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COLECCióN CoNT RAPUNTO

El viraje ético de la estética y la política

Jacques Rancicre

Trad ucción:
María Em ilia Tijoux

Rq~isno de propiedad inteb:wal: No 150.417


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P i<dh• ~- J i:lgram:u.: i<)n: Paloma Castillo Mora

S:l llt iago de Chile, octubre 2005


Palinodia
Índice

Presentación
María Emili4 Tijoux 9

El viraje ético de la estética y la política


]acques Ranciere 19

Bibliografía S3
'

Índice

Presentación
MaríaEmilia Tijoux 9

El viraje ético de la estética y la política


facques Ranciere 19

Bibliografía 53

J
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Presentación*

MaríaEmilia Tijoux
Mientras imperan en Chile los discursos que de-
fienden, invocan o justifican al neoliberalismo, mien-
tras la desigualdad social se naturaliza en todos los
ámbitos de la vida, mientras esta extraña democracia
nuestra expresa groseramente una igualdad que niega
a toda una pane de la sociedad, la conferencia del
profesor)J acques Ranciere nos aclara y ~os hace re-_
flexionar sobre un presente vestido con la verdad hu-
manista de los derechos universales. También nos lle-
va a bus"car.en 'la historia del movimiento obrero y la
utopía revolucionaria, aquella subjetividad que per-
manece en el tiempo y en el escenario de sus acalla-
das vivencias. Podríamos a lo mejor, pensar al "pue-
blo" de otro modo, desde sus desconocidas particula-
ridades, desde la generalidad de su pane contable, de
''· '
• Agradezco especialmente a Patrice Venneren que me llevó sin cita su parte siempre mal dicha o "maldita" como decía
previa hasta el departamento de Jacques Ranciere para invitarlo a
Chile; a Iván T rujillo porque todo este trabajo lo hemos hecho jun- Bataillé1• .I~rohablemente, así podamos c<i~prender
tos; a Georges Couffignal y al Instituto Chileno-francés porque mejor de que manera la política puede llegar a ser el
hicieron posible este encuentro. Fue así como en abril de 2005, el
Teatro de la Universidad ARCIS se repletó de estudiantes, profeso-
res, artistas y amigos venidos de diversos rincones. 1
George Bataille, La part maudite, Paris, Minuit, 1967.

10 11
ruido sordo de una palabra siempre mal dicha. venciones yobjetos singulares de diversas expresiones
El mes de abril del año 2005, el autor de El maestro del arte (el cine, la literatura, entre otras). De ahí que
ignorantel nos entregó la conferencia "El viraje ético podemos leerlo y escucharlo, por que se sitúa en un
de la estética y la política" que ahora presentamos3 • trabajo filosófico de la igualdad que deja entrar al co-
Aludo a la noción "maestro" porque Jacques Ranciere, nocimiento a partir del debate, ~esarmando lJtnbién
profesor de filosofía en la Universidad París 8, logró los muros que clausuran el saber. De este modo, nos
concedernos esa inquietud por la igualdad intelectual hace pensar\ la política a·partir de objetos de la filoso-
que destaca en esa obra cuando piensa la emancipa- fía, develando la producción y el rendimiento que es_os
ción. Parece que·no se aprende sin maestros, o al me~ mismos objetos tienen. Si queremos, por ejemplo, en-
nos es lo que la escuela dice en su disposición ~acional frentar al capitalismo actual, debemos detenernos en
por la desigualdad. Pero creo que la figura de Jacotot, y el lenguaje que éste instala y propone, para no separar- .
su emblemática porfía de revolucionario exiliado re· nos de una realidad política que sigue completamente
gresa con este profesor, como un fantasma que enfren· presente en la historia de individuos y de grupos que
ta al método pedagógico y -por que no decirlo- tam~ han luchado por su emancipación. Pero esta emanci-
bién a 1~ dificultad y la lejanía que puede representar la pación no tiene por que ser únicamente aquella que
filosofía. ·está en las manos de actores sociales específicos, como
La obra de Ranciere trasciende e infringe las fron· los trabajadores por ejemplo. Se trata de una e manci-
te ras disciplinarias, a la vez que relaciona y articula la .. paciónentendida como concepto que vive, como una
reflexión política y el pensamiento estético en inter- reálidad que proviene de prácticas y de intereses dife-
renciados y singulares. Más que buscar a un sujeto po-
1Jacques Rancíere, El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre.la
emancipación intelectual, trad. Núria Estrach, Barcelona, Laertes, lítico específico de la emancipación, vale la pena más
2003. El libro versa sobre la historia de joseph Jacotot, pro(esor
exiliado, lector de literatura francesa en Lovaina, quien en 1818
bien examinar situaciones prácticas configuradas por
revoluciona la sabiduría europea. Además de enseñar francés a es- grupos específicos, pero liberadas de delegaciones y
tudiantes flamencos sin haberles dado lección alguna, enseñará lq
que él mismo ignora para proclamar la "emancipación inteleCtual•: representaciones de diversos poderes.
todos los hombres, afirmará, tienen igual inteligencia y puede~ Jacques Ranciere vivirá su juventu~ en la seducción
aprender solos, sin maestro que les explique. .
>Ese mismo día acompañaron a Jacques Ranciere los filósofos Ser- del marxismo de los sesenta. Discípulo de Althusser, par-
gio Rojas y Alejandra Castillo.
ticipa en Para leer el capital, importante trabajo de lectu-
12 13
ra crítica de la obra de Marx, que rechaza toda concep- logiques con el objetivo de dar la palabra a los que no la
ción empirista de la ciencia, en provecho de una con- tienen. Dichos textos, publicados entre 1975 y 1985,
cepción materialista propiamente filosófica. En 1974, los reencontraremos en Les scenes du peupleS, libro ·pu-
con posterioridad a los acontecimientos de Mayo del blicado en 2003 y del cual la revista!!ctuel Marx/lnter·
68, tomará aquella distancia crítica que podemos leer en venciones ofrece la traducción de uno de sus artículos
La lección de Althusser, donde manifiesta los límites de en su reciente número''. Destaco aquí la pregunta ini-
los propósitos althusserianos, respecto a la ilusión que cial que Ranciere nos hace en ese trabajo: ¿Qué es la
opone la dimensión de la teoría, pura de subjetividad, a reapropiación de una historia perdida?
la ideología identificada como imaginaria e ilusoria; como En Le philosophe et ses pauvresl persiste en la labor
por la paradoja advertida en la búsqueda de un pensa- iniciada por Joseph Jacotot en La nuit de proletaries8,
miento distinto de la lucha de clases~ mientras sigue con- haciendo hablar efectivamente a los arc~ivos, sin nin-
fiando en el aparato del Partido comunista francés. "Fui guna pretensión por evocar la tristeza del sufrimiento
un estudiante fascinado por los textos de Marx y tam- de los trabajadores en esa época, sino con la rigurosa
bién por la persona y el discurso de Louis Althusser. intención de restituirles la palabra desde los mismos
Formé parte en: Para leer el Capital, de esa ambición espacios donde vivenciaron sus existencias laborales.
que pretendía dar al m~mo su teoría verdadera. Este Es aquí cuando nos coloca en medio de la escena de
enfoque, con la separación de la política y de la ideolo- una identidad proletaria que busca su sentido positi-
gía, sugería en el fondo que los agentes sociales solo vo, sin reducirla ni a una pura verdad "proletaria" cons-
podían ser ignorantes de su condición. Finalmente nues- truida desde afuera y que no deja lugar a la crítica, ni a
'
tra "ciencia" sofisticada volvía a plantear que es al cientÍ- un proyecto'revolucionario que deban imperativamente
fico o al inteleCtual a quien le corresponde entregar a los asum:ir como "su" tarea o "la" tarea del pueblo. Sus
pobres dominados, las verdaderas explicaciones sobie las ¡11

razones de su dominación"4• , Jacques Ranciere, Les scenes du peuple. Les révoltes /ogiques 1975.
1985, Lyon, Horlieu, 2003. .
Siempre en esta línea, anima la revista Les révoltes 6
JacquesRanciere, "UnamujermolestoS:t'\AauelMarx//nterven·
ciones, N° 3, Santiago, 2005, pp. 13-22.
4
Les archives intégrales deL 'Humanité, Entrevista de Jean-Paul 1
Jacques Ranciere, Le phiiosophe et sespauvres, Paris, Fayard, 2002.
1
Monferran, Jacques Ranciere: "La politique n'est-elle que.de la Jacques Ranciere, La nuit de proleta,ires, archives du réve ouvrier,
poi ice"? París, junio, 1999. París, Hachette, 2005.

14 15
identidades quedan atrapadas en tiempos y en espa- reses de lo político. La policía estructura el espacio sen-
cios que exceden su condición, en un puro imaginario. sible que caracteriza los cuerpos que lo componen n~
Y es en esa búsqueda que el-sin-parte trata de ubicarse, tras la política es una co~junción de actos que formalí: .
de pensarse o de reconocerse, de vivir. zan una propiedad suplementaria, lugar del desacu~JC:.
En El desacuerdo9 , Ranciere busca en la relación en- do entre la.repartición de bienes de la comunidad y sus
tre Platón y Aristóteles, la vieja dificultad de la filoso- distintos dispositivos. La política surge cuando los ex-
fía para pensar la política, política que, por ~u parte, cluidos que no son contados como parte social, de-
no expresa una subjetividad viva que se oponga a otra nuncian la injusticia de la igualdad que funda a la so-
subjetividad, de ahí que no pueda fundarse en la esen- ciedad democrática, in~tituyendo el litigio. En efecto,
cia de un modo de vida o en la idea del bios-político,' el desacuerdo no surge entonces por oposición de in-
puesto que la comunidad es el centro del litigio per- tereses, de malas voluntades o de malos entendidos,
manente que opone la política a la policía. Siguiendo sino cuando un accidente viene a desordenar el orden -
la definición aristotélica del hombre que habla como dominante. A eso sirve la política. En Aux bords du
animal político por su posesión de la palabra, precisa· politique Ranciere advierte:
mente porq';le·otros no la tienen, podemos pensar que
cada vez que existan problemas en la comunidad hu- "... Lo político es el encuentro de dos proce-
sos heterogéneos. El primero es el del gobier- U
mana, habrá litigio sobre la definición y el uso de las
no. Consiste en organizar la unión de los hom-
palabras. bres en comunidad y su consentimiento y
·En Le partage du sensible10, Ranciere alude a las ex- reposa sobre la distribución jerárquica de lu-
gares y funciones. ~ ese proceso le llamo RQ:
presiones y vínculos entre estética y política y a los licía. El segundo es de la igualdad. Consiste · j
cuerpos que las hacen surgir. Propone entonces reflexio- en el juego de prácticas guiadas por el presu-
nar las prácticas artÍsticas concebidas en el tiempo y el puesto de la igualdad de cualquiera con cual-
quiera con la preocupación de verificarla. El
. · ,¡ •;trio, l'll 1<, ''isible y lo invisible, en la palabra y en el
nombre más justo es emancipación" 11 •
ru1do, que detinen forzosamente los lugares y los inte-
9Jacques Ranciere, El desacuerdo. Política y filosofía, tnu;l Horacio
11
Pons, Buenos Aires, Nueva Visión, 1996. Jacques Ranciere, Aztx bords du politique, París, Gallimard, 1998,
•o Jacques Ranciere, Le partage du sensible, Paris, La Fabrique, 2000. p. 112.

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¿Y la política no tiene que ver entonces con el re-
parto de lo sensible? Y este repano, que desde antaño
compromete al arte, ¿no caracteriza acaso al régimen
moderno del arte, a la estética, en la medida misma en
que éste promete siempre una representación más?
Porque si queremos recoger algunos registros de lo que
hemos vivid~. de lo que nos sitúa en alguna parte de
nuest~a historia social, entonces la estética sería el lu-
gar privilegiado. Como sucede por ejemplo en los dos
filmes con los que el autor inicia esta conferencia. El
cine nos conectaría con trayectorias marcadas por una
política de la que no podemos escapar. Así, la relación
estética e histórica podría ser la demostración de una El viraje ético de la estética y la política
relación política que busca en nuestra memoria lo que
ocurre, lo que nos ocurre, lo que nos marca y nos iden- ]acques Rancibe
tifica, más allá de comisiones, informes, leyes y tribu-
nales que desdibujan los acontecimientos vividos, pre-
sentándonos una democracia que termina por cons-
truir conformismo, impunidad y olvido.

18
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Agradezco en primer lugar a la Universidad ARCIS,


a las escuelas de Filosofía y de Sociología, y al Magíster
en Sociología. Agradezco muy panicUlarmente a María
EmiliaTijoux que trabajó mucho para ll~ar a cabo esta
manifestación, a Alejandra Castillo, a Sergio Rojas y a
Iván Trujillo. También agradezco a la Embajada de Fran-
cia y el Instituto Chileno- Francés por este apoyo, y a
las traductoras que hacen.tun gran trabajo. Les agradez-
co, por supuesto; a todos ustedes por su presencia.· · ,.
• • 1 ·Primero debo precisar el sentido de mi título. Ética

es efectivamente una palabra que se presta a equívocos.


A menudo se piensa a la ética como una instancia gene:
ral de normatividad, a la luz de la cual se juzgaría la
validez de prácticas y de discursos de diferentes esferas
de acción. En este sentido~el viraje éticclsignificaría·que
la política o el arte actualmente están cada vez m~"- "()..
metidos a una investigación moral sobre la validez de
sus prin~ipios y las consecuencias de·sus práctic~
Pero no creo que esto sea a lo que asistimos actual-
mente. Es muy cierto que la ética hoy día se invoca un
21
poco para todo. Pero este reino de la ética no es el de dos fllme5 recientes, ambos consagrados a los avatares
un juicio moral sobre las operaciones del arte o las ac- de la justicia en el seno de una comunidad local: el
ciones de la política. A la inversa, significa la co_J)Stitu- prif!lero de estos ftlmes es Dogville de Lars Von Trier.
ción de una esfera indistinta, en donde se disuelve la El filme nos cuenta la historia de Grace;una extranjera
especificidad de las prácticas políticas o artÍS1kas.J2mL que para liacetse aceptar por los habitantes del peque-
también lo que constituía el corazón mismo de la vieja ño pueblo,.se pone a su servicio, al precio de sufrir
moral:_ a saber, la distinción entre el hecho y el dere- primero la~xolotación y luego la oersecuciQ.n. Esta
cho, en~ re el ser y ~1 de~r~er:_. Li. ética ~s la _Qisolución _ historia nos permite medir una separación entre dos
de la norma en el hecho,la identificación tendencial , edades, en efecto, transpone de hecho una célebre fá-
de todas las formas de discursos y de prácticas baio el bula teatral, la de Santa Juana de los Mataderos deBer-
mismo punto de vista indisti.ntQ._Hay que recordar que, told Brecht, que buscaba hacer reinar la-moral cristia-
antes de s~ptificar norma o moralidad, la palabréYetbos ' na en la jurigla capitalista. Pero la fábula de Brecht se
signific:;. .do~ cosas;. significa la estadía y significa la_ situaba-en un universo donde todas las nociones se di-
manera de ser, el modo de_yida au~co~Q..onde a esta vidían en dos. La'moral cristiana se revel;¡ba ineficaz
- -
estadía.\(a étic~s entQn.ce.s..el.J2ensamiento gue esta-: para luchar contra la violencia del orden económico.
-_ blece la identidad entre un entorno, una manera de ser Ella debía transformarse en una moral militante, que
y un_principio de acción. Y es esta identidad lo que tomábéi por céite¡:io'las necesidades de la lucha. El de-
caracteriza la inflación ética de hoy. Ella opera, en efecto, recho de los oprlmidos se qponía así al derecho que
la conjunción singula~_entre dos fenómenos: por un protegía la opresión y esta oposición de dos violencias
lado, la instancia del juicio que aprecia y que-elige·se también-era la de dos moralP.s y de dos <ierechos.
encuentra rebajada ante el poderío de la ley que se im- Esta división entre l~encia de la mora!y la del
pone. Pero, por el otro, la radi~alidad de esta le-y se derecho tiene un nombre. Se llama orooiamente polí-
refiere a la simple obligación de un estado de cosas. La tica. La política ·no es como se dice generalmente lo
ind!si..ñción creciente del hecho y de la ley da lugar, opuesto a la moral. Es más bien su aivisión.•Así, Santa
entonces, a una dramaturgia inédita del mal y ·de la Juana de'los Mataderos era una fábula de la política,
reparación infinita. que mostraba la imposibilidad de la mediación entre
Para ilustrar lo que quiero decir c~n esto, partiré de dos derechos y dos violencias. En cambio, el mal reen-
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contrado por Grace en Dogville, sólo conduce a una ción misma de lo justo y lo injusto. Pero es claramente
causa que está en el mal mismo. Grace ya no es el alma lo que propone otro ftlme, Mystic River de Clint East-
buena mistificada. Ella es solamente la extranjera, la wood1 • En este filme, el crimen de Jimmy, que ejecuta
excluida que desea hacerse admitir en la comunidad a su antiguo camarada Dave porque lo cree culpable
que la sojuzga antes de rechazarla. La desilusión y·la del asesinato de su hija, queda impune. Queda como
pasión de Grace ya no dependen de ningún sistema de un seereto guardado en común por el culpable y por su
dominación por comprender y destruir. Dependen de compadre, el policía Sean. ¿Por qué esto? Porque la
un mal que es causa y efecto de su propia reproduc- culpabilidad conjunta de Jimmy y de Sean, excede lo
ción. Por eso, la única justicia que.conviene, y: que fi- que un tribunal puede juzgar. Fueron ellos cuando eran
nahnente llega, es la limpieza radical que se ejerce con, niños, quienes condujeron al peque~o Dave a sus arries-
tra la comunidad por el Padre de Grace, que no es otro gados juegos callejeros. Fue por su causa que Dave fue
que el rey de los Truhanes. En tiempos de Brecht se detenido por unos falsos policías que lo violaron. Como

- -
decía: sólo la violencia ayuda allí donde reina la vio-
lencia. Hoy día dinamos: sólo el mal retribuye el mal,
r tal serla la fórmula transformada, propia a loúiempos
consecuencia de ese trauma, Dave se convirtió en un
adulto problemático, y sus comportamientos aberran-
tes lo designaron como culpable ideal para el asesinato
consensuales y humanitarios. Traduzcamos esto en el de la joven.
léxico de George W. Bush: sólo la justicia infinita es .Dogville transformaba una fábula teatral y política
apropiada a la lucha contra el eje del mal. · ·· de los años 1930. Mystic River por su parte, transfom1a
Es cierto que el término de justicia infinita ha h~ una fábula cinematográfica y moral de los años 1940:
cho rechinar algunos dientes. Se ha dicho que era una el escenario del falso culpable, ilustrado sobre todo en
mala elección. Pero pienso que ha sido muy buena. Es el cine por Hitchcock y por F ritz Lang. En ese escena-
sin duda por la misma razón que la moral de Dogville rio, la verdad enfrentaba la justicia falible de los tribu-
provocó escándalo. Se le reprochó al filme su falta de nales y terminaba por vencer, al riesgo de reencontrar a
humanismo. Este defecto de humanism~1 sin duda·re.. veces otra forma de fatalidad. Pero hoy día el mal, a
side en la idea misma de una justicia he_cha a la injusti-
cia. En este sentido, una ficción humanista sería una 1
En Chile este film fue estrenado bajo el tÍtulo de Río místico [N.
ficción que suprime esta justicia, borrando la oposi- T.]

24 25
veces con'sus inocentes y sus culpables, se ha converti- del afio ;2004 en Madrid y la estrategia en la que se
do en trauma. Pero el trauma no conoce ni inocentes inscriben. Pero cada vez. con más frecuencia, esa palabra
ni culpables. Es un eStado de indistinción entre culpa• también designa el choque que los acontecimientos pro-
bilidad e inocencia. Es en el seno·de esta violencia trau- dujeron ·en los espíritus, el temor a que tales ,aconteci-
mática que Jimmy mata a Dave, quien a su vez es víc•
1
mientos se:reproduzcan; el temor de violencias aún más
tima de un trauma consecutivo a su violación, cuyos impensables, la situación marcada por esas aprehensio-
autores sin duda, eran probablemente víctimas de otro nes, la gestión. de esta situación por los aparatos 'de Esta·
tra\lffia. En Lang o en Hitchcock, hace cincuenta años, do, etc. Hablar de guerra contra el terror 'es establecer
el violento o el enfermo se salvaban por la reactivación una sala y misma cadena, desde los atentados hasta la
de un secreto de infancia olvidado. Más, ese trauma- angustia 'íntima que puede habitar en cada uno de no-
tismo de infancia llegó a ser el traumatismo del naci- sotros. Lo que responde entonces al fenómeno del te-
miento, la simple desgracia que afecta a todo ser hu- rror, es bien una justicia infinita, que ataca a todo lo que
mano por ser un animal nacido demasiado pronto. E~a­ suscita o que podrfa suscitar el terror. Una -justicia que
desgracia ah que nadie escapa, revoca la idea de.una no se·detendrá jamás o que se detendrá cuando haya
iusticia hecha a la in~~i~ia. _Ella no suprime el castigo, cesado el terror, que por definición no se detiene jamás
pero suprime su justicia. Ella trae consigo los impera- en los seres sometidos al traumatismo del nacimiento.
tivos de la protección del cuerpo social, que siempre Al mismo tiempo, esta justicia infinita es una justicia
comportan más de un despla7..amiento. La iusticia infi- que se ubica por encima de toda regla de derecho. .
nita toma entonces la figura "humanista" de la violen- Estas dos historias del cine resefian bastante bien
~ia necesaria ~ra man~ner el 'o rden de la co~nidact, el cambio de coordenadas que trato de resumir con
exorcizando el trauma. la idea del viraje ético. El aspecto esencial de este
En m-;reria poÜtica, el trauma se llama claramente proceso no es el retorno a las normas de la moral. Es,
terror. Terror es una de las palabras maestras de nues- ,...Dor el contrario, la supresión de la división qu~ la
tro tiempo. Es ciertamente la que designa una realidad palabra misma de moral impucaoa. La moral impli- -
de crimen y de horror que no podemos ignorar. Pero caba la separación de la ley y del hecho. Implicaba,
también.es un término de indistinción. Terror, designa al m'ismd tiempo, lá división de morales y derechos,
los atentados del 11 de septiembre o del 11 de marzo es decir, la división entre las maneras de oponer el

26 27
derecho al hecho. ~ s~esión de esca divisi9n ·tiene Colocando el pueblo en la población, el consenso
un nombre: s()lama-consenso.--. ' "' trae consigo también el derecho al hecho. Su trabajo es
, · Consenso es· una delas palabras claves de nuestro tapar todos los intervalos entre derecho y hecho, por
tiempo. Pero tendemos a minimizar su sentido. Algu- los cuales el derecho y el pueblo se dividen. La comu-
nos lo colocan en el acuerdo global de los ·partidos 'de . nidad política es, así, tendencialmente transformada
gobierno y de oposición respecto a los grandes 'intereses en comunidad ética, es decir, en comunidad de un solo
nacionales. Otros ven en él más ampliamente un estilo pueblo, donde todo el mundo supuestamente cuenta.
nuevo de gobierno, dándole preferencia a la discusión y Esta cuenta choca solamente con un resto problemáti-
1
a la nego~iación ·para res9lver el conflicto..Pero 'd con.,- co, al que denomina excluidq. Pero hay dos maneras
' --
- _senso signifidl· mucho más: significa un modo de es- de plantear la exclusión misma. En la comunidad polí-
' el
tructuración simbólica de la comunidad, que evacua tica, eké'Xcluida!es un actor conflictivo., que se hace
corazón tmismo·de la. comunidad política, .es ·Hecir, -el -incluit como sujeto suplementario, portador de un
7
disenso. En efecco, la comunidad política, en sentido derecho no reconocido o testigo de la injusticia del
propio, es una: •comunidad estructuralmente -dividida, derecho exis!ente. E~ cambio, en la comunidad ética.,.
,
no solamente divídida en grupos de interés.o de opinio· éste suplemento ya no tiene lugar de ser, porque todo
nes, sino respecto a sí misma: un pueblo político no es el mundo está incluid~. El excluido, entonces, no tie-
nunca la misma cosa que la suma de una población. ·- ~e es~tuto. Por un lado,.es simplemente el enfermo,
Siempre es una forma de simbolización suplementaria el retardado, a quien la' comunidad debe tender una
respecco a toda cuenta de la población. Y esta forma de mano que lo socorre.<Por otro lado, se cqnviene en el
simbolización es siempre una forma litigiosa. La forma otro radical, aquel que nada separa de la comunidad, -
clásica del conflicto político opone varios pueblos en salvo el simple. hecho ~e ser extranjero en ella, y qu;
uno solo: hay un pueblo inscrito en las formas existenr por tanto la amenaza al mismo tiempo en cada uno de
tes del derecho y de la constitución, hay otro que está .nosotros. La comunidad nacional despolitizada se cons-
encarnado en el Estado, y hay el que el derecho ignora tituye, entonces, como la pequeña sociedad de Do?:Vi·
aún y al que el Estado no reconoce el derecho. El con- lie,_en la duplicidad entre el servicio social de proximi-
_s~ es la reducción de esos ~eblos a uno s~lo; .idénti- dad Y el rechazo absoluto del otro.
co a la cuenta de la poblactón y de sus partes. A esta nueva figura de la comunidad nacional co-

28 29
rresponde un nuevo paisaje internacional. La ética ha viduos expulsados de sus casas destruidas, de mujeres
instaurado su reino, primero bajo la forma de lo hu- violadas o de hombres masacrados. Se convierten en los
manitario y luego bajo la justicia infmita ejercida contra derechos específicos de todos aquellos que están incapa-
el eje del mal. Lo ha instaurado a través de un mismo citados de ejercer sus derechos._En consecuencia, o bien
proceso de indistinción creciente, de hecho y de dere-· . _estos derech~no son nada, o bien, se convierten en
cho. En el escenario internacional, este proceso se tra- derechos absolutos)ierechos absolutos de los sin der~
duce por el desvanecimiento tendencia! de los derechos cho qu~xigen una respuesta, ella misma absolttta-, por
humanos. Sin embargo, este desvanecimiento ha opera- encim:~ de cual~rma juddica formal.
do por un desvío, por la constitución de un derecho que .. Pero,. por supuesto, este derecho absoluto del sin
va-más-allá de todo derecho, el derecho absoluto de la derecho, sólo puede ser ejercido por un otro. Es a esta
víctima. Esto implica un vuelco significativo de lo que" transferencia a la que primero se llamó derecho de in-
·es, de cieno modo, el fundamento de los derechos hu- jerencia y luego guerra humanitaria. Sólo, posterior-
manos. Estos han sufrido en veinte años, una transfor- mente, en'un segundo momento, la guerra humanita-
mación significativa. Víctimas durante mucho tiempo ria se convirtió en la justicia infinita ejercida contra un
de la sospecha marxista, rejuvenecieron en los años enemigo .invisible y omnipresente que vendría a ame-
ochenta del siglo pasado con los movimientos disiden- . nazar al defensor del derecho de las víctimas en su pro-
tes de la Europa del Este. Y la caída del sistema soviético pio territorio. El derecho absoluto se identifica, enton-
durante los años '90, pareció abrir la vía de un mundo ces, con la simple exigencia de seguridad de una co-
donde los consensos nacionales se prolongarían en un munidad de hecho. La guerra humanitaria deviene así
orden internacional fundado en esos derechos. Esta vi- la guerra sin fin contra el terror: una guerra que no es
sión optimista fue rápidamente desmentida por la ex- una, porque no es más que un dispositivo de protec-
plosión de nuevos conflictos étnicos o de nuevas gue- ción infinita, el mismo parte integrante del trauma ele-
rras de religión. Los Derechos Humanos habían sido el vado a rango de fenómeno de civilización.
arma de los disidentes del Este, cuando oponían otro Lo que se opone al mal del terror es, o bien, un mal
pueblo a aquel que el Estado pretendía encarnar. Estos menor, la simple conservación de lo que es, o bien,
derechos se convienen ahora en los derechos de las po- una salvación que vendría de la radicalización misma
blaciones víctimas de las nuevas guerras étnicas, de indi- de la catástrofe.

30 31
Este vuelco del pensamiento se instaló en el cora- que el hombre, se llamó ciudadano. Y la dualidad dd
zón del pensamiento filosófico en sus dos formas ma- hombre y del ciudadan.9 alimentó dos cosas. Por _una
yores: bien como, afirmación de· un derecho del Otro, pane, la critica de la duplicidad de esos derechos, y la
fundamento que funda ftlosóficameme los ejércitos de acción política que, por otra parte, instaló dichos di-
inrervención, bien como, afirmación de un estado de sensos en la separación misma del hombre y del ciuda-
excepción que hace inoperantes a la política y al dere- dano. Pero en el tiempo del consenso y de la acción
cho, dejando Sólo la esperanza de una salvación mesiá- llamada humanitaria, este otro más que el hombre su-
nica surgida del fondo de la desesperanza. La primera · frió una mutación radical. )'a no es más el ciudadano
posición ha sido bien resumida por Jean-F~~is Lyo- que se agrega al hombre, es el inhumano que lo separa
tard, en un texto que justamente se titula ·The Ocher's de él mismo. .En efecro:~n esas violaciones de los dere-
Rigths'l. Este texto, escrito en 1993, respondía a una chos del hombre que se acusa de inhumanas, Lyotard ·
pregunta planteada por Amnistía Internacional: ¿Qué ve la consecuencia del desconocimiento de un otro "in-
ocurre con los derechos humanos en el contexto de la - humano", de un inhumano de alguna manera consti-
intervención. humanitaria? En su respuesta Lyotard le tutivo, podríamos decir. Este "inhumano" es la parte
daba a los "derechos del otro", una significación que de nosotros que no concrolan1os," indefensión de la in-
aclara bien lo que quiere decir el viraje ético. Los dere- fancia, ley del inconsciente, relación de obediencia hacia
chos del hombre, explicaba, no pueden ser los dere... un Otro absoluto. Lo Inhumano es esta radical depen-
chos del hombre en tanto hombre, los derechos del dencia del humano, frence a un absolutamente otro
hombre desnudo. Era ya el argumento de Burke, de que el no puede manei~r. El "derecho del otro" es en-
Marx o de Hannah Arendt. Ellos habían explicado que tonces el derecho de testimoniar de esta sumisión a la
el hombre desnudo, el hom\lre apolítico es un hom- ley del otro. Según Lyotard, la violación de este dere-
bre sin derecho. El hombre debe ser algo más que un cho comienza con la voluntad de manejar lo inmane-
hombre pa.ra tener derechos. Históricamente, este otro jable. Esta voluntad habrfa sido el suefio de las Luces y
de la Revolución, y el genocidio nazi la habría cumpli-
2
Jean-Fran~ois Lyorard, "Los derechos de los otros", Stephen Shu- do exterminando al pueblo cuya vocación es dar testi-
re y Susan Hurley (eds.), De los dcreclws humanos. Las conferencias
Oxford Amnescy de 1993, rrad. Hernando Valencia, Madrid, Tro· monio de la necesaria dependencia frente a la ley del
rta, 1998, pp. 137-145. (N. T]
Otro. Esta voluntad se mantendría todavía hoy bajo

32 33
las tormas suaves de la sociedad de la comunicación y de gas, es el partido de fÚtbol que oponía en las horas
de la transparencia generalizadas. vacías a los SS y los judíos de los sonderkommandot . Y
De este modo dos rasgos caracterizan el viraje ético. este partido se reinicia cada vez que nosotros prende-
Primero, es una reversión del curso del tiempo: el tiem- mos la televisión para ver un partido de fútbol. Todas las
po volcado hacia el fin a realizar - progreso o emanci~ diferencias se borran así en la ley de una situación glo-
pación-, es reemplazado por el tiempo tornado hacia bal. Esta aparece entonces como el cumplimiento de un
la catástrofe que está detrás de nosotros. Pero, también, destino ontológico que no deja ningún lugar al disenso
el viraje ético es una nivelación de las formas mismas de político y sólo espera como salvación una improbabie
la catástrofe que se invoca. La exterminación de los Ju- revolución ontológica.
díos de Europa aparece, entonces, como la forma maní- Esta d~saparición tendencia! de las diferencias de la
fiesta de una situación que caracteri1.a muy bien lo ordi- política y del derecho en la indistinción ética, define
nario de nuestra existencia democrática y liberal. Es lo también un cierto presente del arte y de la reflexión es-
que resume la fórmula de Giorgio Agamben: el campo tética. Lo mismo que la política se borra con el par del
es el nomos de la modernidad, es decir, su lugar y su consenso y de la justicia infinita, el arte y Ja reflexión
regla 1• A diferencia de Lyotard, Agamben no funda nin- estética tienden a redistribuirse en una visión que con-
g\m derecho del Otro. Denuncia la generalización del sagra al arte al servicio del lazo social y otra que lo con-
estado de excepción y apela a una salvación mesiánica sagra al testimonio interminable de la catástrofe.
venida del fondo de la catástrofe. Por tanto su análisis Los dispositivos por los cuales el arte, hace algunas
resume bastante bien lo que yo denomino viraje ético. décadas, quería atestiguar de la contradicción de un
En efecto, el estado de excepción es un estado que indi- mundo marcado por la opresión, tienden hoy día a
ferencia verdugos y víctimas, tal como hace equivalente testimoniar en su lugar de una común pertenencia éti-
lo extremo del crimen del Estado nazi y lo ordi.nario de ca. Comparemos por ejemplo dos obras que a treinta
la vida de nuestras sociedades. El verdadero horror de años de distancia explotan la misma idea. En el tiempo
los campos, dice Agamben, todavía más que la cámara de la guerra de Vietnam, Chris Burden había creado lo

1 (;iorgin Ag~ mbcn, Hcmw s.1cer. Fl poder soher:wo y lanuda vida, 4


Giorgio Agamben, Lo que queda de Auscbwitz. El archivo y el testi·
trad. Antonio Gi me no Cuspidera, Valencia, Pre-Textos, 1998. go, trad. Antonio Gimeno Cuspidera, Valencia, Pre-Textos, 2000,
[N. ·¡:¡ _,.- p. 25. [N. T.]

34 35

l
que llamaba su "Otro memorial", memorial dedicado historia común. Así, saliendo de la sala de Bolranski,
a los muertos del otro lado, es decir, a los miles de el visitance encontraba una instalación sonora de On
víctimas vietnamitas sin nombre y sin monumento. Kawara, que le hacía escuchar la enumeración de ~l l­
Sobre las placas de bronce de su monumento, les había gunos de los ültimos cuarenta mil años. Más lejos,
dado nombres a esos anónimos: nombres de conso- Hans Peter Feldmann, le presentaba las fotografías
nancia vietnamita, de otros anónimos que había reco- de cien personas, de uno a cien años. Más allá, un
piado al azar én las guías de teléfonos. Pero, treinta escaparate de fotografías de fischli y Weiss, le hada
años después Christian Boltanski presentaba una ins-. ver un Monde visible, similar a las fotos de vacacio-
talación titulada: LesAbonnés du téléphone, un disposi- nes de nuestros álbumes de· familia, etc., etc.
tivo constituido P?r dos grandes estan~es que conte- Todas esas instalaciones jugaban entonces so-
nían guías del mundo entero y por dos largas ,mesas, bre lo que treinta años antes había sido el resone de
donde los visitantes podían sentarse para consultar a un arte crítico: la introducción sistemática de objetos
su gusto, una u otra de esas _guías. La instalación de y de imágenes del mundo profano en el templo del
hoy día reposa, entonces, en la misma idea formal que arte. Pero el sentido de esta mezcla ha cambiado radi-
el contra-monumento de ayer. Pero su sentido ha cam- . calmente. Antes, el encuentro de elementos heterogé-
biado completamente. Ayer, se trataba de devolverle neqs buscaba resaltar las contradicciones de un mun-
un nombre a quienes la fuerza de un Estado había pri- do dominado por la explotación y quería cuestionar el
vado de su nombre y de su vida. ~a los anónimos lugar del arte y de sus instituciones en ese mundo con-
son, simplemente, como lo dice el artista._ "J:.Specíme- flictivo. Hoy día la unión de elementos heteróclitos se
nes de humanidad", con los cuales nos encohtramos afirma como la operación positiva de un arre que archi-
_yinculac!os en una gran comunidad. Pe una manera va y testimonia de un mundo comün. Esta unión se
significativa, esta instalación estaba incluida en una inscribe entonces en la perspectiva de un arte marcado
exposición que fue presentada en el año 2000 en París por las categorías del consenso donde se trata de devol-
con el tÍtulo: Voita. Le monde dans la tet~ . Dicha ex- ver el sentido perdido de un mundo común o reparar ·
posición, buscaba reunir testimonios de un siglo de las fallas del lazo social. Puede que esta búsqueda se
exprese directamente, por ejemplo, en el programa de
s He aquí, el mundo en la cabeza. [N. T.]
lo que se denomina arte relacional, que quiere sobre

36 37
todo crear situaciones de proximidad, propicias a la tha Rosler, que confrontaban las imágenes del consumo
elaboración de nuevas formas de lazos sociales. Pero americano con los horrores de la muerte en Vietnam.
ella se hace sentir más considerablemente, en el cam- Pero en ias Hisrories du cinéma, Godard les otorga un
bio de sentido que afecta a los mismos procedimientos sentido completamente distinto: para él, filmando los
utilizados con distancia por los propios artistas. Así es muertos de los campos, Stevens ha redimido al cine de
como ya en los años sesenta, un cineasta como Godard su ausencia en los lugares de la exterminación. Él ha
recurría sistemáticamente al collage de elementos apa- reconquistado y transmitido un poder redentor de la
rentemente sin relación. Pero lo h acía en forma de cho- imagen instituyendo un mundo de co-presencia.
que de elementos heterogéneos.-Por ejemplo, el cho- Es así que, por un laqo, los dispositivos artísticos
que entre el mundo de la "gran cultura" y el mundo de polémicos, tienden a despla1.arse y devienen testimo-
la mercancía: en Lemepris era l'odysée filmada'por Fritz nios de la participación en una comunidad indistinta.
Lang y el cinismo brutal del productor, en Pierrot le Pero, por otro lado, la violencia polémica de ayer tien-
fou era l'histoirede l'art de E lie Faure y la publicidad de a tomar una nueva figura. Ella se radi.caliza en testi-
para las fundas Scandale, etc., etc. Treinta años después, monios de lo irrepresentable y del mal, o. de la catás-
las Histories du cinéma todavía se fundan en ese collage trofe infinita.
sistemático de elementos heterogéneos. Pero el proce- Lo irrepresentable es la categoría central del viraje
dimiento ha cambiado completamente de sentido, ya ético en la estética, como el terror lo es en el plano
no es polémico sino fusiona!. Ahora, Godard mezcla político, porque él también es una categoría de indis-
las imágenes de los muertos filmados por Georges Ste- tinción entre el derecho y el hecho. En la idea de lo
vens en Ravensbrück, con otros planos del mismo ci- irrepresentable dos nociones están efectivamente con-
,
neasta sacados del filme Une place au soleil, que nos fundidas: una i~posibi lidaq y una prohibición. Decla-
muestra a una Elizabeth T aylor radiante y asocia esas rar que un sujeto es irrepresentable para lÓs medios del
imágenes con una Marie-Madeleine sacada de los fres- arte, es de hecho decir cosas muy diferentes. Puede querer
cos del Giotto. Hace treinta años un tal montaje, ha- decir que los medios específicos de un arte no son apro-
bría denunciado el compromiso del gran arte europeo piados a esa singularidad. Era en el siglo XVIII, el gran
y la felicidad americana con la exterminación olvida- argumento de Laocoon de Lessing: El sufrimiento
da, un poco a la manera de los foto montajes de Mar- de Laocoon de Virgilio era irrepresentable, intraduci-

38 39
ble en esculturas, porque el realismo visual de la escul- las praderas, con una barca que se desplaza al ritmo de
tura le quitaba su dignidad al personaje y su idealidad una canción nostálgica. El realizador introduce esta
al arte. Dicho de otro modo, el extremo sufrimiento escena pastoral con una frase provocadora, que afirma
pertenecía a una realidad que estaba, por principio, el carácter ficcional del filme: "Esta historia, nos dice,
excluida del arte de lo visible. comienza en nuestros días al borde del río Ner en
Manifiestamente no es eso lo que se quiere decir Polonia". Entonces, lo irrepresentable alegado, no
cuando se ataca, por ejemplo, la serie americana Holo- puede significar la imposibilidad de usar la ficción para
causto en nombre de lo irrepresentable. Lo que se recu- dar cuenta de la exterminación. Esto nada tiene que
sa, es el empleo mismo de cuerpos ficcionales que imi- ver con el argumento de Laocoon, que reposaba en la
tan a los verdugos y a las víctimas de los campos. Esta distancia entre presentación real y representación ar-
imposibilidad encubre de hecho una prohibición. Pero tística. Al contrario, es porque nada separa ya la repre-
esta misma prohibición mezcla dos cosas: una pros- sentación ficcional de la presentación de lo real, que el
cripción que recae sobre el acontec~miento y una pros- problema se plantea. El problema no es saber si se pue-
cripción que recae sobre el arte. En efecto, por un lado de o se debe o no representar, sino que se quiere repre-
se dice que lo·que ha tenido lugar en los campos de sentar y qué modo de representación se elige para ese
exterminio prohíbe que se proponga una imi~ón para fin. Pero el rasgo esencial del genocidio para Lanzman~,
goce estético. Pero, por otro lado, se dice que el acon- es la separación entre la racionalidad perfecta de su eje-
tecimiento inaudito de la exterminación, apela a un cución y una inadecuación de toda raz.ón explicativa d~
arte nuevo, a un arte de lo irrepresentable. Y se estable- esta programación. El genocidio es perfectamente ra-
ce entonces una línea recta desde el Carré noir de Ma- cional en su ejecución, pero esta misma racionalidad
levitch, firmando la muerte de figuración pictórica y el no depende de ninguna coordinación racional suficien-
filme Shoah de Claude Lanzmann, tratando de lo irre-
presentable de la exterminación. -
te. 'Es esta separación entre dos racionalidades la que
.hace inadecuada la ficción del tipo Ho/ocau,go. Ella
Pero ¿qué es lo que entendemos realmente por "irre- nos muestra la transformación de personas ordinarias
presentable"? Shoah es un filme que presenta, como en monstruos y de ciudadanos respetados en desechos
todos los otros filmes, personajes y situacionés. El fil- humanos. Tal lógica está destinada a olvidar al mismo
• 1
me comtenza por mostrarnos un no que serpentea en tiempo la singularidad de la racionalidad de la exrer-
40 41
mi nación y la ausencia fundamental de razón. En cam- 91e golpe de fuerza. Por un lado, hay que poner en el
bio, otro tipo de ficción aparece perfectamente apro- arte la prohibición religiosa. Hay que transformar la
piada para este fin, para la "historia" que Lanzmann prohibiCión de representar al dios de los Judíos, en
quiere contar. la ficción-encuesta, donde un filme como imposibilidad de representar la exterminación. Por otro
Citizen Kan e es el prototipo: la forma de narración que lado, hay que transformar el plus de representación en
se da en torno a un acontecimiento, o a un personaje su contrario: un defecto o una imposibilidad de la re-
incomprensible, y que se esfuerza por conocer su se- presentación. Ello supone una construcción del con-
creto, a riesgo de sólo encontrar la vacuidad de la cau- cepto de modernidad attística, que aloje lo prohibidg
sa, o la ausencia de sentido del secreto. _en lo imposible, haciendo de todo el arte moderno un
Shoah no se opone a Holocausto como un arte de lo _arte constitutivamente dedicado al testimonio de lo
irrepresentable a un arte de la representación. La rup- irrepresentable. ·
tura con la representación clásica, no es el adveninúento Hay un ~oncepto que ha servido masivamente a
de un arte de lo irrepresentable. Por el contrario, es la esta operación: es el concepto de lo su~lime. Éste es,
supresión de toda frontera que se limita a los sujetos y en efecto, en Kant, el concepto de una imposibilidad.
los medios de la representación. Por eso, es posible La experiencia de lo subli!!l~ para él, es la exoPrienc-ia
mostrar la exterminación de los Judíos sin deducirla de una desproporción, de una incapacidad de la ima-
de alguna motivación atribuible a personajes o a algu- ginación para ponerse a la medida de un sensible d_:-
na lógica de situaciones. Se trata de representar el ex- - ~x~epción- de una grandeza exc~onal o de un po-
terminio sin mostrar cámaras de gas, escenas de exter- derío terri~le. Esta desproporción propia a lo subliiJle
minio, verdugos, o víctimas. Esta sustracción no signi- - sé ofrece entonces como c~ptO de un arte de lo im-
fica una imposibilidad de representar. Significa, por el presentabJe.._El autor que ha desarrollado particular-
contrario, una multiplicación de los medios de repre- m~nte esta idea es una vez más Lyotard. En los textos
.,
sentac10n. que reunió bajo el título deL 'inhumain 6 , define la ta-
Entonces, para alegar un arte de lo irrepresentable rea de las vanguardias artísticas en una sola exigencia:
hay que hacer venir aquello irrepresentable desde otra
parte que desde el arte mismo. Hay que ~er cainci 6
Jean-Francois Lyotard, Lo inhumano. OJarlas sobreel tiempo, trad.
Horacio Pons, Buenos Aires, Manantial, 1998. [N. T.]
. dir lo prohibido y lo imposible, lo que supone un dq-
42 43
testimoniar que existe lo impresentable. Para él, dicha memente la dependencia del espíritu que no se pone en
tarea se resume en el concepto de lo sublime que apa- movimiento sino por un choque sensible inmanejable.
rece así como el concepto mismo del arte .qtoderno. . Así, mientras queJo sublime en Kant introducía el
7
El problema, es que para ello debe invertir el sentido espíritu en ~l plano estético de la lev moral de la auto-
mismo del concepto de sublime. Debe identificar de par- -~~mía, en Lyotard inversamente intrQduce 1? experie~l­
tida, el juego de las operaciones del arte a una ~atur­ cia ética fundamental oue es la exoeriencia de uQa de-
gia de la exigencia imposible. Pero esta dramaturgia su- pendencia. Esto es lo que significa la transformación
pone que revirtamos la esencia misma del sublime kan- :fetic~ del sublime kantiano: la transf.Qrmación COJ1-
tiano. En efecto, en Kant la facultad sensible padecía los juuta de la autonomía estética y de la autonomía mo-
límites de su poder, su falla abría el campo a la ilimita- - ral en una sola y misma ley de heteronomía. La tarea
ción de la razón y marcaba al mismo tiempo el pasaje de de las vanguardias artísticas viene a ser la repetición del
la esfera estética a la esfera moral. Pero Lyotard hace de gesto que inscribe el choque, a la manera del rayo de
este pasaje fuera del pasaje del arte, la ley misma del color que atraviesa la tela de Barnett Newman, y en-
arte. Pero lo hace al precio de invertir los roles. Ya no es tonces la tarea de la vanguardia es testimoniar de la
más la facultad sensible que fracasa al obedecer las exi- deuda infinita del espíritu, frente a una ley que es tan-
gencias de la razón. Inversamente, es el espíritu que queda to del orden del Dios de Moisés como de la ley del
en problemas, obligado a obedecer la tarea imposible de inconsciente. El hecho de la resistencia Je la materia
aproximarse a la materia, de aprehender la singularidad deviene la sumisión a la ley del otro, pero solo que esta
sensible. Pero esta relación con la materialidad sensible ley del otro, es a su vez la sumisión a la condición del
se transforma inmediatamente en Lyotard en experien- ser tornado demasiado rápido.
cia de una dependencia radical. Luego de haber hecho Esta visión de la tarea del arte moderno es extrema
un inventario de las singularidades materiales a las que y paradoja!, pero justamente esta visión extrema nos
se enfrenta el arte, Lyotard las lleva todas a una sola y obliga a poner nuevamente en cuestión los análisis do-
misma experiencia. Todas designan, nos dice, el aconte- minantes de su evolución. Estos análisis dominantes
cimiento de una pasión, de un padecer al que el espíritu oponen al paradigma modernista de la autonomía del
no habría estado preparado y del cual sólo conserva el arte, un paradigma postmoderno, que habría borrado
sentitbiento de una deuda oscura. Todas atestan unifor- la frontera entre el gran arte y el arte popular, la obra
44 45
única y la infinidad de sus reproducciones, la realidad lado, la vanguardia es el movimiento que ha venido a
y el simulacro, las formas del arte y las imágenes de la transformar las formas del arte, a hacerlas idénticas a
vida mercantil. Pero, esta oposición simplista, creo, las forinas de construcción de un mundo nuevo, don-
impide comprender las transformaciones del presente. de el arte ya no existiría más como una realidad separa-
Ella olvida que el modernismo mismo, no ha sido más da. Pero, por otro lado, la vanguardia es también el
que una larga contradicción entre dos políticas estéti- movimiento que preserva la autonomía de la esfera ar-
cas opuestas, pero opuestas a partir de un mismo cen- tística, de todo compromiso con las prácticas del po-
tro común, que vincula la autonomía del arte con la der y la lucha política, o las formas de estetización de
anticipación de una comunidad por venir, ligando en- la vida en el mundo capitalista. Por una parte, 1~
tonces esta autonomía a la promesa de su propia su- guardia es el sueño futurista o constructivista de una
~ .
presión. autosupresión del arte, en la construcc1Ón de un mun-
Es preciso recordar, en efecto, que la estética como do sensible nuevo; por otra, y principalmente en la
régimen nuevo de identificación del-arte , nació en el tradición de Adorno, es la lucha por preservar la auto-
tiempo de la ~evolución fran~esa, y que su advenimien- nomía del arte, de todas las formas d~ ~stetización de
to significó en esa época, dos revoluciones de aparien- la mercancía o del poder; no para preservar la autono-
_sia conrradictoria. pero sin embargo solidarias. Por un mía como puro goce del arte por el arte, sino al contra-
lado, el momento estético significó la constitución de rio,.como inscripción de la contradicción irresuelta
' .
una esfera de experiencia específica propia al arte:_Pero, entre la promesa estética y la realidad de un mundo de
por otro, significó la supresión de cualquier criterio .'
opres10n.
que diferenciara los objetos del arte con los otros obje- Una de esas políticas se perdió en el sueño soviéti-
tos del mundo. Al mismo tiempo significó simultá- co, aunque restos de ella sobreviven en las utopías con-
neamente la autonomía del mundo del arte y la visión temporáneas más modestas de las ciudades nuevas, en
de ese mundo como prefiguración de una otra autono- los diseñadores que pretenden reinventar una comuni-
mía, la de un mundo común liberado de la ley y de la . dad a partir de un nuevo mobiliario urbano o en los
opresión. La palabra misma de vanguardia designó dos artistas relacionales que introducen un objeto, una
formas opuestas de un mismo nudo entre la autono- imagen o una inscripción insólitas en el paisaje de los
mía del arte y la promesa de emancipación. Por un suburbios en dificultad. Es lo que podríamos llamar la

46 47
versión sofi del viraje ético de la estética. En cuanto a la trofe irremediable que está en el origen mismo J e ese·
segunda política, no ha podido ser abolida por no se lazo. Esta transformación reproduce exactamente aque-
cual revolución postmoderna. El carnaval postmoder- lla otra que ve desvanecerse la tensión política de dere-
no a lo mejor no ha sido sino la pantalla de humo que cho y de hecho, en el par del consenso y de la justicia
oculta un fenómeno más severo: a saber, la transfor- infinita. Siguiendo esta transformación, estaríamos ten-
mación del segundo modernismo en una "ética" que tados en decir que el discurso ético contemporáneo no
no es siquiera una versión suavizada y socializada de la es más que el sitio de honor que se le da hoy a las
promesa estética de emancipación, sino su pura y sim- nuevas formas de la dominación. Sin embargo, olvida-
ple reversión, que vincula lo propio del arte ya no a damos con ello un punto esencial. Si la ética sofi del
una emancipación por venir, sino a una catástrofe in- consenso y del arte de la proximidad es la acomoda-
memorial e interminable. La estética de lo sublime de ción de la radicalidad de ayer a las condiciones actua-
Lyotard resume justamente este cambio total. Como les, la ética hard del mal infinito y de un arte dedicado
Adorno, apela a la vanguardia para retrazar indefinida- al duelo interminable aparece como el estricto vuelco
mente la separación entre las obras propias del arte y de esta radicalidad. Lo que permite este vuelco es la
las mezclas impuras de la cultura y la comunicación. concepción del tiempo, que la radicalidad ética de hoy
Empero, esta apelación ya no es para preservar una ha heredado de la radicalidad modernista de ayer, quiero
promesa de emancipación. Por el contrario, es para ates· decir, la idea de un tiempo cortado en dos por un acon-
tiguar indefmidamente de la alienación inmemorial que tecimiento radical.
hace de toda promesa de emancipación una mentira Durante largO' tiempo, este acontecimiento radical
realizable únicamente bajo la fonna del crimen infini- fue el de la revolución por venir. En el viraje ético esta
to; y a ese crimen infinito, el arte imagina responder orientación del tiempo se ha revertido estrictamente:
con una "resistencia" que no es sino el trabajo infinito ella ordena la historia en un acontecimiento radical,
del duelo. que ya no la corta más por delal)te, sino por detrás de
La tensión histórica de dos figuras de la vanguardia nosotros. Si el genocidio nazi se instaló en el centro
tiende así a desvanecerse en ese par ético de un arte de del pensamiento filosófico, estético y político, cuaren-
la proximidad dedicado a la restauración del lazo so- ta o cincuenta años después del descubrimiento de los
cial, y un arte testimonio dedicado a atestar la catás- campos, no es solamente en razón del silencio de la

48 49
primem generación de sobrevivientes. Él ha tomado la autonomía de la ley morai se convierte en la sumi-
csre lugar, aproximadamente en 1989, es decir, en el sión ética a la ley del Otro. Los derechos del hombre
momento de la caída de los últimos vestigios de esa deviene~ privilegio del vengador. El purismo político
rt.-volución que hasta ahora había vinculado la radica- deviene legitimación del orden consensual y la epope-
lidad política y estética con ·un corte histórico del tiem.. ya de un mundo cortado en dos, deviene la guerra
po. En otras palabras, el genocidio tomó el lugar contra el terror. El elemento central de este retorno es
del corre del tiempo necesario a dicha radicalidad, in- una cierta teología del tiempo, es la idea de la moder-
cluso invirtiendo su sentido, transformándola en ca- nidad como de un tiempo que estuvo dedicado al cum-
tástrofe ya advenida y donde solo un Dios podría sal- plimiento de una necesidad interna, ayer gloriosa y
varnos, segt'm la nueva fórmula heideggeriana que tanto hoy día desastrosa. Es la concepción de un tiempo
se repite hoy. cortado en dos por un acontecimiento fundador o un
. . .
En conclusión, no quiero decir que la política y el acontectmtento por vemr.
arre estarían en la actualidad enteramente sometidos Si queremos salir de la configuración.ética de hoy, lo
a esta visión que llamo ética. Lo que denomino viraje que precisamos es devolver a su diferencia las invencio-
ético, justamente, no es una fatalidad histórica de la nes de la política y del arte, eso también quiere decir,
política y de la estética hoy. Pero lo que_.!? qu;acreriza, justamente, recusar el fantasma de sus purezas, quiere
es su capacidad de recodificar y deJ.nverrir las formas decir devolve~ a esas invenciones de la polftica y del arte
de pensam iento y las actitudes qu~apuntaban ayer a su carácter de cortes siempre ambiguos, precarios y liti-
giosos. Este trabajo supone en todo caso una condición
-
un cambio político o artístico radical. Lo que llamo
-
viraje ético, no es el simple apaciguamiento de los di- esencial, que es sustraer las invenciones de la polftica y
sensos de la política y del ane en el orden consensual. del arte a toda teología del tiempo, a todo pensamiento
F.s más bien la forma extrema que toma la voluntad de de trauma original o de salvación por venir.
....:_bsolttti7.ar esos dise~ Así, el rigor modernista que Muchas gracias por su paciencia .
querfa purificar el potencial emancipador del arte de
wdo compromiso con la vida estetizada y el comercio Santiago de C hile, 1 1 de abril, 2005.
cultural, deviene hoy día la reducción del arte al testi-
monio ético sobre la catástrofe infinita. De este modo,

'50 51
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