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¡Ah descendencia de mortales! ¡Cómo considero que vivís una vida igual a nada! Pues ¿Qué
hombre, qué hombre logra más felicidad que la que necesita para parecerlo y, una vez que ha dado
esa impresión, para declinar? Teniendo este destino tuyo, el tuyo como ejemplo ¡oh infortunado
Introducción
1.
“Esos dos instintos tan diferentes marchan uno al lado de otro, casi siempre en abierta discordia entre
sí y excitándose mutuamente a dar luz frutos nuevos y cada vez más vigorosos, para perpetuar en
ellos la lucha de aquella antítesis, sobre la cual sólo en apariencia tiende un puente la común palabra
“arte”: hasta que finalmente, por un milagroso acto metafísico de la “voluntad” helénica, se muestran
apareados entre sí, y en ese apareamiento acaba engendrando la obra de arte a la vez dionisíaca y
“Se podría designar a Apolo como la magnífica imagen divina del principium individuatonis, por cuyos
gestos y miradas nos hablan todo el placer y sabiduría de la “apariencia” junto con su belleza.”3
2.
Apolo. El sueño.
“El sueño nos permite sumergirnos en las fuentes mismas de la vida fisiológica y coincidir con la
fuerza productiva, siempre una y la misma, que da origen a las fuerzas de la naturaleza igual que a
las imágenes psíquicas. Gracias al sueño podemos descubrir la más profunda de todas nuestras
analogías, de todas nuestras concordancias rítmicas con la naturaleza; podemos comprender cómo el
acto creador del poeta, que él toma por un acto de su yo, es el mismo acto que crea a los seres
vivos.”4
Para Apolo hay forma y nada más que forma. La bella apariencia
es placentera a la mirada de manera inmediata. La mirada se
arriesga en la forma. Allí nada sobra, nada falta.
“Esta duplicidad de significados, que es una fecunda contradicción de desarrollos, puede ser expresada
diciendo que el problema que Nietzsche plantea inicialmente, la liberación de lo dionisíaco, la fuga del
liberación de lo dionisíaco, en el sentido del libre ejercicio de una fuerza metaforizante, de una
vitalidad inventiva originaria que no se contenta con haber alcanzado un plano de (relativa) seguridad
y libertad a partir del temor (aquella que por ejemplo está garantizada por la ciencia, al menos en
líneas generales), precisamente porque no eran simplemente el temor y la necesidad las cosas que
originariamente la impulsaban.”5
Dionisos. La embriaguez.
“En la alegría más alta resuenan el grito del espanto o el lamento nostálgico por una pérdida
insustituible. En aquellas festividades griegas prorrumpe por así decirlo, un rasgo sentimental de la
3.
relación que favorece, como en su vocación para revelarse enmascarado. Cuando los dioses entran en
procesión a lo largo de un friso, la máscara es para Dionisos la insignia de su divinidad: enarbola la
facialidad tan espontáneamente como Hermes lleva el caduceo. El vaso Francisco hace surgir los
grandes ojos abiertos, fijos sobre el espectador que contempla el desfile de los olímpicos. A través de
la máscara que le confiere su identidad figurativa, Dionisos afirma su naturaleza epifánica de dios que
“En el ditirambo dionisíaco el hombre es estimulado hasta la intensificación máxima de todas sus
capacidades simbólicas; algo jamás sentido aspira exteriorizarse, la aniquilación del velo de Maya, la
unidad como genio de la especie, más aún, de la naturaleza. Ahora la esencia de la naturaleza debe
corporal entero, no sólo el simbolismo de la boca, del rostro, de la palabra, sino el gesto pleno del
4.
“Estirpe miserable de un día, hijos del azar y de la fatiga, ¿por qué me fuerzas a decirte lo que para ti
sería muy ventajoso no oír? Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti: no haber nacido,
profundidad dejan de ser opuestos. La máscara del arte, que no es disfraz, sino mentira que reconoce
que lo es, gracias a una superabundancia de vida que permite desear la ilusión, la confusión de
personalidad.”12
“El mismo instinto que da vida al arte, como un complemento y una consumación de la existencia
destinados a inducir seguir viviendo, fue el que hizo surgir también el mundo olímpico, en el cual la
“Mentir, en el sentido extramoral es lo que Nietzsche, con su inveterada afición por las expresiones
intencional de la ilusión.”14
La necesidad de la relación Apolo Dionisos obedece también a una
provocación. Dionisos acompaña a Apolo porque éste provoca la
fuerza de aquel. Si van juntos es porque la medida de sus
respectivas fuerzas debe ser puesta en constante comparación. Así
la entrada de Dionisos a la égida apolínea viene de fuera, es lo
bárbaro, pero igual viene de dentro, es lo que cubre.
6.
“Si prescindimos por un instante de nuestra propia “realidad”, si concebimos nuestra existencia
empírica, y también la del mundo en general, como una representación de lo Uno primordial
engendrada en cada momento, entonces tendremos que considerar ahora el sueño como la apariencia
de la apariencia y, por consiguiente, como una satisfacción aún más alta del ansia primordial de
apariencia.”15
“La desmesura se desveló como verdad, la contradicción, la delicia nacida de los dolores hablaron
“En verdad Arquíloco, el hombre que arde de pasión, que ama y odia con pasión, es tan sólo una
visión del genio, el cual no es ya Arquíloco, sino el genio del mundo, que expresa simbólicamente su
dolor primordial en ese símbolo que es el hombre Arquíloco: mientras que ese hombre Arquíloco,
cuyos deseos y apetitos son subjetivos, no puede ni podrá ser jamás poeta.”18
En el arte que parte del objeto, arte épico o escultórico, regido por
Apolo, no se involucra el creador con lo creado. Todo sucede con el
abismo de por medio que separa el ojo de aquello que mira y que
con el velo de la apariencia siempre será bello y tranquilo. Las
pasiones son imagen, sólo imagen que deleita sin afectación. El ojo
apolíneo ve la expresión de la afección pero no su convulsión.
“Homero, el anciano soñador absorto en sí mismo, el tipo de artista apolíneo, ingenuo, mira
estupefacto la apasionada cabeza de Arquíloco, belicoso servidor de las musas, con el firme
sentimiento de que sólo a estos dos se los ha de reputar por naturalezas igual y plenamente
originales, de las cuales sigue fluyendo una corriente de fuego sobre toda la posteridad griega.”19
Escuchemos a Homero:
Lo que sí nos es lícito suponer de nosotros mismos es que para el verdadero creador de ese mundo
somos imágenes y proyecciones artísticas, y que nuestra suprema dignidad la tenemos en significar
mundo.21
El arte, en esta estética de la fuerza que Nietzsche propone, no
busca fomarnos porque se ocupa de dar a ver lo humano sin
reparos. Todo lo que sucede es en lo humano, más allá de precisar
su valor en las tablas que cada pueblo se impone.
Escuchemos a Arquíloco:
Corazón, corazón, perplejo y aturdido por penas / sin salida. ¡Levanta! Haz frente a los contrarios / y
(Menor fuera mi muerte en la pena de mi hermano) / si su cabeza y sus hermosos miembros, con
puros ropajes, / Hefesto hubiese envuelto para el fúnebre fuego; / (pero a pesar de ello quiero
bromear y reír) / pues nada mejora con lágrimas ni hago nada peor / si no busco amigos, placeres y
fiestas.
¡Infeliz!, por deseo de amor / yacía inerte, y con dolores agudos los dioses / perforaban mis huesos.
Arquíloco.
Sé cantar el ditirambo, hermosa canción / de Dionisos, cuando el rayo del vino llega al alma.22
8.
“Las estrofas de la canción popular se pueden comparar aquí a cuencos que se presentan a la fuente
que mana clara. Abundante e impulsiva llena los primeros recipientes festivos que para ella se han
preparado. Pero ellos no agotan su caudal. Y el pueblo acaba llevando finalmente todos los cuencos de
su uso cotidiano y deja que se hagan llenos y pesados. Y los niños extienden el hueco de las
manos.”23
“Este es el fenómeno del lírico: como genio apolíneo, interpreta la música a través de la imagen de la
9.
primordial existentes en el corazón de lo Uno primordial, y, por tanto simboliza una esfera que está
por encima y antes de toda apariencia. Comparada con ella toda apariencia, es antes bien, sólo
símbolo; por ello el lenguaje, en cuanto órgano y símbolo de las apariencias, nunca ni en ningún lugar
puede extraverter la interioridad más honda de la música, sino que, tan pronto como se lanza a imitar
a esta, queda siempre únicamente en un contacto externo con ella, mientras que su sentido más
profundo no nos lo puede acercar ni un sólo paso, aun con toda la elocuencia lírica.”25
Son dos efectos los que la música ejerce sobre la facultad artística
apolínea: Por un lado, la música incita a intuir simbólicamente la
universalidad dionisíaca. Por el otro, hace aparecer además la
imagen simbólica en una significatividad suprema.
10.
más bien, un mundo dotado de la misma realidad y credibilidad que para el griego creyente poseía el
“Con este coro es con el que se consuela el heleno dotado de sentimientos profundos y de una
capacidad única para el sufrimiento más delicado y más pesado, el heleno que ha penetrado con su
incisiva mirada tanto en el terrible proceso de destrucción propio de la denominada historia universal
como en la crueldad de la naturaleza, y que corre peligro de anhelar una negación budista de la
voluntad. A ese heleno lo salva el arte y, y mediante el arte lo salva par sí - la vida.”27
Un elemento letárgico se levanta del éxtasis dionisíaco para crear
el abismo que olvida la realidad cotidiana, pero una vez ésta
vuelve a la consciencia se le recibe como náusea. El conocer que
detiene el obrar. El precio de haber llegado a tocar la verdad del
mundo arrastra la indisposición de la consciencia. Desubicado el
espíritu crecido en la ilusión palidece en su nueva incertidumbre, y
sólo puede ver lo espantoso y absurdo del ser.
“Aquí, en este peligro supremo de la voluntad, aproximase a él el arte, como un mago que salva y que
cura: únicamente él es capaz de retorcer esos pensamientos de náusea sobre lo espantoso o absurdo
de la existencia convirtiéndolos en representaciones con las que se puede (la cursiva es mía) vivir.”28
11.
mismo delante de sí, y actuar uno como si realmente hubiese penetrado en otro cuerpo, en otro
carácter.”29
“El temor, la debilidad, la necesidad de defensa, son todos ellos aspectos constitutivos del mundo
puramente apolíneo, del universo de los límites definidos, donde cada cual es rey o pueblo, padre o
hijo, amo o siervo. En la identificación dionisíaca con el hombre natural, el sátiro supera todo este
mundo de las divisiones y de los conflictos, y asumiendo precisamente la máscara hasta el fondo,
realizando una total salida de sí y una completa identificación, redime la máscara de todo elemento de
vitalidad originaria.”30
“La esfera de la poesía no se encuentra fuera del mundo, cual fantasmagórica imposibilidad propia de
un cerebro de poeta: ella quiere ser cabalmente lo contrario, la no aderezada expresión de la verdad,
y justo por ello tiene que arrojar fuera de sí el mendaz atavío de aquella presunta realidad del hombre
civilizado.”31
12.
“El mito parece querer susurrarnos que la sabiduría, y precisamente la sabiduría dionisíaca, es una
atrocidad contra naturaleza, que quien con su saber precipita a la naturaleza en el abismo de la
“El personaje más doliente de la escena griega, el desgraciado Edipo, fue concebido por Sófocles como
el hombre noble que, pese a su sabiduría, está destinado al error y a la miseria, pero que al final
ejerce a su alrededor, en virtud de su enorme sufrimiento, una fuerza mágica y bienechora, la cual
13.
“Si somos sinceros, declaremos que no la entendemos bien. Aun la filología no nos ha adaptado
suficientemente el órgano para asistir a una tragedia griega. Acaso no haya producción más
entreverada de motivos puramente históricos, transitorios. No se olvide que era en Atenas un oficio
religioso. De modo que la obra se verifica más aun que sobre las planchas del teatro, dentro del ánimo
religión. Y lo que ha llegado a nosotros es como el libreto de una ópera cuya música no hemos oído
nunca, es el revés de un tapiz, cabos de hilos multicolores que nos legan de un envés tejido por la fe.
Ahora bien, los helenistas se encuentran detenidos ante la fe de los atenienses, no aciertan a
reconstruirla. Mientras no lo logran, la tragedia será una página escrita en un idioma del que no
poseemos diccionario.”36
“El actor teatral intenta alcanzar el modelo del hombre dionisíaco en el estremecimiento de la
“El drama musical griego es, para todo el arte antiguo, ese ropaje libre: todo lo no-libre, todo lo
aislado de cada una de las artes queda superado con él; en su común festividad sacrificial se cantan
himnos a la belleza y a la vez a la audacia. Sujeción y, sin embargo, gracia, pluralidad, y sin embargo,
unidad, muchas artes en actividad suprema y, sin embargo, una sola obra de arte –eso es el drama
musical antiguo–.”39
14.
La Ópera.
Este alternarse del discurso afectivamente insistente, pero cantado sólo a medias, y de interjección
cantada del todo, que está en la esencia del stilo rappresentativo, este esfuerzo, que alterna con
rapidez, por actuar unas veces sobre el concepto y sobre la representación, y otras sobre el fondo
musical del oyente, es algo tan completamente innatural y tan íntimamente opuesto a los insitintos
artísticos así de lo dionisíaco como de lo apolíneo, que es preciso inferir un origen del recitado fuera
“El optimismo latente en la génesis de la ópera y en la esencia de la cultura representada por ella ha
conseguido despojar a la música, con una rapidez angustiante, de su destino universal dionisíaco e
inculcarle un carácter de diversión, de juego con las formas: con ese cambio sólo sería lícito comparar
15.
El mito nos protege de la música, de igual manera que es él el que por otra parte otorga a ésta la
libertad suprema. A cambio de esto la música presta al mito, para corresponder a su regalo, una
significatividad metafísica tan insistente y persuasiva, cual no podrían alcanzarla jamás, sin aquella
individuos; a ellos encandena nuestro movimiento de compasión, mediante ellos calma el sentimiento
de belleza, que anhela formas grandes y sublimes; hace desfilar ante nosotros imágenes de vida y nos
“La difícil relación que entre lo apolíneo y lo dionisíaco se da en la tragedia se podría simbolizar
realmente mediante una alianza fraternal de ambas divinidades: Dioniso habla el lenguaje de Apolo,
pero al final Apolo habla el lenguaje de Dioniso: con lo cual se ha alcanzado la meta suprema de la
“El mito trágico sólo resulta inteligible como una representación simbólica por medios artísticos
apolíneos; él lleva el mundo de la apariencia a los límites en que ese mundo se niega a sí mismo e
17.
“El arte griego y, en especial la tragedia griega retardaron sobre todo la aniquilación del mito: era
preciso aniquilarlos también a ellos para poder, desligados del suelo patrio, vivir desenfrenadamente
18.
“El arte no es sólo una imitación de la realidad natural, sino precisamente un suplemento metafísico
de la misma, colocado junto a ella para superarla. En la medida en que pertenece al arte, el mito
trágico participa también plenamente de ese propósito metafísico de transfiguración, propio del arte
en cuanto tal.”49
19.
“Si pudiéramos imaginarnos una encarnación de la disonancia - ¿y qué otra cosa es el ser humano? –
esa disonancia necesitaría, para poder vivir, una ilusión magnífica que extendiese un velo de belleza