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Marie Curie

Vida profesional

Debido a la incapacidad de progresar estudiantilmente en su ciudad natal, viajó a


París, donde pudo realizar su sueño (y obtuvo el nombre de Marie, por el que es
conocida de forma mundial). En 1893 recibió su titulación como física y en 1894
como matemática, obteniendo a los 27 años dos complejas titulaciones con
calificaciones extraordinarias en un país que no era el suyo y bajo una lengua que
no dominaba. Naturalmente, el siguiente paso en su carrera científica fue la
realización de un doctorado en física.
Por esta época conoció a Pierre Curie, un profesor de física que se convertiría en
su compañero vital y de investigación. Juntos descubrieron dos nuevos elementos
químicos: el radio y el polonio, ambos más radiactivos que el uranio. Sin embargo,
no fue hasta años después cuando consiguieron demostrar sus hallazgos. 1903
fue el primer año clave para la pareja, pues junto al físico francés Antoine Henri
Becquerel (descubridor de la radiactividad) recibieron el premio Nóbel de la física
por sus investigaciones sobre fenómenos radiactivos.
Es conocida por todos la infortunada historia de Pierre, pues murió al ser
atropellado por un carro de caballos en la mañana del 19 de abril de 1906. A pesar
del duelo y consternación que esto supuso para su pareja, Marie continuó con sus
investigaciones de forma implacable, lo que le otorgó el segundo premio Nobel en
1911, esta vez en química, «en reconocimiento por sus servicios en el avance de
la química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento
del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento».
Así pues, entre otros muchísimos méritos y puestos durante su trayectoria
científica, Marie fue la primera mujer en recibir un premio Nobel, la primera
catedrática en la Universidad de la Sorbona de París y la primera persona hasta el
momento en recibir dos premios Nobel a lo largo de su vida. Desde luego,
estamos ante una figura pionera en muchísimos sentidos, y por desgracia, abarcar
todos sus logros y las implicaciones de los mismos en unas pocas líneas es tarea
imposible.
En una nota biográfica final amarga, Marie terminó falleciendo a los 66 años de
edad por una anemia aplásica, un trastorno de la sangre propiciado por la continua
exposición a elementos radiactivos. Hay que tener en cuenta que los efectos de la
radiación ionizante no estaban dilucidados en aquella época, por lo que las
pruebas de laboratorio se realizaban sin las medidas de seguridad pertinentes.
Desde luego, pocos ejemplos más claros hay de la expresión “dar la vida por la
ciencia”.
Aportes a la ciencia
Resulta imposible abarcar todo lo que esta figura ha supuesto para la física y la
química modernas, pero podemos fijarnos en los dos elementos antes nombrados,
el radio y el polonio, para hacernos una idea del legado de esta mujer y lo que ha
supuesto para nuestra sociedad.
Por ejemplo, la exposición a la radiación de radio ocasiona la destrucción de
tejidos malignos, lo que hace de él un tratamiento ideal para detener el crecimiento de
tumores cancerígenos. Este elemento químico también se utiliza como fuente de
neutrones para experimentos físicos, como base para la producción de radón (que
se usa en el tratamiento contra el cáncer) y como fuente de utilidad en otros
procesos médicos.
Por otro lado, el polonio se utiliza en dispositivos destinados a la eliminación de
carga estática, en cepillos especiales para eliminar el polvo acumulado en
películas fotográficas y también en fuentes de calor para satélites artificiales o
sondas espaciales. Por desgracia, no todas las aplicaciones de estos elementos
son positivas, pues su alta radiactividad también tiene un potencial dañino
desmesurado.
Por ejemplo, el polonio mezclado con berilio (un elemento típico en el
endurecimiento de aleaciones) puede producir un breve lapso de implosión que
propicia una reacción en cadena de naturaleza atómica con otros elementos.
Como habréis adivinado, esto hace de él un componente esencial de la bomba atómica ,
dispositivo que, por desgracia, ya ha sido puesto en práctica. Un ejemplo del
potencial destructivo de este tipo de elementos fueron las bombas lanzadas en
Nagasaki e Hiroshima en el año 1945, las cuales causaron más de 246.000
muertes de civiles por fallecimiento directo o lesiones y cánceres posteriores.
Desde luego, elementos como el radio o el polonio son poco utilizados en la
industria por su peligrosa naturaleza y potencial cancerígeno, pero el interés de su
descubrimiento radica más en aplicaciones en el ámbito experimental y, por qué
no, por la obtención de conocimiento en sí mismo.
Resumen
Como hemos podido ver, Marie Curie es una persona que demostró, a través de
sus actos, que la infravaloración de la mujer como parte esencial de la sociedad
no se encontraba justificada en ninguna base fehaciente. Figuras como esta
ponen en evidencia que el género femenino ha podido (y puede y podrá) brillar  en
múltiples ocasiones a lo largo de la historia, pero que una sociedad de moral
dudosa lo imposibilitaba al no permitir la realización individual por meras
condiciones biológicas arbitrarias.
Desde luego, podemos ver estos sucesos e ideales como lejanos en el tiempo,
pero aún nos queda mucho camino que recorrer como sociedad tanto en
cuestiones de género como científicas. Por suerte, personalidades como Marie
Curie allanaron el terreno y nos mostraron el camino a seguir en el avance hacia
una sociedad más justa y con más conocimiento.

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