La epístola de Santiago, Cap.

4:8 al 10
Cómo acercarse a Dios
Santiago 4: 8-10
Predicado: 12 - enero - 2020 a.m.
Introducción
En la medida que pasan los años estamos más lejos de la
enseñanza que dejaron los apóstoles de Cristo. Aunque lo adecuado
sería que nos mantuviéramos firmes en esas enseñanzas. En los
tiempos que nos ha tocado vivir encontramos que la verdadera
enseñanza es mezclada con diversas cosas. Cuando hablamos de
acercarse a Dios encontraremos esta enseñanza afectada por los
sentimientos de la persona.
Y lo peor es que ese sentimiento es reforzado por la predicación
de muchos. El acercamiento al Señor no se encuentra determinado por
la manera como la persona se sienta. La persona puede sentirse en el
cielo, puede soñar con un cielo a su manera, pero Dios no cambia lo
que dice en Las Escrituras, y en las Escrituras Él dejó establecido la
manera de acercarnos a Él.

Un llamado a acercarnos al Señor. (V8).

Contrario al sentimiento humano, el hombre natural está alejado
de Dios. El Señor llama al ser humano a que se acerque. Una vez que
Él vino en la persona de Jesucristo, ahora le toca al hombre acercarse
a Él. El proceso que utiliza el Señor lo hace con todos, aun con los
creyentes.
Los cristianos de la dispersión estaban envueltos en pleitos entre
ellos, en esa condición no estaban acercándose al Señor, sino que
estaban en amistad con el mundo. El Señor les llama a acercarse, nos
llama a nosotros también. Muchos inconversos dicen que vendrán a
Cristo cuando el Señor les llame, pues este es un llamado, un llamado
como hizo a Jerusalén: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas,
y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo
23:37)
Dice el Señor Jesucristo: “Cuántas veces
…?” hablando de una manera humana, ni siquiera Él da una cantidad

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completa, porque fueron muchas. ¿qué quiere decirnos esto? Que son
muchas las veces, los intentos de Dios por salvar a un pecador, por
traerle cerca de su presencia, de tal modo que cuando este muere sin
salvación, no tiene la más mínima excusa. Desde Génesis hasta
Apocalipsis encontramos al Señor haciendo llamados al hombre en
sentido general: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz;
Y por ello te vendrá bien.” (Job 22:21). Una de las cosas que
causarán dolor al inconverso cuando esté en la condenación, si no se
arrepiente, es el hecho de que el Señor le llamó una y otra y otra vez a
acercarse. Y no solo a acercarse, sino a gozar de altos privilegios,
como es el privilegio de tener amistad con Él, con Dios. Quedarse en
la condición y posición en que se está es el más grave error que una
persona puede cometer.
En realidad, hasta posponer para después el llamado divino es un
grave peligro, muchos en la condenación eterna dirán con profundos y
tristes lamentos: “estaba seguro de que lo haría después, no me sentía
preparado, pero estaba seguro de que en un momento lo haría”. La
eternidad es el tema más serio que jamás podríamos tratar, no hay algo
que importe más que la eternidad. Usted puede decir que tratar con la
economía mundial o la economía de un país, o el cambio climático, etc.
usted podrá decir que estos son temas muy importantes, y yo le diré
que sí, es cierto que son importantes, pero no más que la eternidad.
Dice un refrán popular: “todo en la vida pasa”. Y esto es verdad.
En la vida nada es para siempre, ni la alegría ni la tristeza. Sin
embargo, la eternidad no pasa, es para siempre, es por los siglos de
los siglos, allí no habrá esperanza de que las cosas cambien o mejoren
o que algo sea diferente; será dolor, turbación, será el lloro y crujir de
dientes para siempre. Y esto, aunque tú no lo creas, aunque tú no lo
sientas que será así. Aunque te sientas que no mereces algo tan
doloroso porque te has portado bien con tu familia y con tus vecinos.
Esta es la razón por la que el Señor llama, llama a acercarnos a
Él. Hay peligro en mantenerse en la condición y posición en que se
está. La eternidad está a la puerta. Además, como dice el Salmista:
“Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos…” (Sal_84:10).
Dar un paso hacia Dios es pasar a una condición de mejor, donde
un día, uno solo cerca del Señor, supera a mil de los del mundo en que
estas.

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 Sin alcohol, sin drogas, y sin deleites pecaminosos, solo con la
compañía de Dios y solo con Él, un momento así es mejor que mil con
todo lo que los del mundo hacen.
Hablemos ahora de modo exclusivo con los cristianos, que es
al grupo a quienes se dirige Santiago. Hermanos, cuando hay un clima
como el que está describiendo Santiago, debemos entender que el
Señor nos llama a acercarnos a Él porque en esa situación estamos
siendo amigos del mundo. Recuerde que dijimos que esas son las
herramientas del mundo para enfrentar sus situaciones y siempre que
usemos sus maneras es porque hemos tomado prestado lo de ellos
para solucionar las cosas a la manera de ellos. Esto es ser amigos del
mundo y enemigos de Dios.
Pero qué bueno es Dios que nos llama, nos llama a acercarnos a
Él, con la promesa de que, si lo hacemos, Él se acercará a nosotros.
Hay dos condiciones a las que Santiago aborda especialmente: la
conducta y el corazón.
En medio del ambiente descrito hay pocas posibilidades de actuar
sin pecar. Estos deben limpiar sus manos en la sangre del Cordero
Jesucristo. Pero también deben purificar el corazón. No deben tener
doble ánimo, desear dos cosas, desear caminar en dos direcciones,
desear el mundo y el cristianismo a la vez.

El dolor que produce pecar (V9).

Lo que dice Santiago en este versículo es muy similar a lo que
sucedió con Daniel, Esdras y Nehemías, que experimentaron dolor por
el pecado. En el arrepentimiento existe una acción conjunta de Dios y
el hombre, no sabemos dónde inicia y donde termina cada una. El
arrepentimiento en su etapa inicial es un dolor, una tristeza. Dice el
apóstol Pablo: “Porque la tristeza que es según Dios produce
arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la
tristeza del mundo produce muerte.” (2Corintios 7:10)
Una persona es posible que le dé un tiro a su pareja, pero la
mezcla de emociones que esto produce, el dolor, el remordimiento, la
tristeza…le lleven a quitarse la vida, como hizo Judas. Pero si es según
Dios, ese dolor le conduce a arrepentimiento.
Santiago dice que debemos hacer tres cosas, afligirnos, lamentar
y llorar; o sea, quebrantarnos, humillarnos delante de Dios. Cuando se

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nos da el mensaje donde se nos dice que hemos pecado, las personas
reaccionamos de diversas maneras, de acuerdo al estado del corazón,
Saúl se defendió y justificó a sí mismo. Herodes y Herodías
reaccionaron cortándole la cabeza al mensajero. David se quebrantó y
confesó su pecado, continuó siendo amigo de Natán.
De las pocas cosas positivas que podemos mencionar de Acab,
la que voy a mencionar es una: “Y sucedió que cuando Acab oyó estas
palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió
en cilicio, y anduvo humillado.” (1Reyes 21:27). En esto Acab reaccionó
bien. se humilló.
Una de las cosas que contribuye a experimentar arrepentimiento
es la reflexión en las palabras escuchadas. Dice el Señor: “Y los de junto
al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la
palabra, para que no crean y se salven.” (Luc 8:12). Pensando en ¿cuál
será la manera en que Satanás quita la palabra del corazón de una
persona? Siempre he pensado que es a través de la distracción, para
que no llegue a la conclusión de que esas palabras son verdaderas y
le conducen a arrepentimiento.
Volviendo al punto, muchos problemas en las iglesias no
terminan porque han evadido usar el medicamento del arrepentimiento
para solucionar. Ellos se conforman con que ya no hay pleitos, por
ejemplo, pero si no ha habido arrepentimiento para con Dios y el
prójimo, el problema queda latente y en cualquier momento vuelve a
explotar.
Siempre que el pecado sea tratado como la basura debajo de la
alfombra, sucederá lo mismo. Pero cuando hay arrepentimiento es
cuando el alma empieza a aborrecer ese pecado y es cuando Dios da
su gracia para decirle: no, en una próxima tentación.
 Este método se utiliza mucho en el matrimonio, me refiero al
hecho de pasar por alto situaciones que ameritan un arrepentimiento,
se olvida el asunto y se continua hacia adelante, al cabo de un tiempo
la situación vuelve a repetirse. Esto es así por la ausencia de
arrepentimiento.

El arrepentimiento nace de un corazón quebrantado, el corazón

quebrantado es como si usted tirara una piedra a un cristal, y el corazón
endurecido es como si usted tirara una piedra contra la pared. El

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corazón sensible es el que se comporta como el cristal cuando usted
le tira la piedra del evangelio. Se quebranta y viene a su Dios para que
le sane con el perdón y la restauración. El corazón endurecido
permanece en su posición y condición.
El arrepentimiento no es agradable al ser humano, y la razón es
porque es un acto de humillación delante de Dios y del prójimo. (V10).
Sin embargo, la humillación es el camino a la exaltación.
El arrepentimiento es una forma de estar seguros de que nuestro
pecado no será castigado en el infierno. De todas maneras, sea aquí o
en la eternidad, las personas serán afligidas, lamentarán y llorarán por
sus pecados; el arrepentimiento lo que hace es darnos una garantía de
que esas tres cosas que hemos mencionado no serán por la eternidad.
Dijo Job: “Él mira sobre los hombres; y al que dijere:
Pequé, y pervertí lo recto,
Y no me ha aprovechado,
V28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro,
Y su vida se verá en luz.” (Job 33:27-28)
¿Alguna vez te ha ocasionado dolor el pecado cometido? ¿O pesar?
¿Alguna vez has considerado que tu pecado es sin provecho?
Dice Santiago: “Afligíos, y lamentad...” Si eso ocurre en nosotros aquí,
el Señor nos limpiará, y no sucederá en la eternidad. Dijo David: “Los
sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” (Salmos 51:17)

La humillación ante Dios (V10).

La humillación nos lleva a aceptar que Dios tiene la razón,

nosotros estamos en falta, nos humillamos ante Él. Hay un texto que
resume todo cuanto pueda decir: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el
que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura
y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu,…” (Isaías 57:15)
Es glorioso pensar que en el quebrantamiento el Señor está más
cerca de nosotros.
Así como Santiago termina esta sección con la sugerencia a
humillarnos, deseo decir que: si deseamos conseguir algo de Dios, lo
haremos por medio de la humillación. ¿Deseas paz, el cese de las

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guerras y pleitos? humíllate ante él. ¿Deseas que Él escuche tus
oraciones? Humíllate.
2Cr_7:14 “ Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es
invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos
caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y
sanaré su tierra.”
Luc_18:14 “Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que
el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se
humilla será enaltecido.”  Hasta el acto de la justificación, que es una
declaración judicial en el más alto tribunal, dice el Señor que Él la
otorga al que se humilla.
1Pe 5:6 “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que
él os exalte cuando fuere tiempo;
1Pe 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros.”  De acuerdo con lo que nos dice el apóstol Pedro
aquí, cuando yo me humillo reconociendo su cuidado paternal, es que
puedo descansar en Él mis ansiedades. Cuando cargo yo con ellas, es
porque no estoy humillado bajo su poderosa mano. Es como si Él nos
brindara ayuda con nuestra carga y le respondiéramos: “no, está bien,
yo la llevo…aunque es pesada, incómoda y molesta, yo la llevo solo”

Conclusión

1.- Tal vez la razón de que esos desacuerdos y pleitos continúen

se debe a que no te has humillado delante de tu Dios. Matrimonios que
deben humillarse, hijos que deben humillarse, hermanos que deben
humillarse.
2.- Mi hermano, ¿Cómo está tu corazón?, ¿Has verificado si hay
dureza de corazón en ti?, ¿Cómo reaccionas cuando la verdad de su
Palabra golpea tu corazón?
Nota un ejemplo de uno que hizo lo que Santiago nos sugiere que
hagamos:
Asa: ”… Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las
palabras del libro,
V:19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, …
y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice
Jehová.” (2Re 22:18 -19).

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