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CAPÍTULO UNO

Introducción ¿Qué es la
Cultura y Cómo
Funciona?
La "cultura" es uno de los conceptos de sociología más interesantes y
ampliamente utilizados. Ésta es una parte fundamental de las humanidades, las
ciencias sociales, y las bellas artes, donde se interpreta de diferentes maneras.
Igualmente, la "cultura" se utiliza coloquialmente durante la vida cotidiana,
donde toma un número infinito de significados. Sin embargo, mientras que la
enorme variedad de definiciones hace que el concepto sea interesante, es esta
misma multitud de significados lo que hace que la cultura sea confusa y
ambigua. En este libro se busca poner en orden el concepto de cultura. Este
proyecto es a la vez teórico, metodológico, y empírico. En los siguientes
capítulos se busca explicar: ¿qué es la cultura y cómo funciona? ¿Cómo y por
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

qué comprender la cultura mejora la visión acerca del mundo? En otras


palabras, ¿cómo y por qué la cultura importa?

Los Tres Usos de la "Cultura"

A pesar de la gran cantidad de significados del término "cultura," en general,


estas definiciones pueden ser divididas en tres grupos. La palabra "cultura"
puede ser utilizada para referirse al (1) perfeccionamiento humanístico y a
actividades artísticas elite (ballet clásico, opera); (2) a toda una forma de vida
de un grupo o personas (por ejemplo, como se ve en National Geographic): o
(3) sistemas o patrones de símbolos compartidos. Respectivamente, estas
categorías pueden ser entendidas como definiciones de cultura estéticas,
etnográficas, y simbólicas.

DEFINICIONES ESTÉTICAS (O HUMANISTICAS) DE LA CULTURA ― CULTURA


COMO "ALTA CULTURA"

Uno de los usos más comunes del término "cultura" proviene de la misma raíz
que "cultivo," como en agricultura; que significa "el cultivo de la mente
humana y la sensibilidad" (Griswold 1994, p. 7; ver también Eagleton 2000, p.
1). De esta manera, la palabra "cultura" puede ser utilizada como un sustantivo
para referirse al "mejor y más importante logro de una persona o civilización"
(por ejemplo, ballet clásico, opera, Shakespeare); o "cultura" se puede usar
para referirse a la sensibilidad emocional o intelectual al arte o belleza (por
ejemplo, convertirse en una persona "culta"). La relación entre cultura como
sustantivo (las artes elite) y cultura como adjetivo (sensibilidad estética) es
que se piensa se puede obtener la sensibilidad estética a través de la
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

experiencia y "apreciación" de formas clásicas de estética (ballet, opera,


literatura, arte).
La importancia de una definición humanista de cultura es que las artes y la
sensibilidad estética son lo que distinguen a los grupos humanos. Pueden
surgir discusiones sobre si los animales no humanos tienen o no "emociones"
y utilizan "lenguaje": no obstante, no queda duda que solamente la actividad
humana está inmersa en formas estéticas tan vibrantes, complejas y variadas.
Hasta donde se sabe, únicamente los humanos buscan crear "arte" con el
propósito de una expresión personal. Solamente los humanos son conmovidos
hasta las lágrimas por libros y películas ficticias.
Sin embargo, hay dos problemas conceptuales con la definición
estética de cultura. Primero, el problema de definir la palabra cultura como
una sensibilidad estética, sofisticación, o perfeccionamiento es que dicha se
utiliza para referirse a una característica en individuos. Sin embargo, como se
verá más adelante, la cultura es un fenómeno colectivo. La palabra cultura, por
definición, es compartida: no hay tal cosa como una cultura "individual." Por
otro lado, el problema con definir cultura como "lo mejor que se ha pensado y
dicho en el mundo" es que esta conceptualización es elitista. Es parte
integrante de una dicotomía de "alta cultura" /"baja cultura" en donde solo se
seleccionan formas culturales que sean vistas como "genuinas." Por el
contrario, a la "baja cultura" (o "cultura de masas," "cultura popular") se le
considera como un opuesto a la "alta cultura." Los productos de la “baja
cultura” son interpretados como menos "sofisticados" o "refinados," o formas
de expresión relativamente superficiales, e incluso básicas. Esta dicotomía de
alta cultura/baja cultura supone que hay un grado de sensibilidad "objetiva"
evidente en cada obra cultural, de manera que algunas de ellas se distinguen
como "mejor" que otras. Pero, de hecho, por qué una categoría o genero de
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

arte es "alta" y "baja" es principalmente un problema sociológico más que uno


estético; la clasificación de arte como "alta" o "baja," o "popular," gira en
torno a estándares socioeconómicos y socioculturales, más allá de los estéticos.
Por ejemplo, el jazz, frecuentemente proclamado una de las formas
musicales nativas más importantes de los Estados Unidos. Mientras que
obviamente existen muchos estilos y géneros de jazz, técnica, intelectual y
emocionalmente, el jazz es "sofisticado." En términos de complejidad,
sensibilidad, y papel histórico, ciertamente el jazz califica como (alta)
"cultura."
Por supuesto, el jazz se desarrolló por primera vez en Estados Unidos a
principios de siglo a partir de música folclórica de África Occidental. Aunque
el jazz también refleje vocabulario y estructuras de la música europea clásica y
popular, es más reconocido por sus rasgos de África Occidental: estilos
vocales que incluyen gran libertad de colores, una tradición de improvisación,
patrones de llamada y respuesta, y complejidad rítmica; tanto síncopas de
líneas melódicas, como ritmos medidos interpretados por diferentes miembros
de una orquesta. 1
El punto es que el jazz no se transformó en (alta) "cultura" cuando la
música en sí empezó a hacerse más sofisticada o compleja; las mismas
características que lo hacían sofisticado eran aparentes en sus formas
populares más tempranas. Mejor dicho, el jazz ganó reconocimiento como
"alta" cultura después de que fuera adoptado por la elite cultural blanca a
principios del siglo XX (aunque, algunas personas, incluso hasta el día de hoy
2
solamente consideran a la música clásica, no el jazz, como "alta" cultura).
Específicamente el primer disco de una banda de jazz, el cual no fue grabado
por negros estadounidenses, sino que fue grabado en 1917 por un grupo de
músicos blancos de Nueva Orleans llamados The Original Dixieland Jazz
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Band. Este disco causó sensación en Europa y los Estados Unidos,


especialmente después de que músicos blancos entrenados en el género clásico
(como George Gershwin y Aaron Copland) empezaron a poner su atención en
el jazz. Entonces así, el "jazz" se convirtió en una verdadera forma de arte elite
(Appelrouth 1999).3
En resumen, la diferencia entre los "gritos de campo" que cantaban los
afroamericanos sin educación mientras recolectaban algodón en el siglo XIX,
y el jazz interpretado en el Lincoln Center hoy en día no es algo estético, sino
socioeconómico y simbólico: cada genero refleja ubicaciones distintas dentro
de sistemas jerárquicos de clase y estatus. De hecho, la idea misma de que la
(alta) cultura es el "logro más importante o glorioso de una persona o
civilización" debería avisar que esta es una clasificación social y cultural, y no
una estética.
Sin embargo, esto no quiere decir que la "alta cultura" es simplemente un
reflejo de fenómenos socioeconómicos. Decir que la cultura o el arte reflejan
únicamente la economía no es un argumento o interpretación muy cultural. Ni
tampoco que todas las culturas tienen el "mismo" mérito artístico, creatividad,
etc. Que la dicotomía de la cultura alta/cultura baja sea falsa y elitista no
significa que toda expresión artística es de la misma calidad o valor, ni que
todas las personas en la sociedad tienen el mismo acceso a la "cultura"
(consultar Bourdieu 1984). Hay buen arte "popular" y mal arte "popular,"
buena música clásica y mala música clásica, etc. (aunque obviamente, al
considerar arte "buena" o "mala" uno debe tener claros los criterios que se
utilizan).

DEFINICIONES ETNOGRÁFICAS DE CULTURA ― LA CULTURA COMO UNA


FORMA COMPLETA DE VIDA
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

En contraste con la limitada definición de sensibilidad cultural (además de


mayormente elite), es la amplia definición antropológica de cultura como "un
complejo todo que incluye conocimiento, creencias, arte, morales, leyes,
costumbres, y cualquier otra capacidad y hábitos adquiridos por el hombre
como miembro de la sociedad" (Tylor 1958 [1871], p. 1; Griswold 1994, p. 8).
Esta extensa definición de cultura ha sido dominante en las ciencias sociales
desde que la expuso el antropólogo E. B. Tylor a finales del siglo XIX. Su
ventaja es que, primero, elude el etnocentrismo y el elitismo de la definición
estética de cultura; y segundo, que enfatiza que "cultura" no está "más allá"
sino que es parte integral del mundo cotidiano (Griswold 1994, p. 8). Para
antropólogos culturales (así como para otros) que utilizan esta
conceptualización, la cultura es universal y omnipresente. La cultura es el
corazón de la existencia humana.4
Sin embargo, como lo ha señalado E. P. Thompson, el problema con la
definición etnográfica de cultura es que "cualquier teoría referente a cultura
debe incluir el concepto de la interacción dialectal entre la cultura y lo que no
es cultura" (Hall 1980 [1973], p. 62). La definición etnográfica extensa
exagera "cultura" para referirse a todo lo producido por grupos humanos, para
incluir todos los elementos de la vida social; cualquier cosa que no sea
biológica o evolutiva. En otras palabras, a pesar de que la definición de cultura
como sensibilidad estética es demasiado limitada y no relaciona "cultura" y
"sociedad" lo suficiente, la definición etnográfica de cultura como "toda una
forma de vida" es demasiado amplia; relaciona "cultura" y "sociedad"
excesivamente. No hay forma de distinguir el ámbito cultural de otras
dimensiones de la sociedad. Existe una fusión completa de los campos
sociales y los culturales.
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

Una de las consecuencias más desafortunadas de la exageración etnográfica


de "cultura" (o la fusión de la cultura y la estructura social) es que ha incitado,
periódicamente, a que los antropólogos abandonen por completo el concepto
de cultura. Esta tendencia comenzó en la década de los años treinta, cuando el
eminente antropólogo Alfred Radcliffe-Brown se propuso explicar las
"estructuras sociales" (como el parentesco) en lugar de "cultura," puesto que,
mientras que ésta denota solamente una "vaga abstracción," la "estructura
social" denota "redes de relaciones existentes reales," las cuales pueden ser
rebeladas a través de monitoreo directo."5 Para Radcliffe-Brown, la
antropología era una disciplina científica paralela a las ciencias físicas y
biológicas; por lo tanto, no había cabida para conceptos abstractos que fueran
difíciles de medir dentro de la antropología. Como él señala (en Applebaum
1987, p. 122): "la antropología social se puede entender como la ciencia
natural teórica de la sociedad humana, es decir, la investigación del fenómeno
social a través de métodos esencialmente similares a los utilizados en las
ciencias biológicas y físicas. Estoy dispuesto a llamar este tema 'sociología
comparativa' si los demás así lo desean." Curiosamente, este enfoque en el
ámbito social en lugar de lo cultural reduce la distinción entre los grupos
humanos y los no humanos. Solamente hay una diferencia empírica, y no
teórica, entre la antropología social y la zoología, etc. Por lo tanto, Radcliffe-
Brown sostiene:
En una colmena de abejas existen las relaciones asociadas con la reina, las
obreras, y los zánganos. También la asociación de animales en una manada, y
de una mamá gata con sus gatitos. Estos son fenómenos sociales. Por supuesto,
la antropología concierne únicamente seres humanos, además en la
antropología social, como se define aquí, se investiga las formas de asociación
que existen entre los seres humanos. (p. 122)
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En otra parte él afirma (1957, p. 58, citado por Kuper 1996, p. 52): "No se
puede tener una ciencia de cultura. Solo se puede estudiar la cultura como
una característica de un sistema social... si es que se estudia cultura.
Siempre se estudian los actos de comportamiento de un conjunto específico
de personas que están relacionadas dentro de una estructura social."
Curiosamente, 40 años después, sociólogos estructurales en los Estados
Unidos abandonaron las variables culturales por la misma razón. Mientras que
Radcliffe-Brown y sus asociados remplazaron "cultura" con variables
estructurales como el parentesco, sociólogos como Charles Tilly (1978) y
Theda Skocpol (1979) remplazaron variables subjetivas como la "solidaridad"
(el sentimiento de "unidad" dentro de un grupo) con variables "objetivas"
como "recursos organizacionales" y "redes sociales" con el objetivo de
explicar el aumento y el éxito de movimientos sociales específicos.
Argumentaron que formas existentes de cambio social, como la revolución,
pueden ser explicadas enfocándose en factores económicos y políticos, e
ignorando condiciones culturales (véanse Edles 1995, 1998). Sociólogos
estructurales de la década de los setenta no negaron la existencia de la cultura;
sin embargo, consideraron a la cultura epifenómenal (como una consecuencia
y no una causa de cambio social).6
De hecho, incluso hoy en día sociólogos y analistas culturales continúan
discutiendo sobre los problemas teóricos y metodológicos causados por la
subjetividad de fenómenos culturales. No obstante, como se verá e este libro,
los analistas culturales contemporáneos están creando nuevas formas de
manejar el significado de forma teórica y metodológica. Aún más importante,
sociólogos culturales hoy en día están demostrando como la cultura comunica
y, por lo tanto, moldea problemas y preocupaciones sociales muy reales.
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

CONCEPTOS SIMBÓLICOS DE LA CULTURA, LA CULTURA COMO


SISTEMAS DE SIGNIFICADOS COMPARTIDOS

Desde la década de 1960, cada vez más científicos sociales han dejado
de definir a la cultura como un “modo completo de vida” y han pasado
a definirla como un conjunto de sistemas o de patrones de símbolos y/o
de significados compartidos (Geertz, 1973, p. 89). Esta última es la
definición de cultura que se adopta en este libro. Los sistemas culturales
(o sistemas simbólicos, o sistemas de significación) incluyen una serie
de sistemas de significación sumamente ordenados y formalizados, tales
como la religión, y también un conjunto de redes de significación
relativamente mundanas y que se dan por hecho, pero que son una parte
integral de la vida diaria (por ejemplo, el saber si se debe llevar o no un
regalo a la casa de un amigo, o si alguien se debe quitar los zapatos al
entrar a una casa ajena), así como también incluyen sistemas simbólicos
altamente organizados y abiertos, como el lenguaje y la moda.
Por tanto, la definición simbólica de cultura coincide bastante con la
definición humanista/estética de cultura que se aborda anteriormente ya
que el arte es un tipo de fenómeno simbólico. En general, la relación
que existe entre el “arte” y los fenómenos simbólicos radica en que el
arte es simplemente un símbolo particularmente efectivo: el “arte”
combina “una economía de la comunicación de un mensaje con una
riqueza de expresión” (Jaeger y Selznick, 1964, p. 664, en Gilmore,
1992, p. 408-9). Sin embargo, en contraste con lo que se menciona en la
definición estética de cultura, en su definición simbólica se destaca el
hecho de que la cultura es colectiva y compartida. De una forma similar
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a la definición etnográfica de cultura, en la definición simbólica se hace


hincapié en que, históricamente, los sistemas culturales se encuentran
ligados a grupos sociales específicos en momentos específicos, y que
estos sistemas se interrelacionan en formas complejas con otras
dimensiones sociales. La naturaleza colectiva de la cultura es más
evidente en el lenguaje ya que este es, como se menciona anteriormente,
uno de los sistemas más fundamentales de significación. (El
Diccionario Webster define al lenguaje como “las palabras, la
pronunciación y los métodos para combinar ambos que se utilizan y se
entienden dentro de una comunidad considerable…un medio
sistemático de signos, gestos, marcas o de sonidos vocales de
articulación especial”).7
Desde la perspectiva de este escrito, la definición simbólica de
cultura resulta particularmente útil cuando se une con la noción más
general de que las sociedades se componen de tres partes analíticamente
(mas no empíricamente) distintas: (1) la economía, (2) el ámbito
político y (3) el cultural.8 Específicamente, todas las sociedades poseen
algún tipo de sistema económico, o algún medio por el cual se producen
y se distribuyen los bienes y servicios. Dentro de los sistemas
económicos más comunes se encuentran el “capitalismo” (en donde
particulares venden y compran la tierra y la mano de obra), “el trueque”
(en donde se intercambian bienes/servicios sin la intermediación del
dinero), y “la reciprocidad” (la cual consiste en un sistema de “turnos”,
como la construcción de graneros y el intercambio de regalos; por
ejemplo, yo te obsequio algo en tu cumpleaños, y te mas algo en el mío).
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En segundo lugar, toda sociedad posee algún tipo de sistema político


(por ejemplo, una dictadura, una teocracia, una monarquía o una
democracia), o alguna forma para distribuir (o no) el poder y para poder
tomar decisiones. Por ejemplo, desde la década de 1990 se ha visto una
disminución rápida del número e regímenes socialistas, y se ha
observado un incremento de sistemas políticos formalmente
democráticos (ver Edles, 1995, 1998).9 Finalmente, toda sociedad posee
sistemas culturales (o simbólicos) mediante los cuales las personas
“comprenden” el mundo. Estas “redes de significación” (Geertz, 1973,
p. 5) proporcionan una estructura inmaterial o metafísica; representan
un nivel de organización que brina una estructura para las acciones justo
como lo haría una estructura más visible (Alexander y Smith, 1993, p.
156).
Como se menciona en el siguiente capítulo, una de las formas
principales en la que se dividen los sistemas culturales es en lo “sagrado”
y lo “profano”. En esta dicotomía simbólica básica, lo “sagrado” es
aquello que se considera “bendito” y “bueno”; lo sagrado se separa de
los elementos de la vida diaria, y se respeta y venera. Por otro lado, lo
“profano” es el opuesto simbólico de lo “sagrado”, aquello que se
considera malvado o incorrecto. Normalmente se considera como
“profano” aquello que viola lo “sagrado”. Lo sagrado y lo profano son
evidentes en el ámbito religioso (por ejemplo, dios y satanás, los diez
mandamientos, etc.); sin embargo, esta dicotomía simbólica básica
también implica a toda clase de sistemas culturales.
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Por lo tanto, la dicotomía de “alta cultura/baja cultura”, la cual se


encuentra en el centro de la definición estética de cultura que se
menciona anteriormente, le brinda a la “alta cultura” las cualidades de
lo sagrado (lo que se considera bueno y admirable), y le da a la “baja
cultura” (incluyendo a la “cultura popular” o “cultura de masas”) las
cualidades de lo que es simbólicamente opuesto, lo profano (lo malo u
ordinario). De acuerdo con esta simbolización, la “alta cultura” es pura,
valiosa y buena; por lo tanto, la “alta cultura” debe alejarse tanto de la
“baja cultura” como del mundo cotidiano. Las grandes instituciones
culturales del mundo (los museos, las bibliotecas, el teatro) reflejan y
reafirman este aspecto sagrado de la “alta cultura” por medio de
características arquitectónicas como la presencia de grandes entradas y
de techos elevados, y por medio de rituales y normas que inspiran
asombro y dejan a las personas sin palabras (Griswold, 1994, p. 7). Es
precisamente este aspecto sagrado el que le otorga a la “alta cultura” el
imponente manto de autoridad religiosa (Eagleton, 2000, p. 2). La “alta
cultura” se debe proteger y preservar con sumo cuidado ya que está en
“peligro” de “desaparecer”, de perder su fuerza, de ser erradicada o de
ser infestada por las (profanas) formas de cultura popular o de las
masas.10
El problema con la definición simbólica de cultura radica en que esta
implica de forma errónea que la cultura es únicamente simbólica. Por
esta razón, tal y como se ve en los capítulos 6 y 7, los teóricos
contemporáneos como Pierre Bourdieu, y más tarde Michel Foucault,
introducen conceptos nuevos y provocativos como, por ejemplo, el
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“habitus” y el “discurso”, los cuales integran directamente los ámbitos


sociales/culturales y los políticos/económicos. Estos analistas
demuestran que la cultura se representa, se practica y se reproduce de
manera continua, es decir, no simplemente “existe” dentro de formas
abstractas. Sin embargo, ya sea que se utilicen nuevos términos y
conceptos (como el habitus y el discurso), o la definición simbólica de
cultura (como se hace en este libro), el punto es que la “cultura” y la
“estructura social” son distintas solo de forma analítica, nunca empírica.
Existen complejos sistemas de significación acerca de la producción y
la distribución (como el consumismo y la reciprocidad), y existen
nociones complejas de autoridad y poder (por ejemplo, las ideologías).
Por lo tanto, mientras que algunas áreas de la práctica social (como las
artes o la religión) son más explícitamente simbólicas que otras (como
la economía), las actividades utilitarias no son aculturales de forma
inherente. Todas las prácticas sociales colectivas pueden ser simbólicas
y, por lo tanto, culturales (Gilmore, 1992, p. 409). En resumen, tal y
como menciona Alexander (1998):

Toda acción, sin importar qué tan instrumental o reflexiva sea con
respecto a su entorno externo, se relaciona con una perspectiva de
significación (con un entorno interno), y es gracias a esto que
puede abstenerse de ser instrumental o reflexiva. Toda institución,
sin importar qué tan técnica, coactiva o aparentemente impersonal
sea, puede ser efectiva solo si guarda una relación con un
conjunto organizado de símbolos que le dicten cómo lograr ese
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objetivo, y si tiene también una relación con una audiencia que


“considere” a la institución como técnica, coactiva e impersonal.
Por tal razón, cada rama especializada de la sociología debe
poseer una dimensión cultural; de no ser así, es imposible
comprender del todo el funcionamiento mismo del ámbito de la
acción y del sector institucional.

El Ejemplo del Colonialismo

Se debe considerar, por ejemplo, la cuestión del


colonialismo/imperialismo.11 Normalmente se considera al colonialismo
como un fenómeno económico. Históricamente, el objetivo explícito de
todos los movimientos expansionistas europeos y estadounidenses que
ocurrieron en los últimos siglos, ya sea para obtener nuevas especias en
oriente o para conseguir tierras, oro y plata en América, con frecuencia
era (y sigue siendo) el beneficio económico o material. Este es
precisamente el tipo de motivación que Marx y Engels abordaron de
manera elocuente en El Manifiesto del Partido Comunista: “la
necesidad de un mercado que esté en constante expansión para sus
productos persigue a la burguesía alrededor de todo el mundo. Debe
establecerse en todas partes y generar conexiones en cualquier lugar”
(Marx y Engels, 1970 [1848], p. 474; ver también Lenin, 1917).
Sin embargo, tal y como se dieron cuenta Marx y Engels, el
imperialismo/colonialismo es, y siempre ha sido, una cuestión
abiertamente política: el objetivo no es/era únicamente la extracción,
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

producción y distribución de bienes y recursos, sino también la


búsqueda de nuevos territorios, de más poder y de una mayor ventaja
estratégica. Esto es lo que representa el colocar la bandera del “viejo”
mundo en el “nuevo” (ya sea en América Latina o en la luna).12 Es una
declaración política de que ese territorio le pertenece a esa nación. En
cuanto a una ventaja estratégica, el caso de las islas de Hawái constituye
un ejemplo relativamente reciente de este aspecto. El territorio de
Hawái era particularmente atractivo para los Estados Unidos no solo
por los recursos naturales que se encontraban en la isla, sino también
por su ubicación en medio del océano Pacífico, literalmente a medio
camino de Asia.
No hay duda de que el colonialismo/imperialismo es una cuestión
política y económica. No obstante, aún quedan cuestiones culturales por
resolver. Por ejemplo, ¿qué ocurre si se averigua que el colonialismo no
genera ninguna ventaja política ni económica para el país colonizador?
Fieldhouse (1973) señala que con frecuencia las colonias se convertían
en cargas económicas y políticas, especialmente después de la década
de 1880. El punto no es acerca de una cuestión empírica sobre por qué
un país en particular “conserva” o renuncia a sus colonias, o por qué
pasa por alto las pérdidas “a corto plazo” con los beneficios “a largo
plazo” en mente. La cuestión es que el colonialismo “tiene sentido”
únicamente cuando conlleva objetivos económicos, políticos o
ideológicos específicos, y estos objetivos se basan en sistemas
específicos de significación.
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

Visto de otra manera, el colonialismo sucedió dentro de un contexto


cultural, político y económico específico; para poder entender el
colonialismo, se deben comprender también estos sistemas de
significación. Obviamente, los sistemas de significación que se
encuentran en la Europa del siglo XV o en los Estados Unidos del siglo
XX son variados y complejos. No obstante, tradicionalmente han
existido dos elementos culturales clave en la colonización. El primero
es lo que comúnmente se conoce como “destino manifiesto”, es decir, la
idea de que la “dominación” y explotación por parte de los europeos
alrededor del mundo fue algo bueno, moralmente correcto, e incluso
inevitable. La versión racial del “destino manifiesto” es una especie de
supremacía blanca en la que los blancos tienen el derecho, el destino o
la “carga” de llevar el orden y la “civilización” a todo el mundo y de
gobernarlo. Por ejemplo, un colono y hacendado de Hawái declaró lo
siguiente en la década de 1880:

Europa le fue dada el hombre blanco, América al hombre rojo,


Asia al hombre amarillo y África al hombre negro. Y, salvo muy
pocas excepciones, el hombre blanco es el único que se ha
aventurado más allá de los “límites de sus asentamientos”. Ha
conquistado Europa, y ha tomado posesión de América al cruzar
el Atlántico hacia el oeste, y es “el monarca de todo aquello que
vigila” desde Cabo de Hornos hasta el estrecho de Bering [sic].
Ha caminado más allá del océano Pacífico, y ha dejado su huella
aventurera en varias islas en el mar; se ha apoderado de Australia
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

y de la India, junto con sus miles y miles de personas; ha llegado


a África, y esta vez llegó para quedarse…La llegada del hombre
blanco a África implica la implementación de un gobierno, del
emprendimiento, de la agricultura, del comercio, de las iglesias,
de las escuelas, de la ley y el orden. Es mejor para el hombre de
color de la India y de Australia que sea el hombre blanco el que
gobierne, y es aquí donde el hombre blanco debería gobernar
(Daws, 1968, p. 213).13

El segundo punto clave de la colonización fue el cristianismo,


especialmente la evangelización cristiana, y la idea de que los cristianos
tenían no solo el derecho sino la obligación de difundir su religión. Fue
así como, en el siglo XVI, las Filipinas, por mencionar un ejemplo, se
volvieron católicas en su mayoría en vez de musulmanas debido a que,
después de los decepcionantes resultados que dieron las primeras
búsquedas de especias y oro por parte de los españoles, los
colonizadores de España optaron por la evangelización con una gran
determinación (Wurfel, 1988, p. 4).
Esto no significa que los “misioneros” se guiaran por el “cristianismo”
y los “políticos” por una ventaja estratégica; históricamente, los
motivos políticos, económicos y culturales fueron complejos y se
relacionaban entre sí.14 Mejor dicho, la cuestión es que la
evangelización cristiana y el destino manifiesto ayudaron a definir y
afirmar la noción del colonialismo desde un principio.15 La
evangelización cristiana y el destino manifiesto/supremacía blanca son
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

sistemas de significación compartida que fueron fundamentales para la


expansión geográfica. El propósito de un análisis cultural es clasificar y
explicar de forma sistemática esta clase de sistemas simbólicos, es decir,
la naturaleza exacta y el impacto de los sistemas de símbolos y de
significación.
En resumen, mientras que Radcliffe-Brown se optó por ignorar los
fenómenos culturales (y solo exploró las estructuras sociales), en este
libro se sigue a Geertz (1973, p. 30), quien fue el primero en expresar
que no se puede esperar entender las sociedades humanas sin explorar el
ámbito simbólico (o cultural). Tal y como menciona Geertz (1973, p.
30), “revisar las dimensiones simbólicas de las acciones sociales; el arte,
la religión, las ideologías, la ciencia, las leyes, la moralidad, el sentido
común; no significa que se deban ignorar los dilemas existenciales de la
vida para enfocarse en un reino empíreo de formas carentes de emoción,
sino que significa que debemos sumergirnos en ellos”.

Eso no significa que “los misioneros” fueran guiados por “el


cristianismo” y “políticos” por una ventaja estratégica; los motivos
históricos, políticos, económicos, y culturales eran complejos y estaban
interrelacionados. Más bien, el punto es que la evangelización cristiana
y el destino manifiesto ayudaron a definir y afirmar la noción del
colonialismo desde el principio. La evangelización cristiana y el
destino manifiesto (supremacía blanca) fueron sistemas de suma
importancia que compartían metas de expansión geográfica. El
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

propósito del análisis cultural es ordenar y explicar sistemática y


precisamente estos tipos de sistemas simbólicos; en otras palabras, la
naturaleza exacta y el impacto de los sistemas simbólicos y sus
significados.
En resumen, mientras Radcliffe-Brown se basa en ignorar (y sólo
explorar la estructura social) el fenómeno cultural, yo concuerdo con
Geertz (1973, p.30), quien primero mantuvo que no podemos esperar
entender las sociedades humanas sin explorar el mundo simbólico
(cultural). Tal y como afirma Geertz (1973, p.30), “al mirar las
dimensiones simbólicas de las acciones sociales –arte, religión,
ideología, ciencia, leyes, moralidad, sentido común– no se ignoran los
dilemas existenciales de la vida por un mundo empírico de formas sin
emociones; uno se sume en la niebla con ellas.”

Sociología cultural vs Estudios culturales

Por supuesto, tampoco hay una única “sociología cultural”. Los


sociólogos culturales son inspirados por una amplia variedad de
tradiciones y orientaciones metodológicas y teóricas, ambas “clásicas”
(ej. Weber, Durkheim, Gramsci, Mead, Du Bois), y contemporáneas (ej.
Bourdieu, Foucault, Baudrillard).
Veamos sus raíces: la sociología emergió como una disciplina a
finales de 1,800 como una “ciencia de la sociedad.” Como hemos visto,
el antropólogo Radcliffe-Brown buscaba explicar las sociedades
humanas científicamente. Por otra parte, los eruditos fundadores de la
sociología, Max Weber y Emile Durkheim, buscaban reemplazar las
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

visiones utópicas por visiones objetivas, neutrales y con explicaciones


sociales empíricamente controladas (Seidman, 1994, p.11) como
Rabinow y Sullivan (1979, p.1) afirman:

Mientras haya habido ciencia social, la expectativa ha sido


que cambiaría su infancia humanística hacia la madurez de
una ciencia exacta, así dejando atrás su dependencia en el
valor, juicio y perspicacia individual. El sueño de un hombre
occidental de ser liberado de sus pasiones, su inconsciente,
su historia y sus tradiciones a través del uso liberador de la
razón ha sido el tema más profundo del pensamiento de la
ciencia social contemporánea.

Sin embargo, desde 1980 científicos sociales “interpretativos”,


como Rabinow y Sullivan (1979) y Seidman (1994) han señalado
que reemplazar los entendimientos contextuales de la vida diaria por
categorías sin contexto es imposible e indeseable. Estos análisis
refutan empáticamente el reclamo de que uno puede, de alguna
manera, reducir la complejidad del mundo de la significación a los
productos de la autoconsciencia en un sentido filosófico tradicional.
Más bien, mantienen que “la interpretación parte del postulado de
que la red de significados constituye la existencia humana hasta tal
punto que nunca puede ser reducida significativamente a actos de
habla constitutivamente anteriores, relaciones diádicas, o cualquier
elemento predefinido” (Rabinow y Sullivan 1979, p.5). En pocas
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

palabras y según Geertz (1973) y Alexander (1988), la sociología


debe tener una dimensión cultural.
Al mismo tiempo que nuevas perspectivas socio-científicas
“interpretativas” han salido a la luz, un nuevo campo
interdisciplinario llamado “estudios culturales” ha surgido. En el
sentido más estricto, los estudios culturales hacen referencia a una
tradición que surgió en Reino Unido durante los años 1960 y 1970.
A menudo llamado “estudios culturales ingleses”, este tipo de
estudios culturales se remontan a la fundación del centro de estudios
de cultura contemporánea de Birmingham en 1964 como una
agrupación de investigadores dentro de la facultad de inglés en la
universidad de Birmingham en Reino Unido. El primer director del
centro (ahora llamado departamento de estudios culturales de
Birmingham) fue un profesor de inglés, Richard Hoggart; el
segundo director fue Stuart Hall, quien pensaba cual erudito literario,
después se adentró en la sociología en la universidad pública de
Inglaterra. Los estudios culturales británicos combinan obras
fundamentales de estructuralistas europeos como Lévi-Strauss y
Barthes, con las obras de ciertos marxistas europeos, mayormente
Antonio Gramsci y Louis Althusser (Turner 1996 [1990], p.3)
(aunque los estudios culturales tienden a recurrir a la teoría
informalmente y de manera “no sistemática”, e implícitamente más
que explícitamente).
En un sentido más general, los estudios culturales se refieren a
cualquier tipo de obra que refiera a la relación entre cultura y
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

sociedad. En este sentido, los estudios culturales incluyen tanto


“ensayos” literarios sobre cultura y sociedad que se encuentran
dentro de los límites tradicionales de las humanidades (ej. Toni
Morrison); y obras más teóricas y metodológicas basadas en la
cultura que yace dentro de los límites tradicionales de la sociología
(ej. Joshua Gamson, Stuart Hall). En este sentido cultural, “los
estudios culturales” son practicados por lingüistas, geógrafos,
ensayistas, históricos, sociólogos, antropólogos, y científicos
políticos, entre otros.
No obstante, como indiqué antes, no sugiero que debamos
abandonar la sociología a favor de “los estudios culturales.” Al
contrario, el punto es que el objetivo de la cultura yace dentro de los
límites sociológicos tradicionales: la sociología debe, en cierto
sentido, regresar a sus raíces –la sociología fue fundada como una
disciplina enfocada en localizar e identificar sistemas con
significados compartidos. En otras palabras, los eruditos fundadores
de la sociología buscaban maneras metódicas y empíricas de
descubrir “hechos sociales”– pero nunca perdieron el rastro de la
existencia y la importancia de la subjetividad humana. Los clásicos
teóricos sociales europeos “tenían como objetivo proporcionar un
relato socio-histórico para exponer la inconciencia social y política
en el movimiento de individuos, sociedades e historias (Seidman,
1997, p.47). En este libro, busco llevar este enfoque al presente. La
idea es usar un acercamiento metódico (aunque interpretativo) para
descubrir lo que el filósofo Wilhelm Dilthey llamaba “realidad
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

social e históricamente humana” (vea el capítulo 7). Dicho de otro


modo, Seidman (1997, p.55) reta a los sociólogos a atreverse a mirar
cómo se vería el conocimiento social “si abandonamos o
replanteamos seriamente un marco moderno ilustrado, si ya no
fetichizamos el real.” El propósito de este libro es el de ayudar a
actualizar el reto de Seidman.

Sociología cultural vs Sociología de la cultura

Aun así, hay otra importante división teórica y empírica en el


estudio sociológico de la cultura. Esta es la división entre aquellos
que se enfocaban en los procesos organizacionales, burocráticos,
económicos, políticos y sociales que yacían tras la producción de
objetos culturales; y aquellos que se enfocaban en el contenido y el
significado de los propios objetos culturales. Para Berezin (1994,
p.15), la sociología cultural es un “terreno agrietado,” caracterizado
por una división incómoda entre métodos explicativos cuya meta es
explicar los procesos sociales [sociología de la cultura], y métodos
interpretativos donde el objetivo es interpretar un amplio rango de
materiales para identificar que puede ser descrito como una
subyacente Gestalt [sociología cultural].
Específicamente, desde 1970, los sociólogos que trabajan dentro de
la ahora llamada perspectiva de “cultura de producción” –sobre todo
Peterson (1976: 1978), Powell (1978), Becker (1982), y Fine (1992)
– han estado explorando la organización de la “cultura” (en el
sentido más artístico de la palabra). Estos analistas se enfocan en "la
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

complejidad del objeto" entre los creadores culturales y los


consumidores (Peterson, 1978, p.295). Estos objetos incluyen:

instalaciones de producción y distribución: técnicas de


distribución tales como publicidad, cooptación o elegir un
público; la creación de situaciones que atraigan a posibles
consumidores culturales en contacto con objetos culturales.
Colocar estantes de libros blandos en un supermercado, la
firma de un cantante nuevo cantante popular, hacer trabajos
preliminares antes y después de un mitin de Billy Graham,
organizar una exhibición de museo de taquilla, hacer
publicidad para una nueva moda –todas estas actividades son
el producto de la fábrica de la cultura de producción.
(Griswold 1994, p.71)

Los analistas de la cultura de producción ponen sus ojos en explorar


las dimensiones a menudo mundanas de la cultura de producción,
enfocándose en la estructura de recompensas en la producción
artística: gatekeeping y cadenas de decisiones; y las carreras de los
artistas.

Por ejemplo, en su obra fundamental ayudó a definir el


acercamiento a “la producción de la cultura”. Richard Peterson
(1976, 1978) mostró el impacto de los cambios en el mercado de la
música country. Peterson mostró que después del surgimiento y
dominio de Elvis Presley en 1950, los cantantes de country se
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

unieron para formar la asociación de música country (AMC) para


preservar el género. El ACM fue el responsable en gran medida de
proliferar música country con estaciones de radio exclusivas al
género en 1960. Sin embargo, irónicamente las estaciones buscaban
ampliar su mercado al buscar más allá de sus fans tradicionales. Así,
las estaciones de country cambiaron de música country, a música
country moderna; comenzaron a parecerse a las estaciones “top 40”,
mostrando las canciones que más se asemejaban al rock. Los
resultados no fueron algo tan simple como que el género fuera cada
vez menos distinguible de los otros géneros; ciertos géneros de
música country (ej. estilos como “la música de vaqueros”)
abandonaron el mercado por completo. Los tradicionalistas crearon
una nueva organización llamada la asociación de artistas de country,
para luchar contra “la dilución” del country; pero el problema era
que las discografías y las emisoras preferían la música combinada.
Cantantes y músicos se sintieron obligados a desarrollar una
estrategia combinada para “dar el salto” como músicos. Habían
razones propias entre músicos y cantantes para desarrollar o
mantener su estilo country. Así, Peterson explica el surgimiento de
un nuevo género de música –el country rock– al no enfocarse para
nada en el significado sino en la organización y los problemas del
mercado.
Teórica y metodológicamente, la producción de la perspectiva
cultural yace dentro de las rúbricas de la sociología moderna. Tal y
como resalta Peterson (1994, p. 165), “muchas de las primeras
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

investigaciones en la perspectiva [de la cultura de producción] han


sido canalizadas en la sociología de organizaciones, industrias y
profesiones, y usaron sus habilidades al análisis de materiales de
producción en el campo de la producción simbólica.” La producción
de la perspectiva cultural se aplica de manera simple a la sociología
organizacional en una nueva área. Demuestra provocativamente y
con exactitud cómo impactan los elementos políticos, económicos y
sociales –sobre todo a la estructura del mercado y la estructura
burocrática– la dimensión “cultural.”
Claro está que, desde un punto de vista interpretativo, esto es
precisamente el “problema” con la producción del acercamiento
cultural. Se enfoca en la producción de la cultura más que en los
propios objetos culturales. No tiene que explicar el hecho en sí para
descubrir qué significa el objeto cultural. Por tanto, Peterson no está
interesado en por qué a los consumidores, especialmente los a
consumidores urbanos les gustaba el “country rock”; no discute el
hecho de que Elvis imitaba el estilo “negro” urbano, creando así una
nueva clase trabajadora “blanca” y machista fruto de la fusión entre
“blancos” y “negros” con “urbanos” y “el country”, era emocionante
y estéticamente agradable.
No obstante, el punto aquí es que mientras que las fuerzas del
mercado claramente no deben ser ignoradas, al mismo tiempo,
tampoco deben ser desestimadas las fuerzas simbólicas. En otras
palabras, “la sociología de la cultura” y “la sociología cultural” son
maneras distintas de acercarse a los objetos culturales; pero no
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

ninguna razón por la cual ambos acercamientos no puedan estar


juntos. De hecho, la premisa central de este libro es que los
sociólogos culturales pueden y deben descubrir el subyacente de
Gestalt de la cultura, sin ignorar los parámetros críticos
organizacionales de la producción cultural. Este punto es ilustrado
en la figura 1.1 que presenta una continuum de tipos de análisis
culturales. En las humanidades “interpretativas” termina el espectro
de Toni Morrison George Lipsitz, quienes, como veremos en el
capítulo 4, brindaron ensayos profundos, reflexivos y provocativos,
análisis intuitivos de fenómenos como el juicio de O.J. Simpson. A
finales del continuum “positivo” y de “ciencias sociales” está
Richard Peterson, cuyo trabajo en la producción de la cultura encaja
dentro de la sociología de organizaciones. En el núcleo de la
sociología cultural están analistas como James W. Gibson (1994),
Joshua Gamson (1998), Sharon Hayes (1996), y Darnell Hunt
(1999) -quienes reconocieron los parámetros organizacionales y
burocráticos detrás de la cultura de producción, y que, al mismo
tiempo, usaban análisis discursivos sistemáticos, etnografía,
entrevistas, e historia social para resolver las complejidades de la
dimensión cultural. Es este tipo de sociología cultural comprensiva
con la que yo concuerdo en este libro (vea el capítulo 7).
La tabla 1.1 resume las diferencias fundamentales teóricas y
metodológicas entre los estudios culturales y la sociología cultural
(y la sociología de la cultura). Los estudios culturales dependen
mayormente en ensayos reflexivos y análisis discursivos o literarios
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

poco sistemáticos; mientras la sociología cultural depende en


análisis sistemáticos de datos, aunque yacen dentro de una tradición
interpretativa. Tan solo el término “sociología cultural” refleja que
hablamos acerca de un tipo específico de análisis sociológico –uno
que mezcla las premisas básicas de la sociología con las
percepciones recientes del “giro cultural.”

Estudios culturales Sociología cultural


Sociología de la cultura

interpretativo
__________________________________________________
positivista

S. Hall

J. Gamson
R. Peterson

D. Hunt

T. Morrison S. Hayes

G. Lipsitz J.W.
Gibson
¿Qué es la Cultura y Cómo Funciona?

Figura 1.1 Un continuum de los estudios culturales, sociología


cultural y la sociología de la cultura.

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