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Le e r e s mi cue nto 3 2

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Los cuentos de hadas tienen hoy un destino: ser leídos por los niños; y ser

La Gata

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contados a los niños que aún no saben leer ¿A quiénes corresponde leerlos a
los niños? A los padres, a los abuelos, a los maestros. También, quizás, a los

Blanca
hermanos mayores. A pesar de que originalmente fueron escritos para reyes,

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príncipes y duques, hoy son leídos por niños de todo el mundo, y también por
señores grandes que aún habitan en el reino de la infancia. Sí, están dirigidos

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a los niños, esos seres maravillosos que durante el día brincan, corren, saltan e
y gritan; y que al atardecer, cansados al fin, quieren oír historias, maravillarse Leer
un poco, antes de que el sueño los rinda por completo. MADAME D’AULNOY
La autora de estos cuentos maravillosos, Madame D’Aulnoy, nació en I lu st rad o p or
Barneville en 1650 y murió en París en 1705. El iza b e th B u il es
Esperamos que con este cuento los niños, y sus padres y sus abuelos,
se dispongan a esperar la noche en compañía de La Gata Blanca; es decir en
muy buena compañía.

L a Ga ta B la nca

Este libro es gratuito, prohibida


su reproducción y venta
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La Gata

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Blanca

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Leer
MADAME D’AULNOY

Il ust ra d o p o r
E l izab e th B ui l es
* * *

minister i o de
cultura de co lom b i a
Carmen In é s Vá sq u e z
Ministra La Gata Blanca
mi nister i o de MADAME D’AULNOY
educació n naci onal
María Victoria Ang ul o 
Ministra Había una vez un rey que tenía tres hijos bien de uno de ustedes; pero es justo que por
parecidos y valientes; pero el rey temía que tal regalo ustedes busquen los medios de
* * * quisieran reinar antes de su muerte; incluso complacerme en el designio que tengo de
AUTOR corrían rumores de que los muchachos retirarme al campo. Me parece que un perrito
Madame d’Aulnoy intentaban llevar a cabo algunas acciones listo, hermoso y fiel, me haría muy buena
para quitarle el reino. El rey se sentía viejo, compañía: de suerte que sin escoger a mi
Traducción pero como su mente y sus capacidades no hijo mayor más bien que a mi hijo menor, les
Anita Gómez de Cárdenas * * * habían disminuido ni mínimamente, no declaro que aquel de los tres que me traiga
Primera edición, junio 2019 quería cederles un cargo que desempeñaba el perrito más bello será inmediatamente mi
Editor tan dignamente; pensó entonces que la mejor heredero”.
Iván Hernández I S B N : 978-958-5488-79-3
manera de vivir en paz era entretenerlos con Los príncipes se sorprendieron de la
Material de distribución gratuita. promesas cuyos efectos él sabría eludir. inclinación de su padre por un perrito, pero
Ilustradora
Los derechos de esta edición, Los llamó pues a su despacho, y los dos menores podían tener parte en este
Elizabeth Builes
incluyendo las ilustraciones, después de hablarles con mucha bondad, arreglo y aceptaron con agrado el encargo de
Coordinadora edi to rial corresponden al Ministerio de Cultura; añadió: ir a buscarlo; el mayor era demasiado tímido
Laura Pérez el permiso para su reproducción física “Estaréis de acuerdo conmigo, hijos o demasiado respetuoso para expresar sus
o digital se otorgará únicamente en los queridos, en que mi avanzada edad no me derechos. Así que se despidieron del rey;
Comité editorial casos en que no haya ánimo de lucro. permite aplicarme a los asuntos de Estado este les dio dinero y joyas, advirtiéndoles
Guiomar Acevedo Agradecemos solicitar el permiso con tanto esmero como lo hacía antes. Me que volvieran dentro de un año sin falta,
María Orlanda Aristizábal escribiendo a: temo que mis súbditos se resientan por ello, el mismo día y a la misma hora, para traerle
Iván Hernández literaturaylibro@mincultura.gov.co así que quiero poner mi corona en la cabeza sus perritos.
Antes de partir, los muchachos fueron alguna casa en las proximidades, donde
a un castillo que se encontraba solo a una podría resguardarse hasta el día siguiente.
hora de la ciudad. Llevaron allí a sus más Guiado pues por la luz que veía, llegó al
íntimos e hicieron grandes fiestas en las portón de un castillo, el más soberbio que
que los tres hermanos se prometieron una se haya imaginado jamás. Este portón era
amistad eterna, que procederían en la tarea de oro, cubierto de carbúnculos cuya luz viva
en cuestión sin celos y sin enojos, y que el y pura alumbraba todos los alrededores;
que tuviese más suerte compartiría siempre era esta la luz que el príncipe había visto
una parte de su fortuna con los demás. Al fin desde muy lejos. Los muros del castillo
partieron, acordando que se encontrarían eran de porcelana transparente mezclada
al regreso en el mismo castillo para ir juntos con muchos colores, que representaban
donde el rey; no quisieron que nadie los la historia de todas las hadas desde la
siguiera, y se cambiaron los nombres para creación del mundo hasta esta época; en
no ser reconocidos. ella se recordaban las famosas aventuras
Cada uno tomó una ruta diferente: los de Piel de Asno, de Finette, del Naranjal, de
dos mayores tuvieron muchas aventuras; pero Graciosa, de la Bella del bosque durmiente,
no voy a ocuparme sino de las aventuras del del Serpentín Verde y de cien más. El príncipe
menor. Este tenía gracia, poseía un espíritu se encantó al reconocer al príncipe Lutín
alegre y gozoso, una cabeza admirable, el pues era su tío, muy popular en Bretaña.
porte noble, las facciones regulares, dientes La lluvia y el mal tiempo le impidieron
bellos, y mucha habilidad en todos los demorarse más en un sitio donde se mojaba
ejercicios que le competen a un príncipe. hasta los huesos, además de que no veía
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Cantaba agradablemente, tocaba el laúd y la absolutamente nada en los sitios que los
tiorba con una delicadeza encantadora, sabía carbúnculos no alcanzaban a iluminar.
pintar. En una palabra, era muy cultivado; Volvió al portón de oro y vio una pata
en cuanto a su valor, llegaba a ser intrépido. de cervatillo colgada de una cadena hecha
Casi no había día en que no comprara de diamantes; admiró esta magnificencia y
perros: grandes, pequeños, lebreles, la seguridad con que se vivía en el castillo.
mastines, sabuesos, perros de cacería, Porque finalmente, se dijo, ¿qué les impide
cocker spaniels, barbets, bichones, malteses. a los ladrones venir a cortar esta cadena,
En cuanto conseguía uno hermoso, si se y arrancar los carbúnculos? Se harían ricos
encontraba otro aún más hermoso, se para siempre.
deshacía del primero para conservar el Haló de la pata de cervatillo, y
otro; porque habría sido imposible que él enseguida escuchó el repique de una
solo cuidara treinta o cuarenta mil perros, campana, que le pareció de oro o de plata
y no quería un séquito de caballeros, ni de por el sonido que emitía; al cabo de un
valets de cámara, ni de pajes. Avanzaba por momento el portón se abrió, sin que él viera
un camino sin haber decidido a dónde iría, nada más que doce manos en el aire, cada
cuando lo sorprendió la noche, y el trueno una sosteniendo una antorcha. Se quedó tan
y la lluvia en un bosque, donde ya no le era sorprendido que dudó en avanzar, hasta que
posible reconocer los senderos. sintió que otras manos lo empujaban por
Tomó el primer sendero que vio y detrás con mucha fuerza. Siguió, pues, muy
después de andar durante largo rato, percibió inquieto y por si acaso, llevó su mano a la
un poco de luz; esto le indicó que había empuñadura de su espada; pero al entrar en
un vestíbulo todo incrustado de pórfiro y de baño de una tela con reflejos de oro, bordada extraordinarias del mundo, otro tenía un rollo gentil, pero no me parece usted una
lapislázuli, escuchó dos voces hermosísimas con pequeñas esmeraldas que formaban de papel con el que llevaba el compás, y los bestiecilla común; el don que tiene de la
que cantaban estas palabras: cifras. Las manos sin cuerpos acercaron una otros tenían pequeñas guitarras. De pronto palabra, y el soberbio castillo que posee,
De las manos que veis no os asustéis, mesa, sobre la cual pusieron los utensilios todos se pusieron a maullar en distintos son pruebas muy evidentes de ello”.
Y no temáis, durante vuestra estadía, para su cuidado personal. Nada podría ser tonos, y a arañar las cuerdas de las guitarras “Hijo del rey” continuó la Gata Blanca,
más que los encantos de un bello rostro, más magnífico. Ellas le peinaron con una con las uñas: era la música más extraña que “te pido que dejes de hacerme tantos
Si vuestro corazón quiere huir del amor. ligereza y una habilidad muy agradables. se haya escuchado. El príncipe se habría cumplidos pues yo soy sencilla en mis
No podía creer que le invitaran con Enseguida volvieron a vestirlo, pero no fue creído en el infierno, si no encontrara este discursos y en mis modales, aunque tengo
tanta amabilidad para después causarle con sus vestidos, sino que le trajeron otros palacio demasiado maravilloso como para buen corazón. Vamos, que le sirvan, y que
algún mal; de manera que sintiendo que lo mucho más lujosos. Él admiraba en silencio concebir una idea tal; pero se tapaba los los músicos se callen, porque el príncipe
empujaban hacia una gran puerta de coral, todo lo que pasaba, y algunas veces tenía oídos, y reía con todas sus fuerzas al ver las no entiende lo que dicen”.
que se abrió en cuanto él se acercó, entró pequeños movimientos de susto que no diferentes voces y las distintas muecas de “¿Y es que dicen algo, señora?”
6 en un salón de concha nácar, y enseguida podía controlar por completo. estos nuevos músicos. replicó el príncipe.
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en varias habitaciones decoradas de Después de que le echaran polvo, Meditaba sobre cada una de las cosas “Claro que sí” continuó ella. “Aquí
maneras diversas, y tan ricas en pinturas le rizaran el pelo, lo arreglaran bien y lo que le habían acontecido en este castillo, tenemos poetas sumamente ingeniosos,
y pedrerías que le maravillaron. Mil y mil pusieran más hermoso que Adonis, las cuando vio entrar a una pequeña figura que y si usted permanece un tiempo entre
luces colgaban desde la bóveda del salón manos lo condujeron a una sala soberbia no medía ni un codo de alto. Esta figurita nosotros, tendrá la oportunidad de
hasta el piso, alumbrando una parte de las por sus dorados y sus muebles. A todo el estaba cubierta con un largo velo de seda convencerse de ello.”
otras habitaciones, que estaban todas rededor se veía la historia de los gatos más negra. Dos gatos la acompañaban; vestían “Solo hace falta escucharla a usted
llenas de arañas, de candelabros de pared famosos: Rodillardo colgado de los pies en de negro, con capa y con la espada al cinto; para creerlo” dijo el príncipe con galantería.
y de grandes candelabros de mesa llenos de el concejo de las ratas, el Gato con Botas, detrás venía un cortejo de gatos; los unos “Pero además, señora, me parece que es
velas; en fin, la magnificencia era tal que le marqués de Carabas, el gato que escribe, llevaban jaulas llenas de ratas, y los otros, usted una gata extraordinaria”.
era difícil creer que todo esto fuese posible. la Gata convertida en mujer, los hechiceros cajas llenas de ratones. Trajeron la cena, las manos de cuerpos
Después de pasar por sesenta convertidos en ratas, el carnaval y todas El príncipe no salía de su asombro; no invisibles la sirvieron. Primero pusieron sobre
habitaciones, las manos que lo conducían sus ceremonias; en fin, nada podía ser más sabía qué pensar. La figurita negra se acercó, la mesa dos sopas, la una de pichones de
lo detuvieron; vio una gran poltrona muy singular que estas pinturas. y al levantar ella su velo, el príncipe vio la paloma, y la otra de ratones gordos. La vista
cómoda que por sí sola se acercó a la La mesa estaba puesta para dos más bella gatita blanca que haya existido de la una le impedía al príncipe comerse
chimenea. En ese momento el fuego se personas con cubiertos de oro para ambas; o existirá jamás. Tenía un aire de juventud la otra, pues se imaginaba que el mismo
encendió, y las manos que le parecían muy el buffet sorprendía por la cantidad de y de tristeza; empezó a emitir un maullido cocinero las había preparado: pero la gatita,
bellas, blancas, pequeñas, regordetas y copas de cristal de roca y de mil piedras tan dulce y tan encantador que tocaba de que adivinó por la expresión de su cara lo
bien proporcionadas lo desvistieron, porque raras. El príncipe no sabía para quiénes inmediato el corazón; le dijo al príncipe: que pasaba por su mente, le aseguró que
estaba mojado como ya lo he dicho, y tenían eran estos dos puestos. Después vio a unos “Hijo del rey, bienvenido seas, mi su comida era aparte, y que podía comer lo
miedo de que se resfriara. Le presentaron, gatos que se dispusieron en una pequeña majestad maullante te mira complacida”. que le presentaban con la certeza de que no
sin que él viera a nadie, una camisa tan fina platea, expresamente arreglada; uno de “Señora Gata” dijo el príncipe, “es contenía ni ratas ni ratones. El príncipe no se
como para un día de boda, y una bata de ellos sostenía un libro con las notas más usted muy generosa al darme esta acogida lo hizo decir dos veces, convencido de que la
linda gatita no querría engañarlo. Notó que lo despertó un ruido confuso. Las manos
ella tenía en la mano un retrato pintado en enseguida lo sacaron de la cama y le
madera, cosa que le sorprendió. Le rogó que pusieron un traje de caza. Miró hacia el
se lo mostrara, creyendo que era del maestro patio del castillo y vio a más de quinientos
Minagrobis. Se sorprendió mucho de ver a un gatos, algunos de los cuales conducían
joven tan bello que era difícil creer que lebreles con traíllas, mientras otros tocaban
la naturaleza pudiese formar uno así, y que el cuerno: era una gran fiesta. Gata Blanca
se le parecía tanto que habría sido imposible se iba de cacería; quería que el príncipe
pintarle mejor. Ella suspiró, se puso aún la acompañara. Las oficiosas manos le
más triste y mantuvo un profundo silencio. presentaron un caballo de palo que corría
El príncipe se dio cuenta de que había en a rienda suelta y tenía un paso maravilloso;
esto algo extraordinario; sin embargo, no se el príncipe quiso excusarse de montarlo:
atrevió a informarse, de miedo de contrariar le parecía difícil convertirse en un caballero
a la gata o de entristecerla. La entretuvo con errante como Don Quijote. Pero su resistencia
todas las noticias que sabía, y se dio cuenta no sirvió de nada, y lo plantaron encima del
de que era muy instruida en los diversos caballo de palo, que tenía los arneses y la
intereses de los príncipes, y de otras cosas silla bordados con oro y diamantes. Gata
que ocurrían en el mundo. Blanca iba montada en un mono, el más
Después de la cena, la Gata Blanca soberbio y hermoso que se haya visto; se
convidó a su huésped a entrar en un salón había quitado el gran velo, y llevaba un gorro
donde había un teatro, sobre el cual doce a la moda de los dragoneantes que le daba
gatos y doce simios bailaron un ballet. Los un aire tan resuelto que todos los ratones
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unos estaban vestidos de moros y los otros del vecindario le temían. Nunca se ha visto
de chinos. Eran apreciables los saltos y una cacería más brillante: los gatos corrían
cabriolas que hacían, y de vez en cuando más rápido que los conejos y las liebres, de
se aruñaban; de esta manera concluyó la manera que cuando atrapaban a alguno, Gata
velada.Gata Blanca le dio las buenas noches Blanca exigía que se hiciera el mate en su
a su huésped; las manos que lo habían presencia, y en él se realizaban mil pruebas
conducido hasta allí volvieron a encargarse de destreza muy divertidas. Los pájaros por
de él y lo llevaron a una habitación distinta a su parte no se sentían muy seguros, pues los
la que había visto antes. Era menos magnífica gatos más jóvenes se trepaban a los árboles,
pero más galante; estaba toda tapizada de y el señor mono llevaba a Gata Blanca hasta
alas de mariposas cuyos diversos colores los nidos de las águilas para que dispusiese
formaban mil flores diferentes. También a su antojo de los pequeños príncipes
había plumas de pájaros muy raros, y que aguiluchos.
quizás no se hayan visto jamás fuera de esta Habiéndose terminado la cacería, ella
habitación. Las camas eran de gasa, recogida tomó un cuerno que era del largo de un dedo,
con mil nudos de cintas. Había grandes pero que emitía un sonido tan claro
espejos desde el cielo raso hasta el parquet, y tan alto que podía oírse con facilidad a
y los marcos de oro cincelado representaban diez leguas de distancia. En cuanto terminó
mil pequeños amores. de tocar fanfarrias fue rodeada por todos los
El príncipe se acostó sin decir palabra, gatos de la región; unos aparecían por los
porque no había modo de conversar con aires, montados en coches, otros venían por
las manos que le servían; durmió poco y el agua montados en barcas. En fin, jamás se
han visto tantos; iban casi todos vestidos de “¿Sabes? Ya no tienes más que tres
trajes coloridos. Ella volvió al castillo con este días para buscar el perrito que el rey tu padre
pomposo cortejo, y le pidió al príncipe que la desea, y tus hermanos han conseguido unos
acompañara, no obstante que a él le parecía muy bonitos”.
que esta reunión de gatos tenía algo de El príncipe volvió en sí y dijo,
carnaval de las brujas y de hechicería, y que la asombrándose de su negligencia:
gata parlante era lo más asombroso de todo. “¿Por cuál encantamiento secreto he
En cuanto regresó a casa, a la gata le olvidado lo que más me importa en el mundo?
pusieron su gran velo negro; comió con el De esto dependen mi gloria y mi fortuna;
príncipe, que tenía hambre y comió con buen ¿dónde voy a encontrar un perro como el que
apetito. Se sirvieron licores de los que bebió se necesita para ganar un reino, y un caballo
con gusto, y que de inmediato alejaron de tan fuerte que pueda recorrer un camino tan
su mente el recuerdo del perrito que debía largo?”
llevarle al rey. Ya no pensaba sino en maullar Gata Blanca le dijo con más dulzura:
con Gata Blanca, es decir, en ser su fiel y “Hijo del rey, no te pongas triste, yo
buen compañero. Pasaba los días en fiestas estoy de tu parte; puedes quedarte aquí un
agradables, a veces pescando o cazando, día más, y aunque haya quinientas leguas de
y además había ballets, rondas, y mil otras aquí a tu región, el buen caballo de palo te
cosas que lo divertían muchísimo; además, llevará allí en menos de doce horas”.
la bella gata con frecuencia componía versos “Te lo agradezco, hermosa Gata” dijo
y cancioncillas en un estilo tan apasionado el príncipe, “pero no me basta con regresar
10 que permitía adivinar su corazón tierno, y donde mi padre, es necesario que le lleve un
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que era imposible hablar de esa manera sin perrito”. corte sean más espirituosos y galantes que estaban sentados a la mesa y se levantaron
amar, pero su secretario, que era un gato “Toma” le dijo Gata Blanca, “aquí tienes los nuestros, aun así quiero convidarte para inmediatamente, como diciéndose que no
viejo, escribía tan mal que, aun cuando sus esta bellota que contiene un perro más bello que vengas conmigo”. tenían nada que temer en este asunto.
obras se hubiesen conservado, habría sido que el crepúsculo”. La Gata no contestó a esta proposición Al día siguiente partieron juntos en
imposible leerlas. “Ah” dijo el príncipe, “señora Gata, más que con un profundo suspiro. Se un solo coche. Los dos hijos mayores del
El príncipe había olvidado hasta el Su Majestad se burla de mí”. separaron; el príncipe fue el primero en rey llevaban a dos perritos en canastos,
país de donde venía. Las manos que he “Acerca el estuche a tu oreja” continuó llegar al castillo donde tenía la cita con sus tan hermosos y delicados que casi ni se
mencionado seguían sirviéndole. A veces ella, “y lo oirás ladrar”. hermanos. Ellos llegaron poco después y se atrevía uno a tocarlos. El menor cargaba al
hubiese querido ser gato para pasar su vida Él obedeció: inmediatamente el sorprendieron al ver en el patio a un caballo pobre estropajo, que estaba tan sucio que
en esta buena compañía. perrito hizo ¡yap!, ¡yap!, y el príncipe quedó de palo que saltaba mejor que todos los que a todos les costaba aguantárselo. Cuando
“¡Es triste!” le decía a Gata Blanca, maravillado porque un perrito que cabe tienen en las academias. estuvieron en el palacio, todo el mundo los
“¡Me dolería mucho tener que separarme de dentro de una bellota debe de ser muy El príncipe se presentó ante ellos. rodeó para darles la bienvenida; entraron en
ti porque te quiero tanto! Conviértete en mujer pequeño. Quería abrirla, tan grandes fueron Se abrazaron varias veces, y cada uno rindió las habitaciones del rey. Éste no sabía por
o vuélveme gato”. sus ansias de verlo, pero Gata Blanca le dijo cuenta de sus viajes; pero nuestro príncipe cuál decidirse, porque los perritos que le
A ella le hacía mucha gracia este deseo, que podría darle frío por el camino, y que le ocultó a sus hermanos la verdad de sus presentaron sus dos mayores eran casi iguales
y solo le respondía con frases oscuras de era mejor esperar hasta que estuviese en aventuras, y les mostró un perro muy feo que en belleza, y desde ya se disputaban la
las que él no entendía casi nada. Un año se presencia de su padre. Él le dio las gracias no servía sino de estropajo para restregar ventaja de la sucesión, cuando el hijo menor
pasa volando cuando no se tienen penas ni mil veces, y se despidió con un tierno adiós. diciendo que le había parecido tan bonito resolvió el asunto sacando de su bolsillo la
dolores, cuando se está sano y alegre. Gata “Te aseguro” le dijo, “que los días que era este el que le traía al rey. A pesar bellota que Gata Blanca le había dado. La
Blanca sabía en qué época debía volver el me han parecido tan cortos junto a ti, que de la amistad que existía entre ellos, los abrió y en ese momento todos vieron a un
príncipe y, como él ya no pensaba en eso, me apena dejarte aquí; y aunque seas una dos mayores sintieron una dicha secreta perrito acostado sobre algodones. Pasaba por
ella se lo recordó. soberana, y todos los gatos que te hacen la por la mala decisión de su hermano menor: el medio de un anillo sin tocarlo. El príncipe
lo puso en el suelo y el perrito empezó Estaba acostada en una canastilla,
enseguida a bailar la zarabanda con tanta sobre un colchón de seda blanca muy
gracia como la más célebre española. Era de limpio. Tenía el tocado desarreglado y
mil colores diferentes, sus flecos y sus orejas parecía triste; pero cuando vio al príncipe
arrastraban por el suelo. El rey se quedó se puso a dar mil saltos y piruetas para
muy confundido, pues era imposible hacerle manifestarle la alegría que sentía.
alguna crítica a la belleza de este juguete. “Cualquier esperanza que tuviese”, le
Sin embargo no pensaba deshacerse dijo ella, “de esperar tu regreso, te confieso,
de su corona. El más pequeño de sus picos hijo del rey, que no me atrevía a confiar en
era para el rey más precioso que todos los ella; y soy por lo regular tan desafortunada
perros del universo. Le dijo pues a sus hijos en las cosas que deseo, que esta me toma
que estaba satisfecho con sus esfuerzos; por sorpresa”.
pero que habían tenido tanto éxito en la El príncipe agradecido le hizo mil
primera cosa que les había pedido que caricias, le contó del éxito de su viaje, que
deseaba poner a prueba sus habilidades ella tal vez conocía mejor que él, y le dijo que
una vez más antes de cumplir su palabra; el rey quería una pieza de tela que pudiese
que por consiguiente les daba un año para pasar por el ojo de una aguja; que a decir
buscar por mar y tierra una pieza de tela tan verdad él no creía que ello fuese posible,
fina que pudiese pasar por el ojo de una pero que no había dejado de intentarlo,
aguja de coser encaje de Venecia. Los tres esperándolo todo de su amistad y de su
se pusieron muy tristes de verse obligados ayuda. Gata Blanca, asumiendo una actitud
12 a emprender una nueva búsqueda. Los dos más seria, le dijo que era un asunto para
príncipes cuyos perros eran menos hermosos meditar, que por suerte ella tenía en su
que el de su hermano menor, dieron su reino unas gatas que hilaban muy bien,
consentimiento. Cada cual salió por su lado, que ella misma hilaba con sus garras, y
sin hacerse tantas manifestaciones de cariño que se pondría a la tarea; que por lo tanto
como la primera vez, pues el estropajo los él podía estar tranquilo, y no tenía que ir
había dejado un poco disgustados. lejos a buscar algo que iba a encontrar más
Nuestro príncipe volvió a montar su fácilmente en su hogar que en cualquier otro
caballo de palo; y sin querer buscar otra sitio del mundo.
ayuda más que la que pudiese esperar Las manos aparecieron llevando
de la amistad de Gata Blanca, partió antorchas y el príncipe, siguiéndolas con
rápidamente y volvió al castillo donde Gata Blanca, entró en una magnífica galería
ella lo había recibido tan bien. Encontró que bordeaba un gran río, donde se encendió
todas las puertas abiertas; las ventanas, un enorme y sorprendente juego de artificio.
los techos, las torres y los muros estaban En él se iban a quemar cuatro gatos cuyo
iluminados por mil lámparas que producían proceso se había hecho según las normas.
un efecto maravilloso. Las manos que le Se les acusaba de comerse el asado de la
habían servido tan bien avanzaron hacia cena de Gata Blanca, su queso, su leche, y
él y tomaron la brida del excelente caballo hasta de haber conspirado contra su persona
de palo, al que llevaron a las caballerizas, con Martafax y El Ermita, famosas ratas del
mientras que el príncipe entró en la país, descritas así por La Fontaine, autor
habitación de Gata Blanca. muy confiable, pero con todo y eso, se sabía
que había mucho de cábala en este asunto no deseaba una cosa sin que las manos retrato de Gata Blanca, ya sea en las insignias viaje no duró más de veinticuatro horas; no
y que la mayor parte de los testigos eran diligentes se la trajeran instantáneamente, de la calesa, o prendidos con cinta al chaleco se detuvieron en ninguna parte hasta que
comprados. Sea lo que fuere, el príncipe ya fuesen libros, joyas, pinturas, medallas de quienes formaban el cortejo, como si se llegaron a la casa del rey, adonde los dos
obtuvo el perdón para los cuatro gatos. El antiguas; en fin, no tenía más que decir yo tratara de una orden nueva con la que ella los hermanos mayores ya habían llegado. Ellos,
juego de artificio no hirió a nadie, y nunca se quiero tal joya, que está en el despacho del hubiese honrado. al ver que su hermano menor no aparecía,
han visto unos cohetes tan bellos. Mogul o del rey de Persia, tal estatua de “Anda” le dijo al príncipe, “haz se alegraron de su negligencia y se decían el
Enseguida sirvieron una cena muy Corinto o de Grecia, inmediatamente veía tu aparición en la corte de tu padre de uno al otro por lo bajo:
bien presentada que le causó más placer al frente a él lo que deseaba, sin saber ni quién una manera tan suntuosa que tu aire de “He aquí un hecho afortunado; estará
príncipe que los cohetes pues tenía mucho lo había traído ni de dónde venía. Esas cosas magnificencia sirva para impresionarlo, a muerto o enfermo, ya no será nuestro rival en
apetito: y es que su caballo de palo lo había no dejan de ser agradables, y para cambiar fin de que no te siga negando la corona que el asunto importante que se va a tratar”.
traído con una rapidez nunca vista. Los días un poco, a veces nos gusta ser dueños de los mereces. Mira esta nuez, no la quiebres sino Inmediatamente exhibieron sus
siguientes pasaron como los anteriores, con más bellos tesoros de la tierra. en su presencia, allí encontrarás la pieza de telas que a decir verdad eran tan finas que
mil fiestas diferentes que la ingeniosa Gata Gata Blanca, que velaba siempre por tela que me pediste”. pasaban por el ojo de una aguja grande,
14 Blanca le ofrecía a su huésped. Es quizás el los intereses del príncipe, le advirtió que el “Querida Blanquita” le dijo él, “te aunque por el de una pequeña no pasaban.
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primer mortal que se haya divertido tanto con momento de su partida se acercaba, que confieso que tus bondades han penetrado Y el rey, muy satisfecho con este pretexto
unos gatos, sin tener ninguna otra compañía. podía estar tranquilo en cuanto a la pieza de en mí de tal manera que si tú consintieras, de disputa, les mostró la aguja que él había
Es verdad que Gata Blanca poseía una tela que deseaba, puesto que ella le había yo preferiría pasar mi vida contigo en vez escogido y que los magistrados, por orden
mente brillante, admirable y casi universal. hecho una maravillosa; añadió que quería esta de todas las grandezas que tengo razón de suya, fueron a traer del tesoro de la ciudad,
Era más instruida de lo que se le permite ser vez darle un coche digno de su nobleza, y sin esperar en otra parte”. donde estaba cuidadosamente guardada.
a una gata. El príncipe a veces se asombraba: esperar la respuesta del príncipe, lo obligó a “Hijo del rey” replicó ella, “estoy Se murmuraba mucho acerca de esta
“No”, le decía, “no es algo natural todo mirar hacia el gran patio del castillo. Allá había persuadida de la bondad de tu corazón: es disputa. Los amigos de los príncipes, y en
lo que aprecio en ti de maravilloso: si me una calesa descubierta, de oro martillado una mercancía rara entre los príncipes, ellos particular los del mayor, pues su tela era la
quieres, gatita encantadora, ¿cuéntame por color de fuego, con mil insignias galantes quieren que todos los amen pero no quieren más bella, decían que el asunto era un franco
qué prodigio piensas y hablas de manera que satisfacían tanto al espíritu como a los amar a nadie; tú demuestras con creces que engaño en el que se notaba mucha habilidad
tan acertada que podrías ser aceptada en ojos. Doce caballos blancos como la nieve, la regla general tiene su excepción. Tomo y demasiado apego a las normas. Los
las famosas academias de las mentes más enganchados de a cuatro en hilera, tiraban nota del afecto que manifiestas por una partidarios del rey sostenían que él no estaba
brillantes?” de ella enjaezados con arneses de terciopelo pequeña Gata Blanca, que en fondo solo obligado a cumplir unas condiciones que
“Deja tus preguntas, hijo del rey” color de fuego bordados con diamantes sirve para atrapar ratones”. no había establecido. Al fin, para ponerlos a
le decía ella, “no me está permitido engastados en oro. El recubrimiento interior de El príncipe besó su pata y partió. todos de acuerdo, se escuchó un encantador
responderlas, y puedes hacer todas las la calesa era similar, y cien carrosas de ocho Costaría trabajo creer la velocidad con ruido de trompetas, de timbales y de oboes;
conjeturas que quieras sin que yo me oponga; caballos, todas llenas de señores de buena que avanzó, si no supiéramos ya de qué era nuestro príncipe que llegaba con un
debe bastarte con que yo tenga siempre pata apariencia, soberbiamente vestidos, iban manera el caballo de palo lo había llevado séquito pomposo. El rey y sus dos hijos se
de terciopelo para ti, y que me interese con detrás de ella. También la acompañaban mil en menos de dos días a más de quinientas asombraron por igual de tanta magnificencia.
ternura por todo lo que te concierne.” guardias cuyos vestidos estaban tan llenos leguas del castillo; de suerte que el mismo Luego de saludar con respeto a su
Insensiblemente, este segundo año de diamantes que no se veía la tela. Lo más poder que había animado al caballo de palo padre y abrazar a sus hermanos, el príncipe
se fue igual que el primero, el príncipe singular era que en todas partes se veía el impulsó con tanta fuerza a los demás que el sacó la nuez de un estuche con tapa de
rubíes y la quebró, creyendo que encontraría tan pálido como rojo se había puesto el
allí la pieza de tela tan renombrada, pero príncipe por tener que buscarla tanto tiempo.
en su lugar había una nuez más pequeña, La aguja fue presentada y pasó y repasó seis
y al quebrar esta se sorprendió de ver el veces. El rey y los dos príncipes mayores
corazón de una cereza. Todos se miraban, guardaron un silencio taciturno, aunque la
el rey reía por lo bajo y se burlaba de que su rara belleza de esta tela los forzaba a decir de
hijo fuese tan crédulo como para creer que vez en cuando que todo cuanto existía en el
traía una pieza de tela en una bellota: ¿pero universo no se comparaba con ella.
por qué no lo habría creído puesto que este El rey exhaló un profundo suspiro
hijo ya le había traído un perrito que cabía y volviéndose hacia sus hijos les dijo:
en una nuez? El príncipe quebró entonces “Nada puede consolarme tanto en
el corazón de la cereza, que tenía dentro mi vejez como reconocer la deferencia de
su almendra, y entonces se elevó un gran ustedes para conmigo, por lo que deseo
ruido en la habitación, no se oía otra cosa someterlos a todos a una nueva prueba.
más que: ‘el menor de los príncipes se dejó Haced un nuevo viaje de un año, y aquél que
engañar en la aventura’. Él no respondió a al final de ese año me traiga a la muchacha
las desagradables burlas de los cortesanos. más hermosa se casará con ella y será
Abrió la almendra y encontró un grano de coronado rey el día de su boda, puesto que
trigo y luego en el grano de trigo una semilla también es necesario que mi sucesor se case.
de mijo. ¡Ay! La verdad es que empezó a Juro y prometo que no voy a diferir más antes
desconfiar y masculló entre dientes: de otorgar la recompensa que prometí”.
“Gata Blanca, Gata Blanca, te has Tanta injusticia abrumó a nuestro
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burlado de mí”. príncipe. El perrito y la pieza de tela
En ese momento sintió en su mano ameritaban diez reinos en vez de uno. Pero
la garra de un gato que lo rasguñó con tenía tan buenos maneras que no quiso
tanta fuerza que le sacó sangre. No supo si contrariar la voluntad de su padre y sin
este rasguño era para darle ánimo o para esperar más volvió a montarse en su calesa.
regañarlo. Sin embargo abrió la semilla de Todo su séquito le siguió y así volvió adonde
mijo y el asombro de la corte no fue poco su querida Gata Blanca. Ella conocía el día y
cuando sacó de la semilla una pieza de tela la hora en que debía llegar: todo el camino
de cuatrocientos pies, tan extraordinaria que estaba cubierto de flores, mil ollas humeaban
en ella todos los pájaros, los animales y los por todos lados, y particularmente en el
peces aparecían pintados en medio de los castillo. La gata estaba sentada sobre un
árboles, los frutos y las plantas de la tierra, tapiz persa cubierto por un pabellón de tela
las rocas, las curiosidades y las conchas del dorada, en una galería desde la que podía
mar, el sol, la luna, las estrellas, los astros y verle venir. Fue recibido por las manos que
los planetas de los cielos. También estaban siempre le habían servido. Todos los gatos
los retratos de los reyes y otros soberanos montaron sobre los aleros para felicitarlo con
que reinaban por entonces en el mundo; los un maullido desesperado.
de sus esposas, sus amantes y sus hijos, “Y bien, hijo del rey, ¿vuelves de nuevo
y de todos sus súbditos, sin olvidar al más sin la corona?”
pequeño bribón. Cada cual se presentaba “Señora” replicó el príncipe, “tus
a su manera y vestía a la moda de su país. bondades me habían puesto en estado de
Cuando el rey vio esta pieza de tela se puso ganarla, pero estoy convencido de que al rey
Gata Blanca jugaba muy bien al ajedrez. su mano, y que era el único modo de impedir
El príncipe no podía evitar hacerle a veces que sus hermanos se quedaran con la
nuevas preguntas para saber por qué milagro corona. En una palabra, le insistió con tanto
hablaba la gatita. Le preguntaba si era un ardor que él sacó su espada, tembloroso,
hada, o si por una metamorfosis se había y con mano insegura le cortó la cabeza y
transformado en gata. Pero como ella nunca la cola a su querida amiga la gata. En ese
decía más que lo que quería decir, tampoco mismo instante vio la metamorfosis más
contestaba más que lo quería contestar, encantadora que pueda imaginarse.
y fueron tantas las medias palabras que El cuerpo de Gata Blanca creció convirtiéndose
no significaban nada, que el príncipe al mismo tiempo en mujer; es algo que no
comprendió que ella no quería compartir su podría describirse, fue la transformación más
secreto con él. exitosa. Sus ojos encantaban los corazones,
Nada se pasa tan rápido como los y su dulzura los retenía; su talle era
días que transcurren sin pena y sin dolor, majestuoso, su aire noble y modesto, su
y si la gata no hubiese tenido el cuidado espíritu encantador, sus modales agradables;
de recordar cuándo debía volver a la corte, en fin, estaba por encima de todo lo más
al príncipe de seguro se le habría olvidado amable que exista.
completamente. Ella le hizo saber la víspera El príncipe al verla se quedó tan
que de él dependería llevar a una de las más sorprendido, y su sorpresa fue tan agradable,
bellas princesas que había en el mundo, que que creyó ser víctima de un encantamiento.
la hora de destruir la obra fatal de las hadas No podía hablar, sus ojos no le bastaban
18 había llegado por fin, y que para ello era para mirarla, y su lengua muda no podía
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le causaría un dolor más grande deshacerse Las ratas habían reunido muchas necesario que él se decidiera a cortarle explicar su asombro. Pero fue aún mayor
de ella que el placer que a mí me traería cáscaras de huevo, y eran ellas sus navíos. la cabeza y la cola, echándolas enseguida cuando vio entrar a un gran número de
poseerla”. El combate se tornó cruel; las ratas se tiraban al fuego. damas y caballeros que con sus pieles de
“No importa” dijo ella, “no hay que al agua, y nadaban mucho mejor que los “¡Yo!” exclamó él. “¡Blanquita! ¡Mi gato sobre los hombros vinieron a postrarse
descuidar ningún detalle para merecerla, yo gatos, de suerte que fueron veinte veces amor! ¿Yo, dime, sería tan bárbaro como a los pies de la reina para manifestarle su
voy a servirte en esta oportunidad; y ya que es vencedoras y vencidos; pero Minagrobis, para matarte? ¡Ah! Quieres sin duda poner a dicha al volver a verla en su estado natural.
necesario que lleves a una muchacha hermosa almirante de la flota gatuna, en un último prueba mi corazón, pero ten la certeza que Ella los recibió con muestras de bondad que
a la corte de tu padre, voy a buscarte una que esfuerzo, redujo al ejército de los ratones. este no es capaz de faltar a la amistad y al demostraban muy bien el carácter de su
te hará ganar el premio; pero para divertirnos Se comió de varios bocados al general de reconocimiento que te debe”. corazón. Y después de haber estado con su
he ordenado un combate naval entre mis la flota de las ratas; este era una vieja rata “No, hijo del rey” continuó ella. círculo durante unos momentos, ordenó que
gatos y las terribles ratas de la comarca. A experimentada que le había dado tres veces “No temo ninguna ingratitud de parte tuya; la dejaran sola con el príncipe y le habló así:
mis gatos quizás les va a costar, porque le la vuelta al mundo en buenos navíos, en conozco tus méritos: no somos ni tú ni yo “No penséis, señor, que yo fui siempre
temen al agua, pero de otro modo tendrían los que no era ni capitán, ni marinero sino quienes decidiremos en este asunto nuestro gata ni que mi cuna fuese oscura entre
demasiada ventaja y es necesario, hasta únicamente mordisqueador de tocino. destino. Haz lo que te pido, volveremos a ser los hombres. Mi padre era rey de seis
donde se pueda, equilibrar todas las cosas”. Gata Blanca no permitió que se matara felices tanto tú como yo, y sabrás, fe de gata reinos. Amaba con ternura a mi madre, y
El príncipe admiró la prudencia de la a todas aquellas pobres desdichadas. Tenía noble y honrada, que de veras te amo”. le daba entera libertad para hacer todo lo
señora Gatita. Le expresó su admiración y muy buen sentido de la política, y pensaba Las lágrimas afloraron dos o tres veces que quisiera. Su inclinación dominante
salió con ella a una terraza que daba hacia que si ya no hubiera ni ratas ni ratones a los ojos del príncipe, de solo pensar que era la de viajar, de manera que estando
el mar. en la región, sus súbditos vivirían un ocio debía cortarle la cabeza a su gatita que era embarazada conmigo, decidió ir a conocer
Los navíos de los gatos consistían en que podría perjudicarlos. El príncipe pasó tan linda y graciosa. Dijo aún todo lo más cierta montaña de la que había oído decir
grandes pedazos de corcho sobre los cuales este año igual que los anteriores, es decir, tierno para que ella desistiera, pero la gatita cosas admirables. Mientras iba en camino le
viajaban muy cómodamente. cazando, pescando y jugando, porque respondía tercamente que quería morir por dijeron que había, cerca del lugar por el que
pasaba, un antiguo castillo de las hadas, el hubiesen dejado acercarse tanto a una
más hermoso que hubiere, al menos así se desconocida, cuando la viejita le dijo:
creía según una tradición que existía, pues “Nos parece que Su Majestad es muy
como nadie entraba nunca allí era imposible imprudente al querer con tanta obstinación
juzgar, pero que se sabía con toda seguridad comerse nuestras frutas, pero como de ello
que aquellas hadas tenían en su jardín las depende su preciosa vida, mis hermanas
mejores frutas, las más sabrosas y delicadas y yo consentimos en darle todas las que
que jamás se pudiesen degustar. pueda llevarse, y mientras esté aquí, con la
Inmediatamente la reina, mi madre, condición de que nos conceda un donativo”.
sintió un deseo tan violento de comerlas “¡Ah! Madrecita querida” exclamó
que volvió sus pasos hacia ese sitio. Llegó al la reina, “hablad, yo os doy mis reinos, mi
portón de este soberbio edificio que brillaba corazón, mi alma, con tal de tener esas
por todos los lados de oro y azur, pero tocó a frutas; no podría comprarlas demasiado
la puerta inútilmente, parecía que allí todos caras”.
estaban muertos. Como su deseo aumentaba “Nosotras queremos” dijo ella, “que
con las dificultades, mandó traer escaleras Tu Majestad nos ofrende la hija que llevas en
con el fin de poder pasar por encima de los tu seno. En cuanto nazca, iremos a pedirla;
muros del jardín, lo cual habría sido posible vivirá entre nosotras; no habrá virtud, belleza
si los muros no se hubieran elevado a ojos ni ciencia que no queramos otorgarle: en
vistas aunque nadie trabajaba en esa tarea. una palabra, ella será nuestra hija, nosotras
Amarraron escaleras unas a otras pero se la haremos feliz; pero ten en cuenta que Tu
20 quebraban con el peso de quienes trepaban Majestad no volverá a verla sino cuando se
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por ellas, hiriéndose o matándose. case. Si esta proposición es de tu agrado,
La reina se desesperaba. Veía unos voy a curarte enseguida, y a llevarte hasta
árboles grandes cargados de frutas que creía nuestras huertas; a pesar de la oscuridad,
deliciosas y quería comerlas o morir, de modo verás tan claro como sea necesario para que
que hizo montar carpas muy lujosas delante escojas lo que quieras. Si lo que te digo no
del castillo, y se quedó ahí seis semanas con te complace, buenas noches, señora, me voy
toda su corte. No comía ni dormía, suspiraba a dormir”.
sin cesar, no hablaba sino de las frutas del “Aunque la ley que me imponéis es
jardín inaccesible y al fin cayó gravemente muy dura” respondió la reina, “la acepto más
enferma, sin que nadie pudiese aportar bien que morir, pues es seguro que no tengo
ni el menor remedio para su mal pues las ni un día más de vida, así que perdería a mi
inexorables hadas no aparecieron ni siquiera hija perdiéndome a mí misma. Salvadme,
cuando se instaló cerca de su castillo. Todos hada sabia, y no me dejéis ni un momento
sus servidores estaban extraordinariamente sin gozar del privilegio que acabáis de
afligidos: no se oían sino quejas y suspiros concederme”.
mientras que la reina moribunda les pedía El hada la tocó con un palito de oro
frutas a quienes la atendían, pero deseaba diciendo:
únicamente las que le negaban. “Que Tu Majestad esté libre de todos
Una noche en que se había adormecido, los males que la retienen en este lecho”.
vio al despertar a una viejita fea y decrépita La reina sintió inmediatamente que
sentada en un sillón junto a la cabecera de su le quitaban un vestido muy pesado y muy
cama. Se sorprendía de que sus servidoras rígido que la agobiaba, y que había puntos
en los que se sentía mejor. Eran estos, “Me creerás con facilidad, señor,” impaciente por satisfacer su apetito, se no fueron sino bailes, mascaradas, carreras
al parecer, aquellos donde el mal era más añadió la Gata Blanca, “cuando te diga que abalanzó sobre las que tenía más cerca, de caballos premiadas con un anillo, y
grande. Mandó llamar a todas sus damas es este mismo en el que estamos. Otras y se las devoró más bien que comérselas. festines en los que las frutas de la reina eran
y les dijo con cara alegre que se sentía de dos hadas un poco menos viejas que la Después de satisfacerse un poco, les servidas como un regalo delicioso. El rey
maravilla, que iba a levantarse, y que al que condujo a mi madre la recibieron en pidió a las hadas que le permitiesen ir hasta prefería comer estas frutas antes que todo lo
fin aquellas puertas tan corroídas y tan la puerta, y le prodigaron un recibimiento los invernaderos, para tener el placer de pudiesen presentarle. Él no sabía nada del
trancadas del palacio encantado se le muy caluroso. Ella les pidió que la llevaran escoger con los ojos antes de cogerlas. trato que ella había hecho con las hadas, y
abrirían para que pudiese comer aquellas prontamente al jardín y a los invernaderos “Consentiremos gustosas” dijeron las con frecuencia le preguntaba a qué región
lindas frutas, y llevarse consigo las que donde pudiera encontrar las mejores frutas”. tres hadas, “pero acuérdate de la promesa había ido para traer cosas tan buenas. Ella le
quisiera. “Son todas igualmente buenas” le que nos hiciste; ya no te será posible respondía que estas cosas se encontraban
Todas y cada una de sus damas dijeron ellas, “y si no fuese porque tú quieres retractarte de ella”. sobre una montaña casi inaccesible, otras
creyeron que la reina deliraba, y que en tener el placer de cogerlas tú misma, solo “Estoy convencida” replicó ella, “de veces que venían de los valles, luego que
22 ese momento pensaba en aquellas frutas tendríamos que llamarlas para que vinieran que se está tan bien entre vosotras, y este de un jardín o de un gran bosque. El rey
23
que tanto había deseado, de manera que aquí”. palacio me parece tan bello, que si no amara se sorprendía de tantas contradicciones.
en vez de contestarle, se pusieron a llorar “Yo les suplico, señoras” dijo la reina, entrañablemente a mi esposo, me ofrecería Interrogó a quienes la habían acompañado
y mandaron despertar a todos los médicos “que me permitáis tener la satisfacción de ver para quedarme yo también; por lo que no pero ella les había prohibido tanto que le
para que vinieran a ver el estado en el que se algo tan extraordinario”. debéis temer que me retracte”. contaran a nadie su aventura, que ellos
encontraba la reina. Esta tardanza desesperó La más vieja se llevó los dedos a boca, Muy contentas, las hadas le abrieron no se atrevieron a hablar. Al fin la reina,
a la reina: pidió que le trajeran sus vestidos silbó tres veces, y luego gritó: todos sus jardines y todos sus invernaderos: inquieta por lo que les había prometido a
inmediatamente, pero se los negaron; se “Albaricoques, duraznos, duraznos tan deliciosas le parecían estas frutas que las hadas, viendo que se acercaba el tiempo
puso furiosa y empezó a ponerse muy roja. amarillos, naranjas, limones, grosellas, la reina permaneció allí tres días y tres de su parto, cayó en una melancolía terrible,
Decían que era el efecto de su fiebre; sin cerezas, ciruelas, peras, nectarinas, noches sin querer salir. Cogió frutas para suspiraba a cada momento, y desmejoraba
embargo cuando los médicos entraron, luego melones, uvas moscatel, manzanas, fresas, aprovisionarse, y como no se dañan nunca, a ojos vistas. El rey se inquietó, presionó a
de tomarle el pulso y de cumplir con sus frambuesas, atended mi llamado”. hizo cargar cuatro mil mulas que se llevó la reina para que le declarara la razón de su
acostumbradas ceremonias, no pudieron “Pero” dijo la reina, “todo aquello consigo. Las hadas añadieron a sus frutas tristeza; y después de mucho penar, ella le
negar que la reina se encontraba en perfecto que usted acaba de llamar se produce en canastos de oro, exquisitamente labrados, contó todo lo que había pasado entre ella
estado de salud. Sus damas vieron la falta diferentes estaciones”. para que en ellos metieran las frutas, y y las hadas, y cómo les había prometido
que su celo les había hecho cometer; “Eso no es así en nuestras huertas” muchas cosas raras de un precio altísimo. Le entregarles la hija que iba a tener.
intentaron repararla y la vistieron con dijeron ellas. “Nosotras tenemos todas prometieron que me criarían como se cría a “¡Cómo!” exclamó el rey. “No tenemos
prontitud. Cada una le pidió perdón, todo se las frutas que existen en la tierra, siempre todas las princesas, que me harían perfecta, hijos, tú sabes cuánto los deseo, ¿y por
calmó, y ella se apresuró a seguir detrás del maduras, siempre buenas, y que no se dañan que escogerían para mí un esposo y que le comerte dos o tres manzanas fuiste capaz
hada vieja que seguía esperándola. nunca”. avisarían a ella de la boda, a la que deseaban de prometer que entregarías a tu hija? Eso
La reina entró en el palacio al que nada En ese mismo momento llegaron que asistiera. significa que no sientes ningún amor por mí”.
podría añadirse para que fuese el sitio más rodando, rampantes, todas mezcladas, sin El rey se regocijó por el retorno de la Entonces le lanzó mil reproches, por
hermoso del mundo. dañarse ni ensuciarse, de modo que la reina, reina; toda la corte le manifestó su dicha; los que mi madre creyó que moriría de dolor;
pero no contento con eso la hizo encerrar las desgracias a sus súbditos, que estaban
en una torre, y puso guardias por todas agobiados. Ellos le aconsejaron que mandara
partes para impedir que ella se comunicara buscar por todo el mundo a los mejores
con nadie en el mundo, y cambió a todos médicos y los más excelentes remedios, y
los caballeros que le servían sin olvidar que además debía prometer a los criminales
a aquellos que habían ido con la reina al condenados a muerte que les perdonaría
castillo de las hadas. la vida si aceptaban combatir al dragón.
La mala relación entre el rey y la reina El rey, muy satisfecho con estos consejos,
sumió a la corte en una consternación los puso en práctica pero no recibió ningún
infinita. Cada uno de los cortesanos cambió consuelo porque la mortandad continuó, y
sus vestidos lujosos por otros conformes nadie luchaba contra el dragón sin que este
a la tristeza generalizada. El rey por su lo devorase; de manera que recurrió a un
parte parecía inexorable; ya no veía a su hada que lo protegía desde su más tierna
esposa, y en cuanto yo nací me hizo llevar infancia. El hada estaba muy vieja, ya casi ni
a su palacio para que me alimentaran se levantaba. El rey fue a buscarla y ella le
allá, mientras ella seguía prisionera y muy reprochó mil veces por permitir que el destino
triste. Las hadas no ignoraban nada de lo persiguiera sin piedad.
lo que acontecía, y se irritaron con estas “¿Qué quiere usted que yo haga?” le
medidas, querían tenerme, consideraban dijo. “Ha irritado a mis hermanas; ellas tienen
que yo les pertenecía y que retenerme era tanto poder como yo, y rara vez nos ponemos
robarles. En lugar de buscar una venganza en contra unas de otras. Piense más bien en
24 proporcional a su enojo, le enviaron al rey apaciguarlas entregando a su hija pues esta
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una embajada numerosa para advertirle pequeña princesa les pertenece. Mantiene a
que debía poner en libertad a la reina y la reina en una estrecha prisión; ¿qué le ha
devolverle sus privilegios, y entregarme a hecho a usted esa mujer tan amorosa para
sus embajadores para que me cuidaran y que la trate tan mal? Decídase a cumplir la
me criaran a su lado. Los embajadores eran palabra que ella empeñó, le aseguro que se
tan pequeños y contrahechos, porque eran verá cubierto de bienes”.
horribles enanos, que no tuvieron el don de El rey, mi padre, me amaba con ternura,
persuadir al rey de lo que deseaban. El rey se pero como no veía otra manera de salvar sus
negó rotundamente, y si no fuera porque los reinos, y deshacerse del fatal dragón, le dijo
enanos partieron inmediatamente, quizás les a su amiga que estaba dispuesto a creerle,
habría ocurrido algo peor. que consentía en darme a las hadas, puesto
Cuando las hadas se enteraron del que ella le aseguraba que me amarían y me
modo de proceder de mi padre se indignaron tratarían como corresponde a las princesas
enormemente, y después de enviar a sus seis de mi rango; que además traería de vuelta a
reinos todos los males que pudieran hacerles la reina, y que el hada solo tenía que decirle
daño, soltaron a un dragón espantoso que iba a quién me debía entregar para que me
regando veneno por todos los sitios por donde llevara al castillo encantado.
pasaba, que comía hombres y niños, y que “Es preciso” le dijo el hada, “llevarla en
secaba los árboles y las plantas con su aliento. su cuna a lo alto de la montaña de las flores;
El rey se encontraba en una desolación usted puede, si lo desea, permanecer en las
extrema: consultó a todos los sabios de su cercanías para ser espectador de la fiesta que
reino acerca de qué debía hacer para evitar tendrá lugar allí”.
El rey le dijo que antes de ocho días iría perlas grandes, veinticuatro princesas de
con la reina, y que ella por su parte le avisara sangre azul me portaban sobre un palanquín
a sus hermanas las hadas, para que hiciesen muy liviano. Sus vestidos eran magníficos,
al respecto lo que creyeran conveniente. pero no se les permitió llevar otro color que
En cuanto volvió al palacio mandó no fuese el blanco, en consideración a mi
buscar a la reina con una ternura y una inocencia. Toda la corte me acompañó, cada
pompa tan grandes como habían sido su cual según su rango.
cólera y violencia al encarcelarla. La reina Durante el ascenso a la montaña se
estaba tan abatida y tan cambiada que escuchó una sinfonía melodiosa en las
al rey le hubiese costado reconocerla, si cercanías; al fin aparecieron las hadas,
no fuera porque su corazón le aseguraba treinta y seis por todas, pues ellas les
que esta era la misma persona que había habían rogado a sus amigas que las
amado tanto. Le pidió, con lágrimas en los acompañaran. Cada una estaba sentada
ojos, que olvidara los disgustos que él le en una concha de perla, más grande que la
había causado, asegurándole que serían los concha en la que aparecía Venus cuando
últimos que sufriría de parte suya. La reina emergió del mar; caballos marinos que no
le contestó que había sido ella misma quien podían andar por tierra arrastraban de ellas,
se los había causado por la imprudencia que más presumidas que las primeras reinas
cometió al prometerle su hija a las hadas, y del universo aunque eran extremadamente
que si algo podía excusarla era el hecho de viejas y feas. Traían un ramo de laurel como
que se hallaba en embarazo. Finalmente, el muestra de que la sumisión del rey les
26 rey le declaró que quería volver a ponerme agradaba, y cuando estuve con ellas, aquello aire, expuesta sobre aquel furioso dragón, del calor en la canícula más ardiente. Fue en
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en manos de las hadas. La reina a su turno fueron unas atenciones tan extraordinarias no pudo contenerse y se puso a gritar a más este sitio donde las hadas me criaron con
combatió ese designio. Parecía que en esto que parecía que ya no quisiesen vivir sino no poder. El rey la consoló asegurándole que cuidados aún mayores que los prometidos
se mezclaba una fatalidad, y que yo iba a para hacerme feliz. su amiga le había dicho que no me ocurriría a la reina. Mis vestidos estaban a la última
ser siempre motivo de discordia entre mis El dragón que les había servido ningún accidente, y que iban a ocuparse de moda, y eran tan magníficos que si alguien
padres. Después de mucho gemir y llorar, sin para vengarse de mi padre venía detrás, mí con el mismo cuidado que si estuviese me hubiese visto, habría pensado que era
obtener lo que anhelaba (porque el rey veía sujetado con cadenas de diamantes: en en su propio palacio. La reina se apaciguó, el día de mi boda. Ellas me enseñaban todo
demasiado bien las funestas consecuencias, cuanto me tuvieron entre sus brazos, las aunque le dolía mucho perderme por tanto lo que convenía a mi edad y a mi cuna; yo
y nuestros súbditos seguían muriendo, hadas me hicieron mil muestras de cariño, tiempo, y haber sido la culpable de ello, pues no les daba brega pues no había casi nada
como si fuesen los culpables de las faltas de me dotaron de muchos dones, y luego si no se hubiese querido comer las frutas del que no comprendiese con extrema facilidad,
nuestra familia), la reina consintió a todo lo comenzaron su danza de las hadas. Es un jardín, yo habría permanecido en el reino de mi dulzura les agradaba mucho, y como
que él exigía, y se hicieron los preparativos baile muy alegre; casi no puede creerse la mi padre, y no habría sufrido los disgustos yo no había visto nunca a nadie más que a
para la ceremonia. forma en que estas viejas damas saltaban que debo aún contarte. ellas, me habría quedado tranquila en esta
Me pusieron en una cuna de concha y brincaban; después, el dragón que se Te diré, pues, hijo del rey, que mis situación por el resto de mi vida.
nácar, adornada con toda la elegancia que había comido a tantas personas se acercó guardianas habían construido expresamente Las hadas venían constantemente a
el arte pueda imaginar. Alrededor de ella arrastrándose. Las tres hadas a las que mi una torre en la que había muchas bellas verme, montadas en el furioso dragón que ya
colgaban guirnaldas y festones, y las flores madre me había prometido se sentaron habitaciones para todas las estaciones del he mencionado; nunca me hablaban ni del
eran de pedrería, de manera que sus diversos encima de él, pusieron mi cuna en medio año, muebles magníficos, libros agradables, rey ni de la reina; me decían que yo era hija
colores captaban la luz del sol reflejando de ellas, y, al golpear al dragón con un pero que no tenía puerta ninguna, y había de ellas, y yo creía serlo. Nadie en el mundo
unos rayos tan brillantes que era imposible bastón, este desplegó inmediatamente sus que entrar siempre por las ventanas que eran estaba conmigo en la torre fuera de un loro
mirarlos. La magnificencia de mi atuendo alas escamosas, más finas que la seda, prodigiosamente altas. Había en la torre un y un perrito, que ellas me habían regalado
sobrepasaba quizás la de mi cuna. Todos y mezcladas de mil colores raros; y así se hermoso jardín provisto de flores, de fuentes para que me divirtieran pues ambos estaban
los puntos de mi saco estaban hechos de fueron al castillo. Mi madre al verme en el y de eras de plantas verdes, que protegían dotados de razón, y hablaban con perfección.
Uno de los lados de la torre daba sobre una especie de trompeta que acercaba su
un camino profundo, y además muchos voz, y por este recurso pudo decirme que
árboles y plantas trepadoras lo cubrían, de habiendo sido hasta ahora insensible a
suerte que yo no había visto a nadie desde las mujeres más bellas que había visto,
que me encerraran. Pero un día que estaba mi hermosura le impresionó tanto que no
asomada a la ventana, conversando con mi sabía cómo podría vivir sin verme todos los
loro y mi perro, escuché un ruido. Miré para días de su vida. Me puse muy contenta con
todos los lados, y vi a un joven caballero este cumplido, y me inquieté porque no
que se había detenido para escuchar me atreví a contestarle; hubiera tenido que
nuestra conversación; yo nunca había visto gritar con todas mis fuerzas, y ponerme en
un caballero más que en pinturas. No me riesgo de que me oyeran las hadas antes
disgustó el hecho de que un encuentro que él. Le tiré algunas flores que tenía y
inesperado me permitiese hacerlo; así que él las recibió como un insigne favor, de
sin sospechar que pudiese haber un peligro modo que las besó varias veces y me dio
unido a la satisfacción de ver un objeto las gracias. Enseguida me preguntó si me
amable, me adelanté para mirarlo y mientras parecía bien que viniera todos los días
más lo miraba, más me complacía. Me hizo a la misma hora al pie de mis ventanas
una profunda reverencia, clavó sus ojos en y que si así era le arrojase alguna cosa.
mí, y me pareció que intentaba encontrar la Tenía yo un anillo de turquesa que me
manera de comunicarse conmigo; porque quité bruscamente del dedo y se lo tiré
mi ventana era muy alta, temía que alguien precipitadamente, haciéndole señas de que
28 le escuchara, y sabía muy bien que yo me se alejara rápidamente; es que escuché que
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hallaba en el castillo de las hadas. el hada Violenta se aproximaba montada en
La noche cayó casi de repente, o, para su dragón para traerme el desayuno.
hablar con mayor precisión, llegó sin que Lo primero que dijo al entrar en mi
nos diéramos cuenta, el caballero tocó su cuarto fueron estas palabras:
cuerno dos o tres veces, me regaló algunas “Siento la voz de un hombre aquí,
fanfarrias, y partió sin que yo pudiera saber ¡busca, dragón!”.
siquiera de qué lado se había ido porque ¡Ay! ¿Qué fue aquello que sentí? Estaba
no se veía nada. Ya no sentí el mismo placer transida de miedo de que el dragón pasara
de siempre al conversar con mi loro y mi por la otra ventana, y de que persiguiese al
perro. Me decían las cosas más bonitas del caballero, que ya no me era indiferente.
mundo, porque los animales de las hadas “En verdad” dije, “madrecita querida
se van llenando de ingenio, pero yo estaba (porque a la vieja hada le gustaba que la
ausente, y no dominaba el arte del disimulo. nombrase así), bromea usted al decir que
Perroquet lo notó; pero era muy fino, siente la voz de un hombre: ¿será que la voz
y no demostró nada de lo que pasaba tiene olor? Y si así fuese, ¿qué mortal sería
por su mente. tan temerario como para arriesgarse a subir
Me levanté con el alba. Corrí a mi a esta torre?”.
ventana; tuve la agradable sorpresa de “Dices la verdad, hija mía” respondió
percibir al joven caballero al pie de la torre. ella. “Me alegro de verte razonar tan bien, y
Vestía con magnificencia; yo pensé que concedo que es el odio que les tengo a todos
esto se debía un poco a mí, y no estaba los hombres el que a veces me convence de
equivocada. El caballero me habló con que están cerca de mí”.
Yo esperaba el retorno de mi pequeño comprendía que se lo había regalado a
mensajero verde con una impaciencia que Perroquet solo para que yo pudiese conocerlo,
nunca antes había sentido. El loro me dijo y cuando lo comparé con Bonito, ya no esperé
que aquel a quien yo le había enviado era un nada más de la vida, y resolví morir antes que
gran rey, que lo había recibido de la mejor casarme con él.
manera del mundo, y que podía estar segura No pude dormir en toda la noche.
de que ya no deseaba vivir sino para mí; Perroquet y Toutou conversaron conmigo; me
que aunque corriese mucho peligro si venía adormecí al amanecer; y como mi perro tenía
al pie de mi torre, estaba resuelto a todo muy buen olfato, sintió que el rey estaba al pie
antes que renunciar a verme. Estas noticias de la torre. Despertó a Perroquet y le dijo:
me impresionaron mucho, me puse a llorar. “Apuesto a que el rey está ahí abajo”.
Perroquet y Toutou me consolaron lo más “Cállate, charlatán” le contestó
que pudieron pues me amaban con ternura. Perroquet. “Como casi siempre tienes los ojos
Entonces Perroquet me presentó el anillo abiertos y el oído alerta, te molesta el reposo
del príncipe y me mostró el retrato. Confieso de los demás”.
que nunca me he sentido tan contenta como “Pero apostemos” insistió el buen
cuando pude mirar de cerca a aquel a quien Toutou. “Yo sé que está ahí abajo”.
no había visto más que de lejos. Me pareció Perroquet replicó:
aún más hermoso de lo que creía; me vinieron “Y yo sé perfectamente que no lo está;
a la mente cien pensamientos, los unos ¿no le prohibí venir de parte de nuestra
placenteros y los otros tristes, y por ello adquirí dueña?”
30 El hada me dio mi desayuno y mi huso. Perroquet cumplió su encargo como un aire de extraordinaria inquietud. Las hadas “¡Ah! ¡Pero cómo me fatigas con tus
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“Cuando termines de comer, ponte a loro inteligente que era. Todos se asombraron que venían a verme se dieron cuenta de ello. argumentos!” exclamó mi perro. “Un hombre
hilar, porque ayer no hiciste nada” me dijo, cuando lo vieron venir volando a montarse en Se dijeron las unas a las otras que yo me apasionado no consulta más que su corazón”.
“y mis hermanas se van a enojar”. el hombro del príncipe y hablarle muy bajo aburría, y que había que pensar en buscarme Y se puso a tirar tan fuerte de sus alas
En efecto, me había ocupado tanto al oído. El príncipe se alegró y se entristeció un esposo de la raza de las hadas. Hablaron que Perroquet se enojó. Me despertaron los
del desconocido que no había podido hilar. con esta embajada. El cuidado que yo me de algunos, y se detuvieron en el pequeño rey gritos del uno y el otro; me dijeron cuál era el
En cuanto el hada se fue, dejé caer tomaba le daba ánimo a su corazón, pero Bonito, cuyo reino estaba situado a quinientas motivo de su disputa, corrí, o mejor volé a mi
el huso con un airecillo rebelde, y subí a las dificultades que se presentaban para mil leguas de su palacio; pero ello no era ventana; vi al rey que me tendía los brazos
la terraza para mirar el campo a lo lejos. hablarme lo agobiaban, aunque no podían obstáculo. Perroquet escuchó esta reunión de y me decía con su trompeta que ya no podía
Tenía unos binóculos excelentes; nada me desviarlo del designio que había formado las hadas y vino a enterarme de ella, diciendo: vivir sin mí. Me apremió para que encontrara el
tapaba la vista, miré para todos lados hasta de complacerme. Le hizo mil preguntas a “¡Ah! ¡Cómo lo sentiré por ti, querida modo de salir de mi torre, o de que él pudiese
que descubrí a mi caballero sobre lo alto de Perroquet, y Perroquet por su parte le hizo dueña, si te conviertes en la reina Bonita! entrar; que juraba delante de todos los dioses
una montaña. Se reposaba bajo un lujoso cien, pues era curioso por naturaleza. El rey Él es un macaco feísimo; me duele decírtelo y de todos los elementos, que se casaría
pabellón de tela dorada, y lo rodeaba una le encargó que me trajera un anillo, para pero la verdad es que el rey que te ama no conmigo inmediatamente, y que yo sería una
gran corte. No dudé que debía tratarse del remplazar mi turquesa; también era una quisiera tenerlo ni siquiera de sirviente”. de las más grandes reinas del universo.
hijo de algún rey vecino de las hadas. Como turquesa, pero mucho más bella que la mía: “¿Tú lo has visto, Perroquet?” Le ordené a Perroquet que fuera a decirle
temía que si él regresaba a la torre el terrible estaba tallada en forma de corazón y rodeada “Ya lo creo” continuó diciendo el loro. que lo que quería me parecía casi imposible;
dragón lo descubriría, fui a buscar a mi loro y de diamantes. “A mí me criaron sobre la misma rama que a él”. que sin embargo, puesto que él me daba su
le dije que volara hasta esa montaña, que allí “Conviene” añadió, “que te trate como “¡Cómo! ¿Sobre una rama?” le pregunté. palabra y por los juramentos que había hecho,
encontraría al que me había hablado, y que le embajador: te entrego mi retrato, no lo “Sí” dijo él, “es que tiene patas de iba a intentar lograr lo que deseaba; que le
rogara de parte mía que no volviera, porque muestres más que a tu encantadora dueña”. águila”. rogaba que no viniera todos los días, que al fin
yo temía la vigilancia de mis guardianas, y Sujetó su retrato debajo del ala del loro Semejante relato me afligió muchísimo; podrían darse cuenta, y que con las hadas no
que le jugaran una mala pasada. y le puso el anillo en el pico. miraba el encantador retrato del joven rey, habría nada que hacer.
Él se retiró dichoso con la esperanza “Pero hija mía, tu costura se parece
que le di; y yo me confundí terriblemente a la de Penélope, porque no avanza y tú
cuando reflexioné sobre lo que acababa constantemente me pides con que trabajar”.
de prometer. ¿Cómo salir de esta torre que “¡Ay! Madrecita mía” decía yo. “Habla
no tenía puertas? ¿Y sin tener más ayuda usted muy fácilmente. ¿No ve que no lo hago
que la de Perroquet y Toutou? ¡Ser tan joven, bien, y que quemo todo lo que hago? ¿Teme
tan falta de experiencia, tan temerosa! Tomé que la arruine pidiéndole cuerda?”
entonces la resolución de no intentar algo Mi aire de simplicidad le encantó,
que no podría lograr jamás, y se lo mandé aunque estaba de un humor muy desagradable
decir al rey por medio de Perroquet. El rey y muy cruel.
quiso matarse ante los ojos del loro; pero Mandé decir al rey por medio de
al fin le encargó que me persuadiera, que Perroquet, que viniera al anochecer hasta
fuera a verlo morir o que le diera algún el pie de las ventanas de la torre, que allí
consuelo. encontraría una escalera, y que el resto lo
“Señor” exclamó el embajador sabría cuando llegara. En efecto la sujeté
emplumado, “mi dueña está suficientemente muy bien, resuelta a escaparme con él;
persuadida, solo le falta el poder para venir”. pero en cuanto la vio, el rey, sin esperar
Cuando el loro me contó todo lo que a que yo bajara, subió con presteza y cayó
había pasado, me afligí aún más. El hada dentro de mi habitación cuando yo me
Violenta vino, me encontró con los ojos preparaba para huir.
hinchados y enrojecidos; dijo que yo había Al verlo sentí tanta dicha que olvidé el
32 estado llorando, y que si no le confesaba peligro en que nos encontrábamos. Él renovó
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porqué, me quemaría; porque todas sus todos sus votos, y me apremió para que lo
amenazas eran terribles. Le respondí tomara como esposo. Toutou y Perroquet
temblando, que estaba cansada de hilar, y fueron los testigos de nuestro matrimonio;
que quería hacer unas pequeñas redes para jamás se han celebrado unas bodas entre
atrapar los pajarillos que venían a picotear dos personas más elevadas, con menos ruido
las frutas de mi jardín. y menor pompa, y jamás dos corazones
“Lo que deseas, hija mía” dijo ella, “no sintieron más gozo que los nuestros.
va a costarte más lágrimas, yo te traeré todas El alba aún no llegaba cuando el rey me
las cuerdas que quieras”. dejó; le conté el espantoso designio de las
En efecto, esa misma tarde las tuve; hadas de casarme con el pequeño Bonito;
pero ella me advirtió que pensara menos le describí su figura, de la cual se horrorizó
en trabajar que en ponerme bella porque tanto como yo. En cuanto partió las horas me
el rey Bonito iba a venir muy pronto. Temblé parecieron tan largas como los años: corrí a
ante esta noticia tan desagradable, y no la ventana, lo seguí con los ojos a pesar de
contesté nada. la oscuridad. ¡Entonces me quedé
Apenas ella se fue, empecé dos o tres sorprendida al ver por los aires un carro de
trozos de red; pero a lo que me aplicaba era fuego arrastrado por salamandras aladas que
a hacer una escalera de cuerda, que estaba se acercaban tan veloces que los ojos apenas
quedando muy bien aunque nunca antes podían seguirlas! El carro iba acompañado de
hubiese hecho una. Es verdad que el hada no muchos guardias montados sobre avestruces.
me traía toda la cuerda que necesitaba, y me No tuve suficiente tiempo para apreciar bien
decía sin cesar: al macaco que atravesaba así el aire; pero
todo me hizo creer que se trataba de un hado dos bastones de diamantes. Su manto real
o de un hechicero. no medía más de dos pies, y arrastraba más
Poco después el hada Violenta entró en de un tercio. Su cabeza era enorme como
mi habitación: una joroba, y su nariz tan grande que llevaba
“Te traigo buenas noticias” me dijo. encima una docena de pájaros, cuyo canto
“Tu novio llegó hace un rato, prepárate para le complacía muchísimo; su barba era tan
recibirlo: aquí tienes vestidos y joyas”. poblada que una docena de pericos de las
“¡Eh! ¿Quién le ha dicho a usted que Canarias hacían nidos en ella, y sus orejas
quiero casarme?” le dije. “No tengo ninguna sobrepasaban su cabeza por más de un codo,
intención de hacerlo, despedid al rey Bonito, aunque esto no se notaba mucho a causa
no voy a ponerme ni un alfiler más; ya sea que de una alta y puntiaguda corona que llevaba
le parezca hermosa o fea, yo no soy para él”. para parecer más alto. La llama de su carro
“¡Sí, claro! ¡Sí claro!” continuó el hada. secó las frutas, marchitó las flores y acalló las
“Vean a la pequeña rebelde, ¡Qué cabecita fuentes de mi jardín. Vino hacia mí con los
loca! No escucho sandeces, y te voy a…” brazos abiertos para abrazarme, me quedé
“¿Qué me hará usted?” le repliqué muy erguida y fue necesario que su primer
ruborizándome por los insultos que me escudero lo alzara; pero cuando se me acercó
lanzaba. “¿Puede uno estar en peores corrí a refugiarme en mi cuarto cerrando la
condiciones que yo, en una torre con un perro puerta y las ventanas de la habitación, de
y un loro viendo varias veces al día la figura modo que Bonito se fue a buscar a las hadas
horrible de un dragón inmundo?” muy indignado conmigo.
34 “¡Ah! Pequeña ingrata” dijo el hada. Ellas le pidieron mil perdones por mi
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“¿Merecías que te prodigáramos tantos brusquedad, y para apaciguarlo, pues estaba en su palacio, vimos repentinamente cómo Me tocaron, y enseguida me vi
cuidados? Demasiado les dije a mis furioso, resolvieron meterlo en mi dormitorio se abrían las ventanas de mi habitación. convertida en una gata blanca. Las hadas
hermanas que obtendríamos por ello muy cuando yo estuviese dormida, y atarme de Entraron las hadas montadas en su terrible me condujeron a este soberbio palacio que
pobre recompensa”. pies y manos para meterme con él en su carro dragón, Bonito venía detrás en su carro de pertenecía a mi padre; metamorfosearon
Fue a buscarlas, les contó nuestro y que me llevara consigo. Cuando el asunto fuego y todos sus guardias en sus avestruces. a todos los caballeros y a todas las damas
altercado; estas hadas se quedaron tan quedó acordado, me regañaron suavemente El rey no se asustó: empuñó su espada, del reino convirtiéndolos en gatos y gatas;
sorprendidas como la primera. y me dijeron que debía corregirme. Perroquet y solo pensó en evitarme la más horrible dejaron a algunos, de quienes únicamente
Perroquet y Toutou me hicieron y Toutou se sorprendieron de tanta dulzura. aventura que se haya vivido jamás, pues se veían las manos, y me redujeron al
grandes advertencias, que si yo seguía tan “Debo decirte, dueña mía, que el debo deciros que estas bárbaras criaturas deplorable estado en el que me encontraste.
obstinada, sospechaban que me ocurrirían corazón me hace presagiar algo malo: las empujaron al dragón para que se abalanzara Me contaron la historia de mi nacimiento,
terribles desventuras. Yo estaba tan orgullosa señoras hadas son personas extrañas, sobre el rey, y ahí delante de mis ojos el la muerte de mi padre y la de mi madre, y
de poseer el corazón de un gran rey, que especialmente Violenta” dijo mi perro. dragón se lo devoró. me dijeron que no me liberaría de mi figura
despreciaba a las hadas y a mis pobrecitos Yo me burlé de estas alarmas, y esperé Desesperada por su desdicha y por la gatuna sino cuando llegara un príncipe que
camaradas. No me puse los vestidos, y me a mi querido esposo con mucha impaciencia; mía, me arrojé en las fauces de ese horrible sería en todo parecido al esposo que me
peiné lo peor que pude para que Bonito él tenía tantos deseos de estar a mi lado que monstruo, queriendo que me tragara como habían robado. Eres tú, señor mío, quien
me encontrara desagradable. Nuestra de seguro no tardaría; eché la escalera de acababa de hacerlo con lo que yo más amaba se parece a él, tienes los mismos rasgos,
entrevista tuvo lugar en la terraza. Él llegó en cuerdas, bien resuelta a irme con él; cuando en el mundo. El dragón también lo quería, el mismo aire, hasta el mismo tono de voz;
su carro de fuego. Nunca se ha visto entre llegó trepó por la escalera con presteza y me pero las hadas, más crueles que él, no lo esto me impactó desde el primer momento
los macacos a uno tan pequeño. Caminaba dijo cosas tan tiernas que no me atrevo aún permitieron. en que te vi. Ya estaba informada de todo
sobre sus patas de águila y al mismo tiempo a recordarlas. “Es preciso” dijeron, “reservarla para lo que debía pasar, y también sé todo lo
sobre las rodillas, porque no tenía huesos Mientras hablábamos juntos con la penas más largas, pues una muerte rápida es que va a pasar: mis penas están a punto
en las piernas, de modo que se apoyaba en misma tranquilidad que si estuviésemos muy suave para esta indigna criatura”. de terminar”.
“Y las mías, hermosa reina” dijo el entonces todos tomaron el camino de
príncipe cayendo a sus pies, “¿serán de larga la ciudad.
duración?”. Los príncipes mayores montaron en
“Te amo desde ya más que a mi vida” sus calesas adornadas con oro y azur, sus
dijo la reina. “Debemos partir para ir donde caballos llevaban en la cabeza plumas y
tu padre, veremos qué siente por mí, y si prendedores; nada más brillante que esta
consiente a lo que tú deseas”. cabalgata. Nuestro joven príncipe iba detrás
Salieron, el príncipe le dio la mano, de ellos, y le seguía la caja de cristal que
ella se montó en una carroza con él. Era todo el mundo miraba con admiración.
mucho más lujosa que las que el príncipe Los cortesanos se apresuraron a
había tenido con anterioridad. El resto del ir a contarle al rey que llegaban los tres
aparejo le correspondía tan bien que todas príncipes.
las herraduras de los caballos eran de “¿Traen consigo bellas damas?”
esmeralda, y los clavos de diamante. Esto “Es imposible saber cuál es más bella”.
quizás no se haya visto más que en esa El rey pareció inquietarse al escuchar
oportunidad. No diré nada de la agradable esta respuesta. Los dos príncipes se
conversación que sostuvieron la reina y el apresuraron a subir con sus maravillosas
príncipe, pues si bien ella poseía una belleza princesas. El rey los recibió muy bien, y no
única, no lo era menos su inteligencia, y el sabía a quién darle el premio; miró a su hijo
joven príncipe era igualmente perfecto, así menor y le preguntó:
que pensaban en cosas placenteras. “Entonces, ¿esta vez vienes solo?”
36 Cuando estuvieron cerca del castillo, “Su Majestad verá en esta caja a una
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donde ya debían encontrarse los dos gatita blanca” replicó el príncipe, “que
hermanos mayores del príncipe, la reina se maúlla con tanta dulzura, y que acaricia tan
metió dentro de una caja de cristal cuyos bien con su pata de terciopelo, que de seguro
lados estaban incrustados con oro y rubí. le agradará a usted”.
Tenía cortinas a todo el rededor para que El rey sonrió y él mismo fue a abrir la
nadie pudiese verla, y esta caja la portaban caja, pero en cuanto se aproximó, la reina
jóvenes bien parecidos y soberbiamente oprimió un resorte: todas las piezas se
vestidos. El príncipe permaneció en la soltaron y ella apareció como el sol cuando
carroza; desde allí vio a sus hermanos ha pasado un rato escondido detrás de
que se paseaban con unas princesas muy una nube. Sus cabellos rubios estaban
lindas. Ellos, en cuanto lo reconocieron, se esparcidos sobre sus hombros y caían en
acercaron para recibirlo, y le preguntaron si gruesos bucles hasta sus pies; su cabeza
traía una novia: él les dijo que había tenido estaba cubierta de flores, su vestido era de
tan mala suerte en su viaje que no había una ligera gasa blanca, doblada de seda
conocido más que a unas muy feas, y que lo color de rosa. Se puso de pie y le hizo una
más extraordinario que traía era una gatita profunda reverencia al rey, quien no pudo
blanca. Ellos se rieron de su simplicidad. evitar, tanta era su admiración, exclamar:
“Una gata” le dijeron. “¿Tienes miedo “He aquí a la incomparable; es ella
de que los ratones se coman nuestro quien merece mi corona”.
magnífico palacio?” “Señor” le respondió ella, “no he
El príncipe replicó que en efecto no venido para arrebatarle un trono que usted
convenía presentarle a su padre ese regalo; gobierna con tanta dignidad. Nací con seis
reinos: permitidme que os ofrezca uno, y que
haga lo mismo con cada uno de sus hijos.
No le pido como recompensa más que su
amistad, y a este hermoso príncipe como
esposo. A nosotros nos bastará con los otros
tres reinos”.
El rey y toda la corte lanzaron gritos de
júbilo y admiración. El matrimonio se celebró
inmediatamente, así como los de los dos
príncipes, de suerte que toda la corte pasó
varios meses en divertimentos y placeres.
Cada cual partió entonces para ir a gobernar
sus Estados.
Y así fue como la bella Gata Blanca
se inmortalizó, tanto por su bondad y
generosidad, como por sus grandes méritos
y su hermosura.

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Títulos de la serie
LEER ES MI CUENTO

Leer es mi cuento 1 Leer es mi cuento 10 Leer es mi cuento 22


De viva voz El Rey de los topos y su hija La bella y la bestia
Relatos y poemas Cuento de Alejandro Dumas. Jeanne Marie Leprince de Beaumont
para leer juntos Leer es mi cuento 11 Leer es mi cuento 23
Selección de relatos y poemas de
Los pigmeos Por qué el elefante
antaño de los Hermanos Grimm,
Cuento de Nathaniel Hawthorne. tiene la trompa así
Charles Perrault, Félix María de
Rudyard Kipling.
Samaniego, Rafael Pombo, José Leer es mi cuento 12
Manuel Marroquín, Federico García El pequeño escribiente Leer es mi cuento 24
Lorca, Rubén Darío, Víctor Eduardo florentino Canciones, rondas, nanas,
Caro. Cuentos de Edmundo de Amicis. retahílas y adivinanzas
Leer es mi cuento 2 Leer es mi cuento 13 Leer es mi cuento 25
Con Pombo y platillos Don Quijote de la Mancha Aventuras de Ulises
Cuentos pintados de Rafael Pombo. Capítulos I y VIII. Miguel de Homero. Versión de Charles Lamb.
Cervantes.
Leer es mi cuento 3 Leer es mi cuento 26
Puro cuento Leer es mi cuento 14 Don Juan Bolondrón
Selección de cuentos tradicionales Romeo y Julieta Folclor español.
de Hans Christian Andersen, William Shakespeare Fernán Caballero.
Alexander Pushkin, Joseph Jacobs, (versión de Charles y Mary Lamb).
Leer es mi cuento 27
Oscar Wilde, los Hermanos Grimm. Leer es mi cuento 15 Memorias de
Leer es mi cuento 4 El patito feo un abanderado
Barbas, pelos y cenizas Cuento de Hans Christian Andersen. José María Espinosa.
Selección de cuentos de Charles Leer es mi cuento 16 Leer es mi cuento 28
Perrault y los Hermanos Grimm. Meñique Espadas son triunfos
Leer es mi cuento 5 Cuento de José Martí Manuel Uribe Ángel.
Canta palabras Leer es mi cuento 17 Leer es mi cuento 29
Selección de canciones, rondas, Cuentos de Cantos populares
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de antaño. Selección de cuentos Candelario Obeso.
Leer es mi cuento 6 de Las mil y una noches.
Leer es mi cuento 30
Bosque adentro Leer es mi cuento 18 Rapunzel y Pulgarcito
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Leer es mi cuento 7 Cuentos de Horacio Quiroga.
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De animales y de niños Leer es mi cuento 19 Las travesuras de Naricita
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Arciniegas Vieira, Santiago Pérez poemas de la lengua española.
La gata blanca
Triana, Rocío Vélez de Piedrahíta.
Leer es mi cuento 20 Madame d’Aulnoy.
Leer es mi cuento 8 El diablo de la botella
En la Diestra de Dios Padre Novela breve de Robert Louis Usted puede leer los libros
Cuento de Tomás Carrasquilla. Stevenson. digitales de esta serie en:
Leer es mi cuento 9 Leer es mi cuento 21
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Ábrete grano pequeño Fábulas
Adivinanzas de Horacio Benavides. F. M. Samaniego.

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