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El decreto 1421 de 2017, “define los ajustes razonables como las acciones, adaptaciones,
estrategias, apoyos, recursos o modificaciones necesarias y adecuadas del sistema educativo y la
gestión escolar, basadas en necesidades específicas de cada estudiante, que persisten a pesar de
que se incorpore el Diseño Universal de los Aprendizajes, y que se ponen en marcha tras una
rigurosa evaluación de las características del estudiante con discapacidad”.
A través de estas se garantiza que estos estudiantes puedan desenvolverse con la máxima
autonomía en los entornos en los que se encuentran, y así poder garantizar su desarrollo,
aprendizaje y participación, para la equiparación de oportunidades y la garantía efectiva de los
derechos. Los ajustes razonables pueden ser materiales e inmateriales y su realización no depende
de un diagnóstico médico de deficiencia, sino de las barreras visibles e invisibles que se puedan
presentar e impedir un pleno goce del derecho a la educación. Son razonables cuando resultan
pertinentes, eficaces, facilitan la participación, generan satisfacción y eliminan la exclusión.
El PIAR permite realizar ajustes en los planes curriculares, y orienta las técnicas pedagógicas y
administrativas para el manejo de la inclusión dentro del aula de clases:
CARACTERÍSTICAS:
- Es un plan, pues confronta el currículo académico institucional vs las necesidades del
alumno, con el fin de realizar los ajustes y apoyos necesarios.
- Es individual, pues abarca al alumno como un ser único y con necesidades particulares, y
en esa medida deben ser adaptados los contenidos académicos, incluyendo aspectos
como el medio familiar y social en el que se mueve el alumno.
- El docente es incluido en los procesos con la respectiva responsabilidad para que manejen
de manera efectiva, pedagógica y didáctica los planes curriculares.
- Parte de una valoración pedagógica, es decir de todos aquellos soportes diagnósticos que
permitan conocer los antecedentes de los alumnos y que permitan hacerle una correcta
intervención pedagógica.
- Define las metas y los objetivos que se buscan conseguir en el año escolar, con una
perspectiva individual y general, incluyendo componentes como los DBA y EBC,
entendiendo que además de un manejo individual y a partir de necesidades diferentes y
que van unidas a la situación personal, se tenga claridad que se busca enseñar contenidos
académicos, es decir, el propósito por el cual un alumno es llevado a una Institución
educativa.
- Define las adaptaciones que deben aplicarse a cada alumno, y que significa implementar
estrategias tecnológicas y pedagógicas, así como médicas que garanticen un manejo
equitativo en el proceso de aprendizaje por parte de todos los alumnos.
- Exige creatividad e innovación en los docentes, motivándolos a ver esta herramienta como
un aprender a enseñar independiente de la condición de un alumno.
- Permite evaluar a los estudiantes para tomar decisiones de promoción escolar, ya que una
vez implementados todas las medidas requeridas por los estudiantes, se puede contar con
una medición justa y sabiendo que se aplicó un proceso adecuado y que la promoción o no
académica es el resultado real y equitativo en el alumno.
- No se limita a un aula de clases, sino que permite ser desarrolladas en todo el espacio educativo,
para que los docentes puedan intercambiar conceptos, estrategias y en general todo lo que aporte
una mejor implementación de los procesos de inclusión.
“Se aprende a incluir incluyendo, se aprende a hacer ajustes razonables poniendo al
estudiante en el centro, conociéndolos y siendo creativos para responder a sus
necesidades.
No existe una lista predeterminada de ajustes razonables y apoyos pedagógicos que un/a
profesor/a pueda tener y aplicar para todos los estudiantes. No hay un algoritmo que nos
diga, ante un diagnóstico médico, qué hacer para que los niños y niñas con discapacidad
aprendan. No hay una receta universal para todos”.