Está en la página 1de 11

Dinámicas Grupales según William Schutz.

Desde hace tres décadas el nombre de William Schutz está asociado


internacionalmente con la creació n y difusió n de los llamados grupos de
encuentro, siendo junto con Fréderic Stroller y Carl Rogers uno de los padres de
esa modalidad terapéutica que ha sido adoptada por una multiplicidad de escuelas
psicoló gicas e incorporada al repertorio de numerosos coordinadores en el á mbito
educacional, recreativo, o terapéutico.

A diferencia de Rogers cuyos grupos de sensibilizació n se desarrollaban


principalmente en forma verbal y con los participantes sentados en sillas, Schutz
introdujo el trabajo corporal expresivo y bioenergético, los masajes, los juegos, y
un enorme variedad de técnicas desde el ensueñ o dirigido hasta las meditaciones
diná micas. Buscaba de esta forma ensalzar la alegría de vivir y proponía como
forma de alcanzarla la expresió n total de los sentimientos.

A diferencia de Stroller, el padre de las maratones terapéuticas y los laboratorios


experienciales de fin de semana, sus métodos solían ser má s suaves aunque sin
rehuirle totalmente a los ejercicios de catarsis y de confrontació n (a veces
violentas) entre sus integrantes.

Schutz se mostró siempre inquieto intelectualmente y dotado de una gran


originalidad; alcanzó un doctorado en psicología en la Universidad de Los á ngeles
donde ademá s se intersó por todas las prá cticas terapéuticas grupales existentes
en los añ os 50. Asimismo experimentó con el sicodrama, la expresió n corporal, la
bioenergética, e intercambió ideas con Fritz Perls, el fundador de la terapia
Gestá ltica, con Ida Rolf, Moshe Feldenkrais, y Abraham Maslow, uno de los
fundadores de la psicología humanista, entre otros.

Sus grupos en el mítico Instituto Esalen, en Big Sur, y en Europa se convirtieron en


legendarios y en 1967 su libro Joy (Alegría) se volvió un éxito de ventas. Pocos
añ os después en 1972 su película Here comes everybody (Ahi vienen todos)
-donde desplegaba líricamente su proselitismo a favor de la revolució n de los
grupos y el despertar sensorial del cuerpo- llegó a Cannes y le confirió un gran
prestigio internacional.

El grupo interno
Las concepciones psicoló gicas de Schutz configuran uno de los ejemplos má s
radicales dentro del campo de las teorías sobre grupos. A diferencia de otros
teó ricos de las diná micas grupales como Pichon-Riviére o Bion, Schutz elabor- un
sistema extremadamente simple y a la vez efectivo para quienes trabajan con
grupos en el campo terapéutico, didá ctico, o recreativo. Algo así como
herramientas rudimentarias aunque só lidas para la coordinació n de grupos.

Schutz parte de la base de una estricta correlació n entre el individuo y los grupos:
“…será ú til considerar al individuo como si fuera un grupo. Así como el grupo está
constituido por muchas personas, el individuo está compuesto de muchas partes…
Cabe concebir al individuo como un grupo en el que aquel se esfuerza por erigirse
en líder, y que está constituido por partes procedentes de todas las personas a las
que ha incorporado en su propio yo. Así como ciertos grupos parecen dominados
por uno de sus miembros, un individuo puede estar dominado por una persona en
particular; así como en la conducta grupal influyen fuerzas exteriores, las
relaciones personales externas de un individuo gravitan en la interacció n de las
influencias que recibe; así como, a veces, un grupo actú a como si fuera víctima de
la discrepancia, así también la conducta del individuo refleja a veces sus conflictos
internos; el grado de integració n de un individuo varía como varía el grado de
cohesió n de un grupo, y el individuo, igual que el grupo, puede llegar al
estancamiento y la falta de productividad.”

De esta forma Schutz expande -y hasta fuerza en muchos casos- los paralelismos,
proponiendo el ver los grupos como un cuerpo en movimiento, dotado de una
identidad característica, manteniendo relaciones con el afuera, y hasta con una
dimensió n espiritual propia.

Al fin de cuentas, todo grupo debe hacer frente a su realidad exterior, a sus
emociones internas, mantener contactos con otros grupos y personas, y mantener
su identidad. En resumen, a todo grupo se le plantean problemas de inclusió n en su
medio, de control de su realidad, y también problemas afectivos.

Teoría de la necesidad interpersonal


Segú n sus propias declaraciones, Schutz comenzó a especular teó ricamente sobre
el ser humano y sus necesidades a partir de un comentario de su -por entonces-
pequeñ a hija: “People need people” (“La gente necesita de la gente”). Schutz tomó
este como su primer postulado: El ser humano tiene necesidad de otros seres
humanos: necesidad de aceptación, de comprensión, de libertad; es decir necesidades
interpersonales. Tales necesidades só lo pueden ser satisfechas mediante una
relació n con otra persona. Por otra parte observó que la insatisfacció n de una
necesidad interpersonal genera en el organismo la misma sensació n de ansiedad
que la insatisfacció n de una necesidad fisioló gica como el hambre o el sueñ o entre
otras.
Para el esclarecimiento de sus ideas, Schutz recurrió a una suerte de metá foras
espaciales delimitando tres zonas en las que se expresan las necesidades
interpersonales: la zona de inclusió n, la de control, y la de afecto.

1) Zona de inclusió n: Necesidad de ser considerado como existente e importante


para otra persona, y de ser aceptado en el mundo del otro y en sus grupos.
Necesidad de ser incluido sin ser devorado por los grupos en los que busca
integrarse y de sentir también interés por la otra persona.

Esta zona puede ser diagramada en cada caso particular tomando como referencia
dos continuos, dos dimensiones complementarias.

a) Desde ser el origen de la interacció n con todo el mundo hasta no serlo con nadie.
b) Desde suscitar en el otro el origen de una interacció n consigo mismo hasta que
el otro no sea nunca el origen de una interacció n consigo mismo.

2) Zona de control: Es decir el territorio virtual en el que se expresa la necesidad


de ser reconocido por el otro como competente y responsable, y también el espacio
en el que se expresa el respeto por la otra persona. Puede ser comprendida sobre
la base de dos continuos.

a) El primero va desde el intento de controlar totalmente el comportamiento del


otro hasta el no controlar el comportamiento de nadie.

b) Desde suscitar siempre en el otro el ejercicio de su dominio hasta no dejar que


lo ejerza nunca.

3) Zona del afecto: Plano que define la necesidad de amar y ser amado por el otro.
Al igual que en las otras zonas Schutz propone dos continuos para su comprensió n.

a) El primero va desde ser el iniciador de una relació n afectiva con todas las
personas que puede conocer hasta no ser el iniciador de una relació n personal e
íntima con nadie.

b) Desde suscitar en el otro el deseo de ser el iniciador de una relació n personal


siendo éste el polo atractor hasta no suscitar nunca en otra persona tal necesidad.

Déficits, excesos y equilibrios


Las condiciones ideales para la satisfacció n de las necesidad interpersonales se
expresan cuando hay un equilibrio entre estas tres zonas y cuando el organismo
recurre só lo mínimamente a sus mecanismos de defensa. El comportamiento
relacional puede ser entendido entonces desde esta perspectiva como una
combinació n de los comportamientos bá sicos en las zonas reseñ adas.
Comportamientos que pueden ser diagramados para su comprensió n sobre la base
de los continuos. Así cada comportamiento puede ser visto como deficiente o como
excesivo, como patoló gico o como ideal. Siendo precisamente en este ú ltimo caso
cuando la necesidad interpersonal se satisface plenamente.

1) Por ejemplo, en la zona de inclusió n o pertenencia a un grupo, se puede


registrar un comportamiento hiposocial, en el que se manifiesta una tendencia a la
introversió n, o un comportamiento hipersocial, que evidencia una tendencia a la
extroversió n, o bien un comportamiento social equilibrado, en el que está n
armonizadas ambas tendencias.

2) En la zona de control o de dominio se pueden registrar comportamientos


abdícratas, es decir, de abandono total de las responsabilidades en las relaciones;
comportamientos autó cratas, intentando siempre el dominio del otro, o bien
comportamientos democrá ticos, asumiendo o cediendo el control segú n mejor
convenga.
3) Finalmente en la zona del afecto pueden reconocerse los comportamientos
contrapersonales, en los que se evitan los lazos estrechos; comportamientos
hiperpersonales, con los que se procura posesivamente ser amado por todos y por
todos los medios, siendo el punto de equilibrio el comportamiento personal (a
secas) que revela la posibilidad de establecer a gusto personal relaciones estrechas
con algunos y con otros no.

Por otra parte Schutz plantea que existe una continuidad relacionadora entre las
formas vinculares percibidas durante la infancia y en particular las que la persona
desarrolló con su figuras parentales. Tal postulado de continuidad relacionadora se
funda en dos principios

A) Principio de constancia: La posició n relacionadora predominante en un vínculo


es percibida como semejante a la desarrollada por la persona en su infancia con
sus propios padres.

B) Principio de identificació n: La posició n predominante en una relació n es


percibida como aná loga a la desarrollada por sus padres durante su infancia. La
persona se identifica con alguno de sus padres y cree reproducir sus actitudes.

No obstante, para Schutz en toda relació n interpersonal se evidencia una


propiedad característica: la compatibilidad.

Compatibilidad que ha clasificado didá cticamente en tres tipos:

Compatibilidad recíproca: Dos personas se relacionan má s fá cilmente cuando


manifiestan el mismo interés recíproco, cuando la espera de la una encuentra la
espera de la otra.

Compatibilidad de iniciativa: Dos personas será n má s compatibles cuando se da


una complementariedad en sus iniciativas. Una prefiere tomar la iniciativa y la otra
también prefiere que la relació n comience así.

Compatibilidad en los intercambios: El clima ó ptimo de intercambio personal varía


de una persona a otra. Algunos lo prefieren intenso y otras reservado. El clima de
intercambio má s compatible entre dos personas se da (aunque resulte casi
perogrullezco definirlo) cuando hay intereses similares y cuando encuentran en
esa relació n má s satisfacció n que en cualquier otra.

El grupo y sus fases


En sus investigaciones, Schutz encontró que las fases de interacció n en grupo
cumplen un ciclo estricto que guarda relació n con las necesidades interpersonales
individuales. Cualquiera sea la duració n de un grupo, éste presenta ciclos de
inclusió n-control-afecció n. Ciclo que puede repetirse varias veces desde la
conformació n de un grupo hasta la disolució n programada del mismo. Schutz
percibió también que cerca del fin previsto de un grupo ese ciclo seINVERTÍA .
En términos técnicos sugiere hacer coincidir la suspensió n parcial de una sesió n
grupal o de una etapa de trabajo cuando el grupo ya ha cumplido un ciclo llegando
a la fase del afecto o la afecció n. De esta forma el grupo seguía interactuando
naturalmente sin la direcció n del coordinador.

Fase de inclusió n: Confrontados entre sí, los participantes buscan y encuentran su


lugar en algú n punto en ese radio imaginario que va desde el centro del grupo
hasta su periferia.

“Esta fase comienza con la creació n del grupo. Al enfrentarse mutuamente, la gente
encuentra su ubicació n inicial, que implica quedar dentro o fuera del grupo,
presentarse como un individuo específico y comprobar si los demá s le han de
prestar atenció n o hará n caso omiso de él. La ansiedad que provoca la inclusió n
hace que los individuos hablen en exceso, se aparten, narren historias
apasionantes o practiquen el exhibicionismo. Pero el problema bá sico del
compromiso con respecto al grupo está latente: cada miembro se pregunta
tá citamente hasta qué punto debe integrarse al grupo, cuá nto deberá sustraer a
sus otros compromisos paraINVERTIR  en esta nueva relació n. ¿Cuá l será mi
importancia en este medio? se cuestiona. ¿Se dará n cuenta ellos de quién soy yo y
qué es lo que sé hacer, o no me diferenciará n de los demá s?- Se trata de un
problema de identidad.”

El grupo establece sus límites. Sus integrantes evalú an su implicació n, su


“compromiso”, su “contrato”, las reacciones del coordinador, la calidad del
contacto, el grado de comunicació n.

Cada uno establece aliados y se hace una idea de la composició n del grupo y del
tipo de papel que desea representar.

En una etapa má s avanzada de la inclusió n si aú n persiste la dificultad en la


integració n de algú n miembro y finalmente se logra este paso, el grupo
“experimenta una sensació n de euforia similar a la del individuo que se siente
íntegro. Por lo comú n, de ahí en má s el grupo funciona mejor, pues puede emplear
con má s provecho la energía oculta que estaba ligada a la preocupació n por ese
miembro”.

Generalmente se presenta en esta etapa algú n problema que comienza de una u


otra forma a ser debatido. Si bien este problema carece normalmente de
importancia para la mayoría de los integrantes del grupo o bien para todos, la
discusió n se hace larga y no se suele llegar a ninguna discusió n. No obstante, esto
ha servido para el reconocimiento recíproco de sus integrantes.

Fase de control: El participante ya se ha establecido. El interés se centra en el


procedimiento de lograr una posició n que satisfaga sus necesidades de control,
influencia, y de responsabilidad. Se trata de la distribució n del poder y del control,
y las conductas predominantes son la lucha por el liderazgo, la competencia, el
debate sobre la orientació n de la tarea, las reglas de procedimiento, y los métodos
para las tomas de decisiones y asignaciones de responsabilidades.

“Las ansiedades fundamentales giran en torno a tener demasiada o muy poca


responsabilidad, demasiada o muy poca influencia… En la etapa de control el
interés del grupo se centra en la regulació n interna, la centració n, y la eficiencia”.

Fase del afecto: Los problemas de control e influencia está n mayoritariamente


resueltos. Los participantes intentan integrarse emocionalmente en el grupo. Cada
uno intenta expresar y recibir manifestaciones de afecto estableciendo ademá s su
propia pauta en lo concerniente a la intensidad y calor de los intercambios. El
grupo busca saber hasta dó nde puede llegar sin ir realmente demasiado lejos.

“En este estadio es habitual asistir a la expresió n de sentimientos positivos,


hostilidad personal directa, celos, formació n de parejas, y, en general, una
intensificació n de las emociones suscitadas entre parejas de individuos. Las
ansiedades primordiales se vinculan con el sentimiento de no despertar simpatía
en los demá s, no entablar con ellos una relació n suficientemente estrecha, o bien
llegar a una intimidad excesiva. Cada miembro se afana por alcanzar la posició n
má s có moda para él en su intercambio de afecto con los demá s.”

Tiempos y ciclos
Estas tres fases reseñ adas no son siempre claramente distintas dado que no todos
los integrantes está n necesariamente en el mismo estadio. “…las tres (fases) está n
siempre presentes -aunque no tengan en todo momento la misma importancia-.
Hay personas que quedan fijadas en problemas de control y autoridad, otras en
problemas de afectos. Si su preocupació n es suficientemente intensa, pasan todo el
tiempo centradas en tales esferas y quedan excluidas de las demá s que aborda el
grupo. Para cada individuo, su esfera de preocupació n será la suma de sus esferas
problemá ticas particulares y de la correspondiente fase por la que atraviesa el
grupo.”

En la fase de inclusió n los comportamientos extremos giran en torno a un


aislamiento excesivo o bien actitudes exhibicionistas. Tanto el abandono del grupo
como la imposibilidad de sentirse integrado a éste genera cantidades importantes
de ansiedad.

“En la fase de control suelen preocupar las eventuales faltas cometidas por el
grupo y se entablan prolongadas discusiones acerca de los miembros que hacen lo
que se supone que no deberían hacer.”

En la fase del afecto en cambio irrumpe la preocupació n por la separació n


desplegá ndose distintos mecanismos paliativos frente a esta pérdida. Separació n
que actualiza individualmente sufrimientos pasados de pérdida y las estrategias
desplegadas entonces para superar ese trance.

En la evolució n de un grupo es el período en que aparecen con mayor frecuencia


temas como la enfermedad o la muerte.

Hay quienes ensayan una separació n gradual, aumentando el nú mero de


inasistencias, las llegadas tarde, y la tendencia a divagar colectivamente. Asimismo
algunos comienzan a dedicarse paralelamente a una nueva actividad para atenuar
el impacto de la pérdida.

Hay también otros que comienzan a desvalorizar sistemá ticamente al grupo o bien
lo atacan buscando el rechazo colectivo y forzando así su abandono.

Es comú n también la planificació n de reuniones extra de despedida a las que no


siempre van todos los integrantes pero que ayudan a tolerar mejor la separació n.

Schutz sugiere a los coordinadores en la fase final el abordaje de los problemas


irresueltos procurando de esta forma que la experiencia grupal sea metabolizada
por cada integrante y no queden en él emociones residuales que habrá de
descargar en otros á mbitos. También advierte que la frustració n de un ciclo en la
vida de un grupo suele producir inquietud generalizada, y una sensació n de
incompletud, y tensiones corporales en muchos de sus integrantes.

Cuando se acerca el fin de un grupo de acuerdo al contrato precisado de antemano,


el ciclo se invierte. En primer término aparecen sentimientos positivos o negativos
asociados a diferentes momentos de la historia del grupo (Fase del afecto). Luego
el debate se centra en torno al coordinador y a los líderes que hayan surgido
esgrimiendo las razones que tuvieron o tienen para acatar o rebelarse (Fase de
control). Por ú ltimo se discute la posibilidad de darle alguna continuidad al grupo,
el grado de compromiso individual que se ha establecido y lo que se experimenta
frente al abandono de los compañ eros (Fase de inclusió n). Esta evolució n invierte
así la secuencia de formació n del grupo: primero es necesario desatar los lazos
afectivos, luego se dejan atrá s los problemas de control y dominio, y por ú ltimo los
fenó menos de pertenencia, intentando así habilitarse emocionalmente para futuras
experiencias.

Las esferas de inclusió n, control y afecto no está n totalmente diferenciadas ni


todos los miembros de un grupo las viven de la misma manera. Hay personas que
quedan fijadas en problemas de control y autoridad, otras en problemas de afecto.
Si su preocupació n es suficientemente intensa, pasan todo el tiempo centradas en
tales esferas y quedan excluidas de las demá s que aborda el grupo. Para cada
individuo, su esfera de preocupació n será la suma de sus esferas problemá ticas
particulares y de la correspondiente fase por la que atraviesa el grupo.
Igualmente, el proceso de desarrollo de un grupo actú a bajo las siguientes
premisas:

 Las tres etapas está n siempre presentes, así se haga énfasis en una de ellas.
 La mayor o menor cohesió n grupal dependerá de un buen paso por las
diferentes etapas y por la mayor o menor dependencia de ella.
 Reconocer la etapa en la que está haciendo énfasis un grupo, es un referente
importante para intervenir sus dificultades y fortalecerlo.

Juan Fernández Romar, Maria Elena Ochoa Jaramillo, Luis López-Yarto Elizalde,
William Schutz
La Teoría FIRO – William Schutz
William Schutz
(1925 – 9 de noviembre, 2002) fué psicólogo en Instituto de Esalen (Sur grande,
California) en los años 60. Más adelante se convirtión en  el presidente de BConWSA
internacional. Recibió su Ph.D. de UCLA. En los años 50 él formó parte de un grupo
altamente influyente en la universidad del centro de asesoramiento de Chicago tal
como la cual incluyó a contribuidores notables a la psicología no-directiva Carl
Rogers, Thomas Gordon, Abraham Maslow y Portero de Elias.
 

En 1958 William Schutz crea la Teoría Firo (Fundamental Interpersonal Relations


Orientation). Dicha teoría plantea varios postulados, entre ellos el de las
necesiades interpersonales que aquí   nos interesa.
 Cada individuo tiene tres necesidades Interpersonales
1. INCLUSIÓN (I)
2. CONTROL (C)
3. AFECTO (A)
 Estas tres necesidades de conducta interpersonal son suficientes para
predecir y explicar las relaciones interpersonales.
INCLUSIÓN se refiere a la asociació n, interacció n o comunicació n entre la gente. La
carencia de inclusió n denota exclusió n, aislamiento, soledad y abandono.
La conducta de CONTROL se relaciona con el proceso de toma de decisiones entre
la gente. Control es sinó nimo de poder, autoridad, dominació n, influencia y la
carencia de control se indica como sumisió n, seguimiento, rebeldía y resistencia.
AFECTO concierne los sentimientos cercanos entre dos personas. Se expresa por
medio de amor, ternura y amistad. El efecto negativo contiene odio, distancia
emocional, resentimiento.
Uno de los instrumentos de medida de esta teoría es la escala FIRO-B. En 1996
William Schutz elabora esta escala cuyo objetivo es:

1. Medir có mo se comporta el individuo en situaciones interpersonales.


2. Proporcionar un instrumento que facilite el predecir la interacció n entre la
gente
Esta conducta de interacció n, tal y como es medida por la escala, contiene dos
componentes:

 La conducta expresada (E) por la persona hacia otras personas.


 La conducta deseada (D) o que desea recibir de las otras personas.
La escala FIRO-B proporciona seis puntuaciones en sus seis subescalas
denominadas:

 IE – INCLUSIÓ N EXPRESADA
 ID – INCLUSIÓ N DESEADA
 CE – CONTROL EXPRESADO
 CD – CONTROL DESEADO
 AE – AFECTO EXPRESADO
 AD – AFECTO DESEADO
Frases que describen la conducta Expresada y Deseada de la escala FIRO-B:

Expresado en primera persona:

Schutz mismo discutió el impacto del comportamiento extremo en las á reas de la


inclusió n, del control, y del afecto segú n lo indicado por las cuentas en el FIRO-B.
Para cada á rea de la necesidad interpersonal los tres tipos siguientes de
comportamiento serían evidentes: (1) deficiente, (2) excesivo, y (3) ideal.
Deficiente fue definido como indicando que un individuo no intentaba satisfacer
directamente la necesidad. Excesivo fue definido como indicando que un individuo
intentaba constantemente satisfacer la necesidad. Satisfacció n referida ideal de la
necesidad. De esto, él identificó los tipos siguientes:

Tipos de INCLUSIÓN:
1. el undersocial (IE bajo, ID bajo)
2. el oversocial (IE alto, ID alto)
3. el social (IE moderado, ID moderado)
Tipos de CONTROL:
1. el abdicrat (CE bajo, CD alto)
2. el autocrat (CE alto, CD bajo)
3. el demó crata (CE moderado, CD moderado)
Tipos de AFECTO:
1. el underpersonal (AE bajo, AD bajo)
2. el overpersonal (AE alto, AD alto)
3. el personal (AE moderado, AD moderado)
DESARROLLO ADICIONAL.
Durante los añ os 70, La teoría revisada y ampliada de Schutz de FIRO y desarrolló
los instrumentos adicionales (Schutz 1994, 1992) para medir los nuevos aspectos
de la teoría, incluyendo el elemento B: Comportamiento (una versió n mejorada de
FIRO-B); Elemento F: Sensaciones; Elemento S: Uno mismo; Elemento W:
Relaciones del trabajo; Elemento C: Relaciones cercanas; Elemento P: Relaciones
parentales; y elemento O: Clima de organizació n. Desde 1984, estos instrumentos
se han conocido colectivamente como elementos del conocimiento. Elemento B
diferencia en ampliar las definiciones de la inclusió n, del control, y del afecto
(retitulado “Franqueza”), en seis cuentas adicionales para medir cuá nto una
persona desea para incluir, controlar, y estar cerca de otros, y cuá nto la gente
incluya, controle, y como para estar cerca del testee.

William Schutz

También podría gustarte