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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN

FACULTAD DE DERECHO
Taller de Integración Forense - Derecho Público

ROL A CUMPLIR EN AUDIENCIA: ​Defensa del ex presidente Alberto Fujimori


INTEGRANTES DEL GRUPO:
● Alvarez Barrios, Evelyn Nicole ● Machaca Catari, Candy Alicia
● Castillo Ordoñez, Jose Luis ● Manchego Siza, Victor Haffid
● Cornejo Hurtado, Maria del Rosario ● Martínez Velazco, Anthony Saúl
● Cruz Huillca, Geovanni Salvador ● Romero Chullunquia, Fanny Alyzon
● Gómez Santos, Valeria Camila ● Velez Verlarde, Alex Marc

CASO N° 05:

CONTROL DE CONVENCIONALIDAD DEL INDULTO AL


EX PRESIDENTE ALBERTO FUJIMORI

1. RESPECTO A LA PROCEDIBILIDAD DEL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD

Debe rechazarse la solicitud de control de convencionalidad y por ende declararse


improcedente pues no nos encontramos en una etapa de ejecución de sentencia, toda vez que
el proceso ya se encuentra fenecido debido al indulto otorgado a Alberto Fujimori. Existe
incompetencia funcional, puesto que el indulto no debe ser revisado, a través de un control de
convencionalidad, por el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria de la Corte
Suprema. En primer lugar, porque por medio del indulto se había extinguido la pena impuesta
y por ende la etapa de ejecución de sentencia había concluido; y, en segundo lugar, quien
debe de pronunciarse es la justicia constitucional nacional mediante un proceso de amparo,
pues así lo ha dispuesto la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en la
Resolución de Cumplimiento de Supervisión de Sentencia del 30 de mayo de 2018.

En dicha resolución en el considerando 59 la CIDH sobre el control de la Resolución


Suprema sostuvo lo siguiente “​En lo que respecta al posible control jurisdiccional de la
resolución del Presidente de la República que otorgó el indulto y el derecho de gracia (supra
Considerando 23), de conformidad con lo demostrado por el Estado y no controvertido por
los representantes de las víctimas, la misma podría ser objeto de tal control en la jurisdicción
penal o la constitucional, respectivamente, según si el beneficiado se encontraba imputado en
un proceso penal en trámite o cumpliendo una condena penal”​ . Es decir, la CIDH afirmó que
el control jurisdiccional podía ser:

● En la vía penal, si el beneficiado con el indulto se encontraba imputado en un proceso


penal en trámite
● En la vía constitucional, si el beneficiado se encontraba cumpliendo una condena penal.

Por ende, en lo que respecta a los Casos Barrios Altos, La Cantuta y Sótanos del SIE, el
proceso penal ya había terminado y en efecto Alberto Fujimori se encontraba cumpliendo una
condena penal (25 años), la cual fue interrumpida por la Resolución Suprema en el extremo
del indulto, pues el indulto supone que, si bien no es relevado de su culpabilidad, sí extingue
la pena impuesta.

Por lo tanto, seguir un proceso constitucional de amparo hubiese sido lo correcto, pues la
procedencia del amparo se sustentaría principalmente en lo resuelto por la Corte IDH:

a. A ​ cto lesivo: ​La Resolución Suprema N° 218-2017-JUS del 24 de diciembre de 2017,


en el extremo que concedió el indulto.
b.​ ​Parte demandante:​ Víctimas y deudos de los Casos Barrios Altos y La Cantuta.
c. ​Parte demandada: ¿La Presidencia de la República y el Ministerio de Justicia
(defendidos por quienes corresponda)? La referida Resolución Suprema fue otorgada
por los entonces Presidente Kuczynski y Ministro de Justicia Enrique Mendoza.
Alberto Fujimori, en tanto solicitó el indulto, como litisconsorte necesario pasivo.
d. ​Derecho(s) afectado(s): Según la CIDH, el acceso a la justicia, el cual comprendería
como parte integrante el cumplimiento de la pena (en este caso, que Alberto Fujimori
permanezca los 25 años en la cárcel). Se podrían haber considerado otros, como el
debido procedimiento en sede administrativa (por los vicios conocidos en la tramitación
del indulto y que también fueron observados por la CIDH).
e. ​Plazo: ​En el Considerando 67, la CIDH “salvó” este tema al indicar que éste no corría
si no era con la notificación de lo resuelto en supervisión de cumplimiento y que, en
todo caso, era una afectación permanente. Es decir, le daba un “respiro” o plazo extra
de los sesenta (60) días hábiles previstos en el artículo 44° del Código Procesal
Constitucional e incluso los colocaba en la situación ventajosa del artículo 44.3° del
mismo cuerpo normativo.

Es decir, tenían todo para ir a la vía constitucional, a través de un proceso de amparo. No


obstante, decidieron ir a la vía penal, probablemente invocando el artículo 488.2° del Nuevo
Código Procesal Penal, pues el Juez de la Investigación Preparatoria (el Juzgado Supremo de
Investigación Preparatoria) puede conocer de los requerimientos y observaciones que
legalmente correspondan respecto de la ejecución de la sanción penal, la reparación civil y
otros.

La mayoría de las reglas internacionales no logran ser auténticamente efectivas sin la


actuación de los Estados. En ese sentido, sin la participación de los Estados será difícil la
aplicación del Derecho Internacional, ya que la eficacia de éste depende, en amplia medida,
de que los ordenamientos estatales resulten conformes a las normas internacionales

2. RESPECTO AL OTORGAMIENTO DEL INDULTO

Tenemos como regulación normativa que conforme el artículo 44° de la Constitución Política
del Perú, son deberes primordiales del Estado garantizar la plena vigencia de los derechos
humanos, proteger a la población de las amenazas contra su seguridad y promover el bienestar
general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación

Asimismo, el indulto lo ejerce el Presidente, cuyo fundamento constitucional se encuentra en


el artículo 118° inciso 21, en un sentido estricto, el cual a tenor dice “​Corresponde al
Presidente de la República: 21. Conceder indultos y conmutar penas. Ejercer el derecho de
gracia en beneficio de los procesados en los casos en que la etapa de instrucción haya
excedido el doble de su plazo más su ampliatoria” ; en el artículo 08° de la Ley Orgánica del
Poder Ejecutivo, la misma que a tenor dice​: “​Corresponde al Presidente de la República, el
ejercicio de las siguientes funciones: o) Conceder indultos y conmutar penas. Ejercer el
derecho de gracia en beneficio de los procesados en los casos en que la etapa de instrucción
haya excedido el doble de su plazo más su ampliatoria.” A ​ simismo, de acuerdo al artículo
89° del Código Penal, “​es la facultad del presidente a través de la cual se suprime la pena
impuesta a un condenado”​ .

Para poder otorgar un indulto presidencial debemos tener en cuenta que:

a. El proceso para solicitar un indulto se encuentra regulado en el Reglamento de la


Comisión de Gracias Presidenciales, Comisión adscrita al Ministerio de Justicia. Se
debe presentar el formulario correspondiente a la gracia presidencial al Director del
establecimiento penitenciario, a los miembros de la Comisión o mediante comunicación
entregada en el Ministerio de Justicia. La solicitud podrá ser formulada por el posible
beneficiario o un tercero. La Comisión, conformada por cinco miembros, evalúa el caso
y puede proponer la gracia presidencial o denegarla. A través del Ministro de Justicia se
eleva el informe de la Comisión al Presidente de la República y este decide sobre el
otorgamiento. Cabe agregar que la propuesta de la Comisión no es vinculante para la
decisión del Presidente de la República. Asimismo, existe un conjunto de disposiciones
que regulan el trámite de las gracias presidenciales, y la Resolución Suprema N°
281-2017 se encuentra válidamente sustentada, por lo cual el procedimiento se dió
respetando en su totalidad las normas y reglamentos establecidos para su otorgamiento.

b. Debe considerarse previamente que las condiciones de salud excepcionales en cuestión,


no fueron establecidas únicamente a través de normas reglamentarias, sino también a
través del control jurisdiccional ejercido por el Tribunal Constitucional. Es decir, todo
vicio de inconstitucionalidad del procedimiento está negado de plano por ser el propio
tribunal, máximo intérprete de la constitución, el que así lo ha dispuesto (EXP. N°
4053-2007-PHC/TC –caso Jalilie– y otros).

c. Es así que, la concesión de todo indulto humanitario requiere del cumplimiento de


ciertas condiciones excepcionales en relación a la salud del beneficiario. De ese modo
quien pretende ser beneficiado por esta gracia, debe padecer:
● Una enfermedad terminal
● Una enfermedad grave no terminal en etapa avanzada, progresiva, degenerativa e
incurable
● Trastornos mentales crónicos, irreversibles y degenerativos.
Siendo que en los dos últimos casos, la ley exige adicionalmente que las condiciones
carcelarias puedan colocar en grave riesgo la vida, salud e integridad del interno.

En ese sentido, los informes presentados para la tramitación del indulto, son el respectivo
requerimiento y demuestran las condiciones en las que el señor Alberto Fujimori se encuentra;
por ejemplo los informes médicos acreditan su grave condición y estado de salud al señalar en
el diagnóstico que, el expresidente padece de varias enfermedades, entre ellas la de mayor
gravedad es la enfermedad cardiaca que motiva la fibrosis auricular que genera un alto riesgo
de trombosis e infarto cerebral. Dada la complejidad del estado de salud del señor Alberto
Fujimori, y después de la solicitud del indulto, MINSA decide designar a una junta médica, en
la cual se encontraba el doctor Juan Postigo por ser especialista en este tipo de enfermedades
y se necesitaba personal calificado para obtener una opinión más certera del estado de salud
del paciente. La junta designada por MINSA, extiende su informe y recomienda a la Comisión
de Gracias Presidenciales que el paciente sea tratado en un lugar más adecuado debido a su
enfermedad, pues las condiciones en las que se encontraba agravaban su condición y ponían
en riesgo la vida, salud e integridad del interno. Ahora bien, la designación del doctor Juan
Postigo fue realizada por el MINSA, es decir, bajo un procedimiento imparcial, mas no fue a
solicitud del ex-presidente como menciona la defensa.

El otorgamiento del presente indulto humanitario tuvo como fin el no someter al ex presidente
Alberto fujimori a padecimientos mayores por su delicado estado de salud a fin de respetar la
prohibición de penas inhumanas o crueles en virtud de la constitución y resguardo de las
normas internacionales, siendo que en este sentido la cárcel se volvía inconstitucional cuando
por enfermedad o ancianidad ya no solo te priva de la libertad ambulatoria sino de la salud y
la vida y dado que su fin es únicamente cumplir con es respeto supremo a la vida y dignidad
humana, el presente indulto no genera impunidad dado que en el más sentido estricto de la
palabra, es un acto de piedad

Por todo lo expuesto, la concesión del indulto humanitario al ex presidente Alberto Fujimori,
lejos de ser arbitraria, estuvo sujeta a parámetros objetivos, siendo otorgado a derecho, donde
la motivación del indulto se sustentó en los informes médicos que acreditan el grave estado de
salud del expresidente, cumpliendo con los requisitos para ser un válido candidato para recibir
un indulto de carácter humanitario, lo cual permite discernir que fue otorgada conforme a la
constitución y por el riesgo de afectación a la vida, a la salud e integridad personal. Por otro
lado, el indulto no obedece a un interès público o político, sino como lo mencionamos líneas
arriba a un sentido de humanidad, que corresponderìa otorgar el indulto humanitario.

3. RESPECTO AL DERECHO A LA SALUD

Como lo establece nuestro ordenamiento jurídico, el presidente de la República puede


conceder el indulto humanitario, conforme a la prerrogativa conferida en el Inciso 21 del
artículo 118 de la Constitución; asimismo el indulto humanitario, en la actualidad, se
encuentra regulado por el Decreto Supremo 008-2010/JUS, en su artículo 6° inciso 4 esta
normativa establece claramente que el indulto humanitario sólo procede para: “​los
condenados que padecen enfermedades terminales, o enfermedades no terminales graves, que
se encuentren en etapa avanzada, progresiva, degenerativa e incurable; y además que las
condiciones carcelarias puedan colocar en grave riesgo su vida, salud e integridad”​ ; es en
este sentido respecto al caso que nos convoca que el señor Alberto Fujimori Fujimori ha
cumplido con este requisito para que se le pueda conceder el indulto, lo cual se sustenta en las
actas e informes médicos que se le realizaron que mencionaremos a continuación, mismos que
acreditan a cabalidad el cumplimiento de este requisito, al ser que demuestran el mal estado
de salud en el que se encontraba el exmandatario Fujimori Fujimori:
a. El acta médica de la junta médica penitenciaria

"El Acta de la Junta Médica Penitenciaria [...] señaló como diagnóstico del interno, el
señor Alberto Fujimori Fujimori: fibrilación auricular paroxística con riesgo moderado
de tromboembolismo, hipertension arterial crónica con crisis hipertensivas a repetición
que han merecido atención de emergencia y evacuación, cardiopatía hipertensiva de
grado leve-moderado, insuficiencia mitral, hipotiroidismo subclínico".

Continuando el listado de dolencias con "cáncer de lengua tipo carcinoma epidermoide


medianamente invasivo intervenido quirúrgicamente hasta en seis oportunidades con
riesgo de recidiva, trastorno depresivo en tratamiento farmacológico, hipertrofia
benigna prostática grado II, insuficiencia periférica vascular y hernia lumbar de núcleo
pulposo L2-L3".

Por el mal estado de salud del interno, antes señalado, la Junta Médica recomendó en
esta misma Acta, el indulto por razones humanitarias.

b. El informe del INPE-

Asimismo, a partir del Informe Social Nº 01-2017-INPE/18-239-S.S., se señala que


Alberto Fujimori "se encuentra delicado de salud, con diagnóstico médico de un cáncer
de alto riesgo en la cavidad bucal".

El informe refiere también que "dicho estado le impide el desarrollo normal de sus
actividades cotidianas" y que "su dolencia le limita la fluidez de una pronunciación
correcta". Se añade que Alberto Fujimori "de modo continuo recae en un estado de
postración por depresión de la que se recupera de forma momentánea, por la atención
médica y psiquiátrica que recibe".

Por todo ello, dicho informe "también opina favorablemente a la solicitud del interno de
que se le conceda el indulto por razones humanitarias".

c. Informe de condiciones carcelarias-

Según el Informe de Condiciones Carcelarias del Establecimiento Penitenciario


Barbadillo, elaborado el 12 de diciembre de 2017, se indica que Alberto Fujimori
"cuenta con los servicios básicos", pero que "por la edad avanzada del interno y las
diversas dolencias que presenta, las condiciones del establecimiento penitenciario no
cuentan con los servicios necesarios para la atención médica".

Tras ello, se indica que, de acuerdo al marco normativo para otorgar gracias
presidenciales, se establece que Alberto Fujimori es "una persona que padece de una
enfermedad no terminal grave, que se encuentra en etapa avanzada, progresiva,
degenerativa e incurable"; por lo cual cumple con el requisito establecido en el artículo
6 inciso 4 del Decreto Supremo 008-2010/JUS, respecto al estado de salud que debe
tener el interno para que se le pueda conceder el indulto por razones humanitarias.
Se debe tener en cuenta también que este Informe de Condiciones Carcelarias del
Establecimiento Penitenciario Barbadillo, elaborado el 12 de diciembre de 2017 señaló
que "Además, las condiciones carcelarias en el Establecimiento Penitenciario
Barbadillo, colocan en grave riesgo su vida, salud e integridad".

Es en dicha línea argumentativa, que tenemos los siguientes fundamentos:

El derecho a la salud de los internos de un establecimiento penitenciario, como lo establece


el Tribunal Constitucional en su sentencia Exp.N° 02775-2011-PHC/TC, consiste en la
conservación y el restablecimiento del funcionamiento armónico del organismo en su
aspecto físico y psicológico del ser humano y guarda una relación directa con el derecho a la
vida, a la integridad y a la dignidad de la persona humana.

Asimismo, en el derecho internacional este ha mostrado sobrado interés en la salud de la


población mundial y en relación con ella, por el progreso social y el desarrollo de los
pueblos. Para lograrlo ha reconocido un amplio conjunto de derechos humanos
fundamentales, entre los que se encuentra el derecho a la salud. La salud se ha constituido en
un bien jurídico público internacional y el reconocimiento, protección y promoción del
derecho a la salud es una preocupación constante y creciente del Derecho Internacional. En
este sentido la Constitución de la OMS proclama: "El goce del más alto nivel posible de
salud es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano" y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y que complementa el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y que ciento sesenta y un países han aceptado
como ley internacional vinculante, garantiza "el derecho de toda persona al disfrute del más
alto nivel posible de salud física y mental”. Por estos motivos consideramos que debe ser el
propio sistema internacional al cual pertenecemos, el que vele por el efectivo cumplimiento
del indulto por razones humanitarias en favor del señor Alberto Fujimori Fujimori y no ser
más bien quien ponga trabas para que se le conceda este beneficio que elimina el
cumplimieno de la pena impuesta.

Además, La Constitución reconoce en su artículo 7º el derecho que tiene toda persona a la


protección de su salud, así como el deber estatal de contribuir a la promoción y defensa de
ésta, exigencia que se presenta con mayor énfasis respecto de las personas cuya libertad se
encuentra limitada por un mandato judicial. En este sentido el derecho a la salud se orienta a
la conservación y el restablecimiento del funcionamiento armónico del organismo en su
aspecto físico y psicológico del ser humano, y por tanto guarda una especial conexión con el
derecho a la vida, a la integridad y a la dignidad de la persona humana que concluye por
configurarla como un derecho fundamental indiscutible, pues como dice el artículo I del
Título Preliminar de la Ley General de Salud N.º 26842, constituye la “condición
indispensable del desarrollo humano y medio fundamental para alcanzar el bienestar
individual y colectivo”. Por ello, siempre que el derecho a la salud resulte lesionado o
amenazado lo estará también el derecho a la integridad personal e incluso en ciertos casos
ello se proyectará en una afectación al mantenimiento del derecho a la vida.

La salud de las personas recluidas, es también un derecho que vincula al Estado. Por esta
razón el Código de Ejecución Penal establece en su artículo 76° que “el interno tiene
derecho a alcanzar, mantener o recuperar el bienestar físico y mental. La Administración
Penitenciaria proveerá lo necesario para el desarrollo de las acciones de prevención,
promoción y recuperación de la salud”. Por lo tanto, los reclusos, obviamente, gozan del
derecho constitucional a la salud al igual que cualquier persona humana, sin embargo, en
este caso, es el Estado el que asume la responsabilidad por la salud de los internos.

El artículo 25°, inciso 17, del Código Procesal Constitucional nos dice que “​el derecho del
detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento carente de razonabilidad y
proporcionalidad respecto de la forma y condiciones en que cumple el mandato de
detención o la pena”​ , puesto que aun cuando la libertad individual ya se encuentre
restringida por un mandato judicial (detención provisional o cumplimiento de una pena)
cabe el control constitucional respecto de los actos u omisiones que comporten la violación
o amenaza de los derechos componentes de la libertad personal, como lo son, entre otros, del
derecho a la vida, a la salud, a la integridad física, del derecho a la visita familiar y de
manera muy significativa del derecho al trato digno y a no ser objeto de penas o tratos
inhumanos o degradantes

Al respecto el tribunal constitucional STC N° 0726-2002-HC/TC en su sentencia ha tenido


oportunidad de señalar a través de su reiterada jurisprudencia que, tratándose de personas
privadas legalmente de su libertad locomotora, una obligación de la que no pueden rehuir las
autoridades penitenciarias es la de prestar las debidas garantías para que no se afecte o
lesione la vida, la integridad física y los demás derechos constitucionales que no hayan sido
restringidos. Ello supone que, dentro de márgenes sujetos al principio de razonabilidad, las
autoridades penitenciarias no sólo puedan, sino que deban adoptar aquellas medidas
estrictamente necesarias para preservar los derechos constitucionales de los internos, cada
vez que existan elementos razonables que adviertan sobre el eventual peligro en el que éstas
se puedan encontrar.

Las lesiones a la salud de los condenados o perjuicios sufridos mientras se encuentran


internados pueden llegar a constituir una forma de pena cruel, cuando debido a las
condiciones de encierro exista un deterioro de la integridad física, psíquica y moral,
situación prohibida en el inciso 2 del artículo 5° de la Convención Americana de Derechos
Humanos el cual nos dice “​(…)2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos
crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el
respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”​ .

En consecuencia, existe un deber de no exponerlos a situaciones que pudieran comprometer,


afectar o agravar su salud. Por esta razón el Instituto Nacional Penitenciario, como órgano
competente encargado de la dirección y administración del sistema penitenciario, es el
responsable de todo acto u omisión indebida que pudiera afectar la salud de las personas
recluidas y, por tanto, tiene el deber proporcionar una adecuada y oportuna atención médica
a los reclusos que la requieran. Por consiguiente, el Estado debe asumir una política pública
que no sólo esté orientada a velar por la salud de las personas recluidas, sino también a que
las condiciones en las que se cumple la detención provisoria o la condena se condigan con la
dignidad de la persona y no terminen afectando otros derechos fundamentales.
4. RESPECTO AL AGOTAMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN DE LOS CASOS DE
BARRIOS ALTOS Y LA CANTUTA

El Perú, a través del Tribunal Constitucional, garantizó a las víctimas de los casos Barrios
Altos y la Cantuta, el deber del Estado de proporcionar remedios legales a los administrados,
en cumplimiento de sus garantías judiciales, y posibilitó a estos el contar con un recurso
interno, suficiente y eficaz, para cuestionar las decisiones del presidente de la República,
dirigidos propiamente a la concesión de un indulto o gracia presidencial; sin embargo, estos
no hicieron uso del mismo.

Al respecto podemos indicar que las víctimas no tenían ningún impedimento para cuestionar
el indulto en la vía judicial interna, ellas lo hicieron pero en vía administrativa presentando
ante el Poder Ejecutivo un escrito solicitando la anulación de la Resolución Suprema Nº
281-2017-JUS (resolución administrativa). Anteriormente el Tribunal Constitucional
estableció que “(…) si bien el indulto genera efectos de cosa juzgada, lo cual conlleva la
imposibilidad de ser revocado en instancias administrativas o por el propio Presidente de la
República”, por ello el escrito presentado por las víctimas es manifiestamente improcedente.

La falta de agotamiento en jurisdicción interna no impedía a las víctimas acudir a la


jurisdicción internacional, si bien en el artículo 46.2 de la Convención Americana de
Derechos Humanos se señala que las comunicaciones serán admitidas por la Corte IDH se
requiere que se hayan interpuesto y agotado recursos de la jurisdicción interna, se debe
tomar en consideración que existe dos sentencias sobre el caso Barrios Altos vs. Perú y La
Cantuta vs. Perú respectivamente y ambas se encuentran en una etapa de ejecución de
sentencia. Según lo sostenido por las víctimas el otorgamiento del indulto incumplía lo
dispuesto en las sentencias respecto a la obligación de investigar, procesar y sancionar por
parte del Estado.

La Corte IDH también cumple el rol de un tribunal de ejecución de sus sentencias. La


jurisdicción comprende la facultad de administrar justicia y no solo se limita a declarar el
derecho, sino que también le corresponde la supervisión del cumplimiento de lo juzgado”.

Por lo tanto la Corte IDH si bien es cierto es competente para supervisar el cumplimiento de
sus sentencias, su jurisprudencia anteriormente se ha pronunciado sobre la imposibilidad de
otorgar amnistías y prescripción a delitos que violen gravemente los derechos humanos ello
porque ambas figuras podían impedir se realice una investigación. El indulto como hemos
referido anteriormente se otorga cuando existe una sentencia condenatoria firme, es decir el
Estado ha cumplido con investigar y sancionar a los responsables.

Lo adecuado hubiese sido presentarlo en vía nacional, así también lo señaló,Castillo


Córdova (2018) ​“(…) los recursos internos existen; no existe urgencia en el caso y en el
Perú existe división de poderes que permite reconocer independencia en los órganos
jurisdiccionales nacionales​” (p.51). Lo cual coincide con la resolución de supervisión de
cumplimiento de sentencia en la cual la propia Corte IDH dispuso que sea revisado en vía
interna en respeto a lo indicado por el Tribunal Constitucional el cual abre la posibilidad de
que las gracias presidenciales sea cuestionadas constitucionalmente.
En el caso concreto, no solo las víctimas de los Casos Barrios Altos y la Cantuta, tuvieron
acceso irrestricto a la vía constitucional para cuestionar las decisiones presidenciales de
otorgar el indulto y gracia presidencial al expresidente Alberto Fujimori Fujimori, sino que
además, constan los dos antecedentes jurisprudenciales, caso Crousillat y caso Jalilie, que
permitían a las víctimas no solo cuestionar las disposiciones administrativas, sino que
incluso lograr que tanto el indulto y las gracias presidenciales, fueran ponderadas por el
máximo órgano constitucional e incluso revocadas.

En resumen, las víctimas de los casos Barrios Altos y la Cantuta no agotaron todos los
recursos jurisdiccionales disponibles, y por ende, el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, conformado por la Comisión y la Corte, no tendrían competencia para conocer de
las denuncias formuladas. Misma circunstancia ocurre en el caso Pativilca, por cuanto se
trata de un proceso abierto en la jurisdicción penal peruana, por ende, no se han agotado las
instancias internas vigentes.

El indulto como hemos señalado es un figura de naturaleza jurídica por que se encuentra
regulada en una disposición constitucional pero también es una atribución política concedida
al Presidente de la República por la propia Constitución.

La Corte IDH no puede intervenir en asuntos políticos internos, la carta de la Organización


de los Estados Americanos en su artículo 3 inciso b estableció: Que el orden internacional
está esencialmente constituido por el respeto a la personalidad, soberanía e independencia de
los Estados y por el fiel cumplimiento de las obligaciones emanadas de los tratados y de
otras fuentes del derecho internacional.

Sin embargo, si bien la Corte IDH debe ser respetuosa de los asuntos políticos de cada
Estado, ella sí podrá intervenir cuando agotados los recursos internos se considera que
existen violaciones a los derechos humanos que el Estado no ha cumplido con proteger.

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