El texto propuesto es un conjunto de fragmentos de la Constitución Española
promulgada en Cádiz en 1812. Es una fuente histórica primaria de índole jurídico- política. Esta Constitución fue redactada por los diputados de las Cortes de Cádiz de 1810-1814, en su mayoría liberales, y estaba destinada a todos los ciudadanos españoles de ambos hemisferios, de los cuales se erigieron representantes. Se publicó en marzo de 1812, en plena Guerra de la Independencia.
En el texto se resumen los principales rasgos de la Constitución de Cádiz: soberanía
nacional, división de poderes, según el modelo de Montesquieu, mantenimiento de la monarquía y la religión católica, reconocimiento de derechos y libertades, igualdad jurídica, etc. Estas medidas reflejan el programa de los liberales, protagonistas de las Cortes Constituyentes. El problema histórico al que hace referencia el documento, consecuencia del excepcional momento histórico vivido por los diputados gaditanos, es el intento de superación del Antiguo Régimen y su sustitución por un nuevo sistema político-económico liberal.
La Guerra de la Independencia Española fue un enfrentamiento militar entre España y
el Imperio Francés, provocado por la pretensión de Napoleón de instalar en el trono español a su hermano José Bonaparte, tras las Abdicaciones de Bayona, motivadas por la querella entre Carlos IV de España y su hijo y heredero Fernando VII, que se inició con el Proceso de El Escorial y culminó con el Motín de Aranjuez. La Guerra de Independencia, se inicia en 1807 al declararle Francia y España la guerra a Portugal. También tuvo un importante componente de guerra civil a nivel nacional entre afrancesados y patriotas. El conflicto se desarrolló en plena crisis del Antiguo Régimen y sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española y la influencia en el campo de los patriotas de algunos de los ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución francesa, difundidos por la élite de los afrancesados. Según el tratado de Fontainebleau, el primer Ministro Manuel Godoy preveía, de cara a una nueva invasión hispano-francesa de Portugal, el apoyo logístico necesario al tránsito de las tropas imperiales. Sin embargo, los planes de Napoleón iban más allá, y sus tropas fueron tomando posiciones en importantes ciudades y plazas fuertes con objeto de derrocar a la Casa de Borbón y suplantarla por su propia dinastía, convencido de contar con el apoyo popular. El resentimiento de la población por las exigencias de manutención de las tropas extranjeras, junto con la fuerte inestabilidad política surgida tras el episodio del motín de Aranjuez y el ascenso al poder de Fernando VII, precipitó los acontecimientos que desembocaron en los primeros levantamientos. La difusión de las noticias de la brutal represión y de las abdicaciones de Bayona, que extendieron por la geografía española los llamamientos iniciados en Móstoles al enfrentamiento con las tropas imperiales, decidieron la guerra por la vía de la presión popular a pesar de la actitud contraria de la Junta de Gobierno designada por Fernando VII. La Constitución española de 1812, también denominada La Pepa porque fue promulgada el día de San José, fue promulgada por las Cortes Generales de España el 19 de marzo de 1812 en Cádiz. La importancia histórica de la misma es grande, al tratarse de la primera Constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo. La constitución establecía el sufragio universal masculino indirecto, la soberanía nacional, la monarquía constitucional, la separación de poderes, la libertad de imprenta, acordaba el reparto de tierras y la libertad de industria, entre otras cosas. La Constitución de 1812 representa simbólicamente la quiebra del Antiguo Régimen y el comienzo del constitucionalismo español. Su valoración ha sido siempre muy alta por los mejores especialistas en el tema del constitucionalismo. La verdadera originalidad de la Constitución doceañista proviene de ser la expresión más alta del liberalismo español. Y, desde ese punto de vista, su texto es la primera expresión europea de un Romanticismo político en el que España fue la pionera. En contraposición al carácter universalista e imperialista de la Constitución francesa de 1791, la española es la manifestación más pura de la fe en la propia nación como sujeto de la soberanía y como lugar donde encarnar esos supuestos valores universales y abstractos.
Además de promulgarse la Constitución de 1812 en las Cortes de Cádiz, se elaboraron
también otras decisiones: Se decretó la abolición del régimen jurisdiccional y la eliminación del mayorazgo y se declaró libre la propiedad. Fueron suprimidos los gremios y se estableció la libertad de imprenta. Las Cortes aprobaron una abundante legislación religiosa, se eliminó la Inquisición aunque hubo conflictos con el clero reaccionario. Por último se puso en marcha la desamortización de bienes de propios y baldíos.
Si comparamos la Constitución de 1812 con la Constitución de 1808, veríamos que la
constitución de 1808, también llamada constitución de Bayona, realmente no era una constitución, sino una Carta Otorgada, que Napoleón aprobó en la ciudad francesa de Bayona, jurada por José I de España e inspirada en el modelo de estado constitucional bonapartista, para que su hermano la leyera a los españoles. Para que sea una constitución debe de haber separación de de poderes y la soberanía debe residir en el pueblo. No se presenta como una constitución nueva, es un retoque. Esta constitución ha valido como ejemplo a posteriores constituciones europeas.