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GRUPO 1525

Una mirada a la gentrificación


como problemática de Santa Fe

INTEGRANTES:
Alvarado Villanueva Viridiana
De Jesús Leal Brenda
Rodríguez Tentle Sariah Andrea
INTRODUCCIÓN

La ciudad es el escenario donde los sujetos sociales son los protagonistas de los procesos y problemas urbanos.
A partir de los cambios que se presentan en nuestra realidad actual dado el reemplazo del Estado como
organizador de los servicios urbanos y su sustitución por el mercado (el cual cada vez tiende más hacia una
privatización del suelo) es que nace la relevancia del presente trabajo, el cual tiene como propósito hacer un
análisis sobre las transformaciones urbanas que han surgido debido a esto, en específico, la gentrificación.

Este fenómeno cíclico señala Amiot (1986), la presencia de un profundo contraste entre el crecimiento
económico y un orden basado en una gran desigualdad social. La movilización del capital y el desplazamiento
de minorías por una apropiación a través del desarrollo inmobiliario es lo que compone a la gentrificación,
pero tampoco podríamos entenderlo sin las políticas urbanas contemporáneas, el rol del Estado en ello y la
producción de urbanizaciones privadas, por ello abordaremos la manera en que estas se han ido desarrollando
en el marco del neoliberalismo en México, pues esto ha enmarcado la expresión de relaciones de poder, luchas
por la vivienda y habitabilidad en la ciudad. Es por esto, que el presente ensayo, estará sustentado en los
aportes teóricos de Henry Lefebvre y Castells, pertenecientes a la escuela francesa; y algunos destellos de la
condición de posmodernidad por David Harvey.

La manera en que se han comenzado a formar las ciudades en este contexto neoliberal ha generado un impacto
directo en la toma de decisiones en cuanto al equipamiento urbano y la manera en la que se distribuye la
riqueza y su relación con la ciudad. Para entender cómo esto ha terminado promoviendo y generando eventos
sociales difíciles, abordaremos a la ciudad de Santa Fe, que se ha visto trastocada por la extracción del suelo,
la distribución desigual, el desplazamiento y desalojo por un voraz casero y mal inmobiliario. Siendo así, será
clave abordar el desarrollo histórico de Santa Fe hasta llegar a lo que hoy es, una zona dividida entre
urbanizaciones de alto poder adquisitivo y por el otro lado, viviendas precarias con personas en condiciones
de vida poco óptimas. Por ello, también plantearemos la dinámica poblacional que existe en nuestra zona de
estudio, por ejemplo, su población total, población nativa y población nativa de otra entidad, con el propósito
de acentuar la manera y el grado en que se ha dado este fenómeno de la gentrificación en Santa Fe; aunado a
ello, ampliaremos el análisis al abordar como esta gentrificación ha conllevado a fuertes problemáticas dentro
de la provincia de Santa Fe, incrementándose una desigualdad por el acceso a bienes y servicios.

Finalmente, debemos entender que la ciudad es un escenario para llevar la máxima manifestación de
ciudadanía y demanda social, lo cual no deja de estar exento a lo que ocurre en Santa Fe, donde se ¿han hecho
protestas por el desarrollo de este fenómeno, la lucha por la vivienda y habitabilidad en la ciudad, ya que la
gentrificación más que ser algo positivo y progresista, está afectando a generaciones enteras por su receta de
hacer dinero a costa de los otros. Por ello, es necesario replantear la manera en que se ha construido la ciudad
y la aportación del Trabajo Social en estos fenómenos.
DESARROLLO

A lo largo del tiempo se ha reafirmado que las ciudades están en constante movimiento. La geografía antes
existente ha cambiado, tal como señaló Henri Lefebvre (1972) que la urbanización empezaría a sustituir como
determinante los procesos sociales, mismos que se han encargado de fragmentar el espacio y a su vez, generar
nuevos términos urbanos.

Partiendo de esta coyuntura, se ha dado una nueva forma de entender el espacio, bajo un modo de producción
capitalista, trayendo nuevos fenómenos en la sociedad actual, uno de ellos, la gentrificación.

Dicho fenómeno lo podemos entender como “la reestructuración espacial de una determinada área urbana, lo
cual implica el desplazamiento de los residentes de bajos ingresos que habían vivido en estos espacios (Glass,
1964; Clark, 2005); la gentrificación de acuerdo a otros autores, cumple con cuatro condiciones para que se
dé: 1. la reinversión de capital en un espacio definido y un alza correspondiente en el valor del suelo de ese
espacio o en áreas cercanas; 2. la llegada de agentes con mayor capacidad socioeconómica que los usuarios
establecidos en ese espacio o en áreas colindantes; 3. cambios en las actividades y en el paisaje urbano
controlados por los grupos que ingresan al territorio; y por último, 4. el desplazamiento directo, o la presión
indirecta para el desplazamiento de grupos sociales de ingresos más bajos de los que entran. ”. La teoría de
la gentrificación, permite comprender no solo el declive urbano, sino también la sustitución de clase. Pese a
ello, la mencionamos desde la propuesta de Neil Smith porque nos parece importante conocer los actores y
agentes sociales que componen a la gentrificación, los cuales son: a) los agentes dominantes externos y locales,
es decir, aquellos participantes encargados de todo el proceso como lo son las inmobiliarias, desarrolladores
e inversionistas interesados en la edificación, b) residentes en barrios y distritos con deterioro social y de
bienes edificados, y c) las nuevas clases medias-altas recién llegadas, su actividad económica, estilos de vida
y consumo. Esto nos permite reafirmar que está existiendo una gentrificación en nuestra población de estudio
que más adelante desarrollaremos, pero que es muy visible la manera en que estos tres actores han conjugado
su presencia en dicho fenómeno, sin embargo, consideramos que no se habla y también se debería de hacerlo,
de la posición del Estado y su intervención para legitimar las relaciones capitalistas y su apropiación de los
bienes; por ello, en apartados posteriores, nos encargamos de situar la manera en que esto se ha desarrollado
y la relación que tiene con el gran laboratorio urbanístico que se ha creado.

Tal y como mencionaba Lefebvre, el hábitat ha hecho del habitar solo una práctica alienante, es decir, se
antepone la racionalidad económica descuidando las verdaderas necesidades humanas y como trabajadores
sociales sería negligencia ser indiferente ante ello, de ahí la necesidad de seguir abordando temas como este,
con el análisis y aportes que nos brinda la sociología urbana y a su vez, desde una visión interdisciplinar, que
contemple la manera en que se entrelaza el espacio social, la vida cotidiana y el capital, pues como lo explica
Ornelas Bernal (2014), “la visión integral y articulada del problema, hace posible aproximarse a diferentes
segmentos de la realidad cuya complejidad tenemos que reducir para intervenir, pero que se puede mirar
integralmente”. En otras palabras, las ciudades son el escenario de reproducción del capital, pero también de
lo social, en donde se manifiestan las satisfacciones o necesidades humanas de la sociedad; sin embargo, no
podemos dejar de lado que, la ciudad también es el escenario de lo político, económico e ideológico, de la
lucha por la sobrevivencia, incluso, hasta pareciera ser una constante Darwinista de que solo sobrevive quien
esté mejor apto.

Así, en la medida en que en su seno ocurren determinados procesos sociales en los cuales se concretan los
“determinismos de cada tipo y de cada periodo de la organización social”, no puede existir una teoría del
espacio independiente de una teoría social (Castells, 1978: 141).

Aunado a ello, Lefebvre situaba a lo urbano desde tres vertientes estrechamente vinculadas: el espacio, la
cotidianidad y la reproducción capitalista de las relaciones sociales que ya mencionaba anteriormente. En la
gentrificación podemos ver la manera en que se entrelaza en la cotidianidad esta reconfiguración social y
económica del tejido urbano a partir de la lógica capitalista, en donde existe una segregación social que
remueve a la población de rentas bajas recambiándolas por otras con características socio económicas más
elevadas, lo cual consideramos ha traído como resultado ciudades segmentadas y duales y entonces, bien
valdría la pena reflexionar la manera en que estamos repensando al espacio y cómo ha repercutido para que
no podamos hablar de una Ciudad de México como algo integral, pues como sitúa Pérez Negrete (2002),
“nuestras metrópolis no son ciudades globales, pues están integradas a la acumulación capitalista mundial y
su desigual desarrollo”. Es decir, no podemos situar a la metrópoli CDMX como ciudad global, porque carecen
de los elementos que Sassen construyó para categorizarlas y en cambio, como hemos y seguiremos
desarrollando a lo largo de este ensayo, estamos ante un mercado interno muy estratificado, excluyente,
desigual y que, al desplazar a la población pobre junto con el acoso inmobiliario y empresarial que esto
conlleva ha acentuado mayores carencias sociales para ellos. Estamos hablando de una total violencia urbana
y un orden de la ciudad a partir de la lucha de clases que muchas veces constituye una pérdida de los derechos
humanos.

Siendo así, tampoco debemos ni podemos hablar de la gentrificación desde un proceso lineal, pues es necesario
hacer especificidades nacionales y regionales, ya que no podemos seguir partiendo de que en América Latina
o en este caso México, se desarrollan los procesos con condicionantes sociales, políticas y económicas de la
misma manera que en países europeos y anglosajones, cuando en realidad varían de gran manera, por ello es
necesario situarnos en nuestro contexto.

GENTRIFICACIÓN EN LA CIUDAD DE MÉXICO

La gentrificación en México surgió a partir de las transformaciones que se han suscitado en la Ciudad a partir
del siglo XX, donde en colonias y barrios ha habido deterioro, inversión y desplazamiento forzado, vinculado
a las reformas neoliberales que más adelante mencionaremos, pero también a los megaproyectos que
produjeron nuevas edificaciones, remodelaciones y hasta privatizaciones, como lo son el norte de Polanco, la
Condesa o Santa Fé.

Según Olivera (2012), al iniciar el siglo XXI, el área metropolitana de la Ciudad de México vivía una compleja
problemática urbana que podría sintetizarse en dos grandes tendencias de desarrollo urbano: el despoblamiento
y la terciarización de sus áreas urbanas centrales; y la expansión urbana informal de las periferias. En esta
metrópolis, históricamente la población se ha distribuido desigualmente en relación directa con los mercados
de suelo y vivienda. Así, desde 1990 la menor cantidad de población del área metropolitana vive en el Distrito
Federal (DF) o Ciudad de México, y la mayor parte radica en los vecinos municipios del Estado de México,
algunos de ellos conurbados desde 1950. Además, la tercera parte de la población del DF reside en dos de las
16 Delegaciones en que administrativamente se divide la capital mexicana: Iztapalapa y Gustavo A. Madero,
demarcaciones con muchas carencias urbanas y rezagos sociales.

Una parte de las opiniones del medio académico opina que la gentrificación es beneficiosa en cierto sentido
para todos los miembros que habitan en la comunidad, en parte para la población de residentes de bajos
ingresos que habían vivido en estos espacios porque se integran a una comunidad “mejorada” y se integran a
las posibilidades de empleo en la zona por los nuevos servicios y empresas que se integran alrededor,
agilizando de cierta forma el flujo económico y el consumo a negocio fluorescentes. Sin embargo, habría que
reflexionar si es beneficioso pero ¿a costo de quién?, porque no podemos dejar de lado la manera en que esta
gentrificación ha desplazado a la población más pobre a raíz de la llegada de estratos sociales de clase media
y ascendente, por que como se mencionaba antes, la gentrificación no representa exactamente formas de
integración moderna en las ciudades, y más bien implica nuevas geografías de fragmentación.
Lo cierto aquí es que, a pesar del debate respecto a si la gentrificación produce o no desplazamiento o
segregación, las políticas urbanas aún promueven este tipo de transformaciones bajo el supuesto de “lograr el
establecimiento de comunidades más conectadas” y menos segregadas, pero en realidad, el urbanismo
moderno impulsa un proceso de “urbanización completa” de la sociedad que pone fin a la concepción de
ciudad como construcción social disputada por diferentes clases sociales y la fija como un espacio libre para
la producción capitalista (Lefebvre, 1978).

Siendo así, el espacio es el resultado de la acción de habitar, y como lo menciona Lefebvre, este mismo es el
que influye en las conductas sociales y en la vida cotidiana; pues son las ideas e iniciativas las que dan lugar
al espacio, por lo que si entendemos a la ciudad como un lenguaje (Harvey, 1990) hay que tener cuidado con
lo que aceptamos y damos por hecho de la ciudad.

Como lo mencionamos en un inicio, el espacio no podemos verlo solo desde una vertiente; y tampoco podemos
hacer a un lado el aspecto político, que mucha influencia ha tenido, pues está siendo usado por el poder como
medio de control social, ya que en la producción del espacio se han concretado distintas formas de
materializarlo y de apropiarse de él, pero de acuerdo a una posición de clase. El espacio y la ciudad en la
sociedad capitalista, como señala Lefebvre (1973: 168-172) ha incluido la urbanización como un nuevo sector
de la producción. Es decir, el capitalismo ha hecho del espacio un instrumento para la valorización de grandes
capitales, pero sería una visión muy corta decir que solo el modelo económico que rige a México es el principal
causante de esto, cuando el aparato jurídico-político también ha legitimado la lucha de clases y con ello la
destrucción y reconstrucción de un nuevo Estado que actúa bajo sus propios intereses, alejados de un objetivo
social y un derecho a la ciudad equitativo, lo cual se ve ejemplificado en las políticas neoliberales que se han
desarrollado en México.

A partir de los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985, los políticos neoliberales consideraron que, al existir
deterioro en algunas construcciones de la CDMX, era una oportunidad para la renovación de las mismas,
aunque más tarde, se convertiría en la privatización y sustitución de clase. Las mayores intervenciones
urbanísticas de corte neoliberal se acentúan en la renovación urbana a inicios de 1987 con el Plan de Desarrollo
Urbano de la Delegación Cuauhtémoc (GDF, 1986) y en 1990 se ejemplifica con la creación del Patronato del
Centro Histórico, A.C.

Aprovechando que también se presentaba en la CDMX la presencia de inmuebles abandonados de patrimonio


histórico, se llevaron a cabo acciones como la de 1991 (con el gobierno de lo que en ese entonces se conocía
como D.F.) con el propósito de rescatar al Centro Histórico, sin embargo, esto no tenía otros fines más que el
atraer la función turística y habitacional. Otro de los programas que se llevaron a cabo para la aparente
restauración del patrimonio es el ZEDEC, del cual más adelante hablaremos sobre su implicación en Santa
Fe.

Desde el lado privado también se iniciaron obras de demolición con daños estructurales, para poder remodelar
viviendas, negocios y telecomunicaciones, un ejemplo claro de ello fue las inmobiliarias del grupo Carso,
Centro Histórico de la Ciudad de México, S. A. de C.V., donde se restauraron 55 inmuebles con 620
departamentos para vivienda. Según el grupo Slim se incluyó ocho pisos de la Torre Latinoamericana para
oficinas corporativas, plazas comerciales y departamentales y otros negocios como Telmex, Sanborns, Sears,
Inbursa y hoteles. De este total de inmuebles renovados, la mitad fue para oficinas corporativas y el resto para
proyectos de vivienda, sin embargo, se siguió en la misma línea de que fuera para atraer e incrementar la
demanda pero en dirección a segmentos de clase alta y media alta, por lo que se continúa con la sustitución de
clases sociales de una manera selectiva.
MARCO HISTÓRICO DE SANTA FÉ

El urbanismo moderno implementado por el Estado y el capital es una estrategia que, mediante la
racionalización del espacio, se mercantiliza la vida urbana, pues como él mismo Lefebvre comenta, esto ha
generado una mayor segregación espacial y una imposibilidad no sólo de trabajadores como el acentuaba, sino
de la población en general para poder participar en las decisiones sobre la ciudad. La gentrificación es sin
duda una faceta característica del neoliberalismo y la manera en que se ha impuesto en las ciudades, un ejemplo
de ello es Santa Fe, una zona donde se ha concentrado el poderío económico de México y la división de clases
sociales y desigualdad en todos los ámbitos, tanto económico como social; pero antes de adentrarnos en su
contexto actual, debemos hacer un pequeño recorrido que nos permita entender cómo y porqué sucedió la
gentrificación en dicha zona situándonos desde su marco histórico y la construcción histórico-social que ha
tenido.

Cuando hablamos de Santa Fe, pensamos en una zona nueva donde se ubican las familias de clase alta, sin
embargo, no se tiene conocimiento de que es un lugar que tiene sus orígenes en el siglo XVI, con una población
que permaneció con sus costumbres hasta mediados del siglo XX. Estas poblaciones indígenas sembraban
maíz y cebada, sin embargo, se encontraban bajo el régimen de los conquistadores españoles; así fue hasta
finales del año 1530 cuando Vasco de Quiroga llega a la Nueva España y tras darse cuenta del ambiente
caótico en el que vivían, como las situaciones insalubres y la manera en que buscaban desperdicios de
alimentos para poder alimentarse, es que en 1532 decide comprar una serie de terrenos en las lomas de
Acaxóchitl, en las laderas del Eje Volcánico Transversal, al poniente de la región lacustre.

Vasco de Quiroga fundó la República Hospital de Santa Fe en los terrenos que adquirió, este fue uno de los
primeros de varios proyectos destinados a prestar ayuda humanitaria a la población indígena y que tenía como
objetivo brindar a los desamparados un lugar donde pudieran tener mejores condiciones de vida. Por su
posición geográfica, el pueblo de Santa Fe era un paso obligado en la ruta entre las ciudades de México y
Toluca, lo cual explica por qué con el tiempo se volvió una zona estratégica para llevar a cabo los
megaproyectos y el lugar apropiado para el ejercicio del comercio.

A partir del crecimiento que comenzó a presentar la Ciudad de México, se generó una explosión industrial y
es a raíz de los años cuarenta cuando Santa Fe empieza a crecer al sur con las colonias Pueblo Nuevo, y al
oriente con La Mexicana.

Posteriormente con la Revolución, el pueblo quedó prácticamente abandonado y es cuando sobre minas de
arena y viejos tiraderos de basura, en el pueblo de pepenadores La Viñita, se levantó lo que muchos llaman
“la pequeña Manhattan de la Ciudad de México”. Hacia la primera mitad del siglo XX, la actividad minera de
materiales para la construcción se intensificó, dejando un enorme banco de extracción al poniente del pueblo
que se convirtió en el basurero de la ciudad de México, el cual funcionó hasta 1980 pues los tiraderos cerraron
y los pepenadores que ahí habitaban fueron desalojados para transformar su ciudad perdida, “La Viñita”, en
una miniurbe de la modernidad. Para este año, empieza a permear la lucha y sustitución de clases característica
de la gentrificación, pues comenzaron a desalojar a los residentes de colonias de ex mineros y trabajadores de
la basura, entre ellas Cruz de Palo y Cruz Manca, esto se dió por parte de inmobiliarias, propietarios y los
gobiernos locales para acaparar el suelo en busca de construir el fraccionamiento residencial de clase alta en
Bosques de la Lomas (Imagen 1). Es en 1987 que se inician las expropiaciones del gobierno a través de la
empresa paraestatal Servimet, hoy privada, para el acondicionamiento, preparación y construcción del centro
de Santa Fe.
Fuente: EFE (2017).
Retomado de
https://www.efe.com/efe/a
merica/mexico/santa-fe-de-
basurero-a-barrio-lujo-que-
exhibe-males-y-virtudes-
mexico/50000545-3233023
el 24 de octubre de 2021 a
las 12:19 AM

● “La especulación del suelo se ha extendido y está ocurriendo el desplazamiento de los pobladores de
pueblos, ejidos y fraccionamientos populares, algunos de ellos han vendido sus tierras, otros han sido
despojados de sus terrenos baldíos en pueblos y fraccionamientos.” (entrevistas con colonos, 2011 y
2021)

Entendiendo así, que en Santa Fe se sitúa un marco del desplazamiento; de acuerdo a la propuesta de Marcuse
(1985), estaríamos viendo reflejado dos tipos de desplazamiento, el primero por el acceso a la vivienda, el
cual se hace cada vez más difícil por la llegada de nuevos inquilinos de estratos medios; y por último, la
presión de desplazamiento que apunta a aquellos que en el desplazamiento anterior (de exclusión) son
obligados directamente al desalojo por las dinámicas de reemplazo y revitalización urbano. (Véase imagen 2)

Foto por Patricia Olivera, 2011; de Ex


Ejido San Mateo Tlaltenango en la
frontera con Santa Fe: disputa por el
espacio urbano.

Desde este análisis contextual y de desarrollo de lo que hoy se conoce como “la nueva Santa Fe”, podemos
observar que incluso desde antes que este pueblo fuera absorbido por la urbanización, ya existía una clara
brecha de marginación y dominación de las clases altas y medias hacia las clases bajas. Santa Fe se convirtió
en una zona pensada para ser autosuficiente, cosmopolita, exclusiva y que aglutina el poder financiero, sobre
todo por ser considerada una demarcación estratégica para la movilidad entre ciudades; sin embargo, esto no
ha sucedido de la manera en la que se esperaba, pues tal como menciona Nava (2012), “el primer punto que
estuvo mal pensado para Santa Fe, como polo de desarrollo, fue su conectividad con la ciudad, esto genera
que los habitantes estén muy inquietos ante la posibilidad de que la zona se siga densificando y se mantenga
la política del auto como el principal rector de movilidad” (insertar vídeo). Todo ello ha conllevado, a que con
el tiempo Santa Fe se convierta en un ejemplo de crecimiento que algunos especialistas en urbanismo
catalogan como desmedido y sin planeación.

Cuando se planeó la construcción de Santa Fe, se pensó en un modelo bajo el concepto de “comodidad”, el
cual estaba basado en lujosas viviendas alojadas en torres que incluyen tintorerías, jardines, gimnasios, cajeros,
salones de fiesta y tiendas al interior y que dejan de lado a aquellas personas que no tienen cabida en estos
conceptos. Y si bien, han surgido nuevas oportunidades de inversión para Santa Fe, de acuerdo a (López,
2011), el precio de suelo seguirá aumentando, lo cual es preocupante porque se está reemplazando a las
viviendas por construcciones de altura y en ese sentido, la economía urbana no está propiciando un derecho a
la ciudad equitativo; la asignación de recursos y distribución de las rentas dentro de las zonas urbanas es
desigual, lo cual acentúa aún más una planeación que tiende a ser sobre el espacio físico de la ciudad, pero
que no toma en cuenta la manera en que se ha venido gestando la inversión en la misma. Incluso, a partir de
las grandes tiendas departamentales o plazas comerciales que se ajustan a los estándares de vida altos, se ha
construido un paradigma excluyente y discriminatorio, pues las clases sociales de bajos ingresos, ni siquiera
cuentan con lo necesario para poder accesar a estos lugares pero que propician el consumo de los mismos.

PROYECTOS NEOLIBERALES EN LOS BARRIOS DE SANTA FÉ

Harvey (2013, p-125) menciona que la “urbanización capitalista tiende a destruir la ciudad como bien común
social, político y vital”.

Como mencionamos en un inicio, en la gentrificación también influye la estructura institucional, y desde una
superestructura, las clases sociales dominantes dueñas de los medios de producción tienen el poder del mismo
Estado. Es innegable la correlación que existe para hacer alianzas contra todos los opuestos del sistema urbano,
puesto que se expresan intereses particulares que no hacen más que recurrir a mecanismos de integración con
las clases aliadas, y a su vez, traducir lo cotidiano en una lucha contra el poder y una acción represiva del
Estado con las clases bajas que permita asegurar la reproducción ampliada capitalista y resolver las
contradicciones de clase; estos mecanismos se traducen a legislaciones y políticas neoliberales que son
indiferentes ante la defensa de los derechos humanos de la clase proletaria. De acuerdo con Castells (1978),
los procesos de relación social están compuestos por agentes de base económica (clases sociales) y por un
sistema de prácticas sociales (acción de las clases sociales y agentes urbanos), y en este lapso es donde se dan
procesos de dominación-regulación característicos de las clases dominantes, lo cual les permite organizar el
espacio mediante normas de funcionamiento y el ejercicio del poder de decisión para transformarlo. Sin
embargo, otro protagonista imprescindible es la planeación urbana, quien también se ha encargado de adecuar
el espacio cuando se presentan contradicciones que vayan a atentar contra el status quo y provocar una crisis
en el bloque de poder, pues como menciona Beck, Bonss y Lau (2003) “Todo aquello que amenaza la vida,
también amenazará al mercado”. Por esto, “la organización institucional del espacio está determinada por la
imagen, en las unidades urbanas, del conjunto de los procesos de integración, de represión, de dominación y
de regulación que efectúa el Estado”. (Castells,1978: 248). La planeación se ha direccionado sobre políticas y
proyectos neoliberales que sustentan el poder de las clases dominantes sobre las dominadas.

Una ciudad dentro de otra ciudad, esto es lo que podemos observar en la actualidad al dirigir la mirada hacia
la “nueva Santa Fe”, un espacio que representa el poderío económico de México pero que a su vez, es símbolo
de un México que está en constante devenir, de un futuro anhelado aún inalcanzable; dentro de este espejismo
de arquitectura postmoderna que compite sin problemas con grandes espacios financieros repletos de
edificaciones modernas como: La Défense en París, City of London de Londres, la Gran Vía de Barcelona y
el Bankenviertel de Frankfurt. El neoliberalismo de los años 80’s y 90’s, promueve las privatizaciones,
políticas fiscales restrictivas, políticas monetarias restrictivas y liberalización del mercado, pero, así como el
neoliberalismo ha hecho incrementar capitales y modernizar economías proteccionistas y tercermundistas, ha
generado un aumento en la desigualdad social.

Algo que es muy importante destacar y profundizar de alguna forma, es en el ZEDEC (Zona Especial de
Desarrollo Controlado), pues esto nos permitirá tener una clara visión de qué sucedió con las familias que se
encontraban habitando esa zona que actualmente es ocupada por el ZEDEC. Cabe mencionar que dicha zona
está ubicada sobre terrenos que fueron minas y tiraderos de basura a cielo abierto, rodeada de antiguos
asentamientos de pepenadores (véase imagen 3) ; este proyecto data de la política urbana adoptada por el
gobierno hacia finales de los años setenta para rescatar espacios deteriorados, generar oferta de suelo urbano
"para atender crecientes presiones de la ciudad, a través de Megaproyectos Urbanos" 1 (74 Erandi Martínez,
Estructura urbana de la zona... op. cit., p. 76.)

Fuente: Aguilar, r.
(2018). Retomado de
https://entreladrillos.com
/2018/04/05/basurero-
santa-fe/ el 24 de octubre
de 2021 a las 12:24 AM

Lo que este proyecto buscaba era encontrar espacios para poder ubicar oficinas y una oferta inmobiliaria de
servicios de alta calidad, así mismo, se había concebido la creación de viviendas de clase media baja, y reubicar
de forma digna dentro de la nueva dinámica de la zona a los pepenadores, pero esto no fue así, pues se les
ubicó en unidades habitacionales mediocres. En Santa Fe, habitaban aproximadamente 32,200 familias, las
cuales, hemos de mencionar que no eran propietarias de los terrenos y que estos, eran de dominio público; sin
embargo, estas familias fueron reubicadas en unidades habitacionales, mientras que las 110 familias restantes,
fueron reubicadas en un predio frente a uno de los últimos rellenos sanitarios, pero posteriormente fueron
expulsadas durante la administración del ingeniero Cárdenas. Después, cuando el TEC (Tecnológico de
Monterrey) pagó por el predio y construyó su plantel entre el 2000 y 2001, algunos pepenadores invadieron
el predio y finalmente, después de algunas negociaciones; el Jefe de gobierno quien ese momento era Andrés
Manuel López Obrador, ordenó el desalojo de los invasores y más adelante, el TEC accedió a pagar por pagar
la construcción de viviendas para los paracaidistas, en San Vicente Chicoloapan. En general, esto fue el
proceso de reubicación de las familias.

Lo anterior, posibilita afirmar que la gentrificación, lejos de ser un concepto que tenga una visión positiva, al
analizar el papel que juega al menos dentro de la CDMX y en específico en Santa Fe, resulta conducirse de
manera negativa, pues a partir de las políticas neoliberales, se ha formado un enorme halo basado en
desigualdades sociales, es la constante yuxtaposición de clases, razas, ideologías, y de dejar algo autóctono a
costa de los demás.

En 1984 la Dirección General de Desarrollo Urbano estableció como principales objetivos el realizar estudios
coordinados con otras instituciones, dar una nivelación adecuada de la zona, reubicar los asentamientos
irregulares, dotar de más infraestructura y la promoción de inversión privada e integración del Plan Parcial de
Santa Fe al Plan General Urbano del DF. A partir de esto, podemos darnos cuenta que se tenía una urgencia
por dotar de infraestructura la zona, así que lo que anteriormente tenía una completa planeación, se convirtió
en un proceso de urbanización carente de sentido.
“La Zona Especial de Desarrollo Controlado de Santa Fe tuvo en 1987 los siguientes objetivos a seguir:

● Crear y desarrollar una oferta urbana nueva para hacer frente a las demandas de usos de estratos de
altos ingresos que no podían ya desarrollarse en otras áreas de la ciudad debido a la saturación de
servicios y vías de comunicación, además de la falta de grandes espacios urbanizables”. (Kunz,
Universidad Iberoamericana)
● “La comercialización de terrenos de alta plusvalía en la zona permite la captación de recursos para una
derrama regional que coadyuve al mejoramiento y ordenamiento de la zona poniente de la ciudad de
México, ya que las ganancias de este proceso se invierten en obras y servicios destinados
principalmente a solventar necesidades de la población de bajos recursos y en el mejoramiento de la
ciudad en general.” 2 (Erandi Martínez, Estructura urbana de la zona... op.cit., p. 78)

Cuando Salinas de Gortari entra al poder, a partir del proyecto de gestión urbana neoliberal de su gobierno
federal y con el apoyo del gobierno del Distrito Federal atrajo a importantes empresas hacia Santa Fe; en
asociación se promovieron usos residenciales, oficinas y comercios de lujo, aprovechando la demanda del
suelo urbano de calidad para las sedes de poderosas corporaciones de todos los sectores productivos. Para ello,
el gobierno federal diseñó tres mecanismos para la liberalización del capital y la incorporación del suelo ejidal
al mercado inmobiliario y así lograr la transformación urbana teniendo a Santa Fe como su baluarte de la
ciudad global, estos mecanismos fueron:

1. La reforma del estado en 1988, fue una reforma financiera que apoyó la entrada de capital externo a
través de la adquisición de la composición mayoritaria de las empresas estratégicas.

2. La reestructuración económica bajo el nuevo modelo exportador y maquilador, repercutiendo en la


salida de la industria de la ciudad y la terciarización polarizada de las actividades productivas.

3. La reforma urbana, que estaba dirigida a favorecer la inversión inmobiliaria, acompañada en 1992 con
la modificación del artículo 27 para permitir la asociación del ejido con sociedades mercantiles privadas,
esto implicó la inserción del ejido en el mercado inmobiliario y la participación de la banca.

El centro corporativo Santa Fe prolongó una de las zonas de mayor ingreso y exclusividad, aprovechando así
la enorme disponibilidad de suelo para su expansión y la contigüidad con corredores de turismo y de negocios.
Partiendo de ello, Santa Fe amplió la extensión e intensidad de uso, entre algunos de los grandes proyectos
que se llevaron a cabo se encuentran The City Santa Fe, Garden Underground Mall y la Supervía Poniente,
esta última, valoriza la zona y promueve la urbanización alrededor de Santa Fe, ya que fue diseñada para
auxiliar la saturación vial, sin embargo, comenzó a darse una amplia oposición social a la privatización de
espacios públicos, ya que era un detonante del deterioro ambiental y la afectación a los asentamientos precarios
aledaños, y con esto, nos referimos a que como todo proceso de urbanización trajo consigo un incremento
significativo de pobreza, pues no existe el comercio local y que el consumo concentrado de energía aumenta
la contaminación del aire.

Con base a lo ya planteado, observamos cómo de la nada y en un espacio con bajo valor aparentemente y que
se encontraba rodeado de antiguos poblados, bosques y marginación, surgió un espacio capaz de plasmar el
poder económico de México que surge del proyecto neoliberal. Castells plantea, de esta manera, que la matriz
estructural (estructura) de una sociedad la hace inteligible, pero sólo el análisis del proceso político (coyuntura)
permite comprender las transformaciones de las situaciones concretas (Castells, 1978: 290). Siendo así, la
política urbana es aquel punto de unión entre distintas clases, pero, sobre todo, es el elemento para formular
políticas de alianzas, cuyo propósito en el discurso es la búsqueda de mejoras en la calidad de vida urbana, sin
embargo, esto solo se ha quedado en el escritorio, pues los cambios nunca favorecen al proletariado ni se ha
buscado la mejora en la calidad de vida; por el contrario, el neoliberalismo junto con su reestructuración
económica ha hecho enormes cambios para las condicionantes de la política urbana, si es que lo podemos
llamar política urbana, ya que solo se imagina, percibe, diseña a las ciudades desde un ingreso capital. La
planificación aparece así, no como un elemento de cambio social, sino de dominación, de regulación de las
contradicciones (Castells, 1977: 9).

En ese sentido, la lógica en la que se ha venido repensando y haciendo uso del espacio, no es en la naturaleza
de poder responder a las necesidades humanas, sino a la del capital; es por ello, que podemos ver como la
clase dominante en Santa Fe ha controlado la producción del espacio y los fines que están intrínsecos a ella.
La producción industrial se ha realizado a través de una lógica que deja de lado lo social, como, por ejemplo,
las relaciones sociales conflictivas que puedan existir entre las personas originarias y los nuevos habitantes, o
las problemáticas como el tráfico, sustitución y exclusión de la población residente por nuevos segmentos de
clase social, colapso en la infraestructura y recursos etc., ya que se ha traducido en la construcción de un
espacio y viviendas en las que se impone el beneficio y rentabilidad capitalista.

Nos atreveríamos a decir, que no solamente influyen aspectos económicos, políticos y/o sociales, sino también
la presentación del individuo ante la sociedad, con esto nos referimos a que al ser Santa Fe un lugar que
demuestra un cierto estatus socioeconómico, pues en esta zona se aglutina cierta parte del poder de México,
requiere de personas que reafirmen este estrato social de clase alta, aspecto que provoca que exista una
constante competencia por demostrar quienes están por encima de los pobres, se trata de establecer una
coherencia de conceptos, entre lo que se ve, lo que se demuestra y lo que realmente pasa, es decir, mantener
una fachada basada en estereotipos, mismos a los cuales solo se puede apegar la gente considerada
“adinerada”.

La gestión urbana público-privada neoliberal en la que se inscribe a la gentrificación se fundamenta en el papel


del Estado asociado con intereses dominantes para la circulación de un capital en la edificación y reciclamiento
de los espacios más rentables, que por un lado, puede parecer positivo al llevarse un proceso de transformación
en barrios deteriorados, pero que en realidad se hace con el propósito de construir nuevas edificaciones para
que se pueda aumentar el precio de las viviendas; al final, la construcción de la ciudad desde esta visión
posmoderna se planea bajo objetivos y principios estéticos que no necesariamente se inscriben en un objetivo
social englobante, desconociendo aquellas problemáticas sociales y factores que se generan o se pudieran estar
generando alrededor de la ciudad. Se propone una restauración de tejidos urbanos antiguos y habitarlos para
nuevos usos, o por el otro lado, crear nuevos espacios, pero al final, en vez de reconstruir ciudades, parecen
saquearlas como mencionaba Jane Jacobs. Es por ello, que muchos acusan al posmodernismo en las ciudades
de haberse sometido a la comercialización e imposición del mercado (Foster, 1985).

DESIGUALDAD EN EL ACCESO A BIENES Y SERVICIOS

Como ya lo hemos venido estableciendo, los condicionantes materiales si determinan el lugar que ocupes en
la producción capitalista como Castell lo situaba; es decir, la búsqueda por una calidad de vida o por la
satisfacción de bienes y servicios se decide por la acción de los hombres, pero estos estarán determinados por
la posición que puedas o no ocupar en la estructura general del sistema. Siendo así, la apropiación del suelo y
de una calidad de vida está ocurriendo de forma desigual a causa de los agentes inversores que han minimizado
a la población nativa de Santa Fe.

Cuando en la gentrificación se da una colonización de nuevos residentes es cierto que se aumenta la demanda
y el consumo de ellos, pero también existe un riesgo de exclusión social para los residentes originales
afectando en su derecho a la ciudad y esto se ve reflejado en las carencias que se están teniendo en Santa Fe.

El principal problema en Santa Fe es su vulnerabilidad, ya que las zonas de riesgo tanto bajo, medio y alto,
cubren cerca de un 60% de su territorio; esto se ve reflejado en sus problemas de infraestructura, ya que en la
actualidad se siguen presentando problemas significativos para el abastecimiento de agua potable en algunas
colonias, ubicadas en la parte centro. Otro problema referente a vulnerabilidad, es la invasión de asentamientos
irregulares, lo que provoca las descargas de aguas residuales domésticas que están carentes de tratamiento.
Justo ante la carencia de espacios adecuados y accesibles (económicamente) para el establecimiento de
vivienda, las personas de la zona e incluso paracaidistas han ocupado de forma ilegal parte del suelo de
conservación y zona de barrancas, es por esto que existen viviendas deterioradas y con carencia de servicios
por la zona en donde se asientan.

Aunado a lo anterior, seguimos encontrando que a través de la construcción de una ciudad bajo la economía
global, es que muchas viviendas están asentadas en la periferia con una problemática de condiciones y
servicios generales, entre ellas, el abasto a agua potable y drenaje. La Alcaldía Cuajimalpa ha informado
públicamente que el 30% de los inmuebles dentro de Santa Fe no disponen de un suministro regular de agua
potable y se ven en la necesidad de abastecerse de pipas, incluso, otro problema es la contaminación de las
barrancas y cauces ocasionada por las descargas de aguas negras y residuos sólidos que efectúan no sólo los
asentamientos irregulares, sino también varios edificios de los corporativos de Santa Fe; de igual manera es
importante destacar que la población empleada en la zona no dispone de recursos económicos suficientes para
resolver sus necesidades básicas, por lo que suelen comer y a adquirir bienes y servicios en colonias aledañas
y pueblos cercanos al barrio de Santa Fe. Sin duda, “hay inversión en infraestructura e inmobiliario de alto
nivel, sin embargo, no ha habido un proyecto que “construya ciudad”, tejido urbano o que garantice
habitabilidad y calidad de vida”. (González, 1968:3)

La distribución desigual de los servicios debido a la segregación espacial que existe en Santa Fe, la podemos
ver también en el acceso a la salud. En el caso de los hospitales, se ubica el Centro Médico ABC (institución
privada) en la zona marginal de Santa Fe, mientras que los demás centros de salud están situados en las
colonias de desarrollo.

En el servicio de alimentación, enfocado a la distancia de los mercados, se establece una mayor en la población
marginada, referido a un tiempo aproximado de 30 min (Ramírez, 2014). En cambio, en el mapa 1 se muestra
la división espacial de algunos servicios, pues la zona desarrollada puede acceder a ellos a no más de 5 km.
Existiendo así una división entre los que viven del desarrollo y los que solo se quedan mirando en sus
alrededores.
Recolectada de: Ramírez, (2014). “Segregación socio-residencial y fragmentación espacial”.

De igual manera, a través de una encuesta realizada por la COMECSO, se dio a conocer la percepción de la
población sobre el desarrollo urbanístico y como ha trastocado en la disponibilidad recursos, afectando de
mayor manera, según las cifras, en el servicio de agua, como ya lo habíamos mencionado anteriormente.
(Véase gráfico 1)

Recolectada de: Ramírez, (2014). “Segregación socio-residencial y fragmentación espacial”.

También es importante mencionar que, dentro del marco de desigualdades que se presentan en Santa Fe, existe
una vertiente que impide la libre movilización y tránsito dentro de la zona y nos referimos a un problema de
movilidad y transporte, pues esta es limitada al conectarse con las periferias donde se concentra la mayor parte
de la población marginada, es una deficiente conectividad vial, pues la única forma de llegar a los destinos es
a través del uso de automóviles, además de que la infraestructura vial es deficiente y saturada. En ese sentido,
se debe actuar en la ampliación y mejora de la oferta de movilidad, así como dotar a los sectores excluidos de
la parte céntrica de fuentes de empleo y servicios para reducir la dependencia y la necesidad de
desplazamientos de la población de ese sector a destinos distantes ubicados en otros sectores urbanos. Es
preciso llevar a cabo una reestructuración integral del sistema de transporte público de superficie que
comunica Santa Fe con el resto del Área Metropolitana; para ello, deben tomarse en cuenta los requerimientos
y capacidad de pago de los diferentes segmentos del mercado a los que se quiere inducir su uso y la importancia
que tiene la seguridad para el logro efectivo de su mayor utilización.

En cuanto a la educación, Santa Fe además de ser una zona de concentración económica, también es
caracterizada por albergar seis centros de investigación y educación superior, decenas de empresas en las que
laboran numerosos profesionales y empleados, cuyo trabajo es pensar. Sin embargo, es necesario remarcar
que el acceso a la educación está seriamente limitado a los recursos económicos con los que cuenta cada una
de las familias, pues las universidad y demás escuelas están privatizadas, es por ello que se resulta
indispensable recrear los espacios y fortalecer la infraestructura de comunicación, que propicien la
regeneración de Santa Fe en un centro de innovación y creatividad públicos, la promoción de las ideas y
proyectos no debería ser limitado a unos o unas cuantas, sino que deben contribuir a impulsar el desarrollo
económico, la equidad social, la productividad y la gobernanza en el país.

DINÁMICA POBLACIONAL DE LA ZONA DE ESTUDIO

La dinámica de Santa Fe está ampliamente relacionada con las desigualdades en el acceso a bienes y servicios
que se han acentuado y propiciado a partir de la gentrificación, por lo que también es de relevancia
mencionarlas.

La dinámica económica de Santa Fe está actualmente consolidada como un pilar importante en la Ciudad de
México. Tan solo desde estudios hechos de 1999 al año 2004 se ha tenido un incremento en la actividad
económica, por la generación de empleos en las estructuras urbanas de las delegaciones Cuajimalpa y Álvaro
Obregón.

Según el INEGI, en el año 1999 el personal ocupado en las delegaciones Cuajimalpa y Álvaro Obregón en
conjunto era de 188,057 individuos de los cuales el 5.62% es decir, 10,000 572 laboraban en Santa fe, y hasta
el año 2004 que este aumentó y se llegó a los 197,204 individuos en ambas delegaciones en dónde
aproximadamente el 15.6% tenían empleo en dicha zona.

Un estudio menciona también que en Santa fe se registran en promedio 78,000 empleos permanentes, así como
40,000 empleos temporales distribuidos entre trabajadores de la construcción y trabajadores domésticos, en
donde el 55% de los empleos permanentes están en la delegación Álvaro Obregón y el resto qué es el 45%
está en la delegación Cuajimalpa en donde la mayoría de ellos pertenecen al sector de servicios.

Aunado a los servicios está el sector del comercio el cual muestra un crecimiento importante en sus unidades
económicas, pero un descenso pronunciado del personal ocupado, para hacerse una idea, de 143 empleados
por unidad económica en promedio se registró que el año 1999, pasó a 16 empleados por unidad económica,
y de igual forma en 2004 ocurrió lo mismo con los servicios, todo esto se da en dos etapas; la primera de ellas
corresponde a la etapa de construcción y consolidación de los grandes centros comerciales, y la segunda etapa
que va desde el año 2004 que corresponde a la aparición de unidades económicas pequeñas y medianas así
como la aparición y desaparición constante de micro unidades económicas las cuales muchas de ellas están
ubicadas en las colonias ajenas a la economía globalizada, lo que podría llamarse también la zona marginada
de Santa fe, y por lo tanto estas unidades económicas son locales.

El comportamiento en aspecto económico está soportado por una estructura geográfica compuesta de
aproximadamente 21 áreas geoestadísticas básicas, y cabe aclarar que la dinámica económica de Santa fe no
tiene la misma importancia por igual en sus diferentes zonas, primeramente porque algunas actividades
económicas no se orientan a la economía global y también por la zonificación de la normatividad vigentes, es
decir, qué hay una diferencia entre la actividad económica global que se lleva a cabo de un lado de Santa fe,
al otro lado qué es la zona marginada en dónde se practica mayormente la economía local. La aparición de un
mercado inmobiliario cada vez más cotizado ha hecho que aparezca una asimetría socioeconómica en dónde
durante mucho tiempo prevaleció cierto tipo de homogeneidad social, la cual actualmente se ha consolidado
y es muy notable en la zona.

A pesar de los logros comerciales qué ha tenido Santa Fe, contrarrestándolos con la asimetría socioeconómica
que ha conllevado al desarrollo, sobran los problemas de infraestructura, los cuales también han repercutido
en el medio ambiente y a su vez, la inclusión solo se ha dado de forma intermedia entre los habitantes de la
zona, incluso se nota un contraste relativo a la población sin acceso a servicios de salud. En una gráfica del
estudio Competitividad Urbana (2007) por el Instituto Mexicano para la Competitividad, se puede observar
que la cantidad de población en esta situación era de poca a moderada, lo cual lo coloca en una posición
privilegiada si se considera que en ese año aproximadamente el 41.46% de la población de Cuajimalpa y el
40.57% de la población de Álvaro Obregón carecían de servicio de salud. Santa Fe es una parte importante de
la estructura urbana de la ciudad de México, lo cual ha logrado a base de inversión, sin embargo en el fondo,
sus orígenes son idénticos a los de los asentamientos irregulares, esto porque parece totalmente ajeno a las
restricciones y dinámica del crecimiento normal de la estructura urbana de la ciudad y por lo mismo, después
de un considerable periodo de tiempo son incorporados a dicha estructura más por un decreto manifestado en
un plan de desarrollo urbano que por la vía física, lo cual nos da entender qué el efecto más tangible de esta
acción es que aun cuando se tenga las mejores intenciones para el desarrollo en una zona, no se puede lograr
por completo si no se tiene la misma intención para todos.
TRABAJO SOCIAL EN EL MARCO DE LA GENTRIFICACIÓN

El acercamiento al estudio de la gentrificación ha quedado fuera de la academia, de una mirada no solo de


Trabajo Social, sino también de las Ciencias Sociales, y en vez de ello, colectivos de luchas metropolitanas
son los que han intentado abordarlo desde sus conocimientos tradicionales y locales y las consecuencias de
estos procesos devastadores en su territorio. Para Trabajo Social es imprescindible seguir tejiendo
intervenciones integrales, en conjunto de análisis urbanísticos que en el caso de la gentrificación cuestionen
el derecho a la ciudad, pero no desde la empiria, sino desde diversas escalas socio-temporales individuales,
grupales y comunitarias, articulando teoría y praxis. En ese sentido, el principal reto para trabajo social es el
modelo bajo el que se sustenta y moldea a la ciudad, ya que como hemos acentuado a lo largo de todo el
ensayo, no le interesa ni le interesará las zonas marginales que deja de lado, sino la producción de capital que
puede sacar de una zona; incluso Harvey menciona a la práctica política insurgente como eje para convertir a
los sujetos sociales urbanos en arquitectura y diseñadores de utopías espaciales, pero, para ello, nuestra visión
desde T.S debe ser una lógica de alternativas emancipadoras (teniendo en cuenta el marco contextual de
nuestro objeto de estudio), pero también y nunca se habla de ello, el T.S. debe jugar un papel en la política y
no es que seamos políticos, solo que, si estamos partiendo de una defensa de los derechos humanos de sujetos
marginados, es importante no carecer de ello en nuestras intervenciones.

Trabajo social con ayuda de un trabajo multidisciplinario encuentra en la autogestión una forma de relación y
de lucha contra el poder central y la reapropiación de su espacio, que puedan utilizarlo para forjar una
independencia del Estado, gestionar los recursos con los que cuentan y con proyectos productivos a través del
uso de su mismo suelo; pero no solo desde nuevas prácticas urbanas, sino para las necesidades humanas,
mejorar su calidad de vida en ese espacio y en todos aquellos ámbitos en los que se expresa la alienación de
la vida cotidiana.

Es necesario partir de una regeneración no banalizada, sino fundamentada y estructurada a partir de los
derechos de los ciudadanos, para ello, resulta sustancial tener a una población informada y consciente, pues la
autogestión, requiere personas activas al momento de la toma de decisiones para lograr la preservación de su
espacio urbano.

CONCLUSIONES:

El acceso a la ciudad debería de ser integral, sin embargo, este parece medirse por el estándar social y el
capital. Santa Fe al ser una ciudad con grandes ingresos económicos repercute en las relaciones sociales, pues
acentúa la segregación social y la división entre ricos y pobres. No existe una coerción porque las mismas
políticas están sustentadas en un modelo exclusivo, clasista e incluso racista entre las formas de interactuar de
unos con otros; en el acceso a bienes y servicios de la ciudad moderna sólo pueden hacerlo, la clase para la
que fue planeado y la que con ingresos puede pagarla. El habitar antes era una actividad en donde se tomaba
en cuenta la identidad urbana, pero también la participación política, sin embargo, ahora a través de las
imposiciones de la planificación y el uso del suelo, la participación ciudadana se ha obstaculizado, no se toma
en cuenta a la población en las decisiones de la ciudad y los cambios, los cuales tendrían y deberían de
competirle a las comunidades, pues finalmente, son ellos quienes han terminado pagando los efectos de estos.

BIBLIOGRAFÍA:

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Ministerio de cultura.

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● Lezama, J. (2002). “Teoría social, espacio y ciudad”. México: El Colegio de México, Centro de
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● Olivera, P. (2011). “Polarización social en la ciudad contemporánea: El re escalamiento de los espacios


del neoliberalismo”. México: UNAM.
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● Kunz, G. La constitución urbana y espacial de la ZEDEC Santa Fe: origen y desarrollo producto de la
reestructuración urbana, y símbolo del proyecto neoliberal mexicano. Consultado el 22 de octubre de
2021 en: http://www.bib.uia.mx/ciudad/siglo21/Kunz.pdf

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