El intelectualismo es una corriente filosófica que coloca al conocimiento intelectual y lo posiciona

en un primer plano, separado de del conocimiento sensorial y de la práctica. Este es cercano o

similar al racionalismo. En la época de la “filosofía grecorromana”, los representantes del
intelectualismo eran quienes negaban la exactitud o veracidad del conocimiento sensorial y
consideraban como único conocimiento verídico al intelectual. En la época moderna de la filosofía,
el intelectualismo plantea una posición en contra de la unilateralidad del sensualismo. Esta
corriente está representada por Descartes y los cartesianos, y en parte por el spinozismo. En la
filosofía burguesa contemporánea se sigue manteniendo el intelectualismo, aunque con una
sensible carga de agnosticismo, que es una doctrina filosófica que considera inaccesible para el
entendimiento humano la noción de absoluto, entre otras cosas. Esta carga de agnosticismo
incluye al intelectualismo un poco del “positivismo lógico”.

El intelectualismo, como el racionalismo y el empirismo, toma un atributo humano o de la vida

cotidiana y lo proclama como único en su clase y como la única fuente de conocimiento y dice que
todo aquello que esta fuente provee es verídico y lo demás no lo es. Es, nuevamente, una idea
bastante dogmática, no permite ni da lugar a la duda ante lo que plantea, no deja que se piense
que hay otras fuentes verídicas y útiles que proporcionan conocimiento, aunque no todas ellas
tienen lugar para la duda ni mucho menos la permiten. El intelectualismo cuenta con sus bases,
sus “creencias”, y sus formas y métodos para la filosofía, entre otras cosas.