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TALLER DIGITAL INTERACTIVO DE

REDACCIÓN JURÍDICA
Ab. Esp. Federico ABEL - Dr. Leonardo ALTAMIRANO

MÓDULO II: LA ORACIÓN: EL USO DE LOS


SIGNOS DE PUNTUACIÓN1

Clase 2. Funciones y usos de los signos de


puntuación
Necesaria aclaración: A lo largo del Módulo II, con el fin de poner de relieve algunos ejemplos
empleados, se los ha escrito en letra cursiva y/o en negritas. Esto no implica que, fuera de este
particular contexto, las negritas y cursivas no deban circunscribirse a las pautas que se brindan
en este propio módulo II y en el número IV, que -como regla- mandan no abusar de tales
recursos. Otros ejemplos, en cambio, han sido consignados con una tipografía más pequeña y
debidamente aislados desde el punto de vista gráfico.

Tres funciones
Entre los signos ortográficos, se encuentran los signos de puntuación, que son
fundamentales para circunscribir las unidades de todo discurso y, sobre todo,
para facilitar la interpretación de los textos.
Resultan una herramienta clave en la medida en que contribuyen a la
cohesión de los textos, permiten jerarquizar y organizar la información que se
maneja, y hasta posibilitan generar efectos estilísticos. En definitiva, si “la
escritura es construcción del pensamiento, la puntuación constituye un
instrumento indispensable de esta función” (Stern, 2004, p. 28). De acuerdo
con la Real Academia Española (RAE), la puntuación desempeña “un papel

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autor quien autoriza su difusión solo con una finalidad académica relacionada con el
presente Curso quedando prohibida toda reproducción parcial o total que tenga otro fin.

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primordial en la construcción del texto escrito, de manera que aprender a
puntuar es tanto como aprender a ordenar ideas” (RAE, 2010, p. 286).
Pese a su relevancia, en tanto representan un aspecto central de la
ortografía española, lidiar con los signos de puntuación puede transformarse en
un problema. Esto ocurre cuando, por un parte, se los emplea de forma
absolutamente arbitraria o intuitiva, sin sujeción a ninguna pauta. O, en su
defecto, cuando se abusa de algunos de ellos (de la coma), en desmedro de
los otros.
Para dimensionar la importancia de las funciones que cumplen, puede
servir el recordar que los signos de puntuación sirven para lo siguiente:

1) Demarcar y organizar los textos


El punto y seguido se emplea para separar oraciones dentro de un párrafo; el
punto y aparte, para marcar el fin de un párrafo y el comienzo de otro; y
el punto final, para dar por concluido un texto.
Además del punto en sus tres variantes, a la función demarcativa –como
se verá más abajo- la desempeñan también los otros signos considerados
centrales para delimitar las unidades básicas del texto: la coma, el punto y
coma y los dos puntos.
Dicha función también la cumplen los otros signos: los paréntesis, los
corchetes, la raya doble (llamada comúnmente guiones, entre nosotros) y las
comillas. Esto signos (todos ellos dobles) limitan fragmentos o secuencias, que
suponen un aporte de información secundaria, aclaratoria o que reproduce una
voz ajena. Por ejemplo:

Justo José de Urquiza (Entre Ríos, 1801) fue el primer presidente constitucional de
la Argentina.

Como se puede apreciar en esta oración, la aclaración acerca de la


fecha y lugar de nacimiento de Urquiza tiene un carácter secundario y mediato
respecto de la idea central: que fue el primer presidente constitucional; en otras
palabras, dicha nota aclaratoria podría ser obviada y el enunciado seguiría
teniendo sentido.

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Lo mismo pasaría si se introdujeran los corchetes para efectuar una
segunda precisión, también de naturaleza secundaria y contenida dentro de la
nota aclaratoria general marcada entre paréntesis, la localidad entrerriana en la
que el prócer nació:

Justo José de Urquiza (Talar de Arroyo Largo [Entre Ríos], 1801) fue el primer
presidente constitucional de la Argentina.

Algo similar ocurre con la raya doble o guion (para nosotros), que
también conlleva una interrupción en el discurso, aunque para efectuar –por lo
general- una nota o aclaración de naturaleza más bien subjetiva y personal. Por
ejemplo:

La buena fe –como lo postulan todos los ordenamientos jurídicos- se presume.

Como podrán advertir en los ejemplos anteriores, tanto los paréntesis


como los guiones encapsulan información mediata y aleatoria, que podría no
haber sido consignada y el enunciado no carecería de sentido.
La segunda cuestión es que, por lo general, los paréntesis suelen
reservarse para efectuar aclaraciones breves y que son verificables. Por
ejemplo, para consignar los números de fojas de un expediente, alguna fecha o
para precisar una sigla o acrónimo (STJ, sigla de Superior Tribunal de Justicia).
Las rayas dobles o guiones también aíslan o aportan aclaraciones pero
que, por lo general, tienen un sesgo que puede ser hasta admonitorio, cuando
no retórico; es decir, puede ir más allá de la simple precisión de un dato para
buscar transmitir énfasis, una advertencia, sorpresa, queja, etc. Por ejemplo, el
informe de una perita podría dar cuenta de que la madre de una niña no se
preocupa por asistir a las reuniones de padre en la escuela. El órgano
jurisdiccional, en el momento de valorar ese elemento, podría afirmar:

En virtud del informe de la profesional que ha intervenido en la causa, está probado


que la madre de la niña –incumpliendo las obligaciones que le correspondían en la
educación de su hija- no concurría ni siquiera a las reuniones de padre en la escuela.

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Por último y aunque no es su único uso, también podemos advertir esa
función demarcativa en las comillas, en la medida en que permiten aislar y
reproducir palabras de otro hablante (el denominado “discurso ajeno”, como se
verá en el Módulo n.° 4) Por ejemplo:

La Corte Suprema de Justicia de la Nación lo ha repetido en varios fallos: “Entre


las libertades que la Constitución garantiza, la de prensa ocupa un lugar preferido”.

2) Precisar la modalidad de los enunciados


Los signos de puntuación también resultan clave para indicar cuál es la actitud
del hablante en relación con el contenido del mensaje que se emite. Esto es,
por ejemplo, permiten comprender si lo que se transmite es información a
secas (modalidad enunciativa), una pregunta (modalidad interrogativa), una
expresión emotiva (modalidad exclamativa) o una orden (modalidad
imperativa). En efecto, un mismo enunciado puede variar radicalmente de
sentido en función de los signos de puntuación. Por ejemplo:

Llueve en Córdoba.
¡Llueve en Córdoba!
¿Llueve en Córdoba?
Llueve en Córdoba…

3) Omitir una parte del enunciado


Como subraya la Real Academia Española (RAE, 2010, p. 285), si bien las dos
anteriores son las principales funciones de los signos de puntuación, existe una
tercera, característica de los puntos suspensivos: omitir parte del enunciado,
que queda en suspenso.
Esto puede ocurrir, porque el enunciador decide efectuarlo
deliberadamente, para generar un efecto en su interlocutor. Por ejemplo:

¡No sabés lo que ocurrió…!

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En otras ocasiones, se acude a esta posibilidad porque, como en el caso
de los refranes y aforismos, se da por supuesto que el interlocutor conoce la
parte que se omite. Por ejemplo:

Ley pareja…

En este caso, los puntos suspensivos silencian la parte final del refrán:

Ley pareja no es rigurosa.

En el ámbito judicial, este recurso es muy empleado, pero con otro uso:
para dar cuenta que, en el momento de reproducir un fragmento
(jurisprudencial, de un informe pericial, de una acordada del STJ), se ha
“amputado” parte del fragmento citado (fuente) que, en el texto original, es más
extenso. En este caso, hay que combinar los puntos suspensivos con los
paréntesis, pero solo en la parte en que se ha suprimido algo del texto que
sirve de fuente y para alertar a quien lee que hay un segmento que se ha
omitido. Por ejemplo:

Resulta útil recordar que un conocido precedente sostiene: "Los alimentos son
recursos indispensables para la subsistencia de una persona y el mantenimiento de un
decoroso nivel de vida. Por ende, comprenden (…) la satisfacción de las necesidades de
los hijos de manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia,
gastos por enfermedad y los gastos necesarios para adquirir una profesión u oficio".

En el marco de esta función, la coma puede reemplazar a un verbo


citado con anterioridad y, precisamente, para no incurrir en reiteraciones. Por
ejemplo:

El hábeas corpus es una acción que tiene base constitucional; el hábeas data,
también.

Como puede advertirse, la coma obligatoria, colocada después del


adverbio “también”, marca que se ha omitido al verbo (es), que es el mismo al
que se venía haciendo referencia.

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Usos de cada signo de puntuación en particular
Ahora, nos detendremos en los usos de los signos de puntuación en particular,
pero siempre a partir de una mirada práctica, que sea útil para la redacción
cotidiana y sin que este estudio pretenda ser un desarrollo completo –sino solo
orientativo- de una temática vasta, diversa y compleja.
Conviene señalar que, cuando los signos de puntuación están bien
empleados, las ideas que pretendemos transmitir fluyen con eficacia. Desde
ese punto de vista siempre tenemos que buscar que los signos sean nuestros
aliados. Por eso, si en algún tramo del texto lo que se busca comunicar se ve
obstaculizado o resulta de difícil comprensión, seguramente, alguna incidencia
tiene la puntuación.
De lo anterior se desprende que los signos de puntuación están sujetos
a reglas o pautas convencionalmente establecidas y estabilizadas que marcan
que, en ciertos casos, solo es posible usar un signo y no otro. Por ejemplo, si
escribiéramos lo siguiente:

En la ciudad de Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, a los veinticuatro


días del mes de febrero de dos mil dieciséis, se reúnen los Sres. miembros de la Excma.
Cámara Tercera de Apelaciones del Trabajo, sala segunda. Para conocer sobre el recurso
de apelación deducido contra la sentencia dictada en estos autos.

En dicho fragmento, resulta evidente que, en el contexto, el punto y


seguido colocado después de la palabra “segunda” torna incomprensible la
oración. Diferente es si, en vez del punto y seguido, se colocara coma.
Así como acabamos de ver que en algunos casos no hay margen de
maniobra, en otros, en cambio, el redactor goza de discrecionalidad para optar
entre signos que, en el contexto, pueden tener valencias similares. Por
ejemplo:

La acción de amparo, prevista por el art. 43 de la Constitución, en un principio, fue


aplicada de forma pretoriana.
La acción de amparo (prevista por el art. 43 de la Constitución), en un principio, fue
aplicada de forma pretoriana.

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Ahora sí comenzamos con el desarrollo de casa signo en particular.

1) El punto
Como enseña la RAE, en tanto signo de puntuación, la función principal del
punto es la de marcar el final de un enunciado (punto y seguido), de un párrafo
(punto y aparte) o de un texto (punto final).
Por otra parte, conviene recordar que los signos de interrogación (¿?) y
de exclamación (¡!) también conllevan un punto. Entonces, como postula la
RAE, si tales signos “finalizan el enunciado, no debe añadirse tras ellos el
punto de cierre” y, lógicamente, “el enunciado siguiente ha de comenzar con
mayúsculas” (RAE, 2010, p. 393). La aclaración resulta pertinente puesto que,
en las resoluciones de cámara de algunas provincias, suele observarse que
redactan:

El tribunal se plantea la siguiente cuestión: ¿resulta admisible el recurso?.

Como puede advertirse en el ejemplo, si el signo de cierre de la


interrogación o exclamación pone fin al enunciado, no hay razones para colocar
otro punto. Diferente es el caso cuando, por ejemplo, inmediatamente después
del siglo que cierra la pregunta, el enunciado continúa desarrollándose y el
indicador es la presencia de otro signo (una coma, como mínimo). Por ejemplo,
si a un testigo se le preguntara lo siguiente:

¿Cuál es su estado civil?, ¿dónde nació?, ¿cuál es su actual domicilio y a qué se


dedica? Tiene que contestar todas estas preguntas.

En el plano ortográfico, el punto también desempeña una función


abreviativa, tema sobre el cual volveremos en el próximo apartado, dedicado al
fenómeno de la abreviación. Pero el punto también tiene un uso no lingüístico,
asociado a la escritura de expresiones numéricas, cuestión sobre la que resulta
conveniente brindar algunos consejos útiles.
Entre nosotros se encuentra estabilizado que el punto se utiliza para
separar los grupos de tres dígitos en los números de más de cuatro cifras:

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12.345.625. Ahora bien, el punto no debe emplearse –con esa finalidad- en los
siguientes casos, de acuerdo con la RAE (2010, p. 664):

- En los números que designan los años: 2017.


- En los números que señalan paginación: página 1270.
- En la numeración de textos normativos o sus divisiones: Ley 24660, del 19 de
junio de 1996; artículo 1320 del Código Civil y Comercial.
- En la numeración de vías urbanas, códigos postales o apartados de correo:
calle Lima n.° 1245; código postal n.° 5000.
- En los números que forman parte de códigos o identificadores, signaturas,
número de registro.

2) La coma
Por definición, la coma sirve para delimitar unidades lingüísticas inferiores
dentro de un enunciado; esto es, para enumerar elementos que se encuentran
en el mismo nivel sintáctico, introducir aclaraciones u oraciones subordinadas,
demarcar la presencia de conectores, trazar construcciones comparativas o
causales, etc.
De la coma suele abusarse en el ámbito judicial, en desmedro de otros
signos, como el punto y coma. Esto suele advertirse en construcciones como la
siguiente:

El agravio final del recurrente se destina al monto de la pensión asignada al hijo


menor, al calificar de arbitraria la valoración de la prueba efectuada, exponiendo
seguidamente que el sentenciante ha interpretado de manera ilógica y desacertada el
material probatorio aportado, incurriendo en afirmaciones dogmáticas.

Dicho ejemplo es típico. Como puede observarse, el problema se


resuelve si se construyen dos oraciones y, de paso, se evita el inadecuado uso
del gerundio en el contexto. Precisamente, la tendencia a conformar oraciones
largas está vinculada con el hecho de sobreexigir a la coma y de optar por ella
cuando están en juego dos ideas autónomas, aunque vinculadas, que merecen
la elaboración de dos oraciones diferenciadas, separadas por punto y coma –
como mínimo- o por punto y seguido –como máximo-.

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Como consecuencia, el fragmento podría ser reelaborado así:

El agravio final del recurrente se destina al monto de la pensión asignada al hijo


menor, al calificar de arbitraria la valoración de la prueba efectuada. Así, expone
seguidamente que el juez ha interpretado de manera ilógica y desacertada el material
probatorio aportado, por lo que ha incurrido en afirmaciones dogmáticas.
Ahora, brevemente y mediante ejemplos, procederemos a enumerar los
principales usos de la coma:
a) Para aislar elementos que suponen precisiones, aclaraciones, vocativos,
circunstancias, construcciones absolutas, etc. Por ejemplo:

En la ciudad de Paraná, a los cuatro días del mes de marzo de 2017, los vocales
del Superior Tribunal de Justicia (STJ) se reunieron en acuerdo para resolver las
siguientes cuestiones…
El niño, muy activo durante toda la audiencia, no ocultó sus deseos de estar en
contacto con su padre.
Habiendo sido oído el fiscal, la causa queda en condiciones de ser resuelta.
Todo el núcleo familiar, el padre, la madre y los hijos, se encontraba presente en la
audiencia.

En el último ejemplo, la información aclarativa de quiénes componen el


grupo familiar también podría haber sido encapsulada entre paréntesis. Por
ejemplo:
Todo el núcleo familiar (el padre, la madre y los hijos) se encontraba presente en la
audiencia.

La presencia de la coma también resulta fundamental para despejar si


estamos en presencia de una oración de relativo explicativa o una
especificativa. El ejemplo servirá para poner las cosas en claro. Una cosa es
decir: Los empleados de la oficina, que son muy ordenados en su forma
de trabajar, suman cinco. Y otra muy diferente: Los empleados de la oficina
que son muy ordenados en su forma de trabajar suman cinco.
En el primer caso se trata de una aclaración explicativa y comprensiva
de una característica propia de todos los empleados de la oficina, que son
cinco y solo cinco: la de ser muy ordenados. Mientras tanto, en la segunda se

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está especificando que únicamente cinco empleados de la oficina, en el marco
de un número total que no se precisa, son ordenados.
b) Para coordinar ciertos miembros o grupos sintácticos dentro de la oración.
Esto se advierte cuando hay que efectuar enumeraciones, algunas de las
cuales se cierran con la conjunción “y” y otras, con la palabra “etcétera” (o su
abreviatura). Los siguientes ejemplos ayudarán a despejar dudas:

A la reunión asistieron jueces, fiscales, empleados y vocales del Superior


Tribunal Justicia.
Empleados, jueces, vocales del STJ, etc., asistieron a la reunión.

Cierto tipo de enumeraciones plantea el problema de si debe colocarse


coma delante del verbo cuando el sujeto es muy extenso (en sus componentes)
o cuando la enumeración comprende elementos que, a su vez, conllevan
aclaraciones o incisos separados –también- por comas. Resulta claro que, en
enumeraciones que no suponen mayor complejidad y que son cerradas por la
conjunción “y” (o sus equivalentes, “e”, “o”, “u”), no debe escribirse coma
delante del verbo. Pero hay otros casos que merecen ser analizados, como el
siguiente:

Juan Pérez, argentino, soltero, domiciliado en la calle Lima 725; Marcela Pérez,
argentina, casada, domiciliada en la calle Tucumán 525; y Carlos López, argentino,
casado, domiciliado en la calle Santa Fe 43, se presentaron con el fin de iniciar una
demanda indemnizatoria.

En este ejemplo observen que la coma no puede omitirse delante de la


frase verbal (“se presentaron”), porque ella cierra el inciso aclaratorio de los
datos personales del último de los codemandantes.
En cambio, la coma sí debe omitirse cuando la coordinación (unión de
elementos análogos) se produce mediante las denominadas conjunciones
copulativas discontinuas: “ni”, tanto”, “como”. Por ejemplo:

El alumno no sabía los contenidos de Derecho Penal I ni de Derecho Civil I.


Tanto el imputado Pérez como el coimputado Aragón hicieron uso del derecho de
abstenerse de declarar.

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Deben repararse tanto la explanada como el patio del edificio.

En cambio, la coma sí es necesaria cuando hay que separar términos


separados por las conjunciones adversativas “sino”, “pero”, “mas” (en tanto
equivalente de la voz “pero”), “aunque”, etc. Ejemplos:
La excepción prevista no solo incluye al área jurisdiccional, sino también a la
administrativa.
El secretario le advirtió, pero el empleado no le hizo caso.
Considera que le fue bien en el examen, aunque tiene dudas en relación con la
segunda pregunta.
Sabía que era una prueba difícil para él, mas no tenía miedo.

c) Para marcar que se ha producido una alteración en los componentes del


nombre de una persona, sea para luego poder ordenar alfabéticamente los
expedientes de una oficina (o facilitar su búsqueda en los registros
informáticos), sea para precisar los datos bibliográficos.
Ejemplos: Arias, Federico c. Zamora, Pablo s/daños y perjuicios. Por
supuesto que, en los actos procesales y con la sola excepción del momento en
el que hay que citar la forma en que están caratulados los autos, habrá que
referirse a Federico Arias como el demandante y a Pablo Zamora, como el
demandado. Entonces, ya no habrá razones para modificar la secuencia
nombre-apellido.
En este contexto, la coma tampoco debe omitirse cuando, por razones
sintéticas, se altera el orden en que se enuncia una disposición de un código.
Por ejemplo: CP, art. 13, inciso 2. Por supuesto que, si esto se expresara de
forma ordenada, debería ser escrito así: el art. 13, inciso 2, del Código Penal.
d) Para delimitar los conectores en un enunciado, es decir, aquellos adverbios
o locuciones adverbiales que ponen en conexión una secuencia con el contexto
precedente.
Entre otras, las siguientes locuciones cumplen ese fin: asimismo, en el
fondo, es más, igualmente, por otro lado, en cambio, es decir, a saber, no
obstante, sin embargo, como consecuencia, así pues, de otro modo, por
ejemplo, más bien, mejor dicho, en fin, en definitiva, antes de nada, para
termina, en segundo lugar, dicho esto, en vista de ello, a propósito, dicho sea
de paso, por cierto, etc.

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3) El punto y coma
Este signo navega entre la coma y el punto. Se asemeja a la coma cuando
enlaza grupos sintácticos en el marco de una enumeración compleja. Esto
acontece en el ejemplo que hemos visto con anterioridad:

Juan Pérez, argentino, soltero, domiciliado en la calle Lima 725; Marcela Pérez,
argentina, casada, domiciliada en la calle Tucumán 525; y Carlos López, argentino,
casado, domiciliado en la calle Santa Fe 43, se presentaron con el fin de iniciar una
demanda indemnizatoria.

Resulta evidente que el enunciado refiere a tres elementos o personas,


cada uno de los cuales está segmentado y precisado en función de ciertos
datos (nombre, nacionalidad, estado civil y domicilio).
En cambio, el punto y coma se parece al punto cuando separa oraciones
“sintácticamente independientes, pero entre las que existe una estrecha
relación semántica” (RAE, 2010, p. 351) Ejemplo:

Si el comprador pagó por una casa prefabricada, el vendedor debe entregarle la


casa terminada y no sus partes componentes; de lo contrario, se trataría de una venta de
materiales, pero no de una vivienda.

Otro ejemplo:

La explotación de los minerales metalíferos, en particular en la modalidad “cielo


abierto”, genera impactos sociales y ambientales de corto, mediano y largo plazo; provoca
también alteraciones geomorfológicas de alto impacto ambiental, con la consecuente
pérdida de biodiversidad”.

En los dos últimos ejemplos puede apreciarse la misma estructura: dos


oraciones, cada una perfectamente autónoma, pero –en el contexto- lo
suficientemente unida a la siguiente como para reforzar la conexión semántica
mediante el punto y coma. Si en ambos casos se colocara punto y seguido
(después de las palabras “componentes” y “plazos”, respectivamente), cosa
que podría ser posible también, se flexibilizaría dicha ligazón.

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4) Los dos puntos
Con los dos puntos se cierra el capítulo de los signos que se destacan en la
función delimitadora, grupo que también integran el punto, la coma y el punto y
coma.
De acuerdo con la RAE, los dos puntos "detienen el discurso para llamar
la atención sobre lo que sigue, que siempre está en estrecha relación con el
texto precedente" (2010, p. 356). Por eso suele decirse que tienen un enorme
valor anunciativo.
Conviene aclarar que la palabra que se coloca después de los dos
puntos deberá escribirse con mayúscula solo cuando este signo introduce una
cita (en forma directa) o en los encabezamientos de ciertos textos epistolares.
Por ejemplo, cuando se redacta una nota con la siguiente fórmula:

De mi mayor consideración: Me dirijo a Ud. con el fin de solicitar...

En el resto de los casos, después de los dos puntos debe escribirse con
minúscula. Los ejemplos que siguen servirán para poner de relieve esto, así
como los posibles usos de los dos puntos.
a) Los dos puntos en enumeraciones con un elemento anticipador. En este uso,
los dos puntos encabezan una enumeración explicativa. Pero aquí es
imprescindible la presencia de una palabra o de un grupo sintáctico que opere
como elemento anticipador de dicha enumeración. Por ejemplo:

La modificación que introduce la acordada comprende a los siguientes


fueros: penal, laboral y de familia.

Esto implica que si la enumeración no es de tal carácter -y no es


precedida por un elemento anticipador- no deben colocarse los dos puntos. Por
ejemplo:
Lo dispuesto por la acordada solo alcanza a los fueros laboral y penal.

b) Los dos puntos en estructuras no enumerativas con un elemento anticipador.


Por ejemplo:

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La Cámara tiene que resolver una cuestión: ¿es procedente el recurso de
apelación planteado?

c) Los dos puntos entre oraciones yuxtapuestas. En este caso, los dos puntos
conectan oraciones o proposiciones que tienen autonomía propia, aunque la
presencia de este signo revela que ambas estas vinculadas por una relación de
equivalencia, dependencia, subordinación, etc. Por ejemplo:

Ambas peticiones no pueden prosperar: la primera, por exigua; la segunda, por


excesiva.

d) Los dos puntos en el discurso directo. En este caso, los dos puntos anticipan
la reproducción textual de las palabras pronunciadas por otra persona, así
como pensamientos o reflexiones tal como fueron enunciadas. La introducción
del discurso directo demanda la presencia de los denominados "verbos del
decir", como afirmar, expresar, opinar, responder, contestar, aseverar, etc.
Ejemplo:

Al valorar los presupuestos presentados, el perito contable manifestó:


"La primera de las propuestas cumple adecuadamente con las condiciones
técnicas y económico-financieras establecidas en el pliego de la licitación".
e) Otro uso típicamente jurídico. La RAE explica lo siguiente: "En textos
jurídicos y administrativos, como decretos, sentencias, bandos, edictos,
certificados o instancias, se colocan dos puntos después del verbo que
presenta el objetivo fundamental del documento (certificar, exponer, solicitar...)
y que va escrito enteramente con mayúsculas. La primera palabra que sigue a
dicho verbo se escribe con inicial mayúscula y en párrafo aparte" (Ortografía,
ob. cit., página 363). Ejemplo:
CONSIDERANDO:
Que la presente causa se encuentra en condiciones de ser resuelta...

Este uso de los dos puntos también es pertinente para encabezar las
portadas de los expedientes, en los cuales suele verse escrito lo siguiente:

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CAUSA:
Altamirano, Leonardo c. Abel, Federico s/cobro ejecutivo.

Ahora bien, esto no debe llevar a presuponer que, en el texto de las


resoluciones, cada vez que se vean escritas la palabra "causa" o "autos" haya
que colocar dos puntos inmediatamente después de ellas. Ejemplo:

VISTOS: Estos autos caratulados " Altamirano, Leonardo c. Abel, Federico s/cobro
ejecutivo ", de los que resulta lo siguiente...

5) Las comillas
La función demarcativa de las comillas se advierte en la medida en que ellas
sirven para delimitar un segundo discurso. Esto se aprecia, principalmente,
porque a través de este signo se reproducen las palabras o pensamientos de
alguien diferente del emisor del discurso principal. No obstante, estas
cuestiones serán abordadas con detenimiento en el Módulo n.° 4.

6) Los puntos suspensivos:


Los puntos suspensivos (son tres y solo tres) siempre marcan que algo falta
para que un discurso esté completo. Ahora bien, esa omisión puede perseguir
la finalidad del redactor de dejar algo en suspenso por razones enfáticas o de
otro orden, como por ejemplo expresar estados de ánimo. Ese uso no es
habitual en el ámbito judicial, sino el relacionado con el hecho de que los
puntos suspensivos, combinados con los paréntesis o con los corchetes, se
emplean para marcar que, en la reproducción de un fragmento, se está
omitiendo una parte de él.
Otra precisión importante es que, si el enunciado concluyera con los puntos
suspensivos, no habría necesidad de añadir un punto de cierre. Diferente sería
si los puntos suspensivos estuvieran englobados en una construcción
exclamativa o interrogativa. Ejemplo:

¡Si te pedí que...!

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Efectuada dichas aclaraciones, podemos decir que este signo sirve para
lo siguiente:
a) Dejar sentado que una enumeración queda abierta o inconclusa. Entonces,
tienen "un valor equivalente a la palabra etcétera" (Stern, 2004, p.
42). Ejemplo:

Compré una campera, un pantalón, un par de zapatos...

b) En forma deliberada, dejar un enunciado incompleto o en


suspenso. Ejemplo:

No sé qué le pasó...

c) En la reproducción de un fragmento, advertir que se ha suprimido una parte


del texto-fuente. En este caso, los puntos suspensivos deben colocarse entre
corchetes (preferentemente) o entre paréntesis. Ejemplo:

En numerosas ocasiones, el Superior Tribunal de Justicia ha sostenido: “En el


ejercicio de las facultades propias, en primer lugar, al tribunal de apelación le corresponde
el análisis de los requisitos de admisibilidad del recurso interpuesto (…). Esto se
desprende del carácter de orden público que revisten las normas que lo regulan".

Como puede apreciarse, los puntos suspensivos, entre corchetes,


alertan que, en el texto-base, entre las palabras "interpuesto" y "Esto", hay un
segmento o secuencia que ha sido obviado por considerárselo innecesario (por
redundante, poco pertinente, etc.) en el contexto en el que se inserta la cita.
Asimismo, del mismo ejemplo se pueden extraer estas observaciones:
I) Si se trata de una cita reproducida en forma directa, después de los dos
puntos debe colocarse comillas y consignar la primera palabra reproducida con
letra mayúscula inicial.
II) Después de las comillas no es necesario colocar los puntos suspensivos con
el fin de dejar sentado que el fragmento citado es más extenso. Tampoco
resulta imprescindible hacerlo para marcar que la cita queda incompleta en su
parte final.

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III) En cambio, sí es imprescindible colocar los puntos suspensivos, entre
corchetes [...] o entre paréntesis (...), allí donde se concreta la supresión y sin
alterar la puntuación del texto-fuente que es citado.

7) Los signos de exclamación y de interrogación


La función característica de estos signos es la de encerrar enunciados que no
contienen una afirmación, sino una construcción que conlleva una pregunta o
una exclamación. Esto implica una modificación en la entonación: hay una
alteración en el ánimo, en la modalidad de quien enuncia, que debe ser
marcada gráficamente mediante un signo concreto (¿?, ¡!).
Con anterioridad hemos dicho que, después de los signos que cierran la
interrogación o la exclamación, no debe colocarse otro punto si es que con
ellos finaliza el enunciado.
Por otra parte, conviene recordar que el signo que abre la interrogación
o la exclamación debe colocarse allí donde exactamente empieza a formularse
la pregunta o la exclamación, aunque no comience allí el enunciado u oración.
Ejemplo:

La segunda cuestión por resolver es la siguiente: ¿la causa ha devenido abstracta?

Finalmente, es oportuno destacar que siempre resulta obligatorio


consignar los signos de apertura de la interrogación (¿) o de la exclamación (¡),
marca que diferencia al español del inglés o del francés. Lamentablemente,
muchos usuarios de nuestra lengua tienden a olvidarlo por desidia o porque los
artefactos electrónicos (como los teléfonos celulares) con los que envían
mensajes de texto tienen instalados programas que responden a la gramática
británica; entonces, buscar la forma de colocar el signo de apertura (¡) puede
insumir tiempo.
Pero quienes -por desdén- operan a la usanza inglesa o francesa,
olvidan que el signo de cierre de la interrogación, encerrado entre paréntesis y
aunque su empleo no suele ser muy frecuente en el ámbito judicial, sirve para
expresar desconocimiento o incertidumbre acerca de un dato o de
algo. Ejemplo:

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El sujeto, que presumiblemente se domiciliaría en la ciudad de Paraná (?), fue
aprehendido por aplicación de las disposiciones de la Ley de Contravenciones Policiales.

8) Los paréntesis y los corchetes


Ambos signos sirven para introducir elementos aclaratorios en un enunciado;
es decir, para aislar fragmentos y marcar que no son centrales para el mensaje
que se busca transmitir, sino una suerte de "segundo discurso". En líneas
generales, se utilizan para:
a) Introducir una aclaración incidental, sobre todo si esta es de cierta extensión
y no mantiene relación directa con lo que anterior o posteriormente se
dice. Ejemplo:

El jurista Hans Kelsen (nacido en Praga y exiliado en Estados Unidos tras la


llegada de los nazis al poder) pergeñó la figura del tribunal constitucional como un
órgano diferente de los tres poderes tradicionales.

b) Intercalar algún dato o precisión (de naturaleza objetiva e incontrastable):


fechas, lugares, significados de siglas o acrónimos, el nombre del autor u obra
citada, el número de las fojas de un expediente, etcétera. Ejemplos:

En la Argentina, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) goza


de jerarquía constitucional.
El 23 de junio de 2016, Patricio Abel promovió una acción de amparo (ff. 2/10) por
medio de la cual persigue...
Benjamín Gorostiaga (Santiago del Estero [Argentina], 1822-1891) fue
convencional constituyente en 1853.

En el último ejemplo se advierte que puede haber una suerte de


"aclaración dentro de una aclaración" (... [...] ...), como ocurre con los datos
biográficos sobre Benjamín Gorostiaga y la precisión de que la provincia de
Santiago del Estero, donde había nacido el jurista, queda situada en la
Argentina.
c) Marcar que, al reproducir un fragmento mediante una cita directa, se ha
omitido una parte de él. Esta cuestión fue desarrollada al tratar el uso de los
"puntos suspensivos".

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Finalmente, por su utilidad, conviene efectuar las siguientes aclaraciones:
I) Antes de la apertura del paréntesis nunca se escribe coma.
II) En el ámbito judicial, cuando se consigna una cifra, entre paréntesis, dicha
expresión numérica debe precisarse con palabras.
III) Cabe recordar que lo que se encapsula entre paréntesis responde a una
puntuación independiente de aquello que se expresa fuera de tal signo.
Ejemplo:

Raúl Alfonsín (nacido en Chascomús en 1927 y fallecido en 2009) fue el primer


presidente constitucional tras al restablecimiento republicano-democrático, en 1983.

9) La raya doble
Al igual que los paréntesis y que los corchetes, la raya doble –llamados
comúnmente guiones- forma parte de los signos delimitadores que introducen
un "segundo discurso" (RAE, 2010, p. 373). Por ello, en el ámbito judicial se la
utiliza para lo siguiente:
a) Introducir una aclaración o interrupción en el discurso, pero que guarda con
el sentido de la idea principal mayor relación que la información intercalada
entre paréntesis. Ejemplo:

La audiencia –presidida por el vocal más antiguo del tribunal, dado que el
presidente se encontraba en uso de licencia– comenzó puntualmente.

2) Asignar una particular carga o tono –de amonestación o irónico– al


comentario aclaratorio que se introduce. Esta es, probablemente, la mayor
diferencia con los paréntesis, que también enmarcan precisiones secundarias o
incidentales, pero de naturaleza corroborable o constatable (como un dato
geográfico, el significado de una sigla o el número de la foja de un expediente).
Ejemplo:

La buena fe –no hace falta repetirlo– siempre se presume.

Conviene aclarar que, siguiendo la denominación que se emplea


usualmente, hemos reservado la expresión "rayas dobles, guiones largos o
rayas largas", para diferenciar este signo (doble) de la "raya simple" (también

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llamada "guion menor"), que se utiliza –por ejemplo– para silabear palabras,
como se verá enseguida. Pero, más allá de los nombres, lo importante es
retener para qué sirve cada signo.

10) El guion o raya simple


Se trata de un signo ortográfico auxiliar, que suele usarse para lo siguiente:
a) Dividir una palabra compuesta (por ejemplo: teórico-práctico) o para dividir
una palabra al final de un renglón o línea cuando no cabe en él de forma
completa.
b) Para separar los prefijos que antecedente a nombres propios o siglas.
Ejemplo:

Es un militante pro-Trump, pero anti-ALCA (Alianza de Libre Comercio de las


Américas).

c) Para marcar los años de comienzo y fin de algún acontecimiento o de


nacimiento y muerte de alguna personalidad. Ejemplo:

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) puso en vilo a buena parte del mundo.

3) Para consignar las páginas de un libro o de un expediente en las que una


cuestión se trata de forma conexa o concomitante. Ejemplo:

El demandante ha sostenido los mismos argumentos en varias ocasiones (ff. 123-


175-135).

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