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Ocho mujeres, de Robert Thomas


Publicado el Domingo 26 de enero de 2014, a las 12:05h

Nota de prensa

En 1950, en una mansión a las afueras de una ciudad, ocho mujeres se preparan para
celebrar la fiesta de Navidad. Sin embargo, Marcel, el dueño, es asesinado de una
cuchillada en la espalda. Las ocho mujeres presentes son sospechosas. A lo largo de
la función se devela que motivos pudo tener la asesina.

Les invitamos a adentrarse en el mundo de monsieur Robert para desentrañar un


misterio. Atrévanse a ser Hércules Poirot o Auguste Dupin. Pero no se engañen, esto
no es una novela de Agatha Christie; las mujeres que les presentamos a continuación
viven, sueñan, sienten y piensan. No se dejen confundir, porque ninguna de ellas es
inocente ¿lo son?

Robert Thomas (Provenza-Alpes-Costa Azul, Francia, 1927-París, Francia, 1989)


Dramaturgo, novelista, director de cine y productor francés. Autor, sobre todo, de
teatro policíaco y bien conocido en Francia y en Estados Unidos principalmente por
su Trampa para un hombre solo (Piège pour un homme seul, 1960) tanto la pieza
teatral como su posterior novelización o por sus Ocho mujeres (Huit femmes, 1961).
Sus textos llegaron a interesar al mago del suspense Alfred Hitchcock.

La compañía

El Grupo de Teatro Santiago Rusiñol lo componen más de 50 personas. La directora


del Grupo y responsable de todas las actividades relacionadas con el teatro es Nuria
Soler. Además del grupo de teatro tenemos un taller de prácticas teatrales para no
profesionales al que asisten más de 80 personas distribuidas en tres grupos
semanales.

Cada curso preparamos varios montajes nuevos y representamos los montajes que
tenemos preparados en el teatro del Círculo catalán y en otros teatros y centros
culturales. Tenemos un programa de funciones solidarias de teatro para colaborar con
entidades sin ánimo de lucro en la obtención de fondos y para dar a conocer sus
objetivos y proyectos.
http://www.redteatral.net/noticias--8-mujeres--que-se-las-traen.-1962

La genial adaptación argentina de la comedia del francés Robert Thomas forma parte de la
cartelera del Tabarís…
 8 mujeres

LA HISTORIA…
La escena se centra en una casa de campo: Afuera, la nieve parece haber detenido al mundo. Adentro,
con Simón - el dueño de casa apuñalado en su habitación, estalla lo que bien podría ser el más ardiente
de los infiernos. 

De hecho, la resolución del misterio está latente entre ocho mujeres (conectadas estas de manera directa
o indirecta al difunto), de las cuales una vendría a ser la asesina.

EL AISLAMIENTO…
La nieve que sigue cayendo, el cordón del teléfono que ha sido cortado, el motor del auto averiado, las
rejas de salida cerradas y la llave del cuarto que acaba de desaparecer, son todos condimentos que suman
a la hora de generar un clima de suspenso y aislamiento para los personajes.

8 MUJERES MUY PARTICULARES…

(AMPLIAR segunda imagen de la izquierda para infografía sobre los personajes de esta obra).

Un elenco espectacular, conformado por María Leal, Norma Pons, Emilia Mazer, Cecilia Dopazo, Silvia
Pérez, Mónica Villa, Violeta Urtizberea y la actuación especial de Hilda Bernard.

Las personalidades de los personajes que estas actrices representan, evidencian mujeres de lenguas
viperinas, cuyos trapitos al sol comienzan a secarse en forma de reproches y toda clase de acusaciones.
Mamy (Hilda Bernard) resume perfectamente la situación: “Este es un campo minado de bombas
femeninas”.

Mientras cada una de ellas lucha por su bienestar, las cartas con las que deciden emprender el juego
hacia la verdad, están cargadas de secretos. Omisiones que serán develadas una a una, a su merecido
tiempo.

MUCHO RUIDO Y MUCHAS NUECES…


Es cierto que los secretos son los que realmente dictan el devenir de cada escena. Sin embargo, este
grupo de 8 refleja formas de ver la vida muy disímiles entre sí. 

Coexisten de esta manera, reflexiones como el odio acumulado por años, las apariencias que ocultan
otras realidades, el amor no correspondido, el amor que nunca llega y su consecuente insatisfacción, las
infidelidades y una lucha de poderes entre los que tienen dinero y su servidumbre que mucho ve y oye, y
que obviamente mucho tiene para decir.

EL TOQUE MUSCARI Y UNA PUESTA QUE NO PASA POR DESAPERCIBIDA…


Si bien la puesta está situada en 1950 y la escenografía (diseño de Marcelo Valiente), y el diseño y
realización de vestuario (de Pablo Bataglia y Alejandra Robotti), respetan dicha época, el imaginario de
Muscari se siente presente y esto es algo que a las actrices les permite brillar a cada momento.

Es así como se originan puntos de quiebre, como por ejemplo cuando se efectúan pausas y las artistas se
expresan mediante caras que vislumbran o no las verdaderas intenciones de sus personajes (intenciones
potenciadas a todo esplendor por la música de suspenso de Sergio Vainikoff). 

El trabajo de traducción de Pablo Rey es notable, más aún cuando se produce una catarsis que juega con
lo temporal de una época que ya fue, pero que trae a colación un vocabulario muy actual, directo y audaz
- necesario para crear efectos de impacto en el espectador.

QUÉ MOMENTOS…
Sin ánimos de hacer alusión al final de la historia, hay que decir que el factor sorpresa es la cereza del
postre, pero también se desarrollan otros momentos para aplaudir de pié: Las visiones de Raquel (Pons)
y de Luisa (Mazer) sobre sus posiciones como mujeres y los caminos que ambas se arriesgan a
emprender, despiertan sentidos que se perciben con pasión y mucho corazón.

¡“8 mujeres”! es un encuentro con grandes actrices, una puesta precisa, una historia que mantiene en vilo
a la platea y buenos aportes de todo el equipo creativo.

FACUNDO ESPÓSITO

“8 mujeres” se presenta en el teatro Tabarís de miércoles a domingos a las 20:00 hrs. (Ingresos
disponibles por sistema de ventas Ticketek y en las boleterías del Teatro: Av. Corrientes 831).

DATOS INTERESANTES:

* “8 mujeres” se presentó con éxito en España, Londres, París, San Pablo y en más de 15 países.

* Robert Thomas (a cargo del libro original en francés) recibió un premio por la primera puesta de la
obra en 1961 en Francia. Esta obra resultó ser una de sus piezas teatrales de mayor reconocimiento:
Tuvo su adaptación fílmica musical en el año 2002, con Catherine Deneuve, Fanny Ardant y Emanuelle
Beart. Thomas falleció en 1989 en Paris.

* Hasta el nueve de abril de este año, la versión inglesa de esta obra (titulada “8 women”) pudo verse en
el Southpark Playhouse de Inglaterra.

* “8 mujeres” llega a la Argentina por la producción general de Javier Faroni.


https://cultura.unizar.es/actividades/ocho-mujeres-de-robert-thomas-grupo-de-teatro-campus-
de-soria-u-de-valladolid-xx-muestra

"Ocho mujeres", de Robert Thomas (Grupo de


Teatro Campus de Soria (U. de Valladolid)) (XX
Muestra de Teatro Universitario)

Fecha: 
 

15/05/2018

Lugar: 
 
Salón de Actos del Colegio Mayor Pedro Cerbuna (C/ Domingo Miral, s/n)

Horario: 
 

19.30 horas (Venta desde las 19 horas).

Organizadores: 
Área de Cultura. Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social y CMU Pedro Cerbuna

Entrada: 
 

3€. Venta desde las 19 horas.

 Martes 15 de mayo: Grupo de Teatro Campus de Soria (U. de Valladolid)


         "Ocho mujeres", de Robert Thomas. Dirección: Germán Andrés Marcos.
 

En 1950, en una mansión a las afueras de una ciudad, ocho mujeres se preparan
para celebrar la fiesta de Navidad. Un cadáver, un enigma, un lugar cerrado, una
reunión de sospechosos, ¿quién es el asesino? Este esquema clásico de multitud
de novelas de suspense es utilizado por Robert Thomas – admirador confeso de
Agatha Christie – en su obra teatral “Ocho mujeres”.
Sobre tales coordenadas, juega a la parodia de las viejas novelas de intriga. Las
ocho mujeres, todas con una estrecha relación con el asesinado, reunidas en un
mismo ámbito cerrado y, como es tradición en el género, con algo que ocultar y,
por lo tanto, sospechosas del hipotético crimen.

Robert Thomas ha llevado a la escena ocho mujeres. Y un solo hombre, invisible.


Una de las ocho mujeres debe ser, sin duda, la autora del crimen, ¿pero cuál? Y
aquí empieza el "endiablado” juego de Robert Thomas para intrigarnos y
divertirnos al propio tiempo. Se plantean como válidas todas las hipótesis; se
sugiere la posibilidad de todos los extravíos y conductas criminales, entre las
cuales, naturalmente, el parricidio no puede ser descartado...

Durante algo más de hora y media el autor consigue mantener el interés, en


«crescendo» constante, pero alternándolo con las situaciones más divertidas, con
las frases más ingeniosas y con los «sustos» más hilarantes. No es exagerado
decir que el autor francés realiza un verdadero prodigio de habilidad y qué todas
las situaciones que plantea son, a la par que graciosas, de un fino matiz original.
Sinopsis[editar]
En 1950, en una mansión a las afueras de una ciudad, ocho mujeres se preparan para
celebrar la fiesta de Navidad. Sin embargo, Marcel, el dueño, es asesinado de una cuchillada
en la espalda. Las ocho mujeres presentes son sospechosas. A lo largo de la función se
desvela que todas y cada una de ellas tenían motivo para ser la asesina. Finalmente, se
descubre que todo había sido un montaje preparado entre Marcel y su hija pequeña para
gastar una broma al resto de la familia. Al final de la función, sin embargo, se escucha de
repente un disparo. Marcel, aterrorizado al escuchar lo que las mujeres que lo rodean piensan
realmente de él, decide poner fin a su vida.

Personajes[editar]
 Gaby: La esposa del difunto, que tenía intención de abandonarlo la noche de su
muerte.
 Augustine: Hermana de Gaby y enamorada secretamente del difunto.
 Louise: La criada de la casa, amante de Marcel.
 Pierrette: Antigua stripper, hermana de Marcel.
 Mamy: La suegra del difunto.
 Catherine: La hija pequeña de Marcel.
 Chanel : Ama de llaves, ha educado a Suzon y Catherine.
 Suzon: hija mayor de Marcel, que está embarazada y estudia a las afueras del pueblo

Robert Thomas
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Robert Thomas (Gap, Altos Alpes, 28 de septiembre de 1927 - París, 3 de enero de 1989) fue


un dramaturgo, actor y director de escena francés.

Biografía[editar]
Es un autor, en parte, olvidado de las letras francesas. Sus inicios profesionales se sitúan a
principios de la década de 1950, cuando instalado en París, participa como actor en montajes
como La Main de César (19519, de André Roussin o Les Belles Bacchantes.
Pero su mayor reconocimiento le llega de su faceta de dramaturgo. En 1960 estrena Trampa
para un hombre solo, un gran éxito sobre los escenarios, que estuvo a punto de ser llevada al
cine por Alfred Hitchcock.
Un año más tarde, se reestrena la que había sido su primera obra, Ocho mujeres, haciéndose
merecedor del Premio Quai des Orfèvres. Otras obras del autor incluyen: Le Deuxième Coup
de feu (1964), Assassins associés (1965), Le Marchand de soleil (1969) y La Poulette aux
œufs d’or (1973).
Como director de cine, rodó, entre otras, La Bonne Soupe (1964) y Patate (1964). Entre 1970
y su fallecimiento dirigió el Théâtre Édouard VII de París.
La obra se desarrolla en los años cincuenta  dentro de una  mansión de la campiña
francesa.   Durante los preparativos para celebrar la Navidad , el dueño de la casa es
asesinado. Cercanas a la víctima se encuentran ocho mujeres por lo que forzosamente
una de ellas es la culpable.
Desde ese momento se inicia una larga y dura jornada de investigación, salpicada de
discusiones, peleas y revelaciones, en la que se demuestra que todas guardan ocultos
secretos que las convierten en sospechosas.  La trama creará un gran   interés en los
espectadores, que verán caer a sus protagonistas una a una, exhibiendo sus oscuras
motivaciones a lo largo del desarrollo del espectáculo. El género de este espectáculo
está entre la comedia negra  policial, y el vodevil.

http://cinedivergente.com/ensayos/especiales/francois-ozon/8-mujeres

8 MUJERES
NOTAS SOBRE LO CAMP POR MANU ARGÜELLES
Dentro de la prolífica carrera de François Ozon, 8 mujeres refulge como una
supernova, película en la que convocó lo más granado del estrellato francés,
para hacer converger diferentes generaciones de actrices que se prestarán con
sumo agrado al juego perverso y algo maquiavélico que François Ozon les
prepara. Si su cine hasta la fecha le situaba en el territorio de los
francotiradores -los enfants terribles provocadores que disparan sus dardos
desde el extrarradio-, todo eso cambia lógicamente con la lúdica reunión
del star system francés en 8 mujeres. Su cine desde entonces cambia la
modulación, especialmente porque a partir de este momento ocupará un lugar
hasta la fecha inhabitado y empezará a ser habitual la presencia de grandes
nombres dentro de sus trabajos. Aunque si hay que ser ecuánimes es preciso
destacar que su obra alcanza la madurez en su anterior relato
minimalista, Bajo la arena (Sous le sable, 2000), un film que luce un mayor
dominio de las herramientas artísticas de Ozon, hasta entonces detectadas en
ráfagas, pero todavía carentes de la solidez exhibida en el film protagonizado
por Charlotte Rampling. En consecuencia, después de 8 mujeres sus ansias de
llamar la atención lógicamente se atemperan, digamos que conquista un
espacio que reclamaba; el espíritu insolente da paso a una mejor canalización
de sus premisas rupturistas y una menor preocupación por reclamar su
presencia. Aunque en otros casos el asentamiento puede provocar un
adocenamiento inevitable en cuanto el director se acomoda, no sucede así en
el cine de Ozon. Películas brillantes, de lo mejor de su carrera,
como Swimming pool (2003) o Mi refugio (Le refuge, 2009) vendrán a
continuación. Su mordacidad sigue inalterable pero ahora sabe vehicularla
dentro de un film para un público más amplio.

Si se observa detenidamente la trayectoria de Ozon hasta esa fecha, 8


mujeres tarde o temprano tenía que emerger. Tentativas o pequeñas
pinceladas ya nos hacían intuir que nos entregaría una película
rabiosamente camp, desde el segundo 0 hasta el final. Los números musicales
a modo de performance drag queen ya aparecían en su cine desde sus
cortometrajes. Así empieza El vestido de verano (Une robe d’été, 1996) con
un playback de Bang Bang, o cómo olvidarnos del maravilloso número
de Gotas de agua sobre piedras calientes (Gouttes d’eau sur pierres
brûlantes, 1999) con la canción Tanze Samba mit mir, pieza que aquí
conocemos gracias a la versión que hizo la inigualable diva camp Rafaella
Carrá, en su caso la archifamosa Hay que venir al sur, himno cumbre del
petardeo cañí.
Hemos comentado que 8 mujeres es el culmen de lo camp en Ozon, el gran
carnaval de su obra. Así pues, surgen varias consideraciones previas en torno
a este escurridizo término, ya que desde aquí nos aproximaremos a su película
coral. Para empezar, el término sajón de imposible traducción, es algo esquivo
y difícilmente acotable y genera no pocas confusiones. Susan Sontag, de quien
me he permitido robarle el título de su famoso artículo, lo define muy bien como
una sensibilidad, que es algo que se tiene o no se tiene, que se adquiere o que
no se aprende. Aunque suele reducirse a algo que se origina y/o concentra
desde el colectivo homosexual, lo camp no es exclusivo de lo gay. Y tampoco
todo lo gay comparte lo camp. Lógicamente en Ozon, de la misma manera que
se procesa en Almodóvar -único punto en común entre ambos directores, en
cuanto destilan una cultura similar con fetiches comunes-, sí que está arraigado
desde una mirada gay naturalizada. Pero no tiene que entenderse como una
condición sine quanon.
Al tratarse de una disposición, de una forma personal de abordar la cultura, su
carácter es intangible y polimorfo. El material camp no tiene por qué nacer con
esa finalidad y algunas manifestaciones son consideradas a posteriori. Aquí
nos centraremos en aquel trabajo que está confeccionado por el creador con
tal intencionalidad, tal como opera Ozon. Porque podemos encontrarnos con
films que en su génesis no estaban creados a tal efecto, pero ha sido el público
el que después le ha aplicado el filtro de lo camp. Films como Eva al
desnudo (All about Eve, Joseph L. Mankiewicz, 1950), ¿Qué fue de Baby
Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?Robert Aldrich, 1962)
o Queridísima mamá (Mommie Dearest, Frank Perry, 1981) son camp a
posteriori. Aquí sí podemos considerar que el público gay es muy militante en
esta reapropiación. Porque si queremos buscar una genealogía, deberíamos
remitirnos a su nacimiento a partir del decadentismo y esteticismo de Oscar
Wilde. Del mismo autor, Ozon parte para edificar su parodia sobre los
convencionalismos burgueses. Lo mismo que ejecutaba en Sitcom (1998),
pero la gran diferencia entre una y otra es que aquí hay una necesaria y sonora
formalización. Porque lo campsiempre lleva implícito el humor, una actitud
lúdica que nace de la exageración.

EN EL CASO DE 8 MUJERES ESTA DESMESURA


RECAE ESPECIALMENTE EN LA INTENSIFICACIÓN
DE LOS ESTEREOTIPOS FEMENINOS, FUNDADOS
ESPECIALMENTE A TRAVÉS DE LA
INTERPRETACIÓN DE SUS ACTRICES.

No obstante, a diferencia del elitismo de Oscar Wilde, podría decirse que


lo camp es completamente democrático y que derriba toda jerarquía cultural.
Todo es susceptible de revalorizarse y dotarle un nuevo sentido que no estaba
previsto, ya sea una ópera como una película mala, un síntoma más propio de
una cultura de masas.
Ozon, que inicialmente había pensado en realizar un remake de la película de
George Cukor, Mujeres (The Women, 1939), al no conseguir los derechos
desvía su atención hacia la obra de Robert Thomas. Desconozco el original,
pero el caso es que el realizador francés toma como punto de partida
el whodunit a lo Agatha Christie y sabe verle su potencial camp, con sus giros
imposibles, con su histérica ley de la sospecha, con su intriga de salón y con su
imperiosa necesidad de sorprender al público. En 8 mujeres la estructura de
esta fórmula estereotipada del relato de detectives está llevada al límite.
Llevarla a los confines de lo absurdo, algo que ya inherentemente se presta a
ello, es indispensable para que podamos pensar en los términos en los que
estamos hablando. Pero hay más, porque la ambientación, el cromatismo
saturado y el estilismo de la puesta en escena remiten a un modelo que
también será desangrado. Hablamos del melodrama de los años 50, con
Douglas Sirk en mente y con el Cinemascope como marco de visión.
Curiosamente, el mismo año que Todd Haynes, otro realizador abiertamente
gay, procedía a su relectura de los mismos melodramas de Douglas Sirk
con Lejos del cielo (Far from heaven, 2002). Los dos son fieles a la restitución
de la caligrafía. Pero en Todd Haynes hay seriedad y frialdad intelectual.
En Ozon hay ganas de petardeo y poner el acento en lo ridículo, gracias a esos
colores chillones que caracterizaron los melodramas de los 50, un marco ideal
para trazar su apuesta, sin que ello llegue al extremo de la caricatura formal.

Todos aquellos círculos académicos y cinéfilos que han abanderado la


reivindicación de la figura de Douglas Sirk no le van a perdonar a Ozon que se
sirva de sus señas estéticas para instaurar una teatralización desaforada que
es puro artificio, llevado a sus últimas consecuencias para que
lo camp eclosione en su amplia magnitud. Porque si no lo habíamos dicho
hasta el momento, sí, hay que ser un poco gamberro. Así procesa la mitomanía
tan característica del público gay por las divas y las organiza en torno a la
hiriente representación de lo que cada intérprete ha edificado a través de su
carrera, sin que en ningún momento se pierda la fascinación o la admiración
por aquello que se idealiza. Las actrices, especialmente las más famosas y que
atesoran una trayectoria más larga, Catherine Deneuve, Fanny Ardant, Isabelle
Huppert y Emmanuelle Beart, las grandes damas de la interpretación francesa,
juegan con el icono de la diva cinematográfica que se erige en una efigie
distante, altiva y nada terrenal, aquello que fue Greta Garbo. En este mosaico
solo nos faltaba Juliette Binoche y las habríamos tenido a todas. 8 mujeres es
el glamour rasgado, como quien asesta un navajazo a un abrigo de visón. Para
empezara a romper símbolos les hacemos cantar, cada una tendrá su
momento estelar entre tanta convocatoria de egos, y de esta manera
insertamos la nota ridícula, el quiebre fragmentario de la imagen de sus
personajes, acción que ya se ejecutaba de la misma forma en Gotas de agua
sobre piedras calientes, cuando sin previo aviso y sin que existiese justificación
dramática, los cuatro actores se ponen a hacer su show musical frontalmente a
cámara.

Las actrices que hemos mencionado son conscientes, a base de la repetición


de determinados rasgos en los papeles que han interpretado, de que han
construido una determinada imagen en el imaginario popular. Lo que ellas
realizan, no es tanto interpretar un papel sino encarnarse a sí mismas como
divas de la escena francesa, aquello que el público ha edificado
simbólicamente a base de sus incursiones cinematográficas y que aquí está
dispuesto al servicio de la hipérbole. Y para que todo tenga chicha, Ozon las
enfrenta en una trama proclive a ello, lo adereza con la lucha generacional, el
implícito relevo, “el quítate tú para ponerme yo” de la competición entre actrices
a lo Eva al desnudo, a través de la emergencia de Virginie Ledoyen o de
Ludivine Sagnier, y todo eso se articula mediante el tonto whodunit, instaurado
además con mala baba, porque lo que se dirime aquí es la lucha de poder, una
vez que el patriarcado ha sido asesinado. Y ya tenemos en escena el juego
delirante de una Bette Davis y una Joanne Crawford llevándose a matar tanto
dentro como fuera del set. Ellas lo llevan al extremo, se añade una pizca de
sexualidad picante, ausente en el Hollywood del glamour femenino que se
referencia, se agita y se sirve como un explosivo cóctel, con mucha sorna y
mucha frivolidad.

Yo por eso me lo paso pipa con 8 mujeres. Literalmente me chifla ver cómo se
pelean y se revuelcan por el suelo la Deneuve y la Ardant, aparte de que me lo
paso bomba con la histérica solterona, amargada y venenosa de la Huppert,
entre otras perlas del film, como la lascivia de la Béart. Me parece que con esta
afirmación me puedo olvidar de opositar para estar entre la crème de la
crème de la crítica cinematográfica, pero es que a mí eso de ir de exquisito por
la vida no me va. Ay las poses. Leeremos artículos extasiados con On connaît
la chanson (Alain Resnais, 1997), film que me gusta por los mismos motivos
que me atrapa 8 mujeres, pero en cambio, si se trata de la de Ozon, oiremos
con frecuencia que es una tomadura de pelo, una estupidez, bla, bla, bla. Y
seguramente lo dirán los mismos que elogian la de Resnais. Pero claro,
Resnais no es Ozon. Al diablo con estos elitismos y este esnobismo tan
irritante, porque si algo caracteriza a lo camp es precisamente el derribo de
estas fronteras dogmáticas que muchos las instituyen como razón de ser. Si
quieren saber cuántos de su entorno son simpatizantes de lo camp,
pregúnteles sobre este film. Si no me he sabido explicar bien, las respuestas
que les den les ayudarán a entenderlo.

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