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En general, la línea principal protestante tiende a ver a los rituales más una
conmemoración que un misterio. Su concepto de prácticas cristianas incluye actos
de piedad personal como la oración, lectura de la Biblia, y un intento de vivir de
una forma moralmente correcta. Una profunda tradición dice que es imposible para
la gente el reformarse por sí misma, pero que ese progreso sólo puede ocurrir con
la gracia de Dios.
Lectura
de las Escrituras, iniciando con una lectura del Antiguo
Testamento, uno de los Evangelios o de una epístola. A menudo se ordenan
sistemáticamente en un ciclo anual, usando un libro llamado leccionario.
Un sermón.
En tiempos antiguos la predicación seguía a la lectura de las
Escrituras (como sucede hoy en el rito romano), en otros casos el sermón se sitúa
al final del servicio.
Oración
comunitaria y acción de gracias. Normalmente esto ocurre varias
veces durante el servicio. Justino no menciona esto, pero algunas corrientes
cristianas entonan himnos. Resulta habitual la recitación del Padrenuestro. En
muchas corrientes protestantes esto ha sido sustituido por cánticos.
La Eucaristía (también
llamada Santa Comunión), es un rito en el que
se comen y beben pequeñas cantidades de pan y vino previamente bendecidos.
Los protestantes dicen que representan el cuerpo y la sangre de Cristo; ortodoxos
y católicos dicen que se transforman al cuerpo y la sangre de Cristo (doctrina
conocida en la Iglesia católica como transustanciación).
Una
"recolección" de "ofrendas" en el que a las personas se les pide que
contribuyan con dinero. Los cristianos tradicionalmente usan estos dineros no sólo
para mantener la iglesia, sino también para obras de caridad de varios tipos.
Aun así, el Nuevo Testamento también contiene importantes guías morales para los cristianos.
Jesús en el Sermón de la montaña le pide a sus seguidores, entre otras cosas, el amar a sus
enemigos, ser perseverantes, misericordiosos, y humildes; en Marcos 10:21 le pide a un
"joven hombre rico" vender sus posesiones, y darle el dinero a los pobres. Sin embargo, el
pedido de Jesús en este caso no fue un enfoque en vivir una vida sin riqueza alguna, sino más
bien desenmascarando la idolatría en el corazón de la mayoría de los ricos.
Algunos cristianos dicen que estas directivas son extraordinariamente difíciles, bordeando lo
impracticable. Al mismo tiempo, la mayoría de los cristianos admiran a aquellos cuyas vidas
parecen personificar estos principios, como Francisco de Asís, Albert Schweitzer o la Madre
Teresa.
Algunos juicios morales de Jesús son más abordables, pero todavía no son de práctica
general entre todos los cristianos. En el Sermón del Monte él habla en contra del divorcio (un
tema controvertido en muchas denominaciones cristianas), y contra el juramento (una
prohibición enfatizada principalmente por los cuáqueros).
Sermón de la montaña
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Interpretación[editar]
Uno de los debates más importantes sobre el Sermón consiste en determinar cómo debe ser
aplicado en la vida diaria. La defensa de la completa falta de resistencia es incompatible con
la supervivencia en la sociedad humana, y es por ello que todos los grupos cristianos han
desarrollado formas no literales de interpretar y aplicar el Sermón. McArthur lista doce
escuelas básicas de pensamiento sobre este tema.
La visión absolutista, que el Sermón debe ser tomado literalmente y debe ser
aplicado universalmente por todo aquel que quiera seguir a Jesús, por lo que denominan
a su visión "seguimiento a Cristo". Portavoces de esta son las Iglesias de Paz y, en el
pasado, entre otros, Ignacio de Antioquía2 Policarpo de Esmirna, Ireneo de
Lyon, Tertuliano, Orígenes, Prisciliano, Pedro Valdo, Francisco de Asís, Menno
Simons, Jacob Hutter y otros anabaptistas, los cuáqueros,3 León Tolstói y Dietrich
Bonhoeffer4 quien escribió que existen innumerables posibilidades de entender e
interpretar el sermón del monte; Jesús sólo conoce una: ir y obedecer. 5
Es un método común simplemente modificar el texto del Sermón. En tiempos
antiguos esto se hacía alterando el texto del Sermón para hacerlo más llevadero. Algunos
escribas cambiaron el "ama a tus enemigos" por "ora por tus enemigos".
Suele encontrarse la postura llamada visión como hipérbole, que argumenta que lo
dicho por Jesús es una hipérbole y que su aplicación en la vida real debe ser más de "bajo
tono".
Cercanamente relacionados con las interpretaciones anteriores, existe la visión de
principios generales que argumenta que Jesús no estaba dando instrucciones
específicas sino principios generales que uno debe observar al comportarse. Las
instancias específicas citadas en el Sermón son ejemplos simples de estos principios
generales.
La visión del doble estándar es la posición oficial de la Iglesia católica. Esta idea
divide las enseñanzas del Sermón en preceptos generales y consejos específicos.
Preconiza que la obediencia a los preceptos originales es esencial para la salvación, pero
la obediencia a los consejos sólo es necesaria para alcanzar la perfección. La gran masa
de la población sólo debe preocuparse de los preceptos y los consejos del sermón deben
ser seguidos solo por unos pocos piadosos como los clérigos y los monjes. Esta teoría fue
iniciada por San Agustín y desarrollada más tarde por Santo Tomás de Aquino.
Martín Lutero rechaza la aproximación católica y desarrolla un sistema de dos niveles
refiriéndose a ellos como la visión de dos realidades. Lutero divide el mundo en dos
realidades seculares y religiosas y argumenta que el Sermón sólo se aplica a lo espiritual.
Otros reformadores expusieron la visión de la preparación para la gracia, según la
cual la intención del sermón del monte no es ser obedecido, sino demostrar a los
humanos su incapacidad para imitar a Dios y llevarlos a aceptar bajo ese peso aplastante
que solamente pueden salvarse por un regalo de Dios.
Al mismo tiempo, la Reforma Protestante comenzaba una era de crítica bíblica
encabezada por la visión de la analogía de la escritura. Una lectura más cercana de
la Biblia muestra que muchos de los preceptos más rígidos del sermón fueron moderados
por otras partes del Nuevo Testamento. Por ejemplo, mientras Jesús parece prohibir todo
juramento, Pablo los utiliza al menos dos veces, por lo que la prohibición del Sermón tiene
algunas excepciones.
En el siglo XIX se desarrollaron muchas nuevas interpretaciones. Wilhelm
Hermann adoptó la noción de actitudes, no actos que provienen de San Agustín. Esta
visión asegura que Jesús no está diciendo cómo debe comportarse un cristiano, sino cuál
debe ser su actitud. El espíritu detrás del acto es más importante que el acto en sí.
Albert Schweitzer popularizó la visión interina ética. Esta teoría muestra a Jesús
convencido de que el mundo iba a terminar en un futuro muy próximo. Por tanto, la
supervivencia en el mundo no importaba, ya que en los últimos tiempos lo material sería
irrelevante.
En el siglo XX otro pensador alemán, Martin Dibelius, presentó una visión más,
también basada en la escatología. Su visión de voluntad divina incondicional consiste
en que la ética detrás del Sermón es absoluta e inquebrantable, pero el estado de vileza
actual del mundo hace que sea imposible vivir de acuerdo con eso. Los humanos pueden
intentarlo, pero es inevitable fracasar. Esto cambiará cuando se proclame el Reino de
Dios y todos sean capaces de vivir en santidad.
Otra visión escatológica es el dispensacionalismo moderno. Divide la historia
humana en una serie de épocas de dispensa. Hoy vivimos en un periodo de gracia donde
las enseñanzas del sermón son imposibles, pero en el futuro milenio veremos un período
donde sea posible vivir con ellas. Entonces, cumplimentarlas será un requisito de
la salvación.
Introducción:
El Sermón del Monte pronunciado por Jesús frente a sus discípulos ha sido
considerado por la crítica bíblica como un compendio de la Doctrina que el
Maestro venía a enseñar a los hombres.
Según S. Lucas 6: 13 y ss. este mensaje fue dado por Jesús después de haber
seleccionado a los doce discípulos. Mateo, aunque no tan ordenadamente,
también deja en claro que el discurso fue pronunciado para los doce discípulos...
Jesús había seleccionado a estos doce hombres no sólo para que le
acompañasen en la función pública, sino también para que ellos continuaran la
tarea después de que El ya no estuviera en la Tierra.
Para eso debía capacitarlos, y este mensaje es una soberbia introducción al sin fin
de enseñanzas que durante casi tres años, estos doce hombres, llamados a ser
apóstoles habrían de recibir de las palabras del Maestro y también de las cosas
maravillosas que habrían de ver a su lado.
Por eso para algunos este es un "mensaje de ordenación" pronunciado por Jesús
a sus discípulos, para poder luego encomendarles las tareas para las cuales les
había llamado.
Un comentario necesario de hacer es la consideración que el Sermón del Monte
tiene
como "sermón" en sí mismo.
Y aquí surge una controversia en la interpretación de los críticos. Para algunos
(como resulta para la mayoría de los lectores "simples" de las Escrituras) el
Sermón del Monte es uno solo, pronunciado en un mismo lugar y en una única
oportunidad, tal como lo deja entrever Mateo en sus palabras del cap. 5: 1-2 y en
la conclusión de su transcripción del mismo en el cap. 8: 1.
Pero otros entienden que es mejor comprender este mensaje como un "resumen"
de muchos sermones pronunciados por Jesús en distintos momentos; y esta
interpretación parece ajustarse a las descripciones del Evangelio según S. Lucas.
En realidad si fue un solo mensaje o es el resumen de muchos mensajes
pronunciados por Jesús, la importancia doctrinal no se ve afectada de ninguna
manera... Pero si fuese un resumen de muchos mensajes, debemos concluir
entonces que fue Mateo quien ordenó el discurso al transcribirlo. Esto haría que la
obra no fuera toda del Señor... Y preferimos pensar que Jesús eligió el momento,
ordenó los temas y pronunció este mensaje con un objetivo preciso para oyentes
especiales a quienes había reunido en ese momento y con esa intención. Así todo
el Sermón resulta ser la Obra del Señor con un objetivo claramente
predeterminado.
Por eso preferimos ajustarnos al relato de Mateo y sostenemos que este fue un
mensaje, uno solo, cuyas partes probablemente Jesús haya repetido en muchas
oportunidades, pero que en esta oportunidad El quiso pronunciarlo como un todo.
Tal vez, debido a la abundancia doctrinal, Jesús haya llevado a sus discípulos al
Monte y haya enunciado estas enseñanzas no todas en un solo día... Pero no hay
ninguna duda sobre la conveniencia de considerar al Sermón del Monte como una
unidad