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Principio de participación de las ganancias en productividad

Siempre deben compartirse las ganancias en el mejoramiento de la productividad con


todo aquel que esté directamente relacionado con ellas o sea indirectamente
responsable, en particular con los empleados y los clientes. Este principio es uno de los
más importantes y, aun así, quizá uno de los más descuidados, lo que impide que las
organizaciones tengan ganancias rápidas y consistentes.

Una organización que mejora el nivel y la tasa de crecimiento de su productividad debe


buscar sinceramente la manera de distribuir estas ganancias entre los empleados,
clientes, accionistas, vendedores y distribuidores. Muchos de los llamados programas
de productividad fracasan porque se viola este principio, en especial en lo que
respecta a empleados y clientes. Por ejemplo, si un hospital mejora la productividad de
sus servicios de consulta externa, debe pasar parte de los ahorros consulta externa,
debe pasar parte de los ahorros a los empleados responsables de ello.

Las empresas que han tenido éxito en sus programas de productividad no sólo han
operado con aumentos de precios menores que lo que marca la industria, sino que lo
han hecho incrementando los salarios a sus empleados. Las mejoras reales a la

productividad se deben manifestar de esta manera y las ganancias que se obtengan de


ellas deben compartirse entre los que tomaron parte. La idea de distribuir las
ganancias en la productividad no debe verse como una idea 'socialista", más bien
como una Practica justa y equitativa hacia el éxito en la administración de la
organización.

Muchos administradores aseguran a sus empleados que no se quedarán sin trabajo así
introducir mejoras en la productividad. No obstante, cuando la situación real garantiza
una reducción en la fuerza de trabajo, las promesas que se hicieron no se cumplen,
¿Qué otra cosa puede esperarse de los empleados y sindicatos que desconfianza en
estas circunstancias? Si en lugar de esto los administradores encuentran la manera de
retener o reasignar a los empleados cuyos puestos se han eliminado por las mejoras a
la productividad, el efecto sobre los empleado y sindicatos sería positivo y crearía más
confianza y mejores relaciones laborales.

Las empresas que han tenido éxito en sus programas de productividad no sólo han
operado con aumentos de precios menores que lo que marca la industria, sino que lo
han hecho incrementando los salarios a sus empleados. Las mejoras reales a la
productividad se deben manifestar de esta manera y las ganancias que se obtengan de
ellas deben compartirse entre los que tornaron parte. La idea de distribuir las
ganancias en la productividad no debe verse corno una idea “socialista “, más bien
como una práctica justa y equitativa hacia el éxito en la administración de la
organización.
Principio del competidor más fuerte

Se debe intentar ser el competidor más fuerte en todos los productos/servicios que
sea posible. La suposición en la que se basa este principio es que aquellas empresas u
organizaciones que tienen el mayor número de productos o servicios con las mayores
ventas tienden también a ser los competidores más fuertes del mercado. Sin duda, el
mantenerse con las ventas más altas depende del esfuerzo que se haga para estar
arriba de los competidores. Una organización que es el competidor más fuerte en
muchos productos o servicios tiene un margen de seguridad más amplio en el mercado
que las demás. Las empresas que fabrican sus productos "bien" desde el principio y
ofrecen la mejor calidad al precio más competitivo posible tiene una mayor
oportunidad de convertirse en el competidor más fuerte.

La competencia se mueve en un equilibrio de mercado por los movimientos


producidos en las empresas todo movimiento trata de recuperar o ganar ventajas.

Con esto debemos tener claro que la relación con la competencia puede darse en
diferentes factores, debemos analizar ventajas ofrecidas por los demás, fortaleciendo
nuestros puntos débiles para mejorar nuestra situación

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