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Con veintitrés años abandona la Escuela de Bellas Artes de París y empieza a trabajar con su
padre, también arquitecto de profesión. En la Avenue Wragan de París se puede apreciar uno
de sus primeros diseños, donde adopta recursos clásicos. A los treinta años se asocia con su
hermano Gustave y abre un estudio en 1905. Una de las claves que determina su obra es el uso
de hormigón. Este fue el primer arquitecto en emplear dicho material como elemento de
construcción. Pero no sólo se utilizó para la estructura de los edificios, sino que sirvió para la
realización de elementos decorativos. Igual que Tony Garnier se convertiría en una de las
figuras revolucionarias de la nuevas corrientes arquitectónicas galas del siglo XX. Entre sus
obras de referencia cabe citar el Garage Pontheu, donde se impone de nuevo el uso del
hormigón. Perret combinó el uso de este material con la estética neoclasicista, como
demuestra el Teatro de los Campo Elíseos de París. Sus proyectos también se distinguen por
los grandes vanos y ventanales que se abren en sus fachadas. Los parámetros externos de
Notre-Dame de París y el Musée des Travaux Publics son obras suyas.
http://unesco.lehavre.fr/es/descubrir/auguste-perret
https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/17821/1/P%C3%A1ginas%20desdeRA03-6.pdf
pagina 50 tony garnier
https://www.revistaad.es/decoracion/iconos/articulos/auguste-perret-el-arquitecto-pionero-
del-hormigon-armado/25223
AUGUSTE PERRET,
© GETTY IMAGES
“La arquitectura se acapara del espacio, le limita, le encierra. Tiene este privilegio de crear
lugares mágicos, auténticas obras de la mente”, dijo Auguste Perret. El francés fue, junto a
Tony Garnier, el arquitecto más representativo e innovador del nuevo clasicismo francés que
apareció en París a comienzos del siglo XX. Murió el 25 de febrero de 1954 y gracias a él, un
nuevo material, el hormigón armado, entró en juego en el mundo de la arquitectura.
https://www.lecese.fr/es/auguste-perret-y-el-palacio-de-iena
Sin embargo, Perret consigue dos prestigiosos encargos, el Mobilier National y el Museo de
Obras Públicas (Palacio de Iéna), que le permitirán cumplir un sueño intemporal: erigir un
monumento clásico de hormigón armado, cuyo orden moderno podría rivalizar con el antiguo
del Partenón, ideal absoluto de “perfección estética”. Auguste Perret, cuyo padre era
contratista en el sector de la construcción, pasó su infancia en el ambiente de las obras. A los
quince años, lee a Viollet-le-Duc y se apasiona por la construcción, pero es en la Escuela de
Bellas Artes, al conocer a su profesor Julien Guadet, cuando descubre el potencial
contemporáneo de la cultura clásica. Es brillante en los estudios, pero abandona la escuela sin
graduarse para dedicarse plenamente a la empresa familiar.
Perret no utiliza ningún revestimiento, “con el hormigón basta”. En el Palacio de Iéna (1939),
define un orden clásico cuyas proporciones se derivan directamente de la lógica de los
materiales.”.
De este modo, el arquitecto recupera naturalmente las palabras que se sumergen en lo más
profundo de la tradición clásica. Se reconcilia con esta organicidad antropomórfica que es la
condición de cualquier orden arquitectónico. la expresión más sobresaliente del “orden del
hormigón armado”, aportación de Auguste Perret a una disciplina milenaria de la que se
consideraba un artesano pasajero.
Tony Garnier elaboró los planos de esta ciudad ideal durante su estancia en la Villa Médici, en
Florencia (1899 – 1904) y publicó este trabajo en 1917 bajo el título Una ciudad industrial para
35.000 habitantes. Se planteó como un nuevo modo de vida, un nuevo concepto de ciudad
socialista donde no eran necesarias ni cárceles, ni cuarteles, ni murallas. En definitiva, una
ciudad sin propiedad privada. Para ella ideó respuestas a las necesidades de vivienda, de
trabajo, de producción de energía, de transporte, de estudios y de ocio, utilizando materiales
modernos como el hormigón armado, el metal o el vidrio. Garnier conservó ciertas referencias
de la antigüedad clásica y un profundo sentido de la monumentalidad.
Garnier nunca pensó en un edificio como un objeto aislado, sino que siempre tuvo presente la
contribución de ese edificio en la vida de la ciudad. Trabajó mucho para Edouard Herriot,
alcalde de Lyon, lugar donde se encuentran la mayoría de obras de Garnier. Algunos de sus
edificios están inspirados en su Ciudad Industrial, como el mercado de ganado y los mataderos
de la Mouche (su última obra, el Ayuntamiento de Boulogne-Billancourt en París donde diseñó
así mismo el mobiliario y la decoración. “Como toda la arquitectura que se apoya en principios
falsos, la de la antigüedad fue un error. Sólo la verdad es hermosa. En arquitectura, la verdad
es producto de los cálculos realizados para satisfacer necesidades conocidas, con medios
conocidos”, señaló Garnier.
Ser arquitecto. Ese fue el objetivo que Garnier se marcó desde niño, después de conseguirlo se
marcó otro reto: crear una nueva forma de entender el alojamiento fue una de sus
preocupaciones más importantes. Lo consiguió y quedó reflejado en su proyecto de Ciudad
Industrial.
TAIBO, ANGEL (2010) Geometría descriptiva y sus aplicaciones. Tomo I: Punto, recta y plano,
Tebar