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El art. 1.1 CE define la clase del Estado al decir que “España se constituye en un
Estado social y democrático de derecho...” que se define como:
– Estado social: consagrar derechos económicos y sociales, dar importancia de los
sindicatos y asociaciones empresariales.
– Estado democrático: se reconoce el principio de soberanía popular ya que los
poderes del Estado emanan del pueblo. Se crean partidos políticos.
– Estado de derecho: ciudadanos y Poderes Públicos están sometidos a la CE y al
resto del ordenamiento jurídico.
El art. 1.3 CE establece que “la forma política del Estado español es la monarquía
parlamentaria”. Ésta forma de Estado se asienta sobre 3 pilares básicos:
1. El Rey no puede actuar por sí mismo.
2. El Gobierno responde ante las Cámaras por su gestión política y las Cámaras pueden
hacer cesar al Gobierno.
3. El Gobierno, con el apoyo del Rey, puede disolver las Cámaras.
Viene recogida en el T VIII CE (137-158). Con el fin de dar una solución al problema
de la diversidad territorial dentro de la unidad del Estado, el art. 2 CE establece que “ la
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e
indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Así pues, se
afirma la unidad del Estado Español a través de sus principios fundamentales, la solidaridad
territorial recogida en el art. 138 CE y la igualdad entre todos los españoles dentro del
territorio nacional recogida en el art. 139.
Por otro lado, según el art. 137 CE “el Estado se organiza territorialmente en
municipios, provincias y en las CCAA que se constituyan. Todas estas entidades gozan de
autonomía para la gestión de sus respectivos intereses”.
El TC en sentencia 32/81 hace una división territorial del Poder Público en entidades
de distinto nivel:
– El Estado: titular de la soberanía.
– Las CCAA: con autonomía política.
– Las provincias y municipios: dotadas de autonomía administrativa.
SUCESIÓN Y REGENCIA
EL REFRENDO
Constituye una limitación al poder del Rey en cuanto, el que refrenda asume
totalmente la responsabilidad del acto refrendado, tanto a nivel formal como material. Los
actos del Rey estarán siempre refrendados, careciendo de validez sin dicho refrendo.
Refrendarán sus actos el Presidente del Gobierno o los Ministros competentes y
excepcionalmente en caso de propuesta y nombramiento del Presidente del Gobierno y en la
disolución de las Cámaras prevista en el art. 99 CE, lo hará el presidente del Congreso.