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Libro: Carena, Susana (editora). Las problemáticas educativas contemporáneas en la


formación de investigadores en el nivel de postgrado. El caso de la Maestría en Investigación
Educativa de la Universidad Católica de Córdoba. (pp. 51 - 59). Córdoba: Universidad Católica
de Córdoba. ISBN 978-987-46577-6-3.

EL SUJETO ÉTICO EN CONSEJOS DE CONVIVENCIA ESCOLAR. La alteridad en


jóvenes de nivel secundario
Mónica Laura Fornasari

Introducción
Este estudio surgió de las dificultades observadas en las prácticas de una cultura
de participación juvenil en el ámbito escolar. El desencuentro con los educadores -
quienes intervienen desde el paradigma disciplinario - no permite construir una
experiencia de aprendizaje en relación con la alteridad y ciudadanía. Esta dificultad se
observa cuando los adultos depositan en los estudiantes el protagonismo y
responsabilidad sobre los conflictos de convivencia escolar, y en ocasiones, su
palabra queda negada o desestimada desde la posición adulta en el contexto
educativo.
A lo largo del proceso de investigación logramos problematizar un aspecto de la
realidad socio-educativa de los jóvenes de nivel secundario: los Consejos de
Convivencia Escolar;1 realizar un análisis crítico para comprender la constitución
subjetiva del Sujeto Ético y brindar aportes que contribuyan a la formación del
ciudadano desde la escuela secundaria.
En este trabajo la educación estuvo propuesta como lugar que aloje a los
estudiantes, jóvenes de escuelas secundarias, desde un espacio simbólico de
hospitalidad, que los forme y transforme en Sujetos Éticos. A partir del reconocimiento
de la alteridad, los sujetos incorporan otros puntos de vista desde la pluralidad de
vivencias y perspectivas. La práctica educativa que reconoce una trama vincular
“entre varios” favorece hoy la interacción en la convivencia escolar, y afecta
recíprocamente la relación que se establece entre los sujetos y la tarea pedagógica.
De este modo surge la necesidad de construir un sistema de convivencia
institucional que ayude a reducir o elaborar el conflicto y pueda generar un clima de
bienestar para todos sus miembros. Este sistema de convivencia se construye a partir
de un proyecto institucional común que incorpore la participación de toda la comunidad

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En adelante nos referiremos a los Consejos de Convivencia Escolar con la sigla CCE.
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educativa, con la cualidad de ser dinámico y contextualizado a la cultura particular de


cada centro educativo.
En el momento en que la educación se propone la formación de un ciudadano
participativo, reflexivo y ético, resulta fundamental brindar un desarrollo gradual de
responsabilidades para sus estudiantes. La escuela tiene la facultad de enseñar a los
estudiantes el ejercicio de legislar, de deliberar responsablemente y de analizar los
efectos de sus acciones en forma progresiva desde que empieza el nivel inicial. En
este sentido, se considera que es una responsabilidad ética de los adultos educadores
delimitar con claridad las condiciones y posibilidades institucionales, como factores
protectores, que se otorgan para la participación estudiantil.

Definición y justificación del problema


A partir de nuestra experiencia profesional desde el Programa Convivencia
Escolar, perteneciente a la Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad
Educativa (SPIyCE) desde el “Plan de Apoyo y Acompañamiento a las escuelas de
Nivel secundario”, se implementaron acciones específicas a partir del año 2008 para
prevenir la violencia escolar y promover mejores condiciones de convivencia
institucional.
Esta política se implementó a partir de un trabajo conjunto entre los equipos
técnicos del Ministerio de Educación y el supervisor a cargo de una zona regional
correspondiente a la Capital. En estas instituciones escolares de nivel secundario, los
adultos educadores muchas veces centralizaron su mirada en los estudiantes como
protagonistas responsables de los conflictos de convivencia escolar y en ocasiones la
palabra de los jóvenes fue negada o desestimada desde la posición adulta en el
contexto educativo (Dussel, 2005; Furlan, 2004; Paulín, 2002). La falta de práctica de
una cultura de participación juvenil en el ámbito escolar provocó desencuentros con
los educadores, quienes intervinieron generalmente en los conflictos generados en ese
ámbito desde el paradigma disciplinario, basado en un modelo coercitivo y punitivo
que no permitió construir una experiencia de aprendizaje sobre la alteridad y la
ciudadanía (Fornasari, 2012).
En la Región Capital, donde nos desempeñamos como apoyo técnico-
profesional, existen tres escuelas - de las veinte - que componían la zona de
supervisión que implementaron los CCE desde hace varios años. En estas
experiencias, según las expresiones vertidas por sus directores y preceptores, en los
seis encuentros de reflexión que se desarrollaron en la zona –entre los meses de
agosto de 2008 y junio de 2009– se intentó promover el aprendizaje de la ciudadanía,
a través de formas diferenciadas de participación y comunicación con el objetivo de
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promover y regular la convivencia para los jóvenes en el ámbito educativo (García


Méndez, 2007; Gómez da Costa, 2007; Paulín, 2002; Cullen, 1997; Freire, 1994).
Las dificultades en la implementación de los CCE en estas instituciones fueron
expresadas por directivos y preceptores de la siguiente manera: “falta de consenso en
relación a los conflictos”; “falta de compromiso”; “dificultades para constituir tiempos y
espacios de reunión”; “siempre participan los mismos profesores”; “falta de privacidad,
los alumnos quedan expuestos” (Jornada de reflexión, 29/06/09). En estos
dispositivos de aprendizaje y construcción, como ejes transversales en la dinámica
institucional, se generó una tensión dialéctica y paradojal entre lo subjetivo y lo
colectivo, lo singular y lo social en relación al encuentro con un otro (López Molina,
2008; Tiramonti, 2005; Levy, 1997).
El documento “Metas Educativas 2021: la educación que queremos para la
generación de los Bicentenarios” (2008), en el capítulo dos expresa, que si bien los
sistemas educativos se encuentran en un claro proceso de ampliación de la cobertura,
el riesgo relacionado con el nivel de expansión es la fragmentación educativa. Se
afirma también que el mayor problema actual se expresa en el nivel secundario, ya
que mientras el 90% de los niños latinoamericanos concurren al nivel primario, el
porcentaje desciende al 68% en los jóvenes de escuelas secundarias, quienes
además presentan dificultades para permanecer y finalizar el nivel (2008:23). La
propuesta del documento consiste en el diseño de un nuevo currículo, que logre
integrar la vida de los jóvenes, que le otorgue sentidos a sus actividades y anhelos,
para de esta manera propiciar que un alto porcentaje de jóvenes con alto riesgo
educativo se integren a la vida escolar (2008: 78-79).
Asimismo, en el contexto nacional, Tiramonti (2005) plantea que en el inicio del
siglo XXI, el término desigualdad ya no significa lo mismo que en las décadas
anteriores. Desde esta configuración, tanto el fenómeno de individualización,
desinstitucionalización como los procesos de fragmentación descriptos por la autora,
tuvieron que ver con las transformaciones en la estructura de la sociedad y su impacto
cultural sobre el sistema educativo.
En este contexto, a partir de los años noventa comenzaron a conformarse los
Consejos de Convivencia Escolar - como cuerpos colegiados consultivos de
intervención y asesoramiento en instancias de prevención primaria y secundaria - con
el objeto de superar los conflictos de violencia presentes en el ámbito escolar, basados
en la construcción de una cultura institucional democrática.
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Encuadre Conceptual
El encuadre conceptual del trabajo se sustenta en los paradigmas que dan
cuenta de la dimensión compleja, cualitativa y hermenéutica del campo educativo.
Asimismo, elegimos desde la Filosofía a Emmanuel Levinas (2001) y del lado del
Psicoanálisis a Silvia Bleichmar (2010, 2016) como teorías sustantivas que
acompañaron la conceptualización del Sujeto Ético. En tanto recuperamos distintas
teorías generales como aportes desde la Psicología Educativa, Antropología Narrativa,
Pedagogía Crítica y Sociología Creativa que complementaron y enriquecieron las
cuatro categorías analíticas propuestas para sistematizar e interpretar el material
obtenido en la investigación: (i) El Rostro del Otro y su presencia en el contexto
escolar; (ii) Los sentidos de la palabra en un encuentro intersubjetivo en los CCE; (iii)
Una mirada ética sobre la justicia escolar y (iv) La experiencia del tiempo escolar: el
porvenir y lo otro.
El presente trabajo consistió en una primera articulación entre algunas nociones
epistemológicas planteadas por las ciencias sociales y los dos paradigmas vigentes en
el campo educativo (Maldonado, 2004): “disciplina” (modernidad), y “convivencia”
(mundialización2). Asimismo, este avance en la construcción de una nueva
conceptualización sobre la función y responsabilidad que el adulto educador - desde
un lugar de autoridad -, asume frente a las generaciones que tiene a su cargo, nos
permitió ampliar miradas y dispositivos de intervención desde las políticas educativas
públicas en la constitución del Sujeto Ético en los estudiantes desde los CCE, a partir
de incorporar una cultura del cuidado en el escenario escolar.
Para Tedesco (2008) las políticas de la subjetividad en el campo educativo se
definen como dispositivos educativos que desarrollan sujetos reflexivos en el espacio
escolar. Esto requiere reconocer el derecho a construir la subjetividad desde la propia
identidad y la capacidad de elegir. Equivale a resignificar las condiciones
institucionales que posibiliten el reconocimiento del otro como alteridad, la
transformación del discurso pedagógico en conversación pedagógica, las prácticas
escolares disciplinarias en praxis educativas y las actividades descentradas del
profesor para que el estudiante ocupe el centro del acto educativo para el desarrollo
de sus potencialidades y su formación subjetiva.

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Para Frémont, la mundialización (económica, ecológica y cultural) es la más perturbadora de las
revoluciones, porque los acontecimientos mundiales se presentan sin fronteras, sin límites y trastocan el
orden localizado y los modos de vida de las sociedades.
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Encuadre metodológico
Para este estudio nos fundamentamos en métodos cualitativos de investigación
educativa (Vasilachis, 2007), que se sustentan en una posición filosófica interpretativa
a partir de la cual se otorga un significado al mundo social – sentido hermenéutico –
para comprenderlo, vivenciarlo y producirlo. Además, nos basamos en el enfoque
clínico en ciencias sociales (Blanchard Laville, 1996) y el estudio de casos (Neiman y
Quaranta, 2006), una de las tradiciones dentro de los métodos de investigación
cualitativa. En nuestro estudio, desde el paradigma interpretativo incorporamos un
método que nos posibilitó investigar el modo en que se formó un conjunto social, a
partir de sus pautas culturales y relaciones sociales: los estudiantes de sexto año en
los CCE.
Seleccionamos intencionalmente la muestra, sobre la base de objetivos
temáticos y conceptuales formulados para la investigación. En este caso, representó
un fenómeno particular (dos escuelas secundarias de la ciudad de Córdoba, República
Argentina, que implementaban los CCE) que, a su vez, constituyó una problemática
social referida a la experiencia de alteridad desde la constitución del Sujeto Ético en
jóvenes que cursaban su último año de escolaridad (sexto año).
En nuestra investigación, como proceso de triangulación entrecruzamos los
materiales y datos aportados por distintos instrumentos de recolección de la
información a partir de observaciones, técnicas proyectivas, entrevistas y fuentes
documentales.

Conclusiones y resultados alcanzados


El objetivo que alcanzamos en este trabajo de investigación fue poner en
evidencia, desde la complejidad del campo educativo, la constitución del Sujeto Ético y
sus modos de afectación en relación con la alteridad en jóvenes de escuelas
secundarias a partir de su integración en los CCE.
Asimismo, este avance en la construcción de una nueva conceptualización sobre
la función y responsabilidad que el adulto educador - desde un lugar de autoridad -,
asume frente a las generaciones que tiene a su cargo, nos permitió ampliar las
miradas y los dispositivos de intervención desde las políticas educativas públicas en la
constitución del Sujeto Ético en los estudiantes desde los CCE, a partir de incorporar
una cultura del cuidado en el escenario escolar.
Como resultados, pudimos destacar que el origen y modalidad de
funcionamiento que los CCE - como cuerpos colegiados - tienen en diferentes
contextos locales, nacionales e internacionales, para comprender que los obstáculos y
limitaciones que se observan en su dinámica se corresponden a la dificultad de
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desarrollar una política educativa que habilite experiencias escolares democráticas, en


una cultura institucional de participación colectiva que integre y regule las voces de
todos sus miembros, sin el ejercicio de un poder coercitivo que anule o desestime al
otro en su alteridad.
En este nivel de análisis, entendimos que el acto educativo en su sentido
fundacional promovió desde sus prácticas escolares la constitución del Sujeto Ético,
para reconocer y respetar la existencia del otro como alteridad desde una política
institucional basada en la construcción de una convivencia escolar democrática, que
propició un buen clima escolar y estuvo sustentada en la Doctrina de la Protección
Integral para que todos los integrantes de la comunidad educativa sean sujetos de
derechos (Metas Educativas 2021, 2008: 125).
Al promover espacios de reflexión colectivos, los CCE posibilitaron establecer
compromisos y consensos en la aplicación de los acuerdos escolares de convivencia
(AEC) en un clima de convivencia que facilitó el logro de los objetivos educacionales
para todos sus miembros. Estos dispositivos de participación también pudieron
propiciarse desde la convivencia áulica (Consejos Áulicos) como micro experiencias
escolares de aprendizaje democrático para planificar e implementar acciones
tendientes a mejorar y consolidar un clima favorable de los procesos educativos a nivel
áulico (Fornasari, 2016).
Dentro de las recomendaciones generadas para las políticas educativas
jurisdiccionales, proponemos las instancias de acompañamiento y capacitación de
docentes y estudiantes a nivel institucional para conformar estos dispositivos de
participación colectivos. Como así también, la elaboración de cuadernillos como
documentos ministeriales para su implementación en cada centro escolar.
Nuestro propósito consiste en que los resultados alcanzados en esta
investigación se conviertan en un aporte para profundizar y completar los estudios
evaluativos sobre los CCE y su impacto en las Políticas Educativas de la Subjetividad,
para la toma de decisiones desde una planificación educativa que contribuya a la
integración sociopedagógica de nuestras jóvenes generaciones.

Referencias
Bleichmar, S. (2016). La construcción del sujeto Ético. Buenos Aires: Paidós.
------------------ (2010). Violencia social – violencia escolar. De la puesta de límites a la
construcción de legalidades. Buenos Aires: Noveduc.
Cullen, C. (1997). Críticas a las razones de educar. Buenos Aires: Paidos.
Dussel, I. (2005). ¿Se renueva el orden disciplinario escolar? Una lectura de los reglamentos
de convivencia en la Argentina de la post-crisis. RMIE. Vol. 10 (pp.1109-1121).
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Fornasari, M. (2016). Consejos de Convivencia Escolar. Ética y democracia educativa.


Córdoba: Ferreyra editor.
------------------- (2012). El sujeto ético en los consejos de convivencia escolar. Una lectura de la
relación con la alteridad en jóvenes de nivel medio. Tesis de Maestría en Investigación
Educativa. Facultad de Educación, UCC.
Freire, P. (1994). Nuevas perspectivas críticas de educación. Buenos Aires: Paidos.
Furlan, A. (2004). Miradas diversas sobre la disciplina y la violencia en centros escolares.
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García Méndez, E. (2007). La Convención Internacional de los Derechos del Niño y las
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Gómez Da Costa, C. (2007). Futuro de las Políticas Públicas para la infancia en América
Latina. Cine y Formación Docente: Políticas de Infancia. Ministerio de Educación de la Nación y
Ministerio de Educación de Córdoba.
Levinas, E. (2001). Totalidad e infinito. Madrid: Sígueme.
Levy, D. (1997). Notas para pensar la convivencia escolar. Convivencia en la escuela, la ilusión
de la armonía. Revista Ensayos y Experiencias, año 3, N° 17.
López Molina, E. (2008). Psicologías: de su transmisión y aplicación al campo educativo.
Córdoba: Ferreyra Editor.
Maldonado, H. (2004). Convivencia Escolar. Ensayos y Experiencias. Buenos Aires: Lugar
Editorial.
METAS EDUCATIVAS 2021. La educación que queremos para la generación de los
Bicentenarios. O.E.I para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Madrid: edición no venal.
Septiembre, 2008.
Neiman, G. y Quaranta, G. (2006). Los estudios de casos en la investigación sociológica. En
Vasilachis, I. Estrategias de investigación cualitativas (pp. 213 - 238). Buenos Aires: Gedisa.
Paulín, H. (2002). Los consejos de convivencia: ¿una alternativa democratizadora de la
escuela o más de lo mismo? Revista Educar, N° 20, México, 2002 (pp. 36 - 47).
Tedesco, J.C. (2008). ¿Son posibles las políticas de la subjetividad? En: Nuevos temas en la
agenda de política educativa (pp. 53 - 64). Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Tiramonti, G. (2005). La trama de la desigualdad educativa. Revista Diálogos Pedagógicos.
Año III, N° 5. Abril, 2005 (pp.94 – 110).
Vasilachis, I. (2007). Estrategias de investigación cualitativas. Buenos Aires: Gedisa.

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