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EN OCTUBRE NO HAY MILAGROS

1. Forma de
composición: Prosa

2. Género: Narrativo

3. Especie: Novela:

4. Autor: Oswaldo
Reynoso

Jorge Oswaldo
Reynoso
Díaz (Arequipa, 1931 -
Lima, 2016) fue uno de
los más destacados
narradores del Perú
contemporáneo. Realizó
sus estudios en la
Universidad Nacional de San Agustín de su ciudad natal y los concluyó
en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, en Lima,
donde se graduó como profesor.

En 1961 presentó en el bar Palermo del su libro de cuentos “Los


Inocentes”, que incorporó por primera vez en la literatura peruana del
siglo XX el lenguaje popular y la jerga de los jóvenes de las grandes
urbes. Paralelamente al registro de palabras, penetra en el
pensamiento de los adolescentes, de modo que su público se renueva
continuamente. El libro causó escándalo y calificaron a Oswaldo
de pornógrafo. Al contrario de las opiniones
conservadoras, Arguedas elogió el libro y a su autor, mientras
que Martín Adán le comentó que gracias a este libro, la vida de
Reynoso en el Perú iba a ser un martirio.

Con la obra En octubre no hay milagros (1965), una novela que


trascurre en Lima en un solo día durante la procesión del Señor de los
Milagros, la crítica mantuvo su acusación de inmoralidad y perversión.
Vargas Llosa y Sebastián Salazar Bondy defendieron el trabajo de
Reynoso calificándolo de literatura realista y áspera que radiografía la
ciudad de Lima.

En 1977 Reynoso partió al exilio a la República Popular China debido


a la dictadura de Morales Bermúdez. En 1979, durante unas
vacaciones en Perú, fue detenido, acusado de organizar una marcha
en contra de Morales Bermúdez; gracias a la intervención de Vargas
Llosa, fue liberado. Tras este episodio volvió a China donde vivió doce
años.

Regresó al Perú en 1989, época en que el país vivía el azote


del terrorismo. Posteriormente publicó El busca de Aladino (1993), Los
eunucos inmortales (1995) y El goce de la piel (2005).

En mayo de 2013, recibió el Premio Casa de la Literatura Peruana en


reconocimiento a su destacada contribución a la literatura peruana, en
cuya obra narrativa coinciden diestramente la prosa refinada y la
reivindicación del universo urbano popular”.

5. Desarrollo

La novela “En octubre no hay milagros” se centra en los sucesos


pertenecientes a dos familias pertenecientes a clases sociales
opuestas; una viene a ser la familia de don Manuel y la familia de los
Colmenares, quienes pasan por problemas diversos y muy distintos.

Don Luis Colmenares vive con su esposa y tres hijos en una casa
alquilada, y al saber que lo van a desalojar se pasa todo el día
buscando en una vivienda adecuada para su familia, pero sobre todo
para su hija Bety que supuestamente es una señorita.

María es una mujer que sufre mucho por sus hijos que se la pasan de
problema en problema, ni ella misma sabe que hacer con su vida, todo
por la falta de dinero en su familia tuvo hasta que empeñar los anillos
de matrimonio.
Miguel un muchacho muy inteligente no puede ingresar a la
Universidad, es por eso que para con sus amigos pasando tiempo y va
a buscar a Doris cada vez que se siente solo; en todo la novela se la
pasa diciendo que es un cobarde.

Bety, la hija de los Colmenares tiene relaciones desde los 13 años con
Julio un chico de su barrio, se la pasa buscando enamorados con
dinero pero todos al igual que Coqui se burlan de ella después que
obtienen lo que quieren.

Carlos el menor de los hijos se la pasa de pelea en pelea por defender


a sus amigos y en la última, lo tuvieron que expulsar del colegio, cuya
familia no se entera, por lo que sale de su casa con permiso de ir al
colegio y se va a pasear con sus amigos, a tomar a la tienda de la
esquina.

Don Manuel un hombre muy rico, dueño de


casi todo también tiene muchos problemas
porque su amor imposible el joven Tito no le
hace el mayor caso, y por mas que tenga
todo el dinero del mundo necesita el amor
de Tito.

Toño el hijo de don Manuel se la pasa


reclamándole que es blanco de burlas por
sus amigos debido a sus tendencias
homosexuales; es por eso que se la pasa
de fiesta en fiesta, drogándose y haciendo
cosas indebidas a causa del alcohol.

La esposa de don Manuel es una mujer


frívola que sostiene amoríos con el
empleado cubano del gabinete, teniendo relaciones
desvergonzadamente en la cama presidencial.

Esta novela termina de modo trágico e impactante por como van


sucediendo las cosas; en primer lugar Bety es engañada por Coqui,
quien se burla de ella pagándole la noche que tuvieron juntos;
Don Lucho no sabe qué decirles por no haber encontrado casa donde
vivir; María se va a la procesión a pedirle al señor que la ayude a
encontrar casa.

Don Manuel sufre y se decepciona al saber que Tito se escapó y se


fue de su casa sin que se dé cuenta, su hijo se va a un internado por
tener relaciones con el hijo del jardinero de su colegio.

Miguel cree hacer un acto valiente y comete un atentado contra la


imagen del Señor de los Milagros, pero los hermanos que la cuidan lo
tiran a la multitud de gente y pensando que es un desquiciado, lo
golpean tanto que lo matan.

Para comentar:

Don Lucho Colmenares, infeliz empleado del poderoso don Manuel se


encuentra, en la mañana, con la imagen de una calle y de la Plaza de
San Martín. El día está luminoso: los árboles, verde gris brillante y el
día, cristalino y la humedad se ve ahora mate o no-brillante: un
resplandor mojado. Y, en contraste con esto, surge lo neutro; el
asfalto, autos y avisos comerciales y lo desagradable: se respira un
aire maloliente a pescado podrido. Lee la prensa: el cielo nublado.
Ceniza. Y San Martín, gris verdoso, sobre su caballo brillante de lluvia
tenue, fina. Don Lucho lee la prensa: «Disturbios de ayer dejan más de
cien heridos y cuatro muertos», «Presidente anuncia nuevo gabinete»,
«EE. UU. envía cohetes a Vietnam», «Campesinos de Puno se
alimentan con tierra. Hambruna en el sur», «Invaden hacienda en el
Cusco». No hay más que malos augurios, cuyo carácter hemos
señalado ya en la percepción de este relato.

Don Manuel se reúne con la gente importante: con los políticos, los
banqueros y un general. ¡Se prepara un golpe de estado justamente
este día del Señor de los Milagros! »—Queremos ponerte al tanto del
plan que pensamos emplear para traernos abajo al gabinete. »—
Perfectamente —contestó el general. El político sentándose al filo de
la silla y moviendo sus manos de araña informó. »—En un caserío de
una hacienda de Cajamarca la policía sorprende a un extranjero sin
documentación, con dólares, armas y cartas dirigidas a conocidos
comunistas, después de hábiles interrogatorios este extranjero
confesará que viene desde Cuba a tomar contacto con una supuesta
guerrilla comunista. »—Excelente —dijo el general. »—
Inmediatamente nuestros diarios destacarán la noticia, la Cruzada
Nacionalista para el Desarrollo del País... »El general lo interrumpió:
»—Y esa cruzada?

»—Don Manuel la ha organizado con gerentes amigos, servirá para


despertar el sentimiento nacionalista, el amor al país, la protección a
los productos nacionales —y moviendo nerviosamente las manos,
concluyó—: en fin, para atacar al comunismo internacional y
solapadamente al capital americano. »—El jefe del partido en esto
tiene mucha razón, pero no tanta —anotó el general—, en el fondo los
gringos nos ayudan. »—Como decía, esa cruzada exigirá al gobierno
una acción enérgica, publicará varios comunicados contra esas
doctrinas extranjeras que envenenan el espíritu de nuestra juventud,
que siembran el caos, que destruyen a la familia peruana, en fin, todo
lo que se dice en estos casos. »—Pochito es todo un genio para esta
clase de comunicados, un genio —dijo don Manuel moviendo su
enorme cabeza calva. »—Pondremos pues al gobierno en una
peligrosa alternativa: o suspende las garantías y manda al Sepa a todo
dirigente sindical o estudiantil con tinte rojo creando intranquilidad y
desasosiego en la masa, o no hace nada y entonces tendrá que
soportar el ataque frontal de las fuerzas democráticas y sobre todo del
ejército por permitir y alentar la subversión comunista —concluyó el
político acomodándose en la silla de playa. »—De ésta sí que no se
escapan —comentó el general tomándose de un solo trago su whisky.
Este pequeño fragmento es una pintura fiel de los abusos de las
clases privilegiadas y de la intervención constante en el poder político
y económico. Casi no necesita comentario, aunque, sin embargo, sí
que tiene un interés especial, gracias a ese estilo que nada tiene que
ver con el criterio estilístico seguido en la construcción de la novela.
Su función es de nuevo una función de contraste; un poner a la vista y
ante la inteligencia del lector la infinita diferencia que hay entre los
«verdugos» y el pueblo que los padece, unas veces sufriente y otras, y
como reacción, hedónico.

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