1802 la última obra
1804 y, con varias denominaciones, subsistió portuaria virreinal: el muelle de desembarco,
hasta ser demolido en 1873. dirigida por el ingeniero naval Martín Boneo.
El maestro Agustín Conde reformó por Gran parte de la actividad portuaria comenzó a
esos años la mansión de los Olazábal para el mudarse desde la boca del Riachuelo, cuyo ca
Real Consulado (hoy San Martín 137) y al re nal natural (el puerto de Buenos Aires por más
hacer el frente (1805) delineó una trama orna de dos siglos) resultaba inoperable a causa del
mental académica, formada por pilastras rít cegamiento de su lecho. También el alto comer
micamente distribuidas, y zócalo, cornisas, y cio, atraído por el “muelle de Boneo", se nucleó
remate de azotea, expresando la imagen edili en el barrio de Catedral al Norte. Así la ciudad
cia que se imponía en la ciudad, como signo comenzó a experimentar una modificación de
de los nuevos tiempos. En 1808, el templo su orden espacial que, más allá de los cambios
porteño de San Francisco requirió la recons estilísticos, habrá de disociar la Buenos Aires
trucción de sus campanarios y el frente origi decirnonónica y la “colonial”, retenida en archi
nal que era barroco y con frontis mixtilíneo, vos y recuerdos, y asociada más bien al barrio
obra que el arquitecto Toribio realizó con lí de Catedral al Sur y a su calle Defensa, que fue
neas clásicas. la calle Real de los primeros tiempos.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Para ampliar información sobre aspectos JAVIER AGUILERA Roms y LUIS I. MORENO
heurísticos, interpretativos o críticos, se acom REXACH, Urbanismo español en América (con
paña un detalle de algunos libros cuya consul prólogo de Rafael Manzano e introducción de
ta ha sido fundamental en la preparación del Iavier Aguilera Rojas, Joaquín Ibáñez Monto
presente capítulo. ya, y Luis I. Moreno Rexach), Madrid, 1973.
Recopilación y estudio de planos urbanísticos
FUENTES BASICAS DE CARÁCTER GENERAL conservados en el Archivo General de Indias
de Sevilla y en el Servicio Histórico Militar de
Existen muy buenos catálogos y compila Madrid.
ciones de planos, mapas y documentos escri DIEGO ANGULO IÑIGUEZ, Planos de Monu
tos, conservados en archivos americanos y eu mentos arquitectónicos de América y Filipinas,
ropeos, especialmente españoles, que aportan existentes en el Archivo de Indias, Sevilla, dos
datos y referencias descriptivas y también ma tomos de catálogo y tres carpetas de láminas,
terial gráfico de alto valor para avanzar en in 1933-34; dos tomos de estudio de los planos y
vestigaciones y profundizar el conocimiento de su documentación, 1939. Información ar
sobre la historia de la arquitectura y el urba chivística general básica. Valiosos comentarios.
nismo en el Río de la Plata durante el período GUILLERMO FURLONG, S. 1., Cartografia His
84 hispano. tórica Argentina, Mapas, planos y diseños que se
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
conservan en el Archivo General de la Nación, portancia, varias de las cuales son valiosas pa
Buenos Aires, 1963. Los comentarios del autor ra el presente capítulo.
que acompañan las descripciones de las piezas Autores varios, MEMORIAS DE LOS VIRREYES
hacen de este trabajo un instrumento muy útil DEL Rio DE LA PLATA (con noticia preliminar de
para su conocimiento y manejo, aunque la in Sigfrido A. Radaelli), Buenos Aires, 1945.
formación archivística resulte incompleta ante Compilación documental básica, con infor
los hallazgos posteriores y la incorporación de mación ineludible para el conocimiento e in
nuevos fondos documentales a este repositorio. terpretación del ciclo virreínal.
ENRIQUE GALLEGO GREDILLA y otros, Carto INSTITUTO DE ESTUDIOS DE ADMINISTRACION
1959. Analiza el patrimonio cultural en gene 1959. Importante obra de carácter general so
ral, y el arquitectónico en particular, agrupán bre el tema.
dolo por regiones geográficas, y con un doble AMILCAR RAZORI, Historia de Ia ciudad ar
enfoque: histórico en cuanto a su valor, y con gentina, tres tomos, Buenos Aires, 1945. Ex
relación a técnicas y políticas de conservación, traordinaria compilación y análisis de infor
en cuanto a su estado presente. mación sobre la historia urbana argentina,
MARIO I. BUSCHIAZZO, Cabildos del Virrei desde sus orígenes, abarca en forma minucio
nato del Río de la Plata, Buenos Aires, Impren sa los procesos generales de urbanización y la
ta de la Universidad, 1946. Describe con inte formación y desarrollo de centros urbanos en
resantes comentarios un conjunto de obras particular; aunque superada en parte por las
que, en su mayor parte, corresponden por su investigaciones posteriores, en algunos aspec
construcción al período virreinal. tos interpretativos e informativos es siempre
MARIO l. BUSCHIAZZO, La arquitectura colo una obra básica de referencia y consulta.
niaL Buenos Aires, s/fecha [1983]. Importante FERNANDO DE TERAN y otros, La ciudad his
obra póstuma de este distinguido arquitecto, panoamericana, el sueño de un orden, Madrid,
crítico e historiador. 1989. Muy buenas reproducciones de planos
MARIA ANGELICA CORREA (dir.), Arquitec de ciudades hispanoamericanas, desde sus tra
tura en la Argentina, Buenos Aires, 1981. zados fundacionales hasta el crecimiento en el
Consta de diez capítulos, cinco de los cuales siglo XX inclusive.
cubren el período hispánico. MARINA WAISMAN (coord.), Arquitectura
GUILLERMO FURLONG, S. I., Arquitectos ar colonial argentina, Buenos Aires, 1987. Exce
gentinos durante la dominación hispánica, Bue lente planimetría y textos analíticos y críticos,
nos Aires, 1946. Constituye una de las obras en general, muy bien preparados.
básicas de consulta para la historia de la arqui Autores varios, Estudios sobre urbanismo
tectura argentina del período hispánico. iberoamericano, siglos XVI al XVIII, Sevilla,
RAMON GUTIÉRREZ, Arquitectura y urbanis 1990. Muy buena cobertura de esta temática
mo en Iberoamérica, Madrid, 1984. Se amplían en aspectos teóricos, generales y particulares.
el enfoque y la información y se actualizan los Autores varios, La ciudad iberoamericana,
análisis críticos sobre el tema. Actas del Seminario Buenos Aires 1985, Ma
IUAN KRONFUSS, Arquitectura colonial en la drid, 1987. Se han compilado veintiún ponen
Argentina, Córdoba, sin fecha (aprox. 1920). cias de autores representativos de la mayor
Uno de los primeros trabajos sobre la arqui parte de los países ibéricos e iberoamericanos.
tectura argentina del período hispánico, bella Aportes de importancia.
mente ilustrado. Contiene errores, como con Autores varios, Puertos y Fortificaciones en
fundir las estancias jesuíticas de Córdoba con América y Filipinas, Actas del Seminario 1984,
pueblos de indios, pero siempre es obra de Madrid, 1985. Valioso conjunto de diecisiete
consulta. ponencias a este seminario internacional del
GEORGE KUBLER y MARTIN SORIA, Art and Centro de Estudios Históricos de Obras Públi
Architecture in Spain and Portugal and their cas y Urbanismo (CEHOPU).
86 American Dominions, 1500 to 1800, Londres,
LAS CIUDADES Y EL MEDIO RURAL
JOSE TORRE REVELLO, Esteco y Concepción ja, su patrimonio artístico, Buenos Aires, 1998.
del Bermejo, dos ciudades desaparecidas, Bue ANTONIO LAscANO GONzALEz, Monumen
nos Aires, 1943. tos religiosos de Córdoba colonial, Buenos Ai
ALFREDO C. VITULO, Reseña histórica de Río res, 194l. Excelentes ilustraciones sobre el ba
Cuarto (provincia de Córdoba), Buenos Aires, rroco cordobés, y comentarios del autor.
1947. VICENTE NADAL MORA, La arquitectura tra
dicional de Buenos Aires, 1536-1870, Buenos
ARQUITECTURA REGIONAL ARGENTINA Aires, 1947. Valioso material gráfico.
[ENRIQUE PEÑA], Documentos y planos re
Existe una serie investigativa que se refiere lativos al período edilicia colonial de la ciudad
a los aspectos específicos de las expresiones ar de Buenos Aires, cinco tomos, Buenos Aires,
quitectónicas de las regiones culturales argen 1910. Valiosa recopilación de referencias escri
tinas, durante la época hispánica, en la cual al tas y gráficas obrantes en el Archivo General
canzaron una importancia muy particular; se de Indias, en Sevilla, de importancia para la
citan a continuación algunos títulos que per historia de la arquitectura monumental y em
miten ampliar el conocimiento del tema. blemática de la ciudad.
JORGE AUGsPURG y MIGUEL SOLA, Arquitectu LUIs MARÍA TORRES (dir.), Documentos pa
ra colonial de Salta, Buenos Aires, 1926. Se ana ra la historia argentina, tomo IX, “Administra
liza la arquitectura salteña oficial y privada, con ción Edilicia de la Ciudad de Buenos Aires
un buen estudio crítico y minuciosas ilustracio (1776-1805)”, Buenos Aires, 1918.
nes que facilitan la comprensión del tema. MANRIQUE ZAGO (dir. editorial), y IORGE O.
ARTURO BERENGUER CARIsOMo,Cuando GAZANEO (dir. científico), Las Misiones Iesuíti
Buenos Aires era colonia, Buenos Aires, 1960. cas del Guayrá, Verona, 1993. Aunque el título
MANUEL BILBAO, Buenos Aires, desde su puede generar algún equivoco desde el punto
fundación hasta nuestros días, Buenos Aires, de vista geográfico, los trabajos recopilados
1902. Es una de las obras básicas para la histo configuran un buen aporte al tema. Excelentes
88 ria local de la ciudad. ilustraciones.
3 . LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
Susana R. Frías
CUADRO l
POBLACIÓN ABORIGEN DE LA ARGENTINA EN EL SIGLO XVI
Pampa 5.700
Cuyo Esteco-Sgo. del Estero 25.000
Córdoba 15.000
Chaco 55.000
56.000
ribereño 34.000
interior 22.000
Mesopotamia 10.000
Guaraní 33,000
Patagonia
Paraná Delta 10.000
10,000
Total 187.700 + 43.000
FUENTE: Pyle.
NOTA: las cifras corresponden a varones adultos, excepto las que están en bastardilla
que comprenden, además, mujeres y niños. Los mínimos y máximos del total de po
blación aborigen fueron obtenidos calculando el tamaño de la familia en cuatro y en
90 cinco respectivamente, y se les sumó los totales del área guaranítica y patagónica.
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
Indios serranos tributarios civilizados. Oleo de la serie de mestizaje peruana (1770). Museo Etnológico. Madrid.
delos de poblamiento, como es el caso del área introducir esclavos—, y con la forma en que se
guaranítica. En el siglo XVIII la relación con el realizaba su introducción —por piezas y no por
mundo indígena cambió, se volvieron inesta lotes, a excepción de alguna concesión esporá
bles la frontera sur y la nordeste chaqueña; de dica-, lo que determinó que su número fuera
bido a una nueva concepción política se levan reducido hasta 1701; a partir de esa fecha la
taron fortines y se crearon cuerpos militares de instalación del Asiento -primero francés y
frontera; en torno de muchos de ellos se fun luego inglés- modificó el panorama, especial
daron centros secundarios con las familias de mente en el Tucumán; esta región fue la que
los soldados y una población que no hallaba incorporó los mayores contingentes de este
lugar en las ciudades. origen, tanto por la falta de mano de obra in
El tercer componente de esta población dígena como por poseer características climá
colonial fue el negro. En un breve lapso del si ticas adecuadas a su adaptación.
glo XVI entró un número relativamente im Una de las facetas más complejas del pobla
portante de este grupo; su incorporación pos miento es la referida a la miscegenación y sobre
terior, hasta los comienzos del XVIII, estuvo ella existen concepciones diferentes; ¿debe ser
relacionada con el sistema económico impe encarada como un problema étnico o se trata
rante —puerto semicerrado y prohibición de de un tema con importantes connotaciones 9]
TERRYFORlO Y POBLACIÓN
culturales?, ¿los términos raza y casta reflejan trataba de mujeres, provocaban la preocupa
una realidad biológica o social?, ¿hubo una ción de tal o cual gobernador por casarlas o la
única concepción del tema a lo largo de la geo benevolencia de algún vecino por dotarlas.
grafía americana y para todo el período aquí Fueron los descendientes de estos dos últimos
tratado? El tema merece ser matizado, como grupos, sucesivamente miscegenados con in
parecen demostrarlo recientes estudios -Iack dios y también con negros, los que dieron ori
son, Lockhart, Olaechea- según épocas y luga gen a las denominadas castas, y los que sufrie
res. Puede aplicarse al actual territorio argenti ron más intensamente las consecuencias de las
no la distinción que hace Olaechea entre las di medidas que la sociedad estabilizada fue dic
ferentes categorías de mestizos; un primer gru tando para cerrar los resquicios de acceso a los
po quedó totalmente inserto en el mundo indí grupos intermedios y superiores.
gena materno y fue considerado social y cultu El estudio de la población argentina colo
ralmente como indígena; en el extremo contra nial resulta complejo debido a la escasez de
rio, los nacidos ¡legítimos —pero de filiación re fuentes y a la imprecisión de las existentes; son
conocida— y los descendientes de matrimonio muy pocos los empadronamientos de pobla
canónico, totalmente integrados a la sociedad ción blanca para el siglo XVII y aun para el
hispana; en este grupo figuran importantes XVIII en parte del área estudiada; se puede su
descendientes de conquistadores que llegaron a plir este defecto con el empleo de otro tipo de
ocupar cargos en la administración civil y ecle fuentes, pero el historiador se enfrenta con el
siástica. En el medio, dos subgrupos que si bien problema de resolver qué se ha querido decir
D) (C
formaron parte del mundo español, tuvieron con “tantas almas , tantas casas”, o simple
suerte diversa; dentro del primero —conforma mente, tantos vecinos feudatarios o vecinos y
do por aquellos que no tuvieron reconoci moradores; más grave es aun dilucidar los
miento paterno- una parte se integró a la so componentes étnicos de la población; recién
ciedad desempeñando tareas subordinadas, los padrones de la segunda mitad del XVIII
mientras otra, irnposibilitada de hacerlo, que ofrecen una información más precisa.
dó en condiciones más adversas y muchas ve
ces marginales; serán los “desocupados”, los
“sueltos y holgazanes”, o los francamente rebel EL NOROESTE
CUADRO 2
CRECIMIENTO DE CIUDADES. GOBERNACION DEL TUCUMAN
SIGLO XVII
Ciudad 1608 1610 1622 1633 1671 1680 Crec. veget. anual
Santiago
Tucumán del Estero
l 12 315
525350 0,14%
1,80%
Salta 105 700 2,00%
Esteco/Nueva Madrid 385 70 -2,00°/o
Córdoba 210 5000 3,00%
La Rioja
Jujuy 2 l 7 350
175 350 1,40%0,64°/o
Totales l 134 7345 1,90%
FUENTES: 1608: informes y padrón de A. Ribera; 1610: informe de Ribera sobre refundición de ambas
ciudades; 1622: informe del vicario de Predicadores al Cabildo; 1633: visita del obispo Maldonado;
1671: informe del gobernador Peredo al Rey; 1680: informe del padre Altamirano.
NOTA: los totales de la población de cada ciudad han sido calculados con el indicador 3,5; para los to
tales generales se han sumado a las cifras de 1608 las de 1610, y a las de 1680, las de 1671.
94
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
que seguramente para 1680 estarían mestiza rrollo cordobés reconoce la existencia de un
dos. Lizondo Borda sostiene que la ciudad alto componente mestizo, al que debe agre
prosperó en el transcurso del siglo y mencio garse la presencia de extranjeros y un impor
na que, al morir en 1630, Diego Graneros de tante grupo vasco, que fue nucleándose alre
Alarcón dejó ciento veinte esclavos. En cuan dedor de Domingo de Villamonte; esto sugie
to a Iujuy, era paso al Alto Perú, poseía tam re que el incremento de población de este pe
bién un grupo de indios forasteros y era lugar ríodo no se debería exclusivamente al creci
de invernada de las tropas de mulas que pasa miento vegetativo.
ban al Potosí. Su progreso, en el curso de la centuria, se
Salta tuvo, en sus comienzos, escasa pobla constata también por la erección de la Univer
ción, estimada por el obispo Maldonado, en sidad y dos conventos femeninos, que se agre
1634, en setenta casas. Hacia 1671 “se ve reedi gan a los ya existentes de las órdenes masculi
ficada y con algunas conveniencias por la fer nas. La expansión de la población provoca la
tilidad de sus frutos y seguridad con que los creación de nuevos curatos para su atención
gozan”. Su crecimiento derivaba del activo co espiritual: Río Segundo, Río Tercero, Traslasie
mercio de mulas, constatado por numerosos rra, Salsacate, Punilla y Totoral; hacia fines del
documentos, algunos de los cuales muestran siglo habitaban en ellos alrededor de 1.330 ve
las vinculaciones de sus mercaderes con por cinos varones adultos.
teños, como, por ejemplo, la relación entre La última Londres no tuvo mejor suerte
Martín de Castañares y Iosé de Arregui o la de que sus antecesoras; parte de sus fundadores
Martín de Segura con Martínez Sáenz, de volvió al solar riojano mientras otros se afin
quien fue testigo de casamiento en uno de sus caron en el valle de Catamarca, “mediante ha
viajes comerciales. berlos congregado la milagrosa imagen que
Tanto Vázquez de Espinosa como el viaje tienen”, según expresaba el gobernador Peredo
ro Acarette du Biscay recorrieron estas ciuda hacia 1673; este agrupamiento humano es
des y dejaron valiosas descripciones de ellas; pontáneo —ya en 1630 poseía una capilla, cuyo
sus apreciaciones sobre el total de vecinos sacristán era el vasco Manuel de Salazar- fue
—muy utilizadas hasta hoy- parecen haber so erigido en ciudad en 1683, bajo la jurisdicción
bredimensionado la población; baste como de la ciudad de Tucumán. Los 150 vecinos que
ejemplo que, según la estimación de Acarette, mencionaba Peredo se habían duplicado vein
Salta habría crecido entre 1608 y 1657 a un rit te años después.
mo del 3,5 por ciento anual. En esos años nacía Belén -en jurisdic
Queda por examinar el gran crecimiento ción de San Iuan Bautista de la Ribera- por
cordobés que incide fuertemente en el total iniciativa del sacerdote Olmos y Aguilera,
regional; la fundación de Buenos Aires la ha quien repartió sus tierras de merced entre
bía convertido en ciudad de paso, lo que con “muchos pobres”. También alrededor de una
tribuía al gran aumento de su vecindario; en imagen de la Virgen se nucleaba población
1622 -momento en que se establece la aduana en Sumampa -sur de Santiago del Estero-,
seca- había en ella sesenta vecinos según in que al menos desde 1692 contaba con cura
forme del vicario de los Predicadores. El desa propietario. 95
TERRITORIO Y POBLACIÓN
“Español con india serrana o civilizada, produce mestizo". Oleo de la serie de mestizaje peruana (1770). Museo Etnológico, Madrid.
El segundo grupo de mestizos definido de la época. Lo habrían sido también las “reco
por Olaechea es más fácilmente definible a gidas” de Leonor de Tejada. Se trataba de des
través de las mujeres; seguramente pertenecen cendencia bastarda con lustre paterno, aunque
a él las “más de sesenta doncellas pobres, hijas su inserción por matrimonio se hacía en un
de conquistadores” sobre las que Ramírez de escalón menor debido a su orfandad.
Velasco informaba al rey; le decía que había Tanto o más difícil resulta establecer con
casado a diez y que llevaría a Salta el doble pa certeza la contribución del elemento negro en
ra unirlas con soldados. Lo sería, asimismo, la este período. En algunas expediciones funda
mujer del conquistador Iuanes de Artaza, doras entraron negros en calidad de gente de
quien era una de las nueve doncellas huérfa servicio; de hecho, al convocarse en Santiago
nas traídas desde Chile por el capitán Gaspar del Estero a la fundación de Salta, se lo hizo
de Medina. Podrían también considerarse las mediante “Rodrigo, negro pregonero públi
dos niñas que Miguel de Lazcano encomienda co”; esto permite afirmar que su presencia en
a su mujer por haberlas criado, ejemplo seme el Tucumán fue temprana y que no sólo deriva
jante a otros muchos insertos en testamentos de los que se introdujeron por Buenos Aires. 97
TERRFYORIO Y POBLACIÓN
Desde entonces las menciones a esclavos o a XVI, había mujeres españolas en el Tucumán.
negros se reiteran en testamentos, contratos, Nuevamente son los testamentos los que per
ventas, procesos criminales. Vázquez de Espi miten intuir que, además de las mestizas huér
nosa alude a “negros de servicio” a su paso por fanas, hubo hacia el fin del siglo otras que, co
Santiago del Estero, y se ha hecho referencia ya mo las hijas legítimas de Mexía de Mirabal o
a los 120 esclavos del tucumano Graneros de de Ramírez de Velasco, tomaron estado en es
Alarcón. Trece años más tarde, un informe al tos difíciles primeros años. Olaechea estima
cabildo cordobés hablaba de 2000 negros en la que en Chile, hacia 1583, no había más de cin
jurisdicción, y Acarette señalaba la existencia cuenta españolas sobre un total de 1100 varo
de un número de esclavos tres veces superior nes; este cuatro por ciento puede servir de in
al de la población española. Hacia 1667, había dicador para suponer una proporción seme
negros trabajando en las chacras riojanas y, en jante en el Tucumán.
la ciudad, los jesuitas poseían cuarenta escla Según los padrones de 1608, de 90 cabezas
vos, lo que no descarta la existencia de otros. de familia santiagueñas, 34 eran hombres ca
Estos datos dispersos pero significativos per sados y 7 eran viudos, mientras que de las 63
miten comprender la preocupación del obispo de Esteco, 32 eran casados y 5 eran viudos;
Cortázar, quien cerca de 1620 dictaba una ins más llamativo es aún que, sobre el total de 37
trucción sobre el bautismo de negros en su ju mujeres mencionadas por sus nombres en es
risdicción; si el número de éstos hubiese sido te último padrón, 23 usaban el doña, es decir
insignificante no habría merecido la minucio que deben ser consideradas españolas. La pre
sa reglamentación del Obispo. Por la misma sencia femenina debe haber sido numerosa en
época, el jesuita Pedro de Espinosa se preocu Córdoba para que con las descontentas de las
paba, en Córdoba, por su evangelización, en Teresas se haya podido fundar otro convento;
fecha coincidente con el establecimiento de las existen también constancias de que profesa
estancias de Caroya y Iesús María. ban en ellos mujeres de las dos gobernaciones,
Esta temprana contribución al poblarnien mientras otras buscaban allí su refugio.
to y al mestizaje se ve reflejada en la cuota de No parece haber sido relevante el aporte
soldados de las ciudades enviados a la guerra extranjero al poblamiento del Tucumán en
del gobernador Urízar de comienzos del siglo esta primera centuria; los datos del padrón de
siguiente: Catamarca, Salta y Jujuy enviaron extranjeros del gobernador Ribera no difie
pardos libres entre sus tropas; este dato permi ren demasiado de los obtenidos de los dos
te afirmar que parte de los esclavos del siglo padrones de 1608. Había en el Tucumán 109
anterior habían logrado su libertad o la de sus portugueses en 1607 —la mayor parte de ellos
hijos y se habían insertado en la vida de las ciu sin licencia-, número que debe haberse in
dades mezclándose con la población española. crementado después de la separación de las
¿Qué papel tuvo la mujer en el Tucumán Coronas en 1640. Del resto, seis eran flamen
de esta centuria y media? Ninguno al comien cos y los demás pertenecían a diferentes na
zo, pues las expediciones fundadoras estuvie ciones europeas; muchos poseían oficio, lo
ron conformadas casi con exclusividad por que fue factor importante para suspender su
98 hombres. Sin embargo, ya desde fines del siglo expulsión.
LNEXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
CUADRO 3
POBLACION TOTAL EN 1778 Y PORCENTAIES DE POBLACION URBANA Y RURAL
FUENTES: Comadrán Ruiz, Celton, Bascary, López de Albornoz, Guzmán. Según Acevedo, Catamarca
100 tenía en 1771, 15.183 habitantes.
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
"Mulala con español, producen cuarterón de mulato”. Oleo dc la serie de mestizaje peruana (i770). Museo Etnológico. Madrid.
todo en la capital y los departamentos del cambio de siglo, con un paralelo crecimiento
norte; existían, hacia 1778, once curatos de del grupo blanco; este proceso, coincidente con
campaña. el de otras áreas, estaría evidenciando un paula
Las castas representaban el 53, 8 por cien tino blanqueamiento de la población.
to de la población, con una fuerte incidencia El grupo indígena representa en 1778 el
del grupo esclavo, mayoritariamente criollo, 11,4 por ciento del total, su principal caracte
según Concolorcorvo. Dentro de este subgru rística fue la dispersión; en efecto, los indios
po, los mayores propietarios eran las órdenes abandonan sus pueblos y se contratan libre
religiosas, cuyos esclavos se agrupaban en “las mente como peones y arrieros en las áreas ru
rancherías”; las ventas de los pertenecientes a rales o como sirvientes en la ciudad; paralela
la Compañía después de la expulsión son un mente, grupos de blancos, mestizos y mulatos
dato ilustrativo del peso del sector religioso se introducen en estos pueblos, tal como se
como poseedor de esclavos. desprende del porcentaje de castas en las áreas
Las castas libres tenían más peso en las áreas rurales.
rurales, especialmente en las de antiguo asenta Parte de la población mestiza -incluyendo
miento indígena. Sin embargo, este sector dis mulatos- era tenida como jugadora y vaga. La
minuye sus componentes en el transcurso del formación de las milicias provinciales dio a 101
TERRITORIO Y POBLACIÓN
“Negro con india producen zambo de indio". Oleo de la serie de mestizaje peruana (1770). Museo Etnológico, Madrid.
urbana —23,8 por ciento—; en las zonas rurales ciudades. Su crecimiento en el curso del siglo
compartían las actividades de las castas y era fre XVIII presenta semejanzas con los de Tucu
cuente que se contrataran libremente como peo mán y Santiago; su crecimiento se acentúa en
nes, caso que repite el fenómeno cordobés. tre 1778 y 1795, pero a partir de ese momento
Alrededor de 1754, las tierras que habían tiende a estancarse, según se desprende de los
pertenecido al capitán Antonio González fue empadronamientos de 1801 y 1809.
ron vendidas por su yerno Baltasar de Lego Entre 1778 y 1795, cambian algunos com
rraga a un grupo de pobladores previamente ponentes de la población; se mantiene estable
asentado en ellas; esa venta fue el origen del el grupo blanco, pero el indígena se reduce a la
pueblo -hoy ciudad- de Monteros. mitad —de cincuenta y cuatro por ciento a
El ritmo de crecimiento de Santiago del veintisiete por ciento—. En 1786, el tesorero de
Estero a lo largo del siglo XVIII es muy simi la Real Hacienda registraba diez comunidades
lar al tucumano; sin embargo, el cambio entre indígenas con sólo 195 tributarios, depen
1778 y 1809 es vertiginoso, cuadruplicándose dientes directamente del gobierno por haber
su población. vacado todas las encomiendas.
Dos características la distinguen; la prime En 1783, se funda la villa de Guandacol,
ra, la escasez de población blanca —“habrá 20 con más de ochenta familias. La población
vecinos sobresalientes” constataba Concolor miscegenada ha aumentado entre los dos re
corvo en 1775- agrupada principalmente en el cuentos tres veces su tamaño, localizada espe
área urbana; este grupo, lejos de aumentar pa cialmente en el área rural, y sobre todo en Los
ralelamente al total de población, habría dis Llanos; sin embargo, entre 1795 y 1814, se
minuido, a juzgar por la imposibilidad de con comprueba un proceso de blanqueamiento,
tribuir al empréstito de 1808, época para la especialmente evidente en la zona rural. Este
cual -según el cabildo- habían “fallecido los setenta por ciento de la población tiene gru
dos únicos vecinos más pudientes”. pos díscolos: “la gente agregada tan presto es
El segundo rasgo distintivo es la significati tá en un lugar como en otro, y cuando hacen
va ruralización de la población —la más alta de la algún delito o adeudan con el cura se mudan”.
región- con un importante componente mesti Marginalídad de cierto sector de la población
zo y una población indígena que representa más mezclada, pero también movilidad.
del treinta por ciento del total; esta última no es En cuanto al grupo negro, su número era
población originaria, sino que se halla reagru menor que en otras ciudades de la región; su
pada y mezclada con otros grupos étnicos, pro componente esclavo —mayoritariamente com
ceso que se hace más patente al comenzar el si puesto por criollos- estaba predominante
glo XIX. Al igual que en el caso de Córdoba, se mente asentado en la ciudad, pertenecía ma
comprueba en Santiago, para la misma época yoritariamente a las órdenes religiosas, aun
pero en la ciudad, la presencia de población que luego de la expulsión de los jesuitas mu
mestiza alborotadora, tanto que las rondas eran chos pasaron a manos de particulares.
acompañadas por cabos militares y tropa. El lento crecimiento de Iujuy durante el si
Al efectuarse el padrón general, la pobla glo XVIII se revierte entre 1778 y 1801, alcan
ción de La Rioja es la más pequeña de las siete zando una tasa anual intercensal de 6,6 por 103
TICRRYFORIO Y POBLACIÓN
ciento; a partir de esa fecha, y hasta 1809, se formaban parte de la población marginal, pe
frena y produce una tasa negativa. ro no se refieren sólo a cruzas de blanco e in
La estructura poblacional difiere sustan dia sino a los diferentes subgrupos derivados
cialmente de las del resto de las ciudades que de la mezcla racial. La sociedad, mucho más
se están analizando. Iujuy posee un compo estructurada, ha ido trazando los límites en
nente predominantemente indígena, que al forma más clara, dejando a todos los miscege
canza en 1778 al ochenta y dos por ciento con nados en el grupo de las castas y sometiendo
centrado especialmente en los curatos de la los a progresiva exclusión.
Puna; decrece en el curato central de Tumba Esta sociedad parece haber alcanzado el
ya y en el sur, en Perico, se da ya un neto pre equilibrio entre los sexos, aunque los pocos
dominio del sector mestizo; en cambio, la ciu indicadores que tenemos otorgan una cierta
dad es ámbito del grupo blanco acompañado superioridad al ingrediente femenino en todas
por los mulato-negros. El Cuadro 3 permite las razas. Sólo a modo de ejemplo, el total de
observar la escasa incidencia de la población mujeres de la población cordobesa de 1778 re
urbana. presenta el 51,4 por ciento; en La Rioja, el pa
Catamarca tuvo un crecimiento irnpor drón de 1795 arroja el 51,6 por ciento para las
tante a lo largo del siglo; el Cuadro 3 muestra mujeres.
el equilibrio entre la población ciudadana y la En las últimas décadas del siglo, se incor
campesina, agrupada ésta en los curatos de poraron contingentes de inmigrantes; galle
Belén, Ancaste y Concepción del Alto. En la gos, montañeses y vascos se insertaron en la
zona urbana, una escasa población blanca vida urbana en un número que se desconoce,
convivía con una mayoría de sangre mezclada, pero de cuya rápida asimilación dan cuenta
caracterizada por ser gente libre, con oficio y los expedientes matrimoniales y testamentos.
estructuras familiares estables. En la zona ru El aporte inmigratorio habría incidido so
ral, el número de indígenas era más elevado bre la estructura de edades de esta población.
que en el área urbana y representaba el vein Estudios sobre Jujuy, La Rioja, Tucumán y
ticuatro por ciento del total de la población. Córdoba parecen confirmarlo; esta última te
Los datos existentes para 1785 y 1789, nía una edad media ponderada de 21 años pa
muestran que el crecimiento bruto del área ra los varones y de 22 para las mujeres, con un
rondó las 36.000 personas. Una nueva y pe cincuenta y cinco por ciento de población me
queña ciudad —que en 1800 contaba alrededor nor de 20 años.
de 180 habitantes- fue fundada en esta época: La población de este período no fue inmó
Nueva Orán. vil sino todo lo contrario, con la peculiaridad
de qu_e la movilidad existía en todos los gru
LA ESTRUCTURA DE m POBLACIÓN pos. Sólo como ejemplos, puede decirse que
en Jujuy algo más del treinta y cinco por cien
Se ha visto en las páginas anteriores que la to de los jefes de familia españoles no era ori
categoría mestizo no aparece en los padrones ginario de la ciudad, y que una tercera parte de
de finales del siglo; otras fuentes documenta ellos provenían del Litoral. A mediados del si
104 les mencionan como tales sólo a aquellos que glo, una familia esclava del colegio jesuítico de
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
Salta llegaba a Iujuy para pedir permanecer en Mendoza fue fundada en 1561 por cuaren
el colegio de esa ciudad; y, entre los que pro ta y ocho personas, entre las que se repartieron
vocaban la preocupación del cabildo santia treinta encomiendas de aproximadamente
gueño por esa misma época, dos eran cordo 2500 indios. Al año siguiente, Iuan Iufré modi
beses, uno pardo esclavo y el otro un mestizo. ficó su emplazamiento y con vecinos de ella
Los ejemplos —dentro del grupo español- de fundó San Iuan; aunque se desconoce su núme
relocalización por matrimonio podrían mos ro, Verdaguer lo fijó en veintitrés personas —en
trar, como ya se dijo para el siglo XVII, que la tre las que se habrían repartido 1500 indios
movilidad era mucho mayor que lo que hasta pero coincide con otros historiadores en que
ahora se ha supuesto. muchos de ellos no se establecieron en el lugar.
Durante los primeros veinte años de su existen
LA REGIÓN CUYANA cia, Mendoza y San Iuan sólo tuvieron comuni
cación con Chile; recién en 1580 comenzó a
PERÍODO CHILENO transitarse la ruta a Córdoba , en los primeros
años del siglo XVII se descubrió el camino di
Cuyo estuvo bajo jurisdicción chilena recto a Buenos Aires. A fin del siglo, se fundó
hasta la creación del Virreinato del Río de la San Luis pero se desconoce su población inicial.
Plata, momento en que fue incorporado a la Aunque Comadrán ha demostrado la falta
intendencia de Córdoba del Tucumán. Las de coherencia de los primeros datos de pobla
autoridades de la gobernación de Chile hicie ción, conviene analizarlos (Cuadro 4).
ron efectivos sus derechos en la región a par Zuluaga calculó que vivían en Mendoza,
tir de 1561, aprovechando que la población hacia 1610, unos 150 españoles, entre los que
indígena huarpe era pacífica y capaz por tan contaba unas cincuenta mujeres. De acuerdo
to de proveer una mano de obra que era esca con la estimación de Celada vivían en Mendo
sa del otro lado de la cordillera debido a las za unas 112 personas; su apreciación parece la
guerras del Arauco; otro motivo no menos más ajustada a la realidad, mientras Vázquez
importante para mantener el poblamiento de de Espinosa tiende a sobreestirnarla.
la región era la preocupación por obtener rá La escasez de población se agravaba con la
pidamente refuerzos para la guerra; los mis ausencia de los encomenderos que sólo cruza
mos entraban por Buenos Aires e invernaban ban la cordillera para llevarse a los huarpes.
en Mendoza; existen constancias de que entre Las autoridades intentaron remediar la situa
1583 y 1604 pasaron no menos de tres expe ción; el obispo Pérez de Espinosa intentó crear
diciones por ella. doctrinas, en tanto que el gobierno chileno
No se conocen padrones para la mayor fundó en territorio sanjuanino la Villa de San
parte del período aquí tratado —se sabe que se Ramón, con el fin de asegurar las comunica
realizó uno en 1720 en Mendoza, otro de toda ciones con el Tucumán, y evitar, a la vez, la ex
la campaña en 1753 y luego el general de tracción de indios hacia aquella jurisdicción,
1778-, por lo cual la mayor parte de la infor pero el proyecto fracasó.
mación sobre población proviene de infor Pero si los encomenderos no residían en
mes, visitas y cartas. forma permanente en la jurisdicción, otros 105
TERRITORIO Y POBLACIÓN
CUADRO 4
ESTIMACIONES Y CALCULO DE POBLACIÓN TOTAL
SIGLO XVII
Fuente: Comadrán Ruiz (1602: informe de González de Nájera; 1610: informe del oidor Gabriel
de Celada); 1617: Vázquez de Espinosa. Los totales de población han sido calculados sobre el in
dicador 3,5.
pobladores, que sí. lo hicieron, fueron los en dígena frenó en parte la expansión, que se
cargados de organizar la vida en la zona. De concentró en zonas alejadas de estos malones
ello quedan constancias en las solicitudes de sureños. En esta época se repartieron nuevas
mercedes de tierras, o en los indicios sobre su encomiendas aunque la cantidad de indios re
actividad agrícola o comercial. Así, Francisco ducidos fue pequeña.
Ortiz de Urbina -casado en primeras nupcias Hacia el fin del siglo, el décimo obispo de
con una mestiza peruana y luego con Mariana Chile informaba al rey que los cuyanos le ha
Calderón- tenía una sociedad ganadera en el bían causado compasión dada la escasez de
valle de Uco y exportaba vinos. En San Iuan medios, la reducción de los repartirnientos de
quedó radicado el segtmdo jefe de la expedi indios y la corta cantidad de población de las
ción fundadora, Iuan Eugenio de Mallea, tres ciudades.
quien casó con la hija del cacique Angaco; Sin embargo, en 1712, el jesuita Covarru
consta que compró molino y fragua y que sus bias escribía al Rey que Mendoza albergaba
hijos donaron el solar en el que los jesuitas es unas 3000 personas -dato corroborado por el
tablecieron su residencia. padrón de 1720 mencionado por Verdaguer-,
En 1641, el cabildo mendocino informaba mientras en San Juan había alrededor de 2000;
sobre la existencia de sesenta familias y 180 es la población de San Luis era escasa; el informe
clavos; en 1657 el oidor Solórzano y Velasco habla también de algunos pueblos de indios
estimaba que en Cuyo residían 150 hombres y donde vivía poca población y hacía alusión a
330 mujeres, cálculo que resulta curioso te que muchos indios libres se contrataban para
niendo en cuenta que ya por esos años habían trabajar en las viñas o como carreteros y que
comenzado los primeros levantamientos en la “muchos de ellos interpolados se desfiguran en
zona sur del Corregimiento y que, en 1658, se mestizos"; las referencias se repiten para las
produjo la primera gran sublevación de puel tres ciudades, y al hablar de San Iuan agrega
106 ches, araucanos y pehuelches. Este avance in que “entre los zambos y pardos libres envueltos
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
CUADRO 5
PORCENTAIES DE POBLACIÓN URBANA Y TOTALES DE POBLACIÓN
Ciudad 1773 Total 1735 013013 Eraiáí ‘A tag, ¿E5421 Í 753.01% 31}
Mendoza 85,3% 8.765 91% 41,0% 13.272 1,3%
San Iuan 80,0% 7.690 91% 28,0% 12.613 1,5%
San Luis 53,0% 6.956 49% 9,3% 16.967 2,4%
Totales 23.411 _ 42.842 1,7% U
Fuente: Comadrán Ruiz (1778: padrón general; 1785: informe de Sobre Monte; 1812: padrón).
TÍ-ÏRRYFORIO Y POBLACIÓN
Cuyo tiene, pues, un predominio de po meno éste que tiene altísima incidencia en San
blación urbana, y en ella es preponderante el Luis y algo menos en San Iuan.
grupo “español”, que en Mendoza y San Luis
supera el cincuenta por ciento del total. Si en LA ESTRUCTURA DE POBIACION
mero se vio fuertemente incrementado por los Las permisiones y las arribadas forzosas
portugueses enviados como prisioneros des favorecieron la entrada de esclavos negros,
pués de 1776; aunque años más tarde, parte de muchos de los cuales fueron trasladados al Al
ellos partieron, otros quedaron asentados; a to Perú para ser vendidos; los que quedaron
ellos deben sumarse los prisioneros ingleses en la región dieron origen al tercer compo
internados después de las invasiones. nente de población.
En los últimos años del siglo XVI cada una
de las cuatro ciudades debe haber tenido entre
EL LITORAL sesenta y noventa vecinos. El tamaño de la po
blación había sido estimado hasta ahora sobre
EL POBIAMIENTO EN LOS SIGLOS X VI-X VII una familia de entre cuatro y seis miembros;
recientes estudios para el área bonaerense per
La estructura de la población de esta zona miten afirmar que, al menos en esta zona, el
difiere bastante de las del Tucumán y Cuyo en tamaño de la familia no superó —como en las
estos primeros tiempos. Despoblada la prime otras dos áreas- los 3,5 miembros. Al aplicar
ra Buenos Aires, sus habitantes se concentra este indicador puede estimarse que la pobla
ron en Asunción, desde donde fundaron —en ción de cada ciudad debe haber estado entre
un lapso de quince años entre 1573 y 1588- las las 200 y las 300 personas. Cuando hacia 1590
cuatro ciudades litorales, con predominio de se calculaba que en Corrientes y Santa Fe ha
elemento criollo. Hasta 1621-22 —fecha de la bía alrededor de 129 vecinos, seguramente se
visita del gobernador Góngora- sólo se cono hablaba de cantidad total, y cuando en 1602 se
cen estimaciones que son bastante heterogé llevaba a cabo en Buenos Aires una revista de
neas y que presentan problemas para su inter los hombres de armas, los ochenta y un que se
pretación; con todo, la información sobre Co presentan estarían indicando una población
rrientes y Buenos Aires es más sólida que la de alrededor de 284 personas. Las fuentes cua
existente para Santa Fe; muy poco es lo que sa litativas confirman estos datos con referencias
bemos sobre Concepción del Bermejo. a despoblación y todo tipo de padecimientos y
Las encomiendas repartidas entre los pri necesidades.
meros vecinos eran de pocos indios, resultaba Basados en las apreciaciones existentes pa
difícil mantenerlos reunidos y por tanto falta ra Corrientes y Buenos Aires, podría aventu
ba mano de obra. Otra característica de esta rarse que la población creció lentamente has
zona es el aporte de hombres, especialmente a ta 1615, pero que a partir de esa fecha el au
Buenos Aires, que Konetzke señaló al estudiar mento fue acelerándose. En el crecimiento ha
las expediciones llegadas con socorros de Es brían incidido la reagrupación de las ciudades
paña y Molina cuando analiza las naves de en la nueva gobernación del Río de la Plata
permiso arribadas con tropas y religiosos. Al -separándolas de Asunción- y condiciones de
menos desde los primeros años del siglo XVII, vida más estables derivadas tanto de las rela
entraron portugueses, con o sin licencia, atraí ciones comerciales con el resto del territorio
dos por las permisiones de navegación y el co como de ¡las primeras permisiones; actuó en
mercio semilegal e ilegal. contra de élla separación de las dos Coronas, 109
TFÏRRITÜRIO Y POBLACIÓN
CUADRO 6
NÚMERO DE VECINOS 1603-1684
Y TOTALES DE POBLACIÓN
Ciudad 1603 1609 1611 1615 1622 1663-4 1675-6 1684 1698
Buenos
San taAires 84 l l 1270
Fe 162 212 267
400500
380
Corrientes 60 91 185 350 400
Total de vecinos 465 1.300
1.628 4.550
40/ 50
Población total
comiendas debían aportar 150 indios en pro laborar en las cosechas, pero también se los
porción al tamaño de cada una. autorizaba a contratarse libremente para ir en
Las reducciones organizadas en el área bo balsas y otras embarcaciones hasta Santa Fe o
naerense no subsistieron; fue la primera la de Buenos Aires; algunos no regresaban, lo que
San Iosé en Areco, a la que siguieron la de Tu motivó que, en 1665, se les prohibiese salir de
bichaminí en las cabezadas del Luján y la de la ciudad y se ordenase a los que estuviesen en
San Bartolomé en la zona de Arrecifes; hacia Santa Fe volver a su lugar de residencia.
1670, se proponía reubicarlas, proyecto que Entre 1595 y 1602, hubo autorización pa
sólo habría prosperado en parte. Lograron ra introducir anualmente, por el puerto de
perdurar la de Baradero y la organizada con Buenos Aires, 600 negros; a partir de esa fecha
los indios quilmes -desnaturalizados de la este tráfico estuvo prohibido pero se aprove
guerra calchaquí— en tierras del vecino Iuan chaban las cargas de los navíos de arribada
del Pozo; esta reducción fue perdiendo paula que eran rematadas en almoneda pública y los
tinamente su población hasta fines de siglo; entrados de contrabando, la mayoría para ser
los indios de Tubichaminí -mudados al sur de vendidos en Potosí. Aun así, quedaron en Bue
Buenos Aires- colaboraron en 1665 en las nos Aires negros que trabajaban en las chacras
obras de defensa de Buenos Aires junto con los y en las casas de familia; también las órdenes
del Baradero, mientras en la reducción de religiosas fueron propietarias: el obispo Azco
Quilmes se hacía la cal necesaria. na poseía trece esclavos hacia 1699, y Pedro
En territorio santafesino, existieron las re “de la Iglesia” fue testigo en numerosos bautis
ducciones de San Lorenzo de los mocoretaes, mos. En 1664, el Presidio contaba con una
la de San Miguel de los calchines y la de San compañía de caballería negra que tenía 47 pla
Bartolme’ de los chanaes, todas de muy corta zas, pero también con una de 30 plazas forma
vida. da por mulatos. La presencia del negro en mu
Puede constatarse la presencia individual chas casas porteñas ha sido constatada por un
de indígenas en las áreas urbanas y rurales reciente estudio sobre el grupo navarro de la
desde fecha muy temprana; muchos eran in ciudad y también puede ser verificada en el li
dios de encomienda —de Buenos Aires o del bro de Colecturía de la Catedral, en el cual
Tucumán- alquilados por los propietarios; pe aparecen -al menos desde mitad del siglo
ro en los protocolos notariales porteños apa gran cantidad de mulatos. La presencia de es
recen, al menos desde 1604, conciertos en que clavos -negros y mulatos- también ha sido ve
los indios se contrataban libremente como rificada por Calvo en un trabajo sobre los vas
aprendices de artesano; los testamentos, los cos en Santa Fe. Por esta época aparecen las
casos de nulidad matrimonial y los casamien primeras menciones sobre pardos, negros y
tos con indias o con esclavas, hablan de resi mulatos libres: manumisión y mestizaje que
dencia urbana y de libertad de movimiento. dan así patentizados.
En 1664, la ciudad contaba con un cuerpo de Los primeros pobladores de las ciudades
caballería indígena que tenía 42 integrantes. litoraleñas fueron en gran parte criollos, “hijos
Los indios de las reducciones correntinas de la tierra”, cuya filiación mestiza está proba
112 eran repartidos entre viudas y pobres para co da en muchos casos; sin embargo, se trata de
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
aquellos que por su reconocida ascendencia siguiendo los pasos de Juana de Saavedra co
—hijos de conquistadores— o por ser primeros mo propulsora de una casa de recogidas. En
pobladores, quedaron asimilados al grupo es Buenos Aires, las hubo poderosas, como Ana
pañol. En cambio, habrían pertenecido a los de Matos quien durante varios años fue la
grupos mestizos intermedios “los mozos suel abastecedora de carne de la ciudad, o como
tos y libres” -de Santa Fe y Corrientes- que in Ana de Paz Serrano y Teresa y Mariana Gamiz,
tegraron los distintos contingentes para la capaces de pleitear, organizar vaquerías o ven
guerra calchaquí o la recuperación de la Colo der sus bienes en España; de otras sabemos
nia. Serían también los ocupantes de tierras menos, pero aparecen como “la castellana”, “la
ajenas —con o sin autorización de los propieta flamenca”, como tutoras y curadoras de sus hi
rios— así como los partícipes de vaquerías, los jos o pleiteando con sus yernos. Sólo puede
vecinos pobres del pago de La Magdalena que agregarse que el número de esposas identifica
en 1657 litigaban contra los “hombres pode do en el padrón de 1664 asciende a 221 muje
rosos, adinerados, validos de la justicia” que res. Faltan datos para Corrientes y para Santa
hacían recogidas en tierras que ellos ocupaban Fe; sólo se cuenta con el estudio sobre vascos,
de antiguo. Formarían parte de este grupo al que aporta algunos indicios sobre mujeres.
gunos de los casos registrados a partir de 1655 El número de extranjeros en el Litoral de
como “una criatura huérfana de casa de...”, be ser estimado como mayor que el residente
bien diferenciados de los negros y mulatos; lo en las otras dos regiones. Según Konetzke, los
son de cierto los pocos que figuran como “un primeros habrían entrado con Mendoza, y lue
mesticito” o la mestiza Malis; han de serlo go, la fracasada expedición de Pancaldo habría
también parte de los registrados en los libros agregado algunos otros, especialmente italia
de bautismos como hijos de “madre descono nos. Una real orden de 1602 dispuso por pri
cida”, en los que figura sólo el nombre del pa mera vez la expulsión de portugueses, la cual se
d.re. El segundo grupo de mestizos puede nue reiteró varias veces hasta que, a raíz de la sepa
vamente ser mejor identificado a través de las ración de las Coronas en 1640, se hizo un re
mujeres: legados para dotar una huérfana -de cuento y extrañamiento en las ciudades de la
la que no se da el nombrea o niñas criadas en gobernación, que sumó alrededor de trescien
una casa desde pequeñas, las albergadas por tas setenta personas, algunas de las cuales, co
las beatas porteñas, y algunas mujeres dedica mo se ha visto, se refugiaron en el Tucumán. El
das “al antiguo oficio”, sobre las que hablan los padrón de 1664 arroja para Buenos Aires un
acuerdos del cabildo porteño, definen a un total de 24 portugueses —no están contados
sector desprotegido. aquí los que eran ya segunda o tercera genera
La participación de la mujer, a diferencia ción-, a los que deben agregarse dos flamen
del Tucumán, puede ser constatada desde los cos, un italiano y un irlandés. El libro de Colec
inicios; aunque su número haya sido escaso en turía deja traslucir, a lo largo de la centuria, la
los finales del siglo XVI, su presencia en el presencia de otros —algunos de los cuales pue
XVII es más significativa y de mayor peso. Al den haber pertenecido a las tripulaciones de
go puede intuirse a través de los juicios de nu naves de registro- como Roberto “francés de
lidad matrimonial analizados por Molina, o los robados”, dos holandeses “que se ahogaron 113
Tl'Ïl{lll'l'0Rl() Y POBLACIÓN
en la boca del río” o el “griego Jorge”. No debe rrientes a defender su frontera al tiempo que
descartarse la presencia de algunos otros, no auxiliaban a los santafesinos. No resultaba
sólo en la ciudad puerto sino en las otras dos; menos peligrosa la frontera sur, debido a los
el apodo de una de las mujeres mencionadas constantes ataques de las tribus pampas arau
más arriba permite suponer que también algu canizadas. A los peligros y la necesidad de de
na extranjera haya recalado en estas playas. fenderse debe agregarse la rivalidad entre las
El ya citado estudio sobre los navarros ciudades; alejados los ganados cirnarrones de
afincados en Buenos Aires y las listas de solda las cercanías de éstas, sus habitantes volvieron
dos arribados para el Presidio permiten inferir sus ojos hacia las campañas entrerrianas y de
que aquellos que se asentaron en esta ciudad o la Banda Oriental donde quedaba aún mucho
en alguna de las otras dos lo hicieron siendo ganado. La pugna de intereses perduró varias
muy jóvenes. Sobre el total de navarros llega décadas, hasta que finalmente lograron esta
dos como soldados en esta centuria, el 58,15% blecer sus límites; paralelamente se sellaron
contaba entre 14 y 25 años de edad; una some paces con las tribus más belicosas. La situa
ra revisión de las listas de tropas confirma es ción de guerra y una nueva mentalidad lleva
te aserto. ron al establecimiento de fortines y de los pri
El último aspecto que queda por destacar meros cuerpos armados para la defensa de las
es la movilidad de esta población; luego de va campañas, todo lo cual contribuyó a la expan
rios trabajos eruditos ya no se pone en duda sión de la población y, en parte, provocó un
que el espacio altoperuano-rioplatense era proceso de ruralización semejante al ya visto
una unidad de circulación mercantil; queda en las otras regiones, aunque algo más atenua
aún por determinar fehacientemente el movi do. La inmigración —que en el siglo anterior
miento que los hombres tenían en ese circui engrosaba la población con contingentes mili
to, el que por ahora sólo se percibe a través de tares— comienza a nutrirse con comerciantes
casos aislados. Los estudios sobre vascos en que se instalan predominantemente en Bue
Santa Fe y sobre navarros porteños muestran nos Aires, convertida en una ciudad netamen
que el movimiento incluía no sólo la ruta Bue te mercantil.
nos Aires-Alto Perú sino también Paraguay y Santa Fe fue tal vez la más perjudicada de
Chile; para la última parte del siglo, deberían las tres; a la constante zozobra por los ataques
considerarse también los vínculos existentes charrúas se sumó luego el peligro de los abi
con Sevilla y Cádiz. pones; a principios del XVIII, se erigieron los
fuertes del Salado y el Saladillo y se instalaron
EL POBLAMIENTO DEL [nom EN EL SIGLO X VIH otros, como el Rincón hacia 1713, que iban
modificando su emplazamiento según las ne
Al comenzar el siglo, la situación del Lito cesidades; para entonces había un pequeño
ral se torna crítica en sus áreas de frontera. núcleo de pobladores en esta zona que fueron
Mientras los indios chaqueños asolaban Santa compelidos por el cabildo a no abandonarla;
Fe llegando a poner en peligro la ciudad, los también parte de la población de la ciudad,
charrúas —expandidos sobre el área mesopotá frente a la amenaza, se diseminó por las cam
114 mica— atacaban las misiones y obligaban a Co pañas del sur y de la zona entrerriana —la que
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
habría triplicado entre 1760 y 1802, pero a la vez ral en seis curatos cuyos límites coincidían apro
se habría expandido -ocupando un territorio ximadarnente con el de los pagos. Pocos años
tres veces mayor- y, al igual que en otras áreas, antes se hizo un empadronamiento con el obje
habría sufrido un proceso de ruralización. to de afincar población rural en Montevideo, del
En las primeras décadas del siglo, hubo po cual han sido estudiados algunos pagos; el Cua
blación en Saladas que contó con parroquia dro 7 permite la comparación del total de sus
desde 1731; su crecimiento fue tan lento que habitantes con los existentes en 1744, al levan
en 1820 sumaba sólo 727 habitantes. Otros dos tarse el padrón de ciudad y campaña.
grupos de pobladores se instalaron en Caacatí Estos estudios, a pesar de la deficiencia
y Mburucuyá. En 1773, se señaló lugar para ca que presentan los padrones, permite apreciar
pilla y pueblo en San Roque, el cual, al solicitar un notable crecimiento en un radio estimado
el rango de villa en 1825, contaba alrededor de de 90 kilómetros; llama la atención el total de
100 casas. Sobre el final del siglo se erigió la ca población de Magdalena tratándose de un
pilla de Curuzú-Cuatiá, cuyo pueblo fue deli área de frontera. En comparación con la zona
neado por Belgrano a su paso por el área. Los urbana, la población rural representaba en
puertos de Goya y Esquina reunieron escasa 1744 un escaso 28%; la de la ciudad era de
población durante el período virreinal. 12.044 habitantes.
Al momento de erigirse el Virreinato, la Conviene señalar que, entre 1622 y 1744,
población total del área litoral ascendía a unos hubo un crecimiento global de 22.000 habitan
63.000 habitantes, el 60% de los cuales estaba tes con una tasa anual intercensal de 9,49 por
asentado en el puerto y su área circundante. mil. Entre esta fecha y el padrón de 1778, la ciu
El poblamiento de Buenos Aires y su carnpa dad duplicó su población y volvió a incremen
ña es algo más conocido gracias a la eidstencia de tarla significativamente hacia 1810; la campaña
varios padrones; los primeros pagos de campa triplicó su población entre 1744 y 1778 y au
ña fueron extensiones amplias con límites irn mentó cuatro veces el total de habitantes entre
precisos, hasta que en 1730, se dividió el área ru esta fecha y 1815. Resulta interesante comparar
CUADRO 7
POBLACIÓN DE SAN ISIDRO, LUIÁN , MATANZA Y MAGDALENA
1726- l 744
porcentualmente el peso de ambas áreas en la línea de fortines. Al fin del siglo, Azara po
el lapso comprendido entre 1744 y 1815 día decir que “cada fuerte tiene hoy una mul
(Cuadro 8). titud de casas que lo rodean por detrás y los
Aunque Buenos Aires se viera afectada en costados, habitadas por 800 á 1000 almas”;
su frontera sur, la gravitación de la ciudad co destacaba en esta expansión Luján, erigida en
mo capital virreinal atenuaba los efectos del villa en 1755, y por tanto poseedora de cabil
peligro, cosa que no ocurría en las otras dos. do. La expansión se produjo a lo largo de una
El cuadro muestra que el área bonaerense línea que seguía el curso del Salado, traspasa
no escapó al proceso de ruralización, aunque da formalmente después de 1800 especial
éste es mucho más atenuado que en las otras mente en toda la franja costera.
regiones. El crecimiento de la población rural El panorama no sería completo si no se
fue espectacular en las últimas décadas del si hiciera referencia al plan de poblamiento pa
glo XVIII; la comparación del padrón de 1744 tagónico que suponía la creación de tres fuer
con la estimación de Azara demuestra que el tes con súbditos reclutados tanto en el Virrei
crecimiento bruto entre ambas fechas ascen nato como en España; del proyecto primitivo
dió a 433 %, lo que ha sido explicado por la sólo subsistió el enclave de Carmen de Patago
reactivación económica que produjo la expan nes que, en 1788, contaba con 128 personas; el
sión demográfica de la pampa anterior. resto de los llegados desde España pasaron a
La propagación del asentamiento hispano engrosar la población de la Banda Oriental,
se enfrentó a dificultades ya señaladas; esta si aunque una parte de ellos permanecía en la
tuación, unida a cambios de política, llevó a la frontera del Salado en esa misma fecha.
erección de los primeros fuertes: Guardia de
Luján, San Antonio del Salto y Zanjón, a los LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN
CUADRO 8
PORCENTAIES DE POBLACIÓN URBANO-RURAL Y TOTALES DE POBLACIÓN
Fe y Quilmes y Baradero en Buenos Aires; las y, en forma parcial, a sectores rurales; algunos
intentadas por los jesuitas en el área bonae autores opinan que, en números absolutos, este
rense tuvieron escasa vida. En 1744, subsistía sector de la población creció, pero fue declinan
en La Matanza una encomienda de indios de do porcentualmente hacia el fin del período.
origen mocovi-malbalae. En las ciudades y A partir de 1778 se acentúa el proceso de
campañas se incrementa la población indíge manumisión, el cual resulta comparativamen
na que se contrata libremente; en Corrientes, te más alto respecto de Bahía, Paraty, Lima y
Entre Ríos y el pago de Arroyos se disemina, México; este proceso se acentúa en el lapso
luego de la expulsión, gran parte de la pobla 1810-1827.
ción de las misiones, que se dedica a tareas Hacia el fin del período, existía un relativo
agrícolas y artesanales. Lo más significativo de equilibrio entre los sexos, manifiesto en el pa
esta época parecen ser las migraciones de indí drón de 1810 que arroja un escaso 4% a favor
genas desde otras zonas del Virreinato; la acti de los varones; más llamativo resulta ese equi
vidad fluvial fue pretexto para la deserción de librio al analizar los datos anteriores sobre la
indios, como se evidencia en un caso ocurrido campaña; en el padrón de 1744 de San Isidro
en 1798 con un barco que había zarpado de la población masculina representa el 53%,
Asunción con treinta y dos peones, que sólo mientras en Matanza asciende a 62%, guaris
eran quince al arribar a Buenos Aires. mo semejante al de Magdalena. Al analizar la
Las investigaciones realizadas para este pe totalidad del padrón, Moreno concluye que
ríodo muestran que en toda la región litoral se este equilibrio es especialmente evidente en la
produjo un afianzamiento de la población población blanca, lo que estaría indicando que
blanca, particularmente evidente en Buenos el proceso colonizador estuvo en manos de fa
Aires; en este fenómeno incidió la inmigración, milias; en cambio, el desequilibrio se acentúa
pero también una tendencia al blanqueamien en la población de color, que más allá de los
to de la población; el rubro mestizos no apare subregistros estaría señalando la incorpora
ce, o lo hace con valores irrelevantes, aun en las ción de mano de obra masculina.
áreas rurales. En la zona de frontera de Magda Los estudios parciales que han encarado el
lena, donde se había percibido su presencia en análisis de la estructura por edades de la po
el siglo anterior, sólo alcanza en el padrón de blación -sólo para Buenos Aires- concuerdan
1726 a 1,4% y el indicador no aparece en el pa con los resultados obtenidos para Córdoba, en
drón siguiente; algo semejante ocurre en La el sentido de que se trataba de una población
Matanza y San Isidro y ha sido constatado tam joven, la que hacia el final del período muestra
bién para la población de Corrientes. una alta incidencia del aporte inmigratorio y
En cuanto a negros y mulatos, sólo es posi un estado de crecimiento.
ble medir su incidencia en Buenos Aires, fenó El análisis de la población porteña presen
meno que debe relacionarse con la apertura del ta un alto número de personas proveniente
tráfico a partir de 1701, sin descartar que a los principalmente de Córdoba; dentro del terri
guarismos del Asiento deban agregarse los en torio americano se destaca el número de chi
trados ilegalmente. Existen estudios sobre esta lenos, y, fuera de él, el de españoles —principal
118 población, especialmente dedicados a la ciudad mente gallegos, andaluces y vascos- y portu
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
gueses —el cual disminuye ostensíblemente en influyeron en esta caída tanto el envío de mili
tre 1744 y 1810-; la mayor parte de este grupo cias para sofocar el movimiento comunero pa
está formado por varones y su localización es raguayo como un período de hambre y pestes.
predominantemente urbana. Para que el cua Sin embargo, en un lapso de quince años
dro de la movilidad de la población sea com se nota la recuperación de la población, debi
pleto debe tenerse en cuenta el área rural; los da fundamentalmente al crecimiento vegetati
datos con que se cuenta hasta el presente per vo y al cese de las migraciones.
miten inferir que el movimiento no sólo era El cuarto momento, entre 1756 y 1767, se
interregional sino también intrarregional. caracteriza por caídas bruscas y períodos de re
cuperación; la mayor causa de caída de la po
blación fue la emigración; el principal factor de
LAS MISIONES GUARANÍTICAS desorden fue el traslado de pueblos originado
por el tratado de Permuta. El último período
El panorama de población del litoral no comienza en el momento de la expulsión de la
puede excluir las misiones jesuíticas. Ya se ha Compañía y está caracterizado por una irnpor
adelantado que éstas constituyeron un mode tante pérdida de población, causada tanto por
lo de poblamiento. Pueden distinguirse tres el elevado índice de mortalidad como por las
etapas en su desarrollo que se ven reflejadas en deserciones; el cuadro refleja esa merma to
el Cuadro 9, junto al total de 1778. mando el año 1778. La población más joven del
La primera, que comienza en 1641, culmi área guaranítica abandonó el territorio de su
na en 1732; su sostenido aumento demográfi asentamiento, diseminándose, como ya se ha
co, debido especialmente al crecimiento natu hecho notar, en las áreas aledañas en las cuales
ral, llega al final del período con un total que fue mezclándose con la población existente.
supera al del Tucumán en 1778; este fenóme
no resulta más notable si se considera que de
bieron participar en tareas de fortificación y LAS CARACTERÍSTICAS MAS DESTACADAS
actividades bélicas.
El segundo momento -1733-1740- está Las páginas precedentes han procurado
signado por una grave crisis demográfica; co correlacionar la información existente para las
mo se observa en el Cuadro 9, al final de la eta distintas áreas, aunque muchos aspectos
pa la población ha disminuido a casi la mitad; parciales debieron ser excluidos o tratados en
CUADRO 9
POBLACIÓN DE LAS MISIONES IESUÍTICAS
CUADRO 10
POBLACION POR REGIONES DEL TERRITORIO ARGENTINO: 1778-1812
1 1812 prop.pirSp.
forma asaz somera. Merecen destacarse algu el proceso de la Independencia, pero a la vez
nos aspectos de esta evolución. A excepción confirma que el Potosí había constituido des
del período de auge de las Misiones, la región de el inicio del poblamiento un gran centro
que alberga mayor población es el antiguo Tu que regulaba el comercio del área e influencia
cumán; hacia la época del padrón general, al ba simultáneamente sobre la población de las
bergaba la mitad de la población del territorio áreas circundantes.
ocupado. Este peso poblacional es mantenido Los elementos demográficos de análisis no
hasta los comienzos de la época independien serían completos si no se tomaran las ciudades
te y ayuda a comprender las rivalidades y la más representativas (Cuadro 12).
conformación de los centros de poder en la Al crearse el Virreinato, Córdoba era el
época posterior (Cuadro 10). área de mayor población, predominio que
Aún más significativo resulta comparar es conserva hasta las postrirnerías del régimen
ta población con la de las otras regiones del hispano; el proceso de ruralización es uno de
Virreinato (Cuadro ll). los más acentuados de todo el actual territo
El desequilibrio existente permite vislum rio. El crecimiento de Salta es el mayor, calcu
brar las fracturas territoriales una vez iniciado lado en términos de crecimiento intercensal,
CUADRO ll
POBLACION DEL VIRREINATO HACIA 1800
CUADRO 12
CRECIMIENTO DE CIUDADES: 1600-1778
pero es una de las regiones con menor porcen desde los comienzos del asentamiento español
taje de población española hacia fines del pe en el territorio hasta el fin del régimen hispá
ríodo; el proceso de ruralización de la pobla nico; sin embargo, pone a la vez en descubier
ción es menos acentuado que en otras ciuda to la necesidad de profundizar los estudios re
des del Noroeste, a excepción de Catamarca. feridos a la población ya que hay épocas y re
El grupo blanco es predominante en el giones para las que se carece de información;
área porteña, que al comenzar el Virreinato es pone también el acento en la importancia de
la segunda ciudad en cantidad de población; los datos demográficos, no sólo para los análi
su crecimiento entre esta fecha y la Revolución sis económicos sino también para los procesos
es sumamente veloz, superando el 2% anual. políticos.
Mendoza es, de las cuatro elegidas, la que La historia de la población no se nutre só
concentra mayor población en sus áreas urba lo de cifras; existe la posibilidad de recurrir a
nas, y es también, excepción hecha de Buenos fuentes alternativas que, al menos parcialmen
Aires, la que posee el mayor porcentaje de po te, ayuden a comprender mejor la evolución
blación blanca. Es, junto con Salta, una de las demográfica del país. Esto es válido no sólo en
de mayor crecimiento medido en valores in cuanto al crecimiento de la población, sino
tercensales. que lo es mucho más respecto de su estructu
Esta síntesis apretada permite una visión ra en diferentes épocas.
de conjunto de la expansión de la población
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122 OLAECHEA, El mestizaje como gesta, Madrid, cen una información no siempre coincidente
LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
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TERRFFÜIIIO Y POBLACIÓN
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LA EXPANSIÓN DE LA POBLACIÓN
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nos Aires, 1939; y también “Rosario de Santa L. MORENO ha analizado los padrones de 1744
Fe. Cartografía y población (1744-1942), Re en GARAvAcLIA y MORENO (Comp.), Población,
vista del Museo de La Plata, tomo l, 1943. El sociedad, familia y migraciones en el espacio
padrón de 1664 fue transcripto por MANUEL rioplatense, siglos XVIII y XIX, Buenos Aires,
RICARDO TRELLES, Registro Estadístico del Esta 1993, y de 1778 en Anuario de Investigaciones
do de Buenos Aires, Buenos Aires, 1861 —en cu Históricas, N° 8, Rosario, 1965, el primero de
yos tomos pueden encontrarse otras informa los cuales también fue estudiado por LYMAN
ciones valiosas respecto de la población porte JOHNSON y SUSAN SOcOLOw, “Población y es
ña— y luego por RICARDO DE LAFUENTE MA pacio en el Buenos Aires del Siglo XVIII”, De
CHAIN, Buenos Aires en el siglo XVII, Buenos sarrollo Económico, N° 79, Buenos Aires, 1980,
Aires, 1980; recientemente HERNAN LUX mientras el de 1810 puede consultarse en CE
WURM ha publicado la versión original exis SAR A. GARCIA BELSUNCE (dir) Buenos Aires. Su
tente en el Archivo General de Indias en “El gente. 1810-1830, Buenos Aires, 1976, donde
padrón de Buenos Aires de 1664”, Boletín del LILIANA MENDEZ estudia el padrón de campa
Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, ña de 1815.
mayo-junio 1995, Buenos Aires, N° 189. As El estudio de la población del área rural
pectos de la sociedad en RAUL A. MOLINA, La bonaerense no puede prescindir de la Histo
familia porteña en los siglos XVII y XVIII. His ria de los pueblos de la provincia de Buenos Ai
toria de los divorcios en el período hispánica, res, La Plata, Archivo Histórico de la provin
Buenos Aires, 1991; en SUSANA R. FRIAS y CE cia de Buenos Aires, 1940, algunos de cuyos
SAR A. GARCIA BELSUNCE, De Navarra a Buenos trabajos ofrecen datos de población; una
Aires, Buenos Aires, 1996, así como en el tra puesta al día sobre los estudios referidos a es
bajo de LUIS M. CALVO incluido en el ya citado ta área en IUAN CARLOS GARAVAGLIA y JORGE D.
Investigación sobre asentamientos... En la GELMAN, “Rural History of the Rio de la Pla
revista Genealogía y en la Revista del Centro de ta, 1600-1850”, Latin American Research Re
Estudios Genealógicos de Buenos Aires, se pub view, 30:3, Austin, 1995, aunque el enfoque es
lican numerosos artículos de importancia de historia rural y no de la población. El es
referentes al tema de la población. Para el siglo _ tudio sobre Luján en MARIA T. T. DE SILVANO
XVIII santafesino los trabajos de HEBE VIGLIO y CLAUDIO TUIS, Aportes demográficos para la
NE DE ARRASTIA, que estudian el poblamiento Historia Lujanense, Luján, 1993, aunque sus
del área sur, así como los de LIA GARCIA sobre cifras difieren de las de DIDIER MARQUIEGUI,
el pago de Los Arroyos y el estudio de FELIPE “Estancia y poder político en un partido de la 125
Tl-IllRl'l'()RlO Y POBLACIÓN
126
4. LA FAMILIA
Una familia de alto rango: Santiago de Liniers, con su primera esposa y su hijo. en 1787. Boceto de Charles Fouquery.
exentos del tributo que pagaban los aboríge mo hijos naturales, unida a la presencia de fa
nes y de los trabajos forzosos a que eran so milias puramente españolas -aquí se usa el
metidos, frecuentemente en forma violenta. término “español” como sinónimo de blanco
Fue así como comenzó la proliferación de los y a la prédica monogámica de la Iglesia, trajo
mestizos de madre india y padre español, los como consecuencia que los mestizos, que ini
llamados “hijos de la tierra”. La posterior lle cialmente participaban de la sociedad españo
gada desde España de familias enteras y de la, comenzaran a ser discriminados bajo la ta
mujeres solteras, tuvo que enfrentar el hecho cha de ser, en su gran mayoría, “frutos del pe
de que el concubinato mixto, y excepcional cado”. En el capítulo anterior se ha desarrolla
mente el matrimonio interracial, se habían do el tema de los mestizos como grupo étnico.
constituido en una práctica aceptada en la so Aquí se hará referencia a su papel en la familia
ciedad hispanoamericana. y en el mercado matrimonial. La suerte de es
La circunstancia de que la mayor parte de tos jóvenes era variada. Si convivían con su
los mestizos fueran ilegítimos, aunque no fue padre español y adoptaban todos los usos y
ron pocos los reconocidos por sus padres co costumbres de la sociedad blanca, pronto se 129
Tl-ZRRl'l'()Rl() Y POBLACIÓN
identificaban con ella y estaban destinados a nas en el Tucumán se hizo sentir en el orden
casarse con español o española, especialmente matrimonial. En Buenos Aires, el hecho de
si su progenitor tenía cierta dosis de poder o que los aborígenes fueran muy escasos y por
de bienestar económico; así se consolidaba en añadidura belicosos y no sedentarios, motivó
dos generaciones el proceso de blanqueamien que las relaciones sexuales entre españoles e
to. Pero si el mestizo, varón o mujer, convivía indias fueran menos frecuentes y se limitaran
con la madre. pronto era identificado con la a algunas guaraníes y unas pocas pampas que
sociedad indígena. En orden a sus posibilida prestaban servicios en las casas porteñas, pero
des matrimoniales predominaban la cultura y a esto hay que añadir la migración de mestizos
el fenotipo del candidato o candidata, que y familias mestizas desde las provincias inte
dando frecuentemente relegada a un plano se riores.
cundario la cuestión del genotipo. Un nuevo factor vino a complicar la situa
Ya entrado el siglo XVII, la abundancia de ción. Desde la última década del siglo XVI, co
mestizos determinó ciertas restricciones en el menzaron a introducirse por el puerto de
mercado matrimonial y fue frecuente el casa Buenos Aires esclavos y esclavas negros. Esta
miento de mestizo con mestiza. Pero las mes introducción fue casi permanente durante to
tizas tenían más posibilidades de casarse con da la centuria y no sólo alimentó las necesida
un blanco -peninsular o americano- si po des de mano de obra de los porteños, sino que
dían disponer por su padre de una buena do se distribuyó por todo el Tucumán y el Alto
te. Si a ésta se agregaban condiciones físicas re Perú. A las uniones entre los propios esclavos,
comendables, sus posibilidades acrecían nota pronto se añadieron las que tenían las esclavas
blemente. En cuanto a las prácticas matrimo con sus amos, fueran forzosas o voluntarias.
niales de los españoles, era de buen tono que Cuando las esclavas pasaron a integrar el ser
se casaran con mujer blanca, con las excepcio vicio doméstico habitual de las casas urbanas,
nes que acaban de mencionarse, pero la Iglesia no sólo los amos sino también sus hijos y sus
debió continuar su prédica para que se aban servidores tuvieron la oportunidad de reque
donaran los concubinatos que a veces se disi rir los amores de las esclavas. El resultado fue
mulaban dentro del hogar legítimo, cuando la aparición de hijos de blanco y de negra, des
las concubinas eran conservadas en él como pectivamente denominados mulatos, que ha
domésticas o agregadas, en una suerte de cía referencia al fruto híbrido del caballo y la
“protobigamia”. burra. La resistencia social a la presencia de los
Con el transcurso del tiempo, la propor mulatos fue mucho mayor que la que padecie
ción de familias totalmente blancas aumentó y ron los mestizos, y aunque la Iglesia procuró
pasó a ser un signo de status social. Pese a es en la medida de lo posible el casamiento cris
to, se mantuvieron las uniones de blanco-mes tiano entre negros o mulatos, como seguía
tiza, las de mestizo-mestiza y aparecieron tam empeñada en el de los indios entre sí, el mula
bién las uniones entre mestizo e india, y me to, signado por el estigma social de ser fruto de
nos frecuentemente, entre india y mestizo. La relaciones ilícitas, provocó la exacerbación de
situación no fue la misma en todas las regio la obsesión cromática de la sociedad blanca,
130 nes, pues la radical disminución de los indíge que se hizo tan evidente en el siglo XVIII.
LA FAMILIA
de ser los jueces de su propia elección, como lo dres es que más de dos tercios de las sentencias
registran los juicios de disenso contra las posi favorecieron las pretensiones filiales, según la
ciones de los padres. muestra de Socolow, al tiempo que la persis
Estos juicios representaban un pequeño tencia de los hijos quedaría demostrada por el
número de los matrimonios realizados, pero hecho de que éstos apelaron todas las senten
tuvieron importancia y repercusión, al punto cias que les fueron desfavorables.
de que se los recomendó para los ejercicios de En los últimos años del período virreinal,
práctica forense, como señala Rípodas Arda la legislación aumentó su fuerza discriminato
naz. Donde parecen haber alcanzado mayor ria, pues la pragmática de 1803 estableció que
proporción es, según Socolow, en Córdoba los padres no tenían necesidad de exponer las
—el 10% del total de los matrimonios, que no razones de su disenso y arrebató a los tribuna
es poco-, ciudad caracterizada precisamente les eclesiásticos el conocimiento de las deman
por un gran apego a mantener intactas las di das de esponsales sin licencia paterna. Final
ferencias sociales, en tanto que en Buenos Ai mente, la real cédula del 27 de mayo de 1805
res el porcentaje es mucho menor. Las princi prohibió el casamiento entre blancos y castas
pales causas de oposición paterna fueron la aunque se tratara de mayores de edad, lo que
diferencia racial o de nivel social, la morali puso a los sacerdotes en el dilema de desobede
dad del candidato o candidata y la desigual cer la ley civil, perdiendo su congrua —como se
dad económica. Las dos primeras se dieron establecía por penalidad- o faltar a la ley canó
con preferencia -no con exclusividad- en nica que no prohibía este tipo de casamientos.
Córdoba y las últimas fueron más frecuentes Entre los indios que vivían en la sociedad
en Buenos Aires. La disparidad racial no fue hispanocriolla, se fue imponiendo lentamente
admitida cuando la novia o el novio era indio el matrimonio cristiano, pero con una marca
o mestizo, casos en que el disenso paterno fue da influencia de los progenitores o caciques,
considerado “irracional”, pues la sangre india que desde los tiempos prehispánicos decidían
no producía tacha legal, lo que constituye una en esos casos. Los encomenderos favorecieron
manifestación práctica de la igualdad teórica u obstaculizaron los casamientos según su in
que se le reconocía al indio con el español. terés en conservar la mano de obra de su enco
Prosperaba en cambio la oposición cuando se mienda. En cuanto a los indígenas reducidos,
trataba de negros, mulatos o zambos, argu las prácticas variaban según el temperamento
mento que utilizaron con éxito algunos indios de las tribus y la dedicación del padre doctri
y mestizos para oponerse a la introducción, nero. Un ejemplo interesante es el de Quilmes,
por vía de matrimonio, de sangre negra en sus donde los matrimonios entre indios se realiza
descendientes. ban regularmente, y donde el sacramento se
No todos los pleitos concluían con senten administraba también, sin problemas ni oposi
cia, pues muchas veces se llegaba a un arreglo ciones, a las uniones entre indios y mestizos o
entre las partes, fuese en aras de la armonía fa entre indios y pardos, pese a que las autorida
miliar o por razones prácticas que no excluían des reales llevaban una política de rechazo a las
una composición económica. Una demostra uniones entre indígenas y castas, pues se consi
132 ción del rigorismo o de la tozudez de los pa deraba al indio una sangre pura y a las castas
LA FAMILIA
una sangre servil. En el terreno práctico, el fra de indios, mestizos y castas, a quienes se tole
caso de esta política fue casi general. raba que tuvieran relaciones irregulares, en
El matrimonio entre negros y mulatos es tanto no dieran lugar a flagrantes escándalos.
clavos tenía sus problemas pues dependía en Tampoco el matrimonio de los españoles ex
gran medida de la actitud del amo. Si éste an cluía las aventuras extramatrimoniales, a veces
teponía sus propios intereses, como era fre con mujeres de su misma etnia y más general
cuente, podía impedir los matrimonios de sus mente con las de otras, como se verá cuando
esclavos con mujeres libres -pues en esos ca se trate de la legitimidad de los hijos.
sos los hijos escaparían a su dominio- o el de La oposición de los padres a la elección de
sus esclavas con esclavos de otro dueño, frente los novios es sólo un aspecto de la legislación
a la posibilidad de que la esclava pretendiera ir matrimonial, precisamente aquel en el que la
a vivir con su marido. Pero si el amo era cons Corona, por razones de política social, ponía
ciente de sus obligaciones como cristiano, no sus propias reglas en una materia que corres
se oponía al casamiento de sus esclavos y tenía pondía a la legislación eclesiástica. El matri
el apoyo de la Iglesia, que excomulgaba a quie monio cristiano presentaba una serie de impe
nes impedían esos casamientos, porque la li dimentos para su realización. Los impedimen
bertad de matrimonio era de derecho natural tos dirimentes afectaban la validez del matri
y la esclavitud era sólo de derecho civil. Marí monio, en tanto que los impedimentos impe
ha calculado que algo más del 8% de los ma dientes sólo presentaban obstáculos morales y
trimonios registrados en Morón en el período legales que no afectaban la validez. Los prime
1770-95 correspondió a castas. Entre ellos se ros, en consecuencia, no podían ser dispensa
contaron 17 esclavos, de los cuales 9 casaron dos, salvo que, por vía de interpretación, se
con mujeres libres, mientras que de 11 escla considerase que en realidad no habían existi
vas sólo 3 casaron con hombres libres. El re do. Los segundos podían ser dispensados. Mo
sultado es interesante porque demuestra que, lina ha ejemplificado distintos casos de unos y
más que la compulsión de los amos, primaba otros ocurridos en Buenos Aires durante el si
el deseo de tener hijos libres, lo que era deter glo XVII, pero interesa aquí señalar los matri
minado por la condición de la madre y expli monios efectuados con falta del consenti
ca la diferencia en uno y otro caso. En cuanto miento de uno de los cónyuges, que unas ve
a la compulsión de los dueños, es probable ces resultaba del temor reverencial a la deci
que se limitara, en buena medida, a permitir o sión de los padres, otras de violencia de éstos,
fomentar uniones ilícitas que no perjudicaran y alguna vez del abuso de la justicia civil ordi
sus derechos. naria. En todas estas situaciones se declaró la
Queda por aclarar que no todos los miem nulidad del matrimonio.
bros de la sociedad optaban por el matrirno La promesa de esponsales tuvo su impor
nio. Si bien sus integrantes españoles -o teni tancia, pues obligaba a quien la daba. En algu
dos por tales- debían atenerse en su vida se nos casos, la garantía del próximo matrimo
xual al connubio cristiano, conforme al en nio impulsaba a la mujer a aceptar relaciones
cuadramiento legal y moral de su tiempo, la carnales con su prometido por lo que, aunque
sociedad tenía una actitud más laxa respecto éstas no hubieran existido, la ruptura de la 133
TERRÏFÜRIO Y POBLACIÓN
promesa por el varón se traducía, por aquella nía la igualdad entre todos los hijos, salvo las
sola posibilidad, en ultraje de la mujer ante la mejoras del quinto y el tercio, hacía necesario
opinión general. Si la promesa se mantenía y que cada hijo o hija se viera en la necesidad de
los promesantes habían cedido a sus propias rehacer la fortuna que le dejaban sus padres,
debilidades, el resultado podía ser una con de modo que éstos, pensando en que sus ne
cepción prenupcial. Pero la existencia de esta gocios o sus campos serían divididos entre va
situación no debe ser exagerada: en el período rios hijos, buscaban para yernos y nueras
de 1778-1810, en Buenos Aires, en la clase de aquellos que por sus trabajos y aquellas que
los mercaderes sólo se registró un 4% de con por sus dotes o herencias, permitieran a sus
cepciones prematrimoniales, y en un pago ru vástagos recomponer sus patrimonios, de los
ral como Magdalena, entre 1738 y 1765, ape que dependía su prestigio social. Socolow
nas se llega al 6,45%. aporta datos interesantes sobre este aspecto:
A veces la promesa de matrimonio consti entre los grandes comerciantes porteños, entre
tuyó un recurso de los hombres para vencer la 1778-1823, el capital promedio de las heren
resistencia de las mujeres a tener relaciones cias era de 5157265 y los herederos sobrevi
camales, después de lo cual y requeridos en vientes alcanzaban una media de 6,6 hijos, por
matrimonio, negaban aquella promesa y, en lo que las hijuelas -separada la parte de la viu
algima oportunidad, acusaban a la mujer de da— no pasaban de S 15.071 de promedio. Se
deshonesta, para cubrir su propia inconducta. puede deducir que la situación era similar en
Los pleitos en este sentido tuvieron suerte va los niveles de recursos medios de la población.
ria, y en bastantes casos se vieron complicados
por el embarazo de la mujer.
Es bien conocido que los padres y madres CARACTERÍSTICAS DE LAS FAMILIAS
servían e incluso eran hijos de sus esclavos. se los llamaba entonces, forasteros. Unas veces
Agréguese al padrinazgo bautismal el ser pa eran peninsulares venidos como acompañan
drino o testigo del casamiento y por esa vía se tes o familiares de funcionarios de la Corona o
descubrirá, recorriendo los libros parroquia llegados a estas tierras en pos de buenos nego
les de la época, más lazos de unión entre las cios, como representantes de alguna firma es
familias. pañola o sólo con algún capital para tentar
Esta endogamia familiar no era exclusiva fortuna. Otras veces eran oriundos de una
del pago cuyo ejemplo acaba de darse ni de la provincia que se instalaban en otra, atraídos
jurisdicción bonaerense. Nicolás Sánchez Al por sus posibilidades económicas, o por vin
bornoz la atribuye a toda la América española, culaciones familiares. Pocos lugares como
y en territorio argentino existía igualmente en América comprueban la falsedad de la vieja
el antiguo Tucumán, donde su Obispo decía presunción de la inmovilidad de las poblacio
elocuentemente en 1644: “Esta tierra es corta, nes antiguas. Un caso típico es el de Ávalos y
y así hay mucho trabajo en los casamientos, Mendoza, poblador y cabeza de familia en
por estar casi imposibilitados por parentescos Santa Fe a principios del siglo XVII, con des
de consanguinidad y afinidad”. Recientes in cendientes nativos de Asunción, y éstos a su
vestigaciones han demostrado la subsistencia vez con vástagos en Buenos Aires. Otro tanto
del problema en La Rioja, Salta y Tucumán. ocurre con los Argañarás, radicados en Santia
López de Albornoz ha señalado que a fines del go del Estero, pero uno de cuyos descendien
XVIII, en Tucumán, hubo abundancia de dis tes se radicó en Córdoba.
pensas matrimoniales por parentesco en la zo
na rural de Los Juárez, lo que está indicando
idéntica tendencia endogámica. Mata de Ló FAMILIAS RESTRINGIDAS, AMPLIAS
pez, tras señalar cómo a través del casamiento Y TRONCALES
amplias con agregados o servidores 8,18% y la zona de los Llanos muestra que sólo el
amplias con familiares, agregados y servidores 9,23% de las familias eran restringidas.
2,74%; hay además un 6,36% de familias tron En uno y otro tipo de familia, el matrirno
cales —que comprenden al matrimonio con hi nio cabeza de ella podía mantenerse completo o
jos casados y eventualmente los nietos-, no. El fallecimiento de un cónyuge, normal
1,81% de familias múltiples y 3,63% de fami mente, o su ausencia, menos habitualmente,
lias indeterminadas. nos muestran familias conducidas por viudos o
En 1810 la ciudad capital, muy acrecida en viudas o por esposas que ante prolongadas au
población, presenta una imagen distinta según sencias de los maridos por viajes y negocios —ra
este mismo autor. En el cuartel 12, una área ra vez por abandono—, debían regentear a los hi
socialmente intermedia, las familias restringi jos, mandar a la servidumbre y manejar los
das son el 52,8% y las amplias el 47,2%, lo que asuntos que hacían a la subsistencia familiar,
podría obedecer no sólo a la mayor capacidad fuesen comerciales o rurales. Las cifras no abun
para tener personal doméstico, sino también a dan en este aspecto de la historia familiar. Lima
la menor disponibilidad de viviendas en una González Bonorino constata que en 1608 en Ta
ciudad en constante crecimiento. lavera de Esteco había 32 matrimonios comple
Los resultados de 1738 guardan cierta rela tos, l viudo y 4 viudas y en Santiago del Estero
ción con el padrón de 1726 en el pago de la 34 matrimonios completos, 7 viudos y 3 viudas.
Magdalena, donde sobre un total de 71 fami En 1778-79 había en Iujuy 2,4% de viudos y
lias hay 45 nucleares restringidas, 25 extensas 7,4% de viudas. En la misma fecha, en Córdoba,
con parientes, agregados, servidumbre o escla había 2,4 % de viudos y 10% de viudas. Bascary
vos —una o más de estas categorías— y 1 tron estudió los libros de matrimonios de Tucumán
cal. Las familias restringidas representan pues y de ellos se desprende que el 12% de los casa
el 63,38%. Este porcentaje se ubica entre los de mientos corresponden a viudos en tanto que só
Río Seco e Ischilín, en Córdoba, y se aproxima lo el 8,6% son fonnalizados con viudas. En la
mucho al obtenido por Salas para el pago de ciudad de Buenos Aires, en el padrón de 1810, el
La Matanza en 1726 que es del 68,66% y que porcentaje de viudez entre la población libre al
desciende en 1744 al 62,92%. Entre las fami canzaba al 1,89% de los hombres y al 10,96% de
lias tucumanas de Los Juárez, en 1799, el pre las mujeres, mientras que entre los esclavos, los
dominio de las familias restringidas es con viudos eran el 0,9% y las viudas 1,41%, muy ba
tundente -82%— pero la situación cambia ver jos porcentajes que se explican porque una gran
tiginosamente y en 1812 su mayoría se limita parte de esta población —43,47%— carece de es
a un 57%. pecificación de su estado civil. Con excepción
En un ámbito completamente distinto, el del muy temprano caso de Santiago del Estero,
de los pueblos de indios y encomiendas de siempre es mayor la proporción de viudas que
Santiago del Estero, Vallejo destaca que sobre de viudos, lo que podría explicarse por una
un total de 1132 tributarios y sus mujeres, la abundancia de mujeres jóvenes casaderas y
mayor cantidad relativa, 341 integran familias también por una menor disposición de las viu
restringidas, o sea el 30,12%. En cuanto a La das a contraer nuevas nupcias, aunque las hubo
138 Rioja, Guzmán dice que el padrón de 1795 de que casaron hasta por tercera vez.
LA FAMILIA
LAS FAMILIAS DE INDIOS Y CASTAS sa que la Corona hacía de los indios, se pro
longó a lo largo del tiempo y tuvo como con
Hasta aquí, aunque con ocasionales refe secuencia, en el aspecto que aquí se trata, una
rencias a indios y castas, se ha centrado el aná acelerada disminución de la población autóc
lisis en las familias blancas, en las cuales a veces tona y, como lógica consecuencia, igual dismi
no faltó, con el correr de los siglos, alguna mez nución de sus matrimonios y sus familias. En
cla ocultada por el fenotipo o por el prestigio 1639, el obispo del Tucumán, Maldonado de
social, como se comentó al comienzo de este Saavedra, califica la conducta de los encomen
capítulo. Ahora se tratará un poco más en deta deros: “Cásanlos por fuerza y a palos por hur
lle la situación de aquellas otras familias, aun tarse las indias unos a otros” y agrega “Luego,
que los estudios realizados hasta hoy son noto por quedarse con la china libre y desembara
riamente escasos. La primera dificultad que se zada, envía el indio al Perú o a otra parte, que
presenta en el caso de los indios es el proceso de da esclava la india y sin marido, y tal vez se
miscegenación, tanto con los españoles como vuelven a casar”. En una fecha tardía, cuando
con los negros y posteriormente con mestizos y la disminución de los indios se estimaba en el
mulatos, con lo cual cualquier intento de inves 90%, el sínodo de Córdoba de 1700 insistía en
tigación basado en la separación de las diferen que los encomenderos no debían impedir el
tes etnias está condenado al fracaso, salvo de casamiento de los indios.
terminados casos y momentos. De todos mo Ya se ha dicho el papel que los padres y ca
dos es útil atenerse a las clasificaciones de los ciques tenían en la elección de los cónyuges,
comentaristas y empadronadores. en una tradición que coincidía con la impe
El proceso de mestización —lato sensu- tie rante entre los españoles. También entre los
ne como primera consecuencia para los inves indígenas parecen haber existido, y subsistido
tigadores hacer harto difícil un buen conoci en los pueblos de indios, las redes parentales, a
miento de las estructuras familiares prehispá través de las cuales, igual que entre los españo
nicas. En cuanto a la asimilación del matrimo les, se buscaba reforzar las alianzas dentro de
nio cristiano como parte del proceso de acu1 la comunidad. Estas redes adquirían particu
turación, los esfuerzos misionales estuvieron, lar significación cuando se producía la vacan
desde un comienzo, perturbados por los abu cia de un cacicazgo.
sos de los encomenderos y otros españoles. Ya La miscegenación abarcó a los aborígenes
el primer sínodo del Tucumán, en 1597 -re de la ciudad y de la campaña y también se ex
cuerda Bruno—, estableció en una de sus cons tendió a los pueblos de indios y a muchas re
tituciones una serie de prohibiciones. “Prime ducciones. En un período tardío, Celton ha
ro impedir matrimonios de indios; segundo comparado la composición familiar de los
casarlos por fuerza; tercero casar indias para pueblos de indios cordobeses entre 1778 y
hurtarlas a los que las tienen en depósito...” 1785. Mientras en la primera fecha había 265
Este tipo de abusos, más otros relativos a la ex familias y en 235 de ellas ambos cónyuges eran
plotación de la mano de obra nativa, pese a la indios, en la segunda esta situación sólo se da
oposición de la Iglesia, a las ordenanzas del vi en 211 casos sobre un total de 341 familias. Es
sitador Alfaro en 1622 y la permanente defen te cambio se dio por la unión de los indios con 139
TERRITORIO Y POBLACIÓN
mujeres negras o mulatas libres. En el pueblo blo parece haber crecido con el aporte de gua
de La Toma, en 1785, de 38 familias a las que raníes y otras etnias, de españoles y de mesti
se reducía el pueblo, sólo en 16 casos ambos zos. De otra manera es difícil explicarse que en
esposos eran indios; 2 indios estaban casados los bautismos registrados en la ex iglesia doc
con mulatas libres y l con española; había trinera convertida en parroquia, entre 1738 y
además 9 indias casadas con mulatos libres, l 1747, el 26,14% de los bautizados son indíge
indio viudo con familia, 9 indias viudas con nas y casi todos hijos legítimos. Otra explica
familia y una pareja de mulatos. Siete años an ción sería un marcado subregistro de los pa
tes en la ciudad de Córdoba, sobre 763 hoga drones por no ser interesantes los indios a los
res, sólo 8 estaban constituidos por indios, fines del empadronamiento. Las familias de
aunque no existe plena seguridad de que se castas no son fáciles de analizar: la población
tratase de indios puros. Paralelamente, los ho de color presentaba una marcada carencia de
gares de castas libres —negros y pardos- ha mujeres y en 1726 los casados sólo eran 15, de
bían crecido a 228 y dado el gran número de los cuales uno solo era negro; de este total ll
hogares compuestos comprendidos en esta ci eran varones y 4 mujeres, lo que nos está ha
fra, es probable que el número de familias fue blando de un proceso de miscegenación, pero
se aun mayor. estas cifras deben ser atenuadas por el hecho
Casi un siglo antes, en la reducción de los de que había 89 personas de color cuyo estado
indios quilmes y calianos al sur de Buenos Ai civil se ignora, de las cuales sólo 10 eran muje
res, había, en 1680, 90 matrimonios indígenas, res. En el padrón de 1744, la situación cambia
que por efecto del desarraigo forzoso y por la en parte, pues si bien la población de color des
alta mortalidad infantil sólo sumaban 63 hijos ciende en cifras brutas, la familia parece recu
párvulos, vale decir, nacidos todos en la reduc perarse, pues hay un matrimonio de negros y 9
ción, pero en 1726, época en que ya se habían de pardos. Sin embargo, a diferencia de lo que
instalado en el poblado otros indígenas e in ocurría en Córdoba, en Magdalena el número
cluso españoles, la población india de origen de los bautizados de color desciende con pos
calchaquí se había reducido de tal manera que terioridad a 1748, especialmente entre los par
sólo eJdstían 22 matrimonios con 18 hijos me dos, tal vez por la mezcla de pardos e indios,
nores. Ese mismo año, el padrón de Magdale cuyos frutos pasan a constituir hacia 1765 el
na, que no incluía el poblado de la Santa Cruz tercer grupo étnico de la zona.
de los Quilmes, registraba 82 matrimonios, de Desgraciadamente no hay estudios de fa
los cuales 11 eran de indios y 7 de mestizos. milia sobre los padrones de la ciudad de Bue
Casi todos constituían familias restringidas -9 nos Aires, pero en el otro extremo del territo
y 6 respectivamente- y los restantes formaban rio, en Iujuy, donde la población india era arn
familias amplias. Dieciocho años después, se plia mayoría, Rassini demuestra —aunque no
comprueba una fuerte disminución, pues de comenta- que la familia indígena reflejaba un
114 familias empadronadas, apenas 3 estaban proceso de contracción, pues el número de sus
formadas por indios y una mujer casada era miembros —4,l de promedio- era inferior al
mestiza. Mientras tanto, si los indios reducidos de los españoles y al de las castas e igual al de
140 disminuyen hasta ser sólo 148 en 1773, el pue los mestizos. No obstante, el porcentaje de in
LA FAMILIA
dios casados era mayor que el de cualquier grado desterrar gradualmente la poligamia,
otro grupo étnico. El porcentaje de negros ca pero no había conseguido eliminar del todo
sados estaba entre los más bajos y el de los las fugas y los abandonos de los maridos.
mulatos estaba en una situación intermedia. También trataron aquéllos de imponer un ti
En un curato como La Rinconada, con una po de familia restringida, con una casa por
población en sus tres cuartas partes de indios matrimonio, y con un sistema educativo en el
puros, Gil Montero calcula que en 1778 el que los padres fueran responsables de la con
80,2% de las familias era restringida, mas si se ducta de los hijos y donde regían premios y
descuentan los hogares unipersonales —pre castigos. El papel de la mujer era subordinado,
suntamente tributarios contados por unidad como era habitual entre los indígenas. La di
se transforman en 93,6%, porcentaje que to mensión de la familia era apenas mayor que la
davía aumenta en la revisita de 1786. Parece que se ha anotado para Iujuy: entre 4,1 y 4,4
posible deducir que esta modalidad familiar personas.
era general en la provincia, por lo menos en la Pese a los pocos elementos disponibles,
región de la Puna. puede concluirse que, excepto en las misiones
En el valle de Santa María, en Catamarca, guaraníes, la familia acompañó el proceso de
en cambio, la familia indígena se mantiene vi retracción de la población aborigen. El proce
gorosa en su forma restringida, pero en las fa so de mestización se intensificó y mientras en
milias amplias la disminución del número de el siglo XVII se tradujo en un blanqueamien
sus miembros podría interpretarse como un to de la población aborigen, en el siglo si
signo del deterioro de su capacidad económi guiente, especialmente a partir de 1750, en al
ca. En cuanto a La Rioja, Endrek ha mostrado gunas regiones como Córdoba y La Rioja —y
que en una población indígena que se reduce queda la incógnita respecto de otras- cabe
en el 50% entre 1778 y 1795, la contracción se preguntarse si la mezcla de los aborígenes con
opera más violentamente en el orden familiar, mulatos y zambos, que mostraban una buena
pues el número de casados en la última fecha capacidad reproductora, no condujo a una
es apenas el 35,9% del inicial. Simultánea melanización del pueblo indígena.
mente se opera un gran crecimiento de ne En lo que hace a los negros, los trabajos de
gros, mulatos y zambos libres casados, en tan Goldberg y de otros autores coinciden en la
to que el número de esclavos casados descien dificultad de establecer datos confiables en
de a cerca de la mitad. Hacia 1795 las castas materia familiar, pues salvo en las estancias je
eran el grupo racial más numeroso, y con suíticas, donde los sacerdotes procuraban que
marcada ventaja, de la jurisdicción riojana. los esclavos formaran familias —como de
En cuanto a las familias de las misiones je muestra Fernández- en todas las otras cir
suíticas de los guaraníes, las investigaciones de cunstancias puede presumirse que las uniones
Maeder indican que se mantenía la práctica fueron irregulares, con frecuencia inestables y
del matrimonio precoz, que los contrayentes siempre con una natalidad muy baja, especial
tenían cierta libertad en la elección del otro mente entre negras y negros bozales, resultado
cónyuge, sin excluir la intervención paterna y combinado del síndrome de la esclavitud y el
que la influencia de los misioneros había lo probable uso de hierbas anticonceptivas y 14]
TICRRFFÜRIO Y POBLACION
abortivas, que unida a una alta mortalidad in vamente adolece del problema de la falta de es
fantil, condujo a una progresiva reducción de tudios en la materia sobre dilatadas regiones y
los negros puros, que no se compensó, sobre extensos períodos, como consecuencia de que
todo al entrar el siglo XIX, con la importación la historia de la población, con la excepción de
de esclavos. Rosal ha estudiado un sector par contados precursores, es una disciplina relati
ticular de la sociedad esclava: aquellos que te vamente nueva en la Argentina.
nían bienes suficientes como para testar. Con Padrones y revisitas permiten, en algtmos
cluye que el 30% de los hijos eran ilegítimos y casos, atisbar cuál pudo ser el número de hijos
que una tercera parte de los casados no tenía por matrimonio. Los datos más antiguos son
descendencia. Por otra parte Johnson ha in de comienzos del l600, referidos a Talavera de
tentado demostrar que las manumisiones de Esteco y Santiago del Estero, y dan una media,
esclavos no obedecían —en Buenos Aires al respectivamente, de 2,8 y 3,5. Hay que saltar a
menos- a relaciones ilícitas entre amos y es la segunda mitad del siglo XVIII, para encon
clavas, sino a una razón afectiva o de recono trar un promedio de 2,05 hijos por matrimonio
cimiento. El 40% de las manumisiones fueron en Jujuy, con un mínimo de 1,8 para Perico y la
hechas por amas y en su casi totalidad eran sus ciudad y un máximo de 2,3 en Yavi y Tumbaya.
domésticas. Y si bien casi el 20% de los liber La media mayor corresponde a los españoles
tos fueron menores de 17 años, en casi la mi —2,5— en tanto que la menor a indios, mestizos
tad de los casos su libertad fue pagada por sus y negros con 2. En Tucumán, se puede citar el
padres o abuelos. caso de Los Juárez —hoy Leales— con 2,9 de pro
medio, correspondiendo la media mínima a los
indios con 2,6 y la máxima a las castas libres
LOS HHOS LEGÍTIMOS Y LOS OTROS con 4,2. En Córdoba, las cifras de 1778 varían
segfm los departamentos, corresponden el má
Párrafos arriba se ha hecho mención inci ximo a Traslasierra y alrededores de la ciudad
dental de la cantidad de hijos de las familias en con 3,2 y la mínima a la ciudad con 2,1. Sin em
algunas regiones. Para completar este aspecto bargo, la debilidad de estas cifras queda de ma
del tema, conviene comenzar por advertir que nifiesto cuando Celton realiza una muestra de
distinta es la información que proviene de los reconstrucción de familias en la ciudad y llega
padrones, que se limitan a dejar constancia de a un promedio de hijos de 6,4.
cuántos hijos viven en el hogar de los padres Como se carece de datos generales sobre
-pero no cuántos han tenido, pues no figuran Buenos Aires, no se puede hacer una compara
los ya fallecidos, los ausentes ni los casados con ción entre las dos ciudades más populosas del
techo propio-, de la que deriva de los registros país, aunque Socolow ha determinado, en su
de bautismos a través de los cuales se puede sa muestra sobre los grandes mercaderes, una
ber cuántos hijos tuvo un determinado matri media de 7,38. En el pago de la Magdalena en
monio, con la salvedad de que tampoco figura 1726 el promedio de hijos es de 2,8 por matri
rán los que fallecieron antes del bautismo. monio, pero en las familias restringidas se eleva
Aunque esta información es más ajustada, se a 3,3, mientras que en las amplias desciende a
[42 tratará de dar un panorama general, que nue 2,5. En 1744 se puede diferenciar socialmente el
LA FAMILIA
número de hijos: es de 2,9 entre los hacenda indios y castas llega al 53,7%. En los años
dos, 2,7 entre los labradores y 2,2 entre los 1805-1809, los porcentajes se mantenían toda
capataces. vía muy altos: 40,2% para los blancos y alrede
Cabe finalmente hacer referencia a la legi dor del 50% para el resto de la población. No
timidad de los hijos. Ya se ha hecho mención a se conocen datos sobre Salta, otra ciudad ca
los condicionamientos legales y sobre todo so racterizada por su celo en mantener las distan
ciales para la constitución del matrimonio. El cias sociales.
nivel de legitimidad o de ilegitimidad de los hi En Tucumán, en el período 1790- 1810, se
jos debe vincularse con dos cuestiones: prirne— da una situación muy diferente. Los ilegíti
ro, el nivel de penetración del cristianismo en mos entre los blancos sólo llegan al 10%, de
general y de su concepción monogámica en los cuales el 3% corresponde a padres desco
particular, cuando se trata de comunidades in nocidos. Entre los indígenas los ilegítimos
dígenas o de color e incluso de españoles que llegan al 37%.
conviven con estas comunidades que practica En la gobernación de Buenos Aires, la ciu
ban otras pautas sexuales; segundo, el grado de dad de Santa Fe muestra un promedio de ile
obstrucción que las leyes y las costumbres esta gitimidad general que varía apreciablemente
blecían a la libre elección de las parejas, lo que y alcanza su punto más bajo en 1767 con
también está relacionado con el mayor o me 17%; a partir de esa fecha, aumenta sosteni
nor control y tolerancia que en las zonas rura damente hasta 1783-86 en que supera los ni
les ejercían los responsables de una sociedad veles cordobeses; a partir de allí hay una leve
ordenada: autoridades civiles y eclesiásticas. mejoría y los valores oscilan entre el 34% y el
Llama la atención, y debe vincularse con lo 46% y llega al 38% en 1809. En un área pre
anterior, las diferencias existentes según los dominantemente rural como es el curato de
distintos ámbitos geográficos. Casi totalmente Los Arroyos —hoy Rosario y aledaños hasta el
se carece de información cuantitativa sobre arroyo Ramallo— las cifras son mucho más
los siglos XVI y XVII, pero de los comentarios, bajas. Entre 1776 y 1785, hay un 17,4% de ile
crónicas e informes existentes se desprende gítimos, a los que habría que sumar un 10,2%
que en un comienzo la cuestión de la legitimi de huérfanos, con lo que los legítimos totali
dad no fue un obstáculo social, aunque a me zan el 72,4%.
diados del XVII, la mayor presencia de fami Este fenómeno también se da en la pampa
lias blancas y los pruritos de la honra y la je porteña. En Luján entre 1780 y 1800 los legíti
rarquía social comenzaron a pesar. En el siglo mos llegan al 83,5% o sea que las situaciones
siguiente, con la sociedad más estratificada y irregulares se reducen al restante 16,5%, de los
más controlada, resulta arquetípico el caso de cuales casi el 95% son blancos. Algo similar pa
Córdoba, donde la segregación de los diferen sa en Magdalena, donde entre 1738 y 1765, la
tes sectores sociales era más marcada. La res ilegitimidad se limita al 13,62% a los que ha
puesta de la comunidad es contundente: uno bría -o no- que añadir el 3,66% en los que se
de los mayores índices de ilegitimidad conoci ha omitido la calificación. Un trabajo todavía
dos en el país. Entre 1778 y 1784 la ilegitimi inédito de Gresores, hace descender el índice
dad entre los blancos alcanza el 45,1% y entre de ilegitimidad del pago entre 1776 a 1815, al 143
TERRHURIO Y POBLACIÓN
9%. Es precisamente en estas zonas de escasa era “la Babilonia denunciada por los críticos”
densidad poblacional y donde las autoridades y cita el caso del coronel Maguna que consul
se reducían a un alcalde de hermandad y a un ta al Gobernador sobre el permiso solicitado
cura párroco, ambos habitualmente lejanos, por un sargento para casarse con la hija natu
donde se podría presumir que la libertad de ral de un fuerte comerciante, el que es conce
costumbres produciría el mayor número de in dido, pues “el nacimiento ilegítimo importaba
fracciones: uniones irregulares y nacimientos menos que otras imperfecciones”, como, por
ilegítimos. Frente al desmentido de las cifras, ejemplo, el estigma de sangre servil.
debe recordarse lo advertido por Mayo sobre ¿Cuál era el papel que tenían en la familia
que no hay que extremar la noción de permi los hijos? En primer lugar, existía entre padres e
sividad rural: por lo general, la relación ilícita, hijos un claro sentimiento de pertenencia fami
pocas veces adúltera, implicaba una promesa liar. Los padres corrían con la educación de los
de matrimonio que la mujer aceptaba como niños, que en sus primeros años estaban más
parte de la tradición dominante. bajo el control de las madres. La educación en
En cuanto a la ciudad de Buenos Aires, co tre los españoles consistía básicamente en el
mo se ha dicho, no hay trabajos de demogra aprendizaje de los buenos modales y las nor
fía histórica referidos a la familia. No obstan mas religiosas y morales. La enseñanza escolar
te, otras fuentes autorizan a afirmar que la dependía de la ubicación de la familia y de sus
ciudad —por su misma condición de puerto y recursos para costear la asistencia a una escue
de lugar de tránsito, centro mercantil donde la de primeras letras. Por ese motivo, los rudi
era fácil amasar fortunas en poco tiempo y se mentos de la enseñanza se daban inicialmente
de de una burocracia creciente, civil y militar, en las casas. Fuese por pobreza, por desidia o
lo que suponía muchos personajes destinados por incapacidad de los propios padres, leer y es
en ella por un corto número de años, cuando cribir quedaban de lado muchas veces, salvo
no de meses- ofrecía posibilidades de movili que se tratara de una familia de pro, donde la
dad social mayores que cualquier otra porción falta de la enseñanza de las primeras letras afec
de nuestro territorio, lo que traía aparejada taría el nivel social del vástago. Los conceptos
una cierta aunque moderada dosis de libertad de la educación y la disciplina filial respondían
social. En el siglo XVII, el obispo Azcona entró al criterio de que “la letra —y la obediencia- con
en conflicto con el Gobernador cuando pro sangre entra”. Sin embargo, parece que en mu
pendió a que los soldados de la guarnición se chas regiones, en especial en Buenos Aires, exis
casasen en la ciudad, pues de lo contrario se tía una cierta laxitud disciplinaria, que sólo se
estragaban las costumbres, litigio que fue re rompía ante faltas mayores.
suelto en España a favor del prelado. Durante Una práctica heredada de Europa consistía
el gobierno de Vértiz, se multiplican las quejas en que para una mejor educación y para “hacer
por la indecencia del traje femenino -se en útiles” a los hijos, se los enviaba a casa de pa
tiende de las blancas- y se multiplican las que rientes, compadres o amigos, donde, por aque
jas por la depravación reinante. Mariluz Ur llo de que los hijos se portan mejor en casa aje
quijo opina que existía en la ciudad más liber na que en la propia, debían someterse a mayor
144 tad sexual que en otros lugares, pero que no disciplina y aprendizaje. Este aprendizaje con
LA FAMILIA
sístía en prestar desde servicios rudimentarios De todo lo expuesto, debe concluirse que
como ayudar en la casa hasta, ya con unos años la historia de la familia colonial en el hoy te
más, colaborar en los quehaceres del comercio rritorio argentino, sólo ha sido estudiada ex
o de la oficina. Esta práctica también era segui cepcionalmente, en parte por la demografía
da en el medio rural, pero en algunos pagos se histórica, en parte por la historia social, gene
prefería aprovechar a los hijos como fuerza de ralmente a través de estudios puntuales refe
trabajo propia, en vez de consignarlos a vecinos ridos a momentos y lugares precisos, confor
conocidos. Algimos autores han creído ver en me lo han permitido las escasas fuentes dis
uno y otro caso un sistema de explotación. En ponibles. El resultado es que estos estudios,
realidad, la familia se concebía entonces como aparte de sus propios méritos, destacan ante
una unidad, no sólo de afecto y de sangre, sino todo los grandes vacíos existentes en la mate
también como una unidad productiva. Los hi ria. La consecuencia es que, en muchos aspec
jos ayudaban en las tareas rurales, según su tos, las conclusiones que hoy se pueden obte
edad y su sexo, ahorrando mano de obra remu ner tienen un marcado carácter de proviso
nerada o esclava. Para los labradores más po rias, a la espera de que más estudios puntua
bres, eran el único recurso. Es cierto que, como les permitan comparaciones intra e interre
anota Gresores, hubo casos de abusos que llega gionales, de las que pueda surgir un panora
ron a los estrados judiciales, pero ésos represen ma más abarcativo, así en el tiempo como en
taban una minoría. el espacio.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
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bre la elección de los cónyuges se obtiene en la les su trabajo “La población de La Rioja en
citada obra de RIPODAS ARDANAz y en el artícu 1795. Análisis de un padrón eclesiástico”, en
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NA y que ha sido editado hace pocos años, La Sobre el ámbito santafesino sólo hay infor
familia porteña en los siglos XVII yXVIII. His maciones sobre el número de matrimonios,
toria de los divorcios en el período hispánica, hijos y los porcentajes de legitimidad en Feli
Buenos Aires, 1991, que contiene rica infor pe Cervera y Mabel Gallardo, “Santa Fe 1765
mación sobre consentirnientos, nulidades y 1830: historia y demografía”, Anuario del Insti
divorcios no vinculares. La actitud de la mujer tuto de Investigaciones Históricas, N° 9, Rosa
de Buenos Aires en sus relaciones sentimenta rio, 1966-67, y Hebe Viglione de Arrastía,
les y de familia ha sido expuesta por IOSE MA “Partido de los Arroyos. Unidad espacial es
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1987. Sobre la familia de la elite porteña es Aires, 1982.
conveniente ver SUSAN M. SOCOLOW, The Mer Sobre la familia esclava véase: MARTA
chants ofBuenos Aires. 1778-1810. Family and GOLDBERG y SILVIA MALLO, “La población afri
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1980. Sobre la familia porteña en general, en en Buenos Aires durante el Virreinato”, Desa
1810, CESAR A. GARCIA BELSUNCE (dir.), Buenos rrollo Económico, Vol. 16, N° 63, Buenos Ai
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res, 1976. aspectos relacionados con la esclavitud en el
En lo referente a la familia rural de esta Río de la Plata a través del estudio de testa
jurisdicción, los trabajos que la tratan son mentos afroporteños. 1750-1810”, Revista de
pocos. Desde un enfoque de historia demo Indias, Vol. LVI, N° 206, Madrid, 1996; y MA
gráfica pueden citarse: CESAR A. GARCIA BEL RIA CRISTINA MARI, “Matrimonios de castas
SUNCE, “Natalidad y bautismos en el pago de en el pago de Morón (1770- 1793)”, Revista de
Magdalena (1738-1765)”, Investigaciones y Historia Bonaerense, Morón, Año IV, N° 16,
Ensayos, N° 42, Buenos Aires, 1992; ADELA M. 1998. 147
TERRITORIO Y POBLACION
La familia guaranítica de las Misiones ha anteriores suyos. Del mismo autor y especial
sido tratada por ERNESTO I. A. MAEDER en Mi referencia a la organización familiar: “La fami
siones deI Paraguay: conflicto y disolución de la lia en el mundo guaraní”, en CESAR A. GARCÍA
sociedad guaraní, Madrid, 1992, particular BELSUNCE (coord.), La familia. Permanencia y
mente en el capítulo Il, donde resume trabajos cambio, Buenos Aires, 1994.
148
S. LA SOCIEDAD
HISPANO-CRIOLLA
Durante los casi tres siglos de la domina pio para describir su forma de ordenamiento,
ción española en el territorio que sería luego la por lo que se usarán aquí, indiferentemente,
República Argentina, se fue configurando una las expresiones menos cargadas de sentidos
sociedad que, aunque respondía a la impronta contrapuestos a la realidad histórica, con la
inicial hispánica, adquirió características pro aclaración, que queda formulada, de que se
pias y distintivas. Era, como resultado de su utilizan en su sentido más lato.
constitución étnica, una sociedad hispano Esta sociedad, como cualquier otra, se ar
americana, con su peculiar forma de articula ticulaba a través de relaciones de poderes que
ción, tanto en lo referente a la familia —como jugaban dentro del marco jurídico de la Monar
se ha visto en el capítulo precedente-, como a quía española, distante pero presente a través de
las estructuras de poder y los niveles sociales. sus brazos indianos. Estas relaciones abarcaban
¿Cómo se dividía y a la vez se articulaba esta el orden moral —en manos de la Iglesia, aunque
sociedad? Lo primero que se plantea es una con los límites del regio patronato—, el poder
cuestión terminológica, pues no se puede ha económico, detentado unas veces por los gran
blar de clase, pues ésta resulta un concepto des propietarios y en otras ocasiones por los
anacrónico, nacido en el siglo XIX y que res grandes comerciantes, y el poder político, repar
ponde a una realidad social diferente; otros tido en distintos niveles de cargos, de funciones
autores hablan de estamentos, lo que sólo cabe y de espacios. En cada uno de ellos actuaban,
en un sentido analógico, pues originariamen como elementos ordenadores -en lenguaje de
te el término se refiere a los órdenes de repre hoy se diría legitimadores—, el honor, el prestigio,
sentación en las cortes o estados generales; es y la parentela. El honor derivaba de las acciones
tratos es una expresión que, por su origen geo meritorias cometidas en el proceso de la con
lógico, tiende a suponer cierto grado de inmo quista, o sea en el servicio real, y cuando estas
vilidad social, por lo que sólo debe usarse por acciones no eran propias, por haber concluido
extensión, como lo ha hecho Mórner. Las pa aquel proceso, el honor se recibía por los hechos
labras jerarquías, niveles y sectores, si bien son de los padres o de los abuelos. El honor era la
más cómodas, resultan al mismo tiempo más fuente primaria del prestigio, pero éste podía
vagas e irnprecisas. En rigor, la sociedad hispa derivar también de cargos o nominaciones rea
no-americana no ha acuñado un término pro les y, con el correr del tiempo, de las riquezas 149
Tl-ÏRRFIURIO Y POBLACIÓN
apartar a los indios del nomadismo. Pero, ca mienda siguió siendo el principal beneficio. A
si desde un principio, los fines de la enco la disminución de la población indígena se
mienda se alteraron y ésta se convirtió en un agregó el aumento de los vecinos encomende
medio de proveer de mano de obra a los en ros, quienes comenzaron a someter a los in
comenderos para la explotación de sus tie dios a su servicio personal. En una época tan
rras, a modo de servicio personal. Desde el temprana como 1576, el gobernador Gonzalo
punto de vista de los conquistadores y sus de Abreu disponía en sus Ordenanzas que el
descendientes, la encomienda les garantizó servicio personal no estaba permitido, salvo
una posición de poder: en primer lugar eco que fuera realizado a cambio del tributo que
nómico, al facilitar el trabajo y consecuente debían pagar los indios, pues de otro modo
rendimiento de las tierras que no qu" erían tra era una forma de esclavitud. A pesar de la ad
bajar por sí mismos, por ser impropio de hi vertencia, once años después el obispo Victo
dalgos, condición que habían traído de Espa ria escribía al arzobispo de Lima en términos
ña o que ganaron por sus servicios en Améri tales que revelan que la admonición de Abreu
ca. En segundo término, poder político, en la había sido vana y que los indios padecían los
medida en que reforzaba su condición de ve abusos crecientes de los encomenderos. Estos,
cinos y su derecho a participar en el gobierno que eran 153 en 1582, pasaron en 1607 a ser
comunal. La conjunción de ambas ventajas les 335, lo que, unido a la progresiva disminución
daba el necesario prestigio social para insta de los encomendados, hizo que el tratamiento
larse en el nivel superior entre los pobladores que recibían los últimos fuera más duro, pues
de esas minúsculas ciudades. menos brazos debían producir lo mismo o
Reunidas las condiciones de propietarios, más. Fue en 1610 cuando el provincial de la
vecinos y encomenderos, a las que se agregaba Compañía de Jesús denunció por escrito que
con frecuencia la de regidores, cuando no de se “priva a los indios de sus mujeres e hijos, de
alcaldes y capitanes en la guerra, se fue confi toda libertad y dominio, desde que nacen has
gurando una mentalidad donde la honra y el ta que mueren, y los constituye en estado mu
prestigio eran los ingredientes básicos del mé cho más miserable que si fueran esclavos, e
rito social. En los primeros años del siglo, la ri imposibilita de vivir como cristianos, y hace a
queza ocupó un lugar secundario como factor los infieles defenderse cuanto pueden del sua
de mérito, pues casi todos eran pobres, las tie ve yugo de Dios y del clemente servicio de
rras sólo rendían para la subsistencia, las casas Vuestra Majestad, teniendo el uno y el otro
eran ranchos y hasta las iglesias estaban tan por cruel, porque se sigue a él este tiránico
pobremente construidas que se venían abajo servicio personal”. El texto es contundente y
con harta frecuencia. señala dos graves perjuicios: obstáculo a la
Con el paso del tiempo, aquellas ciudades evangelización y al servicio real. No obstante,
que estaban ubicadas en el corredor estratégi la denuncia no era novedad sino que ratifica
co —tanto desde el punto de vista político co ba lo que antes habían dicho los obispos y que
mo comercial- que unía Buenos Aires con Po constató dos años después el visitador don
tosí, comenzaron a progresar y sus habitantes Francisco de Alfaro, quien en sus Ordenanzas,
ganaron en diversidad social, pero la enco dictadas ese mismo año de 1612, estableció la 151
TERRITORIO Y POBLACIÓN
total prohibición del servicio personal. Los llos. Esta situación permitió que las estancias y
encomenderos opusieron una resistencia ce las chacras del Tucumán prosperaran, en espe
rrada y actuaron como un grupo de presión. cial las cercanas a Córdoba y a San Miguel, cu
Las autoridades no cedieron formalmente, pe yos terrenos más fértiles proveían el abasteci
ro las ordenanzas no fueron acatadas. miento de sus ciudades y generaban algunos
Este generalizado exceso reconocía excep excedentes para traficar. Mediante este proce
ciones, pues había encomenderos con sentido so comenzó a aparecer en varias ciudades una
cristiano que trataban bien a los indígenas y categoría de vecinos terratenientes sin enco
procuraban que fueran educados en la fe, pe miendas, que vinieron a competir con los en
ro estas excepciones no hacían sino confirmar comenderos en la obtención de cargos en los
la regla. A los abusos, los castigos y las fugas, cabildos.
hay que agregar los desórdenes y las pestes que Tanto el transporte de esclavos como el
padecían los naturales, por lo que la disminu naciente comercio de mulas significaron un
ción de los indios llegó a tal extremo que algu buen impulso para Córdoba y para Salta. Esta
nos autores estiman que para 1628 sólo que aparece hacia 1657, según Estela Toledo, como
daban 7000 tributarios, con la consiguiente un centro de invernada y de venta de mulas,
disminución de la cantidad de indios que po donde se destacaba, entre otros, Tomás de Es
seía cada encomienda. Las guerras calchaquíes cobar Castellanos. Al intensificarse este co
empeoraron la situación y con el transcurso mercio, participaron en él otros miembros de
del tiempo, la tenencia de una encomienda la elite salteña como José Pacheco de Melo y
disminuyó su importancia como posición de Fernando Arias Velázquez. Comenzó a practi
poder, aunque no como prestigio. El reparto carse una diversificación de actividades, don
de nuevas encomiendas impuso la distinción de unos —como Pedro Díaz de Loria, Pedro
entre los encomenderos comunes y los “bene Arias Rengel y Lorenzo Arias Velázquez- eran
méritos”, que descendían de los primeros po invernadores y otros, como Pascual de Echa
bladores y conquistadores. Después de las güe y Butrón y Fernando de Arroyo, se ocupa
guerras calchaquíes, un buen número de los ban del fletamento. Estas actividades dieron
vencidos fueron repartidos en ochenta nuevas nuevos bríos a la elite salteña en las últimas
encomiendas. décadas del siglo XVII, que acrecentó sus con
Como la ocupación de tierras había conti tactos con Córdoba e inclusive con el Litoral.
nuado, y las ciudades eran pobres e inhóspitas, Buenos Aires y Santa Fe eran los centros de
muchos vecinos de las zonas no amenazadas cría y Córdoba era el primer centro de inver
por las reacciones belicosas de los indios, se nada aunque también practicaba la cría. La
acostumbraron a vivir en sus propiedades ru necesidad de mantener contactos estrechos
rales, lo que era más cómodo y les permitía con Salta, que se constituía en la gran feria a
mayores ahorros en una época de escasez. La donde concurrían los compradores del Perú,
progresiva introducción de esclavos permitió Hevó a varios cordobeses -Iuan de Echanique,
que estos propietarios pudieran reemplazar el Manuel Troncoso y Iosé de Garay- a instalar
trabajo de los indígenas con el de los negros, se en aquella ciudad, donde también conver
[52 en general más dóciles y laboriosos que aqué gieron algunos comerciantes peruanos. De
LA SOCIEDAD HISPANO-CRIOLLA
uno a otro extremo de esta cadena, circulaban relevancia tuvieron los choques entre las di
poderes y apoderados que representaban a los versas autoridades que debían conducir y con
interesados en algunas de las instancias del ne tener, y muchas veces transar, en una sociedad
gocio, todos elegidos entre personas de pro y cuyo grupo dirigente, por la lejanía habitual
de crédito, como correspondía. Comenzaron a de las autoridades, estaba acostumbrado a ha
aparecer entonces nuevos aspirantes a integrar cer su voluntad, no siempre santa como se ha
los sectores dirigentes de la sociedad: los co visto en el caso de los encomenderos.
merciantes adinerados, que pronto -y esto se Menudo trabajo tuvieron los gobernado
verá muy claramente en el siglo siguiente- se res con la justicia menor, integrada por los ve
integraron por alianzas matrimoniales con las cinos, de los que el gobernador Albornoz de
familias de los encomenderos y terratenientes. cía, hacia 1628, que no había que esperar jus
Normalmente, sus esposas aportaron la tradi ticia en las ciudades “porque todo está de
ción y las tierras y ellos, el capital para hacer compadres y enderezada a sus fines particula
más luciente la prosapia de aquéllas. Como es res de odios, venganzas, amistades y parentes
cribió en frase feliz Céspedes del Castillo, ellas cos”. En un momento dado, hasta los tenientes
aportaban los blasones y ellos los doblones. de gobernador eran elegidos entre los vecinos.
Por aquellos tiempos, el prestigio lugareño Adquirió temprana notoriedad el caso de Iuan
sólo podía ser compensado por el ejercicio de Ochoa de Zárate, rico encomendero de Iujuy y
importantes funciones de gobierno, civil o pretenso teniente de gobernador, cuya nomi
eclesiástico. Estos altos cargos se reducían al nación fue objetada en 1621 por ser deudo
gobernador y sus tenientes en cada ciudad, a cercano del gobernador y tener más de dos
los oficiales de la Real Hacienda, el obispo y cientos parientes en la provincia. Los paren
los miembros del cabildo eclesiástico. Agregá tescos se extendían a veces más allá de los lími
banse a ellos las cabezas de los conventos fran tes de la gobernación, como fue el caso del se
ciscanos, mercedarios y domínicos y los de la gundo obispo del Tucumán, fray Fernando de
Compañía de Iesús, y en Córdoba, desde 1623, Trejo y Sanabria, que era medio hermano del
el rector de la flamante Universidad. En el or gobernador del Río de la Plata, Hernandarias
den militar, aparte de los ya nombrados te de Saavedra.
nientes de gobernador, había algunos maes Las redes parentales y de amistad daban
tres de campo y sargentos mayores, en su ma origen a fuertes enfrentamientos cuando se tra
yoría integrantes de los estratos superiores de taba de elegir a los cabildantes, al punto de que
la sociedad. Los miembros de los cabildos se algunos candidatos se batieron en duelo y has
culares, alcaldes o regidores, eran integrantes ta hubo uno que mató a su opositor, pero todo
de este mismo nivel y se sucedían unos a otros el cabildo se manifestaba unido y apoyado por
por cooptación, dentro del grupo de parientes los vecinos, cuando se trataba de cuestiones en
y compadres que formaban el tejido más sóli tre ciudades. Así se dio cuando Buenos Aires pi
do de las ciudades. Por supuesto, este grupo dió ayuda en 1643 ante la amenaza de una in
no siempre fue homogéneo y no faltaron di vasión portuguesa, y la ciudad de Córdoba se
vergencias que derivaron en enfrentamientos negó a darla alegando que no había existido re
de un grupo de familias contra otro. Pero más ciprocidad en anteriores situaciones. 153
TERRITORIO Y POBLACIÓN
Más sonoros fueron los choques entre cos eran particularmente alborotados, hay que
obispos y gobernadores. Al celo de los prime hacer mención de los choques entre goberna
ros en todo lo tocante a la competencia ecle dores y alcaldes y entre éstos y los tenientes de
siástica se agregó en algunos clérigos cierto es gobernadores que, por repetidos y más cono
píritu efervescente y litigioso, y de parte de los cidos, no merecen ejemplificarse.
gobernadores, hombres de armas con larga Si se hace abstracción de las altas dignida
experiencia de guerra, una notoria afición a des eclesiásticas, civiles y militares, el resto del
las actitudes altaneras. Un obispo prudente clero y de los oficiales de milicia no integraban
como Trejo y Sanabria tuvo que excomulgar al normalmente la clase dirigente, salvo que per
gobernador Dávila por negarse éste a castigar tenecieran a familias principales. Pero eran re
a uno de sus oficiales que había capturado con conocidos por sus servicios: los militares, por
engaño a varios indios y ahorcado a siete de los permanentes riesgos que padecían en la
ellos. Otra excomunión, por problemas con defensa de las poblaciones contra los embates
las doctrinas de indios, fulminó el obispo Cor de los indios, y los clérigos, por la asistencia
tázar hacia 1623 contra el gobernador Vera y espiritual que prestaban en condiciones habi
Zárate, hijo del adelantado Torres de Vera y tualmente misérrirnas, que han sido repetida
Aragón. El historiador Bruno califica al obispo mente ejemplificadas. La escasez de clero, y en
vizcaíno de “enérgico y vehemente” y Luque especial del dotado de cierta capacidad inte
Colombres al gobernante de “temperamento lectual, constituyó la queja permanente de los
megalómano” cuya vanidad, orgullo, arbitra obispos e incluso de los gobernadores, y fue
riedad y nepotismo lo llevó a decir que “de una de las causas principales de que la evange
casta le venía perseguir a los obispos”. No lle lización no se llevara adelante con el vigor ne
gó la sangre al río, pero en 1637 un nuevo cesario, pues en muchas oportunidades los
obispo, Maldonado, igualmente fogoso, estuvo conventos no tenían más de dos o tres religio
a punto de llegar a las manos con el alcalde de sos y los pueblos de indios permanecían años
Santiago del Estero, por cuestiones nimias y sin que se pudiera enviarles un doctrinero que
poco después mereció del gobernador de tur supiera la lengua de los naturales. Además, el
no el calificativo de “entremetido”. Mayor es obispado del Tucumán, igual que el de Buenos
cándalo se produjo en Córdoba en 1663, Aires, se caracterizó por su pobreza extrema y
cuando se trenzaron el alcalde y toda la comu por las dificultades para cumplir su ministe
nidad franciscana, llegando a los manotazos, rio, detalle en el que coinciden todas las infor
por haber el primero detenido a un vecino maciones. El obispo Maldonado escribía en
acusado de amancebamiento con una viuda 1636: “Para una confesión debe caminar un
muy principal, benefactora de los frailes. To cura cuarenta leguas y ha menester llevar ocho
dos estos episodios desmienten la vieja histo o diez mulas, porque lleva la cama y comida,
ria de la “siesta colonial”. por la miseria de las tierras”. Ocho años des
A estos conflictos mayores deben agregar pués se dirigía al Papa en estos términos: “Es
se otros menores de celos y prestigios entre las ta región es remotísima, y en ella no hay pre
órdenes religiosas o entre éstas y el clero secu mio ni materia de que lo haya; y ésta es la cau
154 lar, pero para que no se crea que los eclesiásti sa de tanta falta de sujetos”. La misma pobreza
LA SOCIEDAD HISPANO-CRIOLLA
y decaimiento de la ciudad de Santiago deter nificación, eran provistos por los miembros
minó, en 1684, el traslado de la sede episcopal del estrato superior.
a la entonces pujante ciudad de Córdoba. Aquellos mestizos, indios y castas que no
Esta sociedad de hijosdalgo, que conside habían logrado insertarse en el artesanado,
raban indigno el trabajo manual, necesitaba ocupaban un nivel inferior en la sociedad:
para subsistir de quienes se hicieran cargo de trabajaban en las ciudades como peones y
todas las actividades productivas y de todos sirvientes y en los campos como encomenda
los servicios que requiere una ciudad, por pe dos o como peones libres, labradores y cuida
queña que sea. La misma exigencia de la gue dores de ganado,- hacían las trojas, esquila
rra urgía a que hubiese herreros, talaharteros, ban, secaban, lonjeaban y trenzaban los cue
carreteros y arrieros, servicios que también re ros, preparaban los cordobanes y otra multi
querían el comercio y la ¡vida cotidiana. El ne tud de tareas que exigía el campo, en muchas
gocio de menudeo, tiendas y pulperías, estuvo. de las cuales les- ayudaban las mujeres y aun
en manos de españoles pobres, parientes veni+ los niños. Tenían suerte cuando el estanciero
dos a menos de quienes dirigían la comuni vivía con los suyos en el lugar y no era un in
dad, o de forasteros en busca de mejor fortu dividuo violento.
na. Enestos quehaceres pronto intervendrían Ante la reiterada prohibición dél‘servicio
los mestizos. Estos y los indios proveían la re personal -y el número cada vez más escaso de
colección de los frutos y los cultivos del cam indios, la Iglesia y los gobernadores insistieron
po, se ocupaban de la fabricación del pan y de en que las encomiendas constituyeran pueblos
la reparación de las acequias, pero pronto se de naturales. En un comienzo, éstos se instala»
hizo evidente la necesidad de que hubiera car ron en la vecindad de las ciudades y cada sa
pinteros, albañiles, sastres y zapateros. En una cerdote tenía a su cargo alrededor de diez o
fecha tan temprana como 1631, el cabildo de doce, pero esta vecindad, que por un lado fa
Iujuy señalaba la existencia de indios foráneos vorecía la aculturación de los aborígenes, no
—probablemente bajados del Alto Perú- que contribuía a preservarlos del mal ejemplo de
“ganaban plata” realizando estas tareas artesa algunos cristianos. Al mismo tiempo, se invitó
nales. En muchos lugares, los indígenas pro a los indios a establecerse en pueblos en el ca
veían de tejidos bastos a una población que, mino del Inca y esto tuvo éxito en un princi
por su pobreza general, no podía costearse ro pio, pero se frustró totalmente cuando el le
pas de Castilla. También hay constancia de vantamiento de los calchaquíes. Los pueblos
que en las tropas que llevaban mercancías, de indios no fueron muy exitosos, la evangeli
mulas y esclavos desde Buenos Aires a Potosí, zación fue débil tanto por la escasez de doctri
los jefes de tropas y de convoyes de carretas neros como por la idiosincrasia de los indíge
eran generalmente españoles o algún mestizo nas y hacia 1684, en toda la Gobernación, no
hispanizado; los capataces solían ser mestizos había más que veinticinco parroquias de natu
y los peones eran mestizos e indios y, con el rales. En Jujuy gozaban por entonces del cui
tiempo, negros y mulatos. Pero tanto en los dado del padre Pedro Ortiz de Zárate, a quien
pequeños comercios como en el transporte, el obispo Ulloa calificó de “gran queredor de
cuando el capital y el crédito tenían cierta sig los indios y favorecedor de ellos”. 155
TERRITORIO Y POBLACIÓN
En la región de Cuyo, nada había podido calificaron de holgazanes, otros, como el obis
hacerse en sentido constructivo. La dureza de po Maldonado, los tenían por muy piadosos, a
los encomenderos, que cautivaban a los indios más de caritativos con los peregrinos y foraste
y los llevaban a Chile, hizo que éstos se refu ros. Es cierto que algunas dignidades fueron
giaran en lugares alejados y desérticos. Ni los mayoritariamente ocupadas por europeos, pe
jesuitas podían reunirlos para adoctrinarlos ro esto era más una consecuencia de sus mejo
porque huían de los españoles “como las fieras res relaciones con la Corte, que fruto de una
de los cazadores”. discriminación intencional. De los seis obispos
Queda por decir algo de las castas. Los pri que tuvo el Tucumán durante el siglo, dos fue
meros esclavos negros llegaron con las huestes ron criollos y no de los menores: el franciscano
conquistadoras, aunque en pequeño número, Trejo y Sanabria, nacido en la costa del Guayrá,
en calidad de sirvientes o pregoneros. Pero des y el agustino y peruano Maldonado de Saave
de muy temprano comenzaron a entrar por el dra, que escribía al obispo Cárdenas, del Para
puerto de Buenos Aires en grandes cantidades, guay: “ Soy criollo como V.S.”. Algo similar ocu
cuyo destino final era el Perú. En apreciable nú rrió con los gobernadores, pues fueron nacidos
mero fueron vendidos en el camino, en las ciu en América Vera y Zárate, Avendaño y Valdivia,
dades tucumanas, para realizar las tareas que Cabrera, Figueroa y Mendoza, y Vera y Mujica,
no se conseguían cubrir con los indios. En este este último santafesino.
caso no existen padrones ni cifras concretas, En síntesis, la sociedad tucumana del siglo
pues la mayor parte de ellos entraba por vía de XVII estaba dirigida por núcleos locales de te
contrabando. Pero la abundancia de familias rratenientes y encomenderos -a los que se
con mezcla de castas que se registra desde prin agregaron progresivamente los comerciantes
cipios del siglo siguiente está demostrando la más solventes- y los escasos altos funcionarios
realidad de un asentamiento temprano en el civiles y eclesiásticos. Este grupo, básicamente
Tucumán. Don Antonio de Lazcano y Velazco, blanco, pues no puede desconocerse la exis
vecino de Santiago, al testar en 1701, hizo refe tencia de algunos mestizos asirnilados a la
rencia a que la dote de su esposa estaba integra condición de hispanos, era seguido de un se
da, entre otras cosas, por dos esclavas, y que su gLmdo grupo que reunía a pequeños propieta
padre de él había querido imponer una Capella rios, comerciantes menores y artesanos, cléri
nía por el valor de una esclava y sus cuatro hi gos y soldados, que presentaban en el aspecto
jos. También las estancias jesuíticas tenían es étnico una gran variedad que iba desde el es
clavos y el caso más notable es el de Diego Gra pañol puro al indio y al negro, igualmente pu
nados de Alarcón, constructor de carretas en ros, incluyendo entre estos extremos toda cla
San Miguel, que dejó al morir 120 esclavos. se de mezclas. El escalón inferior de esta socie
Una de las características de esta sociedad dad estaba formado por trabajadores urbanos
fue su criollismo. No existía por entonces anta y rurales, agregados, labriegos sin tierras y, fi
gonismo entre los españoles europeos y los na nalmente, los esclavos. Los libres eran en su
cidos en América y lentamente los segundos mayoría indios y mestizos, con una propor
iban imponiendo su número, aunque el aporte ción de negros y mulatos que variaba según las
156 peninsular era continuo. Aunque algunos los zonas, sin excluir a los zambos, chinos, etc.
LA SOCIEDAD HISPANO-CRIOLLA
EL R10 DE LA Puma y BUENOS Ames pado más pobre de las Indias; y el general de
los jesuitas, desde Roma en 1621, si bien re
Buenos Aires fue, desde su fundación, una probaba a sus subordinados en Buenos Aires
ciudad muy pobre, escasa de gentes, privada que participaran en negocios prohibidos, acla
de recursos y falta de indios pacíficos. Pese a raba que siendo tanta la necesidad, “por ahora
su ubicación privilegiada sobre el estuario del podremos disimular”. La reacción contra Her
Plata, su puerto estaba legalmente cerrado y nandarias condujo a éste a la cárcel y su suce
fue necesaria la gestión del obispo Loyola pa sor Góngora pensó que era más saludable y
ra que el rey autorizara en 1601 el comercio provechoso ponerse del lado de los ganadores.
entre el Río de la Plata y el Brasil. Si esto con s El comercio permitido con Brasil y con Ango
tituyó un gran alivio y evitó que la ciudad se la era totalmente superado por el ilícito, y hu
despoblara, poco después este permiso fue bo año en que entraron más de 5000 negros
utilizado para el contrabando, para el que los esclavos. Pérez de Tudela ha escrito que Sevilla
residentes demostraron una habilidad parti y Madrid no tomaron medidas drásticas, por
cular. Si los gobernadores del Tucumán ha que reconocían que la situación no tenía re
bían debido mantener una larga y perdidosa medio y que, desde que Céspedes asumió el
lucha con los encomenderos, los del Río de la gobierno, se aceptó tácitamente que si se ce
Plata hubieron de vérselas con los contraban rraba el puerto de Buenos Aires, éste llevaría
distas, pero salvo contadas excepciones, opta una vida mísera o se extinguiría. La política de
ron por no obstaculizar esta fuente de riqueza la Corona fue desde entonces un riesgoso
para la región y, de paso, fueron en muchas equilibrio entre las instituciones y los intere
ocasiones partícipes más o menos descarados ses, lo que, según el mismo historiador, en la
en el negocio. Monarquía española del barroco tanto se
La realidad imponía sus leyes, como se ve prestaba a parecer una solución sabia para la
rá en los capítulos referidos a la economía de conservación del supremo papel arbitral re
esta época, mas no es posible dejar de señalar servado al monarca.
aquí que el puerto se abría o la ciudad moría. Al mismo tiempo en que funcionarios y
Dentro de este contexto, deben comprenderse mercaderes se enriquecían con el comercio, lí
las luchas violentas que mantuvieron Hernan cito e ilícito, los fundadores y sus descendien
darias y sus seguidores contra los “confedera tes recibían mercedes de tierras, primero del
dos” del puerto. Hernandarias fue el único go propio Iuan de Garay y más tarde, entre 1630 y
bernador que se plantó frente a los contraban 1640, de los diferentes gobernadores. Si se re
distas con todo el peso de la ley y de su auto corren los nombres de los favorecidos, se en
ridad. No es que fuera insensible a las penurias contrarán en el primer caso a los compañeros
de la región, pero su mente y temperamento del fundador, y en el segundo, a sus descen
respondían al lema dura lex sed lex y tal vez, dientes y otros pobladores que se fueron agre
pese a ser un dinámico gobernante, no com gando y constituyeron la primera elite porteña:
prendió el dilema de fondo que se planteaba. Agreda de Vergara, Benavídez, Frías Martel,
De la pobreza de la región daba cuenta el obis Gaete, Lara, Muñoz Bejarano, Rojas y Acevedo,
Tapia de Vargas, Velázquez Menéndez, Vergara. 157
po Lizarraga al calificar su sede como el obis
Tl-ÏRRITORIO Y POBLACIÓN
Estos hombres rara vez poblaron las estan chos indios pacíficos que las aceptaran. Mien
cias obtenidas y se limitaron a pedir permisos tras los guaraníes estaban mayoritariamente
de vaquerías, o sea reunir y matar el ganado ci en la órbita de las misiones jesuíticas, los in
marrón que vagaba por las pampas, para ven dios de los extremos sur y noroeste de la ju
der sus cueros. Esto fue un buen negocio mien risdicción eran combativos y para ellos las en
tras abundó dicho ganado, pero las matanzas comiendas eran ineficaces. Igualmente indó
excesivas terminaron por agotarlo. En conse mitos, los charrúas cazaban a sus congéneres
cuencia, a medida que se acercaba el fin del sí rivales y los cambiaban a los españoles por un
glo, las familias patricias entraban en una crisis “rescate”, que apenas disimulaba la venta de
económica. Por supuesto, no todas. Muchas de indios y su esclavitud, prohibidas por la ley.
ellas integraron el cabildo y esto les dio una Un cierto número de aborígenes, que vinie
apreciable porción de poder, el acceso a otros ron conchabados a la capital para realizar
cargos y una intervención cierta en los negocios obras públicas, quedaron luego en ella y sobre
del puerto. Pronto los más prósperos comer esa base fue que el gobernador Martínez de
ciantes pactaron con los más antiguos terrate Salazar creó una compañía de caballería con
nientes, y como en el Tucumán y otras partes de naturales, a la que agregó otras dos de negros
América, los pactos se concretaron en alianzas y de pardos.
matrimoniales. También por esta vía muchos La elite porteña se formó en definitiva por
comerciantes portugueses residentes en Buenos los propietarios vaqueadores y los comerciantes
Aires se incorporaron a su núcleo dirigente, y ricos, a los que se sumaron los funcionarios, pe
luego de la separación de Portugal de la Coro ninsulares en los más altos niveles. Estos fun
na española, pudieron, como vecinos casados cionarios no perdieron la oportunidad de tole
con patricias, impedir la expulsión general de rar unos, y hacerse cómplices los otros, de lo
los lusitanos. Un caso típico de estas alianzas que Moutoukias ha calificado correctamente
nupciales fue la de Pedro Home de Pesoa con la de comercio axtralegal y no de comercio ilícito.
porteña María Maciel del Aguila. Aquí, como en el Tucumán, la solidaridad del
La importancia del puerto era tal que los grupo dirigente sólo se mantenía frente a los de
propios gobernadores, en vez de residir en la afuera y para evitar que miembros de otros ni
capital, Asunción, estaban la mayor parte del veles sociales se infiltrasen, aunque en esto eran
tiempo en Buenos Aires. La división de la go menos estrictos que los del Tucumán. Pero co
bernación en 1617 no hizo sino reconocer es mo ocurrió allá, también aquí hubo choques
ta realidad, de modo que Buenos Aires pasó a internos de intereses y disputas de grupos, en
ser capital de una enorme provincia que se ex los que quedaron envueltas las autoridades rea
tendía desde Corrientes a la Patagonia, y les y eclesiásticas, cuando no fueron, incluso,
Asunción quedó como cabeza del Paraguay. los protagonistas. Caso muy notorio fue el de la
Tres años después Roma siguió el mismo es alianza entre el portugués Diego de Vega y los
quema y Buenos Aires fue sede de la diócesis españoles Simón de Valdez -tesorero de la Real
que tenía iguales límites que la Gobernación. Hacienda- y Iuan de Vergara. Amasaron una
Las encomiendas no tuvieron aquí la im gran fortuna con la introducción ilegal de ne
158 portancia que en el Tucumán, ni hubo mu gros, y el pacto se consolidó con el casamiento
LA SOCIEDAD HISPANO-CRIOLLA
de Vergara con la sobrina de Vega. Aquél fue su neficiarios directos de aquél. Fray Baltasar Na
cesivamente teniente de gobernador, notario varro decía que hacia 1605 “las mujeres y las
del Santo Oficio y, por compra del cargo, regi hijas de los conquistadores iban a los ríos por
dor perpetuo. Se enfrentó duramente con el go agua, y los hombres nobles araban y cultiva
bernador Céspedes, que tal vez estaba más inte ban sus chacras y sementeras, por la gran falta
resado en participar en el negocio que en mo de naturales de la tierra”. Más de veinte años
ralizarlo o concluirlo. Detuvo el Gobernador a después, el cabildo porteño afirmaba que mu
Vergara, con lo que se dio el cabildo por ofen chos españoles, “por falta de capa y manto no
dido y con él gran parte de los vecinos; el obis oyen misa ni salen de sus posadas, ni sus hijos
po Carranza consideró que la vida del detenido por no tener camisas”.
corría peligro y procedió a liberarlo y ponerlo En cuanto a Santa Fe y Corrientes, perma
en sagrado; el Gobernador reunió a sus tropas nentemente amagadas por los indios y gasta
con gran alarde y el obispo lo excomulgó. El ca das por los socorros a Concepción del Berme
so descripto es un ejemplo de cómo funciona jo, no sólo vivían en la pobreza sino que fre
ban las relaciones dentro de un grupo muy ho cuentemente pasaban hambre.
mogéneo de vecinos principales, y la resistencia Al promediar el siglo, la situación de Bue
que éstos oponían a los avances de los goberna nos Aires empezó a cambiar. Las actividades
dores. Otro caso típico fue la oposición que los del puerto y el comercio cada vez más intenso
vecinos de Corrientes hicieron al alférez Vargas que derivaba de él abrieron campo a otros
Machuca cuando se presentó como teniente de quehaceres, que tomaron mucho más vigor
gobernador en 1648, basada en que no era ve que en el Tucumán. Las artesanías y los oficios
cino de Corrientes. se establecieron como una necesidad y hubo
El contrabando no fue la única fuente de blancos que, en medio de la pobreza, no los
recursos de la región. La primera actividad lu despreciaron. A las necesidades habituales de
crativa para quienes tenían tierras fue la cría albañiles y carpinteros se agregaron las espe
de mulas, más el negocio de su transporte ha cialidades portuarias: calafateros, carpinteros
cia el norte. Buenos Aires y Santa Fe aprove de ribera, lancheros y marineros. Poco a poco
charon esta ocasión. Otro rubro que favoreció los mestizos y los mulatos penetraron en el
a los santafesinos fue el transporte y venta de mundo de las artesanías y de los servicios. La
la yerba mate. Iuan Diez de Andino construyó carencia de cirujanos fue reemplazada por
su fortuna con el comercio yerbatero, que barberos y sangradores.
acrecentó su sobrino a fines del siglo. Nueva El papel de los militares dependía de su gra
mente, enlaces matrimoniales aseguraron sus do y función. Los mayores cargos correspon
relaciones con los grupos dirigentes del lugar dían a europeos venidos en el séquito de los go
y de Buenos Aires. bernadores o a miembros del grupo dirigente.
En lo que siguió del siglo, los compromi Desde la creación del presidio —guarnición— de
sos entre sus miembros continuaron consoli Buenos Aires hubo un pequeño destacamento
dándose. Pero Buenos Aires, luego de los años de fuerzas regulares, donde el ser soldado o
eufóricos del contrabando ejemplar, no logra sargento era, sobre todo para los que llegaban
enganchados en alguna expedición, el primer 159
ba salir de la pobreza, con excepción de los be
TPÍRRlTORIO Y POBLMÏIÓN
escalón para conectarse con el medio local, reu crearon posteriormente, constituyeron unas
nir unos pesos o emplear los que se habían traí de las pocas instituciones en que podían co
do de España, y saltar a la condición de vecino dearse las diferentes capas sociales de la ciu
o de oficial. El caso más notable es el del nava dad. Los rendimientos del diezmo fueron ini
rro Miguel de Riblos —más conocido como Ri cialmente escasos y con frecuencia difíciles de
glos— que arribó como soldado y llegó a ser el recaudar, y aunque en 1620 el rey dispuso una
hombre más rico de Buenos Aires hacia el fin ayuda en dinero para cada prebendado, la
de la centuria. La situación de los milicianos era contrapartida fue la necesidad de hacer dona
menos confortable y en la campaña cercana de ciones a la Corona, que se hicieron en 1622,
bían repartirse entre las funciones militares y el 1657 y 1660.
trabajo en sus chacras. En los últimos años del Al concluir el siglo, Buenos Aires configu
siglo XVII, la lucha por la Colonia del Sacra raba una sociedad bien diferenciada de la tu
mento dio a los militares renovadas oportuni cumana, ya que la propiedad de la tierra cons
dades de lucirniento, pero también de sacrifi tituía un título de prestigio pero no de rique
cios, y las necesidades de bastimentos contribu za, salvo casos excepcionales. La alianza de los
yeron a reactivar la vida de la ciudad, que para primeros pobladores con los principales co
entonces ya había cambiado sustancialmente merciantes había constituido a éstos como el
su fisonomía. elemento dominante de la sociedad. La proli
Ya se ha hecho mención de la situación de feración de artesanías y servicios, exigida por
la Iglesia que, aunque beneficiada con la crea la condición del puerto, había dado ocasión a
ción del obispado, compartió la pobreza ini la formación de un grupo social intermedio
cial de la ciudad. En cuanto a su participación muy diversificado, integrado principalmente
en los negocios públicos, continuó aunque sin por blancos, con participación de mestizos y
tanta virulencia y se redujeron habitualmente de castas libres. Los domésticos, peones, obre
a cuestiones de competencia. A veces se avina ros y esclavos cerraban el orden social, donde
graron las relaciones del prelado con los jesui se destacaba, como diferencia con el Tucu
tas, tanto por la independencia de éstos como mán, una amplia participación de gente de co
por la molestia de aquél al ver la prosperidad lor y una proporción muy baja de indígenas,
de las misiones frente a las misérrirnas parro en general emigrados guaraníes. La movilidad
quias seculares. La única reducción que pros patrimonial y la abundancia de gente en trán
peraba era la de guaraníes del Baradero, ya que sito dieron a la elite local una modalidad me
los quilmes reunidos en la Santa Cruz descen nos estricta en la custodia de sus privilegios
dían en número de modo sostenido y los tubi que la que se practicaba en el Tucumán.
chaminíes se dispersaban continuamente.
Desde comienzos del siglo, existía la cofradía CUYO
vez mayor de la mano de obra indígena y su raban los 1400 indios, pero la verdad es que
reemplazo por los esclavos y los libertos. dos de ellas reunían más de la mitad de aque
llos indígenas.
EL TUCUMAN Una transformación que ‘venían sufrien
do algunas ciudades del Tucumán fue su des
Al comenzar el siglo, las encomiendas eran poblamiento, pues los vecinos principales
una sombra de lo que habían sido. En 1702 só preferían vivir en las chacras y estancias: ha
lo quedaban 167 encomiendas que reunían cia 1730, en Catamarca, estaban dispersos
1550 indios. Sólo mantenían su vigencia en hasta seis leguas de la ciudad y en La Rioja
Iujuy, pero en Córdoba apenas quedaban 17 sus chacras y quintas estaban muy inmedia
encomenderos que sumaban 94 naturales. En tas a la población, por lo que no se reparaban
Catamarca y La Rioja las encomiendas eran las casas en ésta. Las dos ciudades quedaban
fantasmales: sólo un indio en cada una. Mejor alejadas del camino principal del comercio
suerte habían corrido en Salta, Tucumán y entre Buenos Aires y el Perú, por lo que su
Santiago del Estero, ciudad esta última que crecimiento fue más lento y su sociedad con
languidecía acentuadamente luego del trasla servó las características del siglo anterior. En
do a Córdoba de la sede episcopal. En los años 1760, La Rioja tenía 150 vecinos “entre no
siguientes, las encomiendas tuvieron un re bles y plebeyos”, de los que sólo treinta eran
punte, pues los encomendados crecieron has de nobleza y buen nacimiento. La mayoría
ta 2322 en 1719, pero de los encomenderos era pobre y se mantenía de la labranza y has
“beneméritos” sólo quedaban noventa y siete. ta los religiosos vivían de la limosna de otras
Tal vez porque se empeñaron en sacar hasta el jurisdicciones.
último provecho de un sistema que veían es En cambio, las ciudades de la ruta comer
currírsele entre los dedos, los encomenderos cial habían cambiado acentuadamente. La irn
volvieron al duro tratamiento previo a la su portancia del movimiento mercantil ya se ma
blevación en los valles calchaquíes: retornó el nifestaba en Jujuy en 1701, puesto que el vica
servicio personal, sacando a los indios de las rio se vio en la obligación de imponer el cierre
encomiendas para hacerlos trabajar en las es de las pulperías, la prohibición de vender vi
tancias o en algún oficio que acrecentara los nos y la entrada de tropas de ganado y de ca
ingresos del encomendero. Los gobernadores rretas en los días de precepto, por cuanto tan
continuaron creando encomiendas y destina to movimiento alteraba las fiestas religiosas.
ron algunas de ellas a recién llegados, pero es Los comerciantes, arraigados y nuevos, conti
tos esfuerzos fueron vanos para restaurar el vi nuaban prosperando, -tomando un lugarpre
gor de una institución que había quedado ponderante en la elite y, por lo tanto, en los ca
atrás en la evolución social de la región. Sin bildos. Las ciudades donde esta situación se
embargo, el decrecirniento no era parejo. Ya se manifestaba con más vigor eran Córdoba, Sal
ha mencionado a Iujuy, que reunía a la mitad ta»y Tucumán.
de la población indigena de la Gobernación; Córdoba pasó por un período de depre
en La Rioja, todavía en 1760 quedaban ‘doce sión económica, que se reflejó en lo social,
162 encomiendas, algunas muy nuevas, que supe como consecuencia .del decaimiento de la
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ciudad de Córdoba, y reconocía que aunque Las artesanías hacían su progreso a im
los sacerdotes no daban para todo, cubrían lo pulso del comercio y sus exigencias de servi
principal con la ayuda de los jesuitas. Veinte cios o de las necesidades de la guerra sobre la
años después, la posición de la Iglesia conti frontera con el Chaco. Los indios, por sí o
nuaba mejorando, tanto en la organización por medio de los encomenderos, participa
de sus vicarías y curatos, como en el número ron en el desarrollo artesanal y lo mismo su
de sacerdotes y religiosos. Sólo los merceda cedió con los españoles pobres y algunos mu
rios eran unos 200 y el provincial de los do latos. También participaron en esta actividad
mínicos decía que no hacía falta traer más re los portugueses, que se destacaron como pla
ligiosos de Europa, pues había “número bas teros. Es notable la falta de información que
tante de operarios”. En cuanto al clero secu existe en orden a las artesanías anteriores a la
lar, el gobernador Espinosa decía en 1761 creación del Virreinato.
que había 123 sacerdotes, pero su distribu La situación de los indígenas fue igual a la
ción no era pareja y en 1771 en Catamarca del siglo anterior, aunque con una población
había doce presbíteros, de los cuales sólo tres muy debilitada. En tiempos de Sarricolea exis
estaban en la ciudad. Este vigor de la Iglesia tían veintiséis pueblos de indios, pero sólo los
se vio empero violentamente sacudido por la de Casabindo y Humahuaca tenían forma de
expulsión real de la Compañía de Iesús en pueblo, con sus habitantes avecindados y
1767, no sólo por los conflictos en que deri agrupados alrededor de la iglesia. Los demás
vó con la autoridad civil, sino porque dentro estaban desparramados en selvas y montes, de
de la propia Iglesia hubo partidarios y ene modo que para que concurrieran a misa, ha
migos de los expulsos, que condujeron a de bía que ir a buscarlos a caballo. Cuando estos
sencuentros apasionados y dolorosos. poblados estaban cerca de las ciudades, los pa
El desarrollo profesional era mucho más dres jesuitas se encargaban de la instrucción
lento. La justicia de los cabildos, en manos de de los jóvenes indios más capaces que, una vez
patricios y comerciantes, no tenía, conforme instruidos, volvían al pueblo a enseñar a los
la queja del obispo en 1731, ni teóricos ni otros. Para la selección de los jóvenes se po
prácticos del derecho, y aunque los prácticos nían de acuerdo jesuitas y caciques. A veces,
existieron, su ignorancia fue causa del des como ocurrió entre algunas parcialidades de
crédito de la profesión. En materia de medi Santiago del Estero, eran los propios indios
cina, protestaba el mismo prelado dos años quienes pedían doctrinero e incluso encomen
antes, no había en toda la provincia un médi dero, porque los cabos militares los trataban
co de profesión, ni cirujano ni barbero de ofi mal. En cuanto a las castas, esclavos y libres en
cio, y la única botica era la de los padres je creciente número, tuvieron una importancia
suitas, pero cuarenta años después los fran crucial como fuerza de trabajo, pero nueva
ciscanos atendían a los enfermos pobres de mente el estudioso se encuentra ante la falta
Catamarca. La Universidad de Córdoba con de información, que recién se remedia parcial
tinuaba, entre tanto, otorgando grados en fi mente con los padrones de la época virreinal.
losofía y teología y era la gran luminaria cul En los primeros tres cuartos del siglo, las
164 tural de las dos provincias. cúpulas del poder colonial, especialmente los
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huenches y ranqueles que asolaron las estan que había mantenido el prestigio y riqueza de
cias de la frontera sur. las familias más tradicionales. Comenzó para
ellas una nueva época, consistente en la explo
BUENOS A1355 tación directa de sus campos, poblándolos con
ganado, instalando unos pocos peones o escla
El pobre progreso de las ciudades de Co vos u ocupándose personalmente en esto. Muy
rrientes y Santa Fe hacía resaltar el crecimien pocos fueron los que supieron aprovechar la
to de la de Buenos Aires. En consecuencia, fue importancia de la cal e instalaron caleras que
en ésta donde se dio una estructura social más surtían los crecientes requerimientos de los
compleja y de más diversos niveles. Corrientes constructores de la ciudad. En estos casos, la
era, al comienzo del siglo, una villa pequeña, explotación se puso en manos de capataces es
con un área rural muy restringida. Las enco pañoles que manejaban una buena cantidad
miendas habían seguido parecida reducción de esclavos.
que en otras regiones y en 1717 sólo cubrían al La ocupación efectiva de la campaña esta
17% de la población. En la composición de és ba limitada inicialmente, salvo excepciones, a
ta, hacia 1760, llama la atención que el 15% de unas pocas leguas en torno de la ciudad y ha
sus pobladores eran soldados. cia 1726 no excedían de Luján hacia el oeste,
Hasta la cuarta década del siglo, seguía cañada de la Cruz hacia el norte y la cañada de
siendo Buenos Aires una ciudad pequeña, Arregui hacia el sur. Un hombre de visión pa
aunque mayor que Córdoba, la más grande ra los negocios, como Riglos, había instalado
del Tucumán. Como se ha visto en el Capítulo con anterioridad una estancia para cría de
3 sobre la población, en 1744 los habitantes de mulas en el pago de Areco, en tanto Ruiz de
Buenos Aires sumaban entre 10.000 y 12.000 Arellano, navarro como él, poblaba allí los
almas. El núcleo dirigente estaba constituido grandes campos de su mujer, María Rosa de
por los comerciantes principales que maneja Giles. Todavía entonces la tierra era muy bara
ban los negocios de introducción y exporta ta, la venta generosa y la ocupación de tierras
ción de mercaderías por el puerto, los vincula vacas o realengas un recurso válido para esta
dos a su distribución y transporte por el inte blecer estancias o chacras, primer paso para
rior del país y los vinculados a la cría de mulas convertirse con los años en propietario.
y su remisión a las provincias de arriba. A ellos La ocupación de nuevas tierras y el creci
se agregaban los hacendados dedicados a este miento de poblaciones estables en la campaña
último quehacer o a satisfacer el abasto de car hizo que hacia 1744 la población rural de la
ne para la población urbana. La mayoría de jurisdicción de la capital superara el 50% de la
estos estancieros residían en la ciudad con sus de ésta. Fenómeno similar se iba dando en el
familias y ocasionalmente se trasladaban a sus sur de Santa Fe donde el establecimiento es
campos para regentear sus actividades. Como pontáneo de estancieros y chacareros dará ori
se ha dicho antes, comerciantes y hacendados gen a la reunión de un grupo de vecinos en
se habían vinculado, y se seguían vinculando, torno de la capilla del Rosario.
por enlaces matrimoniales. Con el comienzo Los padrones rurales de la campaña por
166 del siglo se agotó el recurso de las vaquerías, teña de 1744 dan una buena idea de su con
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l “Guaso de Buenos Aires enlazando un toro". Acuarela atribuida a ¡uan Ravenet (1794).
formación social y anticipan lo que han seña plotación, resulta que el 80% de los hacenda
lado para años inmediatamente posteriores dos vivía en casas, hacían lo mismo el 17,9%
los estudios de Mayo y de Ras: que lo que me de los hacendados-labradores y el 15,69% de
nos cuadra a estos propietarios —cuando lo los labradores. En las explotaciones mixtas,
eran- es el calificativo de terratenientes. Ni los propietarios llegan al 40%, en tanto que
las estancias eran todas grandes, ni la ubica entre los labradores, los dueños de la tierra
ción de todas era valiosa, ni su producción, no alcanzan al 4%. Todo esto está demos
salvo que superaran las dos leguas cuadradas, trando que la sociedad rural no se dividía
permitía ingresos anuales superiores a los de simplemente en hacendados y peones o es
un sargento de tropas regulares. Si se toma clavos, sino que también en el propio grupo
como un ejemplo el padrón de Magdalena de de los productores existían diversos niveles,
esa fecha, se ve que sólo el 66% de los hacen con distintas capacidades económicas y dife
dados eran propietarios, si bien reunían el rentes hábitos de vida material. Los hacenda
85% del ganado vacuno y el 98% del caballar. dos propietarios eran la cúspide y los labra
Las viviendas rurales son un buen índice di dores eran los más pobres, a veces más pobres
ferenciador. De 113 viviendas empadronadas, que los capataces. Las diferencias económico
sólo 2 eran casas de ladrillos y techadas con sociales se reflejaban también en el nivel edu
tejas, 12 casas de adobe y tejas, 22 casas de cacional. Se ha demostrado que el 78% de los
adobe techadas con paja y 77 ranchos. Pro estancieros de La Matanza y el 67% de los de
rrateando estas viviendas por el tipo de ex Magdalena eran iletrados. 167
TERRITORIO Y POBLACIÓN
Como Buenos Aires era sede de autorida cuna, interceder exitosamente, en 1714, en un
des reales y eclesiásticas, una buena porción choque entre las propias autoridades reales,
del estrato dirigente participaba de los dife que amenazaba un inmediato derramamiento
rentes cargos. El prestigio del cabildo se veía de sangre entre los partidarios del teniente de
contrapesado por la importancia que sucesi gobernador designado y jefe de la caballería de
vos episodios bélicos brindaron a quienes eran la guarnición. Más escandalosa y comprome
jefes u oficiales militares: el sitio y toma de la tida fue la actuación del obispo fray Iuan de
Colonia del Sacramento en 1703, el alzamien Arregui, hermano del anterior quien, por ha
to de los comuneros del Paraguay, que ensom ber sido consagrado en Asunción, se encon
breció tres lustros de la vida política colonial y traba allí cuando el movimiento de los comu
costó la vida al gobernador de aquella provin neros. Se dejó envolver el octogenario prelado
cia, la discutida y discutible guerra de 1753 en el conflicto, y tras su mediación fracasada,
contra los indios misioneros que rechazaban que provocó que el gobernador del Paraguay
el Tratado de Permuta y por fin la gran expe fuera muerto poco menos que en su presencia,
dición de Cevallos en 1776. La presencia de re aceptó ser designado por los alzados goberna
novados grupos de oficiales, la de una desco dor sustituto. Tras lo cual, y dejando a todos
nocida cantidad de soldados —en 1756 Ceva descontentos, bajó a Buenos Aires a hacerse
llos trajo mil hombres de tropa- alteró el rit cargo de su diócesis, donde lo recibió un am
mo de la ciudad y trajo algunos problemas a biente enrarecido. La cuestión jesuítica agitó a
clérigos y seglares responsables de la moral la sociedad porteña con más virulencia aún
pública. que a la del Tucumán. Las líneas estaban tira
Aunque los obispos siguieron lamentando das desde años antes a la expulsión y se en
la escasez de clérigos -veintiséis en 1709- el frentaron cuando el general Pedro de Cevallos
aumento de la población rural y la aparición llegó como gobernador. Partidario firme de
de pequeños pueblos exigió la creación de los futuros expulsos, chocó de inmediato con
nuevas parroquias, con lo que la acción del el obispo de la Torre, cuya tirria hacia la Com
clero secular se extendió a la campaña desde pañía era bien conocida. Pero la Iglesia tuvo
1730, que hasta entonces era asistida exclusi quehaceres más propios de su misión, como el
vamente por los conventos y estancias de las atender las reducciones y pueblos de indios,
órdenes religiosas, que periódicamente dispo en condiciones muy desfavorables, dadas las
nían que frailes itinerantes casaran y bautiza condiciones culturales de los aborígenes de la
ran por los campos. Al año siguiente, igual de región.
cisión se tomó en Corrientes. Como en tiem A diferencia de Córdoba, donde las artesa
pos anteriores los obispos y sus representantes nías y actividades similares eran consideradas
-provisores y vicarios- no carecieron de opor de bajo nivel e impropias de españoles bien
tunidades de enfrentamiento con los repre nacidos, no ocurría lo mismo en Buenos Ai
sentantes de la autoridad real, como ocurrió res. En 1748 se hizo una lista de plateros de la
en 1737 con el gobernador Salcedo y enlotras ciudad capital, con un total de 29 personas, de
cuestiones menores. Pero alguna vez tocó al las que ll eran españoles. De los 16 maestros,
168 provisor fray Gabriel de Arregui, porteño de 9 eran blancos: 5 españoles europeos y 4 euro
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peos no españoles, probablemente portugue vagos, mal entretenidos, desertores y otros fu
ses. La importancia de la participación de los gitivos. Se ha discutido largamente sobre la
blancos hizo que en 1753 el gobernador inclu existencia, función y permanencia de los peo
yera el oficio entre las artes liberales. Poco des nes rurales, en particular desde mediados del
pués, empezaron los esfuerzos de los plateros siglo XVIII, pero dado que la mayor informa
para organizarse como gremio y en 1769, el ción se refiere al período virreinal, esta cues
cabildo creó el cargo de mayordomo destina tión se tratará en la última parte del presente
do a representarlos ante las autoridades. Ese capítulo.
mismo año se creó la Cofradía de San Eloy, Los indígenas incorporados a la sociedad
patrono de los plateros. La fabricación de pan española eran pocos en esta gobernación. Los
fue una actividad que desde comienzos del si que estaban en pueblos de reducción se espa
glo estuvo a cargo de personas pobres, muchas ñolizaban rápidamente, como sucedía en la
veces mujeres, que vendían su modesta pro Santa Cruz de los Quilmes y en el Baradero.
ducción a sus vecinos. También en algunas ca Más difícil fue la tarea de los doctrineros en
sas de buen pasar, se fabricaba el pan para el los pueblos de indios del norte: San Ieróni
consumo propio. Pero a mediados del siglo, mo, San Iavier, San Pedro y Santa Lucía que,
aparecieron panaderos profesionales que pro además de operar de paragolpes fronterizos,
ducían pan en mayor cantidad y de mejor ca produjeron a la larga la hispanización relativa
lidad. Hacia 1773, comenzaron a aparecer los de los naturales, que se fueron incorporando
panaderos en gran escala, que compraban el a la red del comercio y del ganado rioplaten
trigo a los productores y la leña a precios ma ses. Las pocas encomiendas que alcanzaron el
yoristas, lo que les permitía vender pan a un siglo XVIII fueron desapareciendo progresi
precio más barato, con perjuicio de los pana vamente, salvo la de Arregui en La Matanza,
deros individuales. Progresivamente, y esto se que en 1744 reunía casi el 40% de la pobla
verá claramente en el período virreinal, la pro ción india del pago, con 69 miembros. En to
ducción de pan dejó de ser una artesanía para das las estancias de la jurisdicción de Buenos
convertirse en una verdadera industria. Tam Aires era frecuente encontrar indios concha
poco en Corrientes había prejuicios respecto bados o agregados, pero un ejemplo intere
de las artesanías. A principios del siglo, existía sante de integración lo da el pago de la Costa,
allí un herrero flamenco y hacia fines de la donde, hacía 1744, existía una magra pobla
centuria el barcelonés Francisco Güel, además ción indígena: 59 individuos, de los cuales 42
de ser aposentador de la Renta de Correos, trabajaban en las chacras como conchabados
trabajaba como herrero, sin preocuparle que y 3 eran capataces.
por entonces había un pardo con idéntico ofi La población de negros, pardos y sus deri
cio. Además, la existencia en esa ciudad de as vados aumentó sostenidamente en la región
tilleros hacía que los trabajos de herreros y litoral durante todo el siglo XVIII a impulsos
carpinteros fueran bien considerados. del ingreso legal de esclavos, por medio del
Los peones de las ciudades y los campos asiento francés de 1701 y su sucesor el inglés a
formaban el escalón inferior de la sociedad, partir de 1713. A los nuevos negros bozales se
sólo arriba de los esclavos y de los marginados: agregaban los descendientes negros y pardos 169
TERRITORIO Y POBLACIÓN
de los introducidos en el siglo anterior. Los jurisdicción de mayor importancia del interior
miembros más distinguidos de la ciudad te del país. El desarrollo de Cuyo se afirmó al se
nían esclavos para el servicio doméstico, que pararse de Chile, en el Litoral, Buenos Aires fue
en el caso de Martín de Galyn llegaban a ll. la única ciudad con fisonomía de tal, que so
Por su parte, Iavier de Saraza tenía 10, Iuan de brepasaba los 24.000 habitantes en el año 1778.
Arozarena, entre su casa y su chacra, sumaba El proceso de urbanización continuó con rit
20 y en la calera de Iuan de Narbona, al sur de mo sostenido, especialmente en Buenos Aires,
la ciudad, trabajaban 15 negros y un mulato, Mendoza y Córdoba, mientras que Santiago
todos esclavos. Varios autores han señalado la del Estero y Jujuy quedaban como las pobla
práctica del arrendamiento de esclavos para ciones más reducidas del territorio.
que prestaran servicios a terceros, pero tam
bién existió la costumbre de enseñarles una SALTA DEL TIJCUMÁN
Las propiedades rurales estaban bien equi social. Entre 1786 y 1810, se registraron 125
padas con acequias, herrerías, Carpinterías, carreteros, de los que 115 eran tucumanos, y
trapiches y atahonas, donde trabajaban indios, 48 de ellos pertenecían a las familias tradicio
esclavos, agregados e incluso arrendatarios. nales. Mientras unos eran dueños de las carre
Los dos hombres más ricos de Salta eran don tas, otros las alquilaban. Los miembros de la
Nicolás Severo de Isasi e Isasmendi y Victori alta sociedad local actuaban como financistas
no Martínez de Tineo, con cierta ventaja para y garantes o habilitando a carreteros de meno
el primero. También eran hombres ricos y de res medios, mientras que gente más modesta
pro los Arias Rengel, Castellanos, Aramburu y proveía los bueyes o actuaban como troperos,
Arancibia. Estos y los anteriormente nombra arrieros y peones. Surgió así una actividad en
dos eran todos encomenderos. Para cerrar el la que no sólo participaban diferentes sectores
círculo del poder, invirtieron mucho dinero sociales sino también diversos grupos étnicos.
en cargos públicos, y no contentos con contro Estas operaciones no eran exclusivamente lo
lar el cabildo, Toledo Pimentel consiguió ser cales, pues los contratos de fletamento mues
nombrado comandante de armas e Isasmendi tran conexiones con Salta, Córdoba y Buenos
gobernador intendente, cargo en el que le sor Aires.
prendió la Revolución de Mayo. Martínez de Sobre la situación de los núcleos dirigentes
Tineo e Isasmendi eran peninsulares casados de Jujuy, Santiago y Catamarca en la época vi
con criollas, pero todos los demás eran crio rreinal, no se han hecho estudios de carácter
llos, con excepción de los mencionados oriun social. De los trabajos de los genealogistas
dos de Galicia. puede deducirse una situación parecida, con
Tampoco quisieron quedar fuera de la una matriz social más arcaica en Iujuy y un
Iglesia, a cuyas filas se incorporaron un Arias marcado empobrecimiento en Santiago del
Rengel, un hermano de Isasmendi y dos hijos Estero, que originó frecuentes traslados de sus
de Toledo Pimentel, en tanto que algunos op miembros a Tucumán y Córdoba.
taban por los estudios universitarios como Sa Por debajo de este nivel superior, se daba
ravia, Arias Velázquez y otros. Pese a la unidad un estrato cuya constitución variaba según los
mantenida hacia afuera, el grupo, como siem lugares. Donde el comercio era mayor y la ur
pre, tuvo sus tensiones y diferencias, que se banización estaba más desarrollada, prolifera
acrecentaron desde la expulsión de los jesui ron las tiendas y pulperías, generalmente en
tas, que dividió a la alta sociedad, más otros manos de españoles de reducidos recursos
pleitos por aguas, tierras y cargos capitulares. económicos o habilitados por algún rico. Allí
La conformación de la elite tucumana era tenían cabida productos locales como tejidos
similar, aunque menos poderosa. Carecían de de lana, ponchos, cojinillos, riendas, cabeza
las viñas y los vinos de los hacendados salte das, etc. Buena parte de sus proveedores loca
ños, pero tenían una variada producción agrí les formaban parte del escalón inmediatamen
cola. Una de las actividades más productivas te inferior, constituido por los artesanos, cuya
para este grupo fue el tráfico de mercaderías variedad ya ha sido mencionada. Salta ofreció
hacia el norte y el sur, en el que, por necesidad, la peculiaridad de que éstos se reunieron en el
participaron otras personas de diferente nivel barrio de la Banda. 171
TERRITORIO Y POBLACIÓN
El nivel inferior -el de los peones, sirvien tierras las operaciones a crédito de sus amigos
tes y esclavos- estuvo formado primordial y parientes comerciantes.
mente por indígenas, en particular en Jujuy, Esta solidaridad interna del sector domi
Santiago del Estero y Tucumán, donde la es nante se manifestaba también cuando se trata
clavitud nunca fue significativa. Para enton ba de poner límites a terceros. En 1782, cuan
ces, con excepción de Jujuy, el servicio perso do se crea el Colegio de Huérfanos, se estable
nal de los indios había quedado muy reduci ce que sólo podían ingresar los huérfanos de
do, cuando no desaparecido. En el caso de Tu padres conocidos y honrados, con excepción
cumán, López de Albornoz destaca que esta de seis u ocho mulatos que serían educados
población indígena era una mano de obra li para el servicio de los demás. Más rígido toda
bre que se conchababa temporalmente según vía era el reglamento del Colegio de Niñas
sus necesidades, pues los medios de subsisten Huérfanas, donde más del 60% de las plazas se
cia que ofrecía el medio le permitía hacerlo reservaba para huérfanas que acreditaran lim
así, e inclusive vivir sin el compromiso de tra pieza de sangre. Las restantes serían aprendices
bajar para un patrón. Uno de los procedi y sirvientas y sólo se mezclarían con las prirne
mientos intermedios era constituirse en agre ras en los rezos, doctrina, trabajo y exámenes.
gado de una familia de mejores recursos. Ca En la jurisdicción propia de la ciudad de
tamarca fue la jurisdicción donde el porcenta Córdoba, se opera un proceso de trasplante ha
je de castas fue mayor, pero no hay por ahora cia las poblaciones vecinas. En este período co
información sobre cuál era la proporción de bra intensidad la fundación de pueblos y villas,
esclavos entre ellas, ni cuáles sus actividades donde todos o casi todos sus pobladores esta
predominantes. ban ligados a la ciudad por vínculos de sangre.
Este impulso fundacional fue fomentado por el
CÓRDOBA DEL TUCUMAN gobemador marqués de Sobre Monte, quien
consideraba que el mal de la provincia era la
Los estratos dirigentes de la nueva Gober costumbre de los habitantes de vivir desagrega
nación Intendencia no acusan modificaciones dos, sin formar pueblos o villas. Aquellos vín
en los años finales de la dominación española, culos de sangre reprodujeron con atenuantes,
salvo por el papel creciente que en ella desem en los pueblos de la campaña, el mismo esque
peñaron los comerciantes. Las diferencias en ma social de la capital. En ésta, los pequeños
tre éstos y los terratenientes y ex encomende comerciantes formaban un grupo intermedio,
ros se habían resuelto por las adquisiciones de seguido, como en el norte, por los artesanos y
campos y propiedades urbanas por los prime quienes practicaban pequeñas industrias case
ros y —sobre todo- por las alianzas matrimo ras: pan, dulces, velas y tejidos. Aunque en 1786
niales y la conjunción de intereses. Pues, aquí el procurador de la ciudad afirmaba que no se
como en el Tucumán, los hacendados necesi podían organizar los gremios porque “todos
taron del concurso del giro mercantil para dis ellos eran ejercidos por mulatos, esclavos y li
poner de fondos en los momentos críticos de bres”, tres años después se concedió que si un
gastos, como las cosechas. Como contraparti gremio tenía muchos miembros podía tener,
172 da, los hacendados podían garantir con sus además del maestro mayor español, otro de
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en las caleras y en las chacras, sino que eran condición de los libertos era buena; aceptados
diestros en el manejo del ganado; los asalaria en los distintos quehaceres como domésticos,
dos permanentes que eran muy pocos, y a ve peones o artesanos, estaban muy lejos del Free
ces uno solo, en cada explotación; los concha Ioe que describió Ioel C. Harris: un desampa
bados temporarios, entre los cuales hay que rado sin siquiera la protección de su amo. Si la
distinguir entre los deambulatorios y aquellos condición del esclavo fue normalmente suave
otros que tenían su rancho en algún rincón de y lograban la manumisíón, no sólo como gra
campo ajeno, donde actuaban como agregados cia por sus servicios, sino comprándola con
sin contrata y que en los momentos de mayor sus ahorros, fue porque como libertos tenían
demanda de mano de obra se conchababan pa un lugar todavía mejor en la sociedad.
ra tareas concretas y de corta duración y, por Mientras varias villas crecían en los alrede
fin, los simples agregados que proveían mano dores de la capital, como puntos de apoyo a la
de obra a cambio de la casa y la comida. Entre población rural, en Santa Fe buena parte de
las razones que condicionan la existencia de los pobladores se desplazaron hacia el sur fa
gente que no quiere conchabarse por largo voreciendo el progreso de la villa del Rosario.
tiempo, Mayo aduce que era fácil encontrar en Como en otras ciudades capitulares, un pe
las pampas medios para subsistir sin trabajar, queño grupo mantenía el poder a través de la
que había una frontera abierta hacia la cual re conjunción ya indicada de posesión de la tie
tirarse para vivir “por cuenta propia”, que exis rra y de los cargos públicos. Santa Fe padecía
tían circuitos clandestinos de comercialización además de la migración ya indicada, otra a
que proveían compradores para los pocos gra través del Paraná, hacia la Bajada, donde sus
nos que cultivaran o las yeguas y vacas que qui principales pobladores poseían mercedes de
sieran vender, que era posible acceder a la tie tierra, ni ocupadas ni conocidas, que llegaban
rra sin títulos y, por último, la actitud del peón hasta el Uruguay. Mientras tanto, el sudeste
ante el trabajo, al que sólo se sometía en caso entrerriano se iba poblando de estancieros
de necesidad o cuando lo consideraba muy que ocupaban tierras realengas o baldías que
conveniente. nadie reclamaba y donde no existía ninguna
Ya se ha indicado cuál era el papel de los estructura de poder administrativo. Cuando el
indios y de las castas en esta sociedad. Cuando ganado y las tierras se valorizaron, comenza
fenece el orden colonial, la presencia del indio ron los litigios por la propiedad. Por disposi
en la ciudad portuaria se había reducido a po ción superior, Rocamora fundó varias villas,
co más de cien individuos, empleados en ta tratando de agrupar a los pobladores disper
reas de servicio; los mestizos no mimetizados sos: Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción
con la sociedad blanca eran todavía menos y del Uruguay, con gran resistencia de quienes
en similares tareas o en las artesanías; las cas no querían abandonar los campos. Los pro
tas libres superaban apenas el millar, con muy pietarios nominales, casi siempre santafesinos,
diversas actividades. Los esclavos, en cambio, lograron las mejores tierras, los pueblos que
representaban la cuarta parte de la población daron encerrados y sus pobladores debieron
total y continuaban en las mismas tareas que conformarse con trabajar otras más alejadas.
ya se han indicado. Cabe decir aquí que la El nivel cultural de estos pobladores, aun los 177
TERRITORIO Y POBLACIÓN
que integraban los cabildos, era muy pobre y más los marineros y jangaderos, muchos de
Rocamora decía de un alcalde de Concepción ellos indios.
que “No sabe leer ni escribir y firma como A modo de conclusión, se puede afirmar
cualquier campista señala la marca de un ca que el Virreinato del Río de la Plata ofreció
ballo sobre un papel o sobre el suelo”. Los desde el punto de vista de su articulación so
grandes hacendados no vivían en el lugar y no cial la imagen de un pueblo regionalmente
contribuían a su progreso. Los labradores traí diverso, pero con características genéricas
dos de España pronto se plegaron a.l estilo pas comunes, que consistían básicamente en una
toril imperante, y los autóctonos sólo sembra organización en varios niveles que no eran
ban para la subsistencia. Los indios, los negros impermeables y entre los que se podía tran
y demás castas no padecieron un segregación sitar, hacia arriba y hacia abajo, hasta los es
sistemática, pero ocuparon un nivel social ba tratos vecinos, en una o dos generaciones.
jo: peones, tripulantes de lanchas, carreteros y, Las mismas restricciones impuestas en de
en el mejor de los casos, artesanos. Algunos se terminadas ciudades o por las leyes generales
hicieron deambulantes como gauderios o se se repetían como respuesta a la violación
unieron a esclavos fugitivos y otros malhecho persistente de lo que ellas querían imponer:
res, hasta que las nuevas milicias pusieron un una organización rígida, donde hasta los sig
límite a sus andanzas. nos exteriores debían permitir identificar a
Mientras tanto, los correntinos habían las personas con determinada ubicación so
llegado a poblar la zona del Iberá, por lo que cial. Pero la población criolla se había acos
entraron en conflicto con los administrado tumbrado, durante demasiado tiempo, a de
res de las estancias de las Temporalidades, terminar su posición social a base de trabajo
antes de los jesuitas. Aparte de una incipien y de ingenio. Por supuesto que hubo limita
te industria naval, la de Corrientes fue una ciones y hasta barreras infranqueables entre
sociedad de estancieros y peones, sin perjui los niveles más alejados, pero esto no invali
cio de un estrato intermedio de comercian da la movilidad comprobada entre los estra
tes, artesanos, transportistas y carreteros, tos vecinos.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Se seguirá aquí, para comodidad del lector, de España y América, Barcelona, 1957. Un en
el mismo esquema desarrollado en el capítulo, foque renovado puede lograrse con la lectura
con la diferencia de que, para evitar repeticio de los capítulos de lAMES LOCKHART, “Organi
nes, el período del Virreinato quedará/subsu zación y cambio social en la América españo
mido en el correspondiente al siglo XVIII. la colonial” y de FREDERICK BOWSER, “Los afri
canos en la sociedad de la América española
Para una visión global de la sociedad his colonial", ambos en el tomo IV de la obra de
panoamericana, sigue vigente en buena parte LESLIE BETHELL (dir.), Historia de América La
178 la obra de JAIME VICENS VIVES, Historia Social tina, 12 vols., Barcelona, 1990-1997. Véase
LA SOCIEDAD HISPANO-CRIOLLA
también un útil resumen de la cuestión en Sobre aspectos particulares puede verse: Es
MAGNUS MORNER, “Economic Factors and TELA B. TOLEDO, “El comercio de mulas en
Stratification in the Colonial Hispanic Ameri Salta: 1657-1698", en AIIH, N° 6, Rosario,
ca with Special Regards to Elites”, Hispanic 1963; IUDITH FARBERMAN, “Indígenas, enco
American Historical Review, vol. 63, N° 2, menderos y mercaderes: los pueblos de in
1993. Sobre el tema del mestizaje desde una dios Santiagueños durante la visita de Luján
perspectiva social puede verse con provecho el de Vargas (1693)”, Anuario del Instituto de Es
libro de IUAN BAUTISTA OLAECI-IEA, El mestizaje tudios Históricos y Sociales (en adelante
como gesta, Madrid, 1992, y el artículo de AIEHS), N° 6, Tandil, 1991, y desde una pers
CHANTAL CAILLAVET y MARTIN MINTCHUM, “Le pectiva indigenista, GUILLERMO B. MADRAZO,
métis imaginaire: ideaux clasificatoires et es “Historia de un despojo: el indigenado del
trategies rurales socio-raciales en Amérique noroeste argentino y su transformación cam
Latine (XVIe-XXe siécles)”, L’Homme, N° 122 pesima", Andes, N° 3, Salta, 1990-91; CARLOS
124, París, 1992. Sobre la relación entre Iglesia A. LUQUE COLOMBRES, “Abogados en Córdoba
y Estado en Indias, conviene ver: ALBERTO DE del Tucumán”, Cuadernos de Historia, N° V,
LA HERA, “El gobierno de la Iglesia indiana”, en Córdoba, 1943. Sobre los extranjeros en el
ISMAEL SANCHEZ BELLA, ALBERTO DE LA HERA y Tucumán véanse NARCISO BINAYÁN CARMONA,
CARLOS DIAz REMENTERIA, Historia del derecho “El padrón de extranjeros del Tucumán de
indiana, Madrid, 1992. En cuanto al papel de 1607”, Investigaciones y Ensayos, N° 15, Bue
la familia en la sociedad puede verse: ELBA R. nos Aires, 1973; EDUARDO G. GOULD, “Los ex
GONZALEZ y ROLANDO MELLAFE, “La función tranjeros y su integración a la vida de una
de la familia en la historia social hispanoame ciudad indiana: los portugueses en Córdoba
ricana colonial", Anuario del Instituto de Inves del Tucumán. 1573- 1640”, Revista de Historia
tigaciones Históricas (en adelante AIIH), N° 8, del Derecho, N° 24, Buenos Aires, 1996. Una
Rosario, 1965 y la bibliografía del capítulo an perspectiva más amplía, que abarca los oríge
terior. Sobre el papel de la Iglesia es irrempla nes de todos los pobladores blancos, en HEC
zable la obra de CAYETANO BRUNO, Historia de TOR R. LOBOS y EDUARDO G. GOULD, EI trasie
la Iglesia en la Argentina, tomos II a VI, Bue go humano del Viejo al Nuevo Mundo. Córdo
nos Aires, 1967-1970. ba. Siglos XVIy XVII, Buenos Aires, 1998.
La historiografía Social sobre el Siglo Los estudios sobre la gobernación de Bue
XVII es más bien escasa, pues pocos conti nos Aires en ese mismo siglo también son es
nuadores han tenido los estudios de RAUL A. casos. Sobre la relación entre elite, burocracia
MOLINA y JOSE TORRE REvELLo. Esta escasez se y contrabando es útil la lectura de ZACARIAS
nota particularmente en relación con el Tu MOUTOUKIAS, “Burocracia, contrabando y au
cumán. Es así como continúa teniendo vi totransformación de las elites. Buenos Aires a
gencia como panorama general el capítulo de fines del siglo XVII”, AIEHS, N° 3, Tandil,
MANUEL LIzONDO BORDA, “El Tucumán de los 1988, y de JUAN PEREZ DE TUDELA Y BUESO, “So
siglos XVII y XVIII”, en IUNTA DE HISTORIA Y bre el Buenos Aires marginado del siglo XVII.
NUMISMATICA AMERICANA, Historia de la Na El visitador Iosé León Garabito y su Memorial
ción Argentina, tomo 3, Buenos Aires, 1938. Discursivo”, Sexto Congreso de Historia de 179
TERRITORIO Y POBLACION
América, tomo IV, Buenos Aires, 1982; la situa que más puntual es el de MARIA FLORENCIA
ción en el área santafesina ha sido tratada, en GUZMAN, “Los mulatos-mestizos en la juris
tre otros, por GRIsELDA TARRACO, “Los Diez de dicción riojana a fines del siglo XVIII: el caso
Andino: un linaje colonial santafesino (1660 de los Llanos”, Temas de Africa y Asia, N° 2,
1820)”, Cuadernos de Historia Regional. N° 16, Buenos Aires, 1993. Sobre la evolución econó
Luján, 1994, y AGUSTIN ZAPATA GOLLAN, “In mico-social de Córdoba, LILIANs B. ROMERO
dios y encomenderos”, Investigaciones y Ensa CABRERA, “Aproximación a la Córdoba del si
yos, N° 33, Buenos Aires, 1982. La situación de glo XVIII”, Investigaciones y Ensayos, N° 40,
la Iglesia puede seguirse, aparte de la citada Buenos Aires, 1990. Para el período que sigue
obra de Bruno, en FRANCISCO AvELLA CI-IAEER, a la creación de la Intendencia de Salta del Tu
“La situación económica del clero secular de cumán, es indispensable la lectura de EDBERTO
Buenos Aires, durante los siglos XVII y XVIII”, OSCAR ACEVEDO, La Intendencia de Salta del
Investigaciones y Ensayos, N° 29 y 30, Buenos Tucumán en el Virreinato del Río de la Plata,
Aires, 1980 y 1981. Sobre familia y propiedad, Mendoza, 1965 —especialmente su capítulo X
hay un enfoque, geográficamente restringido, que en aspectos específicos conviene comple
en MARIANA CANEDO, “Propiedades, propieta tar con SARA MATA DE LOPEZ, “Economía agra
rios y ocupantes. La tierra y la familia en la ria y sociedad en los valles de Lerma y Calcha
campaña de Buenos Aires. El pago de los Arro quí”, AIEHS, N° 6, Tandil, 1991, y “La confor
yos. 1600-1750”, Boletín del Instituto de Histo mación de las élites a fines de la Colonia. Co
ria Argentina y Americana ‘Dr. Emilio Ravig merciantes y hacendados en la sociedad de
nani’, 3° serie, N° 7, Buenos Aires, 1993. Salta”, 49° Congreso Internacional de America
La bibliografía se multiplica cuando se tra nistas, Quito, 1997. Véase también CRISTINA
ta del siglo XVIII, aunque la mayor parte de LÓPEZ DE ALBORNOZ, “Arrieros y carreteros tu
ella se refiere a la segunda mitad del siglo y, cumanos. Su rol en la articulación regional
con preferencia, al período virreinal. (186-1810)”, Andes, N° 6, Salta, 1994, y “La
En lo referente al Tucumán es útil ver los mano de obra libre: peonaje y conchabo en
trabajos de EDBERTO OSCAR ACEVEDO, “Situa San Miguel de Tucumán a fines del siglo
ción social y religiosa de Catamarca en 1770 XVIII", Población y Sociedad, N° l, Tucumán,
71”, Revista de Historia Americana yArgentina, 1993; GABRIELA CARETTA DE GAUEEIN y MARCE
N° 3 y 4, Mendoza, 1958 y 1959, y “La Rioja LO D. MARCI-IIONNI, “Estructura Social de Salta
hace dos siglos”, Investigaciones y Ensayos, N° a fines del período colonial”, Andes, N° 7, Sal
5, Buenos Aires, 1968, así como los de ARMAN ta, 1995-96.
DO R. BAZAN, “El mestizaje americano y la for Sobre Buenos Aires y su elite es conve
mación de la sociedad criolla. El caso especial niente la lectura de IosE M. MARILUz URQUI
de Tucumán”, Investigaciones y EnsayosyN° 42, lo, “Solidaridades y antagonismos de los co
Buenos Aires, 1992, y “La Rioja en la época del merciantes de Buenos Aires a mediados del
gobernador Sobremonte (1783-1797)”, Inves setecientos”, Investigaciones y Ensayos, N° 35,
tigaciones y Ensayos, N° 14, Buenos Aires, Buenos Aires, 1987; SUsAN M. SOCOLOw, The
1973. Véase también EMILLANO ENDREK, El Merchants of Buenos Aires.1778-1810, Cam
180 mestizaje en Córdoba, Córdoba, 1966; un enfo bridge, 1978; RAUL O. FRADKIN, “El gremio de
LA SOCIEDAD HISPANO-CRIOLLA
hacendados de Buenos Aires durante la se rate Social Organization”, Journal of Latin Ame
gunda mitad del siglo XVII”, Cuadernos de rican Studies, Vol. 8, N° 2, Cambridge, 1976; AL
Historia Regional, N° 8, Luján, 1987; CARLOS BERTO A. RIVERA, “Catálogo de herreros en Co
A. MAYO, “Landed but not Powerful: the Co rrientes durante la época colonial", Revista de la
lonial Estanciero of Buenos Aires (1750 Junta de Historia de Corrientes, N° 5-6, Corrien
1810)", Hispanic American Historical Review, tes, 1971; CARLOS A. MAYO, “Marginalidad y re
N° 71, Duke, 1991; sobre un caso particular laciones extramatrimoniales en la campaña bo
véase CARLOS M. BIROCCO, “Historia de un la naerense: el robo de la mujer (1750-1810)”, Es
tifundio rioplatense: las estancias de Riblos tudios sobre Ia Provincia de Buenos Aires, La Pla
en Areco, 1713-1813”, Anuario de Estudios ta, 1986. De la polémica sobre la situación de los
Americanos, tomo LIII, N° 1, Sevilla, 1996. trabajadores rurales en el área pampeana se
Sobre la formación de la sociedad entrerria puede tener una idea suficiente con la lectura de
na consúltese ERICI-I L. W. POENITz, “Pobla los trabajos de AMARAL, GARAVAGLIA y MAYO en
ción y urbanización en el área oriental del Vi el N° 2 del AIEHS, Tandil, 1987, y además CAR
rreinato del Río de la Plata”, Sexto Congreso LOS A. MAYO y AMALIA LATRUBESSE, “La incógni
Internacional de Historia de América, tomo ta comienza a despejarse: producción y mano
III, Buenos Aires, 1982; una consideración de obra en una estancia colonial entrerriana
sociodemográfica se encontrará en JOSE LUIS (1800-1804)”, Noveno Congreso Nacional y Re
MORENO, “La estructura social y demográfica gional de Historia Argentina, Buenos Aires, 1996.
de la ciudad de Buenos Aires en el año 1778”, Respecto de indios y castas, una visión intere
AIIH, N° 8, Rosario, 1997. Sobre la posición sante sobre las reducciones de Santa Fe se en
de la mujer porteña es muy útil ver JOSÉ M. cuentra en JAMES S. SAEGER, “Another View of
MARILUZ URQUIJO, “El horizonte femenino the Mission as a Frontier Institution: the Guay
porteño a mediados del setecientos”, Investi curuan Reductions of Santa Fe, 1743-1810”,
gaciones y Ensayos, N° 36, Buenos Aires, 1987; Hispanic American Historical Review, Vol. 65, N°
y en torno de la formación de los sacerdotes, 3, Duke, 1985.
ROBERTO DI STÉFANO, “Magistri clericorum. Sobre la esclavitud puede verse J. CATALINA
Estudios eclesiásticos e identidades sacerdo PISTONE, La esclavatura en Santa Fe, Santa Fe,
tales en Buenos Aires a fines de la época co 1996; MARTA B. GOLDBERG y SILVIA MALLO, “La
lonial”, AIEHS, N° 12, Tandil, 1997. población africana en Buenos Aires y su cam
Sobre otros sectores sociales pueden leerse paña. Formas de vida y subsistencia (1750
LYMAN L. JOHNSON, “The Entrepeneurial Reor 1850)”, Temas de Africa y Asia, Buenos Aires,
ganization of an Artisan Trade: the Bakers of 1993, y LYMAN J. JOHNSON, “La manumisión en
Buenos Aires, 1770-1820”, The Americas, Vol. el Buenos Aires colonial: un análisis amplia
XXXVII, N° 2, 1980, y“The Silversmiths of Bue do”, Desarrollo Económico, Vol. 17, N° 68, Bue
nos Aires: A Case Study in the Failure of Corpo nos Aires, 1978.
181
6. LA SOCIEDAD
INDÍGENA
Daniel Santamaría
les contienen referencias interesantes. Autores quiere gente fuerte y sana. Se favorece la re
de fines del siglo XVIII proporcionan cifras producción y simultáneamente, se selecciona
muy fluctuantes: ¿los han contado ellos mismos a los individuos: cada grupo busca conservar
o siguen comentarios de los propios indios? su masa mínima. La eliminación de niños no
Cuando se enredan con el nombre de las tribus es delito grave ni condena a sus ejecutores; an
nunca se sabe que’ es lo que contaron. tes que homicidio, es una forma de regulación
Parece que las poblaciones aborígenes dis poblacional.
minuyen durante el XVIII; que los chirigua Todos padecen enfermedades epidémicas
nos son los más numerosos del Chaco occi y endémicas, algunas bastante atribuibles a la
dental y que jamás se sabrá cuánta gente vive invasión europea, como el resfrío o la gripe;
en el interior del monte Chaqueño. Lo mismo las más comunes son cólera, hidropesía aguda,
pasa en las pampas y mucho más en la Patago disentería bacilar, fiebre tifoidea, influenza, sa
nia. Se conoce el importante papel que desem rampión, tifo o “tabardillo”, viruela y paludis
peñan las migraciones estacionales por se mo, aún hoy endémicas en el Chaco. Cuando
quías, inundaciones o ataques exteriores; todo se consignan años de peste, jamás se enume
esto suele reunir segmentos sociales de idio ran muertos. Muchos animales carniceros,
mas afines, algo frecuente en la historia de las ofidios venenosos y parásitos de toda clase
llanuras. El tránsito cíclico de la recolección a amenazan al aborigen. Pese a las medicinas
la agricultura de roza hace de la migración tradicionales, la mortalidad infantil y adulta
una estrategia frecuente. ha sido muy alta.
Los misioneros informan que muchos Frente a estas disminuciones estructurales,
pueblos disminuyen porque las mujeres abor se conserva estable la población femenina: se
tan con hierbas o procedimientos mecánicos o cuestran masivamente mujeres blancas para
tienen sólo un hijo: esto condiciona seriamen resarcirse de la pérdida de las suyas, muertas o
te la población. Se dice que los niños estorban capturadas por los españoles; en las pampas
en los desplazamientos y la guerra; que la mu compran mujeres, poligamia coactiva que re
jer debe trabajar y cuidar de sus maridos. Co cupera, en el largo plazo, el número de muer
mo los patrones de reproducción se vinculan tos en las guerras. Cuando atacan una hacien
con necesidades laborales y ambientales, da u otro pueblo indio, se llevan las mujeres y
mientras unos grupos buscan multiplicarse las ovejas; a veces las cautivas españolas se nie
activamente, otros se limitan. Apenas puede gan a regresar si han formado un hogar mesti
explicarse esta diferencia; ni siquiera se sabe si zo, y debe traérselas “bajo guardia”.
cada grupo la observa siempre o sólo a veces.
Otros matan a los recién nacidos si su madre
muere en el parto o si el hijo anterior aún está EL INDIO. ¿CONFIGURACIÓN ÉTNICA
en la lactancia; matan a los mellizos (o a uno o SOCIAL?
de ellos), a los discapacitados y a los hijos in
cestuosos o adulterinos. El imaginario indíge Las llanuras son territorios étnicos com
na concibe peligroso dejarlos vivir. ¿Mecanis plejos: en el Bermejo y el Pilcomayo, cazado
184 mos de selección?, la dura vida del monte re res y recolectores neolíticos se mezclan duran
LA SOCIEDAD INDÍGENA
te siglos con estratos chaquenses arcaicos y según el momento y el lugar en que fueron es
forman una sociedad fragmentada y cada vez critos. Algunas clasificaciones confunden los
más heterogénea. En las pampas, la penetra nombres de los pueblos con los de sus subdi
ción mapuche desde Chile favorece un lento visiones o los de sus jefes.
proceso de homogénesis cultural con grupos Décadas más tarde, los ilustrados detectan
locales. Estas concurrencias favorecen la dia esa confusión por el avance del conocimiento
lectización progresiva de las viejas lenguas, etnolingüístico. Los indios no sólo comparten
proceso confirmado por datos del período es idiomas: además de casarse con connacionales,
pañol tardío. adoptan mujeres de otros grupos como concu
Desde sus primeras clasificaciones, la et binas. “Toba” y “pampa” devienen categorías se
nografía progresó bastante a pesar de enfren mánticas o sociales, más que definiciones étni
tar varios problemas: si se consideraba que un cas. Los documentos antiguos llaman “tobas” o
pueblo era heredero de otro antiguo, las fuen “guaycurúes” a todos los pueblos indios al oes
tes de larga data conservaban la misma desig te del río Paraguay; estos nombres equivalen al
nación étnica, aunque fueran a veces pueblos principio a “salvaje” o “rústico” aunque luego
distintos. Los textos que recogen las lenguas denoten familias lingüísticas. Con términos co
indígenas traen multitud de variantes léxicas, mo “toba” o “mocoví”, los españoles del XVIII 185
TERRITORIO Y POBLACIÓN
se refieren a los guerreros ecuestres que depre de grupos distintos, que forman una verdade
dan los ríos Salado y Bermejo. ¿Qué es ser ma ra argamasa étnica. Por lo tanto, se nos pre
taco? Hablar wichí, desde luego; pero ¿qué otra senta hoy una alternativa fundamental: prose
cosa? Porque más allá de compartir técnicas y guir con el análisis clasificatorio tradicional,
creencias religiosas, unirse con mujeres “ex que entiende a cada grupo étnico como por
tranjeras” parece una costumbre generalizada. tador particular de una cultura determinada,
¿Cómo clasificar entonces, etnográficamente, o entender las masas aborígenes del período
su prole? español como un sector amplio de la pobla
Apenas se conoce cómo algunos grupos se ción, con rasgos sociales, económicos y cultu
nombraban a sí mismos; otros se dan más de rales diferentes de la población de origen eu
un nombre, o sólo se conocen por los que les ropeo. Pero de esos rasgos participan todos
daban sus vecinos. Si la lengua hablada puede los indios, por la comunidad de su origen y
diseñar la imagen de un grupo homogéneo, porque las relaciones de dominación y acul
las alianzas exogámicas y el multilingüismo turación que los españoles traban con ellos
doméstico la borran. Los diversos dialectos tienden a homogeneizarlos. Aquí adoptamos
son deslizamientos fonéticos producidos por la segunda postura, más próxima a la historia
un intercambio permanente: diversidad dia que a la etnografía.
lectal que denuncia la formación, imprecisa y Por lo tanto, se denominan “grupos ecues
en muchos casos efímera, de nuevas lenguas. tres” a todos los cazadores y recolectores que
Hoy, los mitos y relatos populares ayudan a utilizan el caballo para sus desplazamientos,
descifrar viejas relaciones interétnicas o meca hablen la lengua toba, mocoví, pampa o vilela,
nismos de intercambio: la tradición oral con y “cultivadores y pescadores" a los grupos que,
temporánea recoge la autopercepción de sus sin dominar el caballo, practican estas activi
hablantes sobre su propia historia. dades, hablen wichí, tonocoté o mapuche.
Además, las poblaciones aborígenes tienen Tampoco esta diferencia por actividad es, en
una organización política del tipo “jefatura”, es los hechos, tan prolija: la ecología de las llanu
decir, cacicazgos segmentarios donde el poder ras permite combinar estas actividades y la
y prestigio del cacique se cimenta en prácticas misma mezcla de pueblos distintos favorece
de redistribución entre los fragmentos, que esa combinación: un ejemplo claro de esto es
dan lugar a alianzas más o menos duraderas. la común práctica del pastoreo de ganado va
En las pampas, se detecta el progresivo predo cuno. Lo más importante, en definitiva, es
minio de la herencia del poder entre miem examinar cómo estos pueblos, con un desa
bros de ciertos linajes. Aunque en el Chaco es rrollo técnico y social menor que el de los es
tos bloques dirigentes son bastante menos vi pañoles, actúan para adaptarse a las condicio
sibles, logran consensuarTa firma de acuerdos nes impuestas por la economía mercantilista y
de paz con los españoles; la eventual ruptura las instituciones coloniales, o cómo actúan pa
de estos acuerdos señala invariablemente pro ra resistirlas.
blemas de legitimidad y representatividad en La adopción del caballo permite el aprove
tre las propias parcialidades indígenas. chamiento general del ganado vacuno suelto y
186 Pero todo contribuye a la paulatina fusión sin dueño (“cimarrón”), que promueve enor
LA SOCIEDAD INDIGENA
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mes desplazamientos humanos en las llanuras. produce una extinción cultural por-el mestiza
Estos desplazamientos amplían los territorios je social y biológico o una extinción física por
dominados por el indio y le permiten asediar las guerras coloniales.
las fronteras españolas. Se ha discutido mucho
si los chaquenses eran guerreros antes de do
minar el caballo o si fueron tales precisamen Los ESPACIOS INDÍGENAS
tales (La Pampa, sur de San Luis y Mendoza), siva o nula de nada sirve) para lavarse y beber;
las serranías del sur de la provincia de Buenos se desechan las aguas estancadas y las fuentes
Aires y las praderas nordorientales (norte de termales. Si un grupo logra controlar estas
Buenos Aires y sur de Santa Fe y Córdoba), aguas, rechaza las intrusiones extrañas, de
que reciben un caudal pluvial de 800 milíme modo que los más débiles deben contentarse
tros anuales. Una zona de tierras bajas y lagu con tierras más secas o migrar a zonas someti
nas saladas separa las tierras secas de las sie das a dominio español. Se comprende así que
rras; una vasta zona de transición se abre en el acceso al agua desate frecuentes conflictos
tre aquéllas y las praderas, semejante a la que interétnicos.
separa las pampas del Chaco (el corredor cen Resulta bastante difícil reconstruir los
tral). El espacio Chaqueño se divide en dos re cambios ambientales en las llanuras porque no
giones: la oriental, cálida y húmeda, con este disponemos de algo similar a los “informes del
ros y pantanos que, sobre todo en el sur, cre tiempo" elaborados por los cabildos. Sin em
cen con las lluvias estivales y desaparecen con bargo, hoy se sabe bastante más de los cambios
las sequías, y la occidental, con lluvias menos climáticos operados en el Norte argentino o de
frecuentes e irregularmente distribuidas, don los cambios fluviales en el corredor central du
de abundan los quebrachales entre médanos, rante el siglo XVIII: alternancia de períodos se
bosques arbustivos y pastizales quemados por cos con húmedos, sequías, ríos que cambian
frecuentes tormentas de polvo. sus cursos y sus desagües; grandes lluvias que
El agua es el primer factor de cambio am producen crecidas. Como los ríos sirven de
biental y de localización humana en las llanu frontera, un simple cambio de curso puede sig
ras: el caudal de los ríos que las atraviesan se nificar que el espacio indígena se amplíe o dis
modifica durante el año y muchos cambian su minuya: en el primer caso, los colonos piden
curso. En el Chaco se entrecruzan “albardo fuertes y obras de reencauzamiento. Las lagu
nes” con “Cañadas”: los primeros son zonas al nas inundadas cortan los caminos entre una
tas y las segundas, depósitos bajos de agua de ciudad y otra; las sequías arruinan los pueblos.
lluvia o antiguos cauces que se secan en invier Ya no se puede recoger miel y cera entre mar
no. El Bermejo, que crece entre octubre y mar zo y mayo; los indios avanzan y los ganados
zo y se reduce entre abril y septiembre, forma deben llevarse a Córdoba para evitar el abigea
en sus bordes bancos de arena y numerosos to. Las ciudades se hacen inseguras.
“madrejones” (charcos y lagunas paralelas); en El indio padece los mismos problemas;
ellos beben hombres y ganados, se pesca y se cuando llueve mucho, rancherías enteras
extraen caracoles. El chaquense vive en los quedan aisladas durante meses; cuando la
montes que rodean o acompañan los cursos sequía se prolonga hay traslados masivos ha
de agua. r‘ cia las fronteras españolas. Estas tolderías,
Los misioneros han respetado siempre es construidas pobremente con palos de made
ta pauta de localización; si el río cambia su ra y techos de caña, duran mientras las con
curso, los neófitos indios abandonan la mi diciones ecológicas son propicias; al romper
sión. Es preferible habitar cerca de aguas co se el equilibrio hombre/agua se abandonan
188 rrientes de mediana salinidad (si ésta es exce hasta que, cambiadas las condiciones, regre
LA SOCIEDAD INDÍGENA
san sus antiguos ocupantes o algún otro gru Los RECURSOS ECONÓMICOS
po. Sólo se abandona para siempre si la mo
dificación se juzga definitiva. Si a todo esto Si el agua domina el establecimiento y la
se suman las actividades de caza, pesca y re circulación, su proximidad no basta para ha
colección, el aborigen debe pasar mucho bitar: se buscan los buenos “pescaderos” en
tiempo fuera del ámbito ocupado; se produ ríos o lagunas, donde hay moluscos que com
cen movimientos de pequeños grupos espe plementan la dieta.
cializados, exclusivamente masculinos en los Los pampas habitan los bajos y bañados
desplazamientos corrientes, o masivos ante del centro bonaerense y la cuenca del Salado
cambios ecológicos importantes. Los puntos del Sur. Frecuentan los jagüeles del río Quinto
poblados se interrelacionan; su uso no es ca. y los bañados de La Amarga y el Saladillo.
prichoso ni caótico. Al migrar, siguen las Los chaquenses cazan peces con lanza, sin
“rastrilladas” -sendas abiertas por el uso, pa redes ni anzuelos, los encajonan en pequeños
ralelas a los cursos de agua- y las cañadas, cercos de ramas: son su alimento todo el año,
parando en los albardones de mayor follaje especialmente durante la sequía invernal. Los
para disimular el paso. Se detienen en las cardúmenes de sábalos, surubíes, bogas, bagres
aguadas o jagüeles (pozos surgentes o char y dorados aumentan entre octubre y diciembre
cos que forman las crecidas) donde suelen y con las lluvias del verano, dos semanas cada
dejar sus caballos; éstas actúan como resi período. La grasa del sábalo se conserva en pi
dencia temporal en recorridos largos porque miento. Curiosamente, nadie come anguilas;
también allí abrevan las presas de caza. Ex alguna tradición les prohíbe a las mujeres alí
cepto en sus retiradas, nunca se internan por mentarse de pescado. Además recogen todo el
montes o lomadas sin agua, ni por bajíos año la miel de avispas y abejas, una de las fuen
inundables. Por eso los españoles conocen tes más ricas en glucosa de su dieta, pero nun
los caminos del indio: saben qué sitio consi ca la cera. La melada complementa la caza y es
derar puerta precisa de tránsito para quienes una actividad casi paralela, que sólo se cumple
comercian o buscan su comida, porque la una vez levantada la cosecha de las huertas.
dependencia del agua es también fundamen Con la miel, los chaquenses elaboran, en me
tal en estos movimientos y así saben dónde dio de antiguos rituales, el “latagá”, popular be
instalar sus fuertes. bida alcohólica que el jefe distribuye durante
Salvo algunos grupos del Paraná, el indio ritos, que los españoles llaman invariablemen
no navega los ríos; los cruza en puntos coste te “borracheras”, y donde los bebedores can
ros determinados por el trayecto más corto tan. Las primeras referencias al consumo de
posible. Se aseguran desplazándose de noche, yerba mate son posteriores a la “paraguayiza
tanto cuando cazan como cuando guerrean, ción” de los chaquenses en el siglo actual.
iluminándose, según Iolís, con luciérnagas. En general, las llanuras abundan en vege
Las rastrilladas más conocidas permiten re tales que complementan la carne y las legum
construir hoy aproximadamente los antiguos bres. Mientras cazan, los indígenas, que distin
espacios de intercambio. guen perfectamente lo comestible de lo vene
noso, recogen frutos para alimentarse donde 189
TERRITORIO Y POBLACIÓN
estén o llevarlo a las tolderías. La maduración manto vegetal durante las lluvias estivales fer
de estos frutos ocurre entre octubre y diciem tiliza el suelo, preparan el monte por roza o
bre. Recogen la resina del algarrobo (no se sa quemazón (técnica propagada por los guara
be para qué uso) y sobre todo su fruto, la alga níes orientales y los chiriguanos). Esta es una
rroba, que comen diariamente y con la cual de las tareas anuales más importantes.
elaboran la “aloja”, bebida alcohólica muy esti Normalmente, grandes fiestas señalan el
mada que usan en celebraciones rituales, con inicio del cronograma de cultivos. Logran tres
vites e intercambios interétnicos. Recogen o más cosechas de maíz cada año, ya que utili
también la madera y el tanino del guayacán, zan dos especies que maduran en cuarenta
cuyos frutos alimentan al ganado; la fruta del días. Como ocurre con el trigo en las hacien
chañar, que consumen cruda, usan hervida das españolas de la frontera, no invierten mu
como antiasmático o para elaborar arrope; del cha energía en la segunda o tercera siembra
fruto del mistol elaboran el pan “patay”. porque las primeras lluvias del verano desa
Mientras en las pampas los textiles provie rrollan los plantíos remanentes de la primera.
nen casi en su totalidad de Chile, hay en el Además de maíz y mandioca, cultivan verdu
Chaco algunas manufacturas rudirnentarias ras, legumbres, tubérculos y calabazas.
(las cuerdas, redes y bolsas wichís de chaguar Entre los recursos minerales, las salinas
y caraguatá). Muchos pueblos aborígenes fu —especialmente las pampeanas- merecieron,
man las hojas del coro, que crece en el norte de por su tamaño, la atención de emprendedo
Santa Fe; para recolectarlo organizan una mi res españoles: la sal yace en depósitos fluvia
gración anual que promueve un verdadero en les resecados durante el invierno. La usan
cuentro interétnico, aparentemente pacífico. masticada junto con tabaco o coro para pre
Las habas silvestres y muchas hierbas sirven de venir el bocio endémico. Las tierras negras y
alimento: Las-especies tintóreas (grana, lapa rojas sirven para teñir pieles y ropas. Duran
cho colorado o ecebil) sirven para adorno per te las fiestas de la colecta de miel o la madu
sonal o pinturas rituales; la última,‘ posible ración del algarrobo, los chaquenses se pin
monte cmnoalucinógeno. tan de rojo con la pintura de polvo de piedra
[Jashorticultura aparece enunos pueblos y del río Paraguay.
no en otros: ltdiscorrtinuidad de su práctica Como en la Amazonia, la caza es una acti
derivmmenos de tradiciones culturales qua-de vidad central, complementada por la recolec
condicionantes estrictamente ecológicos, pero ción y las huertas. Del venado comen su carne,
en todo caso es siempre un complemento de la usan su comamenta para bocado de cabalga
caza y ‘la recolección. Dos timbúes y caracarás duras o puntas de dardos y su piel ‘para cuer
que conoce Díaz de Guzmán sobre la margen das, bridas ybolsas para cruzados-ríos. Como
derecha del Paranáfcerca de Santa Fe, cultivan evitan losterrenos anegadizos, los Venados se
sobre las playas del río y saben navegar. Entre meten en la espesuradel ‘monte y los cazado
los pueblos que ‘rodean ManChiquita y el río. res debnrr-quemarlo para verlos,- qnemazones
Segundo y en todo el.Chaco, las huertas de esporádicas que perjudican seriamenteel am
sempeñan un papeliesencialnen laealimenta biente. Gtra presa importante son los-ñandúes
190 ción. Aunque la putrefacciónde gran parte. del pampeanosx y. los suris chaqueños; también
LA SOCIEDAD INDÍGENA
vizcachas, pecaríes, cabras salvajes, mulitas, intervalos de paz; éstos le permiten al indio
muchas aves, batracios e insectos. participar del mundo hispanocolonial, porque
Durante el siglo XVIII, las cabras y ovejas sus actitudes colectivas de consenso suponen
introducidas por los españoles (las cimarronas “adaptaciones estratégicas” y formas de coo
y las donadas por el gobierno) hacen retroce peración y convivencia no violenta con los es
der la fauna silvestre que se refugia en zonas pañoles. Pero esta convivencia fija los límites
aisladas. La carne de oveja se come, semicru de la vinculación entre las economías recolec
da, sólo en caso de necesidad; las mujeres em toras-cazadoras y el mercantilismo colonial.
barazadas la evitan porque creen que sus hijos Entre los españoles de la frontera y mu
nacerán cubiertos de lana. Estos animales eu chos de sus cronistas, el discurso se hace ho
ropeos mejoran la economía indígena: el in mogéneo: los indios son “bárbaros” y “salva
tercambio entre los grupos ecuestres de las jes”, sospechosos de antropofagia, roban gana
pampas y los cultivadores chilenos hace que se do, son crueles con hombres, mujeres y niños,
difundan en ellas ponchos y mantas, que lle se resisten empecinadamente a recibir la fe y la
gan a venderse hasta en Buenos Aires. En mu civilización. Aunque nadie pueda dudar ya de
chos puntos de las llanuras, la artesanía do su humanidad, son muchas las descripciones
méstica fabrica mantas de lana y varios artícu donde esa duda aparece encubierta. Esta idea
los de cuero. Observadores del siglo XVIII se general añade a las relaciones pacíficas con el
ñalan que el fácil acceso a la oveja lleva a los indio otro plano de relaciones violentas, legi
cazadores a desistir de cobrar presas de cuero. timadas por ese discurso y promovidas por la
Sin embargo, el consumo eventual de los me necesidad de trabajo barato.
jores animales suele deteriorar genéticamente ¿Por qué el control de vacas y caballos ha
las majadas. desatado guerras tan feroces? La vaca, recurso
completo por su carne y su cuero, se comple
menta con el caballo, que les permite a los ca
LA LUCHA POR EL GANADO zadores ecuestres buscar las vacas en los pasti
zales. En épocas de lluvias, la abundancia de
Dos recursos básicos de la era preindus agua y pasturas hace que el ganado se multipli
trial producen graves conflictos: la vaca y el que libremente; en épocas de sequía, los reba
caballo. Por ello, gran parte de las investigacio ños se dispersan buscando las zonas húmedas
nes históricas dedicadas a las llanuras que se donde se confunden con el ganado “alzado” de
limita a examinar la guerra fronteriza, expli las haciendas españolas y con los que se extra
can estos temas desde el espacio español y de vían durante arreos prolongados. Como los es
jan en penumbras los espacios aborígenes. La pañoles no controlan el interior de las llanuras,
cuestión de la guerra de fronteras planteada, no inciden en el volumen de los rebaños. Si los
entonces, como una lucha contra un enemigo pampas han usado corrales para guardar sus
desconocido, corre el riesgo de atribuir la fric animales durante largos desplazamientos, los
ción interétnica al “ethos bélico” del indio. chaquenses nunca los han construido, de mo
En realidad, la lucha por acceder al ganado do que sus rebaños circulan en paz, arrastran
explica‘ la alternancia crónica de conflictos e do alos indios a una permanente movilidad 191
TERRITORIO Y POBLACIÓN
geográfica. El stock vacuno es tan grande que dente del Tucumán, el norte de la Pampa Hú
sobrevive a los ataques de sus depredadores. meda y el Paraguay. Los españoles, que se atri
Además, la población humana, aun cuando no buyen la propiedad de todo el ganado, llaman
se conozca su dimensión real, parece no ame “alzado” al que burla su control y por ende, a
nazar el equilibrio alimenticio. En las pampas, todo el ganado suelto, fuera o no realmente
por el contrario, el ganado “cimarrón” comien propio. Pese a los esfuerzos contables de los
za a extinguirse en el XVIII por las frecuentes mayordomos, es imposible determinar el nú
“vaquerías” españolas, que originan violentos mero exacto de animales poseídos por cada
“malones” contra Buenos Aires, Córdoba y hacienda. Nadie, en esta situación, desdeña los
Mendoza. Las líneas de corrales pampeanos se ajenos que se unen espontáneamente a sus
ñalan la intención de los pampas de proteger propios rebaños.
sus rebaños y la distribución de esos vestigios Cuando los indios se apoderan de los ga
parece señalar un intercambio extrarregional nados alzados que merodean sus territorios,
de ganado, semejante al que puede detectarse los españoles denuncian de inmediato “robos”,
en el norte del Chaco. “saqueos” o “abigeatos”. Es un hecho cierto
Desde el XVII, indios y españoles cazan que bandas indígenas roban periódicamente
192 sistemáticamente el ganado cimarrón proce el ganado que pace en las haciendas españolas,
LA SOCIEDAD INDÍGENA
pero los indios ignoran que violan un orden Cómo acceden a ese ganado es una cuestión
jurídico basado en la propiedad privada de los fundamental de la economía y la historia de
recursos; de hecho, su propio sistema jurídico las guerras fronterizas del XVIII; se trata de
prescribe formas de distribución comunitaria un recurso extremo que los indios sólo em
y sólo reconoce la propiedad privada de ense plean en graves circunstancias contra quienes
res domésticos y objetos ceremoniales. dominan el alimento. No importa que quie
Se ha dicho que los rebaños migran es nes controlen esos recursos sean araucanos,
pontáneamente durante las sequías a regiones wichíes o españoles.
que conservan humedad, muchas de ellas so La guerra por el ganado cumple tres requi
metidas al control español (fronteras occiden sitos fundamentales: l) la posibilidad de obte
tales y orientales del Chaco, fronteras septen ner un volumen de recursos que justifique la
trionales de las pampas). Al capturar esos re pérdida segura de hombres (los “guerreros” ci
baños dentro de jurisdicción española, los in tados en informes y censos); 2) cierto margen
dios no hacen más que recuperar un recurso de seguridad para que la mortandad en guerra
necesario. Es entonces cuando el discurso ofi no afecte la reproducción interna de los gru
cial descubre la pobreza de proteínas animales pos involucrados y 3) que graves condicionan
en la alimentación india: es cierto, la alternan tes ecológicas (hambrunas, epidemias, se
cia de sequías e inundaciones afecta el volu quías) o sociales (disputas episódicas por ca
men proteínico, que desata periódicas “crisis zaderos o pescaderos) tornen necesaria la
de subsistencia” que la “apropiación” de gana apropiación violenta de esos recursos (por
do se propone superar. ejemplo, el ganado vacuno).
Finalmente, muchos ataques contra obje Pero no sólo los indios se apropian del ga
tivos españoles son episodios de una fuerte re nado que los españoles consideran suyo: a ve
sistencia anticolonial: las poblaciones autócto ces se apoderan del ganado que controlan
nas responden a la invasión de sus territorios, otros indios. Aunque estos hechos casi no
a la explotación y eliminación de sus recursos, constan en la documentación estatal, forman
al secuestro o asesinato de sus familias y al in el grueso de los conflictos interétnicos. Ofi
cendio de sus rancherías. El ganado del inva cialmente, son episodios de una guerra habi
sor premia el esfuerzo de esta resistencia. tual, percibida como propia de “salvajes”. Pero
Explicable por las fluctuaciones ecológi cuando se apoderan de ganado propiedad de
cas y económicas, la guerra es, sobre todo en indios reducidos, se entiende como un ataque
la pampa, un mecanismo recurrente de acce contra la misión misma.
so al ganado. Si es constante que grupos aco Una cuestión grave para la economía espa
sados por hambrunas intervengan los cazade ñola es que gran parte de los ganados apropia
ros y pescaderos ocupados por otros grupos, dos se intercambien con otros grupos indíge
la disponibilidad de ganado cimarrón intensi nas o con portugueses: esta “comercialización"
fica estos conflictos. Cuando los ganaderos es del ganado no consumido tiene importancia
pañoles extienden arbitrariamente sus ha política. Los españoles esperan cambiar sus
ciendas hacia el interior de las llanuras crean vacas por los caballos que los indios saquean
un factor atractivo para los grupos ecuestres. en otros sitios; el intercambio uno a uno de 193
TERRITORIO Y POBLACIÓN
vacas por caballos los beneficia porque los ca merodean la ruta Santa Fe-Mar Chiquita-Río
ballos son más caros que las vacas en los mer Salado, que une los puertos del Paraná con la
cados urbanos. Por eso los misioneros insisten ruta a Potosí, y las rutas a Chile, especialmente
en llevar ganado vacuno a las reducciones. ¿Si la “travesía puntana”, que obliga a los mercade
éstas tienen ganado para ofrecer, se evitarán res a contratar escoltas. Estos pueblos traban
los saqueos? El robo de caballos afecta la eco frecuentes alianzas, que aumentan su capaci
nomía pastoril en forma global aun cuando dad militar para atacar varios frentes a la vez.
esos animales se recuperen luego con la entre El discurso oficial sobre el indio se endurece;
ga de vacas más baratas. Normalmente, los cronistas y escribanos compiten en describir
fuertes provistos de ganado remiten sus exce sus atrocidades, los misioneros dudan si po
dentes de carne faenada a los mercados urba drán evangelizarlos, las historias sobre sus ritos
nos. Cuando se expulsa a los jesuitas (1767) y diabólicos circulan profusamente.
desaparece mucho ganado, los jefes militares Durante dos siglos, los españoles buscan
le piden dinero al gobierno para comprar car contener las masas indígenas que desbordan
ne con que pagar el trabajo de los indios y la las llanuras en busca de ganado. La táctica de
comida de la tropa. Los indígenas nunca traen fensiva de edificar ciudades fronterizas fracasa
al fuerte o a la hacienda donde trabajan sus absolutamente: Santiago de Guadalcázar, fun
productos regionales: ¿qué demanda hay entre dada sobre la confluencia del Zenta con el Ber
los españoles de miel, pescados o aloja? La ro mejo en 1626, es destruida por grupos ecues
pa y los instrumentos de hierro, que los indios tres en 1635; la vieja Esteco agoniza; la ruta
tanto estiman, los obtienen trabajando en ha Santa Fe-Mar Chiquita-Salado se abandona.
ciendas españolas. Hacia 1700 los españoles se retiran de todos
los puestos de avanzada en territorio indio y,
poco a poco, los grupos ecuestres extienden su
LAS GUERRAS DE FRONTERA señorío sobre todas las llanuras.
Otra táctica frecuente, pese a su escaso éxi
La lucha por el ganado es, entonces, la ra to, es el uso político de los conflictos interétni
zón básica de la larga guerra fronteriza. Desde cos: los españoles se apoyan en unos pueblos
comienzos del siglo XVII, se conoce la presen para combatir a otros. La idea de sedentarizar
cia de pueblos ecuestres sobre el Bermejo, el en reductos misionales a los más pacíficos pa
Chaco meridional, el corredor central y las di ra frenar a los más belicosos es un Ieitmotiv de
latadas llanuras que se extienden hasta el río la política colonial. Tampoco triunfan los tra
Colorado. Durante el XVII guerrean contra tados de paz: la fragmentación política de los
otros pueblos y asedian las ciudades españolas: pueblos ecuestres (frente a la relativa unidad
la expansión por el norte amenaza Asunción de los cultivadores) hace que la paz lograda
del Paraguay, Salta, Corrientes y Santa Fe; por con un grupo no la garantice con otros. Las
el sur, toda la frontera pampeana, desde Bue paces se firman cuando median condiciones
nos Aires a Mendoza. El descomunal número positivas, pero cuando éstas cambian, nadie
de cirnarrones los incentiva a reaccionar con respeta los acuerdos. A la vez, un grupo hostil
194 tra la presencia española. Patrullas ecuestres a la paz, puede, después de cierto tiempo, de
LA SOCIEDAD INDÍGENA
searla fervientemente sin que las autoridades Ignacio de Zamucos marca el punto máximo
se enteren. de su expansión hacia el norte; su dominio al
Desde el XVII, los gobiernos comprenden canza un tamaño descomunal, equivalente al
la necesidad de una política militar más orgá territorio que los españoles controlan efecti
nica. En 1670, el gobernador del Tucumán, vamente en el Perú. Nadie puede oponérseles
Angelo de Peredo, propone repartir indios en con éxito: muchos pueblos indios no poseen
encomiendas y lanzar represalias contra los caballos.
“infieles” para proteger las haciendas, las rutas En la llanura pampeana, la frontera ad
y las ciudades. Pero estas "entradas" se confían quiere un tinte dramático cuando, entre 1700
a expediciones mal armadas que apenas cono y 1714, una fuerte sequía afecta la región y
cen el terreno. Durante la grave sequía y la más tarde, se produce una lenta y masiva inva
consiguiente crisis económica de comienzos sión araucana: los malones recrudecen.» Desde
del XVIII, su sucesor Urízar y Arespacochaga 1739, expediciones militares aisladas expulsan
robustece la política ofensiva: una numerosa a los indios del actual norte de la provincia de
expedición militar (1710) concentra cuatro Buenos Aires y desde 1757, el gobernador Ce
mil vilelas en los fuertes que protegen las mi vallos trabaja en planes de consolidación. En
siones jesuitas de Balbuena y Miraflores; se 1770, Manuel de Pinazo encabeza la primera
reinstalan y repueblan fuertes (entre ellos, expedición “punitiva” de largo aliento hasta el
Zenta, destruido en 1682 por los jinetes cha río Colorado, que ataca especialmente la sierra
quenses) y se trasplantan algunas misiones a de la Ventana, zona de concentración indíge
sitios más seguros. Las ciudades del piedemon na. Las incursiones se repiten: la comandada
te andino se movilizan y la política agresiva de por Pavón en 1772, otra de Pinazo en 1778, la
Urízar continúa con entusiasmo: en 1731 el de Amigorena en 1780. En 1779, el virrey Vér
gobernador Félix Manuel de Areche organiza tiz reorganiza el servicio de blandengues en
una “entrada general”, para lo que solicita bas Chascomús, Monte, Luján, Salto, Rojas y Me
timentos a los cabildos, exige a los exportado lincué y tropas milicianas en otros puntos.
res de ganado que paguen impuestos por sus Como hacia 1783 se considera que la fron
peones y capataces para financiar la compra tera sur está asegurada, se prodigan las expedi
de armas y la contratación de soldados. Se ciones en busca de sal y los tratados de paz: el
multiplican las sentencias de exilio a los fuer de De la Sota con picunches y ranqueles y el de
tes, para que los indeseables engrosen los ejér Amigorena (1794) con las avanzadas arauca
citos punitivos. nas. Sin embargo, la línea cordobesa-puntana
En- I733 y 1739, se repiten otras “entradas” sigue siendo entonces, y simultáneamente, un
en medio de dificultades financieras y técni área de tensión y de intercambio comercial.
cas: el virrey de Lima retacea los fondos y los Los rebaños arreados ilegalmente se cambian
cabildos locales no saben cómo conseguir el por yerba, tabaco o aguardiente, tanto en Pata
dinero. Se necesitan fuertes para las-tropas, pe gones como en Río Cuarto. Incluso siguen lle
ro no hay medios; además no pueden cons gando a Buenos Aires indios “pacíficos” a ven
truirlos durante la estación lluviosa. En 1741, der sus-mercancías. Por su parte, el occidente
el ataque chaquense -contra la misión de San santafesino, integrante del apenas dominado 195
TERRITORIO Y POBLACIÓN
corredor pampeano, sufre ataques chaquenses rreros indios, se lanzan a trágicas retiradas,
entre 1756 y 1762. durante días enteros. Mal guarecidos y separa
Consciente de que el único resultado visi dos unos de otros por leguas y leguas de pasti
ble de la política “punitiva” ha sido la expan zales y montes, los “partidarios” no pueden
sión chaquense, el gobernador Martínez de impedir el deslizamiento sigiloso del indio, las
Tineo decide consolidar puntos estratégicos pulimentadas técnicas de ataque nocturno y
en la frontera oriental del Chaco con un costo retirada que los jefes de la guerra han estudia
mínimo. En 1750, congrega grupos ecuestres do concienzudamente. Tampoco las reduccio
en el fuerte de San Fernando del Río del Valle nes fortificadas pueden prevenir y reprimir
(Jujuy) y pampas en la frontera sur de Córdo efectivamente el “abigeato” que motiva la gue
ba, reduce abipones en Santiago del Estero y rra permanente, porque los guerreros indíge
wichíes en Salta (que terminan evadiéndose, nas retienen el control táctico de los montes.
aunque concertando la paz con los españoles) Cuando los jefes militares organizan rapi
y finalmente, reinstala isistinés en la semia ñas contra las tolderías indígenas, piden fon
bandonada Balbuena. Tineo busca la paz por dos a los gobiernos con el argumento de su
varios caminos: si alguna partida indígena puestas necesidades de defensa. La ayuda dis
asesina a un español evita la represalia, se con minuye sensiblemente cuando los cabildos re
tenta con pedir a los jefes “satisfacción del ducen o abandonan la recaudación de las si
agravio”; pronto, éstos traerán la cabeza del sas, impuestos al comercio especialmente
culpable. Aún en 1759 se hacen nuevas “entra afectados a los gastos de guerra. La Corona
das” al Chaco: tres violentas expediciones pu reacciona con fuerza contra una transgresión
nitivas dispuestas en pinzas desde Tucumán, a la que, sin embargo, no se puede culpar del
Asunción y Santa Fe no logran la pacificación desfinanciamiento crónico.
general. En 1764, Filiberto de Mena organiza una
Otros gobernadores intentan revivir las re nueva “entrada” de resultado incierto; los jine
ducciones, pero el esfuerzo de consolidar unas tes indígenas lo derrotan en La Cangayé y el
exige el abandono de otras; faltan organismos y cacique Lachikirín lo obliga a rendirle honores
cuadros militares; el presupuesto es estrecho y militares. Los españoles no logran navegar el
los hacendados no contribuyen lo suficiente; a Bermejo ni el Pilcomayo porque carecen de
la vez, los sectores acomodados de las ciudades bases de abastecimiento: las misiones jesuitas
piden “mitas de plaza” (trabajo gratuito de in y franciscanas allí establecidas permanecen
dios) para obras públicas o servicio doméstico. prácticamente aisladas. Cuando se expulsa a
Las debilidades de estas reducciones forti los jesuitas, todas se orientan más a la fronte
ficadas (que actúan simultáneamente como ra brasileña que a su retaguardia española. La
misiones y presidios) son muchas: su historia sospecha de que los indios no reducidos ter
se reduce a mudanzas y fracasos. Puentes y ca minarán aliándose al enemigo crea un temor
minos se arruinan con las lluvias estivales y las crónico: todo el mundo teme confabulaciones
comunicaciones quedan cortadas. Milicianos interétnicas y la inminencia de ataques en m_a
mal armados, presos comunes e indios alia sa. Como la expansión toba en el norte y la
[96 dos, acobardados por la vocinglería de los gue araucana en el sur presiona a muchos pueblos
LA SOCIEDAD INDÍGENA
indios viven en las misiones “sin acudir a los Sin el grado de organización de los siste
llamamientos de iglesia”; la prédica no impide mas misionales de Moxos o Chiquitos, las mi
que luchen contra sus vecinos. Muchas veces, siones argentinas son incapaces de contener y
sólo aceptan reducirse pacíficamente para ob alejar a los pueblos ecuestres hacia la frontera
tener alimentos e instrumentos de hierro que sur. Imitando las estrategias indígenas, los pa
los misioneros reclaman insistentemente al go dres abandonan los sitios donde no pueden
bierno. Entonces levantan sus viviendas transi consolidarse y regresan sólo cuando las condi
torias en tomo de las misiones y consumen sus ciones mejoran; sobre todo, se preocupan por
víveres, pero cuando restricciones presupues abrir las rutas de comercio. Pero deben en
tarias impiden abastecerlos normalmente, se frentar epidemias y hambrunas, el abandono
fugan, traban alianzas con los infieles o asedian de las tolderías y la consiguiente dispersión, la
los poblados españoles. A veces, los mismos tenaz resistencia de los jefes políticos y religio
misioneros abandonan los reductos “por su sos y las propias creencias indígenas. ¿Cuántos
mala situación y falta de manutención”. indios reúnen efectivamente? La Concepción
La Compañía de Iesús organiza dos gru tiene en 1749 unos 178 habitantes (sin contar
pos de misiones en el Chaco occidental (uno el medio millar que sigue al cacique Alaykín,
en el curso superior del Salado y otro en el va aún no reducidos por temor a la tropa). De
lle del San Francisco) y un grupo de misiones esos 178, 101 son varones; ¿resguardan los in
en las pampas. En 1682 fundan San Rafael, so dios a sus mujeres en las tolderías o se trata de
bre el río Zenta, que los guerreros ecuestres una tasa real de masculinidad? Al examinar en
destruyen ese mismo año. De 1704 data el pri 1767 las quince misiones jesuitas del Chaco, el
mer establecimiento de la Compañía en el la padre Iolís advierte que la población fluctúa a
go Nahuel Huapi. Antonio Machoni funda menudo porque los infieles que vienen en
San Antonio de Balbuena en l7ll; destruida busca de vestidos y regalos regresan al monte.
en 1714, la reemplaza San Esteban de Miraflo El conjunto misional tiene casi tres mil indios:
res, sobre la margen izquierda del Salado, pero los conversos forman las siete décimas partes
los superiores de la Orden prefieren abando de esa cifra.
narla en 1720. En 1735, fundan Petacas y en
1740, comienzan su plan evangelizador en la
llanura pampeana. La primera reducción de LA POLÍTICA DE mz DE MATORRAS
mocovíes es de 1743. Entre 1748 y 1749, cons
truyen Concepción, habitada por abipones; en Mientras la expulsión de la Compañía de
1751, San Iuan Bautista de Balbuena, sobre el Iesús no modifica sustancialmente el panora
antiguo fuerte homónimo, a la izquierda del ma pampeano, sí produce efectos políticos en
Salado; en 1756, San Ignacio de Tobas, en Le el Chaco. Persuadido de la inutilidad de la
desma, y en 1762, Macapillo y San Iuan Nepo guerra punitiva iniciada por Urízar, el gober
muceno, esta última pronto destruida por los nador Matorras inaugura en los años de 1770
chaquenses. En l763, se construye Ortega y en una suerte de New Deal con los chaquenses y
1766, comienza el trabajo pastoral entre los plantea una estrategia basada en el trato pací
198 patagones. fico y la reactivación de las misiones. Repara
LA SOCIEDAD INDÍGENA
iglesias, nombra doctrineros, destierra las len su política aperturista, pretende extinguir la
guas indígenas e impone el español (siguiendo guerra interétnica: exhorta a los combatientes
la real cédula del 10 de mayo de 1770). Pero a la paz, y les garantiza el apoyo del goberna
Matorras concibe a los misioneros como sim dor de Buenos Aires y de los cabildos de Santa
ples instrumentos subordinados al poder civil: Fe y Corrientes. La única reciprocidad que es
suprime las visitas de prelados y obispos con el pera es que los indios se instruyan en el cato
argumento de dificultades presupuestarias; licismo y se bauticen lo antes posible. Esta po
suspende el sínodo cuando los padres se au lítica permite aumentar el número de reduci
sentan injustificadamente. Paga las necesida dos y empleados en las haciendas.
des inmediatas de fondos generales, pero pre En 1775, Matorras pide que se prohíba el
siona a los cabildos para que se encarguen del comercio entre mercaderes españoles e indios,
resto. Recoge el ganado alzado para abastecer lo que choca frontalmente con la redefinición
las misiones y ordena que las fincas y estancias económica de las misiones. Los mismos indí
confiscadas a la Compañía sigan proveyendo genas consideran el comercio pacífico —como
las. Multiplica sus actitudes de reconocimien el trabajo en las haciendas- un método prácti
to y buena voluntad con los indios cuando co para proveerse de bienes. La idea de Mato
prohíbe toda hostilidad en las fronteras y en rras de que las reducciones se sustenten con su
las reducciones. Ordena a las Cajas de Salta y producto local resucita la política jesuita, des
Iujuy gratificar anualmente a caciques, oficia pertando resistencia en medios mercantiles.
les y mandones con ropa, lienzos, tabaco y yer Pronto, muchos dudan de su política: es
ba. Emprende nuevos recuentos de reducidos necesario debatir mecanismos más duraderos
(1771 y 1774). Reduce grupos vilelas en Santa que los tratados de paz y las promesas. Fun
Rosa de Lima, construida en 1773 entre Maca cionarios y cabildos manejan varias hipótesis:
pillo y Petacas, y entrega a cada familia gana ¿continuar los esfuerzos de paz?, ¿apoyar las
do e instrumentos. Promete construir misio reducciones?) ¿acaso volver a repartir los in
nes donde los indios quieran cuando las exis dios en encomiendas? o ¿preparan con pesi
tentes no basten para alojar a todos, asegura mismo, nuevas guerras? Unos creen imposible
también repartos de ganado. En La Cangayé mudar las reducciones existentes; para otros,
firma la paz con el cacique Paykín, y se com la experiencia enseña que las reducciones pro
promete a respetar la posesión inmemorial de mueven la paz si la Real Hacienda les paga a
las tierras que los indios han heredado de sus los doctrineros, pero que no es inconveniente
antepasados. Proscribe la esclavitud y la enco trasladarlas. El dinero de los vecinos no re
mienda, los considera libres y de “generación suelve el problema principal: las reducciones
noble”. Doctrineros con lenguaraces y maes dependen de los fuertes fronterizos para im
trescuelas se encargarán de evangelizarlos y pedir que los indios irrumpan en las poblacio
enseñarles español; si quieren, aprenderán a nes españolas. A los conversos se les promete
leer y escribir. Los indígenas se reconocen mantenerlos en los terrenos donde viven, pero
“muy gustosos y agradecidos”: hasta entonces muchos creen que si se rebelan, se los debe
nunca han recibido de un jefe español seme castigar inmediatamente y trasladarlos a un
jantes líberalidades. Finalmente, para asegurar lugar adecuado. 199
TERRITORIO Y POBLACIÓN
LAS MISIONES LAICAS Y FRANCISCANAS tor de bienes exportables que debe fortalecer
continuamente el tráfico mercantil. Como se
En 1771, Matorras visita las misiones de vinculan con zonas muy productivas, se los
los expulsos: en las seis del Salado se hablan debe explotar adecuadamente para darle sen
varias lenguas y el quechua funciona como tido a su subsistencia. En las propias misiones,
lengua franca, ignorada por los nuevos doctri laicos y franciscanos procuran conservar los
neros. En ellas viven 1700 indios (un 41 por patrones organizativos “doméstico-comunita
ciento menos que en 1767). Las nueve déci rios” de los jesuitas, pero su política redistri
mas partes son conversos porque los “infieles” butiva se cancela abruptamente y la explota
abandonan las misiones casi junto con los pa ción del trabajo indígena deviene factor rele
dres jesuitas. El sistema misional se estabiliza vante de la nueva economía.
si sus responsables acopian carne para alimen Los franciscanos luchan por construir su
tar a los indios: las reservas de San Ignacio de propio sistema misional sobre las ruinas del
1767 son elocuentes. pasado: en 1767 heredan Nuestra Señora del
Pero después de la expulsión, como el ga Rosario; pronto abandonan el Salado, antiguo
nado ya no sirve para alimentar al indio sino teatro de la Compañía, para localizarse sobre
para abastecer las ciudades, la población se re el Bermejo. Los frailes (y el propio gobierno)
duce. Quienes atribuyen esto a la ineficacia quieren resolver el viejo problema estratégico
administrativa de laicos y franciscanos, no ad de la desintegración espacial Paraguay-Tucu
vierten la redefinición mercantil de las misio mán. En años siguientes, diversas expedicio
nes. Los jesuitas lograron conservar, en medio nes militares, religiosas y científicas arrojan
de economías tradicionales no monetizadas, resultados pobres. En 1779, fundan Nuestra
un sistema financiero autonutriente cuyos dé Señora de las Angustias sobre el río Zenta,
ficits cubrían los fondos de la propia Compa donde once años después viven 485 vejoces.
ñía; circulaban medios de cambio “naturales” Pero la presión gubernamental pesa grave
o mercancías-dinero. Aunque este sistema no mente sobre ellos: cuando García Pizarro fun
afectaba el normal desarrollo del comercio re da Orán (1794) muy cerca de esa misión, los
gional, impedía que éste absorbiera las econo colonos prohíben el paso de los indios y en
mías misionales: por ello la expulsión las abre tonces los frailes deben mudarse a Zaldúa
a una mercantilización creciente. Literalmen (1799) y luego a Río Seco (1802). Cuando en
te, la demanda de los mercados coloniales li 1806 los vejoces se marchan, el gobierno cap
cua el patrimonio misional: todas las estadís tura a muchos y los esclaviza en Orán. Este es
ticas señalan que en las misiones confiscadas fuerzo misional debe convivir con la esclavi
hay una abrupta caída del stock ganadero. tud, el presidio y la entrada punitiva, pese a la
Además, se convierten en estaciones de tránsi nueva política impuesta por Matorras. Sobre
to y en provisión de fuerza de trabajo. Su fun vive porque las misiones se convierten decidi
ción de nexo entre los mercados locales y Bra damente en mercados, como los reductos
sil y Chile es nítida. La red comercial de ríos y franciscanos de San Bernardo y La Cangayé,
pasos comerciales y el entramado de fuertes y sobre el Bermejo. Cuando toman empuje eco
200 misiones forman ahora un complejo produc nómico, se transforman (como las haciendas)
LA SOCIEDAD INDÍGENA
en blanco perfecto para el saqueo. Si los exce alzado. En 1780, los jinetes chaquenses atacan
dentes de producción se comercian afuera y “por estar el río bajo”.
los excedentes de trabajo caen en la esclavitud Después de todo, pocos confían en los
y en los sistemas de pupilaje, desaparece todo doctrineros: los franciscanos carecen del irn
“mercado interno” dentro de la misión. Pero pulso y la tenacidad del jesuita y los laicos se
la exportación tiene sus propios problemas: comportan como mercaderes, paniaguados de
uno, las ganancias de la administración seglar grandes comerciantes, consignatarios de con
y de los conventos franciscanos; otro, los pesa trabandistas o simples empresarios textiles.
dos impuestos del régimen borbónico; final ¿Sirven realmente los seglares para la defensa
mente, el silencioso contrabando a los merca de la frontera? Ahora todos desean redefinir
dos fronterizos. los fuertes como presidios: como en Brasil, se
El gobernador Arias prosigue la política difunde el poblamiento con presidiarios y el
aperturista de Matorras, aprovecha los replie reparto de tierras ganadas al indio entre nue
gues indios para fortalecer las reducciones: vos colonos. No queda claro si este nuevo pa
congrega cultivadores en Zenta (1779) y, acce pel evitará la función básica de los espacios in
diendo a un pedido indígena, instala Nuestra seguros: el contrabando.
Señora de los Dolores y Santiago de La Canga
yé. Pronto se suman 1400 cultivadores y cu
riosamente 500 guerreros ecuestres. ¿Cuál es el LA OTRA POBLACION DE LOS ESPACIOS
retribución “tierras en merced”, alegando los ellos mismos y por su cuenta vacas por caballos
gastos realizados y sus necesidades económicas. con los indios, inducirlos a dejar las misiones y
Estos casos abundan. Es frecuente que los go el control del gobiemo? ¿Acaso no lamentan los
bemadores otorguen estas mercedes: recom misioneros que cuando los indios reducidos no
pensan largos servicios militares que los propios disponen de carne en las misiones, “fugan al
solicitantes detallan con crudeza. La costumbre monte”? ¿Piensan sustituir la falta de came mul
de pagar con tierras las proezas militares conti tiplicando las meladas o, de modo más natural,
núa las conocidas políticas de retribución de la saqueando o cambiando pacíficamente sus ca
Corona desde tiempos de la Conquista. Con fre ballos sobrantes por las ansiadas vacas de los
cuencia piden tierras pertenecientes a viejas mi “pervertidores”? Estos españoles fronterizos son
siones; otras veces ofrecen ganados a cambio de asiduos clientes de los indios.
lotes dentro de misiones que aún funcionan. En
estos casos, el gobierno se preocupa por fijar el
valor real de las tierras y su capacidad producti EL TRABAJO INDÍGENA EN LAS HACIENDAS
franciscanos lo aceptan siempre y cuando el mujeres jóvenes en las tolderías arrasadas pa
número de brazos demandados no afecte la ra someterlas a servidumbre en “casas decen
productividad de la misión, porque en ese ca tes” de las ciudades, so pretexto de “cristiani
so, denuncian la coerción de las contratas, zarlas”. Esta política, simple represalia por las
frente a la persuasión que ellos consideran mujeres robadas por los malones, disminuye
único mecanismo válido de relación con el in la capacidad de reproducción de la sociedad
dio. Para quienes su sedentarización es un me indígena, evita que sus mujeres se amanceben
canismo esencial de civilización, el trabajo en con “apóstatas” y “forajidos” y sustituye la
las haciendas es algo muy positivo. Todo esto fuerza laboral de los esclavos africanos, cuyo
fundamenta las políticas de “buena vecindad”. precio aumenta en el XVIII.
Aunque patrullas armadas dificultan la fuga, También existen propuestas de deporta
muchos trabajadores logran recoger los frutos ción masiva: el despoblamiento de las llanu
estacionales o acudir a las fiestas celebratorias ras permitirá planificar adecuadamente el
(lo que los españoles denominan “fuga al avance de los colonos y, simultáneamente, re
monte”). Estas fugas justifican que las denun solver definitivamente el déficit temporario
cias de “ferocídad” o “belicosidad” se convier de trabajo rural. Se trata de trasladar los re
tan en denuncias contra su “pereza”. ducidos de las misiones a estancias bien segu
¿Cómo es la sociabilidad hispano-indíge ras en territorio español. Es el viejo recurso
na mientras dura el conchabo pacífico? No punitívo de la “desnaturalización”, aplicado
abundan denuncias de robo. Nadie se preocu en los Andes por los incas y en muchos pun
pa entonces por coordinar la economía indí tos del continente por los capitanes de la con
gena con la mercantil; el problema es solucio quista. Sin embargo, una deportación eficaz
nar con brazos baratos los déficit temporarios requiere una mejor organización militar y un
de trabajo en la esfera productiva colonial. A marco legal coherente (que las Leyes de In
los indios les resulta difícil articularse al mun dias niegan de plano) para incorporar a los
do español: sus entradas comerciales libres a indios como esclavos en la estructura pro
los mercados urbanos son muy esporádicas y ductiva española.
mal vistas por los gobiernos. Por ello, es lógi
co que considere sus formas tradicionales de
acceso a bienes y sus prácticas grupales de LOS PROYECTOS DE COLONIZACIÓN
A fines del XVIII, gobiernos y mercaderes en retorno azúcar y algodón para venderlo en
examinan cómo explotar económicamente todo el Litoral.
las llanuras, un tema omitido por mucho Estos pedidos resultan curiosos en medio
tiempo. No sólo son espacios mercantiles: de la cruel guerra entre las poblaciones ecues
pueden ser espacios productivos si se afianza tres. Pero ¿no se vinculan estas propuestas aun
una residencia estable de españoles. Para ello, con la vieja idea de las llanuras como espacios
hay que conocer mejor sus recursos naturales mercantiles? Sin embargo, muchos señalan la
y la política indígena debe cambiar radical oportunidad de un poblamiento español esta
mente. Algunos, como el gran científico Félix ble: se recomienda que cuando una parcialidad
de Azara, piensan que la guerra es inútil: ¿por indígena desplaza a otra, el gobierno debe colo
qué se combate, en realidad? Observando el nizar de inmediato la tierra despoblada: plantar
Chaco oriental, Azara niega la existencia de algodón o caña de azúcar, criar ganados.
recursos mineros, sal o posibilidades de pas Las guerras interétnicas permiten avanzar
toreo extensivo; mirando la pampa, cree que la frontera pionera. El trabajo pacífico de los
la horizontalidad del terreno perturba el po indios en haciendas y estancias debería exten
blamiento estable. Pero este pesimismo carece derse a aquellas zonas donde han perdido su
de antecedentes y de seguidores. Algunos co capacidad ofensiva. ¿Acaso la conjunción de
nocen minas en distintos puntos; otros explo carne, mano de obra barata y sal no promue
tan al sur de Balbuena “minas riquísimas de ve el desarrollo de los saladeros en las pampas?
plata y oro” (aunque Iolís no le otorga dema Ninguno de estos proyectos reconoce en
siado crédito a la especie); otros aseguran que tonces un éxito completo: en primer lugar, por
los recursos naturales justifican el poblamien la grave crisis económica de la primera década
to porque ellos mismos los han explotado. del siglo XIX, desatada por problemas serios
Otros señalan la abundancia de madera, sal en la industria metalúrgica potosina, que re
en los “saladillos” y pasturas. En el Chaco duce el volumen de acuñación de moneda, y
oriental, los gobiernos proponen instalar en seguida, por la Revolución de Independen
pueblos de españoles que retoman el viejo cia y la anarquía política subsecuente. Sin em
proyecto del padre Castañares: la navegación bargo, el proyecto poblador de los gobernan
del Bermejo y del Pilcomayo puede vincular tes ilustrados deja su semilla: en adelante, to
el Paraguay con Charcas a través del Chaco. El dos los planes militares de conquista de las lla
mercader yerbatero Manuel Victoriano de nuras incluirán expresamente objetivos de po
León propone en 1791 navegar el Bermejo, blamiento, colonización y explotación de re
pide en compensación el privilegio de llevar cursos. También, por supuesto, el propósito de
yerba del Paraguay a Salta durante diez años. “civilizar” al indio para someterlo o aislarlo, o
Se puede llevar yerba al oriente salteño y traer de eliminarlo mediante la guerra total.
205
TERRITORIO Y POBLACIÓN
QRIENTACIÓLNSÉÏBÜQGBÁÉÏÉA
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TERRITORIO Y POBLACIÓN
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II. LA MONARQUÍA
Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL.
EL DERECHO
7. LA MONARQUÍA.
PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
Nuevo Mundo y fueron útiles para llevar a ca económica europea, muestra en contraposi
bo la conquista y primeras etapas de la coloni ción una notable consolidación de las provin
zación, hasta la configuración de los reinos y cias indianas, tanto en el orden material como
provincias. en el plano político. Durante la primera mitad
Cuando se produjo el asentamiento defi del siglo XVIII, dichas provincias alcanzaron
nitivo de los españoles en el actual territorio una cierta “autonomía” económico-financiera
argentino, ya estaba definido el régimen insti y también administrativa, que hizo posible por
tucional general, luego de las experiencias ini entonces el acceso de criollos a las plazas de las
ciales realizadas en otras regiones del conti audiencias y tribunales de cuentas. En general
nente. No obstante, hubo nuevas modalidades se percibe en la época un fortalecimiento de la
políticas que surgieron de la experiencia local sociedad hispano-criolla.
y que alcanzaron vigor a través de la autono A partir de 1750 y en forma coincidente
mía de esas provincias. con un proceso de recuperación de la Monar
Equilibrio y flexibilidad fueron pilares de quía —esta vez con el aporte de los reinos pe
sustentación de la Monarquía. Su poder era ninsulares periféricos—, la Corona introdujo
superior, el más alto, pero no exclusivo. Se re reformas administrativas, judiciales y hacen
conocía la existencia de poderes dispersos en dísticas tendientes a recobrar el control de las
tre otras jurisdicciones e instancias interme provincias indianas y a colocar nuevamente a
dias. Aquélla debía atender al equilibrio de los los peninsulares en las principales plazas de
intereses constituidos y mantener la paz y jus gobierno y justicia. La pretensión de imponer
ticia entre los diversos poderes en juego en ca una racionalidad uniformadora y un centra
da territorio, guardando las normas y prácti lismo absorbente perturbó el antiguo equili
cas arraigadas en sus corporaciones y sus gen brio, pues quedaron desplazados los arraiga
tes. Esto mismo estimulaba un constante in dos particularismos, las variadas jurisdiccio
tercambio entre centros y periferias, para em nes y los intereses locales consolidados. El
plear una expresión representativa del nuevo avance en esa dirección generó no pocas resis
ángulo con que hoy se observan estas cuestio tencias y vino a alterar aquel armónico cultivo
nes. Pueden así descubrirse comunes prácticas de la variedad. Nos adentramos ya en el proce
normativas que constituyen el núcleo de una so que condujo a la desmembración de la Mo
constitución política que excede el mero texto narquía española, cuyo primer gran golpe
escrito. aconteció en el cuarto de siglo inicial del
Esta situación se vio modificada con el Ochocientos.
tiempo por la aparición de nuevos factores. En La peculiaridad de tan compleja entidad
el orden interior se detecta la grave declinación política, como lo es en su constitución y tra
de Castifia en lo demográfico, económico y yectoria histórica la Monarquía española de la
cultural en medio de una crisis cuyos primeros época, hace difícil —por no decir imposible- su
síntomas surgen a principios del siglo XVII, sin adscripción a los modelos o tipos de Estado di
que ello haya impedido el avance de la castella señados por la ciencia política contemporánea.
nización de la Monarquía. Esa centuria, carac Se discute entre los estudiosos si puede ha
212 terizada también por una fuerte depresión blarse de "Estado moderno” -denominación
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
que en la primitiva provincia del Río de la Pla La voz provincia -utilizada imprecisamen
ta, las doctrinas y leyes encauzaban la acción te en Castilla- parece seguir en su uso indiano
de los conquistadores, pero aquí -como en el modelo romano, que lleva ínsita la noción
otras partes— aparecieron las variantes y los de distancia, que separaba lejanas comarcas
matices locales, dadas las realidades o tiempos del centro del poder político. No se conocía la
diferentes que se vivían en estas comarcas. Así, voz colonia en la acepción que le darán los
por ejemplo, la suspensión temporal de nue otros procesos colonizadores de potencias eu
vos descubrimientos como medida general or ropeas que se producirán siglos después.
denada en 1552, ante las fuertes presiones es Es dable observar a través de la documen
pirituales de los teólogos, provocó visibles de tación de los siglos XVI y XVII que las pro
sajustes con la vivencia local del Paraguay, vincias indianas ocupaban una posición que
donde precisamente era imperioso afianzar el puede ser institucionalmente equiparable a
proceso conquistador. De igual modo, la or otros territorios de la Monarquía, incluso rei
den de buscar una relación pacífica con los in nos y provincias peninsulares, y en ningún
dios interfería en el desarrollo de lo que se caso aparece una ordenación de tipo colo
creía una guerra justa. Para superar este desa nial. Las provincias indianas eran considera
juste se recurría a.l consejo de los moralistas, das como “accesoriamente” unidas a Castilla,
quienes con su dictamen ayudaban a acomo nervio nuclear de la Monarquía. Esta situa
dar aquellos imperativos generales a las palpi ción lleva probablemente a que ellas sólo ju
tantes situaciones concretas. rasen al nuevo rey, sin intervenir en el acto de
su aceptación.
¿PROVINCIAS, REINOS o COLONIAS? Las Indias fueron estimadas por la Monar
quía en razón de la vastedad y riqueza de su
La condición político-jurídica de las In territorio y de la grandeza política que daba su
dias tiene su propia evolución. Una primera posesión. La distancia que las separaba de la
etapa, de corta duración, hasta 1516, muestra Península, la peculiaridad de sus distintas re
esos territorios como señoríos de los reyes ca giones y las gentes que las poblaban hacían de
tólicos. En los años siguientes y bajo la expre estas comarcas una realidad bien diversa de la
sión de “islas y provincias”, las nuevas tierras europea. La creación de órganos de gobierno
quedaron incorporadas a la Corona de Casti propios y de un Derecho especial fue otorgán
lla. La misma denominación de “provincias” doles una fuerte personalidad política. Y si
comenzó a utilizarse en la segunda mitad de la bien la influencia cultural, política, económica
centuria para individualizar las tierras que se y jurídica castellana animó la vida en el Nuevo
fueron conquistando y poblando, y perduró Mundo, no hay duda de que la recepción tuvo
hasta el final de la época hispana para designar matices particulares y hubo aportes autócto
los grandes distritos desde un punto de vista nos, que incluso iniciaron caminos de reflujo
territorial. Es lo que se observa en la coloniza hacia la Península.
ción del territorio argentino y de modo gene Sin embargo, no por eso debe suponerse
ral queda fijado algo más tarde en la Política que las provincias indianas estuvieran en un
216 indiana de Solórzano. pie de igualdad con Castilla u otros reinos
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
europeos. Las diferencias de nivel en lo políti “estos y aquellos Dominios”, o de modo pose
co, económico o cultural producían en el sivo “mis dilatados Dominios de América”. En
mundo de entonces —como en el de hoy— na el borrador de un decreto real de 1720 en el
turales y variables situaciones de hegemonía y que se usan las palabras dominios, reinosy pro
dependencia de unos y otros. En este punto vincias para designar al Perú, se advierte que
cabe señalar que la mira política de la Monar en el resumen marginal del texto la expresión
I”
quía era fundamentalmente europea y como “Reino del Peru aparece testada y sustituida
tal muchas veces dejaba rastros concretos de por la de “los Dominios del Perú”. Se trata de
esa subordinación con que se pensaba la rela un testimonio que sutilmente revela los aires
ción con las lejanas comarcas del Nuevo Mun cortesanos de entonces, aunque el intento sus
do. El planteo de esta igualdad -como cues titutivo no alcanzase repercusión.
tión abstracta- no parece haber preocupado a También se debió al influjo francés la uti
los hombres de la época y tal vez sólo apareció lización ocasional de la voz colonia en la se
tardíamente. gunda mitad del siglo XVIII. Surgió en la épo
La aplicación de la voz reino en las Indias ca de Carlos III para designar regiones subor
merece también ser considerada. Ya en 1506 se dinadas, pero sin afectar el antiguo uso de pro
la utilizaba oficialmente y hasta el final de la vincias y reinos. Las razones que originaron el
dominación española fue de uso frecuente, ge uso del vocablo no son fáciles de determinar.
neralmente en plural. Su presencia más noto Puede suponerse que se trataba de un intento
ria es en el título de la Recopilación legislativa de emular en prestigio a las nuevas potencias
de 1680 y en la misma ley que la promulgó. De europeas poseedoras de “enclaves coloniales”
modo particular, la denominación aparece pa en diversas partes del mundo o también de
ra designar provincias a cuya cabeza se encon marcar un brote de la autoridad peninsular,
traban gobernador y audiencia, o en las que con la mira de sujetar más los territorios ultra
había una fuerte comunidad indígena, como marinos. O ambas a la vez. Pero lo cierto es
Chile, Perú, Guatemala, Nueva España. En que, a la hora de establecer jurídicamente esa
nuestras comarcas no se empleó habitualmen condición, no quedaban dudas. Hacía 1776 el
te esta voz, pese a que con motivo de la crea mismo Carlos III expresaba que los “Reinos y
ción del Virreinato, el cabildo de Buenos Aires Dominios” de América “son provincias de mi
decía en 1778 que la ciudad “ha pasado a ser Corona de Castilla”, con lo que afirmaba el
cabeza de reino cuando antes no era mas que añoso perfil constitucional de las Indias.
de provincia”. Es más. Por entonces había conciencia de
En el siglo XVIII, se agregaron otras voces la diferencia existente entre las profincias in
para designar los territorios, sin que sustituye dianas y las colonias de otras naciones. Así, un
sen a las tradicionales. Fueron las de dominios autor dieciochesco utilizaba las voces domi
y colonias, habitualmente en plural. La prime nios y provincias para referirse a la América es
ra, de origen francés, tenía un sentido político pañola y colonia para los enclaves franceses e
que servía para revelar las tendencias absolu ingleses. Esta misma idea es explícitamente
tistas en auge y se aplicaba tanto a territorios afirmada en el conocido decreto del 22 de ene
europeos como a los americanos. Así se decía ro de 1809 expedido por la Junta Central de 217
LA MUNARQUÍA Y LA (lRGANllAClÓN LOCAL
Sevilla, cuando al convocar a los diputados trono, la guardia, etc. Este poder simbólico ri
americanos, decía que “los vastos y preciosos tual tiene enorme trascendencia en la conso
dominios que España posee en las Indias no lidación de una entidad política que se hace
son propiamente Colonias o Factorías, como visible a través de su cabeza, y sobre todo
los de otras naciones, sino una parte esencial e cuando es el mismo príncipe titular de varios
integrante de la Monarquía española”. reinos y otros territorios integrados en la Mo
Según se acaba de ver, los vocablos apro narquía. Es precisamente en esta circunstancia
piados para definir la constitución política de cuando más nítidamente sobresale la figura
las Indias son el de provincias y en menor me del monarca como artífice de esa entidad po
dida el de reino. En cambio, las voces dominio lítica. En el caso de la Monarquía española se
y colonia surgieron con algún uso político en produjo el tránsito espectacular del rey caste
el siglo XVIII, pero sin sustituir la denomina llano con una corte ambulante que recorría el
ción tradicional. reino al monarca universal que establece su
asiento fijo en una ciudad capital. Los pobla
EL REY.‘ SÍMBOLO y PODER dores de los reinos y provincias indianos, co
mo también los de otros reinos europeos, no
La Monarquía española era una organiza tenían ya ese contacto visual directo con el
ción de poder monocrática hereditaria. Su ti príncipe y fue entonces cuando se hizo más
tular, monarca o rey, gozaba del ejercicio su patente la fuerza de ese poder simbólico, re
premo de la jurisdicción. Le correspondía la presentado en el sello real y encarnado en los
dirección superior de los negocios indianos. oidores y principalmente en los Virreyes y sus
Esto no significaba que acumulara en sí todos cortes.
los poderes jurisdiccionales y normativos, dis La Monarquía tenía sustentación en diver
persos en diversos niveles y corporaciones, si sas teorías políticas antiguas y modernas, que
no que sólo actuaba cuando a él se recurría en se combinan y funden conforme a la dinámi
instancia suprema. Existían otros poderes re ca del proceso histórico y a las necesidades de
conocidos con esfera propia, primaria, no de las situaciones particulares. No puede hablar
rivada del rey. se así de una sola teoría o de varias sucesivas,
El rey aparecía ante todo como símbolo sino de un entramado que se exterioriza a tra
político, respaldado por una estructura de po vés de los tres siglos del régimen indiano.
der. Hacia él se dirigían las adhesiones con En las Partidas del siglo XIII, la concep
prescindencia de la persona que ocupara el ción del rey como señor natural puesto por
trono, como resplandece en aquel difundido Dios para gobernar la comunidad está acom
anuncio mortuorio: ¡El rey ha muerto! ¡Viva pañada de preceptos que establecen que rey y
el rey! Esto permite al antropólogo Lisón To reino deben amarse, honrarse y guardarse fi
losana afirmar que “el rey es su imagen” y que delidad recíprocamente. Esta concepción go
detrás de ella se halla agazapado un hombre zó de buena difusión y estimación bajo la tu
de carne mortal. El rey debía representar dig tela del código alfonsino. Desde la segunda
namente su realeza en el escenario de su Cor mitad del siglo XIV, empezó a desenvolverse
218 te, con uso estratégico del espacio, la corona, el en Castilla una nueva idea que llevó a conce
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
bir la función del rey como un oficio, que de arraigó en.las comunidades hispanas ni pudo
sempeñaba, conforme. a determinados lími desplazar las antiguas concepciones que rea
tes, enbeneficio de la comunidad. La misma parecían cuando la ocasión era propicia para
fue acogiday desenvuelta por algunos teólo invocarlas, como aconteció finalmente en el
gos y juristas del-siglo XVI. Hastase suele ha momento de crisis de la Monarquía, a co
blar de un contrato callado o pacto entre arn mienzos del siglo XIX..
bos, rey y comunidad. La existencia de doctrinas contrapuestas
En el Nuevo Mundo, el poder real surgió actuó como elemento de estabilidad y firmeza
de la conquista y de la donación pontificia, pe de un régimen político que, más allá de discre
ro también del consentimiento de las comuni pancias y algunas graves-alteraciones, encon
dades aborígenes -cuando ello ocurrió—. Ha tró en la dilatada comunidad que regia el apo
cia 1540 se percibían los ecos pactistas caste yo necesario para mantener en la cúspide la fi+
llanos en la relación entre rey y conquistado- gura de un monarcaucuyo alto poder simbóli
res. Esta ideaztuvo diversosie interesantes mo co encubría las debilidades carnales de algu
dos de expresión hasta la misma época de la nos de los príncipes que ocuparon el trono;
emancipación. En cuanto a la adhesión que en tal sentido‘
La consolidación de la Monarquía -he suscitó la imagen delirey en suelo americano,
chura del rey, según se ha visto— llevó a consi no hay suficientes estudios para determinarla.
derar a éste como dotado de un poder y unas El tema está abierto, con muchos interrogan
regalías que le eran propios, sin que se consi tes y escasos aportes de interés. Enuno de és
deraran recibidos de los reinos ni de la comu tos, Néstor Meza Villalobos ha examinado lo
nidad. Por otro conducto se desenvolvía una que denomina “la conciencia política chilena”
concepción providencialista, que asociaba el desde fines del siglo XVI hasta comienzos del
triunfo y apogeo de la Monarquía española XIX. Así comprueba que los pobladores de ese
con el designio de la Providencia Divina. Esta reino tuvieron “un claro concepto de la finali
concepción, que cobró fuerza durante los rei dad del poder público y de sus límites, y que
nados de los reyes católicos, Carlos V y Felipe desde fines del XVII, con el apoyo del iusnatu
II, no dejó de invocarse en los siguientes. ralismo, se vigorizó la convicción de que el
Ambas vertientes de ideas, unidas a cir pueblo era fin del poder. Ello les dio libertad
cunstancias fácticas, favorecieron la introduc para solicitar al rey lo que consideraban nece
ción de una nueva teoría más radicalizada sario y era de su resorte otorgar y también pa
que, desplegada en Inglaterra y Francia en el ra reclamar de aquellas resoluciones que esti
XVII, gozó de seguidores en la España diecio maban perjudiciales. Estos vasallos —agrega el
chesca. Según ésta, el rey recibía el poder di autor citado- estaban conscientes de que toda
rectamente de Dios, sin intervención del pue actividad gubernativa era propia del rey, por
blo y se consideraba dueño y señor de la Mo lo que este reconocimiento llevaba aparejada
narquía. Así se explica el uso de ciertas expre la subordinación a sus mandatos.
siones, como la de llamar al rey “Amo” y a los Con respecto a las comunidades indíge
reinos, “sus dominios”. Esta doctrina, pese al _ nas, la cuestión es aun más difícil de apreciar,
vigor con que aparece en‘piezas políticas, no dada la diversidad de situaciones, culturas y 219
LA MONARQUIA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
nares, ocuparon a lo largo de estos siglos pla glo XVII, cuando asumen un papel propio,
zas en el Consejo. que intentaba diferenciarse del de los conseje
La historia del Consejo que hoy se conoce ros y hasta parangonarse con éstos. El tono
es muy parca en mostrar el funcionamiento de con que defendían ante el rey sus preeminen
los mecanismos internos del poder, el eventual cias hace pensar, ya entonces, en una función
liderazgo de determinados presidentes o mi en ascenso, que alcanzará consagración formal
nistros, la vinculación con el rey, sus validos y un siglo más tarde.
secretarios, la relación de fuerzas con otros ór Los memoriales, recursos y peticiones que
ganos de la Corte, etc. La falta de actas de las desde las comarcas indianas se dirigían al rey
sesiones del Consejo es, sin duda, un escollo iban directamente a su Consejo. Desde el
para penetrar en esos vericuetos del poder su principio, se dio preferencia a los asuntos gu
premo. Todo ello se esconde en la monumen bernativos, tanto temporales como espiritua
tal masa de papeles que, atesorados en el ar les. Contrariamente a lo que ocurría en el
chivo del propio Consejo, hoy constituyen Consejo de Castilla, se determinó que las cues
gran parte de los fondos del Archivo General tiones contenciosas de justicia quedaran ter
de Indias. En este centro de poder y en directa minadas con el fallo de las audiencias ameri
vinculación con el trono, se destacaba el papel canas y sólo en ciertas causas interviniese la
cumplido por los secretarios del rey, cuya fun sala de justicia del Consejo. A su vez, la cons
ción apareció realzada desde principios del si titución de las juntas de guerra y hacienda —en 22]
LA MONARQUIA Y LA ORGANIZACIÓN LocAL
la que participaban consejeros indianos- llevó menor, en el ejercicio del poder directo por
a estos órganos los negocios especializados. De parte del Consejo.
tal modo, se dejó expedito el camino a los mi Según se advierte, el Consejo ejercía “un
nistros para ocuparse específicamente de los gobierno por relación”, es decir fundado en la
asuntos de gobierno, bajo cuya denominación información que recibía y raramente en el co
se encerraba un vasto conjunto de materias. nocimiento directo de la realidad. De allí que
La atracción que ejercía la Corte determi le era necesario abrir todos los cauces posibles
nó‘ que se dirigieran hacia allí -aun en los para constatar la veracidad de esa informa
tiempos de mayor autonomía indiana- virre ción. Reiteradamente se enfatizó que los mi
yes, obispos, audiencias, gobernadores, cabil nistros debían poseer acabada noticia sobre la
dos, tribunales de cuentas, capitanes genera geografía, población, economía y constitución
les, prelados religiosos y cualquier otro vasa política y eclesiástica de las comarcas indianas
llo —indios incluidos—. La masa de papeles lle para mejorar su capacidad de análisis y deci
gaba con el arribo de las flotas y galeones -pe sión de los casos. En parte, esta necesidad po
ro también en los navíos de registro, como los día ser paliada con la experiencia indiana de
que comunicaban directamente Buenos Aires algunos consejeros o de otros antiguos minis
con la Península- y daba lugar al despliegue tros que residían en la capital de la Monar
de un trámite burocrático, con intervención quía. Sin embargo, esa experiencia era relativa,
dthfiseal. Gon su dictamen y a veces también pues sólo alcanzaba a las provincias donde ha
con el de otros ministros, el Consejo delibera bían residido. Con todo, a través de esas opi
ba y resolvía. Lo hacia en torno de una mesa, niones se solía lograr un acercamiento a la va
alrededor de la cual se sentaban los ministros, riada realidad de las Indias. Al leer escritos de
presididos por el gobernador, según se regis Solórzano, en el siglo XVII, o de Mata Linares,
tra en un grabado del siglo XV-II. No satisfe a principios del XIX, se aprecia cómo ellos in
chos los consejeros, en algunos casos segreca tentaban universalizar sus experiencias parti
baba la opinión de otros expertos o ex minis culares en el Perú, Chile o Buenos Aires. Valga
tros residentes en la Corte; no faltaban oca recordar, como ejemplo « no desdeñable, la
sionesxen las que.el dictamen sesolicitabaa fuerza que tuvo a mediados del siglo XVIII la
órganos o autoridades residentes en América. opinión requerida por el Consejo a don Iuan
Finalmente, seformalizaba porescrito la con Vázquez de Agüero, que había residido cinco
sulta que contenía la decisión del Consejo, años en Buenos Aires, para dar un giro favora
elevada al rey en forma directa.A-l margen del ble a la controvertida permanencia de los por
documento, se asentaba ademodo breve la re tugueses en la ciudad.
solución regia. Era entonces cuando se proce- Una de las tareas nuclearesdel Consejo era
día aaredactar el despacho, real cédula o pro la de proponer al reylas personas para ocupar
visión, según correspondiera. De tal modo, el los oficios secuiares y eclesiásticos en las pro
Consejo no expedia disposiciones por sí, sino» vincias indianas, así como el- otorgamiento de
actuaba a través del rey. Una excepción -a esta las-mercedes y gracias. Estas apreciadas atribu
regla fue la carta acordada, de uso frecuente ciones, que dabam prestigio y autoridad al
222 en el siglo XVII, que sugiere un matiz, acaso cuerpo, no siempre fueron , ejercidas por el
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
Consejo en pleno. En un tiempo, fue tarea ex organismos indianos, luces y sombras. Para
clusiva de su presidente, en otra época, de la las primeras, basta pensar en el papel trascen
Cámara de Indias, integrada por el presidente dental que cumplió en la articulación del apa
y tres consejeros. Cuando estas funciones no rato gubernativo. Entre las segundas, caben
ocupaban al Consejo en pleno, el organismo recordar las quiebras, corruptelas, infidelida
caía en un vacío funcional de tal considera des que desfilaron por distintos niveles de su
ción que los negocios que le ocupaban eran administración.
escasos, según testimonios coetáneos. Com En el siglo XVIII, se produjeron importan
probación ésta que tiene interés para estimar tes modificaciones -incubadas en el siglo an
el grado de distribución de los poderes juris terior, según se ha visto- que alteraron el fun
diccionales y normativos entre las autoridades cionamiento de este régimen gubernativo pe
centrales y periféricas. ninsular. El Consejo sufrió su más fuerte em
El Consejo, en la cúspide del aparato gu bate con la reforma de 1717, que en teoría dis
bernativo, tenía su sede en la propia Corte, minuyó drásticamente sus atribuciones, que
instalada definitivamente en Madrid desde fi pasaron en gran parte a la nueva Secretaría de
nes del siglo XVI. A su vez, el núcleo de la co Indias, una de las cuatro que formaron el con
municación marítima con las Indias se encon sejo de gabinete creado por Felipe V. El objeti
traba en Sevilla, a más de quinientos kilóme vo buscado en las sucesivas reformas fue dar
tros de la Corte. Era en esa ciudad donde se ordenación racional y uniforme a la adminis
organizaban las expediciones, se despachaban tración central, a través de un replanteamien
y recibían los navíos que cruzaban el Atlánti to de los órganos existentes. Dados los reitera
co. Ya en 1503, se había establecido allí la Casa dos cambios e incumplimientos de las reglas
de Contratación, que fue el primer órgano de establecidas, se hace difícil verificar el efecto
gobierno indiano creado en la Península. A práctico de esas reformas.
partir de la creación del Consejo, quedó su Con el nuevo orden, se estableció la deno
bordinada a éste. Desde fines del XVI, la Casa minada “vía reservada”, que dio lugar a una
quedó integrada por dos grupos bien caracte suerte de gobierno paralelo, que provocó ten
rizados: los jueces oficiales, de carácter admi siones y disputas. Con todo, el Consejo pudo
nistrativo; y los jueces letrados que constituían mantener íncólume cierta porción de la anti
la llamada Audiencia de la Contratación. gua autoridad. En efecto, no sólo subsistió su
La Casa había tenido desde su creación un competencia en algunas materias —como la
cúmulo de variadas funciones administrati judicial y la consultiva- sino que, ya sea por
vas, fiscales, náuticas, comerciales, judiciales, expresos reconocimientos o por incumpli
propias de un organismo que actuaba como miento de las nuevas pautas, según fuesen las
nexo vital en la comunicación entre la Corte y épocas, ejerció, de modo oscilante, también
las provincias americanas. A ello tuvo que funciones en las áreas del gobierno temporal
agregar más tarde su dedicación al apresto y y espiritual.
seguridad de las flotas y navíos para proteger Luego de algunas vicisitudes, la Secretaría
los de los corsarios, piratas y filibusteros. En la de Indias fue finalmente suprimida en 1790,
historia de la Casa hay, como en todos estos y se encomendaron sus asuntos a las demás 223
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
secretarías de Estado. La pretendida unifor periencia que se recogía en los sucesivos inten
midad racional en el tratamiento de los nego tos y a las circunstancias que se modificaban
cios de gobierno de la Monarquía que se plas constantemente.
mó en esta reforma finisecular benefició al El primer atisbo ordenador se percibe en
alicaído Consejo, que volvió entonces, por su las capitulaciones de Santa Fe de 1492, cuan
reconocida especialidad, a ser llamado a pro do se otorga a Cristóbal Colón los títulos de
nunciarse acerca de importantes asuntos in almirante -en el mar y en las costas- y de vi
dianos. Lo cierto es que el Consejo subsistió rrey y gobernador —en las islas y tierra fir
más allá de los tiempos de la independencia me—, a imitación del modelo castellano. Fue
americana. En cambio, la suerte de la Casa de una corta experiencia, imprecisa en cuanto al
Contratación fue menos favorable, ya que alcance de estos títulos con amplísimos po
perdió parte de sus atribuciones y la razón deres e insatisfactoria por la falta de aptitu
misma de su existencia. El núcleo de las co des gubernativas del Almirante. Este régimen
municaciones con América se fue desplazan inicial, sin ser suprimido expresamente, que
do hacia Cádiz y aunque se dispuso en 1717 dó superado por otro nuevo antes de expirar
que allí se trasladase, su papel fue languide el siglo XV.
ciendo hasta su extinción en 1790. En efecto, al ampliarse el ámbito territorial
con los incesantes descubrimientos, surgió un
nuevo intento ordenador consistente en la
EL GOBIERNO PROVINCIAL Y LOCAL creación de algunas provincias, con una exten
sión limitada, a cuyo frente se establecía un
Los COMIENZOS gobernador. De este plan sólo se concretó la
designación de Nicolás Ovando como gober
La organización territorial indiana se fue nador de la Isla Española, en sustitución de
delineando de modo lento e impreciso, con Colón, suspendido en sus funciones de virrey.
forme se iban descubriendo y colonizando las El crecimiento aquí y acullá de los descu
distintas regiones. Aquella no respondía a un brimientos y conquistas impedía por el mo
esquema previo. Era dúctil y empírica, sobre mento alcanzar una organización estable. La
todo en el siglo XVI. No había precedentes de conquista de México por Hernán Cortés
situaciones análogas. Mares, montañas, cordi (1518-1521), la expedición de Magallanes y
lleras, llanuras, istmos, poblaciones autócto Elcano, las primeras noticias hacia 1525 del
nas, difícilmente cabían en un primer diseño fabuloso imperio de los Incas y en general el
ordenativo. Se avanzaba en el descubrimiento interés despertado por explorar otras costas e
y conquista con asombrosa fuerza vital. No islas inmediatas, junto con la creación del
había tiempo para la reflexión ni para el cono Consejo de Indias en 1524 y poco después la
cimiento a fondo de cada región. No eran desaparición del oficio hereditario de virrey
tiempos de plantear una racional y jerárquica con la muerte del hijo del Almirante, determi
ordenación de autoridades y órganos de go naron en esa misma década la vuelta al régi
bierno. La organización se fue adaptando a las men de capitulaciones. Estas se empezaron a
224 peculiaridades de la tierra y de la gente, a la ex conceder en forma apreciable, con la consi
LA M(i)N/\RQlll/\. PODER (IEÏNTRAL Y PUHLÏRFÏS I,()(ÍAI,,I<ÍS
t»
Fachada principal de la Casa de los Reales Consejos, uno de los cuales era el de Indias. Según Viaje de España,
de Antonio Ponz. 1776.
grupos de conquistadores. Los letrados, sin Nueva Granada y Filipinas tenían cada uno un
embargo, no fueron ajenos a este clima y ca presidente de audiencia que ejercía funciones
yeron también en las extralimitaciones de gubernativas, con independencia de aquellos
otros ministros. Virreyes. En estos casos, era la audiencia, y no
Esta ordenación se manifestó con la incor el presidente, quien representaba al rey. El pre
poración de las gobernaciones del Tucumán y sidente, que empezó siendo habitualmente le
del Río de la Plata a la jurisdicción de la Au trado, dejó de serlo a partir del siglo XVII
diencia de Charcas, que convirtió a ésta en au cuando surgió la necesidad de contar en esos
diencia-gobernadora, pero la situación duró oficios con hombres de armas, para atender
muy poco tiempo, porque en 1567 se enco las guerras y conflictos con otras potencias eu
mendó al virrey del Perú el gobierno superior ropeas, que ocurrían en lugares estratégicos de
de ambas provincias. la Monarquía.
Lo cierto es que en esa década de 1560, se La sujeción de estos gobiernos superiores
establecieron las bases de una ordenación te al rey era directa. Cada uno tenía bajo su juris
rritorial general que se mantuvo sin alteracio dicción varias provincias. Los Virreyes y presi
nes sustanciales hasta la segunda mitad del si dentes actuaban como gobernadores en las
glo XVIII. provincias donde residían. Había excepciones.
Por entonces se hizo más nítido el deslin Así, durante el corto período de funciona
de entre las diferentes materias en las que ac miento de la audiencia de Buenos Aires entre
tuaban las autoridades: gobierno, justicia, gue 1663 y 1672, su presidente tuvo el gobierno
rra y hacienda. La distinción no impedía que superior de las provincias del Río de la Plata,
su ejercicio se pudiese acumular, mediante Tucumán y Paraguay, pero estaba subordina
distintos títulos, en una misma persona. Se do al virrey del Perú.
abandonó el criterio de encargar a las audien
cias el ejercicio colectivo de las tareas de go LA ORGANIZACION EN EL ACTUAL TERRITORIO
|_\ o l: ‘
"CHARCAS
I-IUQUISACA ó mu,“ SANTIAGO
DE JEREZ
l 580 - 1632
VIL RICA DEL mo
ESPIRITU SANTO DE JANE]
1570 - 1631 SAN
¡PABLO
SAN VICENTE
156
SANTOS LOS
TODOS DE g,DELESTER
gANfiAGoJ ‘v
LA ¡NUEVA 1553
' SANIUAN C
ugnonrzm a1 30°
a 62
EL TERRITORIO ARGENTINO
EN l600
l Gobernación del Rio
de la Plata
2 Gobernación del Tucumán
3 Gobernación de Chile
--- Limites actuales
227
LA MUNARQUÍA Y LA ORGANIZACION LOCAL
Tucumán y Chile, y una cuarta, la del Estre Uruguay. De las 30 doctrinas establecidas en
cho, que abarcaba lugares poco explorados y el siglo XVIII, 22 se encontraban dentro de la
aún no colonizados por los españoles. provincia.
Por otra parte, a mediados del siglo XVIII
l. La del Río de Ia Plata, extendida desde se incorporaron a la gobernación rioplatense
los 15° 40’ hasta los 46° 25’ de latitud Sur tenía los territorios de la Patagonia oriental y la Tie
por límites orientales el meridiano de Tordesi rra del Fuego, y también comenzó a traslucir
llas y el océano Atlántico. Por el occidente lle se en documentos de la época la pertenencia
gaba hasta el meridiano 62° y desde los 34° 08’ de las tierras de la Patagonia hasta la cordille
de latitud Sur seguía por una línea ubicada a ra de los Andes.
cien leguas contadas desde el océano Pacífico. La provincia rioplatense fue alcanzando
Llegaba por el oeste hasta las gobernaciones una natural preeminencia. Las ciudades de
de Santa Cruz de la Sierra y del Tucumán, ya Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes consti
establecidas como provincias, sin que los lírni tuían el eje fluvial del distrito, que era su prin
tes estuviesen estrictamente fijados. La sede de cipal medio de comunicación. La primera ser
las autoridades estaba en Asunción. vía de puerto al interior y de residencia a las
La gran extensión de esta provincia moti autoridades políticas y eclesiásticas. Como
vó que por real cédula de 16 de diciembre de consecuencia del desarrollo bonaerense, los
1617 se establecieran dos gobernaciones sepa gobernadores aparecían elevados en su jerar
radas: la del Guayrá —más tarde denominada quía, logrando en algunas materias cierta su
del Paraguay-, que comprendía las ciudades perioridad militar y política sobre los que go
de Asunción, Santiago de Ierez, Villarica y bernaban Tucumán y Paraguay. Más tarde, a
Ciudad Real; y la del Río de la Plata, que abar mediados del siglo XVIII, los gobernadores de
caba Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y los nuevos distritos de Montevideo, Malvinas
Concepción del Bermejo —despoblada en y Misiones quedaron subordinados al de Bue
1632-, además de otros vastos territorios aún nos Aires. Se anunciaba así una tendencia que
no ocupados. Los límites entre ambas gober lentamente culminaría con la creación del Vi
naciones no quedaron fijados taxativamente rreinato, con sede en la capital bonaerense.
en dicha cédula y debían surgir, por lo tanto,
de las jurisdicciones de cada una de las ciuda 2. La del Tucumán, que se extendía en el te
des mencionadas. Asunción y Buenos Aires rritorio ubicado entre los límites septentrio
fueron residencia de las respectivas autorida nales de Iujuy y su prolongación hacia el este
des, que estaban sometidas en lo político al vi en 22° 05’ de latitud Sur el meridiano 62° que
rrey del Perú y en lo judicial a la audiencia de la separaba del distrito rioplatense, el paralelo
Charcas. 34° 08’, llegaba por el Oeste hasta la cordillera
Dentro de los límites de la provincia rio de los Andes a través de una línea que pasaba
platense se asentaron, tiempo después, los por el nordeste de San Luis y San Iuan. Si bien
pueblos de las misiones jesuíticas situados al los límites de esta provincia nunca quedaron
sur del alto Paraná y aquellos otros que se estrictamente definidos, puede decirse que
228 fundaron con posterioridad al oriente del con la ocupación progresiva del territorio lle
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
gó a comprender las actuales provincias de Iu bajo la dependencia del gobierno chileno, su
juy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San bordinado a su vez al virrey del Perú. A partir
tiago del Estero y Córdoba. de 1574, Cuyo se constituyó en corregimiento,
Esta comarca fue el núcleo fundador de con sede en Mendoza, sujeto a la jurisdicción
nuestro actual territorio mediterráneo. Sus sucesiva de las audiencias de Lima y Santiago,
orígenes son vagos en razón de que, a partir de con un breve interregno dependiente de la au
1543, actuaron distintas expediciones con diencia instalada en Concepción.
quistadoras provenientes tanto de Chile como La Iunta de Poblaciones de Chile dispuso
del Perú. En tales ocasiones se suscitaron con en 1752 que los territorios ubicados al sur de
flictos jurisdiccionales y personales entre au Mendoza y dentro de los límites asignados a la
toridades y grupos de conquistadores. Asimis gobernación de Chile se incorporasen al co
mo, era difícil la convivencia entre los nuevos rregimiento cuyano.
pobladores y los naturales. Luego de veinte Al crearse en 1776 el Virreinato del Río de
años de indefinición, el virrey del Perú, conde la Plata, Cuyo fue incorporada a la nueva enti
de Nieva, creó en 1563 la provincia, que sepa dad política. No se trató de una decisión pre
ró de Chile, y nombró a Francisco de Aguirre cipitada, ya que desde principios de esa centu
como gobernador y capitán general. ria la región había incrementado su relación
Hasta fines del siglo XVII, las autoridades comercial con el eje Buenos Aires-Potosí y en
residieron en Santiago del Estero. Luego el 1716 llegó a solicitar concretamente su segre
obispado se instaló en Córdoba y la sede de la gación del reino de Chile para incorporarse a
gobernación, en Salta. La provincia quedó de la gobernación del Tucumán, a lo que el Con
pendiendo del virrey del Perú y en lo judicial sejo de Indias no accedió.
de la audiencia de Charcas.
El camino real que unía el Litoral con 4. La del Estrecho, provincia de extensión
Charcas fue el eje de desarrollo de esta provin incierta, comprendía el resto de la Patagonia
cia. A su vera prosperaron las ciudades de y la Tierra del Fuego. Fracasadas las sucesivas
Córdoba, Santiago del Estero, Salta y Iujuy. empresas destinadas a su ocupación, la ma
Más tarde, también San Miguel de Tucumán. yor parte del territorio quedó incorporada a
la gobernación de Chile por real cédula del
3. La de Chile abarcaba las actuales provin 29 de mayo de 1555. También Tierra del Fue
cias argentinas de Mendoza, San Iuan y San go quedó como dependencia chilena a partir
Luis, además del territorio trasandino que da de 1573. Posteriormente se intentó convertir
ba nombre al distrito. Sus límites se extendían este último territorio en una gobernación,
a cien leguas de ancho a contar desde las cos pero fracasó la expedición. Desde entonces,
tas del Pacífico. según Zorraquín Becú, “el extremo Sur del
Cuyo fue ocupada por disposición del go continente quedó como una región desocu
bernador de Chile, que envió al capitán Pedro pada y vacante”. A mediados del siglo XVIII
del Castillo como teniente de gobernador y la Patagonia oriental y la Tierra del Fuego
capitán general. Una vez fundadas las ciuda fueron incorporadas a la provincia del Río de
des de Mendoza y San Iuan, la región quedó la Plata. 229
LA MONARQUÍA Y LA oR(;AN¡zAcI(‘)N LOCAL
cios de residencia, surge una red de limitacio XVIII. Las designaciones corrían a cargo de los
nes que en la práctica tendían a encauzar la la mismos gobernadores, sin retribución fijada
bor de los gobernadores, que controlaban y por la real hacienda. Algunos de ellos interve
reducían su poder efectivo. nían sólo en determinados asuntos. Fue por
Dentro de este esquema, las atribuciones real cédula del 28 de septiembre de 1716 que
de los gobernadores no eran uniformes. Apa facultó al gobernador Bruno Mauricio de Za
recían enumeradas en sus respectivos títulos, vala para designar un asesor que atendiera “los
pero el uso y la costumbre del lugar podían pleitos y materias de justicia”. Sin embargo, la
ampliar o restringir esas facultades e incluso práctica observada en otros distritos y la cos
agregar otras no previstas en aquéllos. Aten tumbre local fueron dando al oficio de asesor
dían en general todas las materias que ordina una mayor amplitud hasta abarcar los nego
riamente constituían la gobernación espiritual cios de gobierno y guerra. En 1738, se consoli
—el orden eclesiástico y el ejercicio del Real Pa dó este diseño burocrático con la creación en
tronato, la evangelización de los indígenas y el el Río de la Plata de un teniente general letra
cuidado del culto- y la gobernación temporal do, auditor de la gente de guerra y la designa
—el orden de la vida social, la seguridad y el ción real de su titular por cinco años, que re
abasto de las ciudades, la promoción de la in cayó en el licenciado Florencio Antonio Mo
dustria y el comercio, etcétera-. Para ello po reyras. La actuación de este letrado se prolon
dían dictar autos de gobierno que se publica gó hasta 1761, cuando lo reemplazó Iuan Ma
ban por medio de bandos. nuel de Labardén.
Un modesto aparato administrativo aten El gobernador resolvía los negocios ante el
día el despacho de los negocios gubernativos. escribano, quien extendía y refrendaba los des
La situación sólo se modificó con la creación pachos y se encargaba de la custodia de los ex
del Virreinato y la implantación de las Inten pedientes. Era un oficio comprado que produ
dencias. Dentro de esta organización, estaba cía al titular los beneficios provenientes de los
en primer lugar el teniente general de la go derechos y aranceles que cobraba a los parti
bernación, quien recibía el nombramiento y culares interesados. A medida que fueron cre
facultades del titular. Cuando era letrado sus ciendo las tareas burocráticas, se sumaron a
tituía al gobernador en su función judicial y los escribanos de gobierno otras escribanías
también actuaba como asesor en los negocios que atendían cuestiones de guerra y hacienda
gubernativos. Reemplazaba interinamente al y también una para los asuntos de Cámara.
gobernador cuando éste se ausentaba o había Desde 1588 aparece en Buenos Aires el escri
fallecido. Los tenientes generales rioplatenses bano de gobierno.
residían habitualmente en Buenos Aires. En El gobernador estaba obligado a despachar
cambio, los del Tucumán solían instalarse en ante el escribano pero como éste no siempre
la ciudad de Córdoba, en tanto el gobernador era persona de su confianza, se admitía que
tenía su asiento en Santiago del Estero o Salta. despachase con su secretario los negocios se
La asesoría de los gobernadores en el Río cretos. Al registrarse una tendencia paulatina a
de la Plata y en el Tucumán no estuvo a cargo ampliar la participación de los secretarios en
de funcionarios permanentes hasta el siglo detrimento de los escribanos, éstos se vieron 231
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
como los que a su vez infligía a sus subordina gislativa" como rasgo de la colonización espa
dos. La institución se mantuvo durante la do ñola en América y marcó una orientación en
minación española, aun cuando en los últimos oposición precisamente hacia la creencia en un
tiempos, los aires reformistas se mostraran régimen de tipo estatal moderno que domina
contrarios al reconocimiento de la dignidad ba la mentalidad de los historiadores. Pero es
cacical. ta senda abierta por el maestro español no fue
entonces profundizada.
EL REPARTO DE PODERES.’ CENTROS En el nuevo enfoque cabría atender a los
Y PERIFFRIAS variados mecanismos de poder, desde el que
proviene de las relaciones clientelares y corpo
En el estudio de la organización política rativas hasta el engendrado por la propia bu
indiana, los historiadores han utilizado gene rocracia, todo ello entramado en sutiles arti
ralmente el paradigma estatal contemporáneo culaciones variables conforme a las coyuntu
como único referente de ordenación. Esto ha ras. Esto lleva a prestar atención más a una or
llevado a construir la difundida imagen de denación horizontal que vertical en la concep
una Monarquía que ejercía un poder político ción del poder y reconocer la existencia de
dominante y exclusivo sobre todos sus territo ámbitos de acción reservados a cada esfera de
rios a través de las órdenes expedidas desde poder. Así, por ejemplo, observa Zorraquín
sus órganos de gobierno peninsulares, o al Becú que la dependencia del gobernador res
menos, por medio de facultades expresamente pecto del virrey y la audiencia —que eran sus
delegadas en determinados funcionarios resi controles- nunca fue precisada y se ponía en
dentes en América. evidencia sólo cuando sus resoluciones guber
Los nuevos enfoques historiográficos, en nativas eran apeladas ante la audiencia del dis
cambio, sin desconocer la existencia de una trito o cuando el virrey dictaba disposiciones
fuerte tendencia hacia la centralización y uni de interés general. Pero el gobernador dispo
formidad desenvuelta paulatinamente, procu nía de un ámbito de poder propio, que no po
ran superar aquella visión un tanto simple, ob día ser invadido por dichas autoridades sin
servando esa entidad política como un orden mediar causas graves.
complejo en equilibrio, con poderes repartidos Muestra representativa de lo señalado es el
entre centros de autoridad reconocidos y sus ejercicio del denominado “gobierno superior”
respectivas periferias, donde el monarca ocu por parte del virrey del Perú. Su distrito com
paba una posición preeminente y no domi prendía las presidencias de Panamá y Chile y
nante. Esta nueva mirada parece compaginar los territorios incluidos dentro de la jurisdic
se mejor con el análisis de una realidad donde ción de las audiencias de Charcas y Quito. Es
la vastedad, variedad y especialidad de sus ele decir, cinco audiencias -incluida la de Lima,
mentos sumados a la distancia que separaba a que presidía- y hasta diez gobernaciones. Ese
los territorios de la Corte real hacía imposible gobierno superior -dice Zorraquín Becú- era
la práctica de un gobierno directo desde la Pe de especial naturaleza. No existía una depen
nínsula. Ya hace muchos años, Rafael Altamira dencia orgánica respecto del virrey y se ejercía
destacó la “autonomía y descentralización le esporádicamente cuando las circunstancias lo 233
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
proyecta en la organización urbana. Leemos no. Este germen encontró tierra abonada para
en Castillo de Bovadilla (1596): “La casa es su desarrollo en el contexto mismo de la con
una pequeña ciudad y la ciudad es una casa quista, como esforzada empresa política y mi
grande”. El agrupamiento urbano realiza una sional y como medio de obtener enormes ri
primera unión entre los intereses privados y quezas materiales. La formalidad de las nuevas
dispersos de las familias, que busca una com fundaciones, el reconocimiento hacia sus pri
prensión del bien común y del interés general. meros pobladores, la obtención de libertades y
Para denominar su perfil político, se usa la voz franquicias, los servicios que se prestan al rey,
república. inflaman el ánimo de quienes poblaban estos
Durante los siglos XVI y XVII, se desarro núcleos urbanos. Algunos de éstos pueden os
lla en España -con notorio influjo itálico y de tentar títulos y gracias especiales.
la filosofía medieval- una intensa literatura Es indudable que la tardía colonización
sobre las ciudades —principalmente peninsula del actual territorio argentino y la falta de
res, pero también americanas- donde los au atractivos que excitaran la codicia o el ardor
tores tratan de cumplir con las pautas que misional -falta de metales preciosos, de anti
conforman la ciudad ideal: el buen emplaza guas culturas aborígenes y de indios para re
miento material; el conveniente clima y entor partir- provocaron que el proceso fundacio
no natural; las gentes ilustres e instituciones, nal se desarrollara más lentamente y con esca
las obras de caridad y difusión de la fe; y la fi sos estímulos. A fines del siglo XVI existían 15
delidad guardada al rey. Lugar destacado en ciudades, un siglo después eran sólo 13, aun
esta historia ocupan sus antiguos privilegios y que sus situaciones locales estaban consolida
otras prerrogativas que anudan la relación das. La fundación de Orán en 1794 hizo crecer
contractual con los reyes. Cualquiera sea el el número al transcurrir una nueva centuria.
móvil último de esta abundante literatura, lo El marco urbano de la época que interesa
cierto es que al ir en busca de los remotos orí mostrar debe completarse con otras ciudades
genes, se pone de relieve una organización po de las gobernaciones del Paraguay, Tucumán y
lítico-jurídica del espacio anterior a cualquier Río de la Plata, así como de la Capitanía gene
jurisdicción real y que se confunde en los co ral de Chile y del Virreinato del Perú que man
mienzos, con mitos y leyendas. tenían estrecha vinculación con aquellas ubi
Esta imagen de la ciudad es la que tienen cadas en este territorio, pues todas reconocían
los conquistadores que llegan a América. Un una común pertenencia política.
punto de referencia inicial puede encontrarse La fundación de ciudades en América se
en el propósito de bautizar las nuevas ciuda hacía en nombre del rey por parte de capitu
des con antiguos nombres urbanos europeos. lantes, conquistadores y capitanes. La ceremo
Sin embargo, la grandeza y la majestad predi nia reviste cierta solemnidad, con presencia de
cadas para aquellas ciudades relevantes del un escribano, que la deja registrado en acta. El
Viejo Mundo, con sus míticos orígenes y sus fundador toma posesión formal del lugar ele
antiguos fueros y privilegios, sólo constituyen gido, le da nombre a la ciudad y establece sus
un germen cultural en las primitivas poblacio términos, planta un madero que sirve de rollo
nes que se fueron erigiendo en suelo america y picota, como símbolo de jurisdicción, traza 235
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
La ciudad de Córdoba en 1713, según dibujo a pluma de lose’ Cipriano de Herrera y Loizaga.
la planta urbana, distribuye solares y tierras blo, y tiene la potestad suya, como su cabeza".
entre los vecinos y también reparte indios Tan tajante afirmación estaba ubicada dentro
cuando los hay. En algtmos casos, el fundador de un párrafo en el que si bien se reconocía que
otorgaba franquezas, libertades y privilegios a se trataba de una parte de la potestad que no
los pobladores y sus descendientes y también había sido transferida al príncipe, quedaba en
prescribía ciertas obligaciones para ellos. Este claro que en el ejercicio de la misma había una
conjunto normativo inicial integrará, según se cierta subordinación al rey y a sus tribunales.
verá, el derecho propio de cada ciudad. Aunque la institución provenía de Casti
lla, tuvo en las Indias su carácter y desarrollo
EL CABILDO.’ IMAGEN Y PODER propios. Todo núcleo fundacional que alcan
zaba el rango de ciudad tenía su cabildo. Así
Desde el momento mismo de la fundación, hubo en nuestro territorio un número de ca
el gobierno de la ciudad quedaba encomenda bildos similar al de las ciudades existentes.
do al cabildo, justicia y regimiento. Con esta También lo tuvieron siete poblaciones que re
denominación completa que se utilizaba con cibieron durante la segunda mitad del siglo
frecuencia en los documentos de la época se XVIII y comienzos del XIX el rango menor de
enfatizaban las dos funciones esenciales que villas. Nos encontramos así ante un número
tenía a su cargo: hacer justicia y regir la ciudad. de cabildos que tiene su particular trayectoria
Según decía Hevia Bolaños en la Curia Filipica histórica, en la mayoría de los casos poco o
236 (1603), el cabildo “es y representa todo el Pue mal conocida.
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
El mismo régimen capitular aparece en los gobierno “por menor” de la ciudad, entendido
intentos de congregar a los indios en reduccio en un sentido amplio, y sólo la ejecución de lo
nes o pueblos. Los cabildos, junto con el caci que se disponía estaba a cargo de los goberna
que, constituían la estructura política de estos dores o corregidores, como cabezas de la cor
pueblos de naturales. En las gobernaciones del poración. Para ello se invocaba —dos veces
Tucumán y del Río de la Plata estos proyectos dentro de un corto párrafo- conjuntamente a
pobladores escasamente prosperaron y los ca las leyes reales y al derecho común. Las prime
bildos indígenas corrieron igual suerte. Tuvie ras eran poco explícitas en estas cuestiones,
ron mayor importancia los que funcionaron mientras la literatura del derecho común abría
en las misiones jesuíticas. De los restantes, se anchas vías para reforzar esta potestad de los
destaca el cabildo indígena de Itatí, cuyos cuerpos capitulares.
acuerdos de fines del siglo XVIII y principios Una aproximación a la práctica gubernati
del XIX permiten conocer su funcionamiento. va permite observar las siguientes atribucio
Disponemos de un texto útil para conocer, nes concretas —a veces compartidas con la au
por boca de sus protagonistas, las atribuciones toridad real o convertidas en centro de contro
de estos órganos. Se trata de una manifesta versias-: el reparto y venta de tierras; la regu
ción asentada en una acta del cabildo bonae lación de carácter edilicio; la fijación de pre
rense en 1674: “a los cabildos y magistrados de cios de las mercaderías de consumo corriente
todas la villas, ciudades y lugares de su majes y de los aranceles de servicios; la organización
tad les está concedido por sus reales leyes y de de fiestas cívicas y religiosas; la regulación del
recho común el conocimiento y dominio de la abasto de la ciudad; el control del régimen de
ciudad en gobernarla por menor atendiendo pesas y medidas; el cuidado del orden, seguri
al reparo de sus frutos, sementeras, sustento dad e higiene urbanas; la distribución y el uso
de ellas y de sus vecinos, su quietud, precio y del agua; la concesión de licencias para las pul
medida y repartimiento en el mayor útil, que perías; la atención de la enseñanza de las pri
reconocieran convenir en cualquier tiempo meras letras; la fijación del valor de las espe
acordando lo que les pareciere conveniente, la cies monetizadas a falta de numerario, etc. Ex
ejecución de lo cual está cometida en las mis tendía su jurisdicción a la zona rural y regula
mas leyes y derecho a los señores Gobernado ba las tareas que en la misma se desarrollaban
res y Corregidores como cabeza de ello sin que en cuanto concernían a los intereses mismos
se les pueda privar del conocimiento de los ca de la ciudad. En este sentido, se destaca la ac
sos que les son concedidos antes si ampliarles tividad del cabildo bonaerense relativa a la ex
su jurisdicción y favorecérsela en lo determi plotación del cuero del ganado silvestre, ya en
nado cuyo orden han seguido y siguen los ca la concesión de las licencias para su matanza,
bildos de todo este Reino y provincias”. Lo in ya en su comercialización posterior.
teresante del texto es que fue redactado, como Desde otro ángulo, el ejercicio de esa pro
expresión capitular, durante una de las tantas clamada “potestad de todo el pueblo” llevaba
luchas de poder, y lo decisivo es que fija de al cabildo a ejercer la representación de la ciu
manera conceptual el criterio dominante en dad en solicitudes, recursos o cualquier otra
tonces. Función de los cabildos era atender el gestión ante diferentes niveles de poder: au 237
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
bildos poseían una base administrativa, que tros, militares y prelados. Las materias trata
les permitía mantener un cuidadoso registro das eran de diversa índole, como las relativas a
de los acuerdos y atesorar otros papeles gu la defensa de la población contra ataques de
bernativos y judiciales. los aborígenes, las contribuciones para costear
En este sentido, es preciso destacar la pre obras públicas como el arreglo edilicio, el
sencia del escribano y del abogado, a través de abastecimiento del agua y el cuidado de la ace
los cuales se encauzaba la actividad capitular quia, la edificación del templo y la confección
en carriles formales. El escribano aparece tem de imágenes del Patrono, etc. El número y fre
pranamente extendiendo las actas, certifican cuencia de estas reuniones no ha sido objeto
do resoluciones y expidiendo testimonios. de un estudio global que permita extraer con
Atendía los negocios del cabildo en su oficina clusiones, pero se advierte, según épocas y ca
ubicada en la casa capitular y tal era a veces su bildos, una cierta periodicidad, si nos atene
dedicación que se le facilita la trastienda para mos a los 22 celebrados en Montevideo entre
vivir, como ocurrió en Buenos Aires en 1610. 1730 y 1797, y a los 10 reunidos en San Luis
Probablemente en algunos casos su conoci durante el siglo XVIII. La expresión mayor de
miento práctico sirvió de apoyo en la decisión este tipo de reuniones fue la conocida como
capitular. Se desempeñaba también como se cabildo abierto revolucionario, cuyos ejempla
cretario de los alcaldes en los asuntos de justi res bonaerenses entre 1806 y 1810 son los más
cia. El oficio entró en el régimen de ventas, pe sobresalientes, sin omitir algunos otros, como
ro alternativamente hubo quienes fueron los celebrados en Montevideo entre 1808 y
nombrados por el cabildo o por el goberna 1814. La materia estrictamente política domi
dor, lo que suscitó controversias al respecto. naba estas reuniones, caracterizadas por una
Desde la primera mitad del siglo XVII, en numerosa concurrencia en medio de una con
Buenos Aires y Córdoba apareció el cargo moción pública. Como es sabido, en estos ca
concejil de abogado, para asesorar al cuerpo en bildos se plasmaron las grandes transforma
determinadas cuestiones y a los alcaldes en ciones que iniciaron el proceso de emancipa
asuntos de justicia, pero no tuvo regularidad. ción de las provincias rioplatenses.
Sólo a fines del XVIII se hizo estable. La descripción esquemática de las funcio
Los recursos de los cabildos no eran holga nes proporciona una idea sobre el significado
dos. Contaban con el producido de los bienes de la institución. Lo expuesto permite inferir
propios —que administraban- y de los arbitrios, que el cabildo era el depositario de una parte
provenientes de las tasas o contribuciones fija sustancial del poder político y como tal asu
das sobre el comercio o la industria local. Pa mía la representación del pueblo, preservaba
ra atender una obra pública de interés general la economía y la vida social en todo su entor
se establecían contribuciones extraordinarias. no y custodiaba la memoria cívica. Ahora
Cuando a juicio de los capitulares, algún bien, el efectivo desempeño de estas funcio
asunto importante requería la consulta u opi nes y su alta imagen representativa dependie
nión de todos los vecinos o de una parte de ron, según los tiempos y los lugares, de un
ellos, se convocaba a cabildo abierto, en el cual sinfín de acontecimientos y circunstancias
también participaban, según los casos, minis que sólo podrían conocerse siguiendo la hue 239
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
lla —a veces tortuosa- de cada uno de los ca pese a “cualquiera usos y costumbres que haya
bildos existentes en nuestro territorio duran en contrario”, desconociendo así antiguas pre
te esas centurias. A través del tiempo, se mo rrogativas. Para entonces, ya se les había quita
dificaron la composición social, el sistema de do a los ayuntamientos la administración de
acceso a los oficios, el vigor político frente a los recursos y hasta se discutía la jurisdicción
las autoridades reales y aun el interés mismo sobre sus bienes propios, todo ello en aras de
de los vecinos por participar en las activida la reforma hacendística de la Corona. Tam
des capitulares. En este sentido, debieron in bién la intromisión llegó a la misma elección
fluir ciertos lapsos de declinación en la mis de los capitulares. La confirmación de estas
ma vida urbana y también los distintos meca elecciones, concebida como un medio de con
nismos de poder que se fueron dando en la trolar la legitimidad del acto, pasó a veces a
sociedad y en la burocracia. El interés por los convertirse en una decisión dependiente del
cargos capitulares pudo decaer así en los gru arbitrio del gobernante.
pos superiores locales cuando ellos encontra Con todo, y aun en estos tiempos difíciles,
ron otros instrumentos más aptos para ejer se pueden rescatar testimonios que mantienen
cer ese mismo poder, sobre todo en la ascen en alto el reconocimiento sustancial a la irna
dente burocracia administrativa, judicial y gen del cabildo. Como resultas de un enojoso
militar de la segunda mitad del siglo XVIII. conflicto de ceremonial con el regente de la
Puede hablarse así, como enunciado hipoté audiencia, el cabildo bonaerense logró que el
tico general, de pronunciados claroscuros en rey definiera en 1791 el orden y grado de re
la trayectoria de cada cabildo y de apreciables presentación de los poderes públicos actuan
diferencias entre unos y otros, sin dejar de tes en la Buenos Aires finisecular. Según tal de
considerar la existencia de factores que les cisión, el virrey representa la real persona, y
eran comunes. como tal se le deben rendir los respetos y ho
Sin duda, uno de los campos de mayor menajes por parte de los tribunales, el pueblo
fricción para los cabildos fue el de las relacio y los cuerpos particulares y subalternos; la au
nes con la autoridad real local, dado que el go diencia, que ejerce parte de esa soberanía, “es
bernador, el corregidor o el teniente de gober la cabeza y centro de todos los tribunales” y
nador -o aun los delegados de éstos- se arro por lo tanto es la voz de su regente quien en
gaban a veces facultades que consideraban primer término debe cumplimentar al virrey;
privativas de ellos, y aun intentaban imponer el cabildo que “en estos actos representa al
su autoridad al propio cuerpo capitular. Esta pueblo” y aunque se halla subordinado a la
situación se hizo más notoria y recurrente al audiencia en lo relativo a la administración de
avanzar el siglo XVIII. En 1773, el cabildo de justicia, en los actos de obediencia, fidelidad y
Santiago del Estero se quejaba ante el rey del respeto tiene representación propia e inde
despotismo de los gobernadores que se apro pendiente, ocupando el lugar inmediato a la
piaban de “más jurisdicción que la que se les audiencia. Pese, pues, a los continuos someti
comunica en sus títulos...” y en 1809, en el cur mientos y presiones, el cabildo mantenía un
so de una dura confrontación, el virrey insis lugar que le permitía en todo momento rei
240 tía que el cabildo porteño cumpliese su orden vindicar sus antiguos derechos.
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
La gestión en defensa de los intereses de la su orden, las sesiones del cabildo en ausencia
ciudad y sus términos era preciso a veces ha del gobernador o su teniente. Se renovaban
cerla fuera de la sede por medio de procurado anualmente. Los regidores, en número variable
res. En primer lugar, se distingue una negocia pero que no fue mayor de seis -salvo Buenos
ción de carácter provincial o regional, concre Aires que alcanzó los doce en 1715-, compo
tada con participación de los procuradores en nían el núcleo del cuerpo capitular que parti
los cabildos provinciales y en los concilios y sí cipaba en las deliberaciones. Bajo la denomi
nodos. De los primeros sólo se conocen las nación de funcionarios especiales pueden
tres reuniones celebradas dentro de la gober agruparse aquellos que en razón de su cargo o
nación del Tucumán durante el siglo XVIII título tenían también participación en el ca
para tratar lo relativo al impuesto de sisa. A su bildo, con nombramiento expedido por el rey
vez, los procuradores de las ciudades estuvie o el gobernador, o, más tarde, por adquisición
ron casi siempre presentes en los ocho conci del título en remate público. Hasta principios
lios y sínodos celebrados en la región entre los del siglo XVII, los oficiales reales integraban el
siglos XVI y XVIII para tratar asuntos de inte cabildo, con preferencia sobre los regidores en
rés mixto, relativos al gobierno espiritual y el asiento, voto y firma. Su participación fue
temporal de españoles y naturales. muy resistida y luego de diversas vicisitudes
Otra era la gestión que se llevaba ante el fue finalmente prohibida en 1621 por disposi
trono real empleando los servicios de un pro ción regia. Dentro de la nómina de aquellos
curador. Algunos de los cabildos lo hicieron, funcionarios especiales, se destacan: el alférez
particularmente el de Buenos Aires, enviando real, el alguacil mayor, el fiel ejecutor, el alcal
sus propios representantes. Paulatinamente, de provincial de la Santa Hermandad, el depo
con el fin de dar mejor orden a la tramitación sitario general, el receptor de penas de cáma
de los asuntos y evitar la presencia en la Corte ra. Con frecuencia fueron los mismos regido
de un crecido y asaz variado número de procu res quienes desempeñaron esos oficios, princi
radores ocasionales, se restringió la asistencia palmente los de alférez real y fiel ejecutor.
de estos representantes de las ciudades -y de Para ocupar cargos capitulares se requería
otras corporaciones- a la misma Corte y se ser vecino, es decir residir con casa propia y fa
dispuso que los trámites se encauzaran a través milia en la ciudad, figurar como tal en el regis
de agentes o procuradores asentados y regis tro pertinente y haberse comprometido a
trados en número reducido, estableciéndose “sustentar armas y caballos” para el servicio
para éstos un estatuto profesional. real. Estaban excluidos los religiosos, militares
en servicio activo, ministros reales, hijos de fa
Los OFICIOS CAPITULARES milia y dependientes. Tampoco podían acce
der deudores del fisco, parientes del goberna
Los cabildos se integraban con alcaldes, re dor o de los cabildantes.
gidores y otros funcionarios especiales. Los al Los primeros nombramientos de cabil
caldes ordinarios, de primero y segundo voto, dantes eran efectuados por el fundador de la
eran los encargados de administrar justicia en ciudad, y luego, anualmente, el cuerpo se re
asuntos civiles y criminales, y de presidir, por novaba mediante la elección que los salientes 241
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
hacían de nuevos regidores. Excepcionalmen pra del cargo. Según Zorraquín Becú, ello con
te, hubo elecciones con participación de todos dujo a que languideciera la vida de los ayunta
los vecinos. Ello ocurrió en Corrientes en mientos y se manifestara un mayor someti
1669 y en Santiago del Estero entre 1557 y miento a las autoridades reales. El oficio que
1770, donde actuaron cabildos abiertos elec se mantuvo con más vigor y actividad fue el de
torales. En algunas ciudades, como Córdoba, los alcaldes, aunque su elección quedó reduci
se buscó en los comienzos que se equilibrara da a diminutas votaciones. Hubo cabildos con
la composición distribuyendo los cargos entre muy escasa actividad, como el de San Luis en
encomenderos y vecinos que no lo eran. En el siglo XVIII, donde en determinados perío
algún caso la distribución se hizo entre penin dos no hubo regidores y además un evidente
sulares y criollos. La tendencia general fue desinterés de los vecinos. Otros, en cambio,
evitar la reelección de alcaldes y regidores. Los experimentaron cambios importantes dentro
alcaldes no podían ser nuevamente electos del mismo siglo. Por ejemplo, y para seguir
hasta dos años después de haber desempeña dentro del corregimiento cuyano, el de Men
do el oficio y una vez sometido al juicio de re doza muestra en la primera mitad una etapa
sidencia, pero también en este caso hubo al de decaimiento y sometimiento que llegó has
gunas excepciones. ta su supresión entre 1732 y 1736, pero a par
A principios del siglo XVII, se introdujo el tir de 1748, se inició un período de vitalidad y
régimen de venta de los oficios concejiles. Pri autonomía que lo convirtió en órgano guber
mero, fueron los de funcionarios especiales. nativo imprescindible y protector de los inte
En 1604, se remató en Córdoba el título de al reses comerciales de la región. Pese a los inten
férez real y tres años después, el de deposita tos centralizadores de la Corona, al finalizar el
rio general en Buenos Aires. Más tarde, lo siglo, el cabildo poseía un considerable poder,
mismo ocurrió con las plazas de regidor. Los gobernado por una red de familias de la bur
oficios así adquiridos se convertían en vitali guesía local: los Corvalán, los Martínez de Ro
cios y a veces en perpetuos y transmisibles a zas y los Sotomayor.
otra persona. La difusión de este régimen lle En Buenos Aires, desde la segunda mitad
vó a que en la segunda mitad del siglo XVII, del siglo XVIII, se produjo una transforma
las elecciones capitulares quedaran reducidas ción, con motivo de la concesión real de que
a la de los alcaldes ordinarios, oficio que nun pudiese designar seis regidores, que pasaron a
ca fue vendible. ser de elección anual al no haberse comprado
El sistema introducido no tuvo resultados los oficios. De este modo, desde 1754 y hasta
favorables, ni tampoco lo alcanzó el de arren 1810, se eligieron cada año esos seis regidores,
damiento anual de los oficios vacantes que se al tiempo que continuaron desempeñando sus
intentó por un breve lapso. La dotación de los cargos otros que los tenían por título perpe
cabildos no alcanzaba a cubrirse debido a que tuo. La tendencia se extendió, hacia fines de la
los oficios vendibles quedaban vacantes por el centuria, a otros ayuntamientos.
escaso interés en adquirirlos, por la pobreza Sin integrar propiamente el cuerpo, fue el
de los vecinos o porque no se daba cumpli procurador general un funcionario importan
242 miento a los requisitos exigidos para la com te que era elegido anualmente por el cabildo y
LA MONARQUÍA. PoDER CENTRAL Y PODERES LOCALES
participaba en los acuerdos con voz pero sin La visita en sí misma no se reducía a infor
voto. Tenía a su cargo velar por los intereses de mar al superior sobre lo visto y oído, sino que
la ciudad y formular peticiones en este senti el visitador solía asumir un papel activo en el
do, ya ante el propio cabildo, ya ante las auto ejercicio del gobierno o de la justicia, dictando
ridades regias. A fines del siglo XVIII, recibió normas o resolviendo directamente asuntos
el nombre de síndico procurador general. que le sometían. Entre nosotros el ejemplo
más conocido de una “visita de la tierra” es la
EL CONTROL DE LA ADMINISTRACIÓN.’ del oidor de la audiencia de Charcas, licencia
VISITAS Y RESIDENCIAS do Francisco de Alfaro, quien cumplió su mi
sión en las gobernaciones del Tucumán y Pa
Dos procedimientos principales se pusie raguay, dictando ordenanzas que tuvieron
ron en práctica para controlar el desempeño mucha repercusión. Fue la primera visita que
de los ministros del rey: la visita y el juicio de se despachó desde la audiencia de Charcas ca
residencia. Un tercero era el juicio de cuentas, si medio siglo después de su establecimiento.
al que estaban sometidos todos aquellos que Es un dato elocuente sobre las dificultades que
tomaran parte en la recaudación, administra tenían estos tribunales para cumplir con la pe
ción o inversión de la hacienda real. riodicidad prevista, en razón de las largas dis
La visita fue una institución de inspec tancias, el escaso número de oidores y la mis
ción vastamente usada en distintas jerarquías ma resistencia de éstos a afrontar largos y aza
de la administración indiana, tanto en el or rosos viajes.
den secular como en el eclesiástico. Servia por El otro medio de control era el juicio de
parte del superior para averiguar los proble residencia, dirigido a determinar la conducta
mas que se suscitaban en el territorio someti observada por el agente en el desempeño de su
do a su jurisdicción, recoger las quejas que se oficio. Su estructura provenía de Castilla. En
manifestaban contra los funcionarios y ob principio, todos los funcionarios indianos,
servar la conducta de éstos. Se hacían visitas desde el virrey hasta el alcalde, estaban obliga
al Consejo de Indias, a los virreinatos, a las dos a someterse al juicio al finalizar su actua
audiencias, a las cajas reales. Los oidores, a su ción, pero podía hacérselo en cualquier mo
vez, debían por turno visitar periódicamente mento. Se prohibía ocupar un nuevo oficio sin
las provincias que abarcaba la audiencia. De haber rendido la residencia del anterior. En los
manera análoga, los obispos visitaban su dió oficios vitalicios o perpetuos —por compra—,
cesis. La actividad gubernativa cerraba su cír era periódica.
culo con este instrumento. El propio rey en El juicio se sustanciaba por un juez especial,
carecía al virrey, en 1568, la conveniencia de que con frecuencia era el sucesor del residen
visitar su provincia, ya que le permitiría “no ciado. En el Río de la Plata así ocurrió con los
sólo por relación y oídas, mas por vista de gobernadores. En cambio, los Virreyes fueron
ojos", entender la disposición y calidad de la residencíados por jueces especiales. Constaba
tierra y de los sitios y lugares, y proveer mu de dos partes: una secreta, en la que se averigua
chas cosas que, por medio de otras personas, ba de oficio la conducta del residenciado, y otra
no se pueden hacer. pública, durante la cual los particulares podían 243
LA MONARQUIA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
promover demandas y querellas para obtener fortalecer la institución, que restableció la re
satisfacción de los agravios denunciados. En la sidencia en toda su plenitud para los empleos
parte secreta, se acudió fundamentalmente a las superiores -virreyes, presidentes, gobernado
declaraciones de testigos. Se buscaba que com res e intendentes- y la suprirnió o la dejó fa
parecieran personas de los diferentes estratos cultativa para otros de menor jerarquía.
de la sociedad, incluidos indígenas, y de todo el El autor que seguimos considera que “la re
territorio gobernado por el residenciado. sidencia no era una comedia intrascendente si
En algunas de las residencias de los virre no una temida realidad”. Pese a todos sus defec
yes rioplatenses, el número de testigos superó tos y vicios, era un mecanismo que actuaba pre
los 200. Luego de sustanciarse la prueba, el ventivamente sobre la conducta de los funciona
juez dictaba sentencia, con eventual apelación rios y obraba como válvula de escape para los
ante el Consejo de Indias o la audiencia, según vasallos afectados. La frecuencia con que las sen
se tratase de oficios de provisión real o no. In tencias impusieron considerables penas pecu
tereses, luchas políticas, odios o favoritismos niarias o inhabilitaciones para ejercer empleos
políticos o personales son abundantes ingre en el futuro prueba su carácter ejemplificador.
dientes contenidos en estas abultadas piezas
documentales, cuidadosamente guardadas en LAS PERSONAS DENTRO DEL ORDEN POLÍTICO
los archivos.
Esta estructura del juicio de residencia es Después de haber atendido a una estruc
tuvo sometida a variantes y fue objeto de múl tura política en sus diversos niveles, cabe ubi
tiples críticas. Entre las observaciones que se car a las personas como individuos dentro de
formularon caben destacar las que lo atacaban ese contexto. Esta pretensión ofrece grandes
por los crecidos costos que implicaba su tra escollos, pues según los criterios de aquella
mitación, por las rencillas que solía provocar y época no se concebía la existencia aislada del
por el efecto pernicioso que tenía sobre la ac individuo frente a la sociedad y al mismo Es
ción emprendedora de algunos gobernantes. tado, como ocurriría en teorías sociales poste
A mediados del siglo XVIII —según Mari riores, ni tampoco era irnaginable una con
luz Urquijo- el juicio de residencia había per cepción política igualitaria que abarcara a to
dido prestigio. Las dispensas de la residencia, dos los que habitaban una comarca o país.
en su parte secreta, se hicieron corrientes en la Más bien las personas -entiéndase españoles
segunda mitad de la centuria. Entre los prirne peninsulares y criollos, mestizos, indios y ne
ros agraciados estuvo el gobernador rioplaten gros libres o esclavos- aparecían agrupadas
se Domingo Ortiz de Rozas. De los Virreyes dentro de los diversos estamentos, gozaban de
hubo algunos dispensados al cesar en su man regímenes jurídicos particulares, con algunas
dato -Vértiz y Arredondo—, y a otros se les re garantías comunes. Es más, había instancias
chazó la solicitud —marqués de Loreto y Ioa intermedias en esa incorporación social del
quín del Pino—. El más excepcional fue el caso individuo. La principal era la familia, en don
del primer virrey Cevallos, a quien se le exi de irnperaba un orden interno que marcaba
mió del juicio secreto antes de asumir el cargo. desigualdades entre sus miembros. Se trataba,
244 En 1799, se hizo una reforma destinada a en suma, de una sociedad jerarquizada.
LA MONARQUÍA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
En lo que respecta a los indígenas, cabe se situaciones de servidumbre hasta particulares
ñalar que a raíz de tempranas denuncias sobre formas de esclavitud.
abusos cometidos y los posteriores debates El espíritu protector de aquella legislación no
suscitados entre teólogos y juristas sobre la se extendió a los negros esclavos, provenientes de
conquista misma, la Corona formuló declara otro continente. Sin embargo, a través de los ca
ciones concretas en favor de su libertad y buen sos judiciales, se puede observar la existencia en
tratamiento. Son considerados vasallos e igua el Río de la Plata, al menos en época tardía, de un
les a los labradores de Castilla, equiparación cierto propósito tutelar, que difería del trato que
que difícilmente se compagina con una reali se les daba en otras regiones americanas.
dad distinta. Se les impuso el trabajo obligato Lo apuntado en estas líneas sólo pretende
rio dentro del régimen de encomcndas y se marcar las direcciones más generales de la
dictó una abundante legislación que, en los cuestión, pues la realidad se presentaba rica,
comienzos de la Edad Moderna, se destaca por variada y mutable y la situación jurídica de las
su carácter tutelar. Sin embargo, tales declara personas tenía una relativa movilidad y una
ciones y normas sufrieron restricciones y ne abundante matización que hace difícil soste
gaciones en la práctica, desde la admisión de ner nociones excesivamente esquemáticas.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Es abundante la bibliografía que ha abor revisada, págs. 643-837. Esta obra supera hol
dado los temas tratados. Hay autores y obras gadamente su anunciada condición de texto
clásicas que mantienen aún vigencia, ya sea a universitario. En algunos temas, el autor
través de obras de conjunto o de monografías asienta el resultado de sus propias investiga
fundamentales. En los últimos años la dimen ciones no expuestas en otras publicaciones.
sión política ha sido objeto de nuevos enfo De GARCIA-GALLO son importantes otros es
ques, a veces sobre la base de aquella biblio tudios reunidos en dos obras misceláneas: Es
grafía, otras veces al margen de ella. En este ca tudios de Historia del Derecho Indiana, Ma
pítulo se ha tratado de marcar, en la medida drid, 1972 y Los orígenes españoles de las insti
de lo posible, ese estado de la cuestión. tuciones americanas. Estudios de Derecho In
diano, Madrid, 1987.
[MARCO GENERAL También: MARIO GONGORA, EI Estado en el
Derecho Indiana. Epoca de fundación. 1492
Como obras generales son de lectura re 1570, Santiago de Chile, 1951; IOSE A. MARA
comendada: SILVIO A. ZAVALA, Las institucio vALL, Estado moderno y mentalidad social. Si
nes jurídicas en la conquista de América, Ma glos XV a XVII, dos tomos, Madrid, 1972;
drid, 1935. La segunda edición (México, HORsT PIETscHMANN, Staat und Staatliche Et
1971) está revisada y aumentada; ALFONSO wicklung am beginn der Spanischen Kolonisa
GARCIA-GALLO, Manual de Historia del Dere tion Amerikas, Münster Westfalen, 1980. Ver
cho Español, tomo I, Madrid, 1964, 2° edición sión castellana con el título EI Estado y su evo 247
LA MONARQLJÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
lución al principio de la colonización española dos del mismo autor, I, 55-161). Se trata de un
en América, México, 1989; RICARDO ZORRA examen esclarecedor de la cuestión.
QUIN BECU, Estudios de Historia del Derecho, Sobre los títulos para la dominación polí
tomos I y II, Buenos Aires, 1988-1990; JOSE M. tica hay una antigua y abundante bibliografía.
MARILUZ URQUUO, El agente de Ia administra Se remite a la síntesis de VICTOR TAU ANzOATE
ción pública en Indias, Buenos Aires, 1998. GUI, “Los derechos de España a la conquista de
Recientes estudios han apuntado contra el América. Conciencia autocrítica y defensa
uso indiscriminado de la voz “Estado”. Centro pragmática”, en ERNESTO I. A. MAEDER y SONIA
de esas críticas ha sido la obra de Maravall, ya STENGEL (coord.) América y España. El encuen
citada. De esas críticas menciono el estudio de tro de dos mundos, Buenos Aires, 1988, págs.
JESUS LALINDE ABADIA, “España y la Monarquía 29-41, con elenco bibliográfico selectivo.
Universal (En torno al concepto de ‘Estado Para la historia del Consejo de Indias, sigue
moderno’)”, Quaderni Fiorentini per la Storia siendo obra básica la antigua investigación de
del Pensiero Giuridico Moderno, N° 15, Milán, E. SCI-IAFER, El Consejo Real y Supremo de las In
1986, págs.109-l66. Un tratamiento recomen dias. Su historia, organización y labor adminis
dable en nivel teórico véase en MAURIZIO PIO trativa hasta la terminación de la Casa de Aus
RAVANTI, “Stato (Storia)”, Enciclopedia del Di tria, Sevilla, 1935, dos volúmenes. Para el siglo
ritto, tomo XLIII (Giuffre Editore, 1990), págs. XVIII, es necesario acudir a GILDAS BERNARD, Le
708-758. Es atractiva la tesis de BERNARDINO Secrétariat d ’Btat et le Conseil espagnol des Indes
BRAVO LIRA sobre las distintas formas de ex 1700-1808, Geneve-Paris, 1972, aunque no de
pansión europea y el surgimiento del orden dica mucha atención al funcionamiento del
estatal en “l-Iispaniarum et Indiarum Rex. Consejo. Es sugerente el aporte de ALFONSO
Monarquía múltiple y articulación estatal de GARCIA-GALLO en “El Consejo y los Secretarios
Hispanoamérica y Filipinas, Contrastes entre en el gobierno de Indias en los siglos XVI y
formas estatales de expansión europea y las XVII”, Revista Chilena de Historia del Derecho,
formas imperiales y coloniales”, XI Congreso N° ll, Santiago, 1985, págs. 329-353. Para las
del Instituto Internacional de Historia del Dere relaciones entre los Secretarios de Estado y el
cho Indiana, Actas y Estudios, tomo II, Buenos Consejo en el siglo XVIII, remitimos al estudio
Aires, 1997, págs. 407-460. de ANA M. BARRERO GARCIA, “La vía ordinaria y
En cuanto a la condición político-jurídica la vía reservada en la Administración arnerica
de las Indias, el libro de RICARDO LEVENE, Las na en el siglo XVIII”, Estructuras, Gobierno y
Indias no eran colonias, Buenos Aires, 1951, tu Agentes de la Administración en la América espa
vo en su época gran difusión y su título sirvió ñola. S. XVI, XVII y XVIII, Valladolid, 1984,
de eje para la controversia, casi siempre muy págs. 233-250. Un estudio general, no específi
superficial. Su contenido está hoy ampliamen camente indiano, sobre los secretarios, es el de
te superado por otros estudios, principalmen JOSE ANTONIO ESCUDERO, Los Secretarios de Es
te el de RICARDO ZORAQUIN BECÚ, “La condi tado y del Despacho UniversaL Madrid, 1964,
ción política de las Indias”, Revista de Historia cuatro volúmenes.
del Derecho (RHD), N° 2, Buenos Aires, 1974, Para la historia de la administración india
248 págs. 285-380 (reeditado en los Estudios cita na es fundamental el libro ya citado de MARI
LA MONARQUIA. PODER CENTRAL Y PODERES LOCALES
Pamplona, 1991. Para nuestras regiones son EDUARDO MARTIRÉ, “Los derechos personales
ilustrativas dos monografias que abordan as en Indias”, Revista del Instituto de Historia del
pectos parciales: EDUARDO MARTIRE, “Una ins Derecho Ricardo Levene, N° 26, Buenos Aires,
titución de visita en la intendencia de Potosí 1980-1981, págs. 79-92. Tiene valor referen
mas)”, RHD, N° 4, 1976, págs. 427-449, con cial la síntesis que hace GARCIA-GALLO en
bibliografía; y GASTON GABRIEL DOUCET, “Gé Manual, cit., págs. 729-737. De modo parti
nesis de una ‘visita de la tierra’. Los orígenes de cular interesa lo que dedica a la libertad, ca
la visita de las gobernaciones de Tucumán y pacidad y condición jurídica de los indios
Paraguay por el licenciado don Francisco de (págs. 713-716).
Alfaro”, RHD, N° 14, 1986, págs. 123-220. Pa En cuanto al régimen de la esclavitud en el
ra el tema de las residencias en general, con re Río de la Plata, remitimos al documentado
ferencias particulares al Río de la Plata, sigue trabajo de ABELARDO LEVAGGI, “La condición
vigente la clásica obra de MARILUz URQUUO, jurídica del esclavo en la época hispánica”,
Ensayo sobre los juicios de residencia indianos, RHD, N° 1, 1973, págs. 83-175.
Sevilla, 1952. Sobre los extranjeros, puede encontrarse
Lo relativo a libertades y garantías es te primera orientación bibliográfica en VÍCTOR
ma aún poco atendido por los historiadores. TAU ANZOATEGUI, “Una defensa de los ex
El más sugestivo de los estudios por el plan tranjeros en el Buenos Aires de 1743”, VI
teamiento y marco general es el de BERNARDI Congreso Internacional de Historia de Améri
NO BRAVO LIRA, “Derechos políticos y civiles ca. Academia Nacional de la Historia, Bue
en España, Portugal y América latina. Apun nos Aires, 1982, tomo IV, págs. 275-283. Pa
tes para una historia por hacer”, Revista de ra los portugueses en Córdoba, véase EDUAR
Derecho Público, N° 39-40, Santiago de Chile, DO GREGORIO GoULD, “La condición del ex
1986, págs. 73- l 12. La monografía más com tranjero en América: los portugueses en
pleta es la de MARIA ANGELICA FIGUEROA Córdoba del Tucumán entre 1573 y 1640” y
QUINTEROS, “Apuntes sobre el origen de las “Los extranjeros y su integración a la vida de
garantías a los derechos humanos en la legis una ciudad indiana: los portugueses en Cór
lación hispano-chilena”, Estudios de Historia doba del Tucumán. 1573-1640”, ambos en
de las Instituciones Políticas y Sociales, N° 2, RHD, N° 19, 1991, págs. 245-279, y N° 24,
Santiago, 1967, págs. 33-101. Véase también 1996, págs. 63-112.
250
8. LAS REFORMAS BORBÓNICAS
EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII.
EL VIRREINATO Y LAS INTENDENCIAS
— Limitedel Virreinato
-- Limitede Intendencia
-- LímiledeGobernación
--- Limites actuales
I CapitaldelVirreinalo
n Capital de Intendencia
B < Villas
" A s ' L ‘r Obispado
i misiones
T Reducciones
/ a- Gobernacion de Modtcvidco
b- Gobernacion de Malvinas
c- Gobcrnacion dc Misiones
Parroquias: l San Isidro. l S. A. dc Areco.
3 Baradero. -| Moron. S Pi|ar.6 C. del Senor.
7 San Nicolas. 8 San Pedro. 9 Pergamino.
l0 Arrecifes. ll Las Canchas. ll Leg.
dt la Reduccion. l} La Isla. H Caa- Cali.
IS Rosario. 16 Baiada del Parana.
,7? i I‘ San lost
'¿ti?
¡‘J
2- Intendencia de Córdoba
Parroquias: IT Corocorlo. IB Renca. l‘) lachal.
20 \'al|c Fcrtil. 2| Tulumba. ll Pocho. 13 Rio
Segundo. Z-I RIO Tercero. 15 Rio Seco.
I Ik
I' 2-
16 lschilm. 27 Alla Gracia. |8 Soconcho.
'
3- Intendencia de Salta del Tucumán
¿ha I fi Puerto Ducado Parroquias: .12 El Rosario. l.‘ Chicoana.
— I.« I -. _ _
9%
J-l Humahuaca. JS Tumbasï. .16 Cochinoca. 37
Rinconada. 38 Yari. .19 Santa Catalina. 40 Bclcn.
-|| Ancasli. l! C. dc El Allo. 4.‘ Chicligasta. H
50: í‘ a; \_ - '. r ‘ x
M‘; ———1'"3”" _- ¡,
ot? I‘. "E. l‘ ;"Ï:‘;Í‘* l
Chorromoros. 45 “arapa. 46 Salavina.
-|7 Sumumpa.
253
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
capitán general en todo lo atinente a la defen distintos lugares de América en los años 1765
sa de Cuba (el cargo se implementó también y 1766. Estos vinieron a sumarse a los “moti
en Luisiana, pero pronto fue suprimido). nes de Esquilache” que estallaron en Madrid y
Un año después era designado contador otras ciudades españolas en marzo del último
general de Indias Tomás Ortiz de Landázuri, el año, provocados, entre otras causas, por la
hombre que pone orden en la desgreñada con presión del fisco, la escasez de artículos de
tabilidad americana y que organiza y establece consumo, la reforma de ciertas modas.
las contadurías mayores. A todo ello se agregó el extraordinario de
Ya en ese año 1764, con la puesta en mar creto de la expulsión de los jesuitas (1767)
cha de los correos marítimos que parten men —decisíón real que, con todas sus implicacio
sualmente rumbo a La Habana, Veracruz, Car nes, se analiza en otro capítulo- y que convul
tagena, etc. y llevan además cargas y pasaje, y sionó a una sociedad como la hispanoameri
mucho más al año siguiente, con el derecho cana, muy sensibilizada ante los cambios que
que permite el comercio de las Antillas con se producían y que parecía mostrar una difícil
nueve puertos peninsulares, se abren nuevas recepción de las reformas.
perspectivas económicas y se responde a los Dejando de lado ahora la referencia a las
puertos libres de las Pequeñas Antillas y Ia consecuencias de una medida tan sorpresiva y
maica que habían implantado Francia y Gran brutal como el extrañamiento, pero precisa
Bretaña con el fin de apoderarse del comercio mente buscando mostrar el encadenamiento
exterior indiano. oculto de muchos hechos, se debe mencionar
También en 1765, fue enviado Iosé de Gál que el propio Gálvez, aludiendo a las reformas
vez como visitador a Nueva España para una por implantar en Sonora y California, dirá que
inspección general de las finanzas del viejo Vi con la salida de los misioneros jesuitas, que
rreinato, en averiguación de deficiencias ad por tantos años habían poseído privativamen
ministrativas, del contrabando y para irnplan te la primera, recién ahora iba a entrar en do
tar la renta del tabaco. En la Instrucción que minio de Su Majestad. A Gálvez debió impre
recibió, se le encargaba examinar la utilidad y sionarle el desbarajuste que quedó tras la ex
conveniencia de establecer allí “una o más in pulsión. Su “Plan para el establecimiento de
tendencias en la misma forma que están crea intendencias en México”, redactado de acuer
das en España”. do con el virrey Croix y con el que creía mejo
A esta altura, conviene introducir otra rar las cosas, es de enero de 1768. Y la reunión
cuestión importante. Es la relativa al malestar del Consejo de Castilla del 5 de marzo de ese
que, en algunos sectores americanos, produci año fue convocada para deliberar “sobre las
rán ciertas reformas económico-hacendísti providencias convenientes a extirpar el fana
cas, como controles impositivos, ajustes pre tismo que se observa en la ciudad de México
supuestarios y demás. Como se trataba de ac relativo a la doctrina de los expulsos”, a lo que
tivar el cobro de impuestos, percibir derechos agregaron los fiscales (Campomanes y Flori
de alcabala y almojarifazgo, recaudar el grava dablanca) que habían estado “las cosas años
men al aguardiente y regular las entregas del ha tan lánguidamente gobernadas en las In
254 tabaco, hubo graves alteraciones del orden en dias que vivían a discreción de los expulsos”.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
De esa reunión del Consejo de Castilla sal regreso del mismo Gálvez a España, la muerte
drán las grandes líneas de la futura reforma de Arriaga y la designación de aquél como mi
institucional, al promover la unión de intere nistro de Indias. Ahora sí se impulsarán las re
ses entre España y América, la consolidación formas que apuntarán a modificaciones es
del Estado, una mayor centralización, la acen tructurales hasta alcanzar las más altas cotas
tuación del regalismo y otros asuntos sobre los del siglo.
que no es posible extenderse. Si en 1774 se había ampliado aquella pri
Queda probada la íntima conexión entre mera disposición comercial con el decreto de
la expulsión y las reformas, asunto que, por las la libre navegación y comercio por el Pacífico
resistencias que se levantaron —en México, en entre los dos viejos virreinatos, ahora la situa
Paraguay, en Tucumán-, no había sido apre ción internacional va a trasladar, pero con re
ciado hasta ahora y que obligará a que las me nacientes inquietudes, la preocupación políti
didas se tomen con mayor prudencia aunque, ca por las reformas a otros ámbitos.
a la vez, con mayor profundidad, con el obje El conflicto anglo-francés por el poder
to de evitar posibles alianzas entre criollos po marítimo y el predominio de los mercados co
derosos y variados estratos de la masa popular. loniales en el que las potencias de segundo or
Se puede concluir que esta primera etapa den, como España y Portugal, quedaban ins
contempló la formulación de grandes proyec critas ipso facto, hacía que los espacios perifé
tos o, mejor, la iniciación de posibles grandes ricos fuesen teatro propicio para dirimir aque
cambios (hacia el comercio libre, las intenden lla rivalidad constante.
cias, etc.) pero, al mismo tiempo, presenció el Mientras Gran Bretaña se halla ocupada
nacimiento de una especial expectativa: si se por la rebelión de sus colonias en América del
continuaba con las reformas para atacar otros Norte —conflicto que llegó a transformarse en
problemas y buscar otras soluciones. guerra de independencia (1774-1776-1783)
en el Cono Sur americano, los avances portu
SEGUNDA ETAPA gueses en Misiones y Río Grande —típicos de
su tendencia expansiva hacia esta parte meri
La segunda etapa de las reformas com dional- volvieron a poner en peligro la paz.
prende de 1776 a 1787 y está regida por el España había respondido con la pobla
ministro Iosé de Gálvez quien, en el plan a ción y fortificación de la Banda Oriental del
que se hizo referencia, había propuesto, entre Río de la Plata, con los ataques y tomas tem
otras medidas, la anulación de alcaldías, co porarias de la Colonia del Sacramento (punta
rregimientos y repartos; la creación de inten de lanza del contrabando inglés), con la llega
-dencias provinciales y de una comandancia da de tropas desde la Península, con el au
3 general; la sustitución de aquéllos por subde mento del situado que se enviaba desde Lima
llegados. y otras medidas.
Mientras su proyecto se debatía en el seno Este es el momento en que se plantea la
¡del Consejo de Indias -donde iba a dormir llamada “estrategia de seguridad atlántica”
odurante más de diez años—, se produjeron va (según Hernández Sánchez-Barba) o el segun
¡rios cambios: un nuevo virrey en México, el do momento en la historia del Pacífico ameri 255
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
cano (como entiende Rodríguez Casado). En mente la Capitanía General de Venezuela. Es
suma, y aunque se volverá sobre ello, el área ta era una reforma administrativa hecha en
marítima en toda su extensión va a convertir torno de la provincia de Caracas que, por un
se en clave de bóveda para todas las futuras re lado, otorgaba al intendente funciones hacen
formas, pues de su control y acertado manejo dísticas y jurisdicción contenciosa en todas
dependerán las creaciones que se van a reali aquellas regiones y, por otro, convertía al ca
zar. Es indudable que en esto actuaron de con pitán general en la persona que ejercía el su
suno Campomanes, Floridablanca y Gálvez, perior gobierno (como los Virreyes y presi
pero que fue éste quien, gozando de la con dentes) en dependencia directa de España. Se
fianza absoluta del rey, aplicó todo su dina trató de una operación geo-estratégico-eco
mismo a la cuestión americana. nómica, de recuperación y defensa, en este ca
En el mismo año 1776 en que se creaba el so ante ataques portugueses y holandeses,
Virreinato del Río de la Plata, en distintos preferentemente.
puntos de la Monarquía se producían estos c) En el mismo 1776, Gálvez dispuso en
acontecimientos: viar visitadores generales a los virreinatos que
a) La creación de la Comandancia General hacía tiempo no eran inspeccionados. Al del
de Provincias Internas en el norte de Nueva Perú fue despachado Iosé Antonio de Areche,
España, que respondió a otro plan elaborado un hombre muy de acuerdo con sus ideas, con
por Gálvez cuando había sido visitador. Se experiencia e integridad, y a Nueva Granada,
buscaba dar unidad política a zonas que iban Iosé Francisco Gutiérrez de Piñeres (hubo
desde Nueva Vizcaya a las Californias, a fin de también subvisitadores en Chile y Quito). La
fortificarlas militarmente, pues se hallaban intención era clara: observar sobre el terreno
amenazadas por desplazamientos navales in cuál era la situación deplorable de las econo
gleses y rusos. El 22 de agosto de 1776, se dic mías respectivas y los abusos y defectos del ré
tó la real cédula de creación y se nombró co gimen político, para aplicar allí las reformas
mandante general a Teodoro de Croix. Era un convenientes. Es decir que había que revisar el
gran arco territorial que, en la práctica, unía estado de la vieja administración para elimi
continentalmente el océano Pacífico con el nar lo que ya no servía y aprovechar aquello
golfo de México. que fuera digno de subsistir.
b) En ese año, también, era creada la In d) Otra creación importante, el cargo de
tendencia de Ejército y Hacienda de Caracas, regente de Audiencias, se produce también en
con lo que se actualizaba el modelo de Cuba tonces. Su objetivo era lograr la mejor y más
pero que implicaba, además, segregar del Vi pronta administración de justicia, lo cual sig
rreinato de Nueva Granada, en el aspecto eco nificaba, por una parte, otorgar a un funcio
nómico, las provincias de Maracaibo y formar nario togado, nuevo y específico, designado
una unidad con las de Venezuela, Cumaná, por la Corona y acompañado por una minu
Guayana e islas de Trinidad y Margarita. Un ciosa Instrucción, intervención para actuar
año después, es decir en 1777, se integraban como presidente al tiempo que, por otra, se
todas estas provincias desde los puntos de vis independizaba a esos tribunales de la tutela
256 ta político y militar al organizarse territorial del virrey o presidente. Los regentes dejaron
LAs REFORMAS BORBÓNICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
rios, pues mientras Gálvez buscaba la subordi dir la Secretaría de Indias en dos: la de Gracia
nación=para asegurar el dominio metropolita y Justicia y la de Guerra y Hacienda. i
no sobre las colonias, el proyecto de los fisca Entre 1787 y 1788, se suprimió el cargo de
les del Consejo tendía a elevar de categoría a superintendente, con lo que los virreyes vol
las provincias americanas. vieron a tener en sus manos las funciones de
De cualquier manera, resulta claro que, de hacienda.
momento, se impuso el proyecto de Gálvez, Renacieron entonces los proyectos unio
aprobado y sostenido por Carlos III. nistas, como la formación de jóvenes america
Era un plan dinámico, abarcador de situa nos en centros universitarios peninsulares o la
ciones estratégicas, políticas y económicas, creación de la compañía española de nobles
que reformará regionalmente América en americanos.
procura de una integración armoniosa de te En Venezuela se creará la audiencia en
rritorios, con la supresión de obstáculos insti 1786 y se instalará la del Cuzco en 1787. En la
tucionales perimidos (corregidores) y en la década siguiente -ya presidida por la Revolu
búsqueda de su progreso económico como ción Francesa y su repercusión internacional
base de crecimiento general. Plan que necesi en todos los frentes— se establecerán varios
taba que se le diera tiempo para alcanzar éxi consulados en América, como los de Caracas
to, que quienes lo realizasen fueran excelentes (1793), La Habana y Buenos Aires (1794), Ve
funcionarios, que las condiciones internacio racruz, Guadalajara y Cartagena (1797), que
nales ayudasen, y que cohonestase y com después se derogó, aunque volvió a ser esta
prendiese tanto lo valioso de la tradición po blecido, de hecho, debido a las guerras.
lítica como lo prometedor de un coherente Pero se ha acabado el gran impulso refor
proyecto progresista. mista. Los conflictos armados casi incesantes
La mejor prueba de cómo actuaba Gálvez (1797-1801 y 1804-1808) y las pérdidas terri
reside en la aceleración con que se trabajó en toriales americanas abrirán para España y su
su Secretaría en la redacción de la Ordenanza Imperio una nueva y peligrosa etapa.
de Intendentes que, como se sabe, comenzará
a aplicarse por el Río de la Plata en 1782- 1783
y que, luego, se extenderá al Perú (1784), Gua CREACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIRREINATO
temala (1786), Nueva España (1786), Chile
(1787), Puerto Rico, Filipinas, hasta abarcar, Los dos mayores cambios que afectaron al
en número superior a cuarenta, todo el Impe territorio rioplatense se produjeron en la que
rio (excepto Nueva Granada). se denomina segunda etapa de las reformas
borbónicas, es decir, en la era de Gálvez: el Vi
TERCERA ETAPA. rreinato y las intendencias.
Puede considerarse que si ya en 1763 se
Se extiende desde la muerte de Gálvez produjo la primera invasión inglesa —como la
(1787) y del rey Carlos (1788) y fue conduci calificó Barba- con la expedición del capitán
da porla personalidad de Floridablanca, quien Mac Namara, que fracasó y fue derrotada en
comenzó (aún en .vida de Carlos’ III) por divi Colonia del Sacramento por el entonces go 259
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
bernador Pedro de Cevallos, tal infausto suce mación de núcleos defensivos autónomos en
so no iba a significar freno alguno para los hi América.
jos de aquella potencia, sino todo lo contrario. El gobernador Vértiz, en 1770, presentó
A su tradicional base de operaciones pirá un resumen de las correrías lusitanas en la re
ticas de todo tipo en Iamaica, habían agregado gión, a partir de Río Grande. En la metrópoli
la infiltración desde la Florida y, en lo que ha se elaboró un plan de defensa en el que Bue
ce a la América meridional, la ampliación ge nos Aires se convertía en un punto neurálgico,
neralizada del contrabando. En este sentido, amenazado por ingleses y portugueses.
era lógico aprovechar la alianza con Portugal El indiscutible asesor de todos estos pro
y, como resulta natural, con la vista sobre el yectos era Pedro de Cevallos, quien pensaba
Pacífico, tener aspiraciones territoriales en las en atacar y recuperar territorio. Pero, para
lejanas tierras patagónicas. ello, se necesitaban grandes fuerzas de com
De allí la ocupación, en 1766, de Puerto bate y el ministro Arriaga había dicho que,
Egmont en las islas Malvinas, que dependían como Portugal era aliado de Inglaterra, había
del gobernador de Buenos Aires. Fueron ex que medir bien las consecuencias de una in
pulsados en 1770; restituida su posesión, al fin tervención, pues su precio podía ser la guerra
abandonaron las islas en 1774. contra Gran Bretaña. Así, el ataque a Colonia
España, en esta década de los años 70, ha del Sacramento quedaba como último recur
bía advertido que el Tercer Pacto de Familia so, aunque fue autorizada una campaña de
no funcionaba, pues Francia la había dejado castigo. Vértiz atacó en 1774, en una marcha
sola en la discusión y la posible disputa arma que al principio le significó algunos triunfos
da por este dominio. El peligro inglés seguía (Santa Tecla); pero finalmente debió regresar,
amenazante, pese a que se le había complica casi derrotado.
do la situación debido al alzamiento de sus co Es importante tener presente que en ese
lonos en América del Norte. momento Gran Bretaña estaba empeñada en
De cualquier manera, esta crisis de Malvi una gran guerra que le requería ingentes gas
nas —como dice bien Gil Munilla- concentró tos, pero que, de terminar rápidamente y con
el interés de la metrópoli en la gobernación de una victoria, podría hacer que sus fuerzas se
Buenos Aires y en las tierras del sur. Es decir volcasen sobre los establecimientos españoles.
que el problema de la seguridad de estas pose Por otra parte, ante el creciente envío de tro
siones situadas entre el Atlántico y el Pacífico pas portuguesas, no cabía más que allegar re
se convirtió en crucial para España. cursos para solventar los gastos militares y na
En esos momentos, precisamente, aumen vales, por lo que la Corona española entendió
taba la penetración portuguesa, cobijada en el que las reformas fiscales eran un objetivo cla
desamparo territorial que la expulsión de los ro, aunque provocaran reacciones sociales co
jesuitas significó para toda la zona nornoroes mo las ya conocidas.
te fronteriza entre ambos imperios. Por esto De todo esto surgirían las distintas posibi
hubo roces y denuncias continuos pero, del la lidades que se contemplaron. Una era invadir
do español, se tropezaba con la escasez de re Portugal, lo que resultaba peligroso porque
260 cursos y fuerzas, al par que se buscaba la for podía dar lugar aula inmediata intervención
LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVHI
ese aspecto al del requerimiento que, desde el virrey del Perú, la audiencia de Lima y el
hacía cinco años, se venía presentando a fin de gobernador de Buenos Aires. Y aunque, fun
mejorar la situación rioplatense. damentalmente, se preguntaba acerca de la
Es claro que quienes propusieron —con necesidad de establecer un nuevo tribunal, se
distintos enfoques- la modificación político les adjuntaba copia del informe de Alvarez de
institucional de estas tierras, no tuvieron en Acevedo.
cuenta la cuestión militar internacional. Es El primero en dar su opinión fue el virrey
más, hubo una cierta indefinición respecto de peruano, don Manuel de Amat, el 22 de enero
los territorios que integrarían el nuevo Virrei de 1775, quien se expresó en general de acuer
nato. El fiscal de Charcas, Tomás Alvarez de do con lo expuesto por el fiscal de Charcas.
Acevedo, el 30 de julio de 1770, en un expe Afirmaba que había que dividir el Tucumán,
diente acerca de las reducciones indígenas en que se necesitaba una audiencia en Buenos Ai
Tucumán, había señalado los motivos que re res y, en cuanto al Virreinato futuro, creía que
trasaban la acción civilizadora en aquella pro había que añadirle todo el reino de Chile (y no
vincia. Indicaba, en primer lugar, que todos Cuyo solamente) porque sus riquezas mineras
-los habitantes, el gobierno, la hacienda real podían servirle de base de sustentación. Mien
se perjudicaban por la enorme extensión de tras se esperaba la llegada de los otros infor
esa jurisdicción y que la gran distancia que la mes, transcurrió el resto de 1775 y la primera
separaba del virrey de Lima y de la audiencia mitad de 1776 en la preparación de la expedi
de Charcas complicaba y demoraba los asun ción contra los portugueses. Cuando se nom
tos. Explicaba, a la vez, cómo se podía corregir bró a Cevallos jefe militar de la campaña anti
esa situación defectuosa y aun la de distritos lusitana, ya desde el 26 de julio se lo designa
confinantes, como Buenos Aires, Paraguay y ba también virrey. Es decir que es probable
Cuyo. que, entre junio y julio de 1776, en la mente de
Ante un pedido de la audiencia para que Gálvez y en su consulta constante con el Rey se
ampliara su informe, Alvarez de Acevedo, el haya decidido hacer coincidir los fines de una
12 de enero de 1771 propuso, para resolver expedición militar con la elevación de catego
estos inconvenientes, dividir la provincia de ría del territorio rioplatense.
Tucumán en dos gobiernos y subordinarla a El 1° de agosto, por cédula real, Cevallos
una audiencia y Virreinato por establecer en era nombrado virrey, gobernador y capitán
Buenos Aires. general de las provincias de Buenos Aires, Pa
Dejando de lado otros aspectos intere raguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la
santes relativos a la jurisdicción que el fiscal Sierra, Charcas y de los territorios de las pro
otorgaba a esos dos nuevos gobiernos, es me vincias de Cuyo, que se separaban de Chile. Se
nester comentar que, llegados a Madrid tan había establecido el Virreinato provisoria
to el dictamen cuanto el informe de la au mente, hasta ver cómo evolucionaba el con
diencia que había hecho suyo aquél, fueron flicto militar con Portugal —y cuál sería la ac
objeto de cuidadosa consideración en el titud inglesa- además de que se estaba consi
Consejo de Indias. Por real cédula del 8 de derando lo acertado o no de su integración
262 octubre de 1773, se dispuso que informasen territorial.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
cuestión internacional y, al mismo tiempo, de significaba poder conectarse con otras zonas
sentido integrador para una amplia zona de rioplatenses, del Tucumán y del Alto Perú, pa
América que necesitaba asistencia. Distinto es ra el envío de esos caldos y, en definitiva, po
plantearse si todas las regiones que lo compo der unirse a ella políticamente, con la segrega
nían se soldaban, se artículaban entre sí y con ción de la jurisdicción chilena.
el todo. Ciudades como Mendoza y San Juan en
El Alto Perú, con su tradición de riqueza y tendieron que, si se integraban con las demás
de cultura, configura una zona especial dentro del Río de la Plata, se iban a beneficiar sin de
del Virreinato, más que nada en el aspecto so pender de permisos especiales para poder re
cial, y esto no tanto por el régimen de estrati cibir productos que desembarcaran en Buenos
ficación que se ha alcanzado, sino por lo que Aires.
significa, como problema para todo el ordena Esto se conseguirá con el auto de libre in
miento político, el último escalón con su an ternación de Cevallos que legalizaba una si
cha base numérica: la población indígena. tuación de hecho. Pero quedaba por ver si, con
Hay que atender, asimismo, al hecho de el Reglamento de octubre de 1778, no aparecía
que esta zona había sido mal gobernada desde una competencia ruinosa. En todo caso, hu
Lima. Además, si el peligro portugués venía biera sido lo mismo y aun peor si se hubiera
por dos frentes, el sudoriental y el nordeste, a seguido dependiendo de Chile. Aquella se verá
esta región norteña había que integrarla -por paliada por las guerras intemacionales que se
razones de rapidez y eficacia en los probables sucederán y que permitirán la subsistencia de
movimientos militares- con el resto del terri la producción y el comercio cuyanos.
torio elevado a la categoría de Virreinato. Ha En el Virreinato hubo, primero, unidad
bía que unificar. Además, Charcas resultó in geográfica en el sentido de resultar de la inte
corporada por consideraciones geopolíticas y gración de distintas regiones que tendían ha
económicas, entrevistas y formuladas por Gál cia un eje central común y cuyo aglutinante
vez (¿en coincidencia con Cevallos?). Potosí y era, naturalmente, el puerto que las relaciona
la cuenca minera platense y las cajas altope ba con el exterior. En segundo término, existía
ruanas pasarán a ser el centro que facilitase los la posibilidad de organizar -sobre la base de
medios económicos que necesitaba el nuevo contactos y relaciones ya establecidos- una
Virreinato. Esto no garantizaba que la zona es unidad económica de fuste que explotara más
tuviese mejor gobernada que como lo había a fondo riquezas naturales inmensas (desde
sido desde Lima. Sólo se verá en el futuro, con ganadería y cueros que, pasando por yerba
la aplicación de la Ordenanza de Intendentes. mate y tejidos, concluían en la minería).
En cuanto a la región de Cuyo, a la que Finalmente, el Virreinato presentaba una
también había favorecido Cevallos con la ins unidad estratégica, al transformar a Buenos
talación en Mendoza de las cajas foráneas, pa Aires en bastión militar, al guarecer Malvinas
rece demostrado que durante un siglo y medio y montar establecimientos patagónicos. La lí
toda su comunidad luchó por alcanzar una li nea Montevideo-Buenos Aires-Malvinas do
bertad comercial que, dada la similitud de su minará el Atlántico sur e impedirá las piráticas
264 producción de vinos y aguardientes con Chile, y depredadoras incursiones inglesas.
LAs REFORMAS BORBÓNICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
Sin embargo, varios problemas derivados importancia porque desde Lima, a mil leguas
de esa integración seguirán subsistíendo. Por de lejanía, era imposible atender el gobierno
ejemplo, en el Alto Perú, zona con la que de estas provincias ni cuidar de su defensa y
Buenos Aires no llegará a anudar lazos esta conservación.
bles de influencia recíproca económica y cul Cevallos creyó que el Virreinato debía
tural. Con ella, la unión aparecía como pre constituirse en el antemural que preservara
caria. Y por eso, más tarde, hasta se rectifica todos los territorios de Sudamérica de los
rán algunas zonas que pasarán al viejo Virrei avances lusitanos e ingleses y que política y
nato lirneño. económicamente representara un cuerpo in
Tal vez, puede aceptarse que, hasta un cier tegrado que sostuviera la soberanía española
to punto, el Virreinato no constituía un todo hasta las tierras australes. La creación respon
armónico. Habrá que dar tiempo al tiempo. derá, así, a una política atlántica en lo inme
diato y con proyección hacia el Pacífico.
PERMANENCIA DEL VIRREINATO Lúcidos funcionarios habían planteado la
necesidad y la conveniencia de crear un nue
Pueden tomarse como base dos tipos de vo Virreinato. Y Cevallos estaba al tanto de los
consideraciones al reflexionar acerca de la proyectos reformistas metropolitanos. Es de
trascendencia de la creación del Virreinato: las cir que el Virreinato rioplatense será produc
que se apoyan o dan mayor importancia a las to de un doble juego coincidente: una políti
cuestiones de coytmtura, o las que, sin desco ca deliberada y consciente, reflexiva, ante una
nocer éstas, piensan que existían fuerzas inter situación internacional preocupante y, tam
nas en crecimiento que tendían a la unión y a bién, la responsable elevación de observacio
la organización. Es probable que, para sopesar nes atinadas de hombres de la zona, que co
ambos extremos, haya que seguir pensando en nocen su evolución y sus circunstancias par
Cevallos como conocedor de los planes de re ticulares. La opinión pública, que compren
forma de Gálvez y Carlos III. dió y acompañó la significación del nombra
Porque aparte de la transitoriedad o inse miento de Cevallos, valoró la amplísima au
guridad de la solución militar del conflicto torización que le dio el monarca para obrar
con Portugal, como escribió Barba, resulta con autonomía sin esperar nuevas órdenes.
difícil pensar en el carácter provisional del Porque, comprendiendo la excepcional im
Virreinato. Abundaban pruebas en contrario portancia estratégica de Buenos Aires, se vio
y, sobre todo, la política de largo alcance de que la Monarquía había asumido acertada
Cevallos; sus medidas y proposiciones con mente la cuestión internacional y, además,
ducían a la definitiva instalación de este cuer que se había encontrado al hombre providen
po político porque él estaba en el secreto del cial a quien todo le dispensaba el rey —incluí
gabinete español. Por eso demostró con dis do el juicio de residencia- con tal que organi
posiciones efectivas, como las citadas, una zase las nuevas tierras.
consciente seguridad en la permanencia del La voz popular recogió ese sentido expre
Virreinato. Y la pidió concretamente el 14 de sivamente:
julio de 1777, al decir que la creía de mucha 265
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
Dices que sólo dura bían cumplido una correcta carrera adminis
este Virreinato trativa y llegado a altos cargos en la burocracia
mientras que nos durase americana.
el señor Cevallos. A cinco de ellos, se les dieron precisas ins
Pero si dura trucciones de gobierno cuando asumieron sus
aguantarás Ia cruda cargos. Y también fueron cinco (pero no los
con la madura. mismos) quienes cumplieron con la orden de
dejar una Memoria para su sucesor, escritos en
El cabildo de la capital destacará que Bue los que se nota una marcada predilección por
nos Aires había “pasado a ser cabeza de Reino analizar y atender los problemas de la capital y
cuando antes no era más que de Provincia”. su comarca, junto a una postergación de mu
Va de suyo que Cevallos aprovechará todas chas cuestiones que afectaban la vida del inte
aquellas facilidades para enaltecer y ampliar rior del Virreinato.
su poder y —con él- el rango de la institución. No se puede dejar de mencionar, como da
Si se le concedió facultad para elegir a los inte to ilustrativo, que virreyes peruanos, como
grantes de la Secretaría (cosa de la que hizo Guirior, Croix y Gil y Lemos, criticaron y
adecuado uso) se excedió al organizar la ase combatieron la existencia del Virreinato rio
soría letrada. platense. Pero en 1802 el rey Carlos IV resol
Es que, sin duda, en esa primera época, vió definitivamente su permanencia.
Cevallos ha elevado a lo más alto la categoría
de la función virreinal. Tal vez era lo que se ne ORGANIZACIÓN DEL VIRREINATO
excepciones). Pero como el asunto estará rela conocer con exactitud la situación y aun para
cionado con la Declaración 7*‘ de las agregadas representar y hasta hacer variar la legislación
en 1783 a la Real Ordenanza -que establecía que se deseaba aplicar.
ciertos socorros a dar a los indios- este tema Pero como en el artículo 1° de la Real Orde
sería tratado por todos los intendentes y que nanza se designaban como capitales de las nue
dará para más adelante retomarlo. vas circunscripciones de San Miguel del Tucu
Hay que comprender, entonces, que el me mán y Córdoba, respectivamente, a San Miguel
dio, la realidad americana, era la que había ur y a Mendoza, fueron Vértiz y Femández quienes
gido la reorganización del territorio rioplaten hicieron ver a Gálvez lo erróneo de esa disposi
se. Y que, desde las primeras formulaciones de ción. Su propuesta de reforma, en el sentido de
reforma, había planteado -por ejemplo, para que las ciudades de Salta y Córdoba fueran las
el caso concreto de Tucumán- la imposibili capitales, fue aceptada, según la 4° de las decla
dad de que esta región pudiese ser bien gober raciones agregadas a la Real Ordenanza.
nada dada su vasta extensión, los problemas
derivados de la recaudación del derecho de si LA ORGANIZACIÓN DEHNITI VA
En cuanta a la intendencia de Buenas Aires Lo importante es que, tras abolirse los re
partos, que se consideraron una de las causas
Con excepción de lo que hace a la ciudad, de la sublevación de Túpac Amaru, comenza
son escasos los datos que se poseen acerca de ron a formularse proyectos para evitar el mal
la intervención del intendente de Ejército y de dejar al indio sin socorro. El primero fue el
Real Hacienda en el resto de la jurisdicción del propio gobierno, expresado en la declara
provincial. Sólo se sabe de algún dato suelto, ción 7a de 1783, aclaratoria del artículo 9° de
por ejemplo, la cumplida por Francisco de la Real Ordenanza, que disponía que, “de
Paula Sanz en Corrientes al nombrar a su pri cuenta de la real hacienda” se debía proveer a
mer subdelegado de dos causas. los indios (y a otros de las castas) de hierro,
En cuanto a la gestión de Domingo Rey aperos, mulas y otros útiles, dándoselos al fia
noso, nombrado intendente de Buenos Aires do y a precios fijos según tarifas públicas, pa
por la ordenanza general de 1803 —la cual, co gaderos en dinero o en especie y a plazos con
mo es sabido, fue derogada al año siguiente venientes. Quienes intervinieran en estas tran
solamente se conocen actuaciones sueltas y sacciones usarían siempre el nombre de soco
ciertos roces de competencia en Real Hacien rros y no el de repartimientos.
da entre él y la Superintendencia que ejercía el Gálvez le escribió al virrey Loreto para in
virrey. dicarle cómo esa disposición no debía apli
carse en las intendencias de Buenos Aires, Sal
Las socorros ta y Córdoba, y que en Charcas, Potosí, La Paz
y Puno los naturales tenían recursos para ne
El problema que se había planteado al su gociar en forma directa. De cualquier modo,
primir el régimen de corregidores era acertar el virrey suspendió la publicación de tal or
con aquello que reemplazara los repartimien den mientras requería la opinión de los in
tos. Es decir, ¿cómo se sustituía, pensando tendentes. Como todos se manifestaron con
siempre en favor de los indios, ese infame co trarios a los socorros y lo propio hicieron su
mercio que habían hecho los corregidores? perintendente y virrey, Gálvez resolvió que no
Para la monarquía se suscitaba así una se concedieran esos auxilios. De lo cual resul
cuestión que no era solamente económica, si ta que los indios quedaron librados a sus es
no social y aun ética. Como dijo Francisco de casas posibilidades. Y de ahí que un renglón
Paula Sanz, constituía éste el asunto “más agi de lo que más necesitaban —el ganado y, espe
tado en esta América, alegándose por una y cíficamente, las mulas- seguiría comercial
otra parte razones que, ni las unas prueban la mente en manos de los grandes hacendados y
total decisión de mantenerlos, ni las otras traficantes, quienes, apoyándose en esta polí
proporcionan un seguro medio para reempla tica liberal del Estado, tratarían de sacar
zarlos”. Pues, si por un lado los repartos se po cuantiosos beneficios.
dían considerar tiránicos y usurarios y si, por En todo caso, este asunto está estrecha
el otro, se tomaba en cuenta la indolencia del mente ligado con el de la nueva autoridad que
indio, ¿no parecían aquéllos una ayuda y un sustituiría a los corregidores, es decir, los sub
estímulo? delegados, cuestión que se verá enseguida. 273
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
sión con un régimen caduco. Por el contrario, dinarios, y en ese mismo año y en el siguiente
como lo demuestran sus escritos de todo tipo se les encargó dar la aprobación a los nom
(alegatos, presentaciones, denuncias, infor bramientos de subdelegados que hicieran los
mes, descripciones), evidencian poseer más intendentes.
que mediana preparación y conocimientos. Muchas de estas variaciones fueron incor
Por lo que no resulta embarazoso aceptar que poradas a la Ordenanza General de Intenden
trabajaron en pro de sus semejantes. tes de 1803, pero Carlos IV la dejó sin efecto el
Hubo, así, intendencias que vieron que es ll de enero del siguiente año -al chocar sus
te sistema tenía un desarrollo bastante nor disposiciones con las ordenanzas militares
mal, como Cochabamba. Y otras —el caso de con lo que la Real Ordenanza de 1782-1783 si
La Paz- en que sucedía todo lo contrario. Ade guió en vigencia, aun con aquellas enmiendas,
más, a veces, se registran alternancias en un con lo que constituyó el verdadero marco jurí
mismo partido o subdelegación. dico-político de esta vasta región americana.
En consecuencia, no se puede compartir,
por lo menos para esta zona del Virreinato, La INTENDENCIA Y LOS CABILDOS
Siguiendo una costumbre de la época an de ellos al frente del gobierno -con el detalle
terior, los intendentes —a favor del escaso inte de sus obras públicas, el aumento de los pro
rés por los puestos en los ayuntamientos- in pios, la preocupación cultural y social,
tervinieron o influyeron muchas veces en las etcétera—, sino que solicitaron, en repetidas
elecciones. Pero el sistema, como tal, no me notas dirigidas directamente al rey, que conti
noscabó la libertad de los cabildos y no intro nuaran en el cargo o se les premiara sus servi
dujo ningún cambio sustancial en el procedi cios con más altos puestos.
miento electoral tradicional. Quizá no ocurrió lo mismo en cuanto a con
Todo esto que, sin duda, probaría la exis vivencia con los subdelegados de dos causas, cu
tencia de un escaso espíritu público de parte de ya presencia en las ciudades subordinadas com
los hombres connotados de cada ciudad, a la plicó las relaciones muchas veces, aunque no de
par que deseos del gobiemo de controlar los ca bían presidir los cabildos. Por eso ciudades como
bildos, no constituía un estado definitivo. Hay Santa Fe y Corrientes obtuvieron que se restau
ejemplos concretos de defensa levantada en fa rase en ellas el cargo de teniente de gobemador.
vor de la libertad de criterio y de actuación con Esto no significa que dejase de haber roces
que debían moverse los capitulares, quienes te o desinteligencias y aun discusiones entre am
nían que rechazar influencias espurias en las bas autoridades. Y que los ayuntamientos lle
votaciones, proceder con independencia, etc. gasen a calificar como de tiranía la interven
En cuanto a las relaciones con los inten ción de quien criticaban. Es muy posible que
dentes, hubo de todo, porque si el cabildo de en el concepto de los intendentes prevaleciera
Buenos Aires se vio limitado -más que nada la opinión de que los cabildos no servían para
en cuestiones de Real Hacienda- por el inten mucho y que se movían lentamente o por in
dente Femández, como el de Charcas por el tereses de grupo. Es decir, en pocas palabras,
presidente García Pizarro o el de Cochabamba que se los menospreciara sutilmente.
con Viedma, demostraron, al mismo tiempo, Pero lo cierto es que, con parecidos proble
una llamativa adhesión a esos funcionarios. mas —por ejemplo, el conseguir aumentar los
También se debe diferenciar otro aspecto propios- todos los ayuntamientos siguieron
porque, al existir en las capitales el intendente siendo el centro de la actividad ciudadana, se
con atribuciones en las cuatro causas, en esas ocuparon del orden urbano, el abastecimiento,
ciudades, precisamente, los cabildos perdieron la edificación, la irrigación, el cuidado del recin
algunas de esas funciones. Aunque, por los tes to y sus aledaños. La elite local tuvo allí ancho
timonios que se manejan, lo mejor será enten campo tanto para expresarse como para em
der que trataron de colaborar o tuvieron que banderarse en grupos que defendían su particu
hacerlo -sobre todo en asuntos de justicia y lar modo de entender las cosas y las situaciones.
policía- con esos mandatarios. Esto se ve en
casos como los de Mestre y García Pizarro en RESULTADOS
código que significaba la Real Ordenanza de caron los subdelegados en el Alto Perú para los
Intendentes, hizo que toda esta región suda indios- fue producto y, a la vez, se aplicó a la
mericana entrase en una nueva etapa de vida. realidad rioplatense luego de haber sido plan
Sin pretender establecer un juicio definitivo teado por ella y meditado y discutido en la
sobre esta institución, pueden resultar de inte metrópoli.
rés algunas consideraciones. En tercer lugar, debe entenderse la época
En primer lugar, el tema debe enfocarse reformista en la que se integran la creación del
-habiendo dejado ex profesa totalmente de la Virreinato rioplatense y las intendencias como
do la causa de guerra, y aceptando que en la un proceso largo que, como tal, tuvo sus fases
justicia se había logrado mantener la seguri de evolución y que no llegó a concluirse. Una
dad y la tranquilidad de regiones y gentes inicial, de robustecimiento del Estado y sus
preferentemente en los otros dos aspectos: po controles; otra, la de Gálvez, época en que se
licía (o gobierno) y hacienda (o economía). aplica un plan radical de reorganización de la
Señaladamente, la causa de policía era el ner administración colonial, de descentralización
vio que debía darle eficacia, es decir, impulso político-institucional tendiente a la reactiva
renovador, lo que apuntaba al progreso en to ción de la economía, y una última, en la que se
dos los órdenes. revocan algtmas medidas anteriores y se entra
En segundo lugar, debe tenerse presente en un tiempo confuso.
que lo que esta reforma significó, precisamen Se habrá entendido que, en la jerarquía de
te en esas dos causas, surgió de acoplar un autoridades, se fue estableciendo una delega
plan de cambios pensado a escala americana ción de poderes; así, del virrey al superinten
en la recepción peninsular de pedidos formu dente y de los intendentes de provincia a los
lados desde el Plata en torno de necesidades subdelegados. Y que dentro de cada intenden
sentidas por estas comunidades. cia había una centralización espacial, ya que el
En esta dirección, las intendencias repre gobierno de las cuatro causas estaba en manos
sentaron un adelanto y una mejora al haber de los intendentes y hacia ellas confluía.
encuadrado legalmente una reducción de ju Estos funcionarios fueron quienes, en rea
risdicciones territoriales -con lo que dismi lidad, condensaron e hicieron suyo, en los me
nuía la cantidad de ciudades a gobernar—, al jores casos, todo el sentido de la reforma. Por
haber suprimido corregirnientos y repartos, al que, sin entrar ahora en la discusión teórica en
haber incorporado ramos como el de la sisa a los términos de centralización o descentraliza
la Real Hacienda, al tener la sede virreinal más ción, debe apuntarse que el mayor beneficio de
cerca, lo mismo que la Audiencia y hasta al ha su accionar fue obtenido por las capitales de
berse creado un nuevo obispado (en Salta del las intendencias. Allí se ve cómo en obras pú
Tucumán) o aceptar que pasase una intenden blicas hubo progresos notables, cómo dictaron
cia a la jurisdicción del Virreinato peruano. disposiciones para encauzar la vida ciudadana
Y todo esto -a manera de ejemplo, pero y establecer un mejor orden jurídico, cómo
que se podría aumentar con la supresión del tendieron a lograr una articulación interna en
puerto preciso de Santa Fe en apoyo de solici cada región, cómo trabajaron por expandir la
278 tudes paraguayas o lo que de positivo signifi economía y hasta por revitalizar los cabildos.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
En todo caso, sus logros no fueron ni tan ción y expansión nada desdeñables. Tal vez, la
espectaculares como para brindarles alaban época de su mejor accionar y de su mayor im
zas infinitas ni tan deleznables como para te pulso reformista haya llegado hasta 1790, más
nerlos por inútiles. Fueron unos funcionarios o menos.
aptos en lo general, activos, responsables y El balance final es netamente positivo para
preocupados por hacer lo mejor para sus go el funcionamiento de las intendencias en el Vi
bernados. Su accionar produjo un aumento rreinato del Río de la Plata, aunque hay que ad
en recaudaciones de impuestos, un relativo mitir que en otras regiones americanas el valor
desarrollo económico regional y una activa de dicho régimen pueda ser más limitado.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Se debe advertir, en razón de que existe IV”, Temas Americanistas, N° 13, Sevilla, 1997,
una íntima relación entre los tres grandes te págs. l-8, en el que se analizan los planes de
mas de este capítulo, que en la mayor parte Floridablanca, Aranda y Godoy dentro del re
de las obras dedicadas al Virreinato o a las in formismo americano y se comparan con los
tendencias, los autores han procedido a rela de Gálvez, y también, “El Consejo de Castilla y
tar, como antecedentes necesarios, las medi su crítica de la política indiana en 1768”, Ho
das de reforma tomadas en tiempos de los menaje al profesor Alfonso García-Gallo, tomo
Borbones. De cualquier manera, con referen III, 2, Madrid, 1996, págs. 187-207, en el que se
cia a las reformas borbónicas se encontrará expone esta “consulta” y los medios propues
un logrado esfuerzo de síntesis, preferente tos para atraer a los criollos tras la expulsión
mente dedicado a la exposición de las estruc de los jesuitas.
turas socioeconómicas del imperio, en la En el libro de HORST PIETSCHMANN, Las re
obra de GUILLERMO CÉSPEDES DEL CASTILLO, formas borbónicas y el sistema de Intendencias
América hispánica (1492-1898), tomo VI de en Nueva España, México, 1996 (traducción
MANUEL TUÑÓN DE LARA (dir.), Historia de de la obra publicada en alemán en 1972) inte
España, Barcelona, 1983, y también, del mis resa, fundamentalmente, la primera parte. Y,
mo autor, el capítulo “América en la monar del mismo, “Consideraciones en torno a pro
quía”, Actas del Congreso Internacional Carlos toliberalísmo, reformas borbónicas y revolu
III y la Ilustración, tomo I, Madrid, 1989, ción. La Nueva España en el último tercio del
págs. 91-193, esclarecedor trabajo en el que siglo XVIII”, IX Congreso Internacional de His
se exponen las principales cuestiones ameri toria de América, Sevilla, 1992, págs. 325-350,
canas de ese tiempo. que contiene planteamientos importantes so
Específicamente dedicado a este tema está bre centralismo y descentralización, oligar
el libro de LUIS NAVARRO GARCIA, Las reformas quía criolla y burocracia tradicional.
borbónicas en América. EI plan de intendencias Singular estudio del proceso de reformas y
y su aplicación, Sevilla, 1995. Del mismo, “La sus variantes es el de DEMETRIO RAMos PEREZ,
crisis del reformismo borbónico bajo Carlos “La política americana de Carlos III y Carlos 279
LA MONARQIJIA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
282
9. ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS
SOCIO-JURÍDICAS. LA IUSTICIA
otros autores- sentencíaba que “los teólogos, jo para que, conforme al caso concreto que se
por doctos que sean, no penetran bastante le presentaba, determinase la licitud del acto y
mente la teórica y práctica de la Jurispruden la conducta por seguir, tanto fuese en negocios
cia, y por la mayor parte determinan los plei particulares como públicos. La duda de con
tos caprichosa, o arbitrariamente, apartándo ciencia era a veces común a un órgano de go
se de las sólidas doctrinas y determinaciones bierno en trance de adoptar una decisión, por
de ellas”. lo que el dictamen del moralista solía adquirir
En el campo de la teología fue haciéndose en estos casos el carácter de consejo colectivo
una distinción entre tratados dogmáticos y y hasta sus fundamentos formaban parte de
morales, hasta que a mediados del siglo XV, la esa decisión. En estas situaciones, el parangón
teología moral se constituyó en disciplina in con el jurista era patente.
dependiente. Se basaba en la filosofía aristoté Las soluciones del moralista tenían una
lico-escolástica, procuraba satisfacer las nece validez limitada al caso propuesto. Pero, así
sidades prácticas de los confesores y estaba como ocurría en el derecho, servían de apoyo
imbrícada en el fenómeno jurídico. Su esplen en la determinación de futuros negocios. De
dor se produjo en los siglos XVI y XVII, pero ahí, se fue constituyendo un género literario,
el efecto de arrastre la mantuvo poderosa to ya reuniendo colecciones de casos y resolucio
davía en la siguiente centuria. De un lado, irn nes, ya procurando establecer reglas generales
pregnaba ciertas soluciones jurídicas. De otro, inducidas de esa casuística. Una estrecha vin
regulaba aspectos no considerados directa culación guardaba el problema y su solución
mente por el derecho. Algunos tratados de con la normativa jurídica. Entre los más fre
moral pueden fácilmente catalogarse como li cuentes “casos morales” que se presentaban en
bros jurídicos por el material que recogen y las Indias pueden mencionarse los relativos a
exponen. Los juristas, generalmente renuentes la usura, la celebración de contratos, el cum
a salirse de su propia tradición literaria, no de plimiento de las obligaciones, el hallazgo de
jaban de remitir o invocar a los moralistas tesoros escondidos, la pertenencia de los fru
cuando los problemas planteados en su ámbi tos, la restitución a los indígenas por robos,
to afectaban el fuero de conciencia. muertes u otros excesos de los encomenderos,
El vigoroso desenvolvimiento del orden etc. Eran también numerosos los casos que se
moral hispano se produjo a raíz de dos acon suscitaban acerca del ejercicio de sus funcio
tecimientos: la reforma protestante y el descu nes por parte de magistrados, ministros, ecle
brimiento de América. Al acentuar la doctrina siásticos, letrados, escribanos, padres, tutores,
católica -frente a las tesis de Lutero- la impor albaceas, comerciantes y otros.
tancia de la voluntad del hombre y de sus Acudamos a dos ejemplos para observar el
obras para alcanzar la bienaventuranza eterna, mecanismo con que operaba esta consulta y
se hizo preciso asistir al cristiano en sus cons sobre todo el meollo jurídico-moral del pro
tantes “problemas de conciencia”. Apareció así blema sometido a dictamen. En 1645 la ciu
de modo prominente la figura del moralista, dad de Córdoba debía reparar su principal
por lo general un sacerdote de reconocido sa acequia a fin de traer el agua necesaria para la
284 ber y buen juicio. A él se le solicitaba el conse edificación, el cultivo de las huertas, la salud y
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA lUSTICIA
limpieza de los pobres y vecinos. También era ciudad y sus extramuros de los ataques de los
preciso atender a la obra de la cárcel y casa del indios mocovíes. Pese a que estaba aún fresco
cabildo. Bajo este imperativo, el alcalde de pri el recuerdo de la última invasión que había
mer voto propuso que, no existiendo recursos provocado estragos en las estancias cercanas,
propios, se arbitrase el medio de comprar las con degüellos y cautivas, se consideró preciso,
partidas de vino que entraban en la ciudad pa antes de adoptar la decisión, oír los pareceres
ra luego venderlas al menudeo con una ga del cura y vicario de la ciudad y de los prela
nancia moderada, que sería destinada a dichas dos de las comunidades religiosas. Los dictá
obras. La propuesta pareció justa a los demás menes se pronunciaron por la licitud de la
cabildantes pero para mayor justificación de medida. Se expresaba en uno de ellos que en
cidieron consultarla con “personas de con casos tan necesarios de que pendan las vidas y
ciencia doctas”. Las respuestas fueron favora haciendas, se podía acudir no sólo a la derra
bles. El parecer de fray Alonso Vigue es el más ma solicitada sino a otros medios adecuados.
erudito. Desarrollado con varias distinciones e La urgencia del caso no impidió la consulta
invocaciones de doctores y autoridades, con dentro de un trámite que se resolvió de un día
cluye admitiendo la licitud de la propuesta, para el otro.
pero bajo ciertas condiciones -entre ellas, que Estos pequeños asuntos de la vida pública
los pobres no sean gravados más que los ricos, de nuestras incipientes ciudades permiten
y que la colecta y el tiempo no excedan más de aproximarnos a la mentalidad de sus gober
lo necesario—. El otro dictamen, suscrito por nantes, tan escrupulosos a la hora de adoptar
tres jesuitas del Colegio de la Compañía, más decisiones que si bien encuadraban dentro del
lacónico, coincide con el anterior, aunque interés común afectado se apartaban de las
agrega la condición de obtener la aprobación vías corrientes, en este caso exigiendo contri
de los vecinos principales de la ciudad. Para buciones extraordinarias a los vecinos. Se ex
dar cumplimiento a esta última condición, en tremaba el cuidado de solicitar más de un pa
el cabildo del 22 de agosto, presidido por el te recer y de registrarlos en los libros de acuerdos
niente gobernador con la asistencia de los dos como fundamento de la decisión adoptada.
alcaldes y otros tantos regidores, se mandó Del entramado entre las tareas del mora
juntar a los vecinos y se consiguió reunir a sie lista y del jurista se ocupaba en el siglo XVI
te de los principales. Dada cuenta de la situa fray Tomás de Mercado al tratar de la moral
ción y de los pareceres expedidos, todos acor para comerciantes: así como el teólogo moral
daron que la proposición era justa y le dieron —decía- debe conocer el derecho civil y utili
aprobación. zarlo, sin ser el estudio de su incumbencia, a
No menores escrúpulos suscitó entre los su vez el jurista no puede ignorar la teología,
escasos cabildantes de la ciudad de San Miguel sin que deba entrometerse en ella ni tratar
de Tucumán la propuesta que en 1690 hizo el asuntos morales.
procurador general para obtener “por derra Los moralistas, al igual que los letrados, no
ma y precisa contribución" entre los vecinos escapaban a la incisiva crítica de sus con
feudatarios y moradores la cantidad de dos temporáneos. Un autor barroco en el empeño
cientos caballos para apoyar la defensa de la literario por erigir estatuas en el Templo de la 285
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
Fama se mostraba insatisfecho con ellos por En suma, el derecho no se presentaba en
que “aunque dan fruto, no tienen duración, y tonces como un rígido conjunto de leyes de es
han dado en hacer las opiniones a los usos”. En tricta aplicación, sino como una reunión de
piezas literarias del siglo XVIII la consulta al preceptos de diverso origen, naturaleza y al
moralista, como recurso cotidiano, aparecía cance, que se invocaban y aplicaban conforme
exagerada y ridiculizada. Ante el avance arro los casos y situaciones, según fuese la materia,
llador de las ideas racíonalistas, los moralistas las personas, el tiempo y las circunstancias de
fueron las víctimas de una insidiosa crítica cada caso. Privilegios, excepciones, tolerancias,
contra el casuismo. Todo un género literario, disimulaciones, servían para moderar el rigor
con miles de libros, pasó a integrar las penum de las normas; la equidad y el arbitrio judicial,
bras de una biblioteca ideal y a soportar un lar para templar la aplicación en los tribunales.
go exilio, cuando no su destrucción material. Los juristas no creían en la validez absoluta de
El tercer orden normativo es el derecho. las reglas generales. Las distintas clases de nor
Ocupará nuestra principal atención en este mas servían de apoyo al discurso jurídico y no
capítulo. Pero ¿qué se entendía por tal? Si abri eran de aplicación mecánica. Dentro del abi
mos el mayor diccionario de nuestra lengua garrado tejido normativo, aparecían intersti
en la palabra derecho nos encontramos —desde cios que daban cierta libertad de acción a indi
la primera edición de 1726 hasta la publicada viduos o corporaciones para operar conforme
en 1852- con que a dicha voz se atribuye este a sus prácticas e intereses, sin que ello signifi
complejo contenido: Derecho es el que dicta la case una violación del orden establecido.
naturaleza; .es el ordenado por la Divinidad; es
el definido por la Iglesia; es el que constituye
ron las gentes; es el establecido por el Príncipe DERECHOS CIVIL, CANÓNICO Y NATURAL
“supremo legislador en=sus dominios”; es el
que ordena la ciudad o el pueblo para su go De aquellas distintas categorías que abar
bierno privado; es el que introduce la costum caba la voz derecho se hacía cargo el jurista en
bre. En sustancia, la misma idea dominaba la una paciente y constante elaboración intelec
definición dada un siglo antes por Covarru tual que perduraba a través-de la obra juris
bias en su Tesoro de la lengua (1611). El hom prudencial. El horizonte de aquel jurista era
bre corriente y curioso de los siglos XVII y necesariamente amplio. Dentro de su órbita,
XVIII que acudía a estos repertorios de la len aparecían preceptos de origen divino, otros
gua se encontraba con que el derecho aparecía derivados de la misma naturaleza, muchos es
repartido en estas siete categorías, que ence tablecidos por esos poderes tan relevantes, co
rraban una pluralidad de potestades jurisdic mo la Iglesia y el Príncipe, no pocos-origina
cionales y normativas y ciertos niveles de in dos en el gobierno comunal, y hasta con fuer
disponibilidad. Era éste un conjunto rico y za propia los preceptos establecidos por la cos
complejo que el racionalismo y el positivismo tumbre. Dos disciplinas desde la‘ Baja Edad
de los siglos posteriores arrasaron en aras de Media se hacían cargo de tan amplio conteni
un progreso jurídico concebido en la unifor do: el derecho civil —que recibía el legado tex
286 midad y en el orden sistemático. tual del Corpus de Iustiniano- y el derecho
ORDENES NORMATIVOS Y PRACTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA JUSTICIA
crecimiento hasta la emancipación. Para el ac cierto grado de divulgación de los rudirnentos
tual territorio argentino, el foco principal fue civiles y canónicos en sectores más o menos
la Universidad de Charcas o Chuquisaca, pero amplios de la población.
también tuvieron influjo la de San Felipe de Otra cara, menos amable, fue la critica, a
Chile y la de Córdoba, donde se enseñaba cá veces impiadosa y descarnada, desatada contra
nones antes de introducirse el derecho civil en los letrados y libros jurídicos, por entender
1791. Los nuevos doctores de la América his que aquéllos con sus embrollos y éstos con su
pana se formaban en aquella tradición del de oscuro divagar hacían confuso el derecho,
recho común. complicaban la vida plácida de los hombres
Los letrados graduados en América actua sencillos y distraían para su bolsillo parte con
ban en sus respectivas provincias. Lo hacían siderable de la riqueza productiva. Era ésta
ocupando plazas en el gobierno y la adminis una larga querella que, con altibajos, se trasla
tración de justicia. En una indagación pionera dó al Nuevo Mundo. Así, en las primeras déca
en esta cuestión se ha demostrado que entre das de la colonización, se observa una fuerte
1687 y 1750 casi la mitad de los oidores de las tendencia a impedir o restringir el paso a In
audiencias indianas había cursado estudios en dias de quienes se proponían ejercer la aboga
universidades de este continente, con una pro cía. En las capitulaciones se establecía a veces
porción mucho mayor de egresados de Lima que por cierto tiempo no entrasen letrados ni
que de México. Se percibe este avance del ele procuradores. En 1540, se mandó a la Casa de
mento criollo en el pedido que el cabildo de Contratación que por el término de diez años
Córdoba hizo al rey en 1680 para que se esta no permitiese el paso de letrados ni procura
bleciera “una cátedra de cánones y leyes con dores al Río de la Plata, pero la prohibición se
que se proveyeran estas tres provincias de su levantó seis años después. Otra vez, en 1570,
jetos de letras y capaces para gobernar las re encontramos la reiteración de la prohibición
públicas”. Era frecuente que ante casos dudo en las tierras que descubriese el adelantado
sos o problemas arduos se requiriese el aseso luan Ortiz de Zárate. Mientras algunos busca
ramiento de un letrado y muchas veces los ca ban extender la veda, sosteniendo que en toda
bildos debían buscarlos fuera de la ciudad. Si “tierra nueva" no debían admitirse, otros se la
en Buenos Aires no solían faltar, en cambio, mentaban por la falta de letrados precisamen
Montevideo, Santiago del Estero o las villas de te en esos lugares.
Luján y Río Cuarto, aun en la segunda mitad Es muy conocido el caso ocurrido en Bue
del siglo XVIII, mostraban su ausencia. nos Aires cuando en 1613, el cabildo no per
El lenguaje de los letrados contenía pala mitió la entrada a la ciudad de tres licenciados
bras y giros exclusivos de su propio saber. Al que llegaban para ejercer la profesión. Se argu
gunos de éstos tenían un poder de irradiación mentó entonces no sólo que los letrados llega
sobre la lengua corriente hasta convertirlos en ban con el propósito de fomentar pleitos “pa
patrimonio popular. Esta interesante compro ra ganar plata”, sino que siendo tierra nueva
bación, que en el orden documental ha efec ubicada en frontera, cabía aplicar una orde
tuado Daisy Rípodas Ardanaz en el distrito de nanza del virrey Toledo en tal sentido. Para re
290 la Arquidiócesis de Charcas, permite inferir un forzar la prohibición se agregaba que la ciudad
ÜRDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA JUSTICIA
como la del quiteño Alonso de la Peña Monte denación de los oficios y órganos de gobierno
negro, Itinerario para párrocos de indios, para y justicia, la promoción y control de la activi
advertir, por ejemplo, la complejidad de esa dad económica, la regulación de los viajes
labor de transferencia de aquellos derechos ci marítimos, la guarda y administración de la
vil y canónico a las comunidades aborígenes. real hacienda y la atención del orden eclesiás
tico y de la actividad misional en el ejercicio
del Real Patronato, eran, entre otros, asuntos
LAs LEYES REALES, INSTRUMENTO DE ACCIÓN que fueron objeto de una amplia legislación
DE LA MONARQUÍA general y particular expedida tanto por el rey
como por las autoridades regias residentes en
Iunto a ese saber letrado llegó a América el las Indias. Estamos en presencia de un fenó
ordenamiento propio de Castilla. En el mismo meno político -con precedentes inmediatos
se destacan las Partidas, monumental elabora en el reinado castellano de Isabel- que origi
ción normativa y doctrinaria, realizada en el naba un nuevo sector dentro de la esfera jurí
siglo XIII. Además se percibe la vigorosa pre dica, que se distinguía del antiguo derecho ci
sencia de un poder legislativo ejercido por los vil. Nacía el ius publicum o derecho público.
reyes. Si ello ya estaba explicitado en leyes y En palabras de Maravall, esta modalidad del
ordenanzas dadas en Castilla en el último si derecho aparecía como “la raíz esencial” del
glo, fue aun mayor su despliegue en la coloni Estado en formación y su ingrediente político
zación. La ley —utilizada la palabra en sentido lo hacía más flexible que el derecho civil. Pre
genérico— tuvo papel directivo en la denomi cisamente, los historiadores han destacado
nada materia de “gobierno”, con influencia como rasgo dominante del derecho indiano
creciente sobre las demás áreas. La creencia en su carácter “publicístico”.
el valor de la ley como materialización del de El vocablo ley es genérico, abarcador de di
recho provenía de la antigua tradición plas versas acepciones y también de distintas clases
mada en las Partidas. Se afianzó con el desplie de preceptos. Con su nombre se designaba en
gue del aparato estatal, constituyéndose en el Castilla la norma de carácter general con fines
más poderoso “medio de acción” utilizado por de utilidad común, promulgada por el rey en
la Monarquía para dar ordenación al Nuevo las Cortes. Con la misma fuerza, más adelante,
Orbe. Así la legislación expedida desde la Pe los reyes empezaron a sancionar pragmáticas.
nínsula durante el siglo XVI fue abundante, Si bien hubo leyes y pragmáticas en el sentido
casuista y hasta contradictoria, conforme iba indicado expedidas para Indias, el tipo legal
reflejando el pensamiento de los teólogos, las más frecuentemente utilizado para los nego
propuestas de los juristas, las apetencias de los cios americanos fue la real cédula, a través de
conquistadores y encomenderos, los reclamos la cual se daban los mandamientos de gobier
aborígenes o las peticiones vecinales. no que atendían a los casos concretos. Se usó
Se trata del sector más pujante y novedo también la real provisión como documento
so del derecho indiano. Tenía un rico conteni más solemne, para nombramientos y algunas
do. Los fines y medios de la conquista y colo decisiones importantes. En el siglo XVII tam
292 nización, el régimen de los aborígenes, la or bién fueron frecuentes las cartas acordadas del
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA JUSTICIA
Las reiteradas órdenes reales para que se ción al caso concreto. Eran altemativas que en
llevaran y mantuvieran actualizados esos re el fragor de las situaciones dependían de los
gistros y las dificultades que para su consulta intereses en juego en cada momento o de los
denunciaban algunos vecinos, dan asidero a la tiempos históricos. Es bueno huir en esta
sospecha de que en algunos lugares y circuns cuestión de la simplicidad esquemática.
tancias se aprovechaba la situación para esca La primera alternativa se vislumbra cuan
motear el conocimiento de ciertas disposicio do, con el evidente propósito de apartarse del
nes, que no convenían a los propósitos o inte embrollo del discurso letrado, se postulaba
reses de los custodios. una “interpretación sencilla” o una lectura
Los mandamientos reales o locales dirigi “sin interpretación”, lo que en lengua corrien
dos a toda la población se publicaban en for te se expresaba con la alocución “como suena”
ma de bando, a toque de caja en la plaza públi (Corrientes, 1653). También se advierte cuan
ca y esquinas o parajes acostumbrados. A ve do los ministros recomendaban la “rigurosa
ces la publicación se hacía en día festivo des observancia” del precepto legal en una actitud
pués de la misa parroquial. Ya sea el son de que, por ejemplo, practicaban con entusias
tambor de guerra o la asistencia a la misa pro mo los fiscales del Consejo de Indias en el si
vocaba la reunión de vecinos y moradores en glo XVIII.
crecido número y era entonces la ocasión pa Pero aun en tiempos del esplendor absolu
ra leer en alta voz por el pregonero la disposi tista, no desaparecen los espacios para las inter
ción que se quería comunicar en un marco de pretaciones más abiertas. Por ejemplo, cuando
solemnidad que imponía la misma caracterís el cabildo de Buenos Aires intentó en 1775 que
tica del texto legal. Se ve registrada esta prácti el Consejo de Indias aclarase una duda suscita
ca en los acuerdos de todos los cabildos argen da sobre la función del auditor de guerra, reci
tinos, bajo el concepto de que “no llegando a bió de su apoderado en la Corte esta respuesta:
noticia del pueblo no puede parar perjuicio a “El Consejo nunca declara sus determinaciones
sus moradores...”, como se definía en el cabil porque quiere las entiendan los que deben ob
do bonaerense de 1721. Esta misma necesidad servarlas”. Este breve texto procedente del mun
de publicar las disposiciones es una de las ra dillo oficinesco íntimo es revelador de una am
zones esgrimidas por el intendente Manuel Ig plitud de aplicación que puede sorprender pa
nacio Fernández para pedir en 1779 la erec ra aquel tiempo. Otro ejemplo abonado es el
ción de “una buena imprenta” en la ciudad, ya que surge en el propio cabildo bonaerense
que todos, españoles e indios —decía—, reciben cuando en 1807, al dirigirse a su similar de la
y obedecen con más respeto y atención los Villa de Potosí, le recuerda como principio ju
bandos o providencias impresas. rídico fundamental -muy antiguo y recogido
La lectura de los despachos podía llevar a en las Partídas- que “saber las leyes no consiste
distintas interpretaciones. ¿Cómo debían leer tanto en poseer sus palabras cuanto en penetrar
se y aplicarse? Cabía atenerse al tenor literal de su sentido y verdadera inteligencia”. Ambos tex
sus palabras o encontrar en los textos el espe tos, bien tardíos, son notorias muestras de ese
sor suficiente que permitiese alguna adapta espesor que seguía teniendo la interpretación
ción, dispensación o corrección en su ejecu de los preceptos legales. 295
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
El ejemplo más representativo sobre el te buen gobernador...”. Estos textos permiten
ma que nos ocupa es posiblemente aquel epi constatar un cierto espacio entre el mandato y
sodio ocurrido en Buenos Aires a principios su ejecución, espacio que tenía consenso y de
de 1606, cuando el gobernador Hernandarias fensores dentro de un orden jurídico domina
intentó cumplir rigurosamente las órdenes do por una concepción casuista que sometía la
reales de expulsar del puerto a los navíos de aplicación de la ley a las circunstancias de
permisión y de embarcar a todas las personas tiempo, lugar y persona.
de cualquier estado y condición que hubiesen El acto de recepción de los mandamientos
entrado en la ciudad sin licencia real. En el ca reales tenía una cierta solemnidad, no exenta
bildo se consideró el grave daño que la aplica de contenido jurídico. La presentación y regis
ción de tal medida provocaría en la ciudad, tro en el cabildo no sólo significaba su incor
pues la mayoría de los portugueses pasivos de poración al orden normativo local sino que
la expulsión eran casados con hijas de vecinos era el momento adecuado para expresar la
y se desempeñaban como labradores o traba oposición, mediante el recurso de suplicación
jaban en oficios mecánicos. Además, la ciudad entablado ante el mismo legislador. Era un
tenía escasa población para acudir a la defen procedimiento conocido en el derecho co
sa contra eventuales ataques corsarios o de in mún, pero en el Nuevo Mundo alcanzó singu
dígenas. Fue entonces solicitado el parecer del lar desenvolvimiento. Dicho recurso descansa
obispo fray Martín Ignacio de Loyola, quien ba sobre la idea de que los mandatos legislati
manifestó que en principio todas las reales cé vos que adolecían de vicios extrínsecos o in
dulas debían ser obedecidas y reverenciadas trínsecos -por atacar derechos adquiridos o el
pero que no se ejecutarían algunas con todo el orden mismo de la ciudad- eran susceptibles
rigor de la letra, sino interpretándolas a la luz de ser revisados, a pedido de parte interesada,
de la equidad natural. Para esta interpretación por el propio legislador, quien en conocimien
moderada y prudente debía consultarse el fin to delas razones alegadas, confirmaba o no su
de la ley, que era el servicio de Dios y el bien y anterior disposición. La invocación de la fór
aumento de la República y sus vasallos, y si de mula “se obedece, pero no se cumple”, expre
alguna cédula emanase un resultado contrario sada solemnemente en ese acto, significaba la
a este fin, la ley sería tenida por falsa y sinies suspensión de la ejecución hasta que el legisla
tra y los gobernadores la habrían de reveren dor insistiese eventualmente con un segundo
ciar pero no ejecutar, porque era repugnante a mandato.
dicho fin. El cabildo, apoyándose en este dic Sin un planteo tan formal, se llegaba tam
tamen, y en presencia del gobernador, dispuso bién a veces a suspender la ejecución de los
suspender la ejecución de la orden de expul mandatos reales. Bien vale recordar la actitud
sión de navíos y personas, e hizo saber la de asumida por el gobernador rioplatense lose’ de
terminación al Consejo de Indias. Poco antes, Herrera de Sotomayor en 1689, ante la real cé
el mismo obispo le había expresado al rey, con dula que mantenía y amparaba en la posesión
respecto a la conducta de Hernandarias, que si de la capellanía del presidio al presbítero José
verdaderamente “no fuese tan riguroso en la Marciañez, cesanteado precisamente por
296 observancia de las cédulas reales sería muy aquél. El gobernador le escribía al rey en la
ORDENES NORMATIVOS Y PRACTICAS SOCIO-JURIDICAS. LA Iusncm
ocasión para expresarle que recibida la cédula viña de la hacienda de Jesús María (Córdoba),
y “habiéndola obedecido con la veneración no trepidaba en colocar frente a frente y en
que debo suspendí su ejecución" hasta dar plano de igualdad la antigua prohibición de
cuenta de las razones que tuvo para despedir plantar y reparar las viñas con la no menos an
lo y luego para no restituirlo en el cargo. No tigua inobservancia del precepto, y colocar en
sólo invocaba motivos atinentes a su conduc el siguiente paso de su argumentación en lu
ta y falta de aptitudes sino que ponía énfasis gar más favorable esta inobservancia.
en que no era un beneficio eclesiástico sujeto No menos complicado era el enfrenta
al Patronato real, sino que era un cargo remo miento entre la norma general y la singular o
vible a voluntad de los gobernadores de la particular. Se puede traer a colación lo ocurri
provincia desde que se estableció el presidio. do en Corrientes en 1656, cuando fray Juan
La Cámara de Indias dispuso cautamente pe Baquedono presentó ante el cabildo una pro
dir informes al obispo y al nuevo gobernador visión general que prohibía a los forasteros de
y aunque no se encuentra documentado el sempeñar el oficio de teniente de gobernador
trámite final del litigio, lo cierto es que, según y obtuvo el retiro voluntario de quien lo ejer
parece, el clérigo atacado logró reivindicar su cía sobre la base de un título aprobado por la
proceder y virtudes, y en 1694 se le ve figurar misma audiencia y aceptado por el cabildo,
nuevamente como capellán del presidio. El pero que al carecer de referencia alguna a
juego entre la cédula, la resistencia a aplicarla, aquella provisión general, no podía conside
la apertura de una información y la solución rarse como excepción o dispensa de la misma.
final —que no siempre utilizaba la vía del re _Este juego normativo, amplio y comple
curso— pueden echar algo de luz sobre esa jo, no cambió con la promulgación de la Re
compleja trama jurídica. copilación de 1680. El nuevo cuerpo legal
Lejos de ser entonces concebido el derecho quedó sometido a esas mismas lecturas e in
como una estructura racional, sistemática y terpretaciones que suscítaban las normas
cerrada —como se intentaría presentarlo en si sueltas. Su circulación y aplicación fue pau
glos posteriores-, aparecía como un conjunto sada. Se percibe al principio una cierta resis
de normas de diversa naturaleza, generalidad, tencia o indiferencia. Sólo en la segunda mi
grado de publicidad y uso, originadas en el ca tad del siglo XVIII, cuando surgieron con
suismo legislativo y que era acrecentado por más fuerza las tendencias que preconizan la
excepciones, privilegios y dispensas. Esto daba centralización y uniformidad legislativa, la
lugar a que la presentación de despachos rea Recopilación adquirió un vigor que fue mo
les variados, y a veces contrapuestos, motivara dificando lentamente aquel juego normativo.
disputas sobre su aplicación a determinada si Por entonces aumenta la invocación y utili
tuación. Es importante consignar que, dentro zación de la Recopilación en los cabildos. Se
de este ordenamiento, el uso o práctica de la comprueba que en los acuerdos bonaerenses
norma era altamente valorado a la hora de es las menciones a dicho cuerpo crecen a partir
tablecer su vigencia. Así, por ejemplo, en un de la década de 1770.
meduloso dictamen el fiscal Iosé Márquez de La relación entre el texto legal y su efectiva
la Plata, al pronunciarse en un pleito sobre la ejecución es una cuestión a la que los historia 297
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
dores han prestado mucha atención, pero po remontan a la fundación de la ciudad, y
cas veces se ha penetrado profundamente en que proviniendo de concesiones regias o
las causas que explican ese desajuste y rara de otras ciudades, se los incorpora como
mente se ha tenido en cuenta que las leyes propios.
eran tan sólo uno de los componentes de ese 3. Ciertas disposiciones de origen real o vi
orden jurídico variado y mudable. rreinal que la ciudad ha recibido con un
grado de predilección tal que se asimilan a
las propias.
EL ORDENAMIENTO DE LAS CIUDADES. 4. Los autos o bandos dictados por alcaldes,
EL FUERO, ¿UN IMAGINARIO coLEcTIvo? gobernadores o intendentes, entre los cua
les destacan, por el conjunto de preceptos
La existencia de un orden local propio es que reúnen, los bandos de buen gobierno
taba considerada como una de aquellas siete y las ordenanzas de los cabildos.
categorías proporcionadas por los antiguos
diccionarios cuando abordaban la voz dere En la precedente enumeración se ha avan
cho. Era el que ordenaba la ciudad o el pue zado de las partes más inciertas a aquellas
blo para su gobierno privado. Es preciso bus otras que aparecen asentadas en textos concre
car casi “arqueológicamente” ese estrato y se tos. Es precisamente en aquéllas donde puede
pararlo de los otros para conocerlo mejor. observarse la existencia de un orden jurídico
Constituye, sin duda, la parte más fláccida del que excede ampliamente el texto legal. Había
tejido jurídico, en la que se anida una por principios o normas que, sin llegar a estar es
ción considerable de los asuntos cotidianos tablecidos expresamente, formaban parte de
de la comunidad. A una consistencia formal un sentir colectivo, dificil de precisar de modo
débil se contrapone un vivo entramado so general y abstracto, pero vigorosarnente soste
ciojurídico, donde el juego de la convivencia nido ante una situación concreta.
social -de intereses, linajes, poderes- y de las En un intento por penetrar en ese resbala
normas se presenta con extraordinaria varie dizo terreno de la indagación se puede obser
dad y movilidad. var qué era lo que prometían guardar y ejecu
Este orden local puede ser descompuesto tar los gobernadores, alcaldes o regidores
en los siguientes elementos: cuando asumían sus oficios ante el propio ca
bildo. No había una fórmula de juramento co
l. Los usos y costumbres, creados por la mis mún, ni tampoco eran uniformes las de cada
ma ciudad o el cabildo en su nombre, ya uno de esos funcionarios, ni, por último, se
de manera genuina, ya mediante la adop mantuvieron invariables a través del tiempo.
ción de los existentes en ciudades que por Si bien entre tantas fórmulas no es posible
su antigüedad, importancia o vecindad afirmarse en un modelo único, puede decirse
eran referentes obligados. que esos juramentos consistían en guardar o
2. Los privilegios, libertades, franquezas, defender, además de las leyes en general y las
preeminencias, exenciones -todos éstos se cédulas reales, los fueros, privilegios y preemi
298 utilizan en distintas alternativas- que se nencias y las ordenanzas del cabildo. La refe
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA JUSTICIA
rencia a los fueros es acaso la más frecuente y ta Ciudad”. El marqués contestó que entre los
siempre en la forma plural. papeles de la provincia sólo se hallaban las or
¿Qué se entendía entonces por fuero? Los denanzas dadas por el fundador Cabrera, para
autores y vocabularios de la época ofrecen dar a entender que lo demás carecía de exis
acepciones muy diversas, pero en lo que se tencia cierta. Otro duro golpe a ese antiguo
aproxima a nuestro objeto coinciden en con entramado jurídico se produjo cuando en
siderar por tal al conjunto de usos y costum 1809, el virrey dispuso que el cabildo de Bue
bres introducidos en forma pública y con nos Aires se ajustase, en la celebración de sus
fuerza de ley. Abarcaría pues el primero de los reuniones y ejecución de sus acuerdos, a las
elementos descriptos, con avances sobre el se nuevas disposiciones. En tal ocasión, el cuerpo
gundo. Pero aun cabe añadir algo más, pues capitular pretendió que se suspendiese el
puede sospecharse que bajo la invocación del mandato hasta que pudiese representar lo
fuero anidaban otras creencias, sentimientos conducente a “los derechos, prerrogativas,
y convicciones que, sin cristalizar en una nor usos y costumbres” que le pertenecían. La res
ma consuetudinaria, operaban de manera ac puesta del virrey fue tajante: que se cumpliese
tiva para insuflar carácter a dicho ordena lo dispuesto “sin embargo de cualesquiera
miento. El fuero, al no quedar asentado en usos y costumbres que haya en contrario”. El
texto escrito, gozaba de una cierta inmateria cabildo quedó sin replicar. En un caso, mos
lidad y tenía un contenido dinámico que se trando desafección por lo que no constase por
modificaba según el tiempo y las situaciones. escrito, en otro, arrasando con prepotencia so
Descansaba en el recuerdo de los memorio bre antiguas normas locales, son ambos testi
sos, en los libros capitulares y en otros pape monios de ese fuerte decaimiento de una
les que se buscaban y rebuscaban cuando era mentalidad que resaltaba los usos y prácticas
preciso su alegación. Estas bases y sus peculia locales asentados en el tiempo.
res características permitían acomodar la ar No faltaron algunos intentos para dar ba
gumentación jurídica a las situaciones con se textual a este entramado normativo local.
cretas, bajo la idea dominante —que es impor En tales casos, el Fuero de Sevilla sirvió de re
tante resaltar- de que la ciudad tenía un or ferente. Ya en 1702, el cabildo bonaerense, por
den propio y sus representantes, los regidores, ejemplo, determinó que el acto de aclamación
podían decir o establecer ese derecho en cues del nuevo rey Felipe V se hiciera con la misma
tiones que le eran atinentes. disposición y formalidad que en la ciudad de
Esta noción de fuero, ambigua y en parte Sevilla “respecto, de gozar ésta, los mismos
inmaterial, entró en crisis con los primeros fueros y preeminencias que aquélla”. A su vez,
embates de un embrionario “positivismo”. Un en 1781 los capitulares de Cochabamba al so
precioso testimonio de ese nuevo modo de licitar que, sobre la base de la costumbre in
pensar es la respuesta que el gobernador-in memorial, se les permitiese elegir a sus alcal
tendente marqués de Sobre Monte daba en des entre los mismos capitulares, decían que
1793 al cabildo de Córdoba, que había invoca en “su origen según Leyes Reales todos los ca
do, a la antigua usanza, en determinado nego bildos del Reino fueron fundados en Villas y
cio, “las Ordenanzas, fueros y privilegios de es Ciudades sujeto sus privilegios a la ciudad de 299
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACION LOCAL
Sevilla...”. Cabe preguntarse si en este caso se hacía con el acuerdo, voto y parecer de los po
trataba de un fuero de texto conocido o de bladores. Era también frecuente facultar la mu
trasladar a un nivel superior de prestigio danza del asiento, a veces por decisión simple
aquella ambigua noción de fuero. Si es difícil del fundador, otras con acuerdo capitular. En
saber hoy qué es el Fuero de Sevilla, mucho algtma ciudad -el caso de Córdoba- se estable
más lo es conocer qué se quería decir entonces ció en el acto de fundación el escudo de armas.
cuando se lo invocaba. Los estudiosos identifi 2. Colocación del rollo y picota. Era práctica
can hoy a dicho Fuero con el de Toledo, que usada la colocación en la Plaza Mayor de un
no era otro que el Fuero Iuzgo, pero frente a rollo y picota, para que se ejecutase la justicia.
esta precisión textual no falta quien sostiene Se refleja aquí la costumbre medieval de utili
que el Fuero sevillano se componía básica zar la Plaza como estrado de justicia, pese a la
mente de privilegios y costumbres. oposición de ciertos autores. En algtmas ciu
Es aún mayor la incógnita que en este dades se dispuso expresamente la pena de
punto nos ofrece el uso continuo de la voz en muerte para quien lo quitase. El rollo -“públi
plural. Así, fueras y no fuero —muy poco utili co y concejil” se dice- era insignia de jurisdic
zada en lo que se ha podido verificar- plantea ción. Consistía en un trozo de madera cilín
un problema, dado que en los vocabularios drico y alto que rústicamente se asimilaba al
I) (l
no aparece reflejado ese uso en la acepción árbol: “árbol gordo , árbol de madera”, “árbol
que resulta aplicable, salvo en el antiguo dic sin rama ni hoja con tres gajos”, “palo y made
cionario académico (1726), que lo registra ro” son expresiones descriptivas del mismo. Al
bajo esta acepción: “Se llaman también los fin, “árbol de justicia”. Se percibe en esto una
privilegios y exenciones que se conceden en tradición castellana, aunque en la Península
alguna Provincia, Ciudad o persona”. ¿Se tra era de piedra, frecuentemente rematado con
taria en ese caso de un uso indiano no recogi una cruz. Pero tenía la misma representación
do en el diccionario peninsular? No sería la de jurisdicción y justicia.
primera vez que ello ocurriera, pero es difícil 3. La traza de Ia ciudad. Se fijaba en el ac
avanzar más en un asunto que requiere una to, con distribución de solares para los veci
indagación particular. nos, ubicación de la Iglesia Mayor y designa
ción de la advocación o patrono. Se establecía
el ejido, con indicación de las tierras que el ca
NORMAS Y PRIVILEGIOS FUNDACIONALES bildo podía conceder a los vecinos. A veces el
reparto se hacía allí mismo y quedaba incor
Del acto fundacional de la ciudad es posi porado a la documentación fundacional.
ble extraer un conjunto normativo básico, con 4. La posesión formal del sitio. En muchas ac
efectos que se dilatan en el tiempo. Conviene tas se da cuenta de la ceremonia en la cual el fim
puntualizar su contenido. dador tomaba posesión del sitio en nombre del
rey, a veces con algunas palabras y actos rituales.
l. El asiento, nombre y términos de la ciudad. Lo más frecuente era que, sacando su espada.
El asiento lo decidía el fundador, aunque algu echara “tajos y reveses”, cortara hierbas o diera
300 nas veces -como en Jujuy, Salta y La Rioja— se ciertos golpes en una rama o aun en el árbol de
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURIDICAS. LA Iusncm
. 1.. 7V
t. g El establecimiento de un Libro de cabildo
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no aparece en las actas fundacionales, salvo en
>'\-/‘,)i&\“1k‘;i la de Iujuy. Pero se alude a su existencia cuan
l do se hace referencia a un “Libro de la Funda
ción”, ya para denominar a uno que contiene
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y los documentos fundacionales, o simplemente
al primer libro de los acuerdos capitulares. Las
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menciones del mismo y la preocupación por
su conservación testimonian la importancia
que tenía como base de la existencia de la ciu
q,» ‘E1540 A f;;._"r*< dad y de su peculiaridad jurídica.
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2427€
6. La concesión de franquezas y libertades.
En este sentido se destaca el acta cordobesa,
en cuanto su fundador otorgaba a la ciudad
“todas las franquezas, mercedes y libertades
que tienen las ciudades de Córdoba en Espa
ña y las que tienen las ciudades de los Reyes
y del Cuzco en el Reino del Perú para que go
ce de todas ellas". Cabe recordar que estas
Picota ubicada, según un plano de 1562, en la plaza mayor dos ciudades eran las más privilegiadas del
de la ciudad de Mendoza. Se asemeja a las de tipo
castellano.
Perú. A Cuzco se le había concedido el privi
legio de que, reunidas las ciudades y villas de
la provincia de Nueva Castilla, hablaba y vo
la justicia -como en San Juan Bautista de la Ri taba primero, lo que implicaba honras, pree
vera- o cortara “ramas de un sauce” -como en minencias e inmunidades. Esta concesión
Córdoba—. Al no tener contradicción de los pre quedó sellada y afirmada cuando en sesión
sentes, quedaba consumada la posesión del sitio. inmediata al acto de fundación, el cabildo re
5. La constitución del cabildo. Se establecía cién constituido recibió al fundador y gober
el cuerpo con el nombramiento de alcaldes, nador, Ierónimo Luis de Cabrera, y le pro
regidores y titulares de otros oficios para el metió obediencia, pero al mismo tiempo el
primer año, que hacía el fundador. De inme gobernador juró guardar y cumplir “todas
diato los designados prestaban juramento y las gracias, franquezas y libertades que en
recibían la posesión del oficio. Se fijaba asi nombre de S. M. le están concedidas” a la
mismo la forma y modo de la renovación ciudad.
anual del cuerpo, a veces de manera minucio 7. Otros beneficios. Además de solares y
sa y otras veces con expresiones más generales. tierras, encomiendas de indios y los benefi
Ejemplo de estas últimas es la de Santa Fe: que cios de vivir bajo la protección real, los pobla
la elección se haga “como Dios mejor les diese dores podían recibir algunos beneficios ex
a entender en la manera y forma que se acos cepcionales, sobre todo cuando la necesidad
tumbra en todos los reinos del PeruI)!. de radicar gente era muy apremiante. Tal fue 301
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACION LOCAL
particularmente el precio y peso del pan; al dar en ella en el siglo XIX. En algunas cuestiones
en arrendamiento la provisión de la carne vacu locales, como la venta de la corambre, el pago
na; al ocuparse de la provisión, precio y venta de diezmos y primicias o los actos protocola
del vino; al establecer el uso del agua de las ace res, es posible observar la norma consuetudi
quias; al controlar las pesas y medidas; al reque naria operar en toda su potencia.
rir el servicio de indios para tareas de abasto y Dentro del cauce popular, aunque con
de labor agrícola. otro carácter y procedencia, ocupan lugar
2. Derechos de los vecinos. Se alegaba en destacado los denominados “bandos de buen
asuntos como la matanza y recogida del gana gobierno”. Se trataba de mandamientos gu
do vacuno, la venta de la corambre, el tráfico bernativos dirigidos a todos los vecinos y ha
comercial con otras ciudades o lugares y la uti bitantes que contenían un conjunto de pre
lización de los aborígenes bajo el servicio de ceptos de carácter general y utilidad común
mita. sobre materias de la vida cotidiana local, ex
3. Cargas y obligaciones de los vecinos. Las pedidos por diversas autoridades. En las ca
más frecuentes invocaciones fueron en mate pitales de provincia eran expedidos por el
ria de gravámenes y derechos eclesiásticos, co gobernador, más adelante por el intendente o
mo diezmos, primicias, estipendio de los curas el virrey. En las demás ciudades, por el te
doctrineros y derechos parroquiales, pero las niente de gobernador o los alcaldes ordina
hubo en punto a la modalidad de pagar ciertas rios. En la campaña, los dictaban los alcaldes
contribuciones en la llamada “moneda de la de la hermandad.
tierra”, y también a veces cuando se trataba de Aunque su verdadera denominación era la
contribuir a la edificación de las casas capitu de "auto de buen gobierno”, se fue imponien
lares, o al arreglo de las calles y caminos, etc. do la de “bando”, que designaba el procedi
4. Las fiestas religiosas y populares. Fue fre miento para su anuncio público. Constituían
cuente la invocación para la celebración de las el nivel más popular del ordenamiento jurídi
festividades del Patrono, del Corpus Christi, co, pues se aplicaban a todos los habitantes, a
Semana Santa o la jura del nuevo rey. En estos cuyo conocimiento llegaban mediante la lec
casos la costumbre regulaba la forma de la ce tura solemne que se hacía en determinados lu
lebración y de afrontar los gastos pertinentes. gares de la ciudad por el pregón, que era
Esta enumeración de cuestiones que caían acompañado por una escolta militar a “son de
bajo la órbita de normas consuetudinarias es caja de guerra". También se solía fijar un ejem
sólo ejemplificativa y lejos de una fría rela plar en las puertas del cabildo u otro lugar re
ción, estaba cargada de un dinamismo y fuer levante. El refrán “hasta los sordos coge el
za interior que bullía cuando se presentaba el bando” es patente testimonio del grado de pe
debate acerca de la norma que cabía aplicar. netración alcanzado por esta publicidad, na
Existía la difundida creencia de que la costum turalmente favorecida por la reducida ex
bre era una expresión principal del derecho y tensión y formulación sencilla que solían te
en determinadas materias su fuerza era imba ner los textos, además de que su contenido re
tible aun frente a la ley. La crítica racionalista, flejaba situaciones corrientes de la pequeña vi
feroz y persistente, sólo podrá hacer estragos da comunitaria. Estos bandos abarcaban un 303
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
número variable de disposiciones, que iba de según la condición de las personas. Así, los
los tres a los treinta y tres artículos. azotes se aplicaban a personas de baja condi
Aunque los bandos tenían un estilo mar ción, la multa o destierro a gente superior.
cado por la peculiaridad local, respondían a En esta misma línea de textos, cabe men
modelos universales. Es posible hallarlos en li cionar las licencias que se otorgaban para el
bros jurídicos, como la Política de Bovadilla o funcionamiento de las pulperías, que conte
en obras literarias, como el Quijote. Recuér nían un núcleo normativo brevísimo pero de
dense en este último sentido, las “Ordenanzas significativo alcance sobre los sectores popula
tocantes al buen gobierno” dictadas por San res. El ejemplo que utilizamos y que se repro
cho para el gobierno de la ínsula. duce gráficamente, es un despacho impreso,
Cuando un virrey, gobernador o inten con encabezamiento solemne, suscrito por el
dente asumía sus funciones era frecuente virrey. Estaba dirigido al pulpero, con el man
—aunque no obligatorio- que expidiera un dato de que debía fijarse en una tablilla colo
bando de buen gobierno. A veces lo reiteraba cada a uno de los lados del mostrador “para
durante su gobierno o dictaba otro distinto. que puedan leerse estas prevenciones y tenga
En los cabildos, se solía hacer referencias al su debida observancia”. Es bien sabido que en
bando que anualmente daban los alcaldes al la pulpería se combinaba el almacén, la tienda
asumir sus cargos a principios del año, pero es y la taberna, con una nutrida concurrencia de
difícil aseverar documentadamente que así gente de los sectores populares, que encontra
fuese en todos los lugares y épocas. Lo que sí ba allí lugar de reunión y esparcimiento. En
parece es que los antiguos bandos no queda estas condiciones este texto fijado —en grandes
ban necesariamente derogados por los nuevos. letras— debió de ser centro de lecturas, inter
Las materias contenidas en los bandos de pretaciones y glosas populares y motivo para
buen gobierno pueden esquematizarse de la que alfabetos y analfabetos, sabios y rústicos,
siguiente manera: control de la población; re ocuparan los largos ratos de ocio.
gulación edilicia y trazado de calles; ordena Después de instar a la observancia de los
ción de la vía pública y del tránsito; limpieza y bandos promulgados, en el documento se con
salubridad; seguridad pública; asuntos de signaban unas disposiciones, en su mayor parte
abastos; moralidad pública y trabajo. Algunos entresacadas de aquellos textos, a saber: perse
contenían también preceptos sobre el aprove cución de vagos y mal entretenidos; prohibición
chamiento común de montes, pastos y aguas. de abrigar o favorecer a los hijos de familia fugi
El ordenamiento se complementaba con las t.ivos de sus padres y a los esclavos huidos de sus
cláusulas penales para los infractores. Se im amos; prohibición de admitir “juntas de gentes,
ponían penas corporales aflictivas —como azo guitarras, juegos de naipes”; prohibición de dar
tes y el presidio- o restrictivas —como destie fiado a hijos de familia, criados o esclavos; cierre
rro y prisión—; penas infamantes -como la ex de la pulpería a determinada hora. Se agregaba
posición a la vergüenza pública- y penas pe un precepto no usual en los bandos: el pulpero
cuniarias -confiscación general de bienes, pér debía vender la mercadería a los precios co
dida del objeto con el que había cometido el rrientes, sin incurrir en abusos. Las pertinentes
304 hecho ilícito, multa—. Variaba el tipo de pena cláusulas penales daban plenitud a este texto
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA IUSTICIA
XI‘;
de Real Hacienda , de las Reales Rentas de Tabaco , y Naypes , y del Ramo de Azogues,
y Minas , y Real Renta de Correos en este Virreynato , &c.&c. &c.
POR quanto a ufieitud de etedidos los (orrespondlenles informes a cerca de sus costumbres.
por Decreto de esta fecha le tengo otorgada licencia para que abra una Pulperia en Por tanto le despacho
la presente impresa . y rubrieada de mi rnano , y firmada de rni Secretario de esta Superintendencia ¿e Real Hacienda : Y para
evitar los excesos o v desórdenes que con escandalo se cometen e-t las Pulpcrias , y Tabernas observará el tefetido
los Vandm promulgado: . y disposiciones siguieutey. _ _ _
t No pennilinl en su casa personas vagas , ni mal entretenidanly de las que conociere sin oficio .'ni licito destino darl notteta
l al Alcalde de Barrio. AL I vffierzm-¡gr-tr-a - .-—. I"4Gnf
1. No abrigara tampoco . ni favorecerá direCla ni indirefilart-nte s hijos de familia ‘Que anden fitgitivos de sus Padres , ni a los
esclavos huido; de tus Amos . sino entre tanto que dan a sus Padres. Amos . o justicia el correspondiente aviso I pena de Cin
quenta pesos . y de pagar tu valor al dueño . y el esclavo sufrirá cienC3 fli. y seis meses _
antes,
¡a No consentir) juntas de gentes . guitarras , juegos de Naypet , ni otro alguno aunde lot permitidos por Reales Pragmaticas
ni mucho menos que haya oorrillos a su puerta pena de diez pesos al Pjlpcro . al esclavo de cinqttenta azotes , y a qualqutera
otra persona de veinte dias de Carcel.
f‘ No am liado a hijos de familia . criados t ni esclavos , pen de perder lo que fiaren g ni adrnitira ventas D ó tmptño! ¿t
prendas 9 ni alhajas sin que el legitimo dueño autorice al vendedor comun papel firmado de su mano.
No venir?’ lol Comestibles ¡ni det-nas efectos s precios inn-tderados sino s los corrientes . y si se excediere de los señalados
vt
Formulario impreso de una licencia de pulpería de la época del virrey Nicolás Antonio de Arredondo. Archivo General de la
Nación, Buenos Aires.
ceptos vigentes se incluyen otros que el pro vas normas generales y particulares, y otra, el
curador pide al gobernador-intendente que se reconocimiento de las antiguas costumbres
apliquen, ya leyes generales de Castilla o In aborígenes. En el primer caso, la legislación
dias que no se observan, ya costumbres de fue abundante, tanto en la Península como en
otras ciudades. Su contenido es variado: autos América. El libro sexto de la Recopilación de
del gobernador Hernando de Lerma y de 1860 es tal vez el mejor ejemplo del vasto con
otros posteriores; ordenanzas del cabildo; au junto normativo de origen peninsular acumu
tos de un juez de residencia. Asienta por escri lado en más de un siglo y medio y luego pro
to algunas costumbres, junto a sugerencias o lijamente seleccionado. En cuanto a las nor
notas del procurador con cita de leyes o de mas provinciales o locales, dadas a través de
doctrina, etc. ordenanzas y disposiciones singulares, su va
En cuanto a las materias tratadas, se pue riedad fue muy grande. Las ordenanzas del vi
den mencionar entre otras: jurisdicción de la rrey Francisco de Toledo o del oidor Francisco
ciudad; distribución y medida de los solares; de Alfaro tuvieron particular relevancia en el
ejidos; encomiendas de indios; uso y conser actual territorio argentino.
vación de la acequia; uso del agua del Llocsi o En cuanto a las costumbres aborígenes, su
fuente; medidas sobre el trigo y el precio de la formal reconocimiento se produjo a raíz de la
molienda; uso común de los montes para ex fuerte corriente de opinión que en el siglo XVI
traer madera y sus limitaciones. De modo bas preconizó la incorporación de los aborígenes a
tante completo, aunque desordenado, se ocu la Monarquía conservando su antigua ordena
pa de la organización del cabildo, la forma de ción social y política, en tanto no se opusiera a
las elecciones y el trámite de conocimiento de los principios del cristianismo. Así se estable
los negocios, el ceremonial, las funciones que ció que no sólo conservaban los estatutos,
le competen, las obligaciones de algunos de usos y costumbres antiguos, sino también las
sus miembros y las fiestas religiosas a las que el costumbres que se generasen después de su
cabildo debía asistir en corporación. No se co cristianización. Esto dio lugar a una dificil -y
noce en qué medida fue invocado y utilizado no siempre certera- indagación sobre las nor
en el ámbito local. mas que estaban en vigencia. La subsistencia
de estas costumbres se hizo palpable en mate
rias como los cacicazgos, los tributos, la mita.
EL ORDENAMIENTO ABORIGEN la propiedad de la tierra y el aprovechamiento
de las aguas, el comercio, los procedimientos
El derecho letrado encontró en América judiciales y, de modo decreciente, en el régi
escollos para su aplicación a las comunidades men penal, el matrimonio y las sucesiones. No
aborígenes. Los españoles percibieron rápida se mantuvieron, en general, de un modo puro,
mente que era preciso adoptar nuevos crite sino que experimentaron fuertes influjos
rios para posibilitar el gobierno político y es hispanizantes y sufrieron las mutaciones pro
tablecer una provechosa vinculación socio pias de cualquier proceso histórico. En todo
económica con esas gentes. De ahí nacieron caso, las costumbres obraron para reducir los
306 dos vías convergentes: una, la sanción de nue requisitos formales exigidos en muchos actos
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA Iusncm
jurídicos por el derecho letrado. Cabe admitir la gente común, es objeto frecuente de repre
la supervivencia de las mismas aun en áreas sentaciones artísticas y del lenguaje político.
donde la influencia española desarticuló la es Nada de esto puede olvidar el historiador, que
tructura aborigen. encuentra su noción reiteradamente insertada
Esto fue configurando un área jurídica en mil formas en los restos del pasado.
propia para los indígenas que contenía tanto La fuerza de la voz arranca de la idea tras
elementos de sus antiguas culturas, como cendente de la justicia. La verdadera justicia,
otros de procedencia castellana. En lo referen se considera, no es de este mundo. La justicia
te a la propiedad de la tierra —por señalar un divina castiga o premia según el merecimien
ejemplo-, mientras su concepción colectiva to de cada uno. Su representación en escultu
del dominio y explotación agraria fue admiti ras y pinturas medievales y modernas llega a
da por los españoles, en cambio no se extendió todos los estratos sociales. Las Partidas consi
igual protección a la modalidad de dominio deraban a la justicia como fuente de todos los
de los pueblos cazadores-recolectores. derechos, y como medianera entre Dios y el
Las complejas cuestiones que implican el mundo a la manera que la aguja es para los
entrecruzamiento de estos órdenes jurídicos marineros, para guía de los gobernantes, para
no han merecido hasta ahora análisis historio premiar a los buenos y castigar a los malos.
gráficos que permitan dar, en el orden general, Texto éste de frecuente invocación hasta el
conclusiones válidas para las altas culturas mismo siglo XIX.
aborígenes. Mucho menos existe esa posibili Como reflejo de esta idea, la justicia es
dad para escalones culturales inferiores, como considerada como virtud social. Por ella se
los existentes en el territorio argentino. Con mantiene el mundo —dicen las Partidas- “ha
todo, es posible observar ejemplos aislados ciendo vivir a cada uno en paz, según su esta
que permiten señalar la supervivencia de nor do, a sabor de sí, y teniéndose por abondado
mas indígenas, y aun ordenamientos prehis de lo que ha”. Sin ella no se puede "bien vivir”.
pánícos, durante la época de la dominación También esta faz es objeto de expresiones ar
española. Tal es, en este último caso, el de los tísticas muy variadas, desde las que enfatizan
onas fueguinos. la rectitud hasta las que caracterizan sus vi
cios. Se recoge en abundantes refranes, en tex
tos morales y jurídicos y en una vasta literatu
LA IUSTICIAI VERTIENTES IUDICIAL ra, que por sí revela el carácter nuclear de esta
Y POPULAR noción. De ahí que no puede sorprender su
reiterado uso en el vocabulario político y le
La justicia -palabra divina y humana, de gislativo de la época. No era voz vacía sino lle
esperanza y de frustración— es noción con alta na de un profundo contenido religioso y so
dosis de ambigüedad conceptual y al mismo cial. Se le tiene por “fin del Estado” indiano y
tiempo de vigorosa presencia en la vida social, se la coloca por encima de las demás virtudes.
usada cotidianamente en el lenguaje corriente. La idea de justicia así entendida encuentra
Voz compleja, de circulación entre teólogos, en la época dos cauces principales para su rea
filósofos, políticos y juristas, y también entre lización: uno encarnado en la persona del rey 307
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
y canalizado a través de jueces y tribunales, y una manera de contener el abuso del poder y
otro manifestado de modo popular. Ambos de asegurar un margen de libertad. De Casti
cauces derivan de la idea trascendente y man lla ya llega configurado a tierras argentinas,
tienen entre sí un juego continuo de intercam donde arraiga con sus peculiaridades. El pro
bios y tensiones. ceso requiere citación del acusado y proban
La primera es la que ocupará principal za, aunque sea sobre delito notorio. La forma
mente estas páginas. Intentaba ser modesto lidad es pues base de la garantía, pero al mis
reflejo de la justicia divina y la figura del rey, mo tiempo es causa de la crítica social que no
como supremo juez, estaba ínsita en esa inten pocas veces encuentra en ella los enredos y di
ción. En una ley indiana de 1580, Felipe II se laciones de los pleitos. Sobre todo, se hace
ñalaba que “la buena administración de justi más patente en el juicio civil ordinario, con
cia es el medio en que consisten la seguridad, un mecanismo escrito, largo y costoso. En el
quietud y sosiego” de todos los estados de la Buenos Aires de la segunda mitad del siglo
sociedad. Paulatinamente desde fines de la XVIII se tenía por uso común el dicho que
Edad Media, esa justicia no era administrada “más vale una mala composición que un buen
por el rey en persona ni estaba abondonada a pleito”. A tal punto llegan estos toques críticos
su mero arbitrio. Dos postulados la sustenta que cierta corriente del utopismo humanista
ban: a) un proceso bajo formas jurídicas, con que se pronuncia contra las leyes escritas tam
garantías procesales y dirección superior de bién lo hace contra las formalidades procesa
los letrados, y b) una decisión conforme a de les. Es posible que esto mismo influyera en
recho (entendido como más allá de la ley po América a la hora de otorgar a los aborígenes,
sitiva estricta), sobre la base de lo alegado y como beneficio. la simplificación de las for
probado. Con frecuencia en las disposiciones malidades en los procesos.
reales dirigidas a autoridades residentes en De todos modos, el pleito ejerce una atrac
América se les encomendaba que “se haga jus ción casi insuperable —entre los indígenas es
ticia”. Para aclarar el sentido de este mandato bien conocida esa afición— y pocos eran los
una cédula real en 1620 decía que la inclusión pleitistas tan prudentes como aquel personaje
de esa cláusula era simplemente para incitar a de ficción que desistía de su aventura judicial
que se resolviese la cuestión planteada sin en la Córdoba de fines del siglo XVIII acu
“mudar el ser del juzgado, ni el estado de la diendo a este razonamiento:
causa”. Es el reinado de la justicia de los letra
dos, no de los reyes. Los negocios de “justicia” porque, si el pleito no es bueno,
y “gobierno” tienden a ser sutilmente separa por de contado se pierden
dos. Esto se hizo mucho más visible en el siglo cuatro cosas en un tiempo,
XVIII, con el avance de la Ilustración, cuando que son el pleito y el juicio,
Administración y Judicatura adquirieron una la paciencia y el dinero.
notoria diferenciación.
El proceso judicial “como camino o méto Lo cierto es que siempre se mantuvo la vi
do imprescindible para la declaración de lo gencia del proceso, aun en lugares marginales
308 que es justicia” es —en palabras de Maravall o periféricos de la Monarquía y el rey, por
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA lUSTlClA
ejemplo, se mostró contrario a autorizar pe ticas socio-jurídicas legítimas, aunque sean ju
nas de azotes y de exposición a la vergüenza dicialmente heterodoxas. Con estas prácticas
pública sin consulta ni aprobación de las res se satisfacen agravios recibidos que la acción
pectivas audiencias. de la justicia formal no puede o no ha alcan
Una noción popular de la justicia se man zado a castigar por falta de pruebas fehacien
tiene en forma paralela y cotidianamente se tes. Los historiadores no han prestado aten
nutre de nuevas fuerzas. Por su mismo origen ción a estas cuestiones, que por otra parte son
es ambigua, imposible de precisar y rebasa raras de encontrar documentadas. Pero quién
—cuando no se contrapone- a la justicia “judi puede dudar que en la sociedad indiana tam
cial”. Se aproxima al sentimiento, con alcance bién se debieron dar redomazos, espantos, al
intimista. Es retraída y desengañada de los borotos, matracas, untos de miera, publica
mecanismos exteriores. La justicia-institución ción de libelos, clavazón de cuernos y sambe
no satisface regularmente la aspiración del li nitos, etc., tal como lo cuenta Cervantes en
tigante y a veces la del común. Los hombres Rinconete y Cortadillo, con respecto a la vida
que la imparten, las leyes que rigen o los veri sevillana. En su veta más pacífica estas demos
cuetos del régimen procesal son objeto de crí traciones populares persiguen la aplicación de
ticas y pullas. La censura, a veces mordaz, no un castigo social, que llega más al honor que al
se queda en las palabras y llega a reflejarse en cuerpo, y su efectividad a veces es mayor que
el arte, particularmente en las imágenes de la la de la propia justicia oficial.
justicia, incorporando sutilmente nuevos ele
mentos satíricos, como las vendas en los ojos,
o deformando las posturas de los objetos, co JUECES Y TRIBUNALES
mo el desequilibrio de los platillos de la ba
lanza o la espada en posición de descanso o El engranaje de la administración de jus
abandono. Es cierto que a veces la introduc ticia indiana era complejo. Una mera des
ción de estos rasgos burlescos origina una cripción de tribunales y jueces sería impro
contracorriente interpretativa que procura pia de este lugar. La misma noción amplia de
limpiar esos injertos mediante nuevos argu justicia supera los límites de un orden judi
mentos correctivos. cial y es atribución repartida entre diversos
Es más. Hay formas de “hacer justicia” fue oficios públicos. Su ejercicio aparecía domi
ra de los cauces de la justicia formal. Se abre nado por pautas jurídicas, aunque los jueces
un abanico de variantes que abarcan desde no fuesen necesariamente letrados, salvo los
manifestaciones de repudio colectivo hasta or de la audiencia.
ganizaciones cuasi delictivas que ajustan sus Una controversia de índole civil o una de
propias cuentas. Es decir, desde exteriorizacio nuncia criminal quedaba planteada ante los
nes sociales legítimas hasta muestras que lin alcaldes ordinarios o ante el gobernador.
dan con el crimen organizado. Aunque en este Quien primero conocía desplazaba al otro. La
terreno es difícil separar las infinitas variantes, elección de una u otra vía varió de acuerdo
cabe pensar que una parte de aquellas mani con el tiempo y las circunstancias, pero fue
festaciones podrían ser admitidas como prác más frecuente, según parece, la utilización de 309
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
7¿y «g-‘míg
s.
Frente de la Real Audiencia de Charcas, próxima a la plaza mayor (N° 5). Detalle del plano de la ciudad de la Plata. por el pintor
Ildefonso Luján, 1777.
la primera. Aunque ambos magistrados eran lla podía incurrir en responsabilidad por ha
legos, en la formación del expediente se ad ber actuado contra derecho.
vierte la colaboración de conocedores de las Un importante sector de litigios estaba re
formas procesales. Muchas veces denota la servado a jueces eclesiásticos. Eran los relati
presencia de asesores letrados, que daban di vos a cuestiones matrimoniales, tales como es
rección a la causa en sus correspondientes fa ponsales, disensos, nulidades, divorcio, ali
ses y adquirían sobre todo preponderancia al mentos, dote, tenencia de hijos. En cambio, se
momento de dictar la sentencia definitiva. Ya consideraba de fuero mixto —competían al
antes del Virreinato, se observa cada vez con juez eclesiástico o civil que primero conociera
mayor frecuencia que en las principales ciuda en la causa- lo referente a adulterio, concubi
des el alcalde consultaba al letrado por inicia nato e incesto. Otros delitos también estaban
tiva propia o a pedido de parte cuando era ne sujetos a este régimen de fuero mixto.
cesario adoptar resoluciones de trascendencia. La jurisdicción eclesiástica se extendía a los
Esta presencia letrada se fue imponiendo a tal pleitos referentes a la Iglesia o a sus bienes. Caía
punto que su opinión prácticamente obligaba bajo la misma lo relativo al cobro de diezmos.
310 al juez lego, ya que si éste se apartaba de aqué aunque se suscitaron controversias al respecto.
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURIDICAS. LA Iusncm
Los conflictos con la jurisdicción civil fueron 1613- con su correspondiente tribunal. Sin
frecuentes y hacia fines del siglo XVIII en algu embargo, no parece que su jurisdicción efecti
nas materias quedó recortada la esfera eclesiás va se haya extendido hasta el actual territorio
tica. La tramitación de los juicios ante jueces y argentino. El nombramiento de un diputado
tribunales eclesiásticos, con sus reglas propias, de ese consulado en Buenos Aires fracasó en
siguió las formas sustanciales del proceso civil. 1752 y lo mismo ocurrió con la tentativa de
Junto a la ordinaria existían otras jurisdic designar un juez, por elección de los vecinos
ciones con sus tribunales especiales para cono comerciantes. Según parece, los juicios mer
cer los pleitos civiles y criminales de determi cantiles siguieron a cargo de los alcaldes ordi
nadas personas en razón de su estado y profe narios hasta la erección del consulado de Bue
sión. Unas eran más amplias —como la eclesiás nos Aires en 1794. Fue entonces cuando se ini
tica y militar- que comprendían tanto las ma ció este ramo particular de la administración
terias como las personas. Otras limitaban su de justicia. Si bien era lega, en la instancia su
atribución a las controversias planteadas den perior aparecía un oidor de la audiencia que
tro del área de conocimiento específico —como integraba el tribunal y a veces se requería la in
el mercantil, el protomedicato, el universita tervención de un asesor letrado al momento de
rio—. Como se decía entonces, parecía natural dictar la sentencia. Además, desde que comen
que las controversias en cuestiones de determi zó a funcionar hubo denuncias por la factura
nada ciencia, arte u oficio fuesen resueltas por letrada que se observaba en los escritos, lo que
personas sabias y experimentadas en cada co delataba la mano oculta de abogados que ac
nocimiento particular. La Corona estimuló tuaban detrás de los pleitistas. Con todo, se irn
durante todo el período una tendencia hacia la ponía la práctica de un breve y sumario proce
uniformidad de las jurisdicciones en tomo de dimiento, desprovisto de las formas más recar
los tribunales reales. Pero esa tendencia encon gadas del juicio ordinario. Una tercera parte de
tró escollos, hubo frecuentes conflictos y hasta los litigios entablados era por cobro de pesos y
se produjeron retrocesos a través de nuevas la inmensa mayoría de los juicios no demanda
concesiones y ampliaciones. La unificación só ron más de un año de tramitación. Las Orde
lo se alcanzará en el siglo XIX. nanzas de Bilbao, adaptadas a las peculiarida
Con cierta independencia de este molde le des rioplatenses, fueron las normas sustancia
trado se tramitaban los pleitos de los comer les aplicadas por esta justicia.
ciantes sobre sus negocios. Era lema de esa jus El reclamo por justicia llegaba finalmente
ticia que fuera “a estilo llano, verdad sabida y hasta los estrados de la audiencia, el más alto
buena fe guardada”, sin intervención de letra tribunal en América, integrado por oidores le
dos. Era un antiguo privilegio, que se fundaba trados. No era sólo órgano judicial. Represen
en un orden normativo tradicionalmente se taba, junto con el virrey, a la persona del rey y
parado del derecho común. Esta forma de ad la tenencia del sello real constituía el símbolo
ministración de justicia estaba a cargo de los más elevado de su autoridad. La audiencia
mismos comerciantes, agrupados en los con actuaba en consecuencia como verdadero
sulados. Durante gran parte de la época hispa control y contrapeso de poderes, y era mo
na funcionó en Lima un consulado —erigido en derador en los conflictos con la jurisdicción 311
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
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Esa continuidad no se quebró con el fun
cionamiento por casi nueve años (1663
1672) de una audiencia en Buenos Aires. Es
ta creación tuvo por principal objetivo perse
Acuerdo de una Audiencia Real, según Guamán Poma de guir el contrabando, sin lograrlo. En realidad,
Ayala.
la región estaba aún poco desarrollada y su
actuación judicial ordinaria era escasa. A ello
eclesiástica. Sus amplias funciones de gobier se sumó que ni siquiera alcanzó a recibir de
no concedidas inicialmente fueron luego re Charcas los expedientes en trámite que se le
cortadas, pero aun así mantuvo una posición transfirieron.
de relevancia en el régimen indiano, lo que se La situación preeminente de Charcas con
ponía en evidencia a través del ceremonial que relación al actual territorio argentino sólo se
rodeaba su actuación. De más está decir que modificó cuando en 1785 se instaló otra au
esta apreciación no siempre condecía con la diencia en Buenos Aires, que vino a completar
actuación del órgano en circunstancias con el proceso de puesta en valor de nuestras anti
cretas ni con la conducta evidenciada por al guas gobernaciones. Esta vez, el tribunal esta
gunos de sus miembros. bleció un estilo jurídico que dejó profundas
La administración de justicia tenía en la au huellas en nuestro orden judicial. Estaban ya
diencia no sólo a su más alta instancia en Amé dadas las condiciones materiales para que el
rica en juicios civiles, criminales y del fuero de nuevo tribunal pudiera tener su asiento defi
hacienda, sino que en forma originaria conocía nitivo. Su jurisdicción se extendió a todo el Vi
en otras causas. Ante la misma se entablaban rreinato, incluida la región de Cuyo, que hasta
los recursos contra resoluciones gubernativas. entonces dependía de jurisdicción chilena. Su
Y ejercía el control sobre la administración de continuidad se dio aun después de 1810 y en
312 justicia en toda su jurisdicción. vez de ser suprimido fue transformado en la
ORDENES NORMATIVOS Y PRÁCTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA JUSTICIA
cámara de apelaciones, como cabeza de la or Las mismas ideas expuestas se advierten en
ganización local. la propia actuación de la audiencia a través de
En contraste con lo que por entonces ocu las causas que resolvía y que le llegaban de dis
rría en las antiguas audiencias, los nuevos oi tintos lugares del país. Ateniéndonos a algunos
dores designados por el rey para Buenos Aires muestreos documentales, se puede observar
provenían de la Península y algunos estaban una tendencia protectora hacia las personas
impregnados de las ideas jurídicas de la Ilus más necesitadas (pobres, viudas, etcétera), que
tración. Bien vale detenerse en una de sus influye en la revisión de los fallos de los jueces
preocupaciones: el arreglo de la justicia crimi inferiores. Del mismo modo, aparece como
nal en el interior del Virreinato. Al respecto, la más benigna su postura ante la pena de muer
audiencia procuró introducir pautas letradas te. En el estudio de un centenar de expedientes
en contra de los criterios empíricos de los al sobre homicidio en Buenos Aires, se comprue
caldes legos, estableciendo principios que de ba que si bien tendió a ratificar y aumentar las
bían observarse: adecuación de la pena al deli condenas impuestas por los alcaldes, en cuanto
to y uniformidad con relación a ilícitos seme a la pena capital no la impuso nunca cuando
jantes; aplicación de las reglas procesales, ase juzgó en forma directa y disminuyó a otras me
gurando al reo garantías mínimas; obligación nores las cinco capitales dadas por el juez infe
de dar aviso al tribunal cada vez que ocurrie rior. En tal sentido, Carlos Mayo advierte que la
sen delitos de cierta entidad, siendo preciso en audiencia mantuvo un delicado equilibrio en
estas causas la asesoría letrada; consulta a la tre los diferentes sectores sociales.
audiencia antes de ejecutar sentencias que im La pompa y el ceremonial que rodeaba a la
pusieran pena corporal aflictiva o de vergüen audiencia y a sus miembros daban al cuerpo un
za. Pero sus impulsos reformistas llegaron a relieve social. Si bien las audiencias bonaerenses
chocar con una realidad más primitiva y así no alcanzaron a tener edificio propio, dispusie
tuvo que retroceder en parte ante el clamor de ron de un ceremonial que daba indicios ciertos
los alcaldes, que se veían desautorizados por la de su poderosa autoridad. La sala del tribunal
facilidad con que los reos huían sin alcanzar a estaba cuidadosamente dispuesta. Una tarima
ser castigados mientras se tramitaban aquellos con dosel indicaba el lugar más elevado donde
recaudos, y les concedió la facultad de aplicar se sentaban el presidente y los oidores vestidos
hasta veinticinco azotes. En fin, combinando con una toga talar con golilla para oír a los liti
antiguos criterios y nuevas ideas penales, se gantes, juzgar las causas y pronunciar las sen
fue introduciendo lentamente un tipo de jus tencias. Este elevado rango también se manifes
ticia penal más humanitaria. Hasta qué punto taba públicamente cuando concurrían en cuer
fue suficiente un cuarto de siglo para imponer po a las ceremonias reales y religiosas. Eran sig
esta práctica de modo permanente, es interro nos externos de la preeminencia de estos ma
gante que no resulta posible esclarecer por gistrados, que representaban esencialmente esa
ahora. delicada tarea de “dar a cada uno lo suyo”.
313
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACION LOCAL
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
El estudio del derecho vigente en América noción de Derecho”, Actas de las XXV Reunio
durante el período español tiene una fuerte nes Filosóficas de la Universidad de Navarra. El
tradición historiográfica que iniciaron en las hombre: inmanencia y trascendencia, vol. I,
primeras décadas de este siglo el español Ra Pamplona, 1991, págs. 397-413.
fael Altamira y el argentino Ricardo Levene y Sobre características del derecho indiano,
continuaron sus discípulos y otros estudiosos modos de creación y aplicación, véase ALFON
agrupados principalmente en el Instituto In so GARCÍA-GALLO, “Problemas metodológicos
ternacional de Historia del Derecho Indiano de la Historia del Derecho indiano" y “La ley
(1966), que ha organizado hasta hoy doce como fuente del Derecho en Indias en el siglo
congresos de la especialidad, con actas y estu XVI”, ambos recogidos en ídem, Estudios de
dios publicados. La producción específica ar Historia del Derecho Indiano, Madrid, 1972,
gentina también puede seguirse en la Revista págs. 63-119 y 169-285; RICARDO ZORRAQUIN
del Instituto de Historia del Derecho Ricardo BECÚ, “El sistema de fuentes en el Derecho in
Levene (RIHDRL) y, a partir de 1973, en la Re diano”, Anuario Histórico-Jurídico Ecuatoriano
vista de Historia del Derecho (RHD) y otras (Quito), N° 6, 1980, págs. 3-51; VICTOR TAU
publicaciones del Instituto de Investigaciones ANZOATEGUI, Casuismo y Sistema. Indagación
de Historia del Derecho. Esta entidad ha reali histórica sobre el espiritu del Derecho indiano,
zado hasta hoy diecisiete jornadas bíenales en Buenos Aires, 1992; ídem, “La costumbre jurí
el país. dica en la América española (siglos XVI
El presente capítulo intenta recoger esa in XVIII)”, RHD, 1986, N° 14, págs.355-42S;
tensa labor intelectual y en algunos aspectos ídem, “La doctrina de los autores como fuente
refleja la elaboración personal del autor, ex del derecho castellano-indiano”, RHD, 1989,
puesta ampliamente en los trabajos que se N° 17, págs. 351-408. En VICTOR TAU ANzoA
mencionan a continuación o también sinteti TEGUI, La ley en América Hispana. Del descu
zada aquí y proveniente de investigaciones en brimiento a la emancipación, Buenos Aires,
curso. 1992, se recogen diversos estudios publicados
Para obtener una idea general sobre el de con anterioridad, entre los cuales cabe men
recho común en su desarrollo exclusivamente cionar -por su relación con los temas aquí tra
europeo durante este período, por su conci tados- los que se ocupan de los bandos de
sión, claridad y marco general, resulta reco buen gobiemo, de la Recopilación de 1680 y
mendable la obra de HELMUT COING, Derecho del recurso de suplicación contra las leyes. En
Privado Europeo, tomo I, Derecho común más análogo sentido, puede verse del mismo autor.
antiguo (1500-1800), Madrid, 1996. La prime ¿Qué fue el Derecho Indiano’, 2' ed., Buenos
ra edición alemana es de 1985. Sobre la noción Aires, 1982. Un balance de estos estudios se
de derecho y su evolución histórica, véase IoA plantea en VICTOR TAU ANzoATEGUi, Nuevos
QUÍN GARCIA HUIDOBRO y RENATO RABBl-BALDI horizontes en eI estudio histórico del Derecho
314 CABANILLAS, “Realismo y subjetivismo en la indiano, Buenos Aires, 1997.
ÜRDENES NORMATIVOS Y PRACTICAS SOCIO-JURÍDICAS. LA JUSTICIA
Sobre la aplicación judicial del derecho, dios Americanos, tomo XXXIII, Sevilla, 1976,
véase MARIA ROSA PUGLIESE, “Las fuentes del págs 189-215, y VÍCTOR TAU ANzOATEGUI, “La
Derecho a través de los expedientes judiciales costumbre jurídica“? cit., págs. 403-412. En
en el Virreinato del Río de la Plata”, XI Congre cuanto a los onas, se remite a RICARDO D. RA
so del Instituto Internacional de Historia del BINOVICH, “Instituciones jurídicas de una na
Derecho Indiana. Actas y Estudios, tomo l, ción fueguina: los selknam. A propósito de la
Buenos Aires, 1997, págs. 135-132. obra de Martín Gusinde”, RHD, 1985, N° 13,
Sobre letrados y su influencia, se remite a págs. 393-434.
JOSE ANTONIO MARAVALL, “Los hombres de sa Sobre la administración de justicia en
ber o letrados y la formación de su conciencia nuestro territorio, la obra de conjunto más
estamental", en ídem, Estudios de Historia del importante es la de RICARDO ZORRAQUIN BECÚ,
Pensamiento Español, la serie, 2° ed., Madrid, La organización judicial argentina en el período
1974, págs. 355-389; lAvlER MALAGÓN BARCE hispánica, Buenos Aires, 1952 (reeditada sin
LO, “Una colonización de gentes de leyes”, en modificaciones). En algunos puntos puede
ídem, Estudios de Historia y Derecho, México, completarse con estudios monográficos pos
1966, págs. 81-100; DAISY RIPODAS ARDANAz, terioresz‘ IULIO CESAR GUILLAMONDEGUI, “La
“Popularidad de lo jurídico en los siglos colo justicia consular en Buenos Aires (1794
niales. Un examen de la literatura de la Arqui 1810)”, Boletín de la Academia Nacional de la
diócesis de Charcas”, Revista de Historia de Historia, vol. XXXIII, 2a sec., 1963; ABELARDO
América, N° 101, México, 1986, págs. 37-64. LEVAGGI, “Los fueros especiales. Contribución
El digesto salteño de 1784 está publicado al estudio de la administración de justicia en el
en MIGUEL SOLA, Erección y abolición del cabil Río de la Plata”, RIHDRL, 1971, N° 22, págs.
do de Salta. Un digesto municipal de 1784, Bue 44-91; CARLOS M. STORNI, “La justicia en la
nos Aires, 1936. Sobre ordenanzas, se remite a campaña del Río de la Plata durante el perío
la obra documental Ordenanzas Municipales do hispánico”, en ídem, Investigaciones sobre
Hispanoamericanas, recopilación, estudio pre Historia del Derecho Rural Argentino, Buenos
liminar y notas de FRANCISCO DOMINGUEZ Aires, 1997, págs. 61-97.
COMPANY, Madrid, 1982. Sobre la audiencia que funcionó en Bue
Planteos generales acerca del ordenamien nos Aires en el siglo XVII hay dos trabajos só
to indígena, con dispares consideraciones, lidamente asentados en fuentes documentales:
pueden verse en RICARDO ZORRAQUIN BECU, ABELARDO LEVAGGI, “La Primera Audiencia de
“Los derechos indígenas”, RHD, 1986, N° 14, Buenos Aires (1661-1672)”, RHD, N° 10,
págs. 427-451, y HORST PIETSCHMANN, “Consi (1982), págs. 9-120; TERESA BEATRIZ CAuzzi,
deraciones en torno al problema del estudio Historia de la Primera Audiencia de Buenos Ai
del derecho indígena colonial”, IX Congreso del res (1661-1672), Rosario, 1984. Ambos se
Instituto Internacional de Historia del Derecho complementan. Del primero, cabe destacar la
Indiana. Actas y Estudios, tomo II, Madrid, utilización de los expedientes judiciales de di
1991, págs 7-17. Sobre la costumbre indígena, cho tribunal, y del segundo, un uso más am
CARLOS I. DÍAZ REMENTARIA, “La costumbre in plio de documentación existente en el Archivo
dígena en el Perú hispánico”, Anuario de Estu General de Indias (Sevilla). 315
LA MONARQUÍA Y LA ORGANIZACIÓN LOCAL
No hay buenos estudios de conjunto sobre MALLo y OsvALDo BARRENECHE han realizado
las audiencias de Charcas y la segunda de Bue varios estudios de historia social tomando co
nos Aires. Mantienen vigencia las antiguas re mo principal fuente documental los expedien
ferencias de ENRIQUE RUIZ GUIÑAZÚ, La magis tes de la audiencia. De dichos autores véase
tratura indiana, Buenos Aires, 1916, y las de “Plebe urbana y justicia colonial: las fuentes
ZORRAQUÍN BECÚ en La organización judicial, judiciales. Notas para su manejo metodológi
cit. Para la última época es importante el estu co”, Estudios. Investigaciones, N° l, La Plata,
dio de EDUARDO MARTIRE, Los regentes de Bue 1989, págs. 47-53.
nos Aires. La reforma judicial indiana de 1776, La dimensión social del proceso judicial en ge
Buenos Aires, 1980. Sobre los criterios estable neral es tratada por loss ANTONIO MARAVALL,
cidos para los alcaldes del Interior se ocupa Estado moderno y mentalidad social. Siglos XV
IosE M. MARJLUZ URQUIIO, “La Real Audiencia a XVII, II, Madrid, 1972, págs. 430-435 y 433
de Buenos Aires y la administración de justicia 439. También en DAJSY RIPODAS ARDANAZ, “La
en lo criminal en el interior del Virreinato", administración de justicia en el último siglo
Primer Congreso de Historia de los Pueblos de la colonial. Una imagen a través de la literatura
Provincia de Buenos Aires, vol. II, La Plata, dieciochesca de América meridional", RHD,
1952, págs. 271-291. CARLOS A. MAYO, SILVIA N° 2o, 1992, págs. 377-396.
316
III. POLÍTICA EXTERIOR
Y DEFENSA
10. POLÍTICA DE ESPAÑA EN EUROPA.
CONFLICTOS CON PORTUGAL
E INGLATERRA
Los conflictos suscitados en los dominios tras España se debatía en las pérdidas conti
españoles del Atlántico sudamericano en rela nuas que tenía en Europa, los lusitanos reanu
ción con Inglaterra y Portugal durante el siglo daban la cuestión de límites con exigencias
XVIII y su repercusión en el área rioplatense, que no tenían fundamento, pero estaban dis
se comprenden si se los inserta en el desenvol puestos a llevarlas adelante en función de los
vimiento de la política internacional europea. descalabros militares de España en el Viejo
Este siglo es el del “segundo reparto de Euro Continente. Esta divergencia arrancaba del
pa” -territorial e ideológico- después de la mismo tratado de Tordesillas y duró mucho
época de los descubrimientos y conquistas del tiempo sin que se conviniera una definición ni
siglo XVI. llegara a someterse al arbitraje pontificio. Las
tierras situadas al oriente de aquella demarca
ción se habían adjudicado a Portugal, pero és
Los AVANCES PORTUGUESES ta insistía en que la línea divisoria debía tra
Y EL Río DE LA PLATA zarse más al oeste y, por consiguiente, recla
maba las tierras septentrionales que bañaba el
Durante la dominación española sobre Río de la Plata.
Portugal (1580-1640), este país perdió casi to
das sus colonias asiáticas y africanas. Restau VAQUERMS Y BANDEIRANTFS
Durante el tiempo en que Portugal con motivo la mayoría de las víctimas provenían
tinental estuvo bajo el dominio español, en de las misiones jesuíticas.
Brasil, los bandeirantes desarrollaron una Las mayores y más devastadores bandeiras
desbordante penetración desde San Pablo en fueron las mandadas por Preto y Antonio Ra
busca de nuevas tierras y esclavos. Las ban poso Tavares. Este último se internó hacia el
deiras eran partidas dedicadas a capturar y oeste y el norte y penetró también en los Virrei
esclavizar indios. El nombre proviene de la natos del Perú y Nueva Granada. Los testimo
costumbre de levantar una bandera en señal nios de época reflejan el horror producido por
de guerra. Sus correrías generalmente se las crueldades que cometían los bandeirantcs.
concentraban en las ciudades y reducciones Destruyeron en pocos años todas las señales de
paraguayas del Guayrá e Itatín. Si al princi ocupación española. Los bandeirantes sirvie
pio atrapaban indios salvajes, después apri ron eficazmente los objetivos del gobierno
sionaron a los indios cristianizados que ya portugués al ocasionar el masivo retroceso de
320 habían aprendido algunos oficios y por ese las posesiones paraguayas en la region. En
POLITICA DE ESPAÑA EN EUROPA. CONFLICTOS CON PORTUGAL E INGLATERRA
Vista de la Colonia del Sacramento, por José Cardero, integrante de la Expedición Malaspina.
1673, los portugueses habían comenzado la in nuel Lobo (1673), a quien se le ordenó fundar
vasión de la Banda Oriental. Al mismo tiempo, una población en la margen oriental del Plata
desembarcaron en el paraje llamado de Mon y levantar una fortaleza para afirmar la domi
tevideo para grabar en el cerro el escudo de nación lusitana. En un paraje frente a la isla de
Portugal. Un famoso bandeirante saqueó y des San Gabriel ftmdó Nova Colonia do Sacramen
truyó en Paraguay la Villarica del Espíritu San to (2lde enero de 1680). Al tener conocirnien
to (1675), a pesar de haberse convenido la paz to de esa fundación, el gobernador Garro pro
hacía casi ocho años. Para complicar esta situa testó, pero Lobo le respondió que estaba en tie
ción, el monarca portugués obtuvo del papa rras de su monarca. Garro comunicó la nove
Inocencio XI la creación del‘ obispado de Río dad al rey de España y al virrey del Perú.
de Janeiro, al que se le asignó una jurisdicción Como Lobo rechazó el desalojo que le ha
hasta el Río de la Plata. bía intirnado Garro, éste organizó una expedi
ción para expulsarlo, la cua.l contó con la cola
boración de soldados de Buenos Aires, Santa
FUNDACION DE COLONIA DEL SACRAMENTO. Fe, Córdoba e indios de las misiones, se apo
DEsALoIO Y DEVOLUCION deró de Colonia y en el combate los lusitanos
A LOS PORTUGUESES tuvieron muchos muertos. Los españoles to
maron prisioneros a los sobrevivientes con sus
Mientras España estaba en guerra con la equipos, incluyendo a Lobo, quien salvado de
Francia de Luis XIV, el rey Pedro II de Portugal que los indios lo ultimaran, fue trasladado a
nombró gobernador de Río de Ianeiro a Ma Buenos Aires donde murió (7 de agosto de 321
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
los dominios españoles entre coronas europeas mo de Orange, rey de Inglaterra, propuso una
para evitar una guerra de sucesión, pero a costa coalición contra Francia a la cual se unieron
del fraccionamiento de España. Anticipándose a Holanda, el emperador Leopoldo y algunos
un esperado desenlace, el emperador Leopoldo príncipes alemanes que apoyaron los derechos
de Austria y el rey Luis XIV de Francia se repar del archiduque Carlos a la sucesión española.
tieron la envidiable herencia española. Es así co Esa fue la Gran Alianza (La Haya, 7 de septiem
mo el francés firmó por su cuenta el Tratado de bre de 1701) que declaró la guerra a España y
Londres (1700), que reconocía al hijo de Leopol detentaba el dominio del mar.
do -el archiduque Carlos- como heredero de Así se inició la Guerra de Sucesión españo
los derechos a la sucesión del trono español, con la, que tuvo graves repercusiones en América y
excepción de Nápoles, Sicilia y el Milanesado. otros dominios europeos ultramarinos (1701
El reparto propuesto por Luis XIV evitaba l7l3). En un principio, Portugal combatió al
una nueva guerra, pero a costa del fracciona lado de los Borbones, pero a partir de 1703 es
miento de España. En 1696, Carlos II había tes trechó filas en contra de ellos. Los resultados
tado a favor del príncipe elector de Baviera, pe militares fueron muy variables, pero en gene
ro cuando éste murió, hizo nuevo testamento. ral favorecieron a los aliados.
Cuando el soberano español tuvo conocimien
to de aquel reparto y ante la posibilidad de que
el reino con sus dominios quedara dividido, de Los TRATADOS DE ALFONSA Y DE METHUEN
jó de lado las rivalidades con Francia y decidió
testar a favor de Felipe de Anjou, nieto de su En tales circunstancias, a España le era im
hermana María Teresa y de Luis XIV, porque prescindible la neutralidad de Portugal para
estimaba que solamente el rey francés podría evitar ser sorprendida por la espalda. En esos
evitar el desmembramiento de España (3 de precisos momentos llegaba la novedad de la
octubre de 1700). Pero impuso la condición de presencia portuguesa en la Banda Oriental y
que no quedaran unificadas las Coronas de Es de la fundación de Colonia, en cuyo hecho el
paña y Francia, Carlos II falleció un mes des gobierno de Carlos II vio la mano de Luis XIV.
pués (1° de noviembre de 1700). Luis XIV reco Y casi al mismo tiempo, se tuvo conocimiento
noció como rey de España a-su nieto, quien to de la brillante recuperación del territorio don
mó el nombre de Felipe V. En España, al igual de se había emplazado Colonia y la tremenda
que en el resto de Europa, fue bien aceptado el derrota de los portugueses infligida por tropas
nuevo heredero, excepto en Austria. organizadas en Buenos Aires. Pedro II vio en
Contraviniendo el testamento de Carlos II y tonces la ocasión de obtener el apoyo francés,
los pactos anteriores con otros soberanos, Luis cuyo gobierno lo estaba incitando a una gue
XIV reconoció a Felipe V también como here rra de desquite contra España. Portugal se
dero de la Corona francesa y no se mantuvo aje aprestó, pues, a invadir España por Badajoz.
no a los asuntos de España. Ello provocó recelos Ante la posibilidad de que fracasara la coa
y prevenciones en Europa porque la reunión de lición contra Luís XIV, Felipe V procuró
Francia y España bajo una sola corona implica atraerse a Portugal para conseguir su alianza
ba un notable poderío. Por ese motivo, Guiller o, al menos, la neutralidad. Pero su monarca 323
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
puso un precio muy caro: contra lo estable minar la entrada y el centro del mar Mediterrá
cido en el tratado provisorio de 1681, ahora neo. Por su parte, Carlos de Austria tomó Ma
España tuvo que cederle Colonia en propiedad drid (1706). Acosado, Luis XIV solicitó la paz,
y definitivamente, renunciar a todos sus dere pero las duras condiciones que se le propusieron
chos sobre esas tierras rioplatenses y así quedó le obligaron a continuar la guerra. En el tercer
estipulado en el Tratado de Alfonza (7 de ma período de la contienda se advierte la superiori
yo de 1701). En este convenio también se acor dad de los ejércitos borbónicos que reconquis
dó que una comisión especial haría la demar tan Madrid, someten Aragón y Cataluña. En
cación basándose en Tordesillas y si no se lle esos momentos, muere el emperador austríaco
gaba a un acuerdo completo, el litigio se some Iosé I y la corona de Austria es asumida por el
tería al veredicto papal, pero la Comisión mix hermano de Carlos, quien era precisamente uno
ta no llegó a una solución. Al igual que el tra de los pretendientes al trono español.
tado anterior de 1681, este nuevo fue recibido
con gran indignación en el Río de la Plata.
Las relaciones con España volvieron a mo RECUPERACION ESPAÑOLA DE COLONIA.
s?» ‘Uni? i
. " - '!"v,
s, xfa mcD‘F’//°t»fi-;>,
5
IÏ“
Colonia del Sacramento. Biblioteca Nacional. Madrid.
los Tratados de Utrecht(l l de abril de 1713) y de compensación de los acuerdos de paz, Portugal
Rastadt (6 de marzo de 1714), cuyas estipulacio solicitó la entrega de Colonia.
nes influirán en la política internacional duran Inglaterra en Gibraltar y Portugal en Colo
te todo el resto del siglo XVIII. España resultó la nia eran los dos cabos de cordel con que Ingla
más sacrificada, pues la Guerra de Sucesión que terra estrangulaba las marinas de España y de
terminaba fue el saqueo del fabuloso botín de Francia y aseguraba su tráfico comercial. Espa
sus posesiones. Sus dominios en Europa (Bélgi ña pasó a ser una potencia de segundo orden y
ca, Luxemburgo, Milán, Cerdeña y Nápoles) pa perdió la unidad del Mediterráneo que había
saron a manos de Austria. Al duque de Saboya forjado desde finales del siglo XV. Quedó redu
se lo reconoció como rey de Sicilia. Quedaron cida a la Península y aunque apartada de las
en poder de los ingleses los vitales enclaves de grandes cuestiones centroeuropeas, continuaba
Menorca y Gibraltar, que le permitían el domi dueña de las Indias. Francia, además de colocar
nio del Mediterráneo. A ello se les agregaban las a un Borbón en el trono español, conservaba la
posesiones francesas: isla de San Cristóbal en las línea del Rin y sus fronteras continentales. En
Antillas y territorios de la Bahía de Hudson, Utrecht triunfa la idea inglesa del equilibrio
Acadia y Terranova. Además, Inglaterra logró con la triple finalidad de abatir a Francia (me
imponer la incompatibilidad de las Coronas es diante barreras y zonas de influencia), acelerar
pañola y francesa en una misma persona. Como la decadencia política de España (al aceptar el
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
reparto del imperio español) y evitar la unión en Buenos Aires. Pudo fortalecerse porque In
franco-española. Es decir, asegurarse de que no glaterra se afianzó comercialmente en la otra
hubieran potencias predominantes y ella ser ár orilla del Río de la Plata cuando Portugal
bitro en todos los conflictos. En definitiva, los abandonó la amistad con España y se unió a la
tratados convenidos consagraron a Inglaterra alianza europea contra Luis XIV y Felipe V.
como gran potencia y aunque ponían fin a la Aprovechando esta concesión, los buques
guerra de sucesión española, las diferencias re negreros practicaron ampliamente el contra
cién fueron arregladas definitivamente en 1725 bando, introdujeron en Buenos Aires merca
por el Tratado de Viena. derías y diversos productos de fabricación ex
tranjera con el pretexto de renovar el “ajuar”
de los esclavos, quienes en realidad no recibían
EL ASIENTO DE NEGROS Y EL NAVÍO ninguna prenda. Las amplitud alcanzada por
DE PERMISO esta concesión se afianzó en la otra orilla del
Río de la Plata porque los portugueses recla
Por otra parte, quedaron consagrados dos maron participación en los beneficios por su
privilegios comerciales en América a favor de adhesión a la alianza contra los Borbones. Con
Inglaterra. Ellos fueron el Asiento de Negros y motivo del tratado de Methuen, los ingleses
el Navío de Permiso. Ese comercio de negros respaldaron a Portugal en sus reclamaciones
pactado fue el de mayor envergadura en el Río sobre la Colonia del Sacramento.
de la Plata, pues el asiento permitía la intro El Navío de Permiso consistía en el envío de
ducción de 144.000 negros, de ambos sexos y un buque de 500 toneladas de mercaderías de la
de todas las edades durante el plazo de treinta Compañía inglesa para vender en puertos espa
años, a razón de 4.800 anuales. De esta canti ñoles de América del Sur, tanto del Atlántico
dad, 1.200 se destinarían a Buenos Aires en como del Pacífico. Esta concesión implicó tarn
donde se venderían 800 de ellos y el resto en el bién el acrecentamiento del comercio ilegal.
interior y Chile (26 de marzo). Para depósito y
mantenimiento de aquellos esclavos se le con
cedía a la Compañía un terreno en Buenos Ai OTRA VEZ COLONIA Y NUEVOS AVANCES
la había derrotado, se ordenó a los virreyes del contrajo segundas nupcias con la italiana Isa
Perú, Nueva Granada y México que devolvie bel Farnesio (24 de diciembre de 1714), dota
ran a los ingleses todo cuanto se les había toma da de cualidades especiales y también de una
do con motivo de la guerra que acababa de gran ambición, quien se dio cuenta que sus
concluir. Se terminaba, pues, el problema con posibles hijos estarían en condición inferior a
Inglaterra. Pero en cambio, se incrementaron la de los del primer matrimonio de su marido,
los avances portugueses, particularmente desde pues no tendrían acceso directo al trono de
1715 con la creación del gobierno de San Pablo, España. Ello la llevó a pensar en la recupera
desde donde prepararon el plan de una inva ción de las posesiones que los españoles ha
sión progresiva en dirección a Río Grande con bían perdido en Italia. Con el acuerdo de su
el propósito de ocupar territorios por el norte y marido y la colaboración del ministro Albero
en la orilla septentrional del Plata. Para abrirse ni (italiano), logró organizar una escuadra
camino en procura de esos objetivos fomenta que se apoderó de Cerdeña y cuando ya esta
ron correrías y arrearon numeroso ganado. ba por tomar Sicilia, Inglaterra formó la Cuá
Después se firmó otro tratado en Utrecht druple Alianza contra Felipe V. Durante esta
(1717) en el cual se estipulaba que definitiva guerra (1717-1721) fueron destruidas las na
mente Colonia del Sacramento quedaba en po ves hispánicas en Siracusa. Después los ingle
der de Portugal, pero en el lapso de un año y ses atacaron sitios de la costa española, los
medio España le ofrecería una compensación franceses entraron por los Pirineos y España
para recuperar aquel bastión y Portugal estima tuvo que unirse a la alianza que la había derro
ría si la oferta era conveniente. El plazo venció tado y desterrar a Alberoni (1720).
sin que Portugal aceptara las ofertas españolas. Estos acontecimientos europeos repercu
El dominio de la Colonia brindaba a Portugal tieron en el Río de la Plata. Quedó paralizado
no sólo la posibilidad de amenazar la ciudad de el comercio de negros y el contrabando inglés,
Buenos Aires, sino también la de ejercer y esti mientras los portugueses pretendieron nuevas
mular el comercio de contrabando en el río, que fundaciones en la costa rioplatense y los corsa
se había intensificado con motivo de las conce rios franceses desembarcaron en la Banda
siones otorgadas en ese momento por España a Oriental atraídos por la corambre. El “asiento
Inglaterra. A ello se agregaba la antigua preten de negros” fue confiscado en todos sus bienes,
sión lusitana de apoderarse de toda la margen y el rey ordenó a las autoridades de Buenos Ai
norte del Río de la Plata, cuyo comienzo podía res que se fortificara Montevideo para evitar
ser precisamente la ocupación de la Colonia. que cayera en manos inglesas. El gobernador
Bruno Mauricio de Zabala cumplió eficaz
mente esas instrucciones y obtuvo un rotundo
ESPAÑA Y LA POLÍTICA INTERNACIONAL triunfo sobre el pirata francés Moreau, insta
EUROPEA lado en la otra orilla del río y que perdió su vi
da en el combate.
En ese tiempo, murió la esposa de Felipe V, Al morir Luis XIV (1715), se sucedieron
María Luisa de Saboya, con quien había teni varias regencias en Francia. Esta circunstancia
do dos hijos: Luis y Fernando. Antes del año, suscitó la codicia de Felipe V porque se abría 327
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
la posibilidad de ocupar el trono francés y que bo y distinguido militar, para que adoptara
su hijo mayor detentara el de España. Por ese medidas tendientes a resolver aquellas falen
motivo abdicó la corona a favor de su hijo cias (1717). Apenas asumió sus funciones e in
Luis, quien asumió como Luis I (1724), pero teriorizado de la situación, el nuevo funciona
falleció casi inmediatamente. Felipe V ocupó rio propuso dos alternativas de solución: ale
nuevamente el trono español. Reapareció Isa jar a los portugueses de la Colonia del Sacra
bel de Farnesio, quien olvidándose de los mento o permitir la libertad de comercio en
compromisos matrimoniales de los herederos tre España y Buenos Aires. Esta segtmda op
españoles y franceses y del tratado de Utrecht, ción fue desechada porque encontró la fuerte
intentó aliarse con Austria otra vez (1725). Pe oposición del comercio monopolista de Cá
ro Inglaterra, Francia, Prusia y Holanda for diz. Al convenirse la paz anglo-española de
maron una alianza contra España y Austria. 1720, los portugueses ejecutaron el plan que
Inglaterra, que se mantenía celosa en el España temía que realizarían los ingleses: de
dominio del mar, envió sendas flotas a las cos sembarcaron en la bahía de Montevideo con el
tas de América y del Asia y sus barcos pasaron objeto de establecer allí una población. Efecti
por los puertos españoles (1727). Felipe V or vamente, el gobernador de Buenos Aires reci
denó recuperar Gibraltar, pero la operación bió la alarmante información que un contin
fracasó. Los sucesos europeos afectaron a Bue gente portugués había establecido un baluarte
nos Aires, cuyo gobernador recibió una real cerca del Cerro de Montevideo (1723), invo
cédula en la que se le ordenaba suprimir el cando que lo establecían en tierras que perte
“asiento de negros” y embargar las embarca necían a su rey.
ciones inglesas que hubiere o entraren. En tal circunstancia Zabala pasó con más
de 300 soldados a la otra orilla y enrostró al
gobernador de Colonia “la violación de los
FUNDACIÓN DE MONTEVIDEO tratados y la [...] impensada irregular resolu
ción de apropiarse de tierras ajenas”. El go
La soberanía de Portugal estaba bien deli bernador portugués Vasconcelos le contestó
mitada en el tratado de Utrecht. Pero la cam que su rey le había ordenado establecerse en
paña oriental estirnulaba sobrepasar esa deli estas tierras. Con la promesa de enviar fami
mitación, pues poseía numeroso ganado vacu lias y soldados para mantener el sitio ocupa
no y caballar que los portugueses arriaban en do, el monarca español aprobó lo actuado
sus continuas correrías, que les proporciona por Zabala, quien organizó un ejército inte
ban productos ganaderos que comerciaban en grado por españoles, criollos e indígenas y se
las costas brasileñas. Esta situación alarmó a embarcó hacia la bahía de Montevideo. Los
las autoridades españolas porque, además, las intrusos huyeron abandonando el lugar
costas de la gobernación de Buenos Aires no (1724). Zabala ocupó y fortiflcó el sitio, de
tenían buena organización defensiva ni tropas jando un contingente para evitar nuevos in
suficientes. tentos portugueses.
El rey designó gobernador de Buenos Ai Dos años después Zabala resolvió fundar
328 res al general Bruno Mauricio de Zabala, pro allí una ciudad, que pobló con algtmas fami
POLITICA DE ESPAÑA EN EUROPA. CONFLKITOS CON PORTUGAL E INGLATERRA
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Montevideo desde la Aguada, dibujo a pluma de Fernando Brambilla. miembro de la expedición Malaspina.
las posibilidades de Minas Gerais, los brasile ración fue un rotundo fracaso. Las hostilidades
ños se dirigieron tierra adentro, sobre Goias y cesaron por el tratado del 15 de marzo de 1737,
Mato Grosso hasta encontrar nuevos minera que firmaron España y Portugal en París con la
les y alcanzar el alto Paraguay, cuyas riquezas intervención de Inglaterra. Por él, ambas Coro
también pertenecían a dominios no explora nas se obligaban a no innovar hasta que nuevas
dos de la Corona española. Esto culmina con cartas establecieran sus definitivas jurisdiccio
el descubrimiento de diamantes en el Serro nes en el territorio americano. Pero los lusita
Frio en 1729, que origina otro aluvión pobla nos invadieron y poblaron Río Grande, levan
dor lusitano hacia el interior. taron fuertes en varios sitios, se apropiaron del
Isabel de Farnesio seguía preocupada por ganado vacuno y caballar de sus alrededores,
la política italiana y así influía en Felipe V. mientras se intensificaba el contrabando anglo
Cuando en 1731 murió el duque de Parma y portugués.
Plasencia, Isabel hizo ocupar esos territorios
por tropas españolas dirigidas por su hijo Car GUERRA CONTRA INGLATERRA
convienen quedar cada parte con lo que ac mente en las regiones españolas a favor de
tualmente posee en la región rioplatense, Portugal. De esta manera, este reino conquis
pues lo alegado por ambas Coronas no podía tó tantos territorios como si lo hubiera hecho
ser probado debido a las dificultades inacce con cien ejércitos y después de una larga cam
sibles existentes. Quedó, pues, afirmado el paña. Sea como fuere, tras Portugal estaba In
principio del uti possidetis, que tanta vigencia glaterra y por ello el tratado de 1750 fue fun
tendría después en los pleitos limítrofes de damentalmente un éxito británico y en él se
los países hispanoamericanos. ratificó y perfeccionó todo lo convenido e irn
Como prenda de este consenso, Portugal puesto por los ingleses en Utrecht y Rastadt.
entregaba a España la Colonia del Sacramen Entre las protestas o desacuerdos con las
to, pero a su vez España le cedía el territorio de conclusiones de las comisiones y en defensa de
Río Grande y Santa Catalina, siete pueblos de los derechos españoles, pueden citarse la que
indios pertenecientes a las misiones de los je hizo presente el hermano paterno del rey y su
suitas, que por encontrarse hacia el este del al cesor, el futuro Carlos III; la que elevó el go
to Uruguay se les conocía como Misiones bernador del Río de la Plata, don José de An
Orientales. A cambio de Colonia, que tenía donaegui, y la que presentaron las siete Misio
una población de 2.600 almas, España entre nes Orientales que se entregaban a Portugal.
gaba siete pueblos florecientes con más de Se le ordenó al gobernador del Río de la Plata
5.000 habitantes cada uno, más una extensión que entregara las regiones convenidas. En de
que hoy constituyen tres estados en el Brasil, finitiva, este tratado fue muy perjudicial para
desde Santa Catarina y Rio Grande do Sul has el Río de la Plata y sus pobladores. Según ma
ta el norte de la actual República del Uruguay. nifestó después el marqués de Grimaldi, mi
España concedía a Portugal extensos y fértiles nistro de Carlos III, las reivindicaciones de
territorios que a ella le pertenecían sin discu Portugal se ajustaron de acuerdo con aquel
sión, los cuales habían sido ocupados ilegíti mapa arbitrario presentado por el ministro
mamente por Portugal o que ésta no pensaba lusitano de Guzmáo. Al regresar a Madrid, el
ocupar, y de un solo golpe triplicó sus posesio gobernador Andonaegui señaló como gestores
nes en América hacia occidente, sin tener en del Tratado de Permuta a los portugueses y a
cuenta la demarcación de Tordesillas. Este los comerciantes de Lima, pues ambos querían
acuerdo ampliaba su contenido al fijar las po quebrantar a Buenos Aires por las pérdidas
sesiones portuguesas hacia occidente siguien que les ocasionaba el contrabando que se efec
do el curso del río Amazonas hasta el Ecuador, tuaba desde Colonia del Sacramento.
los ríos Madera, Guapore y Paraguay.
En la negociación de este tratado, tuvo efi
caz desempeño la gran habilidad diplomática EVACUACIÓN DE LAS MISIONESZ
FRONTERAS DE POBLAMIEN IO
Según Ernesto I. A. Maeder y Ramón Gutiérrez, Atlas Histórico del Nordeste Argentino.
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PoLmcA EXTERIOR Y DEFENSA
mo lo estipulaban las Leyes de Indias, pero aho garlos, a pesar de que en el Tratado de Permu
ra los abandonaba. Propiedad del terreno, casas, ta se acordaba trasladarlos a la otra margen del
iglesias, muebles y semovientes, instrumentos río Uruguay a costa del Estado y se les eximía
de trabajo, animales, la belleza de sus edificios, del pago de tributos por el lapso de diez años.
el esplendor de sus industrias y la feracidad de Esta reacción indígena de las misiones se co
los terrenos..., de todo se despojaba a los indíge noce como guerra guaranítica. Los indios de
nas. De ahí que la noticia del Tratado produjo fendieron sus tierras y pueblos con notable te
enorme malestar y desafecto. nacidad y valentía en una lucha que, iniciada
Los jesuitas enviaron una fLmdada exposi en 1753, concluyó en 1756. Como los indíge
ción donde referían los procedimientos incalifi nas se negaban a abandonar sus casas y tierras,
cables utilizados por los portugueses para reali los funcionarios españoles comenzaron a cir
zar su penetración. Hacían constar sus corre cular la versión de que los jesuitas inspiraban
rías, por las cuales cautivaron más de 300.000 la resistencia de los indios.
indios en veinticinco años; habían destruido La situación había llegado a tal extremo
Ciudad Real, Villarrica y Jerez en Paraguay; las que españoles y portugueses se reunieron pa
poblaciones furtivas de Colonia y Montevideo; ra convenir un plan común de invasión a las
las ambiciones sobre la isla de Santa Catalina, misiones. Tras las primera campaña, estas tro
etc. En contraposición, hacían presente los ser pas debieron convenir un armisticío con los
vicios brindados por los indios de las reduccio indígenas porque no podían derrotarlos (18
nes: rechazo de los mamelucos, reconquista de de noviembre de 1754). Para justificar el fra
pueblos y plazas fuertes. Destacaban que los caso de ambos ejércitos, resurgió la acusación
pueblos incluidos en el tratado comprendían contra los jesuitas, cuya expulsión se conside
una población de 23.733 indígenas. Las reda ró imprescindible para sofocar la rebelión de
maciones de los jesuitas no fueron atendidas. los indios misioneros. Ahora se los acusaba
A comienzos de 1751, llegaron al Río de la también de querer erigir un poderoso impe
Plata delegados españoles que se reunirían con los rio contra el reino español. Fernando VI em
de Portugal para convenir el cumplimiento de lo pezó a concebir esta prevención contra aque
pactado desalojando a los guaraníes de las rnisio llos religiosos y entre las instrucciones a Ce
nes para entregarlas a los portugueses. El delegado vallos en 1756, señalaba que los jesuitas “son
español entró en conflicto con el portugués cuan los únicos autores de la desobediencia de los
do quedó demostrado que el mapa utilizado en la indios”.
negociación, como ya se ha indicado, era total Durante todo el año 1755, los jefes milita
mente extraño a la realidad de los territorios. res de ambos reinos prepararon un nuevo plan
de operaciones. Ambos ejércitos se unieron a
comienzos de 1756 e iniciaron su campaña
GUERRA GUARANÍTICA contra las misiones. España se aprestaba a des
truir sus propios pueblos para entregarlos a
Cuando en 1754 debían cederse las misio Portugal. Ese ejército unido logró triunfar de
nes, los indígenas se dispusieron a defender finitivamente en Caybaté, en donde sucum
334 sus pueblos por las armas. Se negaron a entre bieron casi todos los combatientes indígenas
POLmcA DE ESPAÑA EN EUROPA. CONFLICTOS CON PORTUGAL E INGLATERRA
FRONTERAS HISPANOPORTUGUESAS
Según Ernesto I. A. Maeder y Ramón Gutiérrez, Atlas Histórico del Nordeste Argentino.
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Referencias
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POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
(lO de febrero de 1756). Informaba Cevallos punto, que cuando ella murió (1758), él falle
que en ese combate, “con el pretexto de auxi ció de pena al año siguiente. Con la muerte de
liarnos [los portugueses] lograron hacer una Fernando terminó su “política de paz”. Como
cruel carnicería, ayudados de los nuestros”. no tuvo descendientes, lo sucedió su hermano,
Fue un sacrificio inhumano. Las misiones quien dejó el trono de Nápoles para asumir el
quedaron en poder de las tropas españolas. de España con el nombre de Carlos III (1759).
Cuando Viana, gobernador de Montevideo, Con este monarca la política internacional
entró en San Miguel quedó sorprendido de su hispana cambia radicalmente, pues se propu
belleza y ornamentación y exclamó en alta so contener a Inglaterra, tanto en su expan
voz: “¿Y éste es uno de los pueblos que nos sión por el mar como en la usurpación de te
mandan entregar a los portugueses? Debe es rritorios españoles en América.
tar loca la gente de Madrid para deshacerse de Pero Carlos III se preocupó más en retener
una población que no encuentra rival en nin Colonia que en recuperar las misiones, las
guna de las del Paraguay”. cuales tampoco interesaban ahora al portu
Al momento de entregar los pueblos mi gués. Por tal motivo, no hubo dificultades en
sioneros, el jefe militar portugués eludió reci acordar la anulación del nefasto Tratado de
birlos. Andonaegui, acusado de poco diligen Permuta, lo cual se llevó a cabo el 12 de febre
te, fue reemplazado por Pedro de Cevallos, ro de 1761. Se convino en restablecer la situa
quien llegó con un poderoso ejército y junto ción anterior a 1750 en todo lo referente a los
con el delegado Valdelirios debía entregar los dominios hispano-portugueses. Portugal fun
pueblos destruidos. Pero el jefe militar portu dó el fuerte de Santa Teresa y quedaron en su
gués se negó a recibirlos, alegando que el lugar poder los territorios obtenidos por invasión o
donde estaban los indígenas constituía una tratados anteriores. España tuvo que hacerse
amenaza para la posesión de los siete pueblos cargo de las misiones destruidas y llamar a los
y propuso que ese asunto fuera sometido a la indios y misioneros sobrevivientes para que
decisión de ambas Coronas. En fin, después de las habitaran nuevamente.
esta guerra, España se quedaba sin Colonia Entre las primeras decisiones de Carlos III,
porque Portugal, siguiendo su política tortuo figura la de aliarse con Francia, que era uno de
sa, no la entregaba a pesar de lo convenido en los beligerantes europeos. Firmó con ella el
el Tratado de Permuta. Además, se habían des Tercer Pacto de Familia (15 de agosto de 1761),
truido las misiones y ocasionado la muerte de llamado así porque los dos reyes eran de la fa
más de 1.500 indios. milia borbónica. A este pacto adhírieron los
príncipes Borbones de Parma y Nápoles. Era
un pacto de amistad y de unión: “Quien ataca
ANULACION DEL TRATADO DE PERMUTA. a una Corona, ataca implícitamente a la otra".
TERCER PACTO DE FAMILIA Ese acuerdo arrastró a España a participar de
la guerra de los Siete Años al lado de Francia y
Fernando VI siempre se mostró solicito en contra Inglaterra, cuya declaración hizo en
complacer la voluntad de Bárbara de Bragan 1762. España quiso atraer a Portugal, pero és
336 za, de quien no aceptaba estar separado. A tal ta se echó en brazos de Inglaterra, que la res
POLITICA DE ESPANA EN EUROPA. CONFLICTOS CON PORTUGAL E INGLATERRA
paldaría para defender sus reclamaciones en el había ahora recuperado, a pesar de que eran
Río de la Plata. Fue una conflagración general tierras usurpadas al dominio español por los
europea que tuvo su origen en la pretensión de portugueses. Ante esa orden, Cevallos escribió
María Teresa de Austria de recuperar Silesia con desencanto al ministro Grimaldi para de
(que en la Guerra de Sucesión de Austria ha cirle que había hecho la campaña para exter
bía quedado en poder de Prusia). En esta gue minar a los enemigos.
rra hubo dos grupos de beligerantes: por un Aquel tratado tuvo gran repercusión en
lado Francia, Rusia, Suecia, Polonia, Sajonia, los dominios ultramarinos de las potencias
casi todos los príncipes alemanes, a los que europeas. España entregaba a Inglaterra, en
después se adhirió España; por el otro Prusia, América del Norte, los territorios de la Flori
Inglaterra y, más adelante, Portugal. Durante da, a cambio de la devolución de Cuba y Fili
su desarrollo, este segundo grupo ayudó al es pinas, a los que se sumaban posesiones del es
tablecimiento de los portugueses en la margen te y sudeste del Misisipí con la bahía de Pen
oriental del Plata para usufructuar el comer sácola. Como puede advertirse, España siem
cio de contrabando. pre perdía. Francia —que había comprometido
a España al final de la guerra- debió ceder a
Inglaterra muchos de sus dominios en Amé
CAMPAÑA DE CEVALLOS EN EL RÍO rica, en Africa y en Asia y renunció a sus pre
DE LA PLATA. LA PAz DE PARÍS tensiones sobre la India, que también pasó a
manos inglesas. Para Francia, significó la de
Al conocerse el comienzo de la guerra con saparición de su imperio colonial en América,
tra Portugal (1762), Cevallos pensó en vengar en donde sólo conservó algunas islas del mar
el ultraje portugués. Con poderosas fuerzas de las Antillas, las pequeñas islas de San Pedro
integradas por soldados de Buenos Aires, de la y Miquelón (cerca de Terranova) y la Guaya
Banda Oriental, Córdoba e indios de las mi na en América del Sur. Asimismo, Francia ce
siones y respaldado con una fuerte escuadrilla, dió a España la Luisiana para compensarla
se dirigió a reconquistar Colonia. Tomó la pla por la pérdida de la Florida.
za después de haber desbaratado los buques Con este acuerdo, Inglaterra se posesio
ingleses que acudieron para defenderla (2 de nó de grandes territorios y fue la verdadera
noviembre de 1762). De aquí siguió su marcha mente triunfante en la contienda y en la paz,
recuperando Maldonado, la fortaleza de Santa pues acrecentó su poderío colonial. Además,
Teresa, San Miguel y de triunfo en triunfo se adquirió una notable importancia de orden
puso en camino hacia Río Grande, que recon comercial, que obligó a España a adoptar se
quistó en buena parte. Pero después de tantos veras medidas para defenderse de esta formi
éxitos, le alcanzó la orden de detener la cam dable competidora en territorio americano.
paña, pues se había convenido el fin de las Después de 1763, el dominio territorial de
hostilidades mediante la Paz de París (lO de fe Inglaterra en el continente ya era semejante
brero de 1763), que anulaba los triunfos mili al de España. De todas las conflagraciones, la
tares de Cevallos y paralizaba toda su campa nación realmente victoriosa fue Inglaterra
ña. Debía devolver lo que en justa guerra se que acrecentó notablemente su poderío 337
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
colonial, su comercio, su riqueza y su presti cuando recibiera órdenes expresas del monar
gio internacional. Tal situación profundizó ca y resistiera toda ampliación portuguesa en
la rivalidad comercial hispano-inglesa, pues el área. Se le enviarían auxilios militares, pero
Inglaterra consideraba las posesiones espa debería hacer uso prudente de ellos para evi
ñolas como excelentes mercados para su ex tar una guerra y no permitir usurpación de
pansión comercial e incrementaba su con dominios de Su Majestad. Sea como fuere, Co
trabando. Esta situación contribuyó a que lonia fue devuelta y Buenos Aires tuvo a su
España liberalizara el comercio con América. frente a los tradicionales enemigos de España
en la región.
Cevallos estaba atento para que no se arre
Los EFECTOS EN EL Río DE LA PIATA bataran más territorios españoles en el Plata y
así lo estimulaban desde Madrid. Pero Portu
Respecto de las relaciones hispano-por gal reclamó el reintegro de otras áreas que
tuguesas, esta paz fue un intervalo en la pro ellos detentaban antes de la última guerra y
longada disputa por la Colonia del Sacra como la Corte de Madrid no le dio respuesta
mento y el dominio septentrional del Río de satisfactoria, inició desde Río Grande la inva
la Plata. Se había acordado que “las colonias sión de los territorios que reclamaba. Hubiera
portuguesas que hubiesen sido conquistadas sido posible que Cevallos repeliera estos nue
se restituirán en el término de tres meses en vos ataques, pero la Corte de Madrid tenía
las Indias Occidentales”. Como no estaba de ahora otras preocupaciones muy distintas de
terminado con precisión cuáles eran “las co la política militar fronteriza con los territorios
lonias conquistadas” que Portugal debía re portugueses en América del Sur. Un mes antes
cibir de España, la dificultad podría presen de la Paz de París, Portugal creó el Virreinato
tarse si este reino proclamaba que les habían del Brasil (27 de enero de 1763) y trasladó su
sido tomados antes de la guerra o por el Tra capital a Rio de Ianeiro. Esta ubicación acerca
tado de Permuta de 1750 anulado en 1761. ba la nueva capital al sitio de mayor tensión
Después de la Paz de París, el centro de gra internacional con España porque quedaba en
vedad estratégico y económico en la aten un punto equidistante entre los cañaverales
ción española por América se desplaza hacia del norte, las haciendas del sur, las Minas Ge
el sur. Es revalorizado el Río de la Plata y el rais y el inmenso territorio del interior. Al
Atlántico sur sobre la base del triángulo Bue mismo tiempo, facilitaba su penetración hacia
nos Aires-Montevideo-Malvinas hasta el Ca el Río de la Plata.
bo de Hornos. Por consiguiente, el Río de la
Plata se encontraba en situación especial en
relación a los lusitanos. ESTABLECIMIENTOS EN MALVINAS
Hawkins hizo saber que en 1594 había llegado sobre seguro e impunemente desde las Mal
a unas islas desconocidas. Es decir setenta y vinas o las legendarias Islas Pepys, inclusive
cuatro años después de que lo habían hecho las en Tierra del Fuego. Pero Inglaterra debió de
naves españolas de Magallanes (1520), y dio a sistir momentáneamente de ese propósito
conocer esa información cien años después de por las protestas españolas. En 1762, al llegar
las primeras cartas náuticas españolas y ochen a ellas el navegante francés Saint Iean las de
ta posteriores al Islario de Santa Cruz (1541). nominó Malouines en homenaje al puerto de
En 1600, arribó a ellas el marino holandés Se Saint Malo del cual había partido. Con el
bald de Weert y por ello originariamente se lla tiempo ese nombre se transformó en Malvi
maron Sebaldinas. Eran las mismas que los es nas. En 1764, Luis Antonio Bougainville, pro
pañoles nominaban Trinidad y con ese nombre cedente de Francia, tomó posesión de la Mal
figuran en los mapas posteriores. Más tarde vina oriental, en donde erigió Port Louis. Es
(1683), el filibustero Iohn Cook recaló en unas paña reclamó su restitución y la obtuvo en
islas que llamó “Pepys”. Siete años después lo 1767, previo pago de una suma que satisfizo
hizo Iohn Strong, quien dio el nombre de Fal con los recursos fiscales de Buenos Aires.
kland al estrecho que separa las dos islas mayo Desde ese momento, España nombró gober
res, pero no realizó ningún acto de ocupación. nador de las Malvinas a Felipe Ruiz Puente,
Hacia 1740, al regresar de una expedición bajo la dependencia de Buenos Aires, y cam
al Pacífico, el almirante George Anson desta bió el nombre de Port Louis por el de Puerto
có la necesidad de tener una base de opera Nuestra Señora de la Soledad, con el que des
ciones en el Atlántico sur, desechando las pués se llamó a toda la isla oriental.
costas del Brasil porque podía ser conocida El gobierno inglés resucitó el proyecto de
por los españoles y recomendaba actuar más Anson y envió una expedición clandestina al 339
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
mando de Iohn Byron para que se trasladara a compelido a abandonarlo. Mac Bride puso el
las Pepys o Falkland. Byron desembarcó en un nombre de Falkland a todo el archipiélago,
islote situado en la parte más occidental del gru que aún se conserva en las cartas inglesas, y
po delas Saunders o Trinidad, donde fundó una fortificó Puerto Egmont por orden del gobier
colonia que llamó Puerto Egmont en homenaje no inglés que se transformó entonces en un
al lord del Almirantazgo (1766). El mismo lord apostadero naval.
Egmont afirmó que esas islas eran “la Have de to
do el océano Pacífico” y que permitían “dominar
los puertos y el comercio de Chile, Perú, Panamá LOS INGLESES TOMAN SOLEDAD
más explicaciones para convencerlos de que nor” y evitar su caída, el primer ministro soli
no debían instalarse en las Malvinas porque su citó a España que devolviera el establecimien
actitud “no se funda en otra ley que en la de su to malvinero con la promesa que al poco tiem
conveniencia". Con clarividencia, advertía que po lo abandonaría, Carlos III aceptó. El 22 de
tenían el propósito de establecerse en la Pata enero de 1771, firmaron una declaración el
gonia. A su juicio, la pérdida de las Malvinas primer ministro lord North y el embajador de
constituía una usurpación y significaba la in España, príncipe de Masserano, por la cual se
terrupción de la normal comunicación de la desautorizaba el hecho, se acordaba la restitu
marina española por esos mares. Sostenía que ción de los ingleses a Puerto Egmont, y se de
la ocupación de aquellas islas era el asunto claraba que dicha restitución “no perjudica en
“más crítico que se haya ofrecido a la Corona” modo alguno a la cuestión del derecho ante
porque ellas eran “la clave de América Meri rior de soberanía” de España a las islas Malvi
dional”. Agregaba que ni siquiera “la pérdida nas. Los ingleses retomaron a Puerto Egmont
de una isla entera como Cuba o Puerto Rico” el 16 de septiembre de 1771, en donde perma
igualar-ía a la de la parte meridional del conti necieron hasta 1774.
nente. Y concluía: “Es innegable el riesgo de Este puerto se hallaba en la isla Saunders o
América”. La actitud inglesa determinó protes Trinidad, al norte de la Gran Malvina, mien
tas y reclamaciones de España porque, aparte tras que el Puerto Soledad de los españoles es
de haberse violado su indiscutible soberanía, taba al este de la isla Soledad. Por el acuerdo
el apostadero significaba una seria amenaza España había devuelto solamente Puerto Eg
para las costas patagónicas incluidas en la go mont y no el resto de las Malvinas. Es decir,
bemación del Río de la Plata. que durante cuatro años hubo presencia sí
multánea de españoles y británicos: los prirne
ros en Puerto de Soledad, desde 1767 y hasta
ESPAÑA TOMA Y DEVUELVE PUERTO EGMONT. 181 l, y los segundos en Puerto Egmont duran
INGLATERRA PROME'I'lÓ ABANDONAR te los períodos 1766-1770 y 1771-1774. Ade
LAS MALvINAs más, y como resultado de un acuerdo secreto
entre ambos negociadores, lord North se había
Ante la inutilidad de todas las gestiones comprometido a abandonar y devolver Puerto
realizadas para expulsar a los ingleses de Mal Egmont, se retiraron el 20 de mayo de 1774.
vinas, Carlos III ordenó al gobemador Fran Los ingleses dejaron allí una inscripción para
cisco de Paula Bucareli que reconociera las afirmar supuestos derechos de soberanía. Pero
costas del sur e intimara a los ingleses el inme los españoles se llevaron esa lápida y cambia
diato abandono de Puerto Egmont. Bucareli ron el nombre del lugar llamándolo Puerto de
envió al comandante Iuan Ignacio de Mada la Cruzada donde estuvieron hasta 1811. A
riaga, quien desalojó por la fuerza a los ingle partir de ese momento, las Malvinas pasaron a
ses de aquel puerto el 10 de junio de 1770. La las Provincias Unidas del Río de la Plata, que
expulsión realizada por Bucarelli hizo tamba nombraron sus gobernadores hasta 1833, en
lear al partido gobemante inglés, que inició que Inglaterra los expulsó de Puerto Soledad.
una negociación secreta. Para “salvar su ho Desde entonces la Argentina no ha dejado de 341
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
protestar ante Gran Bretaña en todos los foros Bandeira. El plan estratégico de los militares
porque considera que “la cuestión de las Mal extranjeros proporcionó grandes triunfos a
vinas es cuestión pendiente” y no reconoce esa los portugueses, quienes recuperaron casi to
usurpación del territorio nacional. das las plazas perdidas anteriormente. Si la
campaña anterior de Cevallos (1762) había si
do exitosa, ésta de Vértiz fue un fracaso. Entre
CAMPAÑA DE VÉRTIZ CONTRA 1774 y 1776, los baluartes españoles caían
LAS USURPACIONES PORTUGUESAS continuamente y los portugueses avanzaban
sin cesar, penetrando en el continente en di
Mientras Inglaterra realizaba las usurpa rección hacia las minas de Potosí por Mato
ciones a España, Portugal aprovechaba para Grosso.
ocupar otros territorios en el norte de Río
Grande y en la región de Río Pardo. Cuando
Carlos III dispuso la expulsión de los jesuitas EXPEDICION DE CEVALLOS Y CREACIÓN
emprender por tierra la campaña sobre Río paña quedaba en posesión definitiva de la Co
Grande que había quedado sin cumplir, cuan lonia (que ella misma había converfido en un
do recibió nuevos despachos de Madrid. En conjunto de escombros e inuülizado el puer
ellos, al felicitarlo por su campaña se le comu to), del territorio de la Banda Oriental y de las
nicaba que había sido ascendido a capitán ge Misiones Orientales del Uruguay. El nuevo
neral de sus ejércitos y, al mismo tiempo, se le tratado continuaba los lineamientos del de
ordenaba suspender las operaciones. Ocurría Permuta de 1750 y dejaba librada a la discu
que en presencia de esos triunfos españoles y sión posterior la demarcación fronteriza, aun
ante la falta de apoyo de Inglaterra (preocupa que no la indicaba con claridad. Creaba zonas
da por la insurrección de las colonias de Amé neutrales que facilitaban las mansiones y la
rica del Norte) y sin posibilidad de detener a astucia diplomática portuguesas.
Cevallos, Portugal pidió una tregua que le fue En resumen, este tratado se convertía en un
concedida. En su consecuencia, se le ordenó a instrumento muy valioso para Portugal que,
Cevallos suspender la campaña. Como ya lo aun cuando devolvía posesiones que
había dicho en 1763 al gobierno de Madrid en tenía usurpadas. recibía otras que España tenía
ocasión de firmarse el Tratado de París y des por derecho propio o había poseído con títulos
pués de haber realizado una brillante carnpa inobjetables. la cesión de territorios arnerica
ña contra las usurpaciones portuguesas, ahora nos por Carlos IH obedeció a su convencirnien
también repetía que la novedad le causaba to de que nada le importaba tanto como el
“suma tristeza” y “la mayor pena”. La retención acuerdo conseguido con su sobrina María, con
de Santa Catalina y Río Grande le hubiera per desprecio de sus amplias posesiones america
mitido a España disponer de otros puertos so nas, “aunque sea a costa de cualquier cesión o
bre el Atlántico sur, pues hasta entonces no los sacrificio de territorio en aquellos lugares en
tenía buenos en ese océano. que nos sobran tantos". Después del tratado, ya
nada quedaba de aquella poderosa fuerza que,
conducida por Cevallos, se había dirigido a re
TRATADO DE SAN ILDEFONSO cuperar lo que ahora se entregaba. Solamente
se mantenía la nueva creación administrativa y
Aquellas operaciones rioplatenses queda el título de virrey. que se iría estructurando con
ron suspendidas porque Carlos III había con dificultades, pues se llegó a la independencia
venido con su sobrina María (ahora heredera americana y aún no se había podido dar una
de Portugal) la cesación de la guerra en el pre cabal unidad polidca a los territorios que com
sente y en el futuro, mediante el Tratado de prendían las actuales repúblicas de la Argenti
San Ildefonso (l° de octubre de 1777), que tu na, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
vo efectos ruinosos para España y América del El Tratado de San Ildefonso fue un instru
Sur. El verdadero beneficiario del tratado era mento valioso para Portugal que, teniendo la
Portugal porque se le reconocía la soberanía posesión legal de Santa Catalina y Rio Grande,
definitiva de Santa Catalina y Río Grande, al dificultó el cumplimiento del resto. En aquel
igual que los territorios del que se apoderaron tratado, también se convino el nombramiento
344 los paulistas en el Guayrá y Mato Grosso. Es de comisiones hispano-portuguesas para deter
POLITICA DE ESPAÑA EN EUROPA. CONFLICTOS CON PORTUGAL E INGLATERRA
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minar sobre el terreno la demarcación de los te mental (4 de septiembre de 1778). Para resol
rritorios en litigio. Pero los trabajos se inte ver ese problema el virrey compuso un Plan
rrumpieron por las dificultades que presentaba para ejecutar la demarcación de esta América,
la región para fijar la línea demarcatoria y por que fue aprobado por la Corona (15 de marzo
los desacuerdos entre los comisionados. A estas de 1779). Pero los delegados portugueses ma
circunstancias se debe que después de diez años nifestaron que el Tratado de San Ildefonso los
de labor no se hubiera podido establecer el lí perjudicaba y a través del virrey del Brasil di
mite que se había pretendido señalar. lataron su participación en la tarea demarca
Vértiz advirtió a Madrid sobre las grandes toria y terminaron por aducir que carecían de
dificultades que existían para llevar adelante la instrumentos matemáticos. Todo esto ocurría
345
delimitación por la falta de técnicos e instru al tiempo de entablarse la guerra entre España
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
e Inglaterra. Durante varios años, a los portu también le ocasionará serias consecuencias: la
gueses no les preocuparon los problemas con guerra de emancipación de las colonias ingle
España por la guerra que ésta sostenía contra sas de América del Norte. España y Francia,
Inglaterra. Ello les permitió continuar con sus que estaban unidas por el Pacto de Familia y
avances clandestinos desde el Amazonas hasta como desquite por los malos resultados que
la Banda Oriental, que ocasionó nuevas pérdi sufrieron en la guerra de los Siete Años contra
das de territorios para la Corona española. Inglaterra, de inmediato prestaron ayuda a
Cuando aquella guerra concluyó en 1783, aquellos súbditos levantiscos para perjudicar a
España volvió por los problemas de límites en su antigua enemiga. Los comisionados de los
Brasil, para lo cual designó a los miembros de colonos fueron bien escuchados en los dos rei
la comisión que debían encargarse. Esos comi nos coaligados y España hasta facilitó dinero y
sionados eran distinguidas personalidades in armas desde La Habana y Nueva Orleáns. Lo
telectuales y científicas que después influyeron mismo hacía Francia. Adviértase que la reac
en la cultura del Río de la Plata. Entre las más ción española en el Río de la Plata y la expedi
destacadas, figura Félix de Azara, cuya prolon ción de Cevallos coinciden con el comienzo de
gada residencia en el Virreinato le permitió es la guerra de emancipación de las colonias an
cribir numerosas e importantes obras científi gloamericanas ( 1776-1783).
cas sobre la historia natural, geografía e histo Francia reconoció en 1778 la independen
ria de las regiones que había visitado. Asimis cia que los nuevos Estados habían proclamado
mo, figuraban en esa misión otros marinos, dos años antes. Este pronunciamiento originó
ingenieros, matemáticos, geógrafos, etc. que la guerra entre España e Inglaterra, a la que pu
también dejaron obras de mérito. so fin el Tratado de Versalles (1783). Aunque
Pero pronto surgieron otra vez los desa España recuperó Menorca en el Meditarráneo,
cuerdos. Portugal quería compensarse de las no pudo obtener Gibraltar y ese mismo año re
pérdidas de Colonia y de los siete pueblos de conoció la independencia de los Estados Uni
Misiones. En definitiva, no pudo llegarse a un dos. La pérdida de las trece colonias significa
acuerdo por la actitud de los comisionados ba grandes perjuicios para el comercio inglés,
portugueses y por las mismas imprecisiones que sólo podía compensar con el de la Améri
del Tratado. Debe señalarse que los comisio ca española. Al intervenir en las colonias ingle
nados portugueses en las labores de demarca sas, España arriesgó su porvenir, e Inglaterra le
ción estaban acompañados por un considera hará pagar con creces aquella actitud. Por ese
ble número de oficiales y geógrafos ingleses. motivo, se tenía la fundada sospecha que cuan
do Inglaterra terminara la guerra en sus ex co
lonias se lanzaría sobre las hispánicas.
PARTICIPACION ESPAÑOLA EN LA Hacia 1780, la zarina Catalina II de Rusia
INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS INGLESAS ordenó organizar expediciones para la explo
ración y posesión de territorios en el Pacífico
Cuando parecía haberse terminado el con norte y con miras a extenderse hacia el sur. Lo
flicto con Portugal, España se complicó en hizo con marinos rusos (como Mulovski) y
346 1775 con otro problema internacional, que contrató a otros ingleses, entre los cuales se
POLITICA DE ESPAÑA EN EUROPA. CONFLICTOS CON PORTUGAL E INGLATERRA
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Portugal hacia España sobre los problemas su que debe agregarse VICENTE PALACIO ATARD,
damericanos, se ofrece en DIEGO LUIs MOLINA “El equilibrio de América en la diplomacia del
RI, “La política lusitana y el Río de la Plata”, I. siglo XVIII”, Estudios Americanos, tomo l, Se
La alianza franco-española y el Portugal villa, 1949. lnteresan las monografías ya cita
(1800-1802), II. La rivalidad hispana portu das de VICENTE RODRIGUEZ CAsADO y VICENTE
guesa en el Río de la Plata (1777-1802)”, en PALACIO ATARD. La expulsión de los jesuitas y 349
POLITICA EXTERIOR Y DEFENSA
DE LAS HUESTES A LAS MILICIAS Países Bajos, a la vez que proporcionaron los
capitanes, tenientes y soldados para las huestes
ESPAÑA Y sus PROBLEMAS MILITARES en las Indias. En uno y otro caso, la gran mo
DE LOS SIGLOS XVI Y XVII tivación era constituida por la expectativa del
ascenso social, la importancia de la paga pro
El complejo proceso que incluye la paula metida y, en la alternativa americana, la espe
tina sustitución de la hueste indiana por la mi ranza de la obtención de tierras en propiedad.
licia como fundamental instrumento militar Durante la mayor parte del siglo XVI, Es
de la defensa y, a veces, de la expansión de los paña fue la mayor potencia militar de Europa;
asentamientos españoles en América, fue la pero a fines del mismo ya no retenía esa pri
respuesta histórica a necesidades concretas macía. En 1588 había sufrido la derrota de la
planteadas en el escenario americano; pero Armada Invencible y no sólo declinaba su po
también una consecuencia de la evolución, der naval sino también el militar terrestre, en
durante los siglos XVI y XVII, de la sociedad tanto que el ejército y la marina de sus princi
española, la que, a su vez, estuvo sensiblemen pales adversarios europeos, Francia e Inglate
te afectada por los cambios operados en el fe rra, reformaban sus organizaciones y aumen
nómeno de la guerra y las relaciones de poder taban sus efectivos y medios. La proporción de
en Europa. españoles en sus afamados tercios disminuía y
El siglo XVI europeo, desde el punto de crecía la de los aventureros, en general prove
vista militar, fue el siglo de la hegemonía de la nientes de regiones europeas con poblaciones
infantería española, cuyos tercios -organiza mayoritariamente católicas. Es que, entre
dos en 1534- le concedieron prestigio y fama otros factores adversos, España sufría de esca
superiores a la de los suizos. La alta militariza sez de hombres para mantener el tremendo
ción de la sociedad española de los Reyes esfuerzo militar que le demandaban los tea
Católicos y una manifiesta estima por el ordo tros de operaciones europeos, y, simultánea
militum que aún la caracterizaba durante los mente, continuar enviando soldados a sus po
reinados de Carlos I y Felipe II posibilitaron, sesiones americanas y asiáticas. Así lo com
durante ese siglo, la integración de los ejérci prendió en su tiempo, con su reconocida pers
tos españoles que combatían en Italia y en los picacia, el cardenal Richelieu, quien en 1624 le 351
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
escribía a su soberano, expresando que no du España, que, en la batalla de Rocroi (1643) du
daba que los españoles aspirasen al dominio rante la guerra de los Treinta Años, sufrió la
del mundo, pero que los obstáculos que de derrota de sus afamados tercios, de la que, en el
bían afrontar eran las distancias entre sus do siglo, no se recobró.
minios y la escasez de hombres. Estas breves consideraciones sobre la decli
Pero la declinación militar española del si nación militar española, operada en el siglo
glo XVII no se debió únicamente al factor de XVII, en el contexto de grandes cambios en el
mográfico que, siendo importante, probable fenómeno de la guerra en Europa, son necesa
mente no fue el que mayor influencia directa rias para comprender por qué los Austrias es
ejerció. Fue potenciada por otro fenómeno de pañoles sólo hicieron, durante ese siglo, esfuer
la realidad social española. Desde fines del si zos menores para defender sus posesiones
glo anterior, la nobleza se había apartado de americanas y, en todo caso, en forma inorgáni
las instituciones militares, hasta el punto que, ca y con gran precariedad de medios. El deno
en tiempos de Carlos Il (1665-1700), se afir minado, por algunos historiadores, “plan de
maba que los nobles aborrecían la vida mili fensivo de Felipe II”, de 1588, no pasó de ser un
tar. Ese desinterés, primero, y hasta desprecio, plan de fortificaciones por construir en la zona
posteriormente, no fue exclusivo del sector del Caribe, en las plazas que constituían las lla
privilegiado de la sociedad, sino que caracteri madas “llaves de las Indias”. Es verdad que, des
zó todos los estamentos sociales de la España de comienzos del siglo XVII, el rey Felipe III
del siglo XVII, aflorando, paulatina pero in pareció interesarse en encarar la defensa de sus
tensamente, una suerte de repudio al compro posesiones americanas con otros objetivos y
miso militar. En 1898, Cánovas del Castillo la políticas. Creó la Junta de Guerra de Indias;
mentaba “la odiosa preocupación que contra pero este nuevo organismo fue inoperante,
el servicio militar reinaba entonces [siglo desde el punto de vista de la defensa arnerica
XVII] en España”. na. Y, por otra parte, muchas disposiciones
Por otra parte, aproximadamente entre reales no se cumplían, debido a la carencia de
1560 y 1660, se operaron cambios en el fenó recursos de las autoridades en Indias. El mayor
meno de la guerra, que algunos especialistas ‘esfuerzo de la Corona, en hombres y dinero,
han Categorizado como “revolución militar” consistió en destinar, a diferentes plazas ameri
que, además de introducir modificaciones en canas, las denominadas “compañías de presi
el armamento y la táctica de la infantería, in dio”, que se tratarán más adelante.
cluyó el desarrollo de la artillería y un impor
tante aumento de los efectivos de los ejércitos [As HUESTES lNDlANAS
ninguna relación de vasallaje feudal y que tam expectativas económicas. América, por medio
poco representaban una determinada región o de la hueste indiana, fue la gran atracción del
gremio. El conjunto, que concertaba complejas hombre de armas español del siglo XVI.
relaciones, estuvo caracterizado por la partici La hueste tuvo una organización concebi
pación voluntaria de sus integrantes, atraídos da para su empleo militar. Dividida en peque
y, en general, cohesionados por el prestigio mi ñas fracciones, mandadas por capitanes, tenía
litar o social de quien había realizado la convo flexibilidad tanto para marchar cuanto para
catoria y por las perspectivas de obtener bene combatir, con un mínimo de impedimento lo
ficios económicos y ascenso social. gístico. El caudillo o capitán de la hueste, para
La nueva y afortunada expresión -hueste las grandes decisiones, reunía “Juntas de Capi
indiana- conlleva relacionarla con la hueste tanes” que, como sus antecesoras hispánicas
medieval que había sido una convocatoria a de la Baja Edad Media, no sólo asesoraba, sino
hombres de armas para la realización de una que actuaba como órgano decisorio. Estas
gran empresa, ofensiva o defensiva, “en la que Iuntas no se extinguieron con las huestes, per
tomaban parte las tropas de los consejos, las duraron en las milicias comunales y, poste
reales y las señoriales”. Pero importa destacar riormente, en las “Juntas de Guerra” del ejér
que la hueste indiana, como fenómeno histó cito de los Borbones.
rico, puede ser estimada como retardataria de
las concepciones militares del Renacimiento. Las OBLIGACIONES MILITARES
revistados por la autoridad militar designada tima -“los cuerpos formados de vecinos de al
por la Corona. Los alardes cumplían una do gún país o ciudad que se alistan para salir a
ble finalidad: la primera, explícita, era conocer campaña en su defensa cuando lo pide la ne
los medios de defensa con que se contaba y su cesidad y no en otra ocasión”- es la que co
grado de alistamiento, y una segunda, no reco rresponde a las milicias americanas desde el
nocida, pero que de hecho se cumplía: la de siglo XVII. Sus antecedentes hispánicos, las
mantener un control sobre los encomenderos milicias concejiles, se remontaban al siglo XII.
y sus actividades, impidiendo la adopción de Desde entonces las ciudades españolas habían
actitudes corporativas en detrimento de las reclutado combatientes entre sus vecinos, a
disposiciones reales. veces para reforzar la hueste real y, en otras
El retaceo del efectivo cumplimiento de ocasiones, para la defensa de la propia locali
sus obligaciones militares por parte de los en dad. Los concejos de las ciudades dirigían el
comenderos evolucionó en perjuicio de la ca reclutamiento y, en asambleas populares, dis
pacidad defensiva, tanto frente a los indígenas cutían y aprobaban los planes de empleo.
cuanto en los pueblos próximos a las costas No fueron las disposiciones reales las que
marítimas, amenazados por piratas y corsa dieron nacimiento a las milicias americanas;
rios. En los primeros tiempos de la conquista más bien fue la necesidad. Las autoridades es
y colonización los empleos públicos recayeron pañolas recelaban de las bondades del sistema
en encomenderos; pero, paulatinamente, esos de milicias en América, pues temían que apar
cargos fueron ocupados por funcionarios, ci tara a los vecinos de sus obligaciones produc
viles o militares, enviados desde España. Fre tivas y que llegaran a plantear solicitudes de
cuentemente, la concepción defensiva de esos privilegios y de exenciones. Por otra parte.
funcionarios sin compromiso económico en existe una cierta imprecisión historiográfica
juego no coincidía con la de los encomende sobre la transición entre el servicio militar de
ros, cuyos intereses particulares solían entrar los encomenderos en el siglo XVII y la organi
en colisión con los del conjunto. zación, en las diferentes poblaciones, del servi
Si bien hacia fines del siglo XVI la Corona cio de las milicias. Es un hecho que, en nues
había impuesto obligaciones militares a los tras ciudades interiores, hacia mediados del si
encomenderos de todas las jurisdicciones glo coexistían ambos tipos de servicio.
americanas, la reiteración de documentos rea Durante el siglo XVI, la vecindad, que ini
les exigiendo su cumplimiento y estableciendo cialmente fue exclusividad de los encomende
cada vez más severas penalidades induce a es ros, desde mediados de siglo (real cédula del
timar que la legislación era desatendida con 21 de abril de 1554) fue adjudicada también a
cierta frecuencia. los vecinos con casa poblada, aunque no tu
vieran la condición de encomendero. La vecin
Las MILICIAS dad comportaba obligaciones policiales y
militares. El vecino debía concurrir a los alar
De las tres acepciones que el Diccionario des llevando sus armas y caballos, realizar las
de la Real Academia Española, en su primera rondas cuando le correspondiese, participar
354 edición de 1726, daba al vocablo milicias, la úl de las operaciones punitivas contra los indios
HUESTES, MILICIAS Y EJÉRCITO REGULAR
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rebeldes y estar alerta para actuar, según se de las operaciones militares debieron de ser mu
terminase, contra los portugueses y contra los chas, a juzgar por los repetidos bandos que re
filibusteros y corsarios. cordaban las obligaciones y las penalídades.
Era frecuente que las noticias de posibles Características importantes fueron comu
malones que amenazaban arrasar las estancias nes a las milicias de Buenos Aires y a las de las
o de desplazamientos, en proximidades de la ciudades del Interior. Es muy destacable la na
ciudad, de tribus indígenas rebeldes provoca tural disposición de los vecinos para prestar
sen la convocatoria a un alarde, al que debían servicio cuando se trataba de la defensa inme
concurrir todos los pobladores, incluso los diata de su ciudad o de las estancias importan
que se hallasen de paso o los que se hubiesen tes de sus pobladores y, por el contrario, su re
asentado transitoriamente con consentimien luctancía a participar en expediciones o “en
to del cabildo. No era raro que algunos pobla tradas” en territorio indígena, aun cuando
dores se manifestaran remisos a participar de hubo casos en que debieron proceder así, por
alguna operación defensiva y más usualmente, exigencias de la situación militar. También fue
si era de carácter punitivo, pretextaran los per común el deseo de obtener alguna retribución
juicios que sufrirían por desatender sus activi por los servicios prestados y por las pérdidas
dades normales. Las ausencias a los alardes y a sufridas al desatender sus intereses, como lo 355
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
expuso la solicitud formulada al cabildo de vecinos siempre “que estos tales, sean personas
Santa Fe, en 1657, para que concediese licencia que lo merezcan”. Los pobladores nuevos con
para vaquear a favor de quienes habían parti tribuyeron al progreso de la ciudad y también
cipado en la guerra contra los calchaquíes. a su seguridad. Antes del arribo del primer go
Avanzado el siglo, algunas milicias pretendie bernador, los habitantes de la campaña ya ha
ron una paga en metálico que no siempre lle bían constituido un cuerpo especial de unos
gó a efectivizarse y los cabildos fueron menos setenta hombres, con sus capitanes y tenientes
exigentes en cuanto al reemplazo de los veci que, en caso de necesidad, se movilizaban en
nos por sus “personeros”, lo que posibilitó que auxilio de la ciudad o de alguna zona particu
se fuera desfigurando la original institución. larmente amenazada, agregando los policías
Desde la fundación de la ciudad, el ayun que estaban bajo las órdenes de los alcaldes de
tamiento de Buenos Aires tuvo la necesidad de la hermandad. Estos milicianos rurales fueron
organizar sus medios defensivos y, natural los antecesores de los cuerpos de blandengues
mente, procedió según la tradición castellana, del siglo siguiente.
aunque con las adaptaciones que las exigen
cias del medio impuso. El cabildo llevaba un
registro de vecinos que era utilizado para for EL PRESIDIO
parte de los gastos que demandaba destinar y lo eran para escapar al hambre y la miseria.
sostener en América efectivos veteranos. Las Los capitanes empleaban mil recursos, ni lega
precarias finanzas españolas limitaron duran les ni éticos, para lograr el reclutamiento. Las
te todo el siglo XVII el esfuerzo defensivo de consecuencias fueron la “pésima calidad” de
sus posesiones en América. En el marco muy las tropas enviadas a América.
limitado de ese esfuerzo, desde la Península se
fueron destinando a distintas plazas america EL 9121551010 DE BUENOS AIRES
militar. La gran expedición que comandó el bertos), cuatro de caballería (una de indios
general Pedro de Cevallos, en 1776, para guaraníes, otra de indios ladinos, es decir que
operar en el Río de la Plata, pertenecía a este hablaban español, y una tercera de pardos),
ejército. una de artillería provincial y una de maes
tranza, que totalizaban 213 oficiales y 3379
LA INSTRUCCIÓN PARA LAS MILICIAS PROVINCIALES hombres de tropa.
Por otra parte, hacia marzo de 1771, en la
Transcurrida más de la mitad del siglo campaña de Buenos Aires (pago de Magdale
XVIII, aún las milicias urbanas y rurales de la na y Matanza, Areco y Cañada Honda, Arre
gobernación de Buenos Aires se continuaban cifes y Pergamino), en Corrientes, en Santa
rigiendo por conceptos similares a los del siglo Fe y su jurisdicción y Montevideo y su cam
anterior. Algunos eran tradicionales, otros paña, se habían organizado unidades de mili
fueron normas establecidas por los cabildos y, cias respetando la Instrucción de 1764. Bási
muchas veces, especialmente tratándose de camente, ésta mantuvo su valor rector hasta
milicias rurales, en atención a necesidades co que la real orden del 6 de abril de 1795 dispu
yunturales. Por menciones y transcripciones so que el virrey debía elevar una propuesta de
parciales se conoce la existencia de una Real reglamento.
Instrucción para la formación de Cuerpos de
Milicias provinciales del Río de la Plata, del 28 LAS ORDENANZAS DE 1 768
relato de su navegación, abogó por el estable ron hacia el norte y el oeste, las mayores y más
cimiento de una base inglesa en el Atlántico temibles avanzaron al sur sobre la provincia
austral, en lasiMalvinas o en Tierra del Fuego, del Guayrá y de Tape. Hacia 1641, habían obli
desde donde operar contra el comercio marí gado a los jesuitas a abandonar buena parte de
timo español. las reducciones del Guayrá y sufriendo toda
Al promediar el siglo XVIII, las fronteras clase de calamidades, ellos y los indígenas sal
exteriores del Río de la Plata y su zona interior vados buscaron refugio en la margen occiden
tenían dos amenazas; la portuguesa, represen tal del río Uruguay. Interesados en defender
tada por sus bandeiras y por el conflicto por la las reducciones y a los indígenas evangeliza
Colonia del Sacramento, planteado desde el si dos, los jesuitas obtuvieron la autorización pa
glo anterior, pero aún sin solución, y la ingle ra armar a los guaraníes y procedieron a dar
sa, por su intervención muy probable en las is les instrucción militar. Los indígenas resulta
las Malvinas, o en el estrecho de Magallanes y ron combatientes sobrios y valientes. Diversos
costas patagónicas, o en el Río de la Plata. arbitrios les permitieron obtener armas de
fuego, sus municiones y pólvora, y, febrilmen
Las BANDEIRAS te, comenzaron la fabricación de armas blan
cas. Con derroche de ingenio, construyeron
Desde mediados del siglo XVI, los pobla cañones con la caña de tacuarazú (con un diá
dores portugueses del Brasil, a veces como metro de 7 a 8 centímetros) forrados en cuero,
consecuencia de la imprecisión en la demarca y se proveyeron de pólvora y munición para
ción del límite entre las posesiones españolas y esa primitiva artillería.
portuguesas y, en otras, las más, por afán ex En varios combates los resultados fueron.
pansionista, realizaron entradas en territorio en general, favorables a los bandeirantes pero,
de la Corona española; pero fueron las bandei en 1638, un ataque de las bandeiras, que pre
ras, propiamente dichas, las que profundiza tendían franquear el río Uruguay y penetrar
ron esas penetraciones y “nos proporcionaron en las actuales provincias de Misiones y Co
un Brasil tres veces mayor” al decir de Cassia rrientes, fue detenido en el combate de Caaca
no. Los bandeirantes, llamados por los españo pá-Guazú por los guaraníes conducidos por
les “mamelucos”, eran portugueses blancos y los jesuitas. Tres años más tarde otra bandeira,
mestizos e indios tupíes, que constituyendo formada por unos 500 mamelucos y unos
bandas armadas incursionaron en los pueblos 4000 indios tupíes flecheros, mandada por sus
y reducciones españolas, robando, destruyen jefes más famosos y sanguinarios, avanzó pre
do, matando y capturando a los indígenas pa tendiendo realizar lo que antes no habían po
cíficos y, particularmente, a los guaraníes, que dido. Con arrojo y astucia táctica encomiables,
fueron sus grandes víctimas, al ser esclaviza un ejército de 3000 guaraníes (300 con armas
dos y remitidos a San Pablo, donde eran ven de fuego), mandados por el cacique Ignacio
didos a los colonos de los ingenios de la Capi Abiarú, entre el ll y 25 de marzo de 1641, en
tanía de San Vicente. las proximidades de Asunción de la Cruz, jun
Si bien desde San Pablo, el gran centro de to al río Mbororé, prácticamente aniquiló la
362 irradiación de las bandeiras. éstas incursiona bandeira invasora.
HUESTES, MILICIAS Y EJÉRCITO REGULAR
Y si bien, en 1676, una bandeira atacó la innatas condiciones de conductor militar del
trasladada Villarica del Espíritu Santo, las ban santafesino maestre de campo Antonio de Ve
deiras nunca se recuperaron de la derrota de ra y Muxica. En esta "primera guerra argenti
Mbororé, que sin duda tuvo decisiva impor na”, unos 3000 indios guaraníes, con oficiales
tancia al evitar por siempre el franqueo del río propios, lejos de sus reducciones, lucharon con
Uruguay y detener el avance hacia la margen tra el enemigo extranjero y contribuyeron al
oriental del Río de la Plata. Existieron y actua triunfo de las armas del rey de España. El 6 de
ron hasta principios del siglo XIX, pero sin el agosto la plaza fue conquistada.
impulso y poderío de los tiempos previos a Por el Tratado Provisional de mayo de
Mbororé. 1681, la Colonia fue devuelta a los_portugue
ses; pero la demarcación de límites no se reali
EL CONFLICTO BÉLICO POR LA COLONIA zó en el plazo establecido. Durante veinte años
DEL SACRAMENTO la situación se mantuvo en una suerte de equi
librio inestable. En 1701, Felipe V renunció a
Hacia 1679, las autoridades de Buenos sus derechos a la Colonia, a cambio del apoyo
Aires, por diversos medios, fueron informa de Portugal en la Guerra de Sucesión de Espa
das de que el regente de Portugal había orde ña; hasta que, en noviembre de 1703, ante el
nado al nuevo gobernador de Río de Janeiro, incumplimiento de sus compromisos por el
general Manuel Lobo, fundar una población rey de Portugal, el nuevo monarca español se
en la banda oriental del Río de la Plata y for creyó liberado de los suyos y ordenó que el go
tificar una de sus islas. Ese territorio era rei bernador de Buenos Aires se apoderase de los
vindicado públicamente, tanto por los fun territorios cedidos dos años antes. Este funcio
cionarios cuanto por los pobladores portu nario, Iuan Antonio de Valdés e Inclán, dispu
gueses del Brasil, como perteneciente al rey so concentrar los efectivos veteranos y de mi
de Portugal. El general Lobo partió del puer licias de su jurisdicción y a 4000 indios de las
to de Santos, el 8 de diciembre, comandando reducciones, para establecer el cerco de la Co
una expedición que, el 21 de enero de 1680, lonia. Después de cinco meses de asedio,
desembarcó frente a la isla de San Gabriel, cuando los españoles comenzaron el ataque
donde el gobernador Lobo fundó la Nova Co formal a la plaza, el 14 de marzo de 1705, los
lonia do Sacramento. defensores la abandonaron y se embarcaron
Durante casi cien años la Colonia fue en los buques de la flotilla portuguesa que
constantemente un objetivo político de las au mantenía el control del Río de la Plata.
toridades portuguesas y españolas y, muchas El Tratado de Utrecht impuso al rey de Es
veces, el objetivo militar que unos querían paña la renuncia a la soberanía sobre la Colo
mantener y los otros, conquistar. La primera nia del Sacramento y “su territorio”. La entre
vez que se combatió por su posesión fue en el ga de la plaza se efectivizó el 4 de noviembre
mismo año de su fundación, 1680, y los acon de 1716 y, de inmediato, el gobierno portu
tecimientos destacaron la decisión política y la gués le concedió el carácter de puerto libre. La
capacidad estratégica militar del gobernador Colonia, con sus fortificaciones reconstruidas
de Buenos Aires, Iosé de Garro, tanto como las y mejoradas sus fuerzas, pronto se convirtió 363
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
en el centro del contrabando con Buenos Aires dro Vasconcelos, activó nuevas obras de forti
y las ciudades del Interior. Los portugueses re ficaciones, a la vez que solicitó refuerzos a Río
clamaban la posesión de todo el territorio de de Janeiro. Desde octubre de 1735, cuando
la Banda Oriental, pues tal era su interpreta Salcedo desembarcó con sus tropas en la Ban
ción del territorio dela Colonia. Fracasadas las da Oriental, hasta marzo de 1737, se sucedie
negociaciones diplomáticas, Felipe V resolvió ron acciones ofensivas y defensivas por ambas
adoptar, como interpretación legítima del Tra partes, y Vasconcellos fue favorecido por los
tado, que el territorio que le correspondía a la mayores refuerzos y por la superioridad de la
Colonia se extendía alrededor de la plaza has flotilla portuguesa que controló el Plata, en
ta el alcance de un disparo de cañón de a 24 li tanto que Salcedo, no obstante el acierto de
bras disparado desde sus murallas, desesti sus disposiciones, se vio afectado por las desa
mando mayores pretensiones portuguesas. venencias con el jefe de la flotilla española que
Precisamente, previendo que los portu actuó con poca pericia y decisión. En marzo
gueses quisieran establecerse en otros lugares de 1737, arribaron a Buenos Aires dos navíos
de la costa oriental y que los británicos pudie que transportaban 220 hombres del regirnien
ran hacerlo en Montevideo, el gabinete espa to de Cantabria, para reforzar las tropas del
ñol, desde 1716, remitió varias instrucciones gobernador de Buenos Aires. Cabe recordar
al gobernador de Buenos Aires para que ocu que durante la travesía, en Santa Catalina, 110
para Maldonado y Montevideo y fortificase hombres de la tripulación habían desertado
ambos puestos, lo que reiteró después de que pasándose a los portugueses y que, a los pocos
el gobernador Bruno Mauricio de Zabala irn días de desembarcada en la Ensenada de Ba
pidiera que los portugueses establecieran un rragán, se amotinó una de las compañías de
puesto en Montevideo en 1724. Este goberna ese regimiento, lo que revela la baja moral de
dor dispuso que, en el lugar que los lusitanos combate y la indiscíplina que caracterizaba a
habían comenzado a fortificar, se construyera esa tropa veterana.
una batería. Este asentamiento fue el antece En septiembre de 1737, se tuvo noticias en
dente de la fundación de la ciudad de San Fe el Río de la Plata de la firma de un convenio
lipe y Santiago de Montevideo, el 24 de di de paz, firmado el 1° de julio por los represen
ciembre de 1726, y el comienzo de la efectiva tantes de España y Portugal, que establecía
ocupación española, poblacional y militar, de que las partes debían mantenerse en los luga
la costa oriental del Río de la Plata. res ocupados y que la suspensión de hostilida
En abril de 1735, cuando el gabinete espa des duraría hasta que los gobiernos acordaran
ñol apreciaba como inminente la guerra con definitivamente los límites de sus posesiones
Portugal, le ordenó al gobernador de Buenos en América. Amparados en estas cláusulas, los
Aires, Miguel de Salcedo, que sorprendiese la portugueses continuaron su penetración en
guarnición de la Colonia y expulsara a los por territorio español y entorpecieron las tareas
tugueses. Pero, pese a la premura y energía de de los peritos encargados de la demarcación
las medidas adoptadas por el gobernador es de los límites. El 13 de enero de 1750, fue fir
pañol, no le fue posible lograr la sorpresa y el mado en Madrid un Tratado de Límites, por
364 enérgico gobernador portugués, Antonio Pe el cual España debía entregar siete pueblos de
HUESTES, MILICIAS Y EJÉRCITO REGULAR
las misiones orientales, habitados por unos 1° de octubre de 1762, cuando sus tropas y la
30.000 guaraníes, y recibiría la Colonia del Sa flotilla habían sitiado efectivamente la Colo
cramento. La negativa de los indígenas, leales nia, intimó la entrega de la plaza. Hasta el 12
vasallos del rey de España, a aceptar la juris de octubre sitiadores y sitiados intercambia
dicción portuguesa, provocó el desplazamien ron fuego de artillería, pero el comandante de
to de media población hacia las misiones oc la flotilla española, al enterarse de que barcos
cidentales, con grandes sufrimientos y pérdi portugueses habían ingresado al Río de la Pla
da de bienes y, ya en rebeldía, en diciembre de ta, abandonó el sitio y se estableció en Punta
1752, los guaraníes con su precario armamen Lara, sin avisar al gobernador y sin conocer
to enfrentaron con éxito una primera expedi exactamente la potencia de los navíos portu
ción (mayo a agosto de 1754) mandada por el gueses. A partir de entonces, los sitiados se pu
gobernador de Buenos Aires, Iosé de Ando dieron abastecer por el río. Cevallos compren
naegui; pero una nueva operación combinada dió que en esas condiciones el sitio no resulta
hispano-portuguesa (1670 españoles y 1106 ría y resolvió asaltar la plaza. Le intimó rendi
portugueses, bien armados) venció a los gua ción el 26 de octubre y el 29 aprestó su tropa
raníes en la batalla de Caibaté (10 de febrero para el asalto nocturno, pero los sitiados se
de 1756) y en la de Chumichí, tres meses más rindieron el mismo día.
tarde. Así finalizó la tremendamente injusta Poco más de dos meses después de con
“guerra guaranítica”. quistada la Colonia, una escuadra anglo-por
Fracasadas las negociaciones y entorpeci tuguesa, comandada por el comodoro Iohn
das por los portugueses las tareas para la pues Mac Namara (compuesta por tres fragatas y
ta en ejecución del Tratado de Límites de once embarcaciones menores) entró en el
1750, el rey Carlos III, al poco tiempo de ocu puerto de la Colonia el 6 de enero de 1763. La
par el trono, decidió anularlo, intención que guarnición española (europeos y americanos),
puso en conocimiento del general Pedro de en un combate de artillería de más de cuatro
Cevallos, desde 1756 gobernador de Buenos horas, hizo volar la nave capitana inglesa y
Aires. En febrero de 1761, los gobiernos de Es averió otra. La gran mayoría de los 500 tripu
paña y Portugal firmaron un acuerdo que de lantes de aquélla perecieron, incluidos Mac
claró nulo el Tratado de Límites de 1750. El 15 Namara y Iohn Reed, un aventurero inglés que
de agosto del mismo año, fue firmado el Pacto había residido siete años en Buenos Aires, en
de Familia, entre Francia, España y Nápoles y el Asiento de Negros, y que había sido un pro
el 12 de junio de 1762, España declaró la gue minente instigador de la fracasada aventura.
rra a Portugal, aliada de Gran Bretaña. El general Cevallos apreció acertadamen
El gobernador de Buenos Aires recibió la te que era improbable, durante el invierno,
orden que le imponía conquistar la Colonia y una expedición marítima-fluvial de ingleses y
expulsar a los portugueses de la margen orien portugueses contra las costas del Río de la
tal del Plata. El general Cevallos —admirable Plata y decidió operar ofensivamente contra
conductor militar y prudente gobernante los portugueses en la Banda Oriental y Río
con presteza, energía y acierto, dispuso el des Grande. Dejó una fuerte guarnición en la Co
plazamiento de los efectivos a sus órdenes y, el lonia y avanzó hacia el norte, con algo más de 365
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
1000 hombres, en su mayoría milicias encua expedición, dispuso de algo más de 1000
dradas por veteranos. Se apoderó de los fuer hombres de infantería, con parte de los cuales
tes de Santa Teresa y de San Miguel. Además, reforzó los efectivos sítiadores y el resto lo
dispuso que una columna de unos 300 hom adelantó al fuerte de Santa Teresa. El goberna
bres avanzara y exigíera la rendición de Río dor, además, acopió víveres, previendo las
Grande, cuya guarnición abandonó la plaza. propias necesidades y las que pudiera tener la
Se proponía continuar su avance hacia el expedición del general Cevallos.
norte, pero recibió la noticia de que, por la Entretanto, el 20 de febrero de 1777, ésta
paz de París, del 10 de febrero de 1763, la Co “dio fondo y fuera del tiro del cañón" al norte
rona española había acordado devolver la de la isla Santa Catalina. Después de cautelo
Colonia del Sacramento a Portugal y mante sos reconocimientos y sin oposición enemiga,
ner la costa meridional del río Yacuhy y los Cevallos ordenó el desembarco el día 22 del
fuertes de Santa Teresa, San Miguel y Río mismo mes y, sin encontrar resistencia, tres
Grande en su poder. días más tarde, toda la isla quedó en poder de
los expedicionarios. Aparentemente, las fuer
LA EXPEDICION DE 1 7 76 zas portuguesas, sustraídas de la isla, se habían
aprestado para la defensa en tierra firme, pero
La real cédula del 1° de agosto de 1776 le ante la intirnación formulada por el general
ordenó al teniente general Pedro de Cevallos Cevallos, capitularon sin condiciones.
que debía comandar una expedición que esta La maniobra estratégica operativa conce
ba “dirigida a tomar satisfacción de los portu bida por Cevallos era ponderable. Se proponía
gueses por los insultos cometidos en mis Pro ingresar con la escuadra en el río Grande para
vincias del Río de la Plata”. El 13 de noviem bombardear las fortificaciones portuguesas y
bre, al iniciar la navegación a las costas suda luego desembarcar en la margen norte, en tan
mericanas, la fuerza expedicionaria sobrepa to que Vértiz, con todos los medios disponi
saba los 9000 hombres, con 16 cañones de bles, avanzaba hacia la margen sur de ese río.
campaña y 27 de sitio, y 4 morteros. Los efec Cuando Cevallos pretendió dar comienzo a la
tivos eran transportados en 96 barcos mercan maniobra, el comandante de la escuadra adu
tes, protegidos por una escuadra, al mando del jo dificultades para navegar hacia Río Grande.
marqués de Casa Tilly. Finalmente, iniciaron la navegación el 30 de
Cevallos había previsto como primer obje marzo, pero al segundo día un fuerte temporal
tivo la conquista de la isla de Santa Catalina dispersó los buques. Ante las adversas condi
para privar "a la escuadra portuguesa de ese ciones, Cevallos dispuso navegar hacia el Río
importante puerto y asegurarse un abrigo pa de la Plata. El 20 de abril, el nuevo virrey arri
ra la propia durante el invierno. Por su parte, bó a Montevideo donde fue recibido con los
Iuan José Vértiz, gobernador de Buenos Aires, honores correspondientes. Paulatinamente
advertido sobre la expedición de Cevallos, es fueron llegando a Maldonado y Montevideo
tableció sitio a la Colonia y cuando llegaron los barcos de la expedición dispersados por el
algunos transportes, que por las condiciones temporal. Por esta causa, Cevallos decidió
366 climáticas se habían separado del grueso de la cambiar su plan y conquistar la Colonia, a la
HUESTES, MlLlClAS Y EJÉRCITO REGULAR
Buenos Aires, Francisco Bucareli y Urzúa, irn mo un nombre colectivo, y esto _es así por la
partió al capitán Madariaga, el 26 de marzo, la discontinuidad que la caracterizó y por las di
orden de proceder a la expulsión de los ingleses. ferencias culturales entre las naciones y tribus
La fuerza naval de la expedición se organizó indígenas que se encontraban en las diferentes
con cuatro fragatas, un bergantín y un chambe porciones o partes de la frontera. Le cabía muy
quin. La expedición totalizaba 1400 hombres bien la definición de Ratzel: “Organo periféri
(efectivos de la marinería y 290 hombres del re co que no es un mero capricho de las combi
gimiento de Mallorca) y contaba con unos 140 naciones, sino un resultado de la dinámica
cañones de artillería naval y de campaña. histórica, aplicable a marcos naturales”. En ge
Esta fuerza expedicionaria, la más podero neral no se desarrollaba como una línea —aun
sa organizada en el Río de la Plata, fondeó en que se hable de línea de fuertes o fortificacio
Puerto Egmont el 3 de junio e intimó a los in nes— sino como una extensa zona, de ancho
gleses el abandono del asiento, a lo que éstos se variable, de fluctuante violencia, escenario
negaron, alegando encontrarse en territorio primario de un importante proceso de trans
perteneciente al rey de Inglaterra. El lO de ju culturacíón. Esencialmente transitoria, por
nio los españoles desembarcaron con el apoyo que la dinámica conquistadora y colonizadora
de su artillería. Hubo un corto intercambio de tendía a desplazarla o a hacerla desaparecer,
cañonazos y, sin que las partes hubieran sufri como de hecho ocurrió en las regiones donde
do bajas, los ingleses capitularon. Se les permi los indígenas fueron sometidos.
tió retirarse en su nave y el gobernador de las Este fue el caso, en el siglo XVII, como
Malvinas hizo un inventario del estableci consecuencia de las rebeliones calchaquíes
miento inglés. (1630 a 1637 y 1658 a 1662), que obligaron a
Ante la reacción británica y el balance de la gobernación del Tucumán a empeñar todas
poder en Europa, el gobierno español aceptó sus milicias y solicitar el apoyo de fuerzas de
devolver Puerto Egrnont a los ingleses, contan Buenos Aires, de Chile y del Perú. Al finalizar
do con la promesa de que éstos se retirarían, la rebelión en 1662, desapareció prácticarnen
pues habría quedado reparada la ofensa hecha te la frontera con el País de los Alzados, porque
al rey de Inglaterra por las armas españolas. El su territorio, los valles Calchaquíes, fueron
20 de mayo de 1774, los ingleses levantaron el ocupados por los colonizadores y los indige
asiento y abandonaron Puerto Egmont. nas sobrevivientes, calchaquíes y tribus alia
das, fueron trasladados a otros asentamientos.
lejos de sus posesiones originales. En otras re
LA FRONTERA INTERIOR giones, como la Mesopotamia, los bravos cha
rrúas debieron ceder territorio, y la frontera
Las FRONTERAS interior, durante los siglos XVII y XVIII, fue
desplazada al norte del río Negro en la Banda
Al recordar la frontera interior que existía Oriental; pero aún a comienzos del siglo XIX.
entre los asentamientos españoles y los terri los charrúas y minuanes realizaron sangrien
torios dominados por los indígenas, corres tas incursiones contra poblaciones de Entre
368 ponde conceptualizar el vocablo frontera co Ríos y de la Banda Oriental.
HUESTES, MILICIAS Y EIÉRCITO REGULAR
desplazamiento de algunos fortines. Como re tevideo, lo que fue un reconocimiento demo
sultado de un amplio reconocimiento del terre rado de la importancia de la plaza y de su
no realizado por el comandante del Real Cuer puerto, situados geográficamente sobre la ruta
po de Artillería, el virrey Vértiz decidió, en marítima hacia el cabo de Hornos; pero recién
1779, la construcción de nuevos fuertes y la re durante el reinado de Carlos III, en el marco
construcción de otros. Dispuso que las tres de su política y estrategia americanas, la Coro
compañías originales de gentes del país, de cin na demostró en los hechos su comprensión de
cuenta hombres cada una, se elevasen a seis de la significación geográfica del enclave monte
100, y constituyó con ellas el Cuerpo de Blan videano. Entre los documentos reales, emiti
dengues de la Frontera de Buenos Aires. Este dos con motivo de la expedición de Cevallos,
cuerpo ocupó seis fuertes (Rojas, Salto, Luján, se contó la real cédula del 9 de agosto de 1776,
Monte, Ranchos y Chascomús) y cinco fortines que disponía que en Montevideo tuvieran
o guardias (Melincué, Mercedes, Areco, Nava asiento dos fragatas y dos sumacas o berganti
rro y Lobos), que definía una línea defensiva al nes, para contribuir a la protección de los
norte del río Salado, que se continuaba, en la asentamientos españoles en ambas bandas del
jurisdicción de Córdoba, con el fortín de Lore Río de la Plata, atender la seguridad de las is
to, los fuertes de las Tunas y la Asunción, fortín las Malvinas, y tendrían a su cargo el relevo de
de San Rafael, fuerte de la Carlota, fortines de su personal. Una de las fragatas se mantendría
Pilar, San Carlos, la Reducción, San Femando, en las islas y en verano se turnaría con la otra.
la Concepción, el fuerte de Santa Catalina con En caso de necesidades de exploración o de re
su fortín de San Fernando, cubriendo más de levamientos hidrográficos, las dos naves po
300 kilómetros de frontera de esa provincia, dían actuar juntas, y, en ese caso, se manten
con una compañía permanente de cien hom drían en las Malvinas los dos bergantines. En
bres llamada de Partidarios de la Frontera. En el algunas ocasiones estas previsiones sufrieron
sur de Mendoza no existía más que el fuerte de alteraciones o fueron desatendidas, debido a la
x San Carlos, con una guamición de veinticinco carencia de naves.
voluntarios pagados. Santa Fe tenía una com
pañía de Blandengues de cien hombres. Esta LOS GOBERNADORES INTENDENTE?
igualaba a las otras jerarquías castrenses. Al der el territorio del Virreinato. Fue elaborado
tratar el ramo o causa de Guerra asignaba a los por Sobre Monte y aprobado por el virrey
intendentes la máxima responsabilidad y au marqués de Avilés.
toridad para el apoyo logístico de las fuerzas El Reglamento estableció minuciosamente
militares establecidas en su jurisdicción o en el tipo y cantidad de las unidades de milicias
tránsito por ellas, en tiempo de paz o de gue que se debía organizar en las ciudades, pue
rra. Con exagerada minuciosidad detallaba blos y fuertes de frontera que expresamente
cómo debían proceder y cuáles controles efec designaba. El total de milicias regladas, previs
tuar, referentes tanto a los gastos habituales tas en el Reglamento, ascendía en todo el Vi
como a los pagos extraordinarios. rreinato a 14.141 hombres. En sus diez capítu
Con cuidadosa precisión establecía que, en los, prescribía lo relativo a reclutamiento, ins
todo lo relativo a las cuestiones de guerra, los trucción, paga, disciplina, provisión de em
intendentes debían subordinarse al general del pleos, fueros y gobierno de las milicias, pero
ejército y, ambos, al virrey, a la vez que les en no determinaba de dónde saldría el personal
carecía que tuvieran buenas relaciones con los veterano que debía instruirlas y, a veces, en
jefes de los cuerpos, en beneficio del servicio. cuadrarlas, y tampoco establecía quiénes se
Y para significar su alta jerarquía militar, la or rían los proveedores de armamento, vestuario
denanza establecía que los intendentes de y equipo.
Ejército debían recibir los honores militares y
la guardia que correspondía a los mariscales EL PlAN DE DEFENSA DE 1 79 7
mayo de 1798. Estuvo presidida por el virrey hubiesen transportado. Como se suponía que
Olaguer Feliú y fue convocada para cumpli los ingleses también podían atacar la plaza por
mentar la real orden del 28 de febrero de 1795. tierra, se estimaba que era indispensable que
Su finalidad era “tratar y determinar lo conve el tren de artillería a caballo estuviera bien do
niente a la defensa de estos dominios con mo tado y servido, sostenido por un cuerpo de ca
tivo de la actual guerra con la Nación Británi ballería de cierta importancia. Para impedir el
ca, como también por los movimientos sospe desembarco, el conjunto se desplazaría según
chosos, preparativos y otras gestiones hostiles se conociesen los movimientos de la escuadra
que se han observado en los Portugueses". Los enemiga. También apreciaba que el ataque in
participantes conocían la difícil situación de glés a Montevideo podía combinarse con una
fensiva de los territorios fronterizos y estirna ofensiva terrestre de los portugueses, que pre
ban “deplorable” el estado de defensa de la sumiblemente fuese realizada siguiendo el ca
plaza de Montevideo. Sus dictámenes, presen mino de los fuertes Santa Teresa y San Miguel,
tados por escrito, se basaron sobre la disposi por ser el más corto, lo que demandaba poner
ción en la Banda Oriental (plaza de Montevi en las mejores condiciones a ambos fuertes y
deo, su campaña y frontera) de 1901 veteranos nombrar un oficial de acreditada capacidad
y de 4303 milicianos (que pronto serían 5000 que, bien enterado de las unidades de milicias
contando el Cuerpo de Blandengues en for disponibles, determinase el lugar de reunión,
mación en Maldonado) y en Buenos Aires, de autorizándosele a que asumiera el mando de
506 veteranos y 2351 milicianos. todas las tropas de la campaña para oponerse
El plan consideraba que la plaza de Mon al avance enemigo.
tevideo, cuya defensa merecía prioritaria aten Preveía que el puerto de Maldonado podía
ción, podía ser atacada por mar y tierra por los ser utilizado como refugio de las naves ingle
ingleses, y que, en el primer caso, debía ser de sas, por lo que establecía que era necesario que
fendida por los fuegos de la artillería de la pla se pusieran en las mejores condiciones las ba
za y de la isla de las Ratas, a los que sumarían terías del puerto y de su isla. En este puerto
los de las lanchas cañoneras situadas en una lí debía situarse el cuerpo de caballería que de
nea entre la Batería de San José y la Playa del bía actuar con el tren de artillería a caballo,
Cerro, y los de las embarcaciones mayores de para impedir un desembarco enemigo entre
bidamente artilladas. En el supuesto de que el ese puerto y la plaza de Montevideo distante
enemigo desembarcase en la plaza o en sus in treinta leguas.
mediaciones, debía empeñarse en su rechazo Estimaba que la plaza de la Colonia del Sa
toda la infantería veterana y de milicias y una cramento no podía ser atacada fácilmente por
parte de la caballería; pero si se llegaba al pun buques de gran calado, por la poca profundi
to de ser imposible evitar la ocupación de la dad del río en algunas de sus partes; sin em
plaza, la guarnición la evacuaría para unirse, bargo, precisaba que las baterías allí estableci
en la campaña, con el tren de artillería a caba das fueran puestas en condiciones de ser em
llo y con la tropa de caballería que hubiera en pleadas rápidamente.
ella, con el objeto de encerrar al enemigo en la Respecto de Buenos Aires, apreciaba que
372 plaza y obligarlo a valerse de los víveres que tampoco podían llegar buques grandes; pero
HUESTES, MILICIAS Y EJÉRCITO REGULAR
que mandaba el teniente general Sebastián Ia Desde el 18 de octubre, el virrey creía que
vier de Veiga: no recibían sus sueldos desde se había restablecido la paz entre España y
hacía quince años y tenían importantes caren Portugal, atendiendo a las noticias no oficia
cias de equipo y armamento. El comandante les. La conquista de Cerro Largo por los por
lusitano, con encomiable decisión, movilizó tugueses le hizo variar de opinión y lo movió
hombres y recursos, y contó con un aliado im a la acción; ordenó al marqués de Sobre Mon
portante: los indios mínuanes que se subleva te que reconquistara ese emplazamiento. Al
ron contra los españoles, motivados por el avanzar las fuerzas españolas, que eran mayo
rencor y las apetencias de los saqueos. ritariamente milicias de Buenos Aires y Cór
Cuando aún no habían reaccionado el vi doba, los portugueses rehuyeron el combate y,
rrey del Pino y las autoridades militares espa abandonando Cerro Largo, se retiraron al nor
ñolas, las fracciones irregulares portuguesas se te del río Yaguarón. Ante el avance de las tro
apoderaron de la guardia de San Martín y ha pas virreinales, las autoridades portuguesas
cia mediados de agosto, ocuparon los pueblos remitieron a Sobre Monte una copia del trata
de San Miguel (capital del departamento), San do de paz y solicitaron un arrnisticio. El su
Lorenzo, San Nicolás, San Iuan, San Luis y binspector general, el 4 de diciembre de 1801,
Santo Angel, recibiendo la capitulación del te escribió al virrey pidiendo órdenes. La comu
niente gobernador español. Las fuerzas regu nicación oficial española recién fue recibida el
lares portuguesas, enérgicamente alistadas, 28 de diciembre. Las fuerzas de Sobre Monte
avanzaron hacia el sur, siguiendo a sus avanza se encontraban sobre el Yaguarón y el marqués
das irregulares. La columna occidental tomó el había recibido orden del virrey de mantenerse
control de todo el territorio hasta San Borja y en el lugar, aunque debía insistir en reclamar
los pasos sobre el río Uruguay, sin llegar a que los portugueses restituyeran el territorio
franquearlo. A] este, en la frontera con la Ban ocupado. El 5 de enero, Sobre Monte recibió la
da Oriental, donde los portugueses ocupaban, orden del virrey de detener las operaciones
desde 1796, la margen occidental de la Laguna militares y le contestó el mismo día, haciéndo
Merín, atacaron hacia el oeste y conquistaron le saber su opinión en sentido contrario.
Cerro Largo el 30 de octubre de 1801. Allí ca Cuando el gobierno español conoció las
pituló la guarnición española, que incluía los ventajas territoriales obtenidas por los portu
refuerzos llegados recientemente. gueses, Carlos IV dispuso que fuera exonerado
El virrey del Pino dispuso reunir en la el virrey del Pino, y se le recriminó que hubie
Banda Oriental a toda la tropa veterana bajo se dispuesto la suspensión de las hostilidades,
las órdenes del subinspector general, brigadier como lo había pedido el comandante portu
marqués de Sobre Monte, a quien dio la mi gués, sin haber logrado la restitución de los
sión de defender la Banda Oriental, y convocó fuertes, pueblos y territorios ocupados, lo que
a las milicias de las intendencias del Virreina correspondía en cumplimiento del Tratado de
to, ordenando su concentración en territorio Badajoz y tal como había aconsejado el mar
oriental. Entretanto, habían fracasado las ope qués de Sobre Monte. Sin embargo, pese a
raciones ofensivas encaradas por las autorida haber sido nombrado su reemplazante, el ma
374 des españolas locales. riscal del Pino continuó en su cargo hasta su
HUESTES, MILICIAS Y EJÉRCITO REGULAR
fallecimiento el ll de abril de 1804. Como ad Montevideo y sus costas, para el caso de una in
ministrador probo, de iniciativas progresistas, vasión inglesa y, también, para atender a la de
se había ganado el aprecio y respeto de los co fensa del interior de la Banda Oriental, por si
merciantes y del cabildo de Buenos Aires que, los portugueses se declarasen a favor de los bri
precisamente, en 1802, efectuaron presenta tánicos. Se puso de manifiesto que los efectivos
ciones a su favor ante el monarca y los minis de los regirnientos veteranos de Infantería y
tros del gabinete. Pero sus indudables méritos Dragones y de los cuerpos de Blandengues de
como funcionario no invalidan los cargos de Buenos Aires, Montevideo y Santa Fe, alcanza
ineptitud política y militar que lícitamente se ban 2185 hombres, por lo que faltaba otro tan
le pueden formular por su actuación como vi to para completar esas unidades. También fue
rrey y capitán general en la guerra r e 1801, ca considerado que los cuerpos de milicia de la in
racterizada por la lentitud, dudas y titubeos en tendencia de Buenos Aires y del gobierno de
la adopción de decisiones políticas y militares. Montevideo totalizaban 5400 hombres; pero
Como consecuencia de esta corta contienda, el que descontando los ya destinados y los necesa
Virreinato del Río de la Plata perdió los terri rios para cubrir la frontera interior, restaban
torios mencionados, pues los portugueses no unos 1800 para asegurar la provisión de granos,
los devolvieron, pese a los reclanos españoles. solamente se podría disponer de un tercio para
constituir los cuerpos de prevención o campos
Los APRESTOS PARA LA DEFENSA volantes, listos a acudir a los lugares donde pu
DE BUENOS AIRES diera ser invadida la provincia-capital o Monte
video y sus costas aledañas.
Una real orden, del 23 de noviembre de La junta de guerra no anuló el plan de de
1804, le advirtió al virrey Sobre Monte que de fensa de 1797, pero adoptó mayores previsio
bía considerar como ya declarada la guerra nes respecto de Buenos Aires, al disponer la
con Gran Bretaña, lo que efectivamente ocu constitución de un cuerpo de prevención o
rrió el 12 de diciembre de 1804. La gravedad campo volante de 1100 hombres, con cuatro
de la situación movió al virrey a reunir una cañones y dos obuses, y situar en la Ensenada
junta de guerra, con la finalidad de “tratar lo de Barragán 100 milicianos montados para el
conveniente a la defensa de estos dominios caso de una incursión de los indios. También
con motivo de la actual guerra con la Gran resolvió que, en las cercanías de Montevideo,
Bretaña”. Hasta entonces estaba vigente el plan se constituyera un campo volante similar al de
de defensa resultante de la junta de guerra del Buenos Aires y que su gobernador propusiera
17 de julio de 1797. La junta de guerra se rea los trabajos necesarios para la fortificación de
lizó en Buenos Aires el 2 de abril de 1805, ba la plaza y del puerto y los medios para obtener
jo la presidencia del virrey y con la asistencia “anticipadas noticias de los intentos de los
de once oficiales a sus órdenes. enemigos”. Asimismo, acordó que en la Colo
Después de tomar conocimiento de las últi nia se habilitasen las baterías y se citase toda la
mas comunicaciones y noticias procedentes de milicia urbana y estableció algunas previsio
la metrópoli, consideraron las fuerzas y medios nes para defender el Paraguay, Misiones y el
disponibles para la defensa de Buenos Aires y norte de la Banda Oriental. 375
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
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j Uniformes de soldados de los cuerpos criollos y españoles durante la segunda invasión inglesa, dibujos acuarelados de la época.
bliográfica con que concluye este capítulo. guo proyecto para conquistar una o ambas
Aquí se tratarán, en consecuencia, los aspec márgenes del Río de la Plata.
tos esenciales de esos acontecimientos y los La falta de realismo, la imprevisión y la
criterios, aciertos y desaciertos de las resolu ineptitud de las autoridades virreinales y, par
ciones adoptadas en la conducción de las ticularmente, de la mayoría de sus altos jefes
operaciones. militares, que ya se ha señalado, tuvo sus con
Más de un siglo de proyectos, aspiraciones secuencias cuando debieron enfrentar la inva
y expectativas de políticos, funcionarios, ex sión británica iniciada el 25 de junio de 1806.
ploradores, aventureros, militares y marinos La falta de prácticas previas de los defensores y
británicos, referentes a las ventajas económi el retardo en la distribución del armamento
cas y estratégicas que la talasocracia británica produjeron un verdadero caos. La ciudad —con
obtendría con la posesión de Buenos Aires y el su gran arsenal— prácticamente sin haber sido
control de su hinterland, o por las concesiones defendida, fue ocupada por el pequeño ejérci
que le sería factible obtener si favorecía la in to británico comandado por el general William
dependencia delas colonias españolas del Pla Carr Beresford, mientras que el virrey, sin in
ta y lograba la simpatía, u obtenía la adhesión tervenir efectivamente en la defensa de su capi
de los dirigentes independentistas, pareció en tal, se retiraba hacia Córdoba supuestamente
contrar un principio de realización cuando el para organizar una hipotética resistencia.
comodoro Home Popham, temporalmente Pero la gran mayoría de los pobladores de
inactivo en Ciudad del Cabo, retomó su anti Buenos Aires sufría la humillación y se forjaban 377
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
plazó una parte de sus efectivos para antepo cas) fue extraordinaria, al punto que sin su co
nerse a la vanguardia británica que avanzaba nocimiento y comprensión son inexplicables
hacia los Corrales de Miserere, donde sus tro los hechos políticos militares de 1809 y, funda
pas, poco aptas para una batalla campal, fue mentalmente, los de 1810.
ron dispersadas por la brigada Craufurd, que Durante las invasiones inglesas, los jefes
se posesionó del lugar, donde posteriormente militares españoles -empezando por el virrey
se reunió el grueso con la vanguardia de la co Sobre Monte, que tenía el grado de briga
lumna británica. dier- quedaron al descubierto en su imperi
Las fuerzas de Buenos Aires, animadas y or cia y en su ineptitud para el mando. En los
ganizadas por el alcalde Martín de Alzaga, mon días de la Reconquista y de la organización y
taron la defensa alrededor de la Plaza Mayor y, ejecución de la Defensa, la palabra patria se
conducidas por Liniers, opusieron una exitosa empleó con una frecuencia hasta entonces
resistencia al ataque que el 5 de julio —después desconocida y los criollos tomaron concien
de casi dos días de inacción que fueron aprove cia de su propio valor, no siendo ya conduci
chados por los defensores— lanzó el comandan dos, sino siendo ellos quienes conducían. La
te británico con sus fuerzas organizadas en co organización del ejército, promovida por el
lumnas, las que sufrieron fuertes pérdidas que Congreso General del 14 de agosto, significó
llegaron al 30% de sus efectivos. El teniente ge para el pueblo de Buenos Aires liberarse de
neral Whitelocke convino la capitulación gene ataduras formales y encarar lo que puede de
ral, que se firmó el 7 de julio y obligó a los bri nominarse “un ejército popular” -asumiendo
tánicos a reembarcarse y abandonar para siem sus inconvenientes, también- que recuerda a
pre ambas márgenes del Río de la Plata. los ejércitos formados por la Francia revolu
cionaria. Desde entonces, los hijos de Buenos
LA TRASCENDENCIA DE LOS ACONTECIMIENTOS Aires tomaron conciencia de que estaban ca
pacitados para defender sus tierras, sus ha
Desde el punto de vista militar, la trascen ciendas y sus vidas, y la idea de que también
dencia de los acontecimientos provocados y estaban preparados para gobernarse dejó de
motivados por las invasiones inglesas (británi ser la ilusión de unos pocos.
QEMILIPN BIBLIQGBÁHCAWM
sas páginas ha sintetizado la declinación del han interesado AGUSTIN ZAPATA GOLLÁN, La
espíritu combativo que había caracterizado a milicia en Indias, Santa Fe, 1972; ADOLFO GA
la España de los Reyes Católicos y de buena RRETON, La Municipalidad Colonial. Buenos
parte del siglo XVI, y recuerda, además, algu Aires, desde su fundación hasta el gobierno de
nos agudos y acertados juicios del destacado Lariz, Buenos Aires, 1933, y MARCELA GONZA
político y notable historiador ANTONIO CANO LEZ, Las Milicias, origen y organización durante
vAs DEL CASTILLO, uno de los cuales, tomado de la Colonia, Córdoba, l995.
su Introducción a las “Memorias” del marqués MARIA DoLoREs HERRERO FERNANDEZ
de Miná, Madrid, 1898, es transcrito en el tex QUESADA en Ciencia y Milicia en el siglo
to de este capítulo. XVIII. Tomás de Morla, artillero ilustrado, Va
En particular sobre la hueste indiana, con lladolid, 1992, ha ilustrado fundamental
viene consultar el estudio pionero de DEME mente sobre la apertura de la España de Car
TRIO RAMOS PEREZ, “Detenninantes formativos los III a las más avanzadas corrientes científi
de la ‘hueste’ indiana y su origen modélico", en co-tecnológicas de la Europa occidental de su
Revista chilena de Historia del Derecho, N° 4, tiempo. Por su parte, CARMEN GOMEZ PEREZ,
Santiago, 1965. en El sistema defensivo americano, Siglo
En general, la evolución del concepto de XVIII, Madrid, 1992, ha ilustrado con carác
hueste indiana, el servicio de las armas de los ter general, sobre asuntos referidos al recluta
encomenderos, las compañías de presidio, la miento, formación e instrucción de cuadros y
creación del Ejército de América y las concep tropas, el apoyo religioso y financiero y de sa
dones hispánicas de la defensa americana en los nidad y arsenales. Particular consideración
siglos XVII y XVIII, son algunos de los asuntos han merecido las llamadas Ordenanzas de
tratados según JUAN MARCHENA FERNANDEZ, Carlos III de 1768, como resultado del estu
Ejército y milicia en el mundo colonial america dio de las mismas y de alguna infonnación
no, Madrid, 1992, de donde se ha tomado la ci proporcionada por FERNANDO DE SALAs LO
ta del capitán BERNARDO DE VARGAS MACHUCA PEZ, Ordenanzas militares en España e Hispa
(Milicia y descripción de las Indias, Madrid, noamérica, Madrid, 1992.
1599) y del clásico trabajo de SILVIO ZAVALA, Las Las siguientes obras, no dedicadas especí
instituciones jurídicas en la conquista deAmérica, ficamente a la historia militar, han proporcio
Madrid, 1935. Aporta conocimientos de carác nado informaciones puntuales: VICENTE D.
ter sociológico sobre las huestes de la conquista SIERRA, Historia de la Argentina. Consolidación
del siglo XVI, FRANCISCO CAsTRI LLo MAzEREs, El de la labor pobladora (1600-1700), Buenos Ai
soldado de la conquista, Madrid, 1992. Por su res, 1957; del mismo autor, Historia de la Ar
parte, MIGUEL ALONSO BAOUER, Generación de la gentina. Fin del régimen de gobernadores y
conquista, Madrid, 1992, aunque centra su estu creación del Virreinato del Rio de la Plata
dio en las personalidades de los grandes caudi (1700-1800), Buenos Aires, 1959; DIEGO ABAD
llos de la conquista, expone valiosas observacio DE SANTILLAN, Historia argentina, Tomo l.
nes sobre las huestes indianas. Buenos Aires, 1965; Memorias de los Virreyes
En particular sobre el origen y evolución del Río de la Plata, Buenos Aires, i945; CARLOS
380 de las milicias en el actual territorio nacional. ALBERTO FLORIA v CEsAR GARCIA BEIsUNCE.
HUESTES, MILICIAS Y EJÉRCITO REGULAR
Historia de los argentinos, Tomo l, Buenos Ai 1736-1825, segunda edición, Mar del Plata,
res, 1971. También se ha explotado la amplia 1993.
información historiográfica militar de JUAN Sobre la defensa del Virreinato, de los tres
M. MONFERINI, “La historia militar durante los documentos básicos considerados —plan de
siglos XVII y XVIII”, en ACADEMIA NACIONAL defensa de 1797, la Real Ordenanza para el es
DE LA HISTORIA, Historia de la Nación Argenti tablecimient de Intendentes de Exército y Pro
na, Vol. IV, 2° Sec., Segunda Parte, Capítulo I, vincia en el Virreinato de Buenos Aires de 1782
Buenos Aires, 1940, y JUAN BEvERINA, El Virrei y el Reglamento para las Milicias Disciplinadas
nato de las Provincias del Río de la Plata, Bue de 1801- el primero ha sido estudiado en la
nos Aires, 1935. mencionada obra de JUAN BEvERINA, El Virrei
En el tratamiento de la frontera exterior se nato de las Provincias del Río de la Plata, cit.;
han considerado: RICARDO CASSIANO, La mar del segundo se ha consultado su reproducción
cha hacia el oeste, México, 1956; ANIBAL M. RI en ARCHIVO DE LA NACION ARGENTINA, Docu
VEROS TULA, “Historia de la Colonia del Sacra mentos referentes a la Guerra de la Independen
mento (1680-1830)”, Revista del Instituto His cia y Emancipación Política, tomo primero,
tórico y Geográfico del Uruguay, XXII, Monte Buenos Aires, 1914, y del tercero se ha consi
video, 1955; ANDRE MILLE, La Cuenca del Pla derado una edición original (Madrid en la Im
ta, Buenos Aires, 1972; JOSÉ TORRE REVELLO, prenta Real, Año de 1801). Sobre la guerra de
“La Colonia del Sacramento”, en JUNTA DE HIS 1801, han informado MIGUEL ANGEL CARCA
TORIA Y NUMIsMATICA AMERICANA, Historia de NO, La política internacional en la historia ar
la Nación Argentina, Vol. III, Segunda Parte, gentina, Libro I, Buenos Aires, 1972; la men
Capítulo X, Buenos Aires, 1938; el Citado tra cionada obra de MONFERINI, “La Historia Mi
bajo de MONFERINI; JUAN BEvERINA, Las Inva litar...”, y DIEGO LUIS MOLINARI, “La política lu
siones Inglesas al Río de la Plata (1806-1807), sitana y el Río de la Plata. I. La alianza franco
Tomo l, Buenos Aires, 1939, y RICARDO R. española y el Portugal ( 1800-1801). II. La riva
CAILLET-BOIS, Una Tierra Argentina. Las Islas lidad hispano-portuguesa en el Río de la Plata
Malvinas, Segunda edición, Buenos Aires, (1777-1801)”, en ACADEMIA NACIONAL DE LA
1982. HISTORIA, Historia de la Nación Argentina, cit.
La frontera interior ha sido tratada sobre Vol. V, 1° sección, Primera parte, Capítulo X.
la base de RAMIRO MARTÍNEZ SIERRA, El mapa Respecto de los aprestos para‘ la defensa de
de las pampas, tomo I, Buenos Aires, 1975; las Buenos Aires, se han atendido, particularmen
ya mencionadas obras de SIERRA, el citado li te, las obras de BEvERINA y de TORRE REvELLO
bro de BEVERINA sobre El Virreinato de las Pro que se mencionan a continuación.
vincias del Río de la Plata; ROBERTO H. MAR Desde el punto de vista del desarrollo de
FANY, “Fronteras con los indios en el sud y fun las operaciones militares, durante y por las in
dación de pueblos”, en ACADEMIA NACIONAL DE vasiones inglesas, la obra que mejor las detalla
LA HISTORIA, Historia de Ia Nación Argentina, y documenta, aunque algunos juicios sean
cit., vol. IV, la sección, Primera parte, Capítu controvertibles, es la de JUAN BEvERINA, Las In
lo VI; y CARLOS A. MAYO y AMALIA LATRUBESSE, vasiones Inglesas al Río de la Plata ( 1806-1807),
Terratenientes, soldados y cautivos. La frontera, dos tomos, Buenos Aires, 1939. Del mismo au
POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA
382
IV. ORGANIZACION Y ACCIÓN
DE LA IGLESIA
12. LA IGLESIA DIOCESANAZ
LAS INSTITUCIONES
Nelson C. Dellaferrera
que se le daban a él y a los religiosos que lo cana caía bajo el más estrecho control del rey
acompañaban. Finalmente, la bula Dudum si y de su Consejo de Indias. Con el agravante de
quidem, del 26 de septiembre de 1493, llama que a través de ellos y con su mandato, la Igle
da bula de ampliación, dona, concede y asigna sia era vigilada por sus Virreyes, audiencias,
a los reyes de España las islas y tierra firme que gobernadores, corregidores, cabildos, alcaldes,
se descubran en las partes orientales. Estas oficiales reales y demás autoridades coloniales.
concesiones que hiciera Alejandro VI con las Canónicamente, el derecho de patronato
bulas nombradas, se coronan con la Eximiae era el conjunto de privilegios, con ciertas car
devotionis, del 16 de noviembre de 1501, por la gas, que por concesión de la Iglesia competían
que se otorgan los diezmos a la Corona. a los fundadores católicos de una iglesia, capi
La política del papa Borja continuará con lla o beneficio, o también a sus causahabien
Julio II, mediante la bula Universalis Ecclesiae tes. El origen de este derecho no era otro que
regimini, por la que se concede el derecho de la gratitud de la Iglesia hacia sus bienhechores,
patronato sobre las iglesias erigidas o que se manifestada de diversas maneras, correspon
erijan en el futuro, y siguió irnplementándose diendo a los beneficios recibidos con otros
con la Omnímoda. El título correcto de este que ella bondadosarnente concedía. Sin em
breve de Adriano VI, expedido el 9 de mayo de bargo, para descubrir la raíz española, convie
1522 a pedido de Carlos V, es Exponi nobis fe ne recordar —como señala de la Hera- que ya
cisti, más conocido en la historia con el nom “en la Edad Media se había hecho frecuente
bre de Omnimoda. El breve papal confirma, mente el recurso al patronato como forma de
amplía y precisa los privilegios establecidos en implicar el poder político en la empresa de ex
las bulas alejandrinas. Pero, además, determi pansión del cristianismo".
na dos puntos de particular importancia para
la Iglesia indiana: la intervención de los reyes
en el envío de misioneros a América y las rela EL PATRONATO REAL EN LA LEGISLACION
el orden eclesiástico con el civil y, además, su Cuando el reo protestaba el “real auxilio de la
pone que la Iglesia es inferior y está subordi fuerza”, la causa pasaba a la audiencia, a quien
nada a la administración secular. Antes del si tocaba proveer sobre el artículo de la fuerza. A
glo XIV, no hay antecedentes de esta institu partir de ese momento, el juez eclesiástico de
ción típicamente regalista que tiene su origen bía levantar todas las censuras que hubiese
en la Pragmática Sanción de Bourges, promul impuesto, fueran excomuniones, entredichos
gada por Carlos VII en 1438, que restringía las o suspensiones, si se trataba de clérigos.
reservaciones de la Curia romana en la cola Puestos estos antecedentes muy fragmen
ción de beneficios, en los procesos y en los im tariamente, es fácil percibir el manejo y admi
puestos, y daba ocasión a que se apelara ante nistración de los bienes eclesiásticos en las In
los jueces civiles cuando los tribunales ecle dias. Aquí no se puede afirmar con claridad
siásticos intentasen defender los derechos de teológico-jurídica que el obispo es el encarga
la Iglesia. Este instituto de origen francés co do de administrar los bienes y de organizar su
mienza a ser admitido por el Real Consejo de uso. En efecto, según la antigua distribución
Castilla en el siglo XVI, con la intención de ser que regulaban los cánones desde el siglo 1V, los
aplicado cuando el juez eclesiástico denegaba beneficiarios de los recursos de la Iglesia eran,
la apelación. Bastaron pocos años para que el en primer término, los pobres, luego el obispo,
recurso de fuerza se extendiera a los casos en el clero, el mantenimiento de los templos y los
que el juez eclesiástico conocía en causas pro gastos del culto. Esta división cuatripartita, tí
fanas contra laicos. picamente romana, no podía hacerse en Indias
Para mejor comprender este instituto, hay porque la principal fuente de ingresos, que
que distinguir entre el recurso simple y el re eran los diezmos, había sido cedida al rey con
curso por abuso. El primero es el que interpo el cargo de sostener la misión y dotar las igle
ne quien se siente agraviado por una sentencia sias y el clero. La subordinación económica de
inicua dictada por un juez competente y con la Iglesia fue total, ya que el rey era el único
forme a las solemnidades del derecho. El se que tenía todos los derechos y todos los pode
gundo es el caso de quien recurre porque el res de administración.
juez que dictó la sentencia era incompetente, o Sin duda, Fernando el Católico demostró
no ha observado las solemnidades del dere una habilidad sin igual al conseguir de Alejan
cho, o ha negado al interesado la apelación al dro VI la propiedad de los diezmos de todas las
tribunal superior. iglesias y, más adelante, que los metales precio
Si el gobierno se hubiera entrometido en sos americanos no pagaran diezmo alguno. Por
el recurso simple habría negado el poder judi eso, será la Corona, no los obispos, quien dis
:ial de la Iglesia. En teoría hace suya la segun pondrá toda la normativa acerca de la división y
:la forma, que fue la adoptada en Castilla y en el empleo del patrimonio eclesiástico, indicando
Indias. En la práctica, sin embargo, el recurso y clasificándolo todo hasta el mínimo detalle.
:le fuerza paralizaba la acción del juez eclesiás De esta larga y detallada normativa admi
zico, dejándolo a merced de las audiencias, so nistrativa queda en claro que la Iglesia no es la
Jre todo en los frecuentes conflictos de com principal propietaria de los bienes que le co
Jetencia entre el poder eclesiástico y el civil. rresponden, sino que la Corona es la única y 389
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
verdadera poseedora de todos los derechos en de Roma, la delegación regia ahondó aún más
el campo económico. También debe quedar a este aislamiento, al punto de convertirse en
plena luz que el diezmo se colecta exclusiva una verdadera herejía administrativa, ya que
mente de la producción agrícolo-ganadera. Es algunos autores comenzaron a considerar al
verdad que el rey se mostró generoso, al menos rey como si fuera un vicario o delegado del pa
en parte, y cedió todos los diezmos a los obis pa. En este terreno, tuvieron mucho que ver las
pos, cabildos, fábricas, etc., y se guardó sólo las disputas iniciadas por los regulares, particular
dos novenas partes de la mitad de los diezmos. mente por los franciscanos, en su lucha con los
Sin embargo, las treinta y una leyes recopi obispos para salvar los privilegios que se les
ladas en l680 regulaban el manejo de los diez había concedido a través de la Omnímoda.
mos, desde los aranceles perfectamente especi Es sabido que tanto el rey como su Conse
ficados, hasta la distribución que también co jo de Indias eran laicos y, por consiguiente, no
rría por cuenta de los oficiales reales. Enrique podían ejercer la jurisdicción eclesiástica pro
Dussel advierte, con lucidez y buen sentido, piamente dicha, que a nonna de derecho sólo
que no se trata de saber si el rey invirtió en las puede ser obtenida por los clérigos. Sin em
Indias más de lo que recibía por los diezmos. bargo, los teóricos encontraron la manera de
Ciertamente, la Corona dispuso de grandes proponer estudios que defendieran esa posi
cantidades de dinero para las obras de las igle ción. El franciscano Iuan de Focher, que mue
sias, para los viajes de religiosos, sacerdotes y re en la segunda mitad del siglo XVI, puede ser
prelados, invirtiendo más de lo que los diezmos considerado como el primer vicarialista. Afir
le daban. Pero debe observarse que es el rey ma sin arnbages que los misioneros, en virtud
quien tiene todos los derechos y poderes, y de de sus indultos, desempeñan su cargo por au
este modo los “elegidos” para las cargas le de toridad del papa y, por lo mismo, no deben ser
ben tota.l obediencia; de lo contrario, sus bene considerados como personas particulares, si
ficios podían ser dejados vacantes. De hecho, no públicas. Para este autor, los misioneros lle
añade el mismo autor, la monarquía de los Aus van la representación del papa y son delegados
trias dio a las Indias mucho más de lo que nin suyos. Lo mismo asevera de quienes son en
gún Estado de su época pudiera haberle dado, viados por algtmo de los monarcas que tienen
pero subordinó la Iglesia, hasta en los últimos la potestad recibida del papa. como la tuvieron
detalles del nombramiento de un beneficiario. los Reyes Católicos y el emperador Carlos V.
mucho más que todo otro Estado europeo. para las Indias occidentales.
El más conocido defensor del patronato y
de los vicarialistas seglares, y quien más influ
EL REGIO VICARIATO INDIANO yó en los gobernantes y en los escritores que le
siguieron. fue luan de Solórzano Pereira. Su
De esta noción de patronato real, que exce obra maestra es De lndiarum Iure, de la que él
día la normativa canónica y no raras veces la mismo publicó una versión española con mo
contradecía, hay apenas un paso a lo que luego dificaciones titulada Política indiana.
se llamó el real vicariato. Si la concepción espa Otros escritores del siglo XV ll. como fray
390 ñola del patronato separó la Iglesia americana Gaspar de Villarroel, Pedro Frasso, Alfonso de
LA IGLESIA DIOCESANAI LAS INSTITUCIONES
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casos de la América española. ¿HH 000 n
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lleva hasta sus últimas consecuencias. Sostiene > j DEL REY NUESTRO SENOR
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al sínodo diocesano. Del mismo modo, la Co obispados con las gobernaciones, y los curatos
rona siguió el criterio de adaptar la circuns con los corregimientos.
cripción civil a la eclesiástica. La norma gene Lo que más tarde constituyó el Virreinato
ral era que los arzobispados y las provincias del Río de Ia Plata (1776-1810) estuvo bajo la
religiosas coincidieran con las audiencias, los influencia directa y determinante delos arzo 393
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
OBISPADOS (1806-1810)
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enviadas por los obispos se extraen del mate exigida a Ios obispos en orden a la formación
rial acumulado durante Ia visita por los pro de Ios clérigos. A pesar de ello, la realidad
pios prelados o sus delegados”. concreta de esta región llevó a Ios obispos a
EI seminario conciliar es una institución admitir jóvenes que no aspiraban aI sacerdo
típicamente tridentina, cuya fundación era cio. Se Ios distinguía como seminaristas si se 395
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
ce años. Se sabe que la realidad americana, su solver o al menos paliar la grave y difícil situa
geografía y el patronato real hicieron imposi ción de los que habían sido conquistados. So
ble el cumplimiento de la normativa romana. bre todo el tercero limense advierte con clari
El primer metropolitano limeño, Ieróni dad de que no solamente en tiempos pasados
mo de Loaysa, de la orden dominicana, convo se han hecho a estos pobres tantos agravios, si
có el primer concilio provincial en 1551-52, no que también al presente muchos procuran
escrito íntegramente en castellano y no en la hacer lo mismo.
tín como era de práctica. Toda su primera par Estos tres concilios de Lima, particular
te está dedicada a los naturales y a la organiza mente el segundo y el tercero, tuvieron una in
ción de la Iglesia sobre la base del antiguo im fluencia decisiva, no solamente en la región
perio incaico. El segundo es convocado en del antiguo Tucumán, sino también en el Río
15'65 por el mismo arzobispo y está redactado de la Plata y en la Capitanía General de Chile,
en latín. Su primera parte legisla para los espa de la que dependían las provincias de Cuyo. Si
ñoles y la segunda, para los indios; en él se rea bien sería exagerado decir que el actual terri
firma el poder episcopal en la conducción de torio argentino tiene una relevante tradición
la misión contra los privilegios de los religio sinodal, no puede desdeñarse el esfuerzo reali
sos. Pero el gran concilio constitutivo de las zado por no pocos obispos del período colo
diócesis de América del Sur, el que proporcio nial para poner en práctica la normativa tri
nó a estas iglesias su organización interna, ca dentina. Hay que tener en cuenta que las juris
nónica y pastoral, fue el tercer concilio de Li dicciones diocesanas eran extensiones inmen
ma, convocado por Toribio de Mogrovejo en sas, atacadas de una crónica pobreza, con es
1582-83. casos y fragosos caminos no exentos de los pe
La acción primera comienza con la invo ligros que se asocian generalmente a las regio
cación de la Santísima Trinidad, y sigue indi nes de frontera.
cando que el concilio ha tenido lugar por las
prescripciones del concilio de Trento, con la
autoridad y voluntad del papa Gregorio XIII, LOS SÍNODOS DEL ANTIGUO TUCUMAN,
como por el deseo del rey Felipe II, para la CORDOBA Y BUENOS AIRES
exaltación de la fe y utilidad de esta nueva
iglesia de las Indias. En la acción segunda, se El sínodo diocesano es la reunión del
ocupa del Catecismo redactado en castellano, obispo de una diócesis con su cabildo cate
quechua y aymara, las lenguas del imperio in dralicio, sus párrocos, doctrineros y demás
caico. Manda a los párrocos que instruyan de clérigos y representantes laicos de las ciudades
manera especial a los rudos, indios, negros y de su jurisdicción. Estas deliberaciones eran
niños, para que no se pierdan por la ignoran presídidas por el mismo obispo y eran apro
cia; para que cada uno entienda el español en badas por la autoridad secular competente en
romance y el indio en su lengua. el distrito.
La principal originalidad de estos conci A ruego de Felipe II y con la bula Super
líos radica en su particular dedicación al adoc specula del 15 de mayo de 1570, el papa Pío V
trinamiento de los naturales y a tratar de re erigió la diócesis del Tucumán con sede en la 397
J 3'
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
ciudad de Santiago del Estero, donde estuvo El segundo obispo del Tucumán fue el
hasta 1699, en que fue trasladada a Córdoba. franciscano Fernando de Trejo y Sanabria,
Fue la primera diócesis del actual territorio hermanastro del célebre Hernandarias y pri
argentino y constituyó la única jurisdicción mer obispo criollo de Sudamérica. Convoca el
eclesiástica en todo el centro, norte y oeste del primer sínodo diocesano para el 8 de septiem
país. En esta diócesis se celebraron siete síno bre de 1597. Despacha su convocatoria a todos
dos, quizás ocho, durante la época colonial: los curas y vicarios del obispado e intima a las
1597, 1606, 1607, 1637, 1644, 1700, l70l y ciudades para que envíen a sus procuradores,
1752. porque entre los puntos principales para tra
Su primer obispo, el dominico Francisco tar estaban la distribución de las doctrinas y la
de Victoria, entra en su diócesis en 1582, tiene fijación del estipendio suficiente para los doc
una participación desgraciada en el tercer trinantes. La presencia del gobernador Pedro
concilio de Lima y regresa a su sede en 1585. Mercado de Peñaloza con su teniente y de los
En 1586 comienza la visita pastoral por Cór procuradores de las ciudades da a este sínodo
doba, acompañado de dos jesuitas. Recorrió un carácter especial que hace resaltar la íntima
las márgenes del Dulce y del Salado. llegó a unión entre la Iglesia y la Corona.
Sumampa, subió por los valles Calchaquíes y El sínodo comienza mandando se observen
regresó a Santiago del Estero. En 1590 parte las disposiciones del tercero limense y también
para España, para agilizar la renuncia que ha las del segundo. aunque. siendo diversas las cir
398 bía presentado, y muere en 1592. cunstancias. será necesario adaptar a ellas las
LA IGLESIA DIOCESANAZ LAs INSTITUCIONES
constituciones conciliares. Se trata de un síno los jueces eclesiásticos, los curas, sacristanes y
do fundante de la Iglesia del Tucumán, de ahí visitadores.
que se ocupe de las reducciones de los indios y El tercer sínodo fue convocado para sep
de su adoctrinamiento, del buen trato que se tiembre de 1607. Las veintiún constituciones
había de dar a los indígenas, del uso de la len tienen como finalidad la ejecución práctica de
gua quechua para enseñar la doctrina, de la ad los sínodos anteriores. Catorce constituciones
ministración de los sacramentos, el culto, los van dirigidas al cuidado espiritual de los in
diezmos, la reforma de vida, el seminario y di dios y al sostenimiento de los doctrineros.
versas medidas prácticas para los libros parro Vuelve a tratarse el tema del matrimonio por
quiales y el empadronamiento que debía ha que el afán de lucro de los encomenderos y
cerse cada año. En 1598, invitado por Hernan pobleros separaban a los esposos indios ha
darias, el obispo viaja a Asunción del Paraguay ciéndolos trabajar en lugares distintos. Asi
para confirmar a los fieles cristianos y ordenar mismo, el sínodo se preocupa de que los in
los sacerdotes de aquella diócesis que estaba sin dios lleven una vida sexual sana y manda a los
pastor. Entre los sacerdotes ordenados por Tre doctrineros no dilaten los casamientos de los
jo se cuenta el mártir jesuita Roque González indios, que los faciliten y los casen cuando
de Santa Cruz. sean hábiles para la vida matrimonial.
Trejo era consciente de que el primer sino De los dos sínodos celebrados por Mel
do era sólo el comienzo de la misión y de la chor Maldonado de Saavedra, de la orden de
organización de la Iglesia. Por eso, en la sesión los Ermitaños de San Agustín, quinto obispo
de clausura convoca para el segundo sínodo del Tucumán, sólo han quedado datos de su
que había de comenzar el 15 de agosto de celebración y de algunos puntos tratados en
1599. Las circunstancias lo postergarán hasta ambas asambleas. En el sínodo de 1637, el
el 23 de abril de 1606. Este sínodo tiene como obispo debió soportar no pocas intromisio
núcleo fundamental la organización del culto, nes de los seglares, que exigían al prelado res
particularmente de la liturgia catedralicia. En petase la jurisdicción real, cumpliese el patro
consonancia con el culto, legisla sobre el cabil nazgo real y las ordenanzas, provisiones reales
do catedral, la asistencia al coro de los Canóni y privilegios de la ciudad de Córdoba. En
gos y las reuniones que debían mantener para cuanto a la celebración del sínodo de 1644,
el buen gobierno de la Iglesia y la administra hay un único testimonio que refiere que se
ción de sus bienes. Toca algunos temas pasto determinó el nombramiento de un cura para
rales como el examen y aprobación de los cu que administrase los sacramentos en el cabil
ras de indios, los predicadores y confesores ex do y la forma que se debía guardar en sus en
traordinarios para los indios. La cuestión de tierros y sepulturas.
los predicadores tiene que ver con la variedad El sínodo del dominico Manuel Mercadi
de lenguas habladas en la región, y los confe llo, noveno obispo del Tucumán, se llevó a ca
sores extraordinarios se establecen para dar a1 bo después de la traslación de la sede episcopal
indígena mayor libertad de conciencia. Man de Santiago del Estero a la ciudad de Córdoba.
da, asimismo, que se hagan aranceles donde se La carta convocatoria está fechada el 2 de ene
determine exactamente lo que han de percibir ro de 1700. Los principales tópicos tratados 399
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
pueden resumirse así: que se reserve el Santísi pia del realizado por Trejo en el Tucumán en
mo Sacramento en las iglesias parroquiales; 1597, adaptado a las circunstancias y necesida
que los vecinos y dueños de chacras constru des del Litoral. No se conoce hasta que’ punto
yan iglesias con pilas bautismales; que los con las constituciones de Trejo tuvieron real in
fesores cuenten con la debida aprobación; que fluencia en esa región, pero el dato debe ser te
los españoles, mestizos, zambos y mulatos acu nido en cuenta.
dan a misa los domingos y fiestas de guardar, a Creada la diócesis de la Santísima Trinidad
distancia de cuatro leguas; que se veden los del Puerto de Buenos Aires en 1620, su primer
oratorios privados en las ciudades; que se pro obispo fue el carmelita Pedro de Carranza,
híba a los curas hacer las amonestaciones para quien recibió la consagración episcopal en
los matrimonios sin licencia del obispo o de Santiago del Estero de manos del obispo del
los vicarios en las ciudades distantes; que los Tucumán don Julián de Cortázar. Su tercer
curas hagan decir entre cuatro y seis misas por obispo, el dominico Cristóbal de Mancha y
los indios que mueren ab intestata; que los clé Velasco, convocó a un sínodo por demás aje
rigos de las ciudades asistan revestidos a su treado en 1655. Está dividido en tres sesiones,
iglesia los dias festivos, los sábados, a la Salve y la primera consta de veinticuatro constitucio
los jueves, a la misa del Santísimo Sacramento. nes, la segunda, de doce y la tercera, de tres.
Del sínodo celebrado por el señor don Pe En la primera sesión se establece el cum
dro Miguel de Argandoña, decirnotercer obis plimiento de las disposiciones del concilio de
po del Tucumán, sólo restan las Reglas directi Trento, así como las de los tres concilios de Li
vas y doctrinales del seminario de Nuestra Se ma, sin embargo, en contradicción con el ter
ñora de Loreto y Santo Tomás de Aquino. Es cero limense, dispone que los curas de indios
tas fueron compuestas por el mismo obispo no hablen sino en español. Asimismo, manda
con la ayuda de una junta constituida en 1748. se guarde en todo el real patronato y que el ca
Constan de dos capítulos y treinta y un artícu bildo eclesiástico y el clero presten juramento
- los que se referían a la vida espiritual, estudio, de acatarlo; que no se bauticen a los hijos de
disciplina y gobierno del seminario. Fueron los infieles sin el consentimiento de sus pa
presentadas al sínodo de 1752 y allí quedaron dres, ni a los adultos sin su libre voluntad y co
aprobadas y confirmadas. nocimiento suficiente de la doctrina. Incluye
Si se tiene en cuenta que Buenos Aires y una matrícula de los clérigos de la ciudad de
todo el Litoral argentino, a los que hay que su Buenos Aires. Santa Fe, San luan de Vera de las
mar el actual Nordeste y el sur del país, depen Siete Corrientes.
dieron de la diócesis del Río de la Plata con se La segunda sesión trata acerca de la santi
de en Asunción del Paraguay. no se puede ficación de las fiestas y modo de administrar
omitir una referencia al sínodo celebrado por los santos sacramentos a los indios forasteros.
el obispo franciscano Martín Ignacio de Loyo el pago de los diezmos y primicias. Los vecinos
la en 1603. El mejor estudio es el realizado por deben construir capillas en sus respectivos
D. Rípodas Ardanaz, donde después de un pagos, y designa como sitios aptos Monte
meduloso análisis de los textos aparece claro Grande. las Conchas, la Matanza. Magdalena y
400 que dicho sínodo no es otra cosa que una co Luján. Para el sustento de los capellanes. los
LA IGLESIA DIOCESANAZ LAS INSTITUCIONES
vecinos pobres pagarán dos pesos por año, y tiaguina, dedica casi un año a la visita de la re
los pudientes hasta diez pesos. Parecida legis gión cuyana y en 1670 celebra el cuarto síno
lación ordena para Santa Fe y la otra Banda. do. El dominico Bernardo Carrasco de Saave
La sesión tercera está dedicada a la refor dra, después de haber visitado su diócesis,
ma de las costumbres, a los jueces conservado convoca el quinto sínodo en 1688. El señor
res y a los examinadores sinodales. Prohíbe Manuel Alday y Aspée, decimoctavo obispo,
bajo pena de excomunión comprar o vender hace su visita pastoral y realiza el sexto sínodo
indios, y queda reservada la absolución del de Santiago en 1763, que será el último antes
comprador y del vendedor al obispo. También de que Cuyo sea incorporado a lo que hoy es
bajo pena de excomunión, manda que no se territorio argentino en 1776.
impida la comunicación entre las personas, Finalmente -siguiendo a Enrique Dussel-,
por consiguiente que nadie se apropie de car hay que destacar que el tercer concilio de Lima
tas ajenas, ni las abra, ni las queme. marca el gran aporte de la Iglesia hispanoame
En este punto no pueden estar ausentes los ricana. Trento, siguiendo la tradición teológi
sínodos celebrados en Santiago de Chile, dada ca, había formulado el ideal del obispo y, sin
la influencia que estas asambleas tuvieron en embargo, no tiene una sola palabra para los
la evangelización y asentamiento de la Iglesia turcos, que estaban frente a las puertas de Vie
de Cuyo. Sus obispos visitaron constantemen na, ni para los musulmanes, que eran los seño
te la región, erigieron doctrinas y parroquias, res del Mediterráneo, ni para las incipientes
defendieron a los indios de la zona y procura cristiandades de la India, de la China ni de
ron por todos los medios que no fuesen lleva América. Sólo el tercer limense, y después el
dos a Chile para el servicio personal. tercero mexicano, propondrán el ideal del
El franciscano Diego de Medellín, tercer obispo misionero.
obispo de Santiago, celebró el primer sínodo Este ideal misionero aparece en no pocos
en 1586. Iuan Pérez de Espinoza, también sínodos. En los que celebró el obispo Trejo se
franciscano y quinto obispo de Santiago, visi advierte la necesidad de la reducción, la ense
ta dos veces las provincias de Cuyo y celebra el ñanza de la doctrina como tarea fundamental
segundo sínodo en 1612. El señor Francisco del misionero y el conocimiento de las lenguas
González de Salcedo, sexto obispo de Santia indígenas, así como la visita frecuente a los in
go, hace la visita pastoral de las provincias de dios que les han sido encomendados.
Cuyo y convoca el tercer sínodo diocesano de El sínodo del obispo Mercadillo, de 1700,
1626, cuya última constitución está dedicada a proporciona algunos elementos que certifican
la grave situación que padecen los indios la continuación del ideal del obispo misione
huarpes, a quienes les designa un cura especial ro. En la convocatoria para el sínodo de 1700
para que los visite, adoctrine, les administre afirma que conoce bien las cosas que en su
los sacramentos y los empadrone para la doc diócesis necesitan remedio, “por haber visita
trina y las confesiones. Establece nuevas doc do todo este nuestro obispado por nuestra
trinas y prohíbe el traslado de los huarpes a propia persona, con inmensos trabajos, y evi
Santiago de Chile. El franciscano Diego de dentes riesgos de vida por caminos infestados
Humanzoro, noveno obispo de la diócesis san del enemigo mocoví y otras naciones infieles”. 401
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
do con tantas dignidades, canonjías, preben o actuara contra el parecer de los capitulares.
das y beneficios que superaban el número de En cambio, si se exigía el consejo, era inválido el
su presbiterio. acto del diocesano si era negligente en escuchar
La designación de las dignidades, canóni a sus canónigos. Pero, una vez requerido, no
gos y demás miembros del cabildo era resorte quedaba obligado a seguir el consejo de la cor
exclusivo del patrono real a través del Consejo poración, aunque fuera unánime. Sin embargo,
de Indias, aunque el obispo podía elevar can el derecho advertía al obispo que no debía
didatos. Es decir, el rey presentaba el electo pa apartarse del dictamen, sobre todo si era con
ra la dignidad o canonjía y el obispo daba la corde, sin una razón que, a su juicio, fuera más
colación y canónica institución. En el Tucu poderosa. Tanto el consentimiento como el
mán la organización de esta corpor ¿ción que consejo debían ser requeridos previa convoca
da estructurada en el acto de la erección de la toria de todos los miembros del cabildo, y éste
iglesia catedral, puntualizada en el sínodo de debía otorgarlo actuando capitularmente.
1606 y en la regla consueta dictada por los A manera de ejemplo, el obispo no puede
obispos pro tempore que estimaron necesarias sin el consentimiento de su cabildo enajenar
correcciones o adecuaciones para un mejor bienes eclesiásticos inmuebles, o muebles pre
servicio a la catedral. En este srntido, pueden ciosos. Se entiende como precioso el bien que
verse la regla consueta del obispo Argandoña lo es en razón del material con que ha sido
del año 1749 y el auto del obispo Moscoso confeccionado, como por el valor artístico,
mandando observar, con las oportunas refor cultural o devocional de una comunidad. Pa
mas, la consueta establecida por el concilio de rafraseando las Decretales, la glosa gregoriana
Charcas de 1774. dice “enajenar pueden los Prelados los bienes
La obligación principal del cabildo era la de sus Iglesias; mas esto se entiende, que debe
celebración diaria de los divinos oficios en el ser hecho con otorgamiento de sus cabildos”.
coro. El oficio divino comprendía la salmodia El otro momento en que el cabildo asume
de las horas canónicas por la mañana y por la todo el poder y toda la responsabilidad en el
tarde y la celebración de la misa conventual gobierno de la diócesis es cuando ésta queda
que debía ser cantada cada día. vacante por muerte, renuncia, traslado o pri
Uno de los puntos clave de la actuación ca vación intimada al diocesano y en los casos de
pitular era la actividad del cabildo catedralicio sede impedida. Se considera impedida la sede
como senado del obispo. A él correspondía ad episcopal cuando por cautiverio, relegación,
ministrar la diócesis todas las veces que el dere destierro o incapacidad, el obispo se encuen
cho exigiera al obispo requerir el consentimien tra totalmente irnposibilitado de ejercer su
to o, como en la mayoría de los casos, el consejo ministerio pastoral.
de los capitulares en los negocios más irnpor Durante las sedevacancias, toda la autori
tantes de la diócesis. La diferencia entre consen dad era asumida por el cabildo, quien, según
timiento y consejo radica en las consecuencias la norma del concilio de Trento, debía elegir
del acto jurídico a realizar. Si el derecho exigía un vicario capitular en el término de ocho
el consentimiento del cabildo, era inválido el días. En caso de no ejecutarlo en el plazo le
acto del obispo en el caso de que no lo pidiera gal, el derecho de elección se trasladaba al
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
metropolitano. Sin embargo, la disposición este propósito, Iuan Solórzano recuerda que los
tridentina no fue interpretada de manera beneficios que vacasen se diesen a hijos legíti
uniforme por los canonistas y se dieron di mos nacidos de los castellanos en las Indias.
versas soluciones. Al elegir el vicario capitu En no pocas oportunidades los canónigos
lar, el cabildo se reservaba algunas facultades provocaron y mantuvieron conflictos con los
o prefijaba el modo y el tiempo en que el vi obispos. Otras veces las rencillas intemas irn
cario ejercería su potestad. Se afirmaba que la pidieron a los cabildantes llegar a elementales
jurisdicción del vicario capitular dependía acuerdos durante la sede vacante, como fue
del cabildo y éste la podía ampliar o restrin ron los once años de pleitos y discordias
gir, o concederla por un tiempo determinado (1704-1715) suscitados después de la muerte
desde el mismo día de la elección. Era prácti del obispo Mercadillo, cuando tres provisores
ca corriente que el cabildo, entre otros dere se disputaban en Córdoba los poderes inhe
chos, se atribuyera el de conceder las dimiso rentes a su cargo.
rias para las sagradas órdenes, y el uso del
pontifical para los obispos transeúntes, así
como el derecho a convocar los concursos pa EL CLERO PARROQUIAL
ra la provisión de los curatos y, oportuna
mente, conferirlos. No debe olvidarse que tanto las parroquias
Otro aspecto que no puede dejarse de la de españoles como las de indios, llamadas
do es el papel del cabildo como poder de con doctrinas -porque la misión primordial del
trol de la autoridad, ya sea del obispo, del vi sacerdote era adoctrinar, en la fe- estaban su
rrey o gobernador, a quienes podía negar su jetas a las disposiciones del concilio de Trento
aprobación o rechazar sus disposiciones, re y del real patronato. Por consiguiente, se de
curriendo si era preciso al rey, para lo cual bían cumplir las normas establecidas por uno
solía mantener un apoderado que diligencia y otro. Cuando vacaba una parroquia de espa
ba sus reclamos e instancias ante la Corte. ñoles o de indios encomendada a clérigos se
Asimismo, el cabildo representaba de alguna culares, el obispo. al tener noticia de la vacan
manera la estabilidad frente a las largas va te producida, colocaba edictos llamando a
cantes y a la transitoriedad de obispos que oposiciones. Concluido el examen, enviaba
morían, renunciaban o eran trasladados al testimonio de lo actuado al virrey o goberna
poco tiempo. dor, proponiendo una terna de los más dignos
Entre 1570 y 1804, se sucedieron en la dió al vicepatrón, quien presentaba uno de los tres
cesis de Córdoba diecisiete obispos, de los que en nombre de Su Majestad. Hecha la presenta
diez fueron criollos y siete, peninsulares. En ción. el obispo mandaba hacer la colación del
Buenos Aires gobernaron doce obispos desde título y la canónica institución.
1620 hasta 1797, siete españoles y cinco criollos. Si la doctrina estaba encomendada a clé
El cabildo, en cambio, estaba compuesto gene rigos regulares, la ley ordenaba que siempre
ralmente por hijos de la tierra, era el clero crio que fuere necesario proveer a algún religioso
llo benemérito que veía reconocidos sus mereci para una doctrina vacante. el provincial y su
404 mientos con un sitial en el coro de la catedral. A capítulo nombrasen a tres frailes. que presen
LA IGLESIA DIOCESANAZ LAS INSTITUCIONES
taban al virrey o gobernador, quien a su vez indios. Este libro era recomendado encareci
elegía uno y remitía el nombrado al obispo damente por el Ritual Romano de 1614, con el
para que hiciera la provisión, colación y ca nombre de statu animarum. Se trataba de un
nónica institución. registro que describía el estado de la población
Se puede, pues, afirmar que en la actual o de las almas de una parroquia y más particu
geografía argentina, después del concilio de larmente consignaba la práctica de la vida re
Trento, la situación jurídica de las doctrinas ligiosa. Quizás, en esta región, sería más exac
fue la de la parroquia y, aunque estuviesen en to decir que era un registro de las familias que
manos de regulares, se ajustaban a la discipli componían una parroquia, ya que venía ela
na común. Una lectura atenta de la normativa borado sobre la base de las familias que tenían
pontificia y de las constituciones de los conci su domicilio en una determinada jurisdicción
lios limeños hace ver que, exceptuando los parroquial.
primeros tiempos, en que los doctrineros fue Este padrón servía al cura para amonestar
ron exentos, la legislación propendía a centra a sus feligreses a partir del miércoles de ceni
lizar en manos del obispo toda la autoridad y za, para que todos se acercaran a cumplir con
acción pastoral diocesana. El problema vino a la Pascua. Los observantes eran puntualmente
zanjarse definitivamente con la constitución anotados en el padrón. Los infractores eran
Cum nuper de Benedicto XIV, del 24 de febre amonestados privadamente y, si no cumplían,
ro de 1746, que encuadra las doctrinas en el se los denunciaba públicamente en la misa do
marco jurídico de la parroquia. minical. Terminado el tiempo para cumplir
Normalmente, las ciudades más populosas con la Pascua, los curas remitían copia de es
solían tener una parroquia con dos curas, uno tos padrones al obispo, quien podía tomar las
de españoles y el segundo de naturales con sus medidas que le aconsejara la prudencia contra
jurisdicciones bien delimitadas en la ciudad y los transgresores. La prolijidad con que eran
en la campaña. Cumpliendo con los cánones confeccionados estos padrones de indios pro
tridentinos, las constituciones conciliares de dujo algún incidente con la autoridad civil.
Lima y las sinodales de la región, todas las pa Los corregidores pretendieron y, de hecho,
rroquias y doctrinas llevaban sus registros. Los usaron los registros eclesiásticos para la impo
libros parroquiales de bautismos, confirma sición de la tasa a los indios. Los sínodos y las
ciones, matrimonios y defunciones se confec mismas Ordenanzas de Alfaro en su visita al
cionaban por separado en las parroquias de Tucumán en 1611 distinguieron claramente
las catedrales y de las iglesias matrices, pero en entre el padrón que debe hacer la autoridad
la campaña generalmente se usaba el libro civil para cobrar la tasa y el padrón eclesiásti
único. En la matriz de Mendoza, que dependía co que se confeccionaba para la administra
de la diócesis de Santiago de Chile, se estilaba ción de los sacramentos. Concluía disponien
un libro para españoles y mestizos y otro de do que no se usasen los padrones de la Iglesia
nominado “castas”, donde se inscribían indios, con fines civiles para evitar la confusión de los
negros y mulatos. indios.
Además de estos registros, los curas debían En general, la preparación de los clérigos
preparar cada año el padrón de españoles y de en este período no era mala. No pocos de ellos 405
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
descollaron en las artes, las ciencias profanas rosos y de los ajusticiados. En ese mismo sitio
y eclesiásticas y en el servicio silencioso y hu funcionó el primer hospital de mujeres. En la
milde de los pobres curatos de la campaña. ciudad hubo un primer hospital bajo la advo
Esto no quiere decir que no hubiera excesos, cación de Santa Eulalia y en la segunda mitad
pero una lectura atenta de las actas capitula del siglo XVIII, gracias a la generosidad del
res y procesales permite ver que los obispos se obispo Diego Salguero de Cabrera, el San Ro
mostraron firmes en cortar los abusos que los que, cuyas puertas se abren todavía para los
curas cometían con los indios, las negligen más pobres. En Buenos Aires, la Hermandad
cias graves en el cumplimiento de sus deberes de la Caridad, el Colegio de Huérfanas, el l-Ios
como párrocos, los desacatos a la autoridad pital de Mujeres. En Mendoza, la Hermandad
eclesiástica o civil y los delitos que nacían del de la Caridad. Lo mismo puede decirse de las
mal cumplimiento de sus votos. Es notable demás ciudades, como Salta, Jujuy, La Rioja,
observar cómo, en los siglos XVII y XV III, ca Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero.
nónigos, curas párrocos o simples clérigos,
son procesados y condenados por diferentes
delitos. A lo largo de cien años se pueden con EL DERECHO CANONICO VIGENTE
i R. U S
t-RIS CANONJCZI
Santo Tomás, dentro del pensamiento
cristiano, en dependencia directa de San Agus
tín, hace derivar sencillamente la existencia de
_- ¡y x [DI
¿piïaooiiir ¿Em- 0.:,
goNit MAX la ley eterna del concepto de providencia divi
h, Liiznovxrniïckzïixuuxi. na. El orden universal no resultaría inteligente
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TOMUS PRIMUS-
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‘ J ¿"w ‘l ‘R m “¡gli/till (vrdincnt'ïrc-a¿ta , ¡Klzmrus
¡»ug n, AlilVtlÏlïilÜlll) grztirJíclïxh
—como dice Marcelino Cabreros de Anta- que
consiste en el cumplimiento de la ley eterna o
voluntad de Dios, la cual rige todos los actos
de los seres creados en orden al fm supremo“.
El orden moral es el cumplimiento del plan
divino por la libertad humana, que no es otra
cosa que la ordenación efectiva de todas las ac
ciones humanas al fin último. “Dentro del or
den moral que comprende todas las acciones
humanas dirigidas al fin último, se distinguen
Portada de una edición dieciochesca del Corpus luris las acciones internas de las externas, y entre
Canonici.
éstas, aquellas que representan un interés so
cial por afectar las relaciones de unos para con
nombre de Corpus Iuris Canonici. Este cuerpo otros con respecto al fin común. Ahora bien, el
jurídico y los Bularios Pontificios son la arma sistema o conjunto de normas, divinas o hu
dura de lo que se irá creando en América. manas, naturales o positivas, que ordenan las
Se hace necesario advertir que el derecho relaciones humanas sociales, dando a cada
Canónico no ha aceptado nunca la separación uno lo que le corresponde para la consecución
del orden jurídico del orden moral. En la con del fin social, es el orden jurídico en el sentido
cepción católica del derecho,’ existe un orden normativo o eficiente”.
universal que no es otra cosa que el cumpli Para la teología, y en consecuencia para el
miento de la ley eterna, o voluntad de Dios. derecho Canónico, “el orden jurídico cae den
Esta ley eterna ha sido negada en el mundo tro de la esfera del orden moral, del cual no es
moderno por todos los sistemas que han pres sino una parte integrante al que está necesa
cindido de Dios en su concepción del mundo, riamente supeditado, porque las acciones hu
o han pretendido edificar una moral a espal manas sociales deben también conformarse
das de Dios. La ética autónoma, de signo gene con la ley eterna de Dios. La negación del or
ralmente laicista, el panteísmo idealista, el po den moral, como también la separación del
sitivismo moral y jurídico y el materialismo orden jurídico del moral, es un error dogmáti
III
histórico han negado siempre una ley supe co que no es del caso refutar aqui Sin embar
rior, de valor inmutable y absoluto. go, se ha de aceptar que, así como en el orden 407
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
moral y jurídico no hay separación, hay con cio a una disciplina original en algunos as
todo distinción. Toda norma jurídica debe ser pectos, incluso antes de la promulgación del
moral por su objeto y su fin, pero no toda nor concilio de Trento.
ma moral es jurídica. Ya se remarcó que la Santa Sede, de conce
Ahora bien, para mejor comprender la im sión en concesión, llegó a poner casi por ente
portancia del derecho canónico vigente en los ro en manos de la Corona el gobiemo de la
siglos XVII y XVIII, es necesario recordar que naciente Iglesia indiana. De esta manera los
el comienzo de la misión en Indias enfrentó a papas y los reyes dieron origen a un cuerpo de
la Iglesia con situaciones inéditas que le exi derecho particular que estuvo vigente hasta la
gieron soluciones audaces y novedosas en el celebración del concilio plenario de la Améri
marco de la evangelización. De ahí que el estu ca latina en 1899. En este contexto, ya desde
dio del derecho canónico indiano revista par un primer momento, los misioneros, los teó
ticular importancia teológica, jurídico-canó logos juristas y los canonistas expusieron las
nica e histórica. Se trata de un verdadero dere dificultades a la autoridad competente y trata
cho particular que durante siglos rigió a la ron de resolver los problemas que se presenta
Iglesia en casi todo el continente, desde Cali ban. Estas respuestas se dieron en forma de
fornia hasta Tierra del Fuego. juntas eclesiásticas, dictámenes o consejos, o
La formación del derecho Canónico india resoluciones particulares de un determinado
no se inicia con las bulas de los papas y las dis autor.
posiciones dela Corona, responsable inmedia Si se tiene en cuenta la fuerte influencia de
ta de la tarea evangelizadora y titular del patro los concilios toledanos en las leyes de la anti
nato regio sobre toda la Iglesia americana. gua España y la marcada incidencia de las de
En un primer momento, la Sublimís Deus cretales en las Partidas de Alfonso el Sabio, se
de Paulo III establece que el indio es perso advierte el principio generador de lo que será
na, y por consiguiente, sujeto de derechos y la normativa eclesiástico-civil en América.
obligaciones. De allí en más, los problemas Con respecto a las leyes de Indias, la primera
originados en la recepción del bautismo, y la obra recopilada es el Cedularío Indiana, com
consecuente regularización de los matrimo pilado por Diego de Encinas a pedido del
nios indígenas, tendrán su solución en las Consejo de Indias y publicado en cuatro volú
constituciones Altitudo de Paulo III en 1537; menes en l595. Reúne las reales cédulas san
Romani Pontificis de Pío V, en l57l y Populis cionadas para América. La Recopilación de ln
de Gregorio XIII, en 1585. América será la dias del 18 de mayo de 1680 contiene el dere
fragua donde se forjarán reformas funda cho promulgado para los organismos de la Pe
mentales y que sólo tardíamente se integra nínsula y para el Nuevo Mundo. No se induye
rán a la ley codificada en el siglo XX. En este la legislación de las autoridades locales. Todo
marco especial, los papas otorgarán múltiples este material legislativo es sumamente intere
dispensas y privilegios en los más variados sante para el canonista. ya que en el se regulan
asuntos. Se crearán costumbres nuevas, im todas las materias eclesiásticas.
pensadas en el marco europeo. Los concilios Los canonistas sobresalientes que se ocu
408 y los sínodos hispanoamericanos dieron ini paron de problemas americanos en los siglos
LA IGLESIA DIOCESANAI LAS INSTITUCIONES
XVI-XV III son Juan Focher o.f.m. Era exper mercio. Pérez Menacho presidía personal
to en teología, leyes y derecho canónico. Al mente las resoluciones de los casos de con
rededor de 1570 escribe su Itinerarium catho ciencia, que se realizaban dos veces por se
Iicum proficiscentium ad infideles converten mana en el Colegio de la Compañía. De estos
dos. Escribió, además, el Enchiridion y el dictámenes o resoluciones jurídico-morales
Tractatus de baptismo et matrimonio. Con Io hay cuatro volúmenes manuscritos. Diego de
sé de Acosta s.j. comienzan los estudios teo Avendaño, rector de la Universidad de Char
lógico-jurídicos entre los jesuitas del Perú, cas, escribe su Thesaurus indicus seu generalis
alrededor de 1568. Había sido enviado por instructor pro regimine conscientiae in iis quae
Francisco de Borja para aclarar las dudas teó ad Indias spectant y su Auctarium Indicum.
ricas y prácticas suscitadas en América con la Gaspar de Villarroel fue obispo de Santiago
predicación del Evangelio y para encauzar la de Chile, trasladado a Arequipa y posterior
actividad vacilante y llena de escrúpulos de mente elevado al arzobispado de La Plata. Su
los primeros jesuitas. Comienza a leer teolo obra canónica más importante es el Gobierno
gía en el Colegio de la Compañía. A instan eclesiástico pacífico y unión de los dos cuchillos
cias del virrey Toledo, traslada la cátedra a la pontificia y regio; trata del derecho eclesiásti
Universidad de San Marcos. Fue de significa co y Canónico. Iuan de Hevia Bolaños publi
tiva importancia su participación en la re ca en Lima su Curia Philipica que incidental
dacción de los cánones del tercer concilio de mente toca aspectos del proceso Canónico.
Lima y en su aprobación pontificia y real. Es Ciríaco Muriel fue profesor de filosofía y teo
cribe De promulgando Evangelio apud barba logia en la Universidad de Córdoba. Entre
ros: sive de procuranda indorum salute, y su sus muchas obras publicadas en el exilio a
tratado De natura novi orbis. Esteban de Avi que fueron sometidos los jesuitas por Carlos
la en 1578 sucede a Iosé de Acosta en la cáte III, se destaca su Fasti novi orbis et ordinario
dra. Se lo considera el padre de la teología num apostolicarum ad Indias pertinentium
peruana. Enseña durante veintitrés años y breviarium cum adnotationibus. A esta obra
muere el 14 de abril de 1601. Iuan Pérez Me se suma su Rudimenta Iuris naturae et gen
nacho fue docente de Prima en la Universi tium. Pedro Murillo Velarde, profesor de teo
dad de San Marcos y en el Colegio Máximo logia y derecho Canónico en la universidad de
de la Compañía. Buena parte de su actividad Manila, fue un buen jurista y ciertamente el
estuvo dedicada a resolver casos de concien menos regalista de los escritores del siglo
cia en el Perú y otros lugares de América. Se XVIII. Escribió un Cursus iuris canonici his
los denomina Casos morales de Indias y con panici et indici, del que se hicieron numero
forman dos series. Una la forman casos de sas ediciones. Más tarde, publicó una Prácti
gobierno: éstos tratan de regularizar con jus ca de testamentos, cuya primera edición apa
ticia la convivencia de conquistadores y ven rece en México en 1765. Esta misma obra fue
cidos. Se procura evitar la opresión del indio el primer libro jurídico publicado en Buenos
y el dominio despótico de los españoles. La Aires, en 1792.
otra serie trata acerca de los contratos y ga
nancias injustas en los negocios y en el co 409
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
espíritu eran contrarrestadas por otras leyes Tucumán de 1607 advierte con menos firme
que ponían a la justicia eclesiástica en una si za: “En lo que toca a la jurisdicción eclesiásti
tuación de verdadera dependencia, reducién ca, no tenemos cosa que establecer de nuevo,
dola, en muchos casos, a un plano secundario. pues es cosa sabida lo que determinan los sa
La Corona puso frecuentes y muy precisas grados cánones y las leyes del reino, y la prác
dificultades en esta materia. Baste recordar tica ordinaria enseña; sólo encomendamos a
que se daban a los virreyes, audiencias y go nuestros curas y vicarios que no se entrome
bernadores, los poderes más generales en or tan en cosas que no son de nuestra jurisdic
den a velar por la observancia del real patro ción ni están a nuestro cargo”. Es decir, se
nato. La misma advertencia se hacía a los obis adopta una vía media, quizá poco clara y deci
pos y se les encargaba que en los casos difíciles dida, aunque explicable en aquella circunstan
no resolvieran por sí, sino que determinaran cia concreta.
de acuerdo con las resoluciones de las audien Finalmente, en las causas de divorcio y nu
cias episcopales de cada distrito. lidades matrimoniales no se encuentran abu
Se ha visto más arriba que otro de los obs sos graves en las actas procesales. Más bien, se
táculos realmente graves en la administración tiene la sensación de que en esta materia no
de la justicia eclesiástica, particularmente en hubo mayores intromisiones y que la audien
materia de derecho penal canónico, fueron los cia episcopal pudo hacer justicia en un mar
llamados recursos de fuerza. Es verdad, y los gen de verdadera independencia del poder ci
conflictos lo señalan repetidas veces, que los vil dentro del marco establecido por las leyes
jueces eclesiásticos llegaron a imponer penas entonces irnperantes en Indias.
por cuestiones realmente baladíes y nocivas al Después del malhadado incendio del ar
orden jurídico, pero no es menos cierto que la chivo del arzobispado de Buenos Aires, sólo
autoridad real pretendió quebrar un abuso quedan de él las actas procesales que anterior
con otro mucho peor, ya que relajaba la disci mente rescató y resumió el investigador Raúl
plina eclesiástica y quitaba todo valor a las pe A. Molina, quien trae algunos casos sobre es
nas canónicas. ponsales, nulidades por las causales de irnpo
En síntesis, y a modo de conclusión, se tencia masculina y femenina, y aquellos donde
puede decir que en una línea de principio, más se trata de las nulidades por impotencia en el
teórica que práctica, el Estado fue respetuoso indio y en el negro. Se añade un interesante
de la jurisdicción eclesiástica. En los hechos, la capítulo sobre los divorcios en Buenos Aires.
mentalidad regalista, la incomunicación con Ante esta desgraciada situación solamente
Roma y la actitud de los gobernantes indianos se puede exhibir, como muestra aproximada,
y de los encomenderos produjeron frecuentes la actividad del tribunal eclesiástico de Córdo
abusos. No pocos obispos y canonistas cedie ba en el período estudiado. El cómputo se
ron y se adaptaron al statu quo. Pero las de hace a partir del material existente en el archi
nuncias de obispos eminentes por su santidad, vo. Desde 1702 hasta 1799, se tramitan cin
celo y fidelidad al rey, indican a las claras el cuenta y dos juicios por esponsales y desde
malestar causado por la violación de las nor 1688 hasta 1799, se contabilizan sesenta y seis
mas canónicas. En este sentido, el sínodo del causas de divorcio y nulidades matrimoniales. 41]
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
Los procesos penales, contra clérigos y laicos, trado no era suficiente, se vendían en pública
son sesenta y seis en el lapso que corre entre subasta los bienes que determinaba el comi
1699 y 1799. sario del distrito. De acuerdo con las Instruc
Respecto del Tribunal de la Inquisición, ciones para inquisidores, las sumarias levanta
hay que hacer una primera precisión: ningtma das en el tribunal local debían ser remitidas a
causa fue sustanciada ni sentenciada en lo que Lima por el medio más seguro. En el archivo
hoy es suelo argentino. Las Instrucciones para de la comisaría inquisitorial no debía quedar
inquisídores establecían que en las ciudades copia alguna de las actuaciones referidas a los
cabeza de obispados y puertos de mar debía delitos de la fe, ni de las obradas en materia
constituirse un comisario eclesiástico de bue de limpieza de sangre.
na vida y costumbres, letrado, si era posible, a La jurisdicción eclesiástica castrense se
quien se le daba comisión para ejecutar las ór caracterizó por una serie de complicaciones
denes del Supremo Tribunal Apostólico de Li y malos entendidos que dificultaron el ejer
ma, erigido el 25 de enero de 1569. Los auto cicio pacífico de la competencia judicial y
res sostienen que estos comisarios que apare quebraron, en algunos casos, la armonía que
cen en el Tucumán a fines del siglo XVI, y en debía reinar entre la jurisdicción ordinaria
el Río de la Plata a principios del XVII, no de los obispos y la delegada en el vicario ge
eran funcionarios judiciales sino meramente neral de los reales ejércitos. Sin embargo, en
ejecutivos, ya que se lirnitaban a informar, de el marco de la reorganización general de las
nunciar, levantar sumarios o recibir pruebas. fuerzas armadas españolas, Carlos III no
El comisario era asistido por los familia descuidó el tema del vicariato castrense. El
res del Santo Oficio; de éstos, algunos cum rey solicita un nuevo breve apostólico y pide
plían funciones de notario o de alguacil ma que las facultades se deleguen directamente
yor. A ellos correspondía hacer las denuncias, en el patriarca de las Indias. El 10 de marzo
y con orden del tribunal limeño, encarcelar a de 1762, Clemente XIII, por el breve Quo
los reos, confiscar sus bienes y subastarlos, niarn in exerciribus, confirma la jurisdicción
previo meticuloso inventario en presencia privilegiada militar y subsana todos los actos
del notario, el alguacil y un apoderado del jurisdiccionales posteriores a la prórroga
reo. Los bienes eran entregados a un deposi otorgada por Benedicto XIV y une el vicaria
tario seglar quien prestaba las garantías exi to general castrense al patriarcado de las ln
gidas en derecho. En caso de incumplimien dias. La subsanación de los actos jurisdiccio
to, el depositario era condenado a pagar el nales se debe a que ninguna autoridad civil
doble. Se sacaban dos copias del inventario y ni eclesiástica había solicitado la confirma
del depósito, una era remitida a Lima junta ción de los privilegios acordados por el papa
mente con todos los papeles, créditos y obli citado.
gaciones, y otra era entregada al depositario. El ll de mayo de 1762, sobre la base de la
Del total se deducía lo necesario para el tras concesión pontificia, el rey decreta el restable
lado del reo hasta Lima, el pago de los ali cimiento del empleo de capellán mayor vica
mentos mientras estuviese preso, así como la rio general de los reales ejércitos a favor del
412 cama y la ropa blanca. Si el efectivo secues patriarca de las Indias. con la jurisdicción ecle
LA IGLESIA DIocEsANA: LAS INSTITUCIONES
siástica militar. El real decreto establecía que el paz, el ejercicio de esta jurisdicción privilegia
vicario general y sus delegados podían admi da volvía a los obispos.
nistrar justicia en todas las causas eclesiásticas Estas anotaciones breves y forzosamente
y no eclesiásticas, civiles, criminales y mixtas incompletas pretenden redescubrir la historia
que se suscitaren entre o contra los miembros de la Iglesia en estos dos siglos que son los si
de las fuerzas armadas. llares de la historia de la futura Argentina. No
Téngase presente que la legislación ante se han querido disimular los errores cometi
rior estaba regulada por el breve Cum sicut dos por la Iglesia o la Corona, pero tampoco se
Maiestatis tuae, concedido por Inocencio X el han negado los acontecimientos ni se los ha
26 de septiembre de 1645, a pedido de Felipe pintado de negro oscuro cuando lo único que
IV. Su característica principal radicaba en que cabe es aceptarlos tal como sucedieron con su
la jurisdicción eclesiástica castrense sólo podía grandeza y la mezquindad que caracteriza la
ejercerse en tiempos de guerra. Restablecida la historia que construyen los hombres.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
PEDRO BORGES (dir.), Historia de la Iglesia por el sínodo. Se inicia con un recurso de
en Hispanoamérica y Filipinas: siglos XV-XIX, Francisco López de Fuenteseca, procurador
dos volúmenes, Madrid, 1992. general de la ciudad de Córdoba del Tucumán,
IoSE M. ARANCIBIA y NELSON C. DELLAFE dirigido a Su Majestad desde Charcas el 8 de
RRERA, Los sínodos del antiguo Tucumán, cele febrero de 1706. El documento no contiene el
brados por fray Fernando de Trejo y Sanabria, texto sinodal, pero aporta elementos nuevos y
1597, 1606, 1607, Buenos Aires, 1979. Los au variados respecto de lo ya conocido. La estruc
tores prepararon esta primera edición crítica tura algo complicada del documento es orde
de las constituciones de los tres sínodos del nada por los autores para una mejor y más fá
obispo Trejo, a las que añadieron el releva cil comprensión.
miento de las fuentes y lugares paralelos del SANTIAGO BARBERO, ESTELA M. ASTRADA y
texto. Agregaron las peticiones de los repre JULIETA CONSIGLI, Relaciones ad limina de los
sentantes de los cabildos seculares, los arance obispos de la diócesis del Tucumán (S. XVII al
les parroquiales y de la administración de la XIX), Córdoba, 1995. El trabajo brinda la po
justicia, más la documentación referida a la sibilidad de conocer las relaciones ad limina
erección de la diócesis, con la intención de apostolorum de los obispos del Tucumán en
destacar uno de los más importantes aspectos los siglos indicados. La obra contiene la rela
fundantes de esta Iglesia. ción de fray Fernando de Trejo y Sanabria fe
]oSE M. ARANCIBIA y NELSON C. DELLAI=E chada en 1605. Siguen las relaciones de los
RRERA, “El sínodo del obispo Mercadillo, Cór obispos Julián Cortázar de 1620; fray Melchor
doba 1700”, Teología, tomo XVI, N° 34, Bue Maldonado de Saavedra de 1644; fray Nicolás
nos Aires, 1980. En este breve trabajo se da a de Ulloa de 1681; Iuan Sarricolea y Olea de
conocer un alegato en torno de lo dispuesto 1730 y de Pedro Miguel de Argandoña de 413
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
1750. Los datos aportados por las relaciones ALBERTO DE LA HERA, Iglesia y Corona en la
episcopales son inapreciables para el conoci América española, Madrid, 1992.
miento de la región. La versión del latín al es NELSON C. DELLAFERRERA, “Los registros
pañol es impecable. eclesiásticos en los concilios hispanoarnerica
CAYETANO BRUNO, Historia de la Iglesia en nos”, Revista NotariaL Colegio de Escribanos de
la Argentina, tomos II-VI, Buenos Aires, 1966 Córdoba, N° 35, Córdoba, 1978.
1970. De los doce tomos que componen la NELSON C. DELLAFERRERA, Catálogo de cau
obra, se han empleado los seis que correspon sas matrimoniales. Obispado de Córdoba
den al período estudiado. Se trata de una his (1688-1810), Buenos Aires, 1990.
toria de la Iglesia argentina hasta hoy no supe ENRIQUE DUssEL, El Episcopado hispanoa
rada y que difícilmente pueda ser soslayada mericano, institución misionera en defensa del
cuando se escribe sobre la Iglesia en nuestro indio, nueve volúmenes, Cuernavaca, 1969
país. Tiene la característica inestimable de que 1971. En esta obra se presenta un aspecto po
en el ochenta por ciento se basa en datos de co conocido, ya que se parte de la hipótesis de
archivo concienzudamente compulsados por que el episcopado hispanoamericano es una
el autor. Es una obra de gran jerarquía cientí institución histórica que se ocupó efectiva
fica, donde se encuentran analizados temas de mente de la defensa del indio y de su evange
sumo interés, como poco conocidos. Además, lización, que cumplió en la historia social y en
tiene el mérito de incorporar y dar la jerarquía la historia de las misiones una función ejem
que se merecen las obras de monseñor Abel plar. La riqueza de los planteos, como la docu
Bazán y Bustos, del doctor Rómulo D. Carbia, mentación inédita aportada, hacen de este tra
de los monseñores José Aníbal Verdaguer, Pa bajo una fuente imprescindible de consulta y
blo Cabrera, Miguel Angel Vergara. Compen reflexión.
dio de todo lo conocido hasta 1966, es la se ENRIQUE DUSSEL, Les Evéques hispano-ame
gtmda edición de la Historia eclesiástica argen ricains, Defenseurs et evangelisateurs de l 'in
tina del doctor IUAN CARLOS ZURETrI. dien, Wiesbaden, 1970.
CAYETANO BRUNO, El derecho público de la ANTONIO EGANA, LEON LOPETEGUI y FELIx
Iglesia en Indias, estudio histórico-jurídico, Sa ZUBILLAGA, Historia de la Iglesia en la América
lamanca, 1967. española desde el descubrimiento hasta comien
MARCELINO CABREROS DE ANTA, Derecho zos del siglo XIX, dos volúmenes, Madrid.
Canónico fundamental, Madrid, 1960. 1965- 1966. Ambos volúmenes de una misma y
MARCELINO CABREROS DE ANTA. Comenta única obra constituyen una excelente y muy
rios al Código de Derecho Canónico, vol. I, Ma útil visión de conjunto. En el tema del patro
drid, 1963. nato regio y del regio vicariato, resumen con
PAULINO CAsTANEDA DELGADO y IUAN MAR lucidez los trabajos de los jesuitas Pedro Letu
CHENA FERNANDEZ, La jerarquía de la Iglesia en ria y Antonio Egaña.
Indias: el episcopado americano. 1500-1850. RAFAEL GOMEZ Hoyos. La Iglesia de Améri
Madrid, 1992. ca en las Leyes de Indias, Madrid, 196i.
ALBERTO DE LA HERA, El regalismo Borbóni MONICA P. MARTINI, El indio y los sacra
414 co en su proyección indiana, Madrid, 1963. mentos en Hispanoamérica colonial. circuns
LA IGLESIA DIOCESANAI LAS INSTITUCIONES
tancias adversas y malas interpretaciones, Bue mentales producido por el incendio del Archi
nos Aires, 1993. La autora expone los proble vo del Arzobispado de Buenos Aires en 1955.
mas generales del contexto misional y del con DAISY RIPoDAs ARDANAz, “El sínodo del Pa
texto humano: clérigos y laicos que, como raguay y Río de la Plata I. Su valoración a la
agentes de la evangelización, favorecen o para luz del sínodo del Tucumán I”, III Congreso del
lizan la misión. Es una obra en la que se en Instituto Internacional de Historia del Derecho
cuentran elementos poco conocidos y casi Indiana, Madrid, 1973.
nunca tratados por nuestros historiadores. DAISY RÍPODAS ARDANAz, El matrimonio en
MONICA P. MARTIN], “Perfil jurídico de la Indias, realidad social y regulación jurídica, Bue
visita pastoral. Aportes a su aplicación dentro nos Aires, 1977. La autora traza un arco de tres
del actual territorio argentino”, XI Congreso siglos (XVI-XVIII) de vida conyugal en Améri
del Instituto Internacional del Derecho Indiana, ca española. Con notable solvencia histórica y
tomo II, Buenos Aires, 1997. no menor precisión jurídico-canónica, estudia
FRANCISCO MATEOS, “El primer concilio del el contexto social del matrimonio en Indias. Su
Río de la Plata en Asunción (l603)”, Missiona lectura es indispensable para conocer esta insti
lia Hispanica, Año 26, N° 78, Madrid, sept-dic. tución fundamental de la sociedad.
1969, págs. 334-359. SINODO DE BUENOS AIRES DE 1655 convocado
JOSE METZLER, America Pontificia primi por el obispo Fray Cristóbal de la Mancha y Ve
saeculi evangelizationis 1493-1592, dos volú lasco, Ms., Real Academia de la Historia (Ma
menes, Citta del Vaticano, 1991. Ibídem, Ame drid), Colección Mata Linares, tomo XXX.
rica Pontificia. Documenti pontifici nell’Archi JUAN DE SoLORzANo PEREIRA, Política india
vio Segreto Vaticano riguardanti Pevangelizza na, 1930, cinco volúmenes [la ed., 1647].
zione dell’ America: 1592-1644, tres volúme JULIO TORRES (ed.), Sínodo diocesano de
nes, Citta del Vaticano, 1995. El recopilador y Santiago de Chile de 1626 del obispo Francisco
editor de esta obra ha recogido en estos tres González de Salcedo, Cuernavaca, 1971. Con al
volúmenes toda la documentación pontificia, gunos pocos cambios, la publicación responde
desde el descubrimiento hasta la mitad del si a la transcripción encargada por la Universidad
glo XVII, que se guarda en los registros y mi Católica de Chile a Carlos Oviedo Cavada.
nutas del Archivo Secreto Vaticano, en su ori IULIO TORRES (ed.), Synodo diocesana del
ginal latino. Obispado de Santiago de Chile, celebrado por el
RAÚL A. MOLINA, La familia porteña en los obispo Don Manuel de Alday y Aspée, publica
siglos XVII y XVIII. Historia de los divorcios en el da en Lima en 1764.
período hispano, Buenos Aires, 1991. La investi RUBÉN VARGAS UGARTE (ed.), “Tercer conci
gación que presenta el autor es indispensable lio provincial limense (1582-1583)”, Concilios
para el conocimiento de las causas de nulidad y Limenses, tomo I, Lima, 1951, págs. 259-375.
de divorcio sustanciadas en el tribunal diocesa RICARDO ZORRAQUIN BECÚ, La organiza
no de Buenos Aires en los siglos mencionados. ción judicial argentina en el período hispánica,
La obra llena en parte el vacío de fuentes docu 2° edic., Buenos Aires, 1981.
415
1 3. LA IGLESIA DIocEsANA:
EL CLERO SECULAR
Y LAS ÓRDENES RELIGIOSAS
Emesto J. A. Maeder
"Verdadera estampa de la Iglesia Catedral de Córdoba del Tucumán". dibujada en 1758 por Hermenegildo de Eguivar. Archivo
General de Indias. Sevilla.
franciscanos como Bernardo de Armenta y Jesús, mientras que los residentes en el Tucu
Alonso Lebrón se hallaban presentes en el Río mán lo hicieron en la de San Jorge, en 1556.
de la Plata y el Paraguay como parte de la ex Más tarde ambas custodias se unificaron en
pedición que condujo en 1538 a esas tierras el 1597, para luego formar en 1612 la Provincia
veedor Alonso Cabrera. Mucho más tarde, en Franciscana de la Asunción de la Virgen, con
1585, llegaron los jesuitas Francisco de Angu jurisdicción en el Río de la Plata y el Tucumán.
lo y Alonso Barzana al Tucumán, llamados por Fue su primer provincial fray Juan de Escobar.
el obispo diocesano, al tiempo que otros lo ha A su vez, los mercedarios también alcanza
cían desde el Brasil en dirección al Paraguay. ron su organización provincial en fecha tem
Poco a poco, los capellanes y misioneros prana, al separarse en 1593 de la jurisdicción
de esas órdenes fueron radicándose en las ciu del Cuzco y constituir la Provincia de Santa
dades recientemente fundadas y estableciendo Bárbara, bajo el provincialato de fray Pedro
en ellas sus primeros y precarios conventos y Guerra.
residencias. Al principio, como avanzada de Por su parte, los jesuitas obtuvieron en
sus respectivas provincias eclesiásticas ya ins 1604 que se creara la Provincia del Paraguay,
taladas en América, y más tarde, constituyen separada de la del Perú. De ella se hizo cargo el
do sus propios distritos religiosos. padre Diego de Torres en 1607. Este distrito
Los franciscanos radicados en Asunción eclesiástico comprendía inicialmente el Río de
integraron en 1541 la Custodia del Nombre de la Plata, Paraguay, Tucumán y Chile. Esta úl 421
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
tima jurisdicción, así como los colegios de Cu fueron radicándose en aquellas incipientes
yo, se separaron de la Provincia Paraguaya en poblaciones. Los primeros edificios fueron
1625. muy sencillos y de una pobreza similar al res
Finalmente, los frailes dominicos residen to de las viviendas existentes en esos lugares.
tes en el país dependieron por largo tiempo de Todos los conventos, colegios y hospicios o re
la Provincia de San Lorenzo Mártir, erigida en sidencias, según su jerarquía, ostentaban ad
Chile en 1586. Los conventos de la orden que vocaciones referidas primordialmente al san
daron en esa jurisdicción hasta 1724, en que se toral de sus respectivas órdenes.
creó la Provincia de San Agustín de Buenos Los mercedarios instalaron sus casas en
Aires, Tucumán y Paraguay, bajo el priorato de Santiago del Estero (l557), San Miguel de Tu
fray Gregorio de León. Los conventos radica cumán (1565), Talavera del Esteco (1568),
dos en Cuyo recién se incorporaron a esta pro Salta (1582), Corrientes (1591-1598), Córdo
vincia en 1806, separándose definitivamente ba (1601), Buenos Aires (1601), San Salvador
del distrito chileno. de Iujuy (1602), La Rioja (1608), Santa Fe
Sin embargo, éstas no fueron las únicas ór (1593-1615), San Iuan (1591) y Mendoza
denes religiosas establecidas en el país. A esa (1594).
nómina cabe agregar los frailes agustinos, es Por su parte, los dominicos fundaron sus
tablecidos en Cuyo en 1642, y más tarde los conventos en Asunción, Córdoba (1604),
betlemitas, radicados en Buenos Aires en 1748 Mendoza (1588), San Iuan (1596), Buenos Ai
y en Córdoba en 1766. Hubo además comuni res (1602-1608), Santa Fe (1609), Santiago del
dades religiosas femeninas en Córdoba y en Estero (1611-1623) y La Rioja (1623). Otro
Buenos Aires. En la primera, los monasterios tanto ocurrió con los franciscanos, radicados
de Santa Catalina, fundado en 1613 y de car tempranamente en Asunción y Santiago del
melitas descalzas, o Teresas, erigido en 1627, Estero, desde donde dirigieron sus pasos hacia
rmientras que en la sede porteña se hallaban Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires. mientras
los monasterios de Santa Catalina, de monjas otros lo hacían en dirección a San Miguel de
dominicas, fundado en 1744, y de capuchinas, Tucumán, Córdoba, Talavera del Esteco. Salta.
erigido en 1749. Jujuy y La Rioja. La fecha de fundación de va
rios de los conventos de estas tres órdenes es
CONVENTOS Y COLEGIOS incierta o desconocida.
A estas fundaciones se agregaron los jesui
Era propio de estas órdenes religiosas la tas con sus colegios y residencias: Córdoba
vida conventual y la radicación en pueblos y (1599). Santiago del Estero (1604-1609). Bue
ciudades. Su llegada al territorio argentino nos Aires (1608). Santa Fe (l6l0), San Miguel
coincidió con la fundación de las primeras de Tucumán (1613). Salta (1617). Mendoza
ciudades, en la mayoría de las cuales se hicie (1616). La Rioja (1626).
ron reservas de parcelas urbanas para la ins Fue así como a principios del siglo XVI! se
talación y construcción de sus conventos e hallaban fundados doce conventos merceda
iglesias. rios, siete dominicos. diez franciscanos y ocho
422 Fue así como las distintas comunidades colegios jesuíticos. sin contar los existentes en
l 4, Collegio d: Mcndoea.
l -ll-¿É 1 j ‘
LA IGLESIA DIOCESANAZ EL CLERO SECULAR Y LAS ORDENES RELlGlOSAS
‘I’
ejemplo de esa precariedad de medios lo ofre suitas. Todas sus fundaciones contaron con la
ce en 1609 el gobernador Alonso de Ribera, al existencia de establecimientos de apoyo a su
señalar que los seis conventos de los merceda obra. En Córdoba, el Colegio Máximo finan
rios en el Tucumán vivían en la mayor pobre ciaba sus gastos con lo producido por las es
za, y que incluso los frailes edificaban con sus tancias de Iesús María y Alta Gracia. Al mis
manos el convento: “Yo he visto al Padre Co mo tiempo, el noviciado contó para su man
mendador de esta casa, desnudo en calzones tenimiento con la estancia de Santa Catalina,
de lienzo y jubón haciendo tejas y ladrillos y mientras que el Colegio Convictorio de Mon
adobes para la casa, él propio con sus manos.” serrat lo hacía en base a la estancia de Caroya,
Con los años, donaciones y legados en tie al tiempo que la casa de Ejercicios Espiritua
rras, bienes e incluso dinero, fueron incre les estaba sostenida por la estancia de San Ig
mentando ese patrimonio eclesial y permi nacio. Desde luego, dichas estancias produ
tiendo que la dotación de las iglesias mejora cían ganado mayor y menor, estaban atendi
ra, al igual que los edificios y alhajas que las das por hermanos coadjutores y contaban con
adornaban. Hubo además compras, permutas la mano de obra de esclavos y peones para las
y arreglos que dieron lugar a la ampliación de faenas rurales. Otro tanto ocurría en Buenos
las estancias y a la adquisición de sitios urba Aires, donde el Colegio de San Ignacio obte
nos, a veces edificados, cuyos alquileres renta nía la mayor parte de sus recursos de las es
ban a las comunidades religiosas. tancias de Areco, Las Conchas y la Chacarita
Las contribuciones de los fieles también se de “los Colegiales”, así como de casas que ren
orientaron a la fundación de capellanías, desti taban alquileres.
nadas al rezo de misas y preces por los donan Ese patrimonio inmobiliario, que au
tes. En ocasiones esas ofrendas fueron cuantio mentó y se consolidó con el tiempo, así como
sas, como las del deán Francisco Salcedo, que las reinversiones y una administración escru
permitió a los jesuitas fundar casa en San Mi pulosa, permitió a Córdoba y Buenos Aires, y
guel de Tucumán; de Iuan de Tejeda Miraval, en menor escala al resto de los colegios, un
respecto del monasterio de las Teresas de Cór seguro desenvolvimiento de la orden y de sus
doba; de Dioniso Torres Briceño para el mo servicios.
nasterio de las Catalinas en‘ Buenos Aires, y de La expulsión de los jesuitas en 1767, y la
Ignacio Zeballos y Bustillo, para la edificación incautación de sus bienes por la Corona,
del Colegio de Nuestra Señora de Belén, en permitió conocer no sólo el patrimonio de la
Buenos Aires, entre otras. orden sino también el papel que cumplían
Las distintas órdenes llegaron así a dispo las procuradurías de Buenos Aires y Santa Fe
ner de un cierto patrimonio rural y urbano en el aprovisionamiento en ropa, libros, he
que les permitió su funcionamiento. Otras, rramientas y objetos del culto, y las ventas de
como los recoletos, carecieron de él y vivieron la producción doméstica, así como también
exclusivamente de limosnas y estipendios. la prolija contabilidad interna respecto de
Un ejemplo, sin duda el más sobresaliente los colegios y misiones. Incluso, advertir que
del tipo de recursos económicos destinados a no siempre las cuentas eran favorables, y que
solventar sus actividades, lo brindaron los je los déficits de algunos eran cubiertos con el 425
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
superávit de otros, como ocurrió entre 1762 sores en sus confesonarios, los lectores en sus
y 1767 con los colegios de San Ignacio y Be cátedras, los misioneros en sus misiones, los
lén en Buenos Aires. estudiantes en sus estudios, los hermanos en
sus oficios y finalmente, todos en lo que está a
su cargo.”
Los SERVICIOS PASTORALES Lo dicho por los jesuitas puede asemejar
se, mutatis mutandis, a lo que ocurría en otras
Los servicios pastorales prestados por las órdenes religiosas. Así, por ejemplo, las orde
órdenes religiosas fueron numerosos y diver nanzas aprobadas en los capítulos de los do
sos. Constituyeron además un apoyo insusti minicos establecían el orden y contenido de
tuible para el clero secular, inicialmente mu los estudios que se llevaban a cabo en los con
cho más escaso y no siempre idóneo en la ventos, así como el horario de las devociones
atención del ámbito indígena, labor ésta en la comunes y los oficios respectivos. Pero no fal
que se destacaron sobre todo los franciscanos taban en esas ordenanzas recomendaciones
y los jesuitas. acerca de posibles negligencias y desvíos de la
Los servicios prestados están reseñados en disciplina que debían vigilarse y corregir por
la síntesis que de los suyos hizo el provincial sus prelados, como salir a la calle sin motivo,
de los jesuitas en 1644: “Nuestros ministerios asistir a corridas de toros, juegos de cartas, ca
se hacen generalmente en todos los colegios rreras o paseos a caballo con hábito, y exceso
como lo pide nuestra religión. Léese a los estu de familiaridad en el trato con laicos.
diantes con todo cuidado donde hay escuelas; Los religiosos también contribuyeron a la
enséñase con lo mismo a los niños la doctrina afirmación de determinadas devociones y
cristiana; predícase con igual espíritu a negros, prácticas religiosas en sus iglesias: misas y no
indios y españoles, en sus lenguas; no se per venas, trisagios, cuarenta horas, rosarios y plá
dona trabajo por llevar adelante sus cofradías ticas confortaban la fe de sus vecindarios, con
y congregaciones. Acuden los fieles con fre vocados mayoritariamente a las grandes cele
cuencia a las confesiones y comuniones, prin braciones de la Semana Santa, Corpus Christi
cipalmente las mujeres; acúdese a todas horas o fiestas patronales. Los mercedarios difundie
a los enfermos que llaman dentro y fuera de ron el culto mariano; los jesuitas, el del Sagra
las ciudades, muchas leguas en contorno. En la do Corazón de lesús, y todos, la devoción a los
grande peste que ha azotado a estas provincias santos de sus respectivas órdenes.
por casi dos años, no han cesado de acudir los Asimismo, consolidaron prácticas devotas
nuestros a negros y blancos, con admiración a través de la fundación de congregaciones, y
de todos; se les ha acudido no sólo con el sus de la institucionalización de las Terceras órde
tento del alma, sino con el del cuerpo, con re nes de franciscanos. dominicos y mercedarios.
galos y medicinas; hanse apagado incendios de integradas por laicos más comprometidos con
discordias, reconciliado enemigos, pacificado el espíritu evangélico y la práctica de virtudes
casados, compuesto pleitos por vía de paz, vi cristianas.
niendo a ello las partes. Los superiores en su Otros servicios, como la enseñanza públi
426 oficio, los predicadores en sus púlpitos, confe ca de las primeras letras, o de la Botica de los
LA IGLESIA DIOCESANAZ EL CLERO SECULAR Y LAS ORDENES RELIGIOSAS
mán y Río de la Plata, registró a fines del si e ‘Si c’! A‘? la“ ,
¡do! 771.95 gnhguo.
glo XVI y principios del XVII no pocos casos ' WW“ ‘ C: un p r '_k
de frailes, primordialmente mercedarios y u _i,.'í..v .12; F32
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franciscanos, acusados de solicitación en el a; C ON A‘Ï1U}ílD:\l.)‘I .}}'¡',(,1¡<,‘g¡o_\e
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mendaciones y sanciones a los eclesiásticos Üb¿t_lf)od¡grï”_1_hcn1ÏJ
acerca del debido cumplimiento de sus debe a) glcíla ‘Proof
res. Los mismos jesuitas debieron, en más de ¿filllnitlïlïl Jlün‘: _ïl(l[llill,
una ocasión, depurar sus filas de sujetos in
dignos, e incluso una real cédula de 1716 9- ¿No 3: ¿gy =
prohibió que a esos expulsados se los admi
tiera en responsabilidades parroquiales. En
1708, el gobernador del Tucumán, Fernando
Portada del libro dc la Congregación del Santo Cristo. de
de Urízar, se quejaba de que en su distrito se Buenos Aires.
guardaba poco la clausura conventual y que
había mucha libertad de andar por calles y ligioso. Tampoco faltaron algunos conflictos
plazas, e incluso se mezclaban en negocios conventuales o declinaciónen la rutina de
temporales, con olvido de su estado re los claustros. 427
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
Estas deficiencias y conductas no fueron por Carlos III en 1767 no constituyó un hecho
generales y ofrecen un claro contraste con la aislado, sino que fue precedido por decisiones
austeridad de vida y celo religioso de otros, similares adoptadas en Portugal y en Francia.
como por ejemplo el convento de los recoletos Motivaciones que se explicarán en el siguiente
de San Pedro de Arrecifes. El visitador fray Pe capítulo.
dro José de Parras dejó una conmovedora des La ejecución de la medida fue llevada a
cripción de esa comunidad, así como de otras cabo con rapidez, sigilo y eficacia en Buenos
que también se señalaron por la ejemplaridad Aires, Tucumán y el resto de los distritos su
de sus miembros. bordinados. Los jesuitas fueron detenidos en
En definitiva, tanto las órdenes religiosas sus colegios y misiones y remitidos a Buenos
como el clero secular contribuyeron, cada uno Aires para su destierro. En toda la Provincia
en su medida, a la difusión de la fe cristiana y Iesuítica del Paraguay, el número de los ex
la práctica religiosa en las provincias argenti pulsos superó los 400 religiosos, incluyendo
nas de la época colonial. Si bien esa labor tuvo en ese número a los residentes en Paraguay y
defectos y limitaciones, no cabe duda que al Chiquitos.
canzó su cometido y que esa fe impregnó toda Las consecuencias de esta medida se de
la cultura de su tiempo. De ello da testimonio jaron sentir en varios aspectos. Uno de ellos
la vigencia del catolicismo en las poblaciones fue poner en evidencia que una parte impor
criollas y aborígenes; la ausencia de cismas, la tante del clero aprobaba la medida, signo de
práctica sacramental arraigada, la difusión y antiguas diferencias respecto de la preemi
participación en el culto público en sus diver nencia que los jesuitas habían mantenido
sas manifestaciones; la edificación de templos, hasta entonces. Pero por otra parte su destie
capillas y oratorios; la misma toponimia y rro significó una disminución considerable
onomástica impregnada de sentido religioso, y de los efectivos del clero, aproximadamente
" la presencia constante de vocaciones religiosas entre la cuarta y la quinta parte del mismo,
masculinas y femeninas. A ello se agrega un que sólo tuvo un limitado reemplazo en las
crecido número de figuras beneméritas del misiones y otros servicios pastorales. Como
clero secular, religioso y del laicado, que die ya se ha dicho. los jesuitas atendlan las mi
ron en su vida testimonio de su fe, vigencia de siones indígenas en varias regiones, pero
la Iglesia como institución rectora de las con además ejercían sus ministerios en los cole
ciencias y servicio a la sociedad en que se ha gios e iglesias de la provincia. La administra
llaban insertados. ción de los sacramentos, la predicación fre
cuente, la atención de cofradías, catequesis.
CONSECUENCIAS DE LA EXPULSIÓN dirección de conciencias. ejercicios espiri
DE LOS IESUTÏAS tuales, misiones rurales, etcétera, sufrirán
una interrupción que en varios casos fue de
La expulsión de los jesuitas de España, finitiva. Los ejercicios espirituales, por ejem
América y Filipinas afectó seriamente la di plo, sólo pudieron restablecerse a fines del si
mensión y los servicios pastorales del clero glo XVIII. gracias a la tenacidad de Antonia
428 rioplatense y tucumano. La medida tomada María de la Paz y Figueroa.
LA IGLESIA DIOCESANAZ EL CLERO SECULAR Y LAS ÓRDENES RELIGIOSAS
A ello se sumará el cierre de sus iglesias y mobiliario, etcétera) y los esclavos, ganados y
capillas entre 1767 y 1771. Si bien varias fue frutos, pasaron a ser propiedad real y adminis
ron abiertas después de esa fecha y transferi trados por juntas de temporalidades. La pro
das al clero secular u otra orden religiosa, al ducción de las mismas temporalidades tuvo
igual que alguno de sus colegios, otras se por objeto pensionar a los expulsos hasta su
abandonaron por falta de mantenimiento. fallecimiento y cumplir finalidades piadosas,
Sus mobiliarios, ornamentos y objetos del previstas en la legislación dictada al efecto
culto, inventariados y tasados, se distribuye desde 1767 en adelante. Además, esos réditos
ron entre las iglesias matrices y las parro debían sufragar los gastos de obras pías pen
quias rurales. dientes, los sueldos de los maestros y los gas
Otra consecuencia notoria se dio en el ám tos administrativos conexos.
bito de la enseñanza. Las aulas de primeras le No obstante algunos logros, el resultado
tras, gramática y latinidad quedaron abrupta de la operación distó de ser eficaz, al desarti
mente sin maestros, al igual que los cursos de cularse el sistema económico montado por los
filosofía y teología de los colegios principales. jesuitas. Las ventas de esclavos y ganado, las
Si bien parte de la enseñanza pudo restable complicaciones surgidas de un universo tan
cerse más tarde con algunas limitaciones, ella variado y extenso de bienes y servicios, el peso
pasó a depender del financiamiento que le burocrático del sistema, la dilación en la toma
produjeran las temporalidades que fueron de de decisiones, e incluso la incompetencia o de
los jesuitas. fraudación de algunos administradores, con
La incautación de su patrimonio inmobi cluyeron por dilapidar ese patrimonio, y con
liario, como colegios, iglesias, casas, chacras, ello la fuente de financiamiento de los estable
molinos, estancias etc., así como los bienes cimientos y servicios previstos en la legisla
muebles (libros, ropas, menaje, herramientas, ción sobre temporalidades.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Sobre el clero y las órdenes religiosas que 1967-1976, que posee un registro puntual de
actuaron en la Argentina existen diversos estu la actividad del clero y de sus figuras promi
dios: por una parte, en las obras de conjunto, nentes, con amplia bibliografía. Una obra útil,
como la Historia de Ia Iglesia en Hispanoamé en una visión sintética, es la de Iuan Carlos
rica y Filipinas, dirigida por PEDRO BORGES, Zuretti, Nueva historia eclesiástica argentina,
Madrid, 1992, en dos volúmenes, con una se Buenos Aires, 1972.
rie de capítulos dedicados al tema. También Sobre el clero secular de esta etapa faltan
ANTONIO YBOT LEÓN, La Iglesia y los eclesiásti estudios de conjunto. CONSTANTINO BAYLE ha
cos españoles en la empresa de Indias, Barcelo dado una visión para toda América, con algu
na, 1963. Y fundamentalmente, los siete pri nos ejemplos para la Argentina, en El clero se
meros volúmenes de CAYETANO BRUNO, Histo cular y la evangelización de América, Madrid,
ria de la Iglesia en la Argentina, Buenos Aires, 1950. FRANCISCO C. ACTls ha publicado las 429
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
Actas y documentos del cabildo eclesiástico de EUDOXIO DE J. PALACIO O. M., Los mercedarios
Buenos Aires, Buenos Aires, 1943, en dos volú en la Argentina (1535-1754), con prefacio y
menes. A su vez, LUDOVICO GARCÍA DE LOYDI se anotaciones de fray José Bnmet O. M., Buenos
ha ocupado de “El cabildo eclesiástico de Bue Aires, 1971. De los jesuitas hay una nutrida bi
nos Aires. Su gravitación en la vida ciudada bliografía, de la cual pueden citarse a modo de
na”, Investigaciones y Ensayos 5, VII-XII, Bue ejemplo, JOAQUIN GRACIA S. 1., Los jesuitas en
nos Aires, 1968, págs. 289-316. Y si bien se co Córdoba, Buenos Aires, 1940, y GUILLERMO
nocen bastantes crónicas e historias parro FURLONG S. J., Historia del Colegio del Salvador,
quiales, son relativamente pocas las biografías Buenos Aires, 1944, e Historia del Colegio de la
de clérigos. Entre ellas, MIGUEL ANGEL VERGA Inmaculada de Santa Fe, Buenos Aires, 1962,
RA, Pedro Ortiz de Zárate, el mártir de Jujuy, cuyos primeros tomos cubren acabadamente
Rosario, 1966; JUAN PROBST, Juan Baltasar Ma la labor de la Compañía en ambas ciudades. A
ziel. El maestro de la generación de Mayo, Bue su vez, ANDRES MILLE ha dedicado varios volú
nos Aires, 1946; NICOLAS FAsOLINO ha escrito menes a referir la trayectoria de las órdenes de
sobre varios sacerdotes santafesinos; EDBERTO la Merced (1958), franciscana (1961). domini
OSCAR ACEVEDO dedicó una biografia a Loren cana (1964) y Compañía de Jesús (1968), to
zo Suárez de Cantillana en Anuario de Estudios das en el ámbito de Buenos Aires. JOsE LUIS
Americanos, ll, Sevilla, 1954, págs. l-59; PE MOLINARI ha escrito sobre “Los betlemitas y su
DRO GRENON, “Apuntes para la biografia del obra en el Hospital de Buenos Aires”, Archi
Dr. Duarte Quirós y su obra", Estudios, 58, vum l, l‘ parte, Buenos Aires, 1943, págs. 385
Buenos Aires, 1937. También de JOSE MARIA 408; recientemente CARLOS A. MAYO ha publi
BLANCO, Vida documentada de la sierva de Dios cado un importante estudio sobre el tema, Los
María Antonia de la Paz y Figueroa, Buenos Ai betlemitas en Buenos Aires: convento, economía
res, 1942. La formación del clero diocesano, en y sociedad (1748-1822), Sevilla, 1991. Sobre los
LUIS R. ALTAMIRA, El Seminario conciliar de franciscanos de los Colegios De Propaganda
Nuestra Señora de Loreto, Córdoba, 1943 y Pide, TEOFILO PINILLOS, Historia del Convento
JUAN lSERN, La formación del clero secular de de San Carlos en San Lorenzo, Buenos Aires.
Buenos Aires y la Compañía de Iesús, Buenos 1949.
Aires, 1936. Sobre la expulsión de los jesuitas, es nece
Sobre las órdenes religiosas también existe sario indicar en primer lugar el Dictamen _fís
una variada cantidad de obras. Algunas pro cal de expulsión de los jesuitas de España ( 1766
vienen de cronistas de la propia comunidad, 1767), de PEDRO RODRIGUEZ DE CAMPOMANES.
como fray JACINTO CARRASCO O. P., Ensayo his editado y anotado por Jorge Cejudo y Teófa
tórico sobre la Orden Dominica argentina. Ac nes Egido, Madrid, 1977, texto recientemente
tas capitulares (1724-1824). Buenos Aires, recuperado que ha permitido renovar los es
1924; de fray JUAN A. SANTA CLARA CORDOBA tudios vinculados a esta cuestión. MAGNrs
O. F. M., La Orden Franciscana en las Repúbli MORNER le ha dedicado un capítulo en la obra
cas del Plata, Buenos Aires, 1934, y más recien de PEDRO BORGFS, Historia de la Iglesia ya cita
temente, fray BENITO H. PISTOIA, Los francisca da, I. págs. 245-260 con bibliografia actualiza
430 nos en el Tucumán, 1566-1810, Salta, 1973; fray da. Sobre las consecuencias de la expulsión.
LA IGLESIA DIOCESANAZ El. CLERO SECULAR Y LAS ORDENES RELIGIOSAS
ANDRES GALLEGO, Claves operativas para la his URQUIJO a la obra de JUAN BALTASAR MAZIEL,
toria de Iberoamérica, Madrid, 1995, págs. De la justicia del tratado de límites de 1750,
305-391. Sobre la expulsión en la Argentina, Buenos Aires, 1988, donde describe el clima
CAYETANO BRUNO, op. cit., tomo VI; y el recien intelectual de Buenos Aires previo a la expul
te estudio preliminar de IosE MARIA MARILUZ sión de la Compañía de Jesús.
431
1 4. LA IGLESIA MISIONAL
Y LA EVANGELIZACIÓN
DEL MUNDO INDÍGENA
Ernesto J. A. Maeder
El mundo aborigen que encontraron los nían cultivos desarrollados, riego y pequeños
europeos era de una complejidad muy grande. centros urbanos. Pero todos carecían del hie
Por una parte los conquistadores y luego los rro, desconocían la rueda y no poseían anirna
misioneros carecían de noticias precisas acer les domésticos suficientes para mejorar su ni
ca de sus dimensiones y características, y sólo vel de vida.
tomaron conciencia de ello fragmentariamen Sus creencias religiosas incluían ritos, ce
te, a medida que la información sobre cada re remonias, fiestas y prácticas cuya variedad
gión era transmitida y divulgada. Fue así co asombró a los europeos, que más de una vez
mo la impresión causada en ellos por los abo creyeron ver en ellas presencias diabólicas. En
rígenes fue diversa, contradictoria y en más de el caso de la magia y de la antropofagia, los
una ocasión, confusa. Los agricultores seden misioneros procuraron desterrarlas drástica
tarios de los valles del Tucumán o los cultiva mente y a la par reemplazarlas por la fe cristia
dores guaraníes coexistían con las bandas de na. Y a pesar de muchas limitaciones y fraca
cazadores chaquenses, pampas o charrúas o sos, será su entrega personal y la convicción de
los huidizos caingangs de la selva. saberse portadores de un mensaje universal de
No resultaba sencillo dictar una legisla salvación, nunca escuchado en estas regiones,
ción o trazar una política pastoral eficaz que lo que les abrirá el camino de la evangeliza
contemplara tales diversidades. El conoci ción del mundo indígena.
miento efectivo de la realidad aborigen consti
tuyó, sin duda, uno de los problemas princi
pales de la labor rnisional. Esta se presentaba CRITERIOS PASTORALES E INICIATIVAS
para los religiosos como una tarea nueva, por EN LA EVANGELIZACIÓN RIOPLATENSE
celebrados en 1597, 1606 y 1607 en la ciudad veces como resultado de acciones individua
de Santiago del Estero. les, y en otras ocasiones, fruto de esfuerzos
En el sínodo de 1597, la primera parte de coordinados por alguna de las órdenes religio
sus constituciones está dedicada por entero a sas llegadas al país. Estas últimas fueron las
la “doctrina y modo de enseñarla a los natura más frecuentes y perdurables.
les de estas provincias”. Bajo ese título se enu En el Tucumán, los primeros en estable
meran normas sobre el uso del Catecismo en cerse fueron los frailes mercedarios, que fun
lengua quechua; el conocimiento que los cu daron su primer convento en Santiago del Es
ras de indios debían poseer de esa lengua para tero en 1557. En 1599 sus conventos eran cua
una eficaz predicación dominical; el aprendi tro, pero con sólo trece frailes. La actividad
zaje del Catecismo por los niños d - hasta ca misíonal entre los indios no fue para ellos
torce años, también en lengua quechua y a ra prioritaria, y al igual que los dominicos, su la
zón de dos horas diarias, así como otras dispo bor se centró en los vecindarios de españoles.
siciones referidas a la administración de los No obstante, estos mismos mercedarios aten
sacramentos, la observancia de las fiestas, etc. dían en 1597 y continuaban haciéndolo en
Entre ellas, se pedía al gobernador que se 1638 las doctrinas de Ampatagasta y Chiquili
"mandase reducir a partes cómodas a los in gasta en el área santiagueña, así como en Este
dios encomendados como a los dispersos para co. Y a mediados del siglo XVII tuvieron a su
ser doctrinados [...] el cual dijo mandaría ha cargo otras doctrinas, como Pitambalá, en
cer la dicha reducción con brevedad y cuida Santiago; Guachipas en Salta; Osas y Paspayas,
do, de suerte que los indios pudiesen ser visi en Iujuy, y el Pantano, en Catamarca. Dos de
tados y doctrinados por sus curas”. sus frailes, Antonio Torino y Pedro Sansón,
Tanto este texto como buena parte de las habían muerto en esas tareas.
constituciones del tercer sínodo de 1607, en el A su vez, los franciscanos y los jesuitas
que casi la mitad de sus normas vuelven a re también desplegaron sus acciones misionales
ferirse a los indios, constituyen una clara en esa región. Los primeros habían arribado al
orientación acerca de cómo llevar adelante su Tucumán en 1565 y fundado varios conven
evangelización y, paralelamente, su defensa tos. En 1590 llegó como visitador de la custo
ante los abusos que subsistían amparados en dia de San Iorge fray Francisco Solano (1549
el régimen de encomiendas. 1610) acompañado de varios frailes. Su labor
En Asunción, cabecera del obispado del como visitador de las casas de la orden se de
Río de la Plata, le corresponderá a fray Martín sarrolló paralelamente con su tarea de doctri
Ignacio de Loyola la realización del sínodo de nante de los tonocotés de Socotonio, en juris
1603. Su texto repite lo establecido en Tucu dicción de Esteco. Dotado del don de lenguas
mán en 1597, con la sola diferencia de que y de una amplia capacidad de persuasión, de
aquí será el guaraní la lengua general adopta jó entre los indios una duradera impresión
da, así como el catecismo bilingüe que tiempo tanto en Esteco como en La Rioja, donde ganó
atrás había redactado fray Luis de Bolaños. su voluntad en varias intervenciones que rati
Cuando se dictaron estas normas, ya se ha ficaron la fama de santo y taumaturgo que lo
bían iniciado las misiones entre los indios. A precedía. 435
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Concep ra, así como la insuficiente atención que se les
ción del Bermejo y Asunción, con indios en prestó en algunos casos, atentaron contra la
comendados a los vecinos de las mismas. El continuidad de esta obra. En cambio, otras re
ejemplo del Paraguay y la estabilidad alcanza ducciones fundadas con indios agricultores y
da por los pueblos fundados por Bolaños atendidas por religiosos que hablaban su len
constituirán el modelo que, con variada suer gua y conocían sus costumbres, perduraron y
te, se procuró repetir en los distritos del sur. Se se mantuvieron estables por generaciones, co
contó para ello con la disponibilidad que ma mo en el caso de Itatí.
nifestaron los franciscanos para atenderlas. Será precisamente en el ámbito del Nor
En Corrientes, fray Alonso Gamez logró deste argentino, el Paraguay y el sur del Brasil
reunir varios centenares de guaraníes en el donde se llevará a cabo con los indios guara
pueblo de la Limpia Concepción de Itatí níes la experiencia misional más importante
(c.16l5), quienes habían recibido una prime de la región. Tras la iniciativa realizada por los
ra catequesis de los jesuitas. Más al sur se esta franciscanos como Bolaños, Gabriel de la
bleció la reducción de Santa Lucía, de indios Anunciación y Alonso de San Buenaventura,
astores (c. 1615). serán los jesuitas quienes darán a estas misio
En Santa Fe, las reducciones que tomaron nes un impulso sostenido y renovador, que las
a su cargo los franciscanos fueron las de San llevará a constituirse, con el tiempo, en un pa
Lorenzo, de mocoretaes, San Miguel, de cal radigma de la evangelización americana.
chines y San Bartolomé, de chanaes, parciali
dades que fueron concentradas en el sur de la
ciudad, aunque no siempre con el consenti LA FUNDACIÓN DE LAS MISIONES IESUÍTICAS
miento de los indios. Otro tanto ocurrió en el DE GUARANÍES
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LA IGLESIA MISIONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
Tucumán y Chile, incluyendo en ella regiones dios a escuchar a los jesuitas y a congregarse
que corresponden hoy al sur del Brasil. bajo su tutela.
De todas las necesidades de la provincia, la Esta primera etapa de las misiones se ini
evangelización de los guaraníes se mostraba ció en 1610 y se prolongó durante más de dos
como prioritaria, dadas sus dimensiones de décadas en distintas áreas o frentes misionales,
mográficas, su unidad lingüística y su ubica como el Guayrá, el Paraná y el- Uruguay, el
ción en el centro de la provincia. Parte de los Iguazú y el Monday, el Tape y el Itatín. Sólo los
guaraníes habían sido conquistados y distri guaraníes del Guayrá habían sido parcialmen
buidos en encomienda a los vecinos de Asun te conquistados y encomendados a los espa
ción y de las ciudades de Villarrica y Ciudad ñoles; otro tanto ocurría con los del Paraná.
Real, en el Guayrá. Por otra parte, el régimen Pero el resto, la gran mayoría, no conocía el
de encomiendas en el Paraguay a principios dominio español. Libres de esta sujeción a
del siglo XVII conservaba rasgos que, aunque particulares, colocados bajo» la jurisdicción
superados y aun prohibidos por la legislación, real, eximidos por largo tiempo de tributos y
se mantenían allí vigentes. Los jesuitas, y en diezmos, las reducciones jesuíticas de guara
particular su provincial Torres, habían tenido níes constituyeron desde su inicio un sistema
oportunidad de pronunciarse con anteriori misional diferente.
dad sobre los abusos del servicio personal que Las directivas del provincial, dadas en
prestaban los encomendados, lo mismo que 1609, contenían instrucciones precisas respec
otros jesuitas de la provincia. to de la vida en común de los misioneros y de
La observancia de ese sistema y la opresión su relación con los indios: “En todo los defien
que significaba sobre los naturales habían ge dan como verdaderos padres y protectores y
nerado alzamientos, desconfianza y temor en séanlo en toda la comarca [...] de manera que
tre los gentíos guaraníes que habían quedado los indios lo entiendan y de donde quiera acu
fuera del ámbito de la conquista. Esa situa dan a socorrerlos en sus necesidades como
ción, de riesgo e inseguridad para la población verdaderos padres, y los pleitos de entre sí, pa
colonial, constituía además un reto para la cifiquenlos con todo amor y caridad. Y re
Iglesia desde el punto de vista de la evangeli prendan a los culpables en esto y en los demás
zación y la justicia. pecados públicos con amor y entereza, y a su
La conjunción de voluntades alcanzada en tiempo los corrijan y castiguen, especialmente
Asunción por el visitador Alfaro, el goberna a los hechiceros, de los cuales procuren tener
dor Hernandarias y el provincial Diego de To noticias, y no se enmendando, los destierren.”
rres determinó el envío de misiones y la fun La primera misión tuvo por destino el su
dación de reducciones en el ámbito de los gua deste del Paraguay, entre los ríos Tebicuary y
raníes. La promesa de no servir a los españo Paraná. En 1609, el padre Marciel de Lorenza
les en encomiendas, de reunir varias parciali na tomó contacto con los guaraníes del caci
dades en pueblos grandes en su mismo hábi que Arapizandú y, después de no pocas difi
tat, la predicación en lengua guaraní y venta cultades, logró fundar allí, en 1610, la misión
jas materiales como los obsequios de hachas de San Ignacio, conocida más tarde como San
de hierro a los caciques, impulsarán a los in Ignacio Guazú. 439
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
Al mismo tiempo, la segunda misión par Hacia la década de 1630, el empuje misio
tió con destino al Guayrá, región conquistada nal se canalizó hacia las cuencas de los ríos
por los españoles desde la década de 1550, y Ibicuy y Iacuy, donde se levantaron cuatro y
ubicada entre los ríos Paraná y Paranapane seis reducciones respectivamente, entre 1632 y
ma. Acompañados por el clérigo Rodríguez 1634. En esta región, conocida también como
Melgarejo, los padres Simón Maseta y Iosé Ca el Tape, descolló otra vez la labor de Roque
taldino eligieron allí lugar apropiado y con González, y será precisamente en el Caaró
acuerdo de los caciques fundaron las reduc donde este notable misionero hallará la muer
ciones de San Ignacio de Itaumbuzú y Nuestra te en 1628, junto con otros dos compañeros,
Señora del Pirapó, ambas en 1610. Alfonso Rodríguez y Iuan del Castillo, vícti
Desde entonces y hasta 1622, se agrega mas de las intrigas del cacique y payé Ñezú.
ron nuevos misioneros, pero hubo pocos No fueron los únicos mártires de estas empre
progresos. La relación de sus neófitos con los sas misionales, ya que otros jesuitas también
encomenderos complicó más de una vez la murieron violentamente en esta etapa o como
labor misional. Con la llegada a la región del consecuencia de las penurias vividas.
padre Antonio Ruiz de Montoya se decidió Resta agregar que en esa década de 1630 se
ampliar el radio :3: acción misional, acercán abrió otro frente misional en el alto Paraguay,
dose a ot r grupos guaraníes. Y pese a nu en la región del Itatín, donde llegaron a fun
merosas dificultades, penurias e incompren darse varias misiones, que en 1635 se reduje
siones, se logró entre 1622 y 1629 el estable ron a dos. Ambos pueblos perseveraron en
cimiento de once nuevas reducciones. Todas medio de dificultades, y varios años después,
ellas al este del Guayrá y cada vez más aleja en 1668, se trasladaron al sur del Paraguay.
das de los poblados españoles. Ruiz de Mon con los nombres de Santiago y Nuestra Seño
toya, superior de estas misiones y eximio co ra de Fe.
nocedor de la lengua guaraní, relató esta em
presa en su crónica Conquista espiritual del LAS BANDEIRAS PAULISTAS Y EL ÉXODO
Este hecho contuvo por largo tiempo a los cuenca de este río. A ellos se les sumaron los
paulistas y también definió la decidida actitud dos del Itatín, con los que conformaron un
de los jesuitas en defensa de los guaraníes. Pe distrito misional compuesto por veintidós re
ro ello no resultó de una actitud improvisada, ducciones que se mantuvo inalterable hasta fi
sino de decisiones tomadas en la VI Congrega nes del siglo XVII.
ción de la Provincia, reunida en Córdoba en Dentro de ese conjunto, dieciséis reduc
1637, y de gestiones emprendidas ante la San ciones estaban pobladas con guaraníes emi
ta Sede y la Corte de Madrid, en busca de apo grantes, y sólo seis eran nativas de esa área. De
yo y convalidación de sus medidas defensivas. la totalidad, dieciocho se situaron en el actual
El papa Urbano VIII reiteró en esa ocasión un territorio argentino, mientras que las cuatro
breve de 1537 que confirmaba la libertad de restantes quedaron en el Paraguay. La jurisdic
los indios y la excomunión a quienes los apre ción política y episcopal de las mismas se re
saran para esclavizarlos. partía entre las gobernaciones de Asunción y
A su vez, Antonio Ruiz de Montoya obtu Buenos Aires, así como entre los obispos de
vo del rey Felipe IV un conjunto de disposi ambas sedes.
ciones de apoyo para la labor misional de los La ubicación de tantos pueblos en ese nue
jesuitas y de castigo para sus súbditos del Bra vo espacio, y en el breve lapso de una década.
sil, autores de los recientes atropellos. El alza no fue siempre acertada en cuanto a la elec
miento portugués de 1640 y la guerra con Es ción del lugar. Varias reducciones debieron ser
paña impidieron su cumplimiento. trasladadas, por razones sanitarias, debido a
crecientes del Paraná o, simplemente, en bús
queda de sitios mejores. Al mismo tiempo se
REUBICACIÓN DE LAS MISIONES fueron definiendo y mejorando los trazados
EN LA MESOPOTAMIA ARGENTINA urbanos que comenzaron a mostrar una ma
yor homogeneidad. Pese a ello, ciertos pueblos
Como consecuencia de las invasiones, la adquirieron funciones propias como San lg
ubicación de las misiones sufrió cambios de nacio Guazú, hospedería en el camino hacia
importancia. Por una parte, todos los pueblos Asunción; Corpus, lugar de partida de las en
que habían emigrado quedaron concentrados tradas en busca de los yerbales; Candelaria. se
en el Nordeste argentino y sur del Paraguay. de de los Superiores y lugar de cruce del río
Esa concentración sin duda favoreció una me Paraná; Concepción, donde se hallaba la ar
jor atención pastoral a los pueblos, en razón mería; San Javier, avanzada desde donde se
de su cercanía. mantenía la vigilancia sobre los portugueses; o
De las casi cuarenta misiones que se ha Yapeyú, “trinchera contra los ataques de los
bían constituido antes del ciclo bandeirante, indios charrúas".
sólo quedó la mitad. Esos veinte pueblos per De esta época no se conocen planos ni
manecieron estables y se los conoció desde en mayores detalles acerca de la estructura urba
tonces como pueblos del Paraná a los diez que na. Toda la infonnación gráfica es de una épo
se hallaban en la cercanía de este río, y pueblos ca posterior. Pero al menos se sabe la impor
442 del Uruguay a los diez restantes ubicados en la tancia que iban adquiriendo los templos en su
LA IGLESIA MlSlONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
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APOSTOLES Y s. NICO
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á Misiones Iesuíticas
Límite entre pueblos
del Uruguay y Paraná
ornamentación y riqueza, cuyo número y cali obligó a introducir los techos de teja cocida y
dad resultaban sobresalientes para esa época y el adobe y, poco a poco, los materiales dura
aquellas modestas provincias. deros como el ladrillo y la piedra se fueron
Por otra parte, si bien no se había innova generalizando. Francisco Xarque, que en
do en cuanto a los materiales de construc 1687 brinda una de las primeras descripcio
ción, algunos cambios comenzaban a regis nes conocidas de estos pueblos, dice que pa
trarse. Los traslados y la rápida reedificación ra esa época los indios ya saben hacer casas y
de los pueblos requirió el uso de los materia fabricar iglesias.
les tradicionales: estructuras portantes de Uno de los hechos más interesantes es la
madera, techados de paja y paredes de cañas estabilización y aumento de la población gua
y barro. Pero la reiteración de los incendios raní en ese distrito. Lamentablemente, una 443
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
comparación de esta época con la etapa fun mento de la población dependió prirnordial
dacional no es posible ya que el grado de desa mente de los nacimientos entre los guaraníes
rrollo de aquellas cuarenta reducciones inicia reducidos. Es decir, de un saldo positivo entre
les era desigual, su área de dispersión, enorme las muertes y los nacimientos. La inmigración,
y el número de sus residentes, conjetural. Por o más exactamente la incorporación de gru
otra parte, los primeros tiempos supusieron la pos o individuos de la etnia guaraní o de otros
captación de indios, que desde sus aldeas se pueblos fue insignificante.
incorporaron a las reducciones. En cambio,
esta nueva etapa desde 1641 a 1685 tuvo otras
características: la concentración en una área LA EXPANSIÓN Y CONSOLIDACION
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Misionera
hasta 1685
f/Jf/ CI Nuevas Poblaciones
centistas, como la Utopía de Tomás Moro ros, de tres y aun de cinco naves, fueron ver
(1516) o La ciudad del sol de Tomás de Cam daderos monumentos arquitectónicos por
panella (1623), e incluso se han buscado fuen sus fachadas ornamentadas, sus pórticos, es
tes más remotas, como La República o Las le tructura, capacidad y riqueza artística de su
yes de Platón. Sin negar que estas ideas hayan interior.
tenido algún influjo, lo cierto es que la legisla Adosado a ella, y también frente a la plaza,
ción de la época, los ensayos misionales coetá se extendía un gran edificio de dos patios, co
neos y el sentido práctico de los jesuitas han nocido como “colegio”, que era en realidad la
brindado los elementos esenciales para dise residencia de los padres misioneros y también
ñar estos pueblos. depósito y talleres de diferentes actividades.
Así, las Leyes de Indias ordenaban formar Hacia el otro lateral de la iglesia se hallaba el
reducciones y daban ciertas normas para su cementerio, cercado y vinculado al templo.
funcionamiento, como lo indicaba el libro III, En los restantes lados de la plaza se ubica
título 3, ley l. A su vez, los franciscanos del Pa ban las viviendas de los indios, en edificios
raguay habían organizado las suyas algunos alargados, con corredores techados al frente y
años antes, y los jesuitas tenían presente la re separación interior para cada familia. Este
ducción de Juli (obispado de La Paz, en Boli conjunto peculiar, que evoca en cierta medida
via) que entonces se hallaba en su apogeo y las antiguas “malocas”, o viviendas colectivas
constituía una experiencia pionera en este de los aborígenes, no estaba distribuido en
campo misional. El padre provincial Diego de manzanas como en las ciudades hispano-colo
Torres, que había sido superior en ella, dio niales, sino en hileras de casas, cuyo agrupa
también en sus instrucciones ya citadas de miento en barrios o cuarteles difería según los
1609 y 1610 una serie de indicaciones precisas casos. Había además otras construcciones des
para la erección de las reducciones. tinadas a sede del cabildo, residencia para viu
Por otra parte, hay que tener presente que das y mujeres solas, cárcel, graneros y coberti
los pueblos guaraníes no se hicieron de una zos para la fabricación de tejas, etc.
vez y para siempre, sino que sufrieron trasla Tras la casa de los padres, existía una huer
dos, cambiaron sus materiales constructivos y, ta con frutales y plantas medicinales, y en las
además, se fueron adaptando a las modalida proximidades del pueblo, naranjales y montes
des de los indios y al paisaje del lugar, de mo de otros frutales, así como corrales para los
do tal que las reducciones del siglo XVIII, cu animales de labor y de consumo.
yas ruinas conocemos hoy, son sin duda el re Los pueblos estaban ubicados en zonas al
sultado de ideas y experiencias acumuladas y tas y sanas, con abastecimiento de agua y cis
depuradas en un proceso constante. ternas o estanques. La proximidad de las cha
La planta urbana presenta una notable si cras y la existencia de caminos aseguraban la
militud en todos los casos. Una gran plaza de comunicación con el resto de los pueblos.
forma cuadrilonga constituía el centro del La vida cotidiana se centraba, en gran
pueblo. Frente a ella se levantaba la iglesia, medida, en el ámbito religioso. Las devocío
que dominaba el conjunto por sus dimensio nes, las fiestas, la catequesis y la práctica sa
nes y su significación. Los templos misione cramental se desarrollaban con regularidad y 447
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
con el concurso de todos, según los tiempos del da por las llamadas a la oración, un índice elo
calendario litúrgico y en adecuada correspon cuente del espíritu que procuraban arraigar en
dencia con las labores agrícolas y artesanales. sus costumbres.
Las actividades eran variadas y se las esti
mulaba otorgándoles un tono festivo, muy al
gusto de los indios. Una vez por semana, se EL ORDENAMIENTO POLÍTICO Y ECLESIÁSTTCO
corregidor. El primero, establecido por la ley, saba en el jesuita que desempeñaba el curato,
se integraba con dos alcaldes, un alcalde de y en su compañero. Tanto la administración
hermandad, cuatro regidores, alférez, algua espiritual como la temporal giraban, en últi
cil, procurador y escribano. Sus miembros se ma instancia, en la órbita del cura. Un ejemplo
renovaban anualmente, el 1° de enero; en el de ello lo brinda la administración de la justi
pórtico de la iglesia y con gran solemnidad, se cia. El padre cura era el que recibía los testi
leían los nombres de los candidatos y se les monios y sancionaba al culpable, y hacía eje
entregaba a cada uno la insignia correspon cutar la pena correspondiente por mano de los
diente. Más tarde, el gobernador ratificaba la alguaciles. Las penas, aplicadas siempre con
elección. moderación en una época caracterizada por la
El corregidor, que equivalía al teniente de brutalidad del sistema penal, consistían en
gobernador de las ciudades hispano-colonia azotes, cepo, prisión o destierro.
les, duraba en su cargo alrededor de cinco El ordenamiento eclesiástico requiere
años, o sea el tiempo que permanecía el gober también algunas explicaciones. Inicialmente,
nador de la provincia que lo había nombrado. las misiones no estaban sujetas a la jurisdic
Generalmente surgía de uno de los cacicazgos ción episcopal de las diócesis asunceña o por
de mayor prestigio, como fue, por ejemplo, el teña. Dependían del padre provincial y, local
de los Ñienguirú en la reducción de Concep mente, de un superior que residía en Candela
ción. Es menester tener presente que los jesui ria y que visitaba periódicamente los pueblos.
tas conservaron y aun jerarquizaron el rango En cierta etapa (1695-1714) hubo dos supe
de los caciques, equivalentes teóricamente a la riores, uno para el Paraná y otro para el Uru
nobleza europea. La real cédula de 1697 los guay. Este superior estaba asistido por un gru
declaró iguales a los hidalgos de Castilla, títu po de padres consultores. En cada pueblo ha
lo que fue confirmado por otra cédula de bía sólo un cura y un compañero o dos, que
1725. Estos corregidores eran, además, los je rotaban según las necesidades y aptitudes de
fes natos de las milicias del pueblo. cada uno. En los aspectos prácticos del orden
Al margen de estas instituciones, existían temporal eran ayudados a veces por hermanos
otros cargos y funciones de importancia, dada coadjutores.
la descentralización que los jesuitas adoptaron Este ordenamiento y el poder y autoridad
para el mejor manejo de los pueblos. Así, esta indiscutida que poseían los curas jesuitas en
ban los fiscales, el mayordomo responsable de Misiones suscitaron algunos problemas y crí
los bienes comunes, porteros y sacristanes pa ticas que se hicieron llegar a las autoridades
ra el servicio del templo, visitadores de los en metropolitanas. En el plano eclesiástico, ellas
fermos o curuzayás, serenos, etc. Algunos de provinieron del deseo de algunos obispos, co
esos funcionarios, así como los corregidores y mo Bernardino de Cárdenas en Asunción
cabildantes, estaban exentos del tributo y go (1642-1649) y Mancha y Velasco en Buenos
zaban de preeminencia y poder en las reduc Aires (1646-1673), por la provisión de los cu
ciones, según sus funciones. ratos en el clero secular y la jurisdicción plena
Pese a esta estructura política, es innegable del obispo en las reducciones. Estas cuestiones
que la verdadera dirección del pueblo descan fueron resueltas en real cédula de 1654, que 449
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
determinó que las reducciones eran parro dominaba toda su vida cultural y no sólo la faz
quias, pero cubiertas por los religiosos jesui económica: había en ellos solidaridad grupal,
tas, y que su nombramiento debía surgir de arraigo en las costumbres, subordinación a sus
una terna presentada por el superior al obispo, caciques, disgusto por el trabajo regular y pla
quien les daría su institución canónica. nificado, desinterés en la educación y fonna
Los obispos, tanto los de Asunción como ción profesional de sus hijos, negligencia en el
los de Buenos Aires, visitaron las reducciones manejo del ganado, persistencia de prácticas
correspondientes a sus diócesis, y en más de primitivas en los cultivos y falta de previsión,
una ocasión dieron informes altamente favo entre otras cosas.
rables acerca del modo como los padres jesui Frente a esta realidad, de cuyo arraigo fue
tas llevaban a cabo su labor pastoral. tomándose noticia gradualmente, los jesuitas
procuraron resolver el problema del abasteci
miento de estos grandes pueblos que, a dife
EL SISTEMA ECONÓMICO DE LAS MISIONES rencia de las pequeñas aldeas indígenas, no
podían depender sólo de una agricultura pri
El sistema económico adoptado por los je mitiva, complementada por la caza, la pesca y
suitas fue el resultado de la combinación entre la recolección de frutos. Era necesario organi
los ideales misioneros, las tradiciones e idio zar para ellos cultivos extensos, proveer a la
sincrasia de los guaraníes, la práctica acostum alimentación de los desvalidos y prever el fra
brada en los colegios jesuíticos y el régimen caso de las cosechas; dotarlos de estancias pa
vigente en el ámbito colonial rioplatense. ra cría de animales, organizar el régimen de
Dada la diversidad de estos componentes, trabajo y procurar que éste fuera compartido
dicho sistema ha sido juzgado por unos como y valorado como un acto indispensable al bien
una economía sin propiedad privada de la tie común; procurar la autosuficiencia de bienes,
rra ni de los bienes, de tipo socialista, mientras disponer de excedentes y organizar su venta al
que otros, en su misma época estimaban que mercado externo para adquirir en retomo
el régimen tendía a la acumulación de rique otros bienes y cumplir con los compromisos
zas en beneficio de los misioneros. Estudiosos fiscales. En suma, establecer los fundamentos
modernos han examinado esta cuestión y la de una economía que permitiera el funciona
han caracterizado como una economía preca miento y desarrollo de estas comunidades y su
pitalista, de autosuficiencia, con una dirección crecimiento espiritual, tal como lo exigía el
de tipo aristocrático encarnada en los padres objetivo misional que se había propuesto la
jesuitas y dotada de un espíritu solidario tan Compañía de Jesús entre los guaraníes.
to en cada pueblo como en el conjunto de las Los tres elementos fundamentales en que
misiones y servida a su vez por técnicas empí se apoyó la estructura productiva de misiones
ricas y tradicionales. fueron la agricultura, la ganadería y las artesa
El sistema se apoyaba, en primer lugar, en nías. Todas ellas se combinaron a lo largo del
las costumbres guaraníes y la dirección que los tiempo hasta alcanzar una verdadera eficacia.
misioneros procuraban imprimirle. En el pri que permitió atender las necesidades de las
450 mer caso, el espíritu tradicional del guaraní misiones. El trabajo agrícola constituyó la ba
LA IGLESIA MISIONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
se inicial de esa estructura. Alrededor de los formaron yerbales próximos a los pueblos.
pueblos se formaron las chacras familiares y Con ello lograron no sólo una disminución de
también las comunales. En el primer caso, ca las anteriores fatigas sino también un produc
da familia recibía un lote de dimensiones sufi to de mejor calidad y de menor costo que el
cientes donde plantaba maíz, batatas, calaba resultante de la yerba silvestre. Así los pueblos
zas, legumbres y mandioca, vegetales destina quedaron abastecidos de yerba y las misiones
dos a su consumo doméstico. Este lote recibía pudieron realizar con los excedentes de su
el nombre de abambaé. producción un ventajoso intercambio para su
Al mismo tiempo, se señalaron otros lotes economía.
más extensos, llamados tupambaé, cuyo culti El algodón, a su vez, revestía también espe
vo se hacía en común y cuya producción tenía cial importancia, ya que de sus fibras, que hi
por destino la comunidad del pueblo. Allí se laban las indias y tejían los hombres en los te
sembraba principalmente algodón y también lares del segundo patio del colegio, se confec
tabaco, maíz y caña de azúcar. La cosecha se cionaban distintas variedades de lienzo. Este
almacenaba en depósitos cuyo objeto era di se destinaba en su mayoría al vestuario de los
verso: atención de las necesidades de los huér indios, pero, como en el caso anterior, queda
fanos, viudas, ancianos y enfermos; propor ba una cierta cantidad para el intercambio.
cionar semilla para futuras siembras y dispo La producción agrícola se complementaba
ner de raciones para los que viajaban o cum con la ganadería. Los animales de tiro y carga,
plían trabajos comunes. las cabalgaduras, la provisión de carne, grasa,
Según el testimonio de los jesuitas, era ne cuero y lana procedía del ganado manso que
cesario velar permanentemente para que los los jesuitas habían llevado desde un principio
indios llevaran a cabo con puntualidad las la a las reducciones, y que los guaraníes habían
bores agrícolas, tanto en sus propios lotes co incorporado a sus costumbres y, sobre todo, a
mo en los campos del tupambaé. su dieta.
Una atención especial requería la produc Si bien cada pueblo tuvo sus propias estan
ción de yerba mate y de algodón. La primera, cias, no todos los terrenos resultaron aptos pa
como es sabido, proporciona una bebida que ra la ganadería. Corrientes y Río Grande se
los guaraníes conocían desde antiguo. Con el mostraron particularmente apropiadas para su
correr del tiempo, el consumo del mate logró cría y desarrollo. De las iniciales vaquerías del
introducirse en toda la sociedad colonial y su Mar y de los Pinares se hicieron varios arreos
uso se extendió fuera del Paraguay hasta al de animales cimarrones para poblar con ellos
canzar mercado en Chile y el Alto Perú. las restantes estancias, así como para el consu
Inicialmente, la yerba se extraía de los mo de los pueblos. Si bien todos poseían un
montes naturales del alto Paraná, sobre todo número suficiente de vacunos, los pueblos me
en la región del Mbaracayú, y su faena ocasio ridionales y sobre todo Yapeyú y San Miguel
naba a los indios que la recogían, tostaban y disponían de mayor extensión, mejores pastos
cargaban, infinidad de penurias y accidentes. y un número muy grande de animales.
Más adelante, los jesuitas descubrieron cómo La atención de las estancias de cría estaba
formar los primeros almácigos y cultivarla, y a cargo de capataces, parte de ellos criollos y 451
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
zo que les remitían por via fluvial o terrestre y eclesiásticas, que la representaban. Problemas
las vendían. Con los beneficios obtenidos se antiguos y nuevos aparecían cada tanto y, más
compraba para cada pueblo los bienes que re de una vez, las soluciones adoptadas significa
querían. También en este caso se llevaba una ron marchas y contramarchas en la vida de las
cuidadosa contabilidad. misiones. A ello se añadieron los conflictos de
Este sistema centralizado de comercializa límites entre España y Portugal, que involu
ción permitía, además, el pago del tributo, que craron a las misiones y las precipitaron en una
desde 1667 se cobraba a cada indio varón en crisis de extrema gravedad.
tre los 18 y los 50 años. Esta cantidad, recibida La relativa prosperidad de los pueblos
en las cajas reales, surgía también de la comer guaraníes, en comparación con el resto de las
cialización de los excedentes, especialmente de ciudades rioplatenses; la liberalización del ré
la yerba. Desde 1748, se agregó el pago de los gimen de encomienda para los indios reduci
diezmos a razón de cien pesos por cada uno de dos; el uso de armas de fuego para su defensa,
los pueblos. y la presencia de jesuitas extranjeros a cargo de
Como en las misiones no circulaba mone los pueblos suscitaron desde un comienzo sus
da, y tampoco en Corrientes y Paraguay, todas picacias y desconfianzas, que encontraron eco
las transacciones consistían en trueques sobre en la sociedad colonial y en no pocos de sus
valores nominales preestablecidos. gobernantes.
De ese modo, tanto el sistema productivo La riqueza que se advertía en los templos
como la distribución y comercialización ase misioneros o la abundancia reinante en los
guraban a las misiones, a través de la vincula pueblos fueron atribuidas a la explotación su
ción de la Compañía de Jesús con la sociedad brepticia de minas de oro, antes que al trabajo
colonial, un funcionamiento económico flui y la eficiencia del sistema. Un gobernador en
do, que les permitió mantenerse y desarrollar 1647, y un visitador real en 1657, pusieron en
se a lo largo de más de un siglo con suficiente evidencia que sólo se trataba de un rumor sin
seguridad y autonomía. fundamento.
En cambio, la cuestión de las encomien
das no se resolvió tan rápida ni fácilmente.
CONFLICTOS Y CRISIS DE L-AS MISIONES Hubo reclamaciones de los vecinos del Para
guay por sus presuntos derechos sobre los in
La expansión y la consolidación alcanza dios de los pueblos del Guayrá o del Paraná, y
das por las misiones desde fines del siglo XVII, los pleitos a que dieron lugar sus demandas se
así como los progresos logrados por la obra je prolongaron desde 1657 a 1708. En ese lapso,
suítica en otras regiones como en Chiquitos, se fueron resolviendo a favor de las misiones
evidencian un momento de plenitud en el cual los casos de San Ignacio Mini, Loreto, Corpus
los objetivos trazados parecían hallarse al al y Encarnación, así como los de Santiago y
cance de la mano. Sin embargo, esa labor no se Nuestra Señora de Fe. La única excepción la
desarrolló sin dificultades, provenientes en constituyó el pueblo de San Ignacio Guazú, ya
gran medida de la propia sociedad colonial y que los indios con los cuales se formó habían
de las autoridades de distinto rango, civiles y sido previamente encomendados a vecinos de 453
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA lGLESlA
Asunción, situación legal que los jesuitas no que a partir de 1667 se pagaría de tributo un
pudieron revertir. En las restantes reduccio peso anual por cada indio varón entre los 18 y
nes no hubo indios en situación de enco los 50 años, con excepción de los caciques, sus
mienda a particulares. prirnogénitos y algunos oficios particulares.
La presencia de jesuitas extranjeros y el Para el ingreso de esa suma, las misiones que
uso de armas de fuego por parte de los indios daron autorizadas a comercializar un cupo de
constituyeron un problema que tampoco pu doce mil arrobas anuales (140 toneladas) de
do canalizarse fácilmente, ya que tocaba el or yerba en Santa Fe o Buenos Aires. Pero ello
gullo nacional. En el primer caso, la Compa provocó fricciones con los productores para
ñía de Jesús fue la única orden religiosa en guayos que monopolizaban ese rubro y que se
América que contó con personal extranjero sintieron perjudicados por la competencia.
entre sus miembros. Las autorizaciones para Otro problema de orden fiscal, aunque
renovar los envíos de jesuitas extranjeros, que vinculado a la esfera eclesiástica, fue la cues
fueran súbditos del rey español, como los fla tión de los diezmos. Los obispos reclamaron
mencos e italianos, detenninaron que en va más de una vez esa contribución a los jesuitas,
rias oportunidades se acordaran cupos que no hasta que una real cédula de 1743 dispuso que
excedieran del tercio del personal español que las partes convinieran un arreglo; éste se acor
integraba dichos contingentes. Ese cupo se dó en 1750 por un monto global de los trein
mantuvo, con pocas alternativas, tanto en el ta pueblos consistente en 3000 pesos anuales.
siglo XVII como en el XVIII. A su vez, el uso A estos inconvenientes corresponde agre
de armas de fuego por parte de los indios gua gar aquellos que derivaron de conflictos polí
raníes para defenderse de las bandeiras paulis ticos ocurridos en la provincia del Paraguay,
tas, autorizado desde l640, también suscitó te que involucraron a los jesuitas o a los indios
mores y dio lugar a medidas contradictorias de las misiones. Estos hechos agravaron consi
que hicieron que su uso fuera considerable derablemente las diferencias existentes y die
mente restringido. ron a la relación de la Compañía de lesús con
Esas mismas suspicacias, y el deseo de una determinados sectores de la sociedad colonial
mayor injerencia en las misiones, también paraguaya un tono de tensión y de violencia
condujeron a nombrar corregidores españo que habría de repercutir sobre las misiones.
les en los pueblos guaraníes e incluso a pro Uno de esos conflictos tuvo lugar con el obis
mover la radicación de reducciones de estos po de Asunción, fray Bernardino de Cárdenas
indios en las proximidades de Santa Fe y Bue (1644-1651), mientras que otro se suscitó con
nos Aires. Sin embargo, esas iniciativas no lle el movimiento comunero en sus dos etapas: la
garon a concretarse por la tenaz oposición de de Antequera (1721-1725) y la de Mompox
los jesuitas. (1730-1735).
En el orden económico tampoco faltaron En el primer caso, la enemistad del obispo
dificultades referidas al pago del tributo, la co Cárdenas contra los jesuitas encontró apoyo
mercialización de la yerba o el pago del diez en los sectores dominantes de Asunción, que
mo a los diocesanos. Con relación al primer lo eligieron gobernador en 1649. Con su auxi
454 caso, y luego de algunas prórrogas, se acordó lio logró expulsar a la Compañía de Jesús de la
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espacio. Si bien las siete misiones orientales ha ocupantes. Por su parte. los portugueses, sobre
bían significado el repoblamiento de la margen todo a partir de 1737, se instalaron en algtmos
izquierda del río Uruguay, y extendido amplia puntos del litoral atlántico. como Río Grande
mente sus estancias hacia el este y el sur, la re de San Pedro y el futuro Porto Alegre en la dc
456 gión de Río Grande se hallaba virtualmente sin sembocadura del río Iacuí.
LA IGLESlA MISIONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
A mediados del siglo XVIII, los constantes la demarcación, que otorgaban una prórroga
conflictos a que se vieron arrastradas España y hasta fines de ese año para la ejecución del tra
Portugal en razón de sus respectivas alianzas tado. En la gobernación de Buenos Aires, se
con Francia y Gran Bretaña, y las repercusio confió a Gaspar de Munive, marqués de Valde
nes provocadas en sus colonias, Hevaron a am lirios, las operaciones de demarcación y per
bas Cortes a buscar un acuerdo general que muta, con su contrapartida portuguesa, Gó
incluyera un arreglo de las cuestiones de lírni mez Freire de Andrade, gobernador de Río de
tes en América del Sur. En ese sentido, el trata Janeiro.
do de Tordesillas había envejecido, tanto en lo A pesar del espíritu de concordia que ha
que se refiere a las dificultades que impidieron bía inspirado esta política de acercamiento, el
su demarcación, cuanto por las ocupaciones contenido del tratado suscitó críticas, tanto
de hecho que habían modificado los límites. en Europa como en América. Una de ellas se
Portugal se había extendido considerablemen encarnó en Sebastián de Carvalho e Melo, mi
te hacia el oeste, ocupaba parte de la cuenca nistro de negocios extranjeros del nuevo rey
del Amazonas y Mato Grosso, el litoral rio de Portugal, José I, quien entorpeció decidi
grandense y mantenía su irritante presencia damente el cumplimiento del tratado y la en
en Colonia del Sacramento. trega de Colonia. Ello y la inflexibilidad con
Las negociaciones fueron largas y se pro que se pretendió su ejecución por parte de Es
longaron desde 1747 hasta 1750. Intervinieron paña traerán trágicas consecuencias para las
en ellas, además de los diplomáticos, el minis misiones de guaraníes y el fracaso general del
tro español Iosé de Carvajal y Lancaster y el acuerdo.
secretario de despacho del Consejo Ultrama La cesión del territorio ocupado por los
rino de Portugal, Alejandro de Gusmáo. El siete pueblos involucraba de hecho a la pro
tratado de límites al que se arribó en 13 de vincia jesuítica del Paraguay, que desde el siglo
enero de 1750 reconocía las situaciones exis XVII atendía dichas misiones y sus estancias.
tentes, prescribía un procedimiento para deli Esta circunstancia, sumada a la actitud de los
mitarlas siguiendo accidentes geográficos es guaraníes que se negaron a abandonar sus tie
pecíficos y cedía lugares y regiones compensa rras para entregarlas a sus enemigos seculares,
torios a cada una de las partes, en virtud de lo los portugueses, constituirá el origen de una
cual fue llamado también “Tratado de Permu porfía larga y penosa que demorará la ejecu
ta”. En el ámbito rioplatense, Portugal debía ción del tratado.
ceder Colonia y el uso exclusivo del Río de la A fin de asegurarse el acatamiento y la co
Plata a España, al tiempo que ésta, en com laboración de los jesuitas paraguayos, la Cor
pensación, otorgaba el territorio de Río Gran te obtuvo del padre prepósito general el
de con las siete misiones orientales y sus estan nombramiento del padre Lope Luis Altami
cias. De ese modo, el río Uruguay se convertía rano con facultades de comisario especial.
en el límite del Brasil. También se remitieron fuerzas militares y se
Un año después, el 17 de enero de 1751, se impartieron órdenes insistiendo en el cum
firmaron varios documentos complementa plimiento de la evacuación perentoria de los
rios, con instrucciones para los comisarios de pueblos. 457
ÜRGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
Cuando llegaron a Buenos Aires, Valdeli por lo que debieron regresar a sus bases sin
rios y Altamirano escucharon del padre pro haber logrado su objetivo. Este resultado
vincial Iosé Barreda un informe que reseñaba alentó a los indios sublevados y condujo a
las dificultades existentes para hallar nuevas nuevas demoras y desconfianzas. A su vez,
tierras donde ubicar los pueblos y sus estan mientras el nuevo ministro español Ricardo
cias, así como la negativa de los indios a mu Wall acentuaba las medidas compulsivas y el
darse. Pese a esas razones, los comisarios ur recelo frente a la Compañía, Carvalho desde
gieron el traslado, con veladas amenazas de Portugal fomentaba ese clima a través de in
usar la fuerza en caso de hallar resistencia. El trigas y propaganda, al tiempo que instruía a
comisario Altamirano se trasladó a Misiones su comisario para obstaculizar la entrega de
para conocer la situación y apremiar a los je Colonia.
suitas para que compelieran a los indios a A principios de 1756, se movilizaron nue
trasladarse. Algunos pueblos comenzaron los vamente las fuerzas hispano-portuguesas des
preparativos, pero pronto la turbulencia se ge de Montevideo y Río Grande, y el 7 de febrero
neralizó y en febrero de 1753 la rebelión esta se enfrentaron con los guaraníes. La vanguar
ba declarada y extendida. Para ese entonces la dia indígena fue dispersada y en el combate
disciplina se había quebrado, y los curas se ha pereció Tiarajú, uno de los lideres de la revuel
llaban en situación comprometida, tanto con ta. Tres días después, en Caibaté, los desorga
los indios como frente a las autoridades reales. nizados guaraníes fueron derrotados definiti
Finalmente comenzaron los incidentes. El vamente, con gran pérdida de vidas. A ello su
26 de febrero de 1753 una avanzada de los cedió un desbande general y la paulatina su
guaraníes encabezada por Iosé Tiarajú cortó el misión de los siete pueblos. En la segunda mi
paso a la primera partida demarcadora en tad de ese año se reanudaron los traslados y la
Santa Tecla. Pese a la actitud conciliadora de lenta búsqueda de los dispersos.
los indios, la irritación de los comisarios y el En 4 de noviembre de 1756, llegó el nuevo
recelo por la presunta complicidad de los je gobemador de Buenos Aires, Pedro de Ceva
suitas se acrecentaron. Para deslindar respon llos. Traía tropas de refuerzo y órdenes preci
sabilidades, el 2 de mayo de 1753 el padre pro sas del ministro Wall para procesar a los jesui
vincial Barreda hizo formal renuncia a los cu tas acusados de alentar la sublevación. En bre
ratos de los siete pueblos, decisión que fue re ve plazo Cevallos advirtió que el problema no
chazada, por carecerse de personal eclesiástico era tal como se habia presentado a la Corte;
de reemplazo. puso distancia frente a las intrigas y la propa
Estos hechos precipitaron la guerra guara ganda antijesultica fomentada por los comisa
nítica. Los comisarios de ambas naciones se rios y oficiales de ambos ejércitos; dispuso un
reunieron en la isla de Martín García el 2 de sumario que concluyó con la exculpación de
junio de 1753 y acordaron efectuar una cam los padres de connivencia con la sublevación y
paña militar para obligar a los indios a cum dio impulso al traslado de los guaraníes. En
plir el tratado. Fuerzas hispano-portuguesas 1757. dos terceras partes de los indios de los
convergieron sobre la región, pero fueron de siete pueblos ya estaban distribuidos en las
458 tenidas por el mal tiempo y las inundaciones, restantes reducciones.
LA IGLESIA MISIONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
Sólo quedaba por cumplir la permuta de los yaros y guenoas, integrantes del complejo
Colonia. A esta altura ya se habían hecho evi charrúa, de los cuales sólo un grupo perduró
dentes las dilaciones y controversias con el co en la reducción de Iesús María entre 1682 y
misario portugués. En 1759, las negociaciones 1708. Y pese a la disposición que mostraron
se estancaron definitivamente. El fallecimien los jesuitas, tampoco arraigaron en el sur bo
to de Fernando VI hizo que el rey de ambas naerense las misiones de Concepción, de los
Sicilias fuera llamado al trono español. Carlos pampas (1740), Nuestra Señora del Pilar, de
III no vaciló en anularlo en 1761, de común los serranos (1747) y Nuestra Señora de los
acuerdo con Portugal. En consecuencia, todo Desamparados, de los puelches (1750).
volvió al estado anterior a 1750. El tratado ha En cambio, otras como las de Chiquitos
bía fracasado en su propósito de paz y resolu habían conseguido consolidarse y constituir
ción de las cuestiones de límites. Por el con un verdadero distrito misional. Iniciadas por
trario, las cuestiones quedaban pendientes y los padres del Colegio de Tarija en 1692, los je
no tardarían en reaparecer, agravadas por las suitas había logrado hacia 1745 fundar diez
recientes heridas y desconfianzas. A ello se su doctrinas entre los indios chiquitos y zarnu
maba la crisis que la guerra había dejado en cos, en el obispado de Santa Cruz de la Sierra.
las misiones, tanto en su aspecto material co La importancia de sus pueblos, edificios y or
mo en la dañada relación de los indios con los ganización era considerable y seguía en sus lí
jesuitas. neas generales el modelo de las misiones de
guaraníes.
Otro núcleo que se constituyó en el segun
LA EXPULSIÓN DE LA COMPAÑÍA DE IEsUs do tercio del siglo XVIII lo formaron las mi
EN EL Río DE LA PLATA siones del Chaco, tanto en su límite oriental
como occidental. En las riberas del Paraná y el
Pese a la importancia que estos sucesos ha Paraguay se establecieron, aunque con gran
bían tenido en las misiones de guaraníes, la ac des dificultades, siete misiones entre los guay
tividad de los jesuitas no se había limitado a la curúes (abipones, mocovíes y mbayás), entre
atención y consolidación de dichos pueblos, 1743 y 1765. Paralelamente, otras seis se orga
sino que se había extendido, exitosamente, a nizaron en la frontera tucumano-salteña entre
otros ámbitos. 1735 y 1763, con indios isistines, vilelas, lules,
Por una parte, habían tomado contacto omoampas y tobas.
con grupos periféricos de los guaraníes, como De modo que la labor de los jesuitas se
los mbya monteses, que en 1685 se agruparon había extendido más allá de los guaraníes y ha
en Iesús, o los huidizos mbya del Taruma, que bía logrado consolidar las fronteras del Chaco y
luego de varios intentos frustrados se reunie del oriente boliviano con pueblos organizados
ron en las reducciones de San Estanislao y en relación con la sociedad colonial. El fraca
(1746) y San Joaquín (1751), donde perseve so que paralelamente tuvieron con los indios de
raron por muchos años. En cambio, con los los grupos charrúa, pampa e incluso guaycurú,
guayanás del alto Paraná, los esfuerzos fraca se debió más a la índole nómade y cazadora de
saron. Otro tanto ocurrió en Río Grande con los mismos, reacios a aceptar la sedentarización 459
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
misiones jesuíticas del Brasil. Su orientación plazados por un nuevo elenco de seglares y re
apuntaba, en primer lugar, a mantener la fe ligiosos, heterogéneo y no siempre compro
católica entre los indios y, en segundo, se pro metido con sus funciones.
ponía civilizarlos por medio del comercio, la Al mismo tiempo, se modificaron los fines
agricultura, el uso del español y los matrirno que hasta entonces habían regido la vida de
nios mixtos. esos pueblos, y que apuntaban a preservar y
En el plano político se comenzó por divi conducir a los indios hacia la formación de
dir los treinta pueblos en dos gobernaciones. una sociedad indígena cristiana, aislada y pro
En 1770 volvió a unificarse en un solo mando, tegida hasta del mundo colonial, hasta donde
aunque dividida en varios departamentos. era posible. Ahora el propósito era integrarlos
Cuando en 1784 se estableció la Ordenanza de en esa misma sociedad colonial que crecía a su
Intendentes, una nueva distribución de los alrededor, a través del contacto asiduo, el fo
pueblos asignó trece de ellos al Paraguay y die mento de la libertad individual, el comercio y
cisiete a Buenos Aires. Estos últimos, divididos el mestizaje. Todo ello dentro de un sistema
en los departamentos de Concepción, San Mi muchas veces contradictorio y en el cual la di
guel y Yapeyú. Esa organización subsistió has rección política y religiosa ya no se hallaba, co
ta la creación del gobierno militar y político de mo antes, unida en una misma persona.
Misiones en 1803, aunque desde 1805 su go La crisis y la confusión no tardaron en ma
biemo se agregó a la intendencia del Paraguay. nifestarse entre los indios. La antigua discipli
Este régimen padeció cambios frecuentes y su na se resquebrajó, y diversos cambios se exte
gestión se vio subordinada siempre a los res riorizaron. Uno de los más evidentes fue la de
pectivos intendentes. clinación de la población, que disminuyó en
En lo que hace al gobierno comunal, éste forma alarmante. Entre 1768 y 1803, ésta se
no sufrió alteraciones de fondo. Los cabildos redujo de 88.828 habitantes a 38.430. Una pér
indígenas, alcaldes y corregidores continua dida de 50.000 almas, o sea el 56% de su po
ron desempeñando sus funciones conforme a blación en treinta y cinco años. Tradicional
las leyes y costumbres de la época jesuítica. mente la causa principal de este proceso se
Pese a los propósitos de Bucareli, que el rey atribuyó a la emigración, e incluso más de una
hizo suyos en 1778, el afianzamiento de esas vez se aludió sin fundamento a un “retomó a
instituciones entre los guaraníes no prospe la selva” de los guaraníes. Pero sin desconocer
ró. Antes al contrario, el papel subordinado la existencia de deserciones, que no se dirigie
del cabildo ante los administradores secula ron a la selva sino al Litoral y Buenos Aires, la
res y tenientes de gobernación se acentuó mortalidad fue la que causó la mayor parte de
considerablemente. las bajas en esta etapa. La crisis demográfica.
Este repentino cambio de dirigentes y de las deserciones y la desintegración de la anti
objetivos produjo sus consecuencias en la so gua estructura social condujeron a la paulati
ciedad guaraní. Los antiguos misioneros, en na ruralización de la población guaraní.
tregados de por vida a una labor evangeliza En lo que hace a la administración, las mi
dora y cultural, cumplida a lo largo de más de siones constituían un sistema ordenado. ce
462 un siglo y medio, fueron abruptamente reem rrado y estable. sustentado en una economía
LA IGLESIA MISIONAI. Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
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MISIONES POSTERIORES A 1767
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LAS ULIIMAS MISIONES DEL CHACO cuenta que con la expulsión de los jesuitas
desaparecieron también los recursos que
En e] caso de las misiones de] Chaco, su aquéllos tenían asignados para su sosteni
desenvolvimiento pasó por varias etapas. Pa- míento- EÜO Cra CSCDCÍGÏ Para la manuten
464 ra su consideración es necesario tener en CÍÓD de ¡OS indios. Casi todos DÓTMÓCSYCRZG
LA IGLESIA MISIONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
dores, que no se habían avenido con la vida pillo, llevó al gobernador la petición de los ca
sedentaria de la reducción ni con la agricul ciques para que se formalizaran las reduccio
tura. Por otro lado, la política seguida por las nes prometidas en 1774. Esta iniciativa fue
ciudades en cuya jurisdicción se hallaban no aprobada por una real cédula del 6 de septiem
fue uniforme en el apoyo a estas reducciones. bre de 1777. En virtud de ella, el virrey Ceva
Los seis pueblos del Chaco oriental tuvie llos creó una Junta Reduccional encargada de
ron por ello una suerte varia. Asunción aban cumplir ese cometido y le acordó la dotación
donó San Carlos del Tirnbó; Corrientes dispu de los recursos necesarios para sostener esas
so el traslado de San Fernando a tierra corren fundaciones. Como resultado de ello se llevó a
tina en Las Garzas. San Iavier y San Pedro, de cabo una expedición conducida por el coronel
mocovíes, y San Gerónimo, de abipones, que Francisco Gavino Arias y el canónigo Cantilla
daron en jurisdicción de Santa Fe, atendidas na, que tuvo por objeto establecer en 1780 la
por frailes mercedarios y franciscanos. Más de reducción de Nuestra Señora de los Dolores de
una vez, guerras intertribales requirieron en la Cangayé, de indios mocovíes, y la de San
esa zona la intervención de las autoridades ci Bernardo El Vértiz, de tobas, en 1781, ambas
viles y eclesiásticas, que procuraron la paz a en la margen derecha del río Bermejo.
través de pactos, como en 1772 y 1779. Pese a estas promisorias iniciativas, las re
A su vez, en la frontera salteño-tucumana ducciones tuvieron una existencia azarosa, por
las otras reducciones continuaron su existen insuficiente apoyo económico e irregularidad
cia con pocos altibajos, también atendidas por en la atención religiosa. En la década de 1790,
los frailes. Hubo en ellas pocos progresos, de los misioneros abandonaron el sitio original y
clinación demográfica y algunos traslados. trasladaron ambas reducciones a la costa del
En la década de 1770, y en el centro de la río Paraguay, cuya existencia se diluyó poco
región chaqueña, el gobernador Matorras pro después.
puso algunas iniciativas misionales. Su propó En Santa Fe, la fundación en 1786 del con
sito era de acercamiento y pacificación, si vento de San Carlos de los frailes franciscanos
guiendo la iniciativa del canónigo Suárez de De Propaganda Pide permitió que dicha co
Cantillana, quien en 1773 había fundado la re munidad retomara eficazmente la atención de
ducción de Santa Rosa de Lima en la frontera las reducciones de mocovíes y abipones desde
con el Chaco. La política propugnada por Ma 1797 en adelante, y que aun intentaran esta
torras significó una nueva entrada al Chaco y blecer otra de indios tobas como fue la reduc
el encuentro en el Bermejo con caciques tobas ción de Iesús Nazareno, de Espín. Obra simi
y mocovíes, con los que el gobernador forma lar, aunque en menor escala que la que los
lizó un acuerdo en 1774. Dos años después, en mismos frailes del Colegio de Tarija cumplían
1776, fray Antonio Lapa, doctrinero de la re en esos años con los mataguayos y chiriguanos
ducción de Nuestra Señora del Pilar de Maca del Chaco occidental de Bolivia.
465
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La bibliografía sobre la actividad misional su carta a [uan Sebastián (1594), Buenos Aires,
en el mundo indígena en nuestro territorio es 1949; MIGUEL ANGEL VERGARA, Estudios sobre
muy amplia. Una reciente visión general de la la historia eclesiástica de Iujuy, Tucumán, 1942.
misma en PEDRO BORGES, Historia de la Iglesia La labor pionera de los franciscanos en
en Hispanoamérica y Filipinas (siglos XVI RAUL MOLINA, Las primeras reducciones fran
XIX), Madrid, 1992, y particularmente sus ca ciscanas y jesuíticas, Buenos Aires, 1948. Más
pítulos 42 y 43 dedicados a la Argentina y el recientemente, MARGARrrA DURAN ESTRAGO,
Paraguay, tomo II, págs. 673-702. Por otra Presencia franciscana en el Paraguay, Asun
parte, CAYETANO BRUNO, en su monumental ción, 1987, y sobre todo, LOUIS NECKER, Indios
Historia de la Iglesia en la Argentina, Buenos guaraníes y chamanes franciscanos. Las prime
Aires, 1966-1971, ha dedicado los siete prime ras reducciones del Paraguay (1580-1800), 2'
ros volúmenes a la época colonial, y en ellos, ed., Asunción, 1990. Sobre algunas reduccio
parte destacada a las misiones, con abundante nes transmigradas, GUILLERMINA SORs, Quil
bibliografia. mes colonial, La Plata, 1937 y DORA CELTON,
Las directivas doctrinales y pastorales pue “Una reducción de vilelas en Córdoba", Revis
den seguirse en GUILLERMO DURAN, El Catecis ta de la Junta Provincial de Historia de Córdo
mo del III Concilio de Provincial de Lima y sus ba, 1991, págs. 67-ll9. Otras misiones en el
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Aires, 1982, como también en IOSE M. ARANcI tre los pampas de Buenos Aires, Buenos Aires,
BIA y NELSON DELLAFERRERA, Los sínodos del 1938, y Entre los tehuelches de la Patagonia,
antiguo Tucumán, celebrados por fray Fernando Buenos Aires, 1942.
de Trejo y Sanabria, 1597, 1606 y 1607, Buenos El tema de las misiones jesuíticas de gua
Aires, 1979. Además, el estudio crítico de raníes ha suscitado desde siempre una bi
DAISY RIPODAS ARDANAz, “El sínodo del Para bliografia caudalosa y variada. Entre las bi
guay y Río de la Plata. Su valoración a la luz bliograflas, HUGO STORNI S. L, Catálogo de los
del sínodo del Tucumán I”, Actas y estudios del jesuitas de la provincia del Paraguay (Cuenca
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231-268. sobre las Misiones jesuíticas de guaraníes”.
La biografía de algunos de los más desta Teología, N° 50, Buenos Aires, 1988, págs.
cados evangelizadores en ANTONIO CAGGIANO, 143-163; BARTOMEU MELIA y LIANE MARIA
La figura de San Francisco Solano y su actua NAGEL, Guaranies y jesuitas en tiempo de las
ción en el Tucumán, Buenos Aires, 1950; JOSE Misiones. Una bibliografía didáctica, Santo
TORRE REVELLO, “Contribución documentada Angelo, 1995. En estas obras se hallarán da
para la biografía de fray Luis de Bolaños”, Bo tos sobre las colecciones documentales más
letin del Instituto de Investigaciones Históricas, importantes, ediciones de fuentes y textos de
Buenos Aires, 1936- 1937, vol. XXI, págs. 1-19; los misioneros cuya descripción es imposible
466 GUILLERMO FURLONG S. 1., Alonso de Barzana y dar aquí.
LA IGLESIA MISIONAL Y LA EVANGELIZACIÓN DEL MUNDO INDÍGENA
Entre las obras de síntesis es necesario re También ALFONSO ECHANOVE, “Origen y evo
cordar en primer lugar a PABLO HERNANDEZ, lución de la idea jesuítica de Reducciones en
Organización social de las doctrinas guaraníes las misiones del Virreinato del Perú” y “La re
de la Compañía de Iesús, Barcelona, 1913, en sidencia de luli. Patrón y esquema de las re
dos volúmenes, y con un amplio repertorio de ducciones”, Missionalia Hispánica, N° 34, Ma
fuentes; GUILLERMO FURLONG S. 1., Misiones y drid, 1955, págs. 95-144, y N° 35, Madrid,
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MAGNUS MORNER, Actividades políticas y eco La etapa de las bandeiras en AURELIO POR
nómicas de los jesuitas en el Río de la Plata, TO, Historia das Missóes orientais do Uruguay,
Buenos Aires, 1968; ALBERTO ARMANI, Ciudad Río de Janeiro, 1943. La reubicación y consoli
de Dios y ciudad del Sol, México, l i82; ARNO dación delos pueblos en RAFAEL CARBONELL DE
ALVAREZ KERN, Missóes: uma utopia politica, MASY, Estrategias de desarrollo rural en los pue
Porto Alegre, 1982; MAXIME HAUBERT, La vida blos guaraníes, Barcelona, 1992; ERNESTO I. A.
cotidiana de los indios y jesuitas en las misiones MAEDER y ALFREDO S. C. BOLSI, “Evolución y
del Paraguay, Madrid, 1991; SILVIO PALACIOS y características de la población guaraní de las
ENA ZOFFOLI, Gloria y tragedia de las Misiones misiones jesuíticas (1671-1767)”, Historiogra
jesuíticas; historia de las reducciones jesuíticas fia, N° 2, Buenos Aires, 1976, págs.ll3-150;
durante los siglos XVII y XVIII en el Río de la OREsTE POPESCU, El sistema económico en las
Plata, Bilbao, 1991. Un panorama breve del te misiones jesuíticas, 2' ed., Barcelona, 1967; ER
ma, ERNESTO I. A. MAEDER, Aproximación a las NEsTO I. A. MAEDER y RAMON GUTIERREZ, Atlas
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Una feliz reedición de los capítulos que ANTO cas y pueblos de indios, Resistencia, 1994. Con
NIO AsTRAIN le había dedicado al tema en su ya relación a los trabajos artísticos y artesanales,
célebre Historia de la Compañía de Iesús en la la bibliografía es muy nutrida: baste consultar
asistencia de España (1913-1920), se ha publi los dos primeros tomos de ACADEMIA NACIO
cado con el título Jesuitas, guaraníes y enco NAL DE BELLAS ARTES, Historia del arte en la Ar
menderos, Asunción, 1994. gentina, Buenos Aires, 1982-1983. GUILLERMO
A los ya clásicos estudios sobre los guara FURLONG S. I. ha reunido un enorme caudal de
níes de Alfred Metraux y Egon Schaden, se información sobre el tema en su obra Historia
añaden hoy los estudios de BRANIsLAvA SUSNIK, social y cultural del Río de la Plata, Buenos Ai
Los aborígenes del Paraguay II. Etnohistoria de res, 1969, en tres volúmenes.
los guaraníes. Epoca colonial, Asunción, 1979 Las cuestiones de límites, en lo que afecta
1980. Una completa bibliografía sobre estos ron a las misiones, pueden seguirse en ENRI
aspectos del mundo guaraní, en MELIA, AL QUE M. BARBA, Don Pedro de Cevallos, goberna
MEIDA y MURARO, O guaraní, uma bibliografia dor de Buenos Aires y virrey del Río de la Plata,
etnológica, Santo Angelo, 1987. 2a ed., Buenos Aires, 1978 y en GUILLERMO
Los inicios de las misiones, en la clásica KRATZ, El tratado hispano portugués de límites
obra de PEDRO LOZANO, Historia de la Compa de 1750 y sus consecuencias, Roma, 1954.
ñía de Iesús en la provincia del Paraguay, Ma La investigación sobre la expulsión de los
drid, 1754-1755, rica en testimonios de época. jesuitas ha recibido recientemente un nuevo 467
ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN DE LA IGLESIA
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fiscal de expulsión de los jesuitas de España, de dio a conocer distintas biografías de misione
Pedro Rodríguez de Campomanes, con estudio ros, como las de Pedro Iuan Andreu, Domin
de JORGE CEIUDO Y TEOFANES EGIDO, Madrid, go Muriel, Joaquín Caamaño y otros. También
1977. También, MAGNUS MÓRNER, La expul fray GABRIEL TOMMASINI, La civilización cris
sión de los jesuitas, incluida en el capítulo 13 tiana del Chaco, Buenos Aires, 1937, en dos
de la ya citada obra de PEDRO BORGES, así co volúmenes. Las obras de los jesuitas de aquella
mo el número especial de Archivum, IX, Bue época han sido reeditadas, como ocurrió con
nos Aires, 1967, sobre el mismo tema. A su Lozano, y en algtmos casos traducidas al caste
vez, la administración secular de las misiones llano, como Florián Paucke, Martín Dobriz
cuenta con una bibliografía amplia, recogida hoffer y Iose’ Iolís. A su vez, el caudal de obras
por ALBERTO A. RIVERA, Las misiones de guara etnográficas y lingüísticas sobre esta región y
níes. Bibliografía de la época postjesuítica, Re sus habitantes es nutrido. Una bibliografía so
sistencia, 1989- 1990, en dos volúmenes. Otras bre el tema en ANTONIO TOVAR, Catálogo de las
dos obras recientes dan cuenta de dicha etapa: lenguas de América del Sur, Buenos Aires,
ERICH y ALFREDO POENITZ, Misiones, provincia 1961, y BRANISLAVA SUSNIK, Los aborígenes del
guaranitica. Defensa y disolución, Posadas, Paraguay. Prehistoria de los chaqueños, Asun
1993, y ERNESTO I. A. MAEDER, Misiones del Pa ción, 1981. La última etapa rnisional en el
raguay. Conflictos y disolución de la sociedad Chaco también ha recibido atención: EDBERTO
guaraní (1768-1850), Madrid, 1992. OSCAR ACEVEDO se ha ocupado de la obra de
La obra cumplida por los jesuitas en el Suárez de Cantillana y de la suerte corrida por
Chaco ha sido descrita y estudiada, entre las misiones por él fundadas, en La intenden
otros, por GUILLERMO FURLONG S. 1., quien le cia de Salta del Tucumán, Mendoza, 1965. A su
dedicó varios libros: Entre los abipones del vez JOSE ALUMNI escribió La reducción de Nues
Chaco, Buenos Aires, 1938; Entre los mocobíes tra Señora de los Dolores y Santiago de la Can
de Santa Fe, Buenos Aires, 1938; Entre los Vile gayé, Resistencia, 1948, y El Chaco. Figuras y
las de Salta, Buenos Aires, 1939, y Entre los lu hechos de su pasado, Resistencia, 1950.
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COLABORADORES DEL TOMO II
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ÍNDICE
Orientación bibliográfica 45
3. LA EXPANSIÓN DE LA POBLACION 89 Las misiones laicas y franciscanas 200
Susana R. Frías La otra población de los espacios indios:
El Noroeste 92 portugueses y sectores marginales 201
HISPANO-CRIOLLA 149
Las refonnas borbónicas 25l
César A. García Belsunce Creación y organización
150
del Virreinato 259
En el siglo XVII
l6l Las intendencias 268
En el siglo XVIII
Durante el Virreinato 170 Orientación bibliográfica 279
181
Religión, moral y derecho
La población aborigen
Derechos civil, canónico y natural
El indio. ¿Configuración étnica
o social? 184
El saber jurisprudencial en manos
de los letrados
Los espacios indígenas 187
Los recursos económicos 189
Las leyes reales, instrumento
l9l de acción de la Monarquía
La lucha por el ganado
l94 Recepción y ejecución de las leyes
Las guerras de frontera
reales: interpretación. conflictos
Las misiones jesuíticas
198
y suplicaciones
La política de paz de Matorras
El ordenamiento de las ciudades. Tratado de Permuta. Cesión
El fuero, ¿un imaginario colectivo? 298 de las misiones 331
Normas y privilegios Evacuación de las misiones:
fundacionales 300 el despojo de los indios 332
El cauce popular del derecho: Guerra guaranítica 334
costumbres y bandos de buen Anulación del Tratado de Permuta.
gobierno 302 Tercer Pacto de Familia 336
Un digesto salteño de 1784 305 Campaña de Cevallos en el Río
El ordenamiento aborigen 306 de la Plata. La Paz de París 337
La justicia: vertientes judicial Los efectos en el Río de la Plata 338
y popular 307 Establecimientos en Malvinas 338
Jueces y tribunales 309 Los ingleses toman Soledad 340
Orientación bibliográfica 314 España toma y devuelve
Puerto Egmont. Inglaterra
III. POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA 317 prometió abandonar
las Malvinas 341
10. PoLíTTcA DE ESPAÑA EN EUROPA. Campaña de Vértiz contra
CONFLICTOS CON PORTUGAL las usurpaciones portuguesas 342
E INGLATERRA 319 Expedición de Cevallos
Pedro Santos Martínez y creación del Virreinato
LOS avances portugueses rioplatense 342
y el Río de la Plata 319 Toma y demolición de Colonia 343
Fundación de Colonia del Sacramento. Tratado de San Ildefonso 344
Desalojo y devolución Participación española
a los portugueses 321 en la independencia
El testamento de Carlos II y la guerra de las colonias inglesas 346
de sucesión española 322 España y la Revolución Francesa 347
Recuperación española de Colonia. España, Napoleón y Portugal.
Los Tratados de Alfonsa El enfrentamiento con Inglaterra 347
y de Methuen 323 Orientación bibliográfica 349
Los Tratados de Utrecht-Rastadt 324
El Asiento de Negros y el Navío 1 1. HUEsTEs, MILICIAS
de Permiso 326 Y EIÉRCITO REGULAR 351
Otra vez Colonia y nuevos avances Iosé Teófilo Goyret
portugueses 326 De las huestes a las milicias 351
España y la política internacional El presidio 356
europea 327 Las reformas de los Borbones 358
Fundación de Montevideo 328 La frontera exterior 361
Continúa la penetración La frontera interior 368
portuguesa. Primer Pacto de Familia 329 La defensa del Virreinato 370
Las invasiones inglesas 376 Consecuencias de la expulsión
Orientación bibliográfica 379 de los jesuitas 428
Orientación bibliográfica 429
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Tomo I
PRIMERA PARTE: La Argentina aborigen.
La conquista española (siglo XVI).
Introducción
I. Territorio y población. Estructura y dinámica de las
sociedades: 1- Distribución territorial de la conquista. Red
de urbanización y vías de comunicación; 2- Las ciudades y
el medio rural; 3- Expansión de la población; 4- La familia;
5- La sociedad hispano-criolla; 6- La sociedad indígena.
II. La Monarquía y la organización local. El Derecho:
7- La monarquía. Poder central y poderes locales; 8- Las
reformas borbónicas en la segunda mitad del siglo XVIII. El
Virreinato y las Intendencias; 9- Órdenes normativos y
prácticas socio-jurídicas. La Justicia.
III. Política exterior y defensa: lO- Política de España
en Europa. Conflictos con Portugal e Inglaterra; l 1- Huestes,
milicias y ejército regular.
IV. Organización y acción de la Iglesia: 12- La Iglesia
diocesana: las instituciones; 13- La Iglesia diocesana: clero
secular y órdenes religiosas; 14- La Iglesia misional y la
evangelización del mundo indígena.
Tomo III
SEGUNDA PARTE: La Argentina
en los siglos XVII y XVIII, hasta 1810.
Tomos IV, V y VI
TERCERA PARTE: La configuración
de la República independiente (l8l0-c.l9l4).
Tomo X
Índices generales