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LOS ALAMOS Y LAS OVEJAS

GENESIS 30:25-43

Argumentos

--Lo que enseña ese capítulo es que Jacob a través de tener una visión definida de prosperidad,
cambio la genética de estas al verlo en su mente y orar, ese es un verdadero empresario el dejo de
ser un jodido porque uso el lenguaje de los sueños, además dice 1 proverbio el hombre es lo que
piensa…

--Fue Dios el que hizo lo de los corderos y cabritos rayados, y solo Jacob quería usar astucia, pero
Dios vio la maldad de su tío, por eso lo recompensó..

---Por supuesto, las varas de la cerca no influían para nada en la herencia. Pero el astuto Jacob
seguramente se dio cuenta de que algunos animales tenían descendencia de aspecto diferente del
propio. No sé si llegó a imaginar un esbozo de la teoría de Mendel, pero seguramente individualizó
los animales por su historial reproductivo (esto es, su genotipo), apareó los apropiados de
caracteres recesivos para que nacieran crías listadas, y así fundió a su tacaño suegro y amo.

--Las ovejas parían de color por el simple hecho de la vara es misericordia de Dios. Creas o no en
Dios, el nunca dejará de ser quien es; Creas o no en él, él te ama; creas o no, él va bendecirte
independientemente de lo que hagas y creas. Por el simple hecho que él es AMOR. Existen
historias inexplicables, que hoy lo llamamos milagros, existieron en esos días y todavía existen
ahora. Pero solo se da si aportas con un grano de fe. Porque creer en lo que no ves eso se llama fe.
Y fe creer que algo sucederá aunque no lo veas. Dios es rico en amor para con nosotros y él no
cambiará por el simple hecho que no creamos en lo que dice la biblia. ÉL ama al ateo, al
mentiroso, al asesino, al traidor, al homosexual, al mal padre, a la mala madre. Ama a la persona,
más no sus acciones. Y es 100% respetuoso de las decisiones que tomemos. No creía en lo místico
o sobrenatural, pero he aprendido y Dios en su misericordia me ha enseñado que sólo basta una
cuota de fe para que sucedan las cosas. De nada sirve argumentar y buscar respuestas de cosas
inexplicables según nuestra propia opinión Nuestra mente es tan finita que no comprende cosas
que solo Dios sabe hacer. Si no quieres creer en lo que Dios puede hacer igual su amor para
contigo no disminuye, él siempre te abraza con sus brazos de amor, sabe tu necesidad más
profunda, solo él sabe llenar tu vida y completarla como nadie.

--La fe nunca se puede sustentar con la razón, ustedes y yo podemos razonar con respecto a lo que
Dios estableció como evidencia para que usted y yo creyéramos.

Solo con acciones sobrenaturales se le puede cambiar la manera de pensar al hombre y él las ha
usado por amor a mí a y a ustedes........ De usted y de mi depende si creemos o no.

--Soy Ing. Bioquímico y soy Cristiano, dificil explicar lo sucedido aquí, tengo la firme idea de que
Dios es un Dios de ciencia pero también de lo sobrenatural, algunas cosas que El hace simplemente
estan fuera de nuestra comprensión humana,
OTRO PUNTO DE VISTA

Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y


descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las
varas. (Gn. 30:37)

Existe en el mundo una treintena de especies de álamos pertenecientes


todas a la gran familia de las Salicáceas. También se les denomina
vulgarmente chopos o pópulos y viven sobre todo en las regiones templadas
o frías del hemisferio boreal. Las flores de dichos árboles suelen ser de un
solo sexo y se encuentran en plantas diferentes. Es decir, que hay álamos
macho y álamos hembra. Además estas flores son tan reducidas que carecen
de cáliz y corola. Las masculinas sólo tienen estambres, mientras que las
femeninas únicamente presentan pistilo. En realidad, todas estas flores se
agrupan en unas espigas llamadas gatillos o amentos. Los pequeños frutos
son capsulitas que se abren en dos valvas, repletas de diminutas semillas,
rodeadas de un fino bello que arranca desde su base.

Una de las especies más abundantes es el álamo blanco (Pupulus alba) (fot.
19), originaria de Oriente, pero que se extiende desde el centro y sur de
Europa hasta el Asia central y el norte de África. Vive silvestre
preferentemente en las riberas de los ríos, como el Jordán, aunque también
se cultiva en otros países para obtener madera barata de rápido crecimiento.
Estos árboles pueden alcanza los 30 o más metros de altura. El tronco es
blanco y sus hojas caducifolias en forma de corazón son verdes y brillantes
en el haz, mientras que presentan el envés blanco como la nieve. Otra
especie abundante en Palestina, sobre todo a orillas del Jordán y en los
oasis del desierto, es el álamo del Éufrates (Populus euphratica), cuyas
hojas adquieren formas diferentes según la parte del árbol en la que crecen.
Las de ramas jóvenes son alargadas y con el margen liso, mientras que las
de las ramas maduras son romboidales y con los bordes parcialmente
aserrados. 
Los álamos aparecen en la Biblia en pocas ocasiones (Gn. 30:37; Os. 4:13;
14:5). Sin embargo, uno de estos pasajes es muy interesante desde el punto
de vista científico. Se trata del que se refiere a aquel acuerdo realizado entre
Jacob y Labán en relación a los rebaños de éste y la cantidad de cabras y
ovejas que debía pagar a Jacob por haberle servido tanto años (Gn. 30:35-
43):

Y Labán apartó aquel día los machos cabríos manchados y rayados, y


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todas las cabras manchadas y salpicadas de color, y toda aquella que


tenía en sí algo de blanco, y todas las de color oscuro entre las ovejas, y
las puso  en mano de sus hijos. 

Y puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras
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ovejas de Labán. 

Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño,


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y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de


las varas. 

Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales
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de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales
procreaban cuando venían a beber.

Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados,
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pintados y salpicados de diversos colores.

Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados
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y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo
ponía con las ovejas de Labán. 

Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes,
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Jacob ponía las varas delante de las ovejas en los abrevaderos, para que
concibiesen a la vista de las varas. 
Pero cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más
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débiles para Labán, y las más fuertes para Jacob. 

Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y


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siervos, y camellos y asnos.

En este capítulo 30 de Génesis se explica la tozudez de Labán, al


negarse a dejar marchar a Jacob y su familia de vuelta a su
tierra. Labán creía que si le despedía perdería todas las bendiciones y la
prosperidad que había recibido por medio de su presencia. A pesar de todo,
Jacob estaba resuelto a marcharse definitivamente. Por último, Labán
acepta su partida y pide a Jacob que le indique lo que le debe por todo el
tiempo que éste le había servido. La propuesta que le hace Jacob es muy
inteligente. Le dice que su salario consistirá en quedarse con todas aquellas
ovejas y cabras de color oscuro, pintadas, manchadas, listadas o rayadas (o
sea, todas aquellas que no fueran blancas).

Labán responde que sí, porque aquel trato le parecía ventajoso para él, pero
inmediatamente retira del rebaño a todos los animales que no eran blancos
por completo y se los da a sus propios hijos. Esto demuestra sus malas artes
y su deseo de que Jacob nunca pudiera marcharse. De manera que Jacob se
quedó apacentando el rebaño de Labán, que estaba formado exclusivamente
por animales blancos. La cuestión era: ¿cómo les podrían nacer a tales
ovejas y cabras blancas descendientes pintados?

Jacob ideó un plan que, aunque científicamente estaba equivocado, le dio


muy buen resultado. Colocó varas verdes de álamo, avellano y castaño,
parcialmente descortezadas en los canales de los abrevaderos, en los que los
animales saciaban su sed. Jacob creía que al ver dichas manchas blancas de
la madera, mientras bebían y copulaban, nacerían ovejas o cabras
manchadas. Esta era una creencia antigua muy extendida que decía que las
imágenes visuales que observaba la madre embarazada actuaban de forma
mágica sobre el embrión en gestación, condicionando su aspecto o
constitución. Pero, lo curioso era que, en efecto, así ocurría. Nacían crías
listadas, pintadas, rayadas, etc., aunque los padres eran totalmente blancos.
¿Qué explicación científica tenía esto? 

Jacob pensaba que el efecto visual de las varas descortezadas sobre los
animales que procreaban era la causa de tales nacimientos. Sin embargo, en
el siguiente capítulo, Dios mismo le revelará que esa no era la razón (Gn.
31:10-12). En realidad, aunque las ovejas que se apareaban eran blancas, no
lo eran desde el punto de vista genético, ya que llevaban enmascarados en
su genoma los genes recesivos necesarios para producir también
descendientes manchados. Y, por tanto, de unos padres blancos nacía un
porcentaje importante (25%) de animales manchados. Hoy sabemos que eso
se debe a las famosas leyes genéticas descubiertas por Gregor Mendel en el
siglo XIX, mediante sus experimentos con los guisantes, y que,
evidentemente, Jacob no podía conocer en su época.

Sea como fuere, lo cierto es que por medio de tal estrategia Jacob se
enriqueció y, aunque errado en su planteamiento humano, Dios bendijo su
confianza en él, su trabajo diligente y su creatividad. Jacob siempre fue
bendecido más de lo que se merecía. A pesar de su conducta, a veces
oportunista y manipuladora, obtuvo muchos favores en la tierra. En
realidad, todos los humanos somos un poco como este hombre usado por
Dios. Él puede bendecirnos abundantemente, a pesar de no merecerlo en
absoluto. 

El segundo grupo de citas bíblicas, en que se mencionan los álamos, tiene


que ver con el rechazo del paganismo. En el libro de Oseas (4:13) se
dice: Sobre las cimas de los montes sacrificaron, e incensaron sobre los
collados, debajo de las encinas, álamos y olmos que tuviesen buena
sombra; por tanto, vuestras hijas fornicarán, y adulterarán vuestras
nueras. Las alamedas creaban lugares idílicos con abundante sombra y allí
se reunían los sacerdotes de Baal para adorar a los ídolos. Por desgracia,
parte del pueblo hebreo, dándole la espalda a Jehová, les seguía en sus
sacrificios, en los ritos sexuales y cultos de fertilidad, buscando la
bendición de tales divinidades. Incluso las jóvenes judías practicaban
también esta infidelidad espiritual y sexual. No obstante, el texto parece
culpabilizar de tal comportamiento sobre todo a los varones hebreos
adultos. Al fin y al cabo, ellos eran en su cultura los líderes y responsables
de las familias. 

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