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El Perfil del Suelo

Fuente: http://www.ttevisual.com/geography/content4.asp
 
La formación y la evolución del suelo bajo la influencia de los factores y procesos pedogenéticos, conduce a la
diferenciación de capas o estratos sucesivos de textura, de estructura, de color y de otras propiedades
diferentes, llamadas horizontes. Estos horizontes se encuentran relacionados genéticamente entre sí. El
conjunto de horizontes constituye lo que se llama el perfil del suelo. El sustrato geológico (la roca madre)
proporciona, por su meteorización, los elementos minerales del perfil, mientras que la vegetación da origen a
la materia orgánica: los factores climáticos y biológicos provocan una transformación y una mezcla más o
menos completa de estos elementos; además las sustancias solubles o coloidales pueden desplazarse de un
horizonte a otro: algunos se empobrecen y otros se enriquecen. El conjunto de estos procesos conduce a la
diferenciación de los horizontes, es decir al desarrollo del perfil del suelo. Un horizonte puede ser definido
como una capa de suelo aproximadamente paralelo a la superficie de la tierra, que se diferencia de las capas
adyacentes genéticamente relacionadas por sus propiedades físicas, químicas o biológicas o por características
tales como color, estructura, textura, consistencia, clase y número de organismos presentes, grado de acidez o
de alcalinidad, etc.  

 
 
Perfil del Suelo. Gobierno de Chile, Ministerio de Agricultura, CONAF
 
El perfil de un suelo es la sección o corte vertical que describen y analizan los edafólogos con vistas a describirlo y
clasificarlo. Este suele tener un metro o dos de profundidad, sin embargo, la roca madre, o el material parental, puede
encontrarse antes. Puede darse el caso que un suelo (o medio edáfico) no atesore más que uno o dos horizontes (a veces
muy parecidos), siendo fácil confundir a los no iniciados. Por tanto, esta es la primera lección que se debe aprender: no
todos los perfiles de suelos tienen que estar necesariamente constituidos por varios horizontes. Existen dos razones
principales.
 
 
Suelo con intensos procesos de edafoturbación  mecánica (Vertisoles). Fuente: ISRIC
 
1.     Que el suelo sea muy joven y no transcurriera el tiempo necesario para que se desarrollen estas estructuras macro-
morfológicas y (….)
2.       Que existan procesos que tiendan a homogeneizar el perfil impidiendo la emergencia de estas capas. Si este es el
caso hablamos de edafoturbación, por cuanto existen diversos mecanismos que pueden ser responsables de mezclar
los materiales e impedir que se generen. Pero también puede ocurrir que los materiales se remocen una y otra vez,
mezclando y destruyendo una horizonación previa, si ésta existía. ¿Qué mecanismos?: hielo, procesos
mecánicos relacionados con la propia naturaleza de los materiales edáficos (especialmente su contenido y tipo
dominante de arcilla), la actividad de los organismos del suelo, etc. (ver post “Horizonación vs Haploidización:
Mecanismos Naturales de Destrucción de los Horizontes del Suelo”).
 
El perfil del suelo, en el sentido amplio del término puede dividirse en 6 capas y horizontes, sin que esto signifique que no
puedan faltar algunas de ellas. Estas serían según se profundiza desde la superficie:
 
1.        Los horizontes orgánicos, los cuales se caracterizan por ser netamente constituidos por material
orgánico, desprovistos de materia mineral, llamados a menudo “0” u “H”
2.       Los horizontes órgano-minerales, es decir, son los que contienen materia orgánica y material mineral. Estos suelen
calificarse como horizontes “A”
3.       Los horizontes de lavado (el lavado se da en sentido vertical o migración de partículas) en el que los minerales más
fáciles de descomponer por la acción del clima (lluvia), organismos y materia orgánica, desprenden y transportan
partículas (limos arcilla, moléculas orgánicas, nutrientes) al siguiente horizonte inferior. Se trata de los horizontes “ E”
(horizontes eluciales).
4.     Los horizontes minerales edafizados, es decir muy afectados por los procesos que ocurren en el suelo, a los que se
suelen denominar horizontes “B” (en estos se acumulan las partículas transportadas de horizontes superiores,
Horizontes Iluviales)
5.       Horizontes poco edafizados en donde puede discernirse la estructura de la roca o material parental de la que
proceden los suelos y que reciben el apelativo de Horizonte “C”.
6.       La roca madre o material parental, poco o no alterada, a la que denominamos “R” o “D.
 
 
Perfil complejo de suelos y su disposición en el paisaje. Fuente. Tarleton.edu.
 
En la práctica, los horizontes orgánicos no “suelen” tenerse en cuenta con vistas a la clasificación de un suelo, como
tampoco los R (“en general”), ya que en sentido estricto no forman parte de él, ya que son horizontes consumibles que
pueden estar o no. Los últimos son rocas y su estudio concierne a la litología (geología), mientras que los primeros pueden
ser muy efímeros, pudiendo cambiar de morfología en pocos años. Más aun, muy a menudo los horizontes E o no
aparecen o son difíciles de discernir. Por estas razones, en muchos cursos tan solo se mencionan los Horizontes A, B y C.
 
Tampoco debe olvidarse que el perfil del suelo puede albergar horizontes de transición entre los horizontes suprayacente
y subyacente (horizontes poco desarrollados), atesorando propiedades intermedias. Cuando esto ocurre, con vistas a su
denominación, de uno u otro modo, se utiliza una combinación de las letras que designan a los horizontes principales
entre los que se encuentran (por ejemplo, AB, AC, etc.).  
 
 
 
Perfil del suelo con el modelo de tres horizontes: Fuente: practiciencia
 
Generalmente, los suelos más jóvenes o menos evolucionados tienen una horizonación (formación de horizontes) muy
simple de su perfil del suelo. Esta es del tipo A – R. Conforme, evolucionan, el número de horizontes tiende a incrementar,
si no existen los comentados procesos de edafoturbación. Tal como aparece en el siguiente esquema.
 

 
 
Incremento de la complejidad de los perfiles del suelo con el tiempo. Esquema ideal elaborado por Ibáñez en base a las láminas de Kubiena  
 
El horizonte A tiende acumular materia orgánica tornándose, por lo general,  más oscuro que los demás. El problema para
ser precisos radica en que existen muchos subtipos de horizontes distintos para cada uno de los tipos mencionados.
 
 
 Perfil de un suelo con horizontes contrastados de fronteras sinuosas. Fuente: ISRIC
 
¿Se mantiene siempre la secuencia de horizontes previamente descrita desde la superficie hasta el material parental?  La
respuesta obligatoria a esta cuestión debe ser : ¡No!. Se trata de un modelo ideal, pero existen circunstancias muy
variadas que dan lugar a excepciones a esta regla. Por ejemplo: Los suelos de las cimas de una ladera
pueden erosionarse y transferir sus materiales a los de posiciones más bajas. No es inusual que en ciertas ocasiones un
perfil “normal” se encuentre recubierto por los materiales de horizontes generados colina arriba, generando secuencias
atípicas en donde un horizonte A, B, o C puede superponerse a otro A del perfil de un suelo ya cerca de la base de la
ladera. Del mismo modo, un perfil edáfico puede ser sepultado por una capa de lava, que al enfriarse se transforma en
roca. El resultado es que un horizonte R se superpone a un perfil normal. Existen otras muchas combinaciones que podrían
citarse. Sin embargo, en ausencia de perturbaciones lo normal es que la secuencia se mantenga , con un mayor o menor
número de horizontes.     
 

 
 Evolución y horizonación de un suelo. Fuente: Gobierno de Chile, Ministerio de Agricultura, CONAF
 
La mayor parte de los horizontes son más o menos paralelos a la superficie del suelo , como se puede observar en la
siguiente figura, sin que ello quiera decir que no sean exactamente paralelos a la superficie del terreno, ya que  las
fronteras entre unos y otros pueden ser muy sinuosas. 
 

 
 
Detalle de la transición entre los horizontes del suelo. Fuente: Sydney Olympic Park
 
En estas descripciones básicas, suele soslayarse la existencia de suelos casi puramente orgánicos, es decir prácticamente
carentes de materia mineral. Se trata de lo que en edafología se denominan Histosoles y en el lenguaje popular turberas
(suelos orgánicos). Como es lógico, el perfil de estos suelos difiere mucho de los mimerales. Estos también pueden (o no)
atesorar horizontes de otro tipo que suelen ser clasificados en función del grado creciente de descomposición de la
materia orgánica en fíbricos, hémicos y sápricos.
 

 
 Suelo orgánico, Turbera o Histosol. Fuente: www.for.gov.bc.ca/rni/Research/HyP3/Soils.htm
 
 
Finalmente cabe señalar que aunque generalmente los horizontes del suelo son mucho más blandos y deleznables que las
rocas de las que proceden, no siempre es así. A veces, según el grado de desarrollo y los materiales que lo
componen, algunos horizontes pueden cementarse y adquirir una dureza que puede superar a las de sus rocas madre. En
tales casos se denominan “horizontes endurecidos, pétreos o “cretas”. Si el agente cementante es el hierro hablamos de
ferricretas, si lo es el silicio de silicretas, si es el calcio de calicretas u horizontes petrocálcicos, etc.

HORIZONTES GENÉTICOS O DIAGNÓSTICO (HORIZONTES MAESTROS)


Horizontes genéticos principales Las letras mayúsculas O, L, A, E, B, C, R y W, son utilizadas para designar y representar a
los horizontes principales y capas de suelo. Estas letras constituyen los símbolos básicos a las cuales se agregan otros
caracteres para completar las designaciones. La mayoría de los horizontes y capas requieren sólo una letra mayúscula
como símbolo, pero algunos requieren dos. Se denomina saprolito, al material resultante de la meteorización de la roca
madre (todo el material no consolidado que no ha sufrido proceso de edafización). Sobre este material actúan, en mayor o
menor medida, los procesos genéticos formadores del perfil de suelo, dando origen al solum, que es la porción del suelo
donde se concentra la mayor actividad biológica (generalmente se considera como solum a todos los horizontes que se
encuentran por encima del horizonte C, aquel material que ha sufrido total proceso de edafización).

HORIZONTES COMBINADOS Y TRANSICIONALES


Horizontes dominados por propiedades de un horizonte principal pero con propiedades subordinadas de otro: Dos letras
mayúsculas son usadas para estos horizontes transicionales, por ejemplo AB, AC, EB, BE, o BC. El primero de los símbolos
indica las propiedades del horizonte dominante en el horizonte transicional. Un horizonte AB, por ejemplo, tiene
características de ambos, de un A sobreyacente y de un B subyacente, pero es más parecido al A que al B. Horizontes con
dos partes distintas que tienen propiedades reconocibles de dos clases de horizontes principales: Dos letras mayúsculas
separadas por una barra indican esta combinación de horizontes, por ejemplo, E/B, B/E, o B/C. La mayoría de las partes
componentes de un horizonte están rodeadas por el otro. El primer símbolo corresponde al horizonte de mayor volumen

OTRAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bonneau, M. Y B. Souchier. (1987). Edafología 2. Constituyentes y propiedades del suelo. Masson S.A.
Barcelona.

Fitzpatrick E. A. 1998 Suelos: Su Formación, Clasificación y Distribución. Editorial C.E.C.S.A. México.

Porta, J.; M. López Acevedo, y C. Roquero (2003). Edafología para la Agricultura y el Medio Ambiente. 3 ra
edición. Mundi Prensa. Madrid, España.

Wild, A. (1992). Condiciones del suelo y desarrollo de las plantas según Russell. Ediciones Mundi-Prensa,
Madrid, España.

http://www.soils.org/sssagloss/?check Glosario de términos en Edafología


http://edafologia.ugr.es/index.htm información sobre varios temas del suelo
http://www.iuss.org/ International Union of Soil Science

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