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Clínica y Salud

ISSN: 1130-5274
clin-salud@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

PERONA GARCELÁN, SALVADOR; GALÁN RODRÍGUEZ, ANTONIO


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación
Clínica y Salud, vol. 12, núm. 2, 2001, pp. 145-178
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180618308001

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Clínica y Salud, 2001, vol. 12 n°. 2 - Págs. 145-178

ARTICULOS
Estrategias de afrontamiento en psicóticos:
conceptualización y resultados
de la investigación
Coping strategies in psychotics:
conceptualization and research results
SALVADOR PERONA GARCELÁN* y ANTONIO GALÁN RODRÍGUEZ

RESUMEN

En el presente trabajo se revisan las investigaciones llevadas a cabo para


estudiar las conductas espontáneas de afrontamiento en pacientes psicóti -
cos. Se hace un análisis del uso que se ha hecho en dichos trabajos del
concepto de afrontamiento y se describen las principales categorías de
afrontamiento utilizadas en la literatura, así como de los resultados más rele -
vantes de estos estudios. Asimismo se concluye con aportaciones prácticas
para el desarrollo y planificación de estrategias de intervención en este
ámbito.

ABSTRACT

The paper reviews research carried out on spontaneous coping behaviour


in psychotic patients. It describes the use of the concept of coping in these
studies, the major categories of coping used in the literature, and relevant
results. Finally, some practical contributions for the development and planning
of intervention within this field are provided.

* Unidad de Rehabilitación de Area Virgen del Rocío. Avda. Kansas City, 32E, bajo. 41007 Sevilla
(Spain) e-mail: sperona@correo.cop.es

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

PALABRAS CLAVE

Estrategias de afrontamiento, terapia cognitivo conductual, síntomas psicó -


ticos, esquizofrenia.

KEY WORDS

Coping strategies, behavioural cognitive therapy, psychotic symptoms,


schizophrenia.

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S. Perona y A. Galán

INTRODUCCIÓN sigue estando bastante disperso,


de tal manera que bajo este rótulo
El carácter activo del individuo se recogen procesos muy diver-
ante las dificultades surgidas en el sos, que van desde patrones de
padecimiento de una enfermedad actividad neuroendocrina hasta
ha sido una realidad constatada tipos específicos de procesamien-
tanto a nivel popular como científi- to cognitivo (Crespo y Cru z a d o ,
co. En este ámbito han aparecido 1997; López-Roig, 1991).
aproximaciones con el objetivo de En nuestro ámbito de trabajo, el
estudiar las diferentes conductas de la psicosis, podemos apreciar
que los enfermos ponen en funcio- claramente cómo se re p ro d u c e
namiento para hacer frente a sus esta situación que hemos plantea-
trastornos y a las limitaciones deri- do en otro lugar en torno al con-
vadas de ellos. Pero la gran dificul- cepto de enfermedad en general
tad que podemos encontrar en (Galán Rodríguez, 2000). Así, en
dicho ámbito de trabajo es la multi- los estudios publicados hasta la
plicidad de acercamientos realiza- fecha sobre afrontamiento en per-
dos, de tal manera que resulta difí- sonas diagnosticadas de psicosis,
cil obtener visiones globales e inte- se comprueba que un alto porcen-
gradoras de las investigaciones en taje de sujetos a f i rman no estar
t o rno a cómo el individuo actúa pasivos ante las dificultades y pro-
ante estas situaciones. blema s de cada día, sino que
Con frecuencia estas conductas ponen en práctica una serie de
son etiquetadas como “afro n t a- estrategias con el objeto de sentir-
miento”, un concepto con una se mejor. Más concretamente, se
larga historia que aparece vincula- ha comprobado que el porcentaje
do actualmente a las aportaciones de sujetos que dicen utilizar estra-
que Lazarus y Folkman (1986) rea- tegias de a frontamiento oscila
l i z a ron dentro del marco de su entre el 72% (por ejemplo, Tarrier,
Teoría Transaccional del Estrés. 1978; Dittmann y Schuttler, 1990) y
Estos autores recogieron un con- el 1 00% (por e je mpl o, Boker,
cepto que a un nivel intuitivo resul- Brenner, Gerstner, Keller, Muller y
taba muy accesible, y al que dota- Spichtig, 1984; Brazo, Dollfus y
ron de una estricta form u l a c i ó n Petit, 1995), excepto en los traba-
teórica que facilitaba su uso a jos de Carr (1988) y d e Car t e r,
nivel científico. Pero a pesar del Mackinnon, y Copolov (1996) en
valor heurístico de este modelo y los que aparecen cifras más bajas:
de su consiguiente popularización, el 50.2% y el 68% de los pacien-
el concepto de a fro n t a m i e n t o tes, respectivamente.

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

Si revisamos los estudios sobre EL CONCEPTO DE


las habilidades de afro n t a m i e n t o AFRONTAMIENTO EN EL
en individuos diagnosticados de ÁMBITO DE LAS PSICOSIS
psicosis, podemos ver que este Concepciones del afrontamiento
concepto ha recibido difere n t e s en el estudio de las psicosis
nombres desde que fueron publi- A pesar de la diversid ad d e
cados los primeros trabajos empí- denominaciones que hemos recogi-
ricos por Falloon y Talbot (1981) y do, vamos a emplear en este traba-
Lange (1981). Desde entonces se jo la más aceptada y más frecuen-
ha utilizado una variedad de térmi- temente usada, que es la de estra-
nos como estrategias de afronta - tegia de afrontamiento. No obstan-
miento (por ejemplo, Falloon y Tal- te, todas ellas se re f i e ren a los
bot, 1981), reacciones de afronta - recursos personales que utilizan las
miento (Lange, 1981), conducta de personas con un diagnóstico de
a u t o c o n t rol ( B re ier y Strauss, psicosis para manejar las deman-
1983), estrategias de autocuración das ocasionadas por su trastorno y
( B o k e r, Bre n n e r, Gerstner, Keller, las provenientes de su entorno. Sin
Muller y Spichtig, 1984), esfuerzos embargo, hemos encontrado algu-
a u t o p ro t e c t o res ( B re n n e r, Boker, nas diferencias en la conceptuación
M u l l e r, Spichtig y Wu rg l e r, 1987), del afrontamiento entre los distintos
técnicas de autoayuda para las a u t o res que han estudiado este
alucinaciones auditivas ( F re d e r i c k tema.
y Cotanch, 1994) y e s t r a t e g i a s
Hay un grupo, tal vez el más
anti-alucinatorias (Brazo, Dollfus y
numeroso, que aborda el estudio
Petit, 1995).
del afrontamiento desde un punto
Por tanto, no s encontramos de vista empírico y apoyándose en
ante múltiples conceptos restringi- el modelo de vulnerabilidad-estrés
dos, limitados a áreas de funcio- de Zubin y Spring (1977) y Nuech-
na mi en to muy co ncre tas (p or terlein y Dawson (1984). Este
ejemplo las alucinaciones) o a modelo defiende la hipótesis de
conductas particulares (por ejem- que todo individuo con un trastorno
plo las de autocontrol). El objetivo psicótico está predispuesto, o es
de este trabajo es realizar una vulnerable, a padecer crisis cuando
revisión de estas diversas aproxi- entra en contacto con situaciones
maciones parciales, intentando estresantes que le desbordan y que
lograr así una visión general de lo hacen, por tanto, que la sintomato-
que puede ser agrupado bajo el logía psicótica aflore. Pero también
rótulo de “afrontamiento en la psi- se afirma desde este modelo, que
cosis”. el individuo vulnerable no está

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indefenso ante las agresiones del cultural, o más concretamente, del


entorno, postulándose la existencia fondo de creencias que permiten a
de una serie de variables protecto- un individuo entender su realidad.
ras que evitarían que el sujeto Por este motivo, muchos investiga-
pudiera tener una recaída. Entre d o res, al conceptuar las psicosis
estas variables se encuentran los desde el modelo de vulnerabilidad-
p ro t e c t o res biológicos como por estrés, han considerado la impor-
ejemplo, la medicación antipsicóti- tancia de estudiar las habilidades
ca, los sociales como las redes de “naturales” o “espontáneas” de
apoyo social, y los personales afrontamiento.
como son en general las habilida- Éste ha sido el marco de las pri-
des del sujeto para adaptarse a su meras investigaciones sobre afron-
medio (habilidades sociales, labo- tamiento en los síntomas psicóticos
rales, asertivas, instru m e n t a l e s , (Falloon y Talbot, 1981; Tarrier, 1987
etc.). y Carr, 1988) que tanta influencia ha
Este modelo ha estimulado en tenido posteriormente en este
los últimos veinte años una gran campo. Sin embargo, excepto en el
cantidad de investigación, y tam- caso de Yusupoff y Tarrier (1996),
bién se han derivado del mismo no hemos encontrado una defini-
estrategias para ayudar a estas ción clara de lo que entienden
personas a mejorar su calidad de estos autores por afro n t a m i e n t o .
vida. Entre ellas se encuentran Ellos lo definieron como “la autoge -
todas aquellas que se han denomi- neración activa de procedimientos
nado “de afrontamiento”, como el cognitivos y conductuales para
e n t renamiento en habilidades influir directamente sobre los sinto -
sociales, habilidades de comunica- mas o disminuir la angustia resul -
ción para los familiares de esquizo- tante” ( Yu s u p o ff y Ta rrier ,1996,
frénicos, etc. Sin embargo, estas página 86). No obstante, acorde a
estrategias han surgido de la expe- este uso del término, el afro n t a-
riencia y la investigación de los psi- miento se refiere a todos aquellos
cólogos clínicos y psiquiatras que recursos cognitivos y conductuales
trabajan en este campo; esto es, que los pacientes emplean para
son estrategias que podríamos lla- defenderse de los síntomas y de
mar “artificiales”, pues están dise- otras experiencias intrusivas.
ñadas por los profesionales de la En este sentido, es muy impor-
salud mental y en muchos casos tante tener en cuenta varios ele-
son extrañas para los sujetos, mentos que están implícitos en
especialmente cuando se encuen- estos trabajos. En primer lugar,
tran fuera de su marco ideológico, podemos destacar la importancia

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

que tiene la detección de los ante- limitados en el tiempo como del


cedentes que provocan los sínto- enfoque descrito anteriormente.
mas, y que permiten que el sujeto El primero de ellos es el elabora-
pueda emplear “conscientemente” do por Romme y Escher (1989,
esos comportamientos (Falloon y 1996) y Romme, Honig, Noorthoom
Talbot, 1981; Breier y Strauss, y Escher (1992). Los trabajos de
1983; Tarrier, 1987; Carr, 1988). En investigación de estos autores se
segundo lugar, y al contrario que en han desarrollado específicamente
la Teoría Transaccional del Estrés para estudiar las estrategias de
de Lazarus y Folkman (1986), el afrontamiento ante las alucinacio-
concepto de afrontamiento está nes auditivas. Ellos presentan un
estrechamente unido a la efectivi- enfoque muy diferente a los ante-
dad de las estrategias. Éstas deben riores, entendiendo el afrontamien-
ser útiles y conseguir, por ejemplo, to como un proceso que facilita la
el objetivo de disminuir o eliminar la integración de la experiencia aluci-
interferencia de las voces (Falloon y natoria en el vivir diario del pacien-
Talbot, 1981). En tercer lugar, des- te. Al no considerar las voces como
taca la importancia de conceptuali- un síntoma patognómico de la
zar el afrontamiento desde una esquizofrenia o como algo necesa-
perspectiva defensiva, es decir, el riamente negativo, no entienden
sujeto realiza tales comportamien- que el afrontamiento tenga que ser
tos para defenderse de los sínto- defensivo, sino que más bien
mas, entendiendo estos fenómenos podría relacionarse con la búsque-
desde una perspectiva médica, da de alguna clase de acomoda-
como intrínsecamente negativos y ción pacífica y de aceptación de las
expresión de una patología psiquiá- voces como “una parte de uno
trica subyacente. Por último, otra mismo”.
idea básica que se desprende de
estos trabajos es la consideración En la comprensión de este enfo-
del afrontamiento como una con- que es muy importante la conside-
ducta molecular, contingente a la ración de las creencias o marcos
conducta problema y limitada en el de re f e rencia que las personas
tiempo, cuyo fin es la eliminación mantienen sobre las voces. Romme
temporal del síntoma. y Escher (1989) han comprobado
que el proceso de afrontamiento de
Hay otros dos enfoques en la lite- éstas es complejo y que puede
ratura sobre el tema que, desde variar en relación con esos marcos.
otra perspectiva, conceptualizan las Su función consiste en proporcio-
estrategias de afrontamiento como narles un significado dentro de la
procesos complejos, que no están vida del individuo, y por tanto, pue-

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den constituir un factor decisivo en duo le atribuye a partir de procesos


la buena o mala adaptación a cognitivos de valoración. En este
aquéllas. sentido, distinguen dos tipos de
El otro enfoque se encuentra en valoración, la primaria tiene que ver
un grupo de autores que estudian con la evaluación que hace el suje-
las estrategias de afrontamiento en to del evento, y la secundaria tiene
pacientes psicóticos, recurriendo a que ver con la evaluación que hace
conceptos provenientes de teorías de sus recursos para afrontar ese
específicamente elaboradas para el evento, en el caso que sea consi-
estudio del afrontamiento en otros derado como amenazante o peli-
trastornos y poblaciones. Concre- groso.
tamente, nos referimos a la aplica- Una característica de esta con-
ción al trastorno psicótico de la cepción del afrontamiento es que
teoría de Lazarus y Folkman (1986) éste es considerado como un proce-
(por ejemplo, Boker, Brenner, Gerst- so muy relacionado con los contex-
ner, Keller, Muller y Spichtig, 1984; tos donde aparece el pro b l e m a .
Brenner, Boker, Muller, Spichtig y Desde esta perspectiva, el afronta-
Wu rg l e r, 1987; Thurm y Haefner, miento no es un rasgo, sino más
1987; Wiedl y Schotter, 1991; bien un estado constantemente
Wiedl, 1992). cambiante que evoluciona según las
Desde esta perspectiva se define demandas actuales de la relación del
el afrontamiento como “ a q u e l l o s individuo con su ambiente o consigo
esfuerzos cognitivos y conductua - mismo, especialmente cuando el
les constantemente cambiantes objetivo de las actuaciones son los
que se desarrollan para manejar las propios síntomas psicóticos o los
demandas específicas externas y/o trastornos cognitivos básicos oca-
internas que son evaluadas como sionados por la enfermedad.
excedentes o desbordantes de los Por último, hemos de destacar
recursos del individuo” (Lazarus y también que desde la definición de
Folkman, 1986, página 164). Estos afrontamiento de Lazarus y Folk-
autores han formulado un modelo man se tienen en cuenta los esfuer-
transaccional del afrontamiento, en zos necesarios para manejar las
el que se destaca la relación bidi- demandas estresantes, indepen-
reccional entre la persona y su dientemente del resultado. La cali-
ambiente. El presupuesto principal dad de una estrategia (su eficacia e
de este modelo es que un evento idoneidad) viene determinada sola-
no es estresante por sí mismo, sino mente por sus efectos en una
que su importancia está determina- situación determinada y a larg o
da por el significado que el indivi- plazo (Lazarus y Folkman, 1986).

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

Taxonomías de las estrategias verbal del que muchos pacientes


de afrontamiento con el diagnóstico de psicosis no
En el intento de ordenar las múlti- disponen a la hora de informar al
ples conductas que un individuo investigador. Por ello, este segundo
utilizaría en sus procesos de afron- concepto es una abstracción del
tamiento, han surgido algunas clasi- propio investigador, quien se limita-
ficaciones de interés. Antes de ría a categorizar las conductas des-
abordar su exposición, es necesario critas en un término verbal de
realizar algunas observaciones en orden superior. Por ejemplo, si un
torno a la forma en que los autores paciente re f i e re que al escuchar
han elaborado estas taxonomías. voces en algunas ocasiones se va a
dormir y en otras se relaja, el inves-
Así, en primer lugar debemos lla- tigador concluye que el paciente
mar la atención sobre algunos utiliza estrategias de afrontamiento
aspectos terminológicos en la ela- dirigidas a la reducción del arousal.
boración de dichas clasificaciones.
En este sentido resulta destacable En segundo lugar debemos reco-
la distinción que puede ser estable- ger los aspectos metodológicos
cida entre las conductas de afron - p resentes en la elaboración de
tamiento por un lado y las estrate - estas taxonomías. En la re v i s i ó n
gias de afrontamiento por otro. El que hemos realizado, casi todos los
primer término se emplea para refe- estudios utilizan entrevistas semies-
rirse a aquellas conductas molecu- t ructuradas, organizadas en dos
lares, observables y cuantificables fases: en la primera se suele explo-
que los sujetos emplean, conscien- rar los problemas que presenta el
temente o no, para protegerse de paciente (síntomas psicóticos, pró-
las demandas provenientes del dromos, eventos vitales estresan-
e n t o rno o de su propia enferm e- tes, etc.) y a partir de esta informa-
dad; y el de estrategias de afronta- ción hay dos alternativas: a) realizar
miento se usa para referirse a p reguntas abiertas en las que se
aquellas actuaciones que los suje- interroga directamente al paciente
tos emplean (conscientemente o qué hace ante cada uno de esos
no) de forma planificada y organiza- problemas descritos en la primera
da para protegerse de las deman- fase; a partir de ahí se registra la
das provenientes del entorno o de frecuencia de las conductas especí-
su propia enfermedad. Sin embar- ficas de afrontamiento y se clasifi-
go, esta distinción es muy difícil de can según grupos generales en
hacer en la práctica, pues el térmi- estrategias de afrontamiento (por
no estrategia supone un grado de ejemplo, Falloon y Talbot, 1981;
abstracción, introspección y fluidez Cohen y Berk, 1985 Tarrier, 1987); y

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b) proporcionar al paciente un lista- clásico usado tradicionalmente en


do predeterminado de conductas la evaluación cognitivo conductual
de afrontamiento, basado general- de cualquier problema de conducta.
mente en investigaciones previas, En estos casos se clasifican las
para que identifique cuáles de ellas estrategias de afrontamiento en
usa normalmente (por ejemplo, conductuales, fisiológicas y cogniti-
Carr, 1988; O’Sullivan, 1994; Carter vas (Falloon y Talbot, 1981; Frede-
y cols. 1996); y en un grupo muy rick y Contanch, 1994; Brazo, Doll-
pequeño de trabajos, se han utiliza- fus y Petit, 1995). Diversos autores
do cuestionarios estandarizados incluyen junto a las categorías ante-
de sarrollados a partir del estudio r i o res, algunas otras, como por
del afrontamiento en otras poblacio- ejemplo estrategias sensoriales
nes (por ejemplo, Farhall y Gehrke, (Tarrier, 1987), afrontamiento social
1997; Van Den Bosch y Rombouts, ( C a rr, 1988, Mueser, Valentine y
1997; MacDonald, Pica, McDonald, Agresta, 1997), afrontamiento basa-
Hayes y Baglioni, 1998). do en estrategias médicas y en los
Las taxonomías de afrontamiento propios síntomas (Carr, 1988). Otros
descritas en la literatura son muy trabajos presentan clasificaciones
variadas y no hay un acuerdo entre más generales, obtenidas a partir
autores respecto a este tema. Para de la observación y práctica clínica,
una mejor descripción y compren- y que podrían incluirse en cualquie-
sión de las mismas podemos clasi- ra de las agrupaciones antes descri-
ficarlas en dos grupos: estructura- tas. Por ejemplo, Breier y Strauss
les y funcionales. (1983) realizan una clasificación en
t res grupos: autoinstru c c i o n e s ,
Las aproximaciones más frecuen- reducción de la actividad e incre-
tes son las de carácter estructural. mento de la actividad; y McNally y
Éstas consisten en las descripcio- Goldberg (1997) la realizan sólo en
nes de lo que el sujeto hace en un el ámbito de las estrategias cogniti-
momento concreto ante determina- vas (lógica y razón, objetivación,
das situaciones que son valoradas sustitución, distracción, etc.) (ver
como problemáticas. Estas clasifi- figura 1).
caciones se elaboran a partir de las
conductas, agrupándolas según cri- Un p rob lema que pre s e n t a n
terios arbitrarios y pragmáticos, sin estas taxonomías es el carácter
basarse en una teoría específica arbitrario de los criterios de clasifi-
s o b re el afrontamiento. Aunque cación, de tal forma que podemos
esas taxonomías son muy variadas, encontrarnos una misma táctica o
la más utilizadas son las realizadas conducta de afrontamiento incluida
en función del análisis topográfico en estrategias diferentes. Un claro

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

FIGURA 1
Estrategias de afrontamiento estructurales

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ejemplo lo tenemos en la distrac- tres factores (“estrategias basadas


ción; para Falloon y Talbot (1981) en el habla subvocal”, “búsqueda
es una estrategia cognitiva, pero de estimulación auditiva competi-
para Carr (1988) es una estrategia dora”, y “respuestas bien integra-
conductual. das o intelectuales a un estímulo
D e n t ro de las estrategias que i n t rusivo”) se asemejan a otras
hemos denominado como estruc- agrupaciones de tipo arbitrario reali-
turales, podemos destacar el tra- zada por autores comentados ante-
bajo de un grupo de autores que riormente. Por ejemplo, estos tres
han aplicado la técnica matemática factores nos recuerdan a la taxono-
del análisis factorial (O’Sullivan, mía de Tarrier (1987), al mismo tiem-
1994; Carter y cols. 1996; Farhall y po también coincide con los resul-
Gehrke, 1997). Concre t a m e n t e , tados de la investigación de Slade y
esto se ha hecho en relación con Bentall (1989) sobre los factore s
las alucinaciones auditivas, donde claves (distracción, reducción de la
también aparece una gran dispari- ansiedad y focalización) que expli-
dad entre distintas clasificaciones can los resultados positivos de las
(ver figura 2). i n t e rvenciones cognitivo conduc-
tuales aplicadas a las alucinaciones
C a rter y colaboradores (1996)
auditivas (para una extensa revisión
identificaron, en el análisis factorial
sobre este tema ver Perona Garce-
de las 26 estrategias de afro n t a-
lán y Cuevas Yust, 1996).
miento que utilizaban los sujetos de
su estudio, tres factores que expli- Sin embargo, los resultados del
caban el 81% de la varianza de sus análisis factorial de O’Sullivan (1994)
datos. Como muestra la figura 2, los y Farhall y Gehrke (1997) son muy

FIGURA 2
Estrategias de afrontamiento estructurales basadas en el análisis factorial
O’SULLIVAN, 1994 CARTER, MAcKINNON Y COPOOLOV, 1996 FARHALL Y GEHRKE, 1997

Compromiso espe- Estrategias basadas en el habla subvocal Aceptación activa


ranzado y optimista

Rechazo desesperado
Búsqueda de estimulación auditiva Afrontamiento pasivo
competidora
Aceptación
ambivalente Respuestas bien integradas o intelectuales Afrontamiento resistente
a un estímulo intrusivo
Rechazo optimista

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

diferentes a los del estudio anterior. ta emocional a que el problema da


Los factores que engloban las distin- lugar (Folkman y Lazarus, 1980).
tas estrategias de afrontamiento en En el estudio de sujetos con el
estos trabajos tienen en común el diagnóstico de psicosis, también se
hecho de basarse en el resultado ha empleado esta taxonomía en
final de dichas estrategias (por ejem- varios trabajos en relación con el
plo, “compromiso esperanzado y a f rontamiento de los trastorn o s
optimista”, “rechazo desesperado”, cognitivos básicos (Boker, Brenner
“aceptación ambivalente” y “rechazo y cols. 1984; Brenner, Boker y cols.
optimista”-O’Sullivan, 1994). 1987; Boker, Brenner y cols. 1989;
El segundo grupo de estrategias Takai y cols. 1990; Wiedl y Schotter,
es la que hemos denominado fun- 1991; Wiedl, 1992) y a los síntomas
cionales. Los trabajos que han utili- psicóticos positivos y negativos
zado estrategias de tipo funcional (Mueser, Valentine y Agresta, 1997;
son aquellos que provienen de la Midde lb oe y Mortensen, 1997;
tradición investigadora de Lazarus MacDonald y cols. 1998).
y Folkman (1986). Una característi- En este contexto de trabajo, la
ca importante de este enfoque es denominación utilizada ha variado
que el afrontamiento es concebido ligeramente, usándose las expre-
en función de su papel en el proce- siones e s f u e rzos compensatorios
so de adaptación al entorno, evi- orientados a la resolución de pro -
tándose la confusión entre los obje- blemas y esfuerzos compensatorios
tivos y los resultados. Mientras que no orientados a la resolución de
la función del afrontamiento tiene problemas para referirse a las cate-
que ver con el objetivo que persi- gorías propuestas por Folkman y
gue cada estrategia, el resultado se L a z a rus (1980) de a f ro n t a m i e n t o
refiere al efecto que ésta tiene. dirigido al problema y afrontamiento
Desde esta perspectiva se desta- dirigido a la emoción re s p e c t i v a-
can d os funciones básicas del mente. En este sentido, el primer
afrontamiento que permiten esta- concepto ha sid o definido por
blecer una clasificación de las Brenner, Boker y cols.(1987) como
estrategias en dos grupos: a) afron - e s f u e rzos autopro t e c t o res cons-
tamiento dirigido al problema, que cientes y directamente dirigidos a
se refiere a aquellos comportamien- enfrentarse con la fuente del tras-
tos orientados a manipular o alterar torno; y el segundo como esfuerzos
el problema; y b) afrontamiento diri - conscientes para negar, aislarse o
gido a la emoción, que re c o g e alejarse, y en general, evitar las
aquellos comportamientos cuya consecuencias emocionales del
función es la de regular la respues- trastorno (ver figura 3).

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S. Perona y A. Galán

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Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

El nivel de desarrollo conceptual tos autores era demostrar que los


en estos trabajos ha sido claramente pacientes con el diagnóstico de psi-
mayor, debido tal vez a la herencia cosis eran capaces de afrontar sus
del trabajo proveniente del estudio problemas, pero además estaban
del afrontamiento en otras áre a s , muy interesados en averiguar cuáles
como en el de la salud física y en de éstas estrategias eran las más
otras poblaciones dentro del campo utilizadas. En el apartado anterior
de la salud mental. Un ejemplo lo hemos mostrado que estos indivi-
tenemos en la combinación de los duos afirman no estar pasivos ante
criterios estructurales con los funcio- sus dificultades, y hemos descrito
nales en autores como Wiedl y las taxonomías encontradas en los
Schotter (1991), Wiedl (1992), Mue- diferentes estudios. Como recordará
ser, Valentine y Agresta (1997) y Mid- el lector, clasificábamos dichas
delboe y Mortensen (1997), donde se estrategias de afrontamiento en
establecen dos ejes para la clasifica- estructurales y funcionales. Siguien-
ción de las estrategias de afronta- do esta clasificación a continuación
miento. En el primero, que denomi- vamos a presentar los resultados de
nan nivel de afrontamiento, se inclu- las investigaciones sobre este tema.
ye las categorías estructurales de Desde un punto de vista estructu-
Carr (1988) o Falloon y Talbot (1981); ral, hemos encontrado que las estra-
y en el segundo eje, que denominan tegias de tipo conductual son las
dirección del afrontamiento, incluyen más utilizadas (por ejemplo, Breier y
las taxonomías funcionales de Folk- Strauss, 1983; Kanas y Barr, 1984,
man y Lazarus (1980 - ver figura 3). Carr, 1988; Takai, Uematsu, Kaiya,
Por tanto, en estos últimos estudios Inoue y Ueki, 1990; Wiedl y Schotter,
tenemos una taxonomía de estrate- 1991; Kinoshita, Yagi, Inomata y
gias de afrontamiento formada por Kanba, 1991; Yagi, Kinoshita y
una matriz de doble entrada que per- Kanba, 1992; Middelboe y Morten-
mite estudiarlas desde una perspec- sen, 1997; Pallanti, Quercioli y Paz-
tiva multidimensional aport a n d o zagli, 1997), como por ejemplo, la
datos muy relevantes en este campo. realización o decremento de activi-
dades de tipo ocupacional, ver la
AMBITOS DE INTERÉS televisión, salir a pasear, hacer
deporte, tocar un instrumento musi-
Estrategias de afrontamiento cal, etc. Otros autores informan que
más utilizadas por las personas las estrategias conductuales son las
diagnosticadas de psicosis más usadas junto con las cognitivas
Desde los primeros trabajos, la o sociales (Ta rr i e r, 1987; Kumar,
principal preocupación de los distin- Thara y Rajkumar, 1989; Mueser,

158 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

Valentine y Agresta, 1997), como por y Ueki, 1990; Middelboe y Morten-


ejemplo, el uso de autoinstruccio- sen, 1997). En otros, se demuestra
nes, escuchar atentamente las que usan estrategias dirigidas a la
voces, parada de pensamiento, con- emoción o a la no resolución de pro-
versar con un amigo, salir con blemas (Van Den Bosch, Van Asma,
alguien, etc. Por último, tenemos un Rombouts y Louwerens, 1992; Van
pequeño grupo de investigaciones Den Bosch y Rombouts, 1997; Mac-
en el que es difícil concluir cuál es el Donald y cols., 1998); y también hay
tipo de estrategia más utilizada, otros, en los que estos pacientes no
debido a la gran variedad y disper- utilizan de forma predominante nin-
sión de respuestas de los sujetos guna de esas estrategias (Wiedl y
ante los distintos estresores (Falloon Schotter, 1991; Wiedl, 1992; Mueser,
y Talbot 1981; O’Sullivan, 1994; Valentine y Agresta, 1997).
Wahass y Kent, 1997). Por ejemplo, Ante estas dificultades, hay auto-
Falloon y Talbot (1981) encontraron res que han planteado la hipótesis
que los sujetos de su estudio utiliza- de que probablemente estas dife-
ban principalmente como estrate- rencias pueden ser explicadas por
gias para afrontar sus voces: la rela- la mediación de otras variables.
jación (una estrategia dirigida a la C o n c retamente Wiedl y Schotter
reducción del arousal), el incremento (1991), en un primer análisis de los
de las actividades de ocio (estrate- resultados de su investigación, no
gia de tipo conductual) y la reduc- encontraron diferencias en el uso
ción de la atención (estrategia de de estrategias de afro n t a m i e n t o
tipo cognitivo). dirigidas a la resolución de proble-
Los trabajos en los que se han mas o a la emoción. Sin embargo,
usado estrategias de tipo funcional en un segundo análisis, agruparon
presentan un panorama algo confu- a los sujetos en relación con el
so. En algunos de ellos se concluye grado de tensión subjetiva (tensión
que los pacientes con el diagnóstico alta versus baja) y encontraron un
de psicosis utilizan fundamental- patrón de respuesta muy claro y
mente estrategias dirigidas a la diferente en función de esta varia-
resolución de problemas cuando ble. Los pacientes que experimen-
afrontan las dificultades producidas taban altos niveles de tensión exhi-
por los trastornos cognitivos bási- bían fundamentalmente estrategias
cos y los síntomas psicóticos de afrontamiento dirigidas a la
( B o k e r, Bre n n e r, Gerstner, Keller, emoción, mientras que los sujetos
Mu l ler, y Spichtig, 1984; Brenner, de baja tensión, utilizaban las estra-
B o k e r, Muller, Spichtig y Wu rg l e r, tegias dirigidas a la resolución de
1987; Takai, Uematsu, Kaiya, Inoue problemas.

CLÍNICA Y SALUD 159


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

En este sentido, Van Den Bosch El tercer modelo está basado en la


y Rombouts (1997) han encontrado c o rrelación entre estrategias de
una relación entre variables cogniti- a f rontamiento de búsqueda de
vas y estilo de afrontamiento. En apoyo y expresión emocional y una
dicho estudio han podido diferen- ejecución cognitiva pobre en tareas
ciar claramente tres modelos de atencionales objetivas (concre t a-
a f rontamiento que corre l a c i o n a n mente en el Continuous Performance
con determinados patrones de fun- Test), es decir, este estilo de afronta-
cionamiento cognitivo: miento dependiente está conectado
El primero consiste en la correla- con unas pobres habilidades de pro-
ción entre modelos de afrontamien- cesamiento objetivas sin ir acompa-
to basado en la resolución de pro- ñadas de malestar subjetivo.
blemas, distracción y aceptación Por último, resultados de otros
cognitiva (que han denominado estudios muestran datos parecidos
“ a f rontam iento sano” y que se a los anteriores; por ejemplo, Pallan-
corresponde en parte con las estra- ti, Quercioli y Pazzagli (1997) han
tegias de afrontamiento basadas en demostrado también que el grado
la resolución de problemas), con de malestar subjetivo explica la dife-
autoinformes de mayor control cog- rencia de utilización de estrategias
nitivo (concretamente el inform e de afrontamiento, y McDonald y
subjetivo por parte de estos cols. (1998) han mostrado que las
pacientes de mayor capacidad de distintas valoraciones de control de
p rocesamiento y mayor contro l las situaciones estresantes por parte
atencional). de sus pacientes con el diagnóstico
El segundo modelo, denominado de esquizofrenia, determinan el uso
por estos autores como “afronta - de estrategias de afro n t a m i e n t o
miento desmoralizado” (que como basadas en la resolución de proble-
se puede ver se asemeja al cons- mas o en la emoción, coincidiendo
tructo de estrategia de afrontamien- con los resultados obtenidos por
to basado en la emoción), consiste Wiedl y Schotter (1991) y Van Den
en la correlación entre estrategias Bosch y Rombouts (1997).
de afrontamiento basadas en la evi- En resumen, parece ser que la uti-
tación y la preocupación, con un lización de una estrategia de afron-
funcionamiento cognitivo disfuncio- tamiento concreta puede estar
nal (sobre c a rga y distraibilidad), determinada por la propia aprecia-
experiencia subjetiva de malestar y ción que tiene el individuo de sus
con un alto nivel de esfuerzo mental dificultades cognitivas, y por la
durante la realización de tareas de carga emocional que estos experi-
ejecución cognitiva. mentan cuando se enfrentan a un

160 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

determinado estresor. Esto hace que ( B reier y Srauss, 1983; Cohen y


las estrategias basadas en la resolu- Berk, 1985; Tarrier, 1987; Carr, 1988;
ción de problemas sean usadas por Takai y cols.,l990; Wiedl, 1992;
los sujetos cognitivamente más Brazo, Dollfus y Petit, 1995; Carter y
competentes y por tanto con menor cols., 1996; Middelboe y Mortensen,
tensión subjetiva, y las basadas en 1997; Mueser, Valentine y Agresta,
la emoción por aquellos con mayo- 1997; McDonald y cols.,1998).
res dificultades. Esto probablemente Breier y Strauss (1983) y Tarrier
explique, por un lado, los resultados (1987) han encontrado que los
a p a rentemente contradictorios pacientes psicóticos no utilizan
encontrados en la literatura respecto estrategias de afrontamiento dirigi-
a las estrategias funcionales, y por das específicamente para defen-
otro, el uso masivo de estrategias de derse de los efectos indeseables
tipo conductual, debido al menor de detemminados síntomas. Ellos,
coste cognitivo que supone para el más bien, concluyen que los suje-
sujeto su puesta en práctica. Sin tos de sus investigaciones utilizan
embargo, la metodología correlacio- indiscriminadamente aquellas
nal empleada en estos estudios no estrategias que les han sido más
permite determinar si estas dificulta- útiles en el pasado.
des cognitivas y emocionales son la
causa de determinados estilos de Si bien es cierto que en general
afrontamiento, o si más bien, deter- las investigaciones muestran que
minados estilos de afrontamiento o estos pacientes usan una gran
la naturaleza e intensidad de los variedad de estrategias para afron-
estresores, son la causa de dichas tar un mismo síntoma, en algunos
dificultades cognitivas y emociona- trabajos en los que se usan taxono-
les. Esta es una cuestión que aún mías estructurales, se comprueba
está por resolver empíricamente. que las estrategias cognitivas son
p re f e rentemente utilizadas para
afrontar las ideas delirantes y las
Relación entre las estrategias alucinaciones (Cohen y Berk, 1985;
de afrontamiento y los síntomas C a rr, 1988; Wiedl, 1992; Boschi,
presentados por las personas Adams; Bromet, Lavelle, Everett y
diagnosticadas de psicosis Galambos, 2000), y las estrategias
Un grupo de trabajos han intenta- de cambio conductual para afrontar
do averiguar la relación entre los sín- la ansiedad, la depresión (Cohen y
tomas psicóticos y no psicóticos que Berk, 1985; Carr, 1988), el retardo y
padecen los pacientes con el diag- la inhibición motora, los trastomos
nóstico de esquizofrenia y el uso de del pensamiento (Carr, 1988) y
las estrategias de afro n t a m i e n t o algunos síntomas psicóticos nega-

CLÍNICA Y SALUD 161


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

tivos como la apatía (Mueser, estrategias de afrontamiento basa-


Valentine y Agresta, 1997). das en la resolución de problemas, y
En los trabajos en los que se ha con bajas puntuaciones en los índi-
utilizado una metodología de tipo ces totales de afrontamiento. Estos
c o rrelacional, se ha encontrado resultados son compatibles con los
asociaciones negativas entre las de Wiedl (1992), en los que se
estrategias de afrontamiento y la muestra que el afrontamiento orien-
sintomatología general. Takai y sus tado a la emoción ocurre mucho
colaboradores (1990), por ejemplo, más a menudo en aquellos pacien-
han hallado respecto a índices de tes que presentan mayor cantidad
psicopatología general, que puntua- de síntomas negativos. Con respec-
ciones altas en el BPRS (The Brief to a los síntomas positivos, Middel-
Psychiatric Rating Scale de Overall boe y Mortensen (1997), han encon-
y Gorham, 1962) total, y más con- trado una correlación positiva entre
c retamente en las subescalas de este tipo de síntomas, medidos con
hostilidad, suspicacia, trastorno del la escala SAPS (The Scale for the
pensamiento y activación, coinci- Assessment of Positive Symptoms
den con el uso de pocas estrategias de Andreasen, 1984), y estrategias
de afrontamiento basadas en el de afrontamiento basadas en la
cambio conductual, en el alejamien- emoción; esto es, la presencia de
to y evitación, y con una baja pun- muchos síntomas positivos coincide
tuación total en el uso general de también con un mayor uso de estra-
estrategias de afrontamiento. tegias basada en la emoción.

Respecto a la relación entre A través de los resultados de


afrontamiento y sintomatología psi- estos estudios, volvemos a topar-
cótica positiva y negativa, Middel- nos con el problema de no saber si
boe y Mortensen, (1997) y McDo- los distintos niveles de sintomatolo-
nald y cols. (1998) han encontrado gía determinan el mayor o menor
también una correlación negativa uso de estrategias de afrontamien-
entre la suma total de estrategias de to o, al contrario, el mayor uso de
a f rontamiento y las estrategias las estrategias de afro n t a m i e n t o
basadas en la resolución de proble- hace que los pacientes experimen-
mas, y los síntomas negativos medi- ten menos síntomas de su trastor-
dos a través del SANS (The Scale no. En este sentido, para intentar
for the Assessment of Negative llegar a una aproximación algo más
Symptoms de Andreasen, 1983); es satisfactoria a la resolución de este
decir, la presencia de altas puntua- problema, Middelboe y Mortensen
ciones de síntomas psicóticos nega- (1997) han aplicado a sus datos un
tivos coincide con el uso de pocas análisis de regresión lineal, y han

162 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

comprobado que el número total de sobre este tema, encontramos dos


estrategias de afrontamiento usa- problemas: uno es el referido a la
das y las estrategias basadas en la conceptualización del afrontamiento
resolución de problemas son pre- (que ya ha sido tratado en el primer
cedidas por mayores puntuaciones punto de este trabajo) y por tanto, lo
en la sintomatología general según que se entiende por eficacia desde
el BPRS, bajas puntuaciones en cada una de las perspectivas; y el
síntomas psicóticos negativos segundo problema tiene que ver con
según la SANS y una mayor con- la metodología que se ha seguido
ciencia de padecer un trastomo para su estudio. A continuación
mental. Sin embargo, las estrate- vamos a describir cada una de las
gias basadas en la emoción no distintas formas de entender la efi-
revelan tal modelo. Solamente si el cacia del afrontamiento y la metodo-
BPRS era suprimido de la ecuación logía usada para su valoración.
se evidenciaba que el incremento Desde una primera aproximación,
de los síntomas psicóticos positi- algunos trabajos han considerado
vos predecía significativamente el que una estrategia de afrontamiento
uso de estrategias de afrontamien- es eficaz por el simple hecho de que
to basadas en la emoción. es utilizada por el paciente, esto es,
las estrategias más efectivas son
Efectividad de las estrategias aquellas que son utilizadas con
de afrontamiento en personas mayor frecuencia (Cohen y Berk,
con el diagnóstico de psicosis 1985; Carr, 1988; O Sullivan, 1994).
Por otro lado, y desde un punto de
Aunque Lázarus y Folkman (1986) vista muy parecido al anterior, otros
no incluyeron en la definición de autores como Brazo, Dollfus y Petit
afrontamiento el componente de efi- (1995) afirman que cuando se
cacia de las estrategias en el alivio, encuentra una relación significativa
disminución, adaptación o resolu- entre un tipo de síntoma y una estra-
ción de las dificultades de los tegia, se puede concluir que es sig-
pacientes, una gran mayoría de nificativamente eficaz y por tanto,
autores que trabajan en el campo de más frecuentemente utilizada. Desde
las psicosis han considerado muy nuestro punto de vista, si bien es
relevante este factor, pues tiene posible que en algunos casos las uti-
implicaciones fundamentales tanto a licen porque son efectivas, el simple
nivel teórico como tecnológico. uso no es garantía de efectividad.
Sin embargo, no es fácil abordar Una persona puede poner en prácti-
el estudio de la eficacia del afronta- ca determinados comportamientos,
miento, pues al analizar la literatura simplemente porque no ha aprendi-

CLÍNICA Y SALUD 163


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

do otros a lo largo de su vida, y no los que utilizan las estrategias de


p o rque estos sean eficaces para afrontamiento más efectivas.
afrontar sus dificultades. De hecho, Un procedimiento parecido, aun-
Carter y cols. (1996), han encontrado que algo más complejo, es el utili-
que las estrategias de afrontamiento zado por Lee, Lieh-Mak, Yu y
más frecuentemente utilizadas por Spinks (1993). Mediante una meto-
los sujetos de su investigación no dología de tipo correlacional, han
son las más efectivas, y por el con- intentado averiguar si hay relación
trario, las más efectivas solamente e n t re las estrategias de afro n t a-
son usadas por una proporción muy miento y una serie de indicadores
baja de pacientes. de resultado como el ajuste social
En una segunda aproximación se o a la vida cotidiana, la calidad de
han planteado el problema de la vida y la sintomatología.
efectividad intentando obtener Aunque estas orientaciones pue-
medidas indirectas de los sujetos, den ser consideradas como un
infiriéndola a través de otros indica- acercamiento interesante al proble-
dores. Una de esas orientaciones ma en cuestión, consideramos que
fue la planteada por Falloon y Talbot p resentan varios problemas no
(1981). Estos autores han intentado resueltos. El primero consiste en
relacionar los mecanismos de afron- que el concepto de adaptación, o
tamiento con el nivel de adaptación el de calidad de vida, es muy
de los pacientes a las voces. Lo amplio y ambiguo, y desconoce-
hicieron a través de una evaluación mos si los sujetos mejor adapta-
clínica global de la adaptación de dos, o con mejor calidad de vida, lo
cada paciente a la experiencia aluci- son por el uso de determ i n a d a s
natoria usando una escala de tres estrategias afrontamiento, o más
puntos (buena, regular y pobre bien, por la intervención de otros
adaptación). En este trabajo, la efec- f a c t o res que también tienen que
tividad se valora indire c t a m e n t e ver con estas variables (intensidad
agrupando a los sujetos en esas tres de la experiencia alucinatoria, nivel
categorías, y a partir de ahí, averi- de apoyo social recibido, grado de
guan cuáles son los mecanismos de cronicidad del trastorno, habilida-
afrontamiento más usados en fun- des del sujeto, tratamientos recibi-
ción de los niveles de adaptación. dos, etc.). El otro problema es que
Por tanto, desde esta perspectiva, desconocemos la efectividad de la
se deduce que los pacientes mejor estrategia a través de la valoración
adaptados (es decir, aquellos que subjetiva del propio paciente.
están menos afectados o menos
incapacitados por sus voces), son En una tercera apro x i m a c i ó n ,
algunos autores han planteado el

164 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

problema de la efectividad a partir de Ésta consiste en plantearlo como


la valoración del propio paciente (por un constructo multidimensional.
ejemplo, Ta rr i e r, 1987; Dittman y Farhall y Gehrke (1997), por ejem-
Schuttler, 1990; Carter y cols., 1996; plo, pidieron a los sujetos de su
Middelboe y Mortensen, 1997; Mue- estudio que valoraran las estrate-
ser, Valentine y Agresta, 1997; Mac- gias de afrontamiento de las aluci-
Donald y cols., 1998). Para ello, nor- naciones auditivas en función del
malmente se utilizan medidas ordi- grado de control que podían ejercer
nales tipo Likert, en el que el sujeto sobre las voces, la disminución del
tiene que valorar la efectividad en nivel de angustia y una medida glo-
escalas de tres o más puntos. Por bal de eficacia del afrontamiento.
ejemplo, Tarrier (1987) y Middelboe y En este sentido, nos parece muy
M o rtensen (1997) pidieron a sus interesante el planteamiento multi-
pacientes que valorasen cada estra- dimensional llevado a cabo en otro
tegia como “muy exitosa” (desapari- trabajo realizado por Wahass y
ción completa del síntoma), “mode- Kent (1997) en relación también al
radamente exitosa” (re d u c c i ó n afrontamiento de las alucinaciones
moderada de los síntomas o desa- auditivas. Las dimensiones valora-
parición temporal) y “poco o nada das fueron las siguientes:
exitosa”; o en escalas analógico - Capacidad del sujeto para eli-
digitales de cinco puntos en el que minar las voces.
se le pregunta al paciente por el
éxito o el grado de satisfacción con - Capacidad para disminuir la
el resultado de sus estrategias de angustia provocada por las
a f rontamiento (Wiedl y Schotter, voces.
1991; Mueser, Valentine y Agresta, - Capacidad para ignorarlas.
1997). Hemos de destacar que - Capacidad para hacer que las
todas estas aproximaciones meto- voces sean más silenciosas.
dológicas se caracterizan por definir
la efectividad como un constructo - Capacidad para dudar del con-
unidimensional, esto es, se valora la tenido y hacerlas menos creí-
efectividad solamente con relación al bles.
éxito en la eliminación del problema. Los pacientes valoraron cada
No obstante, en otros trabajos se una de estas dimensiones con una
plantea una conceptualización más escala de cinco puntos, en función
compleja de la efectividad del del grado de convicción en torno a
a f rontamiento, aunque siempre estas capacidades.
dentro de una orientación basada Una última aproximación, aun-
en la eliminación del pro b l e m a . que muy poco desarrollada, es la

CLÍNICA Y SALUD 165


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

p ropuesta por Romme y Escher momento de pre g u n t a rnos si las


(1989, 1996) y R omme, Honig, estrategias de afrontamiento son
Noorthoom y Escher (1992). Como útiles en pacientes con el diagnós-
hemos comentado al comienzo de tico de psicosis. Como ya puede
este trabajo, el objetivo del afronta- suponer el lector, ésta no es una
miento desde este enfoque no con- empresa fácil debido a los proble-
siste en la eliminación del problema mas respecto a la polisemia de
como en los trabajos anteriore s , este concepto, y también, debido
sino en la acomodación del sujeto a que hay pocos estud ios que
al mismo. Por tanto, la efectividad hayan afrontado este tema directa-
consiste en valorar la capacidad mente. Para ello, vamos a basar-
que tiene el sujeto para integrar, por nos en todos los trabajos realiza-
ejemplo la experiencia alucinatoria, dos, excepto en aquellos que han
en el vivir diario, es decir, lograr la utilizado la primera aproximación
aceptación de las voces como “una descrita, es decir, la que identifica
parte de sí mismo”, no considerán- la eficacia con la utilización de los
dose dicha experiencia necesaria- mecanismos de afro n t a m i e n t o .
mente negativa. Para ello, los suje- Como hemos comentado anterior-
tos de su estudio fueron agrupa- mente, esta es una forma muy
dos, según se ajustasen al criterio deficiente de entender dicho con-
expresado anteriormente, en bue- cepto.
nos afro n t a d o res (aquellos con o En general, según los resultados
sin patología psiquiátrica para los de esos estudios, podemos decir
que las voces no eran un problema que las estrategias de afrontamien-
y llevaban una vida normalizada) y to utilizadas por los pacientes psi-
malos afrontadores (aquellos indivi- cóticos oscilan entre unos valores
duos que no habían conseguido tal de eficacia moderada a baja. Mien-
integración de la sintomatología en tras que solamente en los trabajos
su vida diaria). A partir de dicha de Ta rrier (1987) y MacDonald y
clasificación estudiaron, basándose cols.. (1998) se afirma que los suje-
en el propio informe de los sujetos, tos que participaron en sus investi-
las diferencias en las estrategias de gaciones presentan una capacidad
afrontamiento. moderada para eliminar o controlar
Hasta aquí hemos comentado sus síntomas, en un grupo mayor
las distintas formas de entender la de investigaciones (Wiedl y Schot-
efectividad del afrontamiento y ter, 1991; Wiedl, 1992; Lee, Lieh-
también hemos apuntado de forma Mak, Yu y Spinks, 1993, Carter y
muy general los pro c e d i m i e n t o s cols., 1996; Farhall y Gehrke, 1997;
para su valoración. Ahora es el Middelboe y Mortensen, 1997) se

166 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

concluyen que dicha capacidad es más bien, y apoyando la afirm a-


baja. Y en otro estudio (Takai y ción de Carter y colaboradore s
cols., 1990) se afirma que la efecti- (1996), lo único que podemos afir-
vidad de las estrategias espontáne- mar es que los pacientes utilizan
as de afrontamiento no está estrategias de afrontamiento poco
demostrada. Solamente hemos útiles o inefectivas. Como pode-
encontrado dos trabajos en los que mos apreciar de nuestra revisión,
se muestra que el afrontamiento en aparece en todos los trabajos un
psicóticos es eficaz (Dittman y p o rcentaje d e sujetos (aunque
Schuttler, 1990; Mueser, Valentine y bajo) que sí son capaces de resol-
Agresta, 1997). ver adecuadamente sus dificulta-
Más concretamente, donde se des y problemas relacionados con
ven más claramente los resultados su trastorno. Por tanto, nuestra
negativos es en el afrontamiento de tarea a continuación es la de averi-
las alucinaciones auditivas, mos- guar cuáles son las estrategias de
trándose en todos los trabajos revi- a f rontamiento exitosas en estos
sados que la m ayoría de los sujetos, así como las condiciones
pacientes con el diagnóstico de de su aplicación.
psicosis utilizan recursos poco Aunque parezca paradójico, en el
efectivos para el afrontamiento de caso de las alucinaciones las estra-
las voces. Cuando se trata de la tegias de confrontación directa con
sintomatología psicótica en general las voces, basadas principalmente
y los síntomas negativos en parti- en realizar acciones para su elimi-
cular, la perspectiva cambia ligera- nación (el distraerse, hacer relaja-
mente, aunque el panorama no es ción, tararear, conversar con otros,
mucho mejor. Dittman y Schuttler etc.), incrementa la angustia y la
(1990) encontraron que el 86% de frecuencia de las voces. No obs-
las pacientes describieron cambios tante, las estrategias basadas en la
específicos en su conducta debido aceptación del síntoma (por ejem-
al uso de estrategias de afro n t a- plo, escuchar atentamente las
miento, y Mueser, Valentine y voces y aceptar lo que dicen) y el
A g resta (1997) encontraron que a f rontamiento pasivo (no hacer
eran efectivas para afrontar los sín- nada y depender más bien de fuen-
tomas negativos como la apatía. tes externas de apoyo, por ejemplo
A partir del análisis detallado de “poner mi confianza en Dios”), esto
estos trabajos, no tenemos datos es, exponerse directamente a las
suficientes para concluir que las voces sin resistirse a ellas, produ-
estrategias de afrontamiento por sí cen una disminución de la angustia,
mismas no sean efectivas, sino pero no necesariamente de la fre-

CLÍNICA Y SALUD 167


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

cuencia de las mismas (Farhall y tiene que ver con su utilización,


Gehrke, 1997). expresaron su sorpresa al encon-
Romme y Escher (1989, 1996) y trar en su estudio que “no siempre
Romme, Honig, Noorthoom y hay lógica entre la existencia de
Escher (1992), han encontrado que una estrategia de afrontamiento, su
los sujetos que afrontan bien las eficacia, y su frecuencia de utiliza-
voces son aquellos que tienen más ción, por ejemplo, la aceptación de
capacidad para ignorarlas cuando las voces es una estrategia poco
lo desean, usan más la escucha usada, pero muy efectiva” (página,
selectiva y les ponen límites de 458).
forma selectiva; en definitiva, aque- En relación con los trastorn o s
llos que no rechazan las voces y las cognitivos básicos de las personas
aceptan como un evento más en diagnosticadas de esquizofrenia y
sus vidas, mientras que las perso- los síntomas negativos, hay datos
nas que tienen dificultades para que muestran que las estrategias
a f rontarlas hacen más uso de de afrontamiento basadas en la
estrategias basadas en la distrac- emoción son las más utilizadas
ción (hacer deporte, darse una cuando los niveles de tensión sub-
ducha, ver televisión, meditación, jetiva son muy altos, mostrando los
yoga, etc.). Resultados parecidos sujetos un bajo nivel de satisfac-
son los obtenidos por Nayani y ción por la eficacia de estas estra-
David (1996), en los que se muestra tegias. No obstante, en aquellos
que los intentos de control por casos en los que el nivel de tensión
parte de sus pacientes no consi- es más bajo, las estrategias de
guen modificar las frecuencias de a f rontamiento más utilizadas son
alucinaciones, pero la interacción aquellas basadas en la resolución
positiva con las voces (por ejemplo, de problemas, siendo valoradas por
conversando con ellas o hablar a los sujetos como eficaces (Wiedl y
o t ros sobre ellas) disminuye la Schotter, 1991; Wiedl, 1992 y Mac-
angustia; por el contrario, estos Donald y cols., 1998).
autores detectaron que había com- Por ta nto, lo que pode mos
p o rtamientos que incrementan la deducir de estos resultados es que
f rec uencia de voc es como por los sujetos con un diagnóstico de
ejemplo, ver televisión o escuchar psicosis suelen utilizar estrategias
la radio, que son claramente estra- de afrontamiento ineficaces cuan-
tegias de distracción. do están sometidos a niveles de
En este sentido, Brazo, Dollfus y estrés y tensión muy altos. En
Petit (1995), aunque consideran dichas situaciones, que probable-
que la eficacia del afro n t a m i e n t o mente sean las más habituales en

168 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

este tipo de pacientes, las únicas como Nayani y David (1996), afir-
estrategias adaptativas son las que man que la utilización de varias
se basan en la aceptación del tras- estrategias de afrontamiento sola-
torno y en la no confrontación. Sin mente influye en la reducción de la
e m b a rgo, cuando los niveles de angustia asociada a los síntomas.
estrés son bajos, las estrategias de De todas formas, lo que se plantea
resolución de problemas son las desde estos resultados es que tal
más utilizadas y también las más vez lo relevante aquí no sea el uso
efectivas. Todo ello probablemente de una estrategia específica, sino
sea debido a que estas últimas, más bien la actitud o los esfuerzos
para su aplicación, necesitan unas de los sujetos para afrontar los
condiciones y un esfuerzo cognitivo eventos estresantes que se les pre-
que no son posibles en situaciones sentan en sus vidas diarias (Mue-
de estrés muy altas. ser, Valentine y Agresta, 1997).
Un dato interesante que hemos Por otro lado, Wiedl y Schotter
encontrado en muchos de los estu- (1991) y Wiedl (1992) han encontra-
dios revisados, es que la eficacia do que la efectividad del afronta-
del afrontamiento mejora si los indi- miento depende de la v a l o r a c i ó n
viduos utilizan varias estrategias al que hacen los sujetos del evento
mismo tiempo, y por el contrario, e s t resante. La mayoría de ellos
los que tienen dificultades para el consideran que los síntomas psicó-
afrontamiento son aquellos que uti- ticos y los trastornos cognitivos
lizan solamente una estrategia básicos, son permanentes y no
(Falloon y Talbot, 1981; Ta rr i e r, modificables por sí mismos (valora-
1987; Romme y Escher, 1989; Ditt- ción primaria según la teoría de
man y Schuttler, 1990; Wiedl y Lazarus y Folkman). Por otro lado,
Schotter, 1991; Lee, Lieh Mak, Yu y el amplio porcentaje de estimacio-
Spinks, 1993; Carter y cols., 1996; nes de alta controlabilidad percibi-
Nayani y David, 1996; Middelboe y da (es decir, el sujeto considera que
Mortensen, 1997; Mueser, Valentine puede modificar y, por tanto, con-
y Agresta, 1997). A pesar de este trolar la ocurrencia e intensidad de
consenso, hay algunas variaciones los síntomas y trastornos básicos),
en los resultados obtenidos en muestra que creen poder influir en
estas investigaciones. Mientras que la cantidad de estrés por propia ini-
para algunos autores como Middel- ciativa (valoración secundaria).
boe y Mortensen (1997) es una Sin embargo, este último dato
f o rma muy eficaz de organizar el parece bastante contradictorio con
afrontamiento, para Tarrier (1987) la valoración que hacen de no
su efecto es moderado, y otro s modificabilidad del evento estre-

CLÍNICA Y SALUD 169


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

sante y de baja satisfacción con los dentes se han destacado, por


intentos de afrontamiento: ¿cómo ejemplo, la tensión interna, el
es posible valorar como controlable insomnio o la llegada de la noche
un evento si es percibido como no en el caso de las alucinaciones
modificable y se tiene una baja (Brazo, Dollfus y Petit, 1995). En el
satisfacción con los resultados del caso de los síntomas psicóticos en
a f rontamiento?. Wiedl y Schotter general, Thurm y Haefner (1987)
(1991) y Wiedl (1992) explican esta distinguieron dos grupos de ante-
contradicción afirmando que dicha cedentes, que denominaron como
valoración de controlabilidad, o socioemocionales (por ejemplo,
bien no es realista, o bien los crite- conflictos con amigos o familiares,
rios que utilizan los pacientes para o emociones intensas en relaciones
valorar los intentos de afrontamien- sociales muy estrechas) y socio-
to son inadecuados. Teniendo en cognitivos (por ejemplo, tensión
cuenta los resultados del trabajo de psicológica y física, trastornos de
Nayani y David (1996) y Farhall y los ritmos vitales, o interacciones
Gehrke (1997), el hecho de que los sociales complejas).
sujetos de las investigaciones de El interés por este tema parte de
Wield presenten un patrón de baja modelos teóricos sobre el autocon-
modificabilidad percibida, alta con- trol, como el desarrollado por Breier
trolabilidad percibida y baja satis- y Strauss (1983) en individuos con
facción con el afrontamiento de los el diagnóstico de psicosis, en el
síntomas y trastornos básicos, no que se postula que el proceso de
son contradictorios; más bien sería afrontamiento está compuesto por
lo contrario, pues hemos visto que tres fases: la detección de los ante-
los intentos de control de los sínto- cedentes, la valoración de estos
mas (especialmente de las alucina- como peligrosos o amenazantes y
ciones) no parecen eliminar el pro- por último, el empleo de la conduc-
blema, sino que lo empeoran. ta de autocontrol.
Por último, un tema a comentar Talbot y Falloon (1981) fueron los
es que la eficacia del afrontamiento primeros en señalar la importancia
es mayor cuando el paciente es de esta variable. Ellos descubrieron
capaz de detectar los antecedentes que una de las diferencias más
o situaciones que elicitan los sínto- importantes entre buenos y malos
mas (Talbot y Falloon, 1981; Breier afrontadores, era que los primeros
y Strauss, 1983; Ta rr i e r, 1987; solían tener una clara comprensión
Thurm y Haefner, 1987; Brazo, Doll- de los antecedentes asociados al
fus y Petit, 1995; MacDonald y inicio de los síntomas, permitiéndo-
cols., 1998). Entre estos antece- les evitar fácilmente aquellas situa-

170 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

ciones que los elicitaban. No obs- esfuerzos dirigidos a la resolución


tante, Ta rrier (1987) no re s p a l d ó de problemas.
totalmente las conclusiones ante- Estos comportamientos pueden
r i o res, pues si bien consideraba ser utilizados para afrontar la sinto-
relevante que los sujetos detecta- matología general y la específica-
ran dichos antecedentes, también mente psicótica. En este sentido,
estimaba que estos por sí mismos los resultados de las investigacio-
no eran suficientes si los sujetos no nes nos muestran que los indivi-
habían aprendido previamente las duos con el diagnóstico de psicosis
habilidades de definiciones basa- suelen utilizar espontáneamente
das en dos dimensiones: el nivel estrategias de tipo cognitivo para
del afrontamiento, que se refiere a afrontar los síntomas psicóticos flo-
las estrategias que hemos denomi- ridos, como las alucinaciones y los
nado estructurales, y la dirección delirios; y de tipo conductual, para
del afrontamiento, que incluiría a los síntomas negativos y otros no
las taxonomías funcionales (por específicamente psicóticos. Por
ejemplo, Wiedl y Schotter, 1991; o t ro lado, parece ser que altos
Wiedl, 1992). niveles de sintomatología psicótica
Las estrategias más utilizadas positiva y negativa están relaciona-
desde un punto de vista estructural dos con un menor uso de estrate-
son las conductuales. Sin embargo, gias de afrontamiento dirigidas a la
desde un punto de vista funcional resolución de problemas y con un
los resultados no son claros. Pare- mayor uso de estrategias dirigidas
ce ser que los estilos de afronta- a la emoción.
miento están mediados por otras En general, las estrategias de
variables, como son la tensión sub- a f rontamiento que utilizan los
jetiva y variables cognitivas (por pac ientes psicóticos de form a
ejemplo, Wiedl y Schotter, 1991; espontánea no son efectivas en un
Van Den Bosch y Rombouts, 1997). alto porcentaje d e sujetos. De
Cuando los sujetos padecen nive- todas formas, hay una minoría que
les altos de tensión y pre s e n t a n sí presenta una mayor satisfacción
dificultades relevantes a nivel aten- en el afrontamiento de los trasto-
cional y en el procesamiento de la mos causados por su enfermedad.
i n f o rmación, vemos que utilizan Estos sujetos utilizan difere n t e s
más frecuentemente estrategias de mecanismos en función del tipo de
tipo conductual y dirigidas a la problemas con los que se enfren-
emoción. Cuando la tensión es baja tan. Cuando padecen altos niveles
y el nivel de competencia cognitivo de estrés e indefensión, com o
es bueno, son más frecuentes los puede ser en las alucinaciones o

CLÍNICA Y SALUD 171


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

los síntomas positivos en general, pensamientos, emociones y situa-


las estrategias más eficaces son ciones relacionados con los sínto-
aquellas basadas en la aceptación mas sin intentar reducirlos o elimi-
del trastorno. narlos, sino todo lo cont ra rio,
Como hemos visto anteriormen- adaptándose a ellos e integrarlos
te, el intentar afrontar directamen- como un evento más de sus vidas.
te el síntoma mediante técnicas de No obstante, la situación cambia
a u t o c o n t rol o de resolución de completamente cuando los sujetos
problemas (como en el caso de las están sometidos a niveles bajos de
estrategias dirigidas a la re s o l u- estrés, o cuando el tipo de sinto-
ción de problemas), o a través de matología no provoca sentimientos
la negación o evitación (como en de indefensión. En dichas situacio-
las estrategias dirigidas a la emo- nes es más fácil poner en práctica
ción), no consigue eliminarlo, sino estrategias de autocontrol y resolu-
todo lo contrario, consolidarlo ción de problemas, mostrando un
incrementando la angustia asocia- mayor grado de satisfacción por los
da a ellos. Evidentemente, cuando resultados obtenidos. Esto suele
las condiciones de estrés o ten- ocurrir, por ejemplo, en el caso del
sión subjetivas son altas, o los afrontamiento de la sintomatología
déficits cognitivos son graves, el no psicótica (ansiedad y depre-
sujeto solo puede utilizar aquellas sión), las relaciones sociales no
estrategias que suponen un menor muy intensas, la inactividad y los
costo cognitivo, como son las sentimientos de apatía.
basa das en la emo ción . Sin Las variables que hemos encon-
e m b a rgo, l os suj eto s que no trado en la literatura que pueden
luchan contra los síntomas, y tam- i n c rementar la e fectivid ad del
poco intentan evitarlos, sino más afrontamiento y la satisfacción con
bien aceptarlos, consiguen dismi- el mismo, son fundamentalmente:
nuir la angustia asociada al sínto- la utilización de estrategias múlti-
ma y vivir de forma más cómoda, ples para afrontar un mismo proble-
aunque no los hayan hecho desa- ma, las valoraciones de modificabi-
parecer. En este contexto, y a par- lidad del evento estresante (valora-
tir del análisis de los estudios ción primaria) y de controlabilidad
s o b re afrontamiento, podemos de dicho evento con sus pro p i o s
entender por aceptación el expe- recursos (valoración secundaria), y
rienciar directamente los pro b l e- el nivel de consciencia que tenga el
mas asociados a los síntomas psi- sujeto de los antecedentes del pro-
cóticos sin defenderse de ellos. blema, así como de padecer un
Esto es, entrar en contacto con los trastorno.

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S. Perona y A. Galán

Como puede suponer el lector, en algunos investigadores de ori-


las conclusiones anteriores son gen germano como por ejemplo
solamente provisionales, pues Wiedl, Boker, Bre n n e r, etc.), sino
muchos de estos resultados nece- más bien trabajos aislados y con
sitan ser replicados para constatar una escasa continuidad entre ellos;
la validez de las interpre t a c i o n e s y por otro, los problemas de inves-
que hemos hecho de los datos tigación planteados son casi siem-
aportados en las investigaciones. pre los mismos, sin una seria refle-
Además, es bastante lamentable xión conceptual y teórica de los
observar que, si bien hemos encon- temas y variables estudiados, y sin
trado en la bibliografía bastantes conexión con la investigación del
artículos que tocaban este tema, la afrontamiento en otras poblaciones
mayoría de ellos han sido realiza- y trastornos.
dos con una metodología m uy Por otro lado, y siguiendo el
pobre (fundamentalmente descripti- argumento de la falta de coherencia
va, y en pocos casos, de tipo y continuidad en la investigación
c o rrelacional), siendo calificados sobre afrontamiento, nos encontra-
por sus propios autores como mos que la aplicación de estos
exploratorios. Esto demuestra la conocimientos se está haciendo
escasa continuidad y tradición directamente, sin una revisión de
investigadora sobre el afrontamien- los resultados obtenidos por el
to en psicóticos, aunque sea teóri- conjunto de dichas investigaciones.
camente muy relevante. Tenemos la Tomemos por ejemplo el caso de
impresión de que tal vez el interés las estrategias desarrolladas por
está en demostrar simplemente Tarrier y colaboradores para entre-
que las personas con un diagnósti- nar a pacientes psicóticos a utilizar
co de psicosis son capaces de de forma eficaz sus propias habili-
afrontar sus trastornos, de forma dades de afrontamiento (denomina-
que posteriormente se pueda justi- das en la literatura sobre el tema
ficar el desarrollo de programas de como Coping Strategy Enhance-
intervención basados en la poten- ment, CSE). Tarrier afirma que a tra-
ciación de las estrategias espontá- vés de las técnicas CSE se intenta
neas de afrontamiento (por ejem- identificar las estrategias de afron-
plo, Ta rr i e r, Beckett, Harw o o d , tamiento que utilizan los pacientes
Baker, Yusupoff, Ugarteburu, 1993). de forma natural, y a partir de ahí,
Esta suposición está apoyada, se les enseña a usar sistemática-
por un lado, en que no hemos mente esas mismas estrategias u
encontrado líneas de investigación otras nuevas, de forma que el
estables sobre este tema (excepto paciente disponga de un repertorio

CLÍNICA Y SALUD 173


Estrategias de afrontamiento en psicóticos: conceptualización y resultados de la investigación

amplio de modos de afrontar sus uso de conductas de afronta-


síntomas (Tarrier, y cols., 1993). miento.
Sin embargo, hemos demostrado - Tener en cuenta las valoracio-
en este trabajo que muchas de las nes primarias y secundarias
estrategias que se entrenan en respecto a cada uno de los sín-
estos programas son poco efica- tomas que se quiera abordar.
ces, como por ejemplo, el uso de - Cuando el nivel tensión subjeti-
las técnicas de distracción o la va sea muy alto, procurar utili-
confrontación directa a través de zar estrategias basadas en la
a u t o i n s t rucciones; y además, no aceptación, y cuando sea
tienen en cuenta factores como el moderado o bajo, estrategias
nivel de tensión del sujeto o sus basadas en la resolución de
déficits cognitivos, que como problemas.
hemos visto anteriormente, condi-
cionan el tipo de estrategias a utili- - Procurar no enseñar al paciente
zar (aceptación versus resolución a usar estrategias basadas en
de problemas). Una prueba de todo la emoción, salvo que el nivel
esto es, como ya concluimos en un de deterioro del sujeto sea muy
trabajo anterior (Perona Garcelán y grande y presente un estado de
Cuevas Yust, 1999), que dichas indefensión muy acusado.
estrategias no son eficaces en el - Plantear el uso de estrategias
control o eliminación de las alucina- múltiples para abordar un
ciones auditivas, no han demostra- mismo problema.
do ser superiores a otros tratamien- - Enseñar al sujeto a identificar
tos psicológicos y sus efectos no los antecedentes relacionados
son duraderos. con el problema en cuestión.
No obstante, y a pesar de todo lo - Enseñar a valorar los resultados
expresado anteriormente, conside- de las estrategias de un modo
ramos que el entrenamiento de los multidimensional y no centrado
pacientes con el diagnóstico de en la eliminación del trastorno.
psicosis en estrategias de afronta-
miento puede ser incluido en cual- Una última conclusión a la que
quier paquete de tratamiento, siem- podemos llegar en este trabajo, es
pre y cuando, para potenciar su efi- que a partir de los datos de las
cacia, tengamos en cuenta los investigaciones realizadas hasta la
siguientes aspectos: fecha, las estrategias de afronta-
miento en psicóticos son una varia-
- Evaluar como influye la tensión ble muy relevante para la compren-
subjetiva del paciente y sus sión de los factores psicológicos
competencias cognitivas en el

174 CLÍNICA Y SALUD


S. Perona y A. Galán

que intervienen en la sintomatolo- cio, mantenimiento y posiblemente


gía psicótica. De hecho, hemos desaparición de dichos síntomas.
visto cómo determinados estilos de Por todo esto, consideramos que
afrontamiento pueden hacer que la debe fomentarse el estudio del
angustia del paciente o sus alucina- a f rontamiento en psicóticos y no
ciones se incrementen o, todo lo infravalorarlo, tal como algunos
contrario, que disminuyan. Esto nos a u t o res de orientación cognitiva
p e rmite sugerir que los modelos hacen (Chadwick y Birc h w o o d ,
teóricos sobre la etiología de los 1994). Probablemente en un futuro
síntomas psicóticos deben tener en próximo estos trabajos nos permi-
cuenta que la forma de reaccionar tan ampliar nuestros conocimientos
o afrontar los síntomas y problemas s o b re las psicosis y los medios
de la vida diaria, va a influir en los para poder “enfrentarnos” eficaz-
mecanismos que contribuyen al ini- mente a ella.

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