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EL MIEDO A LA
LIBERTAD
Versión y presentación de la edición castellana
GINO GERMANI
Director del Instituto de Sociología de la Universidad de
Buenos Aires
Versión castellana de
GINO GERMANI
ÍNDICE
MISNAH ABAT
6
Cf. especialmente: R. Benedict, Patterns of culture,
Boston Houghton Miffin, 1934. (Trad, castellana: El hom
bre y la cultura, Buenos Aires, Sudamericana, 1939); Mar
garet Mead, Coming of age in Samoa, Nueva York, Morroy,
1928. (Traducción en castellano: Adolescencia y Cultura en
Samoa, Buenos Aires, abril, 1946); Sex and Temperament,
Nueva York, Morrow, 1935 (Sexo y Temperamento, Bue
nos Aires, abril, 1947); Growing up in New Guinea, Nue
va York, Morrow, 1930 (Educación y Cultura, Buenos Ai
res, Paidós, 1952).
7
W. Ll. Warner y P. S. Lunt The social lije of a
modern community, New Haven, Yale University Press,
1941, y los volúmenes siguientes de esta serie (Yankee City
Series); véase también H. Ozanne, "Social character as a
sociological concept", en American Sociological Review,
1943.
8
A. Kardiner, "The concep of basic personality structure
as an operational tool in the social sciences", en R. Lincon
(ed.), The science of man in the world crisis, Nueva York,
Columbia University Press, 1945; The individual and his
society, Nueva York, 1939. (Trad, cast: El individuo y su
sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1945); The
Psychological frontier of society, Nueva York, 1945.
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GINO GERMANI
PREFACIO
E. F.
CAPÍTULO I
LA LIBERTAD COMO PROBLEMA
PSICOLÓGICO
29
2
Uso del término fascismo o autoritarismo para deno-
minar un sistema dictatorial del tipo alemán o italiano.
Cuando me refiera especialmente al sistema alemán, lo
llamaré nazismo.
30 ERICH FROMM
11
En el apéndice I discutiré con mayores detalles as
pectos generales de la interrelación entre las fuerzas psico
lógicas y las socio-económicas.
12
Después de haber terminado esta obra, apareció Free-
dom. Its meaning, planeado y editado por R. N. Anshen
(Nueva York, Harcourt & Brace, 1940), estudio sobre los
diferentes aspectos de la libertad. Me complazco en citar
aquí especialmente los trabajos de H. Bergson, J. Dewey,
R. M. Mac Iver, K. Riezler, P. Tillich. C. también Carl
Steuemann, Der Mensch auf der Flucht, Berlin, Fischer,
1932.
CAPÍTULO II
LA EMERGENCIA DEL INDIVIDUO Y LA
AMBIGÜEDAD DE LA LIBERTAD
LA LIBERTAD EN LA ÉPOCA DE LA
REFORMA
5
La tesis central de Burckhardt ha sido confirmada y
ampliada por algunos autores, mientras que otros la han
repudiado. Más o menos en la misma dirección se hallan
W. Dilthey, Weltanschauung und Analyse des Menschen
seit Renaissance und Reformation, en Gesammelte Schriften,
Leipzig, Teubner, 1914. (Hay traducción castellana: Hombre
y mundo en los siglos xvi y xvii, México, Fondo de Cultura
Económica, 1944), y el estudio de E. Cassirer sobre Indivi-
duum und Cosmos, in der Philosophie der Renaissance. Por
otra parte, Burckhardt ha sido atacado en forma decidida
por algunos autores. J. Huizinga ha señalado que Burck -
hardt ha menospreciado el grado de similitud existente entre
la vida de las masas en Italia y la de otros países europeos
durante la baja Edad Media; que coloca el comienzo del
Renacimiento alrededor de 1400, en tanto la mayor parte
del material que emplea como ilustración de su tesis corres-
ponde al siglo XV y principios del xvi; que desdeña el ca -
rácter cristiano del Renacimiento y atribuye una importancia
injustificada a sus elementos paganos; que toma el indivi-
dualismo como el rasgo dominante de la cultura renacentista,
cuando en realidad se trata de uno entre varios; que la
Edad Media no carecía de individualidad en el grado que
supone Burckhardt, y que, por lo tanto, su manera de oponer
la Edad Media al Renacimiento es incorrecta; que el Rena-
cimiento siguió tan respetuoso de la autoridad como lo
había sido la Edad Media; que el mundo medieval no era
tan hostil a los placeres mundanos ni el Renacimiento tan
optimista como lo piensa Burckhardt; que durante el Rena-
cimiento no existieron más que los gérmenes de la actitud
del hombre moderno, es decir, su tendencia hacia los logros
personales y el desarrollo de la individualidad; que en el
siglo XIII los trovadores habían desarrollado la idea de la
nobleza del corazón, y que, por otra parte, el Renacimiento
no rompió con el concepto medieval de superior jerarquía
social. (J. Huizinga, Das Problem der Renaissance in Wege
der Kulturgeschichte, München, Drei Masken Verlag, 1930,
pág. 89 y sigts.; véase también Herbst des Mittelalters, Mün-
chen, Drei Masken Verlag, 1924; hay traducción castellana:
El otoño de la Edad Media, Madrid, Rev. de Occidente).
Me parece, sin embargo, que aun cuando estos argumentos
74 ERICH FROMM
ters. und der Neuzeit, München und Berlin, Druck und Verlag von
R. Oldembourg, 1928.
Andreas, Deutschland vor der Reformation, Stuttgart und Berlin,
Deutsches Verlags-Anstant, 1932.
Weber, Max, The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism.
Londres, Alien & Unwin, 1930.
Schapiro, Social Reform and the Reformation, tesis, en la Universidad de
Columbia, 1909.
Pascal, The Social Basis of the German Reformation, Martin Luther
and his Times, Londres, 1933.
Tawney, Religion and the Rise of Capitalism, Londres, J. Murray,
1926 (hay traducción castellana: La religión en el orto del
capitalismo; Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1936, N.
del T.).
Brentano, Der Wirtschaftende Mensch in der Geschichte, Leipzig,
Meiner, 1923.
Kraus, Scholastik, Puritanismus und Kapitalismus, München, Dunker
& Humboldt, 1930.
80 ERICH FROMM
2. El período de la reforma
81
Martín Lutero, Vorlesung über den Römerbrief, cap. 1
(De la traducción al inglés efectuada por el autor).
104 ERICH FROMM
32
Op. cit., cap. I, 1.
33
Martín Lutero, The Bondage of the Will. Traducido
por Henry Cole M. A. Grand Rapids, Mich., B. Erdmans
Publ Co., 1931, pág. 74.
EL MIEDO A LA LIBERTAD 105
Y también dice:
Dios preferiría la subsistencia del gobierno, no importa
cuán malo fuere, antes que permitir los motines de la
chusma, no importa cuán justificada pudiera estar en suble-
varse. .. El príncipe debe permanecer príncipe, no interesa
todo lo tiránico que pueda ser. Tan sólo puede decapitar
a unos pocos, pues ha de tener subditos para ser gober -
nante.
36
Römerbrief, 13, 1.
112 ERICH FROMM
38
John Calvin, Institutes of the Christian Religion,
tra
ducción de John Alien, Philadelphia, Presbiterian
Board of
Christian Education, 1928, Libro III, Cap. IX, 1.
39
Op. cit., Libro III, Cap. II, 23.
40
Op. cit., Libro III, Cap. VIH, I. Desde las palabras
"Porque, del. . . etc." la traducción ha sido hecha del
original latino, Johannes Institutio Christianae
Religionis. Edi-tionem Curavit A. Tholuk, Berolini,
1835, cap. I, pág.
EL MIEDO A LA LIBERTAD 115
53
Una discusión mis detallada de la interacción entre
los factores económicos, ideológicos y psicológicos, puede
hallarse en el Apéndice.
CAPÍTULO IV
6
Julián Green, Personal Record, 1928-39, traducción in-
glesa de J. Godefroi, Nueva York, Harper & Brothers, 1939.
EL MIEDO A LA LIBERTAD 167
1. El autoritarismo
El primer mecanismo de evasión de la libertad que
trataremos es el que consiste en la tendencia a aban-
donar la independencia del yo individual propio,
para fundirse con algo, o alguien, exterior a uno
mismo, a fin de adquirir la fuerza de que el vo in-
individual carece; o, para decirlo con otras palabras,
la tendencia a buscar nuevos vínculos secundarios
como sustitutos de los primarios que se han perdido.
Las formas más nítidas de este mecanismo pueden
observarse en la tendencia compulsiva hacia la su-
misión y la dominación o, con mayor precisión, en
los impulsos sádicos y masoquistas tal como existen
en distinto grado en la persona normal y en la neu-
rótica respectivamente. Primero describiremos estas
tendencias y luego trataremos de mostrar cómo ambas
constituyen formas de evadir una soledad insopor-
table.
Las formas más frecuentes en las que se presen-
tan las tendencias masoquistas están constituidas por
los sentimientos de inferioridad, impotencia e insig-
nificancia individual. El análisis de personas obse-
sionadas por tales sentimientos demuestra que, si
bien éstas conscientemente se quejan de sufrirlos y
afirman que quieren librarse de ellos, existe sin em-
bargo algún poder inconsciente que se halla en sus
mismas psiquis que las impulsa a sentirse inferiores
o insignificantes. Sus sentimientos constituyen algo
más que el reflejo de defectos y debilidades real -
mente existentes (aunque generalmente a éstos se los
racionaliza, aumentando su importancia, con lo cual
se justifica la inferioridad psíquicamente experimen-
tada) ; tales personas muestran una tendencia a dis-
minuirse, a hacerse débiles, rehusándose a dominar
las cosas. Casi siempre exhiben una dependencia muy
marcada con respecto a poderes que les son exterio-
EL MIEDO A LA LIBERTAD 175
193
2. La destructividad
3. Conformidad automática
3
La opinión que aquí se presenta se funda en los re-
sultados de un estudio inédito sobre el "Carácter de los obre-
ros y empleados alemanes en 1929-30", emprendido por A.
Hartoch, E. Herzog, H. Schachtel y el autor (con una in-
troducción histórica de F. Neumann), realizado bajo los
auspicios del International Institute of Social Research de
la Universidad de Columbia. El análisis de las contesta-
ciones de 600 personas a un cuestionario detallado, mostró
que la minoría presentaba el carácter autoritario, un número
más o menos igual, una tendencia a la libertad, y la gran ma-
yoría exhibía una. mezcla indeterminada de distintos rasgos.
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6
Op. cit., pág. 469. 7 Op. cit., pág. 56.
EL MIEDO A LA LIBERTAD 259
8 Op. cit., -págs. 710 y sigts. 9 Op. cit., págs. 715, 716.
10
Joseph Goebbels, Michael, München, F. Eher, 1936,
página 57.
11 Op. cit., pág. 21.
260 ERICH FROMM
33
Op. cit., pág. 411.
34
J. Goebbels, Michael, cit., pág. 25.
35
A. H itle r, Mein Ka mpf, pág. 408.
36
Of. cit., pág. 412.
37
Op. cit., págs. 620 y sigts.
270 ERICH FROMM
1. La ilusión de la individualidad
1. Libertad y espontaneidad
5
Cf. Max Otto, The Human Enterprise, Nueva York,
T. S. Croft, 1940. Capítulos iv y v.
304 ERICH FROMM
6
El problema que aquí se discute conduce a un tema de
hondo significado, y que, por lo menos, es necesario mencio-
nar. El problema ético ¿puede ser aclarado por la psicología
dinámica? Los psicólogos aportarán alguna ayuda en este
sentido tan sólo cuando puedan ver el significado de los
problemas morales para la comprensión de la personalidad.
Toda psicología —incluso la de Freud— que considere estos
problemas en función del principio del placer, no logrará
entender un importante sector de la personalidad y dejará
libre el terreno para doctrinas morales de tipo dogmático y
antiempírico. El análisis del amor de sí mismo, del sacrificio
masoquista y del significado de los ideales, que se ha pro -
porcionado en este libro, nos muestra ejemplos de este campo
de la psicología y de la ética que merecerían ulterior
desarrollo.
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