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Realmente sería una tarea un tanto difícil citar la fecha en que se comenzó a recurrir a la

ciencia para la conservación de los recursos naturales. En el transcurso de los siglos el hombre
ha ido reuniendo un cúmulo de conocimientos empíricos respecto a la conservación de suelos y
de su fertilidad, administración democrática de los bosques, control de las aguas y extracción
de minerales pero por lo menos algunos de los métodos empleados en la antigüedad podrían
ser clasificados hoy como científicos. Mucho antes de la era cristiana ya existían en China
prácticas agrícolas sumamente adelantadas y métodos para el control de las inundaciones
sabiamente planeados y aplicados; en Egipto se hacían levantamientos topográficos de los
terrenos; y los sistemas de riego en los valles del Tigris y el Eufrates habían alcanzado un alto
grado de perfección. Pero a pesar de que las prácticas desarrolladas en algunos países
indudablemente eran muy adelantadas, éstas no se propagaban fácilmente de una a otra
región y aún en aquellos países más avanzados variaba considerablemente la atención que se
prestaba a los diferentes recursos. En China, por ejemplo, se logró conservar una gran parte de
los suelos mejores pero por otro lado se permitió la destrucción de los bosques.

Durante los tiempos históricos primitivos y muchos siglos después, la densidad de población en
diversas partes del mundo era tan escasa que la influencia del hombre en el medio ambiente
era casi insignificante, pero en otras regiones, donde la población era más densa, el mal uso de
los recursos naturales condujo algunas veces a la ruina de toda una civilización.

Durante el siglo diecinueve, la evolución de la ciencia moderna y su aplicación a los problemas


prácticos, junto con la creación de una red mundial de comunicaciones, ha preparado el
escenario para la aplicación de nuevos métodos de ataque en todo lo relacionado con el
manejo y conservación de los recursos naturales. Al mismo tiempo, el aumento descomunal de
la población que sucedió a la Revolución Industrial contribuyó a aumentar la urgencia de
resolver los problemas relacionados con la conservación de los recursos y surgieron cuestiones
serias respecto a las cantidades de alimentos, ropa, alojamiento, metales y combustibles que la
tierra podría proporcionar a sus habitantes. Los hombres de gran visión comenzaron a darse
cuenta de que los recursos naturales no eran ilimitados y que el rápido aumento registrado en
la población exigía un uso más cuidadoso de suelos, aguas, bosques y minerales. Sobre todo,
había que acabar con la destrucción descuidada e insensata de los valiosos recursos.

Durante el siglo presente ha continuado aumentando la exigencia de explotar los recursos


naturales. Dos guerras mundiales desastrosas han acelerado la merma de dichos recursos,
pero no han reprimido el aumento de la población. Por otra parte, durante los últimos cincuenta
años se ha desarrollado rápidamente la cooperación internacional tendiente a precisar datos en
una escala mundial, definir los problemas específicos y buscar soluciones adecuadas.
Actualmente se les está concediendo a los recursos naturales en las consultas entre los
gobiernos el lugar que les corresponde como base esencial de la vida y la riqueza.

Es evidente hoy día la relación directa que existe entre la magnitud de los recursos naturales
disponibles y el número de habitantes que el mundo puede mantener a un nivel razonable de
salud y bienestar. Una escuela de pensamiento estima que si la población continúa
aumentando durante otro siglo en la misma proporción actual, inevitablemente se originará tal
aglomeración de habitantes que los niveles de vida tendrán que descender. Otros piensan que
la aplicación de la ciencia moderna puede contribuir a aumentar la productividad de los
recursos existentes en un grado tan considerable que no existe motivo alguno para alarma. Sin
embargo, ambos grupos están de acuerdo en que debe detenerse la explotación destructiva y
descuidada de los recursos naturales, que todavía continúa en gran escala, si se quiere evitar
que los efectos del desastre repercutan en la raza humana.
A medida que se han ido aclarando los amplios problemas relacionados con la conservación de
los recursos, se ha hecho cada vez más evidente la necesidad que existe de que en los planes
de conservación se incluya la administración adecuada de todos los recursos simultáneamente,
si es que se quiere que dichos planes resulten efectivos. Ya no basta que se dediquen grandes
esfuerzos a los métodos de tratamiento de los suelos y se descuide el mantenimiento de los
niveles de las aguas freáticas, o que se construyan presas formidables y costosas mientras se
deja que cuencas hidrográficas desprovistas de árboles ocasionen que el embalse se llene de
sedimentos. Un país que desperdicia insensatamente las riquezas minerales que encierran sus
montañas eventualmente tendrá que sufrir los rigores, no importa cuan adelantada esté su
agricultura. Además, ha llegado el momento en que cada hectárea de tierra, cada litro de agua,
y cada tonelada de mineral deberán destinarse al uso que resulte más adecuado y que redunde
en mayores beneficios para el mayor número de habitantes. Estas ideas constituyeron los
temas principales de la Conferencia Científica de las Naciones Unidas sobre la Conservación y
Aprovechamiento de los Recursos Naturales, celebrada en Lake Success, E.U.A., del 17 de
agosto al 6 de septiembre de 1949.

Es cada vez más evidente la necesidad que existe de que se analicen en conjunto los
esfuerzos no coordinados emprendidos en varios campos relacionados con la conservación de
los recursos naturales. Al mismo tiempo es preciso que se trate de hacer un inventario global,
ya que es obvia la gran influencia que puede tener la situación general en cualquier
modificación de las políticas nacionales que pudiera resultar conveniente llevar a cabo. Una
ventaja perdurable lograda con esta reunión es que ella brindó justamente dicha oportunidad.
Indudablemente que tanto desde el punto de vista geográfico como subjetivo, este inventario
general tendrá resultados de gran alcance. Se requerirá tiempo para que los nuevos conceptos,
que inevitablemente surgirán de esta reunión, cristalicen en la mente de quienes estuvieron
presentes y de quienes se enterarán de las deliberaciones a través de los informes finales que
se publiquen, así como también para que dichos conceptos se transformen en medidas
prácticas. Una de las impresiones más fuertes que en el ánimo tanto de los expertos allí
presentes como del público en general, que concurrió en un número crecido y halagador, dejó
esta reunión, fué que algo definitivamente nuevo estaba surgiendo y que tarde o temprano el
resultado de estas discusiones se reflejaría en todas las actividades relacionadas con la
conservación.

Se obtuvo una nueva perspectiva de la situación, lo que probablemente modificará


grandemente la forma de abordar los problemas en muchos de los campos. Ahora que ya se ha
considerado este problema desde un punto de vista integral, será más fácil colocar
correctamente las piezas de este gran rompecabezas y encontrar la solución para muchos
problemas. Sin embargo, a pesar de lo tentador que pueda parecer la reorganización de las
actividades para la conservación de los recursos naturales, conforme a un nuevo concepto, no
debe pasarse por alto que la decisión de confiar las labores relacionadas con ellos a
dependencias gubernamentales, tales como los Ministerios de Agricultura, Ministerios de Minas
y Ministerios de Energía Eléctrica y Comunicaciones se ha tomado con fundamento en una
larga experiencia y en consideraciones importantes. La misma observación se aplica a la actual
distribución de la responsabilidad internacional entre las Naciones Unidas y sus diversos
organismos especializados. Por consiguiente, parece lo más prudente conservar esta forma de
distribución de responsabilidad asegurando una coordinación sistemática en las labores y
planes de todos los organismos relacionados con los problemas de conservación de los
recursos naturales, en lugar de intentar concentrar en un solo organismo todas las actividades
relacionadas con los problemas de conservación.
Dicha Conferencia, a la que asistieron cerca de 600 delegados representando a 49 países y 8
organizaciones internacionales, fue única en muchos aspectos, uno de los cuales fué el hecho
de que no siguió la costumbre de tomar resoluciones ni formular recomendaciones a los
gobiernos. A través de una serie de reuniones dedicadas a estudiar cada recurso en particular,
esta Conferencia reunió agrónomos, silvicultores, expertos mineros y otros muchos
especialistas en cuestiones de recursos naturales de diferentes países, proporcionando a la
vez una oportunidad para el intercambio de experiencias entre los expertos y funcionarios en
cada campo especial. Esto en sí tuvo importancia, pero aún más importante fué la oportunidad
única que se blindó a los especialistas de poder ampliar sus conocimientos y apreciación
acerca de los problemas que surgen en otros campos ajenos a los propios. Los silvicultores
pudieron asistir a las reuniones técnicas sobre la conservación de suelos; los expertos en
minas de carbón escucharon las discusiones de los ingenieros petroleros; los agrónomos
asistieron a reuniones dedicadas principalmente a la generación de la fuerza hidroeléctrica; y
los expertos ganaderos tuvieron contacto con los problemas prácticos de la conservación de la
fauna y de las pesquerías marinas. Además, durante las sesiones plenarias se prestó atención
especial a la unidad esencial de los problemas de conservación y la medida en que la
administración de un recurso podía resultar perjudicial para otros.

http://www.fao.org/docrep/x5354s/x5354s02.htm

Para comenzar, se brindará la definición de los recursos naturales; estos son: elementos


de la naturaleza valorizados y aprovechados por las sociedades para satisfacer sus
necesidades, en un momento histórico dado. Es importante no confundir los términos de
recursos naturales y elementos naturales. Los últimos son elementos físicos, químicos y
biológicos que se presentan en un tiempo y espacio determinado sin el estímulo del hombre. Es
decir, los recursos naturales son el conjunto de elementos naturales que se encuentran en la
naturaleza de forma no modificada, escasos con relación a su demanda actual o potencial.  
Los recursos naturales tan complejos y diferentes que se los clasifica para poder
estudiarlos. Esos tipos de recursos son cuatro: los recursos naturales renovables, no
renovables, perpetuos y potenciales.
         Los recursos naturales renovables tienen un origen biológico  y cumplen su ciclo en
tiempos menores que los de la vida humana. Estos se renuevan constantemente, y
actualmente son la base de la producción de materias primas utilizadas para la industria. Estos
son organismos vivos que crecen y se renuevan constantemente. Ejemplo: la flora y la fauna.
         Los recursos naturales no renovables se originan principalmente por procesos geológicos.
Su existencia y su reserva son fijas; estos se consumen más rápidamente de lo que se
producen. Ejemplos: uranio y petróleo.
         Los recursos naturales perpetuos son abundantes y de renovación constante; las
sociedades no pueden interrumpir sus ciclos globales, pero pueden modificar su cantidad y
calidad. Son usados para muchas actividades económicas utilizadas actualmente. Ejemplos:
energía solar y viento.
         Los recursos naturales potenciales son componentes naturales que, en un determinado
contexto tecnológico y económico, pueden convertirse en recursos. Entonces, estos podrían
llegar a convertirse poco a poco en reservas, a medida que progresa la tecnología, o que la
situación económica y la demanda hagan rentable el aprovechamiento de aquellos recursos
que anteriormente no lo eran. Ejemplo: los minerales.

Los recursos naturales deben parte de su definición al uso que el hombre les da a estos.
Por ello debe explicarse la relación sociedad-naturaleza.
Lo que la raza humana busca en la naturaleza varía según la estructura económica de la
sociedad en la que se encuentre. A las sociedades paleolíticas (cazadoras-recolectoras) les
interesaba lo que la Naturaleza les ofrecía libremente sólo para su alimentación. A una
sociedad feudal le interesan básicamente los recursos de la tierra y el agua para la
alimentación y algunos minerales como materias primas. Modificaba el entorno natural para
practicar la agricultura, la irrigación y la minería. A una sociedad capitalista, en cambio, le
interesa explotar todo aquello que pueda ampliar sus ganancias. No pondrá límites a la
explotación de recursos mientras pueda abaratar los costos tanto de medios de consumo como
medios de producción. Cotidianamente, se tiene la idea de que, el generar más producción y
ganancias (desarrollo socio-económico), y la utilización de los recursos, son vistos como un
proceso opuesto a la conservación de la naturaleza y los recursos naturales.
Reconociendo la importancia de una significativa cantidad de organizaciones en la lucha
por la defensa de los recursos naturales, resulta indispensable realizar una estrategia política
en común, mas allá de las propuestas y reclamos propios de cada sector: agua, energía,
minería, entre otros, que permita establecer nuevos principios para la utilización de éstos
recursos, pero esta vez en beneficio de la sociedad argentina.
Esta sociedad, en el marco del capitalismo, consume constantemente para generar empleo,
que al mismo tiempo cree producción. Para poder sustentar este crecimiento socioeconómico
se necesita de recursos naturales; lo que hace imprescindible establecer un equilibrio entre su
explotación y su conservación.
A continuación, se expresará la historia por la que atravesó el país, relacionada con los
recursos naturales, a modo de un “túnel del tiempo”.

http://viejostp.blogspot.com/2010/12/los-recursos-naturales.html
https://prezi.com/7eayzher6pcq/copy-of-deterioro-del-medio-ambiente-y-los-recursos-en-la-
antiguedad/

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