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La Duda de Juan

En Cuanto a la Resurrección
1Jn.3:2: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es”

Un examen de los pasajes pertenecientes a la Resurrección y la Parusía permite al


estudiante de la escatología descubrir que los escritores inspirados no anticipaban una
resurrección de los cuerpos físicos, ni tampoco un retorno físico del Señor. Más bien
expresaban una idea no toda específica y anticipaban ansiosamente la revelación final para
poder saber todo lo que envolvía con precisión la resurrección y el retorno del Señor. Por
ejemplo la declaración de Juan (1Jn.3:2): El apóstol había visto personalmente al Cristo
resucitado, tanto en su forma post-resurrección y después, en su estado glorificado (en sus
visiones descritas en el Apocalipsis).

Pero si Juan, en realidad, mantenía la impresión que Cristo no era más que el mismo
hombre que había sido levantado físicamente, un hombre que Juan había conocido antes y
después de su muerte, entonces no quedaría en su mente ninguna duda en relación a qué
forma iban a tomar los creyentes levantados. Los creyentes y los escritores inspirados por el
Espíritu Santo tendrían toda la razón para creer que ellos iban a habitar los mismos cuerpos
que poseían (pero en un estado glorificado).

Y si estos escritores inspirados expresaban sus dudas, ¿cómo podemos pensar que los
escritores de los credos y los cristianos de los primitivos siglos tenían toda la verdad? Sé
que las implicaciones del Preterismo molestan a los teólogos “ortodoxos”, pero esto no
debe hacernos vacilar en cuanto a la verdad. A mi me molesta que los teólogos
tradicionales pongan tanta confianza en los credos y las enseñanzas tradicionales.

El Preterismo es una verdad que va a librar a muchos de las cadenas del tradicionalismo y
hacernos ver el Nuevo Testamento como lo vieron los primeros cristianos. Bajo el
Preterismo podemos manejar la Biblia con certeza y de acuerdo a la sabiduría de Dios, en
cuanto a su sentido original.

***

Adaptado de un artículo de John McPherson,


Traducido por J.Hendrix-Weidner

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