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PLATAFORMA CONTINENTAL:

La plataforma continental debe ser valorada en función de dos vertientes diferentes: como
concepto geológico que entraña su contemplación desde el punto de vista científico, y como figura
jurídica dentro del Derecho Internacional del Mar.

Orígenes Históricos: Antes de 1945 sólo en algunas obras relativas a la Oceanografía se


mencionaba incidentalmente esta doctrina. En el Derecho internacional y en la práctica de los
Estados sólo se hablaba entonces del mar jurisdiccional o de las aguas territoriales para justificar el
ejercicio de la soberanía del Estado ribereño sobre esa zona más o menos amplia del mar que
baña sus costas. Pero los estudios geológicos realizados antes de la segunda guerra mundial y aún
durante la contienda armada demostraron que el territorio de un Estado no se interrumpe
violentamente a la orilla del mar sino que se prolonga bajo las aguas con las mismas características
geológicas y morfológicas de la tierra firme. Se observó así que si hay formaciones carboníferas o
minerales o depósitos de hidrocarburos o de fosfatos cerca de la orilla, el mismo fenómeno se
continúa bajo el agua casi sin interrupción. Y se llegó a la conclusión de que era posible continuar
bajo el mar la explotación de las riquezas minerales de la tierra firme. Fue así como en el Golfo de
México y en las costas de los Estados Unidos pudo organizarse la explotación submarina del
petróleo y del carbón, sea mediante túneles iniciados en la tierra que penetraban profundamente
en el mar, sea gracias a las instalaciones mecánicas establecidas sobre la plataforma submarina y
aún sobre lo que hasta entonces era considerado como parte del alta mar. Esta situación
planteaba serios problemas jurídicos porque según las doctrinas del Derecho internacional de
entonces el mar era o “res communis” o “res nullius” no susceptible, por consiguiente, de
apropiación u ocupación de parte de ningún Estado. Fue entonces cuando al terminar la guerra de
1939 a 1945, el Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, promulgó el 28 de septiembre
de 1945 su famosa "Proclamation" en cuya virtud "el Gobierno de los Estados Unidos considera los
recursos naturales del subsuelo y del lecho marítimo de la Plataforma continental bajo el alta mar,
sujetos a su jurisdicción y control". No huelga recordar aquí que por una segunda "Proclamation"
del mismo día el Presidente Truman declaró ciertas "zonas de conservación de pesca en el alta
mar" reservadas para beneficio exclusivo de los Nacionales de los Estados Unidos. Así nació la
doctrina de la plataforma continental. Bastó el acto unilateral de un gobierno poderoso, el
principal vencedor de la guerra, para que surgiera esta nueva doctrina de Derecho internacional
que habría de revolucionar en breves años todas las concepciones que hasta entonces se tenían
sobre el dominio de los mares. Desde el punto de vista netamente jurídico, la doctrina puede
justificarse por la ley de la continuidad geográfica o por la doctrina de la accesión que reconocen
todas las legislaciones.

Desde el punto de vista Geológico:

Por plataforma continental debe entenderse el área submarina adyacente a la costa de un Estado
Ribereño, así como el lecho y el subsuelo respectivos, la cual penetra en el mar en una pendiente
suave y cuyo límite exterior, antes de precipitarse a los abismos oceánicos, convencionalmente se
estimó que llegaba a unos 200 metros de profundidad. Es decir, se trata de la prolongación del
macizo continental que penetra en el área oceánica adyacente. La plataforma continental fue la
primera porción del lecho marino estudiada por el hombre, principalmente por los beneficios que
esos conocimientos reportaban a la navegación y a la pesca. Pero en cierto modo las plataformas
continentales son deficitarias en el espacio marítimo ya que solo cubren el 7,5 por ciento del área
total de los océanos y dicho porcentaje equivale al 18 por ciento de la superficie de nuestro
planeta. Además, podría decirse que, a tenor de las diferentes longitudes, la estructura
geomorfológica de las plataformas está "mal repartida"; en América, por ejemplo, los países con
costas en el océano Pacífico carecen virtualmente de plataforma continental submarina (lo que dio
motivo a la formulación de políticas marítimas sobre las 200 millas por parte de Chile, Ecuador y
Perú), mientras que los países que bordean el Océano Atlántico poseen amplias plataformas
continentales, como es el caso de Canadá, Estados Unidos, México, Brasil y, en particular,
Argentina, cuya plataforma se extiende 800 kilómetros de la costa.

Puede decirse que la plataforma continental submarina es la proyección de la tierra bajo el mar. El
territorio de un país no se interrumpe bruscamente en la orilla del mar sino que continúa mar
adentro con las mismas características geológicas y morfológicas de la tierra firme. Si la costa es
plana -como sucede en la mayor parte de nuestras costas del Caribe se proyectará bajo el mar en
la forma de una superficie plana también y los mares inmediatos no presentarán entonces gran
profundidad. Si, por el contrario, la tierra firme es montañosa, el fondo del mar ofrecerá un
aspecto montañoso también y las grandes profundidades pelágicas aparecerán casi desde la orilla.

Geográficamente, se entiende por plataforma continental la masa terrestre que constituye el


continente, masa que se forma de una parte emergente y otra sumergida o sea la plataforma
submarina propiamente dicha. La parte sumergida se inicia donde termina la tierra firme y
extiende hasta la profundidad de 200 metros aproximadamente. El borde donde termina la
plataforma submarina que, en general, desciende suavemente, como una llanura de suave
pendiente, es específicamente el zócalo continental. Desde este punto, el declive se transforma en
un acantilado que, por lo general, se precipita bruscamente a las profundidades del océano. El
descenso brusco, violento, entre el zócalo continental y el fondo, la parte más profunda, se llama
talud. Por último, la región profunda de la cuenca oceánica se denomina planicie abisal. La parte
del mar que cubre la plataforma submarina se llama mar epicontinental.

Concepto batimétrico o de la profundidad de las aguas: El Convenio de Ginebra de 1958 adopto


este criterio sobre plataforma continental, en su artículo 1 Artículo 1 afirma la expresión
“plataforma continental” designa : El lecho del mar y el subsuelo de las zonas submarinas
adyacentes a las costas pero situadas fuera de zona de mar territorial, hasta una profundidad de
200 metros, o más allá de este límite, hasta donde la profundidad de las aguas suprayacentes
permita la explotación de los recursos naturales de dichas zonas; El lecho del mar y el subsuelo
de las regiones submarinas análogas, adyacentes a las costas de islas.:

Se entendía que La plataforma continental circunda a los continentes hasta una profundidad
media de 200 m, lo cual, dada su escasa pendiente, representa una anchura de cerca de 90 km en
promedio. Su límite exterior se caracteriza precisamente por un cambio brusco de esta pendiente:
el fondo se inclina en forma de talud continental, en cuya base se halla el fondo del océano.

Este concepto, a efectos de derecho internacional, fue modificado por la Convención sobre el
Derecho del Mar de 1982, que estableció: La plataforma continental es la prolongación natural de
un continente, que queda cubierto durante los periodos interglaciares como la época actual por
mares relativamente poco profundos y golfos. La plataforma nace, entonces, en la costa, y suele
terminar en un punto de la comarca pendiente creciente (llamado barrera continental). El fondo
marino tras esta barrera es el talud continental. Tras el talud está la elevación continental, que
termina por unirse con el fondo marino profundo, la llanura abisal. De acuerdo a la Convención, la
plataforma continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo de las áreas
submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo largo de la prolongación
natural de su territorio hasta el borde exterior del margen continental, o bien hasta una distancia
de 200 millas marinas (370 km) contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la
anchura del mar territorial, en los casos en que el borde exterior del margen continental no llegue
a esa distancia. A su vez, el margen continental comprende la prolongación sumergida de la masa
continental del Estado ribereño y está constituido por el lecho y el subsuelo de la plataforma, el
talud y la emersión continental. No comprende el fondo oceánico profundo con sus crestas
oceánicas ni su subsuelo. Los puntos fijos que constituyen la línea del límite exterior de la
plataforma continental en el lecho del mar, deben estar situados a una distancia que no exceda de
350 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del
mar territorial o de 100 millas marinas contadas desde la isobata de 2.500 metros, que es una
línea que une profundidades de 2.500 metros.

Desde el punto de vista jurídico: la primera definición internacional de plataforma continental es


la reconocida en el Convenio de Ginebra de 1958, que la describe como el área submarina
adyacente a la costa de un Estado Ribereño, incluido su lecho y su subsuelo, situada fuera del mar
territorial, hasta una profundidad de 200 metros o más allá de este límite hasta donde la
profundidad de las aguas suprayacentes permitan la explotación de los recursos de dichas zonas.
Esta noción jurídica tiene sus antecedentes en los llamados principios de México y en los trabajos
de la Conferencia Internacional de 1956, derivada a su vez de la famosa proclamación del
presidente Truman, el 28 de abril de 1945, con la extensión de la plataforma continental hasta la
isótaba o veril de los 200 metros de profundidad. Pero la referida definición del Convenio de
Ginebra, por no haber fijado con precisión el límite exterior de dicho espacio marino, provocó
encendidas controversias, creando además una grave situación, ya que ciertos países -en especial
algunas potencias marítimas- pretendieron extender su límite exterior submarino de forma
exagerada, sin ninguna relación con el contenido geormofológico del concepto, sino basados de
forma exclusiva en su capacidad tecnológica.

Como respuesta a esta tendencia la Convención de Jamaica de 1982 (que consta de 320 Artículos
divididos en 17 Partes Principales y 9 Anexos Técnicos), adoptó en su artículo 76 una definición de
plataforma continental, que combina el criterio geomorfológico del espacio submarino y el criterio
de la distancia, prescindiendo así del concepto de la profundidad, y dedica además en su Parte VI
diez artículos al tema. De ellos, los artículos 77 y 78 inciden de algún modo en la problemática
pesquera de nuestros días. Por el primero de los citados, el Estado Ribereño ejerce derechos de
soberanía sobre la plataforma continental a efectos de exploración y explotación de los recursos
naturales, mientras que en el segundo se establece que los derechos del Estado Ribereño sobre
dicho espacio submarino no afectarán a la condición jurídica de las aguas suprayacentes o del
espacio aéreo encima de tales aguas. Se señala además que el Estado Ribereño deberá efectuar
"pagos o contribuciones en especie respecto a la explotación de los recursos vivos de la
plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas, contadas a partir de las líneas de base
rectas desde donde se mide la anchura del mar territorial" (artículo 82).
Se trata, en consecuencia, de un concepto revolucionario que impone una obligación al Estado
ribereño cuando explota los recursos minerales de la plataforma continental geológica que inciden
en la zona internacional, ya que ésta última área y los recursos que ella contiene forman parte del
patrimonio común de la humanidad. No sucede, sin embargo, así con respecto a la pesca, ya que
en cualquier caso la plataforma continental gravitará sobre el mar territorial y la zona económica
exclusiva, espacios en los que el Estado Ribereño tiene otorgados derechos exclusivos sobre las
especies. En la Convención de Jamaica, el tratamiento de la plataforma continental abarca toda la
Parte VI, desde los artículos 76 al 85, ambos inclusive; que en esencia siguen el espíritu de los
Convenios de Ginebra de 1958 y 1960. En cuanto a la cuestión de la definición de los límites
exteriores los países participantes en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar se mostraron de acuerdo en que dichos límites se fijaban al menos a 200 millas
de la costa a fin de que correspondiesen con el límite de la zona económica exclusiva

DEFINICION CIENTIFICA DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL: El internacionalista colombiano E.


Zuleta Angel dice: "Es evidente que la definición científica de la plataforma continental no coincide
con la definición jurídica dada por la Convención de Ginebra, como va a verse. Es muy importante
establecer la distinción entre una y otra parte porque, como se verá más adelante, ya hay una
corriente que exige vigorosamente la modificación sustancial de la definición de Ginebra. La
noción científica de la plataforma continental tiene orígenes remotos y se fue delineando poco a
poco mediante las observaciones de los marinos que desde hace mucho tiempo hicieron sobre los
caracteres particulares que presentaba el mar hasta cierta distancia de las costas. Los topógrafos y
los oceanógrafos han establecido que no hay ruptura brutal entre la estructura morfológica de los
continentes y la de los mares y que hay continuidad entre el relieve continental y submarino. La
tierra se prolonga más o menos bajo el mar por partes sumergidas que forman el zócalo de los
conti.nentes. Por regla general, existe a lo largo de las costas una zona recubierta por aguas poco
profundas, cuya pendiente media es relativamente escasa en comparación con los grandes fondos
submarinos. Los oceanógrafos han llegado a establecer los siguientes porcentajes de la
profundidad de las aguas: de

de 0 a 200 metros 7.60 %

de 200 a 1 .000 metros 4.30 %

de 1.000 a 2.000 metros 4.20%

más de 2.000 metros 83.90 %

Ello demuestra que la pendiente media es mucho menos fuerte hasta 200 metros de profundidad
que de 1.000 a 2.000, pues en este último caso, la extensiónes 9 veces más grande, al tiempo que
horizontalmente la superficie cubierta por aguas que van de O a 200 metros no es ligeramente
inferior a la cubierta por aquellas que van de 200 a 2.000 metros. A partir de 200 metros, la
pendiente, hasta entonces muy suave, se acentúa fuertemente lo que se ha llamado el talud
continental, que marca el límite entre la plataforma continental propiamente dicha y las grandes
profundidades submarinas. De ahí la definición que el profesor Boukart da de la plataforma
continental: "Es la plataforma poco inclinada al extremo de la cual empieza una caída rápida hacia
las grandes profundidades". La profundidad de los 200 metros como límite de la plataforma
continental no significa que en todos los mares sea esa la profundidad en que comienza el talud.
En muchos casos esa profundidad es mayor o menor. Se trata de un término medio escogido en
consideración a que esa profundidad figura en las cartas oceanográficas en que aparecen curvas
de 100 a 200 metros. Lo que vale la pena destacar es lo que si la noción de plataforma continental
surgió y se ha desarrollado tan extraordinariamente es porque ella corresponde a una realidad
física como vestigios de las regresiones del mar en el curso de los años . La margen continental
alrededor de las tierras emergidas tienen una profundidad que facilita la explotación de su sueldo
y de su subsuelo y que se prolonga con un declive suave. Pero, como según los oceanógrafos, se
pueden encontrar a profundidades mayo-res a 500 y a 1.000 metros otras plataformas de
pendientes más fuertes, se ha estimado que para definir científicamente la plataforma continental
hay que circunscribir la noción a la zona comprendida entre la orilla y la primera ruptura de
pendiente importante, cualquiera que sea la profundidad del correspondiente talud. Pero la
verdad es que no se ha podido llegar a una definición científica generalmente aceptada como
quedó comprobado en el memorando presentado por los expertos de la Conferencia de Ginebra
de 1958. Los sabios están en desacuerdo sobre morfología, los orígenes, la estructura y los límites
de plataforma continental. Se ha acudido, para la definición científica, tanto al criterio batimétrico
(altura) como al morfológico y al biológico para subsanar las diferencias que se le anotan al criterio
adoptado por Boukart, de que se habló, consistente en tener en cuenta la primera ruptura
pendiente. Pero la verdad es que aún se ha considerado que los caracteres morfológicos son los
más importantes para identificar la plataforma, hay que tener en cuenta los otros criterios y
especialmente el de la ruptura de la pendiente".

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