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ESTETICA I – Grupo D

Comentario tema 4 – Conocimiento

Alumno: Gustavo Ardaya Zubieta

Respecto a la pregunta, que nos sugiere el siguiente texto de La Política de Aristóteles:

"Se ve también la necesidad de que el estudio de la música no pueda perjudicar en nada a las
cosas que hayan de hacerse después, ni deformar el cuerpo haciéndolo incapaz de soportar las
fatigas de la guerra o del desempeño de las funciones civiles; no debe ser obstáculo para
practicar los ejercicios del cuerpo, ni más adelante para las funciones del espíritu.  Y todo esto
se logra si no se intenta prepararse para concurrir a certámenes solemnes entre músicos, ni
para ejecutar esas habilidades que asombran y maravillan aunque son una especie de
superfluidad: prodigios de fuerza y de destreza se han introducido en los concursos y luego han
entrado en la educación. No obstante, es conveniente hacer algún ejercicio, a lo menos hasta el
punto de poder aficionarse a los cantos y ritmos de indubitable belleza, no solamente a la
música  más ordinaria y vulgar que gusta a los esclavos, a los niños y aun a ciertos animales". 

Sobre este tema, puedo inferir que Aristóteles le daba a la música un papel muy específico en
su ciudad ideal (Esta, junto a la de la republica de Platón, aparentemente fueron muy
influenciadas por el modelo espartano de la época). Aristóteles, a diferencia de su maestro,
veía en la música un uso práctico no solo en la búsqueda de la virtud y como crecimiento
espiritual, sino también como una distracción necesaria en momentos de ocio. Cabe destacar
que para el filósofo, la persona virtuosa debía tener el tiempo suficiente como para perseguir
la vida contemplativa para lo cual dependía de una clase obrera y esclava que atienda sus
necesidades básicas por lo que hacía una distinción entre el uso “virtuoso” de la música por
parte del aristócrata, y la del vulgo que de todas formas podía servirse de ella en los
momentos que no estaban dedicados a mantener a la elite.

Esto hace que aconseje en sus escritos a estas elites que no practicasen la música como algo
serio, ya que constituía una distracción y hasta un obstáculo, refiriéndose por ejemplo a las
adaptaciones físicas que sufre el cuerpo con la práctica de cualquier disciplina. (Es curioso que
también tenga una opinión similar respecto al atletismo y deportes, que si bien estaban
fomentados por ser útiles para la guerra, actividad si virtuosa, también los consideraba como
un simple medio y estaban mal vistos como un fin mismo). El ciudadano debía conocer la
música, saber apreciarla y participar tanto como espectador o intérprete, pero de una manera
“amateur”. (Recuerdo haber leído una postura similar en el confucianismo que perduro incluso
hasta principios del siglo XX en China, algo ya superado y que se aprecia en la calidad de sus
intérpretes y atletas).

Al parecer Aristóteles despreciaba el trabajo físico, prefiriendo el intelectual y el conocimiento


teórico por sobre el práctico, no me extrañaría si en un intento de distanciarse de los obreros y
esclavos, o porque existe cierta relación entre el tiempo libre y el progreso académico y
artístico incluso en nuestras épocas. De todas formas consideraba los esfuerzos de preparación
para certámenes entre músicos como algo superfluo, porque requerían sin dudas este trabajo
físico envilecedor. (Todo aquel que haya estudiado música de forma seria en nuestros tiempos
puede atestiguar que aprenderla si se asemeja muchas veces a un trabajo “de esclavo”, con
repeticiones constantes y monótonas, hasta lograr el nivel deseado por el “amo”, encarnado
seguramente en algún maestro estricto, las propias expectativas o las de la sociedad respecto
a la calidad interpretativa, cada vez más exigentes.) Además, el público asistente esperaba
mayores despliegues de virtuosismo, algo que para Aristóteles era señal de intereses
mundanos y demasiado vinculados a las pasiones y el alma sensitiva.

Esta distinción de una música buena y otra mala, se conservó desde siempre en la sociedad y a
través de muchas culturas, sobretodo (en mi opinión) por pensadores que al igual que
Aristóteles veían la música como una herramienta de mejoramiento social, y no como un
objeto independiente, en la manera que tal vez la percibimos en la actualidad en nuestra
sociedad. Como tal, al existir un uso y forma ideales para la música, se generaban otras que
eran contrarias al modelo en contraposición.

Pareciera que cada vez que se intentan instaurar “utopías” y modelos absolutistas la música y
el arte en general están entre las primeras víctimas. Me vienen a la mente la catalogación
como música “decadente” por parte de los Nazis hacia el dodecafonismo y otras corrientes
vanguardistas y la censura que sufrió Shostakovich por parte del régimen soviético por no
acomodarse su música al realismo socialista. (Y por no parecer parcializado a favor de
“nuestro” modelo capitalista, mencionar la censura de artistas por el comité de actividades
antiamericanas tras la segunda guerra mundial en Estados Unidos). De todas formas se puede
apreciar que la música fue considerada siempre una herramienta (o arma) útil, para mantener
a raya al pueblo.

Sin embargo, queda por analizar si estas ideas se reflejaban en las prácticas de la sociedad de
la época. Mi intuición es que, al igual que en la actualidad y a pesar de los escritos de
Aristóteles y otros pensadores, el común de la gente siguió practicando la música de una forma
más orgánica, social y hasta biológica, con sus propios usos y costumbres, sin importarle
demasiado lo que decían “las elites”. Además, el poder de generación de identidad de la
música, muy marcado en grupos tradicionalmente oprimidos, hace que la música evolucione
inconmensurablemente, como se puede apreciar no tan alejado en el tiempo en la música de
esclavos afro-americanos y en los gitanos (pueblo Roma, para ser un poco más políticamente
correcto), con unas tradiciones muy ricas, paralelas al desarrollo de la música occidental y de
“otras” elites.

Seguramente la música serviría muchas veces como único consuelo de una clase oprimida y
era tolerada por las clases dominantes, aunque sin escatimar juicios negativos respecto a ella.
Esta tolerancia muy posiblemente ocultaba una admiración secreta y hasta envidia. Aristóteles
puede creer firmemente en una división de la sociedad en “ciudadanos” y el resto de mortales,
con una nobleza de espíritu inherente a ella y fijar una serie de normas para regularla y hasta
acrecentarla, pero creo que incluso él se dio cuenta del efecto que tiene la música sobre las
personas (en carne propia además), y que cuando un artista demuestra dominio de su arte,
aunque muchas veces pueda provenir de orígenes humildes y ser fruto del esfuerzo y todo ese
trabajo físico envilecedor, el resultado no puede más que asombrar y poner en
cuestionamiento toda esa noción de la grandeza de unos y pequeñez de otros, como
cualquiera que sea honesto consigo mismo puede atestiguar.

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