Está en la página 1de 10

DON BOSCO EDUCADOR Y MAESTRO ESPIRITUAL

Después de crear la Casa Aneja al Oratorio de S. Fco. de Sales en


la Casa Pinardi (1847) y ampliar las instalaciones con la
construcción de nuevos edificios (1856), Don Bosco contaba con
un creciente grupo de residentes, aprendices o estudiantes. Tenía,
por tanto, la oportunidad de poner en práctica los principios
educativos que habían guiado su trabajo en el Oratorio con una
comunidad que vivía en un ambiente controlado. Esta fue la
grande experiencia educativa que dio origen al método educativo
salesiano. La Sociedad Salesiana nacería de esta experiencia, los
hombres que fundaron esta Sociedad en 1859 eran todos, a
excepción de D. Bosco y D. Víctor Alassonatti, muchachos de la
comunidad de estudiantes de la Casa. La Comunidad de
estudiantes de la Casa fue el lugar de encuentro de esta mutua
experiencia de educación y de espiritualidad juvenil.
La opción y el amor por los jóvenes, compromiso vocacional de D. B.

Las experiencias personales que tuvo D. B. siendo joven, así como las que
vivió fruto de su ministerio como sacerdote recién ordenado en Turín,
proporcionaron la base para ver como llamada divina el dedicar su vida al
servicio de los jóvenes más desfavorecidos.

D. B. , a menudo hablaba de este inclinación, de esta necesidad interior. A


D. Cafasso le contó en 1844: “Mi inclinación apunta a ocuparme de la
juventud”. Más tarde, en 1846, respondió al ultimátum de la marquesa
Barolo: “He consagrado mi vida al bien de la juventud. Le agradezco
sus ofrecimientos, pero no puedo alejarme del camino que me ha
trazado la divina Providencia”.

En el Prefacio del El joven cristiano (1847), escribe:


“Queridos jóvenes, os amo con todo mi corazón, y me basta que seáis
jóvenes para que os ame extraordinariamente”.

D. Rúa dejó escrito: “D. B. no dio ningún paso, no dijo ninguna palabra, no
emprendió ningún trabajo que no tuviera como objetivo la salvación de la
juventud.
Valoración de los jóvenes en D. B.

El amor de D. B. hacia los jóvenes iba de la mano de su valoración social


de los mismos. Su total dedicación a ellos estaba motivada no solo por el
deseo de prevenir un daño social o de rehabilitarlos, si fuera necesario, sino
también, de educarlos.

Por educación entendía ayudar al joven a crecer y desarrollarse como


ser humano y como cristiano, para que así pudiera encontrar un lugar
adecuado en la sociedad.

Veía a los jóvenes así educados no sólo como material de construcción de


una sociedad renovada en esa época, sino como el medio para la
renovación de la sociedad en cualquier momento y lugar en el mundo. Por
lo tanto, cada avance en su obra, desde el Oratorio original a la escuela, a
las misiones, tenía como objetivo la educación.
Trato con los jóvenes.

El amor de D, B. hacia los jóvenes se expresaba no solo en su afán por


educar, sino en su estilo y método educativo. D. Lemoyne, biógrafo de D.
B., escribe:”Esa dulzura era el secreto de su sistema; estaba firmemente
persuadido de que para educar a los muchachos es necesario abrir su
corazón, poder penetrar en ellos como en la propia casa”.

“D. B. usaba siempre buenos modales, paternales, delicados, inspirados


en la mansedumbre para atraer a la virtud a los muchachos.”.

Las décadas de los cincuenta y los sesenta fueron el período en el que D. B.


se involucró de manera directa en la educación, aunque no en el aula de
forma habitual.
Esos fueron los años de Domingo Savio (1854-1857), Miguel Magone
(1857-1859), Francisco Besucco (1862-1864) y otros.
Método y estilo educativo de D.B.

D. B. tuvo un concepto integral de la educación. En su opinión, la


Educación se ocupa del desarrollo íntegro de la persona, sacando a la luz
las mejores potencialidades de la misma, con vistas a su funcionamiento
individual como un cristiano adulto en la sociedad:” formar buenos
cristianos y honrados ciudadanos”.
D. B., educador realista.

D. B. se adentró en el campo de la educación a través del trbajo en el


Oratorio, el internado y la escuela en un momento en que había una gran
conciencia de la necesidad de educación. Fue una época en la que, junto
con la legislación pública, hubo bastantes corrientes teóricas en pedagogía.

D. B. se convirtió en un referente pedagógico. Creó un gran movimiento


educativo no como teórico, sino como alguien que se había introducido en
ese campo llamado por una necesidad apremiante. En un educador práctico,
que se había dedicado a ese apostolado con sus enormes cualidades y
recursos como persona, con una concepción cristiana de la realidad y con
un gran celo sacerdotal. En realidad, estuvo comprometido personalmente
siempre de algún modo en la educación de los jóvenes, totalmente
involucrado durante casi un cuarto de siglo.
Escritos pedagógicos de Don Bosco.

D. B. también escribió sobre educación. Como podía esperarse, su enfoque


fue eminentemente práctico. Las pautas educativas que manan de su obras,
así como de sus acciones, especialmente aquellas que tratan expresamente
del tema, son numerosas e innovadoras. Todas las obras de D. B. contienen
observaciones observaciones pedagógicas, pero las siguientes merecen
una atención especial.

Primeros escritos importantes.

Biografías e historias:
Las biografías de Comollo(1844), Savio (1859), Magote (1861) y Besucco
(1864), tienen un objetivo educativo y espiritual específico. A este
respecto, las de Savio, Magote y Besucco, son especialmente importantes
En su conjunto nos ofrecen un compendio del estilo educativo y de la
dirección espiritual de D. B. para con los jóvenes de la comunidad de
estudiantes de las décadas de los años cincuenta y sesenta.

El joven cristiano (1847)

Los libros históricos: Historia eclesiástico (1845), Historia de Italia


(1855), Historia bíblica (1847), fueron escritos para educar, inculcando
valores morales y espirituales.

Reglamentos para el Oratorio.

Otros escritos. Memorias del Oratorio (1873-1877). En esta obra D. B.,


busca, entre otras cosas, mostrar cómo surgió y evolucionó su estilo y
método para educar a los jóvenes.

Consejos para los Directores (1863-1886)

Pequeño tratado sobre el Sistema Preventivo (marzo-abril 1877)


Me quede ahii

Método y estilo educativo de D. B.

El método funciona en niveles diferentes, pero relacionados. En el nivel de


filosofía, educativa, el método es una síntesis personal y original de
humanismo y fe cristiana, que D. B. adquirió a partir de ciertas tradiciones
educativas, de su experiencia cultural y de su propia experiencia personal
con los jóvenes a lo largo de muchos años.

En el siguiente nivel, esta filosofía educativa se basaba en un cúmulo de


principios que se resumen en el trinomio RAZÓN, RELIGIÓN Y
AMOR. Con estas bases construyó un ambiente espiritual y educativo
caracterizado por la familiaridad, espontaneidad, confianza y alegría.

En el nivel de estrategias, se daba importancia a la protección-prevención y


a la asistencia a través de una presencia continuada y servicial del
educador.

En el nivel de medios-herramientas, se hizo un uso hábil de refuerzos


educativos e instrumentos formativos tales como el trabajo y el estudio, la
práctica religiosa, el rigor moral y una gran variedad de actividades:
juegos, deportes, salidas, teatros, música, celebraciones.

El conjunto de todos elementos definen el estilo educativo de D. B.


La filosofía educativa de D. B.

Si le hubieran pedido una breve descripción de la tarea de educador, D. B.


la hubiera comparado con la tarea de unos buenos padres cristianos con
respecto a la educación de sus hijos, dado que, en el nivel del pensamiento
y práctica, basaba su método educativo en una relación afectiva entre
educador y discípulo tal, como la que se puede encontrar en una buena
familia.
Es así como puede describirse sencillamente el trato de D. B. con los
jóvenes, sin que le importara la situación en el que se encontrara con ellos.
De hecho, las palabras clave del método eran: cercanía, cariño y
confianza.
La familia como modelo y el espíritu de familia

Familiaridad para D. B. significaba relacionarse como en una familia y


trabajar y vivir juntos de la misma manera. El resultado es el espíritu de
familia. Lo contrario es la relación de superior a inferior, el modo de vivir
y trabajar juntos de forma oficial e institucional. D. B. le dio una gran
importancia a esta manera de hacer las cosas, porque creía que, sólo a
través de ella, podría establecer el educador una relación personal con los
jóvenes. Sin FAMILIARIDAD no existe afecto, sin afecto no hay
confianza mutua y sin confianza mutua no hay contacto personal y, por
tanto, no hay EDUCACIÓN.

En 1883 un corresponsal del periódico parisino Le Pélerin escribió sobre la relación de


cercanía que había observado en el Oratorio de Valdocco:”Hemos visto este sistema en
acción. El Oratorio de Turín es un gran Colegio, internado, en el que no se conocen las
filas, sino que, de un lugar a otro, se va como en familia. Cada grupo rodea a un
profesor, sin bulla, sin alboroto, sin resistencia. Hemos admirado la cara serena de
aquellos muchachos y tuvimos que exclamar: ¡Aquí está el dedo de Dios!.” Lo que el
reportero observó fue sólo un pequeño reflejo externo del espíritu de familia.

Pueden citarse muchos testimonios sobre cómo D. B. intentó crear un


ambiente familiar en la comunidad del Oratorio:
La vida común que hacía con nosotros nos persuadía de que más que en un colegio o
asilo, nos encontrábamos como en familia, bajo la dirección de un Padre que nos
quería y sólo se preocupaba de nuestro bien espiritual y material.

Se vivía en el Oratorio una vida de familia, en la que el amor a D. B.,


el deseo de verlo satisfecho, el ascendiente que se puede recordar, pero no
describir, hacían florecer entre nosotros las más bellas virtudes.

También podría gustarte