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Princesa Diana (1 de julio de 1961 - 31 de agosto de 1997)

Datos importantes:

 Fue profesora de un Kindergarten antes de su ingreso a la realeza.


 Fue la primera esposa de Carlos de Gales, el heredero de la Corona británica. Conoció al
príncipe Carlos cuando tenía 19 años y se casaron cuando ella tenía 20.
 Madre de los príncipes William y Harry, fruto de este matrimonio.
 Llamada por muchos ‘La princesa del pueblo’.
 Fue reconocida por su labor humanitaria y por su apoyo a la Campaña Internacional para
la Prohibición de las Minas Antipersona, VIH sida, entre otras.
 En 1997, la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona obtuvo el
Premio Nobel de la Paz, teniendo a Diana como uno de los personajes que más relevancia
mundial dieron a la campaña.

Historia:

El 29 de julio de 1981 contrajo matrimonio en la Catedral de San Pablo de Londres con el príncipe
Carlos de Gales, trece años mayor que ella. A partir de ese momento, lady Diana se convirtió en Su
Alteza Real la princesa de Gales. Fue un personaje muy popular, tanto por su colaboración en
obras humanitarias como por su carisma.

La pareja real tuvo dos hijos: los príncipes Guillermo y Enrique. Diana les inculcó una magnífica
educación y valores humanistas, y con ellos realizó actividades que no eran típicas de la
monarquía, con la finalidad de que tuvieran una infancia como cualquier otra persona que no
perteneciera a ese estatus: los llevó a restaurantes de comida rápida, parques temáticos o a
centros de tratamiento para enfermos y a albergues de necesitados, para que sus hijos conocieran
de primera fuente la situación de personas sin recursos.

Tras su divorcio, Diana se centró en sus colaboraciones solidarias, y proyectó una imagen aún más
carismática y cercana. También prestó su imagen pública a diferentes organismos humanitarios y
apareció en multitud de actos en beneficio de los sectores más marginados de la sociedad. Su
actitud trajo consigo el apodo de «La Princesa del Pueblo».

Diana decidió tomar un rol activo como princesa de Gales y fue así como se involucró con diversas
causas, entre ellas la de pacientes con sida, ancianos y personas con adicciones, con lepra y con
problemas diversos de salud. Se le veía al lado de personalidades como Nelson Mandela, el Dalái
lama o la madre Teresa de Calcuta.

Diana llegó a apoyar a más de 100 fundaciones y organizaciones al servicio de poblaciones


vulnerables, marginadas y desfavorecidas en todo el mundo. Una de las pruebas de ello es que
unos 500 representantes de las organizaciones que ella había apoyado caminaron detrás de su
cortejo fúnebre el día de su sepelio.

La princesa Diana de Gales también llegó a ponerse cascos y caretas anti esquirlas cuando se
adentraba en territorios de desminado. No tuvo problemas con usar chalecos de la Cruz Roja para
visitar y acompañar en Angola y en Bosnia a las víctimas de las minas antipersonas, a los niños
enfermos en Pakistán o a los refugios londinenses para personas sin techo.
Lady Di dedicó parte de su vida a tareas humanitarias y una de las más comentadas fue el sida.

El virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante de la enfermedad, fue descubierto en 1983


por un investigador francés. Su vía de transmisión, sexual y sanguínea, provocó que fuera una
enfermedad rodeada de escándalo. La comunidad gay y los adictos a la heroína fueron los más
afectados. Los enfermos sufrían dolorosamente antes de morir. El desconocimiento provocó
pánico y quienes padecían la enfermedad se convertían en apestados. Las personas más religiosas
y conservadoras sugerían que el SIDA era una represalia divina que castigaba los actos inmorales,
la ignorancia era tal que incluso se creía que el contagio de SIDA se daba a través de cualquier tipo
de contacto físico. Muchos no querían tocar algo que hubiera tocado un enfermo. En el apogeo de
la epidemia de sida, el VIH era como un demonio y los enfermos, homosexuales en su mayoría
eran apartados de la sociedad como si estuvieran poseídos

En abril de 1987, Diana inauguró la primera unidad de VIH/sida del Reino Unido en el Hospital
London Middlesex, un espacio que atendería exclusivamente a pacientes infectados con el virus.
Las fotografías de ella tomadas en el evento se han convertido en sinónimo de su legado de
amabilidad, ofreciendo sus manos temblorosas y sin guantes a un hombre con el VIH cuando aún
se les trataba como apestados. En ese momento, muchos creían erróneamente que se podía coger
el VIH a través del tacto. Algunos familiares de los enfermos ni siquiera se atrevían a tocarlos,
menos a abrazarlos, por miedo a contagiarse y sufrir el mismo destino. Lady Di estuvo varias horas
en aquella casa, de habitación en habitación, de cama en cama, agarrando las manos de los
enfermos y charlando con ellos con cariño. Sus acciones fueron revolucionarias para convencer al
público de que no había nada que temer.

“El sida no hace peligrosas a las personas, puedes darles la mano… y un abrazo -dijo la princesa en
una conferencia en 1991-. El cielo sabe que lo necesitan”. Consciente de la trascendencia de sus
actos, dio más manos, dio abrazos, besos y caricias a enfermos de sida, tenía total conocimiento
de que estas personas habían sufrido no sólo los estragos físicos de la enfermedad, sino también
discriminación y maltrato social. La princesa mostró ante la sociedad que los enfermos de sida
eran personas que merecían un trato digno con cariño y respeto.

Todo lo mencionado anteriormente significo una lucha constante con las tradiciones de la familia
real británica, tal es así, que en más de una ocasión tuvo serios altercados con su suegra, la reina
Isabel II, quien en varias oportunidades la señaló y acusó de pasar más tiempo con los enfermos
que con su propio esposo Carlos, el heredero del trono.

El ex guardaespaldas de Lady declaró en una ocasión a la prensa británica que la reina Isabel II de
Inglaterra se enfureció con la princesa Diana de Gales por su campaña de ayuda a enfermos de
SIDA.

Sin embargo; tras la separación del príncipe Carlos en 1992 y el posterior divorcio, Diana ya había
puesto en marcha una serie de proyectos de caridad, los cuales, le daban sentido y razón de ser a
su vida. No en vano afirmaba: “Nada me ha aportado más felicidad que tratar de ayudar a las
personas más vulnerables de la sociedad. Es un objetivo moral y también una parte esencial de mi
vida, una especie de destino. Cualquier persona afligida puede llamarme, iré corriendo a
dondequiera que esté”.
En 1995, mucho más osada, señaló en una entrevista para el programa Panorama de la BBC que le
“gustaría una monarquía con más contacto con su gente”. Y como sabía que la monarquía no lo
haría y que tenía una enorme influencia en la sociedad, se dio a la tarea de convertirse en una
verdadera fuerza filantrópica.

Los orígenes de su vocación de servicio se pueden rastrear desde su infancia, pues comprendió lo
que significaba el sufrimiento desde la separación de sus padres, cuando era todavía una niña, a lo
que se sumaron luego la bulimia y la depresión por su desdichado matrimonio. Es en ese sentido
que aseguraba: “Soy una persona como cualquiera, yo sufro también, soy uno de ustedes. Y voy a
luchar por ustedes”.

Otro hecho a tener en cuenta es que Diana había trabajado antes como auxiliar de guardería y,
según su hermano menor Charles Spencer, siempre demostró un cariño especial hacia todos los
niños, empezando por él.

Ella era la Princesa del pueblo porque no presumía de su estatus, se acercaba a cualquier persona
que encontraba en su camino. Lo que distinguía a Diana era su talento natural para hacer que la
gente se sintiera a gusto. Ya fuera el rey de Arabia Saudí o personas del pueblo, los trataba del
mismo modo.

Lady Di en una entrevista en el Palacio de Kensington, contó que la razón por la cual no le
gustaban los guantes era porque no le permitían conectarse con las personas, ni sentir sus manos
al saludarlos.

“Muchas veces me pregunto qué estaría haciendo ahora para seguir con su lucha contra el sida y
el VIH si estuviera todavía entre nosotros”, dijo Harry. Y aunque murió hace ya más de 25 años, su
legado sigue vigente y los resultados de aquella icónica imagen se mantienen en el tiempo. Aquel
primer gesto de Lady Di en un hospital, convertido en símbolo, logró que quienes padecían sida
fueran vistos como lo que eran, personas enfermas, nada más. Y así, la lucha contra esa
enfermedad se convirtió en una lucha global que cada año avanza y mejora la calidad de vida de
quienes la padecen.
La foto icónica del saludo de Lady Di a un enfermo de sida.

Diana de Gales, saludando a otro enfermo.


La princesa Diana en un hospicio para enfermos de sida en Toronto, Canadá, en 1991.

La princesa Diana hizo una contribución sobresaliente a la lucha contra el SIDA, ayudando a mantener con
vida a hombres como Gerard McGrath.
La princesa Diana continuó luchando por el fin del estigma relacionado con el VIH y el sida a lo
largo de su vida, convirtiéndose en representante oficial del National AIDs Trust. En uno de esos
eventos en 1993, habló sobre el impacto en las madres y los niños, disipando aún más el mito de
que era puramente un problema para la comunidad gay, y dijo: "Para aquellas madres y niños que
ya viven bajo la sombra del sida, necesitamos devolverlos a la luz, para tranquilizarlos y apoyar sus
necesidades. Y tal vez aprendamos de ellos cómo vivir nuestras propias vidas más plenamente, por
el tiempo que sea".

Diana dijo en una entrevista con Martin Bashir de la BBC: “Espero que William y Harry sigan mi
ejemplo, que traten de entender las inseguridades, emociones, angustias, sueños y esperanzas de
los más necesitados”. Por eso, la princesa los llevó a las visitas que ella solía hacer y les enseñó que
más allá de sus deberes reales, lo esencial era dar apoyo y cariño a los que no tenían a nadie a su
lado.

Sus hijos continuaron ayudando a combatir el estigma que rodea al VIH y al sida, así como los
problemas de salud mental que sufren las personas LGBTQIA+. Mientras Harry se hizo una prueba
de VIH en vivo por televisión para mostrar lo fácil que resultaba, Guillermo apareció en la portada
de la revista Attitude para discutir los problemas de salud mental que enfrentan las víctimas de la
homofobia y la transfobia.

El príncipe Harry, en el Conferencia Mundial sobre Sida, en 2018.

Su último compromiso tuvo que ver con la erradicación de las minas antipersonales. Pocos días
antes del accidente que le causó la muerte, visitó Bosnia, como parte de la Red de Sobrevivientes
de Campos Minados, y se estima que su participación determinó varias acciones en contra del uso
de este tipo de armamento.

Después de su muerte, la campaña contra minas antipersonas ganó el premio Nobel y se creó el
acuerdo de Ottawa, que limitó su uso.

El legado de Diana se destaca en las palabras que compartió con Martin Bashir en una entrevista
de 1995. "Nada me trae más felicidad que tratar de ayudar a las personas más vulnerables de la
sociedad. Es una meta y una parte esencial de mi vida, una especie de destino".

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