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“Nos han sido dado dos orejas, en cambio una boca para
que podamos escuchar más y hablar menos”
Zenón de Elea
Mirta S.Florez
Formada en Terapia Gestalt
Acompañante de personas en proceso de duelo.
Facilitadora de Talleres de Crecimiento y desarrollo personal.
Gran parte de los conflictos en una relación interpersonal se debe a la falta de Escucha
atenta, aunque la mayoría de las veces no somos consciente de ello y sucede que
creemos estar escuchando cuando solo estamos oyendo.
Ser escuchado es una necesidad vital. Quien no se siente escuchado se siente solo,
aunque esté en compañía, se siente excluido, no interesante para los demás. Muchas
personas necesitan ser escuchadas para sanar su mente, su corazón, su espíritu, porque
hasta que no nos confiamos a otras personas, podemos vivir encerrados en nuestro
sufrimiento. La palabra tiene gran poder, pero cuando nace la verdadera escucha . José
C. Bermejo.
DISTINTOS TIPOS DE ESCUCHA
• Apreciativa: escucha de manera relajada y busca placer, entendimiento o
inspiración, escuchar una canción, un poema por ejemplo.
• Selectiva: escucha seleccionando la información que le interesa al receptor.
• Discernimiento: escucha la información completa, entiende el mensaje general
y determina los detalles importantes.
• Reflexiva: escucha reflexionano sobre el mensaje o parte de él.
• Analítica: escucha el órden y el sentido de la información para entender y
resolver algo.. el receptor separa la información de las emociones del emisor.
• Sintética: el receptor toma la iniciativa de la comunicación hacia sus objetivos.
• Activa: escucha captando la totalidad del mensaje, envía señales de
confirmación que se ha escuchado.
• Empática: escucha sin prejuicios, da apoyo a quién habla y aprende de la
experiencia de su interlocutor. Calidez en la escucha y evita interrumpir y dar
consejos.
Siendo la Escucha una destreza para sanar las emociones, la misma se constituye como
un Arte sanador cuando se adquieren las habilidades para escuchar Activa y
Empáticamente en una relación mejorando así nuestras relaciones interpersonales.
OÍR: es un proceso fisiológico que se produce cuando los estímulos externos originan
una serie de vibraciones que nos llegan al cerebro, este hecho físico de oír no puede
ser detenido, no podemos no oír, al menos que nos tapemos los oídos, o que
tengamos un daño orgánico.
La realidad es que sobre una base natural como lo es el oír, escuchar es una destreza
interpersonal y como tal deja de pertenecer a la vida privada de quien escucha y debe
ser aprendida y enseñada, repetida y evaluada.
El creador de la ESCUCHA EMPÁTICA, Carl Rogers, expresaba algo acerca de este acto.
“Decía que disfrutaba cuando realmente podía escuchar a alguien, porque este acto lo
ponía en contacto con el otro, y eso enriquecía su vida y que a través de la escucha ha
aprendido todo lo que sabe sobre los individuos, las personalidad y las relaciones
interpersonales.
Cuenta que su experiencia desde sus primeros años en la escuela secundaria, cuando
un alumno le preguntaba algo al profesor y éste le daba una magnífica respuesta a otra
pregunta totalmente diferente, siempre se sintió invadido con una especie de dolor y
angustia por la falta de comunicación, que era y sigue siendo tan común. Y también
agrega que innumerables veces se ha encontrado dando vueltas a una misma cosa o
invadido por sentimientos de inutilidad o de desprecio, y que al encontrar en ese
momento individuo que han sido capaces de escuchar sus sentimientos más
profundamente de como él los ha conocido, y escuchándolos sin juzgarle ni evaluarle
se ha sentido uno de los seres más afortunados”.
Entre otras cosas a tener en cuenta es que cuando nos vemos invadidos por
sentimientos diversos que nos ocasiona malestar emocional, cuando otro ser humano
nos escucha, nos devuelve la conexión con nuestro ser más íntimo.
3ª AREA
Es una de las áreas que más dificultan todo el proceso de la escucha activa,
puesto que aquí se genera los obstáculos de una buena comunicación. Aquí
entra todo lo que tenemos en nuestro cerebro: pensamientos, ideas prejuicios
de los cuales es muy fácil colocar etiquetas, entonces escucharemos desde ahí
y todo aquellos mensajes que estamos creando mientras conectamos o
desconectamos con el otro. Es por eso que en esta área es útil saber lo que NO
DEBEMOS HACER teniendo en cuenta los siguientes puntos tendremos la
certeza de poder brindar una mejor escucha.
No interrogar: Utilizar siempre preguntas abiertas y con algún objetivo claro, es decir
que lleve a la persona a aclararse él mismo, y no simplemente que sea un acto de
curiosidad propia, y nos quedamos con preguntas superfluas.
Para que realmente se dé una buena relación en un momento en que nos disponemos
a escuchar, es importante conectarnos con la persona empáticamente.
Lo importante es que él mismo descubra con nuestra ayuda que es lo mejor para él
mismo y para las circunstancias que le toca vivir AQUÍ Y AHORA, y por sobre todo las
cosas es que él mismo se acepte tal cual es y también se responsabilice de esta parte.
Y la empatía para que sea de efectiva utilidad deberá comunicarse a la otra persona lo
que hemos captado de su mundo emocional, tal como lo ha expresado a través de
nuestras propias palabras, sin alterar el sentido de su mensaje.
LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL.
Esto equivale a decir que debemos tratar de entender a la persona desde su propia
circunstancias y no desde las nuestras, a veces nos cuesta entender a la otra persona ,
porque encontramos dificultad en el momento de aceptar a la persona tal como es,
como siente y su manera de ver el mundo.
Consiste en la valoración positiva de la persona que ayudamos aceptándola sin
condiciones, con respeto a su forma de ser, de expresarse de vivir, a la vez que
evitamos juzgarle esto implica: No emitir juicios morales sobre su conducta.
Respetarle por lo que es, sin pretender que se adapte a lo que nosotros consideramos
correcto.
No interferir en su proceso de elaboración de pérdidas, en sus razonamientos, en el
ritmo y velocidad de afrontamiento de su situación.
Acoger su mundo emotivo dándole un espacio donde pueda expresar sus emociones y
sentimientos y bajar sus barreras emocionales sin miedo a que le hagan daño.
Darle un trato cordial y abierto.
Para poder acoger el mundo emocional del otro, sus sentimientos y sus emociones, la
persona que acompaña y desea ayudar debe trabajar y cultivar de forma previa y
paralela su propio mundo afectivo.
“Crecer en esta línea es hacer de la Escucha Activa una actitud que facilita
nuestro propio crecimiento personal junto con el de los demás, puesto que el
verdadero contacto con el otro y su experiencia es lo que nos permite ampliar
nuestro propio horizonte de vida, y mejorar la comunicación con nosotros
mismos y con los demás.”