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Ilación de patria

Carolina Martínez
Comunicación visual I

El cuadro del pintor Alejandro Obregón, titulado violencia por el mismo y pintado al óleo en
1962, es una obra representativa que insinúa trasgresión, fragmentación y abuso. Al ver su
contenido pictórico y conceptual se puede entender que la obra es contenedora de signos
mayores, signos que se localizan en la elección compositiva del cuadro.

En primer lugar se puede hablar de un signo postural, que reside en la figura de la mujer
tumbada en el suelo, este signo denota la redención, la injuria y la crueldad. Más aún nos
indica tres cosas por causalidad, la imposibilidad de un cambio de posición de la mujer, la
ausencia de capacidad vital para levantarse y la inevitable confirmación de la muerte. Es
decir que el rasgo y la posición nos dan a entender los actos violentos previos al momento
que se enmarca, y nos hacen sentir la impotente e inerte de la mujer, a través de una
pincelada vibrante y convulsa por el dolor

En segundo lugar está el signo del color, que predispone a pensar en un espacio fatídico,
sombrío e impenetrable, donde sucedió algo que se calla y se olvida, un algo que no debió
ocurrir. El signo del color es el que ilumina a la mujer, y en últimas es el responsable de
narrar el suceso; de realzar la desfiguración del rostro y resaltar su vientre abultado
agredido sin piedad. Lo que además nos conduce a pensar en el signo de la pérdida, de lo
infértil y lo aniquilante.

En tercer lugar tenemos la horizontalidad del cuerpo contra el espacio del cuadro, esta
orientación es significativa, en tanto ubica a la mujer, también entendida como patria, nación
o país, en un primer plano con quien la observa. Cuestión, no está de por más decir, que
dirige a la inmediata confrontación con el espectador y sus inferencias sentimentales o
racionales acerca de quién es ella.

Por último, aunque se debe entender que los signos en una sola cosa son muchos, está el
trazo del autor, manchas negras que se expanden sin límites y trastocan las curvas del
cuerpo, uniendo ambos como materia y condenandolos a residir en un espacio geográfico.
El trazo los hace inseparables y difusos, entonces las manchas de óleo se propagan hasta
nosotros, trayéndonos la racionalidad del cuadro y ahondando en nuestros sentimientos.
Creo, pues, que esta expresión de la superficie y de la mancha, es esencial porque ata a la
mujer-patria con un espacio territorial que es Colombia, volviendo indivisible su dolor, sus
privaciones y su desfiguración. Colombia atada a una historia de violencia. Colombia en un
marco.
https://issuu.com/pablolondonourdaneta/docs/ensayo_final
https://www.revistaarcadia.com/impresa/especial-arcadia-100/articulo/arcadia-100-violencia-
alejandro-obregon/35048
https://es.scribd.com/document/272661118/Historia-de-Los-Condimentos
https://es.wikipedia.org/wiki/La_Libertad_guiando_al_pueblo

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