Autor: José Luis Gonzá lez o Escritor puertorriqueñ o nacido en Repú blica Dominicana
El cuento está escrito en primera persona.
Se utilizan palabras en inglés. La historia comienza con este hombre contá ndole a su amigo en una barra (bebían cervezas) sobre el ú ltimo mes de embarazo de su mujer. Ella no para de sacar las cuentas. Su mujer no quería parir en un hospital por los doctores gringos y porque era caro. Este hombre es latino (puertorriqueñ o de Salinas, pues el cuento lo dice), trabaja en una factoría de radios. Vive con su familia en un barrio de latino es Nueva York. É l comienza a hablar sobre este día que terminó su primer turno y se fue a comer algo para luego entrar a hacer “overtime”. Allí leyó en un perió dico que un latino había matado a su mujer por pegarle cuernos con un chino. Luego, tuvo un mal presentimiento. Podemos inferir que eran de bajos recursos econó micos. Cita importante de contexto: “Porque esta gente aquí a veces se imagina que uno viene de la ú ltima sínsora y confunde el papel de lija con el papel de inodoro, sobre todo cuando uno es trigueñ ito y con la morusa tirando a caracolillo”, le dice al amigo. Mientras trabajaba, llega un vecino de nombre Trompoloco (Quedó como loco luego de una caída en Puerto Rico) a decirle que su mujer va a dar a luz. Hay una crítica a la ambició n que caracteriza a los estadounidenses. El hombre sale corriendo a su casa con Trompoloco. Toman el Subway. Era una hora que había mucha gente. De camino pensaba có mo está su mujer y su hijo… aunque piensa que puede ser una mujer también. De camino, el tren se detiene completamente entre dos estaciones. El hombre dice que es algo normal. Por el momento, nadie se desesperó . É l pensaba que su mujer debe estar pensando que Trompoloco se perdió . El hombre se comienza a desesperar porque piensa que no va a llegar al nacimiento. Piensa en que alguien se tiró frente al tren y por eso no se mueve (Hace referencia al alto nú mero de suicidios en Estados Unidos) Se abren las puertas del tren y unos inspectores mandan a bajar a los pasajeros. Los inspectores les explican que hubo un “blackout” en la ciudad. A Trompoloco le da con orinar. Lo hace allí mismo. Pasa media hora… siguen en el tú nel esperando. El hombre se preocupa. La gente está murmurando y quejá ndose en voz alta. É l piensa que lo que de verdad está ocurriendo es la tercera guerra mundial. Salen y comienzan a caminar. Só lo veían tinieblas y las luces de los carros. Llegan a la casa. Entra al apartamento donde hay unas vecinas chismeando. Escucha a su bebé llorando. Entra y trata de excusarse con su mujer, pero ella le mostró estar preocupada y no le importó . La comadrona le dice que su hijo es idéntico a él. Mientras contemplaba a su hijo, comienza a escuchar mú sica y ruido del techo del edificio. Trompoloco vino y le dijo que arriba pasaba algo. Subieron a ver. Cuando llegaron arriba, estaban todos los vecinos (puertorriqueñ os) haciendo fiesta con instrumentos y bebidas. Le pregunta a una vecina, Doñ a Lula, que qué era lo que ocurría. Ella le hace referencia al cielo. Se veía la luna y las estrellas claritas. Todos contemplaban. Era como un sueñ o… Se acordaban de Puerto Rico pues así se ve todos los días. Ya se les había olvidado viviendo en Nueva York có mo era eso. No só lo ellos, sino muchos edificios del barrio tenían fiestas en la azotea. Cita importante de contexto: “”Entonces yo pensé muchas cosas. Pensé en mi hijo que acababa de nacer y en lo que iba a ser su vida aquí, pensé en Puerto Rico y en los viejos y en todo lo que dejamos allá nada má s por necesidad…” El hombre termina su historia diciéndole a su amigo que “aquella fue la noche que volvimos a ser gente”.