Está en la página 1de 3

FUNDICIÓN EN BRONCE

La fundición en bronce data desde el año 4000 A.C., esta se puede realizar de varias maneras, como
puede ser fundición en tierra, fundición cera perdida o con moldes metálicos. Una vez fundido el
bronce procederemos al llenado de los moldes conformando así la pieza a realizar. La utilización de
este material es principalmente para realizar escultura de bronce, aunque también se utiliza en el
sector de la automoción y maquinaria para realizar casquillos.

La antigua técnica conocida como fundición cera perdida en el proceso de fundición en bronce ha
resistido a lo largo de los siglos desde las antepasadas culturas a través de sus diferentes culturas y
religiones. Existen multitud de representaciones realizadas como fundición en bronce, por ejemplo:
bronces chinos representan a menudo las imágenes ceremoniales, piezas de fundición de la India y
Egipto deidades representadas con frecuencia.

Muchos elementos de la fundición cera perdida utilizados en el proceso de fundición en bronce se


han ido perfeccionando, sin embargo, la fundición en bronce actualmente sigue siendo esencial en
gran cantidad de usos y aplicaciones

Los escultores más modernos que quieren que sus piezas en bronce dependen de una fundición en
bronce. Los artesanos con habilidad de aplicar la técnica de fundición cera perdida, a la madera,
piedra, arcilla, yeso y prácticamente cualquier otra forma de la escultura para transformar la visión
del artista en bronce.
La metamorfosis de la escultura de bronce del soporte original en bronce se inicia con un molde de
goma. La escultura original debe permanecer fijada durante el proceso de fabricación de moldes.
Para lograr esto, la mitad de la escultura está situado en una base de arcilla plastilina suave y la otra
mitad expuesta está pintada uniformemente con un caucho viscoso claro.

Trabajo de la cera perdida

Trabajo con el modelo[editar]


Se elabora un modelo provisional de cera siguiendo el diseño que ha ideado el artista. Si la
obra va a ser monumental, los modelos iniciales se hacen a escala, para trabajar más
cómodamente. La utilización de la cera se debe a que su textura, dúctil y blanda, permite
modelar con más facilidad, hacer tanteos y añadir o quitar elementos con gran detallismo y
provecho. Actualmente existen otros materiales que pueden sustituir a la cera de abeja, como
la parafina, la gelatina, el látex o la silicona.
A veces se realiza un paso intermedio para conseguir mayor perfección. Sobre el modelo de
cera (u otro material equivalente) se construye un molde bivalvo, a partir de dos piezas de un
material plástico que se endurezca sobre el modelo. La mayoría de los moldes de esculturas
pequeñas se hacen de yeso, pero se pueden también hacer de fibra de vidrio o de otros
materiales. Cuando el material del molde fragua, se abre y se extrae el modelo de cera. El
molde debe ser prácticamente estanco, lo que obliga a fijarlo fuertemente con unos ganchos,
y, por un orificio, se vierte en su interior escayola líquida. Endurecida la escayola, la pieza se
"desmolda", obteniendo una reproducción en positivo casi idéntica al modelo de cera, pero la
escayola permite apreciar mejor el resultado real, corregir posibles errores y repasarlo con
mayor corrección (por medio de limado, esgrafiado o bruñido).

Creación del molde[editar]


Partiendo de un modelo elaborado en cera (un material maleable y fácilmente fundible), este
se forra con un material maleable pero que endurezca despacio (escayola o arcilla) y que
sea refractario (que resista la acción del fuego sin alterarse). Se aplican tantas capas como
sea necesario, para crear un molde hermético, de una sola pieza.
Se colocan soportes de acero o de otro metal (“clavos” o “alambres”) que se introducen en el
modelo para sujetar el núcleo, que habrá de formar la parte hueca de la escultura. Igualmente,
se suelen abrir pequeños orificios, llamados “bebederos”, que se pueden realizar
colocando canutos de papel encerado, que atraviesan el molde. Por el orificio principal, en
forma de embudo, se vierte el material fundido. Actualmente, la primera capa se hace
de material cerámico refractario, de gran precisión, compuesto de polvo de sílice, el resto
puede ser de ladrillo refractario más basto.
Cuando se ha endurecido el molde definitivo, con sus “bebederos” y “clavos”, si la escultura es
pequeña, se puede verter directamente el bronce fundido hasta amacizarlo. Si la figura
es monumental es conveniente conseguir que sea hueca, pues la cantidad de bronce puede
ser excesiva, repercutiendo tanto en peso como en coste económico.
Para obtener una escultura hueca se vierte por el orificio principal una pequeña cantidad de
cera que quede adherida a las paredes del molde cubriendo por completo su superficie
interna; se pueden verter varias capas para obtener un mayor grosor de la futura capa de
bronce. A este proceso se le conoce como el método directo, que fue el primero en ser
desarrollado y que no permite que existan más reproducciones de la misma obra, ya que se
pierde durante el proceso.1 El interior sigue quedando vacío y se rellena con una sustancia
que va a actuar como un núcleo provisional: una solución de ladrillo poroso molido y escayola,
por lo que al endurecer queda un alma ligera pero maciza y resistente, sujeta por los “clavos”
del molde, de modo que no se mueve y no deforma la cera. El molde, convertido en un bloque
sólido y resistente, ya se puede llevar al horno de mufla.
En el método indirecto, se hace un molde de la pieza a reproducir. Este consta de una parte
blanda, que se hace en la actualidad con silicón, antes del siglo XX se usaba la gelatina. Tiene
un contramolde rígido, que puede ser de yeso o fibra de vidrio. Por medio de baños se va
añadiendo la cera, hasta lograr el grosor deseado. Este molde puede ser reutilizado para
generar más originales múltiples.

Proceso de fundición[editar]
Al introducir el molde en la mufla, en posición invertida, la cera se derrite y sale por los
“bebederos” o por el orificio principal, pero el núcleo queda fijado por los clavos manteniendo
la misma separación y disposición y dejando un hueco homogéneo entre el alma y el molde.
Ese hueco es el que será rellenado por el bronce fundido al ser vertido por el orificio principal.
Los metales disminuyen su volumen al solidificarse, por lo que, para evitar que se produzcan
cavidades al contraerse el metal que conforma la pieza final, la solidificación ha de comenzar
en las partes de menor tamaño y más alejadas de los bebederos, continuando de manera
gradual en dirección de las mazarotas o respiraderos, los cuales facilitan la salida de aire,
asegurando que no queden burbujas ni restos de cera o escayola. En los respiraderos se tiene
el metal a mayor temperatura y con cierta presión hidrostática, con la finalidad de llenar los
huecos que se vayan formando debido a la contracción del metal. El proceso puede llegar a
durar desde decenas de horas a varios días, dependiendo tanto del tamaño de la figura como
del espesor de la misma (recordemos que las piezas pequeñas pueden fundirse y
desmoldarse sin necesidad de núcleo).

Desmoldado y acabado[editar]
Una vez enfriado el bronce, se procede al desmoldado, que solo puede hacerse destruyendo
el bloque e material refractario (puesto que este es de una sola pieza y no es posible abrirlo
sin romperlo). La figura aislada resultante es de textura áspera, porosa y con imperfecciones,
junto con los restos de los «bebederos». Es necesario que el artista corte los «bebederos»,
lime, pula y abrillante la superficie. Si hay huecos hechos 

También podría gustarte