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1. Contexto Histórico
El siglo XV fue una época de difíciles pero paulatinos avances en la exploración del
mundo, motivados por encontrar rutas comerciales alternativas para llegar a
las Indias. De hecho podemos decir que provocado por las crecientes dificultades
del Imperio Bizantino, que finalmente caería con la toma por los turcos de
Constantinopla en 1453, los europeos occidentales se vieron forzados a
buscar rutas alternativas a Asia.
b. Segundo Viaje.
El 25 de septiembre de 1493, el almirante zarpó de Cádiz al mando de 17 navíos y
unos 1.200 hombres, portando las primeras simientes y ganados. La empresa
contaba con doce misioneros y con los célebres Antonio de Marchena, Juan de la
Cosa, Diego Colón, Alonso de Ojeda (conquistador de Santo Domingo), el padre y
un tío de fray Bartolomé de Las Casas y Juan Ponce de León. La expedición,
financiada por el duque de Medina Sidonia, recaló en la Gomera el 5 de octubre
para proveerse de alimentos y agua. El domingo 3 de noviembre Colón tocó tierra
americana por segunda vez, en una islita, a la que da por nombre Dominica y,
posteriormente, en otras islas que bautizó como Marigalante y Guadalupe, en honor
de la virgen extremeña. Descubrió la isla de Puerto Rico el 16 de noviembre del
mismo año, a la que llamó San Juan.
Figura N° 05: Descubrimiento de Puerto Rico
a. Primer Viaje.
El 14 de noviembre de 1524 partió Pizarro de Panamá a bordo de un pequeño
bergantín, el Santiago, con cerca de 80 hombres, algunos indios Nicaraguas de
servicio y cuatro caballos. Dejó a Almagro el encargo de reclutar más voluntarios y
armar otra nave para que le siguiera cuando estuviera listo.
Pizarro llegó a las islas Perlas, bordeó las costas de Chochama o Chicamá, llegando
hasta Puerto Piñas y Puerto del Hambre; luego de una serie de padecimientos y
falta de víveres, prosiguió el viaje hasta Pueblo Quemado, donde sostuvo un recio
combate con los indígenas. La hostilidad de los indios y la insalubridad de la zona
obligaron a Pizarro a enrumbar de vuelta hacia el norte, arribando nuevamente a las
costas de Chochama. Por su parte, Almagro, que ya había partido de Panamá en
un bergantín con 60 hombres, debió cruzarse con Pizarro en alta mar, aunque no
se llegaron a avistar. Siguiendo el rastro de Pizarro, Almagro desembarcó en Pueblo
Quemado, donde igualmente libró un feroz combate con los indios, perdiendo un
ojo a consecuencia de un lanzazo o un flechazo.
Almagro decidió continuar más al sur, llegando hasta el río San Juan, pero no halló
a su socio y decidió regresar a la isla de Perlas, donde se enteró de los trajines de
Pizarro. Partió entonces a encontrarse con su socio en Chochama. Pizarro,
interesado en continuar con la empresa, ordenó a Almagro que dejara allí a sus
soldados y que retornara él solo a Panamá para reparar los dos navíos y juntar más
gente.
En Panamá, el gobernador Pedrarias culpó del fracaso de la expedición y de la
pérdida de vidas españolas a Pizarro. Ello motivó a que Almagro y Luque
intercedieran por Pizarro ante el gobernador, logrando aplacar por el momento la
tensa situación.
b. Segundo Viaje.
Antes de emprender su segundo viaje, los tres socios de la conquista firmaron el de
Pacto de Panamá al acuerdo firmado el 10 de marzo de 1526 entre Francisco
Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque, por el que quedaba constituida la
llamada Compañía de Levante. Pizarro emprendió la segunda de sus expediciones.
Después de llegar a la altura del río San Juan, Almagro regresó a Panamá y Pizarro
continuó hacia el sur. Ante la queja de los soldados, que habían acudido al nuevo
gobernador Pedro de los Ríos, este envió al capitán Juan Tafur con la orden de
hacerlos regresar. Tafur los halló en la Isla del Gallo, lugar donde Pizarro preguntó
a sus hombres si querían “regresar a Panamá para ser pobres”, sin fama ni dinero,
o “seguir hacia el Perú para ser ricos”. Solo trece decidieron continuar y los demás
embarcaron de regreso a Panamá. Los trece y Pizarro esperaron medio año la
llegada de provisiones y hombres.
Figura N°11: Los Trece de la Isla del Gallo
Finalmente llego Bartolomé Ruiz con provisiones y la orden del Gobernador de que
todos regresaran. Antes de cumplir con la orden, Pizarro y sus hombres navegaron
la costa y llegaron a Tumbes. Allí fueron recibidos por los naturales, quienes les
ofrecieron chicha, fruta, maíz y otras viandas. Era una forma habitual de establecer
relaciones de los pueblos andinos. Sorprendidos con las construcciones y vestidos
de indígenas, decidieron regresar para pedir la autorización de conquistar las tierras
halladas. Los recién llegados a Panamá alardeaban de las maravillas vistas con sus
propios ojos. Sin embargo, Pizarro viajó a España para ser facultado por el Rey
Carlos I, llevando consigo tumbesinos cautivos, camélidos, cerámicas y otros
objetos. La Corona española firmó la Capitulación de Toledo en 1529, documento
que los autorizaba a llevar a cabo su empresa.
c. Tercer Viaje.
Partieron de Panamá en enero de 1531, tocando como primer punto la bahía de
San Mateo, de donde continuarán su viaje por tierras a través de la región de
Coaque. En esta zona fueron atacados por el mal de las verrugas y aún se
encontraban en este camino cuando el cacique Tumbalá los invitó a visitar su isla
Puná, isla en la cual Pizarro terminará cerciorándose de que el Imperio de los Incas
se debatía en guerra civil entre Huáscar y Atahualpa. De Tumbes se trasladaron
a Poechos donde su cacique Maizavilca le obsequió a don Francisco Pizarro a uno
de sus sobrinos, al que le llamaron Martinillo.
Estando ya en el valle de Chira, en el lugar llamado por los indios Tangarara, Pizarro
funda la primera ciudad española en nuestro país, con el nombre de San Miguel (15
de mayo o julio de 1532). También en este lugar construyeron un fuerte donde se
quedaron 60 hombres a las órdenes de Sebastián de Benalcázar.
Captura de Atahualpa.
En Cajamarca, primero Hernando de Soto y luego Hernando Pizarro visitaron al
Inca, quien les ofreció chicha y les reclamó haber tomado cosas que no le
pertenecían a lo largo de su recorrido. Los españoles mostraron gestos de amistad
que llevaron a Atahualpa a aceptar la entrevista con Pizarro.
El día del encuentro los españoles esperaban la llegada del Inca listos para
combatir. Atahualpa llegó acompañado de un gran séquito de guerreros,
sacerdotes, servidores, bailarines, músicos y curacas aliados. Al ingresar a la plaza
salió a su encuentro fray Vicente de Valverde, quien había sido encargado de leer
el “requerimiento”, mientras Felipillo le traducía al Inca. Al no comprender la
compleja situación, el Inca arrojo la Biblia que le había dado el sacerdote.
Inmediatamente los españoles arremetieron contra los nativos, lo que causo un gran
desconcierto, el Inca cayo de su litera y fue tomado prisionero.
1. Organización Política.
Las primeras autoridades que instituyó la corona española en el virreinato del Perú
fueron:
a. Virrey.
Máxima Autoridad dentro del VIRREINATO. Era el representante del Rey de España
en América y tenía que rendir cuentas al Rey al finalizar su mandato. El periodo de
gobierno al inicio era de 3 años pero el consejo de las indias amplio su estancia a 5
años.
Figura N° 14: El Virrey
b. Real Audiencia.
Real Audiencia: Era el máximo tribunal de justicia del Virreinato, cuando se trataba
de resolver asuntos gubernamentales era presidido por el virrey, además estaba
constituido por los oidores (doctores en leyes), después del Virrey las audiencias
eran los organismos superiores de la administración de justicia.
d. Intendencias.
Las Intendencias reemplazaron a los Corregimientos en vista de los abusos que sus
funcionarios (corregidores) cometieron, Sus funcionarios eran llamados
Intendentes hacia lo mismo que el corregidor.
e. Cabildos.
Municipalidades, su máxima autoridad era el Alcalde. Encargado de administrar
arbitrios, organizar fiestas para los nuevos virreyes, vigilar el aseo de la ciudad,
cuidar la reparación de calles, canales, establecimientos de beneficencia, organizar
la baja policía, etc.
Comunidades Indígenas.
Los terrenos de las reducciones en las que fueron congregados los indígenas
tenían términos o linderos, dentro de los cuales se delimitaron las tierras para cada
ayllu, así como las tierras del común o de todo el pueblo. De ahí derivó el
término comunidad indígena. Estos terrenos estaban destinados al cultivo de bienes
que servirían como pago del tributo.
Las haciendas.
Los terrenos concedidos a los españoles inicialmente sirvieron como estancias
propicias para la cría de ganado y el cultivo de diversas especies. Posteriormente,
los dueños instalaron ingenios, trapiches o tinas para labores como el
procesamiento de los olivos y la fabricación de la chancaca. Dentro de sus territorios
construyeron capillas para el culto, viviendas para el terrateniente o el administrador
y galpones para los trabajadores. Estos complejos constituyeron las denominadas
haciendas.
Las Chacras
Eran terrenos pequeños o medianos a cargo de españoles, mestizos o indígenas
ladinizados, que cultivaban parcialmente para el consumo familiar y el mercado,
Las chacras, nombre con el que se les conocía, se establecieron generalmente
cerca de las ciudades. Este tipo de terreno no alcanzó a multiplicarse.
3. Minería.
La Minería pasó a ser uno de los pilares de la economía colonial. Si bien no fue la
única actividad productiva introducida por los colonizadores, la minería fue
la que determinó más cambios económicos, sociales e inclusive políticos.
Minerales Explotados.
La plata fue el mineral más abundante y explotado durante en el virreinato, mientras
que la explotación de oro solo alcanzó niveles importantes hasta 1550,
aproximadamente. El mercurio, metal liquido conocido entonces como azogue,
cobró relevancia, pues era usado en la obtención de la plata. Los metales no
preciosos, como el cobre, fueron apenas aprovechados, mientras que el hierro,
abundante en nuestro territorio, no fue explotado. Esta situación promovió la
importación desde España de instrumentos de hierro como azadas, picos, barretas,
clavos y martillos.
Yacimientos Mineros
La explotación organizada de minerales empezó en la década de 1540, y el
yacimiento de plata de Potosí (1545), Bolivia, fue uno de los más importantes. Se
calcula que de este lugar salieron las dos terceras partes de la plata peruana que
se produjo hasta 1776, año en que la mina pasó a pertenecer al virreinato del Río
de la Plata. También fueron importantes productoras de plata las minas de
Castrovirreyna (1590) en Huancavelica, Oruro (1608) en el actual territorio boliviano,
Caylloma (1608) en Arequipa, Laicacota (1619) en Puno, Lucanas y Parinacochas
en Ayacucho y Canta en Lima, las tres últimas descubiertas hacia 1630. Si bien las
minas de Pasco empezaron a ser trabajadas desde 1567, su producción cobró
importancia recién en el siglo XVIII.
Estructura de la Educación
La división de los estudios durante el virreinato era: Primeras Letras, Estudios
Menores y Estudios mayores. Era una división flexible que cuando se trataba de
pasar de un nivel al otro, ponía énfasis en la habilidad del estudiante, tomando en
cuenta que, entre la edad del discípulo y los niveles de aprendizaje, no había mayor
relación. Para los Estudios Menores y Mayores, las clases se podían dictar tanto en
la Universidad como en cualquier otra institución educativa.
Primeras Letras
Eran ejercicios de lectura y escritura en castellano. Podían realizarse bajo la
supervisión de un tutor particular, pero también en algunas escuela municipal o
conventual.
Estudios Menores
Estaban asociados al aprendizaje del latín y los conocimientos académicos se
impartían en dicha lengua. Incluían la enseñanza de gramática, retórica y dialéctica.
Durante la primera, los alumnos pasaban la mayor parte del día oyendo sus
lecciones y ejercitándose en el latín. En la tarde debían repasar lo aprendido y
preparar pequeños textos. Los mejores leían los sábados en actos públicos. Con el
segundo curso, se pretendía perfeccionar el arte de la oratoria. Finalmente, el
tercero debía servir para mejorar las composiciones de los alumnos.
Estudios Mayores
Se estudiaba arte o filosofía aristotélica durante aproximadamente tres años.
Concluidos estos, el alumno recibía el grado de bachiller en artes.
6. Arquitectura.
La arquitectura virreinal peruana, desarrollada en el Virreinato del Perú entre los
siglos XVI y XIX, se caracterizó por la importación y adaptación de los estilos
arquitectónicos europeos a la realidad peruana, produciendo como resultado una
arquitectura original.
Características.
1. Una marcada influencia europea (española y francesa).
2. Varia según las regiones:
En la costa: Se empleó el adobe, el ladrillo y el yeso. Destacó la maravilla de
sus interiores, por su ornamentación.
En los andes: Los frontis de piedra labrada.
3. Podemos distinguir hasta tres clases o tipos arquitectónicos:
Religioso: Aquí tenemos a las iglesias y conventos en todo el Perú.
Civil: Consideramos a las construcciones residenciales, las casonas solariegas.
Militar: Ejemplo más destacado lo representa El Castillo del Real Felipe, que es
una fortaleza de tradición histórica.
Estilos Arquitectónicos
Los estilos que se emplearon durante la colonia fueron:
1. Estilo Renacentista.
Entre los siglos XVI y XVII, viene a ser una mezcla de elementos graco-romanos,
árabes y platerescos (adornos repujados de plata).
3. Estilo Churriguresco.
Que toma su nombre del arquitecto español José de Churriguera (siglo XVII y XVIII)
Es el mismo estilo barroco pero muy exagerado en su ornamentación: Columnas
retorcidas (Columnas salomónicas a manera de una gruesa serpiente que sube por
un tronco) y toda una variedad de adornos: guirnaldas, hojas, flores, medallones,
escudos, seres humanos, etc. Ejemplos: La basílica de La Merced y San Agustín
(Lima); la iglesia de la Compañía y Yanahuara (Arequipa); las iglesias de Juli y
Pomata (Puno) a orillas del lago Titicaca.
Figura N° 20: Basílica de la Merced
4. Estilo Rococó
La influencia francesa, se manifiesta también en el siglo XVIII, en la época de la
dinastía de los Borbones (francesa). Se caracteriza por una ornamentación más
moderada; aunque siempre conserva sus líneas curvas y ondulantes. Ejemplos: La
Quinta de Presa (Lima), hoy Museo Virreinal y el Templo de las Nazarenas (Lima).
9. Comercio.
Los metales preciosos extraídos de las colonias americanas se convirtieron en la
base del comercio para el expansionismo de España y la consolidación de las
economías europeas, además de estimular su comercio exterior y permitirles
subsidiar las numerosas guerras que protagonizaron las monarquías absolutistas
en los inicios de la edad moderna. Por ello, en el siglo XVI se instauró una política
comercial exclusivista y una serie de instancias de control estatal que permitieran
exportar la mayor cantidad de estos metales hacia la península del modo más
eficaz.
A. Principales Próceres.
Los próceres de la Independencia son los primeros participantes en lo que se
denominaría, la lucha directa contra el sistema colonial al pertenecer al denominado
bando patriota que incluyen tareas de infiltración y contraespionaje.
3. Micaela Bastidas
Micaela Bastidas Puyucawa fue la esposa de Túpac Amaru II y cumplió un rol
protagónico en la gran rebelión anticolonial de 1780. Nació en 1745 en Tamburco,
provincia de Abancay, región Apurímac, en la sierra sur del Perú. Sus padres fueron
el afroperuano Manuel Bastidas y la indígena Josefa Puyucawa.
En 1760, cuando tenía 15 años de edad contrajo matrimonio con el joven cacique
cusqueño José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II) con quien tuvo tres hijos:
Hipólito, Mariano y Fernando. Tuvo una posición acomodada en el Cusco virreinal
ya que su esposo era un importante cacique y próspero arriero. Sin embargo, vivía
indignaba por los abusos que sufrían los indígenas, la esclavitud de los negros, la
elevación de los impuestos y los abusos contra los indios. Al estallar la rebelión de
1780, Micaela Bastidas fue la principal consejera del Inca, y lo mantenía informado
de los movimientos realistas cuando estaba en campaña. Además, desde la ciudad
de Tinta (Canchis, Cusco) dirigió el abastecimiento de armas y alimentos para las
tropas rebeldes.
Sus cartas dirigidas a Túpac Amaru II durante la guerra evidencian su extraordinaria
entrega a la causa revolucionaria. Muchos opinan que si el Inca hubiera tomado el
Cusco en los primeros días del levantamiento, como lo exigía Micaela, hubiera sido
casi imposible que los realistas la recuperaran. Al fracasar la sublevación fue
capturada y llevada al Cusco, donde fue sentenciada al estrangulamiento. El 18 de
mayo de 1781, en la Plaza de Armas del Cusco, los verdugos le cortaron la lengua
y le aplicaron el garrote vil. Cuando aún agonizaba la remataron con patadas en el
vientre y el pecho. Unos minutos antes, había visto el ahorcamiento de su hijo
Hipólito. Ambas muertes fueron presenciadas por Túpac Amaru II, quien fue
ejecutado el mismo día.
En 1796, contrajo matrimonio con María Natividad Siles, con quien tuvo 9 hijos. El
20 de junio de 1811, entusiasmado por la cercanía del ejército del general argentino
José Castelli, encabezó una rebelión contra el virrey Fernando de Abascal. Tomó la
ciudad de Tacna, pero a los tres días un repentino mal cerebral lo dejó postrado.
Para empeorar las cosas, sus aliados argentinos fueron derrotados en la batalla de
Guaqui y se batieron en retirada. Los realistas recuperaron el control de Tacna y
capturaron a Zela, quien fue enviado a Lima para ser juzgado. Fue condenado a
destierro y prisión en el Castillo de Chagres en Panamá. Aquí murió en 1821.
En 1781, siendo profesor en San Marcos leyó el discurso titulado "Elogio a Jauregui"
donde denunció la opresión que sufrían los indígenas y criticó la crueldad contra los
partidarios de Túpac Amaru II. También alertó los abusos provocarían nuevas
revoluciones. En la década de 1790 presidió la "Sociedad Amantes del País", grupo
ilustrado que publicó la revista "El Mercurio Peruano". En sus últimos años logró
importantes nombramientos, como Oidor de la Real Audiencia de Lima (1807) y
Consejero de Estado (1812). Falleció en Sevilla en 1817.
3. Hipólita Unanue
Hipólito Unanue nació en Arica el 13 de agosto de 1755. Sus padres fueron Miguel
Unanue y Manuela Pavón. Estudió Medicina en la Universidad San Marcos de Lima.
En la década de 1790 fue miembro de la Sociedad Amantes del País y dirigió la
revista Mercurio Peruano. En 1792 fundó el Anfiteatro Anatómico y al año siguiente
fue Cosmógrafo Mayor del Reino. En 1807 fue nombrado Protomédico General y al
año siguiente fundó el Colegio de Medicina San Fernando.
En 1809 dirigió una tertulia política conocida como “La Conspiración de los
Fernandinos”. En el Protectorado de don José de San Martín fue Ministro de
Hacienda, en el Primer Congreso Constituyente fue diputado por Puno y en la
Dictadura de Bolívar fue Ministro de Relaciones Exteriores.
Sus últimos años los pasó en su hacienda de Cañete (sur de Lima), donde falleció
el 15 de julio de 1833.
Un Nuevo Estado.
Dos eran las características fundamentales que debía conjugar el nuevo Estado
peruano. En primer lugar, debía reemplazar democráticamente la autoridad virreinal
y el despotismo ilustrado que había gobernado en las últimas décadas. Luego,
estaba obligado a generar un principio de autoridad diferente, en el cual todos los
peruanos pudieran depositar su confianza. Todo esto para que la emancipación,
ganada con tanto esfuerzo, no se perdiera debido al desgobierno y al caos social
que pudieran surgir en un momento de cambio político. Para garantizar este paso
delicado de un régimen a otro, apenas proclamada la independencia del Perú, el 3
de agosto de 1821 San Martín creó el Protectorado, que reunía tanto el gobierno
político como el mando militar, pero con carácter provisional, haciendo depender su
vigencia del triunfo definitivo sobre el ejército español. Esta nueva forma de gobierno
no fue ni monarquía ni república, sino un organismo encargado de organizar el
Estado -garantizando, por ejemplo, la independencia del poder Judicial- en todos
sus aspectos, con especial atención en la conservación del orden social de todo el
país. Algunos historiadores afirman que esta propuesta dio lugar a un descuido de
las acciones militares. Otros, en cambio, resaltan la voluntad de superar la anarquía
natural producto de una época de crisis, y el empeño en mantener a toda costa el
equilibrio dentro de una organización recién creada.
El estado que San Martín creó estuvo fundado en un Estatuto Provisional en cuyo
ínterin se estableció la constitución permanente del Estado peruano (8 de octubre
de 1821), que subrayaba la necesidad de servir al Perú y promover el amor a la
patria. Este nuevo orden establecía solo tres ministerios inicialmente: el de Estado
y Relaciones Exteriores, comandado por el cartaginense Juan García del Río y
Paroissien; el de Hacienda, al mando de Hipólito Unanue, peruano ilustre; y el de
Guerra y Marina, a cargo del ideólogo Bernardo Monteagudo. Con esta disposición
gubernativa surgieron las primeras misiones diplomáticas, cuyo objetivo era
procurar el reconocimiento de nuestra independencia en el exterior, y conseguir
dinero y relaciones comerciales con otros países. Posteriormente, envió una misión
especial a Europa, encabezada por García del Río y Paroissien, con la finalidad de
conseguir un príncipe que aceptara convertirse en rey del Perú. Esta atrevida
propuesta fue motivo de gran controversia, aunque no estuvo exenta de apoyo
intelectual, sobre todo de Bernardo Monteagudo, con su Manifiesto de Quito. Del
lado de la república alzaron su voz, entre otros, Manuel Pérez de Tudela y Mariano
José de Arce. Esta actitud marcó el final del gobierno de San Martín, lo cual se
reflejó con nitidez en el congreso Constituyente, donde Simón Bolívar tomó la posta
de la gran gesta.
El congreso Constituyente.
Un valioso grupo humano, tanto moral como intelectualmente, es el que formó el
glorioso Congreso Constituyente. En su interior, luego de un gobierno fuerte y de
corte personalista como el de San Martín, surgió la necesidad y el sentimiento de
un gobernante menos autoritario. De esta manera, se formó una junta gubernativa
el 21 de septiembre de 1822, integrada por José de la Mar, Felipe Antonio Alvarado
y Manuel Salazar y Baquíjano quien fue uno de los precursores de la independencia,
hombres probos todos, pero incapaces de gobernar con tino en momentos tan
álgidos para el país. Esta junta administró tan solo el Poder Ejecutivo.
Los lineamientos básicos de la Constitución Política fueron promulgados el 17 de
diciembre de 1822, estableciendo que la nación se denominará República Peruana;
que todas las provincias del Perú en un solo cuerpo forman la Nación peruana; y
que la soberanía reside esencialmente en la nación y no puede ser patrimonio de
ninguna persona o familia. Mientras esto pasaba en el congreso, la guerra contra
los españoles no arrojaba los resultados deseados. El país carecía de una autoridad
real, y la sociedad civil andaba sin rumbo ni objetivos definidos. Como respuesta a
este momento de caos, se produce un levantamiento militar, el motín de Balconcillo,
en el Ejército, hastiado del desgobierno de la junta gubernativa y nombrar, el 28 de
febrero de 1823, como presidente a José de la Riva Agüero. Sus primeras medidas
de gobierno no contaron con la aprobación unánime del Congreso, lo que a la larga
terminó por dividir a este último: en Trujillo se estableció una facción, con Riva-
Agüero, y otra se quedó en Lima, con Torre Tagle. Esta imagen refleja claramente
la grave situación en que se hallaba el Perú en ese momento.
D. Bolívar y la Consolidación de la Independencia.
A bordo del Chimborazo, el primero de setiembre de 1823, Simón Bolívar llegó al
Perú con una sola idea: enmendar los rumbos de un país en crisis. Días más tarde,
Torre Tagle y la parte del Congreso que lo apoyaba declaran a Bolívar suprema
autoridad militar en todo el territorio de la República. Asimismo, el Congreso
depositaba en él toda autoridad política relacionada con los usos de la guerra,
estableciendo como límite de los poderes concedidos al libertador nada menos
que la salvación del país. Más allá de los poderes conferidos, la figura y
personalidad de Bolívar provocan diversas reacciones, lo que alimentó la discordia
y dificultó la necesaria convivencia. Enterado del gran poder que había acumulado
Bolívar apenas llegó a Lima, Riva Agüero alimentó una oposición más bien
vehemente a las reacciones tomadas por el libertador. Para él la solución al conflicto
con los españoles era eminentemente política, y debía surgir como fruto del diálogo
y el acuerdo conjunto. Esto llevó a Riva Agüero a establecer contacto con los
españoles, lo que facilitó su caída, a la que contribuyó su falta de perspectiva política
al enfrentarse a un Bolívar poderoso. Una vez salvado el escollo de Riva Agüero,
Bolívar adquirió mayor autoridad, incluso diversos dispositivos legales acudieron a
su amparo. Hacia 1824, llevado por una creciente desconfianza, Torre Tagle reinició
las conversaciones con los españoles, las mismas que hacía poco menos de un año
había censurado en Riva Agüero.
a. El Caudillismo Militar.
Luego de la batalla de Ayacucho el Perú quedó con total libertad de organizarse
políticamente. El problema era que los cambios sociales y económicos habían sido
pocos. Por ello fue que el orden liberal y republicano que propusieron muchos
políticos estaba divorciado de una realidad todavía muy arcaica y, ahora, caótica.
Por ello al interior del país surgieron tendencias regionalistas y por momentos
separatistas como en los departamentos de Cuzco y Arequipa.
En este clima las instituciones no funcionaban o eran casi inexistentes, y la falta de
una clase dirigente hizo que los intereses de grupo, las lealtades regionales o
personales fueran la clave de la vida política. El poder terminó cayendo en manos
de los jefes militares vencedores de Ayacucho: los caudillos. Ellos representaron
intereses regionales de gamonales y comerciantes a los que concedían cargos
públicos y tierras. Eran la cabeza de una complicada pirámide de patrones y
clientes. Las figuras de Agustín Gamarra, Felipe Santiago Salaverry, Andrés de
Santa Cruz o Manuel Ignacio de Vivanco, claves en la política de estos años,
corresponden a este primer militarismo.
El caudillismo se convirtió en una empresa cuyo objetivo era la conquista del poder.
El estado era el botín a repartirse. Quizá el único proyecto importante surgido del
caudillismo fue la idea de volver a unir Perú y Bolivia en 1836: la Confederación
Perú-boliviana, ideada por Santa Cruz. Pero el mismo caudillismo, los intereses
regionalistas y la intervención chilena la hicieron fracasar en la batalla de Yungay
(1839). De todos estos caudillos faltó un dirigente excepcional, alguien capaz de
imponer la autoridad de un gobierno central y subordinar las regiones para evitar la
anarquía. Entre 1821 y 1845, es decir en 24 años, se alternaron 53 gobiernos, se
reunieron 10 congresos y se redactaron 6 constituciones. Hubo años, como en
1838, que gobernaron 7 presidentes casi al mismo tiempo. Vemos entonces que la
autoridad de estos caudillos no fue resultado de un consenso ni tampoco pudo
imponerse de forma estable. Cuando conquistaban el poder concentraban su
atención en satisfacer las demandas de sus allegados políticos. Eran gobiernos de
minorías para minorías. No pudieron integrar a la sociedad retrasando el camino de
convertir al Perú en estado – Nación
ESCUADRAS NAVALES
ESCUADRA PERUANA ESCUADRA CHILENA
2 blindados 2 blindados
El monitor Huáscar, construido en 1864 de Cocharne y Blanco Encalada, construidos en
1100 toneladas con dos cañones de 40 libras. 1874 de 3650 toneladas cada uno, con seis
La fragata Independencia, construida en cañones de 250 libras y otros menores.
1865, de 2004 toneladas con un cañón de 250
libras y otros menores.
Una corbeta: La Unión. 2 corbetas, Chacabuco y O’Higgins.
Dos monitores, Atahualpa y Manco Capac 4 buques, Esmeralda, Covadonga,
(muy antiguos e inoperativos). Magallanes y Abtao.
3 transportes, Chalaco, Oroya y Limeña. 2 transportes Rímac y Matías Cousiño.
Una cañonera, Pilcomayo.
Tabla N° 01: Comparación de Escuadras Navales
Combate de Iquique.
Librado el 2 de mayo de 1879, marcó el inicio de la campaña marítima. Al mando
del Huáscar, Grau consiguió hundir a la Esmeralda. Ese mismo día, se perdió a la
Independencia (el mejor barco de la escuadra) mientras perseguía a la Covadonga.
Combate de Angamos
La victoria chilena en Angamos, el 8 de octubre de 1879, significó el final de la
disputa por el mar en la Guerra del Pacífico. Los chilenos emboscaron al Huáscar y
una bomba destruyó la torre de mando casi al inicio del combate. La explosión
acabó con la vida del almirante Grau. Pese a todo, solo pudo capturarse al monitor
luego de tres horas de ardua lucha. Para saber más puedes ver el artículo completo
sobre el Combate de Angamos.
Figura N° 42: Combate de Angamos
2. Campaña Terrestre.
Tras el combate de Angamos, Chile concretó el dominio del mar e inició el avance
terrestre. El 19 de noviembre de 1879 se libró la batalla de San Francisco, que puso
de manifiesto la ventaja de los atacantes; mejor artillería, municiones, fusiles,
calzado, alimentación y uniformes. El ejército peruano, en retirada, marchó hacia el
sur.
a. Campaña del Sur
El coronel Juan Buendía intentaba reunir provisiones y pertrechos en Tarapacá
cuando llegaron las tropas chilenas, el 27 de noviembre de 1879. Esta véz, se
obtuvo una victoria peruana.
Batalla de Tarapacá
En la Batalla de Tarapacá, Belisario Suárez, jefe de Estado Mayor, consiguió
derrotar al enemigo, pero tuvo que abandonar Tarapacá quedando este territorio
bajo el control de Chile. Los peruanos se retiraron a Arica en busca de refuerzos.
c. Campaña de Lima
Ante la derrota en el sur, Nicolás de Piérola organizó milicias urbanas para enfrentar
al enemigo estableciendo dos líneas defensivas. La primera fue derrotada en la
batalla de San Juan el 13 de enero, y precipitó la ocupación y destrucción de
Chorrillos. Pese a la firma de armisticio, el general chileno Baquedano atacó
también la segunda línea el 15 de enero, en la batalla de Miraflores. La victoria para
Chile fue definitiva y se produjo la ocupación de Lima.
d. Campaña de la Breña
La ocupación de Lima desplazó la lucha interior. Ni el ejército peruano, ni la
población civil estaban dispuestos a rendirse y convirtieron a la sierra en el
escenario donde se decidiría la suerte del país.
Estrategias de la Resistencia
Los Andes centrales fueron una ventaja para los peruanos que colaboraron desde
allí los accesos a la capital y la llegada de provisiones. El abrupto paisaje ofreció
múltiples escondites y permitió el ascenso a los pueblos. La valiente participación
de la población fue decisiva.
Principales Acciones
El general Andrés Avelino Cáceres organizó la resistencia con mucha pericia y
escasos recursos. Durante más de dos años enfrento a los chilenos que enviaron
varias expediciones a la sierra. Tras el enfrentamiento en Huamachuco (10 de julio
de 1883) tuvo que abandonar la lucha por falta de pertrechos.
Resistencia del Norte
Al mando del general Miguel Iglesias, el ejército de la sierra norte ganó la batalla de
San Pablo en junio de 1882. Sin embargo, el propio General se dispuso a firmar la
paz con Chile, convencido de la difícil situación del país. Esto originó un conflicto
con Cáceres, que terminó con el Tratado de Ancón en 1883 y la perdida de Tarapacá
a favor de los chilenos.
Figura N° 44: Campaña de la Breña
La Resistencia Serrana
La sierra central no fue el mejor escenario de guerra para los chilenos, pues
debieron enfrentar la poca colaboración de los pobladores. Asimismo, la guerra
practicada por André Avelino Cáceres a través de los guerrilleros generó un gran
desgaste en las tropas chilenas. En general, muchos pueblos de la sierra como
Cerro de Pasco, Tarma, La Oroya, Jauja, Concepción, Marcavalle, Pucará,
Zapallanga, Acostambo y Nahuimpuquio fueron objetos de depredaciones por no
haber sido hospitalarios y por oponer resistencia al ingreso chileno. La campaña de
La Breña no fue la única manifestación de la lucha en defensa del territorio. En
Cajamarca asumió la resistencia Miguel Iglesias, junto con otros patriotas. En la
lucha por repeler al invasor, Iglesias logró una victoria para los peruanos en San
Pablo, el 13 de julio de 1882.
El Grito de Montan
En agosto de 1882, el general Iglesias lanzó el manifiesto de Montán con el objetivo
de firmas la paz con Chile. En diciembre se constituyó una asamblea legislativa que
designó a Iglesias como presidente. Los chilenos reconocieron el gobierno de
Iglesias y decidieron negociar la paz con él.
La Paz de Ancón
El 20 de octubre de 1883 se firmó el Tratado de Ancón entre el Perú y Chile. Los
firmantes por el Perú fueron Mariano Castro Zaldivar y José Antonio de Lavalle, en
representación del gobierno de Iglesias, y Jovino Novoa en representación de Chile.
En 1884 se procedió a su ratificación por el Congreso, pero quedaron proposiciones
pendientes.
d. Héroes de la Guerra: Miguel Grau y Andrés Avelino Cáceres.