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KOGAN, Liuba. 2009. Regias y conservadoras.

Mujeres y hombres de
clase alta en la Lima de los noventa. Cap. “Mujeres y hombres: ¿iguales o
diferentes?, pp.19-40
El texto expone una serie de debates en torno a las categorías hombre y mujer.
El primero fue el debate entre biología y cultura en donde se plantean
argumentos en contra del determinismo biológico basado en teorías darwinistas
que señalaban la inferioridad femenina. En respuesta a ello, a finales de los
sesenta del siglo XX, se plantea que la cultura o la sociedad moldea a los seres
humanos desde el nacimiento. Para ello, se basaron en evidencia de la
antropología y de la medicina, aunque actualmente tales estudios han sido
cuestionados, permitieron la construcción conceptual del género.
Por ejemplo, la antropóloga Margaret Mead señala que la conexión entre el
sexo del individuo y las características temperamentales son arbitrarias y no
son innatas señalando que las personalidades masculinas y femeninas son un
producto social. Por otro lado, George Murdock demostro que las destrezas
manuales son variables y culturalmente moldeadas. Finalmente, Ralf Linton
afirmo que todas las sociedades dividen a los sujetos y determinan status
diferenciales según su sexo, esto depende del sistema cultural o social de cada
sociedad.
En psiquiatria, John Money, Joan Hampson y John Hampson con sus estudios
en individuos hermafroditas, y Robert Stoller con su trabajo en pacientes con
genitales dañados, señalaron que el género es indiferenciado en el nacimiento
y que la adquisición de roles genéricos es aprendida.
El segundo debate planteo la relación genero y sexo. En primer lugar, se
precisó la complejidad de ambas categorías, partiendo de que el sexo está
compuesto por seis variables biológicas que se combinan con la identidad de
género produciendo personas diferentes. En relación a esto, Bourdieu planteo
que las diferencias visibles entre los órganos sexuales no determinan la
división de lo sexual, sino que se trata de una construcción social arbitraria de
lo biológico la que proporciona fundamento a todo un orden androcéntrico. El
género, por otro lado, interactúa con el sexo generando actitudes,
comportamientos, valores, símbolos o expectativas diversos según distintos
grupos sociales.
Una idea importante de este debate es que la masculinidad o feminidad se
hallan en distintas proporciones en una persona, según Stoller. También se
discutió sobre la androginia planteándose que la femineidad y masculinidad
pueden existir en proporciones relativamente iguales .
De la construcción a la materialización del sexo y genero
A principios de los noventa, se consideró el cuerpo como marco conceptual
para explicar cómo se construían las identidades o estereotipos de género
desde un punto de visto histórico y social.
Según Cahill, los cuerpos deben ser gestionados (decorados con vestimenta o
accesorios) y que a través de ello los niños podían reconocer su identidad
sexual. Judith Butler critica este construccionismo y apela al termino
materialización ya que no existe un yo anterior a la construcción del género.
Por el contrario, el cuerpo se materializa como producto de las relaciones
sociales impuestas. La materialización es el movimiento de llegar a ser un
género. Para Butler, el género es una forma contemporánea de una forma de
situarse a través de las normas sociales, es decir, definir un estilo de vivir el
propio cuerpo en el mundo. Esto significa que cada persona elige su proyecto
de género. No obstante, ella considera que no es posible existir fuera de las
normas de genero establecidas y una forma de combatir ello es la proliferación
de géneros para derrumbar las restricciones de los imperativos sexuales y
genéricos contemporáneos.

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