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Huaca El Paraíso

El Paraíso es el nombre moderno de un complejo arqueológico monumental


del Periodo Arcaico Tardío (3500-1800 a.C.), también conocido como
Chuquitanta. Está situado en el valle del río Chillón, en la costa central de
Perú, a varios kilómetros al norte del centro de Lima, capital del Perú y a dos
km del Océano Pacífico. Pertenece al Distrito de San Martín de Porres,
colindando con los límites de la Provincia Constitucional del Callao.

Forma parte del Complejo Arqueológico del Valle del Chillón, al que también
pertenecen la Pampa de Los Perros y la Pampa Culebras.

El Paraíso se encuentra situado en Lima Norte, entre los cerros de la zona de


Chuquitanta, en la margen izquierda del río Chillón y cerca de su
desembocadura en el Océano Pacífico. Los restos arqueológico se alzan sobre
la terraza aluvial de dicho río, que está rodeado de más de 90 hectáreas de
tierras de cultivo y 150 hectáreas de tierras bajas capaces de sostener el riego
apoyado de la agricultura.

El Paraíso es uno de los mayores asentamientos del período Arcaico Tardío


(llamado también Precerámico Tardío), que abarca más de 58 hectáreas de
tierra. Es uno de los seis sitios conocidos de dicho periodo en el valle de
Ancón-Chillón, donde además destacan el sitio de Pampa de los Perros y
Buena Vista. Otros centros importantes de este período incluyen Áspero y
Caral, en la costa norcentral en el valle de Supe.5 Considerables centros se
encuentran en diferentes zonas ecológicas, desde la costa hasta las zonas del
interior. Stanish llegó a la conclusión de que éste era un momento en que los
asentamientos se distribuyeron ampliamente, situada a varias distancias de la
costa que permiten el acceso a una variedad de recursos marinos y agrícolas.

Cronología
Se ha dado a conocer 16 muestras procesadas por datación por radiocarbono,
que ubican al sitio en una antigüedad entre el 2.300 a.C. y el 1.400 a.C. es
decir, en el final del período Arcaico Tardío. Es contemporáneo con el célebre
Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh, en Huánuco, y con la fase final de
Caral.

Investigaciones
El sitio fue dado a conocer en 1950 por Louis Stumer, al que nombró
Chuquitanta, nombre de una hacienda cercana. En 1964, Thomas C. Patterson
y Edward P. Lanning consideran por primera al sitio como precerámico,
logrando identificar unas nueve estructuras. Pero recién en 1965 Frederic
Engel llevó a cabo exploraciones y excavaciones en el sitio, al que llamó El
Paraíso, por ser el nombre oficial que era usado por el Instituto Nacional de
Cultura. Engel identificó unos 8 edificios monticulares esparcidos en un área
extensa, por lo que definió al lugar como un gran complejo arquitectónico,
uno de los más grandes del Perú antiguo. Engel restauró la Unidad I, donde
además centró sus excavaciones. Sobre la base de los restos textiles, la falta de
cerámica y cuatro dataciones radiocarbónicas provenientes de la Unidad I se
confirmó la cronología del sitio como precerámico tardío. En 1982 Jeffrey
Quilter9 comienza la primera de varias temporadas de campo de un estudio
multidisciplinar, El Proyecto del Bajo Valle del Chillón, que tuvo el propósito
de establecer una cronología y una mejor comprensión de la arquitectura y la
economía de subsistencia.

La zona arqueológica, ante el abandono de parte de las autoridades, empezó a


ser protegida por los vecinos de las asociaciones aledañas, aunque ello no era
suficiente para evitar la depredación e inevitable desaparición de las huacas.
La zona se hallaba rodeada de chancherías y basurales, y se veía amenazada
por las invasiones de pobladores y la codicia de las inmobiliarias. Se precisaba
pues, contar con mayores recursos. Fue debido a la insistencia de estos
pobladores que el Estado al fin se interesó en el asunto. En el 2008 el área fue
declarada intangible. El 24 de diciembre de 2012 se inició el primer proyecto
de inversión pública (PIP) del Ministerio de Cultura para recuperar, preservar
y restaurar los monumentos arqueológicos de Lima. El primer lugar elegido
para dicha labor fue precisamente El Paraíso, con un presupuesto de 4,5
millones de soles. Como director del proyecto fue designado el arqueólogo
Marco Guillén Hugo.

Se iniciaron las excavaciones en cinco sectores y se identificó que el complejo


estaba conformado en total por doce pirámides, esparcidas en una extensa
área. El 15 de enero de 2013 los arqueólogos descubrieron una estructura
arquitectónica a la que denominaron el Templo del Fuego, que presenta
similitudes con estructuras halladas en Caral y Kotosh, que son sus
contemporáneas. Se ponderó al lugar como el más antiguo complejo
arquitectónico de la costa limeña y como el sitio donde se dio el primer paso
para llegar de la caza, recolección y la pesca a la agricultura, con una
antigüedad de 4000 años (2000 a. C.)
A finales de junio de 2013, una de las pirámides en el complejo, en la Unidad
X de El Paraíso fue completamente destruida. Inmobiliarias constructoras
utilizaron maquinaria pesada para derribar el edificio y quemarla
inmediatamente. La policía impidió la destrucción de otras 11 pirámides en el
sitio. Antes de su destrucción, la pirámide tenía una superficie aproximada de
2.000 m² y unos 6 m de altura. Los cargos penales recayeron sobre las
empresas asociadas a este incidente, identificados como Alisol y Provelanz.

No obstante este revés, el proyecto de puesta en valor prosigue, llevado a cabo


por el Ministerio de Cultura de Perú. Se calcula que en cinco años serán
culminadas estas labores, con la puesta en valor del conjunto.

El 2016 se encontró un cactus de 4,000 años posiblemente de la especie


alucinógena San Pedro (Echinopsis pachanoi) de unos 30 centímetros de
longitud en perfecto estado de conservación.

Descripción
Es un enorme conjunto arquitectónico de piedras y barro compuesto de doce
edificios que cubren una superficie de 50 hectáreas. La llamada UNIDAD I es
la que se conoce propiamente con el nombre de El Paraíso, siendo esta la que
fue estudiada y reconstruida por Engel en la década de 1960. Las otras
unidades, que forman montículos, empezaron a ser sometidas a investigación
muchos años después. Una de ellas fue destruida totalmente a manos de
inescrupulosos en el 2013.

Distribución de la Unidad I.
El Paraíso fue construido con piedras obtenidas de una cantera cercana, donde
se han hallado varios martillos. Existen paredes hasta de 2.40 m. de ancho,
con dos caras de bloques planos. Al igual que otras construcciones de la
época, una característica fue el uso de grandes shicras, es decir, redes o bolsas
de fibras vegetales llenas de piedra, usadas como material de relleno. Todas
las paredes del conjunto fueron enlucidas con barro y posiblemente recibieron
una aplicación de pintura, a juzgar por los restos de pigmentos ocre, blanco y
rojo.

El edificio, con sus muchos compartimientos, puertas altas y gradas de acceso,


está asentado sobre plataformas, que le dan un aspecto piramidal.

Engel supuso que El Paraíso fue reconstruido de cinco a seis veces en el lapso
de unos 200 años, y abandonado en el curso de su última reconstrucción. En
las inmediaciones se encuentran indicios de viviendas, aunque no se ha
determinado la extensión del poblado cuando el edificio estuvo vigente. No
presenta restos de cerámica pero si de tejidos de algodón y canastas de fibra
vegetal, las llamadas shicras. Se hallaron también cinco entierros humanos
envueltos en mantos de algodón.

Función
Su diseño revela actividades ceremoniales, sobre todo en el recinto conocido
como el Atrio (recinto 2), donde se ve un espacio con doble piso que hace
recordar los salones ceremoniales de Kotosh; pero la particularidad es que
cuenta con un pozo o colca en cada una de sus esquinas. El piso enmarcado
por dicho rectángulo está totalmente calcinado, lo que sugiere que las ofrendas
eran incineradas.

Al igual que otros monumentos de esa época como Caral, al norte, y Kotosh,
al centro, El Paraíso debió ser un centro administrativo-ceremonial que surgió
por obra de élites férreas que controlaban a una población.

Hábitos alimenticios
La dieta de los habitantes de El Paraíso consistía en una mezcla de recursos
domesticados y recolectados. El Paraíso tenía una economía mixta de
subsistencia. Hay una gran cantidad de alimentos no domesticados que se
encuentran en el registro arqueológico, lo que apoya la existencia de recursos
suficientes que podrían ser objeto de caza o recolección. Las plantas silvestres,
como las raíces de juncos, tomatillos y colas de gato pueden haber
representado una parte sustancial de la dieta. Más del 90% de las proteínas se
obtuvo por medio de los recursos marinos, predominantemente de peces y
moluscos. Sobre la base de los resultados del número mínimo de individuos
(NMI), se ha determinado que los óseos de peces son principalmente de
anchovetas y los moluscos más comunes son los mejillones. Hay poca
presencia de fauna terrestre en El Paraíso. El predominio del recurso marino
podrían haber evitado cualquier necesidad de una economía agrícola de
subsistencia compleja. El algodón fue cultivado para proporcionar redes para
la pesca, así como ropa para los habitantes de El Paraíso, por tanto hay una
predominancia de una agricultura para usos industriales en las estrategias de
subsistencia.

Las plantas alimenticias, cultivadas y recolectadas, complementaban la dieta


del hombre de El Paraíso. Algunas de las plantas de este período fueron:
amaranto, papa, cactus, calabaza, zapallo, caña brava, pasto, pacae, pallar,
frejol, algarrobo, manglillo, sauce, lúcuma, ají, tomatillo y algodón.

Textilería y cestería
De mucha importancia fue el cultivo de algodón, el primer cultivo no
alimenticio, de cuya fibra se fabricaban tejidos. Estos son de algodón blanco o
marrón, y a veces ambos mezclados, que le dan un aspecto decorativo. La
técnica usada era la del tejido llano o 1 sobre 1 (una trama por una urdimbre).
Según J. Quilter, una razón del surgimiento y crecimiento de El Paraíso pudo
deberse al desarrollo y control de la producción del algodón.

Además de textiles de algodón, se encontraron canastas de paja, redes,


artefactos de madera, instrumentos para pulir piedra, espejos de piedra pulida
y fragmentos de figurillas hechas en barro cocido. Sin embargo, son los
residuos de origen marino los que más abundan en El Paraíso.

Rol de las elites


Normalmente el frío Corriente de Humboldt fluye de sur a norte que trae el
alimento rico en plancton y con ella la abundancia de la vida marina a lo largo
de la costa peruana. Desde hace unos años, cada siglo el evento de El Niño
invierte el flujo de la corriente, resultando en capturas marinas
extremadamente pobres. Estudios realizados por Andrus y sus colegas
encontraron restos de moluscos que indican al menos dos importantes eventos
de El Niño tuvo lugar durante la ocupación de El Paraíso. En respuesta a estas
épocas de extrema pobreza, una clase sacerdotal pudo haber surgido para
dirigir y hacer un llamamiento a los dioses para aliviar la situación. La
evidencia arqueológica de la existencia de tales élites incluye entierros de
prestigio con elaborados elementos de ropa y joyas. Pero en El Paraíso no se
han encontrado enterramientos de prestigio, por tanto al parecer no hay
evidencia directa de la existencia de elites. Sin embargo, la evidencia indirecta
para las élites radica en el tamaño y la complejidad del sitio. La división del
trabajo y la especialización se da a entender en la existencia de una
construcción especializada y el uso de bolsas de fibras vegetales llenas de
rocas, localmente llamados "shicras". A partir de la medición de las
estructuras, los arqueólogos determinaron que El Paraíso fue construido de
acuerdo con un conjunto estandarizado de principios de ingeniería y
mediciones. Esto significa que el sitio de El Paraíso fue cuidadosamente
planeado. La conclusión es que la jerarquía era necesaria para planificar el
lugar, organizar y coordinar una gran fuerza de trabajo, pero la naturaleza
exacta de la organización social sigue siendo difícil de conocer.
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