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Una interpretación del periódico

«Destellos» de Larache

LABRÉQUINTERO
CARMELO PADR~N
Universidad de La Laguna

INTRODUCCION
El momento histórico vivido durante la Segunda República Española,
se caracterizó por la efervescencia de ideas y acontecimientos que florecían
y se enfrentaban en la búsqueda de modelos de vida y sociedad en gran
parte antagónicos. La vieja España heredera de la Restauración y la nueva
España republicana eran los dos grandes grupos que se disputaban el
poder del Estado. Las obediencias masónicas tomaron partido activo en
los acontecimientos y a lo largo de todo el Estado apoyaron, en líneas
generales, la opción progresista que aportaban las fuerzas republicanas
más o menos de izquierda.
El área del Marruecos español no estuvo al margen de estos aconte-
cimientos y las logias masónicas, a través de centros culturales y periódicos,
dejarán oír su voz y manifestarán sus opiniones sobre los problemas de
España.
El objeto de esta comunicación es, precisamente, el estudio de uno
de estos periódicos norteafricanos; en concreto, se trata de «Destellos»
órgano de la logia Perseverancia n.Q 70, de Larache, que constituía un
ejemplo de prensa masónica progresista. La técnica del trabajo será ana-
lizar la postura, que toman los redactores de dicho periódico, sobre los
problemas que ocupan las páginas del mismo. La variedad de temas y
los diversos niveles de interés de los mismos no permitían un análisis
más exhaustivo; por este motivo, me he limitado a entresacar los proble-
mas y opiniones que considero especialmente significativos, y cuya im-
portancia resulta obvia.
Por último, citar que los números analizados de «Destellos» abarcan
desde diciembre de 1932 hasta enero de 1934. Dentro de este ámbito
temporal se desarrollan, pues, las ideas y acontecimientos de los que
tratar6 a continuación.

LA AMENAZA DE LA GUERRA
La preocupación por este tema llena las páginas del periódico, durante
todo el período estudiado, llegando a tal extremo que se puede afirmar
que contituye el problema fundamental del mismo l.
Diversas son las maneras de declararse en abierto desacuerdo con la
existencia de actividades bélicas de cualquier índole; utilizando desde
citas de autores de reconocido prestigio, hasta la publicación de los acuer-
dos del Congreso Mundial contra la guerra Imperialista, pasando por la
contínua mención de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.
En general, se trata de un discurso apasionado en el que, la crítica
de la actuación prebélica, se ve acompañada de inequívocas manifesta-
ciones progresistas, que reflejan el sentimiento general de la publicación
que se pretende, en todo momento, de izquierda. Como ejemplo de esta
toma de postura contra la guerra y, a la vez, del posicionamiento ideoló-
gico, podemos citar la siguiente frase de Lenin: «La guerra no es un
accidente o un pecado, como se imagina el sacerdote cristiano; es una
etapa inevitable del capitalismo, una forma tan natural de la vida capita-
lista como la paz». (Diciembre de 1932, pág. 2) En apoyo de esta aseve-
ración parecen ir los discursos de Mussolini, que se reproducen y cuyo
comentrario resulta innecesario, ya que su planteamiento de la guerra,
como un fin inevitable y deseable, es claro.
Esta idea de Lenin resulta especialmente significativa, por cuanto
reúne a los dos grandes «enemigos» del periódico que tratamos. Por una
parte, la guerra y sus orígenes, y, por otro, el clero (del que me ocuparé
en el segundo apartado de esta comunicación).
Ahondando en el tema de los peligros de la guerra, debemos citar
que, aparte de las causas basadas en principios genéricos tales como la
ambición, el egoísmo o el patriotismo, señala, por medio de las manifes-
taciones del Congreso Mundial contra la Guerra Imperialista, organiza-
ción constituida por trabajadores intelectuales y manuales; que existe un
peligro más próximo, y es l a ola proteccionista que tienen que seguir los
países para superar la crisis económica, debida al mal funcionamiento
del sistema capitalista. Esta situación, puede llevar de la guerra económica

1. Para ampliar este tema ver; DE PAZ,Manuel: ((Masonería y militarismo en el norte de


Africa)),en La Masonería y su impacto internacional, Universidad Complutense de Madrid, Cursos
de verano, El Escorial, 1988, págs. 85-1 17.
a la militar, siguiendo los postulados desarrollados por Lenin y ya men-
cionados.
¿Qué actitud toman los redactores del periódico ante esta situación?
Por una parte, se lleva a cabo una denuncia sistemática de todo aquello
que puede ser proclive a la guerra, y, por otra, la concienciación ciudadana
ante el problema, intentando que el pueblo en general, y los sectores más
progresistas, sobre todo, actúen de alguna manera para evitar, en lo po-
sible, que quienes quieren y pueden llevar las sociedades a la guerra se
encuentren solos. Es, pues, y valga la aparente contradicción, un lugar
de lucha contra la guerra; un órgano que pretende servir de nexo entre
quienes estén dispuestos a oponerse, de modo activo, a los sectores beli-
cistas del país; por ello, junto a lo expresado anteriormente, se facilita la
información necesaria para unirse al Comité Español contra la Guerra.
La proclama que acompaña la dirección de dicho comité resulta harto
elocuente: «Luchar contra la guerra que se avecina es un deber ineludible
de todos los obreros, de todos los campesinos, de todos los intelectuales,
de todas las mujeres, de todos los niños. ¡Que todos cumplan con su
deber! ¡Abajo la guerra!)). (Diciembre de 1932, pág. 7).
Como se puede observar, oponerse a la guerra es algo que concierne
a todos, incluso a los niños, y que para que tenga éxito, necesitará cambiar
totalmente la sociedad, sobre todo aquellos pilares que sostienen, anqui-
losada, a la misma.

EL PROBLEMA RELIGIOSO
Como ya mencioné anteriormente, la Iglesia constituye el otro gran
rival de la publicación. Si la guerra es concebida como el mayor mal de
la Humanidad, por ser capaz de destruir a las personas físicamente; la
Iglesia es tachada de ser la responsable de su destrucción cultural. Sim-
plificando las argumentaciones vertidas por el periódico, resulta evidente
que se plantea una dicotomía: cultura o religión. Evidentemente, los auto-
res de «Destellos» apuestan, decididamente, por la difusión cultural como
el medio ideal para conseguir sus grandes objetivos de libertad, igualdad
y fraternidad; y ello les lleva a un enfrentamiento muy duro con la Iglesia.
El análisis de su postura requiere de cierto detenirniento. Primeramente,
cabe señalar cómo consideran que la religión en su origen, es decir, pura,
no sería vituperable; pero se ha ido contaminando con los siglos merced
a los usos y costumbres establecidos e impuestos por la Institución ecle-
siástica. En esta evolución, las religiones «van alambicando el espiritu
humano, condenándole forzosamente a un obligado empequeñecimiento)).
(Febrero de 1933, pág. 3) Y esta situación se hace especialmente penosa,
en un tiempo en el que propugnan la existencia de un espíritu libre,
abierto y amplio, al que se niega la Iglesia con el mantenimiento de ritos
caducos, como el de «venerar una medalla o una estampa)). (Ibidem)
Estas costumbres, fuertemente arraigadas, se observan como un gran lastre
para la sociedad, y se ataca a la Institución con duras expresiones, que
no dejan lugar a dudas sobre la escasa estimación de que gozan por
parte de los miembros de Perseverancia. Sirvan de ejemplo estas palabras:
((~Creeisque todos los vampiros que hoy viven a costa de la religión iban
a resignarse a aceptar una moral sin sacerdotes y unos templos sin ingre-
sos?)).(Ibidem) La respuesta es clara y contundente, puesto que la mejora
y la evolución son imposibles, y continúa siendo una lacra social: la
religión debe desaparecer, el hombre debe avanzar a su anulación y sus-
tituir su vacío por una sociedad laica. Así, el laicismo, se constituiría en
una auténtica «religión» del futuro. Sin embargo, conviene resaltar que
este Laicismo no implica ateísmo, puesto que respetan, incluso, a la figura
de Jesús, personaje presentado como un liberador de oprimidos, muy
próximo a sus propios ideales, y del cual se ha separado la Iglesia con su
pompa mundana y su raquitismo cultural. La anulación de la Iglesia se
conseguiría con una buena educación, de marcado carácter republicano,
que permita adorar a Dios sin frecuentar los templos, y con la definición
de un modelo de Iglesia, que se valga por sus propios medios, sin las
subvenciones del Estado. Por último, dos ejemplos de cómo la vehemencia
con la que defendían sus ideas y atacaban al catolicismo, les llevaba a
cometer algún que otro desliz. Así llegan a afirmar, poniéndolo como
ejemplo de fanatismo e intolerancia, que la Iglesia Católica quemó a
Miguel Servet en la hoguera; lo cual constituyó, a todas luces, un atentado
contra la ciencia y el progreso de la Humanidad. Resulta evidente que no
faltaban ganas a la Iglesia Católica para quemarlo; pero en realidad, su
ejecución fue obra de Calvino, muy poco adicto a la institución católica.
En segundo lugar, debo resaltar una apreciación sobre la actitud
religiosa de los españoles, que resulta sorprendente. Decía así: ((España
excepto una pequeña porción, no es católica ni protestante, ni tiene religión
oficial... somos, generalmente, laicos)). (Abril de 1933, pág. 6) Evidente-
mente, han confundido los sueños con las realidades, y los logros de la
Segunda república pueden haber ayudado en este espejismo. De hecho,
no podían escapar al movimiento de euforia colectiva que las realizaciones
del nuevo régimen habían provocado; por ello, confiaban en la regenera-
ción adicional, inmersos en el sentimiento general de la época del cual
participaban no pocos españoles.

REPUBLICA Y MASONERIA
En «Destellos», la República Española es exaltada y defendida sin
ningún tipo de limitación; siendo concebida como el medio ideal para
superar una etapa de oscurantismo presidida por la Monarquía, a la que
se califica de tiranía. (Febrero de 1933, pág. 2).
Ahora bien, los enemigos.de la república son muchos, y, constante-
mente, se hacen llamadas de atención para prevenir de sus posibles ac-
tuaciones; sobre todo, de las del fascismo en torno al cual se concentran
los enemigos de la misma? Entre estos, no se olvida a la Iglesia o a
algunos sectores de la administración, que con sus actitudes, parecen no
aceptar de buen grado la nueva situación del país. Especial referencia
merece el trato dado, por la Justicia, a la propia masonería y a quienes
luchan contra el fascismo. Sobre el primer aspecto, resulta aleccionadora
la sentencia dada en la Audiencia de Vitoria; en la cual se condena al
periodista Arrece, por considerar que la calificación de masón constituye
«una ofensa verdaderamente afrentosa, considerablemente perjudicial para
la fama y crédito del querellante y, en este concepto, constitutiva de
injuria grave)). (Diciembre de 1932, pág. 7) Lógicamente, lo que resulta
ofensivo para los miembros de Perseverancia es que ser llamado masón
se considere un insulto, cuando lo viven como algo honorable; siendo
aún más penosa esta situación en plena República y por consideración
judicial.
En el otro caso citado, se produce el procesamiento de Bartolomé
Pajares por un delito de injurias al jefe del Estado italiano. Como ya he
mencionado, la lucha contra el fascismo constituye uno de los pilares y
fundamentos del periódico y, en este caso, manifiesta su sorpresa e indig-
nación porque un hombre que ataca al fascismo, máximo enemigo de la
República, sea procesado por ella, justo por este motivo. A pesar de
todo, la crítica a la Justicia es siempre solapada y, sin dejar de declarar
su confianza en la misma, esperan un feliz desenlace del proceso, sin
atreverse a un enfrentamiento serio.
Por otra parte, la labor de la República Española, a pesar de las
dificultades que tendrá, es contemplada con satisfacción y optimismo.
Ya ha conseguido grandes logros, entre los cuales destacarían: la des-
trucción de la monarquía, el avance del laicismo y la propia tolerancia
hacia los masones, entre otros. Pero además de estas libertades, se espera
de ella un decisivo avance en el plano de la igualdad y del desarrollo
socioeconómico, dando con ello a España una etapa de progreso muy
importante. La confianza de que esto es posible se refleja en el debate,
que se origina en el propio Marruecos, sobre las posibilidades de la Re-
pública para atender sus objetivos y obligaciones. Resulta interesante el
planteamiento que se hace de este problema, del cual he extraído el si-
guiente fragmento: «surgían lamentaciones en demanda de trabajo, tanto
del pueblo musulmán como de las colonias española e israelita, y en esta
situación no faltó quien descontento y contrariado por el nuevo régimen,
contestara a los sin trabajo y en particular a los moros Ya Repiiblica es
pobre, no tiene dinero', pero, nosotros, los que hicimos la ciudad para
vivir y para morir en ella, les decíamos: 'la República es rica porque es

2. Este problema ha sido tratado por AYALA,José Antonio: ((Fascismo y masonería en la 11


República)). Ibidem, págs. 119-153.

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España y te dará trabajo, y tendrá dinero'; y desoyeron las palabras de
aquellos... y nos hicieron caso a nosotros, a los españoles republicanos
que le ofrecíamos trabajo, instrucción, alivio...)) (Abril de 1933, pág. 1)
El texto, harto elocuente, refleja la ilusión, la esperanza y el optimismo
que tenían los miembros de la logia en la nueva situación del país; hasta
tal punto que llegan a adoptar una actitud mesiánica, atribuyendo a la
República española enormes posibilidades en casi todos los terrenos. Pero,
además de este aspecto, hay que mencionar el tono paternalista con el
que se concibe, no sólo el Estado Republicano, sino también la acción de
España en Marruecos. Efectivamente, la posición española puede califi-
carse de civilizadora, organizando, instruyendo y haciendo progresar al
pueblo marroquí. Resulta, por lo tanto, una actitud3 propia de la época
y de la cual no pueden escapar. La civilización «europea» se considera el
modelo ideal (cuando no el único posible) y su difusión es casi un deber
ineludible para los Estados del continente. Por ello, resulta lógico que al
hablar del papel de España en el mundo y en la Historia, sin negar
ciertas críticas, se advierta la presencia de orgullo y amor a la nación que
no sólo no se disimula, sino que parece enmascarar otros aspectos de la
vida nacional. Siguiendo esta línea, la interpretación de la conquista es-
pañola de América resulta positiva y digna de elogios que enorgullecen a
la nación y demuestran su valía. Los conquistadores son presentados
como ({Heraldosde civilización, mensajeros de ideales humanos, cumplían
su destino como mandatarios de la humanidad)). (Octubre de 1933, pág.
1) Resulta innegable, que manifestaban una visión idealizada de la con-
quista, que no disimula de ninguna manera el nacionalismo exaltado que
poseían, y el cual les privaba de poder hacer un análisis veraz de lo
ocurrido. Incluso, es alabada la difusión de la fe o de «leyes sabias inspi-
radas en austeros principios de justicia)) que, en su opinión, ((prendieron
en aquel pueblo el amor a la igualdad, engendrando el ansia de emanci-
pación que les condujo a la libertad)) (Ibidem).
Volviendo a los fundamentos de la República, es necesario resaltar
el papel que la Masonería tuvo en el nacimiento de la rnisma y en su
configuración. Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad parecen
haber tenido, por fin, plasmación en un Estado, el Republicano, al que
contribuyeron, en gran medida, a desarrollar. Según palabras de la pu-
blicación, la proclamación de la República Española es una nueva victoria
de la Masonería que, fiel a sus principios fundamentales, trabaja en todo
el mundo de forma activa y generosa para que aquellos ideales mencio-
nados rijan las sociedades humanas. Sin embargo, pese a estos buenos
sentimientos, que están llenos de ideas de progreso y de sinceros deseos
de bienestar social (apuesta por el trabajo frente al capital, como símbolo
de la liberación del humilde respecto al poderoso que lo explota y hu-

3. Sobre este aspecto resulta muy interesante el trabajo de SANCHEZ


FERRÉ, Pere: ((Masonería
y colonialismo español)). Ibidem,págs. 11-26.
milla) y de democracia en lo político; consideran que la mujer no debería
participar en la actividad política, debido a su escasa o nula preparación
y a sus malos hábitos o debilidad de carácter. Aún es más, se teme que
con esta actuación se dañe su papel de esposa y madre; y, por otra parte,
se pongan en peligro las instituciones del Estado. Se reserva, pues, a la
mujer el hogar y la familia, hasta que abandone su dependencia del con-
fesionario y su gusto por las ((frivolidades)).La solución de éste como de
tantos problemas estaría en una educación adecuada.
No puedo concluir este apartado, sin hacer mención del problema
surgido en las filas de la masonería tras las elecciones del 33. «Destellos»
se hace eco del asombro y la indignación que sienten los masones pro-
gresistas, al comprobar que otros miembros de la Orden colaboran con
lo que llaman la afalante reaccionaria)), que se opone a todo progreso y
aun a la propia República. Por ello advierten que «si la reacción sigue
avanzando, si consigue aprisionar a España entre las negruras de épocas
pasadas, y como ocurre hoy en el centro de Europa, el oprobio imperara
sobre la Libertad, esos hombres serán los responsables de haberla traído
de la mano)). (Enero de 1934, págs. 1 y 2).
La actitud incomprensible de estos: masones, republicanos y radicales,
no deja otra alternativa que el condenar, públicamente, su acción por
parte de quien corresponda, para evitar que su condición de masones,
conocida por todos, pueda ser motivo de que a todos los miembros de la
Orden se les englobe en el mismo grupo. Parece como si, a pesar de
todos sus esfuerzos, las dos Españas empezaran a manifestarse también
dentro de la Masonería.

LA EDUCACION
La educación resulta ser el instrumento adecuado para que la Repú-
blica arraigue con fuerza, y, de forma definitiva, en España. Pero debe
ser una enseñanza laica, definida como la ((piedraangular de la República)).
(Octubre de 1933, pág. 2) El modelo y los objetivos de esta enseñanza
son expuestos claramente. Debe tratarse de una ((Enseñanza laica, exclu-
sivamente laica, obligatoriamente laica, la que dará al pueblo español, es
la que necesitan los pueblos que en algo se precian, y quieren ser, no ya
e pueblos civilizados, sino pueblos dignos de ser mantenidos y conservados
por hombres; por hombres iniciados en la ciencia, principio y fundamento
de la vida». (Enero de 1934, pág. 5) Como puede apreciarse, se vuelve a
contraponer lo religioso y lo cultural, optando por este último aspecto,
entendido como base fundamental del progreso humano. En este sentido,
la enseñanza debe ser la transmisora de ese saber y el maestro se convierte
en el elemento clave del sistema, sin cuyo concurso no sería posible la
nueva enseñanza. Precisamente, la división que existe entre el profesorado
se presenta como uno de los más graves problemas del país. Se reconoce
que muchos maestros aún están ligados a viejos esquemas y a caducos
principios; aunque existan otros con capacidad y disposición para llevar
a cabo la nueva enseñanza, a unos y otros, se les requiere para que
tomen conciencia de lo trascendental de su misión: «en la labor augusta
de la escuela tiene la España actual puestos sus ojos, y en la función
bienhechora y recreadora de la educación cifra su porvenir» (Junio de
1933, pág. 7) y, por ello, «el maestro tiene el deber ineludible de ser algo
más que un elemento burocrático del Estado)}.(Ibidem).
Por último, conviene subrayar cómo se extiende la crítica, una crítica
que pudiera usarse en la actualidad, hacia la falta de interés por la cultura
de la sociedad española. Y, en este caso, no por la exclusiva influencia
clerical, sino también, de los nuevos hábitos de comportamiento. La pe-
nosa situación se describe, concisa y expresivamente, de la siguiente forma:
«Los hombres juegan y no leen; las mujeres bailan y rezan, pero no leen;
los ricos se divierten, pero no leen; los pobres, jno saben leer!». (Diciembre
de 1932, pág. 7).

CONCLUSION
Lo primero que se puede y debe resaltar de la labor realizada por
«Destellos», son las contradicciones en que incurre. Es especialmente claro
el caso del patriotismo, criticado como germen de guerras pero utilizado
cuando hablan de la actuación colonial de España.
Por otra parte, y descontando las contradicciones de las que son
víctima, es innegalbe que su trabajo resulta ser digno de elogio, por cuanto
defendieron sus ideas de libertad, igualdad y fraternidad, tratando de
que se instalasen en una España que estaba tan necesitada de ellas.
Un último aspecto, tristemente perenne, es la lucha contra toda clase
de actividad bélica y su feroz oposición hacia cualquier atentado contra
los derechos humanos.
A pesar de todos sus defectos, desgraciadamente aún hoy, una ac-
tuación como la de Perseverancia, a través de «Destellos», sigue siendo
necesaria.

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