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Auguste Perret, nació en Bruselas en el año 1874.

Aunque su familia, y en 1981, la familia al


completo regresó de nuevo a su país natal para instalarse en París.

Con veintitrés años abandona la Escuela de Bellas Artes de París y empieza a trabajar con su
padre, también arquitecto de profesión. En la Avenue Wragan de París se puede apreciar uno
de sus primeros diseños, donde adopta recursos clásicos. A los treinta años se asocia con su
hermano Gustave y abre un estudio en 1905. Una de las claves que determina su obra es el uso
de hormigón. Este fue el primer arquitecto en emplear dicho material como elemento de
construcción. Pero no sólo se utilizó para la estructura de los edificios, sino que sirvió para la
realización de elementos decorativos. Igual que Tony Garnier se convertiría en una de las
figuras revolucionarias de la nuevas corrientes arquitectónicas galas del siglo XX. Entre sus
obras de referencia cabe citar el Garage Pontheu, donde se impone de nuevo el uso del
hormigón. Perret combinó el uso de este material con la estética neoclasicista, como
demuestra el Teatro de los Campo Elíseos de París. Sus proyectos también se distinguen por
los grandes vanos y ventanales que se abren en sus fachadas. Los parámetros externos de
Notre-Dame de París y el Musée des Travaux Publics son obras suyas.

Auguste Perret y su estudio de arquitectura realizaron numerosos edificios públicos en Francia


(el teatro de los Campos Elíseos en Paris, la iglesia Notre Dame du Rancy, el aeródromo de
Orly, el centro de Energía Atómica de Saclay…) y en el extranjero (principalmente en Gran
Bretaña, Argelia, Turquía). Tendrá un papel preponderante en la reconstrucción de ciudades
reconstruidas tras la Segunda guerra. «El maestro» muere a la edad de 80 años, su cuerpo
descansa en el cementerio de Montparnasse.
Referencias

http://unesco.lehavre.fr/es/descubrir/auguste-perret

https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/17821/1/P%C3%A1ginas%20desdeRA03-6.pdf
pagina 50 tony garnier

https://www.revistaad.es/decoracion/iconos/articulos/auguste-perret-el-arquitecto-pionero-
del-hormigon-armado/25223

AUGUSTE PERRET,

Hijo de un cantero exiliado en Bélgica, Auguste Perret (1874 – 1954) fue


un arquitecto innovador y pionero en el empleo constructivo y estructural del hormigón
armado. De origen francés, nació en Ixelles (Bélgica) Perret estudió arquitectura en la Escuela
de Bellas Artes de París, sin embargo, decidió abandonarla a los 23 años, sin graduarse.
Comenzó a trabajar en la empresa de construcción de su padre, especialista en hormigón
armado y en 1905, junto a su hermano Gustave, abre el estudio A. & G. Perret
Architectes donde estableció ya el hormigón como material principal en sus edificios. Poco
después, al lado de Claude, su otro hermano, creó la constructora Perret Frères Entrepreneurs.
Su primer gran trabajo fue el edificio residencial de la Rue Franklin (1903), en París, el primero
de este tipo realizado con hormigón armado.

© GETTY IMAGES

Auguste Perret también fue maestro. Grandes arquitectos como Le Corbusier, Jean


Renaudie o Pierre Jeaneret estuvieron bajo las órdenes del pionero del hormigón. “Perret no
es en absoluto un revolucionario, es un continuador. Su personalidad entera está en esta
continuación de grandes, nobles y elegantes verdades de la arquitectura francesa”, subrayó Le
Corbusier. Durante los años 20, Auguste Perret se dedicó a explotar las posibilidades del
hormigón para conseguir una nueva imagen a través de las vidrieras por encalados de cemento
de las iglesias, cuyo ejemplo más notable fue la Église Notre-Dame de Le Raincy (París),
construída entre 1922 y 1923. Otra obra de especial interés es el Théâtre des Champs-
Elysées (1910-1913). En el Art Déco, fue uno de los ejemplos más tempranos, con su fachada
geométrica y depuradamente clasicista.

FACHADA PRINCIPAL DEL THÉÂTRE DES CHAMPS-ELYSÉES.

“La arquitectura se acapara del espacio, le limita, le encierra. Tiene este privilegio de crear
lugares mágicos, auténticas obras de la mente”, dijo Auguste Perret. El francés fue, junto a
Tony Garnier, el arquitecto más representativo e innovador del nuevo clasicismo francés que
apareció en París a comienzos del siglo XX. Murió el 25 de febrero de 1954 y gracias a él, un
nuevo material, el hormigón armado, entró en juego en el mundo de la arquitectura.

https://www.lecese.fr/es/auguste-perret-y-el-palacio-de-iena

Auguste Perret, encargado en 1933 de elaborar el plan de urbanismo de la Exposición de 1937,


propone dotar a París de un nuevo eje monumental entre la Place d’Italie y la colina de
Chaillot: “los Campos Elíseos de la orilla izquierda”. En el emplazamiento del Trocadéro,
imagina una “ciudad de los museos” y un teatro con diez mil localidades. La caída del gobierno
de Daladier, en 1934, conlleva el abandono de este proyecto grandioso, con la
correspondiente decepción del arquitecto y los numerosos intelectuales y artistas que lo
apoyaban.

En 1904 presento su proyecto urbanístico de “ciudad industrial” para 35.000 habitantes, en la


línea de las utopías socialistas, mas no tuvo éxito, por lo que se estableció en Lyron donde se
llevo a cabo una serie de grandiosas obras publicas que no terminaron de realizar debido al
inicio de la Primera Guerra Mundial

Sin embargo, Perret consigue dos prestigiosos encargos, el Mobilier National y el Museo de
Obras Públicas (Palacio de Iéna), que le permitirán cumplir un sueño intemporal: erigir un
monumento clásico de hormigón armado, cuyo orden moderno podría rivalizar con el antiguo
del Partenón, ideal absoluto de “perfección estética”. Auguste Perret, cuyo padre era
contratista en el sector de la construcción, pasó su infancia en el ambiente de las obras. A los
quince años, lee a Viollet-le-Duc y se apasiona por la construcción, pero es en la Escuela de
Bellas Artes, al conocer a su profesor Julien Guadet, cuando descubre el potencial
contemporáneo de la cultura clásica. Es brillante en los estudios, pero abandona la escuela sin
graduarse para dedicarse plenamente a la empresa familiar.

Con la ayuda de sus dos hermanos pequeños, Gustave y Claude, transforma esta herramienta


de producción en herramienta de experimentación totalmente dedicada al hormigón armado.
Realiza el edificio de apartamentos de la Rue Franklin (1903), el Théâtre des Champs-Elysées
(1913) y la iglesia de Le Raincy (1923), que le darán fama internacional. Durante los años
treinta, se van definiendo sus retos culturales: introducir el hormigón armado en la alta
tradición de la disciplina arquitectónica. “El Mobilier National (1936) está compuesto por una
estructura de carga que constituye el refugio soberano”.

Perret no utiliza ningún revestimiento, “con el hormigón basta”. En el Palacio de Iéna (1939),
define un orden clásico cuyas proporciones se derivan directamente de la lógica de los
materiales.”.

De este modo, el arquitecto recupera naturalmente las palabras que se sumergen en lo más
profundo de la tradición clásica. Se reconcilia con esta organicidad antropomórfica que es la
condición de cualquier orden arquitectónico. la expresión más sobresaliente del “orden del
hormigón armado”, aportación de Auguste Perret a una disciplina milenaria de la que se
consideraba un artesano pasajero.

El Museo de Obras Públicas estaba destinado a presentar al público maquetas de presas y


puentes. Fue concebido por Perret como “un amplio refugio a todos los efectos”. Este edificio
paradójico, logrado pero inacabado, se adjudicó en 1954 a la Unión Francesa (asamblea de las
colonias y territorios franceses de ultramar), y posteriormente, en 1959, al Consejo Económico
y Social. El ala de la Avenue du Président Wilson fue construida en 1962 por Paul Vimond para
la Unión Europea Occidental. La de la Avenue Albert-de-Mun fue realizada en 1995 por Gilles
Bouchez, tras un concurso.

Tony Garnier  (Francia, 1869-1948)

  Arquitecto francés, autor de un importante proyecto de urbanismo social conocido como la


Ciudad Industrial. Nació en Lyon, ciudad en la que realizó lo más destacado de su obra. Ingresó
en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal en 1886 y en la de París en 1890. Evolucionó en
los círculos socialistas, junto a Jean Jaurés y Émile Zola. Premio de Roma en 1899, vivió cuatro
años en la villa Medici, donde comenzó a trabajar en el proyecto para la Ciudad Industrial. En
1901, presentó el plan general de un gigantesco proyecto urbanístico y social, en la línea de las
utopías de Fourier. Publicó este trabajo en 1917 bajo el título Una ciudad industrial. Para ella
ideó respuestas a las necesidades de vivienda, de trabajo, de producción de energía, de
transporte, de estudios y de ocio, utilizando materiales modernos (hormigón armado, metal,
vidrio). Marcado por su formación, el estilo de Garnier conservó ciertas referencias a la
antigüedad clásica y un profundo sentido de la monumentalidad. La luz, la vegetación, la
ventilación y la higiene fueron para Tony Garnier los fundamentos del urbanismo moderno.
Contempló soluciones nuevas como las circulaciones separadas, el plano libre, el tejado-
terraza, los muros de vidrio y los pilotis, que Le Corbusier tomó prestados. Este último publicó
extractos de su obra en El espíritu nuevo y en Hacia una arquitectura. Los CIAM (Congreso
Internacional de Arquitectura Moderna) y la Carta de Atenas reivindicaron esta herencia. Con
el apoyo del alcalde socialista Édouard Herriot, realizó en Lyon importantes edificios,
directamente inspirados en su Ciudad Industrial, como el matadero de la Mouche, para el que
ideó una gran nave de estructura metálica (hoy lonja Tony Garnier), y el estadio olímpico
(1913-1916). Entre 1915 y

TONY GARNIER, el ARQUITECTO urbanista y creador de la 'Ciudad industrial'

Hijo de un diseñador textil y criado en un barrio obrero, Tony Garnier (1868 – 1948) fue el


primer arquitecto urbanista del siglo XX y todo un icono internacional. Nació en Lyon (Francia),
y se formó como arquitecto, primero en la Ècole Nationale des Beaux-Arts de su ciudad natal y,
después, en la de París. Evolucionó en los círculos socialistas donde recibió las influencias de
Jean Jaurès y de Émile Zola. Se trasladó a Roma y en 1902 comenzó a trabajar en la que sería la
obra más importante de su carrera: la Ciudad Industrial, el proyecto de urbanismo social al
estilo de las utopías de Charles Fourier. Pero no fue hasta 1904 cuando obtuvo el
reconocimiento merecido al mostrar en París la primera versión de la Cité Industrielle.
Conseguido el éxito, dedicó los siguientes treinta y cinco años de su vida exclusivamente a este
proyecto.

Tony Garnier elaboró los planos de esta ciudad ideal durante su estancia en la Villa Médici, en
Florencia (1899 – 1904) y publicó este trabajo en 1917 bajo el título Una ciudad industrial para
35.000 habitantes. Se planteó como un nuevo modo de vida, un nuevo concepto de ciudad
socialista donde no eran necesarias ni cárceles, ni cuarteles, ni murallas. En definitiva, una
ciudad sin propiedad privada. Para ella ideó respuestas a las necesidades de vivienda, de
trabajo, de producción de energía, de transporte, de estudios y de ocio, utilizando materiales
modernos como el hormigón armado, el metal o el vidrio. Garnier conservó ciertas referencias
de la antigüedad clásica y un profundo sentido de la monumentalidad.

La luz, la vegetación, la ventilación y la higiene fueron sus fundamentos para el urbanismo


moderno. La estructura era la siguiente: un barrio residencial, un centro urbano, una zona
industrial, una estación ferroviaria y edificios públicos, todos los necesarios. También destinó
una gran parte de su superficie a zonas verdes. El deseo de Garnier era construir un mundo
donde la humanidad, la naturaleza y los objetos convivieran en completa armonía, un lugar
utópico. A partir de ese momento, la mayoría de las nuevas ciudades tendrán su origen en
motivaciones de este orden característico, en los de la Ciudad Industrial.

Garnier nunca pensó en un edificio como un objeto aislado, sino que siempre tuvo presente la
contribución de ese edificio en la vida de la ciudad. Trabajó mucho para Edouard Herriot,
alcalde de Lyon, lugar donde se encuentran la mayoría de obras de Garnier. Algunos de sus
edificios están inspirados en su Ciudad Industrial, como el mercado de ganado y los mataderos
de la Mouche (su última obra, el Ayuntamiento de Boulogne-Billancourt en París donde diseñó
así mismo el mobiliario y la decoración. “Como toda la arquitectura que se apoya en principios
falsos, la de la antigüedad fue un error. Sólo la verdad es hermosa. En arquitectura, la verdad
es producto de los cálculos realizados para satisfacer necesidades conocidas, con medios
conocidos”, señaló Garnier.

Ser arquitecto. Ese fue el objetivo que Garnier se marcó desde niño, después de conseguirlo se
marcó otro reto: crear una nueva forma de entender el alojamiento fue una de sus
preocupaciones más importantes. Lo consiguió y quedó reflejado en su proyecto de Ciudad
Industrial.

NAVARRO DE ZUVILLAGA, JAVIER (2008) Forma y representación. Un análisis geométrico, Akal

TAIBO, ANGEL (2010) Geometría descriptiva y sus aplicaciones. Tomo I: Punto, recta y plano,
Tebar

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