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La justicia social busca proteger los derechos humanos fundamentales y promover el bien común sobre el particular. Cada persona debe cultivar la justicia dando a cada quien lo que le corresponde de forma justa y equitativa. Los seres humanos deben consolidarse en principios y valores que enriquezcan la vida moral, ética y espiritual de cada uno con el fin de preservar la dignidad humana ante cualquier circunstancia. Un Estado no puede imponer la pena de muerte si no ha formado rectamente a los ciudadanos ni fomentado una convivencia más justa y
Descripción original:
no debemos tomar la justicia por nuestras propias manos
La justicia social busca proteger los derechos humanos fundamentales y promover el bien común sobre el particular. Cada persona debe cultivar la justicia dando a cada quien lo que le corresponde de forma justa y equitativa. Los seres humanos deben consolidarse en principios y valores que enriquezcan la vida moral, ética y espiritual de cada uno con el fin de preservar la dignidad humana ante cualquier circunstancia. Un Estado no puede imponer la pena de muerte si no ha formado rectamente a los ciudadanos ni fomentado una convivencia más justa y
La justicia social busca proteger los derechos humanos fundamentales y promover el bien común sobre el particular. Cada persona debe cultivar la justicia dando a cada quien lo que le corresponde de forma justa y equitativa. Los seres humanos deben consolidarse en principios y valores que enriquezcan la vida moral, ética y espiritual de cada uno con el fin de preservar la dignidad humana ante cualquier circunstancia. Un Estado no puede imponer la pena de muerte si no ha formado rectamente a los ciudadanos ni fomentado una convivencia más justa y
la justicia social tiene el fin de proteger los derechos naturales de cada ser
humano, teniendo muy presente que prevalece el bien común antes q el bien
particular. pues desde esta perspectiva cada persona que tenga suficiente uso de razón debe de crecer en la conservación y promoción de la justicia, que es dar a cada quien lo que le corresponde de manera justa y equitativa. y ante la gran exigencia que vivimos en pleno siglo XXI, el ser humano se debe consolidar en principios y valores particulares y universales que contribuyan a enriquecer la vida moral, ética, psicológica y espiritualmente de cada persona. Todo esto con el fin de propiciar una atmósfera que prevalezca ante cualquier circunstancia la dignidad de la vida humana. Hay que tener en cuenta, que un Estado no tiene derecho de imponer la pena de muerte cuando no ha hecho lo posible para procurar una recta formación a todos los ciudadanos y por fomentar una convivencia más justa y más humana. Cuando el mismo Estado propicia o asume una actitud permisivista ante el desorden, ante la carencia de moral e incluso obliga a los padres de familia a un sistema educativo sin religión; cuando se echan por tierra tierra los valores de la familia, ese Estado carecerá de autoridad moral para imponer la pena de muerte, ya que él mismo debería reconocerse culpable de la situación de muchos crímenes..