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URGENCIAS EN
NEUROLOGÍA
Hospital Univesitario 12 de Octubre
EDITORES
A. Camacho Salas
J. González de la Aleja Tejera
J.M. Sepúlveda Sánchez
A. FUNDAMENTOS
1. Anamnesis y exploración neurológica
J.F. Gonzalo Martínez, A. Rodríguez Vallejo
2. Síndromes focales cerebrales
R. García-Ramos, F. Bermejo Pareja
3. Semiología del sistema nervioso periférico
C. Domínguez González, A. Alonso Ortiz, J. Esteban Pérez
4. Pruebas complementarias de interés en las urgencias
neurológicas
J.M. Sepúlveda Sánchez, R.A. Saiz Díaz, A. Ramos González
B. URGENCIAS NEUROLÓGICAS
5. Crisis comiciales
R.A. Saiz Díaz, P. de la Peña Mayor
6. Trastornos paroxísticos no epilépticos
J. González de la Aleja, J. Zurita Santamaría, P. de la Peña Mayor
7. Alteraciones del estado mental
F.J. Murcia García, A. Villarejo Galende
8. Cefaleas
M.D. Valle Arcos, J. Hernández Gallego
9. Mareo y vértigo
J. Porta Etessam, A. Villarejo Galende
10. Urgencias neurooftalmológicas
T. Moreno Ramos, R.M. Ceballos Rodríguez
11. Dolor lumbar, cervical y en extremidades. Dolor
neuropático
A. Herrero San Martín, A. Martínez Salio
12. Mielopatías agudas no traumáticas
S. Moreno García, I. Posada Rodríguez
13. Trastornos neurológicos de naturaleza no orgánica
J. Díaz-Guzmán, J.C. Mingote Adán, F. Denia Ruiz
C. ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS DE IMPORTANCIA EN
URGENCIAS
14. Enfermedad cerebrovascular isquémica
P. Calleja Castaño, J. Díaz-Guzmán
15. Hemorragia intracraneal
I. Paredes Sansinenea, C. Sánchez Sánchez, A. Pérez Núñez
16. Hemorragia subaracnoidea
M. Cicuéndez, J. Fernández Alén
17. Infecciones del sistema nervioso central
M. Penas Prado, S. Llamas Velasco
18. Traumatismo craneoencefálico
P.M. Munarriz, A. Lagares
19. Traumatismos raquimedulares
R. Martínez-Pérez, B. Pascual Martín, A. Pérez Núñez
20. Trastornos del movimiento
A. Sánchez Ferro, J.M. Sepúlveda Sánchez, J.A. Molina Arjona
21. Manejo de las complicaciones agudas de la esclerosis
múltiple y de otras enfermedades desmielinizantes
J. Benito León, S. Moreno García
22. Urgencias neurológicas en el paciente oncológico
J.M. Sepúlveda Sánchez, A. Castaño Cantos, A. Pérez Núñez
23. Trastornos neuromusculares urgentes
J.F. Gonzalo Martínez, J. González de la Aleja, E. Gutiérrez Rivas
24. Enfermedades neurológicas de origen tóxico
A. Martínez Salio
25. Enfermedades carenciales
A. Martínez Salio, J.P. Romero Muñoz
26. Complicaciones neurológicas agudas en las
enfermedades sistémicas y en los trasplantes
de órganos sólidos
A. Villarejo Galende, A. Herrero San Martín
D. URGENCIAS EN NEUROPEDIATRÍA
27. Cefaleas en la infancia
N. Núñez Enamorado, A. Camacho Salas
28. Epilepsia infantil en urgencias
A. Camacho Salas, R. Simón de las Heras
29. Trastornos paroxísticos no epilépticos en la infancia
C. Cordero Castro, A. Camacho Salas
30. Urgencias en neurocirugía pediátrica
B. Pascual Martín, J. Hinojosa Mena-Bernal
APÉNDICES
1. Guía farmacoterapéutica en las enfermedades
neurológicas
S. Moreno García, J.P. Romero Muñoz
2. Fármacos antiepilépticos: farmacocinética e
interacciones
J. González de la Aleja, J. Herreros Rodríguez
3. Diagnóstico de muerte cerebral
R.A. Saiz Díaz, J. González de la Aleja
PREFACIO
A. Vallejo
ÍNDICE DE AUTORES
A. FUNDAMENTOS
1. Anamnesis y exploración neurológica
J.F. Gonzalo Martínez, A. Rodríguez Vallejo
A1. Patocronía
La recogida detallada de la historia temporal de los síntomas merece
particular atención durante la anamnesis ya que puede aportar muchas
pistas del mecanismo fisiopatológico.
A1.1. La instauración de los síntomas: el modo y velocidad en que los
síntomas van apareciendo y sumándose tienen un espectro bastante am-
plio de posibilidades. Por ejemplo, si la fisiopatología responsable de los
síntomas es de naturaleza epiléptica o isquémica, los síntomas se instauran
de un modo brusco. Si se trata de un proceso inflamatorio, como un brote
de esclerosis múltiple, los síntomas suelen alcanzar su máxima expresión
en un plazo variable de días o, incluso, semanas. Si se trata de un proceso
degenerativo, como la enfermedad de motoneurona, la progresión de la
debilidad sucede a lo largo de meses.
A1.2. El curso de los síntomas: hay que establecer el perfil temporal
de los síntomas describiendo el modo en que se comportan una vez
instaurados. Se debe investigar si existen factores que puedan modificar
la intensidad o la cualidad de los síntomas y si, una vez instaurados, se
mantienen estables o si, por el contrario, varían. En el caso de que me-
joren, habrá que preguntar en qué orden y con qué velocidad lo hacen,
y si se llega a alcanzar su resolución completa.
A1.3. La existencia de un patrón recurrente, generalmente con
periodos libres de síntomas entre episodios. En este sentido, se pre-
Û ÍNDICE
4 Urgencias en Neurología
A2. Localización
Así como en otras ramas clínicas la localización viene dada por el
síntoma principal, en neurología supone un verdadero reto diagnósti-
co previo a cualquier otro paso que queramos dar. Debe investigarse
cada síntoma hasta donde sea posible en un esfuerzo para delimitar
la localización de la lesión. La combinación de determinados signos y
síntomas, así como la ausencia de otros, orienta al neurólogo hacia la
localización o localizaciones del proceso estudiado. Hay que responder
a la siguiente pregunta: ¿los síntomas y signos que presenta el paciente
se pueden atribuir a un proceso localizado del sistema nervioso o más
bien se debe a un proceso difuso? En el caso de estimar que se trata de
un proceso localizado ¿una sola localización puede justificar la clínica
o estamos ante algo multifocal?
B. EXPLORACIÓN NEUROLÓGICA
Es fundamental realizar una exploración sistemática, ordenada y
completa, que rastree todas las funciones neurológicas. La exploración
neurológica en parte sirve para responder preguntas planteadas durante
la anamnesis y, en ese sentido, cada paso se da sabiendo lo que se busca
y el significado de cada hallazgo. La sistematización de la exploración
nos impedirá caer en el error de asumir la normalidad de determinadas
funciones neurológicas sin haberlas explorado pero, de una manera
flexible, permitirá centrarse en los aspectos específicos que nos vayan
a orientar sobre el proceso en estudio sin alargar innecesariamente
la consulta.
El rastreo sistemático de las funciones neurológicas suele seguir el
siguiente orden, teniendo en cuenta que, en el recorrido que hagamos,
los datos que vamos encontrando son los que nos permiten dar valor a
los hallazgos de los siguientes pasos.
B1.3. Comportamiento
B1.3.1. Motor: hiperquinético, hipoquinético, tenso, relajado, normal.
B1.3.2. Emocional: hostil, deprimido, eufórico, negativista, variable,
irritable…
B1.4. Lenguaje (las alteraciones en la función superior del lenguaje
se denominan afasias)
B1.4.1. Mano que utiliza: diestro, zurdo, ambidiestro.
B1.4.2. Expresión oral
a) Palabra espontánea. Pedimos al paciente que nos hable de su lugar
de origen o bien que nos describa lo que podemos encontrar, por
ejemplo, en un bosque: los animales, la vegetación, actividades
que el hombre puede realizar y cómo puede el hombre explotar
un bosque en su beneficio. Comprobaremos:
- Ejecución motora: respiración, fonación, resonancia, articula-
ción y prosodia. La alteración en la articulación del lenguaje
se denomina disartria. Dicha alteración puede originar varios
tipos de disartria, por ejemplo, la disartria espástica del estado
pseudobulbar; la disartria con rinolalia abierta, de la miastenia
gravis; la disartria de las paresias faciales, con dificultad para
pronunciar consonantes bilabiales; o la disartria cerebelosa,
con afectación global en la coordinación de los movimientos
orolinguales.
- Fluencia:cantidad y variedad del lenguaje hablado.
- Exactitud: se prestará atención a los errores gramaticales y a
la sustitución de palabras o parafasias, como las parafasias se-
mánticas en las que se sustituye una palabra por otra estructu-
ralmente distinta con otro significado (ej.: “mano” por “vaso”) o
las parafasias fonémicas, en las que la sustitución de un fonema
por otro puede dar lugar a una palabra con significado o sin él
(ej.: “mano” por “tano”).
b) Denominación. Por entrada visual: se presentan colores, partes del
cuerpo, objetos… etc. Por entrada semántica: se trata de completar
denominando, por ejemplo, “las vacas dan…..”; “para protegernos
de la lluvia utilizamos un….”
c) Descripción de imágenes. Se presenta una lámina con una escena
en la que varios personajes realizan diferentes actos transitivos
(gato tirando un jarrón) o intransitivos (niña riéndose), y donde
pueden suceder acciones impersonales (llueve).
d) Pruebas de lenguaje elaborado. Definición de palabras, adjetivos,
verbos. Construcción de frases dando dos o tres palabras.
B1.4.3. Repeticiones: en orden creciente de complejidad (sílabas, pa-
labras y frases). Ejemplo: “carretera”, “levanté la tapa del motor”, “ayer
dijeron en la radio que mañana puede que llueva”.
B1.4.4. Comprensión oral
a) Órdenes sencillas: “abra la boca”, “saque la lengua”, “quítese las
gafas”, “cierre este libro”. Habrá que tener cuidado con el resultado
si el enfermo tiene trastornos motores de las extremidades.
Û ÍNDICE
Anamnesis y exploración neurológica 9
– Normal.
– Aumentado (hipertonía): la espasticidad es un aumento del tono
dependiente de la velocidad; la rigidez es un aumento del tono
muscular que aparece en todo el rango de movilidad de un miem-
bro. Cuando se libera el miembro rígido, no vuelve a su posición
original. Las formas de rigidez son las siguientes: a) rigidez en tubo
de plomo, o resistencia continuada al movimiento de un miembro
que puede mantener su posición al final del desplazamiento; b)
rigidez en rueda dentada, es la resistencia al estiramiento que se
encuentra interrumpida por disminuciones rítmicas (suele ser
debido a la interferencia del temblor sobre la rigidez); c) gegen-
halten o paratonia es el aumento del tono como respuesta al
esfuerzo para mover pasivamente un miembro, dependiente de
la velocidad y de la fuerza (e observa en trastornos bilaterales del
lóbulo frontal, encefalopatías o demencias).
– Disminuido (hipotonía).
B3.3. Hiperactividad muscular espontánea. Las fasciculaciones consisten
en la contracción aleatoria e impredecible de fascículos musculares a través
de la superficie. Cuando se asocia a lesiones de segunda motoneurona
suele acompañarse en algún momento de atrofia y debilidad. Cuando son
benignas nunca hay atrofia ni debilidad. Otras formas clínicas de hiperac-
tividad muscular espontánea son la miotonía, la mioquimia clínica, o los
calambres y las contracturas (difíciles de distinguir sin electromiografía).
B3.4. Fuerza muscular
B3.4.1. Utilizando las maniobras antigravitatorias se puede ver la
forma en que claudican las extremidades. Al mantener los brazos ex-
tendidos con las palmas hacia arriba puede observarse la claudicación
inicial de los músculos distales extensores y supinadores, en el caso de
la debilidad de origen piramidal. De igual forma se pueden valorar los
miembros inferiores.
B3.4.2. Balance muscular (Tabla II). Se deben explorar las acciones
musculares por grupos (véase capítulo 3).
B3.5. Reflejos de estiramiento muscular. Se trata de un reflejo mono-
sináptico segmentario medular. En la práctica clínica se pueden explorar
los niveles C5, C6, C7, L4 y S1 (Tabla III).
B3.6. Reflejos superficiales. Los estudiamos en conjunto debido a las
implicaciones que suponen su alteración en la localización de lesiones
que causan paresia.
B3.6.1. Reflejo cutáneo plantar. La respuesta normal es la flexión de los
dedos. Las lesiones piramidales pueden abolir este reflejo, liberándose una
respuesta en extensión del primer dedo denominada signo de Babinski.
B3.6.2. Reflejos cutáneos abdominales. Contracción ipsilateral de
los músculos de la pared abdominal al aplicar un estímulo con punta
roma. Pueden estar ausentes en abdómenes con cicatrices, o de personas
obesas y ancianas. Su ausencia patológica ayuda a localizar lesiones de
la vía piramidal. Los arcos reflejos corresponden a T7 a T9 en el reflejo
abdominal superior y T11 a S1 en el reflejo abdominal inferior.
Û ÍNDICE
Anamnesis y exploración neurológica 15
B5. Cerebelo
Exploramos la función cerebelosa teniendo en cuenta el estado del
nivel de conciencia del paciente y la integridad de los sistemas sensorio-
motores arriba señalados, así como la función vestibular.
B5.1. Dismetría. Es la trayectoria anómala de un movimiento. Son de
especial utilidad las maniobras de dedo-nariz (con los brazos extendidos
en cruz, se realiza la flexión del codo con el índice extendido y la intención
de tocar la punta de la nariz, alternando ambos miembros superiores)
y nariz-dedo-nariz (se instruye al paciente a llevar su dedo índice desde
su nariz al dedo del explorador, que irá moviéndose aleatoriamente, y
de nuevo a su nariz). En miembros inferiores se puede realizar la ma-
niobra de talón-rodilla (levantando la pierna se lleva el talón a la rodilla
contralateral y se desliza por el borde de la tibia hasta el dedo gordo)
y dedo gordo-dedo índice del examinador. Como previamente se han
explorado la fuerza, la función vestibular y la propriocepción, se podrá
atribuir una posible alteración en las pruebas dedo-nariz o talón-rodilla a
un trastorno de dichas funciones o, en el caso de que estuvieran íntegras,
a un problema cerebeloso.
Û ÍNDICE
Anamnesis y exploración neurológica 17
MEMORIA DE FIJACIÓN
3. Repita estas tres palabras: peseta-caballo-manzana 3
(repetir hasta que las aprenda)
CONCENTRACIÓN Y CÁLCULO
4. Si tiene 30 pesetas y me las va dando de 3 en 3, ¿cuántas le van
quedando? 5
(anote 1 punto cada vez que la diferencia de 3 sea correcta,
hasta un máximo de 5 puntos)
5. Repita estas tres cifras: “5-9-2”
Ahora repítalas hacia atrás (anotar 1 punto por cada cifra en
orden correcto) 3
MEMORIA (REPETICIÓN)
6. ¿Recuerda las tres palabras que le dije antes? 3
LENGUAJE Y CONSTRUCCIÓN
7. Mostrar un bolígrafo: “¿Qué es esto?”. Repetir con un reloj. 2
8. Repita esta frase: “En un trigal había cinco perros” 1
9. Una manzana y una pera son frutas, “¿verdad?”.
“¿Qué son el rojo y el verde? y ¿un perro y un gato?” 2
10. “Coja un papel con su mano derecha, dóblelo por la mitad y
póngalo en el suelo” (anote un punto por movimiento correcto) 3
11. Lea esto y haga lo que dice: “CIERRE LOS OJOS” 1
12. Escriba una frase completa cualquiera
(la frase debe tener sujeto, real o implícito, y verbo) 1
13. “Copie este dibujo”
(cada pentágono debe tener cinco lados y cinco vértices,
y la intersección formar un diamante) 1
PUNTUACIÓN TOTAL 35
Punto de corte 23-24
Û ÍNDICE
20 Urgencias en Neurología
BIBLIOGRAFÍA
1. Brazis PW, Biller J, Masdeu JC, Brazis P. Localization in clinical neurology. Lip-
pincott Williams & Wilkins; 2001.
2. Neurological differential diagnosis. 2ª ed. John Patten. Ed. Springer; 1996.
3. Exploración clínica neurológica. Mayo Clinic. Examination in neurology. 7ª
ed. Ed Mosby year book; 1998.
4. Hauser SL, capítulo introductorio de la sección de neurología de la 14ª edición
de Principios de Medicina Interna. Mc GrawHill; 5442001.
5. Bradley WG. Neurology in clinical practice. 5ª ed. Butterworth-Heinemann; 2007.
6. Lobo A et al. Revalidación y normalización de Miniexamen cognoscitivo
(primera versión en castellano del Minimental Status Examinatión) en la
población general geriátrica. Med Clín (Barc). 1999; 112; 767-74.
7. Peña Casanova J. Programa integrado de exploración neuropsicológica: test
Barcelona Revisado. Barcelona: Ed Masson; 2005.
Û ÍNDICE
2. Síndromes focales cerebrales
R. García-Ramos, F. Bermejo Pareja
A. LÓBULO FRONTAL
Û ÍNDICE
Síndromes focales cerebrales 23
B. LÓBULO TEMPORAL
Para la descripción de los síntomas y funciones de los lóbulos tem-
porales, lo vamos a clasificar en:
B4. Otros
Síndrome de Klüver-Bucy: se produce en casos de lesiones tempo-
rales bilaterales. Se caracteriza por apatía y placidez, amnesia crónica,
hiperoralidad, hipersexualidad, inatención, conducta social inapropiada
y alteración de la afectividad.
C. LÓBULO PARIETAL
Es una región anatómica en la que existe una gran variedad de fe-
nómenos clínicos, que para su estudio vamos a dividir en:
D. LÓBULO OCCIPITAL
Las funciones y consecuentes déficit por lesión los podemos cla-
sificar en:
F. SÍNDROMES HIPOTALÁMICOS
La clínica resultante de lesiones del hipotálamo la podemos dividir
en función de la parte anatómica afecta:
BIBLIOGRAFÍA
1. Adams RD, Victor M, Ropper AH. Principios de Neurología. Méjico DF: McGraw-
Hill Interamericana; 1999.
2. Patten J. Neurological differential diagnosis. Springer; 1996.
3. Kandel ER, Shwartz JH, Jessell TM. Principios de Neurociencia. McGraw-Hill
Interamericana; 2001.
4. Brazis PW, Madeu JC, Biller J. Localization in clinical neurology. Filadelfia: Lip-
pincott Williams and Wilkins; 2001.
Û ÍNDICE
3. Semiología del sistema nervioso periférico
C. Domínguez González, A. Alonso Ortiz, J. Esteban Pérez
34
Raíz C5 C6 C7 C8
Urgencias en Neurología
Dolor Nuca, hombro y parte Parte lateral del brazo, Región dorsal del antebrazo Región medial del antebrazo y
anterior del brazo región dorsal del antebrazo mano, 5º dedo
Hipoestesia Parte lateral del brazo Parte lateral del antebrazo, 3er y 4º dedo Parte medial del antebrazo y
brazo y 1er y 2º dedo mano, 5º dedo
Déficit motor Deltoides, rotadores externos Flexión del codo, pronación, Extensión del codo, flexión y Intrínsecos
del brazo y flexores del extensión de la muñeca y dedos extensión de los dedos y muñeca
antebrazo
Reflejo Bicipital y braquiorradial Bicipital y braquiorradial Tricipital Ninguno
Û ÍNDICE
Raíz L4 L5 S1
Dolor Lumbar, glúteos, región anterolateral del Lumbar, glúteo, región lateral del muslo y Lumbar, glúteos, región lateral del muslo y
muslo y parte anterior de la pierna anterolateral de gemelos gemelos
Hipoestesia Rodilla y parte medial de la pierna Región lateral de la pierna y dorsolateral Región lateral y planta del pie
del pie y 1er dedo
Déficit motor Extensión de la rodilla Flexión de la rodilla y dorsiflexión del pie y Extensión de la cadera, flexión del pie y
de los dedos dedos
Reflejo Rotuliano Ninguno Aquíleo
Semiología del sistema nervioso periférico 35
Û ÍNDICE
36 Urgencias en Neurología
BIBLIOGRAFÍA
1. Gutiérrez-Rivas E, Jiménez MD, Pardo J, Romero M (eds.). Manual de electro-
miografía clínica. 2ª ed. Madrid: Ergon; 2007.
2. Brazis PW, Masdeu JC, Biller J (eds.). Localization in clinical neurology. 4ª edi-
ción. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2001. p. 559-85.
3. Bradley WG, Daroff RB, Fenichel GM, Jankovic J. Neurology in clinical practice.
Butterworth Heinemann; 2004.
4. Karpati G, Hilton-Jones D, Bushby K, Griggs RC. Disorders of voluntary muscle.
Cambridge University Press; 2009.
Û ÍNDICE
38 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Semiología del sistema nervioso periférico 39
FIGURA 4 . Plexo
lumbosacro (toma-
do de Gutiérrez-
Rivas E et al. 2007).
Û ÍNDICE
40 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Semiología del sistema nervioso periférico 41
Û ÍNDICE
42 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Semiología del sistema nervioso periférico 43
Û ÍNDICE
44 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Semiología del sistema nervioso periférico 45
FIGURA 11. Nervios cutáneos del pie (tomado de Gutiérrez-Rivas E et al. 2007).
Û ÍNDICE
4. Técnicas complementarias de interés
en las urgencias neurológicas
J.M. Sepúlveda Sánchez, R.A. Saiz Díaz, A. Ramos González
A. TÉCNICAS DE NEUROIMAGEN
A3. RM craneal
Es una técnica mucho más sensible que la TC en la detección y ca-
racterizacion de lesiones intracraneales. La secuencia de RM-difusión es
la única técnica de imagen que permite la detección del ictus isquémico
agudo. Su disponibilidad en urgencias es baja y, además, requiere pacien-
tes muy colaboradores dado que los tiempos de exploración son mucho
más largos que en la TC. Existen, sin embargo, algunas patologías en que
es absolutamente necesario realizar RM de urgencia: las mielopatías no
traumáticas agudas o subagudas y algunas mielopatías traumáticas
(véase capítulo 19).
Û ÍNDICE
Técnicas complementarias de interés en las urgencias neurológicas 49
B1. Indicaciones
Debe realizarse una punción lumbar (PL) de manera urgente en las
siguientes situaciones: a) sospecha de infección del SNC; b) sospecha
de HSA sin confirmación de la TC; c) sospecha de síndrome de Guillain-
Barré; d) edema de papila sin alteraciones en las pruebas de imagen.
B2. Contraindicaciones
No debe realizarse una PL cuando existan: 1) signos de hiperten-
sión intracraneal secundarios a patología neurológica focal; 2) patología
neurológica expansiva focal ya conocida u objetivada en las pruebas de
neuroimagen; 3) infección en el trayecto de la punción; 4) trastornos de
la hemostasia.
B3. Técnica
Para su realización se requiere el siguiente material: 1) gasas, paños
y guantes estériles; 2) trócar de PL, con calibres entre 18 y 22 G; 3) manó-
metro con conexiones estériles; 4) tubos estériles.
El paciente debe colocarse en decúbito lateral con la espalda, caderas
y rodillas flexionadas sobre un soporte lo más rígido posible; siempre
debe estar paralelo al plano de la cama (Fig. 1). Antes de realizar el proce-
dimiento, debe estar preparado todo el material. Se recomienda infiltrar
la piel de la zona de PL con un anestésico local (0,5 ml de lidocaína). No es
Û ÍNDICE
50 Urgencias en Neurología
B4. Complicaciones
B4.1. Cefalea postpunción: está causada por la hipotensión licuoral
debida a la presencia de una fístula de LCR en el punto de rotura dural.
Aparece en el 15-30% de los pacientes y puede instaurarse tanto en los
primeros minutos tras el procedimiento, como días después de la pun-
ción. Es de localización fronto-orbitaria, punzante y característicamente
se desencadena con la sedestación y bipedestación y se alivia con el de-
cúbito. Puede acompañarse de náuseas y vómitos. El tratamiento consiste
en mantener reposo en decúbito y la ingesta de analgésicos habituales.
En casos graves, que no responden a estas medidas conservadores, es-
taría indicado realizar una inyección local de sangre autóloga con el fin
de sellar el defecto dural.
B4.2. Hematoma epidural y subdural espinales (capítulo 12): son com-
plicaciones mucho más frecuentes en pacientes tratados con anticoa-
gulantes o que presentan diátesis hemorrágicas, por eso se recomienda
suspender la anticoagulación con heparina sódica tres horas antes del
procedimiento y diferir su re-instauración al menos durante dos horas.
No debe realizarse PL cuando existe plaquetopenia marcada (<20.000
plaquetas/ml) aunque, si es absolutamente necesario, se puede realizar
una transfusión de plaquetas.
Û ÍNDICE
Técnicas complementarias de interés en las urgencias neurológicas 51
C. TÉCNICAS ULTRASONOGRÁFICAS
Û ÍNDICE
Células 500-10.000, 10-1.000, predominio 25-600, predominio <5 5-500, predominio 5-50,
(por mm3) predominio mononuclear mononuclear mononuclear predominio
polimorfonuclear mononuclear
BIBLIOGRAFÍA
1. Molina JA, Luquín MR, Jiménez-Jiménez FJ. Manual de diagnóstico y terapéu-
tica neurológicas. Barcelona: Ed Vigueira; 2002.
Û ÍNDICE
B. URGENCIAS NEUROLÓGICAS
5. Crisis comiciales
R.A. Saiz Díaz, P. de la Peña Mayor
C. ACTITUD DIAGNÓSTICA
El enfoque diagnóstico debe dirigirse hacia varios puntos fundamen-
tales, desde confirmar el diagnóstico de crisis hasta decidir el tratamiento
más adecuado (Tabla III).
Historia clínica
Exploración
ECG si pérdida de conocimiento
No Sí Posible
D. diferencial
EEG Sospecha c. aguda sintomática
RM/CT Síncope
Pseudocrisis E. del sollozo
Û ÍNDICE
*Analítica, tóxicos, PL, CT AIT RGE
1ª C no provocada Sd. epiléptico AGT Vértigo
Aura Hiperekplexia
No Sí Mov. anormales
¿Es la primera?
Trat. sueño
Clobazam C. parciales* Crisis tónicas en Empezar con 10 mg/d Somnolencia, ataxia, diplopia, 1-3 60-200 µg/L
Crisis catameniales Lennox-Gastaut {10-40} disartria
Clonazepam Mioclonías y ausencias* Crisis tónicas en Empezar con 0,5-1 mg/d Somnolencia, ataxia, diplopia, 1-3 20-80 µg/L
CTCG y status (IV) Lennox-Gastaut {2-8} disartria
Diazepam C. parciales y generalizadas* Crisis tónicas en Empezar con 10-20 mg/d Somnolencia, ataxia, diplopia, 2-3
CTCG y status (IV) Lennox-Gastaut {10-60} disartria
Û ÍNDICE
Convulsiones febriles (VR)
Eslicarbazepina, C. parciales* Ausencias Empezar con 400 mg/d Somnolencia, ataxia, diplopia, náuseas 1
acetato de Mioclonías {800-1.200}
Etosuximida Ausencias Empezar con 250 mg/d Gastrointestinales, sedación, ataxia, 3 40-100 mg/L
{500-2.000} rash, extrapiramidales
Fenitoína C. generalizadas y parciales Ausencias Empezar 200-300 mg/d Sedación, ataxia, rash, hematológicos, 1-3 10-20 mg/L
status (IV) Mioclonías {200-400} hirsutismo, hiperplasia gingival,
hepatitis, neuropatía, osteopenia
Fenobarbital C. generalizadas y parciales Empezar con 50 mg/d Sedación, agresividad (niños), 1-2 15-40 mg/L
status (IV) {50-250} depresión, osteoporosis, Dupuytren
Crisis febriles (VO, VR)
Gabapentina C. parciales Ausencias Empezar con 300 mg/d Sedación, mareos, náuseas, ataxia 3 2-20 mg/L
Mioclonías {1.800-3.600} .../...
TABLA VII. (continuación) Indicaciones, dosificación, efectos secundarios y rango terapéutico de los fármacos anticomiciales
Empeoramiento
Fármacos Indicaciones de crisis Posología/rango (VO) Efectos secundarios Tomas Niveles
Lacosamida C. parciales* (VO, IV) Mioclonías Empezar con 50-100 mg/d Somnolencia, mareos, cefalea, 2
{200-400} diplopia, ataxia
Lamotrigina C. parciales y Mioclonías Empezar con 25-50 mg/d Rash, ataxia, hematológicos, 1-2 1-15 mg/L
generalizadas (efecto Mitad de dosis y escalado temblor, gastrointestinales
paradójico) más lento si +VPA {100-700}
Levetiracetam C. parciales y Empezar 500 mg/d Somnolencia, astenia 2 12-46 mg/L
generalizadas. Status (IV) {1.000-3.000}
Oxcarbazepina C. parciales Ausencias Empezar con 300-600 mg/d Somnolencia, rash, hiponatremia, 2 15-30 mg/L
Mioclonías {900-2.400} náuseas (10-0H-CBZ)
Pregabalina C. parciales* Ausencias Empezar con 150 mg/d Somnolencia, mareo, diplopia, 2-3 2,8-8 mg/L
Mioclonías {150-600} ataxia, obesidad, temblor
Primidona C. parciales y Empezar con 75-125 mg/d Como fenobarbital 2-3 5-12 mg/L
Û ÍNDICE
generalizadas* {250-1.500}
Rufinamida Lennox-Gastaut* Status al inicio Empezar con 200-400 mg/d Somnolencia, ataxia, diplopia, 2
{1.800-3.200} náuseas, cefalea, hipersensibilidad
Tiagabina C. parciales* Ausencias Empezar con 5 mg/d Mareos, nerviosismo, depresión, deterioro 3 80-450 µg/L
Mioclonías {30-50} cognitivo, pseudogripales, status
Topiramato C. parciales y Empezar con 25 mg/d Pérdida de peso, parestesias, litiasis 2 9-12 mg/L
generalizadas {200-400} renal, confusión, disfasia, miopía,
glaucoma, anhidrosis
Vigabatrina Espasmos del Sd. West Ausencias Empezar con 500 mg/d Sedación, agresividad, restricción 2
Mioclonías {1.000-3.000} campo visual, parestesias
Zonisamida C. parciales y Empezar con 50 mg/d Sedación, fatiga, mareo, irritabilidad, 2 15-40 mg/L
Crisis comiciales
*Empleo en politerapia.
72 Urgencias en Neurología
E. ESTATUS EPILÉPTICO
Tradicionalmente se define EE como aquella situación en la que una
crisis epiléptica, en cualquiera de sus tipos, se repite o persiste durante
30 minutos o más, sin recuperación. En la práctica clínica se tiende a
considerar una menor duración de la actividad epiléptica para tratar el
EE, ya que parece existir correlación entre la duración y la morbi-mor-
talidad de un EE. Actualmente se reconoce el término de EE inminente
como la presencia de CTCG que se prolongan más de 5 minutos o crisis
intermitentes durante más de 15 minutos en las que no se produzca
recuperación del nivel de conciencia. Ello implica la necesidad de tratar
con antiepilépticos intravenosos a estos pacientes con alto riesgo de
desarrollar EE aun asumiendo que en algunos las crisis podrían cesar
espontáneamente.
Û ÍNDICE
siguientes opciones:
glucosa al 50% y 100 mg de tiamina Mantenimiento 5-10 mg/kg/h
- Levetiracetam IV: bolo 20 mg/kg (2 g) en 5-15 min.
• Administración diazepam IV (0,15 mg/ - Fenobarbital 20 mg/kg bolo IV y
Mantenimiento 1.500 mg/12 h
kg) en bolos de 2 mg/min hasta cese mantenimiento 0,1-0,2 mg/kg/h
- Emplear FAE IV no usado antes (fenitoína o valproico)
de las crisis, con un máximo de 20 mg. - Tiopental 5 mg/kg en bolo IV
- Diazepam IV: 100 mg en 500 ml de s. glucosado a 15-
Extremar precauciones o disminuir seguido de 50 mg cada 2-3
40 ml/h. Riesgo de depresión respiratoria y necesidad
ritmo de infusión en pacientes con min. Hasta control de crisis.
de intubar
insuficiencia respiratoria Mantenimiento de 3-5 mg/kg/h
- Fenobarbital IV: bolos de 50-100 mg/min hasta
• Clonazepam IV 0,02-0,03 mg/kg • Monitorizar con EEG respuesta y
máximo 20 mg/kg. Riesgo de depresión respiratoria y
(hasta 2 mg) como alternativa a descartar estatus sutil
necesidad de intubar
diazepam
Crisis comiciales
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Parameter: evaluating an apparent unprovoked first seizure in adults (an
Û ÍNDICE
80 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
6. Trastornos paroxísticos no epilépticos
J. González de la Aleja, J. Zurita Santamaría, P. de la Peña Mayor
A. SÍNCOPE
El síncope se caracteriza por la pérdida brusca de consciencia, transi-
toria y autolimitada, generalmente de menos de un minuto de duración,
que se acompaña de pérdida del tono postural y, habitualmente, caída.
Es posible que, durante unos breves instantes antes de perder el cono-
cimiento, el paciente presente síntomas premonitorios: astenia intensa,
debilidad, aturdimiento, zumbidos en los oídos, alteraciones visuales, etc.
Cuando estos síntomas son adecuadamente reconocidos por el paciente
y consigue sentarse o tumbarse, puede no llegar a perder el conocimiento
(cuadro presincopal). Durante los segundos en los que el paciente perma-
nece inconsciente, frecuentemente presenta palidez cutánea y disminu-
ción del tono muscular. Es posible la relajación de esfínteres. Puede existir
revulsión ocular y, en algunos casos, se describe rigidez generalizada con
o sin sacudidas mioclónicas de breve amplitud, que pueden ser aparente-
Û ÍNDICE
82 Urgencias en Neurología
TABLA II. Claves diagnósticas en las CNEP de tipo convulsivo (las más
frecuentes)
• A menudo precipitadas por situaciones que suponen un estrés emocional
• Pueden ser provocadas mediante sugestión
• Ocurren en vigilia y en presencia de testigos
• Los ojos suelen estar cerrados y el paciente puede ofrecer resistencia a la
apertura (en síncopes y en CTCG los ojos están abiertos, pudiendo asociar
revulsión ocular)
• Las convulsiones suelen ser arrítmicas, asíncronas, asimétricas, se aceleran
y enlentecen de manera repetida e irregular, movimientos erráticos y
semipropositivos de los miembros, movimientos pélvicos propulsivos,
posturas en opistótonos, etc.
• En ocasiones el paciente puede estar consciente durante los movimientos
convulsivos y responder al examinador
• Los episodios no suelen ser estereotipados y, con el paso del tiempo, se
van haciendo más complejos, modificando su fenomenología
• Puede existir incontinencia, pero no mordedura de la lengua
• No suele existir un periodo postcrítico, o se recuperan muy rápidamente a
pesar de la duración prolongada del episodio
• El paciente puede echarse a llorar al finalizar el episodio, responder a las
preguntas susurrando, u obedecer órdenes motoras aunque se muestre
confuso
BIBLIOGRAFÍA
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Û ÍNDICE
7. Alteraciones del estado mental
F.J. Murcia García, A. Villarejo Galende
A. CONCEPTO
Las alteraciones del estado mental (AEM) hacen referencia a cambios
en la conciencia, en el estado cognitivo y/o en el comportamiento de los
pacientes. A pesar de su alta frecuencia en los servicios de urgencias (SU),
comprendiendo en torno al 4-10% de los pacientes que acuden al SU y
de ser la manifestación de enfermedades potencialmente fatales pero
reversibles en muchos casos, constituyen un reto en cuanto al diagnós-
tico y manejo adecuados.
A1. Definiciones
• Conciencia: es la capacidad de recibir información, procesarla y actuar
en consecuencia. Se compone, a su vez, de dos elementos: la alerta,
vigilancia, reactividad o nivel de conciencia, y de la perceptividad o
contenido de la conciencia. La reactividad es la capacidad de interac-
tuar con el entorno mientras que la perceptividad es la capacidad de
percibirlo y de percibirse a uno mismo.
• Atención: es una cualidad de la perceptividad que permite filtrar
los estímulos ambientales, por lo que ayuda a procesar mejor la
información procedente del entorno.
• Cognición: es una función emergente del cerebro dependiente de la
conciencia que abarca distintos procesos (memoria, lenguaje, aprendi-
zaje, toma de decisiones, planificación, etc.). Resulta de la integración
de la percepción del entorno, el conocimiento adquirido o experiencia,
y la subjetividad individual atribuida a una determinada información.
• Comportamiento: es el conjunto de respuestas motoras frente a estí-
mulos internos y/o externos que resulta tras los procesos cognitivos.
La conducta hace referencia a patrones de comportamiento estables
mediados por aspectos genéticos, culturales, sociales y económicos.
B. ALTERACIONES DE LA CONCIENCIA
Tóxicos
• Plomo
• Setas venenosas
• Cianuro
• Metanol
• Etilenglicol
• Monóxido de carbono (CO)
• Talio
Drogas
• Alcohol
• Opiáceos
• Psicotropos
• Fenciclidina (PCP, polvo de ángel)
• Anfetaminas
Fármacos
• Anticolinérgicos
• Psicofármacos (sedantes, barbitúricos, IMAO, litio, neurolépticos, etc.)
• Salicilatos
Alteraciones metabólicas
• Hipoxia (anemia, insuficiencia respiratoria)
• Hipercapnia
• Hipo/hipernatremia (<110 mEq/L o >160 mEq/L)
• Hipo/hipercalcemia
• Hipofosfatemia
• Hipo/hiperglucemia
• Hipo/hipermagnesemia
• Hipo/hipertermia
• Hipotiroidismo (mixedema)
• Porfiria
• Acidosis
• Encefalopatía hepática
• Encefalopatía urémica
• Sd. Wernicke
• Crisis addisoniana (insuficiencia suprarrenal)
Otras causas
• Isquemia cerebral difusa (hipotensión arterial, IAM, arritmias cardiacas,
insuficiencia cardiaca, parada cardiaca, etc.)
• Encefalopatía hipertensiva, PRES
• Estatus epiléptico y estados postcríticos
• Golpe de calor
• Cáncer (carcinomatosis meníngea)
• Casi ahogamiento
• Psiquiátricas (catatonia, psicógenas)
• Sepsis
Û ÍNDICE
Paciente en coma
Antecedentes personales y Constantes vitales (Tª, TA, FR, FC, SatO2, glucemia capilar)
enfermedad actual Glasgow Coma Scale
Canalizar vvp y administrar tiamina 100 mg IV y, a
continuación, 50 cc de suero glucosado al 50%
Exploración física general Asegurar ABC (vía aérea, Control de hipotermia Obtener muestras de sangre venosa y
y neurológica ventilación y estado (<33°C) e hipertermia previa arterial (glucosa, iones, función renal y
hemodinámico) extracción de hemocultivos hepática, lactato, amonio, GAB, osmolaridad,
hemograma, coagulación, niveles de FAE’s en
pacientes epilépticos, drogas)
Obtener muestra de orina (sistemático-
Administrar rápidamente Intubación orotraqueal si: Oxigenoterapia con sedimento y determinación de drogas y
Û ÍNDICE
1.000 cc SSF 0,9% IV si PAM -GCS ≤8 mascarilla reservorio fármacos)
<70 mmHg -Vómitos incoercibles con (FiO2 100%) si SatO2 <90% ECG de 12 derivaciones
Bolos IV de labetalol 10 mg si reflejo tusígeno abolido Rx tórax
PAM >130 mmHg -Fallo en la oxigenación y/o TAC craneal urgente
ventilación
Punción lumbar (si fiebre, leucocitosis,
meningitis o causa incierta)
EEG (si sospecha de estatus no convulsivo o
estado postcrítico o causa incierta)
Test función tiroidea y suprarrenal
Alteraciones del estado mental
(FAE’s). En los casos en los que la etiología del coma no quede aclarada
tras el estudio inicial, la punción lumbar y el EEG también pueden ser
de utilidad.
B1.3. Exploración física
B1.3.1. Exploración general
• Constantes vitales: la hipertensión arterial sugiere intoxicación por
drogas simpaticomiméticas (cocaína, anfetaminas, etc.), síndrome
de encefalopatía posterior reversible (PRES), encefalopatía hiper-
tensiva, hemorragia intraparenquimatosa hipertensiva, hiperten-
sión intracraneal (HTIC), etc. La hipotensión arterial orienta hacia
trastornos cardiocirculatorios (hipovolemia, insuficiencia cardiaca,
etc.), sepsis, drogas, fármacos (sobredosificación de antihiperten-
sivos) o crisis addisoniana. La detección de arritmias cardiacas es
frecuente en las intoxicaciones por drogas (cocaína), fármacos
(antidepresivos tricíclicos) y tóxicos (etilenglicol, monóxido de
carbono). La hipertermia suele indicar infección, pero también
ocurre en el golpe de calor, la intoxicación por drogas (cocaína,
PCP, etc.) o fármacos anticolinérgicos (antidepresivos tricíclicos),
salicilatos, síndrome neuroléptico maligno, etc. La hipotermia
suele significar intoxicación por drogas (alcohol, éxtasis líquido
Û ÍNDICE
94 Urgencias en Neurología
Oscuro Luz
D I D I
Normal
Dicénfalo
(causa metabólica)
Tectum del
mesencéfalo
Tegmentum del
mesencéfalo
Protuberancia
Derecho Izquierdo
Hemisferio derecho
Área tectal
Tegmentum del
mesencéfalo
Fascículo longitudinal
medial derecho
Tegmentum de la
protuberancia (región
inferior izquierda)
FIGURA 5. Maniobra óculo-cefálica (modificado de: Wiebers DO, Dale AJ, Kok-
men E, Swanson JW. Mayo clinic examination in neurology. 7ª ed. Barcelona:
Editorial Médica JIMS; 1998).
Û ÍNDICE
Respuesta afectiva Ausente Ausente Aleatoria (sin relación con Supeditada a ciertos estímulos Intacta
estímulos afectivos) (ej.: llanto de un niño)
Verbalización Ausente Ausente Vocalización aleatoria Palabras inteligibles Ausente
Reactividad – – + + +
Perceptividad – – – +/- +
Alteraciones del estado mental 105
BIBLIOGRAFÍA
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Û ÍNDICE
8. Cefaleas
M.D. Valle Arcos, J. Hernández Gallego
Û ÍNDICE
114 Urgencias en Neurología
Tratamiento de la migraña
1. Tratamiento sintomático agudo. Debe ser precoz y adecuado al
grado de discapacidad de la migraña. Si las crisis son frecuentes y leves
se ha de evitar el abuso de medicación.
a) Medidas generales. Intentar conciliar el sueño en un lugar oscuro
y silencioso.
Û ÍNDICE
Cefaleas 119
Û ÍNDICE
ISRS: fluoxetina, paroxetina, sertralina, citalopram, mirtazapina -Mejor como coadyuvantes
AINE Naproxeno 1.000 mg/día en 2 dosis -Ulcus péptico, I. renal -Artritis o artralgias crónicas
Ibuprofeno 800-1.200 mg/día 2-3 dosis hipersensibilidad, etc. -Migraña menstrual
AAS 500-1.000 mg/día 2 dosis -Infarto migrañoso
Antiepilépticos Ác. valproico 500 mg/día 1-2 dosis -Aumento de peso, náuseas, pérdida -Enfermedad bipolar, epilepsia
Dosis única nocturna de pelo, temblor. Hepatotoxicidad -Migraña con aura, aura prolongada
y aura sin migraña
Topiramato 100 mg/día en 2 dosis -Pérdida de peso. Nefrolitiasis, -Epilepsia
(aumentar 25 mg cada semana) parestesias -Menos efectos 2ª que ác. valproico
Gabapentina 1.200-2.400 mg/día en 2-3 dosis -Mareo, inestabilidad -Pocas interacciones
-Dolor neuropático
Cefaleas
Otros fármacos Toxina botulínica A 155 UI a distribuir entre músc glabelares, temporales, frontales nucales y cervicales -Migraña crónica
Riboflavina (B2) 400 mg/día -Adolescentes
121
BIBLIOGRAFÍA
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dache Disorders. Cephalalgia. 2004; 24 (suppl 1): 1-151.
Û ÍNDICE
9. Mareo y vértigo
J. Porta Etessam, A. Villarejo Galende
A. INTRODUCCIÓN
El mareo y el vértigo son dos de los síndromes por los que se consulta
con más frecuencia en la urgencia. La diversidad de entidades que se
esconden bajo los síntomas y la dificultad que presentan los pacientes
para expresarlos generan en ocasiones dudas a la hora de realizar un
diagnóstico.
Como en la mayoría de las entidades neurológicas la historia clínica
suele ser el elemento fundamental en el diagnóstico. Sin embargo en el
caso de los pacientes con mareo y vértigo la exploración neurotológica
nos va a otorgar datos indispensables.
B. HISTORIA CLÍNICA
Habitualmente, la capacidad de expresar las alteraciones de la es-
tabilidad es menor que la de otras sensaciones. Por esta razón veremos
que las explicaciones de los pacientes son confusas y que no son capaces
de definir con palabras inteligibles lo que padecen. Es frecuente que no
seamos capaces de captar lo que el paciente nos quiere expresar o que
interpretemos de manera incorrecta los datos de la historia. Por esta
razón es fundamental no dirigir el interrogatorio, pero tampoco suele
ser muy útil dejar al paciente que se exprese libremente. Posiblemente
una manera sencilla de realizar la historia consista en dar opciones al
paciente para que elija la que le parece más adecuada, de esta manera
no dirigimos el interrogatorio y además le otorgamos una pista para
que busque similitudes con sus sensaciones.
El punto fundamental es delimitar si el paciente padece un vérti-
go o no. Por definición todo paciente con vértigo debe padecer ilusión
de movimiento, es decir ver como se desplaza él o el entorno. No se
debe considerar como vértigo sensaciones como flotar, cabeza hueca
o inestabilidad.
Una vez diagnosticado el vértigo debemos conocer la frecuencia de
los ataques, la duración de los mismos y si se desencadenan con alguna
maniobra. Con estos datos ya tendremos nuestra primera clasificación
que nos va ha facilitar el diagnóstico sindrómico: a) vértigo esporádico;
b) vértigo recurrente no posicional; y c) vértigo recurrente posicional.
También es importante conocer la presencia de otros síntomas
acompañantes como acúfenos, focalidad neurológica, alteraciones au-
tonómicas o cefalea.
Û ÍNDICE
130 Urgencias en Neurología
C. EXPLORACIÓN
Una vez realizado el diagnóstico sindrómico se debe confirmar con la
exploración clínica. Para cada síndrome deberemos realizar una serie de
maniobras específicas y fijarnos en los datos semiológicos del enfermo.
Es recomendable el uso de unas gafas de Frenzel, pero este instrumento
no es imprescindible, y habitualmente no está disponible en la urgencia.
En esta sección describiremos las maniobras exploratorias, que ha-
brá que seleccionar en cada paciente para la confirmación clínica del
cuadro. En la sección nosológica indicaremos las maniobras adecuadas
para cada entidad.
D. APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA
o suicidio). Hay que indagar sobre la relación del paciente con el entorno
(la familia, situación laboral y económica), manías, conductas fóbicas,
crisis de angustia o pánico.
Se deben explicar claramente los síntomas y la ausencia de gravedad
del mareo. Se trata con ansiolíticos y antidepresivos.
Especial interés tienen dos cuadros clínicamente definidos, el vértigo
fóbico posicional y el mareo psicofisiológico. El vértigo fóbico posicional
lo veremos, fundamentalmente, en pacientes que han pasado un vértigo
posicional paroxístico benigno y persisten con sintomatología similar
al girar la cabeza, pero sin datos objetivos. El mareo psicofisiológico es
una sensación de flotar continua, habitualmente fluctuante, sin ninguna
focalidad neurológica. Con la hiperventilación se reproducen los sínto-
mas sin que se induzca un nistagmus. Aunque no se conoce la etiología
directa, posiblemente se deba a un cuadro de ansiedad continuo que se
acompaña de variaciones en la frecuencia respiratoria y en el pH, lo que
induce esa alteración en la percepción del equilibrio.
BIBLIOGRAFÍA
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Û ÍNDICE
10. Urgencias neurooftalmológicas
T. Moreno Ramos, R.M. Ceballos Rodríguez
A. ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN
B. ENFERMEDADES NEUROOFTALMOLÓGICAS
B2. Pupilas
La pupila es la abertura central del iris y regula la cantidad de luz
que llega a la retina. Se contrae con la iluminación intensa y se dilata en
condiciones de poca luz. Su tamaño está controlado por la acción opuesta
Û ÍNDICE
144 Urgencias en Neurología
Provoca miosis (paresia del músculo dilatador), ptosis (por paresia del
músculo de Müller), enoftalmos y anhidrosis (si es pregaglionar). Se
puede observar también ptosis inversa, que se puede explicar porque
el sistema simpático retrae el párpado inferior y, si está lesionado, el
párpado se eleva levemente. Esto, combinado con la ptosis del párpado
superior, da la impresión de enoftalmos.
B2.3. Pupila tónica de Adie: es por una denervación parasimpática
post ganglionar del iris. Aparece en pacientes jóvenes y sanos, con más
frecuencia en mujeres. Presentan una pupila dilatada, inicialmente uni-
lateral, que reacciona lentamente a la luz, pero de manera adecuada a la
acomodación. En ocasiones se asocia a arreflexia (síndrome de Holmes
Adie). No existe tratamiento eficaz (los colirios mióticos reducen la ani-
socoria pero pueden producir espasmo del músculo ciliar).
B2.4. Pupila fija y dilatada: la primera sospecha clínica es que el
paciente ha tenido contacto con midriáticos. La otra etiología frecuente
es la lesión del III n.c. (por aneurisma de la comunicante posterior o
tumor). Para diferenciar estas dos entidades se puede usar un colirio
de pilocarpina que producirá una miosis rápida en el caso de lesión
del III n.c., pero muy lenta o nula en el caso de midriasis farmacológica.
B2.5. Pupila en la lesión mesencefálica: en la lesión del mesencéfalo
dorsal, en la comisura posterior, se observan pupilas medias, con diso-
ciación luz-acomodación (reacción adecuada a la acomodación, es decir,
miosis al converger los ojos, y escasa respuesta a la luz). Otros signos
que se asocian son parálisis de la supraversión de la mirada, papiledema,
nistagmus de convergencia-retracción y retracción palpebral (signo de
Collier). Las etiologías más frecuentes son compresión por tumores en
la glándula pineal, hidrocefalia, infarto, hemorragia, infección, etc.
B2.6. Pupila de Argyll-Robertson: es la combinación de pupilas mió-
ticas e irregulares, reflejo pupilar a la luz abolido, reacción pupilar a la
convergencia y a la acomodación conservado. Es un signo clásico de
neurosífilis, que ha disminuido en frecuencia, aunque puede aparecer
también en diabetes, alcoholismo y esclerosis múltiple.
B2.7. Defecto traumático del iris: los traumatismos del iris pueden
producir anomalías del reborde pupilar, con miosis o midriasis según se
lesione el músculo dilatador o la rama inferior del III n.c., respectivamente.
B3. Diplopia
Los pares craneales encargados de la motilidad ocular extrínseca son el
III n.c. (inerva los músculos recto interno, recto superior, recto inferior, obli-
cuo inferior, elevador del párpado superior, cuerpo ciliar), el IV par (inerva
el músculo oblicuo superior) y el VI n.c. (inerva el músculo recto externo).
Las causas de parálisis (limitación total del músculo) o paresia (limi-
tación parcial) pueden ser congénitas o adquiridas. En las congénitas no
aparece diplopia ya que existen mecanismos de adaptación sensorial.
El principal síntoma es la diplopia binocular, es decir, visión doble
que sólo aparece cuando se mira con los dos ojos, y desaparece al ta-
parse uno de ellos. Supone una falta de alineación de los dos ojos. En
Û ÍNDICE
146 Urgencias en Neurología
RL RM RM RL
RI OS OS RI
RI (OS) RI (OS)
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4. Bradley WG, Daroff RB, Fenichel GM, Marsden CD. Neurology in clinical prac-
tice. 3rd ed. Boston, Mass, Butterworth-Heinemann; 1999.
Û ÍNDICE
11. Dolor cervical, lumbar y en extremidades.
Dolor neuropático
A. Herrero San Martín, A. Martínez Salio
A1. Anamnesis
a) Historia del dolor: comienzo del dolor (inicio brusco o gradual,
circunstancias, características), evolución del dolor (curso, pruebas diag-
nósticas, tratamientos empleados); b) características del dolor actual:
localización y distribución, cualidad del dolor, intensidad, duración y pe-
riodicidad, factores agravantes y de alivio; c) síntomas acompañantes:
debilidad, atrofia, síntomas autonómicos; d) antecedentes personales; e)
antecedentes familiares; f) factores psicológicos; g) factores psicosociales.
A2. Exploración
A2.1. Exploración física general
A2.2. Exploración neurológica: es especialmente importante explorar
las distintas modalidades sensitivas, el balance muscular y los reflejos os-
teotendinosos (cualquier déficit a este nivel permite orientar topográfica-
mente el diagnóstico etiológico). También es de interés explorar la marcha.
A2.3. Exploración músculo-esquelética: dolor local. Palpación en la
zona dolorosa. Presencia de espasmos musculares asociados. Limitación
en la movilidad activa y pasiva. Maniobras de estiramiento radicular.
Percusión sobre trayectos nerviosos.
A2.4. Exploración de síntomas autonómicos: edema local, cambios
en la coloración y la temperatura de la piel, sudoración excesiva o se-
quedad, atrofia.
tar síndromes similares por patología infecciosa (CMV, EBV, VHZ, etc.) y
conectivopatías (LES, PAN, Sjögren).
B3.1.3. Tratamiento: no existe tratamiento específico. Inicialmente
puede ser útil el tratamiento con analgésicos y corticoides (prednisona
1 mg/kg 7 días), lo cual disminuye el dolor pero no modifica el curso de
la enfermedad, seguido de rehabilitación precoz. Tiene buen pronóstico
aunque la recuperación puede ser lenta y tardar varios meses (el 90%
están recuperados completamente a los 3 años).
B3.2. Síndrome del estrecho torácico: se trata de un síndrome que, a
su vez, agrupa un número variado de síndromes del miembro superior,
de los cuales sólo una minoría tienen una base neurológica. En los pocos
casos con verdadera causa neurológica, se produce una debilidad atrófica
progresiva y unilateral de la musculatura intrínseca de la mano, asociada
a hipoestesia en el territorio cubital del miembro afectado. Estos casos
se deben generalmente a la compresión del tronco inferior del plexo
braquial por una costilla cervical (diagnóstico con radiografía) o por una
banda fibrosa (radiolucente en RM). Se puede acompañar de fenómenos
vasculares como la desaparición del pulso radial posicionando el brazo
en abducción y girando la cabeza hacia el lado contralateral (signo de
Adson). Existen otras formas de este síndrome sin clara base neuroló-
gica, asociados a una etiología vascular (compresión de la arteria axilar
o subclavia) o de origen incierto. El diagnóstico se realiza con pruebas
de imagen y EMG. El tratamiento consiste en la sección quirúrgica de
la banda ósea o fibrosa en los casos con verdadera base neurológica.
Û ÍNDICE
Dolor cervical, lumbar y en extremidades. Dolor neuropático 157
B4.2. Síndrome del túnel del carpo: se produce por compresión del
nervio mediano en la muñeca a su paso por el túnel del carpo. Se trata de
la mononeuropatía por atrapamiento más frecuente. El nervio mediano
se puede comprimir en otras localizaciones, donde también se produce
dolor. Así se distinguen: el síndrome del nervio interóseo anterior, el
síndrome del pronador redondo y el atrapamiento en el ligamento de
Struthers. Son los déficits motores y sensitivos los que localizan la lesión
a uno u otro nivel.
B4.2.1. Clínica: el síntoma más importante es el dolor, que se describe
como urente y aumenta por actividades que requieren movimientos re-
petidos de flexo-extensión de la muñeca. Es más frecuente por la noche,
despertando al enfermo que agita las manos para sentir alivio. El dolor
y las parestesias, aunque predominen en la región palmar de los tres
primeros dedos, no siempre se limitan al territorio inervado por el nervio
mediano, pudiendo extenderse al codo e, incluso, al hombro.
Puede haber atrofia y pérdida de fuerza en músculos dependientes
del nervio mediano a nivel de la eminencia tenar. Las parestesias pueden
provocarse al golpear sobre el túnel del carpo (signo de Tinel) o tras un
minuto de flexión de ambas muñecas (maniobra de Phalen).
B4.2.2. Diagnóstico: se basa en la clínica y el EMG para delimitar la
intensidad de la afectación, ya que no hay correlación entre la clínica y
los estudios neurofisiológicos.
B4.2.3. Tratamiento: consiste en reposo con férula nocturna en po-
sición neutra y analgésicos esteroideos vía oral e inyectados a nivel del
túnel del carpo. Actualmente no se recomiendan analgésicos no esteroi-
deos en el tratamiento del síndrome del túnel del carpo. El tratamiento
con parafina puede ser útil. La cirugía descompresiva está indicada si hay
degeneración axonal, debilidad o atrofia, o dolor persistente.
B4.3. Mononeuropatía por atrapamiento del nervio cubital: se ma-
nifiesta con parestesias en borde cubital de la mano (cuarto y quinto
dedos) y debilidad de la musculatura dependiente de este nervio (aduc-
ción del meñique, aproximación y separación de los dedos, flexión de la
primera falange sobre los dedos y extensión de la segunda y tercera). El
lugar más frecuente de atrapamiento es el codo, en la arcada aponeu-
rótica humerocubital. El EMG ayuda al diagnóstico y tiene valor pronós-
Û ÍNDICE
Dolor cervical, lumbar y en extremidades. Dolor neuropático 159
por atrapamiento del nervio cubital. La tendinitis del bíceps se origina por
la repetición de movimientos de extensión del codo contra resistencia.
La mano dolorosa se puede originar por varios motivos no neuroló-
gicos. La tenosinovitis digital estenosante o dedo en gatillo es originada
por la fibrosis de la vaina del tendón del flexor de los dedos, sobre todo del
pulgar y del dedo medio, que causa dolor y dificultad en la flexoextensión
hasta engatillamiento con chasquido, mostrando un bulto palpable en la
región metacarpofalángica volar. La tenosinovitis de De Quervain afecta
a los tendones del abductor largo y del extensor corto del pulgar, origi-
nando un dolor en el borde radial de la muñeca, que se agrava al palpar
la tabaquera anatómica o con la maniobra de Finkelstein (flexión de los
cuatro dedos que abrazan el pulgar flexionado con desviación cubital
de la muñeca). La tendinitis del flexor del carpo radial, al flexionar la
muñeca contra resistencia y la tendinitis del extensor del carpo cubital,
al desviar de modo radial la muñeca son otras causas de dolor menos
frecuentes. La enfermedad de Dupuytren, por fibrosis de la fascia palmar,
origina retracción en flexión de los dedos al inicio y de forma insidiosa,
seguida de contracciones en flexión, rigidez de los dedos y limitación para
la movilización de las articulaciones interfalángicas proximales y meta-
carpofalángicas. Es, típicamente, un cuadro indoloro, que en ocasiones
puede asociarse a dolor en el caso de concurrir con una tenosinovitis.
que el dolor siga una topografía neuroanatómica, que haya una historia
que sugiera una lesión o enfermedad neurológica, una exploración que
muestre que los signos están confinados a un territorio de inervación
neurológica, y pruebas diagnósticas que confirmen la lesión o enferme-
dad neurológica como causa del dolor.
La anamnesis, al ser el dolor una evaluación cognitiva, siempre subje-
tiva, es la parte más importante del diagnóstico. La anamnesis del dolor
neuropático no difiere de la que se ha descrito al inicio del capítulo para
cualquier tipo de dolor (comienzo, evolución, localización y distribución,
características, duración y periodicidad, intensidad, factores agravantes
y de alivio, trastornos coexistentes). El dolor neuropático se manifiesta
como una serie de síntomas y signos positivos que, como hemos dicho
antes, son muy difíciles de describir por parte del paciente, ya que son
diferentes de las sensaciones dolorosas normalmente experimentadas y
se suele recurrir a analogías para referirlos. El inicio del dolor puede estar
retrasado con respecto a la causa, y los cambios en el estado emocional,
la fatiga o el estrés, pueden modificar su intensidad. Los pacientes suelen
narrar dolores continuos (tipo urente, descrito como quemazón o escozor,
o tipo profundo, descrito como pesadez o tirantez), paroxísticos (tipo
punzante, descrito como pinchazos o golpes, o tipo lancinante, descrito
como una descarga eléctrica) junto a otras sensaciones desagradables
no dolorosas como frío o picor.
Junto a la anamnesis, una exploración física general y neurológica
completa, en especial de la sensibilidad en todas sus modalidades, es
básica para permitir un diagnóstico topográfico de la lesión neurológica
que confirma el dolor como neuropático y permite orientar tanto la
etiología como el tratamiento. Dicha exploración se puede realizar a pie
de cama con un sencillo instrumental (algodón, clip, tubos de vidrio o
rodetes metálicos, diapasón, compás de Weber, estesiómetros de aguja,
filamentos de von Frey). Así, podemos encontrar zonas de alteración sen-
sitiva en forma de anestesia o hipoestesia, o bien de hiperalgesia, alodinia
(estos dos, según el mecanismo que los provoca, pueden ser mecánicos,
al calor o al frío), hiperpatía o signo de Tinel. La definición de todos estos
términos se explica en la tabla VIII. Al ser el dolor un síntoma de enfer-
medad neurológica, se pueden observar otras deficiencias neurológicas
focales, como debilidad, atrofia, hipo o arreflexia, cambios autonómicos
como inflamación, edema e inestabilidad vasomotora (modificaciones
del color, temperatura, livedo reticularis) y alteraciones tróficas en la piel,
tejidos subcutáneos, uñas y cabellos.
Las pruebas complementarias (neurofisiológicas, neuroimagen,
biopsia) sólo son útiles para confirmar la sospecha clínica y descubrir la
etiología del dolor. Las técnicas más específicas para el estudio del dolor
neuropático (potenciales evocados por láser o por calor, test sensoriales
cuantitativos, microneurografía, neuroimagen funcional, biopsia cutá-
nea) no están normalmente disponibles en la mayoría de los centros y
algunas sólo se usan en investigación. El uso de escalas como método
semicuantititativo (LANSS, DN4, ID-pain) sirve para discernir entre un
Û ÍNDICE
170 Urgencias en Neurología
TABLA IX. Dosis de los fármacos más usados para el tratamiento del
dolor neuropático
Medicación Dosis de inicio Dosis terapéutica Dosis máxima
Amitriptilina 10-25 mg/d 25-75 mg/d 150 mg/d
Venlafaxina 37,5 mg/d 150 mg/d 225 mg/d
Duloxetina 30 mg/d 60 mg/d 120 mg/d
Gabapentina 300 mg/d 1.200-1.800 mg/d 3.600 mg/d
Pregabalina 75 mg/d 150-300 mg/d 600 mg/d
Carbamazepina 200 mg/d 600-1.200 mg/d 2.400 mg/d
Oxcarbazepina 300 mg/d 600-1.200 mg/d 2.400 mg/d
Lamotrigina 25 mg/d 100-200 mg/d 400 mg/d
Oxicodona 10 mg/d 10-100 mg/d Desconocida
Tramadol 50 mg/d 200-400 mg/d 400 mg/d
Capsaicina crema 0,025%/d 0,025-0,075%/8 h 0,025-0,075%/6 h
Lidocaína parche 5% 1 parche cada 12 h ídem 3 parches
Capsaicina parche 8% 1 parche durante 30-60 minutos cada 3 meses
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Û ÍNDICE
12. Mielopatías agudas no traumáticas
S. Moreno García, I. Posada Rodríguez
B. SIGNOS Y SÍNTOMAS
El tipo de signos y síntomas y la intensidad de los mismos depen-
derá del nivel de lesión medular y del alcance de la misma. Los signos y
síntomas más comunes son los siguientes:
B1. Dolor
Puede ser de 3 tipos en función de la estructura dañada:
B1.1. Dolor radicular: tiene un valor localizador y se distribuye por el
dermatoma correspondiente a la raíz afectada. El dolor generalmente
se describe como eléctrico, urente y/o lancinante.
B1.2. Dolor óseo: producido por lesiones con infiltración ósea y tam-
bién tiene un valor localizador, pudiendo localizarse palpando las apófisis
espinosas de las vértebras. Descrito como un dolor sordo y mecánico.
Û ÍNDICE
Mielopatías agudas no traumáticas 177
D. APROXIMACIÓN ETIOLÓGICA
Debe tenerse en cuenta, para realizar un diagnóstico etiológico ade-
cuado, la topografía aproximada de la lesión, para lo cual, además del
nivel lesional es muy útil saber si la lesión es intra o extramedular. Las
lesiones intramedulares dan lugar a un dolor de origen central, difuso
y de escaso valor localizador, también pueden producir una hipoestesia
suspendida y, de forma característica, suelen dar lugar a un síndrome
intramedular. Las lesiones extramedulares se localizan en las vértebras,
espacio epidural, meninges o raíces nerviosas; producen un dolor de tipo
óseo o radicular de gran valor localizador y una alteración sensitiva con
distribución somatotópica.
También es muy importante, ya que a veces ayuda a establecer la
urgencia de una mielopatía, la cronología de la lesión. Así, las mielopa-
tías se dividen en:
• Mielopatías agudas: se instauran en minutos-horas y, generalmente,
se inician con una fase de shock medular. Las causas que con mayor
frecuencia producen una mielopatía aguda son: hematoma espinal,
infarto espinal, hematomielia, fractura vertebral no traumática y
herniación discal.
• Mielopatías subagudas: se instauran en días. También pueden pre-
sentarse con una fase de shock medular. Las causas más comunes
son las inflamatorias e infecciosas así como algunas lesiones com-
presivas extramedulares.
• Mielopatías crónicas: se instauran en semanas o meses y las cau-
sas más frecuentes son: neoplasias, infecciones crónicas, patología
raquídea degenerativa y siringomielia.
Û ÍNDICE
Mielopatías agudas no traumáticas 179
Û ÍNDICE
180 Urgencias en Neurología
E. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Fundamentalmente existen dos entidades que cursan clínicamente
de un modo muy similar a como lo haría una mielopatía no traumática
aguda/subaguda.
Por un lado, el síndrome de Guillain-Barré podría confundirse con
una mielopatía subaguda en fase de shock medular ya que cursa con
para o tetraparesia, déficit sensitivo y abolición de reflejos osteotendi-
nosos. Datos que pueden ayudarnos a distinguir estas dos entidades
son, por ejemplo, que en el caso del síndrome de Guillain-Barré, el déficit
sensitivo no suele ser tan acusado, no existe afectación de esfínteres y,
en ocasiones, cursa con paresia difacial.
Otra entidad, afortunadamente de presentación infrecuente, que
podría confundirse con una mielopatía aguda es el infarto cerebral con
afectación de ambas arterias cerebrales anteriores. Esta entidad, clínica-
mente suele manifestarse con paraparesia, déficit sensitivo y afectación
de esfínteres pero, generalmente, suele asociarse a otros síntomas como
cefalea y alteración del nivel de conciencia.
• Criterios de inclusión
Síntomas sensitivos, motores o disfunción autonómica atribuibles a
lesión de la médula espinal bilateral y/o síntomas (no necesariamente
simétricos) de nivel sensitivo. Exclusión de etiología compresiva extraaxial
con técnicas de neuroimagen. Inflamación de la médula demostrada
mediante pleocitosis en LCR o índice de IgG o captación de galodinio en la
RM. Si ninguno de los criterios que demuestran inflamación son positivos
se debe repetir la RM o la valoración de nueva muestra de LCR entre 2 y 7
días del inicio de los síntomas si existe progresión entre las 4 horas y los
21 días desde el inicio de los síntomas
• Criterios de exclusión
Historia de radiación previa de la columna vertebral en los últimos 10
años. Déficit neurológico con clara distribución vascular arterial. Evidencia
clínica de enfermedad del tejido conectivo (sarcoidosis, enfermedad de
Behçet, síndrome de Sjögren, lupus eritematoso sistémico, enfermedad
mixta del tejido conectivo, etc.). Manifestaciones en el SNC de sífilis, Lyme,
VIH, HTLV-1, infección por micoplasma o infección por virus neurotropos
(HVS-1, HVS-2, VVZ, EBV, etc.). RM craneal sugerente de EM o historia
clínica sugerente de neuromielitis óptica
BIBLIOGRAFÍA
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Û ÍNDICE
13. Trastornos neurológicos de naturaleza
no orgánica
J. Díaz-Guzmán, J.C. Mingote Adán, F. Denia Ruiz
A. INTRODUCCIÓN
Se ha estimado que, hasta en un 20% de los pacientes con quejas
neurológicas, no se aprecia una causa orgánica que la justifique. Estos tras-
tornos requieren un abordaje multidisciplinario, en el que parece sensato
que el neurólogo valore el componente “orgánico”. El objeto es triple; por
una parte, verificar qué parte de la sintomatología puede corresponder
a una lesión del sistema nervioso (estructural o funcional, metabólica,
eléctrica…), su intensidad y relevancia; por otra parte, qué parte de la clínica
no se adapta al patrón “orgánico” esperable, justificando el porqué; y, por
último, la valoración de coexistencia en el mismo paciente de sintomato-
logía orgánica y no-orgánica. A continuación se expone, primeramente,
un resumen de la nomenclatura más adecuada para estos trastornos, así
como la evaluación diagnóstica y terapéutica de aquellos que con más
frecuencia podemos encontrar en una “urgencia” neurológica.
B. DEFINICIONES Y NOMENCLATURA
Un paciente determinado puede compartir características de varios
trastornos psicogénicos. Así, de un modo práctico, podemos diferenciar
dos grandes grupos, los trastornos disociativos y los trastornos con so-
matizaciones.
C. ABORDAJE DIAGNÓSTICO
Ante la sospecha de un cuadro neurológico de naturaleza no orgá-
nica, por un lado habrá que descartar efectivamente que se trate de un
padecimiento orgánico y, por otro, demostrar unos criterios psicológicos
compatibles con este diagnóstico (Tabla I).
Fases en el abordaje diagnóstico en la guardia neurológica:
• Primero, la obtención de la historia clínica, que deberá ser especial-
mente minuciosa “policial”, en el caso de clara sospecha de trastorno
funcional.
Û ÍNDICE
Trastornos neurológicos de naturaleza no orgánica 191
1 2
del brazo desde la posición horizontal del mismo, sin verse ni si-
quiera la contracción del potente vientre muscular. Sin embargo,
al sujetar en la misma posición horizontal el brazo del paciente,
e invitarle a toser, apreciaremos claramente dicha contracción.
g) Signo del abductor. Al invitar al paciente funcional a abducir la
extremidad inferior parética, se le sujetan ambos tobillos y se
observa si se aprecia abducción en la extremidad no parética. En
el enfermo orgánico, ha de apreciarse (“ley de la palanca”), pues
la extremidad no parética sirve de punto de apoyo a la pelvis para
poder iniciar la abducción de la pierna parética. En el enfermo
funcional, además de no observarse dicha abducción, el paciente
suele acompañar la maniobra de ostentosos signos de sufrimiento
y esfuerzo fútil. Un signo similar existe para explorar la addución.
h) Puede darse la circunstancia de que el paciente no sea capaz de
realizar la addución de una extremidad (superior o inferior) par-
tiendo de posición de extremidad separada del cuerpo pero, sin
embargo, colaborar en la exploración de la addución partiendo
de posición de extremidad pegada al cuerpo.
i) Signo de Hoover. Al pedir al paciente en decúbito supino que eleve
la pierna parética, se sujeta el talón de la pierna sana. En el pa-
ciente orgánico, hemos de percibir una intensa fuerza hacia abajo
en el talón sano, para poder propulsar hacia arriba la pierna débil.
En el funcional, es muy posible que no observemos esa fuerza
compensatoria en el talón sano, pues el sujeto no está haciendo
esfuerzo de verdad.
j) El signo de Babinski está ausente en la exploración. Puede haber
un seudoclonus, en el que las respuestas batientes son irregula-
res y pobremente mantenidas, aunque típicamente pueden no
ceder en el enfermo funcional al realizar flexión plantar brusca
(maniobra que, en el enfermo orgánico, deja abolido el clonus).
k) Las consecuencias a muy largo plazo de las parálisis conversivas
pueden ser indistinguibles de las orgánicas, llegando a constituir
cuadros de dolor regional complejo (distrofia simpático-refleja…).
Un dato interesante es que los callos de las manos de un trabaja-
dor manual desaparecen a lo largo de unas trece semanas desde
que se deja de usar la extremidad; por tanto, un sujeto que afirme
que lleva varios meses sin poder usar esa extremidad, y posea
callos en la palma de la mano, será poco digno de creer.
C3.3. Evaluación de los trastornos de la estática y la marcha. Deberá
apreciarse cómo se levanta el sujeto de una silla, su modo de caminar, la
estación natural, con los pies juntos, caminar hacia delante y hacia atrás,
el tándem, caminar alrededor de una silla, con ojos abiertos, con ojos
cerrados… Se requerirá del examen neurológico completo, experiencia
y mucha precaución para no descartar un padecimiento orgánico por
el mero hecho de detectar componentes funcionales en la estática y la
marcha. Ejemplo típico son los parkinsonismos rígido-acinéticos, o los
secundarios al consumo de fármacos bloqueantes dopaminérgicos para
Û ÍNDICE
Trastornos neurológicos de naturaleza no orgánica 195
habrá unas letras, o palabra entera (la tapada por el lapicero) que
no podrá leer, línea tras línea. El funcional, casi siempre simulador,
podrá hacer dos cosas generalmente: o bien lee sin problemas
línea tras línea (gracias a su verdadera visión binocular), o bien
sólo lee las palabras situadas en el mismo lado de su ojo “sano”,
siendo incapaz, y verbalizando incluso las dificultades que tiene
para leer lo escrito al otro lado del lapicero, en la zona correspon-
diente a su ojo “ciego”.
h) La presencia de nistagmo optocinético indica que la ceguera ale-
gada no es completa.
i) Con ayuda de diversos aparatajes, prismas, diafragmas, filtros
de colores… que el médico manipula, puede detectarse la falsa
amaurosis, pero son de dominio del oftalmólogo. Sin embargo,
el electroencefalograma puede resultar útil al valorar el ritmo
alfa en regiones posteriores. La desaparición de tal ritmo al abrir
los párpados el sujeto indicaría que la ceguera no es total. Por
el contrario, en el sujeto consciente, si al abrir los párpados no
desapareciera tal alfa, podríamos concluir que se trata de una
ceguera orgánica. Por supuesto, se puede obtener información
adicional con los potenciales visuales evocados.
j) Micropsias, macropsias, escotomas, flashes de luz y alucinaciones
pueden ser psicogénicas, pero también asociarse a la migraña y
a actividad irritativa de los lóbulos temporal y occipital.
k) Espasmo de músculos oculares individuales. Es frecuente. Con fre-
cuencia bilateral; debe desaparecer al pedir al paciente que mire
rápidamente hacia un lado o hacia arriba. Si existe espasmo de
convergencia asociado, éste se puede eliminar fácilmente tapando
un ojo y examinando los movimientos oculares del destapado
de modo independiente, observándose entonces la abducción
sin limitaciones. Hay que tener en cuenta que estos pacientes
también suelen referir visión borrosa, que en estos casos es pro-
vocada por una miopía en relación al espasmo de acomodación
que acompaña al de convergencia.
C3.7. Trastornos auditivos. Es muy raro que se avise al neurólogo
para valorar a estos pacientes, que suelen ser atendidos por un oto-
rrinolaringólogo (ORL). El paciente debe ser sujeto de una evaluación
ORL completa, aunque de interés para el neurólogo pueden ser los si-
guientes aspectos:
a) La sordera conversiva suele ser bilateral y completa. Se puede
asociar al mutismo y ceguera histéricas. Si es unilateral, suele ser
del mismo lado en el que el paciente conversivo relata el resto de
sus quejas somáticas.
b) La sordera simulada es, usualmente, unilateral, y casi siempre en
contexto postraumático, ganancia secundaria, litigio...; pero, en
caso de un verdadero síndrome coclear postraumático, es habitual
encontrar una disfunción de la división vestibular, ausente en el
enfermo simulador.
Û ÍNDICE
Trastornos neurológicos de naturaleza no orgánica 199
D. MANEJO Y TRATAMIENTO
En estos cuadros hay que tener presente, con los propósitos
de este libro, que casi nunca será posible la solución completa del
problema del paciente en la unidad de urgencias. La actuación del
neurólogo, tal como ha sido propuesto y consensuado, consistirá en
evaluar la posible organicidad del cuadro “neurológico”, demostrar
la inconsistencia de los hallazgos clínicos (“desmontar” la caricatura
de realidad clínica con la que acude el sujeto), y proporcionar así al
Û ÍNDICE
200 Urgencias en Neurología
E. PRONÓSTICO
Los trastornos somatomorfos tienen el mejor pronóstico, incluso
con resolución permanente.
Los trastornos funcionales que conlleven patología psiquiátrica
subyacente mejorarán en general conforme se trate dicha patología
psiquiátrica.
Los enfermos facticios tienen mal pronóstico.
Los simuladores no tienen tratamiento conocido, más que su desen-
mascaramiento.
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Û ÍNDICE
C. ENFERMEDADES NEUROLÓGICAS
DE IMPORTANCIA EN URGENCIAS
14. Enfermedad cerebrovascular isquémica
P. Calleja Castaño, J. Díaz Guzmán
B. CLASIFICACIÓN CLÍNICO-TOPOGRÁFICA
La clasificación más empleada del ictus isquémico según su localiza-
ción es la propuesta a partir del Oxfordshire Community Project (Tabla II).
Distinguiríamos así: 1) TACI (infarto completo de circulación anterior), 2)
PACI (infarto parcial de la circulación anterior), 3) LACI (infarto lacunar),
y POCI (infarto de circulación posterior).
La presentación clínica de un déficit isquémico depende del territorio
neurovascular afectado y del mecanismo del ictus (Figs. 1 y 2).
Desde un punto de vista clínico-topográfico más tradicional, dis-
tinguiremos:
A. cerebral anterior
A. comunicante anterior
A. carótida
interna
A. cerebral media
A. comunicante
posterior
A. cerebelosa A. cerebelosa
superior posterior
rr perforantes
A. basilar
A. cerebelosa
anteroinferior
A. vertebral
CS
Sd. Claude
LM
NR
SN
VP
Sd. Weber
Sd. Benedikt III
Manifestaciones clínicas
Síndrome Ipsilaterales Contralaterales
Weber -Paresia n. oculomotor con -Hemiparesia, incluida la
midriasis (afectación cara
parasimpático)
Benedikt -Paresia n. oculomotor en -Movimientos anormales
ocasiones con midriasis (núcleo rojo), temblor de
acción, corea, atetosis…
Claude Afectación del tegmento mesencefálico incluyendo la
porción posterior del núcleo rojo, clínica similar al síndrome
de Benedikt pero con signos cerebelosos en vez de
movimientos anormales
Parinaud Afectación mesencefálica dorso rostral (manifestación
clínica más frecuente en tumores de la pineal o hidrocefalia).
Parálisis de la mirada conjugada hacia arriba, pupilas
midriáticas con disociación cerca-luz, pseudo paresia VI,
signo de Collier…
NV PCM
V
FLM
HE
LM
VII
VP
VI
Manifestaciones clínicas
Síndrome Ipsilaterales Contralaterales
Foville -Paresia facial periférica (núcleo -Paresia braquio-crural
o fascículo VII) con déficit sensitivo
-Incapacidad para dirigir la mirada
conjugada hacia el lado de la
lesión
Millard-Gubler -Paresia del n. abducens -Paresia braquio-crural
-Paresia facial periférica
(fascículo VII)
NV Sd. Wallemberg
PCI NMDV
V
NA
X
LM
VP
Manifestaciones clínicas
Síndrome Ipsilaterales Contralaterales
Bulbar lateral-Alteración sensibilidad -Alteración sensibilidad
(Wallenberg) algésica en la cara (núcleo algésica hemicorporal
espinal del trigémino) (tracto espinotalámico)
-Paresia del paladar blando,
faringe y cuerda vocal (núcleo
ambiguo). Disfagia y disartria
-Sd. Horner (fibras simpáticas)
-Ataxia (pedúnculo inferior
y cerebelo)
Vértigo, náuseas y vómitos
(núcleos vestibulares), hipo,
diplopia…
Bulbar medial -Paresia lingual (XII) -Paresia braquio-crural
(Déjerine) (al protruir la lengua se -Alteración sensibilidad
desvía hacia el lado de la propioceptiva y
lesión) palestésica (lemnisco
medial)
A B
C D
D. DIAGNÓSTICO
El ictus es una urgencia médica que debe atenderse con la mayor
diligencia posible, mediante protocolos de actuación o “código ictus”
para que, en el menor tiempo posible, se haya realizado una adecuada
valoración clínica, asegurado un soporte vital básico y obtenido las prue-
bas complementarias necesarias que nos permitan poner en práctica
todas las medidas terapéuticas disponibles.
D4.4. Neurosonología
Es el estudio mediante técnicas de ultrasonidos de las principales
arterias que irrigan el encéfalo. Son técnicas baratas, portátiles, no inva-
sivas, que proporcionan información funcional y morfológica en tiempo
real de las principales arterias extra e intracraneales, y requieren una
cooperación mínima del paciente.
D4.4.1. Ultrasonografía de troncos supraaórticos (TSA): de elección
para la evaluación inicial del segmento extracraneal de arterias carótidas
y vertebrales, que debe realizarse lo antes posible en el ictus isquémico. El
doppler continuo de troncos supraaórticos permite obtener un espectro
de velocidades (tanto sistólica como diastólica) y las características de la
curva. Permite detectar alteraciones del flujo en estenosis superiores al
50%, siendo su sensibilidad mayor cuando la estenosis es superior al 70%.
El estudio con dúplex de los TSA combina la imagen de alta reso-
lución en modo B con el análisis del espectro de frecuencias por medio
del doppler pulsado. Permite:
– La medición del grosor de la íntima-media (GIM).
– Caracterización de la placa de ateroma: la placa de ateroma se ha
definido por consenso como un engrosamiento focal en la pared
arterial que protruye hacia la luz y que es mayor de 0,5 mm o
superior al 50% del valor del GIM adyacente, o cuando el GIM es
>1,5 mm. El alto contenido lipídico y la presencia de hemorragia
intraplaca, ambos relacionados con placas inestables, son de más
baja ecogenicidad, que el tejido fibroso y el calcio, ambos relacio-
nados con placas estables. Además, nos permite determinar la
anfractuosidad o ulceración de la placa.
– Cuantificación del grado de estenosis carotídea (Tabla III): es la
técnica de elección en el estudio inicial y de seguimiento de las
estenosis carotídeas, determinando el posterior uso de técnicas
invasivas como la arteriografía, con una elevada sensibilidad y
Û ÍNDICE
Enfermedad cerebrovascular isquémica 217
E. TRATAMIENTO
El ictus es una urgencia médica. Se recomienda reducir al mínimo
la demora en el inicio del tratamiento y establecer sistemas de coordi-
nación de asistencia intra y extrahospitalaria específicos (código ictus).
Se recomienda el ingreso en unidades de ictus con la dotación ne-
cesaria (nivel de evidencia I, grado de recomendación A) ya que se ha
demostrado que reduce la morbimortalidad de la enfermedad vascular
cerebral y la probabilidad de dependencia. Asimismo mejora los indica-
dores de calidad asistencial (estancia media, readmisión hospitalaria,
necesidad de institucionalización) y reduce los costes económicos en
la atención al ictus.
En los pacientes que han sufrido un AIT es recomendable el ingreso
hospitalario para estudio etiológico y tratamiento preventivo adecua-
do, siempre que no se pueda garantizar un estudio precoz de forma
ambulatoria.
1. Hemorragia intracraneal en TC
2. Evolución de los síntomas > 4,5 horas o desconocimiento de la hora de inicio
3. Síntomas menores o en mejoría franca antes del inicio de la infusión
4. Ictus grave según criterios clínicos (NIHSS > 25) o de neuroimagen
5. Síntomas sugestivos de hemorragia subaracnoidea aunque la TC sea normal
6. Tratamiento con heparina en las 48 horas previas y TTPa elevado o con HBPM
a dosis anticoagulantes en las 12 horas previas
7. Ictus en los tres meses previos
8. Contaje de plaquetas por debajo de 100.000
9. Glucemia por debajo de 50 mg/dl o por encima de 400 mg/dl, que no se
corrigen
10. Presión arterial sistólica > 185 mmHg, presión arterial diastólica > 105 mmHg o
necesidad de medidas agresivas para bajar la tensión arterial a estos límites
11. Diátesis hemorrágica conocida
12. Tratamiento con anticoagulantes orales. Puede considerarse tratamiento con
rtPA si INR 1,7
13. Sangrado grave reciente o manifiesto
14. Historia de hemorragia intracraneal
15. Antecedentes de HSA por rotura aneurismática
16. Historia de lesión del sistema nervioso central (aneurismas, neoplasias, cirugía
intracraneal o espinal)
17. Retinopatía hemorrágica (p. ej., retinopatía diabética)
18. Antecedentes de masaje cardiaco, parto o punción en vaso sanguíneo no
accesible en los 10 días previos
19. Endocarditis bacteriana, pericarditis
20. Pancreatitis aguda
21. Enfermedad ulcerativa gastrointestinal documentada en los tres meses
previos. Varices esofágicas. Malformaciones vasculares intestinales conocidas
22. Neoplasia con aumento del riesgo de sangrado
23. Enfermedad hepática severa (insuficiencia hepática, cirrosis, hipertensión
portal, hepatitis activa)
24. Cirugía mayor o trauma significativo en los tres meses previos
Û ÍNDICE
Unidad
Sí No de Ictus
Unidad
de Ictus Unidad de Ictus
UVI
Enfermedad cerebrovascular isquémica
225
FIGURA 7. Algoritmo del tratamiento con fibrinolisis y neurointervencionismo en el ictus isquémico agudo.
226 Urgencias en Neurología
1. Criterios de Inclusión:
– Edad 18-80 años
– Oclusión de una o varias arterias cerebrales de gran calibre (CI, ACM,
AB). Valorar en caso de oclusión de ACA o ACP
– Déficit neurológico moderado-grave
– Ictus de circulación anterior de 4,5-8 horas de evolución
– Ictus vertebrobasilar de 4,5-12 horas si déficit máximo desde el inicio y
de 4,5-24 h si curso progresivo o fluctuante
– Ictus del despertar o de inicio desconocido con área extensa de
penumbra isquémica
– Fracaso de trombolisis iv
– Contraindicación para trombolisis iv y tiempo dentro de ventana
terapeútica
2. Criterios de exclusión generales:
– Hemorragia intracraneal en el TAC
– Ausencia de oclusión arterial de gran vaso
– Dependencia (EmR >=3), demencia previa o enfermedad concomitante
grave o con mal pronóstico
– Tiempo superior a las ventanas terapéuticas
– Infarto extenso en TAC craneal (hipodensidad franca >1/3 del territorio
de ACM, lesión extensa de tronco o ASPECTS <7)
– NIHSS >25 (salvo ictus de territorio posterior) o coma
– Ictus de inicio desconocido sin área extensa de penumbra isquémica
– Síntomas sugestivos de HSA, incluso si TAC normal
– TAS >185 o TAD >105, o manejo agresivo
– Glu <50 mg/dl o >250 mg/dl a pesar de tratamiento
– Ictus isquémico extenso en mismo territorio en las 6 semanas previas
– Diátesis hemorrágica
– Inestabilidad hemodinámica
– Imposibilidad para acceso vascular
3. Criterios de exclusión para trombolisis farmacológica:
– Historia previa de hemorragia intracraneal
– Cirugía reciente del SNC o TCE grave en los 3 meses previos
– Lesión conocida del SNC con riesgo de sangrado (aneurisma, MAV,
neoplasia)
– Vasculitis
– Plaquetas <100.000/mm3
– Tratamiento heparina y TTPa >1,5 veces el control, HBPM a dosis
anticoagulantes en las 12 h previas, AO eficaz (INR >2; nuevos AO)
4. Criterios de exclusión para trombectomia mecánica:
– Plaquetas <60.000/mm3
– Tratamiento con heparina y TTPa >2 veces el control, tratamiento con
anticoagulantes orales e INR >3
Û ÍNDICE
Enfermedad cerebrovascular isquémica 227
A. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El comienzo de los síntomas suele ser subagudo (2-30 días), aunque
puede aparecer de forma ictal o crónica. La cefalea es el síntoma más
frecuente y precoz, de características inespecíficas; con frecuencia es
difusa, progresiva, de fuerte intensidad y se acompaña de síntomas y
signos de HTIC. Otros síntomas son pérdida transitoria de visión, sin-
tomatología neurológica focal (en ocasiones, fluctuante o alternante),
disminución progresiva del nivel de conciencia y crisis comiciales. La
trombosis cerebral del sistema venoso profundo se puede presentar
con coma de inicio agudo y puede ser muy grave (10%). La incidencia de
trombosis venosa cortical aislada es escasa, con clínica variada desde
asintomática hasta cefalea intensa localizada, déficits focales y/o crisis
epilépticas. La trombosis del seno sagital superior es la más frecuente
(70%), cursa con cefalea, déficits motores uni o bilaterales y crisis epilép-
ticas. La trombosis del seno cavernoso (5%) puede presentar exoftalmos
Û ÍNDICE
Enfermedad cerebrovascular isquémica 231
B. PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
B2. RM y angio-RM
Método de elección para el diagnóstico y seguimiento. Permite vi-
sualizar de forma no invasiva los vasos venosos cerebrales y las lesiones
parenquimatosas asociadas.
B3. Angiografía
Sólo se utiliza cuando la angio-RM no es diagnóstica y existe una
sospecha clínica fundada. Mostrará ausencia de repleción de estructuras
venosas, las venas colaterales y el retardo en el vaciado venoso.
C. TRATAMIENTO
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Û ÍNDICE
15. Hemorragia intracerebral
I. Paredes Sansinenea, C. Sánchez Sánchez, A. Pérez Núñez
A. EPIDEMIOLOGÍA
La hemorragia intracerebral espontánea (HIE), sin traumatismo pre-
vio, representa entre el 10 y el 15% de todos los ictus, siendo su forma más
severa. Es más frecuente a medida que aumenta le edad, en hombres
que en mujeres, y en las poblaciones negra y japonesa.
B. CLASIFICACIÓN Y ETIOLOGÍA
Atendiendo a su etiología y localización más comunes, estas hemo-
rragias se suelen clasificar en hipertensivas o no hipertensivas, profundas
(con más frecuencia, las primeras) o lobares. Otra clasificación frecuente
distingue entre hemorragias intracerebrales primarias, originadas por
la rotura espontánea de vasos pequeños dañados por HTA crónica o por
angiopatía amiloide, y hemorragias intracerebrales secundarias, asocia-
das a otros procesos estructurales (Tabla I).
CT con -Focos de realce intenso: -No realce Realce, con Captación giral
contraste lineales o puntifomes en frecuencia en anillo
angiomas venosos
-Cavernoma: no realce o leve
Otros -Microhemorragias Estructuras vasculares -Edema -Efecto masa -Edema Efecto masa
Û ÍNDICE
hallazgos subagudas/crónicas prominentes, vasos -Mínimo efecto prominente -Efecto masa ausente
en otros puntos serpiginosos masa prominente o leve
-Hemorragia ventricular -Evolución
-Herniaciones desordenada
-Prominente efecto masa
RM -Lesiones multifocales -Vacíos de señal -Sangre en distintos
hipointensas en T2 -Cavernoma: palomita de estadios
maíz con distintas señales -Atrofia generalizada
(anilo hemosiderina, -Múltiples puntos
niveles de sangre, puntos hipointensos en T2 y
hipointensos en eco focos de sangrado
de gradiente corticales en eco de
gradiente
Hemorragia intracerebral 239
C. CLÍNICA
D. DIAGNÓSTICO
D1. Neuroimagen
D1.1. CT craneal: es el estudio de imagen de elección en la evaluación
inicial del paciente con sospecha de HIE. A pesar de las diferencias clínicas
entre los ictus isquémicos y los hemorrágicos, no existen variables con el
suficiente valor predictivo como para prescindir de una prueba de neuroi-
magen: la CT craneal es imprescindible en la valoración inicial de cualquier
paciente con focalidad neurológica aguda. La CT detecta los hematomas
en su fase aguda, permitiendo estudiar su tamaño y localización, puede
demostrar anomalías subyacentes y complicaciones como herniación,
sangre intraventricular e hidrocefalia. La administración de contraste es
útil ante la sospecha de malformaciones vasculares o tumores. El aspecto
de la HIE en CT orienta sobre la etiología (Tabla II). En cuanto a la localiza-
ción, debe valorarse con reservas la norma de hematoma profundo igual
a hipertensivo y viceversa por las numerosas excepciones.
D1.1.1. Cálculo del volumen de un hematoma intracerebral con CT.
Volumen estimado en cc = (A B C)/2; A: diámetro mayor en CT (cm);
B: diámetro perpendicular a A (cm); C: número de cortes en que se ve el
hematoma grosor de los cortes (cm).
D1.2. Otras técnicas
D1.2.1. Angio-CT. De gran utilidad cuando se sospecha malformación
vascular, ya que puede identificar a pacientes con riesgo de crecimiento
del hematoma.
Û ÍNDICE
242 Urgencias en Neurología
D2. Laboratorio
D2.1. Estudio urgente de coagulación. Imprescindible. Debe incluir:
recuento de plaquetas, actividad de protrombina/INR (esenciales en pa-
cientes anticoagulados con acenocumarol, pacientes con hepatopatías,
etc.) y tiempo de cefalina o tiempo parcial de tromboplastina o TTPA
(esencial en pacientes tratados con heparina). En pacientes hepariniza-
dos, el TTPA oscila entre 45-60 seg y en los tratados con acenocumarol
el INR es mayor de 1,5 para asegurar la anticoagulación.
Û ÍNDICE
Hemorragia intracerebral 243
E. TRATAMIENTO
E1. Médico
E1.1. Medidas generales
Estabilización-signos vitales-valoración inicial
a) Protección de vía aérea asegurando buena ventilación. Adminis-
tración inicial de O2 a todos los pacientes con sospecha de HIE.
Criterios de intubación: hipoxemia o hipercapnia (pO2 < 60 mmHg
o PCO2 > 50 mmHg), riesgo evidente de aspiración. Deben evitase
fármacos relacionados con arritmias reflejas y/o alteraciones de
TA (propofol, tiopental, atropina, etc.).
CT urgente-estudio de coagulación
Revertir anticoagulación si procede
a) En tratados con acenocumarol INR: vitamina K, 2 ampollas en 100
cc de salino fisiológico en 30 minutos (tarda 6-24 h en corregir).
Plasma fresco congelado (10-15 ml/kg. Tarda 12-32 h). Comple-
jo protombínico (Protomplex®. 500 UI si INR <4,5 o 1.000 UI si
INR >4,5 a 100 UI/min, y continuar a 25 UI/min hasta corrección
deseada. Tarda 15 minutos) factor VII recombinante activado (No-
voSeven®. 20-160 µg/kg cada 2-4 h hasta conseguir la corrección
deseada). Aunque aún no hay una pauta universalmente acepta-
da, en general, a mayor gravedad, ante el empeoramiento rápido,
ante INR muy alterado (>4) o ante la posibilidad de cirugía, se
recomienda la corrección rápida con complejo protrombínico.
El factor VII recombinante activado debe reservarse para dé-
ficit específicos (hemofilias) y no está recomendado su uso en
pacientes sin coagulopatías por el riesgo tromboembólico que
conllevan.
b) En tratados con heparina: sulfato de protamina 1mg por cada 100
UI de heparina.
c) En trombopenia (< 50.000/mm3): transfundir concentrado de
plaquetas o plasma.
Fluidoterapia. El objetivo es mantener la euvolemia (total pérdidas
= orina + 500 ml de pérdidas no detectadas + 300 ml por grado en
pacientes febriles) y evitar los trastornos electrolíticos que deben ser
evaluados y tratados correctamente si aparecen. En general se evitarán
los sueros glucosados.
Tratamiento de las crisis. Se realizará igual que en los ictus isquémi-
cos, no estando recomendado el tratamiento profiláctico.
Control temperatura. Debe mantenerse en valores normales. Se
emplearán paracetamol o medidas físicas para temperaturas >38,5ºC.
Ante la aparición de fiebre o en casos de especial riesgo de infección
se realizarán los estudios apropiados (cultivos) y se valorará la anti-
bioterapia.
Û ÍNDICE
244 Urgencias en Neurología
E2. Quirúrgico
E2.1. Tratamiento quirúrgico de la HIE supratentorial. A pesar de la
alta incidencia y de la elevada morbi-mortalidad de la HIE, no existe
evidencia científica que guíe el tratamiento quirúrgico de la misma. El
tratamiento quirúrgico perseguiría disminuir el daño secundario causa-
do por el efecto masa y la liberación de productos tóxicos derivados de
la degradación del coágulo, así como evitar el posible daño progresivo
que originaría el resangrado (que tiende a producirse en las primeras
24 horas, especialmente en las 6 primeras). No existe ningún estudio
Û ÍNDICE
Hemorragia intracerebral 245
Tamaño >30 cc Tamaño <30 cc Tamaño <3 cm y GCS 15 Hidrocefalia y/o tamaño
y/o GCS <15 y GCS 15 sin hidrocefalia ni signos >3 cm y/o GCS <15
de compresión y/o compresión de IV
Û ÍNDICE
ventrículo o cisterna
prepontina
Valoración Tratamiento
neuroquirúrgica médico
Valoración
neuroquirúrgica
¿Deterioro?
Repetir TC y reevaluar
Hemorragia intracerebral 249
BIBLIOGRAFÍA
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10. Pérez-Núñez A, Lagares A, Pascual B, Rivas JJ, Alday R, González P, et al. Tra-
tamiento quirúrgico de la hemorragia intracerebral espontánea. Parte II:
hemorragia infratentorial. Neurocirugia (Astur). 2008; 19: 12-24.
Û ÍNDICE
Hemorragia intracerebral 251
Û ÍNDICE
16. Hemorragia subaracnoidea
M. Cicuéndez, J. Fernández Alén
A. ETIOLOGÍA
La hemorragia en el espacio subaracnoideo (HSA) puede respon-
der a diversas etiologías (Tabla I). En la mayoría de los casos, la HSA
constituye un epifenómeno, y el proceso a tratar en sí es el subyacente.
La HSA aneurismática, sin embargo, aparte de requerir el tratamiento
de la causa, constituye un proceso patológico en sí misma, y por ello
es el objeto de este capítulo. La HSA de causa no filiada también será
brevemente comentada.
B. EPIDEMIOLOGÍA
La HSA supone del 6-8% de todas las enfermedades vasculares ce-
rebrales agudas con una alta morbimortiladad asociada; es responsable
de un 5% de las muertes y se ha estimado que es la causa de un 25% de
los años de vida perdidos por estos procesos.
La incidencia de hemorragia subaracnoidea aumenta con la edad,
hasta alcanzar su pico en torno a los 55 años. Se estima una incidencia
de 5-10 casos de HSA/100.000 hab/año. Existe una relación mujer/hom-
bre=1,6/4,5. La prevalencia de aneurismas cerebrales en la población gene-
ral es del 2-4%, con un riesgo de rotura de aproximadamente un 1% al año.
La incidencia de rotura en los aneurismas incidentales depende de
la edad (>60 años), sexo (femenino), localización (circulación posterior),
el tamaño (mayor de 5 mm) y la presencia de síntomas. La localización
más frecuente de los aneurismas saculares es el sistema carotídeo (85-
95%): en arteria comunicante anterior y cerebral anterior (30%), seguido
de comunicante posterior (25%) y cerebral media (20%). Hasta en un
15-33,5% de los casos de HSA se pueden encontrar aneurismas múltiples.
Los factores de riesgo que se han asociado con la HSA son:
• Factores genéticos. Hay procesos genéticos predisponentes como
la enfermedad del riñón poliquístico, Ehlers-Dahnlos, neurofibro-
matosis tipo 1 y, de forma dudosa, la enfermedad de Marfan. Varios
estudios han demostrado una predisposición familiar a la formación
de aneurismas, de manera que el tener tres o más familiares con
HSA triplica la posibilidad de encontrar otro afecto en la familia.
• Tabaco.
• HTA.
• Consumo de cantidades elevadas de alcohol.
• Otros tóxicos. Cocaína.
Û ÍNDICE
254 Urgencias en Neurología
C. DIAGNÓSTICO
C1. Anamnesis
El motivo de la consulta en pacientes que han sufrido una HSA varía,
pero, en general, incluye los siguientes síntomas:
C1.1. Cefalea. Presente en hasta el 97% de los casos, es el síntoma clave
y centro del cuadro clínico clásico. En general se describe de una gran in-
tensidad, inhabitual (“la más intensa de su vida”), con localización variable
(holocraneal, retro-ocular, frontal, occipital, hemicraneal…), de instauración
brusca (en menos de 1 minuto), en ocasiones desencadenada tras un es-
fuerzo (inconstante), sin obtener mejoría con ninguna maniobra, asociada
a sono- y fotofobia y, de forma variable, a los síntomas descritos más ade-
lante. Esta presentación es compartida también por la “cefalea centinela”,
algunos tipos de migraña y la cefalea post-coital benigna. A pesar de ser
característico, el inicio súbito sólo lo refieren un 50% de los pacientes con
HSA, pudiendo desarrollarse el dolor también en unos pocos minutos.
C1.2. Náuseas/vómitos. Acompañan a la cefalea en el 70% de los
casos, son muy sugestivos de HSA aunque también se presentan en
otros tipos de cefalea.
Síncope. Una pérdida transitoria de consciencia ocurre hasta en el
26% de los casos, probablemente en relación con un aumento transitorio
de la presión intracraneal en el momento del sangrado.
C1.3. Cervicalgia, lumbalgia. Pueden acompañar a la cefalea, en ge-
neral tardan unas horas en desarrollarse. Se deben a la irritación me-
Û ÍNDICE
Hemorragia subaracnoidea 255
se recomienda utilizar una aguja fina (≤20 Ga) y drenar una pequeña
cantidad de líquido.
C3.1.3. RM. Aunque su utilidad en la fase aguda es menor que la de la
TC, en fase subaguda puede resultar más útil cuando la TC es negativa,
dada su mayor sensibilidad para detectar productos de degradación de
la hemoglobina. Puede ser útil en pacientes embarazadas y como prueba
inicial de screening en aneurismas incidentales.
C3.2. Diagnóstico de la etiología
En todos los pacientes con HSA en la TC o punción lumbar positiva
se debe realizar un estudio radiológico vascular.
C3.2.1. Arteriografía cerebral. Es la técnica estándar para el diagnós-
tico de los aneurismas cerebrales como causa de la HSA. Debe incluir
ambas carótidas internas y externas y ambas arterias vertebrales, in-
cluyendo en éstas el origen de ambas PICA. Además de diagnosticar el
aneurisma causante del sangrado (y otros aneurismas asociados, en
ocasiones), permite conocer la angioarquitectura del mismo para planear
su tratamiento y evalúa, además, la presencia de vasoespasmo y flujo
colateral asociado. La arteriografía es una técnica no exenta de riesgo,
con complicaciones hasta en un 1,8% de los pacientes. Existe un riesgo,
además, de resangrado durante el procedimiento de un 1-2%, que parece
ser más elevado en las primeras 6 horas tras el sangrado, hasta un 5%
por lo que, si bien se intenta disponer de dicho estudio lo antes posible,
es preferible dejar pasar este intervalo.
C3.2.2. Angio-TC y Angio-RM
Aunque la Angio-RM presenta una sensibilidad variable del 70-97%
y una especificidad del 75-100% con menores riesgos que la arterio-
grafía, aún no es considerada equiparable a ésta en el diagnóstico y
manejo inicial de HSA. Por el contratio, la angio-TC tiene una sensibi-
lidad alta, en torno al 85% y, gracias a su rápidez y disponibilidad, ha
sido utilizada por varios grupos como única prueba previa a la cirugía
cuando ésta no se puede demorar en espera de una arteriografía. Re-
sulta muy útil si, al hallar HSA en la TC convencional, se completa el
estudio con angio-TC, ya que de este modo si el paciente se deteriora
antes de realizarse la arteriografía se dispone, al menos en una ele-
vada proporción de casos, de un estudio de las características y de la
localización del aneurisma.
La figura 1 resume el manejo diagnóstico una vez que se sospecha
HSA en un paciente.
D. TRATAMIENTO
Los pacientes con HSA deben ser tratados en centros con dispo-
nibilidad de UCI, Neurocirugía y Neuroradiología Intervencionista. La
colaboración entre estos servicios y la valoración conjunta del paciente
son fundamentales para el manejo de los diversos aspectos del proceso.
El tratamiento de la HSA persigue, por un lado, la estabilización del pa-
ciente, el control de los síntomas y la prevención de las complicaciones
y, por otro lado, el tratamiento etiológico que está dirigido a evitar la
Û ÍNDICE
Sospecha HSA
TC sin contraste
Û ÍNDICE
Negativa 1. Ambigüedad de la TC o punción lumbar
2. Consulta más de 2 semanas del comienzo
del cuadro Estudio RM-angio Aneurisma
3. Probabilidad pretest elevada
4. Imposibilidad para realizar la TC
Tranquilizar al paciente.
Analgesia y consejo médico Normal
D4. Oxigenoterapia
Según gasometrías.
Û ÍNDICE
262 Urgencias en Neurología
D5. Analgesia
Se debe intentar controlar la cefalea, evitando la administración
intramuscular. No deben emplearse, en lo posible, analgésicos con
efecto antiagregante y se usará con precaución el metamizol por su
efecto hipotensor. Se puede emplear paracetamol a dosis habituales
alternando con AINEs (no prolongado este último más de tres días por
riesgo de insuficiencia renal). En casos de cefalea refractaria se puede
asociar tramadol 100 mg cada 8 horas (si el paciente lo tolera) o mor-
fina si lo anterior es insuficiente (2-3 mg cada 2-3 horas según precise).
En ocasiones, la dexametasona en bolo es eficaz en casos de cefalea
secundaria a síndrome meníngeo. Si existe ansiedad se pueden asociar
benzodiazepinas, evitando la sedación.
D14. Antifibrinolíticos
Reducen hasta un 45% el riesgo de resangrado pero aumentan la
incidencia de isquemia e hidrocefalia. Recientemente, varios estudios han
demostrado su eficacia en ciclos de corta duración previo al tratamiento
quirúrgico; o en situaciones especiales como pacientes con bajo riesgo
de isquemia en los que se decide retrasar la cirugía.
E1. Resangrado
El resangrado es la complicación más grave que puede experimentar
un paciente con HSA. Su gravedad es mayor que la del sangrado inicial,
empeorando la mitad de los pacientes hasta fallecer, y encontrándose
solo un 20% vivos a los 6 meses (muchos, gravemente incapacitados). El
resangrado se manifiesta típicamente como un deterioro súbito, aunque
otras complicaciones también pueden presentarse así (crisis, arritmias, is-
quemia cerebral o hidrocefalia en raros casos). Hasta un 15% de pacientes
presenta un deterioro brusco en las primeras horas tras el inicio de la clí-
nica, compatible con resangrado, quedando fuera del alcance terapéutico
su prevención ya que puede producirse incluso antes del diagnóstico de
HSA. Es el sangrado “no tan precoz” el que se pretende evitar, que alcanza
un 3-4% durante las primeras 24 horas. El riesgo de resangrado durante el
primer mes es de un 30-40%, resultado de un riesgo acumulativo de un
1-2% al día, que luego desciende progresivamente hasta los seis meses
en que se estabiliza en torno a un 3% año. El resangrado se previene
mediante el tratamiento de la causa de la HSA, el aneurisma.
Los aneurismas son, en su mayoría, dilataciones saculares excén-
tricas a los vasos cerebrales, a los cuales les une el cuello, típicamente
más estrecho que el saco aneurismático. El tratamiento clásico de los
aneurismas cerebrales ha sido la cirugía que, mediante el clipado del
Û ÍNDICE
264 Urgencias en Neurología
que la otra, considerando de forma global a todos los pacientes con HSA.
Cada técnica tiene su indicación, y en muchos casos este tratamiento
implica la participación de ambos especialistas (p. ej.: un paciente con
hidrocefalia aguda que precisa un drenaje ventricular y un aneurisma
favorable para ser embolizado).
La embolización es posible en aneurismas de diámetro del saco in-
termedio, con un cuello aneurismático estrecho en comparación con el
saco y que no compromete la arteria de origen para ser embolizado de
forma completa. Es, además, el tratamiento de elección en la mayoría
de aneurismas de circulación posterior y en pacientes que, por su situa-
ción clínica, no tolerarían una intervención quirúrgica o en aneurismas
inoperables por consideraciones anatómicas.
La cirugía es el tratamiento de elección en aneurismas muy peque-
ños o gigantes (más de 2,5 cm), en aneurismas con implantación muy
amplia en el vaso de origen (de cuello ancho) y pacientes con hematomas
intracraneales asociados a la HSA. También lo es en casos con grave ate-
roesclerosis o tortuosidad vascular que dificulta el acceso endovascular.
En general se prefiere la cirugía en los aneurismas de cerebral media ya
que, en su base, suelen implicar la bifurcación de la misma o de algunas
de sus ramas, con elevado riesgo de oclusión de las mismas y morbilidad
para el tratamiento endovascular. La cirugía es también el tratamiento
de elección en aneurismas de disposición/angioarquitectura complejas,
cuyo manejo requiere reconstrucciones y by-pass.
Por último, independientemente del tratamiento que se elija, se
debe decidir el mejor momento para su realización, que debe resultar
del equilibrio entre los siguientes factores:
• Se debe realizar lo antes posible para evitar el resangrado. Se reco-
mienda cirugía precoz (0-3 días) en pacientes con buen grado clínico
(I-III WFN), siendo más controvertido el manejo en pacientes con mal
grado clínico (IV-V WFN).
• En el momento agudo de la HSA, las complicaciones derivadas del
procedimiento pueden ser mayores debido a la mala situación clínica
del paciente.
• El tratamiento ente los días 4 y 10 de evolución se asocia a una peor
evolución, especialmente para la cirugía, al coincidir con el periodo
de mayor vasoespasmo.
E2. Isquemia
El daño cerebral isquémico que se asocia a la HSA puede dividirse
temporalmente en precoz y diferido. La isquemia precoz es resultado,
por una parte, del aumento de la presión intracraneal que se produce
en el momento del sangrado, por igualarse la presión intracraneal a la
de la arteria sangrante, deteniéndose por un momento el flujo cerebral,
durante un tiempo variable, con un daño cerebral también variable. Por
otro lado, puede resultar del vasoespasmo arterial que puede producirse
desde el sangrado. La isquemia cerebral diferida típicamente ocurre entre
los días 4-14 tras la HSA, y su causa es el vasoespasmo.
Û ÍNDICE
266 Urgencias en Neurología
E3. Hidrocefalia
Es secundaria a la obstrucción al flujo normal de LCR entre los
ventrículos (en caso de sangrado intraventricular), o a través de las cis-
ternas aracnoideas, o bien a una disminución de la reabsorción en las
granulaciones de Paccioni por haberse dañado éstas por el acúmulo de
detritus hemáticos.
En el periodo agudo, hasta un 20-40% de los pacientes pueden pre-
sentar dilatación ventricular. Si el paciente presenta adecuado nivel de
consciencia (GCS 14-15) y se mantiene estable, no es preciso tratarlo de
entrada ya que hasta la mitad de los casos mejoran de forma espontánea.
Si el paciente presenta deterioro progresivo del nivel de consciencia o
consulta en mal grado clínico, se debe realizar drenaje ventricular externo
(el 80% de los que consultan en mal grado clínico y presentan hidro-
cefalia mejoran). El uso de drenajes ventriculares externos (DVE) se ha
asociado a mayor frecuencia de infecciones del líquido cefalorraquídeo
pero el uso de antibioterapia profiláctica no está indicado. Recientemen-
te se han introducido DVE impregnados en antibióticos para prevenir
las infecciones en pacientes con hemorragia intraventricular. En estos
pacientes se recomiendan los antifibrinolíticos a traves del DVE para
disminuir la sangre intraventricular y el mayor riesgo de vasoespasmo
e isquemia. No obstante, parece que el efecto fundamental que tiene
esta medida es evitar la obstrucción del sistema y su recambio.
Aproximadamente el 50% de los pacientes con hidrocefalia en el pe-
riodo agudo precisan una derivación permanente, por daño irreversible
de la normal circulación de LCR. Aparte de éstos, algunos pacientes sin hi-
drocefalia inicialmente la desarrollan de forma tardía, en general por daño
inflamatorio de las granulaciones de Paccioni presentando, en ocasiones,
la clínica típica de la hidrocefalia crónica del adulto. Al final, entre un 8-45%
de los casos precisan una derivación ventriculoperitoneal permanente.
Û ÍNDICE
Hemorragia subaracnoidea 269
E4. Hiponatremia/hipovolemia
Complicación frecuente, hasta un 30% de los pacientes pierden más
del 10% de su volumen intravascular en los primeros días. Tras la HSA
se produce un incremento transitorio de la ADH, pero en realidad hay
una pérdida neta de agua que es secundaria a la pérdida renal de sodio,
en la que se ha implicado tanto al péptido atrial natriurético como al
péptido cerebral natriurético. La hiponatremia, aparte del daño cerebral
que origina per se, triplica el riesgo de daño isquémico cerebral.
La restricción hídrica está contraindicada en este contexto para el
tratamiento de la hiponatremia. Se deben aportar fluidos, los mismos
aptos para la terapia del vasoespasmo, y se debe suplementar la ingesta
oral de sodio. Si ésto es insuficiente, se aportarán soluciones de ClNa
hipertónicas, con precaución para evitar la mielinólisis centropontina,
o incluso fludrocortisona (riesgo de edema pulmonar o hipoposemia).
G. PRONÓSTICO
A pesar de los avances en el diagnóstico y tratamiento la HSA,
continúa constituyendo una enfermedad muy grave, con una morta-
lidad global estimada en torno al 50%: aproximadamente un 12-25%
de los pacientes mueren antes de llegar al hospital, algunos de los que
llegan no reciben tratamiento específico dada su onerosa situación
clínica y, de aquellos que reciben tratamiento, un 20-30% fallecen.
Los factores que han demostrado valor pronóstico independiente al
ingreso son:
• Edad, en especial a partir de 66 años.
• Nivel de consciencia al ingreso, con clara diferencia entre los pacien-
tes en buen grado (I-III) y mal grado clínico (IV-V).
• Cantidad de sangre en la TC inicial.
• Tamaño del aneurisma.
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morragia subaracnoidea aneurismática: guía de tratamiento del Grupo de
Û ÍNDICE
Hemorragia subaracnoidea 271
Û ÍNDICE
17. Infecciones del sistema nervioso central
M. Penas Prado, S. Llamas Velasco
A. INTRODUCCIÓN
Û ÍNDICE
274 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
TC craneal obligatorio si:
–Disminución del nivel de conciencia
–Déficit focal
–Crisis comiciales
–Signos hipertensión intracraneal
–Sospecha foco parameníngeo
Perfil M. aséptica con glucosa normal Perfil M. aséptica con glucosa baja Perfil M. bacteriana aguda
276 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
temporales -No focalidad, crisis progresivo, inmunodepresión dosis de antibiótico)
-Hematíes en LCR
Bacteriana parcialmente
Parámetro LCR Bacteriana tratada Viral Tuberculosa
Û ÍNDICE
(3)Hipoglucorraquia en 10-20% casos; (4)Típico predominio MN, posible predominio PMN inicial.
Infecciones del sistema nervioso central 281
asintomático y el LCR es normal. Sus causas más frecuentes son las alte-
raciones del sistema inmune, los defectos anatómicos (p. ej.: fístula de
LCR), las infecciones parameníngeas y las enfermedades autoinmunes.
Perfil típico del LCR en las meningitis crónicas y recurrentes: pleocitosis
moderada (5-500 células/mm3), casi siempre de predominio mononu-
clear, elevación de proteínas y, en ocasiones, hipoglucorraquia. Antes
de realizar una PL en un paciente con sospecha de meningitis crónica o
recurrente, se debe hacer una prueba de imagen que descarte lesiones
ocupantes de espacio, edema, o bloqueo ventricular.
Las enfermedades que producen meningitis crónica suelen tener
alta morbi-mortalidad. El pronóstico está determinado principalmente
por el diagnóstico y tratamiento precoz. El estudio suele ser complejo y
Û ÍNDICE
286 Urgencias en Neurología
Propagación Pulmonar(3) Abscesos múltiples y monomicrobianos, Igual que a. por contigüidad, Nocardia(4), Cefotaxima o Ceftriaxona
hematógena con cualquier localización Cryptococcus + Metronidazol
Endocarditis (preferencia por territorio ACM) S. aureus, Streptococcus Vancomicina + Gentamicina o
Cloxacilina + Ampicilina
Û ÍNDICE
+ Gentamicina
Origen Desconocido Cualquier localización Streptococcus spp, Anaerobios, S. aureus, Cefotaxima o Ceftriaxona
criptogenético (preferencia por territorio ACM) Enterobacterias + Metronidazol + Vancomicina
ACM: arteria cerebral media. (1)Dosis en tabla IX; (2)Asociar si se sospecha S. aureus; (3)Bronquiectasias, absceso pulmonar, cardiopatías congénitas con cortocircuito
derecha-izquierda, malformaciones arteriovenosas pulmonares; (4)Si se sospecha Nocardia asociar TMP/SMX.
Infecciones del sistema nervioso central 289
E. ENCEFALITIS AGUDAS
E1. Definición
La encefalitis aguda es una infección del parénquima cerebral. Es
frecuente que exista meningitis asociada (meningoencefalitis) o incluso
afectación de la médula espinal o de las raíces nerviosas (encefalomielitis,
encefalomielorradiculitis).
E2. Etiología
Los mismos microorganismos causantes de meningitis aséptica
(Tabla II) pueden provocar encefalitis, aunque su frecuencia relativa es
distinta. Los principales causantes son los virus herpes simple tipo 1
(VHS-1) y tipo 2 (VHS-2), este último en neonatos. En inmunodeprimi-
dos los más frecuentes son VHS-1, virus varicela-zóster (VVZ), virus de
Epstein-Barr (VEB), citomegalovirus (CMV), virus herpes humano tipo 6
(VHH-6) y enterovirus. Algunas bacterias pueden ocasionar encefalitis,
como L. monocytogenes (apartado B2), espiroquetas (T. pallidum, Borrelia,
Leptospira) y M. tuberculosis.
E5. Tratamiento
Salvo en la encefalitis por VHS y otros virus del grupo herpes, no
existe tratamiento específico para las encefalitis virales. Las medidas
terapéuticas serán de soporte (vigilancia y apoyo de funciones vitales)
y sintomáticas (cefalea, fiebre, vómitos, crisis, hipertensión intracraneal).
Sin embargo, ante la sospecha clínica de encefalitis (especialmente si
existen datos de focalidad clínica, en EEG o en TC o RM), debe iniciarse
tratamiento empírico con aciclovir, considerando la posibilidad de infec-
ción por VHS, en espera de que ésta se confirme o descarte. Las dosis
(adultos y niños) son de 10-12,5 mg/kg cada 8 horas por vía IV, durante
14-21 días. Es importante una adecuada hidratación del paciente y una
infusión lenta del fármaco. En pacientes con insuficiencia renal debe
ajustarse la dosis.
Si las pruebas de imagen descartan lesiones focales (afectación del
lóbulo temporal, cerebritis, infección parameníngea), el paciente no tiene
una MBA y existen dudas respecto a la posible etiología bacteriana de
la encefalitis, puede realizarse tratamiento empírico con ampicilina (2
g/4 h IV) y doxiciclina (100 mg/12 h IV).
G. OTRAS INFECCIONES
G1. Neurosífilis
G1.1. Afectación limitada a las meninges (presentación precoz): a)neuro-
sífilis asintomática (20-30% de los casos), sólo se diagnostica por análisis del
LCR (serología VDRL positiva, aumento de celularidad, hiperproteinorraquia);
b) meningitis sintomática (1-2 años tras la infección), meningitis linfocitaria
con afectación de pares craneales y c) sífilis meningovascular (5-7 años
tras la infección), meningitis linfocitaria asociada a vasculitis infecciosa de
pequeño y mediano calibre que cursa con crisis y/o déficit focales.
G1.2. Afectación parenquimatosa (formas tardías): a) parálisis general
progresiva (15-20 años tras la infección), forma encefalítica crónica fron-
totemporal que cursa con demencia, crisis, atrofia óptica y piramidalismo;
b) tabes dorsal (10-20 años tras la infección), aracnoiditis con afectación
de raíces dorsales, atrofia y desmielinización de cordones posteriores que
cursa con dolores lancinantes, síndrome cordonal posterior, arreflexia,
alteraciones pupilares (pupila de Argyll-Robertson), incontinencia urina-
ria y crisis dolorosas viscerales; y c) gomas, masas de necrosis rodeadas
por tejido conectivo y células epitelioides gigantes que se comportan
como tumores cerebrales o espinales.
El examen de LCR muestra pleocitosis mononuclear con aumento
de proteínas y glucosa normal. La prueba diagnóstica de elección es la
serología luética. La positividad de los test reagínicos o no treponémi-
cos (VDRL, RPR) indica actividad de la enfermedad, pero son frecuentes
los falsos positivos y los falsos negativos. Se pueden realizar en LCR.
Desaparecen con el tratamiento de la enfermedad. Los test específicos
de anticuerpos antitreponémicos (FTA-ABS, TPHA, TPI) son más sensi-
bles y específicos, por lo que se utilizan para confirmar la enfermedad
cuando los test reagínicos son positivos.
Û ÍNDICE
298 Urgencias en Neurología
G2. Neurobrucelosis
Hay afectación del SNC en un 2-5% de pacientes infectados por Bru-
cella mellitensis causando:
G2.1. Meningitis aguda, subaguda o crónica (ésta asocia aracnoidi-
tis de fosa posterior o basal, con hidrocefalia secundaria y aracnoiditis
espinal crónica).
G2.2. Meningoencefalitis
G2.3. Ictus isquémicos. Por afectación meningovascular o cardiogé-
nicos por endocarditis.
G2.4. Síndromes medulares. Por compresión extrínseca o afectación
vascular.
G2.5. Afectación del sistema nervioso periférico. Radiculitis (única/
múltiple) y polirradiculoneuropatía (similar a Guillain-Barré).
El LCR muestra pleocitosis mononuclear (en fases iniciales pue-
de haber predominio polimorfonuclear) con aumento de proteínas y
descenso de glucosa. El diagnóstico se basa en estudios serológicos
en suero y LCR (Rosa de Bengala, test de aglutininas de Wright, test de
Coombs). En ocasiones la brucela puede ser identificada en la tinción
de Gram (cocobacilo gramnegativo) y en cultivos de LCR o hemocultivos.
Tratamiento: asociación de doxiciclina (100 mg/12 h VO), rifampicina
(600-900 mg/día VO) y cotrimoxazol (160/800 mg/8 h VO) durante
un mínimo de 3 meses. Algunos autores recomiendan, además, cor-
ticoides durante los primeros 15 días (60-80 mg/día iniciales y pauta
descendente gradual).
G4. Neurocisticercosis
Enfermedad parasitaria producida por la larva enquistada del hel-
minto Taenia solium. Se adquiere habitualmente por ingestión de hor-
talizas contaminadas con heces de cerdo o humanas. Es especialmente
frecuente en América Latina, África y sudeste asiático. Su incidencia en
nuestro medio se encuentra en aumento debido a la inmigración. Existen
varias formas clínicas:
G4.1. Parenquimatosa. La más frecuente. Se manifiesta en forma de
quistes intracerebrales múltiples que pueden originar crisis o déficit fo-
cales progresivos. Diagnóstico diferencial: tuberculomas y tumores cere-
brales primarios o metastásicos. La encefalitis cisticercosa es una forma
especial de afectación parenquimatosa producida por infestación masiva
de cisticercos, con la subsiguiente reacción inflamatoria. Es más frecuente
en niños y mujeres jóvenes y cursa con deterioro del nivel de conciencia,
crisis, disminución de la agudeza visual, cefalea, vómitos y papiledema.
G4.2. Subaracnoidea. Origina meningitis crónica e HTIC. Pueden exis-
tir afectación de nervios craneales (atrapamiento por fibrosis) y déficit
focales agudos de origen vascular (vasculitis).
G4.3. Intraventricular. Suele tratarse de un quiste único, peduncu-
lado o flotante, que provoca obstrucción continua o intermitente de la
circulación de LCR.
G4.4. Espinal. Puede ocasionar aracnoiditis (clínica radicular) o quis-
tes en el parénquima medular (mielitis transversa).
Las pruebas de neuroimagen pueden descubrir calcificaciones di-
seminadas en el parénquima cerebral, hidrocefalia y lesiones quísticas
(imagen característica: “signo de la diana”). El LCR suele presentar un
perfil de meningitis crónica. Las pruebas serológicas (anticuerpos an-
ticisticerco en sangre y LCR) pueden ser útiles, pero tienen un elevado
porcentaje de falsos positivos y falsos negativos.
Las formas activas (meningitis, quistes parenquimatosos) se tratan
con albendazol (5 mg/kg/8 h VO, 28-30 días) o como segunda elección
praziquantel (50 mg/kg/día en 3 dosis, VO, 15 días). Las formas agudas en-
cefalíticas, lesiones con edema, afectación medular y vasculitis cisticercó-
tica se tratan con dexametasona. Los quistes gigantes e intraventriculares
pueden necesitar evacuación quirúrgica y/o tratamiento de hidrocefalia
mediante derivación ventricular. Las formas inactivas (calcificaciones pa-
renquimatosas, hidrocefalia crónica) no necesitan tratamiento.
G5. Tétanos
Enfermedad producida por una neurotoxina (tetanospasmina) se-
cretada por la bacteria Clostridium tetani, que contamina una herida.
Produce un cuadro febril con incremento del tono muscular, contracciones
musculares involuntarias (trismus, disfagia, risa sardónica, opistótonos,
contracciones dolorosas generalizadas, apnea) y alteraciones autonómicas
Û ÍNDICE
300 Urgencias en Neurología
BIBLIOGRAFÍA
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Û ÍNDICE
18. Traumatismo craneoencefálico
P.M. Munarriz, A. Lagares
A. CLASIFICACIÓN
La clasificación del traumatismo craneoencefálico (TCE), en cuanto
a su gravedad, no ha sido uniforme en la literatura. La utilización de la
escala de Glasgow (GCS) (Tabla I) para clasificar los TCEs es universal
pero se pueden encontrar en la literatura diversas formas de graduar
su gravedad según el valor alcanzado en dicha escala. Para ceñirnos a
la clasificación que actualmente se emplea más, diremos que el TCE
puede ser dividido en:
• TCE leve: GCS de 14-15, siempre que no exista déficit neurológico ni
fractura abierta.
• TCE moderado: GCS 9-13.
• TCE grave: GCS 8 o inferior.
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Û ÍNDICE
19. Traumatismos raquimedulares
R. Martínez-Pérez, B. Pascual Martín, A. Pérez Núñez
A. EPIDEMIOLOGÍA
El traumatismo raquimedular (TRM) es todo daño de la médula
espinal, raíces o envolturas como consecuencia de un trauma que afecte
a la columna vertebral.
La incidencia del trauma raquimedular está estimada en 40 casos por
cada millón de habitantes/año, siendo la prevalencia estimada de 227.000
casos en EE.UU. (700 a 900 casos por cada millón de habitantes). Afecta,
principalmente, a pacientes jóvenes aunque, en los últimos años, existe
una tendencia a aumentar la edad media de los afectados, siendo actual-
mente 39,5 años. Además, el número de personas mayores de 60 años con
trauma raquimedular ha aumentado de 4,7% antes de 1980 a 11,5%, a partir
del año 2000. En su mayoría, son varones con una proporción aproximada
de 4:1. Esta proporción, sin embargo, cambia en las edades avanzadas de
la vida, por la mayor incidencia de fracturas osteoporóticas en mujeres.
B. ETIOLOGÍA
Los datos recogidos desde 2005 por la National Spinal Cord Injury
Statistical Center muestran el accidente de tráfico como mecanismo
causal más frecuente (42%), seguido por las caídas (27%) y las agresiones
(15%) (Fig. 1). La proporción de lesiones medulares debidas a accidentes
relacionados con actividades recreativas ha crecido en los últimos años.
Del mismo modo, las debidas a caídas o precipitaciones ha aumentado,
especialmente en edades avanzadas de la vida, por caídas, principalmen-
te, desde su propia altura.
C. PRONÓSTICO
La mortalidad prehospitalaria de los pacientes con lesión medular
debido al trauma raquídeo es de 48-79%. Aproximadamente el 10% de
estos pacientes con traumatismo raquimedular, que llegan al hospital,
fallecen durante el ingreso. La mitad de estas muertes acontecen a lo
largo del primer mes. De todas las muertes, el 46% de los pacientes
fallecen en el primer año tras el trauma.
Así como los datos de mortalidad, la morbilidad asociada con trauma
medular espinal es especialmente elevada, con un importante grupo
de supervivientes que requieren de largas estancias hospitalarias, así
como de ingresos repetidos por diversas complicaciones derivadas del
trauma medular espinal.
Û ÍNDICE
312 Urgencias en Neurología
Otros
8,1%
Deportes
7,4%
Accidentes
automovilísticos
42%
Caídas
27,1%
Violencia
15,3%
E. RADIOLOGÍA
G. LESIONES ESPECÍFICAS
un 76% a lo largo del primer año. Más allá del segundo año, solo el 18%
de los pacientes persisten con algún síntoma.
El manejo de esta lesión en la mayoría de los casos requiere de un
tratamiento conservador. Se deberá evitar el collarín rígido cervical du-
rante largos periodos de tiempo, nunca mayor de 5 días. Los collarines
y ortesis blandas no están indicados.
Columna media
de Denis
Columna
posterior
Columna anterior
de Denis
Columna anterior
de Holdsworth
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Û ÍNDICE
20. Trastornos del movimiento
A. Sánchez Ferro, J.M. Sepúlveda Sánchez, J.A. Molina Arjona
INTRODUCCIÓN
Los trastornos del movimiento o “movimientos anormales” incluyen
un conjunto de enfermedades en las cuales existen alteraciones en la
forma y velocidad de los movimientos corporales. Aunque no es habitual,
pueden ser motivo de consulta en un Servicio de Urgencias por varias
razones: 1) algunos de ellos se instauran de manera aguda, como por
ejemplo, la distonía inducida por fármacos; 2) pueden desarrollarse en
el contexto de una enfermedad sistémica, como las mioclonías en la
encefalopatía urémica; 3) finalmente, los pacientes con enfermedad de
Parkinson (EP), aunque sufren un proceso crónico, pueden consultar en
urgencias debido a efectos secundarios de la medicación y fluctuaciones
de los síntomas motores.
Clínicamente se distinguen dos grupos principales de movimientos
anormales: 1) síndromes rígido-acinéticos o parkinsonismos, caracteri-
zados por pobreza (acinesia) y/o lentitud (bradicinesia) de movimiento,
a veces acompañados por aumento del tono muscular (rigidez); y 2)
síndromes hipercinéticos o disquinéticos, que se caracterizan por mo-
vimientos involuntarios excesivos.
A. TEMBLOR
Se define como un movimiento rítmico y oscilatorio de una zona
corporal, que se debe a contracciones de un grupo muscular agonista
y otro antagonista, las cuales pueden ser simultáneas o alternantes. Es
el trastorno del movimiento más frecuente, siendo la mayoría de sus
causas de carácter crónico.
A1. Clasificación
A1.1. Temblor de reposo: característico de la enfermedad de Parkinson,
es lento (4-5 Hz), aumenta con la tensión emocional y desaparece con
el movimiento voluntario y con el sueño. La localización más frecuente
es en la parte distal de las extremidades superiores, aunque también
aparece en miembros inferiores y, menos frecuentemente, en labios,
lengua o mandíbula.
A1.2. Temblor postural: aparece al mantener una postura o realizar
un movimiento, es más rápido que el temblor de reposo. Se explora
manteniendo al sujeto con los brazos extendidos. Es característico del
temblor esencial (TE) (4-12 Hz) y del temblor fisiológico (8-12 Hz). Este
Û ÍNDICE
328 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Trastornos del movimiento 329
B. DISTONÍA
Es aquel trastorno del movimiento producido por contracciones
musculares prolongadas y lentas que dan lugar a posturas anormales.
Las formas sintomáticas corresponden aproximadamente al 25% del
total. En urgencias son importantes la de origen tóxico-farmacológico
y la causada por lesiones cerebrales estructurales. La distonía aguda
de causa metabólica es muy poco frecuente pudiendo aparecer en el
hipoparatiroidismo y, raramente, en la encefalopatía hepática. En este
último caso acompañada, generalmente, de otros signos.
La distonía ha de diferenciarse de diversas entidades que la simulan
y que pueden tener un tratamiento muy diferente: 1) el tortícolis infec-
cioso o síndrome de Grisel consiste, una contractura dolorosa del mús-
culo esternocleidomastoideo, acompañando a una infección o proceso
inflamatorio en la cabeza o el cuello (faringitis, amigdalitis, adenoiditis,
abscesos retrofaríngeos, mastoiditis, fiebre reumática o úlcera sifilítica
de faringe), que es más frecuente en niños; 2) la subluxación atlo-axoidea
puede causar también tortícolis, especialmente en niños. Merece la pena
señalar que el traumatismo causal puede ser poco importante; 3) el
tétanos localizado puede afectar aisladamente al cuello o a un miembro
y puede, por tanto, diagnosticarse erróneamente como una distonía
aguda; 4) el espasmo carpopedal de la hipocalcemia es otra entidad
que puede ser confundida con una distonía aguda.
C. COREA Y BALISMO
El corea se define como movimientos involuntarios irregulares, no
predecibles, de duración breve, generalmente rápidos y de localización
distal. La atetosis y el balismo están muy relacionados con el corea.
La primera se caracteriza por movimientos más lentos y sinusoida-
les, también de predominio distal. A veces no es posible diferenciar
clínicamente el corea de la atetosis, usando el término coreoatetosis.
El balismo consiste en un movimiento más breve y rápido de todo
un miembro.
Si el corea se instaura de un modo agudo o subagudo en un pacien-
te sin un trastorno del movimiento previamente diagnosticado, como
enfermedad de Huntington o enfermedad de Parkinson, deberemos
buscar alguna de las causas enumeradas en la tabla III. Si no existe una
causa farmacológica o tóxica evidente de un corea de inicio agudo, se
deberá solicitar, de manera urgente, una prueba de neuroimagen, un
hemograma y un análisis sanguíneo con iones, creatinina, calcio, perfil
hepático y amonio arterial.
D. ESPASMO HEMIFACIAL
El espasmo hemifacial consiste en contracciones musculares tóni-
cas y/o clónicas, localizadas en la musculatura inervada por el nervio
facial. Casi siempre es unilateral. La instauración suele ser progresiva a
partir de la musculatura orbitaria y los pacientes no suelen consultar
de manera urgente. Si el cuadro se presenta de manera más rápida y
el componente clónico es el predominante, puede plantearse el diag-
nóstico diferencial con crisis parciales motoras. El dato clínico funda-
mental en este caso es que los movimientos anormales se restringen
a la musculatura inervada por el facial. En el espasmo hemifacial los
movimientos pueden desencadenarse por la acción de comer, hablar
o gesticular.
Una vez diagnosticado este cuadro, no es necesario iniciar trata-
miento de manera urgente y los pacientes deben ser remitidos a una
consulta de neurología especializada porque el tratamiento de elección
es la aplicación de toxina botulínica.
E. ACATISIA AGUDA
Consiste en una sensación subjetiva definida como intranquilidad e
inquietud por la imperiosa necesidad de moverse. El paciente, por tan-
to, realiza continuamente movimientos involuntarios como mover las
piernas, levantarse, caminar o balancearse, para aliviar la inquietud. El
problema puede ser de tal intensidad que el paciente no es capaz de
mantener una conversación, dormir o ver la televisión.
La acatisia es un síntoma relativamente frecuente pero difícil de
diagnosticar. Puede confundirse con trastornos como: ansiedad, agita-
ción, síndrome de piernas inquietas, tics motores complejos, manierismos
e, incluso, corea. Se diferencia de la ansiedad y la agitación por el alivio
importante al realizar movimientos. El síndrome de piernas inquietas
tiene un ritmo circadiano muy marcado, empeora mucho al anochecer
y, además, el paciente no expresa ansiedad o malestar general sino pa-
restesias, disestesias y dolor en la piernas.
La causa más frecuente de acatisia es el tratamiento con neuro-
lépticos clásicos, apareciendo el síndrome días o semanas después de
iniciar su administración. También puede presentarse después de tomar
ISRS, metoclopramida y antagonistas del calcio. Pacientes con cuadros
parkinsonianos no medicados también pueden desarrollar acatisia.
El tratamiento consiste en reducir o, si es posible, suspender el fár-
maco causal. Si el causante es un neuroléptico clásico, estaría indicado
cambiarlo por uno de perfil atípico. Tanto los betabloqueantes (propra-
nolol 40-120 mg/d) como el 2-agonista clonidina (0,15 mg/d) se han
mostrado eficaces. Si estos fármacos no fuesen eficaces se recomienda
añadir benzodiazepinas (clonazepam 0,5-2 mg/d, lorazepam 1-3 mg/d,
diazepam 2,5-20 mg/d) en dosis nocturnas ascendentes. Los pacientes
con parkinsonismo asociado se benefician del tratamiento con anticoli-
nérgicos, siempre teniendo en cuenta sus efectos adversos en ancianos
(biperideno 3-12 mg/d, trihexifenidilo 2-15 mg/d). Otros fármacos utiliza-
Û ÍNDICE
338 Urgencias en Neurología
F. MIOCLONÍAS
Se definen como movimientos musculares involuntarios, rápidos y
breves. Pueden producirse por contracción muscular (mioclonías positi-
vas) o por pérdida brusca del tono (mioclonías negativas o asterixis). En
ocasiones son difíciles de diferenciar de otros trastornos del movimiento
como tics, coreas y distonías. Los tics pueden controlarse, durante un
tiempo, con la voluntad y el paciente refiere inquietud interior que se
alivia al realizarlos. En el corea los movimientos tienen un flujo más
constante que en las mioclonías. En la distonía pueden aparecer espas-
mos breves, pero el paciente mantiene posturas anormales sostenidas.
F1. Clasificación
En cuanto a su distribución, las mioclonías pueden dividirse en: 1)
generalizadas: todo el cuerpo o una gran parte del mismo presenta una
sacudida única. Pueden causar caídas si se afecta el tronco; 2) multi-
focales: la contracción afecta, no al mismo tiempo, a varias regiones
del cuerpo. Debemos sospechar una causa metabólica de las mismas,
especialmente si existe alteración del nivel de conciencia; 3) focales o
segmentarias: la contracción afecta a un pequeño grupo de músculos.
Ante su aparición se debe descartar lesiones estructurales focales.
Según la situación motora en la que aparecen, pueden dividirse
en: 1) espontáneas: se presentan en reposo; 2) intencionales o de ac-
ción: aparecen al mantener posturas o con el movimiento; 3) reflejas: se
desencadenan por estímulos externos, tanto visuales, como auditivos
o somatosensoriales.
Desde el punto de vista etiológico, las mioclonías pueden ser: 1) fi-
siológicas: son las que aparecen en sujetos sanos como, por ejemplo, las
mioclonías al inicio del sueño o el hipo; 2) esenciales: son de distribución
multifocal, crónicas y no se asocian a otras alteraciones neurológicas; 3)
comiciales: se originan en la corteza cerebral y aparecen en el contexto de
diversos síndromes epilépticos; 4) sintomáticas: suelen ser generalizadas,
se acompañan de otros síntomas y signos neurológicos y sistémicos
(véase Tabla IV); 5) síndromes de sobresalto: se caracterizan por sacudi-
das mioclónicas axiales generalizadas, desencadenadas como respuesta
exagerada a estímulos externos; 6) focales: la mayoría son secundarias
a lesiones localizadas a diversos niveles del neuroeje: corteza (en este
caso son crisis parciales), troncoencéfalo, médula espinal y, según algunos
autores, también en nervio periférico. Las mioclonías sintomáticas son
las más importantes en neurología de urgencias.
G. PARKINSONISMO AGUDO
Es un cuadro poco frecuente cuyas causas principales se enumeran
en la tabla V. Clínicamente se caracterizan por acinesia o pobreza de
movimientos, bradicinesia y, a veces, aumento del tono muscular, que
se instauran en días o semanas. Comparado con la enfermedad de Par-
kinson idiopática (EPI), las alteraciones de estos cuadros suelen ser más
simétricas y con menor presencia del temblor de reposo.
H2. Tratamiento
Es obligada la retirada inmediata de neurolépticos o reinstauración
de medicación dopaminérgica ante los más mínimos síntomas. La terapia
de soporte consiste en rehidratación, medidas físicas contra la hiperter-
mia, intubación e incluso ventilación asistida. El tratamiento clásico es
Û ÍNDICE
Trastornos del movimiento 343
I. ESTADO DE TICS
Los tics se definen como movimientos (tics motores) o sonidos (tics
fónicos) recurrentes, no rítmicos y estereotipados. Pueden ser parcial-
mente controlados por la voluntad pero, cuando el paciente los evita,
sufre una necesidad imperiosa de realizarlos, con ansiedad que mejo-
ran cuando finalmente vuelve a ejecutarlos. Son más frecuentes en la
infancia, siendo el trastorno del movimiento más común a esta edad.
El estado de tics es una causa infrecuente de consulta neurológica
que se define por: a) la presencia de movimientos continuados; o b) los
movimientos representan un riesgo personal para el propio paciente.
El primer paso consiste en retirar fármacos o tóxicos estimulantes que
pueden empeorar este cuadro (metilfenidato, fármacos adrenérgicos, co-
caína, anfetaminas). Si el paciente no consume estas sustancias, se deberá
considerar el tratamiento con neurolépticos típicos que son los fármacos
más útiles en esta patología. Las dosis iniciales administradas de haloperi-
dol son 0,5 mg/d hasta 4-6 mg/d. También puede utilizarse pimozida (dosis
inicial 1 mg/d aumentando 1 mg/d cada 5 días hasta 10-12 mg/d). Otros
fármacos utilizados son tetrabenazina, clonidina y neurolépticos atípicos.
J. ENFERMEDAD DE PARKINSON
Es una enfermedad degenerativa crónica de etiología desconocida
cuyos síntomas fundamentales son temblor de reposo, rigidez, acinesia-
bradicinesia y/o pérdida de los reflejos posturales. Otras alteraciones de
la enfermedad son los fenómenos de congelación en la marcha, deterioro
cognitivo, ansiedad, depresión y trastornos autonómicos. Su tratamiento
se basa en la administración de L-dopa, agonistas dopaminérgicos, in-
hibidores de la enzima COMT, rasagilina, amantadina y anticolinérgicos
(este último grupo debe evitarse en pacientes mayores de 65 años por
sus efectos secundarios sobre cognición).
El tratamiento crónico y el seguimiento de estos pacientes debe
realizarse de manera planificada en una consulta, pero estos pacientes
pueden consultar en urgencias por diversas complicaciones, derivadas
de la propia enfermedad o de los fármacos utilizados, que se revisan a
continuación.
J1. Discinesias
Aparecen en el 30-80% de los pacientes tratados con L-dopa. Se
manifiestan fundamentalmente como un síndrome coreico-distónico.
Se clasifican, según su relación con la toma de L-dopa, en:
Û ÍNDICE
Trastornos del movimiento 345
útil es la quetiapina (dosis inicial 12,5 mg/d con ascensos lentos según
situación clínica hasta 300 mg/d) u otros antipsicóticos atípicos como
ziprasidona o aripripazol.
J5. Otros
Es frecuente que los pacientes con enfermedad de Parkinson tengan
una incidencia incrementada de caídas. Es aconsejable que los pacientes
realicen rehabilitación y usen dispositivos para asistir la marcha.
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21. Manejo de las complicaciones agudas
de la esclerosis múltiple y de otras
enfermedades desmielinizantes
J. Benito León, S. Moreno García
B2. Diagnóstico
La esclerosis múltiple es una enfermedad que carece de un marca-
dor biológico específico en la actualidad, por lo que su diagnóstico se
basa en la demostración de la diseminación temporal y espacial de las
lesiones desmielinizantes, junto con la exclusión de otras patologías
que pudieran justificar la clínica del enfermo (véase Tabla Ia). Para el
Û ÍNDICE
Manejo de las complicaciones agudas de la esclerosis múltiple... 353
lesión en dos o más áreas del sistema nervioso central que se afectan
típicamente en la esclerosis múltiple: regiones periventriculares, yux-
tacorticales, infratentoriales y en médula. Las lesiones infratentoriales
y medulares sintomáticas no contabilizan en el cómputo de lesiones.
Los criterios de Swanton y cols. (2006) han sustituido a los propuestos
por Barkhof y Tintoré (Barkhof y cols., 1997; Tintoré y cols., 2000) en la
última revisión de los criterios diagnósticos de McDonald recientemente
publicada (Polman y cols., 2011), al ser más sencillos, menos restricti-
vos y mantener una adecuada especificidad. Los criterios de Barkhof y
Tintoré requerían el cumplimiento de al menos tres de las siguientes
condiciones: 1) detección de al menos nueve lesiones desmielinizantes
en T2 o al menos una lesión captante de gadolinio en T1; 2) detección de
al menos tres lesiones periventriculares; 3) detección de al menos una
lesión yuxtacortical; y 4) detección de al menos una lesión infratentorial.
B3. Pronóstico
En estudios de cohortes se ha demostrado que el 85% de los pacien-
tes tendrán una forma progresiva a los 25 años; asimismo, el 50%, a los 16
años del inicio de la enfermedad necesitará ayuda para caminar y el 65%
a los 25 años. Son factores clínicos de mal pronóstico los siguientes: edad
de inicio mayor de 35 años, elevada frecuencia de brotes en los primeros
dos años de la enfermedad, recuperación incompleta de los brotes, curso
progresivo desde el inicio, presencia de brotes motores o afectación ce-
rebelosa, síntomas esfinterianos y el inicio polisintomático, incremento
de carga lesional, en resonancia magnética en los primeros cinco años, y
mala percepción de la calidad de vida relacionada con la salud.
La forma maligna de esclerosis múltiple no es frecuente y se carac-
teriza por la presencia de múltiples síntomas y lesiones que progresan
rápidamente hasta la muerte o hacia una grave discapacidad.
C1. Diagnóstico
Se considera brote a un episodio de déficit neurológico congruen-
te con los síntomas que se producen en la esclerosis múltiple y que
se exponen en la tabla II. El brote tiene un inicio agudo o subagudo
(no ictal); alcanza su meseta en días o, menos frecuentemente, en
semanas; y, finalmente, se produce una remisión en la cual los signos
y síntomas desaparecen gradualmente de forma total o parcial. Para
poder hablar de la aparición de un brote es necesario que la clínica
dure, al menos, 24 horas en ausencia de fiebre o infección, y debe haber
Û ÍNDICE
Manejo de las complicaciones agudas de la esclerosis múltiple... 355
D6. Fatiga
La fatiga aparece en el 90% de los pacientes y llega a ser uno de los
síntomas que más afectan la calidad de vida relacionada con la salud.
Antes de llegar al diagnóstico de fatiga en estos pacientes, es impor-
tante descartar que se trate de un efecto secundario farmacológico, de
una depresión o de una alteración de los sistemas efectores (debilidad
de un miembro). Se recomienda amantadina a dosis que oscilan entre
100 y 200 mg.
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Û ÍNDICE
22. Urgencias neurológicas en
el paciente oncológico
J.M. Sepúlveda Sánchez, A. Castaño Cantos, A. Pérez Núñez
A1. Clínica
Los signos y síntomas son consecuencia de la infiltración y com-
presión de las vértebras, raíces nerviosas y la propia médula espinal.
El cuadro clínico consta de una serie de etapas con una sucesión de
síntomas y signos, hasta llegar a la compresión completa medular y/o
radicular. La velocidad de instauración de la clínica indica la severidad
del daño. La probabilidad de revertir un cuadro clínico de paresia está
inversamente relacionado con el mantenimiento del mismo: así, si es de
9 horas, la situación es muy reversible; si es de 24-48 horas, la situación
es reversible y si son 7 o más días, la situación es casi irreversible.
El dolor es el síntoma más frecuente. Suele aparecer en la primera
etapa, y puede preceder en días o semanas al inicio de la disfunción
neurológica.
Existen tres tipos de dolor en este contexto: 1) el dolor óseo es el
primero que aparece, se describe como sordo, mecánico y aumenta con
el decúbito o con maniobras de Valsalva. Cuando se instaura de forma
súbita puede ser causado por una fractura-aplastamiento de la vér-
tebra afectada; 2) el dolor radicular es eléctrico, urente, lancinante en
ocasiones y se distribuye por el dermatoma correspondiente a la raíz
afectada. Cuando existe, este síntoma tiene un elevado valor localiza-
dor; 3) el dolor central-funicular es el menos frecuente y es producido
por afectación de los cordones posteriores y haces espinotalámicos. Se
describe como difuso, profundo, con sensación de descargas eléctricas
y asocia alodinia y disestesias.
La claudicación es el segundo síntoma más frecuente. Puede apa-
recer de forma gradual o abrupta por fallo vascular severo agudo, el
llamado shock medular. La pérdida de fuerza se inicia en la muscu-
latura proximal, progresivamente la debilidad aumenta y termina
afectando también a la musculatura distal. Secundario a la debilidad
en miembros inferiores, existe una progresiva dificultad en la deam-
bulación. La claudicación motora suele preceder a las alteraciones
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en el paciente oncológico 365
A2. Diagnóstico
La anamnesis y la exploración física pueden determinar un nivel
de compresión que es de utilidad a la hora de realizar las pruebas de
neuroimagen. Sin embargo, el riesgo de compresión a varios niveles es
elevado (10-38% de los pacientes) y lo recomendable es realizar una RM
espinal completa.
Ante la sospecha de una compresión medular, la RM debe realizarse
de forma urgente, con la administración de contraste de gadolinio in-
travenoso para completar el estudio en caso de masas paravertebrales
y metástasis intramedulares.
El objetivo es instaurar el tratamiento adecuado lo antes posible. En
el caso de que exista una contraindicación absoluta para la realización
de una RM, deberá indicarse un TC con mielografía.
En el capítulo 12 puede encontrarse el diagnóstico diferencial de las
mielopatías no traumáticas, ya sean compresivas o no. En el paciente
oncológico, las patologías que pueden tener un cuadro similar son las
metástasis intramedulares, que generalmente cursan como un síndrome
centromedular sin dolor óseo, la enfermedad leptomeníngea que suele
presentar clínica multirradicular aunque en ocasiones alguno de los
implantes puede comportarse como lo hacen las metástasis epidurales,
la mielopatía post-radioterapia, que cursa de forma lentamente progre-
siva y, otros cuadros infrecuentes como la mielopatía por quimioterapia
y la mielopatía paraneoplásica. En cualquier caso, la neuroimagen es
diagnóstica y puede diferenciar la compresión medular de otros cuadros
cuya clínica puede solaparse.
A3. Tratamiento
En la mayoría de los casos el tratamiento es sólo paliativo, buscando
mantener la función neurológica, reducir el dolor y mejorar la capacidad
funcional. Debe ser individualizado y la elección del mismo dependerá de
Û ÍNDICE
366 Urgencias en Neurología
B. CARCINOMATOSIS MENÍNGEA
Se define como carcinomatosis meníngea (CM) la infiltración por
células neoplásicas de cualquier capa meníngea o del líquido cefalorra-
quídeo (LCR). Puede desarrollarse en aproximadamente el 5% de todos
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en el paciente oncológico 369
B1. Clínica
La CM es una enfermedad clínicamente muy heterogénea y debe
sospecharse en aquellos pacientes con una enfermedad oncológica co-
nocida que presenten signos o síntomas neurológicos multifocales de
instauración subaguda o cefalea orgánica con pruebas de neuroimagen
normales. Las manifestaciones clínicas de la CM pueden afectar al ce-
rebro, pares craneales, médula espinal y raíces espinales. La cefalea es
la presentación clínica más frecuente (33-66%), puede estar asociada
al resto de signos y síntomas del síndrome de hipertensión intracra-
neal (náuseas, vómitos y papiledema) y suele ser leve al principio. La CM
también puede presentarse como un síndrome confusional o incluso
disminución del nivel de conciencia en el 25-35% de los casos. Las crisis
comiciales parciales son el síntoma inicial en el 2-14% de los pacientes.
A nivel cerebral es poco frecuente que los pacientes presenten déficts
focales como afasia o hemianopsia. La mononeuritis craneal múltiple
es otra manifestación característica de la CM y puede aparecer hasta
en un 40% de los casos al inicio de la enfermedad. Los pares craneales
más frecuentemente alterados son los oculomotores externos (30%)
seguidos de la neuropatía facial (25%), estetoacústica, trigeminal, hi-
poglosa y óptica.
A nivel espinal, la CM puede provocar debilidad muscular y pares-
tesias, tanto por afectación medular como radicular, dolor dorsolumbar,
rigidez de nuca, pérdida de control esfinteriano y dolor radicular. Las
raíces más afectadas son las que forman la cauda equina debido a que
la gravedad facilita el acúmulo metastático en zonas caudales.
B2. Diagnóstico
Lo más frecuente es que el curso de la enfermedad sea subagudo a
lo largo de días o semanas pero, en ocasiones, los síntomas progresan
rápidamente y el paciente consulta de forma urgente. En los pacientes sin
tumor previo conocido puede ser complicado llegar a este diagnóstico.
En los pacientes con síntomas cerebrales, el diagnóstico diferencial se
establece fundamentalmente con metástasis cerebrales y enfermedad
cerebrovascular. En los casos con monoeuritis craneal múltiple, es ne-
cesario descartar un tumor de base de cráneo, procesos inflamatorios
Û ÍNDICE
370 Urgencias en Neurología
B3. Tratamiento
La CM tiene un pobre pronóstico vital y los tratamientos son poco
eficaces excepto en algunas neoplasias como linfomas y tumores ger-
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en el paciente oncológico 371
C. HIPERTENSIÓN INTRACRANEAL
Existen múltiples causas de hipertensión intracraneal (HIC) en los en-
fermos oncológicos que se enumeran en la tabla I y entre las que destacan
las metástasis cerebrales en crecimiento y la carcinomatosis meníngea.
C2. Tratamiento
En múltiples ocasiones la hipertensión intracraneal es un evento
terminal de la enfermedad oncológica al no existir tratamientos eficaces
a medio plazo y las medidas serán exclusivamente paliativas y de soporte,
incluyendo la sedación terapéutica.
En los pacientes con buena situación funcional previa y expectativas
de vida prolongada, deberá tratarse etiológicamente la HIC cuando sea
posible (drenaje de hematomas, antibioterapia en casos de infección,
resecciones tumorales, drenaje de la hidrocefalia, etc.). El tratamiento
sintomático consiste en instaurar medidas que disminuyan la propia
HIC y controlen el edema cerebral:
• Corticoides: es el tratamiento más empleado. Controlan el edema
vasogénico en horas pero pierden eficacia a lo largo de las siguientes
semanas. El tratamiento inicial consiste en un bolus con dosis altas
de dexametasona (10-100 mg) seguido de 4-24 mg cada 6 horas en
función de la gravedad de los síntomas.
• Manitol: es un agente osmolar que actúa en minutos y que no atra-
viesa la BHE normal. Sin embargo, su eficacia es transitoria y puede
producirse un efecto rebote con elevación de la presión intracraneal
tras su suspensión. En casos de urgencia se recomienda administrar
entre 0,5 y 1 g/kg en 30-60 minutos según la gravedad, que puede
repetirse cada 4-6 horas. La administración de este fármaco requiere
un balance hídrico estricto con reposición de la volemia para evitar
la deshidratación y la hemoconcentración. En casos de sobrecarga
hídrica puede asociarse furosemida.
• Hiperventilación: al reducir la presión de dióxido de carbono (CO2)
se consigue una rápida vasoconstricción con reducción del flujo
sanguíneo cerebral e inducir, secundariamente, una reducción de
la presión intracraneal. El objetivo es mantener la pCO 2 entre 25-
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en el paciente oncológico 373
D. CRISIS COMICIALES
En el capítulo 7 se revisan los aspectos generales del manejo de las
crisis comiciales y el estatus epiléptico de importancia en urgencias.
Las crisis epilépticas son una complicación frecuente y limitante en los
pacientes oncológicos y sus causas son múltiples como se expone en la
tabla II. De hecho, son el síntoma de debut de los tumores cerebrales en
el 20-40% de los casos y un 40% de los mismos sufrirán esta complica-
ción a lo largo de la evolución de la enfermedad. A nivel clínico, las crisis
son parciales simples o secundariamente generalizadas y la semiología
dependerá de la localización del tumor.
En el proceso diagnóstico y en el terapéutico de este problema, es
necesario tener en cuenta múltiples factores, algunos comunes a todos
los pacientes con crisis y algunos específicos de los enfermos oncológicos:
gravedad de la epilepsia, medicación concurrente, situación funcional,
pronóstico vital, interacciones farmacológicas, comorbilidad y capacidad
para tolerar fármacos por vía oral. Además, es importante considerar
Û ÍNDICE
374 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
376 Urgencias en Neurología
E. SÍNDROME CONFUSIONAL
El síndrome confusional es un motivo de consulta frecuente en pa-
cientes oncológicos, siendo la encefalopatía tóxico-metabólica la causa
más común. En la tabla V se enumeran las etiologías más importantes
de este cuadro en enfermos oncológicos aunque lo más frecuente es
que el origen sea multifactorial. En el capítulo 7 se describe el manejo
diagnóstico-terapéutico del síndrome confusional.
Entre las causas específicas en oncología, cabe destacar la encefa-
lopatía por ifosfamida que se caracteriza por un cuadro con inatención,
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en el paciente oncológico 377
F. ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR
El riesgo de enfermedad cerebrovascular, tanto isquémica como
hemorrágica, está significativamente aumentado en los enfermos on-
cológicos por múltiples causas que se recogen en la tabla VI. La clínica
y el manejo no difiere del que debe hacerse de forma general en estas
patologías y que está descrito en los capítulos 14 y 15.
Û ÍNDICE
378 Urgencias en Neurología
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Û ÍNDICE
23. Trastornos neuromusculares urgentes
J.F. Gonzalo Martínez, J. González de la Aleja, E. Gutiérrez Rivas
A. RADICULOPATÍAS
Las causas más frecuentes de radiculopatía se resumen en la tabla
I. Prevalecen las de origen mecánico: compresión por espondiloartro-
sis y/o degeneración discal (hernia discal). Estas lesiones se localizan
con más frecuencia entre las vértebras C5-C6 y C6-C7 produciendo una
radiculopatía C6 y C7, respectivamente, en el miembro superior, y en-
tre L4-L5 y L5-S1 en el miembro inferior, afectando a las raíces L4 y L5,
respectivamente. En la región lumbar, debido a la disposición de las
raíces en la cola de caballo, una hernia discal puede lesionar una o varias
raíces (incluso originar una clínica bilateral), dependiendo del tamaño y
la dirección del desplazamiento. La patología discal se analiza con más
detalle en el capítulo 11.
B. PLEXOPATÍAS
Ante una alteración sensitivomotora con disminución o abolición de
los reflejos osteotendinosos en una de las extremidades, acompañada
o no de dolor, y que no se corresponde con la región inervada por una
raíz o el territorio de distribución de un nervio, es necesario sospechar
la posibilidad de una afectación del plexo o plexopatía. Los procesos
que afectan al plexo braquial o lumbosacro quedan recogidos en las
tablas II y III.
La plexopatía braquial idiopática (neuralgia amiotrófica o también
síndrome de Parsonage-Turner), el síndrome del estrecho torácico, las
plexopatías metastásicas y postradioterapia se tratan en el capítulo 11,
apartados B3 y C3.
Û ÍNDICE
382 Urgencias en Neurología
C. NEUROPATÍAS
C1. Mononeuropatías
Las mononeuropatías se definen clínicamente porque los síntomas
motores, sensitivos o autonómicos, se limitan al territorio de un solo
tronco nervioso. Las mononeuropatías agudas suelen ser, en su inmen-
sa mayoría, de origen traumático. Las mononeuropatías traumáticas
pueden ser agudas o crónicas (por atrapamiento), siendo las más im-
portantes: el síndrome del túnel del carpo, el síndrome del canal cubital,
Û ÍNDICE
Trastornos neuromusculares urgentes 383
Û ÍNDICE
Trastornos neuromusculares urgentes 387
D. MIOPATÍAS AGUDAS
Las miopatías son una causa inhabitual de consulta urgente. Sin
embargo, algunas cursan con debilidad muscular de rápida instauración,
generalmente de predominio proximal, y a veces dolor muscular. En la
exploración clínica se detecta también hiporreflexia, proporcional al
grado de paresia, sin alteraciones sensitivas. Los niveles de CPK pueden
ser normales o elevados. A continuación se revisan las más importantes.
Síndrome de
Miastenia gravis Botulismo Lambert-Eaton
Patogenia Autoinmune: anticuerpos Tóxico (toxina botulínica): bloqueo Autoinmune paraneoplásico:
antirreceptor de Ach de la liberación de Ach anticuerpos anti canal de calcio
voltaje dependiente (presináptico)
Debilidad MOE, ptosis, cervical, Descendente: primero MOE, Proximal en MMII>MMSS
396 Urgencias en Neurología
proximal miembros musculatura bulbar, luego miembros MOE menos frecuente y menos
grave que en MG
Alteraciones pupilares No Midriasis hiporreactiva Midriasis hiporreactiva
Disautonomía No Sí Sí
Û ÍNDICE
Ejercicio Empeora la debilidad No influye Mejora la debilidad
ROT Normales Hipoactivos Hipoactivos
Electrofisiología:
(1) Potencial motor evocado en estímulo único (1) Normal (1) Amplitud disminuida (1) Amplitud disminuida
(2) Estimulación repetitiva baja frecuencia (2) Respuesta decremental (2) Respuesta decremental (2) Respuesta decremental
(3) Estimulación repetitiva alta frecuencia (3) Respuesta decremental (3) Respuesta incremental discreta (3) Respuesta Incremental marcada
MOE: musculatura ocular extrínseca; MMII: miembros inferiores; MMSS: miembros superiores; MG: miastenia gravis.
Trastornos neuromusculares urgentes 397
E2. Botulismo
Causado por la potente neurotoxina producida por Clostridium bo-
tulinum que bloquea la neurotransmisión colinérgica periférica a nivel
presináptico. Este germen puede contaminar conservas caseras mal
conservadas o que se ingieren sin haber sido adecuadamante cocidas.
La infección de heridas por Clostridium botulinum también puede causar
la enfermedad.
E2.1. Clínica: después de un periodo de incubación de entre 12 y
36 h después de la ingesta de alimentos contaminados, las primeras
manifestaciones son gastrointestinales (diarrea y dolor abdominal).
A continuación se desarrolla disfagia, disartria y diplopia y también
visión borrosa por parálisis de la acomodación y midriasis arreactiva.
Û ÍNDICE
400 Urgencias en Neurología
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Û ÍNDICE
24. Enfermedades neurológicas
de origen tóxico
A. Martínez Salio,
A1. En la urgencia
Se debe sospechar una intoxicación en todo paciente: a) con afecta-
ción multisistémica de causa desconocida; b) ante cambios inexplicados
del nivel de conciencia o de la función cognitiva; c) en pacientes psiquiá-
tricos que se descompensan bruscamente; d) en pacientes jóvenes con
dolor torácico, arritmias graves o paro cardiaco sin causa; o e) si hay
acidosis metabólica o hepatopatía de origen desconocido.
Siempre se debe garantizar una vía aérea permeable y una ade-
cuada ventilación y oxigenación, un correcto soporte hemodinámico
y control de arritmias, valoración del nivel de conciencia y exploración
neurológica básica, control de crisis convulsivas, corrección de trastornos
hidroelectrolíticos, metabólicos y de temperatura, así como tratamiento
adecuado del dolor y la agitación.
B1. Plomo
B1.1. Fuentes y metabolismo: la intoxicación por plomo es la enfer-
medad profesional por metales más frecuente. Las fuentes principales
son las industrias que utilizan fundidos de plomo (metalúrgica, pintura,
aceites industriales y combustión de gasolina), la contaminación alimen-
taria (canalización de agua por tuberías de plomo, vino a granel o bebidas
ácidas conservados en recipientes con sales de plomo), la rehabilitación
de viviendas (presente en pinturas de exterior) y perdigones.
El plomo metálico y sus componentes inorgánicos se absorben por
vía respiratoria y digestiva, mientras los derivados orgánicos (tetraetilo
o naftenato de plomo) lo hacen por vía cutánea o respiratoria. El plomo
una vez absorbido llega al torrente sanguíneo y se une a los hematíes.
Se distribuye por todos los órganos, atraviesa la membrana hematoen-
cefálica, se acumula en el hueso y se excreta por vía renal.
Û ÍNDICE
Enfermedades neurológicas de origen tóxico 405
B2. Mercurio
B2.1. Fuentes y metabolismo: al igual que con el plomo existen dos
formas: a) mercurio inorgánico que es hidrosoluble, se absorbe por vía
digestiva y se utiliza en industria química, pinturas y papel, y provoca
clínica sistémica y neurológica; b) el mercurio orgánico, especialmen-
te metil mercurio, presente en la industria de plásticos y funguicidas
agrícolas, así como en el pescado azul, es liposoluble y afecta de forma
exclusiva al sistema nervioso central.
B2.2. Manifestaciones clínicas: la intoxicación aguda, cuyos síntomas
aparecen 2-8 horas después de la ingesta, provoca una estomatitis con
sabor metálico, úlceras orales, náuseas, vómitos, diarrea sanguinolenta,
dolor abdominal, fallo renal agudo, shock, y un cuadro neurológico con
irritabilidad, letargia, hiperreflexia y temblor.
Û ÍNDICE
Enfermedades neurológicas de origen tóxico 407
B3. Arsénico
B3.1. Fuentes: se produce intoxicación por ingestión de pesticidas
agrícolas, raticidas, contaminación de agua (por minas), intentos de sui-
cidio o de homicidio y tras uso de fármacos antiparasitarios. La dosis
tóxica es de unos 100 mg.
B3.2. Manifestaciones clínicas: la intoxicación aguda provoca sínto-
mas gastrointestinales (dolor abdominal, nauseas, vómitos), taquicardia
y diarrea líquida o sanguinolienta, hipotensión, hemólisis intravascular,
insuficiencia renal, shock, coma y muerte.
La intoxicación crónica provoca síntomas gastrointestinales (debilidad,
anorexia, pérdida de peso, náuseas y vómitos) asociados a síntomas der-
matológicos (inflamación de las mucosas, hiperqueratosis palmo-plantar e
hiperpigmentación de la piel). Las líneas de Mees –estrías blancas transver-
sas en las uñas– son características. Existe una neuropatía axonal severa de
predominio sensitivo con parestesias, hormigueo, dolor urente continuo y un
componente motor que puede llegar a afectar la musculatura respiratoria
(similar a síndrome de Guillain-Barré). Se puede acompañar de una encefa-
lopatía (fatiga, somnolencia, cefalea, confusión hasta crisis, coma y muerte).
B3.3. Diagnóstico: se basa en la historia de exposición y la presenta-
ción clínica en la forma aguda. En la crónica, los signos dermatológicos
Û ÍNDICE
408 Urgencias en Neurología
B4. Antimonio
Su ingesta es rara (alimentos contaminados o fármacos), la clínica
similar a la del arsénico y el tratamiento idéntico.
B5. Bario
Su ingesta sólo se produce con productos depilatorios, pesticidas y
contrastes radiológicos, que provocan hipopotasemia, por entrada de
potasio en las células, produciéndose una parálisis fláccida. Se trata con
infusión parenteral de potasio.
B6. Talio
Por consumo accidental de pesticidas y raticidas. El marcador clínico
más importante es la alopecia, a la que se asocian síntomas gastrointes-
tinales (náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal) con una polineuro-
patía axonal aguda o subaguda, muy dolorosa, con predominio de los
síntomas sensitivos sobre los motores y reflejos conservados. También
puede haber neuropatía óptica y encefalopatía (ataxia, corea, alucina-
ciones y coma). Se diagnostica por la clínica y el aumento de talio en
tejidos y orina. Se trata con lavado gástrico, eméticos y catárticos, y azul
de Prusia (Antidotum Thallii caps. de 500 mg, vía nasogástrica, 250 mg/
kg antes de 24 h, en 2-4 dosis o 10 gramos cada 8 horas, emulsionados
en 50 ml de manitol 20% durante 10 días).
B7. Estaño
Sólo son tóxicos los componentes orgánicos producidos en la indus-
tria. Los compuestos orgánicos de estaño como el trialquilestaño provoca
cefalea, alteraciones gastrointestinales, dolor, alteraciones visuales y
del comportamiento, mientras el trietilestaño causa edema cerebral,
pérdida de peso, vértigo, hipotensión, debilidad y papiledema. No hay
tratamiento específico.
B8. Manganeso
Esta intoxicación es casi exclusiva de los mineros y trabajadores
industriales. Provoca un cuadro de deterioro cognitivo seguido semanas
Û ÍNDICE
Enfermedades neurológicas de origen tóxico 409
B9. Bismuto
El uso farmacológico de compuestos de sales insolubles de bismuto
para el tratamiento de la úlcera, produjo un cuadro de encefalopatía
mioclónica precedido de síntomas inespecíficos (cansancio, cefalea,
mareos, alteración del estado de ánimo y del sueño). Se diagnostica
determinando los niveles de bismuto en sangre y orina. El tratamiento
además del sintomático es el dimercaprol.
C1. Fuentes
Es la causa más frecuente de muerte por inhalación de gases. Es
inodoro, incoloro e insípido, y se origina en todas las combustiones in-
completas. Su toxicidad se basa en una afinidad 200 veces superior al
oxígeno por la hemoglobina formando carboxihemoglobina (COHb);
su capacidad de unión a la mioglobina y la inhibición de la citocromo-
oxidasa mitocondrial. El CO solo se elimina por vía respiratoria.
C2. Clínica
C2.1. Fase aguda: existe hipoxia tisular y el característico color son-
rosado en piel y mucosas que se suele observar en la autopsia. En el
paciente vivo predomina la cianosis. La gasometría arterial muestra una
pO2 normal con una disminución de la saturación de O2 de la hemoglobi-
na ya que ésta se encuentra parcialmente unida al CO formando COHb.
Inicialmente hay taquicardia (cuando la COHb >30%) sin taquipnea,
cefalea y náuseas, posteriormente deterioro del nivel de conciencia, de-
bilidad, dificultad respiratoria y, si progresa: acidosis metabólica, ciano-
sis, edema pulmonar y coma. Puede haber crisis y síntomas focales. Se
asocia a hemorragias retinianas y, por unión a mioglobina, arritmias y
cardiopatía isquémica. El pronóstico depende de la severidad del cuadro.
C2.2. Fase retardada: se presenta en el 1% de los supervivientes de
las formas agudas. El paciente, a las 2-3 semanas del coma, cuando se
encuentra en fase de recuperación, presenta un cuadro de confusión,
ataxia, espasticidad y rigidez extrapiramidal que puede llevarle a un
estado vegetativo. La base patológica es un edema con desmielinización
difusa del encéfalo.
C3. Diagnóstico
Se sospecha con la historia clínica y se confirma con la determinación
de la COHb en sangre. Los síntomas comienzan cuando la concentración
de COHb es del 10%.
Û ÍNDICE
410 Urgencias en Neurología
C4. Tratamiento
Consiste en la administración de oxígeno al 100% hasta lograr una
reducción de la hemoglobina saturada por CO inferior al 20%. Respirando
aire ambiente, la vida media de la COHb es de 5 horas, con O2 al 100% es de
80 minutos y con oxígeno hiperbárico de 25 minutos. En los casos graves se
utiliza pues, oxígeno hiperbárico y, en raras ocasiones, exanguinotransfusión.
Se deben reducir las demandas de oxígeno tisular con tratamiento
sintomático de la hipertermia o de la agitación. Si, como secuela, se
desarrolla un síndrome parkinsoniano, éste se trata de forma sintomá-
tica con agonistas dopaminérgicos y, en ocasiones, levodopa. No hay
tratamiento para la encefalopatía retardada.
D1. Cianuro
D1.1. Fuente: se debe a la inhalación de gas cianhídrico (combustión
de lana, poliuretano, seda, nitrocelulosa, plásticos y gomas sintéticas) o
por ingesta de sales de cianuro presentes en insecticidas, en la industria
fotográfica o por el consumo excesivo de algunos alimentes que tienen
glucósidos cianogénicos (p ej.: almendras amargas), así como en intoxi-
caciones deliberadas por intentos de suicidio y homicidio.
Û ÍNDICE
Enfermedades neurológicas de origen tóxico 411
D2. Organofosforados
D2.1. Fuentes y metabolismo: se utilizan como lubricantes y aditivos
del petróleo pero el uso más frecuente es como insecticidas. El enve-
nenamiento ocurre por ingestión, inhalación o absorción por la piel.
Provocan una inhibición de acetilcolinesterasa y pseudocolinesterasa,
con aumento de los niveles de acetilcolina, pero sólo la determinación
de la colinesterasa es un marcador eficaz de la intoxicación. Existe una
crisis colinérgica en el periodo agudo y una polineuropatía retardada.
D2.2. Manifestaciones clínicas: la clínica aguda (horas desde la ex-
posición) típica consiste en una crisis colinérgica con diarrea, vómitos,
hipersalivación, lagrimeo, fasciculaciones y miosis. Se distingue:
D2.2.1. Síndrome agudo con: a) Irritación de mucosas (inhalación
o contacto cutáneo) de la nariz, faringe, bronquial y conjuntiva. Existe
miosis, conjuntivitis, rinitis acuosa, silbidos respiratorios, aumento de las
secreciones bronquiales y tumefacción en la piel si la absorción ha sido
cutánea. b) Síntomas digestivos (ingesta): náuseas, vómitos, anorexia,
dolor abdominal y diarrea. c) Fase inicial muscarínica: miosis, salivación,
sudoración, lacrimeo, broncoespasmo, bradicardia, hipotensión y en in-
Û ÍNDICE
412 Urgencias en Neurología
F1. Opioides
F1.1. Sobredosis
D1.1.1. Fuentes: lo más frecuente es la sobredosis por heroína intra-
venosa. La sintomatología depende de la riqueza y cantidad de la droga
en la mezcla, la patología orgánica asociada (dada la gran frecuencia
de SIDA en este grupo de pacientes), la periodicidad y frecuencia del
consumo y la asociación con otros psicofármacos. Puede ser mortal y
se presenta más frecuentemente en varones, consumidores de heroína
desde hace años y que la combinan con benzodiazepinas, cocaína o
alcohol.
Û ÍNDICE
420 Urgencias en Neurología
F2. Cocaína
F2.1. Intoxicación aguda
F2.1.1. Fuentes: es la droga de mayor consumo tras el cannabis y ac-
tualmente representa la causa más frecuente de muerte por drogas. La
cocaína se absorbe por cualquier vía, intranasal, fumada o por vía IV, el
efecto comienza al minuto y dura 20-30 minutos. Sus metabolitos se
eliminan por orina y son detectables 1-3 días después.
F2.1.2. Manifestaciones clínicas: provoca estimulación simpática con
midriasis, euforia, disminución del apetito, del sueño o del cansancio,
taquicardia, sudoración y por estimulación del sistema nervioso: manía,
ansiedad con o sin agitación, ataques de pánico, delirio, alucinaciones,
ideación paranoide y, posteriomente, cuadros de depresión profunda y
disforia. En los casos graves provoca clínica cardiovascular (arritmias,
hipertensión, angina o infarto, isquemia intestinal y renal), respirato-
ria (edema pulmonar, neumotorax, asma, bronquiolitis obliterante) o
metabólica (hipertermia, rabdomiolisis, fallo renal, hepatotoxicidad o
coagulación intravascular diseminada). En el sistema nervioso se han
descrito, además (Tabla IV): hemorragia subaracnoidea, ictus isquémico,
crisis, cefalea, síncope, vértigo, temblor y coma. El consumo continuado
da lugar a cuadros psiquiátricos que oscilan entre disforia, depresión,
ideación paronoide con irritabilidad, un cuadro confusional con desorien-
tación, alteración mnésica e inatención, hasta una psicosis esquizofrénica
con ideación agresiva, agitación, irritabilidad, alucinaciones, labilidad
emocional, impulsividad y conducta violenta, que pueden presentarse
como urgencias psiquiátricas.
F2.1.3. Tratamiento: como en toda intoxicación: medidas de soporte
vital, monitorización, canalización de vía periférica, fluidoterapia, lava-
do gástrico, carbón activado y laxantes si el consumo es por vía oral.
El fármaco de elección son las benzodiazepinas (a las dosis indicadas
en la deprivación alcohólica), reposo en ambiente tranquilo y medidas
físicas para tratar la hipertermia. La nifedipina sublingual, 10 mg sublin-
guales y luego 10 mg/8 horas por VO puede utilizarse si la taquicardia
Û ÍNDICE
422 Urgencias en Neurología
F3. Cannabis
F3.1. Fuente y metabolismo: tras las legales, es la droga de mayor
consumo. Se consumen tres productos derivados de la planta Cannabis
sativa, rica en tetra-hidro-cannabinol: la marihuana (preparado de hojas
secas y flores con un 6-14% THC), el hachís (resina de las hojas, con un
10-20% THC) y el aceite de hachís (destilación de la planta con disolventes
orgánicos, con un 15-30% de THC). Se fuma (marihuana o hachís) o se
ingiere en infusiones o comidas. Se absorbe rápidamente, con un efecto
máximo a los 20-30 minutos y duración de unas dos o tres horas.
F3.2. Manifestaciones clínicas: tras una fase de ansiedad, se obtiene un
estado de euforia, logorrea, hilaridad, alteración del sentido del tiempo,
memoria, juicio, despersonalización, fuga de ideas y con la sobredosifica-
ción: crisis de pánico, paranoia o depresión, desorientación, alucinaciones
y cuadros psicóticos. Con el consumo prolongado se da un síndrome amo-
tivacional con apatía, indiferencia, somnolencia, hambre, torpeza, falta de
concentración y de insight. Es un factor de riesgo para ictus.
F3.3. Tratamiento: las intoxicaciones agudas son raras, y no suelen
requerir tratamiento. Si lo necesita es sintomático con benzodiazepinas
o neurolépticos según el síntoma predominante.
F3.4. Síndrome de abstinencia: en consumidores crónicos, es ines-
pecífico, se presenta con irritabilidad, alteración del sueño, temblor y
en ocasiones ansiedad, anorexia y pérdida de peso. Si se produce está
indicado un tratamiento deshabituador con abstinencia de la droga.
F4. Anfetaminas
F4.1. Fuente y metabolismo: son un grupo de sustancias psicoestimu-
lantes, con estructura similar a la feniletilamina y la fenilisopropilamina,
simpaticominéticos, muy liposolubles. Se absorben por vía digestiva,
sus efectos máximos suceden a las 2 horas y se eliminan lentamente
por el riñón, detectándose en orina muchos días después de la ingesta.
F4.2. Manifestaciones clínicas: la sintomatología de la sobredosifica-
ción es similar a la de la cocaína con midriasis, piloerección, sudoración,
hipertermia, hiperactividad, insomnio, euforia, temblor, coreoatetosis,
irritabilidad, cefalea, delirium, alucinaciones y hasta cuadros psicóticos
que pueden aparecer hasta 48 horas después de la ingesta y durar una
semana. Se pueden asociar síntomas cardiovasculares (hipertensión,
arritmia, infarto), digestivos (náuseas, vómitos, diarrea, calambres abdo-
Û ÍNDICE
Enfermedades neurológicas de origen tóxico 423
G1. Barbitúricos
G1.1. Fuentes y metabolismo: los barbitúricos son depresores rever-
sibles de la función del SNC. Pueden dividirse según su duración (vida
media) en: acción ultracorta (tiopental, 8 horas), corta (pentobarbital,
secobarbital, ciclobarbital, 20 horas), media (butobarbital, amilobarbital,
40 horas) y larga (barbital, fenobarbital, 100 horas). La dosis letal es de
3-5 veces la terapéutica.
G1.2. Manifestaciones clínicas de la intoxicación: producen una depre-
sión de la respiración y del SNC que va desde la somnolencia con ataxia
y disartria hasta un coma severo, si el coma no es profundo, suele haber
hiperreflexia osteotendinosa y pupilas mióticas. Además, se encuentra
hipotermia, hipotensión, vasodilatación y depresión cardiaca. Un 5% de
los pacientes presentan alteraciones cutáneas por decúbito prolongado.
G1.3. Diagnóstico: el diagnóstico se hace con la anamnesis en la ma-
yoría de los pacientes, pero en otras ocasiones sólo se puede realizar
tras la determinación de los niveles plasmáticos, que también permiten
conocer el pronóstico. Es importante averiguar si se han ingerido otras
sustancias depresoras del SNC.
Se debe solicitar sistemático de sangre, bioquímica completa, orina,
gasometría (depresión respiratoria y para monitorizar el tratamiento) y
Rx simple de tórax (descartar aspiración).
G1.4. Tratamiento: el tratamiento consiste en la terapia de soporte
del paciente en coma (intubación, asistencia respiratoria y administra-
ción de volumen). Realizar un lavado gástrico, siempre si han transcurrido
menos de 24 horas de la ingesta ya que los barbitúricos producen una
gastroparesia. Administración de carbón activado (Vacuosa ultraabsor-
bente comp. 250 mg y fórmula magistral sobres de 5, 10, 25 y 50 g) a dosis
de 50 g en 200 cc de agua, repetir cada 4 horas en los de acción prolon-
gada, seguido de sulfato de Mg o Na 30 g/8 h. En el caso del fenobarbital
diuresis forzada y alcalina, si los niveles séricos son inferiores a 75 mg/L.
En el caso de los barbitúricos de acción corta no se ha demostrado la
eficacia de esta medida. En los casos de insuficiencia hepática o renal,
shock o coma, dosis letales del fármaco o barbitemias altas (superiores a
75 mg/L en el caso del fenobarbital) se aconseja hemodiálisis (si son de
acción larga) y hemoperfusión (si son de acción ultracorta, corta o media).
G1.5. Abstinencia: provoca una clínica similar a la abstinencia alcohó-
lica (temblor, delirium y crisis), y el tratamiento de elección es fenobarbital
a dosis de 50 mg cada 5-10 min hasta que ceda la sintomatología.
Û ÍNDICE
426 Urgencias en Neurología
G2. Benzodiazepinas
G2.1. Intoxicación aguda: la clínica que causa es somnolencia, disartria,
ataxia y, sólo en casos graves, hipotensión, depresión respiratoria y coma.
El tratamiento consiste en lavado gástrico y carbón activado, vigilancia
y medidas de sostén, y, el uso como antídoto de flumazenilo (Anexate amp
0,5 mg) a dosis de 0,5 mg IV cada minuto hasta conseguir mejoría o dosis
total de 3 mg. A veces con fármacos de vida media larga se requiere una
perfusión (4 amp de 0,5 mg en 250 ml de suero glucosado 5%, 1 ml=8 µg, a
pasar en cuatro horas) a razón de 2 µg/minuto. El flumazenilo no debe uti-
lizarse si el paciente muestra signos de ingesta de antidepresivos tricíclicos.
G2.2. Abstinencia: puede producir náuseas y vómitos, malestar gene-
ral, astenia, hiperactividad autonómica (taquicardia, sudoración, ansie-
dad, irritabilidad), hipotensión ortostática, temblor grosero, insomnio y
crisis. Su tratamiento es el reposo en ambiente tranquilo y, en ocasiones,
el uso de benzodiazepinas de acción larga.
G3. Antidepresivos
G3.1. Antidepresivos tricíclicos: la intoxicación (en general con intención
autolítica) provoca un cuadro atropínico (midriasis, visión borrosa, taqui-
cardia, sequedad de piel y mucosas, estreñimiento y retención urinaria),
síntomas neurológicos (síndrome confusional agudo con o sin mioclo-
nías que evoluciona al coma, hiperreflexia osteotendinosa y, en ocasio-
nes, crisis), alteraciones cardiacas (arritmias, bloqueo A-V, hipotensión e
insuficiencia cardiaca) y alteraciones de la termorregulación (sudoración
e hipertermia). Los trastornos cardiacos son los que marcan el pronóstico.
El tratamiento consiste en terapia de soporte con sueroterapia y
alcalinización de la orina (bicarbonato 1-2 mmol/kg), manteniendo un
pH arterial 7,45-7,55 que revierte de forma eficaz las arritmias y la hipo-
tensión. En segundo lugar, debe eliminarse el fármaco no absorbido en
el tracto gastrointestinal mediante lavado gástrico, que es útil hasta
pasadas 12-18 horas después de la ingesta por la gastroparesia inducida
por los fármacos. También se debe administrar carbón activado (Vacuosa
ultraabsorbente comp. 250 mg o fórmula magistral sobres de 5, 10, 25 y
50 g) para evitar circulación enterohepática: dosis inicial de 50 g en 200
cc de agua y repetirla cada dos horas. Asociar catárticos como sulfato
sódico o magnésico 30 g/8 h.
Dada la mortalidad cardiaca, nunca olvidar el tratamiento sintomáti-
co de las arritmias (marcapasos temporal o lidocaína, evitar propranolol
y antiarrítmicos de tipo Ia). Tratar la hipertermia (medidas físicas o clor-
promazina), hipertensión (fentolamina) y las convulsiones (diazepam,
fenobarbital). Por último, para revertir los efectos anticolinérgicos: fisios-
tigmina (Anticholium) 1 mg IM o IV de modo lento, repitiéndolo cada 20
minutos hasta 4 mg o la aparición de efectos colinérgicos (bradicardia,
salivación, lacrimeo, miosis) ya que cruza la BHE con facilidad y es eficaz
sobre los efectos sobre el SNC. Se usa en situaciones de gravedad. Dado
que la fisiostigmina dura una o dos horas y los antidepresivos tricíclicos
pueden persistir hasta 24 horas, se debe monitorizar al paciente y repetir
Û ÍNDICE
Enfermedades neurológicas de origen tóxico 427
G4. Neurolépticos
G4.1. Intoxicación: provoca disminución del nivel de conciencia (con-
fusión, desorientación hasta coma), crisis (sobre todo si las presentaba
previamente), síntomas extrapiramidales (distonía, temblor, rigidez),
síndrome anticolinérgico (midriasis, palidez, hipotensión, estreñimiento,
sequedad de mucosas, retención urinaria), hipotermia por efecto talá-
mico y ortostatismo. Sin embargo, en ocasiones se observa hipertermia
por efecto anticolinérgico. La intoxicación por neurolépticos también
causa alteraciones cardiológicas: trastornos de la conducción (bloqueos
AV, alargamiento QT) y taquiarritmias.
El tratamiento consiste en medidas de soporte, carbón activado y
catárticos (sulfato de Mg o Na). Las crisis se tratan con diazepam. El
síndrome extrapiramidal se trata con biperideno (Akineton amp. 5 mg),
1 ampolla IM o IV repitiendo la dosis hasta 20 mg o difenhidramina
(Benadril) 1-2 mg/kg IV hasta 50 mg, dejando una pauta oral (1 comp./8
h de Akineton, 1 comp.=2 mg) durante unos siete días. La hipo o la hiper-
termia se tratan con medidas físicas. No es útil la hemodiálisis, y se deben
evitar las drogas vasoactivas. Si hay arritmias ventriculares: lidocaína o
cardioversión, la prolongación de QT mejora con bicarbonato sódico, y
la torsade des pointes con sulfato de magnesio.
G4.2. Síndrome neuroléptico maligno (véase capítulo 20, apartado H)
G5. Litio
Los niveles terapéuticos se encuentran entre 0,8-1,2 mEq/L y se con-
sideran tóxicos los superiores a 1,5 mEq/L. Se produce intoxicación por
intentos autolíticos, errores de dosis o por disminuir la aclaración renal por
deshidratación, hiponatremia, uso de tiazidas, espironolactona o AINEs.
Provoca: a) síntomas gastrointestinales (vómitos y diarrea); b) neurológicos:
temblor, ataxia, disartria, nistagmo, hiperreflexia, convulsiones y, en ocasio-
nes, coma; c) cardiacos: trastornos de la conducción, arritmias y alteraciones
EKG similares a la hipocaliemia, d) renales: insuficiencia renal, poliuria,
proteinuria y diabetes insípida. En las pruebas de laboratorio aparecen
leucocitosis, trombocitosis, hipercalcemia e hipocaliemia. Su tratamiento
consiste en lavado gástrico (el carbón activado no es eficaz) o poliestireno
sulfato sódico (15 g/6 h) y medidas de soporte. La diuresis salina es útil
hasta que se consiga la euvolemia y natremia normales. Se debe realizar
monitorización electrocardiográfica, de los niveles de litio, la creatinina
Û ÍNDICE
428 Urgencias en Neurología
G6. Salicilatos
G6.1. Fuentes y metabolismo: la toxicidad depende de la dosis (>250
mg/kg), el tiempo transcurrido desde la ingesta y la edad. Se suele pro-
ducir en niños por intoxicaciones accidentales, intentos suicidas en ado-
lescentes o sobredosis en pacientes con enfermedades reumáticas. Los
salicilatos se absorben rápidamente por el tubo digestivo; así, el 50% de
una dosis terapéutica se absorbe en la primera hora. Se transforma en
ácido salicílico, circula unido a las proteínas y se elimina por vía renal.
G6.2. Manifestaciones clínicas: la clínica depende de la dosis: si es <150
mg/kg hay sólo alteraciones gastrointestinales (desde dispepsia a sangra-
do). El mejor indicador de gravedad es la aparición de síntomas neurológi-
cos. A dosis de 150-300 mg/kg aparece vértigo, acúfenos e hipoacusia (lo
más precoz), lo que se sigue de cefalea, vómitos, diaforesis, hiperventilación,
taquipnea y alcalosis respiratoria. A dosis mayores de 300 mg/kg aparece
deterioro del nivel de conciencia (confusión a coma), crisis por hipoglu-
cemia o hipocalcemia, alteraciones metabólicas (hipoglucemia en niños,
leve hiperglucemia en adultos), acidosis metabólica con aciduria orgánica,
alcalosis respiratoria con disminución secundaria del cálcio iónico (tetania),
alteraciones iónicas (hipopotasemia, hiponatremia), SIADH, alteraciones de
la coagulación, insuficiencia renal, hepatotoxicidad y distrés respiratorio.
G6.3. Diagnóstico: se hace mediante la historia de ingestión y la
clínica (alteración del estado mental con taquipnea y alcalosis respira-
toria con acidosis metabólica). Se recomienda la obtención de niveles de
salicilatos, porque la determinación de los niveles séricos de salicilatos
son pronósticos: >30 mg/dl toxicidad leve, 40-70 mg/dl gravedad mo-
derada y >70 mg/dl toxicidad muy grave. El test de clorito férrico (que
colorea la orina de púrpura) se usa como método rápido de diagnóstico
diferencial ante otras intoxicaciones.
G6.4. Tratamiento: garantizar la vía aérea. Para evitar la absorción, eva-
cuación gástrica con lavado o jarabe de ipecacuana y administración de
carbón activado. Es necesaria una sueroterapia de mantenimiento y forzar
la diuresis alcalina con bicarbonato sódico si los niveles son >40 mg/dl
(existe riesgo de hipocaliemia por lo que se debe aportar como profilaxis K,
40 mEq/L, vigilar el pH y potasio sérico). La hemodiálisis está indicada si hay
niveles de ácido salicílico >80 mg/dl, coma, fallo renal, respiratorio o acidosis
metabólica. Corrección de la hipoglucemia, sobre todo en niños (suero glu-
cosado). Es necesario el tratamiento de las complicaciones hemorrágicas
(vitamina K 50 mg IV, plasma fresco congelado, transfusión de plaquetas
y antiácidos), la tetania (gluconato cálcico) y la fiebre (medidas físicas).
BIBLIOGRAFÍA
1. Martínez Salio A, Molina JA, Gómez-Escalonilla. Trastornos metabólicos y
tóxicos. Enfermedades sistémicas y complicaciones neurológicas de los
trasplantes. En: Molina JA, Luquín MR, Jiménez-Jiménez FJ (eds.). Manual de
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Û ÍNDICE
25. Enfermedades carenciales
A. Martínez Salio, J.P. Romero Muñoz
H. SÍNDROME DE STRACHAN
Consiste en una polineuropatía de predominio sensitivo que cur-
sa con dolor importante, ataxia cordonal posterior, con leve debilidad
y atrofia muscular, junto a pérdida de visión por neuropatía óptica,
hipoacusia con acúfenos y dermatitis bucogenital, combinadas o de
modo aislado. La etiología es por una deficiencia nutricional de varias
vitaminas, en especial la tiamina. Fue descrita inicialmente en Jamaica,
pero se han dado epidemias a lo largo de la historia en países subdesa-
rrollados, presos o conflicto bélico, así como en alcohólicos crónicos. La
ingesta de alcohol, tabaco, azúcar y la pérdida de peso lo favorecen. Se
trata con suplementos vitamínicos del grupo B y A, dieta equilibrada
y evitar el alcohol.
I. HIPERVITAMINOSIS
Se ha descrito en tratamientos con megadosis: neuropatía periférica
sensitiva en el caso de piridoxina (>500 g/d), miopatía por hipervitamino-
sis E e hipertensión intracraneal benigna por hipervitaminosis A, todas
ellas reversibles con la supresión de la ingesta del suplemento vitamínico.
BIBLIOGRAFÍA
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tóxicos. Enfermedades sistémicas y complicaciones neurológicas de los
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3. Aminoff MJ. Neurology and general medicine. Philadelphia: Churchill-Livings-
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Û ÍNDICE
26. Complicaciones neurológicas agudas
en las enfermedades sistémicas y
en los trasplantes de órganos sólidos
A. Villarejo Galende, A. Herrero San Martín
A. ENFERMEDADES HEPÁTICAS
B. ENFERMEDADES GASTROINTESTINALES
Las manifestaciones clínicas y las complicaciones derivadas de la
malabsorción de nutrientes y vitaminas se describen en el capítulo 25.
C. ENFERMEDADES RENALES
D. ENFERMEDADES CARDIACAS
En los capítulos 6 y 14 se tratan el síncope, embolismo cardiogénico
y las endocarditis infecciosas y paraneoplásicas.
E. ENFERMEDADES HEMATOLÓGICAS
Las urgencias neurológicas en el paciente oncológico se tratan el
capítulo 22.
E1. Anemia
Los síntomas neurológicos que produce son inespecíficos: cefalea,
mareo y debilidad. En casos graves se puede ver palidez retiniana y pe-
queñas hemorragias en astilla en el fondo de ojo.
E2. Hemoglobinopatías
Las manifestaciones neurológicas de la anemia de células falcifor-
mes, que ocurren en hasta un 25% de los pacientes, incluyen accidentes
isquémicos transitorios, ictus isquémicos, hemorragias intraparenqui-
matosas y subaracnoideas, isquemia o compresión medular, disfunción
vestibular y sordera neurosensorial. El estudio mediante ecografía trans-
craneal puede identificar a los niños con riesgo aumentado de ictus
isquémicos. La terapia mediante transfusión crónica profiláctica ha de-
mostrado disminuir dicho riesgo. También está aumentada la incidencia
de meningitis por neumococo y embolismo graso.
F. ENFERMEDADES ENDOCRINAS
G. ALTERACIONES ELECTROLÍTICAS
I. CONECTIVOPATÍAS
Las manifestaciones neurológicas son muy frecuentes en este grupo
de enfermedades. Los mecanismos patogénicos son complejos e incluyen
lesión por inmunocomplejos, autoanticuerpos patógenos, mediación
por citocinas, vasculitis, etc.
K. MISCELÁNEA
K1. Sarcoidosis
Enfermedad granulomatosa sistémica que puede afectar al siste-
ma nervioso en el 5% de los pacientes (neurosarcoidosis). La forma más
frecuente es la neuropatía craneal múltiple, con afectación habitual
del nervio facial, seguido en frecuencia por el nervio óptico. Se han
descrito muchas otras presentaciones neurológicas como meningitis,
aracnoiditis, disfunción hipotalámo-hipofisaria, déficit focales, hidro-
cefalia o mielopatía. También puede producir neuropatía y miopatía.
En los casos de meningitis, existe una pleocitosis linfocitaria e hiper-
proteinorraquia. Es común la elevación del índice de IgG y pueden
presentar bandas oligoclonales. La RM suele detectar lesiones, pero
es inespecífica. La enzima convertidora de la angiotensina (ECA) está
elevada en el 60-70% de los pacientes. La gammagrafía con galio es el
método más eficaz para detectar lesiones sistémicas en pacientes que
sólo tengan síntomas neurológicos. El diagnóstico definitivo requiere
la confirmación histológica, que se obtiene por biopsia del tejido más
accesible, generalmente el pulmón. El tratamiento son esteroides a
largo plazo.
Û ÍNDICE
Complicaciones neurológicas agudas en las enfermedades sistémicas... 455
BIBLIOGRAFÍA
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terapeútica médica. 6ª ed. Madrid: EGRAF; 2007.
Û ÍNDICE
D. URGENCIAS EN NEUROPEDIATRÍA
27. Cefaleas en la infancia
N. Núñez Enamorado, A. Camacho Salas
A. INTRODUCCIÓN
La cefalea es un síntoma muy frecuente en la edad pediátrica, con
una prevalencia mayor del 80% a los 15 años. Supone el primer motivo
de consulta en neuropediatría y hasta el 2,5% de las consultas en un
servicio de Urgencias infantiles. Genera una elevada ansiedad familiar,
pero rara vez se debe a una causa grave. Una anamnesis y una explo-
ración física minuciosas permiten el diagnóstico correcto de más del
90% de las cefaleas.
B. ESTUDIO DIAGNÓSTICO
D2. Migraña
D2.1. Tratamiento agudo
En muchos casos se consigue mejoría significativa simplemente con
el reposo a oscuras y el sueño. Los casos de intensidad leve-moderada se
tratan con analgésicos: paracetamol (15 mg/kg), ibuprofeno (7,5-10 mg/
kg) o naproxeno (10 mg/kg), y antieméticos (domperidona o metoclo-
pramida) si se precisan. Las crisis intensas, cuando no se controlan con
analgésicos y principalmente si existen muchos vómitos asociados, son
útiles los triptanes. Está aprobado su uso sólo en mayores de 12 años,
pero existen múltiples ensayos que prueban su seguridad por debajo
de esa edad. En niños de >20 kg puede utilizarse 10 mg de sumatriptán
nasal y, con más de 40 kg, 20 mg (dosis similares al adulto). En mayores
de 12 años (o >20 kg peso) que no respondan o no toleren el sumatrip-
tán nasal, pueden emplearse zolmitriptán nasal (2,5 y 5 mg si >40 kg) o
rizatriptán nasal (5 y 10 mg si >40 kg).
D2.2. Tratamiento preventivo
a) Evitar factores desencadenantes.
b) Tratamiento farmacológico si las crisis son muy frecuentes (>1/
semana o >2/mes muy severas), o si provocan absentismo escolar
Û ÍNDICE
Cefaleas en la infancia 465
BIBLIOGRAFÍA
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dache Disorders. Cephalalgia. 2004; 24 (suppl 1): 1-151.
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infancia. En: Manual de Urgencias de Pediatría. Hospital 12 Octubre. Madrid:
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Û ÍNDICE
28. Epilepsia infantil en urgencias
A. Camacho Salas, R. Simón de las Heras
A. INTRODUCCIÓN
La epilepsia es frecuente en la edad pediátrica, con una prevalencia
estimada del 0,7-0,8% de todos los niños en edad escolar (5-17 años). En
el capítulo 5 se desarrollan aspectos generales de la epilepsia, así como
la clasificación de las crisis epilépticas en función de la semiología/EEG y
de su etiología. En este capítulo se recogen 3 situaciones que se plantean
en la urgencia pediátrica: primera crisis epiléptica, descompensación del
paciente epiléptico conocido y estatus epiléptico. Al final del mismo se
abordan las crisis neonatales.
B2. Etiología
El planteamiento ante un niño con una primera crisis epiléptica es
el siguiente: ¿se trata de una crisis provocada, con un desencadenante
Û ÍNDICE
468 Urgencias en Neurología
Malformaciones cerebrales
Esclerosis tuberosa
Errores congénitos del metabolismo
Convulsiones febriles
Hipoxia
Hipoglucemia
Hipocalcemia
0 1 5 10 15
Años
concreto y, por lo tanto, un evento aislado? o bien ¿se trata del debut
de una epilepsia? Para distinguir estas 2 situaciones, hay que conocer
las causas más frecuentes de crisis epilépticas en la edad pediátrica
(Tabla I), así como los principales síndromes epilépticos que generan la
atención urgente del niño.
B2.1. Convulsiones febriles (CF). Son las crisis más frecuentes de la
infancia, afectando al 2-5% de los niños menores de 5 años. Suponen el
50% de las crisis atendidas en Urgencias. Aparecen entre los 3 meses y
los 5 años de edad y están desencadenadas por un proceso febril sin que
haya evidencia de infección intracraneal u otra causa definida. Se con-
sideran simples las convulsiones generalizadas, breves y no recurrentes
en < de 24 h (la mayoría). Si son focales, duran más de 15 minutos o se
repiten en el mismo proceso se consideran complejas. Un tercio de los
niños tiene CF repetidas. La posibilidad de desarrollar una epilepsia en
el futuro es muy baja y se relaciona con la existencia de CF complejas.
B2.2. Síndrome de West. Es una encefalopatía epiléptica grave edad-
dependiente, definida por la tríada de espasmos infantiles, hipsarritmia
en el EEG y regresión psicomotora. Aparece antes del año de vida. Los
espasmos pueden ser con flexión de extremidadades, con extensión o
mixtos. Se agrupan en racimos (hasta 100) en la interfase vigilia-sueño. La
hipsarritmia es un patrón eléctrico caótico con polipuntas y ondas lentas
multifocales de gran voltaje. La mayoría de los casos son sintomáticos
(encefalopatía hipóxico-isquémica, esclerosis tuberosa, malformaciones
del SNC, etc.). El pronóstico neurológico es malo, tanto a nivel cognitivo
como por la persistencia de las crisis epilépticas.
Û ÍNDICE
Epilepsia infantil en urgencias 469
B4. Tratamiento
B4.1. Crisis provocadas. Son crisis sintomáticas en relación con un
proceso agudo sistémico (alteraciones metabólicas como la hipogluce-
mia y electrolíticas, tóxicos o fármacos) o neurológico (trauma craneal,
infección SNC). El tratamiento fundamental es el de la causa y si precisan
tratamiento antiepiléptico no suele ser a largo plazo.
B4.2. Crisis no provocadas. La decisión de iniciar el tratamiento
antiepiléptico depende de la posibilidad de que se repita el episodio.
En la infancia, tras una primera crisis no provocada, la probabilidad de
recurrencia es del 50%. El riego aumenta si la crisis ha sido focal, si el
EEG muestra anomalías epileptiformes o si hay un déficit neurológico.
De tal modo que habría pautar antiepilépticos tras un primera crisis si
se considera que es el debut de una epilepsia sintomática (p. ej.: niño
con una infarto perinatal hemisférico izquierdo que presenta una crisis
focal derecha sin desencadenante) o bien ante un síndrome epiléptico
concreto (p. ej.: adolescente con una convulsión generalizada y EEG típico
de epilepsia generalizada idiopática).
Tras 2 crisis no provocadas, el riesgo de recurrencia se eleva al 80%
por lo que, en general, se inicia el tratamiento a partir del segundo
ataque, independientemente de la normalidad de las pruebas comple-
mentarias. Esta pauta puede variar en función del tipo de epilepsia o
los deseos del paciente/familia. En la epilepsia rolándica las crisis son,
en general, breves, nocturnas e infrecuentes, por lo que no se prescri-
Û ÍNDICE
Epilepsia infantil en urgencias 471
D. ESTATUS EPILÉPTICO
Constituye una urgencia médica con una morbi-mortalidad impor-
tante. La tendencia actual es considerar estatus y tratar como tal toda
aquella crisis que supere los 5-10 minutos de duración, por ello se debe
asumir que todo paciente que llegue a Urgencias aún convulsionado
está en estatus. El tratamiento se basa en 3 pilares: medidas de soporte,
actuación sobre las causas del estatus y FAEs. En términos generales, el
manejo no difiere del de los adultos (véase capítulo 5), pero es preciso
hacer 2 puntualizaciones:
• Las benzodiazepinas de elección en el manejo inicial del estatus son:
a) si no se dispone de vía periférica, diazepam rectal 0,5 mg (máximo
10 mg) o midazolam en mucosa yugal 0,3-0,5 mg/kg (máximo 10
mg); b) si se dispone de vía periférica midazolam IV a 0,1 mg/kg
(máximo 5 mg) o diazepam IV a 0,3 mg/kg (máximo 3 mg).
• Se ha de considerar la administración de piridoxina en niños menores
de 2 años.
E. CRISIS NEONATALES
Las crisis epilépticas en el periodo neonatal merecen una conside-
ración especial, pues es el momento de la vida con mayor riesgo de
presentarlas (incidencia 1-3%). Esto es debido a la relativa inmadurez y/o
ausencia de los circuitos neuronales inhibitorios. Todo ello condiciona la
expresión clínica de las crisis neonatales, de forma que no existen crisis
tónico-clónicas en este periodo. Se distinguen crisis sutiles, clónicas foca-
les o multifocales, tónicas y mioclónicas. Las sutiles consisten en apnea
(se acompaña de taquicardia), desviación ocular, parpadeo, chupeteo,
disautonomía o movimientos rítmicos de extremidades (pedaleo). El
diagnóstico diferencial se establece con la apnea no epiléptica (acom-
Û ÍNDICE
Epilepsia infantil en urgencias 473
E2. Tratamiento
• Medidas generales: control de constantes vitales y soporte hemo-
dinámico y respiratorio.
• Medidas específicas: si la causa es conocida y tratable, hay que apli-
car el tratamiento correspondiente. El FAE de elección es el fenobar-
bital a dosis de carga de 20 mg/kg IV (máximo 40 mg/kg) seguida
de una dosis de mantenimiento a 3-4 mg/kg IV o VO (dividida en
dos). Si las crisis no ceden se puede administrar fenitoína a dosis
Û ÍNDICE
474 Urgencias en Neurología
BIBLIOGRAFÍA
1. Hirtz D, Ashwal A, Berg A, et al. Practice parameter: Evaluating a first nonfe-
brile seizure in children. Report of the Quality Standards Subcommittee of
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2. A Camacho Salas A, Simón de las Heras R. Epilepsia y otros trastornos paro-
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Quality Standards Subcommittee of the American Academy of Neurology
and the Practice Committee of the Child Neurology Society. Neurology. 2006;
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5. Wheless JW, Clarke DF, Arzimanoglou A, et al. Treatment of pediatric epilepsy:
European expert opinion, 2007. Epileptic Disord. 2007; 9: 353-412.
6. Camfield P, Camfield C. Special considerations for a first seizure in childhood
and adolescence. Epilepsia. 2008; 49 (Suppl. 1): 40-4.
Û ÍNDICE
29. Trastornos paroxísticos no epilépticos
en la infancia
C. Cordero Castro, A. Camacho Salas
A. CONCEPTO
Grupo de fenómenos en los que, de forma paroxística, hay una alte-
ración transitoria de las funciones neurológicas, que suele recurrir tras
un intervalo libre de síntomas. La alteración neurológica es brusca e
inesperada y puede afectar al estado de alerta y conexión con el medio,
a la conducta social o a las funciones motoras, sensitivas o sensoriales.
Se habla de trastornos paroxísticos no epilépticos (TPNE) para dife-
renciarlos de las crisis comiciales, con las que se establece el principal
diagnóstico diferencial. Aunque su origen es cerebral, no es “eléctrico”
(fenómeno epiléptico). Constituye un grupo heterogéneo, pero muy fre-
cuente. Su prevalencia en la población infantil es del 5 al 20%, superando
a la epilepsia.
La mayoría de los TPNE son benignos, tienen edades típicas de pre-
sentación (Tabla I), no precisan tratamiento y sólo requieren para su
diagnóstico una historia clínica detallada y saber identificarlos. Esta
patología genera mucha alarma en el entorno del niño y su desconoci-
miento puede llevar a pruebas innecesarias o a un tratamiento crónico
(sobre todo, antiepiléptico) injustificado. Los TPNE no requieren ingreso
para ser estudiados, salvo en situaciones concretas. Si la naturaleza del
episodio no se aclara en Urgencias, se remitirá al niño a la consulta de
Neurología Infantil.
C. DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de esta patología se basa en dos pilares: una anam-
nesis rigurosa y conocimiento de los TPNE. La mayoría de los casos no
precisa de exploraciones complementarias, pues son lo suficientemente
típicos, pero en determinadas situaciones son necesarias pruebas es-
pecíficas adicionales para confirmar el diagnóstico o diferenciarlos de
las crisis epilépticas.
1. Crisis anóxicas
• Síncopes
• Espasmos del sollozo
2. Secundarios a enfermedades sistémicas
• Patología cardiaca (miocardiopatías, alteraciones de la conducción)
• Patología respiratoria (bronquiolitis, asma, síndrome de Ondina)
• Patología digestiva (reflujo gastroesofágico, invaginación intestinal)
• Alteraciones metabólicas (potasio, sodio, glucosa, calcio, hormonas
tiroideas)
• Fármacos y drogas
3. Crisis psicógenas
• Rabietas
• Ataques de pánico y ansiedad
• Crisis de hiperventilación
• Pseudocrisis
• Conductas autoestimulatorias
• Síndrome de Münchausen por poderes
4. Trastornos paroxísticos del sueño
• Narcolepsia
• Síndrome de la apnea obstructiva del sueño
• Sonambulismo
• Terrores nocturnos
• Pesadillas
• Mioclonus nocturno
• Ritmias motoras
• Bruxismo
• Mioclonías neonatales hípnicas benignas
5. Trastornos paroxísticos motores no epilépticos
• Mioclonías benignas del lactante
• Tortícolis paroxístico benigno del lactante
• Desviación ocular benigna paroxística del lactante
• Síndrome de Sandifer
• Spasmus nutans
• Tics
• Trastornos del movimiento paroxísticos primarios
• Estremecimientos
• Hiperekplexia
• Discinesias yatrogénicas
• Tremulaciones del recién nacido
• Estereotipias y ritmias motoras
6. Miscelánea
• Vértigo paroxístico benigno
• Migraña
• Síndrome periódico
• Ensoñaciones
• Pérdidas de tono cefálico
• Mioclonías del velo del paladar
Û ÍNDICE
Trastorno paroxístico neurológico Sospecha de crisis EEG Tratamiento antiepiléptico
Sospecha de TPNE
-Historia clínica típica -¿Fármacos o tóxicos?
-Identificación del TPNE -Exploración neurológica normal
-¿Enfermedades intercurrentes?
478 Urgencias en Neurología
Crisis anóxicas Enfermedad TPNE psicógenos Trastornos del TPNE motores Migraña con
sistémica sueño aura
Û ÍNDICE
sollozo cardiaco, Hiper-
respiratorio, ventilación TPNE en
Estudio digestivo EEG No tto.
específico Video Münchausen Narcolepsia Otros lactantes
(pHmetría), EEG
cardiaco No metabólico
Tilt. test tratar Yatrogenia Retirar fármaco
Tratamiento: farmacológ. anti Ach
Valoración psiquiátrica estimulantes
Tto.
Tto. específico específico antidepresivos
Síndrome de pH Medidas
TPNE: trastornos paroxísticos no epilépticos; Tto.: tratamiento; Anti Ach: anticolinérgico; NL: neurolépticos. Sandifer metría anti-reflujo
D6. Miscelánea
En este grupo destaca, por su frecuencia, la migraña, que se tratará
en el capítulo 27.
Û ÍNDICE
Trastornos paroxísticos no epilépticos en la infancia 483
BIBLIOGRAFÍA
1. DiMario FJ. Paroxysmal nonepileptic events of childhood. Semin Pediatr Neu-
rol. 2006; 13: 208-21.
2. Obeid M, Mikati MA. Expanding spectrum of paroxysmal events in children:
potential mimickers of epilepsy. Pediatr Neurol. 2007; 37: 309-16.
3. Núñez Enamorado N, Camacho Salas A, Simón de las Heras R, Mateos Beato
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4. Crompton DE, Berkovic SF. The borderland of epilepsy: clinical and molecular
features of phenomena that mimic epileptic seizures. Lancet Neurol. 2009;
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5. Kurlan R. Tourette’s syndrome. N Engl J Med. 2010; 363: 2332-8.
Û ÍNDICE
30. Urgencias en neurocirugía pediátrica
B. Pascual Martín, J. Hinojosa Mena-Bernal
A. DISFUNCIÓN VALVULAR
La hidrocefalia es el problema neuroquirúrgico más frecuente en la
edad pediátrica. En una pequeña proporción de pacientes la hidrocefalia
puede controlarse mediante procedimientos endoscópicos (fenestración
del suelo del tercer ventrículo, acueductoplastia) o al restablecerse el
flujo normal de LCR (resección de meduloblastoma, desaparición de
la sangre intraventricular tras TCE). En la mayor parte de los casos, sin
embargo, se precisa la colocación de un sistema de derivación de LCR.
Dado que la inmensa mayoría de estos dispositivos regulan el paso del
LCR mediante complejos mecanismos de control de presión o flujo, las
derivaciones de LCR son denominadas genéricamente con el nombre de
válvulas. Las más usadas son la DVP (derivación ventriculoperitoneal) y
la DVA (derivación ventriculoatrial).
Los principales problemas relacionados con las válvulas son el so-
bredrenaje, el drenaje insuficiente por fallo mecánico y la infección. El
término “malfunción valvular” es ambiguo, pero se utiliza comúnmente
en referencia al drenaje insuficiente.
A1. Sobredrenaje
A1.1. Hipotensión de líquido. Se manifiesta como una cefalea postural
que mejora con la ingesta de líquidos y en decúbito y que empeora en
bipedestación o sedestación. Puede asociar náuseas y vómitos o signos
de focalidad como síndrome de Parinaud o diplopia por la distorsión
de estructuras cerebrales ante la baja presión del LCR. Está relacionada
con un flujo excesivo de líquido, habitualmente por el efecto “sifón” que
ejerce la columna del LCR en posición vertical. El examen del reservorio
valvular muestra que éste se encuentra deprimido o se rellena muy
lentamente. En la TAC craneal pueden aparecer ventrículos pequeños
o de tamaño normal.
El tratamiento habitual consiste en colocar un dispositivo antisifón.
En otras ocasiones es necesario cambiar la presión de apertura de la
válvula. Los pacientes con hipotensión de líquido por sobredrenaje pue-
den desarrollar más fácilmente obstrucción del catéter proximal por el
Û ÍNDICE
486 Urgencias en Neurología
TAC cráneo
Sí
Observación hospitalaria mín 6 h
No
TAC cráneo normal TAC cráneo patológico
Evolución
Mejoría progresiva Sí No
asintomático
Sí No
Alta hospitalaria
Observación hospitalaria
Hoja de recomendaciones
Mejoría Valorar TC cráneo
Tratamiento
BIBLIOGRAFÍA
1. Shutzman SA, Barnes P, Duhaime AC, et al. Evaluation and management of
children younger than two years old with apparently minor head trauma:
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and growing fractures. En: Youmans textbook of Neurosurgery. 4ª ed. Vol. III,
1996. p. 3461-72.
Û ÍNDICE
E. URGENCIAS NEUROLÓGICAS
EN LA EMBARAZADA
31. Urgencias neurológicas en la embarazada
J. Ruiz Giménez, M.C. Navas Acién, J. Ruiz Morales
A1. Mononeuropatías
A1.1. Parálisis facial. Su frecuencia se incrementa por tres durante el
embarazo. La mayoría de los casos ocurren en el tercer trimestre o en
las dos primeras semanas postparto. El pronóstico de recuperación es
el mismo que en no embarazadas o un poco peor dependiendo del es-
tudio. Tanto el aciclovir como la prednisona son fármacos relativamente
inocuos durante el embrazo.
A1.2. Síndrome del túnel del carpo. Típicamente es bilateral y aparece
en el tercer trimestre y se asocia con frecuencia a edema periférico. En la
mayoría de las pacientes, los síntomas mejoran espontáneamente des-
pués del parto. El tratamiento debe ser conservador durante el embarazo
con analgésicos y férula en la muñeca en posición neutra por la noche.
A1.3. Meralgia parestésica. Se debe al atrapamiento del nervio femo-
rocutáneo lateral a nivel del ligamento inguinal. Puede ser uni o bilateral.
Suele presentarse en el tercer trimestre y se caracteriza por la aparición
de hipersensibilidad y disestesias en la cara anterior o anterolateral del
muslo que empeoran al ponerse de pie y mejoran al sentarse. El pronós-
tico es bueno, con mejoría progresiva en los 3 primeros meses postparto.
A2. Plexopatías
A2.1. Plexopatía recurrente braquial. Es infrecuente en el embarazo,
pero su incidencia aumenta en el puerperio. Puede ser familiar. Se pre-
senta como un dolor asimétrico, severo y persistente en el brazo. Según
disminuye el dolor aparece debilidad y atrofia en la musculatura del
brazo y la cintura escapular. Mejora en 4-8 semanas con recuperación
completa en el 90% de los casos. La metilprednisolona IV reduce el dolor,
pero no modifica el curso de la enfermedad.
A3. Polineuropatías
A3.1. Síndrome de Guillain-Barré. No es más frecuente durante el
embarazo. El curso de la enfermedad y su manejo tampoco se ve influido
por el mismo. No suele afectar al neonato.
A3.2. Polirradiculopatía crónica desmielinizante idiopática. Las re-
caídas son más frecuentes en el tercer trimestre y puerperio precoz. Se
pueden emplear corticoides, plasmaféresis e inmunoglobulinas.
Û ÍNDICE
498 Urgencias en Neurología
C. ENFERMEDADES AUTOINMUNES
D. ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR
E. TUMORES
El embarazo no aumenta el riesgo de tumores cerebrales pero
puede favorecer su crecimiento (por retención de agua que aumenta
el edema y la dependencia hormonal de algunos tumores, sobre todo
los meningiomas). La mayoría de los tumores tienden a reducirse tras
el parto.
Los gliomas suelen presentarse durante el primer trimestre, los me-
ningiomas a partir del segundo trimestre y los tumores vasculares en
el tercer trimestre.
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en la embarazada 505
E1. Tratamiento
E1.1. Cirugía. Puede demorarse hasta después del parto en tumores
de crecimiento lento. Debe realizarse durante el embarazo en caso de
tumores malignos agresivos o que afectan a estructuras vitales, sobre
todo en fosa posterior.
E1.2. Terminación del embarazo. Debe considerarse cuando hay in-
cremento de la presión intracraneal, pérdida de visión o crisis comiciales
incontrolables.
F. CEFALEA
F1. Etiología
F1.1. Gestación. La cefalea tensional es la más frecuente durante
el embarazo. Un 80% de las mujeres con migraña mejoran durante el
embarazo. En general, la migraña tiende a mejorar durante el segundo
y tercer trimestre de embarazo. Hasta un 20% no mejoran o incluso
empeoran y, de hecho, la migraña puede debutar durante el embarazo.
F1.2. Puerperio. Las cefaleas, incluyendo la tensional y las migrañas,
constituyen una queja frecuente en el puerperio, presentándose en el 30%
de las mujeres. La cefalea en el puerperio puede, además, ser un aviso de la
instauración de una eclampsia tardía que en un 80% de los casos debuta
con cefalea o alteraciones visuales previas a la presencia de convulsiones.
F2. Diagnóstico
F2.1. Estudios. La realización de pruebas complementarias sólo está
indicada cuando la cefalea es de nueva aparición o si se ha producido
una alteración significativa en las características de la cefalea habitual.
En general, las pruebas radiológicas deben intentar demorarse, si es
posible, hasta el tercer trimestre. La RM sin gadolinio es la prueba de
elección. El TC craneal es una prueba relativamente segura y, si se realiza
con las medidas de protección adecuadas para el feto, la exposición a la
radiación es menor de 2 rad.
F2.2. Diagnóstico diferencial. El diagnóstico diferencial de una mujer
embarazada con cefalea aguda o subaguda de reciente comienzo con ca-
Û ÍNDICE
506 Urgencias en Neurología
F3. Tratamiento
F3.1. Consejos generales
En mujeres que siguen un tratamiento preventivo para la cefalea y
quieren quedarse embarazadas se debe intentar retirar este tratamiento
o reducirlo a la menor dosis eficaz posible con el fin de evitar daños al feto.
En general, un tratamiento farmacológico agresivo (preventivo o abortivo)
no debería iniciarse durante el embarazo. Como tratamiento abortivo,
los fármacos más seguros son el paracetamol y la metoclopramida. Los
tratamientos preventivos deben evitarse salvo en casos de cefaleas refrac-
tarias al tratamiento abortivo y que conlleven riesgo de deshidratación y
malestar fetal. El uso de cualquier fármaco preventivo o abortivo debería
evitarse durante el primer trimestre. Debe intentar evitarse la politerapia.
F3.2. Tratamiento abortivo de la cefalea
F3.2.1. Paracetamol. Es un fármaco inocuo y efectivo en la cefalea de
intensidad leve o moderada.
F3.2.2. AINEs. Son, generalmente, seguros si se usan en el primer y
segundo trimestre. Durante el tercer trimestre pueden causar cierre
prematuro del ductus arterioso y otras complicaciones por lo que están
contraindicados. El AAS está contraindicado en el tercer trimestre.
F3.2.3. Cafeína. No supone ningún riesgo en dosis menores de 300 mg/d.
F3.2.4. Antieméticos (metoclopramida, clorpromazina, prometazina).
Son seguros si se usan con moderación y en dosis bajas.
F3.2.5. Opiáceos. Pueden ser útiles en episodios de migraña severos
o resistentes a otros tratamientos. Son seguros sólo si se usan durante
periodos cortos de tiempo. La codeína se ha asociado a malformaciones
cuando se ha usado en exceso durante el primer trimestre.
F3.2.6. Corticoides. La prednisona puede usarse a dosis bajas y con
pautas de descenso rápido (<1 semana) en migrañas rebeldes a otros
tratamientos y en estatus migrañoso. La dexametasona parece tener
un mayor potencial teratogénico.
F3.2.7. Ergóticos. Están contraindicados durante el embarazo.
F3.2.8. Triptanes. Su uso, en general, está contraindicado durante el
embarazo debido a la escasez de estudios en humanos. La prescripción de
sumatriptán puede ser aceptable en embarazadas que sufren migrañas
muy incapacitantes en las que han fallado otros fármacos más seguros
y cuyas cefaleas han tenido una buena respuesta a sumatriptán.
F3.3. Tratamiento preventivo
F3.3.1. Beta-bloqueantes. Hay algunas descripciones de toxicidad
fetal con propranolol, atenolol y con otros beta-bloqueantes, pero no
con metoprolol. Propranolol puede usarse en dosis de 40-120 mg/d y
metoprolol en dosis de 100-200 mg/d.
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en la embarazada 507
G. EPILEPSIA
H. ECLAMPSIA
La preeclampsia se caracteriza por la triada de hipertensión, protei-
nuria y edema, inducidos por la gestación y que se presentan después de
la semana 20ª de embarazo. Otros hallazgos posibles en la preeclampsia
son síntomas y signos neurológicos, como cefalea, confusión, alucinacio-
nes visuales y ceguera. La eclampsia es la presencia de convulsiones no
causadas por una enfermedad epiléptica preexistente en una mujer que
reúne los criterios de preeclamsia. Las crisis eclámpticas suelen ser focales
motoras o generalizadas tónico-clónicas. Pueden ocurrir antes, durante o
hasta una semana después del parto. Sin embargo, la mayoría de las veces
las crisis eclámpticas se producen en las primeras 24 horas tras el parto.
El diagnóstico, tanto de la preeclampsia como de la eclampsia, se
basa en la clínica. El TC y la RM craneal pueden mostrar edema cerebral,
hemorragias cerebrales o anormalidades de la señal T2 en las zonas de
unión de la sustancia gris y de la blanca. El EEG suele ser anormal, pudien-
do encontrarse enlentecimiento focal y difuso y descargas epileptiformes.
H1. Tratamiento
H1.1. Control de la tensión arterial. Se deben usar fármacos por vía
parenteral. Los fármacos de primera línea son el labetalol y la hidralazina.
Otros que se pueden usar son el diazóxido y el nitroprusiato.
H1.2. Tratamiento de las complicaciones intracraneales. Si se produ-
ce hemorragia intracraneal o edema cerebral con riesgo de herniación
deben instaurarse medidas para disminuir la presión intracraneal: diu-
réticos, manitol, hiperventilación e intubación y monitorización de la
presión intracraneal si es preciso.
H1.3. Control de las crisis epilépticas (Tabla IV). Las crisis tónico-clóni-
cas generalizadas pueden producir hipoxia grave y acidosis metabólica
tanto en la madre como en el feto por lo que deben ser frenadas con
prontitud y debe prevenirse su recurrencia.
Û ÍNDICE
Urgencias neurológicas en la embarazada 511
I. ENCEFALOPATÍA DE WERNICKE
La hiperemesis gravídica se asocia con déficit de tiamina y aparición
de encefalopatía de Wernicke o de una polineuropatía gestacional distal,
especialmente cuando los vómitos son graves o persistentes durante
más de 3 semanas. La encefalopatía de Wernicke se presenta típicamente
entre las semanas 14ª y 20ª. Para el diagnóstico es muy importante la
sospecha clínica basada en la presencia de al menos un signo de la triada
clásica (alteración del estado mental, oftalmoparesia y ataxia) junto a
Û ÍNDICE
512 Urgencias en Neurología
J. ANESTESIA EPIDURAL
El índice de complicaciones neurológicas de la anestesia epidural es
muy bajo (0,1%). Ocasionalmente se pueden producir una radiculopatía
lumbosacra o una polirradiculopatía (síndrome de cauda equina) como
consecuencia del uso de catéteres epidurales. Una meningitis bacteriana
puede complicar raramente una anestesia epidural. Los microorganismos
responsables de esta meningitis serán, en orden de frecuencia: estafilo-
cocos, bacilos gram negativos y estreptococos. Por lo tanto, el tratamiento
empírico debería incluir: una cefalosporina de tercera como cefotaxima
(2 g/4 h), junto a vancomicina (500 mg/6 h).
BIBLIOGRAFÍA
1. Shaner DM. Problemas neurológicos del embarazo. En: Bradley WG et al.
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3. Treadwell SD, Thanvi B, Robinson TG. Stroke in pregnancy and the puerperium.
Postgrad Med J. 2008; 84: 238-45.
Û ÍNDICE
APÉNDICES
1. Guía farmacoterapéutica en las
enfermedades neurológicas
S. Moreno García, J.P. Romero Muñoz
CONT: contraindicaciones.
ES: efectos secundarios.
IND: indicaciones.
NC: nombre comercial.
POS: posología.
PREC: precauciones.
Indicaciones:
• AIT cardioembólico.
• AIT de repetición en tratamiento con antiagregantes.
• Ictus progresivo de territorio vértebrobasilar (mantener 10 días).
• Ictus cardioembólico (si muy extenso, comenzar después de 5-7
días tras descartar hemorragia; iniciar precozmente si cardiopatías
muy embolígenas.
• Trombosis venosas cerebrales (3-6 meses).
• Ictus por disección carotídea o vertebral (1-3 meses).
Contraindicaciones:
• Hemorragia cerebral previa, ulcus activo, HTA no controlable, re-
tinopatía hemorrágica, diátesis hemorrágica, aneurisma cerebral
intacto, nefropatía severa, endocarditis bacteriana, pericarditis y
cirugía del SNC reciente.
Precauciones:
• Descatar mediante TAC craneal existencia de hemorragias antes
de iniciar anticoagulación. Si infarto hemorrágico retrasar 1 se-
mana tras TAC de control.
• Iniciar anticoagulación con heparina IV por su efecto inmediato.
CLONIDINA. IND y POS: Tics, TDAH y TOC. Inicio: 0,05 mg/d y aumen-
tar hasta 0,15-0,50 mg/d en 3 tomas. ES: Fatiga, irritabilidad, insomnio,
somnolencia, mareo, sequedad de boca, cefalea e hipotensión ortostática.
PREC: Depresión, insuficiencia coronaria, DM, Raynaud, insuficiencia re-
nal. CONT: Bradicardia sinusal y porfiria. NC: Catapresán (comp 1,15 mg),
Dilapres (comp 1,15 mg).
Û ÍNDICE
Guía farmacoterapéutica en las enfermedades neurológicas 525
Equivalencia de dosis
Fármaco Acción Dosis equivalente (mg)
Prednisona Intermedia 5 mg
Metilprednisolona Intermedia 4 mg
Dexametasona Prolongada 0,75 mg
(amp 10 mg/1 ml y 30 mg/1 ml), Droal (amp 30 mg/1 ml, comp 10 mg),
Tonum (comp 10 mg), Toradol (amp 30 mg/1 ml, comp 10 mg).
en 2 dosis (máx 200 mg/d); Sin valproato: inicio 0,6 mg/kg/d durante
2 semanas, 1,2 mg/kg/d otras 2 semanas e incrementos de 1,2 mg cada
1-2 semanas hasta dosis de 5-15 mg/kg/d en 1-2 dosis (máx 400 mg/d).
PREC: Vigilar ideación y comportamiento suicida. ES: Rash maculopapular
muy frecuente durante las primeras 8 semanas (10%) (se minimiza con
escaladas lentas) y a veces asocia un cuadro de hipersensibilidad que
asocia edema facial, adenopatías, anomalías hepáticas y hemáticas de
gravedad variable. Náuseas, vómitos, cefalea, mareo, diplopia, insomnio
o somnolencia, ataxia, irritabilidad, confusión, movimientos anormales,
agitación, y anomalías hematológicas transitorias. Raro: Stevens-Johnson,
Lyell. NC: Crisomet (comp 5, 25, 50, 100, 200 mg), Lamictal (comp 5, 25, 50,
100, 200 mg), Labileno (comp 25, 50, 100, 200 mg).
Véase AINEs. NC: Algi Mabo (adul supo 1 g, infant supo 500 mg, amp
2 g/5 ml, caps 500 mg), Lasain (amp 2 g/5 ml, caps 575 mg, supo 1 g),
Metamizol (amp 2 g/5 ml, caps 575 mg), Neo Melubrina (amp 2,5 g/5
ml, comp 500 mg, Nolotil (adul supo 1 g, infant supo 500 mg, amp 2
g/5 ml, caps 575 mg).
Û ÍNDICE
Guía farmacoterapéutica en las enfermedades neurológicas 537
100, 150 y 200 mg, amp 100 mg/2 ml, caps 50 mg, sol 100 mg/ml, supo
100 mg), Tradonal (retard caps 50, 100, 150 y 200 mg), Tralgiol, Tramadol
(amp 100 mg/2 ml, caps 50 mg, got 100 mg/ml, supo 100 mg), Zytram.
Efecto perdura 2-5 días tras la suspensión del tratamiento. NC: Aldocumar
(comp 1, 3, 5, 10 mg).
Û ÍNDICE
2. Fármacos antiepilépticos:
farmacocinética e interacciones
J. González de la Aleja, J. Herreros Rodríguez
Metabolismo/Eliminación
Hepático Unión a
Fármaco CYP UGT Renal proteínas
A. Eslicarbazepina (ESL) Bajo Bajo Alto 30%
A. Valproico (VPA) Bajo Medio Bajo 90%
Carbamazepina (CBZ) Medio Bajo Bajo 75%
Fenitoína (PHT) Alta No Bajo 90%
Fenobarbital (PB) Bajo No Bajo 75%
Gabapentina (GBP) No No Alto 0%
Lacosamida (LCM) No No Alto <15%
Lamotrigina (LTG) No Medio Bajo 55%
Levetiracetam (LEV) No No Alto <10%
Oxcarbazepina (OXC) Bajo Medio Medio 40%
Pregabalina (PGB) No No Alto 0%
Topiramato (TPM) Bajo No Medio 15%
Zonisamida (ZNS) Bajo No Bajo-Medio 40-60%
CYP: citocromo P; UGT: uridin difosfato glucuronosiltransferasa. Bajo = <35.
Medio = 35-70. Alto = >70.
Û ÍNDICE
TABLA II. Interacciones de los antiepilépticos entre sí
548 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
TABLA III. Interacciones de los antiepilépticos con fármacos de uso habitual
Û ÍNDICE
Fármacos antiepilépticos: farmacocinética e interacciones 549
TABLA III. (continuación) Interacciones de los antiepilépticos con fármacos de uso habitual
550 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
TABLA III. (continuación) Interacciones de los antiepilépticos con fármacos de uso habitual
Û ÍNDICE
Fármacos antiepilépticos: farmacocinética e interacciones
551
552
TABLA III. (continuación) Interacciones de los antiepilépticos con fármacos de uso habitual
Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
TABLA III. (continuación) Interacciones de los antiepilépticos con fármacos de uso habitual
Û ÍNDICE
Fármacos antiepilépticos: farmacocinética e interacciones
553
TABLA III. (continuación) Interacciones de los antiepilépticos con fármacos de uso habitual
554 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Fármacos antiepilépticos: farmacocinética e interacciones 555
Û ÍNDICE
3. Diagnóstico de muerte cerebral
R.A. Saiz Díaz, J. González de la Aleja
Û ÍNDICE
558 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Prefacio
Alfonso Vallejo
Jefe de Sección de Neurología
Profesor Titular de Patología Médica
Û ÍNDICE
Prefacio a la Edición Digital
Los Editores.
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Autores
Û ÍNDICE
564 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE
Índice de Autores 565
Û ÍNDICE
566 Urgencias en Neurología
Û ÍNDICE