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a paso
Cuando la gente está unida y comparte una causa común, hay una energía y un
poder maravilloso. Es el sentimiento de que se puede lograr lo que sea. Ocurre en
la escuela, en los deportes, en todo. Es un sentimiento asombroso, y compartirlo
con quienes te rodean – que sienten exactamente lo mismo que tú – es
sumamente excitante y nos une más que nada.
Pero con el pueblo judío es diferente, porque lo que nos une es algo tan poderoso
y eterno que hace que sintamos una conexión inexplicable con los demás.
El Talmud dice que cuando el pueblo judío se paró al pie del Monte Sinaí, éramos
una sola persona con un solo objetivo: recibir la Torá de Dios. Esto demuestra que
cuando la gente se une, esa unidad causa que ocurran cosas aún más grandes.
Shul y Rezo
A algunas personas les resulta difícil relacionarse con el concepto de rezar en la
sinagoga. Quizás te pasó en el shul que estabas parado mientras todos estaban
sentados, o sentado mientras todos estaban de pie. Incluso si estabas en sintonía
con los que estaban a tu alrededor, ¿por qué se estaban sentando y parando de
esa forma?
Recuerda, vamos al shul para hablar con Dios. Estar con otros judíos, cantar las
canciones, escuchar la lectura de la Torá, etc. – todo esto ayuda a que logremos el
objetivo de tener una relación activa con nuestro Creador.
La verdad es que puedes hablarle a Dios en cualquier momento. Siempre está ahí,
listo para escucharte. Para muchos, el shul es el lugar ideal para hablar con Dios.
Para otros no.
Busca el shul correcto, quizás aún no has encontrado el adecuado para ti. También
recuerda que ir al shul es una buena forma de conectarte con la comunidad, lo cual
es muy importante para un judío. Y por último, pero no menos importante, tienes
que aprender a desarrollar una relación con Dios. Ya sea que estés en un shul o en
el patio de tu casa, tómate el tiempo para hablarle a Dios, siempre en un tono
audible.
Reconócelo, agradécele por todo lo que te da, y pídele todo lo que deseas.
Y si el pararte, sentarte, el hebreo, y las partes en las que tienes que responder te
tienen desanimando, encuentra a alguien o a algún lugar que te enseñe lo básico
sobre estar en el shul. A veces es cuestión de un minuto y un nuevo mundo se
puede abrir delante de ti.
Guía paso a paso
Puedes investigar en un libro lo que ocurre en el shul, o también puedes reunirte
con un rabino por un rato para que te explique.
Pero para tener una idea rápida, aquí hay un itinerario de un rezo típico de Shabat
a la mañana (estipulamos el comienzo del rezo a las 8 AM, adaptar al horario de
cada shul):
9:45 a 10:00 AM – Habla el rabino (en algunas comunidades la costumbre es que
el rabino habla al final del servicio).
Después, en la universidad, conocí a una mujer en una de mis clases que venía de
un entorno similar, pero que se había vuelto observante. Nos caímos bien y me
invitó para Shabat.
Creía en Dios, pero no sentía que ese Templo me estuviera acercando a Él.
Cuando crecí un poco más, intenté en una sinagoga más tradicional, pero estaba
perdido porque no entendía hebreo. Después descubrí un centro de educación
judía que seguía las prácticas tradicionales, pero tenía muchas explicaciones en mi
idioma para los “novatos” (la mayoría de los asistentes eran novatos).
Con esto el judaísmo se hizo más accesible para mí. Siempre había tiempo para
decir todo a mi ritmo, y el shul inspiró en mí un sentido de pertenencia. Como era
pequeño y genuino, no me sentía para nada intimidado, ni por la atmósfera ni por
el ritual.
En Rosh HaShaná y Iom Kipur, me di cuenta que rezaba por horas, ¡y me parecía
que había pasado sólo un ratito!
Ahora, cada vez que necesito, le hablo a Dios y listo. Le agradezco y le pido que me
ayude a entender las cosas. Siento que lo más importante es tener una relación
permanente con Dios.
Cuando yo era pequeño, estaba el temido minián para niños. Mi mamá me vestía
con un traje y me hacía ir. ¡Ni mi familia iba!
A los 10 años tuve una idea: comencé a vestir mis ropas de gimnasia debajo de mi
traje, e iba a jugar básquetbol en el patio de la escuela cercana, siempre atento
para ver cuando los rezos terminaban. Después me vestía rápidamente e iba a casa,
nadie sabía nada.
Entonces, ¿qué pasó en Israel? Bueno, al día siguiente volví para una clase y salí
impresionado. Entonces me quedé y me empezó a gustar estudiar, pero todavía no
estaba conectado profundamente con el rezo. Siempre me parecía largo.
Hoy en día me siento mucho más conectado con Shabat y con Dios, sólo por la
atmósfera del shul.
De niño íbamos al shul en familia, y me encantaba – estar con todo el mundo, ver a
mi padre rezar todo el día en las Altas Fiestas… Tú sabes, ser judío.
Recuerdo estar sentado allí, pensando en Dios y sintiéndome cerca de Él. Era muy
significativo, y lo considero una de las partes más lindas de mi vida.
Rezar me resulta mucho más real ahora, porque he madurado y estudiado más.
Ahora, Dios no sólo está para mí en el shul, sino que es parte de mi vida.
Como familia íbamos al shul sólo en las Altas Fiestas y para los bar-mitzvot. Pero
hubo un tiempo en el que iba solo, porque nuestros maestros de la escuela hebrea
nos daban calcomanías si lo hacíamos. Y yo quería esas calcomanías.
Hoy en día encontré un shul mucho más chico, que fue fundado con la premisa de
aprender y entender, por lo que buena parte del rezo es explicada, y lo más
importante: hizo que mi vida sea mucho más significativa.
Pero, a veces, todavía me cuesta mucho levantarme temprano e ir, supongo que es
pura pereza. Cuando voy, me gusta y estoy contento de estar allí. Pienso en los
judíos de todo el mundo que están haciendo exactamente lo mismo, y me uno a
miles de años de tradición ininterrumpida.
Para mí, el shul es comunidad, y mi rezo está directamente relacionado con las
personas que me rodean. Si me identifico con ellos, mi rezo es mucho más relajado
e íntimo.
Me llevó un tiempo encontrar una congregación que fuera “ideal” - que atrae a
personas como yo: prácticas, genuinas y abiertas al crecimiento personal a través
del judaísmo. Es un lugar pequeño, por lo que todos son amables, pero también es
un minián “serio”, nadie habla durante el rezo.
Pienso que es importante que la gente busque diferentes lugares hasta encontrar
el que se ajuste mejor a ellos. Es peligroso cuando el primer lugar que pruebas no
te sienta. Lo que falla no es el judaísmo, sino el lugar donde estás, ya sea por el
diseño del edificio, el rabino, la comunidad… lo que sea.
Adaptado de "Friday Night and Beyond" por Lori Palatnik (Jason Aronson Pub).
Pregunta
Yo sabía que un judío debe decir la plegaria del Shemá dos veces al día, por la
mañana y por la noche. Sin embargo, hace poco leí que debe decirla una tercera
vez: al acostarse. ¿En qué consiste esta práctica?
El Talmud dice que cuando dormimos por la noche, el alma sube al cielo para
rendir cuentas por el día. Esto deja al cuerpo “desprotegido” por así decir, por lo
que recitamos el Shemá y la bendición de HaMapil para contrarrestar esta
situación.
“Bendito eres Tú, Hashem, Dios nuestro, Rey del universo, que haces caer el peso del
sueño sobre mis ojos y la somnolencia sobre mis párpados. Que sea Tu voluntad,
Hashem, mi Dios y Dios de mis antepasados, que me acueste en paz y que me
levante en paz. Que mis ideas, sueños negativos y malos pensamientos no me
confundan, que mi descendencia sea perfecta ante Ti e ilumines mis ojos para que no
muera durante el sueño. Porque Tú eres quien ilumina la pupila del ojo. Bendito eres
Tú, Hashem, que ilumina al mundo entero con Su gloria”.