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NANOESTRUCTURAS DE CARBONO

La manipulación de los materiales ha caracterizado los grandes momentos de la


organización humana en toda su historia. Las edades de piedra, de bronce y de
hierro deben su nombre a los materiales que el hombre aprendió a utilizar en ese
tiempo y que lograron desarrollar esa época.
Los grandes avances tecnológicos experimentados en el siglo XX están
relacionados en gran parte con el uso del silicio. El siglo XXI ha traído consigo el
desenvolvimiento de un grupo amplio de materiales que han llamado la atención
gracias a las diversas propiedades físicas, químicas y morfológicas que
presentan y a la amplia gama de aplicaciones que tienen.
Las nanoestructuras de carbono son quizá los que más fama han alcanzado en la
última década. Entre ellos están los nanotubos de carbono (NTC), los fullerenos y
el grafeno, que hacen parte de una misma familia ya que todos son diferentes
formas alotrópicas del carbono.

Los NTC, que se caracterizan por ser extremadamente duros, resistentes y


flexibles, se han usado en baterías recargables, piezas de automóviles, artículos
deportivos y filtros de agua.

Los fullerenos soportan altas presiones y tienen muy buena capacidad para
combinarse con otros elementos, por lo que han sido usados para liberación
controlada de fármacos.

El grafeno es el material más delgado del mundo y posee mucha elasticidad, es


más fuerte que el acero, mejor conductor eléctrico que el cobre, transparente y
antimicrobiano.
Este material surge cuando pequeñísimas partículas de carbono se agrupan de
forma muy densa en láminas de dos dimensiones muy finas (tienen el tamaño de
un átomo), y en celdas hexagonales. Para que te hagas una idea, su estructura es
similar a la que resulta de dibujar un panal de abejas en un folio. ¿Por qué en un
folio? Porque es una superficie plana, de dos dimensiones.

El grafeno se obtiene a partir de una sustancia abundante en la naturaleza, el


grafito. Ésta, forma parte de nuestra vida cotidiana, ya que se emplea para fabricar
muy variados objetos, desde la mina de los lápices hasta algunos ladrillos.

Pese a que el grafeno se conoce desde la década de 1930, fue abandonado por
considerarlo demasiado inestable. No fue hasta muchos años después, en 2004,
cuando los científicos de origen ruso Novoselov y Geim consiguieron aislarlo a
temperatura ambiente, recibiendo el premio Nobel en 2010.

El grafeno es un material que combina una gran cantidad de propiedades que no


se dan juntas en cualquier otro compuesto. ¿Qué significa esto? Que es capaz de
mejorar por completo las condiciones de cualquier superficie donde se aplique.
Y es que es un material muy duro, resistente, flexible y muy ligero; lo que permite
moldearlo según las necesidades de cada caso. Conduce muy bien tanto el calor
como la electricidad; y permanece en condiciones muy estables cuando se le
somete a grandes presiones.

Su futuro en terrenos como la medicina se presenta realmente prometedor. ¿Un


ejemplo de en qué se podría usar? En las máquinas con las que se realizan las
radiografías. Éstas funcionan mediante radiaciones ionizantes, unas formas de
energía que hacen que los materiales que se encuentran a su alrededor se
desgasten muy pronto. Pues bien, el grafeno ofrecería una duración casi infinita,
por lo que la inversión que habría que realizar en la adquisición del material sería,
a la larga, mucho menor.
Pero además, el grafeno es capaz de generar electricidad a través de la energía
solar, lo que le convierte en un material muy prometedor en el campo de las
energías limpias. Para que te hagas una idea de su potencial, si se construyeran
con grafeno las placas solares, podrían generar varias veces más energía por
hora que las actuales. ¿Será este material una de las herramientas necesarias
para superar la crisis energética que previsiblemente se desatará cuando se
agoten las reservas de petróleo?

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