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Exp. N.

°
Escrito:
Cuaderno: Principal
Sumilla: INTERPONEMOS
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL. -

SEÑOR PRESIDENTE DE LA SUB COMISIÓN DE ACUSACIONES


CONSTITUCIONALES DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA:

ORLANDO VELASCO MUJICA, debidamente identificado con


DNI N.º 07465600 y con CIP N.º 211193; JORGE ALEJANDRO LAM ALMONTE,
debidamente identificado con DNI N.º 09949489 y con CIP N.º 195797; HERLY
WILLIAM ROJAS LIENDO, debidamente identificado con DNI N.º 43549834 y con
CIP N.º 209258; JOSÉ SATURNINO CÉSPEDES AGUIRRE, debidamente
identificado con DNI N.º 43336119 y con CIP N.º 177669; LUIS BELTRÁN
PANTOJA CALVO, debidamente identificado con DNI N.º 43325603 y con CIP N.º
196930; ALEXIS RAFAEL BAHAMONDE CHUMPITAZ, debidamente identificado
con DNI N.º 43276726 y con CIP N.º 200574; YOHANIM OSWALDO
CHUQUILLANQUI OSPINA, debidamente identificado con DNI N.º 00499415 y con
CIP N.º 196493; JESÚS MOISÉS RÍOS VIVANCO, debidamente identificado con
DNI N.º 43924710 y con CIP N.º 181020; LORENZO JULIO GRANADOS TICONA,
debidamente identificado con DNI N.º 07467407 y con CIP N.º 207524; ESWIN
ALEXANDER MANAY GUERRERO, debidamente identificado con DNI N.º
07472104 y con CIP N.º 201854; ALEJANDRO WASHINGTON OVIEDO
ECHEVARRÍA, debidamente identificado con DNI N.º 09929052 y con CIP N.º

1
199660; MARIO FERNANDO ARATA BUSTAMANTE, debidamente identificado
con DNI N.º 09924966 y con CIP N.º 199790; y CARLOS NOÉ GUILLÉN
ENRÍQUEZ, debidamente identificado con DNI N.º 43370712 y con CIP N.º
206625; señalando como domicilio procesal para los fines del presente proceso
constitucional en el ABONADO N.º 4431 DEL DEPARTAMENTO DE
NOTIFICACIONES DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA, JR.
LAMPA N.º 1174 (SEGUNDO PISO), CERCADO DE LIMA Y CASILLA
ELECTRÓNICA N.º 1512 DEL PODER JUDICIAL; a Ud. respetuosamente
decimos:

Que habiendo tomado conocimiento de la Resolución


Suprema N.º 094-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020, mediante la cual se
designó al General de Armas César Augusto Cervantes Cárdenas Comandante
General de la PNP e, indebidamente, se le ascendió al grado de Teniente General
PNP; y de la Resoluciones Supremas N.os 093, 097 y 098-2020-IN, mediante las
cuales se dispuso irregular, ilegal e inconstitucionalmente el pase al retiro de los
Señores Tenientes Generales PNP Orlando Velasco Mujica, Jorge Alejandro Lam
Almonte y Herly William Rojas Liendo; y de las Resoluciones Supremas N. os 099,
101, 102, 104, 105, 106, 108, 109, 112 y 114-2020-IN, mediante las cuales se
dispuso irregular, ilegal e inconstitucionalmente el pase al retiro de los Señores
Generales PNP José Saturnino Céspedes Aguirre, Luis Beltrán Pantoja Calvo,
Alexis Rafael Bahamonde Chumpitaz, Yohanim Oswaldo Chuquillanqui Ospina,
Jesús Moisés Ríos Vivanco, Lorenzo Julio Granados Ticona, Eswin Alexander
Manay Guerrero, Alejandro Washington Oviedo Echevarría, Mario Fernando Arata
Bustamante y Carlos Noé Guillén Enríquez.

2
Que, en tal sentido, y de conformidad con lo establecido en
los Arts. 99º y 100º de la Constitución Política del Estado, en concordancia con lo
dispuesto en el Art. 89º del Reglamento del Congreso de la República, en atención
a los graves hechos anteriormente señalados, relacionados con la infracción
constitucional de los Arts. 118°, Inc. 1, 167° y 172° de la Constitución Política del
Perú y con la presunta comisión de los delitos de Abuso de Autoridad y de
Nombramiento Indebido para Cargo Público, previsto y sancionado en los Arts.
376° y 381° del Código Penal, solicitamos a vuestra digna Presidencia que
disponga:

I. PETITORIO. -

I.1. Se admita a trámite la presente acusación constitucional, se instaure


proceso de investigación y en su oportunidad se declare fundada la
denuncia y se disponga en Antejuicio Político a fin de que se sancione como
corresponde al Sr. ISMAEL RUBÉN VARGAS CÉSPEDES, Ministro del
Interior en funciones a la fecha de emisión de las Resoluciones Supremas
anteriormente mencionadas; al Sr. JOSÉ MANUEL ANTONIO ELICE
NAVARRO, actual Ministro del Interior; y al Sr. General PNP CÉSAR
AUGUSTO CERVANTES CÁRDENAS, quien indebidamente ejerce en la
actualidad el cargo de Comandante General de la PNP; con las sanciones
de destitución por infracción constitucional e inhabilitación para el ejercicio
de cargo público alguno por el tiempo que el Congreso tenga a bien
determinar, en los casos en que corresponda; y al ser hechos notoriamente
de relevancia penal, solicitamos también se sirva, comunicar al Ministerio

3
Público para que formalice la denuncia respectiva, por haber incurrido en
las siguientes inconductas funcionales:

(i) Arts. 118°, Inc. 1, 167° y 172° de la Constitución Política del Perú.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ

“Art. 118°. - Atribuciones del Presidente de


la República. - Corresponde al Presidente
de la República:
1. Cumplir y hacer cumplir la Constitución y
los tratados, leyes y demás disposiciones
legales.
(…)”.

“Art. 167°. - Jefe Supremo de las Fuerzas


Armadas y Policía Nacional. - El Presidente
de la República es el Jefe Supremo de las
Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional”.

“Art. 172 °. - Efectivos de las Fuerzas


Armadas y Policía Nacional. Ascensos. - El
número de efectivos de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional se fija
anualmente por el Poder Ejecutivo. Los
recursos correspondientes son aprobados
en la Ley de Presupuesto.
Los ascensos se confieren de conformidad
con la ley. El Presidente de la República
otorga los ascensos de los generales y
almirantes de las Fuerzas Armadas y de los
generales de la Policía Nacional, según
propuesta del instituto correspondiente”.

4
(ii) Arts. 376° y 381° del Código Penal.

CÓDIGO PENAL

“Art. 376°. - Abuso de autoridad. - El


funcionario público que, abusando de sus
atribuciones, comete u ordena un acto
arbitrario que cause perjuicio a alguien será
reprimido con pena privativa de libertad no
mayor de tres años.
Si los hechos derivan de un procedimiento
de cobranza coactiva, la pena privativa de
libertad será no menor de dos ni mayor de
cuatro años”.

“Art. 381°. - Nombramiento o aceptación


ilegal. - El funcionario público que hace un
nombramiento para cargo público a persona
en quien no concurren los requisitos
legales, será reprimido con sesenta a ciento
veinte días-multa.
El que acepta el cargo sin contar con los
requisitos legales será reprimido con la
misma pena”.

II. ANTECEDENTES. -

II.1. La presente acusación constitucional tiene como sustento los hechos que a
continuación, pasamos a identificar:

5
(i) La emisión de la Resolución Suprema N.º 094-2020-IN, del 24 de
noviembre de 2020, mediante la cual se designó al general CÉSAR
AUGUSTO CERVANTES CÁRDENAS Comandante General de la
PNP y se le ascendió al grado de teniente general.
(ii) La emisión de las Resoluciones Supremas N.os 093, 097, 098, 099,
101, 102, 104, 105, 106, 108, 109, 112, 114, del 24 de noviembre de
2020, mediante las cuales se dispuso el pase al retiro de los
tenientes generales ORLANDO VELASCO MUJICA, JORGE
ALEJANDRO LAM ALMONTE y HERLY WILLIAM ROJAS LIENDO y
de los generales JOSÉ SATURNINO CÉSPEDES AGUIRRE, LUIS
BELTRÁN PANTOJA CALVO, ALEXIS RAFAEL BAHAMONDE
CHUMPITAZ, YOHANIM OSWALDO CHUQUILLANQUI OSPINA,
JESÚS MOISÉS RÍOS VIVANCO, LORENZO JULIO GRANADOS
TICONA, ESWIN ALEXANDER MANAY GUERRERO, ALEJANDRO
WASHINGTON OVIEDO ECHEVARRÍA, MARIO FERNANDO
ARATA BUSTAMANTE y CARLOS NOÉ GUILLÉN ENRÍQUEZ.

II.2. Estos hechos se enmarcan en la profunda crisis política que atravesó y


continúa atravesando nuestro país desde la renuncia del Sr. Pedro Pablo
Kuczynski Godard a la presidencia de la República y la grave ruptura
constitucional que significó el cierre del Congreso de la República por parte del
expresidente Sr. Martín Alberto Vizcarra Cornejo y los hechos de corrupción en
el ejercicio de su anterior cargo de gobernador regional de Moquegua que
vienen siendo investigados por el Ministerio Público; lo que provocó el ascenso

6
a la presidencia de la República, del hasta entonces presidente del Congreso
complementario, Sr. Manuel Arturo Merino de Lama.

II.3. En este contexto, el 10 de noviembre de 2020 el Sr. Merino de Lama juramentó


como presidente de la República y, desde ese mismo día, su gobierno se vio
sometido a protestas ciudadanas en varios lugares de nuestro país que
tuvieron su cima el sábado 14 de dicho mes y año, cuando la violencia de los
manifestantes llegó al clímax, llegando a ocasionar destrozos en la vía pública
y violentos enfrentamientos con efectivos de la PNP, que tenían como única
misión preservar el orden público y la seguridad ciudadana, garantizando así el
legítimo ejercicio del derecho constitucional a reunirse pacíficamente sin
armas. No obstante, como es de conocimiento público, estos actos violentistas
tuvieron como lamentable saldo el deceso de dos (2) jóvenes. Frente a la
magnitud de esta terrible crisis, el Sr. Merino de Lama renunció a la
presidencia de la República al día siguiente.

II.4. Al cabo de tensas horas de peligrosa acefalia institucional, el 17 de noviembre


de 2020 el Sr. Francisco Rafael Sagasti Hochhäusler se convirtió en presidente
de la República por designación del Congreso de la República e
inmediatamente colocó en su agenda la necesidad de investigar y sancionar a
los responsables de los presuntos excesos en la represión policial de las
protestas ciudadanas anteriormente referidos. No estamos en contra del
deslinde de las responsabilidades que se hubiesen producido dentro de
procedimientos con todos los derechos y garantías del debido proceso, pero
tales hechos, subrayamos, no se relacionan con los pases al retiro de los que

7
hemos sido objeto, no solo porque no se ha determinado nuestra
responsabilidad en su comisión, sino porque tampoco fueron señalados como
motivación en las precitadas Resoluciones Supremas.

II.5. El ex ministro del Interior designado por el presidente Sagasti Hochhäusler, Sr.
Ismael Rubén Vargas Céspedes, y sus allegados han sostenido en los medios
de prensa que nuestros pases al retiro tienen como sustento los presuntos
excesos en la represión de las protestas ciudadanas contra el gobierno del
expresidente Merino de Lama y actos de corrupción en la administración de la
PNP, sobre cuya comisión no se ha determinado a la fecha que tengamos
ninguna responsabilidad administrativa, penal o de cualquier otra índole;
debiéndose destacar que en la mayor parte de los casos tales hechos ni
siquiera estaban relacionados con las labores propias de los cargos que
ejercíamos en la PNP al momento de producirse nuestros pases al retiro.

II.6. Particularmente indicativo es el caso del teniente general Velasco Mujica, que
se desempeñaba el cargo de Comandante General de la PNP desde el 7 de
agosto de 2020. Un mes después se contagió de la Covid-19 y estuvo en la
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), siendo entubado y sujeto a una
traqueotomía, pudiendo regresar a su casa recién el 7 de noviembre del
presente año. Aun en plena rehabilitación tuvieron lugar los sucesos
producidos por la ascensión y salida del cargo del expresidente Merino de
Lama, resultando más que evidente que no tuvo ninguna participación en ellos.
El 20 de noviembre de 2020, encontrándose ya en funciones el gobierno del
presidente Sagasti Hochhäusler, se reincorporó en el ejercicio de sus

8
funciones. Inclusive, al día siguiente fue honrado con un reconocimiento del
propio presidente de la República y de su entonces ministro del Interior, quien
también le dispensó una ceremonia de bienvenida el domingo 22 del mismo
mes y año.

II.7. Empero, el 23 de noviembre de 2020 el propio presidente Sagasti Hochhäusler


anunció su separación del cargo haciendo expresa referencia a la represión de
las marchas contra el gobierno del expresidente Merino de Lama y las
denuncias por compras de material médico para el combate a la pandemia,
como aparentes razones de la purga que, como hemos señalado reiteradas
veces, se perpetró al día siguiente en contra de los tenientes generales y
generales que suscriben la presente acusación constitucional. ¿Cómo podía
ser el teniente general Velasco Mujica responsable de los presuntos excesos
en la represión? ¿Acaso hubo algún procedimiento previo o investigación en
curso en el que se determine su responsabilidad en dichas compras
presuntamente irregulares? ¿Y por qué, si tales hechos ya eran conocidos por
el presidente de la República y del ministro del Interior, se obró en modo
diametralmente opuesto en los días inmediatamente precedentes con
reconocimientos y bienvenidas que no cabrían de haberse encontrado incurso
en tales hechos?

II.8. La razón jurídica que se expuso en las Resoluciones Supremas que


dispusieron nuestro pase al retiro estriba en la renovación de cuadros
producida al ser designado el general Cervantes Cárdenas como Comandante

9
General de la PNP, pese a que en el escalafón policial estaba debajo de tres
(3) tenientes generales y de diecisiete (17) generales.

II.9. Frente a tales hechos, el 25 de noviembre de 2020 un grupo de ex


Comandantes Generales de la PNP emitieron un comunicado expresando su
especial preocupación al señalar que: “Ante el sesgo interpretativo del Decreto
Legislativo [N.º 1267] aludido –que como justificación a la medida adoptada,
ahora se esgrime unilateralmente por parte del titular del Sector Interior–
solicitamos por la salud legislativo de la Nación, el pronunciamiento del Ilustre
Colegio de Abogados de Lima; e instamos respetuosamente, por el bien del
país, a que mediten una reflexión (…) reparando sobre todo, en las precarias
circunstancias que afectan actualmente a nuestro querido Perú; transmitimos
nuestro deseo de que esta invocación viabilice la decisión de enmendar sus
recientes medidas gubernamentales dictadas, que agravian no solamente a la
PNP sino a todo el país, al no haber procedido conforme a Ley”.

II.10. Por su parte, el 27 de noviembre de 2020, un grupo de ex ministros del Interior


emitió un comunicado señalando lo siguiente: “Los abajo firmantes, quienes
tuvimos el alto honor de ocupar el cargo de ministro del Interior en diferentes
Gobiernos, expresamos nuestra honda preocupación por el reciente relevo del
alto mando de la Policía Nacional del Perú; el cual, ha contravenido el artículo
8 del Decreto Legislativo N°1267 y el artículo 7 del Decreto Supremo N° 026-
2017-IN y sus modificatorias. // Dichas normas establecen taxativamente que
el Comandante General de la Policía Nacional del Perú se elige entre los tres
Tenientes Generales más antiguos y -en el caso no haber los Tenientes

10
Generales suficientes la terna se completa con los generales de mayor
antigüedad en el escalafón. // El general nombrado como Comandante
General se encontraba en el puesto 18 del escalafón; es decir, no contaba con
la antigüedad suficiente para ser designado en el cargo por el presidente de la
República, quien –consideramos– ha sido inducido a un grave error a partir de
una interpretación sesgada de la norma”.

II.11. Del mismo modo, el 1 de diciembre de 2020 un grupo de Generales de


División, Vicealmirantes y Tenientes Generales en situación de retiro emitieron
un comunicado señalando expresamente que: “En el indicado proceso se ha
actuado trastocando flagrantemente la letra el espíritu de la normatividad
establecida en el Decreto Legislativo N.º 1267 Ley de la Policía Nacional del
Perú y su Reglamento, así como en el Decreto Legislativo N.º 1149 Ley de la
carrera y situación del personal de la Policía Nacional del Perú” y su
Reglamento, incluyendo sus correspondientes modificatorias”. En tal sentido,
como sostuvieron: “Ni la Renovación de Cuadros puede ser usada
arbitrariamente (lo que ha sido materia tanto de sentencias del Poder Judicial
como pronunciamientos del Tribunal Constitucional), ni la selección del
Comandante General de una institución de las Fuerzas Armadas o de la
Policía Nacional del Perú puede exceder la limitación de optar entre los tres
siguientes oficiales en antigüedad según el escalafón; ambas condiciones
están establecidas para asegurar la legalidad y el estado de derecho”. En este
contexto, enfatizaron que: “La interpretación manifestada públicamente por el
ministro del Interior para justificar esta ilegal decisión carece de todo
fundamento, es contraria al ordenamiento jurídico, afecta la moral de la Policía

11
Nacional del Perú y menoscaba el trabajo que esta institución realiza en
cumplimiento a sus responsabilidades constitucionales”.

II.12. Frente al clima de profundo malestar general provocado por este arbitrario
proceder, aunado al manejo deficiente de la crisis provocada por las protestas
de agricultores producidas en diversas regiones del país, el 2 de diciembre de
2020 renunció al cargo el hasta entonces ministro del Interior Vargas
Céspedes. Pese a que el siguiente ministro del Interior, Sr. Clúber Fernando
Aliaga Lodtmann, señaló en los medios de prensa que el pase a la situación de
retiro de los Oficiales Generales fue una medida apresurada y que él no
avalaba los actos del ex ministro Vargas Céspedes, renunció al cargo al cabo
de pocos días de haber asumido. Su sucesor, Sr. José Manuel Antonio Elice
Navarro, actualmente en el cargo, no hizo nada para corregir los irregulares
pases al retiro materia de la presente acusación constitucional. Es más, tanto
él como el presidente de la República han resaltado que “no hay paso atrás,
no hay retorno, no se va a revertir esa decisión” . A este respecto, el actual
Ministro del Interior Elice Navarro -persistiendo en el error legal y
constitucional- sostiene de manera tozuda y persistente que la decisión del
gobierno se ajustó al marco constitucional y legal y, por ello, nuestro pase al
retiro fue “una consecuencia de la aplicación de la ley”. Incluso, llega a afirmar
que el TC “sí se ha pronunciado al respecto, y si leen [su sentencia], verán que
apoya la decisión del presidente de la República”.

III. DEL DEBIDO PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO. -

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III.1. La Constitución Política del Estado consagra el principio y derecho de la
función jurisdiccional al debido proceso y la tutela jurisdiccional en los
términos siguientes:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

“Art. 139º. - Principios de la Administración


de Justicia
Son principios y derechos de la función
jurisdiccional:
(…)
3. La observancia del debido proceso y la
tutela jurisdiccional.
Ninguna persona puede ser desviada de la
jurisdicción predeterminada por la ley, ni
sometida a procedimiento distinto de los
previamente establecidos, ni juzgada por
órganos jurisdiccionales de excepción ni por
comisiones especiales creadas al efecto,
cualquiera sea su denominación.
(…)”.

III.2. Como es posible apreciar, la Constitución Política del Estado consagra el


principio y derecho de la función jurisdiccional al debido proceso y la tutela
jurisdiccional en su Art. 139º, Inc. 3.
I.1. En cuanto al contenido constitucionalmente protegido del principio derecho
de la función jurisdiccional al debido proceso, se pueden distinguir los
elementos que desarrollamos a renglón seguido:

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(i) Que las controversias no sean resueltas desde la fuerza sino a
través de la razón ínsita en el Derecho; que deviene en el derecho de
acceso a alguna de las modalidades de justicia institucionalizada
previstas en el ordenamiento jurídico.
(ii) Que el procesamiento se ajuste a una serie de exigencias que
favorecieran en la mayor medida de lo posible la consecución de una
decisión justa; que trae consigo un conjunto de garantías formales y
materiales destinadas a asegurar en la mayor medida posible el
arribo de una decisión justa.
(iii) Que el conflicto sea superado plena y oportunamente mediante la
ejecución, también plena y oportuna, de la decisión justa construida
para el caso en concreto; que se traduce en la ejecución de la
sentencia como parte del contenido esencial del debido proceso ( 1).

III.3. De lo anterior se concluye la importancia del proceso judicial como


instrumento del Debido Proceso Legal o de una Tutela Judicial Efectiva. El
Debido Proceso Legal (Due Process of Law) constituye la primera de las
Garantías Constitucionales de la Administración de Justicia al permitir el
acceso libre e irrestricto a los Tribunales de Justicia a todo ciudadano con el
objeto de someter su derecho en disputa a la resolución del Órgano
Jurisdiccional, para que sea dirimida con certeza y eficacia, esto es, para
que pueda hacer realidad el derecho materia en el caso concreto
sintetizando la justicia inherente de este derecho.

1
()CASTILLO CÓRDOVA, Luis. - “Debido proceso y tutela jurisdiccional” . En:
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter (Director). - La Constitución Comentada. Análisis
artículo por artículo. Tomo III. Gaceta Jurídica: Lima, 2015. pp. 638–639.

14
III.4. Así, el proceso judicial en tanto Debido Proceso Legal ( Due Process of Law)
es el instrumento necesario para la obtención de la tutela judicial por parte
del Órgano Jurisdiccional constitucionalmente señalado para dicho efecto, a
partir del cumplimiento de sus principales finalidades: el acceso al ideal
humano de la justicia, el otorgamiento de la necesaria paz social para el
gobierno de los hombres en un Estado Democrático de Derecho y la
solución concreta de las controversias intersubjetivas de los particulares
otorgándoles a cada uno lo que en derecho le corresponda ( 2).
III.5. En la jurisprudencia del TC, el principio derecho de la función jurisdiccional
a la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva es
definido del siguiente modo:

2
()Ya señalaba CHIOVENDA (“La idea Romana en el Proceso Civil moderno ”, en:
Ensayos de Derecho Procesal; t. I. EJEA-BOSH y CIA. Eds. Bs. As. 1949; pp. 352-354)
que la finalidad del proceso es la actuación objetiva de la ley en el caso concreto. Ver
COUTURE, Eduardo J.- Introducción al Estudio del Proceso Civil ; De Palma Eds., Bs.
As., 1978; 2da. ed., pp. 145-147, señala que la finalidad de proceso podría ser entendida
en sus dos vertientes: pública y privada. Será privada en tanto satisface un interés
individual contenido en el proceso, en tanto que pública cuando satisface el interés
común de asegurar la efectividad del derecho mediante la actividad jurisdiccional.
También puede sostenerse que el proceso tiene una finalidad mediata y otra inmediata,
donde la primera lo constituye el otorgamiento de la paz social y la segunda la
determinación del derecho en disputa (QUIROGA, Aníbal y otro. - “ Las Excepciones en
el Proceso Civil Peruano…”; Tesis, Mimeo, Fac. de Derecho PUC del Perú, Lima, 1982;
p. 80). Ver también: QUIROGA LEON, Aníbal. – “Estudios de Derecho Procesal” ; Ed.
Idemsa, Lima, 2008. Ver también: QUIROGA LEON, Aníbal. – “El Debido Proceso Legal
en el Perú y en la Jurisprudencia del Sistema Interamericano de DDHH-Jurisprudencia” ;
Ed. Idemsa, 2da. Ed., Lima, 2014

15
(i) “El debido proceso es un derecho de estructura compleja, cuyos
alcances corresponde precisar a la luz de los ámbitos o dimensiones
en cada caso comprometida” (3).
(ii) “El debido proceso es un derecho constitucional de naturaleza
omnicomprensiva, hacia cuyo interior se individualizan una serie de
reglas de carácter fundamental que permiten considerar al proceso
no solo como instrumento de solución de conflictos, sino como un
mecanismo rodeado de garantías compatibles con el valor justicia. El
debido proceso en cuanto tal, tiene dos dimensiones, una formal o
procedimental y otra sustantiva o material. Mientras que en la
primera de sus dimensiones los principios y reglas que integra dicho
atributo tienen que ver con exigencias de tipo formal, explícitas como
en el caso del juez natural, el procedimiento preestablecido, el
derecho de defensa, la motivación resolutoria, el derecho a probar
(entre otras) o implícitas, como en el caso del plazo razonable o la
regla ne bis in idem; en su faz sustantiva, se relaciona con los
estándares de justicia como la razonabilidad y la proporcionalidad
que toda decisión con la que se pone termino a una controversia,
debe suponer” (4). [Resaltado nuestro]
(iii) “El derecho al debido proceso, como ha señalado en reiterada
jurisprudencia este Tribunal, comprende, a su vez, diversos
derechos fundamentales de orden procesal, de modo que se

3
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 3075-2006-PA/TC, F. J. 4.
4
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 00917-2007-PA/TC, F. J. 14.

16
configura, por así decirlo, un derecho ‘continente’” (5). [Resaltado
nuestro]
(iv) “En efecto, su contenido constitucionalmente protegido comprende
una serie de garantías, formales y materiales, de muy distinta
naturaleza, que en conjunto garantizan que el procedimiento o
proceso en el cual se encuentre inmerso una persona, se realice y
concluya con el necesario respeto y protección de todos los
derechos que en él puedan encontrarse comprendidos” (6).
[Resaltado nuestro]
(v) “El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, reconocido en el
artículo 139, inciso 3, de la Constitución, implica que cuando una
persona pretenda la defensa de sus derechos o intereses legítimos,
ella deba ser atendida por un órgano jurisdiccional mediante un
proceso dotado de un conjunto de garantías mínimas. Como tal,
constituye un derecho, por decirlo de algún modo, ‘genérico’ que se
descompone en un conjunto de derechos específicos enumerados,
principalmente, en el mencionado artículo, o deducidos
implícitamente de él. Entre estos derechos cabe destacar, entre
otros, el derecho a un juez independiente e imparcial” (7). [Resaltado
nuestro]

III.6. En cuanto al contenido del principio derecho de la función jurisdiccional al


debido proceso, tenemos los siguientes subprincipios ( 8):
5
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 10490-2006-PA/TC, F. J. 2.
6
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 7289-2005-PA/TC, F. J. 5.
7
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 0004-2006-Pl/TC, F. J. 22.
8
()Cfr. RUBIO CORREA, Marcial. - La interpretación de la Constitución según el Tribunal

17
(i) La presunción de inocencia. (Art. 2º, Inc. 24, de la Constitución
Política del Estado)
(ii) El derecho de defensa. (Art. 139º, Inc. 14, de la Constitución Política
del Estado)
(iii) Los principios de culpabilidad, legalidad y tipicidad. (Art. 2º, Inc. 24,
Lit. “d”, de la Constitución Política del Estado)
(iv) El derecho al juez natural o a la jurisdicción predeterminada. (Art.
139º, Inc. 3, de la Constitución Política del Estado)
(v) Los derechos a la pluralidad de instancias, a los medios de prueba y
a un proceso sin dilaciones. (Art. 139º, Inc. 6, y otros de la
Constitución Política del Estado)
(vi) La garantía de no autoincriminación.
(vii) La posibilidad de aplicar y ejecutar sentencias en el sentido de que lo
ejecutoriado se cumpla. (Art. 138º de la Constitución Política del
Estado)
(viii) El cumplimiento por parte del Estado de las obligaciones que surjan
de las sentencias en las que pierda el proceso.
(ix) El cumplimiento de las reglas para las notificaciones.
(x) Los derechos procesales a la legalidad en materia sancionatoria,
proporcionalidad y razonabilidad e interdicción de la arbitrariedad.
(xi) La predictibilidad de las sentencias judiciales y resoluciones
administrativas.
(xii) El Principio Non Bis In Ídem.
Constitucional. Tercera Edición Aumentada. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú: Lima, 2013. pp. 310-318.

18
III.7. Es necesario resaltar que el debido proceso no se entiende en un sentido
restringido a los procesos judiciales, sino, como ha sido señalado por el TC,
tiene alcances genéricos que se extiende a “otros campos como el
administrativo, el corporativo particular, el parlamentario, el castrense, entre
muchos otros, dando lugar a que en cada caso o respecto de cada ámbito
pueda hablarse de un debido proceso jurisdiccional, de un debido proceso
administrativo, de un debido proceso corporativo particular, de un debido
proceso parlamentario, etc.” (9).

III.8. Así también, el TC ha señalado en reiterados pronunciamientos que: “El


derecho al debido proceso tiene un ámbito de proyección sobre cualquier
tipo de proceso o procedimiento, sea éste judicial, administrativo o entre
particulares. (…) el derecho reconocido en el inciso 3) del artículo 139.º de
la Constitución no sólo tiene un espacio de aplicación en el ámbito "judicial",
sino también en el ámbito administrativo" y, en general, como la Corte
Interamericana de Derechos Humanos lo ha sostenido, puede también
extenderse a "cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter
materialmente jurisdiccional, (el que) tiene la obligación de adoptar
resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal, en los
términos del artículo 8º de la Convención Americana” (10).

III.9. El Supremo Intérprete de la Constitución añade que: “El debido


procedimiento en sede administrativa supone una garantía genérica que
9()
Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 10034-2005-PA/TC, F. J. 8.
10()
Caso Tribunal Constitucional del Perú, párrafo 71.

19
resguarda los derechos del administrado (…). Implica, por ello, el
sometimiento de la actuación administrativa a reglas previamente
establecidas, las cuales no pueden significar restricciones a las
posibilidades de defensa del administrado y menos aún condicionamientos
para que tales prerrogativas puedan ser ejercitadas en la práctica.” (11).

III.10. En lo que atañe al caso específico materia de análisis, conviene recordar


que el Art. IV, Inc. 1, Num. 1.2, del Título Preliminar del TUO de la Ley del
Procedimiento Administrativo General precisa el contenido del debido
procedimiento administrativo del siguiente modo:

TUO DEL PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO GENERAL

“Art. IV. Principios del procedimiento


administrativo.
1. El procedimiento administrativo se
sustenta fundamentalmente en los
siguientes principios, sin perjuicio de la
vigencia de otros principios generales del
Derecho Administrativo:
(…)
1.2. Principio del debido procedimiento. - Los
administrados gozan de los derechos y
garantías implícitos al debido procedimiento
administrativo. Tales derechos y garantías
comprenden, de modo enunciativo mas no
limitativo, los derechos a ser notificados; a
acceder al expediente; a refutar los cargos
imputados; a exponer argumentos y a
()
11
Sentencias del TC N.os 3741-2004-PA, F. J. 21, 615-2009-PA/TC, F. J. 4 y 5, 6136-
2009-PA/TC, F. J. 2, 6785-2006-PA/TC, F. J. 9, entre otras.

20
presentar alegatos complementarios; a
ofrecer y a producir pruebas; a solicitar el
uso de la palabra, cuando corresponda; a
obtener una decisión motivada, fundada en
derecho, emitida por autoridad competente,
y en un plazo razonable; y, a impugnar las
decisiones que los afecten.
La institución del debido procedimiento
administrativo se rige por los principios del
Derecho Administrativo. La regulación
propia del Derecho Procesal es aplicable
solo en cuanto sea compatible con el
régimen administrativo.
(…)”.

III.11. Como es posible apreciar, entre los derechos y garantías más importantes
que importa el debido procedimiento administrativo se encuentra el derecho
a obtener una decisión motivada y fundada en derecho; por lo cual, estando
a los hechos expuestos en los antecedentes de la presente acusación
constitucional, pasaremos a analizar si las Resoluciones Supremas N. os
093, 094, 097, 098, 099, 101, 102, 104, 105, 106, 108, 109, 112 y 114 se
ajustan a los parámetros que impone la debida motivación como
componente esencial de los derechos y garantías propios del debido
proceso.

IV. DEL DEBER DE MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES


ADMINISTRATIVAS. -

21
IV.1. El Art. 139º, Inc. 5, de la Constitución Política del Estado consagra a la
motivación escrita de las resoluciones judiciales como uno de los principios
y derechos de la función jurisdiccional del siguiente modo:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

“Art. 139º. - Son principios y derechos de la


función jurisdiccional:
(…)
5. La motivación escrita de las resoluciones
judiciales en todas las instancias, excepto
los decretos de mero trámite, con mención
expresa de la ley aplicable y de los
fundamentos de hecho en que se
sustentan.
(…)”.

IV.2. Dicha exigencia constitucional emana de la necesidad de los justiciables de


conocer si las resoluciones judiciales que afectan sus derechos e intereses
están adecuadamente juzgadas. La mera absolución o condena, la sola
aceptación o rechazo de la pretensión, pueden ser originadas en la mera
arbitrariedad del juez y la primera medida para evitarla consiste,
precisamente, en obligar a éste a expresar las razones fácticas y jurídicas
que lo llevaron a dicha solución (12).

IV.3. La motivación expresa y garantiza, “la naturaleza cognoscitiva y no


potestativa del juicio” (13). Por lo cual, “es por la motivación como las
12
()RUBIO CORREA, Marcial. - Para conocer la Constitución de 1993 . Fondo Editorial de
la Pontifica Universidad Católica del Perú: Lima, 2009. p. 232.
13
()FERRAJOLI, Luigi. - Derecho y razón. Teoría del garantismo penal . Trotta: Madrid,
1995. p. 622.

22
decisiones judiciales resultan avaladas y, por tanto, legitimadas por
aserciones, en cuanto tales verificables y refutables, aunque sea de manera
aproximativa; como la ‘validez’ de las sentencias resulta condicionada por la
‘verdad’, aunque sea relativa, de sus argumentos; como, en fin, el poder
jurisdiccional no es ‘poder tan inhumano’ puramente potestativo de la
justicia del cadí, sino que está fundado en el ‘saber’, también solo opinable
y probable, pero precisamente por ello refutable y controlable tanto por el
imputado y su defensa como por la sociedad” (14).

IV.4. Llegados a este punto, cabe señalar que la jurisprudencia del TC ha tenido
oportunidad de señalar que la exigencia de motivación no es privativa de las
decisiones judiciales. Por el contrario, se extiende a: “todo tipo de actos
administrativos, imponiéndose las mismas razones para exigirla respecto de
actos emanados de una potestad reglada como discrecional” ; exigiendo no
“expresar únicamente bajo qué norma legal se expide el acto administrativo,
sino, fundamentalmente, exponer en forma sucinta –pero suficiente– las
razones de hecho y el sustento jurídico que justifican la decisión tomada” (15).

IV.5. Específicamente, como se desprende del precitado Art. IV, Inc. 1, Num. 1.2, del
Título Preliminar y del Art. 3°, Inc. 4, del TUO de la Ley del Procedimiento
Administrativo General, la motivación de los actos administrativo no solo es
uno de los derechos y garantías del debido procedimiento administrativo, sino
también constituye uno de los requisitos de validez del acto administrativo,

14
()Ibíd.
15
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 0091-2005-PA/TC, F. J. 9.

23
según el cual, debe estar debidamente motivado en proporción al contenido y
conforme al ordenamiento jurídico; tal como se aprecia a renglón seguido:

TUO DE LA LEY DEL PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO GENERAL

“Art. 3°. - Requisitos de validez de los actos


administrativos. - Son requisitos de validez de
los actos administrativos:
(…)
4. Motivación. - El acto administrativo debe
estar debidamente motivado en proporción al
contenido y conforme al ordenamiento
jurídico.
(…)”.

IV.6. Del mismo modo, de conformidad con lo dispuesto en el Art. 6°, Num. 6.1 y
6.3, del TUO de la Ley del Procedimiento Administrativo General, la motivación
debe comprender tanto la relación concreta y directa de los hechos probados
relevantes del caso específico como la exposición de las razones jurídicas y
normativas que como referencia directa a los anteriores justifican el acto
adoptado, no siendo admisibles como motivación: la exposición de fórmulas
generales o vacías de fundamentación para el caso concreto o fórmulas vagas,
contradictorias o insuficientes que no resulten esclarecedoras para la
motivación del acto; conforme pasamos a detallar a continuación:

TUO DE LA LEY DEL PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO GENERAL

“Art. 6°. - Motivación del acto administrativo. -

24
6.1 La motivación debe ser expresa,
mediante una relación concreta y directa de
los hechos probados relevantes del caso
específico, y la exposición de las razones
jurídicas y normativas que con referencia
directa a los anteriores justifican el acto
adoptado.
(…)
6.3 No son admisibles como motivación, la
exposición de fórmulas generales o vacías de
fundamentación para el caso concreto o
aquellas fórmulas que por su oscuridad,
vaguedad, contradicción o insuficiencia no
resulten específicamente esclarecedoras
para la motivación del acto. No constituye
causal de nulidad el hecho de que el superior
jerárquico de la autoridad que emitió el acto
que se impugna tenga una apreciación
distinta respecto de la valoración de los
medios probatorios o de la aplicación o
interpretación del derecho contenida en dicho
acto. Dicha apreciación distinta debe conducir
a estimar parcial o totalmente el recurso
presentado contra el acto impugnado.
(…)”.

IV.7. Desde esta perspectiva, la motivación se erige como la justificación de los


actos de las entidades de la Administración Pública –empezando por el propio
presidente de la República– que puedan tener efectos sobre los derechos e
intereses de las personas mediante argumentos lógica y jurídicamente válidos,
que comprende tanto un aspecto interno, que exige que dicha decisión se
haya inferido correctamente de las premisas que lo fundamentan, como
externo, que consiste en justificar las premisas que la sustentan. Así,

25
mientras el primer aspecto se agota en el armazón argumentativo racional,
que permite presentar a la decisión final como el resultado de decisiones
antecedentes, el segundo exige que la motivación empleada sea
congruente, completa y suficiente para justificar la decisión final que se
adopte (16).

IV.8. Para ser considerada como tal, la motivación no necesita ser extensa,
porque las circunstancias del caso pueden variar, siempre y cuando esté
referida a los hechos y al derecho aplicable. Del mismo modo, la exigencia
de motivación no implica que la obligación de enumerar todos los
argumentos expuestos por las partes, sino solo aquellos que considere
relevantes para la determinación de la decisión (17).
IV.9. Así las cosas, para determinar si estamos ante una motivación que
incumple los parámetros constitucionales exigidos por el Art. 139°, Inc. 5 de
nuestra Carta Magna, el TC ha establecido la siguiente tipología:

“a) Inexistencia de motivación o motivación aparente. Está fuera de toda


duda que se viola el derecho a una decisión debidamente motivada
cuando la motivación es inexistente o cuando la misma es solo
aparente, en el sentido de que no da cuenta de las razones mínimas
que sustentan la decisión o de que no responde a las alegaciones de
las partes del proceso, o porque solo intenta dar un cumplimiento

16
()IGARTÚA SALVATIERRA, Juan. - El razonamiento en las resoluciones judiciales .
Palestra: Lima, 2009. pp. 19-27.
17
()LAMADRID IBÁÑEZ, Hugo. - Razonamiento judicial. Marzol: Lima, 2009. p. 106.

26
formal al mandato, amparándose en frases sin ningún sustento
fáctico o jurídico.

b) Falta de motivación interna del razonamiento. La falta de motivación


interna del razonamiento [defectos internos de la motivación] se
presenta en una doble dimensión; por un lado, cuando existe
invalidez de una inferencia a partir de las premisas que establece
previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado, cuando existe
incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un discurso
absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente,
las razones en las que se apoya la decisión. Se trata, en ambos
casos, de identificar el ámbito constitucional de la debida motivación
mediante el control de los argumentos utilizados en la decisión
asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la perspectiva de su
corrección lógica o desde su coherencia narrativa.

c) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas.


El control de la motivación también puede autorizar la actuación del
juez constitucional cuando las premisas de las que parte el Juez no
han sido confrontadas o analizadas respecto de su validez fáctica o
jurídica. Esto ocurre por lo general en los casos difíciles, como los
identifica Dworkin, es decir, en aquellos casos donde suele
presentarse problemas de pruebas o de interpretación de
disposiciones normativas.

Si el control de la motivación interna permite identificar la falta de


corrección lógica en la argumentación del juez, el control en la

27
justificación de las premisas posibilita identificar las razones que
sustentan las premisas en las que ha basado su argumento. El
control de la justificación externa del razonamiento resulta
fundamental para apreciar la justicia y razonabilidad de la decisión
judicial en el Estado democrático, porque obliga al juez a ser
exhaustivo en la fundamentación de su decisión y a no dejarse
persuadir por la simple lógica formal.

d) La motivación insuficiente. Se refiere, básicamente, al mínimo de


motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho
indispensables para asumir que la decisión está debidamente
motivada. Si bien, como ha establecido este Tribunal en reiterada
jurisprudencia, no se trata de dar respuestas a cada una de las
pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en términos
generales, sólo resultará relevante desde una perspectiva
constitucional si es que la ausencia de argumentos o la
“insuficiencia” de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que
en sustancia se está decidiendo.

e) La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la debida


motivación de las resoluciones obliga a los órganos judiciales a
resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con
los términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto,
desviaciones que supongan modificación o alteración del debate
procesal (incongruencia activa).

28
f) Motivaciones cualificadas. - Conforme lo ha destacado este Tribunal,
resulta indispensable una especial justificación para el caso de
decisiones de rechazo de la demanda, o cuando, como producto de
la decisión jurisdiccional, se afectan derechos fundamentales como
el de la libertad. En estos casos, la motivación de la sentencia opera
como un doble mandato, referido tanto al propio derecho a la
justificación de la decisión como también al derecho que está siendo
objeto de restricción por parte del Juez o Tribunal” (18).

IV.10. Así, se evidencia que la motivación no solo constituye una garantía


procesal, sino un deber de los jueces y de toda autoridad administrativa que
decide sobre los derechos e intereses de los administrados, como sucede
en el presente caso. Por lo cual, es evidente que la falta de motivación de
una Resolución decisoria es atentatoria contra el debido proceso y la tutela
jurisdiccional efectiva a que tienen derecho todos los justiciables.

IV.11. En el caso materia de análisis, tenemos que las Resoluciones Supremas


Nos. 093, 097, 098, 099, 101, 102, 104, 105, 106, 108, 109, 112 y 114
sustentan los pases al retiro de los que fuimos objeto en una pretendida
causal de renovación de cuadros extraordinaria.

IV.12. Sobre el particular, cabe recordar que el Art. 83°, Inc. 3, del Decreto
Legislativo N.º 1149, Ley de la Carrera y Situación del Personal de la Policía

18
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 728-2008-PHC, F. J. 7.

29
Nacional del Perú, prevé la renovación de cuadros como causal de pase al
retiro en los términos siguientes:

LEY DE LA CARRERA Y SITUACIÓN DEL


PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL
DEL PERÚ

“Art 83º. - Pase a la situación de retiro. - El


personal pasa a la situación de retiro al
estar incurso en cualquiera de las causales
siguientes:
(…)
3) Renovación de cuadros;
(…)”.

IV.13. Al respecto, los Arts. 86º y 87º de la Ley de la Carrera y Situación del
Personal de la Policía Nacional del Perú prevé dos (2) modalidades de
renovación de cuadros, conforme se pasa a consignar:
LEY DE LA CARRERA Y SITUACIÓN DEL
PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL
DEL PERÚ

“Art. 86º. - Renovación de cuadros por


proceso regular. - La renovación de
cuadros por proceso regular se aplica en
base a criterios técnicos como los
requerimientos de efectivos de la Policía
Nacional del Perú, al número de vacantes
asignadas para el proceso de ascenso, al
número de efectivos fijados anualmente por
el Poder Ejecutivo que aseguren la
estructura piramidal de la organización, la

30
evaluación de la carrera y su prospectiva de
desarrollo, y no constituye sanción
administrativa.
(…)
La renovación de cuadros por proceso
regular no constituye sanción
administrativa”.

“Art. 87º. - Renovación de cuadros de


manera excepcional. - La designación de
un nuevo Director General, produce
automáticamente el pase a la situación de
retiro de los Oficiales Generales de mayor
antigüedad, por renovación de cuadros de
manera excepcional”.

IV.14. Con relación a ello, se debe tener en cuenta que a tenor de lo dispuesto en
el Art. 8º del Decreto Legislativo N.º 1267, Ley de la Policía Nacional del
Perú, el Comandante General de la Policía es designado por el Presidente
de la República entre los tres (3) oficiales generales de armas de la PNP en
situación de actividad en el grado de Teniente General, en estricto orden de
antigüedad en el escalafón de oficiales; conforme se pasa a detallar:

LEY DE LA POLICÍA NACIONAL DEL


PERÚ

“Art. 8º. - Conformación de la Alta


Dirección. - La Alta Dirección de la Policía
Nacional del Perú está conformada por el
Director General; el Sub Director General y
el Inspector General.

31
El Director General de la Policía Nacional
del Perú es designado por el Presidente de
la República, entre los tres Oficiales
Generales de Armas de la Policía Nacional
del Perú en situación de actividad, en el
grado de Teniente General, en estricto
orden de antigüedad en el escalafón de
oficiales, por un periodo no mayor de dos
(02) años en el cargo, y recibe la
denominación honorifica de General de
Policía. En los casos que la designación del
Director General de la Policía Nacional del
Perú, recaiga en un Oficial General de
Armas de la Policía Nacional del Perú en
situación de actividad, en el grado de
General, este será ascendido al grado de
Teniente General.
(…)
Cuando la designación del Director General
de la Policía Nacional del Perú recae sobre
un Oficial General menos antiguo, los más
antiguos a él, pasarán a la situación de
retiro por la causal de renovación de
manera excepcional e inmediata.
(…)”.

IV.15. No obstante, los pases al retiro de los que fuimos objeto se produjeron por
efecto de la designación del general César Augusto Cervantes Cárdenas
como Comandante General de la PNP, mediante Resolución Suprema N.º
094-2020-IN, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24 de noviembre
de 2020. Sobre esto último en el Segundo Considerando de las
Resoluciones Supremas Nos. 093, 097, 098, 099, 101, 102, 104, 105, 106,

32
108, 109, 112 y 114-2020-IN se recoge expresamente como motivación:
“Que, el artículo 8 del Decreto Legislativo N.º 1267, Ley de la Policía
Nacional del Perú establece que cuando la designación del Director
General de la Policía Nacional del Perú (19) recae sobre un Oficial General
menos antiguo, los más antiguos a él, pasarán a la situación de retiro por
causal de renovación de manera excepcional e inmediata” .

IV.16. Empero, el general Cervantes Cárdenas ocupaba el puesto dieciocho (18)


en el escalafón de oficiales de armas –vale decir, por debajo de los tres (3)
tenientes generales y de diecisiete (17) generales, conforme se aprecia
indubitable y objetivamente en el Escalafón de Oficiales de Armas en
Actividad de fecha 24 de noviembre de 2020; motivo por el cual no podía
ser designado Comandante General de la PNP sin contravenir el orden de
prelación expresamente establecido por el Art. 8º de la Ley de la Policía
Nacional del Perú. Es decir, sin contravenir clara, grosera y flagrantemente
la propia ley que le otorga la competencia discrecional al Señor Presidente
de la República, pero sólo dentro del margen legal a los tres (3) primeros de
dicho escalafón.

IV.17. Estando a lo expuesto, se aprecia con total claridad que los pases al retiro
de los suscritos no se encuentran en ninguno de los supuestos de
renovación de cuadros previstos en los Arts. 86º y 87º de la Ley de la
Carrera y Situación del Personal de la Policía Nacional del Perú. Por un
lado, resulta claro que tales actos no tienen como sustento un proceso

19
()Se entiende, Comandante General de la PNP.

33
regular de renovación de cuadro. Por otro, tampoco estamos propiamente
ante un supuesto de renovación extraordinaria (excepcional), puesto que la
designación del General Cervantes Cárdenas como Comandante General
de la PNP se ha efectuado fuera de los parámetros establecidos en el Art.
8º de la Policía Nacional del Perú.

IV.18. Por consiguiente, no mediando en el presente caso ni la causal de renovación


de cuadro ni ninguno otro de los supuestos de pase al retiro enumerados en el
Art. 83° de la Ley de la Carrera y Situación del Personal de la Policía Nacional
del Perú, pasaremos a analizar si para que este se efectivice, basta una
decisión absolutamente discrecional del presidente de la República.

V. DE LA INTERDICCIÓN DE LA ARBITRARIEDAD. -
V.1. Para comprender los alcances de este principio, habría que partir por
admitir que el Principio de Legalidad –según el cual, la autoridad no puede
entender que tiene habilitadas atribuciones de orden general de tal forma
que cada decisión que adopte sea en ejercicio de una atribución
expresamente permitida por la ley– no es suficiente para prever toda la
actuación de la Administración. Por este motivo, las normas que rigen la
actividad de la Administración Pública han introducido supuestos
habilitantes mediante los denominados conceptos indeterminados o a través
de la discrecionalidad (20).

20
()LINARES, Mario. - Contratación pública. Derecho local, internacional y de la
integración. Segunda Edición. Linares Consultores: Lima, 2013. p. 201.

34
V.2. Puesto que la decisión de la Administración Pública en los conceptos
indeterminados se reduce a adoptar o no una sola opción ( 21), y por tanto
ofrece un riesgo casi inocuo de ejercicio abusivo del poder, interesa detener
la atención en la denominada actuación discrecional, que se contrapone a la
actuación reglada, en cuanto en esta última “la Administración se ve
limitada constatar la ocurrencia de las circunstancias que configuran el
supuesto de hecho normativo para aplicar la correspondiente consecuencia
jurídica”, mientras que en la primera de las mencionadas, “la autoridad
administrativa se encuentra frente a disposiciones que le conllevan a una
mayor o menor libertad de juicio y decisión, habida cuenta que alguno de
los elementos integrantes de la norma jurídica que aplica no ha sido
agotado y plenamente completado por el legislador” (22).
V.3. Esta libertad de elección de una Administración Pública que por principio
debería limitarse a ejercer únicamente aquel poder que le es expresamente
conferido por la Constitución y la ley origina una serie de problemas que
han sido profundamente abordados por la doctrina administrativa
contemporánea. Al respecto, se parte de la hipótesis que un poder
susceptible de ser ejercitado a discreción de su titular tiende a no reconocer
límite alguno y a rechazarse por ello cualquier tipo de controles, porque de
existir dejaría de ser discrecional la actuación para convertirse en reglada
(23).

21
()Ibíd. p. 200.
22
()HERNÁNDEZ MARÍN, Hugo Alberto. - Discrecionalidad Administrativa. Universidad
Externado de Colombia: Bogotá, 2007. p. 141.
23
()FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. - Discrecionalidad, arbitrariedad y control jurisdiccional.
Palestra: Lima, 2006. p. 23.

35
V.4. Esto no significa, en modo alguno, que la Administración Pública pueda
ejercer sus facultades a su mero arbitrio, teniendo en cuenta que uno de los
presupuestos esenciales del Estado Constitucional de Derecho es que los
poderes públicos deben ser delimitados, a través de su distribución entre
varios órganos y el establecimiento de los controles: jurídico, asignado al
Tribunal Constitucional y al Poder Judicial, político, al Congreso de la
República, y administrativo financiero, a la Contraloría General de la
República (24).

V.5. Sobre el particular, si bien carece de regulación constitucional expresa


como sí sucede en la Constitución Española, la jurisprudencia del TC ha ido
configurando la interdicción de la arbitrariedad como un principio que busca
que “los órganos del Estado deben vedar la conducta del poder estatal que
actúe con arbitrariedad…: …lo contrario a la justicia, al derecho, a una
fundamentación objetiva y a la congruencia con la realidad. El poder del
Estado debe actuar en todo momento con respeto a sus atribuciones y sin
exceder el poder, sin utilizarlo para afectar los derechos de las personas, y
sin arrogarse atribuciones de las que carece” (25), en los siguientes
términos:

“El concepto de arbitrario apareja tres acepciones igualmente proscritas por


el derecho: a) lo arbitrario entendido como decisión caprichosa, vaga e
infundada desde la perspectiva jurídica; b) lo arbitrario entendido como
24
()MORÓN URBINA, Juan Carlos. - Control gubernamental y responsabilidad de los
funcionarios públicos. Gaceta Jurídica: Lima, 2013. p. 23.
25
()RUBIO CORREA. - La interpretación de la Constitución según el Tribunal
Constitucional. p. 168.

36
aquella decisión despótica, tiránica y carente de toda fuente de legitimidad;
y c) lo arbitrario entendido como contrario a los principios de razonabilidad y
proporcionalidad jurídica” (26).

V.6. Desde esta perspectiva, el control del buen uso de la libertad decisoria de la
Administración Pública requiere la previa aplicación de una prueba de
racionalidad que comprende los siguientes tópicos:

(i) El respeto a la realidad de los hechos, puesto que a los hechos no


alcanza la libertad característica del poder discrecional.
(ii) La consideración de algún factor jurídicamente relevante o la
introducción en el procedimiento de algún otro factor que no lo sea.
(iii) La observancia del mayor peso o valor que eventualmente el
ordenamiento jurídico otorgue a alguno de esos factores.
(iv) El razonamiento del porqué se opta por un factor determinado, en
caso de que todos los factores tengan el mismo factor jurídico, sin
errores lógicos y respetando la realidad de los hechos ( 27).

V.7. Resulta evidente que ninguno de estos controles sería posible si no fuera
exigible, a su vez, que la autoridad administrativa ofrezca una concreta
exposición de las razones fácticas y jurídicas que sustentan su decisión.
Como señala el TC, “en un sentido moderno y concreto, la arbitrariedad
aparece como lo carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente

26
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N° 0090-2004-AA/TC, F. J. 12.
27
()FERNÁNDEZ. Ob. Cit. pp. 236-237.

37
y contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda decisión. Es
decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón de explicarlo” (28).

V.8. Al respecto, el TC distingue diversos grados de discrecionalidad en el


ejercicio de las funciones de la Administración Pública, del siguiendo modo:

“La discrecionalidad tiene su justificación en el propio Estado de Derecho,


puesto que atañe a los elementos de oportunidad, conveniencia, necesidad
o utilidad; amén de las valoraciones técnicas que concurren en una gran
parte de las actuaciones de la administración estatal.
De conformidad con los mandatos de la Constitución o la ley, la
discrecionalidad está sujeta a los grados de arbitrio concedidos, los cuales
pueden ser mayor, intermedio o menor.
La discrecionalidad mayor es aquélla en donde el margen de arbitrio para
decidir no se encuentra acotado o restringido por concepto jurídico alguno.
Por ende, el ente administrativo dotado de competencias no regladas se
encuentra en la libertad de optar plenariamente.
Dicha discrecionalidad, en lo esencial, está sujeta al control político y,
residualmente, al control jurisdiccional, en cuanto a la corroboración de su
existencia institucional o legal, su extensión espacial y material, tiempo de
ejercicio permitido, forma de manifestación jurídica y cumplimiento de las
formalidades procesales.

28
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N° 0090-2004-AA/TC, F. J. 12.

38
La discrecionalidad intermedia es aquélla en donde el margen de arbitrio se
encuentra condicionado a su consistencia lógica y a la coherencia con un
concepto jurídico indeterminado de contenido y extensión.
La discrecionalidad menor es aquélla en donde el margen de arbitrio se
encuentra constreñido a la elección entre algunas de las variables
predeterminadas por la ley” (29).

V.9. Así, uno de los ejes que rigen la actuación de la Administración Pública es
el Principio de Legalidad, previsto en el Inc. 1 del Art. IV, Inc. 1, Num. 1.1,
del Título Preliminar del TUO de la Ley N.º 27444, según el cual, “las
autoridades administrativas deben actuar con respeto a la Constitución, la
ley y al derecho, dentro de las facultades que le estén atribuidas y de
acuerdo con los fines para los que les fueron conferidas” .

V.10. Esta vinculación positiva de la Administración Pública a la Ley exige que,


“para la validez de las actuaciones administrativas, haya una referencia
expresa y específica a un precepto jurídico o que, partiendo desde este,
pueda derivársele como su cobertura o su desarrollo necesario” (30).
[Resaltado nuestro]

V.11. En el caso materia de análisis, tenemos que recordar que de conformidad con
lo dispuesto por el Art. 167º de la Constitución Política del Estado, el

29
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N° 0090-2004-AA/TC, F. J. 19.
30
()MORÓN URBINA, Juan Carlos. - “Las competencias normativas de las autoridades
administrativas en materia de contratación estatal en Perú”. En: Revista Digital de
Derecho Administrativo. Número 19, Año 2018. p. 123.

39
presidente de la República es el Jefe Supremo de la PNP, tal como a
continuación se consigna:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

“Art. 167º. - Jefe Supremo de las Fuerzas


Armadas y Policía Nacional. - El Presidente
de la República es el Jefe Supremo de las
Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional”.

V.12. Del mismo modo, el Art. 172º de la Constitución Política del Estado
establece que es atribución del Poder Ejecutivo determinar el número de
efectivos de la PNP, conforme se detalla a renglón seguido:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO

“Art. 172º. - Efectivos de las Fuerzas


Armadas y Policía Nacional. Ascensos. - El
número de efectivos de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional se fija
anualmente por el Poder Ejecutivo. Los
recursos correspondientes son aprobados
en la Ley de Presupuesto.
Los ascensos se confieren de conformidad
con la ley. El Presidente de la República
otorga los ascensos de los generales y
almirantes de las Fuerzas Armadas y de los
generales de la Policía Nacional, según
propuesta del instituto correspondiente”.

V.13. Con relación a ello, el TC ha tenido ocasión de señalar que la potestad


presidencial prevista en el Art. 167° de la Constitución Política del Estado “no

40
puede entenderse como una competencia cuyo ejercicio se sustraiga del
control constitucional, ni tampoco como que tal evaluación únicamente deba
realizarse en virtud de la ley y los reglamentos, pues es absolutamente obvio
que [la] regulación legal solo podrá ser considerada como válida si es que se
encuentra conforme con la Constitución, y el ejercicio de tal competencia será
legítima, si es que, al mismo tiempo, se realiza respetando los derechos
consagrados en la Carta Magna, entre ellos los derechos al debido proceso, a
la igualdad ante la ley, al honor y buena reputación, al trabajo, etc.” (31).

V.14. Sobre esto último, el TC ha enfatizado la relevancia de la fuerza normativa de


los derechos constitucionales de los integrantes de la PNP cuando son
retirados de la institución por la causal de renovación de cuadros, como es el
caso del derecho fundamental a la debida motivación de las resoluciones como
componente fundamental del debido proceso, cuando señala que: “Un acto
administrativo dictado al amparo de una potestad discrecional legalmente
establecida resulta arbitrario cuando solo expresa la apreciación individual de
quien ejercer la competencia administrativa, o cuando el órgano administrativo,
al adoptar la decisión, no motiva o expresa las razones que lo han conducido a
adoptar tal decisión. De modo que, como ya se ha dicho, motivar una decisión
no solo significa expresar únicamente al amparo de qué norma legal se expide
el acto administrativo, sino, fundamentalmente exponer las razones de hecho y
el sustento jurídico que justifican la decisión tomada” (32).

31
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 0090-2004-AA/TC, F. J. 7.
32
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 0090-2004-AA/TC, F. J. 34.

41
V.15. De tal suerte, a criterio del TC, “el interés público, como concepto
indeterminado, se construye sobre la base de la motivación de las
decisiones, como requisito sine qua non de la potestad discrecional de la
Administración, quedando excluida toda posibilidad de arbitrariedad. En ese
sentido, la potestad discrecional de la Administración, en el caso del pase a
retiro por renovación de cuadros de los oficiales de las Fuerzas Armadas y
de la Policía Nacional, debe tener como sustento la debida motivación de
las decisiones, las cuales, asimismo, tienen que estar ligadas a la
consecución de un interés público que, en el caso de autos, está
directamente vinculado a la finalidad fundamental de las Fuerzas Armadas
y la Policía Nacional: garantizar la independencia, soberanía e integridad
territorial de la República, y garantizar, mantener y restablecer el orden
interno, respectivamente, entre otras funciones que la Constitución y la ley
le asignen, y al cumplimiento óptimo de sus fines institucionales en
beneficio de todos y cada uno de los ciudadanos, mediante la renovación
constante de los cuadros de oficiales, realizada en forma objetiva, técnica,
razonada y motivada, excluyendo toda posibilidad de arbitrariedad” (33)
[Resaltado nuestro].

V.16. Del mismo modo, como indica el TC, “el control de constitucionalidad de los
actos dictados al amparo de una facultad discrecional no debe ni puede
limitarse a constatar que el acto administrativo tenga una motivación más o
menos explícita, pues constituye, además, una exigencia constitucional
evaluar si la decisión finalmente adoptada observa los principios de

33
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 0090-2004-AA/TC, F. J. 11.

42
razonabilidad y proporcionalidad con relación a la motivación de hechos, ya
que una incoherencia sustancial entre lo considerado relevante para que se
adopte la medida y la decisión tomada, convierte a esta última también en
una manifestación de arbitrariedad. Por lo tanto, es exigible, en el caso del
pase a la situación de retiro de oficiales de las Fuerzas Armadas y Policía
Nacional, que las diferenciaciones para efectos del pase a retiro por
renovación, estén efectivamente justificadas con las condiciones
profesionales de los oficiales y los intereses y necesidades del instituto
armado correspondiente” (34).

V.17. En síntesis, conforme a la interpretación del TC, “el pase a retiro por
renovación de cuadros del personal policial de la PNP debe realizarse en
plena observancia de los principios de interdicción de la arbitrariedad,
razonabilidad y proporcionalidad, lo que se materializará si la motivación
realizada en la resolución que dispone dicho pase a retiro es suficiente a la luz
de lo que se está decidiendo, lo que incluye, a modo enunciativo: la
fundamentación de la medida en argumentos de hecho y derecho; una
relación directa entre lo considerado relevante para que se adopte la medida y
la decisión tomada; y el sustento de lo decidido en procedimientos e
indicadores objetivos” (35) [Resaltado nuestro].

V.18. En el presente caso hemos expuesto con suficiencia las razones por las cuales
consideramos que la Resolución Suprema N.° 094-2020-IN, mediante el cual
se designó al general Cervantes Cárdenas Comandante General de la PNP,
34
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 0090-2004-AA/TC, F. J. 36.
35
()Sentencia del TC recaída en el Expediente N.° 00002-2018-PCC/TC, F. J. 69.

43
no tiene asidero jurídico en las disposiciones que regulan el orden de prelación
que debe seguir el presidente de la República para proceder a dicho
nombramiento, conforme son definidas en el Art. 8° de la Ley de la Policía
Nacional del Perú, y que las Resoluciones Supremas Nos. 093, 097, 098, 099,
101, 102, 104, 105, 106, 108, 109, 112 y 114, mediante las cuales se
dispuso nuestro pase al retiro, carecen totalmente de sustento en las
disposiciones relativas a la renovación de cuadros extraordinaria previstas
en los Arts. 87° de la Ley de la Carrera y Situación del Personal de la
Policía Nacional del Perú y 8° de la Ley de la Policía Nacional del Perú, que
establecen un orden de prelación obligatorio para la designación del
Comandante General de la PNP; con lo cual, tales actos administrativos
infringen gravemente la exigencia de motivación como componente esencial
del debido proceso y devienen, por tanto, en inconstitucionales.

V.19. Siendo absolutamente arbitrarios, el nombramiento del actual Comandante


General de la PNP y el paso al retiro por supuesta renovación de cuadros
de los Tenientes Generales y Generales que suscriben la presente
acusación constitucional, se ha vulnerado gravemente el deber
constitucional del Presidente de la República de cumplir y hacer cumplir la
Constitución, los tratados, las leyes y demás disposiciones legales, previsto
en el Art. 118°, Inc. 1, de nuestra Carta Magna.

V.20. Sobre esto último, conviene destacar que mediante Oficio N.° 447-2020/DP,
del 7 de diciembre de 2020, el Defensor del Pueblo manifestó a la
Presidenta del Consejo de Ministros, Sra. Violeta Bermúdez Valdivia, su

44
especial preocupación por la decisión de pasar al retiro al grupo de oficiales
generales del que formamos parte, por la designación de un nuevo
Comandante General de la PNP, sobre la base, entre otras, de estas
consideraciones:

(i) “Si bien el Poder Ejecutivo ostenta la atribución de renovar los


cuadros de la Alta Dirección de la Policía Nacional, en el marco de
un proceso regular o excepcional, tal poder solo puede ser ejercido
en el marco de lo previsto en la Constitución. Una aplicación
exorbitante del mismo vulneraría de manera especial el deber de
motivar todo acto o decisión estatal” [Resaltado nuestro].
(ii) “En las resoluciones que han producido los recientes cambios en los
altos mandos y oficiales generales de la Policía Nacional, no se
advierte motivación alguna que fundamente la necesidad
institucional de producir los ceses, ni las razones de la elección del
hoy comandante general” [Resaltado nuestro].
(iii) “Asimismo, la decisión del presidente de la República no ha tomado
en consideración la meritocracia (mérito personal y capacidad
personal), que, como lo ha señalado el TC, permite que ‘la institución
policial pueda ser dirigida, desde las posiciones de mayor
responsabilidad, por el personal más adecuado y capacitado, lo que
a su vez contribuirá directamente al cumplimiento de la función que
la Constitución ha encomendado a la PNP’” [Resaltado nuestro].
(iv) “Sumado a ello, no se tomó en consideración el principio de
previsión de consecuencias, establecido por el Tribunal

45
Constitucional, el cual exige que las autoridades tomen en cuenta las
repercusiones de sus decisiones y las implicancias que puedan
generar a futuro. En la decisión de nombrar al nuevo Comandante
General no se ponderó en forma adecuada el peligroso antecedente
que establecería para casos futuros, dado que la interpretación
utilizada podría ser invocada por otros gobiernos con el fin de
soslayar el principio meritocrático en el cual se basa el escalafón
policial” [Resaltado nuestro].
(v) “En línea con lo anterior, debe tenerse presente que el error incurrido
en la interpretación de las normas que regulan el nombramiento del
Comandante General de la PNP ha afectado directamente los
derechos fundamentales de los oficiales cesados y de forma
indirecta al resto del cuerpo policial. Sobre el particular, debe tenerse
presente que el ascenso o la promoción en la carrera policial se
erige como un derecho reconocido por el Tribunal Constitucional, así
como el Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos”
[Resaltado nuestro].

V.21. Conclusiones a las que, teniendo en cuenta lo expuesto en los párrafos


precedentes, nos adherimos completamente teniendo en cuenta que como
consecuencia de nuestros arbitrarios pases al retiro se vulneraron nuestros
derechos al debido proceso, a la igualdad ante la ley, al trabajo y al honor y
a la buena reputación.

VI. MEDIOS PROBATORIOS. -

46
Con la finalidad de acreditar todo lo expuesto en la presente acusación
constitucional cumplimos con presentar:

VI.1. Resolución Suprema N.º 093-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.2. Resolución Suprema N.º 094-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.3. Resolución Suprema N.º 097-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.4. Resolución Suprema N.º 098-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.5. Resolución Suprema N.º 099-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.6. Resolución Suprema N.º 101-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.7. Resolución Suprema N.º 102-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.8. Resolución Suprema N.º 104-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.9. Resolución Suprema N.º 105-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.10. Resolución Suprema N.º 106-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.11. Resolución Suprema N.º 108-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

47
VI.12. Resolución Suprema N.º 109-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.13. Resolución Suprema N.º 112-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.


VI.14. Resolución Suprema N.º 114-2020-IN, del 24 de noviembre de 2020.

VI.15. Oficio N.º 447-2020/DP, del 7 de diciembre de 2020, dirigido por el Señor
Defensor del Pueblo, autoridad constitucional, a la Sra. Presidenta del
Consejo de Ministros, señalando la posición institucional de la Defensoría
del pueblo en favor de los recurrentes, conforme a la misma interpretación
que contiene la presente demanda constitucional.

POR TANTO:
A UD. SEÑOR PRESIDENTE DE LA SUB COMISIÓN DE
ACUSACIONES CONSTITUCIONALES DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA
PEDIMOS: Se sirva admitir a trámite la presente Acusación Constitucional
formulada, sustanciarla de acuerdo a su especial naturaleza constitucional y, en su
oportunidad, declararla fundada, disponiéndose la apertura del proceso de
Acusación Constitucional a fin de que políticamente sea debidamente sancionando
al ex Ministro del Interior, Sr. Ismael Rubén Vargas Céspedes, el actual Ministro
del Interior, Sr. José Manuel Antonio Elice Navarro, y actual e irregular
Comandante General de la PNP, Sr. General PNP César Augusto Cervantes
Cárdenas, por infracción directa de la Constitución Política del Estado, abuso de
autoridad y nombramiento y aceptación indebida para cargo público, según sea el
caso, disponiéndose las destituciones e inhabilitaciones para el ejercicio de cargo

48
público alguno -según corresponda, por el plazo que el Congreso tenga a bien
determinar- y, al mismo tiempo, al existir con evidencia hechos de relevancia penal
(delictiva), solicitamos al mismo tiempo se sirva oficiar al Ministerio Público a fin de
que formalice la denuncia penal respectiva, conforme a sus atribuciones
constitucionales de titular de la acción penal; por ser de Justicia.

PRIMER OTROSÍ DECIMOS: Que, de conformidad con lo dispuesto por los Arts.
116° y 117° de la Constitución Política del Estado, la presente denuncia por
Acusación Constitucional también es interpuesta contra el Sr. FRANCISCO
RAFAEL SAGASTI HOCHHÄUSLER, actual Presidente Constitucional de la
República, en su calidad de Jefe Supremo de la PNP, y autor directo y responsable
máximo de la decisión de la emisión de las Resoluciones Supremas materia de
denuncia y de su materialización en nuestro directo perjuicio en franca infracción
constitucional. Sin embargo, conforme a la prerrogativa constitucional de tener
inmunidad jurisdiccional temporal y relativa, SOLICITAMOS SE RESERVE LA
PRESENTE ACUSACION CONSTITUCIONAL CONTRA EL SEÑOR
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA FRANCISCO RAFAEL SAGASTI
HOCHHÄUSLER hasta el 29 de julio de 2021 en que debe concluir de manera
ordinaria su actual mandato constitucional a título “transitorio”; por ser de Justicia.

SEGUNDO OTROSÍ DECIMOS: Que, en calidad de recaudos de nuestros medios


probatorios, cumplimos con adjuntar el mérito de los siguientes documentos:

ANEXO 1-A Copia de la Resolución Suprema N.º 093-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

49
ANEXO 1-B Copia de la Resolución Suprema N.º 094-2020-IN, del 24 de
noviembre de 2020.
ANEXO 1-C Copia de la Resolución Suprema N.º 097-2020-IN, del 24 de
noviembre de 2020.

ANEXO 1-D Copia de la Resolución Suprema N.º 098-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-E Copia de la Resolución Suprema N.º 099-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-F Copia de la Resolución Suprema N.º 101-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-G Copia de la Resolución Suprema N.º 102-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-H Copia de la Resolución Suprema N.º 104-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-I Copia de la Resolución Suprema N.º 105-2020-IN, del 24 de noviembre


de 2020.

50
ANEXO 1-J Copia de la Resolución Suprema N.º 106-2020-IN, del 24 de
noviembre de 2020.

ANEXO 1-K Copia de la Resolución Suprema N.º 108-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-L Copia de la Resolución Suprema N.º 109-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-M Copia de la Resolución Suprema N.º 112-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-N Copia de la Resolución Suprema N.º 114-2020-IN, del 24 de


noviembre de 2020.

ANEXO 1-Ñ Copia del Oficio N.º 447-2020/DP, del 7 de diciembre de 2020 del
Señor Defensor del Pueblo, autoridad constitucional, remitido a la Sra. Presidenta
del Consejo de Ministros, señalando la posición institucional de la Defensoría del
pueblo en favor de los recurrentes.

ANEXO 1-O Copia del DNI del Sr. ORLANDO VELASCO MUJICA.

ANEXO 1-P Copia del DNI del Sr. JORGE ALEJANDRO LAM ALMONTE.

ANEXO 1-Q Copia del DNI del Sr. HERLY WILLIAM ROJAS LIENDO.

51
ANEXO 1-R Copia del DNI del Sr. JOSÉ SATURNINO CÉSPEDES AGUIRRE.

ANEXO 1-S Copia del DNI del Sr. LUIS BELTRÁN PANTOJA CALVO.

ANEXO 1-T Copia del DNI del Sr. ALEXIS RAFAEL BAHAMONDE CHUMPITAZ.

ANEXO 1-U Copia del DNI del Sr. YOHANIM OSWALDO CHUQUILLANQUI
OSPINA.

ANEXO 1-V Copia del DNI del Sr. JESÚS MOISÉS RÍOS VIVANCO.

ANEXO 1-W Copia del DNI del Sr. LORENZO JULIO GRANADOS TICONA.

ANEXO 1-X Copia del DNI del Sr. ESWIN ALEXANDER MANAY GUERRERO.

ANEXO 1-Y Copia del DNI del Sr. ALEJANDRO WASHINGTON OVIEDO
ECHEVARRÍA.

ANEXO 1-Z Copia del DNI del Sr. MARIO FERNANDO ARATA BUSTAMANTE.

ANEXO 2-A Copia del DNI del Sr. CARLOS NOÉ GUILLÉN ENRÍQUEZ.

TERCER OTROSÍ DECIMOS: Que, venimos atendiendo a la gravedad de los


hechos descrito, antes de que se expida la Resolución que recaiga sobre el

52
presente pedido de acusación constitucional formulado, se sirva conceder el uso
de la palabra por un tiempo de veinte (20) minutos en la Audiencia Pública que se
convoque y para cuyo efecto se nos deberá notificar con la antelación del caso en
nuestro domicilio legal, al Dr. ANÍBAL QUIROGA LEÓN, con Registro CAL N.º
10760, a quien otorgamos representación procesal, confiriéndole las facultades
generales de mandato contenidas en el Art. 74º del Código Procesal Civil,
supletoriamente aplicables al presente caso, manifestando estar expresamente
instruidos debidamente de las facultades que mediante el presente acto procesal
se les está confiriendo conforme lo dispuesto por el Art. 80° de dicho Cuerpo
Normativo.

Lima, 29 de diciembre de 2020

ORLANDO VELASCO MUJICA JORGE ALEJANDO LAM ALMONTE


DNI N.° 07465600 DNI N.° 09949489

HERLY WILLIAM ROJAS LIENDO JOSÉ SATURNINO CÉSPEDES AGUIRRE


DNI N.° 43549834 DNI N.° 43336119

53
LUIS BELTRÁN PANTOJA CALVO ALEXIS R. BAHAMONDE CHUMPITAZ
DNI N.° 43325603 DNI N.° 43276726

YOHANIM O. CHUQUILLANQUI OSPINA JESÚS MOISÉS RÍOS VIVANCO


DNI N.° 00499415 DNI N.° 43924710

LORENZO JULIO GRANADOS TICONA ESWIN ALEXANDER MANAY GUERRERO


DNI N.° 07467407 DNI N.° 07472104

ALEJANDRO W. OVIEDO ECHEVARRÍA MARIO F. ARATA BUSTAMANTE


DNI N.° 09929052 DNI N.° 09924966

CARLOS NOÉ GUILLÉN ENRÍQUEZ


DNI N.° 43370712

AQL-SVV/mvv

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