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Uno de los aspectos que siempre he considerado fundamentales en el atletismo son las etapas del

desarrollo deportivo. Establecer los periodos de entrenamiento adecuados y definir qué, cuánto y
cómo se entrena en cada uno de ellos es determinante en el futuro rendimiento de los atletas.

Y no sólo el rendimiento, creo que una correcta planificación deportiva desde la base garantiza un
desarrollo saludable y socialmente apropiado para el deportista, independientemente del nivel.
Por tanto el entrenamiento debe progresar de forma coherente con la evolución física, psicológica
y social de los deportistas.

En este sentido tuvimos la suerte de contar en España no hace mucho con la experiencia del Wynn
Gmitroski, fisioterapeuta y entrenador canadiense. En las últimas “Jornadas sobre el Presente y el
Futuro de las Categorías Menores en el Atletismo” organizadas por la RFEA, este prestigioso
entrenador presentó un esquema de las etapas deportivas instauradas en su país.

En su charla se centró sobre todo en la etapa de los adolescentes, dando mucho énfasis al
entrenamiento postural y preventivo, aunque en este post no voy a ir más allá y comentaré tan
sólo esta estructura que me pareció realmente interesante.

MODELO DE DESARROLLO DEPORTIVO

Comienzo activo (infancia): En esta etapa se introduce al niño en la actividad física, mediante
juegos reglados o espontáneos, lo que Gmitrosky llama “juegos estructurados y
desestructurados”. El fin es que haya una primera toma de contacto con la actividad física y que el
niño realice la cantidad y el tipo de ejercicio necesaria para su desarrollo físico y mental, sin tener
prácticamente en cuenta aspectos técnicos o competitivos.

Deporte Divertido (pre-pubertad): Aquí el énfasis se hace sobre la faceta lúdica del deporte. Se
empieza con entrenamientos y competiciones de deportes reglados primando la diversión sobre
los aspectos físicos o técnicos. Es necesario que se trabaje de forma multilateral ya que deben
adquirir un buen abanico de habilidades motrices y una gran capacidad de aprendizaje. En
resumen las habilidades fundamentales del movimiento. Buen periodo para trabajar agilidad,
equilibrio y coordinación.

Aprender a entrenar (pubertad): A partir de esta fase se empiezan a fijar los hábitos vitales y
deportivos que les van a ayudar a formarse como deportistas. Se sigue con el desarrollo
multilateral, siendo recomendable entrenar y participar en varios deportes o en diferentes
disciplinas de un deporte. El objetivo principal es conocer y aprender los aspectos básicos del
entrenamiento: calentamiento, estiramientos, bases de la técnica, hábitos higiénicos, respeto,
disciplina, etc. Se adquieren las habilidades básicas deportivas, se trabaja la condición física
general y movilidad y se produce un primer periodo de desarrollo de la velocidad.

Entrenar para entrenar (adolescencia): Es en esta fase es cuando se suceden unos períodos
determinantes para el desarrollo de diferentes capacidades físicas y técnicas, lo que aquí
denominamos fases sensibles del desarrollo. Gmitrosky habla de “ventanas críticas” y las encuadra
en torno a los períodos de máximo ritmo de crecimiento de los adolescentes. Aquí empieza a
cobrar mayor peso la parte física, debiendo estimular (siempre en su óptima medida) las
capacidades físicas como la coordinación,velocidad, fuerza y resistencia aeróbica, para garantizar
el máximo potencial de adaptación en un futuro.

Entrenar para competir (adulto joven): Este es el primer momento en donde la competición
adquiere mayor importancia que otros aspectos. Se presupone ya una madurez física por lo que se
establece ya una preparación específica para una prueba determinada. Ganar seguirá sin ser lo
más importante, si no que aquí se deben afianzar los aspectos tácticos y psicológicos que permitan
ser capaz de expresar el máximo rendimiento de un estado de forma determinado.

Entrenar para ganar (adulto maduro): Aquí la prioridad son los objetivos de rendimiento y no tanto
los de aprendizaje y desarrollo. En esta fase ya se ha adquirido una madurez física y psicológica, a
la vez que una estabilidad en la vida personal. Esto permite soportar la gran carga que suponen la
presión de los resultados, los éxitos y los fracasos deportivos.

Activos para toda la vida: Una vez retirados del deporte de competición, los adultos deben seguir
con la actividad física para mantenerse saludables durante el resto de su vida.

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