Está en la página 1de 4

CARRERA DE INGENIERÍA MECATRÓNICA

LIDERAZGO

TEMA: ÉTICA Y MORAL

18 DE DICIEMBRE DEL 2020

ALUMNO:

BRAULIO JIMENEZ
Ética y Moral

Aristóteles acuñó el término <<ética>> derivándolo de éthos (ἦθος) que significaba, en el


griego de su época, el carácter, el modo de ser adquirido a través de los actos y los hábitos;
por ello el propio Aristóteles consideraba tal término modificación de éthos (έθος) cuyo
significado más común era el de hábito o costumbre. La modificación a la que se refiere el
filósofo no es solo de índole lingüística, sino también, y sobre todo, de índole antropológica: el
carácter moral de un hombre constituye el resultado de la ejecución de una serie de actos
reiterados y por ello generadores de hábitos que, cuando se apropian de manera personal, dan
lugar a un modo de ser, a una personalidad moral. No obstante, el carácter moral no solo
constituye el resultado de nuestras acciones y hábitos, sino que también se convierte en la
fuente personal de donde emana nuestra particular manera de obrar. De ahí la importancia
capital como mantenía el propio Aristóteles, de fomentar socialmente unos hábitos a través de
los cuales se desarrolle en nosotros un modo de ser maduro que pueda convertirse a su vez en
la fuente principal de nuestro obrar moral.

Es habitual también referirse a la ética sirviéndonos del término <<moral>>, derivado del latín,
mos, que significó de forma prevaleciente costumbre, aunque también, en menor medida,
carácter. Los latinos no encontraron dos términos para diferenciar éthos (carácter) y éthos
(costumbre); utilizaron solo el término <<mos>> lo que tuvo sus repercusiones al reducir la
ética a las costumbres y hábitos, como sugiere claramente el plural latino <<mores>>, que aún
persiste en el término francés <<moeurs>>, que viene a significar costumbres o hábitos
sociales.

Aunque este breve examen etimológico no nos puede proporcionar una definición estricta de
lo que es la ética, dadas las variaciones que ha ido sufriendo tal término griego a lo largo de la
historia, sí nos ofrece indicaciones útiles sobre uno de los objetivos principales de la ética
como disciplina filosófica: la contribución teórica a la creación personal de un éthos, de un
carácter, de un modo de ser adquirido como resultado de actos y hábitos.

La relevancia de estas consideraciones etimológicas y la búsqueda de una ética de la


información es, a mi juicio, patente. Y no pocas son también sus repercusiones para el análisis
moral de cualquier profesión. Según lo dicho, deberían concebirse las profesiones no sólo
como un mero ejercicio de actividades técnicas o acostumbradas maneras de actuar sino
también y sobre todo como una especial manera de ser, como un particular <<éthos moral>>,
al que cabe consecuentemente –desde los códigos profesionales—exigirle determinados
comportamientos a fin de que generen unos hábitos que, a la larga, se convertirán en los más
significativos, moralmente hablando de una profesión. Es decir, si el sentido etimológico
principal del concepto de ética nos remite al de éthos como manera de ser que se va
adquiriendo personalmente y con no poco esfuerzo a través de los reiterados actos y hábitos,
no sería del todo extraño, y así se lo indicará más tarde, concebir la profesión periodística
como una manera moral de ser, que encarna valores y virtudes dignos de ser reivindicados y
asumidos por la entera profesión a fin de conseguir para ella una dignidad moral que no
siempre trasluce.

Nos podemos percatar, por todo ello, de que una tarea principal de cualquier deontología
profesional –y en el caso que nos ocupa, de la profesión periodística—consiste en explicitar a
través de los códigos deontológicos un <<éthos profesional>>, una manera moral de ser
profesional, más que el inculcar deberes y normas que se han de cumplir por parte de los
profesionales conscientes de su responsabilidad social. Sin embargo, conviene señalar que si el
sentido etimológico de la ética nos remite a la búsqueda de un <<éthos profesional>>, ello no
es incompatible con la presencia de criterios morales y normas que exigen cumplimiento
incondicional; es más, se podría afirmar que las normas recogidas en los códigos deontológicos
(que serán analizados en la segunda parte del libro), se justifican en tanto en cuanto diseñan
una manera moral de realizar la profesión, unos <<deberes>> que dejarán de ser
estrictamente tales cuando hayan sido asumidos e integrados por cada profesional, hasta el
punto de que su cumplimiento no tendrá ya que venir exigido por el propio colectivo
profesional, sino que emanará de la propia conciencia moral, del propio éthos personal, que
puede –y debe– crecer armónicamente con la conciencia de responsabilidad que de sí posee
una determinada profesión.

Por otra parte, conviene aclarar desde el principio que ética y moral, aunque suelen ser
considerados comúnmente como sinónimos, son términos con tendencia a un uso
diferenciado y específico. La denominación de ética ha sido normalmente la preferida por los
filósofos, concibiéndola como teoría filosófica, como estudio que organiza un sistema de saber
en orden a la práctica, según la clásica definición (Concepción Esta subyacente a la primera
parte de este libro, con la que se pretende mostrar la fuerza práctica del saber ético, es decir,
la capacidad de orientar los conflictos morales de la profesión periodística desde la estricta
reflexión ética),cuando prevalece la consideración fáctica o empírica de los comportamientos,
tanto desde el punto de vista individual como social, en realidad nos encontramos con la
moral, de ahí que se denominen Psicología moral y Sociología moral a ciencias humanas que
describen empíricamente el fenómeno moral. La ética, pues, en sentido riguroso, remite
siempre a conceptualización, fundamentación, justificación racional, etc., de una determinada
moral vivida, de unos determinados valores imperantes o ideales; tareas intelectuales que nos
indican un cierto nivel de abstracción y generalización, una preocupación reflexiva propia de
las teorías filosóficas.

Un verdadero carácter moral representa un conjunto de cualidades morales presentes en un


individuo, la definición de carácter se centra en las virtudes y los hábitos que va a ir
adquiriendo el individuo a lo largo de su vida y se manifestaran como expresiones propias de
su identidad; por otra parta la moral se refiere al conjunto de costumbres y normas que
requiere el individuo para su correcto desenvolvimiento social. Aunque en un primer momento
parezcan ser que el carácter y la moral son dos características por si mismas, se influyen
mutuamente ya que el carácter se va nutriendo o corrompiendo por la sociedad y las normas
que son impuestas al individuo, creando en las virtudes propias de sí mismo.
Es por esto por lo que yo no creo que virtudes o normas estén una sobre otra o sea una más
importante, ya que a mi parecer las dos tienen una influencia similar en el comportamiento,
más sin embargo podría denotar que la norma surge antes ya que precede al individuo y es el
individuo que debe forjar su carácter de acuerdo con la sociedad donde se desarrolla y es por
eso que sus virtudes estarán en función de las normas establecidas.

También podría gustarte